Textos Valor Filosofía

5
Russell Bertrand, Los problemas de la filosofía, cap. XV “El valor de la filosofía” (1912) El valor de la filosofía Llegando ahora al final de nuestro breve e incompleto repaso sobre los problemas de la filosofía, estaría bien considerar, en conclusión, cuál es el valor de la filosofía y el por qué debe ser estudiada. Es muy necesario considerar esta cuestión en vista del hecho que muchos hombres, bajo la influencia de la ciencia o de los asuntos prácticos, se inclinan a dudar si la filosofía es algo mejor que inocentes mas inútiles fruslerías, distinciones banales y controversias sobre asuntos en donde el conocimiento es imposible. Esta visión de la filosofía aparenta ser el resultado en parte de una concepción errónea de los fines de la vida, en parte por una concepción errónea del tipo de bienes que la filosofía se esfuerza por lograr. La ciencia física, por medio de sus inventos, es útil para innumerables personas que ignoran todo sobre ella; por eso el estudio de la ciencia física es recomendable, no sólo o principalmente, por su efecto en el estudiante, sino por su efecto en la humanidad. De esta forma, la utilidad no le pertenece a la filosofía. Si el estudio de la filosofía tiene algún valor para los que no sean estudiantes de filosofía, este valor será sólo indirecto, a través de los efectos que tenga sobre las vidas de aquellos que la estudien. Es en estos efectos, por lo tanto, si los hubiere, que el valor de la filosofía debe ser primero buscado. Aún más, si no queremos fallar en nuestro intento para determinar el valor de la filosofía, deberemos primero liberar nuestras mentes de los prejuicios de los que erróneamente llamamos hombres “prácticos”. El hombre “práctico”, con el significado con que normalmente se utiliza para esta palabra, es el que sólo reconoce las necesidades materiales, el que entiende que los hombres deben tener alimento para el cuerpo, pero que descuida la necesidad del alimento para la mente. Si todos los hombres estuvieran desarrollados, si la pobreza y la enfermedad estuvieran reducidas al punto más bajo posible, aún habría mucho que hacer para producir una sociedad valiosa; e inclusive en el mundo actual los bienes para la mente son al menos tan importantes como los bienes para el cuerpo. Es exclusivamente entre los bienes para la mente en donde el valor de la filosofía será encontrado; y sólo aquellos que no sean indiferentes a estos bienes pueden ser persuadidos de que el estudio de la filosofía no es una pérdida de tiempo. La filosofía, como cualquier otra materia, apunta principalmente al conocimiento. El conocimiento al que apunta es el tipo de conocimiento que unifica y sistematiza al cuerpo de las ciencias, y del tipo que resulta desde un examen crítico de las bases de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Mas no se puede sostener que la filosofía en cualquier medida haya tenido éxito en sus intentos para dar respuestas definitivas a sus preguntas. Si usted le pregunta a un matemático, a un geólogo, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qué cuerpo definitivo de verdades ha sido logrado por su ciencia, su respuesta será tan larga como usted esté dispuesto a escuchar. Pero si le hace la misma pregunta a un filósofo, él deberá, si es inocente, confesarle que su estudio no ha producido resultados positivos tal como han sido alcanzados por otras ciencias. Es verdad que debe ser tomado en cuenta el hecho que, tan pronto como un conocimiento definitivo con respecto a cualquier tema se hace posible, este sujeto cesa de ser llamado filosofía y se hace una ciencia en sí. El estudio del cosmos, que ahora le pertenece a la astronomía, fue alguna vez parte de la filosofía; la obra maestra de Newton se llamó “Los principios matemáticos de la filosofía natural”. Igualmente, el estudio de la mente humana, que era parte de la filosofía, ha sido separada de la filosofía y se ha convertido en la ciencia de la psicología. De esta forma, en su mayoría, la incertidumbre filosófica es más aparente que real: aquellas preguntas que son capaces de ofrecer respuestas definitivas son consideradas ciencias, mientras que aquellas de las que, en el presente, no se tiene una respuesta definitiva permanecen en lo que llamamos filosofía. Esto es, sin embargo, sólo una parte de la verdad con respecto a la incertidumbre de la filosofía. Hay muchas preguntas – y entre ellas las que son del más profundo interés para nuestra vida espiritual – que, tan lejos como podemos ver, deben permanecer sin solución al intelecto humano a menos que su potencial se convierta en algo totalmente distinto de lo que es ahora. ¿Tiene el universo algún plan unificador o propósito, o es tan sólo una fortuita interacción de sus átomos? ¿Es la conciencia una parte permanente del universo, dando esperanza al 1

description

valor filosofía

Transcript of Textos Valor Filosofía

  • Russell Bertrand, Los problemas de la filosofa, cap. XV El valor de la filosofa (1912)

    El valor de la filosofa Llegando ahora al final de nuestro breve e incompleto repaso sobre los problemas de la filosofa, estara bien considerar, en conclusin, cul es el valor de la filosofa y el por qu debe ser estudiada. Es muy necesario considerar esta cuestin en vista del hecho que muchos hombres, bajo la influencia de la ciencia o de los asuntos prcticos, se inclinan a dudar si la filosofa es algo mejor que inocentes mas intiles frusleras, distinciones banales y controversias sobre asuntos en donde el conocimiento es imposible.

    Esta visin de la filosofa aparenta ser el resultado en parte de unaconcepcin errnea de los fines de la vida, en parte por una concepcin errnea del tipo de bienes que la filosofa se esfuerza por lograr. La ciencia fsica, por medio de sus inventos, es til para innumerables personas que ignoran todo sobre ella; por eso el estudio de la ciencia fsica es recomendable, no slo o principalmente, por su efecto en el estudiante, sino por su efecto en la humanidad. De esta forma, la utilidad no le pertenece a la filosofa. Si el estudio de la filosofa tiene algn valor para los que no sean estudiantes de filosofa, este valor ser slo indirecto, a travs de los efectos que tenga sobre las vidas de aquellos que la estudien. Es en estos efectos, por lo tanto, si los hubiere, que el valor de la filosofa debe ser primero buscado.

    An ms, si no queremos fallar en nuestro intento para determinarel valor de la filosofa, deberemos primero liberar nuestras mentes de los prejuicios de los que errneamente llamamos hombres prcticos. El hombre prctico, con el significado con que normalmente se utiliza para esta palabra, es el que slo reconoce las necesidades materiales, el que entiende que los hombres deben tener alimento para el cuerpo, pero que descuida la necesidad del alimento para la mente. Si todos los hombres estuvieran desarrollados, si la pobreza y la enfermedad estuvieran reducidas al punto ms bajo posible, an habra mucho que hacer para producir una sociedad valiosa; e inclusive en el mundo actual los bienes para la mente son al menos tan importantes como los bienes para el cuerpo. Es exclusivamente entre los bienes para la mente en

    donde el valor de la filosofa ser encontrado; y slo aquellos que no sean indiferentes a estos bienes pueden ser persuadidos de que el estudio de la filosofa no es una prdida de tiempo. La filosofa, como cualquier otra materia, apunta principalmente al conocimiento. El conocimiento al que apunta es el tipo de conocimiento que unifica y sistematiza al cuerpo de las ciencias, y del tipo que resulta desde un examen crtico de las bases de nuestras convicciones, prejuicios y creencias. Mas no se puede sostener que la filosofa en cualquier medida haya tenido xito en sus intentos para dar respuestas definitivas a sus preguntas. Si usted le pregunta a un matemtico, a un gelogo, a un historiador, o a cualquier otro hombre de ciencia, qu cuerpo definitivo de verdades ha sido logrado por su ciencia, su respuesta ser tan larga como usted est dispuesto a escuchar. Pero si le hace la mismapregunta a un filsofo, l deber, si es inocente, confesarle que su estudio no ha producido resultados positivos tal como han sido alcanzados por otras ciencias. Es verdad que debe ser tomado en cuenta el hecho que, tan pronto como un conocimiento definitivo con respecto a cualquier tema se hace posible, este sujeto cesa de ser llamado filosofa y se hace una ciencia en s. El estudio del cosmos, queahora le pertenece a la astronoma, fue alguna vez parte de la filosofa; la obra maestra de Newton se llam Los principios matemticos de la filosofa natural. Igualmente, el estudio de la mente humana, que era parte de la filosofa, ha sido separada de la filosofa y se ha convertido en la ciencia de la psicologa. De esta forma, en su mayora, la incertidumbre filosfica es ms aparente que real: aquellas preguntas que son capaces de ofrecer respuestas definitivas son consideradas ciencias, mientras que aquellas de las que, en el presente, no se tiene una respuesta definitiva permanecen en lo que llamamos filosofa.

    Esto es, sin embargo, slo una parte de la verdad con respecto a la incertidumbre de la filosofa. Hay muchas preguntas y entre ellas las que son del ms profundo inters para nuestra vida espiritual que, tan lejos como podemos ver, deben permanecer sin solucin al intelectohumano a menos que su potencial se convierta en algo totalmente distinto de lo que es ahora. Tiene el universo algn plan unificador o propsito, o es tan slo una fortuita interaccin de sus tomos? Es la conciencia una parte permanente del universo, dando esperanza al

    1

  • crecimiento indefinido de la sabidura, o es slo un accidente transitorio dado en un pequeo planeta en el que la vida algn da ser imposible? Son el bien y el mal de importancia para el universo o slo para los hombres? Son estas preguntas las que se hace la filosofa, y sus respuestas son de tal variedad como diversidad de filsofos hay. Mas parece ser que, independientemente de si las respuestas a estas preguntas son capaces de ser descubiertas o no, las respuestas sugeridas por la filosofa no pueden ser demostradas como verdaderas. Aunque, a pesar de que la esperanza sea escasa para poder descubrir una respuesta, es parte del asunto de la filosofa continuar con el estudio de tales preguntas, para hacernos conscientes de su importancia, para examinar todas las aproximaciones a ellas, y para mantener con vida el inters especulativo en el universo, que es capaz de ser destruido por nuestro confinamiento al conocimiento cierto y definitivo.

    Muchos filsofos, es verdad, han sostenido que la filosofa puede establecer la verdad de algunas respuestas a tales preguntas fundamentales. Han supuesto que lo que es de la mayor importancia paralas creencias religiosas puede ser probado como verdadero por medio de la estricta demostracin. Con el objeto de juzgar tales intentos, es necesario investigar el conocimiento humano y formar una opinin con respecto a sus mtodos y limitaciones. En tal materia sera poco inteligente pronunciarnos dogmticamente; pero si las investigaciones enlos captulos precedentes no nos han extraviado, nos vemos obligados a renunciar a la esperanza de encontrar pruebas filosficas a las creencias religiosas. No podemos, por lo tanto, incluir como parte del valor de la filosofa un cuerpo definido de respuestas a tales preguntas. Por consiguiente, una vez ms, el valor de la filosofa no debe depender sobre cualquier cuerpo supuesto de conocimiento definitivo y cierto que ser adquirido por quienes la estudien.

    El valor de la filosofa deber ser buscado, de hecho, mayormenteen su propia incertidumbre. El hombre que no posea de ni siquiera un nimio conocimiento de la filosofa transita a travs de la vida encarcelado en los prejuicios derivados del sentido comn, en las creencias habituales de su tiempo o de su patria, y en las convicciones que se han desarrollado en su mente sin la cooperacin o consentimiento

    de su deliberada razn. Para tal hombre el mundo tiende a hacerse definitivo, finito, obvio; los objetos comunes no le producen dudas, y las posibilidades extraas son rechazadas con desdn. Tan pronto cuando empezamos a filosofar, al contrario, encontramos, como hemos visto en los primeros captulos, que inclusive las cosas ms comunes nos llevan a los problemas de los que slo se pueden dar respuestas incompletas. La filosofa, a pesar de no ser capaz de decirnos con certidumbre cul es la respuesta correcta a las dudas que plantea, es capaz de sugerir muchas posibilidades que amplan nuestros pensamientos y los libera de la tirana de lo comn. As, mientras que nuestro sentimiento de certidumbre con respecto a lo que las cosas son se ve disminuido, incrementa de forma importante nuestro conocimiento de lo que pudieran ser; remueve ese dogmatismo algo arrogante de aquellos que nunca han viajado a la regin de la duda liberadora, y mantiene con vida nuestra capacidad de asombro por medio de mostrarnos el aspecto extrao que las cosas familiares tienen.

    Aparte de su utilidad para mostrarnos posibilidades impensadas,la filosofa tiene el valor tal vez el ms importante y precisamente porla grandeza de los objetos que contempla de liberarnos de las metas angostas y personales que resulta de esta contemplacin. La vida del hombre instintivo est encerrada en el crculo de sus intereses privados:familia y amistades se pueden incluir, pero el mundo exterior no es tomado en cuenta a menos que ayude o estorbe lo que est dentro del crculo de los deseos instintivos. En tal vida hay algo febril y confinadoen comparacin con la vida filosfica, que es calma y libre. El mundo privado de los intereses instintivos es muy reducido, ubicado en medio de un mundo grande y poderoso que deber, tarde o temprano, reducir aruinas nuestro mundo privado. A menos que podamos ampliar de tal manera nuestros intereses que incluyan la totalidad del mundo exterior, permaneceremos como en una guarnicin de una fortaleza sitiada, sabiendo que el enemigo nos impide la escapatoria y que la rendicin final es inevitable. En tal vida no hay paz, sino la lucha constante entre el deseo insistente y la impotencia de la voluntad. De una forma u otra, si queremos una vida maravillosa y libre, debemos escapar a esta prisin y a esta lucha.

    2

  • Una forma de escapar es por medio de la contemplacin filosfica. La contemplacin filosfica no divide, en su forma ms amplia, el universo en dos territorios hostiles amigos y enemigos, til eintil, bueno y malo sino que ve el todo imparcialmente. La contemplacin filosfica, cuando no est contaminada, no apunta a la prueba de que el resto del universo es semejante al hombre. () En la contemplacin, por el contrario, empezamos del no-Yo y a travs de su grandeza los lmites del Yo son ampliados; a travs de la infinitud del universo la mente que lo contempla alcanza a compartir algo de esta infinitud.

    As, para sumar a nuestra discusin sobre el valor de la filosofa, la Filosofa debe ser estudiada, no en nombre de cualquier respuesta definitiva a sus preguntas, ya que ninguna respuesta definitiva puede, como regla, ser conocida como verdadera, sino en nombre de las preguntas en s mismas; porque estas preguntas amplan nuestra concepcin de lo que es posible, enriquecen nuestra imaginacin intelectual y disminuyen la seguridad dogmtica que encierra a la mente y la previene de la especulacin; pero ms que nada porque, a travs de la grandeza del universo que contempla la filosofa, la mente tambin participa de esa grandeza y se hace capaz de esa unin con el universo que constituye su ms alto bien.

    Platn, La Repblica, Libro VII.

    Y a continuacin segu compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educacin o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda subterrnea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que estn en ella desde nios, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar nicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver lacabeza; detrs de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; ya lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el pblico, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

    Ya lo veo dijo. Pues bien, contempla ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habr, como es natural, unos que vayan hablando y otros que estn callados. Qu extraa escena describes dijo y qu extraos pioneros! Iguales que nosotros dije, porque, en primer lugar crees que los que estn as han visto otra cosa de s mismos o de sus compaeros sinolas sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que est frente a ellos? Cmo dijo, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmviles las cabezas? Y de los objetos transportados? No habrn visto lo mismo? Qu otra cosa van a ver? Y, si pudieran hablar los unos con los otros, no piensas que creeran estar refirindose a aquellas sombras que vean pasar ante ellos? Forzosamente. Y si la prisin tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creeran ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que vean pasar? No, por Zeus! dijo.Entonces, no hay duda dije yo de que los tales no tendrn por real ninguna otra cosa ms que las sombras de los objetos fabricados. Es enteramente forzoso dijo. Examina, pues dije, qu pasara si fueran liberados de sus cadenas ycurados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse sbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, alhacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras vea antes, qu crees que contestara si le dijera alguien que antes no vea ms que sombras inanes y que es ahora cuando, hallndose ms cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos ms reales, goza de una visin ms verdadera, y si fuera mostrndole los objetos que pasan y obligndole a contestar asus preguntas acerca de qu es cada uno de ellos? No crees que estaraperplejo y que lo que antes haba contemplado le parecera ms

    3

  • verdadero que lo que entonces se le mostraba? Mucho ms dijo. Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, no crees que le doleran los ojos y que se escapara volvindose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que considerara que estos son realmente ms claros que los que le muestran? As es dijo. Y, si se lo llevaran de all a la fuerza dije, obligndole a recorrer la spera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, no crees que sufrira y llevara a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendra los ojos tan llenos de ella que no sera capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas? No, no sera capaz dijo, al menos por el momento. Necesitara acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vera ms fcilmente seran, ante todo, las sombras, luego,las imgenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y ms tarde, los objetos mismos. Y despus de esto le sera ms fcil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vistaen la luz de las estrellas y la Luna, que el ver de da el Sol y lo que le es propio. Cmo no? Y por ltimo, creo yo, sera el Sol, pero no sus imgenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a l, sino el propio Sol en su propio dominio y tal cual es en s mismo, lo que l estara en condiciones de mirar y contemplar. Necesariamente dijo.Y, despus de esto, colegira ya con respecto al Sol que es l quien produce las estaciones y los aos y gobierna todo lo de la regin visible yes, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos vean. Es evidente dijo que despus de aquello vendra a pensar en eso otro. Y qu? Cuando se acordara de su anterior habitacin y de la ciencia de all y de sus antiguos compaeros de crcel, no crees que se considerara feliz por haber cambiado y que les compadecera a ellos? Efectivamente. Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir

    con mayor penetracin las sombras que pasaban y acordarse mejor de cules de entre ellas eran las que solan pasar delante o detrs o junto con otras, fuesen ms capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, crees que sentira aquel nostalgia de estas cosas oque envidiara a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurrira lo de Homero, es decir, que preferira decididamente ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable? Eso es lo que creo yo dijo: que preferira cualquier otro destino antes que aquella vida. Ahora fjate en esto dije: si, vuelto el tal all abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, no crees que se le llenaran los ojos de tinieblas como a quien deja sbitamente la luz del sol? Ciertamente dijo. Y, si tuviese que competir de nuevo con los que haban permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habrsele asentado todava los ojos, ve con dificultad y no sera muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse, no dara que rer y no se dira de l que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensin? Y no mataran, si encontraban manera de echarlemano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir? Claro que sdijo.

    Bacon Francis, Novum Organum Scientiarum (1620)

    37. En su comienzo, tiene nuestro mtodo gran analoga con los procedimientos de los que defendan la acatalepsia; pero, en fin de cuentas, hay entre ellos y nosotros diferencia inmensa y verdadera oposicin. Afirman ellos sencillamente que nada puede saberse; afirmamos nosotros que no puede saberse mucho de lo que a la naturaleza concierne, con el mtodo actualmente en uso; pero por ello quitan los partidarios de la acatalepsia toda autoridad a la inteligencia ya los sentidos; y nosotros, al contrario, procuramos y damos auxiliares auna y a otros.

    4

  • 38. Los dolos 1 y las nociones falsas que han invadido ya la humana inteligencia, echando en ella hondas races, ocupan la inteligencia de tal suerte, que la verdad slo puede encontrar a ella difcil acceso; y no slo esto: sino que, obtenido el acceso, esas falsas nociones, concurrirn a la restauracin de las ciencias, y suscitarn a dicha obra obstculos mil, a menos que, prevenidos los hombres, se pongan en guardia contra ellos, en los lmites de lo posible.

    39. Hay cuatro especies de dolos que llenan el espritu humano. Para hacernos inteligibles, los designamos con los siguientes nombres: la primera especie de dolos, es la de los de la tribu; la segunda, los dolos de la caverna; la tercera, los dolos del foro; la cuarta, los dolos del teatro.

    40. La formacin de nociones y principios mediante una legtima induccin, es ciertamente el verdadero remedio para destruir y disipar losdolos; pero sera con todo muy conveniente dar a conocer los dolos mismos. Existe la misma relacin entre un tratado de los dolos y la interpretacin de la naturaleza, que entre el tratado de los sofismas y la dialctica vulgar.

    41. Los dolos de la tribu tienen su fundamento en la misma naturaleza del hombre, y en la tribu o el gnero humano. Se afirma errneamente que el sentido humano es la medida de las cosas; muy al contrario, todas las percepciones, tanto de los sentidos como del espritu, tienen ms relacin con nosotros que con la naturaleza. El entendimiento humano es con respecto a las cosas, como un espejo infiel, que, recibiendo sus rayos, mezcla su propia naturaleza a la de ellos, y de esta suerte los desva y corrompe.

    42. Los dolos de la caverna tienen su fundamento en la naturaleza individual de cada uno; pues todo hombre independientemente de los errores comunes a todo el gnero humano, lleva en s cierta caverna en que la luz de la naturaleza se quiebra y es corrompida, sea a causa de disposiciones naturales particulares de cada uno, sea en virtud de la educacin y del comercio con los otros hombres, sea a consecuencia de

    las lecturas y de la autoridad de aquellos a quienes cada uno reverencia y admira, ya sea en razn de la diferencia de las impresiones, segn quehieran un espritu prevenido y agitado, o un espritu apacible y tranquilo y en otras circunstancias; de suerte que el espritu humano, talcomo est dispuesto en cada uno de los hombres, es cosa en extremo variable, llena de agitaciones y casi gobernada por el azar. De ah esta frase tan exacta de Herclito: que los hombres buscan la ciencia en sus particulares y pequeas esferas, y no en la gran esfera universal.43. Existen tambin dolos que provienen de la reunin y de la sociedadde los hombres, a los que designamos con el nombre de dolos del foro,para significar el comercio y la comunidad de los hombres de que tienen origen. Los hombres se comunican entre s por el lenguaje; pero el sentido de las palabras se regula por el concepto del vulgo. He aqu por qu la inteligencia, a la que deplorablemente se impone una lengua mal constituida, se siente importunada de extraa manera. Las definiciones y explicaciones de que los sabios acostumbran proveerse yarmarse anticipadamente en muchos asuntos, no les libertan por ello de esta tirana. Pero las palabras hacen violencia al espritu y lo turban todo, y los hombres se ven lanzados por las palabras a controversias e imaginaciones innumerables y vanas.

    44. Hay, finalmente, dolos introducidos en el espritu por los diversos sistemas de los filsofos y los malos mtodos de demostracin; llamrnosles dolos del teatro, porque cuantas filosofas hay hasta la fecha inventadas y acreditadas, son, segn nosotros, otras tantas piezas creadas y representadas cada una de las cuales contiene un mundo imaginario y teatral. No hablamos slo de los sistemas actualmente extendidos, y de las antiguas sectas de filosofa; pues se puede imaginary componer muchas otras piezas de ese gnero, y errores completamente diferentes tienen causas casi semejantes. Tampoco queremos hablar aqu slo de los sistemas de filosofa universal, s que tambin de los principios y de los axiomas 2 de las diversas ciencias, a los que la tradicin, una fe ciega y la irreflexin, han dado toda la autoridad. Pero es preciso hablar ms extensa y explcitamente de cada una de esas especies de dolos, para que el espritu humano pueda preservarse de ellos.

    5