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Ejercicios espirituales, reflexiones sobre la vida cristiana

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Escuchar a Dios en el ruido y la limitacin cotidianaPADRE CARLOS PADILLA (500)Es difcil escuchar la voz de Dios en nuestro corazn y descubrir sus deseos, la misin que nos tiene encomendada. El Espritu Santo habla en el silencio y nosotros no lo escuchamos, hay demasiados ruidos. Hay un cuento que habla de una leyenda de un monje y un templo sobre una isla. Le dijeron que las campanas ms hermosas se escuchaban en esa isla: El templo haba estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tena un millar de campanas. Grandes y pequeas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unsono, produciendo una sinfona que arrebataba a cuantos la escuchaban. Pero, al cabo de los siglos, la isla se haba hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradicin afirmaba que las campanas seguan repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podra orlas. Lo nico que deseaba era escuchar un da todas esas campanas. Una vez all trataba de or las campanas haciendo silencio, se abstraa de todos los ruidos que le rodeaban. Todo era muy hermoso, el mar era precioso: Estuvo sentado durante das en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se haba alzado el templo, y escuch, y escuch con toda atencin. Pero lo nico que oa era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de s el ruido de las olas, al objeto de poder or las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar pareca inundar el universo. Un da, desanimado, desisti de su idea: Tal vez l no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado or las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresara a su casa y reconocera su fracaso. Era su ltimo da en el lugar y decidi acudir una ltima vez a su observatorio. Se tendi en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel da no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entreg a l y descubri que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto qued tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de s mismo. Tan profundo era el silencio que produca en su corazn. Y en medio de aquel silencio lo oy! El taido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra. Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armona, y su corazn se vio transportado de asombro y de alegra. Soamos con or la voz de Dios. Buscamos el silencio y nos retiramos del mundo. No lo encontramos. Nos molestan los ruidos de la vida y los queremos evitar. Queremos hacer silencio pero no lo logramos, siguen los ruidos, las voces, los gritos. En nuestro interior y en el mundo que nos rodea no hay silencio. Soamos con retirarnos a un desierto sin voces y sin hombres para escuchar a Dios. Y justificamos el silencio de Dios al pensar en tantos ruidos que nos molestan cada da. Quisiramos que hubiera un profundo silencio en nuestra vida para poder or las campanas del alma. La historia de las campanas del monasterio nos ensea a rezar mirando el mundo que nos rodea, sin despreciarlo, sin querer huir de l. Cuando aprendemos a escuchar nuestra propia alma llena de ruidos, las olas de nuestro interior, el mar de los que estn a nuestro lado, la vida con su falta de paz, ese da lleno de actividades, logramos escuchar las campanas de Dios. Sin embargo, cuntas veces, es verdad, no vemos a Dios en lo cotidiano! No sabemos dnde est, ni qu quiere de nosotros. Dnde est en ese dolor que sentimos, en la rutina, en medio de nuestra familia o en la tormenta de nuestro corazn. Ante una decisin difcil, una prdida, un fracaso. A todos nos gustara que se abriese el cielo y nos dijese Dios: Soy Yo, aqu estoy. En realidad, si hacemos silencio, si nos retiramos a orar en lo hondo de nuestra alma, esa voz de Dios que abre el cielo, que abre las puertas cerradas de nuestro interior, la podemos llegar a or. Es un susurro a veces. Est tapada por muchos ruidos de mi vida, actividades, algunas incluso religiosas, por los ruidos de mi corazn. Al detenernos a mirar nuestra vida con los ojos de Dios, descubrimos el mejor camino para orle. A veces son los dems esa voz de Dios. Alguien nos dice algo que desgarra el velo y s sentimos que Dios nos ha tocado. Ah escuchamos a Dios. No pasando de puntillas sobre la vida, sino tomndola entre las manos. No queriendo abstraernos de todos los ruidos del mundo sino poniendo nuestro corazn all, en la realidad donde Dios nos habla. En medio de nuestros ruidos, es posible escuchar la voz de Dios pronunciando nuestro propio nombre, dicindonos cunto nos quiere: Mi silencio tiene tu nombre. Mi vida. Mi misterio. Mi camino. Mi mar. Mi orilla. Mis preguntas. Jess. Mis sueos tienen tu nombre. Mi corazn. Mi herida. Mi barca. Mi hogar. Mis manos. Mi profesin. Jess. Mi renuncia tiene tu nombre. Mi mirada. Mi jardn. Mi desierto. Mi historia. Mi hoy. Mi futuro. Jess. Mi cruz tiene tu nombre. Mi amor. Mi ideal. Mi niez. Mi don. Mi fragilidad. Mi sonrisa. Jess. S, en todo lo que nos rodea est escrito nuestro nombre, pronunciado por Jess. En todo lo que nos rodea est inscrito el nombre de Jess y nosotros lo pronunciamos tmidamente. Amando el mundo en el que Cristo se hizo carne. All mismo, entre los hombres, en la falta de amor y de paz. All nace lo eterno. All comienza la frontera de la eternidad. All entendemos el sentido de nuestra vida y las campanas de Dios en el alma empiezan a sonar. Su voz es dulce y clara. Escuchemos a Dios que nos habla cada da y nos muestra el camino.

Es posible escuchar a Dios?Claro, si entre los ruidos de la vida diaria perdemos el tiempo a su lado y lo buscamos incansablemente, en las personas, los acontecimientos...El otro da una nia de ocho aos me preguntaba: Cmo hago para que Jess me hable?. Me sorprendi su pregunta. Al mismo tiempo me pareci elemental. Es cierto, cmo hacemos para que Dios nos hable? Podemos hacer que Jess nos hable? No parece tan fcil. Sus silencios nos desconciertan y sus palabras nos resultan muchas veces incomprensibles. Parece que no habla nuestro idioma. Por lo menos no lo entendemos. Su voz parece un susurro, una cadencia en el alma, una meloda que casi no escuchamos. Pero ah est, a nuestro lado, todos los das, acompandonos en el camino. Nos abraza sin que sintamos sus brazos, por la espalda. Nos sostiene cuando nos sentimos cansados y agobiados. Tira de nosotros para vencer nuestra pereza cuando no somos capaces de seguirle. Habla y calla, y siempre nos mira. S, su mirada es la mirada de un padre que ama, una ventana abierta al cielo, un abismo de misericordia, un brote de esperanza en medio de la noche. No deja de contemplar nuestros pasos, de prever nuestras cadas, de esperarnos cuando desfallecemos. Pero eso s, respeta tanto nuestra libertad! Nunca la violenta, no nos fuerza. Slo quiere seducirnos con su amor. Atraernos con su voz. Sbitamente, al descansar en sus brazos, tenemos una paz desconocida. Y en nuestro corazn descubrimos nuevas respuestas, como si l las hubiese sembrado en el alma cuando dormamos. Necesita, es cierto, un jardn cuidado, mejor, una tierra trabajada, profunda y frtil. Necesita un ocano hondo, porque entre los ruidos de la vida diaria su voz se pierde. Necesita que perdamos el tiempo a su lado, que lo busquemos, que nos gastemos en una espera tantas veces aparentemente infecunda. Nos invita a buscarlo en las personas, en los lugares, en el vaco. No quiere que lo busquemos slo en aquellos que nos encantan y fascinan. Quiere que lo encontremos tambin en los que nos desagradan, en rostros que no son amigos. Quiere que aprendamos a leer el libro de nuestra propia vida, llena de errores y tachones. Con paciencia, descifrando signos, levantando piedras, aireando de vez en cuando el cuarto del alma por el que Dios se pasea. S, claro que Dios nos habla. No podemos hacer nada para que nos hable ms, ni ms claro. Pero s podemos hacer mucho por aprender a escuchar su voz en medio de tantas voces que nos confunden. Dios nos habla en lo humano y de lo humano nos conduce hacia lo ms alto, hacia su corazn. Deca el Padre Jos Kentenich: Todo lo creado puede encender mi corazn. Una figura femenina, un bien terreno, una idea, etc. Todo ello puede encenderme, pero en mi actuar todo debo hacerlo, en ltimo trmino, ordenado a lo divino[1]. Siempre quiere que subamos ms alto, que trepemos a las alturas. Que llevemos a su corazn de Padre todo lo humano que tenemos, nuestra debilidad y nuestra fortaleza, las penas y las alegras, las lgrimas y las risas. Porque todo le agrada a Dios. Todo le importa

Por qu a veces Dios parece no escuchar nuestras oraciones?Dios siempre escucha nuestras oraciones, pero no siempre hace lo que le pedimos. Lo que Dios permite es siempre para bien nuestro, aunque a veces nos cueste comprenderloJULIO DE LA VEGA-HAZAS1. Es sta una de las grandes cuestiones que se suscitan alrededor de la fe, y que se ha formulado desde el principio. A ella respondi san Agustn, uno de los grandes pilares del pensamiento cristiano. Comentando la primera Epstola de San Juan, san Agustn se encuentra con la frase y recibiremos de l cuanto pidamos, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que es grato a sus ojos (1 Jn 3, 22). Y, sin embargo, menciona a San Pablo, cuando pide a Dios que le libere de ese aguijn de la carne, ngel de Satans, que me abofetea, pero explcitamente no se le concede (cfr. 2 Cor 12, 7-9). Aqu se plantea pregunta y respuesta: Pero por qu? Porque no le convena. Por eso fue escuchado en cuanto a la salvacin el que no fue escuchado en su voluntad. () Discernamos las atenciones de Dios. Encontramos quienes no son escuchados en su voluntad, pero lo son en su salvacin, y tambin quienes son escuchados en su voluntad y no en cuanto a su salvacin. El ejemplo que pone es muy significativo: el libro de Job. All lo que se lee en un principio es que quien es atendido en sus peticiones no es Job, el hombre bueno por antonomasia, sino el diablo, el malo por excelencia. Esto entra dentro de una cuestin an ms general: la del sufrimiento del justo. En el Antiguo Testamento se aprecia la progresividad de la Revelacin. Al principio la promesa por la obediencia a Dios es temporal, la tierra prometida que mana leche y miel- y la subsiguiente paz y prosperidad. El libro de Job se plantea el sufrimiento del justo en este contexto. No hay duda de que Job es bueno, pero sufre lo indecible. Por qu? La nica respuesta que se da es que los designios de Dios son inescrutables: l sabe ms. Desde luego, es cierto; y en creencias como el islam, esta es la respuesta previsible. Pero en la historia de la salvacin esto no queda as. En uno de los ltimos relatos del Antiguo Testamento, el martirio de los siete hermanos macabeos con su madre (2 Mac 7), se sigue hablando del castigo por los pecados, pero la perspectiva es ya la eternidad. El ltimo hermano en morir le dice a Antoco que nosotros sufrimos por nuestros pecados, y si el Seor viviente se ha irritado con nosotros por un breve tiempo para castigarnos y corregirnos, de nuevo se reconciliar con sus siervos. Su madre le haba pedido que aceptara la muerte para que, en el tiempo de la misericordia, te recupere con tus hermanos. 2. La respuesta definitiva llega con el Nuevo Testamento, y tiene nombre propio: Jesucristo. Jesucristo es el Justo por excelencia que nos deja el gran ejemplo de la oracin aparentemente no escuchada cuando pide en el huerto de los olivos que pase de l este cliz (cfr. p.ej., Lc 22, 42). Que era nada menos que la Cruz. La Cruz, que aparece humanamente como un fracaso, pero que es el instrumento para la redencin y para la glorificacin de Cristo y la nuestra. El cristiano es hijo, y como tal acompaa al hijo en la cruz para acompaarle tambin como triunfador en la gloria. Este es nuestro definitivo bien, aunque en este mundo sea en ocasiones nuestro doloroso bien. Muchas veces, cuando entramos en una iglesia y omos el himno cuya letra tomada de San Pablo- dice si con l morimos, reinaremos con l, posiblemente no captamos en el momento en profundidad lo que significa. Pero seala el sentido mismo de nuestra existencia, su final, y aquello respecto a lo que Dios escucha siempre. Ahora, su oracin ha servido y sirve para que pueda seguir el mismo camino con el mismo final.

SALUDPor qu hablar con tu beb es tan importante?KATHLEEN M. BERCHELMANN (6)Hay un momento en que la madre habla por primera vez a su nio en general unos segundos despus del nacimiento, cuando el pequeo baado y lloroso es acomodado sobre el cuerpo de la mam. Adoro ver la alegra que transpiran los ojos de la nueva mam y escuchar las palabras que elige para dar la bienvenida al mundo a su beb. Para la mayor parte de las mams, la primera conversacin es espontanea, no planificada y natural. Cuando el pap toma en brazos al nio, a menudo permanece en silencio. En general, las palabras no le salen tan fcilmente. He comprobado este hecho en ms de una dcada de asistencia a los partos, as que no me sorprendi cuando un estudio mostr que era verdad: los paps no responden a las vocalizaciones de los nios como las mams. Los investigadores han acoplado dispositivos de grabacin digitales a los vestiditos de los bebs, y han medido cuntas veces las mams y los paps respondan a las vocalizaciones de los pequeos. Para el estudio se recogieron ms de 300 horas de audio. Cada nio fue estudiado en tres momentos: recin nacido, al mes y a los 7 meses. En cada edad, las mams hablaban ms a los nios respecto a los paps, y los nios tendan a responder ms a las conversaciones de las mams que a las de los paps. Es interesante que los padres suelen responder preferencialmente a los nios en base al gnero: al mes de edad, es ms probable que los paps hablen con los varoncitos, y las mamas con las nias. Estos datos son ms que meras banalidades interesantes sabemos que cuanto ms un nio est expuesto al lenguaje, ms facilidades tendr para hablar, en el vocabulario e incluso en las relaciones interpersonales. Estos beneficios parecen durar aos, si no toda la vida. Los nios que no oyen hablar caen en lo que se llama dficit de la palabra. El dficit de la palabra se refiere a la disparidad de palabras que los nios oyen y aprenden del nacimiento a los 4 aos. Los nios de familias de rentas (lingisticas) altas oyen hasta 30 millones de palabras ms que las familias con una renta baja, en las que hablar, leer y cantar no tienen la misma importancia, explica Ann OLeary, vice-presidente y directora de Too Small to Fail, una organizacin que trabaja para ayudar a colmar el dficit de la palabra. Debo confesar que me resulta difcil hablar a mis hijos tanto como debera. En general empiezo con decisin, mirando a mis nios a los ojos, leyendo libros y cantando para ellos. Pero pronto las necesidades de mis otros hijos y las diversas ocupaciones parecen imponerse, y al final es muy fcil que pase varias horas sin hablar a mis pequeos. En los ltimos diez aos he tenido cinco hijos, y he encontrado algunos trucos que me ayudan a hablarles ms: 1. El momento de cambiar el paal se convierte en un momento para hablar: es un momento en el que tu nio tiene toda tu atencin, por que aprovecha y empieza a hablarle. No sabes qu decirle? Habla con sencillez del paal o canta una cancin infantil. 2. Usa una mochila: llevar a tu hijo contigo le da la posibilidad de or todo lo que dices. No te perders ninguno de sus ruiditos. Los nios que vienen llevados as lloran menos. La mochila infantil se ha asociado a significativos beneficios mdicos tanto para la madre como para el nio. 3. Canta: si no sabes qu decir, canta! Aunque creas que no tienes una buena voz, tu nio ser feliz incluso con pequeas melodas. Yo consigo pasar ms tiempo cantando a mi nio que manteniendo una conversacin. 4. Lee en voz alta: en nuestra unidad de terapia intensiva neonatal, hay algunos padres que llevan un libro y se sientan junto a su beb para leerle en voz alta. 5. Reza con y por tu beb: usa sus deditos para rezar el rosario, o reza en voz alta. Ensears a tu hijo palabras que duran toda la vida.

FAMILIACmo crece la amistad entre hijos y padres?Un simple secreto para que en casa reinen la amistad y la confianzaRODRIGO LYNCE DE FARIA (1)SHARES3kFacebookTwitterGoogleWhy is it incumbent upon a husband to be the spiritual leader of his family?US Air ForceEl ambiente ideal para transmitir valores y convicciones a los hijos valores la mejor herencia es una casa en la que reinen dos virtudes fundamentales: la amistad y la confianza. Entre padres e hijos puede haber una verdadera amistad una amistad que, siendo real, no es evidentemente igual a la que tienen con los compaeros en la escuela, que no es el que quieren los hijos, que esperan una camaradera de otro tipo. Desean algo que les transmita seguridad y confianza, que le haga crecer y aprender sin miedos. Y como crece la amistad entre padres e hijos? Como toda amistad, con la dedicacin generosa de un bien hoy escaso: el tiempo. Dedicar a los hijos tiempo de calidad, lleno de un real inters por sus cosas: proyectos, sueos, xitos y fracasos. Dedicar tiempo muestra cercana y es un modo concreto de amar. Como dijo el Papa Francisco, es esto lo que echan de menos sobre todo los nios cuando son pequeos: jugar con sus padres. En las primeras fases del crecimiento, la educacin posee una importante carga afectiva y de cercana. Bromear con los hijos, jugar con ellos, ensearles a ganar y a perder es una escuela de vida maravillosa, porque el juego, por sencillo que sea, es una experiencia de lo que ser la vida en el futuro. Pocas cosas unen tanto a los padres y a los hijos como jugar juntos! En este clima de juego se genera un ambiente de amistad en el que surge espontneamente una profunda confianza. Y los hijos captan por osmosis una verdad fundamental de su vida: Pap y mam son los que ms me quieren. Cuando me educan, me corrigen, me exhortan y me preguntan las cosas, son mi verdadero bien.

MUNDO JOVENDeben hacer los adolescentes tareas en el hogar?Es importante fomentar desde pequeos una cultura de la responsabilidadLAFAMILIA.INFOSHARES5kFacebookTwitterGoogleBored girl with mother scolding her in background at home_ lightwavemedia/SHUTTERSTOCKCuando se distribuyen las labores del hogar entre todos los miembros de la familia, no solo se mejora la convivencia, sino que tambin se brindan lecciones educativas alrededor de la cooperacin, la autonoma y la responsabilidad. Tener una casa en orden exige tiempo y esfuerzo, adems es un reto diario que no puede detenerse o si lo hace, aumenta como bola de nieve. Slo quien conoce al detalle esta gran responsabilidad, sabe lo que implica las demandas de toda una familia. Por eso, aunque parece un tema sencillo, casi trivial, en el fondo es de gran importancia por las implicaciones que tiene en la vida personal y familiar. La madre no debe hacer todo Independiente de si trabajan por fuera o no, si cuentan con ayuda domstica o no, las mujeres, por lo general, son las que se encargan de hacer de la casa un verdadero hogar, velando que todo marche sobre ruedas. Pero esta responsabilidad no debe ser exclusiva de las madres, si todo el peso cae sobre ellas terminarn agotadas y lo ms probable es que tambin se altere la armona del entorno. Es por eso que las tareas que surgen en el hogar deben ser asumidas por todos, incluyendo el marido, los hijos o dems personas que conviven bajo un mismo techo. El trabajo del hogar es una responsabilidad de todos. Todos deben hacerse cargo de construir la familia y lo domstico forma parte del cuidado del espacio territorial familiar. La familia es un espacio relacional donde el amor est presente a travs de la accin y no slo como sentimiento, seala Jaime Garca, profesor de la U. Adolfo Ibez en Chile. Es importante que los hijos hombres entiendan que las labores del hogar no son cosa de mujeres y por eso se les debe integrar tambin al compromiso grupal. Trabajo en equipo que fortalece la familia Cuando en un hogar se siente la participacin de cada miembro de la familia, se respira tambin un ambiente de mayor unin familiar. Y es que cada miembro del grupo, por joven que sea, puede aportar su grano de arena para ayudar en las tareas que a diario hay que realizar en casa. Pero no solo es cuestin de propiciar el trabajo en equipo y la sana convivencia, la realizacin de los quehaceres domsticos les ensea a los chicos a valorar el esfuerzo que otros hacen por ellos, a ejercitar la responsabilidad, la voluntad, la autoestima, la disciplina, la solidaridad, la gratitud y adems les hace sentirse miembros activos, ya que en parte, depende de ellos el buen funcionamiento del hogar. Parte de estas lecciones sern determinantes para formar una personalidad autnoma basada en el esfuerzo y en la capacidad de valerse por s mismos. Es en la casa -en medio de platos por lavar, camas por hacer, ropa por planchar- donde se aprenden virtudes, modelos de conducta, un idioma, maneras de trabajar, disciplina, habilidades para escuchar y para preguntar, modos de negociar, se desarrolla la empata, la voluntad, maneras de enfrentar los problemas, cmo abordar nuevos desafos y tantas habilidades que constituyen a todos los seres humanos. Aade el profesor Jaime Garca. De la misma forma, los siclogos y orientadores familiares son insistentes en decirles a los padres que, hacer trabajos por los hijos sabiendo que estn en su plena capacidad, es un gran error. Esto corresponde a una actitud sobre protectora que impide el desarrollo de ciertas virtudes necesarias para la formacin humana. Tareas para todos Las labores deben realizarse en funcin de la edad y deben plantearse de manera atractiva. No hay que esperar a que los hijos tengan 12 aos para empezar, puesto que ya puede ser tarde y es posible que no tengan la misma disposicin.Contrariamente en los ms pequeos, la admisin es inmediata. El nio se siente aceptado, til y querido ante una sencilla responsabilidad. Lo que para nosotros supone un acto rutinario, para l es algo nuevo y propio de `mayores. Un buen planteamiento es proponer retos y evitar las rdenes. Por ejemplo, decir: seras capaz de preparar tu desayuno? Y celebrar siempre sus logros. Explican los especialistas de elbebe.com. Se debe empezar con labores bsicas como recoger los juguetes, ordenar la habitacin, llevar la ropa sucia a su lugar, poner y recoger la mesa. Y as gradualmente se podr ir aumentando el grado de dificultad y el nmero de actividades. En el caso de los adolescentes las tareas sern mayores, se les puede ensear a preparar recetas de cocina, a lavar la ropa, etc. Es importante que los padres muestren a sus hijos cmo se realiza cada actividad, pues los nios necesitan saber con exactitud lo que se espera de ellos. Asimismo se sugiere ensear un trabajo a la vez para no confundirlos, sobre todo cuando los hijos estn pequeos. Por ltimo, los nios deben comprender por qu ayudar es importante en sus vidas, en este caso se beneficia la familia entera y se sentirn autnomos.

ARTICULO DE FAMILIA O EL CENTINELA CATLICOLos hijos se van y ahora qu?Qu hacer ante el sndrome del nido vaco" o cuando la emancipacin de los hijos resulta traumticaLAFAMILIA.INFOSHARES2kFacebookTwitterGooglefarewellLuis Garca S-ccLa partida de los hijos no debe visualizarse como un evento negativo o una sensacin de frustracin. El tiempo ahora es para el disfrute en pareja de actividades aplazadas o relegadas, frente a tareas ms importantes. Esa expresin popular, "nido vaco", se relaciona con el ciclo reproductor de las aves, justamente cuando los polluelos, una vez emplumados y completamente desarrollados, abandonan la seguridad y el cobijo del entorno paterno para volar libremente, dando inicio a un nuevo ciclo vital.

Esto, que en las aves ocurre sin trauma ninguno para los progenitores, en los humanos casi siempre es un evento doloroso, conflictivo y aun dramtico. Por qu algo natural y previsible como es la emancipacin de los hijos, ha llegado a ser fenmeno traumtico para los padres, que en lugar de sentir la satisfaccin de una labor cumplida a cabalidad, se sienten solos, vacos y desprogramados, como si su proyecto vital hubiera llegado a su fin y a partir de entonces su existencia no tuviera cabida sino para la nostalgia, la rememoracin agridulce de tiempos mejores que han quedado atrs y la espera paciente de una corta visita, una llamada telefnica o una alegre celebracin que pasa fugaz y deja un regusto amargo, mezcla de aoranza y abandono? La denominacin de "nido vaco" es un fenmeno reciente que describe esa realidad de padres solos, con frecuencia an jvenes, que ven marchar a sus hijos del hogar y se encuentran el uno frente al otro como seres descartados por la vida. La familia nuclear, constituida por padre, madre y uno, dos o cuanto ms tres hijos, hizo su aparicin en los ltimos aos sesenta del siglo XX y dio lugar a un ciclo familiar corto, en el que padres de 45 o 50 aos terminan la crianza de su(s) hijo(s) y ven marchar a la prole cuando estn an en lo que podramos denominar el tercio medio de su proyecto familiar. En contraposicin, la familia anterior a "la pldora" procreaba usualmente entre 5 y 8 hijos y por lo tanto inverta en el periodo de crianza mucho ms tiempo; esto sin contar que la emancipacin de los hijos era algo progresivo y tardaba aos desde la marcha del primero.

Adicionalmente en una constelacin numerosa de hermanos no era extrao que alguno(a) de ellos permaneciera soltero(a) y continuara indefinidamente en la casa paterna. Total, no haban terminado de marcharse todos cuando los nietos empezaban a desfilar por la casa de los abuelos y entonces, "nido vaco" propiamente no haba. Nido vaco: un problema o una oportunidad?

La respuesta a esta inquietud no es simple. Cada familia lo percibe diferente y cuando unos ven el arribo de un periodo de madurez y plenitud, otros sienten que es hora de "recomenzar" porque lo construido hasta hoy se ha venido abajo.

Y no faltan los que destruyen el nido y con l la relacin matrimonial, bajo el supuesto de que con la marcha de los hijos la responsabilidad ha terminado y han quedado libres de unas ataduras toleradas slo por no dar escndalo a hijos an inmaduros. Un punto de vista positivo: el matrimonio es una realidad dinmica como pocas. De una primera poca de ajustes, que va construyendo un estilo familiar y una relacin de pareja cada vez ms madura y estable, se pasa a un periodo de crianza sugestivo y engolosinante, que transforma el nido de amor en un entorno educativo, con tiempos muy bien determinados aunque translapables, segn las edades de los hijos: primera infancia, escolaridad, pubertad, adolescencia y adulto joven. Durante este lapso, que va de la boda hasta la misin de ser padres y sigue con la llegada a la edad adulta del primer hijo, no slo maduran los cros sino tambin los padres, en aspectos como la relacin esponsal, la relacin parental, el crecimiento fsico, psquico, espiritual, profesional, etc.De esa manera, una vez terminada la crianza, los esposos son mejores personas, mejores profesionales, mejores amigos mejores hijos de Dios. Si lo anterior es cierto, se aprecia el inicio de una nueva etapa en el dinamismo familiar, en la que se cosechan frutos y se gana tiempo para el disfrute en pareja de muchas actividades que debieron ser aplazadas o relegadas, frente a tareas ms importantes y en ocasiones urgentes del periodo anterior. Un punto de vista negativo: desde esta ptica, la familia nuclear de uno o dos hijos, no slo cambi la dinmica hogarea, sino que, en muchos casos, alter el orden de los amores.

Poco a poco, el amor de los esposos entre s, realidad fundante y soporte bsico del entorno familiar, fue cediendo terreno frente al amor filial, que con el correr del tiempo se fue convirtiendo en el nico aunque frgil pegamento de la unin familiar. Aqu, tanto la madre como el padre, pero sobre todo la primera, ven en el hijo la mxima aspiracin de su proyecto matrimonial y su amor hacia este como el ms perfecto y desinteresado amor humano.

Y esto con un claro detrimento de la relacin de pareja y de la figura del esposo-padre, quien no logra, aunque se lo proponga, romper la diana madre-hijo, quedando relegado a un papel secundario de proveedor o cuasi-madre que cambia tambin paales, prepara teteros y compite con la esposa por los afectos de un hijo que funge de rey del hogar y vino para ser servido.

Porque, como afirman cada vez ms los jvenes tiranos, como razn de fondo para sus crecientes demandas, yo no ped que me trajeran a este mundo. Es principalmente en este tipo de familias donde la emancipacin de los hijos se visualiza negativamente, porque el accionar de los padres, una vez se marchan los hijos, pierde vigencia, dejando un vaco de validez y motivacin en la pareja de esposos, que para entonces son slo socios de una empresa caduca que los distrajo de ese otro fin matrimonial, para entonces olvidado o por lo menos imperfectamente asumido, cual es la ayuda y el perfeccionamiento mutuo. As pues, un "nido vaco" no es la etapa final en el ciclo natural de la familia. Muy al contrario, es el inicio de una nueva etapa en la que un amor maduro y aquilatado por un previo trasegar, pletrico de realidades complejas abre paso a una convivencia conyugal serena, esperanzada y enriquecida por el agradecimiento de unos hijos que se seguirn nutriendo indefinidamente del amor de sus padres.

FAMILIAMis hijos se pelean, qu puedo hacer?A ciertas edades de los hijos, los conflictos entre hermanos suelen ser frecuentes, afectando as la armona familiar. No obstante, la forma como los padres manejen la situacin, determinar la superacin del conflicto o se prestar para fomentar rivalidades que podrn extenderse hacia la adultez de los hijos.

Los padres no deben permanecer indiferentes ante las peleas de sus hijos. Sobre todo porque lo que est en juego son las relaciones familiares. Cmo debemos actuar los padres? Estas son las pautas a seguir:

Escuchar a cada hijo por separado antes de formar una opinin. Luego de una pelea es bueno conversar con cada uno de los hijos e invitarlos a reflexionar acerca de su error y cmo podran proceder para resolver la situacin. Los padres deben insistir en la idea que las peleas no son la forma de arreglar las dificultades ni los desacuerdos, para eso existe el dilogo y la negociacin. Hay que ensearles tambin a perdonar y a pedir perdn a sus hermanos.

Trazar lmites. Muchas veces al establecer normas y lmites claros en el hogar, disminuyen los conflictos entre los hijos, por ejemplo: horarios para que ambos puedan hacer uso del computador o la tableta, pedir siempre permiso para tomar algo de la habitacin del otro, etc.

No implicarse en el conflicto. No es nada conveniente tomar partido por uno de los hijos o ponerse en contra del otro. El papel que les corresponde a los padres frente a las peleas entre sus hijos, no es el de abogados, defensores, ni jueces; sino el de educadores.

No perder la cordura. Los especialistas aseguran que las peleas son el termmetro de la paciencia de los padres. Aquellos que tienen un umbral de tolerancia muy bajo a las peleas, se ponen cada vez ms autoritarios, ms sancionadores y por lo tanto los hijos pelearn ms. Y esto por una razn muy simple: las peleas no se pueden extinguir slo con una prohibicin o un regao; hace falta ir ms all y llevar a cabo una labor conciliadora y de enseanza de tolerancia y respeto.

No mostrar preferencias por ninguno de los hijos. La rivalidad entre hermanos puede tener origen en la competencia por el amor de los padres. Para prevenir posibles conflictos entre hermanos, los padres deben evitar favoritismos, carios exclusivos y diferencias de trato, pero ante todo, nunca hacer comparaciones entre hermanos.

Aprovecharlo como una leccin para la vida. Estos conflictos son una oportunidad para ensearles a los hijos a vivir los valores en carne propia -tolerancia, respeto, solidaridad, fraternidad, autocontrol, generosidad- tambin para entrenarse en la resolucin de conflictos, en la negociacin y el dilogo. Es motivo adems, para sembrar en ellos el valor de la familia, muchas veces estas situaciones bien manejadas, sirven para crear una unin ms slida entre los hermanos.

No dramatizar en este tema. Lo importante es tener paciencia y actuar siempre con la mxima neutralidad en estas luchas, repartiendo el cario con la mxima equidad.

Respeto, virtud primordial entre hermanos

Los padres deben darle gran importancia al cultivo del respeto entre hermanos. Para ensear esta virtud es aconsejable tener en cuenta estas ideas: Que respeten las cosas de sus hermanos: no apoderarse de ellas, no usarlas sin permiso, no estropearlas.Que tengan buenos modales entre s: no gritarse, ni insultarse, ni hacer sentir mal a los hermanos.Que respeten los sentimientos de sus hermanos. Por ejemplo: no difundir los secretos o no hablar mal de ellos.Que aprecien y sepan manifestar su agradecimiento cada vez que reciben un favor o servicio del hermano.