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resultó ser más conservador que los gobiernos civiles de Juárez y Lerdo. Ahora el ejército, o cuando menos su representante más popular, era más progresista que civiles como Carranza, Cabrera o Bonillas. Con su victoria sobre Huerta, Carranza socavó los mismos cimientos del sistema al que él y Madero estaban vinculados . . /1 Obregón no se refirió en vano al asesinato de Zapata. El nuevo dirigente del movimiento zapatista, Qildardo Magaña, un joven educado con antecedentes de clase m~eñtO entonces al movimiento hacia Obregón. Zapata no hubiera aprobado ésto, pero estaba muerto. Por lo tanto, a fines de marzo de 1920 las dos (fuerzas se aliaron contra Carranza 61, acontecimiento que habría de salvar la vida de Obregón dos semanas después. El candidato estaba realizando su campaña por todo el país y en un momento de descuido, obedeció una orden de presentarse ante un juzgado de la ciudad de México. Cuando estaba allí, aumentó la tensión entre su estado natal, Sonora, y el gobierno federal. Obregón, en peligro inminente de ser arrestado, pudo escapar disfrazado de ferrocarrilero, exactamente como lo había hecho Madero diez años antes. El pacto de Obregón con los trabajadores funcionó; sin duda los trabajadores del ferrocarril contribuyeron grandemente al triunfo.' revolucionario. El tren se dirigió hacia el Sur. al estado el", MoreJo's, donde los rebeldes agraristas se encargaron de que el candidato quedara fuera del alcance de Carranza. Los fieles [ seguidores de Obregón en Sonora proclamaron la revol.ución el 23 de abril con el Plan de Agua Prieta que declaraba al sobernador del ~est:-ado,Adolfo de la Huerta -sin parentesco con Victoriano Huer- ta- como presidente provisional en lugar de Carranza. Como civil, de la Huerta probablemente fue escogido para contrarrestar la pro- paganda antimilitar de Carranza. Carranza y sus colaboradores más cercanos abordaron un tren para Veracruz. Era demasiado tarde. Todo el' país estaba sumido en un caos. En el estado de Puebla el tren fue atacado; Carranza tuvo que abandonarlo y se internó con una escolta y un puñado de amigos en la escarpada sierra. Allí, en el poblado de San Antonio 'I'laxcalantongo, Carranza fue asesinado durante la noche del 20 de mayo de 1920. Unos cuantos días después, el Congreso nombró a Adolfo de la Huerta presidente interino de México. Como se esperaba, las elecciones presidenciales otorgaron una mayoría abrumadora a Obregón, que prestó juramento como presidente la noche del 30 de noviembre de 1920. Un nuevo ciclo en la historia de México había comenzado. 11 I "1 !I :) 1: r- I I 1 I 1?D-zai)~Jah I 7) rQJe. 41 storio; ck UéXicD / :l:h f-I id o.Jy O a (]y 'r dena S /1 'lb ro/9fi)¡ Lo ~(Xlccin I ;¿o o G l' 140 ¿el,' lo VI LAS REFORMAS SOCIALES 1920 - 1940 La fusión de los encumbrados y los débiles ... permitió al estado levantar la cabeza después de sus múltiples desastres. Tuc tdides, "La caída d e los Cuatrocientos", Historia de la Guerra del Peloponeso l. El medio año de la presidencia de Adolfo de la Huerta resultó ser útil. Ahora que Carranza estaba muerto, no había razón para que Villa continuara luchando. Dos meses después de la muerte de Carranza, el gobierno acordó conceder a Villa una hacienda de 80,000 hectáreas, donde establecería su residencia permanente con una escolta de cincuenta hombres escogidos por él y pagados por el ministerio de guerra; el singular documento de rendición condi- cional fue firmado el 28 de julio de 19201. El gobierno -fuvo que comprar primero la propiedad, pero bien valía su precio de 800.000 pesos. Villa se retiró a la vida privada y probablemente realizó el sueño de toda su vida. Donde Carranza había fracasado con la fuerza de las armas, Huerta tuvo éxito con la buena voluntad; de allí en adelante podía contar con la lealtad de Villa. Cuando Obregón tomó posesión ella de diciembre, no sucedió nada. Villa probablemente supuso que presencia de De la Huerta en el gabinete era suficiente garantía de que el presidente cumpliría con el pacto. El país que había perdido alrededor de un millón de ciudadanos 2 deseaba la paz, y Obregón capitalizó este deseo. Sobre todo, se necesitaba la paz para la reconstrucción del país devastado. La extracción de petróleo a lo largo de la costa oriental era casi la única actividad próspera. El presidente, hombre de negocios por su propio derecho, quería fomentar la industria y la agricultura e igualmente cumplir sus compromisos con los trabajadores y los campesinos; pero pronto se vio claro que era difícil realizar simulo táneamente tanto un programa económico como social. Los inver- sionistas difícilmente querrían comprar tierras que el gobierno podía quitarles, ni invertir en industrias que podrían fracasar como 141 \ . ~ .,..._ !lICIO!! MI Xi\4if!éCl>fI~~!WJi'J:f!l!'i4i_~~ ;r:~A~~~~~~~s."'.r. ~ ... ...,. .... _ .• .• ~. ~ ~... . .... 4:.f'"'"l,~\'~2"i.1~~~Z', .•"r:,-:o.:::.í:~-~o:'~I~.~~:~,,.;.-;_.I" .. ¡;"~'~-~:'~_,~~ ... t~~~~·~-":~~,""'''''':'''''.''''~''-': ~., ... -." .-~ . - .•

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Estudio del México posrevolucionario hecho por Jan Bazan.

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resultó ser más conservador que los gobiernos civiles de Juárez yLerdo. Ahora el ejército, o cuando menos su representante máspopular, era más progresista que civiles como Carranza, Cabrera oBonillas. Con su victoria sobre Huerta, Carranza socavó los mismoscimientos del sistema al que él y Madero estaban vinculados .

. /1 Obregón no se refirió en vano al asesinato de Zapata. El nuevodirigente del movimiento zapatista, Qildardo Magaña, un joveneducado con antecedentes de clase m~eñtO entonces almovimiento hacia Obregón. Zapata no hubiera aprobado ésto,pero estaba muerto. Por lo tanto, a fines de marzo de 1920 las dos(fuerzas se aliaron contra Carranza 61, acontecimiento que habríade salvar la vida de Obregón dos semanas después. El candidatoestaba realizando su campaña por todo el país y en un momentode descuido, obedeció una orden de presentarse ante un juzgadode la ciudad de México. Cuando estaba allí, aumentó la tensiónentre su estado natal, Sonora, y el gobierno federal. Obregón, enpeligro inminente de ser arrestado, pudo escapar disfrazado deferrocarrilero, exactamente como lo había hecho Madero diez añosantes. El pacto de Obregón con los trabajadores funcionó; sin dudalos trabajadores del ferrocarril contribuyeron grandemente altriunfo.' revolucionario. El tren se dirigió hacia el Sur. al estado el",MoreJo's, donde los rebeldes agraristas se encargaron de que elcandidato quedara fuera del alcance de Carranza. Los fieles

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seguidores de Obregón en Sonora proclamaron la revol.ución el 23de abril con el Plan de Agua Prieta que declaraba al sobernador del~est:-ado,Adolfo de la Huerta -sin parentesco con Victoriano Huer-ta- como presidente provisional en lugar de Carranza. Como civil,de la Huerta probablemente fue escogido para contrarrestar la pro-paganda antimilitar de Carranza.

Carranza y sus colaboradores más cercanos abordaron un trenpara Veracruz. Era demasiado tarde. Todo el' país estaba sumidoen un caos. En el estado de Puebla el tren fue atacado; Carranzatuvo que abandonarlo y se internó con una escolta y un puñado deamigos en la escarpada sierra. Allí, en el poblado de San Antonio'I'laxcalantongo, Carranza fue asesinado durante la noche del 20 demayo de 1920. Unos cuantos días después, el Congreso nombró aAdolfo de la Huerta presidente interino de México. Como seesperaba, las elecciones presidenciales otorgaron una mayoríaabrumadora a Obregón, que prestó juramento como presidente lanoche del 30 de noviembre de 1920. Un nuevo ciclo en la historiade México había comenzado.

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LAS REFORMAS SOCIALES1920 - 1940

La fusión de los encumbrados y los débiles ... permitióal estado levantar la cabeza después de sus múltiplesdesastres.

Tuc tdides, "La caída d e los Cuatrocientos",Historia de la Guerra del Peloponeso

l.

El medio año de la presidencia de Adolfo de la Huerta resultóser útil. Ahora que Carranza estaba muerto, no había razón paraque Villa continuara luchando. Dos meses después de la muerte deCarranza, el gobierno acordó conceder a Villa una hacienda de80,000 hectáreas, donde establecería su residencia permanente conuna escolta de cincuenta hombres escogidos por él y pagados porel ministerio de guerra; el singular documento de rendición condi-cional fue firmado el 28 de julio de 19201. El gobierno -fuvo quecomprar primero la propiedad, pero bien valía su precio de 800.000pesos. Villa se retiró a la vida privada y probablemente realizó elsueño de toda su vida. Donde Carranza había fracasado con lafuerza de las armas, Huerta tuvo éxito con la buena voluntad; deallí en adelante podía contar con la lealtad de Villa.

Cuando Obregón tomó posesión ella de diciembre, no sucediónada. Villa probablemente supuso que lá presencia de De la Huertaen el gabinete era suficiente garantía de que el presidente cumpliríacon el pacto. El país que había perdido alrededor de un millón deciudadanos2 deseaba la paz, y Obregón capitalizó este deseo. Sobretodo, se necesitaba la paz para la reconstrucción del país devastado.La extracción de petróleo a lo largo de la costa oriental era casi laúnica actividad próspera. El presidente, hombre de negocios por supropio derecho, quería fomentar la industria y la agricultura eigualmente cumplir sus compromisos con los trabajadores y loscampesinos; pero pronto se vio claro que era difícil realizar simulotáneamente tanto un programa económico como social. Los inver-sionistas difícilmente querrían comprar tierras que el gobiernopodía quitarles, ni invertir en industrias que podrían fracasar como

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result.ado de las excesivas demandas de los trabajadores. La destruc-ción del poder de las antiguas clases gobernantes había creado unvacío que llenó el ejército y éste a su vez, necesitaba el apoyo delos trabajadores y los campesinos. Aunque las demandas de los tra-bajadores industriales estaban siendo satisfechas bastante Iácilmeri-Le por la formación de sindicatos y el aumento de los salarios, lasdemandas de los campesinos parecían requerir una vasta transfe-rencia de propiedades, como lo prornet ia la Constitución de 1917.Sin embargo, Obregón se resistía a estas demandas y evitó su rea-lización en el Norte de México; después de todo, estaba proyectan-do ampliar su rancho de Sonora, que ulteriormente llegó él ser unapropiedad de 3,500 hectáreas cultivadas por hasta 1,500 jornale-rosü . Sin embargo, el centro y el Oliente de México eran un asun-to distinto; allí; en dos estados, Morelos y Yucatán, Obregón llevó.a cabo las promesas de la revolución. En Morelos los hacendadosestaban entonces arruinados o en el exilio' yIos ingenios habíansido quemados, de modo que allí la economía nacional no sufriríacon reformas agrarias; además Obregón compensaría así a los sol-dados de Zapata que le hab ían sal vado la vida y ayudado a llegar ala presidencia. Hizo ésto fraccionando las haciendas y dándolesuna cuarta parte del área total del estado a los pueblos. Las hacien-das se quedaron con una parte pequeña de su tierra. Por ejemplo,la más bien chica propiedad de Atlacom ulco, pertenecien te a des-

,cendientes del conquistador que residían entonces en Italia, tuvoque ceder 1,289 hectáreas a los pueblos vecinos y 195 hectáreas asus propios habitantes que habían sido sus peones; las 2,206 hec-táreas originales se redujeron á 7224. En Yucatán, no existió nin-gún movimiento similar al de Zapata, porque los mayas, no habíanolvidado su derrota en la guerra de las castas. Tal vez enparte para debilitar la oligarquía local que siempre estaba haciendolo posible por lograr un gobierno autónomo, si no independiente,las autoridades mexicanas estimularon a los campesinos mayasI para que exigieran tierras. El presidente Obregón dividió entreellos casi una quinta parte del área del estado; así Yucatán estaba:más unido a México. En suma, durante los cuatro años de su gestión,Obregón distribuyó alrededor de un millón de hectáreas, ocho ve-ces más que Carranza.

No obstante, Obregón tenía buenas razones para ;:es.tlj~r lareforma agraria. No tenía que temer a los hacendados cuyo poderhabía quebrantado; más bien tenía que temer la posibilidad de quelos Estados Unidos ejercieran presión militar sobre México. Despuésde la Primera Guerra mundial, cuando Europa estaba ocupaba consus problemas, el vecino del Norte había surgido como un coloso;más aún, el recién electo presidente Harding tenía amigos relácio-nadas con las grandes compañías, especialmente compañías I:e_!Eo-

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leras con intereses en México. Además, Obregón no había sidoreconocido por el gobierno norteamericano como gobernante leg í-

¡timo de México. Se desató una campaña en la prensa de losEstados Unidos en contra del México "bolchevique". Las corn pa-i'lío..spetroleras teman, o pretendían temer la posibilidad de que suspropiedades fueran confiscadas y que sus concesiones fueran anu-ladas como resultado de la Constitución ele 1917; los tenatenientesno rt.eurnericanos , especialmente en Chihuahua y Sonora, tambiénestaban vehementemente en contra 'de la pendiente implantación¡de las cláusulas agrarias de la constitución. La atmósfera' era tensa.Obregón debe haber recordado el aforismo atribuído a PorfirioDfaz : "Pobre de México, tan lejos del cielo y tan cerca de los Esta-dos Unidos". .

Q91.~_gónaceptó las realidades que confrontaba; limitó la refor-.m a agraria básicamente a las regiones más al Sur, en particular aMorelos y Yucatán donde no habría terrateruentes norteamerica-nos. Desde luego no podía anular la Constitución de 1917, perofuera de su apoyo al sector laboral, no dio pasos que enfurecieran alas compañías petroleras. Su tarea primordial, como él la conside-raba, consistía en lograr el reconocimiento diplomático que haríaposible o btener un préstamo extranjero para financiar una recons-trucción 5. Pero con objefo de lograr el reconocimiento, teníaque hacer concesiones; en particular, tenía que llegar a un acuerdocon el Comité Internacional de Banqueros con intereses en México,que actuaba en representación de fas acreedores extranjeros de ladeuda pública mexicana. Obregón decidió llegar a un acuerdo conellos a cualquier precio: su ministro de hacienda. Adolfo de laHuerta, y Thornas W. Lamont de la firma J.P. Margan, firmaronun acuerdo en junio de 1922 mediante el cual México aceptaba quesu deuda extranjera. aumentara casi.:-3_~_a..qli1lonesde pesos. El incre-mento de la deuda consistía en bonos ferroviarios hasta entoncesno garantizados por el gobierno; puesto que los ferrocarrileshabían sido administrados por el gobierno desde tiempo de Carran-za, los banqueros llegaron a la conclusión de que México debía \garan tizar todas las obligaciones ferroviarias. La deuda total de estemodo se elevó ._~ más de mil millones de pesos; agregándole elinterés acurrlUíado el total subió a casi 1,§_O_0millones. Durante lallamada conferencia de Bucareli que tuvo lugar en la Ciudad deMéxico de mayo a agosto de 1~23, México cedió "extraoficial- fmente" el subsuelo a las compañías-petroleras existentes. Despuésde .esta concesión final, los Estados Unidos reconocieron a Obregóna [mes de agosto de 19236.

Ya era hora. Ahora que la reelección estaba descartada constitu-cionalmente, los presidentes mexicanos tenían que hacer frente alproblema, desconocido para Porfirio Díaz, de seleccionar a su

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sucesor. Djaz podía dedicar todo su tiempo a la administración: élno ten ía que preocuparse acerca de la sucesión; su reelección sedaba por un hecho, Pero ahora, además del trabajo administrativo,los presidentes tenían que vigilar la política: algunos de los miem-bros más prominenLes del gabinete que se creían merecedores delpuesto más elevado preparaban el terreno para su candidatura, dis-cretamente al principio y más abiertamente a medida que pasaba eltiempo, con la esperanza de que el presidente decidiera a su favor,Como las ambiciones individuales chocaban y esto podía estorbarel trabajo armonioso de la administración, el presidente hacía todolo que estaba en sus manos para posponer la decisión. La preguntaen la mente del presidente era: ¿el perdedor o los perdedores aca-tarían su decisión o harían su campaña de oposición al candidatoescogido -por 'él? En este caso, los desilusionados con .la seleccióndel presidente podrían unirse e invitar al país a sublevarse contrael gobierno. Después de todo, Obregón mismo no había reconocidoal elegido de Carranza y se había levantado con éxito. Esto podríarepetirse fácilmente. Por lo tanto, para Obregón era esencial rea-nudar las relaciones diplomáticas normales con Washington: así,en caso de que los elementos insatisfechos se levantaran contra elgobierno, podría contar con obtener armas de los Estados Unidos.Pero, mientras no fuera reconocido, Washington podía ,ºe_r¿!_~ele~_~~o a todos los envíos de armas a México y ésto podría favo-"recer a la facción rival, especialmente en caso de que estuviera res-paldada por las compañías petroleras. El recuerdo de la guerra civilestaba fresco, Las elecciones presidenciales estaban programadaspara el primer domingo-de julio de 1924 y se consideraba necesa-rio aproximadamente un año pru:a-ra-crunpaña electoral. Más aún,como el Artículo 82 de la Constitución estipulaba que el futuropresidente no podría ausentarse del país durante el último añoanterior a las elecciones, el candidato oficial obviamente tenía quesaber con un añp de anticipación que él era el elegido por el presi-dente; si nO,' -podíaech~ '8.- pEh:der los planes del presidente y,desde luego, sus propias probabilidades. Sin embargo, era dificilcontenerlo para que no proclamara su candidatura. Consecuente-mente, puede suponerse que Obregón le comunicó su decisión aS~ candidato, Calles, alrededor de mediados de 1923, pero que lomantuvleroñ"en secreto hasta que se anunció la reanudación derelaciones con Washington. Esto sucedió el 31 de agosto; Calleshizo pública su candidatura el 5 de septiembre? .

En realidad, Obregón había estado considerando a dos posiblescandidatos: Adolfo de la Huerta, el secretario de Hacienda yCalles, secretario de Oobefnacíón. Ambos eran sonorenses Y amboshabfan sido sus amigos y colaboradores durante anos. Los dostenían importantes puestos en el gobierno: De la Huerta, que era

civil, encajaba bien en la secretarla de hacienda pública y el generalCalles, como ministro del interior, se manten ía en estrecho contac-to con los gobernadores estatales y las unidades del ejército. ComoDe la Huerta había ocupado la presidencia durante medio año en1~,20 -"Con el único propósito de darle el sello de aprobación ofi-cial él 1;\ elección de Alvaro Obregón+ algunos pensaban que era. elsucesor lógico. Muy probablemente él mismo lo creía así, Cuales-quiera que hayan sido las cualidades de De La Huerta, Obregóndecidió que las sobrepasaba el vínculo entre éste y Francisco Villa.Si De la Huerta llegaba a ser presidente no era difícil imaginarse asu gobierno bajo la, influencia de Villa. Esto, por supuesto, podríaponer en peligro la misma vida de Obregón. Cualquier temor,si tenía alguno, que Obregón pudo haber abrigado fue apaciguadocon el asesinato de Villa en julio de 1923. La posición de De laHuerta se debilitó y sus sospechas aumentaron. Renunció al gabi-nete unas cuantas semanas después de que Calles anunció su can-didat.uraü.

Los acontecimientos se desarrollaron rápidamente hacia su des-enlace lógico y amargo. D~ la_tI_llerta proclamó una rebelión mi-litar dos meses y medio después de su renuncia. Contaba con elapoyo de grandes sectores del ejército que había llegado a ser demás de 10.0,000 hombres cuando Obregón asumió el poder a fina-les de 19209 y que Obregón subsecuentemente había reducido en40,000. Por lo tanto tu va que encarar una si tuación similar a laque se enfrentó Juárez en y después de 1867. En ambos casos, el .estado de la economía del país había requerido una reducción '1

drástica de los gastos militares, con la diferencia de que durante,1867-1876 un héroe militar y nacional aprovechó el descontento'del ejército contra dos presidentes civiles, mientras que ahora undirigen te ci vil a la cabeza de los sectores descontentos del ejércitocompetía desventajosamente con un héroe.militar y 'nacional en elpoder, En caso de que parte o la mayoría del ejército se.sublevara,Obregón pod ía movilizar a las organizaciones campesinas y sindi-cales y así mismo comprar armas en los Estados Unidos. Hizo am-bas cosas, el levantamiento fue aplastado y Calles fue elegido debi-damente por una abrumadora mayoría.

No es imposible que Obregón tuviese razones que sólo él conocíapara escoger a Calles. Mirando hacia atrás, parece legítimo espe-cular que Obregóñ'Tiubisra concebido originalmente la idea de re-elegirse, siguiendo el ejemplo establecido por Díaz que en 1880había puesto a su amigo González en la silla presidencial; alguiencon sus excepcionales dotes ciertamente podría prever los aconte-cimientos con años de anticipación. Plutarco Elías Calles -conoci-do como Calles- venía de una vieja familia de Sonora: su bisabue-lo había sido gobernador y hacendado; su padre fue diputado y

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prefecto. Sin embargo, Calles fue hijo ilegíLimo; como otros diri-gentes revolucionarios sonorenses, era un autodidacta.

Había un miembro del gabinete a quien Obregón nunca consi-deró como posible sucesor: su secretario de educación, el escritory Iilósofo José Yasconcelos. Y sin embargo, viendo hacia atrás ycomo lo revela en el Lona de su autobiografía, El desastre, Vasco n-celos fue profundamente lastimado por la selección de Obregón'lv.El estímulo que dio Vasconcelos a la educación elemental asíIcomo a las artes y a la cultura en general fü'eroñ;-sii1- duda, el logro

Imás positivo del periodo de Obregón; pues aunque las presionesexternas impidieron al presidente llevar a cabo su programa socialy económico, 'no afectaron a la educación y a la cultura. Sea comofuere, Vascoucclos estaba justamente orgulloso de las realizacionesele su gestión y es verosímil suponer que aspiraba a la más alta re-compensa. Vasconcelos, periodista maderista en 1910, había sido

I secretario de educación en el fugaz gobierno villista establecido enla Ciudad de México en 1914. Su hostilidad hacia Carranza le ayu-dó en 1920 a ser nombrado por Huerta rector de la Univer s idadNaciorial~ste fue el escalón para ser nOmbrado secretario deeducación pública por Obregón. La con tri bución singular de Vas-cancelas como ministro de educación pública fue el establecimien-to de la educación rural elemental. La educación primaria, desarro-llada por Juárez sobré bases modernas- y- exteridida por PorfirioD íaz , hab ía sido principalmente un fenómeno _urpaQ(). Las áreasrurales estaban cubiertas por escuelas parroquiales en los munici-pios dirigidas por el clero y por escuelas en las haciendas, sosteni-das por los terratenientes. Las escuelas rurales eran por supuestoinsuficientes y esto explica el alto nivel de analfabetismo en 1910:

\el 70 por ciento de la población total de más de diez años de edadera analfabeta L l. Más aún, el Artículo 30 de la Constitución de1917 había prohibido las escuelas manejadas por el clero y podíaanticiparse que los hacendados ya no podrían o no querían conti-nuar subsidiando a las escuelas, dado el ambiente hostil a ellos. Senecesitaba un nuevo enfoque. Inspirándose en la actividad de losmisioneros españoles durante la época colonial, Vasconcelos cana-

/!izó el entusiasmo revolucionario de los maestros para fundar es-cuelas en regiones a menudo remotas donde se hablaba poco espa-ñol12. En ese tiempo más de un millón de mexicanos no hablabaespañol 13 . Como los maestros titulados eran insuficientes, frecuen-temente se em~aron voluntarios. Así comenzó la llamada escuelarural; las escuelas nosofü-eñseñaban a los niños al_e~y_e§.~ribir-enespañol, desde luego, pues el gobierno continuó con la política deint~( a los indios en la nación mexicana de habla española- sinoque así mismo'Tñstruía a los adultos en artes, oficios, agricultura

\ moderna e higiene. La escuela frecuentemente se convertía en el

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(centro social del pueblo y de este modo era reminiscente de las an-tiguas misiones católicas. Es consecuencia, así como Cabrera se ins-piró en la Nueva España para la reforma agraria, también Vascon-celos lo hizo con sus proyectos educativos. Las escuelas rurales,que 110 existían en 1921. llegaban a 2,000 en 1925, el plincipiodel gobierno de Calles. ;.

Vasc:oncelos también era patrocinador de las artes y bajo susauspicios nació la pintura mural mexicana. Sus creadores, DiegoRivera y José Clemente" Orozco, querían divulgar ideas revolucio-¡narias;Rivera cubrió los muros de la Secretaría de Educación consus pinturas y Orozco pintó murales en la Escuela Nacional Prepa-ratoria, que había sido una vez el colegio del que Sebastían Lerdode Tejada fue rector. El' pintor más profundo del muralisrno mexi-cano, Orozco, había acompañado a los trabajadores revoluciona-rios caÍ'fiiñCistas a Veracruz en 19141<1.Los revolucionarios se esta-blecieron en un convento abanOoñado en Orizaba yen una iglesia

(vacía imprimían un periódico para el que Orozco proporcionabalas caricaturas; también hizo carteles para las masas analfabetas,Sus murales de 1922 eran en parte propaganda revolucionada,Aunque a Vasconcelos le debe haber disgustado el sesgo antihis-pánico especialmente evidente en la obra de ~era, en gene-lral los ro urales encajaban en su esq uerna de educaclOn popular. As ífue como ateos como Orozco y Rivera y el filósofo idealista Vas-cancelas encoiítraron temporalmente una meta común; sin embar-go, pronto habrían de separarse. "

Cualesquiera que hayan sido sus verdaderos sentimientos, Vas-concelos se inclinó ante la selección presidencial de Obregón; peropermaneció indiferente durante el levantamiento de Huerta y sinhacer ningún esfuerzo para ocultar su antipatía por Calles, renun-ció al gabinete tan pronto como éste fue elegido en julio de 1924,

~ Vasconcelos encontró consuelo' en la filosofía durante los años

¡siguientes; en uno de sus tratados aboga por la fusión de todas lasrazas, de la cual surgiría la superior "raza cósmica" iberoamerica-na 15. (Sin embargo, diez años después Vasconcelos se enorgullecíade su ascendel'}cia hispánica pura) 16.

Después de Vasconcelos -ía instrucción pública fue dirigida prin-cipalmente por Moisés Sáenz, discípulo de John Dewey y predi-cador protestante' - caso unico entre los funcionarios y' políticosmexicanos- y para 1932 había 6,800 escuelas rurales 17_ No obs-tante, el analfabetismo era difícil de derrotar. A pesar del enormeesfuerzo, en 1930, 60 por ciento de la población mayor de diezaños todavía no podía leer ni escribir, disminución de tan sólo 10lpor ciento desde 1910; por supuesto, el total de la población tam-bién había aumentado, de más de 15 millones en 1910 y 14.3millones en 1921, a 16.5 millones en 193018.

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Ahora que se había reestablecido el orden en el país y el gobier-no mexicano estaba reconocido por los Estados Unidos, Callesestaba en mejor situación que Obregón para fomentar el desarró-"!lo económico. Invitó a Alberto Pani, secretario de hacienda des-

'. ele la renuncia de Huerta en 1923, a que continuara en el gabi-nete. Pani era un ingeniero civil ya prominente durante los últimosaños del régimen de Díaz; como universitarios, los ingenieros, losabogados y los médicos eran parte de la clite social, siempre quetuvieran éxito en su carrera o que fueran de ;ací.rriiénto encumbra-.do. Pani se había unido al movimiento.maderjsta y desde éntoncesocupó puestos importantes bajo todos los presidentes revoluciona-rios, Madero, Carranza, Obregón y ahora Calles, y así se ganó eldesprecio de Vasconcelos. Aunque lo haya negado, el humanistay pedagogo Vasconcelos quizás habría esperado ser recompensadopor Madero con la subsecretaría de educación pública y se sintiómenospreciado cuando Madero concedió ésta al ingeniero Pani,acomodado técnico. La primera tarea de Pani consistió en nego-

"ciar un nuevo acuerdo con los acreedores extranjeros. En junio de1924 Obregón había suspendido los'pagos acoraados en 1922; cul-po-abiertamente a Huerta por haber firmado un contrato onerosopara México. La verdad era que, como el gobierno mexicano esta-ba reconocido por los Estados Unidos, México ya no necesitaba labuena voluntad de los acreedores+? .Consecuentemente, Pani ob-tuvo con los acreedores en 1925 una reducción de la deudaexterior. Además, los acreedores renunciaron a la posibilidad deadquirir algunas de las mejores tierras del país. La Caja de Présta-mos, mencionada en el capítulo IV, era un banco controlado porel gobierno con el que menos de cien hacendados habían hi-potecado sus propiedades en 50 millones de pesos duranteel periodo de 1908 a 191020. La Caja recibió esta cantidad del ex-tranjero y ahora los acreedores extranjeros podían en cualquiermomento echar mano a valiosos bienes raíces. En el arreglo nego-

(ciado por Pani, el propio gobierno mexicano se hizo responsablede los bonos de la Caja y éstos dejaron de ser garantizados por sushipotecas y propiedades. Huelga decir que los hacendado no pudie-ron recobrar sus propiedades hipotecadas; algunas de éstas fueron

1utilizadas para colegios agrícolas y otros proyectos gubernamenta-les, mientras que otras fueron entregadas a bancos privados en1927, especialmente al Banco Nacional de México, como pago par-cial de las reservas de oro y plata incau tadas por Carranza21.Daba lo mismo. Incluso si algún hacendado cauteloso, dadas lascircunstancias no muy perspicaz hubiera rescatado su hipoteca conel banco, no habría disfrutado de su propiead por mucho tiempo;hubiera sido repartida posteriormente como resultado de la refor-ma agraria ..---

Pani tuvo el mismo éxito con las mejoras económicas y financie-ras nacionales. El aumento en la extracción de plata hizo posibleque el gobierno ahorrara más de 50 millones de pesos del productode la ncu ñación , Estos se ut.ilizaron como capital inicial .en 1925elel Banco ele México, controlado por el gobierno, que iba a tenerpi monopolio de In emisión de billetes. Después de casi una décadade circulación exclusiva de monedas, la introducción de los billetesLomó mucho tiempo en arraigar. Pani también encontró mediospara financiar la construcción de grandes obras de irrigación y elecarreteras modernas: la construcción continuó en las administra-ciones subsecuentes hasta alcanzar la etapa que conocemos hoy endía.

Tanto la prC?9ucciQ_n_~dus~al_ _~0l'Dº agrfcola -ésta pocomenos-: se elevaron bruscamente en 1_~2522 después del estanca-miento de los tiempos de Obregón y los últimos años del régimende Díaz. La minería, excluyendo al petróleo, que había bajadoalrededor de '2Wpor-ciento durante la guerra civil, alcanzó su nivelprerrevolucionario con Obregón y continuó su ascensn.pronuncia-do Con Calles."E1lncremento empezó antes de las reformas de Paniy por lo tanto no puede atribuírsele completamente a ellas. Elcapital para la expansión deja minería vino del extranjero, con ex-cepción- dé-empresas mexicanas tales como laFurrdídora de Monte- I

rrey. El capital para la expansión industrial y agrícola probable-mente vino de algunas de las antiguas familias tenatenientes y ban-queras de la era de Díaz.

Afortunadamente para su supervivencia, muchos hacendados te-nían establecimientos comerciales y bienes raíces en las ciudadesy con el espíritu emprendedor que habían heredado de sus ances-tros, ahora podían utilizar sus ganancias ya fuera para reactivar susempobrecidas propiedades rústicas o para invertir en nuevas indus-trias. Más aún, algunos de los hacendados más ricos habían sidobanqueros en tiempos de Díaz y ahora continuaron en esa profesión.Los más afortunados eran propietarios de las relativamente pocashaciendas en las afueras de las grandes ciudades, que entonces cre-cían rápidamente como resultado del éxodo del campo de los ha-bitantes desocupados. Dichas tierras después se urbanizarían, au-mentando así en vez de disminuír la riqueza de los terratenientssaa .Finalmente, algunos de los propietarios rurales empobrecidosencontraron puestos respetables en los bancos o consiguieron su-ficiente crédito para establecer un negocio.

El capital ocioso y la mano de obra barata esperaban un estímu-lo. Lo recibieron de Calles, que estaba decidido a dar garantías ala empresa privada. En el campo, las guardias agraristas organizadasen 1923 para combatir el levantamiento contra el gobierno, cau-saron dificultades; Calles las desarmó con ayuda del ejército y la

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, polic iaz+. La reforma azraria al mismo tiempo se,.aceler-Óy aunque\ Calles por naturáfeza n; era hom~re del campo, se otorgaron, mást1e~--ª-.lru-pueblos durante su regirnen: 3 millones de hectáreascomparadas COIl un millón durante el régimen de Obregón. La re-[arma agraria procedió sin afectar adversamente la producción

-. agrícola. Lamano de hierro del nuevo presidente se dejó sentir to-davía más en Tálndustria, obstaculizada hasta entonces por lashuelgas. El secretruio de industria y trabajo de Calles era Luis Mo-rones, antiguoempleado de la Compañía Mexicana ele Luz ~er-

r za:25 y después dirigente de una federación sindical, l.a CROMoMorones no se sintió suficientemente recompensado por Obregón,que le había dado un puesto menor, aunque remunerativo, violan-do así el pacto de 1919. Por lo tanto las hu~as, qu.e habían sidocontroladas por Carranza, se multiplicaren bajo OJyegón; en 1924,el último año de su gobiergp , hubo 13~ huelgas con 24,000 parti-cipantes. En 1925, el primer año del regimen de Calles, el númerode huelgas bajóa 51 con 9,861 huelguistas y en :í92s se redujeroncasi a nada. Aunque los miembros de la CROM....ruJip.emtaran, éstosolarninfe tuvo como resultado fortalecer el control gubernamen-tal de los sindicatos. Después de todo, Morones ncfSóTéiera rninis-tro del trabaJO sin también de industria. Mientras tanto, la energíarevolucionaria de los ~ajadores mexicanos había encontradouna salida en actividades terroristas contra la iglesia.

La iglesia en general se opuso a Maderoyaespués apoyó a Huer-~ taoEsrapolítica resultó ser funesta. Madero como espiritista eratolerante con todos los credos y permitió que se organizara unpartido nacional católico, algo que hubiera sido imposible con Por-firio D íaz. La democ~ con Madero era tan completa que' el par-tido logró que varios de sus candidatos fueran elegidos gobernado-res estatales. Por su propio interés, la iglesia debió haber apoyadoa Madero contra los levantamientos del esercrro que plagaban en-tonces a México. Pero no lo hizo y consecuentemente, casi todoslos dirigentes revolucionarios tanto militares como civiles, eran to-davía más a.ñtICíericales que sus precursores de 1857. Así, el ArtíClj.-lo 130 de la Constitución de 1917 prohibía los partidos polí-ticos con cualquier referencia a la religión en su nombre. Pero laconstitución no prohibía la formación CfeSil1tlicatos laborales cató-licos. Probablemente nunca se les ocurrió a la diputados que la

\. iglesia lograría organizar a los trabajadores. Aprovechando estaomisión en la constitución, brotaron sindicatos laborales católi-cos que se integraron en una ~ación en ¡92226; la mayoría desus miembros estaban en Jalisco y Michoacáll."Esto resultaba unacompetencia incómoda para laClttJM,que había heredado el~i-clericalismo fan~co de los fundaciQ~ -ª!l~sP1!fu?les de laCasa del Obrero Mundial; la CROM recurrió a actos terroristas. Los

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ataques dinnrní teros a las iglesias aumentaron en 1925, al principiodel régimen de Calles. Mientras que durante la guerra de 1858 a1860 el ataque se habla limitado a las propiedades de la iglesia,ahora estaba en juego la misma sobrevivencia de la iglesia y la reli-gión. Los sindicatos católicos en las ciudades fueron suprimidos fá-cilmen te , pero ahora la lucha se ext.end la al campo: los campesinosti!'] Buj íu --en los estados dp Jalisco, Michoacán y Guanajuato-muchos de [os cuales poseían tierras y consecuentemente no esta-ban in teresados en lemas' agraristas-> se levantaron contra-el gobier-no al grito de "Viva Cristo Rey". En un pueblo de Michoacán loscarn pesinos acababan de comprarle tierras a un hacendado; la mis-ma propiedad era reclamada por aparceros y peones sin tierras quevenían de otros lugares y había peligro de que la c_oJn!(.ra_.de loscampesinos fuera, anulada por el gobierno. Los campesinos con-templaban a la ~fo~.~?i:a.J.·l~ c0i'ri_o su ene~igo-y pOf'lo' que sesuble~on bajo laonecclOn de_su cura, M~_otro~~Jos hi-cieron lo mismo. La guené!._de guerrillas .en que fueron quemadasmuchas escuelas y mas de noventa sacerdotes fusilados, fue lo quecaracterizó al resto dergo5ié-ino de CeJ.!_es27 .

Se estaba acercando el momento en que el presidente tendríaque dar a conocer su decisión acerca de su sucesor. Todos losmiembros del gabinete de Calles, excepto el secretario de guerra,Amaro, y el de trabajo, Morones, eran graduados de la universidado cuando menos hab1an usls1ido a escuelas de enseñanza superior.I Calles, ex-maestro de escuela primaria, se sentía algo inferior en su~compañía; a Obregón no le hubiera importado, porque S\:lS dotesintelectuales compensaban su carencia de educación formal. PeroCalles no era de la misma estatura. De los dos miembros autcdidac-tas del gabinete, Calles prefería la compañía de Morones a la deltaciturno Amaro. El ministro del trabajo pensó por un tiempo queél serí-ª el ca~idato, pero a mitad del periodo presidencial se vioclaro que Obregón aspiraraba a lareelección y hacia fines de 1926

(el Congr.eso modificó la constitución para permitir una, sóla una,reelección presidencial no consecutiva28; la modificación se publi.có en enero de 1927. El método que escogió Obregón era exacta-mente el' mislño'-i:¡ue utilizó Porfirio Díaz; una vez reelecto ¿haríaÓbregón que el Congreso enmendara la constitución nuevamentecon objeto de permitir una segunda y posteriormente una reelec-ción indefinida? ¿O se conformaría con la primera enmienda, queharía posible que Calles se reeligiera a su vez? Sin duda estas pre-guntas estaban en menLe de todos. Un año después, en enero de

{1928, una nueva enmienda aumentaba el periodo del siguiente pre-sidente a seis años; Díaz había hecho lo mismo en 1904.

Nunca se sabrá si Obregón le ofreció la candidatura presidenciala Calles en 1923 con la condición de que se le regresara en 1928.

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..\ P ru ici píos de su periodo Calles ha b ía co ns truid o su p ropio apara-Lo pol itico , -las organizaciones sindicales con tro ladas por Moro-nos: tarn bien logró demostrar que era diferente y en muchas foromas mejor administrador que Obregón. Sin ernbarg o , hacia fines de192(j~ Calles y Obregón deben haberse puesto de acuerdo sobre lacn'í'ÍllídaLura de Obregón. Morones fue pro bnblemen te el únicomiembro del gabinete que se sintió defraudado con la candidaturade Ubregón y no ocultó su hostilidad.

Los intentos de individuos ambiciosos y capaces de perpetuarseen el poder siempre presentaron un problema en México, donde laclase media educada era republicana y liberal, mientras que la po-blación indígena y call1pesina:acostuinbrada durante siglos aobedecer, a la oligarquía terrateniente, estaba rñás"'inclinada as-ometerse al dominio del ej~p.ersQ_oüic.ildo por un m<?nill~-ªoun autócrata. El contraste entre la clase media urbana y la pobla-ción rural ha sido siempre una de las causas fundamentales de lasguerras y revoluciones en la historia mexicana. Iturbide , SantaAnna y Porfirio Díaz, caela uno a su vez intentó y el último logróperpetuarse en el poder. El civil Juárez fue una excepción, porqueél logró con tin uar indefinidamen te en funciones sólo gracias alapoyo republicano y liberal; más aún, fue el más afortunado detodos porque fue separado de la presidencia sólo por la muerte.Pero si Santa Anna mejoró a Iturbide y Díaz a Santa Anna--;-Ohre-gón no mejoró a Díaz; recurrió al mismo burdo y ahora obsoletométodo de reelección. Obregón podía justificar su reelección di-ciendo que no había otros generales capaces de gobernar al país.El propio Calles, con su desacertado ataque a la iglesia, habíadividido a los campesinos. Como resultado, Obregón parecía elcandidato adecuado. Sin embargo, unos cuanto§..generales no comopartían su opinión y apresuradamente se sublevaron durante losprimeros días de octubre de 1927. La revuelta fue cortada en flor,pero todavía quedaba por versecómo reaccionaría el país en gene-ral a la reelección. Parecía prudente mejorar las relaciones con losEst~dos_Unidos que eran tensas entonces; el obstáculo principaleran las compañías petroleras norteamericanas, como siempre afavor de una intérvención militar en México. Sin embargo, en losEstados Unidos, después de las revelaciones del escándalo conocí-do como Teapot Dome, la opinión pública ya no apoyaba una in-tervención fiiritar en México. La producción de petróleo en Mé-xico disminuyó.en u!}._fill_por._ciento de 1921 a 1926; los pozospetroleros existentes se estaban agotando y las compañías noperforaron nuevos en una atmósfera dSTncerlidumbre29. El efectoen los ingresos del gobierno mexicano fue desastroso; se requeríanmedidas correctivas inmediatas. México y los Estados Unidos se

\ encontraron a medio camino; la tensión disminuyó cuando Dwight

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Morr o w , socio de la casa bancaria J. P. Morgan Cc., fue nombradoem bajador en México en septiem bre de 1~27 e inició lo que poste-riormeñtellegó a conocerse como la política de buenavecindad.Obregón fue reelegido ella de julio de 1~)28, pero diecisiete días: después fue abatido por un terrorista católico.

Se convirtió ,151' en el quinto importante dirigente revolucionarioqUL' fue asesuiudo , compartiendo el destino de Madero, Zapata,Carranza y Villa. Mientras que todos los revolucionarios sobresa-lientes tuvieron un fin violento el destino fue más 'amable con losconservadores y los reaccionarios: Porfirio Díaz murió en 1915y Lirnantour veinte años después, ambos en París. Mientras queMadero fue m uerto por haberse atrevido a al terar la paz del régi-men de Díaz, el general Huerta murió en el exilio en 1916 y el per-petuo conspirador, Félix Díaz, muchos años después, en 1945, casia los ochenta años. Solamente Reyes tuvo un fin violento, pero enuna batalla, no ante un pelotón de fusilamiento ° por asesinato. Eldestino de los dirigentes de la revolución de 1910·1920 fue rerninis-cente de los principales luchadores por la independencia mexicana

\

de un siglo .antes, Hidalgo, Allende, Morelos y Guerrero; los tresprimeros ejecu tados por órdenes de las autoridades virreinales y elcuarto como víctima de la reacción nacional. Nuevamente, los di.rigentes del partido y del ejército realista tuvieron mucha mejorsuerte; los que permanecieron en México se salvaron promoviendoo uniéndose al movimiento de independencia. El nérnesis alcanzó \a uno de ellos, Iturbide, algún tiempo después, pero otros como Ilos generales Bustamente y Santa Anna vivieron hasta unaavanzada edad. La revolución liberal de 1867 había tenido un ca.mienzo similar, pero al final Juárez hizo que Maximiliano de Habs-,burgo y unos cuantos generales mexicanos pagaran la sangre de IOcampo con sus vidas.

Cuando Obregón cayó abatido por las balas del asesino, el páni-co se apoderó de los que estaban presentes en el banquete organi-zado en el pacífico suburbio de San Angel para celebrar su victo.riosa reelección. Al extenderséTás=rrotroíás en la ciudad, muchospolíticos reaccionaron con desesperación. Era cierto que Callestodavía era presidente -su periodo expiraba el 30 de novieñilire-pero, como el propio asesino declaró poco después, Obregón erala base del edificio en que Calles se apoyaba30. Calles no habíaasistido al banquete para mantener las apariencias, pues se suponíaque el candidato había sido elegido sin el apoyo del gobierno; laseparación de la administración y la política también se man-tuvo para apoyar la ficción de que la candidatura había surgidoespontáneamente desde abajo y que la campaña resultante habíasido llevada a cabo por elementos populares. La desesperación delos políticos cedió el paso a la sospecha de que Morones era res.

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¡I¡. ponsable del asesinato U y esto implicaba la responsabilidad del

propio Calles como protector de Morones, Aunque pronto seestableció que solamente un pequeño grupo de terroristas cató-licos estaba involucrado, muchos contiríuáron creyendo que detráshabía una conspiración mayor. Carranza fue considerado políti-camente responsable de la muerte de Zapata; Obregón, a su vez,por el [in de CU!:QlI1za,y el asesinato de Villa podría atribuirsea O~Qn o a Calles, o a ambos. No parec íatener sentido que laiglesia atacara a Obregón, que había hecho saber, aunque natural-mente no en público, que tenía la intención de terminar con laguerra religiosa, A partir del principio de cui prodest, se infería quela muerte de Obregón sólo beneficiaríaacarres;-pues ahora él mis-

--.._mopodría buscar la reelección.-~Calles no perdió la cabeza. Antes de fines de julio, apaciguó a

los partidarios de Obregón nombrando secretario de gobernacióna Portes Gil y despidiendo a Morones. Por Iortur,a para él a cortoplazo y todavíam~unadamente para México a largo plazo,el mes siguiente discurrió un~...i!<?~o para gobernar al país.Ahora que el último gran caudillo nacional había desaparecido,

! anunció al Congreso ella de septiembre que el país debería go-bernarse medIante la'S1eyes y las instituciones. Desde luego esto separecía un poco al aforismo ere quenel sucesor de D íaz debe serla ley", pero Calles explicó que por instituciones se refería a los

I partidos políticos. Tal vez por decencia y modestia, tal vez portenlOr, rehusó ocupar el puesto de Obregón y declaró solemne-mente que nunca aspiraría nuevamente a la presidencia, aunquesi fuera necesario, podría asumir poderes militares. Terminabagarantizando a la nación la conducta del ejército d>. Ya sin Obre-gón, obviamente sólo Calles podía asegurar una transmisión pací-fica de la presidencia pero de ese modo retendría una considerablemedida de poder, especialmente si se elegía a un pr~idente civil.

Esto ocurrió cuando el Congreso eligió al secretarlo ae gober-nación, un maestro y abogado, Emilio Portes Gil, como presidenteinterino a partir del 10 de diciembre, poiU:nperiodo lo suficien-temente largo para que un partido político nacional se organizara,seleccionara a un candidato presidencial y realizara su campañaelectoral. El 30 de noviembre, Calles le entregó el puesto a su suce-sor y al día siguiente, mientras Portes Gil empezaba su trabajo conun gabinete básicamente_similar al anterior, el ex-presidente anun-

:. ció la formación del Partido Nacional Revolucionario que unifica-ría los numerosos partidos existentes con los nombres de "agrario","socialista", y similares, así como las organizaciones de campesi-nos que habían recibido ~l gobiem033. Este fue el instru-mento ideado por Calles" IH!rª_..reservarse-e1 control delgobiemo,porque mientras que vigilaría al-e]ército-a-traves-ae Amaro, el mi-

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A

rustro de guerra, manipular ía la política a través del nuevo partido.Aaró n Sáenz, de treinta y siete años de edad y hermano menor

del bien conocido pedagogo, parecía ser el segundo en el mando enel nuevo partido de Calles. Sáeriz ha ln'a trabajado para Obregóndesde' 1913 y con Calles como secretario de relaciones exteriores;después sirvió como gobernador de Nuevo León, su estado natal,y más recientemente como director de la campaña de Obregón,Durante el trágico banquete Sáenz había estado a la izquierda deObregón. Discreto, como correspondía a un protestante en un país.donde todos eran católicos o librepensadores, Sáenz era uno de lospocos políticos que pudieron conservar laamistad tél,llto de Obre-gón como de Calles, Este era el hombre que CaIles escogió para lapresidencia. Sin embargo, en la convención del partido, celebradadÜ1'afif~lus primeros meses de 1929 en Querétaro, Sáenz fue ven-cido por las maniobras dePortes GITy otros34, En primer lugar, laconfederación sindic~(CROM), que antes constituía el balua;tede Calles, ahora empañaa-aco-m-o resultado de la muerte de Obregon,no se unió al partid035. Por lo tanto las organizaciones campesinasy no las laborales, dominaron la convención. Una década después,Portes Gil escribió que Sáenz no era hombre que atrajera a loscampesinos y al pueblo en general, sino más bien a los industrialeszlo que sería natural para alguien que había nacido en el corazónfabril de México aé . De modo que s~~cQgi.ó.._B:.,Or~izRI.!_bio,un can-didato de transacción. Sin embargo, aunque se privó a Sáenz dela presidencia, se convirtió en el fabricante más importante de azú-ca¿ ~n México. En el norte de México se desarrollaronnuevos campos Oe caña y se construyeron nuevos ingenios de azú¡\car y puede suponerse que Sáenz no sólo representaba en ellos di,sus intereses propios sino también los de Obregón y Callese".Unido a Calles por lazos familiaresáü, las relaciones de Sáenz conlos presidentes sucesivos siguieron siendo buenas.

En marzo de 1929, algunos generales se sublevaron contra esaprolongación del régimen de Calles. Calles asumió el ministerio deguerra y con ayuda de las guardias agraristas derrotó a la insurrec-ción; renunció nuevamente a fines de mayo y salió de viaje a Eu-ropa. Calles consideraba que el país estaba bajo control seguro. Noestaba equivocado. En primer lugar, Portes Gil, el presidente pro-visional, llegó a un arrePo0 con la igleSia. Al hac~ am-bos bandos, el culto caonco;-que-habíausid~uspendidO tres añosantes por el c1~~<? c.o_rp,opr2.~~~t~_c.?~Y_~__~P~E~~c~ciOn;Se reanudóa mediado~ __192939. Portes Gil, que no era amigo de la iglesia,logró pacificar ar país, lo que Calles, utilizando métodos violentos,no había podido lograr. El asesinato de Obregón había convencidoal gobierno que no podría regir indefinidamente a México en opo-sición a la _i~l~_sia. - - ' "

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MienLras Lanto, las elecciones presidenciales estaban programa-das para noviembre; el candidato oficial, OrLiz Rubio, tenía comoopositor a José Vasconcelos. Vasconcelos. el ex-ministro de educa-ción, se había abstenido de pirr~elr-política durante el gobier-no de Calles y no se había opuesto a la reelección de Obregón.Ahora que Obregón había desaparecido, quedaba libre para expre-

. sal' su oelio por Calles y así, a la primera oportunidad se convirtióen el candidato presidencial d~ 9posi~ipn. Su blanco favoritodurante la campaña fue el embajador norteamericano, Morrow,y aCUSÓa los dirigentes nacionales de México de haberse vendidoa los Estados Unidos. De hecho, la campaña era reminiscente de lacrítica conservadora que se levantó casi exactamente un siglo antescontra los liberales y Poinsett, el primer representante norteameri-cano en México. El apoyo principal de V~oncelos residía no enlos trabajadores y campesinos organizados, sino sólo entre los po-co numerosos intelectuales, sus discípulos y antiguos estu' es,todos ellOs creyentes en la SU~l él e 1 'ealismo " hispa-noamericano so~l "materialismo ' de lOs Estados Unidos. Deaquí que Vasconcelos estuV1era drnillaóo a peroer. Despues de laselecciones, se fue a los Estados Unidos donde escribió, entre otras

"cosas, una historia de México, anti-norteamericana Y antipro-_ testante 40.

-..Qalle_§_J'egresódespués de las elecciones en diciembre de 1929 ycasi in'ineeríara:mente expresó su preo'ClíPación acerca deC11pidoritmo d~eiol'fn~_aria. En un año Portes Gil había distribuidomás de un millón de hectáreas, mientras que Calles había repartí-\ do 3 millcl1r'esen cuatro años. Sin embargo, antes de que los dospudieran chocar, Portes Gil entregó el puesto al presidente electoOrtiz Rubio a principios de febrero de 1930, al que Calles prontosome-uQaSli control. Fue con OrtLz._RtUJio que la posición de

/ Calles fue institucionalizada. Llegó a ser conocido como el "jefenato" del partido y como el "jefe máximo de la revolución", títu-lo que utilizaba especialmente el periódico El Nacional, publicadopor el partido 41. En la práctica significaba que las comisiones visi-taban primero a Calles y después al presidente, lo que por supuestono contribuía al prestigio de la más alta investidura. Calles tambiénasistja a las juntas del gabinete y llegó a considerar que ésto era suderecho 42. Para un hombre de precaria salud como Calles, que pa-saba una gran cantidad de tiempo en casas de campo, balnearios yvisitas a sanatorios extranjeros, esta posición era una solución per-fecta.

De modo que cuando Calles declaró, en junio de 1930, que la

Ireforma agraria era un fracaso y sugería que debía teITrrinai'se tanpronto como fuera posible para acabar con la incertidumbre en elcampo 43, la redistribución de la tierra en los años siguien tes se re-

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dujo bruscamente+t. La ley federal del trabajo expedida en 1931para satisfacer las promesas de"la Constitución de 1917, especifi-caba, entre muchas otras cosas, los derechos de los trabajadoresagrícolas pennanentes-15; la implicación era que la hacienda tradi-uional con sus peones acasillados estaba all í para quedarse.

Por lo Lanto todos se sorprendieron cuando Calles sugirió en unaentrevista concedida a finales de mayo de 1933 que la reformaiagraria debía reanudarse. (Pura esa fecha, Ortiz Rubio ya no era'presidente; 'con su continuo barajar de gabi.netes, Calles le habíahecho tan difícil la vida que renunció y en septiembre de 1932 elCongreso eligió <l: Apelardo Rodríguez, un amigo cercano y sociode negocios 'de Calles, para que ocupara el puesto por el resto delperiodo, hasta noviembre de 1934). En la entrevista, Calle empe-zaba por repetir su ya conocida declaración, de que el repartoagrario hasta entonces era un fracaso desde un punto de vista eco-nómico debido al tamaño pequeño de las parcelas ejidales, peroque por supuesto había sido necesaria para destruir el poder de los

I terratenientes-té. Sin. em bargo, como .~?0.é!.C~l~qa~?S n?,y?d ían. reestablecer el peonaje, Calles propuso que la distribución de la

{.tierra a los pueblos debía reanudarse hasta terminarla totalmentedurante el siguiente periodo presidencial; con el resultado de quedesaparecerían cuando menos cuatro quintas partes del peonaje. jSimultáneamente, el gobierno debía obligar a los propietarios asubdividir el resto de sus propiedades y venderlas en fraccionespara que los ejidatarios que no estuvieran satisfechos con sus mez-quinas parcelas pudieran comprarlas y se convirtieran en agriculto-

/]res modernos. Así se originaría una saludable economía mixta que\conduciría al progreso. Ya era hora, concluía Calles, de formularun detallado programa de acción para los siguientes seis~.s.Como jefe máximo de la revolución, Calles era, aunque fuera enmenor grado, heredero del prestigio de -Obregón, así como éste encierta forma había heredado el prestigio de los caudillos anteriores.Puesto que las declaraciones de los caudillos a la prensa se conside-raban como ex cathedra; las sugestiones del ex-presidente fueronaceptadas sin discusión.

Desde 1930, ~do_Calles frenó la distribución de tierras a lospueblos, uña Gffu.s-había sacudido a la economía mundial hasta suspropios cimientos. En México, que dependía tanto de las exporta-r ciones y el mercado mundial, produjo un desastre. Aunque la pro-ducción agrícola para el mercado nacionar;especíaimente el maíz,permaneció bastante estable, dependiendo sólo de una bueñaOmala cosecha, los cultiv<?§_de_e.x.p~_.~l algodón y el he-~én en general declinaron en más de la mita<r-===Sise considera-mas 'bien el valor que el volurnen+? . Una declinación similar tuvolugar en la minería y la metalurgia. La cáída en la extracción de

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.plata y de petróleo había comenzado incluso antes de 1930 debi-,do a la desmonetización mundial elel metal, al gradual agotamiento\\de los pozos existentes y a la renuencia de las cornpañ ias para per-forar nuevos pozos. El resultado fue la desocupación masiva en elcampo, mucho más elevada que lo que adrnit ian las estnd"ísHcasoficiales, pues por costumbre los sin trabajo SP. iban a vi vil'con sus

I parientes: "donde come uno, comen dos",Hl. Durante al periodoele 1930 a 1932, la superficie dedicada al cultivo de productos deexportación, probablemente se redujo a la mitad y el número detrabajadores agrícolas disminuyó en proporción semejante. Estodebe haber llevado a la conclusión de que debía permitirse a loscam pesinos desocupados practicar la --ªmcLütura de subsistencia-es decir, el cultivo del maíz- en laS tierras. ahora ~<;upadas.De esta manera se liberaría a los hacendados de s-udeber tradicio-nal de alimentar a sus peones.

La depresión fortaleció las tenQenciaS-r:laG-i.o.nal.i§iasy socialistasdondequiera; en los Estados Unidos, Roosevelt inauguró su NUevoTrato en marzo de 1933. y en abril envió a Josephus Daniels, sualiitgC)p~embajador a México. Cualquier acuerdoen cuanto a la terminación de las reformas sociales que Calles hayapodido cerrar con el embajador Morro w a cambio de concesionespor parte del comité de acreedores extranjeros, ahora parecía in va-lidado. Se presentó una OQ2rlunidad única para llevar a cabo la re-forma }l.grari~a_nªfionalización de la riqueza del subsuelo,ambas prometidas por la-Constitución de 1917 pero pospuestasdurante años.

Los efectos de la depresión así como la actitud tolerante deWashington explican el resurgimiento repentino del mo~toagrario en la ~~3. Puesto que se sabía que Calleshaolahenado la reforma en el pasado, el movimiento agrario pare-cía ser una rebelión contra el "maximato". La pregunta era¿quién será el próximo presidente? En los círculos políticos sepensó que el país necesitaba un presidente fuerte, un hombre devalor y carácter que pudiera terminar el periodo de seis años ysacara a México del atolladero en que se encontraba después de lamuerte de Obregón. Quienquiera que fuera el siguiente presidente,sin embargo, no debería poder reelegirse nunca, bajo ninguna cir-¡cunstancia. Por lo tanto, en abril de 1933 el Con~so anuló lalenmienda de Obregón y reforzó con los términos mas categóricos¡Ua prohibición constitucional de la reelección. El hecho de queCalles no pudiera, ni siquiera en un caso extremo, volver a ser pre-sidente nunca, tenía que reducir su autoridad. Entonces, ello demayo Portes GtlyOtí'OS políticos, actuando en nombre de las ligas

, agrarias de varios estados, expidieron un manifiesto instando a laI reanudación de la reforma agraria y la designación del general

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Lázaro Citdenas, el secretario de guena, como candidato presi-Ué1íClüTJel partido oficial. Después de servir como gobernador deJ\I~~ su estado natal, Cárdenas había ocupad~s pues-Los en el gabinete: era muy trabajador, eficiente, modesto y leala Calles. Cárdenas ,t~nía el apoyo de los amigos de Calles cornoAaró n Srienz y el de dos hijos de Calles, uno de los cuales eragobernador de Sonora ·:l9. Sin embargo, éstos no hablaban por supadre; parece que él hubiera preferido a otro candidato Pero nopudo detener la marea de la opinión pública y cuando Cárdenasrenunció dos semanas después y aceptó su candidatura, Calles enla entrevista mencionada arriba, cambió su actitud acerca de lareforma agraria. ¿Cambió su punto de vista bajo la presión de losacontecimientos o simplemente trató de aprovechar la coyuntura?Su sinceridad fue sometida a prueba medio año después, cuando elPartido Nacional Revolucionario se reunió en Querétaro +siernpreel ominoso Querétaro-- para discutir el proyecto del Plan Sexenal,que había sido preparado mientras tantü-p-o;· ~l-gObiern-o·.··(Laentrevista de Calles de mayo 1933 recuerda la de Porfirio Díaz en1908. Las circunstancias de ambas parecen haber sido semejantes;así tam bién lo fueron sus consecuencias --el fin de ambas dictadu-ras.)

[La reforma agraria en la práctica se había res,t.ringido a distribU,irla tierra a los pueblos; hasta entonces no se había repartidoninguna tierra de las haGiencl~ entre lQS peónesaóásilladós. Lara-zón era obvia: si se les daba la tierra' a los peones, las haciendasIro sólo perderían sus tierras bien situadas, sino también su fuerza'de trabajo. Sería el fin de la hacienda como tal. Daba la coinciden-cia de que no'soIoT5bi.:egoñsÍru)-tam-¡;iéñ--Cálfes y la mayoría de losgenerales jnás sobresalientes habían adquirido haciendas; cierta-mente eran pequeñas comparadas con fas de Ia:~qUla de Díaz,

(pero una hacienda con. agricultura intensiva y cría de animalespodía ser tanlucrativa como una de 1a8añtíguas propied~lo tanto el proyecto del Plan Sexenal no menciona_Q_a.alos...peonesacasillados. Cuando el maestro __de escúelá"'y-dírl_gente 8:.~~OCreSan Luis Potosí, ~~~~hez, propuso en la convención deQuerétaro que deberla otorgarse. _3.. los peones acasillados elderecho de obtener tierras, el repres~teCIelos intereses deCalles, editor de El Nacional, aceptó la propuesta en principio perodeclaró que el problema requería más estudio; el asunto era dóndepodrían o deberían obtener la tierra los peones. En la ASiiiñOfeai: levantó un alboroto y la convención finalmente aprObó el dere-cho, bajo ciertas condiciones, de los peones permanentes a recibirtierras" (). De allí en adelante, la hacienda estaba destinada a laextinción.- En ásun tos laborales, el Plan Sexenal era más radicalñl . El

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partido y el gobierno debían unirse a los trabajadores en "la luchade ciases inherente al sistema ele producción" y debería fortalecera los _~it1d.icatos obreros. Sin embargo, el plan no especificaba adónde debería conducir la lucha de clases. Dada la tendencia mun-dial hacia lo. autosuficiencia, el plan recomendaba que Méxicodebería estimular la creación de nuevas industrias: los productosdel rico subsuelo también deberían in dustrializ arse tanto como.fuera posible. El plan no aclaraba quién debería estar encargado deeste proceso, si el estado o la iniciati va privada; sí declaraba, sinembargo, que la formación de cooperativas debería ser alentada. Apesar de haber adop-tado "para el programa un término en boga enla Rusia Soviética, parecería que algunos de sus creadores ten íanen mente una transformación gradual de la sociedad mexicana alsocialismo cooperativista. Cárdenas, que fue designado por la con-.venció n como candidato presidencial del partido el 6 de diciembre,aclaró este punto en uno de sus discursos de laca;:--ñpafur': los

(instrumentos de la producción se darían a "las masas proletariasorganizadas"; la revolución mexicana progresaría hacia el socialis-

, mo pero no hacia el comunismo de estado "porque no armonizaI con la naturaleza de nuestro pueblo. . . ni deseamos sustituir alpatrón individual con el estado como patrón"52.

La convención resolvió que el Plan Sexenal debería entrar envigor inmediatamente. Incluso antes de fines de 1933, el CongresoI modificó el Artículo 27 de la constitución y tres meses despuésaprobó el Código Agrario, una ley detallada que reglamentaba a laconstitución 53. Su característica importante era el límite estable-tcido sobre la división de la tierra. En primer lugar, l~onstruccio-nes de cualquier clase y las obras de irrigación quedabanexcruraa5de los repartos. También quedaban exentas las propiedades de tie-rras irrigadas cuya superficie no excediera d~ o en ciertoscasos de 100 hectáreas y las propiedades de tierras de temporalhasta 300 y 200 hectáreas respectivamente; las plantaciones deciertos cultivos tropicales quedaban libres hasta ª-ºD_hectáreas; lastierras sembradas con alfalfa y cultivos de importancia industrialcomo el henequén podrían quedar completamente exentas en cier-tas condiciones, como igualmente las tierras dedicadas a la caña deazúcar en propiedades con ingenios que pertenecieran al dueño dela tierra, hasta la cantidad necesaria para proporcionar caña para laproducción normal. Los límites máximos para propiedades priva-das parecían bastante razonables, pues todavía permitían que laagricultura productiva fuera posible. Los terratenientes teníanderecho de escoger la tierra que quedaría libre de nacionalización.Dichas unidades no sujetas a expropiación se llamaron pequeñaspropiedades. La ley también estipulaba que la tierra cultivableotorgada a los pueblos y a otros centros de población debería sub-

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dividirse illlllecliaLallH'nte en propiedades individuales. El tamañolIl' las p.ucelas no se especificaba: obviamente depen d ía ele 13superficie ele la tierru expropiada y del número de solicitantes. Losbcno ñcinrios so ríun propietarios de sus parcelas individuales conlas siguientes limitaciones: nunca podrían vender. hipotecar ni

. arre ndur sus Jl~lr~,ls. I)e all i en ndelan te , los cum pesin os est.uíanprot('gidus 1)('1'0 al mismo tiempo obligados a cultivar su tierra consus propias manos; se establecieron castigos para los infractores .Por lo tanto no era una verdadera propiedad sino más bien usu Iruc-

1/ Lo; la propiedad quedaba escriturada a los pueblos. El cultivo indi-vidual que predominaba en México era el maíz, sin embargo, cier-tos cultivos requerían el esfuerzo combinado de los campesinos ojornaleros. En este caso, la ley declaraba que dichas tierras debe:rían mantenerse y cultivarse en forma colectiva y que bancos espe-ciales del gobierno organizarían la producción y la venta. Los bos-ques y los pastos otorgados a los pueblos seguir ían siendo propie-

- dad común. Tolla la tierra otorgada de acuerdo con la reformaagraria se llamaba ejido (la ley le dio un nuevo significado a esteantiguo término); ademas de los ejidos, los pueblos podían poseeraún propiedad comunal de los años anteriores y los campesinos po-d ían poseer individualmente propiedades privadas heredadas desus ancestros, aparte de los ejidos, El resultado tenía que ser com-plicado. La diferencia importante era que las tierras ejidales y susnuevos propietarios estarían bajo control gubernamental. Final-mente, la ley facilitaba la tramitación; como resultado, el repartode tierr~s en 1934 se elevó a 680,000 hectáreas, varias veces másque el año anterior. -- .

Sin embargo, la agitación laboral también aumentó: el númeroele huelgas saltó de trece con 1,000 participantes en 1933 a 202con casi 15,000 participantes el año siguiente. La balanza se incli-naba hacia la izquierda.

Para entonces, la economía mexicana se había recuperado par-cialmente de la depresión. La moneda había sido devaluada de sutipo de 2 pesos a 3.60 pesos por dólar. Como resultado, la balanzade exportación que se había reducido a sólo 120 millones de pesosen 1933, su bió en un año a 310 millones 54. El Banco de Méxicofinalmente logró persuadir al público a que aceptara sus billetes yla circulación aumentó de 1.5 millones en enero de 1932 a 100millones a mediados de 1934. Mientras la economía se recuperaba,Cárdenas estaba realizando su campaña en el campo, visitando lospueblos y hablando con los campesinos. Como el triunfo electoraldel candidato oficial se daba por un hecho; él viajaba por el paísprincipalmente con objetivos post-electorales: deseaba famílian-zarse con las necesidades de la gente común y establecer contactospersonales con ella. En ésto Cárdenas tuvo tanto éxito que estable-ció- el precedente para sus sucesores.

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No era difícil para Cárdenas comprender a los campesinos. Ha-b ía nacido en el pueblo michoacano de Jiquilpan en 1895, y solíaayudar a su abuelo, que fue soldado en el ejército republicano enépoca de Juárez , a cultivar 2 hectáreas de tierra arrendada 55 _ Supadre era artesano textil y posLeriormente pequeño comerciante.Las oportunidades en el' pueblo eran limitadas, de modo que elm uchacho empezó a trabajar en la oficina local del gobierno a laedad de catorce años y luego en una imprenta. De allí se unió a larevolución en 1913. Varios años después, conoció a otro paisanode Michoacán, el general Francisco Mújica. El padre de Mújicahabía sido maestro de escuela y él mismo había estado en un semi-na.rio que dejó para trabajar como empleado y periodista radical.En 1910, se unió a Madero en Texas y tres años después firmó elPlan de Guadalupe de Carranza. Fue' miembro del Congreso Cons-tituyente y probablemente uno de los principales autores de lassecciones radicales de la nueva constitución, Once años mayorque Cárdenas, Mújica parecía predestinado a ejercer una fuerte in-fluencia sobre aquél, cuya educación formal se había limitado a laescuela primaria, Pasaron juntos los años de 1926 a 1927 en Vera-cruz, La leyenda, negada por Mújica y nunca admitida por Cárde-nas, dice que allí, en las cálidas noches tropicales, Mújica le expo-nía las doctrinas del socialismo a su joven amigo 56. Después deeso, Mújica cayó en desgracia con los siguientes presidentes, Cár-denas lo rescató de la oscuridad cuando lo trajo a su gabinetecomo secretario de Industria 'j Comercio ella de diciembre de1934,

Mújica era quizás el único verdadero partidaria de Cárdenas enun gabinete compuesto en su mayoría por hombres asociados conCalles; el ministro de comunicaciones era Rodolfo Elías Calles y elde agricultura, Garrido Canabal, amo del estado bananero deTabasco, y fanático hacendado anticatólico 57 . Portes Gil, minis-tro de relaciones exteriores, tal vez podría calificarse comoindependiente. Aun suponiendo que el nuevo presidente intentarasacudirse el yugo de Calles, el gabinete podía impedírselo. Tranqui-lo, Calles partió a Los Angeles para tratamiento médico,

Desde el primer día, Cárdenas rechazó vivir en el Castillo deChapultepec, construido en un cerro que domina a la capital; ha-bía sido un símbolo de autoridad desde tiempos de Porfirio Díaz58.El presidente empezó a llevar a cabo el Plan Sexenal. La distribu-ción de la tierra en 1935 casi cuadruplicó la de 193459. La agita-ción laboral dio frutos: las huelgas aumentaron a 642 con 145,000participantes en 1935; era significativo que, al contrario del año an-terior, los fallos de los tribunales laborales (las Juntas de Concilia-ción y Arbitraje), en la mayoría de los casos eran favorables a lostrabajadores, Como los precios subían, las huelgas en las que se pe-

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Habiendo eliminado el maximato, Cárdenas amplió su apoyopopular acelerando la reforma social. Ello de mayo lnvlt6 a re-gresar a los generales y políticos exiliados por Obregon y Calles u.<.,

La mayoría se clasificaba como conservadora, Cárdenas fue alextremo de abrir las puertas a Porfirio Díaz hijo, que regresó des-pués de una ausencia de un cuarto de siglo, así como a José Vas-cancelas a quien se permitió ridiculizar al México socialista delfuturo como instrumento de los banqueros de Wall Street63,Como político, Vasconcelos era inofensivo y por lo tanto se ledejó tranquilo, Después de todo, su nacionalismo extremo podríaser útil. Con el tiempo, Vasconcelos encontró la paz en el seno dela iglesia católica; su virulento antiyankismo sobrevive en el anti-imperialismo de la actual extrema izquierda mexicana,

El presidente estaba preparando un reparto agrario a gran escala;era de esperarse la oposición, tal vez incluso armada, de los terrate-nientes, Lo que se necesitaba era la neutralidad de la iglesia, queera difícil pero no imposible de obtener ahora que la dictadura deObregón y Calles había terminado, El nuevo gabinete de 1935había puesto en claro que los decretos anticlericales más extre-mos serían abolidos: el nuevo ministro de agricultura era el general

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Cedilla, un antiguo campesino revolucio nuno y conocido comobastante amigo de la iglesia; al hombre a quien Cedillo n-'Plllplaza·bu, Garrido Canabal, se le ofreció un puesto diplomático en elextranjero y su dominio del estado do Tabasco fue dcst ruido bajopresión del gobierno y una rebelión el!" los católicos locales 54. Eldecreto de Garrido Canubai que ordenaba a los sacerdotes qUE:' secasaran, as í como o tras decretos an ticlericales, fueron declaradosanticonstitucionales. Como la iglesia ya no era una gran propietariade tierras, había una esperanza razonable de que la reforma agrariau gran escala podría tener éxito.

La distribución ele la tierra se aceleró inmediatamente. El Códi-go Agrario de 1934 había establecido límites definidos para lasubdivisión de las haciendas; la Ley Federal del Trabajo de 1931no había previsto la nacionalización de las empresas privadas. Cár-denas necesitaba una base legal para su poi ítica de socializar losmedios de producción, tanto rurales corno urbanos. Por lo tanto,en septiembre de 1936 envió al Congreso el proyecto de ley que leotorgaba amplio poder para expropiar toda clase de propiedades oempresas privadas. La ley entró en vigor unas cuantas semanas des-pués. El presidente les había dicho a los industriales en febrero quesi estaban cansados de las demandas incesantes de sus trabajadores,podían entregarles sus fábricas a ellos. Esto sucedió realmente conalgunas minas pequeñas y fábricas que ya no eran lucrativas comoresultado de los salarios mínimos siempre en aumento, entre otrascosas. Los salarios mínimos también eran aplicados en la agricul-tura; las huelgas se hicieron tan frecuentes en ésta como en laindustria. Las huelgas de los trabajadores del campo fueron dirigi-das principalmente por agitadores sindicales urbanos; parecía pró-ximo el día en que la Confederación Mexicana de Trabajadores,dirigida por el marxista Lom bardo, controlaría no sólo a los traba-jadores citadinos sino también a los peones de las haciendas 65. LaCTM podría convertirse en la fuerza más poderosa del país. Estoiba en contra del programa socialista-cooperativista de Cárdenas ytambién en contra de su convicción de que los campesinos no erande ninguna manera inferiores a los trabajadores de la ciudad ni alos intelectuales 66 . Así fue que cuando los peones de las ricas ha-ciendas algodoneras del distrito de La Laguna fueron a la huelgapara pedir aumento de salarios y prestaciones durante la cosechade 1936, Cárdenas ordenó el reparto inmediato de todas lashaciendas. La mayor parte de la tierra fue para los peones; dado elhecho de que allí se cultivaba el algodón con riego, podíasembrarse colectivamente, con crédito y bajo supervisión delgobierno. Los hacendados conservaron el resto. Cárdenas comentóen su diario que en este caso era imposible traer a campesinos sintierras de otras regiones para que solicitaran las tierras restantes en

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La Laguna 57, aunque ésta era una práctica habitual. Como lospeones acasillados en muchos casos no deseaban solicitar la tierra.Y el gobierno estaba decidido a destruir la hacienda . .3 menudose obligaba a los peones a hacerlo importando campesinos sin tie-nas.

Lus hacendados por su parte pructic abun la venta real y Iicticiade sus tierras a los peones, arreuduturio s o aparceros. El mismo Cár-denas aprobó una venta sernejante de una propiedad en pequeñasfracciones a compradores de verdad" ~. Pero en la mayoría de loscasos dichas ventas se rechazaban porque se pensaba que lashaciendas simplemente estaban tratando de evadir la ley, perpetuarsu dominio sobre la tierra y la gente. Los hacendados que notenían otra propiedad frecuentemente quedaban completamentearruinados, porque aun cuando se o bedeciera el Código Agrario, loque no siempre sucedía, sus vidas podrían haber corrido peligro sise quedaban en la hacienda. Azuela, como siempre simpatizante delos pobres y los oprimidos, describió a un hacendado convertidoen proletario en su nueva novela Avanzada. También describió,con menos simpatía, a otro hacendado que había sido lo bastantelisto para encontrar un puesto importante en un ingenio azucarerosocializado 59 . Cuando se obedecia al código, los terratenientesconservaban las mejores tierras, aun cuando éstas pudieran habersido sólo una parte muy pequeña de su propiedad original 70 .Huelga decir que la división de las propiedades desorganizó la pro-ducción; especialmente dañó la ganadería porque los hacendadosse quedaron sin tierras en que pastara su garlado.

El repartó de la tierra, que en 1936 llegó a 3.6 millones dehectáreas, aumentó el año siguiente a más de 5 millones. Cooperati-vas campesinas bajo control gubernamental +Ilarnadas ejidos colec-tivos se establecieron en Yucatán en agosto de 1937; ésto, juntocon la construcción del ferrocarril de Yucatán a Veracruz, enlazómás estrechamente a la península con Méxicov í • En octubre de1937, las tierras fértiles e irrigadas de Sonora, q ue pertenecían enparte a ciudadanos de los Estados Unidos y en parte a políticosdel grupo de Obregón y Calles, fueron divididas. En la esfera noagrícola, los Ferrocarriles Nacionales fueron nacionalizados en ju-nio; ésto fue la culminación lógica de la política iniciada treintaaños antes por Limantour. Cárdenas entregó los ferrocarriles a unacooperativa de trabajadores en 1938. El Banco de México siguióinyectando dinero a la circulación 72 Y financiando proyectosgubernamentales como la nueva presa para el distrito algodonerode La Laguna y la compra de equipo agrícola para los ejidos colec-tivos. Mientras tanto, la reorganización y modernización de la in-dustria azucarera estaba en marcha. La fuente principal de azúcaren el México prerrevoluc"ionario, los ingenios de Morelos, habían

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sido devastados durante la guerra civil de 1910·1920. Cuando Cár-denas asumió el poder, la mayoría de las tierras de las haciendasal li ya perteriec iun ti los campesinos. Unos cuantosde los viejosinucnios privados estaban funcionando nuevamente, pero eraninsu Iicicnt.es ; además; eran pequeños dt' acuerdo con normas mo-dernas, pues cada hacienda c n el subrep cblado estado de More loshab ía-insistido en Lflner su propio ingenio Utilizando fondos delgobierno, Cárdenas construyó un gran ingenio para la región en te-ra y a principios de 1938 se lo entregó a una cooperativa de obre-ros azucareros y carnpesin os t J. Un ario después, el presidente ex-propió un moderno ingenio azucarero, establecido en 1930 con unpréstamo del BéUlCO de México y propiedad de Aarón Sáenz ; allíse organizó una cooperativa sernejante?»: Sin embargo, el progra-ma del presidente, como lo expone en su diario Iñ , para transfor-mar gradualmente los ingenios azucareros privados en cooperativasde obreros y campesinos, fue interrumpido por otros aconteci-mientos.

La única industria que no se había recuperado de la depresióno que se había recuperado sólo en parte, era la industria petrolera.Sobra decir que la agitación laboral en los campos petroleros au-mentó con Cárdenas y que los trabajadores estaban apoyados porel gobierno. Por tradición, las compañías se consideraban comouna nación dentro de otra nación; hacían préstamos al gobiernomexicano'tf y trataban con él de igual a igual. Se llegó a una desa-venencia irreconciliable cuando la Junta Federal de Conciliación yArbitraje otorgó a los trabajadores petroleros un aumento del 27por ciento en los salarios, además de prestaciones sociales, pero lascompañías se negaron a acatar esta disposición, alegando que elaumento total en realidad representaría alrededor del 100 porciento, lo que declararon exagerado e imposible de satisfacer. Eraobvio que nunca podrían reestablecer su influencia y quecontinuarían manteniendo la extracción del petróleo al mínimo.Esto chocaba con los intereses del gobierno mexicano. De modoque Cárdenas nacionalizó sus propiedades el is de marzo de 1938y entregó su administración a los trabajadores petroleros ??'.

Las disposiciones anteriores de socialización, especialmente enel campo agrícola, habían afectado principalmente a ciudadanosmexicanos. L'ar mucho que los hacendados hayan podido odiar aCárdenas, no tenían recurso o apoyo extranjero. La expropiaciónde las compañías petroleras, en cambio, provocó una reacción in·mediata de dos poderosos países; la Gran Bretaña, cuyos súbditoseran dueños de los mejores campos petroleros, negó a México elderecho de nacionalizar la propiedad de sus súbditos y cortó lasrelaciones diplomáticas; los Estados Unidos solamente exigieronun pago justo y expedito mientras que parte de su prensa renovó

sus ataques contra el México "comunista". La econom ía de Méxi-co sufrió un boicot cuando las compañlas pe uo leras lo obligarona vender petróleo a Alemania e l talia. Muchos mexicanos se imagi-naron que otra invasión militar extranjera estaba en camino. Has-ta ese m o rn e n l.o , Ctirdcnas había sido atacado en su país porhaberse vendido u Wall ~Ll"eeL u a Rusia. En UIl;'! o leucln p;¡l.riótica,aho ru Lodo mundo lu ap oy ó , incluyendo el arzobispo de MéxicoRivahz audo con las aruas de casa tll:' la clase media, las mujerescarn pesin as ofrecían sus pocas joyas al tesoro nacional. Nunca ha-bía sucedido nada semejante.

El general Ced illo aprovechó esta oportunidad para ajustar cuen-tas con Cárdenas. Descontento con la "socialización" de los ejidos,habla renunciado un año antes al ministerio de agricultura y sehabía retirado a San Luis Potosí, donde tenía un ejército privadoy hasta aviones te . En mayo de 1938, dos meses después de la ex-propiación petrolera, se levantó en armas, acusando a Cárdenas deestar conduciendo a México al comunismo; puesto que los limitesde San Luis Potosí quedaban cerca de los campos petroleros deTarnpico , se pensaba que Cedillo estaba vinculado con las compa-ñías petroleras extranjeras. La revuelta.eque desde el principio selimitó él San Luis Potosí, se desmoronó en unas cuantas semanas ysu jefe perdió la vida.

Sin embargo, era una advertencia que otros levantamientos másserios, tal vez dirigidos por los Lerratenientes desposeídos y losindustriales descontentos, podrían seguir. En consecuencia, Cár-denas decidió sacrificar las reformas sociales a la búsqueda de launidad nacional. El número de huelgas se redujo ala mitad79 y laredistribución ele la tierra disminuyó de 5 millones de hectáreasque se repartieron en 1937, a alrededor de 3 millones en 1938,1.75 millones en 1939 y finalmente, a 1.7 millones de hectáreas en1940. El.total de la tierra distribuida en los seis años de la presi-dencia de Cárdenas llegó él 17.9 millones de hectáreas. En mayo de1938, en el mismo momento de la revuelta de Cedilla, el gobiernoabrió la oficina de la Pequeña Propiedad, destinada a proteger a lospropietarios de las demandas campesinas y a expedirles certificadosde inafcctabilidadílO.

El cambio de política probablemente se debió, en pmte, a laineficiencia de las cooperativas de producción; la corta experienciademostró que no eran viables. Tal vez esto explica por qué Cárde-nas no escogió en 1939, como su sucesor al socialista Mújica, sinoque en cambio eligió al secretario de defensa, el general ManuelA vila Camacho, conocido como moderado y católico. Dada la si·tuación internacional, probablemente le pareció prudente a Cárde-nas dejar que los conservadores se hicieran cargo por algún tiempopara preservar lo que se había logrado hasta entonces: a saber, el

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reparto JlJ casi la m itad ele la tierra susceptible de cultivo y lanacionalización de una parte considerable de los servicios públicosy los recursos nu tu rulns.

El régimen ele Cárdenas terminó en la confusión. El día de las('Il't"ciolll's e n julio de 19·10 muchos trubujaclorcs descontentos conlos <11 Los prr-cios, ('1 dt'scl11pll'o y l'l control marxista ele los sindica-Los: votaron por (·~Icand iduto de la reacción, el gcneral/\lmazánH1.Algunos intelectuales socialistas desencantados con la designaciónde Avila Carnacho hicieron lo mismo, por despecho o desespera-ción. No obstante, el candidato oficial recibió 'la típica mayoríaabrumadora de votos y asumió el poder ello de diciembre de1940.

Para sorpresa de todos, Cárdenas no intentó imitar a Calles con-vi.rtiéndose en otro jefe máximo de la revolución, sino que dejó latarea de gobernar a su sucesor, sentando así un precedente para elsistema presidencial actual. La expropiación de la industria petro-lera perteneciente a extranjeros hizo popular a Cárdenas con todaslas clases sociales y le ganó la estatura de un héroe nacional, peroen realidad fue su reforma agraria la que tuvo el impacto más pro-fundo sobre la tradicional estructura social de México y que másque cualquier otra medida consumó, después de casi dos décadasde reveses, las metas sociales de la Revolución y de la Constitu-ciónde1917.

CUADROS ESTADÍSTICOS

Fuentes: Nacional Financiera, S.A, La econornia mexicana en cifras,(México, 1979). Las cifras han sidocorregidas y completadas con da-tos de los informes presidenciales al Congreso, los infonnes anualesdel Banco de México y otras fuentes oficiales.

-,/

Cuadro 1. Crecimiento de la población

AñoMiles de

habitantes

1793 (censo)1810 (célc.)1838 (cálc.)1856 (cálc.)1877 (cálc.)1895 (censo)1900 (censo)1910 (censo)1921 (censo)1930 (censo)1940 (censo)1950 (censo)1960 (censo)1970 (censo)1976 (cálc.)1978 (cá]c.)1979 (cá]c.)

5,2006,1227,0048,2839,38412,63213,60715,16014,33516,55319,65425,79134,92348,22562,00067,00070,000

Cuadro 2. Reparto agrario por periodbs presidenciales

PresidentesMiles de

hectáreasPeriodo

CarranzaDe la HuertaObregónEllas CalleePortes GilOrtiz Rubio&JdrlguezCárdenasAvila CamachoAlemánRuiz CortinesLópez MateasDiez OrdazEcheverría

1915-1920May.-Nov. 1920

1920-19241924-19281928-19301930-19321932-19341934-19401940-19461946-19521952-19581958-19641964-19701971-1976

13234

9713,0881,1791,469799

17,8905,5193,8453,1995,1060

14,03105,2790

• Estas cifras incluyen únicamente ejidos.

168 169

í'~~~",",,","""""'"''''''='N~~'"-''''''

Page 16: texto1 esh3-las reformas sociales

o i C,I plan fue publicado en inglés eu: G. Bosques, The National Reuolutionary Part yo( Mexico and the Six- Year Plan (México Partido Nacional Revolucionario, 1937)pp. 129-212, la referencia a Calles COIn(l Je]« nato fue ountida en 1" truduccró n.

52 Bosques, Reuolutionary Party, p. 1:32.;):1 La ley fue re unpresa en su tot.ahdad en Sunpso n, The Ejido, pp.7,5!J-808.54 V. M. Bett.,Central Bankillg in Mexico (Au» Arbo r, Ml,ohtgulI Uruversuy uf Michigan,

1957) Pi> (¡6-GB, 86-88, 114.5::; Cár deuas, Apurues, l, pp. 5-11.5(; A. de Mana y Campos, Mújica, CrÓnIca Biogratica (MexICO: Ediciones Populares,

1939) pp. 208-211: Cárdenas, Apurites, 1I (México: Universidad Nacional Autónomaele México, 1973) p. 558.

57 La persecución del clero bajo BU gobierno se describe en: Grah ain Greene, TheLau/less Roads (Ha rmoudswo rtb, Inglaterra: Peuguin Books, 1971); y Gr ahamGreeue, TILe Power arui the Glory (Harmondsworth, Inglaterra: Penguin Books,1972).

58 Cárdenas, Apuntes, 1, 11, p. 306.59 Hay una frecuente discrepancia en las estadisticas oficiales; las cifras en este caso

están tornadas de: N. L. Whetton, Rural Mexico (Chicago: University of ChicagoPress, 1947) Tabla 19.'

60 Dulles, Yesterday, p. 637.61 Dullee, Yesterday, pp. 641-645.62 Lieuwen, Mexican Militarism, p. 118.63 Vasconcelos, ¿Qué es la revolución? (México: Botas, 1937).64 Dulles, Yesterday, pp. 650-658 ("The Expedition to Tabasco").65 R. E. Scott, Mexican Gouernmenl, pp. 128-129.66 En 1938 el Partido Oficial fue rebautizado Partido de la Revolución Mexicana y

dividido en tres sectores de igual importancia: los campesinos, obreros y "trabaja-dores" intelectuales. Ver Furtak: Revolutionspartei, pp. 22-24.

67 Cárdenas, Apuntes, l, p. 631.68 lbid., p. 357.69 La Dovela fue publicada en 1940.70 Por ejemplo, la hacienda de Jalapa entre la Ciudad de México y Toluca se red!.\io de

1,000 a alrededor de 150 hectáreas de terreno. Ver: R. S. Platt, Latin AmericanCountrysides and United Regiol1.-S(Nueva York: McGraw-Hill, 1942) pp. 46-49; YCODrespecto al Estado de San Luis Potosí, ver: Bazant, Cinco haciendas mexicanas(México: El Colegio de México, 1975) pp. 181-188.

71 La construcción se terminó en 1950.72 El número de billetes se triplicó de 1934 a 1936. Ver: Bett, Central Banking, p. 114.73 Cárdenas, Apuntes, 1, p. 385.74 ¡bid., p. 411; algunos años después Aarón Sáenz construyó otro ingenio de su pro-

piedad no lejos de allí.75 lbid., p. 362.76 Dulles, Yesterday, p. 632.77 Para un resumen del próblema petrolero, ver: 1-1. Cline, The United Sta tes and

Mexico, edición revisada (Nutlva York: AtheneUID, 1971) pp. 229-260.78 Lieuwen Mexican Militarism, p. 116.79 J. W. Wilkie, The MexicanReuolution: Federal Expediture and Social Change Since

1910,. segunda edición (Berkeley, California: University of California Press, 1970)p.184.

80 A. L. Michaels, "1Oe Crisis of Cardenismo", Journal o(Latin American Studies, '2J1, (Mayo de 1970), pp. 51-79.

81 Como lo describe Azuela en su nové'la Nueva Burgues{a, publicada en 1941.

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