Thomas Hobbes y El Concepto de Estado Constitucional de Derecho

5/10/2018 Thomas Hobbes y El Concepto de Estado Constitucional de Derecho - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/thomas-hobbes-y-el-concepto-de-estado-constitucional-de-de

THOMAS HOBBES Y EL CONCEPTO DE ESTADO

CONSTITUCIONAL DE DERECHO

Por LUCY CARRlLLO CASTILLO

SUMARIO

I. Los PRESUI'UESTOS FILos6FICOS DEL PENSAMIENTO POLITICO DE THOMAS HOB·

01:5,-2. EL 5ERHUMANO. UN ANiMALCONlENGUAJE.-3. ESTAlJOlJE NATUN.ALEZA 0 DELA

ZOZOElRA Y EL TERROR EN MEDIO DE LA BARBARIE.--4. DERI;CIIO NATURAL 0 DE LOS DERE-

GHOS IIUMANOS COMO BASE DE UN ORDEN CIVILlZAOO.-S. EL GRAN LEVIATAN 0 LA ORGA-

NilACI6N CIVIL COMO U:"lA OHRA DE ARTE.-6. UNA ULTIMA rREGUNTA: i,Es EL CONCErTO

DE ESTADO DE NATURALEZA MERA ESPECULACI6N?

Al coger en nuestras manos algun tratado de filosofia hemos depreguntar: i,se refieren estas ideas a cuestiones de hecho que se

puedan observar? ... Si la respuesta es «no», entonces, tirese tal

obra al fuego, porque no puede contener mas que sofismas y falsasilusiones.

David Hume

EI gran Thomas Hobbes gano i ne sp era da c ele bri da d en 1651 al publicar

el Leviatan. Esa inrnensa fama no era cosa por el esperada, puesto que las

ideas que ahi expone ya las habia desarrollado en ] 642 en Los elementos de

la ley, natural y civil-de los cuales hace parte E l ciudadano=- donde estan

contenidos, tanto su muy lucido analisis de la naturaleza humana, como su

propuesta de un Estado de derecho. Sin embargo, para sus lectores contern-

poraneos, el Leviatan estaba intimamente ligado a las razones de la guerra

civil que asolaba a Inglaterra y en la cual se enfrentaban antiguos y nuevos

poderes politicos y economicos. Hobbes habia dedicado mas de la mitad de

1 a obra a 1 analisis del concepto de Estado, con el fin de demostrar las razones

por las cuales todos los estamentos sociales -incluida la Iglesia misrna, que

por esc entonces seguia disputando el poder politico can 1acorona-, debian

estar sometidos a la soberania de un Estado.

249

R~\·i.<IU ,1.. E . ,, ,, d i, ,- , Po t iueo« (Nueva Epoc.)N um 1 17 J Uli o- Se pli em br e 2 00 2



LUCY CARRILLO CASTILLO

La Iglesia perderia mucho de su poder politico y econornico tras las gue-

rras civiles, pero aun Ie qucdaria el suficiente como para seguir manteniendo

1 0 que hoy llam am os la voceria de la opinion publica. Asi, el hecho de que

un simple academico sin arte ni parte en el conflicto annado por el poder ta-

mara partido par un Estado laico debia tener sus consecuencias. Los eruditos

servidores de la Iglesia la emprenderian contra esta obra y se encargaron de

que en esa epoca el nombre de Thomas Hobbes fuera vinculado a la infamia

y, no sabemos par que, hasta el dia de hoy se Ie relaciona tambien can la

maldad y 1a crue ldad .

La mala reputacion del Leviatan fue recogida por Hegel en sus Lecciones

sobre /a historia de fafilosofla, donde nos dice que par esa mala fama el li -

bra ha estado constamentemente prohibido y que esa es una razon par la cual

ese libro tampoco se consigue. Al considerar la decisiva influencia de Hegel

en el pensamiento politico del siglo xx, no es de exr ra fi ar que su opinion so-

bre nuestro fil6sofo tuviera peso sobre la opinion general, tanto mas cuantoque Hegel dedica solo tres paginas al pensamiento de Hobbes de los tres vo-

luminosos tomos que eonstituyen su historia de la filosofia, en las cuales

-adem as- expresa que en los escritos de Hobbes no hay nada estrictarnen-

te filosofico y que todas sus argumentaciones son superficiales y meramente

empiricas ( I).

Hobbes ha compartido con Maquiavelo la suerte de ser vilipendiado,

rnaldecido y despreciado, aun sin que su obra haya sido leida a estudiada

can alguna seriedad, incluso como vemos, par los grandes pensadores poste-

riores. Asi, aunque infundada, es opinion comun que para Hobbes seria ne-

cesario un gobiemo autoritario porque los seres humanos sedan tan indignosde confianza que unicamente un poder politico amenazante los haria confia-

bles. En ese sentido, Carl Schmitt haria un uso abusivo y falsificador del

pensamiento de Hobbes para argumentar su propia defensa del totalitarismo

nazi, contribuyendo de modo decisivo a la injustificada mala reputacion de

la filosofia hobbesiana en el curso del siglo xx (2). No obstante, tal como re-

plicara John Locke a los defensores de la monarquia absolute, suponer la ne-

cesidad del autoritarisrno es tanto como creer que los humanos son tan estu-

pidos que tienen miedo de los gatos pero se sienten felices y seguros si los

(1) Cfr. G . W . F. HEGEL: Lecciones sobre la historia de fa filosofia. t. 1 l I, r rad . W. Ro-

ces, FeE , M exico, 1977, pag . 332.

(2) Cfr. CARL SCHMITT: EI Leviatan en la doctrina del estado de Thomas Hobbes, trad.

A nto ne lla A ttili, U niversida d A ut6 no ma M etro po litan a, M ex ico , 1997. AI rcspecto, cfr . LEO

STRAUSS: «Apuntaciones sobre "EI conccpto de [0 politico" de Carl Schmitt», en Persecusion

y arte describir y otros ensayos defilosofla politica. t ra d . An ton io Lastra, Edicions Alfons eI

Magnanim, V alencia, 1996, pags. 31-55.

250



THOMAS uoanss Y EL CONCEI 'TO DE ESTADO CONSTITl;CIONAL DE DERECHQ

devoran los leones (3). Hobbes, que sabia muy bien de 1 0 que hablaba, pien-

sa que si partimos del supuesto de que los human os en su individualidad no

son eonfrables, entonees, tampoco podriamos esgrimir ninguna buena razon

para demostrar par que algun gobiemo si podria serlo. Pero el, que pregunta-

ba por que y como los humanos serian capaces de una convivencia pacifica,tampoco estaba dispuesto a aceptar la ingenua y equivoca simplicidad de

que los seres humanos son por naturaleza ani males altruistas, pacificos, 801i-

darios y justos, como proclarnaria mas tarde Rousseau.

Puede decirse de Hobbes que, a diferencia de los demas pensadores libe-

rales que Ie siguieron, Locke, Rousseau, Bentham, Stuart MilL., toda su

obra esta impregnada de un hondo arnor a la justicia, pero tambien de pro-

funda arnor a la verdad que -a diferencia de los otros autores-, le dio el

coraje suficiente para enfrentarse con ellado oscuro del poder y por eso se

cuida de ensalzar ingenua 0 hip6critamente las bondades que puedan prove-

ni r del poder politico para los mas poderosos. Hobbes -despues de Maquia-velo- se constituye en el primer maestro de la sospecha respecto a nuestras

portentosas capacidades para la realizacion ideal y plena de una vida po-

Utica (4).

A partir de el podremos cornprender las razones por las cuales es imposi-

ble ya una imagen idilica, de ensuefio y reconciliada de una santa conviven-

cia humana. La razon fundamental de la antipatia par Hobbes ha sido su va-

lerosa denuncia de las atrocidades a las que estan expuestas las sociedades

donde no hay unas instituciones que garanticen los derechos y deberes de

cada uno para can todos los demas. Por eso, s610 si comprendemos su can-

cepto de bien publico, que podria sobrevenir en las sociedades despues de

revueltas y guerras civiles, podremos forjamos tambien mas claras nociones

sobre 1 0 que cabria esperar realmente de la paz y de la idea de la justicia.

En este lugar deseo presentar la obra no solo del primero, sino del mas

grande fil6sofo m odemo de 1 0 politico . Y , dado que m uchas de las crlticasa Thomas Hobbes se fundan en ignorantes prejuicios y opiniones ajenas

sobre su obra y pocas de ellas se basan en el conocirniento de la misma,

voy a ensayar aqui a reflexionar desde su propia obra, para 10 cual he divi-

dido este ensayo en seis apartados: I. Los presupuestos filosoficos del pen-

samiento politico de Thomas Hobbes. 2. EI ser humano, un animal con len-

guaje. 3. Estado de naturaleza 0 de la zozobra y el terror en medio de la

barbarie. 4. Derecho natural 0 de los derechos humanos como base de un

orden civilizado. 5. El gran Leviatan 0 la organizacion civil como una obra

(3) en. JOHN LOCKE: Two treatises of government, II, § 93.

(4) Cfr. PIERRE MANENT: Historia del pensamiento liberal, trad. Alberto Luis Bixio,

Emece, Buenos Aires, 1990, pig. 41.

251



L UC Y CA RR IL LO CA ST IL LO

de arte. 6. Una ultima pregunta: i..es el concepto de estado de naturaleza

rnera especulacion?

1. LOS PRESUPUESTOS FILos6FICOS DEL PENSAM IENTO poL IT ICO

DE THOM AS HOBBES

Maquiavelo logro ciertamente penetrar hondamente en 1adescripcion de

la vida real del poder, pero no se adentr6 en la consideraci6n de las institu-

ciones que Ie darian legitimidad, ni en sus escritos hay una indagacion acer-

ca de los fundamentos que harlan posible esa idea de republica en la que el

creia fervientemente. Esta es la razon que distancia esencialmente a Hobbes

de Maquiavelo. La comprension de 1 0 politico en Hobbes esta fundada en ri-

gurosos presupuestos filosoficos desde donde unicamente puede compren-

derse la importancia de su obra.Hobbes se formo a traves de su estudio de los grandes historiadores, poe-

tas y filosofos clasicos y maduro su pensamiento a la luz de los ultirnos des-

cubrimientos cientificos de su epoca (5). La grandeza de su obra depende in-

dudablemente de su genialidad, pero hay que decir tambien que de la atmos-

fera cultural y las circunstancias que rodearon 1 0 que hoy denominarnos el

surgimiento con Descartes de la moderna filosofia, la revolucion cientifica

del siglo XVII, pero tambien las grandes transfonnaciones sociales que dieron

origen a la modemidad, que en la Europa continental se articularon en las

lIamadas guerras de religion y en Inglaterra en las guerras civiles.

Hobbes habia bebido de ese gran salto hacia el espiritu de experimen-tacion que expusiera Francis Bacon, del cual participaria a traves de su

relacion con Galilee, asi como del espiritu de la investigaci6n matemati-

ca que difundiera su celebre amigo el matematico frances Marssenne y

del rigor metodico de la filosofia de Descartes. Con este bagaje intelec-

tual, Hobbes buscaba una explicacion rigurosa, rnetodica y fundamental,

que por eso llamaba filosofica, que comenzando por una indagacion de la

(5) AI arribar a la adolescencia conocia ya muy bien a los poetas antiguos. A los catorce

aflos hizo una traduccion de Medea de Euripides. A los quince ingreso en la universidad de

Oxford donde hubo de dedicarse a la log ica y a la filo so fia d e A rist6tele s. D esd e lo s v ein te

afios y sin a ba nd on er su estudio de las humanidades -por e so s a fi os realize un a traducci6n

completa de La guerra del Peloponeso de Tucidides=-, se dedic6 a 1a rnatematica y la fisica,

haciendose profundo conocedor de los descubrimientos de su epoca. En edad rnadura, incan-

sable en su trabajo de investigacion, mantendria una celebre disputa con cl obispo de Bram-

h all s ob re te olo gi a a s! c omo o tra s ta nta s d isp uta s c on lo s j uri sta s y rnaterna ticos ingleses mascelebres y aun a los ochenta y siete afios tenia el animo y la lucidez suficientes para darse a 1a

tarea d e p re pa ra r una traducci6n de Homero.

252



THOMAS HOBBES Y EL CONCEPTO DE ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECIIO

naturaleza permitiera comprender las razones de la guerra y las posibili-

dades de la paz.

Una investigacion metodica y rigurosa requiere de un razonamiento co-

rrecto que con disciplina, dedicacion y esfuerzo pueden a1canzar todos los

humanos. Pero si bien somas capaces de razonabilidad, no par ella pensa-mos u obramos confonne a la recta razon (6). Esto tiene una importante con-

secuencia para el concepto hobbesiano de la ciencia filosofica, Si compren-

demos los motivos par los cuales personalmente cada uno de nosotros nos

equivocamos 0 engafiamos, tambien comprenderemos las razones de los

prejuicios que les son tambien propios a los investigadores (7). Luego, en

consideracion de las limitaciones de la razon, todas las verdades de la cien-

cia son verdades lirnitadas y expuestas pennanentemente a la critica y co-

rrecci6n. No hay verdades absolutas, justamente porque nuestra humana ra-

zen no es absoluta sino limitada y par eso falible (8).

Par eso, para no errar, el fil6sofo debe establecer clara y distintamentelos conceptos que va a utilizar, can el fin de detenninar 1 0 que can legitimi-

dad pueda tener par verdad 0 falsedad, conocimiento 0 fe, fantasia a reali-

dad. A la pregunta de l,como evitar la equivocaci6n y el engafio? Hobbes

apela al ejemplo de las matematicas. La geometria de Euclides, par ejemplo,

comienza can breves y muy claras definiciones; los axiomas, que se expre-

san en una proposicion en la que el significado de cada palabra es claro y

distinto, como decia Descartes. Pero contra Descartes nos dice Hobbes, no

puede haber verdades apoyadas en meras palabras 0 imaginaciones. Un ra-

zonamiento es verdadero cuando discurre can conocimiento de causa, es de-

cir, cuando es posible hacer alguna clase de demostraci6n de su verdad.Esto Ie pennite a Hobbes explicar el metoda que se ha de seguir en filoso-

fla (9). Si se parte de hechos particulares para llegar a principios generales, se

(6) Pues, nuestra rclacion can nosotros mismos, can los otros y can las casas del mundo

esta atravesada por deseos y aversiones, por simpatia y antipatia, nuestro amor y nuestro odio,

de tal modo que las mas de las veces vemos s610 10que queremos ver 0 queremos que los de-

mas piensen 10 que queremos que piensen.

(7) Muchos de elias, dice Hobbes, han aceprado 10 que tradicionalmcnte se ha tenido par

verdad, sorneten sus indagaciones ala dicho por autores que consideran como grandes autori-

dades --entre quienes Hobbes seiiala a Aristoteles y a Ciceron, como ejemplos prototipi-

cos-, yean esos prejuicios difilmente puede avanzar el conocirnicnro.

(8) Cfr. THOMAS HOBBES: Leviatan 0 de la materia. forma y poder de una comunidad

eclesiastica y civil. trad, G Maya y A_ Escohotado, Editora Nacional, Madrid, 1980, capitulo

Y, pags. 149 y s. En 10que sigue citare esta obra rnenc ionado despues del titulo el numero del

capitulo, seguido del numero de pagina correspondiente a esta edici6n.

(9) Cfr. tHOMAS HOBBES: Tratado del cuerpo, trad. Joaquin Rodriguez Feo, Trota, Ma-

drid, 2000, capitulos II a Y, pags, 42 y ss,

253



l .UCY CARRIl.LO CASTILLO

haee usa del metoda sintetico a de la induccion que proponia Francis Bacon;

si se procede ala inversa, entonces se usa el metoda analitico. Para Hobbes la

filosofia exige ambos metodos a la vez. E n ese sentido, en la filosofia natural

parte del p ri nc ip io universal del movimiento para demostrar par induccion las

leyes que determinan la existencia de cada caso en particular (10). En la filo-sofia politica partira del principia general del estado de naturaleza, desde don-

de analizara las bases de las relaciones entre los humanos para preguntar por

la posibilidad del establecimiento de una sociedad civil justa (11).

A delan tan do se tam bien a Kant, se proponia Hobbes mostrar c6mo todos

lo s con ocim ien to s te6 rico s d eberian estar al servicio dellogro d e un a organ i-

zacion justa de la vida humana (12). No es por e so g ra tu ito , que tanto Los

Elementos como el Leviatan comiencen can una reflexion sabre la condicion

humana. Tal como 1 0 anuncia su titulo, los Elementos de fa ley natural y fa

ley civil son un tratado de filosofia natural y filosofia politica, las cuales dan

lugar a un a na li si s c omp le te y sistematico de tres asuntos que determ inan latriparticion de la obra: sobre el cuerpo, sobre el ser humane y sabre el ciuda-

dana. De corpore: es una investigacion sobre las leyes de existencia y movi-

miento que rigen sobre los cuerpos flsicos en general, los astros, las casas de

la naturaleza, los organismos y el cuerpo humano. De homine: es anal isis de

1a naturaleza humana, su anatomia, fisiologia, psicologia, as] como del ex-

traordinario poder del lenguaje humano. De cive: es propuesta filosofica

que, sobre la base del conocimiento de las potestades y iimitaciones de los

seres humanos, cxpone 1 0 que deberian ser los derechos y deberes de cada

individuo para con la sociedad y en su calidad de ciudadano.

Poder comprender las razones de una guerra, la cornplejidad de los he-

chos de violencia, las probabilidades de pacificaci6n de una sociedad 0 las

condiciones del establecimiento de un Estado de derecho, exige preguntar

primero quienes somos los seres humanos para poder saber si tenemos la ca-

pacidad de organizar razonablemente una vida en sociedad (\3).

(10) Cfr. ibid., pags. 80 y 55.

(II) Con estc talante bien podia HOBBF-<; a lu rn bra r u n o rig in al p en sa rn ie nto filo s6 fic o q ue

no tenia el terrib le defecto de la rnera especulacion, propia del racionalism o, que exaltaba el

p uro p en sa rn ie nto e n d etrim en to d e la se nsa cio n, p ero tamp oco a do le cia d e la s lim ita cio nes d el

em piris mo , a pe ga do in gen uam en re a la me ra p e rc epc ion q ue p oste rio rm en te h aria e stra go s con

las m ejorcs propuestas de L ocke pero , particularrnente, del m onum ental D avid H um e. L a im -

portancia que atribuye H obbes a la rnaternatica, a la fisica, a la bio log ia en relacion con la inda-

gacion filosofica se adelantaria a la afirm acion kantiana de q ue solo 51 1 a filo so fia e s p en sa da

c omo d is cip lin a rigurosa podra dejar de ser mera especulac ion 0 mera charlataneria.

(12) Cfr. Tratado del cuerpo, edic. cit., pags. 35 y 5S.

(13) Cfr. THOMAS HOIlBES: De cive, Elementos filosoficos sabre el ciudadano, trad. Car-

los M ellizo , A lianza E ditorial, M adrid , 2000, prefacio del autor al lector, pags. 39 y ss., en

particular, pag . 43.

254



2. EL SER HUMANO, UN ANIMAL CON LENGUAJE

Hobbes busca hacernos ver -tal como proponia Francis Bacon-, que si

conocemos bien la naturaleza podemos rarnbien hacer usa de ella para pro-

vecho de los humanos (14). A esto 10 llama su filosofia de la naturaleza 0 in-

vestigaci6n de las ciencias de la naturaleza, de tal modo que el problema

fundamental de esta, referida al ser humane, es el esclarecimiento de las re-

laciones entre el observador can el mundo, pues a partir de una explicaci6n

del modo en que nos relacionamos con el mundo a traves de las sensaciones,

sentirnientos, pasiones, la irnaginacion, la memoria y los razonamientos, po-

demos obtener un conocimiento de nosotros mismos (15).

Para poder comprender la naturaleza humana Hobbes propane un inge-

nioso metodo que llama la hipotesis del mundo aniquilado (16). Se trata de

que debemos olvidamos de quienes somas ahara realmente y como fil6sofos

imaginemos al primer ser humane y la manera como ha empezado a recono-cer el mundo. Asi, nos damos cuenta de que el ser humane es la suma de to-

das sus facultades y poderes. Entre las primeras se pueden mencionar su fa-

cultad para hallar medios para alimentarse, para moverse, reproducirse, sen-

tir, imaginar y la facultad de razonar. Entre sus poderes naturales -teniendo

en cuenta que un poder es alga sobresaliente que no todos poseen- estan el

poder de la belleza de su cuerpo, el poder de su fuerza fisica, los poderes de

su inteligencia como la elocuencia, la dignidad, la autoridad y los poderes

instrumentales como la posesi6n de casas, amigos poderosos, la buena suer-

te, etc. (17). Todos estos poderes y facultades son naturales y son 10 que tra-

dicionalmente ha permitido definir al ser humano como animal y raeional;de acuerdo can esto, Hobbes procede a analizar 1 0 que llama facultades del

cuerpo y facultades de la mente (18).

Las caracteristicas propias del cuerpo humane responden a las mismas

caracteristicas generales de todos los cuerpos fisicos y esta sornetido a las le-

yes de la fisica; como animal, esta sometido a las leyes naturales que rigen la

existencia de todos los seres vivos. En relaci6n con el ejercicio de la razon,

Hobbes sostiene que ella se pone en movirniento en el momento en que al

naeer el ser humane empieza a ejercitar sus cinco sentidos y que a traves del

trabajo, el ejercicio y el estudio se fomentan las demas facultades de la men-

(14) eft. ibid., pags. 38 y s,

(15) Cfr. M. M. GOLDSMITH: Thomas Hobbes 0 /a politico eomo ciencia, trad. Jorge Issa

G., FCE, Mexico, 1974, pags, 28 y s.

(16) Tratado sabre el cuerpo, edic, cit., Parte segunda, capitulo VII, pag. 93.

(17) Cft. Leviatan, X, pags. 189 y ss.

(18) Cfr. ibid.

255



LUCY CARRILLO CASTllLO

te, es decir, la imaginacion, la memoria , la facultad de conocer, etc. (19), to-

das las cuales se derivan de la ex traordinaria capacidad de los humanos para

inventar nom bres para las casas y sabre todo para em itir juicios (20). Los se-

res humanos arribaron a su humanidad cuando empezaron a u sar el len gua je

h ab lado . C on ex trao rd in aria sutileza, Hobbes alude al caracter meramente

simbolico de los pasajes de la biblia en que Dios habria ensefiado a A dan 3

llamar por sus nombres a las otras criaturas 0 al m ilo de [a tOITe de Babel

como explicacion de la diversidad de las Jenguas (21). En lugar de h iposta-

siar el com ienzo de 1 3 historia de la humanidad en la idilica idea de un parai-

so perd ido , Hobbes piensa como mas factib le que ese estado orig inario del

genero humano fuera un estado de lucha par la supervivencia donde el desa-

rrollo de las lenguas -nos dice- tuvo «a la necesidad (madre de todas las

invenciones) como maestra» (22).

En esta medida, el desarro llo de todas las potestades de la razon se funda

en el propio desarrollo de la capacidad para el lenguaje. lgual que los grie-gas, Hobbes comprende a la razon como logos: capacidad para razonar es 1 0

misrno q ue capacidad para hablar. En esta potestad se pone de m anifiesto la

diferencia especiflca de los h um anos respecto a los d em as an im ales, puesigual q ue todos necesita respirar, circula la sangre por sus venas, h ace d ig es-

tio n, s e re pro du ce y tiene facultad de movilizacion para ir en pos de 1 0 que se

necesita 0 se quiere; del m ismo modo que otros anirnales, nos quejamos, rei-

mos, lloramos, susp irarnos, g ritarnos, etc. Pero, el lenguaje discursivo tiene

riquezas y posibilidades que no hay en lo s g es to s 0 sonidos que em iten otros

anim ales para cornunicar el hallazgo de com ida, para buscar la reproduccion

de Ia especie a para avisar de un peligro inm inente.L a invenci6n de nombres sirve para marcar las casas, dice Hobbes, de tal

modo que no la s o lv id emo s y podamos comunicar a otros 10 q ue creem os 0

sabernos, 1 0 q ue d eseam os 0 tememos. E I progreso en el acopio de palabras

es a la vez aumento de 1a capacidad para recordar y para prever; para com -

prender 1 0 pasado al servicio del presente y d el f utu ro y para inventar nuevas

posibilidades de sentido y significado. E I lenguaje m ultip lica la sign ifica-

cion de las cosas, abre la mente hacia otros modos de satisfacer necesidades

e intereses y da cuenta de la cornplejidad y riqueza de las relaciones entre lo s

(19) Cfr. ibid.. VIII, pag. 176.

(20) Cfr. ib id . . III-IV, pags, 132-148.

(21) lb id .. IV , pag. 146. Contra toda interpretacion teol6gica del origen del lenguaje

HOBBES csgrime con ironia sus criticas a los conceptos mas abstrusos de la escolastica, soste-

niendo que Dios nunca se hubiera invcntado conceptos tan discutibles como los que usa Aris-

toteles 0 palabrejas carentes de sentido como 1 0 han heche muchos filosofos aturdidos.

(22) Ibid .. IV. pag. 139.

256



THOMAS HOBBES Y EL CONCI·YTO DE ESTADO CONSTlTUCIONAL DE DERECHO

human os. Todos los afanes individuales y comunes mueven a actuar, no sin

que siempre les preceda una deliberacion acerca de como lograr ]0 que se

quiere par propia voluntad. A traves de las potestades que acrecienta e 1 len-

guaje, el ser humane ha adquirido una ventaja extraordinaria sabre los de-

mas animales que viven 5610 el presente: desde la memoria del pasado vivi-mos nuestras vidas de cara al siempre incierto futuro al que nos abrimos ex-

pectantes entre la espcranza y el temor. Par eso, nos dice Hobbes, las

palabras designan cosas y conceptos que todos entendemos, pero al mismo

tiempo expresan los estados de animo, los sentimientos e intereses del ha-

blante que por su elocuencia, fuerza 0 astucia tienen el poder de influir sabre

los otros (23).

Porque el modo en que percibe cada cual las casas esta coloreado can el

tinte de sus propias pasiones, puede nuestro filosofo hacer otro gran descu-

brimiento: la razon sirve de instrumento para dar satisfaccion a las necesida-

des e intereses propios. Los recuerdos, pensarnientos, conocimientos, fanta-sias, en suma las potestades de la razon, estan al servicio de la voluntad.

Todo euanto podamos pensar, imaginar, ensonar tiene de una u otra manera

un sentido practice -real a imaginario-> y esos intereses practices de la

vida se sirven de la raz6n como media para la busqueda de su satisfaccion.

Pero, adernas, dada la constitucion de nuestros organos de los sentidos, per-

cibimos las cosas como si elias sucedieran alrededor de nuestro cuerpo, de

tal manera que cada uno de nosotros se siente a si mismo el centro del mun-

do, y por eso -como explicaria mas adelante Schopenhauer-, de manera

cxtraordinaria relacionamos todo con nosotros mismos y todo cuanto ocurre,

1 0 comprendemos siernpre y en primer lugar con nucstra propia existencia y

nuestros propios intereses.

Esto significa que la existencia humana se ofrece a la mirada analitica

como rnanifestacion de un egoismo fundamental, comprensible como el pro-

pio instinto de supervivencia, de la necesidad de dar satisfaccion a las pro-

pias necesidades basicas y al afan de dar cumplimiento a toda clase de inte-

reses individuales. EI ser humano -sometido al instinto de vida- quiere

salud, bienestar, seguridad. Pero, a decir verdad, no s610 deseamos salud,

bienestar, etc., sino que persiguiendo cada cual una nunea bien comprendida

idea de felicidad, todos anhelamos sobreabundancia: tener mas salud que los

dernas, mas belleza que los demas, mayor fuerza, mas posesiones, mejor elo-

cuencia, etc., porque no podemos resistimos a la tentaci6n de sobrepasar a

los otros. Este instintivo anhelo de ganar reconocimiento de los otros, penni-

te afirmar a Hobbes que «el deseo perpetuo e insaciable de poder tras poder

(23) lbid., rv , pag. 148.

257



L UC Y C AR RIL LO C AS TIL LO

es inclinaci6n general de toda la humanidad, que 5610 cesa can la muer-

te » (24). Nuestra vida es, entonees, con stante anhelo de poderio , es decir,

deseo de influir sabre la voluntad de los otros, ta l como influye en la vol un-

tad de un hombre la gran belleza de una mujer a en un ignorante las pompo-

sas palabras del charlatan. Can estos poderes nos aseguramos el dom inio so-bre otros y nos sentimos importantes y mas valiosos que los otros, de lo s que

esperam os gestos y s ef ia le s d e a ce pta cio n y reconocim iento de nuestra ma-

yor valia.

Esta d inarn ica in tersubjetiva -[a busqueda de reconocim iento--- seria

luego retomada por Hegel y expuesta en su Fenomenologia del esplritu, par-

ticularmente en el apartado bellamente Hamada «la c on eie nc ia d esv en tu ra -

da». Esta insensata busqueda humana de ganar en valia par encima de los

otros, surgida de su ex istencia siemprc deseante, le perm ite a Hobbes hacer

una cornparacion de la vida de cada uno con una carrera de competencia que

tiene c om o unico fin g an ar [a c arrera. Asi, des ear es empezar a correr; yen eltranscurso de 1a carrera -es decir, de la vida- mostramos como somas; or-

gullosos S I m iram os con desprecio a los q ue vienen detras; humildes, si mi-

ramos sin envid ia a los que van por delante; hay esperanza, cuando nos sen-

timos en form a; desesperanza cuando nos sentimos cansados; perseverancia,

cuando in tentamos pasar aI que va delante; envid ia, cuando empujamos 0

arro jam os al suelo a otro; valor, cuando salvamos un obstaculo; pobreza de

espiritu 5 1 no somos capaces de salvar peq ucnos obstaculos; com pasion

cuando otros pasan a un am igo; ind ignacion si gana un indeseable; amor,

cuando corremos al lade de otro ; m iseria si desde el com ienzo nos hemos

quedado detras de todos; suerte, si siernpre sobrepasamos a los otros ... ; mo-rir, es abandonar la carrera (25). Es facil coleg ir que el humane desearia

siem pre tene r exito en todos sus afanes, de tal m anera que a la idea vaga de

un estado en el cual cada ser humane pudiera alcanzar s610 10 que quiere y

c ap ric ho samen te d e s ea es 1 0 qu e d en om in amo s 1a felicid ad, q ue c omo se nti-

m iento de alegria y satisfaccion plenas, sin ex cepcion, continuas y sin in te-

rrupcion, no nos es p osib le , ta l como de modo mas exhaustivo nos ensefiara

K ant (26).

N i falta haria mencionar que el lenguaje determ ina el caracter esencial-

m ente comunal del ser humano. Pero dada la competitividad de un os yotros,

decir que el ser humane es un animal que habla sign ifica que m ientras la na-

turaleza dio cuemos, garras, fauces a otros an imales para su proteccion y de-

(24) Ibid .. XI, pag. 199.

(25) Cita y comentarios al respecto, en FERDINAND Tt')NN1ES: Hobbes, vida y doctrina,

trad. Eugenio Imaz, Alianza Editorial, Madrid, 1988, pags. 212 y ss.

(26) Cfr. I. K A N T : Critica del juicio, § 83-§ 84.

258



THOMAS HOBBES Y EL CONCEPTO DE ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

fensa, dio en cambio al ser humano la mas sutil pero, al mismo tiempo, la

mas feroz de las annas: ellenguaje (27). Pues, las palabras construyen 0 des-

truyen mundos, califican relaciones, sefialan personas. EI lenguaje tiene el

poder de descalificar, desvalorizar, producir discriminaciones y de manera

indirecta pero segura influye en las opiniones, en las convicciones y por esoen la conducta. Porque el lenguaje es instrumento tanto de verdad como de

absurdo y engano, de desarrollo y forrnacion de costumbres tanto morales

como inmorales, instrumento de recta razon, pero tarnbien de fanatismo y

supersticion, el lenguaje ha detenninado que la historia de la hurnanidad os-

cile permanemente entre la civilizaci6n y la barbarie.

3. ESTADO DE NATURALEZA 0 DE LA ZOZOBRA Y EL TERROR EN MEDIO

DE LA BARBARIE

Cada ser humano vive los dias preocupado por sus expectativas de vida.

La lucha por la supervivencia oscila entre la esperanza de satisfacer esas ne-

cesidades y el temor ante 1 0 que amenace u obstaculice esa satisfaccion. La

pennanente contradicci6n y muy compleja oscilacion entre las esperanzas y

los ternores diarios esta detenninada, logicamente, por la vida junto a los

otras: el ser humano ama a los otros, desea su presencia y necesita su ayuda,

pero, al mismo tiempo, aborrece que los otros obstaculicen sus deseos, se in-

miscuyan en sus intereses personates y teme que contrapongan intereses

sirnilares a los suyos amenazando asi Ia esperanza de alcanzar sus propios

fines (28).

Kant llarnaria mas tarde a esta mutua desconfianza la sociable insociabi-

lidad de los humanos, a la que define como «inclinacion natural a entrar en

sociedad que, sin embargo va unida a una resistencia permanente a la misma

que amenaza constantemente con disolverla» (29). Antes que Kant, Hobbes

descubre esta condici6n contradictoria respecto a los otros que l1eva a los

humanos a buscar la manera de vivir junto con los demas para dar satisfac-

ci6n a sus necesidades y deseos y para apaciguar los temores respecto al im-

ponderable futuro aunque, no obstante, esta situaci6n embargue a cada cual

de desconfianza respecto a los otros. Este descubrimiento constituye la clave

de sus anal isis de 1 3 condici6n humana.

(27) lbid., IV, pag. 140.

(28) Cfr. Leviatan, XII1, pag. 223.

(29) Cfr, I.KANT: «Idee zu einer allgemeinen Gechichte in weltburgerlicher Absicht»,

en 1. K an t W e rka u sga be . vol. XI, edit. por Wilhelm Weischedel, Suhrkamp, Frankfurt, 1977,

pag. 37 (Idea de una historia universal desde elpunta de vista cosmopolita. Cuarto principio.

Hay varias versiones de este ensayo en castellano).

259



lUCY CARRILLO CASTIllO

Asi como en la filosofia natural Hobbes nos proponia una h ipotesis sobre

un mundo aniquilado para que pudierarnos entender mejor quien es el ser

humane en tanto animal y racional, asi tarnbien en la filosofia politica. E sta

h ip6tesis propane que dejemos de lade nuestras convicciones y opiniones

personales sabre la sociedad y que como fil6sofos im aginemos como se rela-

cionarian entre si los humanos si se diera una diso lucion 0 aniq uilacion de

toda institucion social y ningun humano tuviese criterio s p ara e 1 respeto del

bien cornun. A esta situaei6n le da el nombre de estado de naturaleza. En el

e sta do d e n atu ra le za , entonces, 1 0 buena solo puede ser 1 0 que a cad a eual le

satisface, sirve para su conservacion y m ejora su propia existencia; 1 0 malo

sen! to do aquello que impida satisfacer los propios deseos.

Ya habia men cion ad o a ntes la igualdad esencial entre los hum anos respee-

to a sus facultades (im aginacion , m emoria, razon, etc .) y poderes naturales

(belleza, fuerza, sabiduria, valentia, etc.). Pero nuestro autor descubre otro ras-

go sorprendente: que todos somos iguales en la esperanza de conseguir lospropios fines. D e 1 0 eual se sig ue n tres eo nse cuen cias (30): I. Aunque los de-

b ile s, lo s ig no ra nte s y los eobardes no sean eapaees de mantener y defender

sus propias opiniones, la disposicion para la razon esta dada par igual a todos

los seres humanos par un tiempo relativamente igual -Ia vida=-, pero cada

uno de nosotros tenem os la tendencia a consi de ra r que siempre tenemos la ra -

z6n y que nuestras propias opin iones son, si no mejores al menos tan buenas

como las de los otros. 2. Donde no ex iste ningun codigo com un d e v alo re s y

nonnas que todos quieran acatar efectivamente, cada cual-por igual- pue-

de hacer cualquier cosa que crea conveniente para satisfaeer sus deseos y ha-

cerse duefio de todo cuanto quiera, de tal modo que todos estan dispuestos ah acer prevalecer sus poderes, fisicos 0 in telectu ale s so bre lo s O tIO S,10 eu al lle -

va necesariamente a un pennanente conflicto mutuo que s610 podria ser diri-

mido por el podcr de los mas fuertes. En consecuencia, 3, aunque algunos

sean m as fuertes, m as astutos 0 m as inteligentes que otros, en 1 0 relativo a t te -

m or a m orir v io lentam en te y a la esperanza de conservar la vida, todos los se-

res humanos estamos igualmente expuestos a ser asesinados por otros 0 seria-

mas capaces de matar a otros. Pues, en defin itiva , el conflicto entre los deseos

de todos se convierte en la razon por la cual cada uno de nosotros es capaz de

acciones q ue dafian, h ieren , producen dolor y sufrim ientos innecesarios 0, in -

c1uso , causan la muerte a otros.

Pero , l.esto sign ifica que acaso Hobbes quiere convencemos de que los

seres humanos somos seres malvados por natura leza? "QU iZ3, igual que San

Agustin y Pascal, cree Hobbes que todos estamos corruptos por el pecado

(30) Para 10 que sigue, cfr, De cive. capitulo primero: Del estado de los humanos fuera

de la sociedad civil, edic. cit., pags, 53 y ss. Tarnbien, Leviatan. XIII-XIV, pags, 222 y S5.

2 6 0



THOMAS HOBBES 'r' EL CONCEPTO DE ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

original de Adan? (,que la perversion humana es insalvable? Son much os los

que asi 1 0 creen y 1 0 prediean ---como el propio Rousseau-, para sefialar un

injustificado pesimismo hobbesiano y achacar a nuestro autor una rotunda

misantropia. Pero, l.es esto cierto? Hobbes responde enfaticamente que no.

En el prefacio a El ciudadano Hobbes nos dice, y le cito textualrnente: no escierto que (dodos los seres humanos sean malvados ...[ni mucho menos que]

sean mal vados par naturaleza, porque tal cosa no puede concederse sin caer

en infamia .... Pues aunque los malvados sean muchos men os que los justos,

oeurre que, al no poder distinguir [justos de malvados, a cada cual se le]

haee neeesario sospechar, precaverse, prever defensas, incluso ante personas

que puede que sean honestas y buenas en grado sumo» (31).

No es, entonces, la constitucion intema de los individuos la razon de la

pugna; tratandose de pugna entre todos, la causa de ella es la dinamica mis-

rna de las relaciones entre los humanos que provoca y fomenta ese afan de

lucha (32). Hay tres razones fundamentaies que mueven a los humanos a laconstante pugna -la rivalidad 0 deseo de superioridad, la desconfianza mu-

tua, eI afan de honor, riqueza y autoridad- (33) ponen en evidencia la igual-

dad de todos en la esperanza de lograr sus fines, pero tambien un igual temor

a los poderes de los otros y par tanto cada uno tiene que estar permanente-

mente alerta para ser mas rapido y mas listo que su vecino (34). Asi que, a

pesar del anhelo de la compafiia de los otros y 1a satisfaccion y esperanzas

que alimenta la asociaci6n can otros humanos, las disposieiones naturales de

los humanos san tales, que cada uno desconfia y tiene miedo de todo otro, de

una U otra manera.

Ahara bien, una situacion en la que no hay un poder publico que obliguea todos a respetar normas de bien cornun, haee posible que cada cual busque

salvarse de la inseguridad mutua, no tanto aniquilando a los otros, como ha-

llando medias para dorninarlos y hacerlos dociles a su voluntad, ya sea por

la fuerza 0 par la astucia (35). Esta situacion en la que cada uno puede hacer

1 0 que desee sin restricci6n alguna y buscando sorneter a todo otro es 1 0 que

Hobbes define como «la guerra de todos contra todos» (36) de este estado de

naturaleza. Y Hobbes habla de estado de guerra, porque no se trata de discu-

(31) D e cive , edic. cit., pags, 44 y s.

(32) AI rcspccto, cfr. FERDINAND TONNIES, op. cit., pags, 189 y SS. Tarnbien, YVES

CUARLES ZARKA: Hobbes y el pensamiento politico moderno. Trad, Luisa Medrano, Herder,

Barcelona, 1997, pags, 139 y ss.

(33) Levia tan , X I ll , pag, 224.

(34) Cfr. MICHAEL OAKESH01T: «Introduccion at "Leviatan?», en Ei racianalismo en fa

politico y otros ensayos. trad. Eduardo L. Suarez, FeE, Mexico, 2000, pag. 241.

(35) Levia tan , XlII, pag, 223.

(36) lbid., XIV, pag. 228.

261



LUCY CARRILLO CASTILLO

s io ne s, rif ia s 0 ba ta lla s puntu al es 0 accidentales. M as bien -d ice-, «la

guerra no consiste en una batalla actual, en el acto de luchar; sino que la gue-

rra se da en un espacio de tiem po en el que esta probada la continua voluntad

de batallar» (37). E I estado de guerra, entonces, es un estado de perm anen te

conflicto , po rque los fuertes que tienen el poder desean mas poder con elafan de asegurar el poder que ya t ienen y lo s d eb ile s b us ca ra n c on sta ntemen -

te la manera de resistirse a ese poder que los somete y p riva d e la satisfa c-

cion de sus necesidades. A unque puedan lograrse acuerdos bajo esta situa-

c io n, siemp re se ra n p ro visio na le s y frag iles, porque -d ice Hobbes- toda

aso ciac io n cim en tad a so bre e l p od er d el m a s fuerte no puede nunea ser n i s a -lida ni duradera (38).

E ste concep to de estado de naturaleza com o «guerra de todos contra to-

dos» Ie sirve a Hobbes no 5610 para explicar las relaciones entre los indivi-

duos donde no hay un c6digo de nonnas civiles que todos se vean precisados

a acatar, sino tam b ien el estado de guerra in tem acional y la reb el io n (39).N uestro autor p iensa que el estado de guerra in tem acional es el m ejor ejem -

plo del concepto de estado de natura leza, pues aunque los pa ises no esten en

guerra can sus vecinos, de todos m odos siem pre vig ilaran sus fronteras con

ejercitos y m antendran una vig ilancia constante sobre los dem as, por tem or a

s er a gre di do s (40). En las relac iones in temacionales dom ina el poder del

m as fuerte que para mantener su imperio se ve necesitado de aumentar su

poderio p ennanentem ente. E l pais m as po deroso tiene en tonces toda la tiber-

tad para hacer respecto a los dem as paises 1 0 que mas convenga a sus pro-

p ios in tereses. N o obstante, los paises m as poderosos estan tarnb ien so meti-

dos a pennanente inseguridad, porque a pesar de la osrentacion de su pode-

rio m ilitar, incluso el m as debit podra causar graves daiios 0 incluso

d estruirIo s. T al como m as tard e so stuviera K an t en La paz perpetua, Hobbes

piensa q ue no habiendo un pacta justo entre los E stados, las relaciones in ter-

nac ionales estan condenadas a pennanecer en una guerra de todos contra to-

dos. De la rebeli6n Hobbes dice que un rebelde es aquel que esgrime recla-

mos y dem andas sobre los que funda su deliberada negaci6n de la autoridad

del E stado (41). L a rebeli6n no es delito que pueda ser castigado por el dere-

cho penal, pues la renuncia a someterse a la ley es reanudaci6n de la gue-

rra (4 2) y , al excluirse del E stado, el rebelde declara Ia guerra al E stado. L a

(37) Ibid .. XIII, pag, 225. De cive, edic, cit., pag. 63.

(38) De cive. edic. cit., pag. 57.

(39) En 10que sigue, cfr. (VES CHARLES ZARKA: «Conceptos fundamcntales de la politi-

ca. La guerra», en op. cit; pags. 139-158.

(40) De cive. edic. cit., pag. 44.

(41) Leviatan, XX VII I, pig. 392.

(42) Ibid.. pag, 393.

2 6 2



T HO MA S HO BBE S Y E L CO I'CE I'T O D E EST ,\1)O CO I'ST IT UCIO NA L D E DE RE CH O

guerra subversiva prevalecera mientras los rebeldes no cesen en su deseo de

conquista del poder y esto no ocurrira mientras la represion de la rebeli6n

solo aumente el poder del Estado sin atender las quejas de los rebeldes ni 1 0 -

grar de nuevo un pacta de paz.

Hobbes se refiere, pues, a tres casas de guerra que ya Hugo Gracia habia

definido en El derecho de guerra y de paz. Pero 1 0 extraordinariamente sen-

sato del punta de vista de Hobbes -que Ie separa abismalmente de Gro-

cio- es que cncuentra imposible definir las condiciones de una guerra como

justas 0 injustas (43). Para nuestro filosofo no puede haber jamas una guerra

justa. porque las guerras son estados prepoliticos donde impera el uso brutal

del poder. De ninguna mancra se puede lcgitimar, par ejernplo, el fanatismo

militarista de Carl Schmitt que propane el estado de guerra como estado po-

litico (44). Consistiendo la guerra en la voluntad de destruir vidas humanas,

es absurdo hablar del humanismo de la guerra 0 de guerras humanitarias.

Para Hobbes no puede haber vida genuinamente politica en el estado de na-turaleza, porque 1 0 politico es, precisamente, el arte de instaurar la paz para

proteger la vida humana. Si se Ie preguntara a Hobbes par la relaci6n de la

guerra can la politica, su respuesta no podria ser otra que la misma relacion

que subsiste entre la barbarie y la civilizacion,

Porque la guerra es imperio de la barbarie, 1 0 que se opone a la guerra es

la cultura, el cultivo de 1 0 politico. Contra Aristoteles, pero en general contra

toda distorsion y rebajamiento de 1 0 politico, puede mostrar Hobbes que el

humano no es un animal politico. Pues, 10politico s610 podria surgir de una

correcta deliberaci6n de todos sabre 10 que pueda ser buena para todos y eso

no nos esta dado instintivamente como la necesidad de respirar 0 el afan desatisfacer el hambre. Es equivoca la expresion de zoon politikon -animal

polftico-, porque una cosa es que los humanos vivamos como podemos

unos a] lado de los otros, pero otra completamente distinta es si seriamos ca-

paces de organizamos politicamente. Lo politico como formulaci6n de nor-

mas que pudieran ordenar el ejercicio del maximo bien cornun seria para

Hobbes la mas elevada obra humana que, como magnifica obra de arte, pon-

dria de manifiesto las mas extraordinarias posibilidades de las que serian

capaces los humanos, tal como 1 0 dice en la breve introduccion al Le-viatan (45).

(43) Cfr. )VES CHARLES ZARKA, op. cit .. pag, 148.

(44) Cfr. CARL SCHMITT: EI concepto de 1 0 politico, trad. Rafael Agapito, Alianza Edito-

rial, Madrid, 1991, pag. 67.

(45) Lo politico requeriria largas deliberaciones y complejas consideraciones capaces de

persuaci6n y acatamiento conciente y responsable, que los animalcs a falta de lenguaje no es-

t {1n en capacidad de realizar. Lo politico, sin embargo, exigiria Indesaparicion de la ignoran-

cia, los prejuicios, fanatismos y sectarismos que no permiten comprender 1 0 que sea el dere-

263



lUCYCARRillO CASTillO

4. DERECHO NATURAL 0 DE LOS DERECHOS HUMANOS COMO BASE

DE UN ORDEN CIVILIZADO

La situacion del estado de naturaleza es conflictiva por antonornasia,

porque si bien algunos pueden tener posesi6n y disfrute de bienes, ningunotiene lirnites en 1 0 que quiera poseer, de tal modo que todo goce 0 poses ion,

incluso del mas fuerte, no esta asegurado, aunque en ocasiones se encuen-

tre cooperacion de otros temporal mente (46). Donde no existe ningun me-

canismo que asegure su vida, -nos dice Hobbes- no va en contra de la

raz6n que un ser humane haga todo 1 0 que este en sus manos para preser-

var, tanto su propio cuerpo como a su progenie, de la muerte y del do-

lor (47). EI dereeho a la vida es para los human os su mas basico y funda-

mental derecho natural.

Tomando en consideraci6n los dos moviles mas poderosos de las accio-

nes humanas -Ia pasion y la raz6n-, puede esperarse una salida plausiblepara ese estado de guerra. Por un lado, si priman en los humanos las pasio-

nes, son elias las que pueden inclinarlo hacia la paz, ya sea par el temor a

una muerte violenta, par conveniencia propia 0 par la esperanza de vida

que les dicta que esa paz es necesaria. Pero, par otra parte, es la facultad

para razonar 1 0 que les brinda a los humanos la posibilidad de deliberar y

discutir sabre los mejores argumentos para buscar conjuntamente la paz.

«S610 la razon -nos dice Hobbes- sugiere las normas adecuadas para la

paz, a las cuales pueden llegar todos los seres humanos por un cornun

acuerdo» (48). La recta razon indica a cada individuo 1 0 que debe hacer y

10que debe evitar junto con los dernas con el prop6sito de asegurar el dere-cho a la existencia de todos y poner fin a la violencia. Asi, Hobbes define

el derecho natural como «la libertad que cad a humano tiene de usar su pro-

pia poder ... para preservar su propia vida y, por tanto, de hacer cualquier

cosa que segun su buen juicio y razon conciba como el mejor medio para

conseguirk» (49). De este modo, «una Icy natural es un precepto 0 regia

cho, la equidad, la Icy y la justicia y dispone a los humanos a aceptar las opiniones de los po-

dcrosos y la s costumbres viciad as, C fr. Leviatan., XI, pags, 203 y s.

(46) Leviatan, XIII, pag. 95 .

(47) Cfr. De cive, edic. cit., pag, 60, pag, 61, nota a pie.

( 48 ) L ev ia /a ll,X III, pag. 98 . Tanto en E l c iu d ad a no como en el Lev ia tan HOBBES insisteen la neccsidad de un a reflex io n filo sofica p ara p ode r d eterm in ar co n arg um en to s razo nab les

en que senti do, a pesar de la poca razonabilidad de la que han dado rnuestra en la historia, de

todos modos los seres humanos son aptos para construir un gobiemo civil, de que manera se-

ri a posible tal establecirniento, q ue fund aria la po sibilidad de un acuerdo razonable, que debe-

ri a promoverse y evitarse can el fin de constiruir un estado constitucional de derecho sabre

fu nd am cn to s so lid os.

(49) Leviatan, XIV, pags, 22 7 y s.

264



THOMAS HOBBES Y EL CONCEPTO DE ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

genera! encontrada por la propia raz6n humane, por la cual se Ie prohibe al

ser humane hacer cualquier cosa destruct iva para su vida 0 que Ie arrebate

los medias para preservarla a que omita aquello con 1 0 cual puede preser-

varIa mejor» (50).

En este sentido, las leyes de la naturaleza son fonnulaci6n de los mejoresmedias para garantizar, no s610 la supervivencia, sino la posibilidad del

bienestar general, donde la ley primera y fundamental de la naturaleza, de la

que derivan todas las dernas dice que «cada ser humane debe esforzarse par

conseguir la paz mientras quede alguna esperanza de conseguirla ...» (51).

Esta ley no es, para decirlo en terminos kantianos, un imperativo categorico,

sino un imperativo hipotetico, es decir, 5610 dice que se deberian busear los

medios para conseguir la paz. En otras palabras, para obtener seguridad y

poner fin a la guerra de todos contra todos yean ello garantizar la posibili-

dad de una vida digna de ser vivida, se debe primero poner todo eI empeiio

en lograr el establecimiento de la paz.La segunda ley del derecho natural que de ahi se sigue se refiere al finne

compromiso de cada cual de satisfacerse con tanta libertad como puedan te-

ner todos los otros. Si todos quieren cfectivamente la paz, eso significa que

ella habra de salir de un pacta de union de todos -un contrato social, que

diria luego Rousseau- a traves del eual todos renuncian a usar sus fuerzas y

poderes privados y los transfieren a un poder publico que los represente a to-

dos en el deseo comun de establecer la paz (52). La siguiente ley se refiere a

la necesidad de hallar el instrumento capaz de garantizar que todos cumplan

efectivarnente 1 0 acordado, pues --dice Hobbes- «los pactos no son nada si

no se curnplen» (53). A pesar de ser esta la tercera ley, en ella tiene su fuentey su origen, nada menos que la justicia. Podremos hablar de justicia para to-

dos y calificar con legitirnidad a una persona de justa 0 injusta, s610 despues

de que hayamos consentido en pactar la paz. Sin un contrato social, es decir,

sin la instauracion de un poder civil suficiente para regular a traves de leyes

la administracion de justicia que debe confonnarse a los dereehos humanos

fundamentales, no puede haber justicia (54). En este sentido, lajusticia es el

instrumento del poder civil para hacer que todos cumplan con las condicio-

nes de una convivencia pacifica.

De cara ala fundacion de esa convivencia pacifica y en confonnidad con

una recta razon, todos debieran querer la paz; despues de eso, deberian es-

(50) Ibid., XIV, 228 .

(51) De cive, edic. cit., pag , 66. Leviatan, XIV, pag, 100.

(52) Leviatan , XIV, pags. 229 y s.

(53) lbid., XV. pag. 240.

(54) Ibid., XV, pag, 241.

265



LUCY CARRILLO CASTIllO

forzarse efectivamente por alcanzarla, de tal modo que todos se comprome-

tieran a cumplir con 1 0 que tambien acordaran como normas razonables de

convivencia. Despues de esto, restarian entonces las leyes del derecho natu-

ral que forjarian el caracter de las leyes positivas: la gratitud, el respeto por

los otros, la tolerancia, el abandono del deseo de venganza, el ernpefio de

cada cual par no declarar odio 0 desprecio par los otros, el reconocimiento

de la igual dignidad de todo otro, 1 0 que implica la igualdad de derechos y la

igualdad ante la ley, la existencia de jueces que diriman diferencias con

equidad, que todo derecho a la propiedad sea decidido par el poder civil que

representa los intereses de todos (55) y, finalmente, una ley que se refiere al

deber de proteger incluso en la guerra al poder civil que salvaguarda la vida

propia y sus dcrechos y a la potestad de no hacerlo si ese poder civil no pue-

de cumplir con esos requisitos (56).

Nuestro autor habria de ser, entonces, el primer pensador de la modemi-

dad en dar al concepto de derecho natural un sentido independiente de todateologia, de toda religion, pero tambien de toda ley positiva. Desde el, el de-

recho natural adquirira el significado autonorno con forme al eual hoy en ten-

demos el concepto de los inalienables derechos humanos (57), tal como se

expresan en las eartas fundamentales 0 eonstitueiones de las llamadas nacio-

nes d em ocraticas. P ar eso , can toda legitimidad se puede Hamar a Thomas

H obbes el fundador del mod em o co ncep to d el E stad o C on stitucio nal y de-

mocratico de derecho (58),

(55) Ib id .. xv, pags, 247 y ss .

(56) Ib id .. XXVII, repaso y conclusion, pag. 734.

(57) CfL LEO STRAUSS: «Sobre la ley natural», en op. cit., pags. 133-148.

(58) Se me ha discutido que califiquc a Hobbes de fundador de la moderna idea de un

Estado «dernocratico». Pero, si sc lee bien al autor, no puede comprenderse de otra manera su

concepto de « leg it imac ion» del Estado. U n Estado de derecho, segun Hobbes, se funda en el

consentimiento razonado y responsable de todos, sobre la base de que todos los individuos

-que de estc modo se constituyen a si rnismos en ciudadanos-, conocerian can claridad 10-

dos sus derechos y deberes para con su socicdad. En consccuencia, todos los ciudadanos

-sin distincion alguna- tendrian que poder descar acatar las leyes del Estado que ellos mis-

mos han aceptado como fundamento del bien comun. Ahora bien, no puede olvidarse que elautor escribe en el siglo XVIl y que par encima de las preocupaciones politicas inmediatas pro-

pone una idea de 1 0 politico de la que la humanidad sc halla distanciada abismalmente. Mal

podrlarnos esperar de el una opinion sobre los conccptos desarrollados posteriormcntc de de-

mocracia represcntativa 0 participativa que, por 1 0 dernas, describen mas bien la pobreza y

fragilidad de la vida «democratica» contcmponinea. No sobra, por eso, reiterar el hecho de

que el concepto hobbesiano de Estado constitucional de dcrecho, fundado en el consentimien-

to razonado de rodos, no es mas que una mera idea.

266



5. EL GRAN LEVIATAN 0 LA ORGANIZAU6N CIVIL COMO UNA OBRA DE ARTE

Los preceptos de la razon s610 pueden guiar las intenciones individuales

a la luz de conceptos de justicia, equi dad, compas ion , tolerancia, etc. Como

norrnas morales nos obligan in foro interno, pero cosa rnuy distinta es que

tengan lugar, que se hagan valer in foro externo (59). Tal como Hobbes nos

haee ver, esos preceptos, por sf mismos, no tienen poder para operar social-

mente si no hay instituciones que hagan respetarlos. Las sociedades huma-

nas, que se debaten entre la barbarie y la civilizacion, tienen ante si la tarea

de apelar al poder de la razon, a este llamado derecho natural, para instaurar

de cornun acuerdo la legit imidad de un poder politico capaz de asegurar la

paz y garantizar la justicia para todos (60). Este concepto de poder politico,

como representacion de las necesidades e intereses de todos, dara lugar a 1 0

que mas tarde el dernocrata y republicano Max Weber Ilamaria un Estado

constitucional de derecho. La propuesta de Hobbes, con la cual pone los ci-mientos a la modema filosofla politica es establecer un poder cornun par en-

cirna de los poderes de los individuos; un poder que tcdos puedan reconocer

como la surna autoridad y arbitro equitativo entre sus intereses en conflicto;

un poder que todos se puedan sentir forzados a obedecer, porque 1 0 pueden

tarnbien reconocer como unica condicion de justicia y, par tanto, de una paz

efectiva.

Ahora bien, ese poder soberano es solo politico, es decir, solo poder ex-

terior que no tiene potestad alguna sabre la libertad de pensamiento, de reli-

gion, de usos de cada individuo, siempre y cuando tales pensarnientos y usos

no atenten contra el concepto de bien comun, que se sobreentiende ha sidoforjado sabre 1a recta razon. Prevalecen entonces las libertades individuales,

que de manera bella Hobbes llama los silencios de la ley, es decir, 10 que las

[eyes civiles no pueden ni deben regIamentar respecto a la vida privada de

los ciudadanos. Hobbes traza c1aramente los limites entre la conciencia mo-

ral y la conciencia ciudadana: yo puedo tener la intencion de herir a otro 0

estar plancando robar alga; esas malas intenciones conciernen s610 a mi pro-

pia conciencia; pero si de hecho hiero a otro a cometo un robo, estoy sorneti-

da a 1a ley civil (61).

(59) Leviatan. XV, pags. 25 2 y s.(60) En el capitulo prirnero de los Elementos referido a la necesidad de la filosofia, afir-

rna que esta convene ida del inmenso beneficio para la comunidad si todos los humanos

aprenden a deliberar claramcnte sobre la politica y la ley, ya que de la ignorancia de los dere-

chos y los deberes se siguen las guerras y de elias las mayorcs calarn idades para la vida hum a-

na, Cfr. Tratado del cuerpo. edic. cit., pags. 39 y s.

(61) Leviatan, XXVII, pag. 370; XXX, pags. 407 y 5S.; XXXVII , pag. 506; XL VI,

pags. 70 0 y ss.

267



L UCY C AR RIL LO C AS TIL LO

Cada eual puede valorar, pensar, opinar y hacer todo euanto crea confonne

a su propia razon, gusto, creencias, etc. La que importa civilmente es que to-

dos esten sometidos a una sola carta fundamental y leyes positivas que todos

puedan conoeer y comprender con claridad, para que puedan obedecerlas con

responsabilidad. No hay lugar aqui para hablar de ello, pero la urgente necesi-

dad de la educaci6n ciudadana es un imperativo en la filosofia de Hobbes.

Ahara bien, todos podernos querer la paz y anhelar justicia, pero de he-

cho muchos no contribuyen a ella voluntariamente. Para que las leyes civiles

sean efectivas se debe contar can los medios necesarios para hacerse cumplir

por todos. EI poder civil tendra, entonces, la potestad de proveer leyes deter-

minadas y especificas que fijen patrones objetivos de conducta que deben

ser garantizados con sanciones y penas para quienes las contravengan y ase-

gurar as! que todos y cada uno de los individuos actuen en conformidad con

las leyes. Siguiendo a Hobbes, Max Weber diria luego que el concepto de

Estado de derecho es idea de una comunidad humana que, dentro de un terri-

torio, reclama can exito para ella misma en su totalidad el monopolio de la

fuerza fisica en conformidad con las leyes que entre todos han pactado como

saludables para el bien publico (62). El anexo de leyes que reglamenten los

delitos y las penas se haec nccesario 5610 porque las pasiones e intereses son

mas poderosos socialmente que los valores morales; muchos, dcseando s610

su provecho privado no las obedecen ni dan credito ala mera letra escrita de

la ley. De ahi que la afirmacion hobbesiana de que «sin la espada los pactos

no son sino palabras vacias y carecen de fuerza para dar seguridad a los indi-

viduos» (63) sea interpretada par Norberta Bobbio como la funcion estatal

de disciplinar las pasiones que dominan en las relaciones intersubjeti-vas (64). A esto apela el tan discutido nombre de Leviatdn can el que Hob-

bes denomina su concepto de Estado de derecho. Efectivamente, en el libro

de Job aparece Leviatan como creacion de dios, cuya monstruosidad con-

siste en que ningun individuo tiene tanta fuerza 0 poder como el, de tal

modo que careciendo de temor ante los mas poderosos, Leviatan simboliza

-10 que ahi poeticamente se califica como--- la ley para todos los hijos del

orgullo (65).

Porque la sola virtud es demasiado fragil para veneer el egoismo de los

poderosos, al establecer el Estado en su carta fundamental 1 0 que es justo e

(62) C fr. MAX WEBER: « La p olitic a c om o v oc ac io n» , e n EIpo l i t i co y e l c i e n ti fi c o, trad.

Francisco Rubio Llorente, Alianza Editorial, Madrid, 1980, pag. 83.

(63) Leviauin, XVII, pag. 263.

(64) Cfr. NOitBERTO BOBRIO: Thomas Hobbes. trad. Manuel Escriva, FCE, Mexico,

1995, pag. 66.

(65) Job, 40, 6-24, 41, 25-26. en. Lev ia tan , XXVIII, pag, 394.

268



T HO MA S H OBB ES Y E L C ON CE PT O D E E ST AD O CO NST JT IJC IO NA L D E D ERE CH O

in justo, estab lece tambien su derecho a recompensar a los buenos ciudada-

nos, pero tarnbien el derecho leg itimo para castigar a los in justos. Si tiene

sentido alguno decir que los ciudadanos hobbesianos ternen al Estado, eso

s610 puede sign ificar que quienes albergan temor al castigo s er an uni camen -

te aquellos que han cometido crimenes 0 que han infringido 1a ley. EI poderpolitico seria soberano y leg ltim o, porque estaria instituido unicamente para

proteger y defender los derechos inalienables de todos los ind ividuos, 1 0 que

haria ociosa cualquier objecion 0 resistencia.

E n todo caso, no hay ni ha ex istido en la h istoria n ingun Estado que cum-

pia tan elevados requisitos. Del concepto hobbesiano de Estado de derecho

se puede decir 1 0 mismo que del formalismo de la etica kantiana: el hecho de

que ningun ser humane sea capaz de una bondad moral absoluta , no descali-

fica la grandeza del imperativo que rnanda obrar par respeto absoluto a la

d ign idad humana. L a obra de Thomas Hobbes, en tanto obra filosofica, bus-

ca 5610 claridad sabre las posib ilidades fundamentales de los problemas quela vida practica ha planteado a los humanos. Pero en cuanto tal, ella m isma

no puede ni pretende desarro llar 0 llevar a cabo en 10 real las posib les 50-

luciones.

6. UNA ULTIMA PREGUNTA: i,ES EL CONCEPTO DE ES T ADO DE NATURALEZA

MERA E SP ECULACI 6N ?

En el estado de naturaleza, caracterizado por la guerra de todos contra to-

dos, d ice Hobbes, «no hay lugar para la industria, porque el fruto de la m is-

rna es inseguro . V , par consiguiente, tam poco cultivo de la tierra [ni comer-

cia, n i uso de los bienes que pueden comercializarse , n i urbanizac ion, ni in-

vestigaci6n, y par eso , tampoco -LCC-]... artes, n i letras, ni vida en

socied ad ; sin o, 10 que es pear, todo se ve convert ida en m iedo continuo y pe-

lig ro de morir violentarnente, de tal modo que la vida para cada uno se con-

vierte en una vida solitaria, pobre , desgraciada, bruta l y bre ve» (6 6).

De esta larga cita quisiera tamar en consideracion la ultima parte, que

suele pensarse como fruto de la exagerac ion y pesim ismo de nuestro autor.

Es cierto que un individuo puede temer a la enferrnedad, al sufrim iento , a la

soledad 0 a la muerte . Pero estos temores son propios de la fragilidad consti-

tutiva de nuestra existencia hum ana. Estos ternores tienen com o contraparti-

da la esperanza en la salud, la alegria de vivir, el p lacer de la compafila de

los otros, una buena vida. A si, que cuando Hobbes habla del terror a la

muerte, no se refiere a la muerte natural, ya sea par enfermedad 0 vejez 0,

(66) Ibid.

269



L UC Y CA RR ilL O CA ST IL LO

incluso , la causada por el azar de un accidente a la resultante del suicid io.

Podemos remer nuestra muerte natural, pero tambien to lerarla e inc1uso ,

com o los enfennos incurables 0 los ancianos, aceptarla con paciencia; esa es

nuestra frag il condicion . Pero , el estado de guerra de todos contra todos al

que alude Hobbes y en el cual impera el tem or a la m uerte, se rem ite exc1usi-

vamente al m iedo a rnorir violentamente, que tiene un rotundo sign ificado,

pues funda el sentido m ismo de 1 0 que deberia ser 1 0 politico:

Asi, en 10 que concieme a nuestra realidad nacional (67), el temor a la

muerte violenta impregna todas nuestras re laciones y se ha convertido en

perjuicio claro de la calidad de vida de la poblacion entera . EI temor a la

muerte violenta es la razon fundamental par la cual hay m iles de colombia-

nos que abandon an el pais; de quienes evitan utilizar las carreteras en los

puentes 0 los periodos de vacaciones. El ternor a la muerte vio lenta explica

ta rnbi en l a i ns ti tu ci onal iz ac ion de la convivencia de ruuchos con sus guar-

daespaldas como indeseada campania para su vida intim a; par temor a lamuerte vio lenta se vigilan las partes bajas de los automoviles, se evita ex pre-

sar en publico 1 0 que se dice en privado. En fin, por e I tem or a m orir violen-

tamcnte el Icnguaje entre nosotros se ha impregnado de eufem ismos, de tal

modo que tanto en los noticieros como en las conversaciones privadas se ha-

bla del fa llecim iento de victim as, en lugar de asesinatos; del derecho inter-

nacional humanitario , en lugar del inalienable derecho a fa vida; de impues-

tos revolucionarios, en lugar de ex torsion econom ica, etc.

EI temor a la muerte vio lenta es fuente de la actual situacion cr6nica de

incomunicacion, de constante mutua sospecha, de la genera lizada descon-

fianza, que nos ha llevado a una vida empobrecida por una soledad no desea-da porque nos atemorizan tam bien las relaciones con personas desconocidas

y porque, no sabiendo quienes sean en el fondo los otros, ha desaparecido la

espontaneidad de nuestras relaciones c on v ecin os 0 compafieros de trabajo,

etcetera. T odas estas situaciones generan en cada uno depresion, fatiga y , en

suma, la perd ida del disfrute de la vida. Nuestra vida cotid iana es solo cons-

tatacion de que no hay vaciedad ni exageraci6n en H obbes al afirm ar que sin

un orden civil cuyas instituciones garanticen la vida y el b ienestar de todos,

cada uno de nosotros sigue expuesto a «llevar una vida solitaria, pobre , des-

graciada, brutal y breve».

L as expectativas de nuestro futuro h ist6rico pasan por la necesidad de 1 0 -

grar la instauracion de un Estado dernocratico de derecho que, segun M arco

Palacios deberia ser un Estado fuerte para ser capaz de adelantar reformas

sociales cuya postergacion ha sido caldo de cultivo del luto y el horror en

nuestras vidas cotid ianas y cuyo resultado debe ser la pacificaci6n del

(67) La aurora se reficrc a !a vio!encia generalizada que azota a Colombia.

270



THOMAS HOBIWS Y EL CONCEPTO DE ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO

pais (68). En este sentido, la fortaleza del Estado residiria unicarnente en su

legitimaci6n par todos los ciudadanos, porque podria dar a todos respuestas

institucionales capaces de garantizar los derechos fundamentales consagra-

dos en la Constituci6n.

Por otra parte, Hobbes tambien advierte que mientras no haya justiciapara todos, tanto a nivel interno de una comunidad como en las relaciones

entre los Estados, ni los mas poderosos estan a salvo del terror. EI concepto

del temor a la muerte violenta, en tanto muerte no necesaria y, por eso, no

deseada, se remite a t caracter opresivo y destructivo que tiene para los mas

fragiles el ejercicio del poder de los mas fuertes.

Asi, los recientes atentados terroristas en Estados Unidos. Hasta el 11 de

septiembre de 200 I, en los paises desarrollados se ereia que la gente alii te-

nia asegurada una muerte natural por enfennedades, accidentes 0 vejez. En

la opinion de esos ciudadanos ha predominado la conviccion de que esa hob-

besiana «guerra de todos contra todos» es 1 0 propio de los paises del TercerMundo y de algunos rincones ins6litamente aun no pacificados como Irlanda

del Norte 0 el Pais Vasco. Hasta esa recentisima fecha, la violencia y el te-

rror constantes a que se ve sometida la vida de miles de rnillones de personas

que vivimos en el Tercer Mundo no habia tenido ningun significado para las

hip6critamente llarnadas modemas democracias.

Por eso, resulta ser un escandalo para la razon la opinion de que el aten-

tado contra las torres gemelas haya sido una agresi6n a los principios occi-

dentales 0 los valores de Estados Unidos. Como si el hondo anhelo de respe-

to por la propia existencia, de igualdad de derechos, de una sociedad justa

pudiera ser privilegio exclusivo de unos cuantos seres humanos. La univer-

salidad de la humanidad abraza tanto a los millones de individuos del Primer

Mundo como a los miles de millones del Tercer Mundo, sin distingos en el

color de 1apiel 0 de la religion que profesen. Mientras no se reconozca la se-

mejanza humana fundamental y se instauren politicas que busquen el ejerci-

cia del respeto a la dignidad de cad a humane, aquellos que sean desposeldos

de todo reconocimiento, que sean marginados y despreciados, apelaran

siempre a los ultimos rasgos de semejanza de los humanos: la venganza, la

violencia. Es esa la gran leccion que nos da el magnifico Thomas Hobbes.

EI sentido simbolico del derrumbamiento de las torres gemelas de Nue-

va York ha conseguido extender universalmente el temor a morir violenta-

mente, 1 0 cual tendra graves consecuencias para la politica internacional: a

bien sin atadura alguna los mas poderosos se haran mas prepotentes y vio-

lentos 0 bien -cosa muy poco probable- por fin llegarian a asumir res-

(68) M AR CO PA LA CIO S: De populistas, mandarines y violencias. Luchas par el poder,

Planeta, Bogota, 2001, pag. 24.

271



l ,. UCY CARRILL .O CAST ILL .O

ponsablemente que m ientras no haya justicia no hay seguridad alguna para

nadie, porque a pesar de las poderosas annas defensivas, un punado de

hombres desannados ataeando eiertos ieonos de poder economico, politico

y militar h a d es tr uid o todo sentimiento de seguridad en la mas grande po-

tencia m undial. L a irnportancia historica de estos hechos reside en que su-bitamente se ha comprendido que todos los paises por igual, que todos los

seres humanos par igual, estamos continuamente sometidos al temor a mo-

r ir v io le ntamen te .

T al como ensefiara Hobbes y nos advierten estos atentados, siendo la

fuerza y el fraude los poderes que dom inan en el estado de naturaleza,

quienes detentan con arrogancia la fuerza y planean con prepotencia los

fraudes haeen valida contra ell o s m ismos la maxima del homo homini lu-

pus, que el ser humano es lobo para el propio humano. Por eso, la idea de

una cruzada contra el terror, que divid iria el mundo en buenos y malos,

santos y demoniacos, es expresi6n del mas oscuro fanatisrno relig iose quepodria convertir en vanidad las luchas humanas de sig los para emanciparse

d e g ob ie rn os abusivos, ciegos fanatismos y supersticiones crim inales. De

ser esto asi, fa anunciada «guerra contra el terrorisrno» no es otra cosa que

explicita serial de com o el nuevo absolutismo puede emplcar todos los ins-

trumentos de la ciencia y la tecnologia, no para d ifundir la cultura, para

crear conciencia de solidaridad, to lerancia , y justicia, sino para m antener

una nueva tiran ia y seguir esclavizando la razon humana a supersticiones y

fanatismos.

N inguno de nosotros puede todavia atreverse a hacer un diagnostico de

1 0 que sobrevendra. No podemos hacerlo porque, como bien supo Hobbes, elser humano tiene una naturaleza escind ida que se desenvuelve en una per-

m anente tension entre pasion y razon, que no permite hacer n inguna segura

y defin itiva prevision. De ah i perviven para nosotros preguntas que estan le-

jos de haber hallado alguna soluci6n: l,esta la raz6n s610 al servic io de la pa-

si6n? ~podria la pasion servir a fa razon? No 1 0 sabem os can com pleta certe-

za; pero si sabemos que de esa tension entre pasion y razon ha dependido

que la h is to ri a de la humanidad oscile pennanentemente entre la barbarie y

l a c iv il iz ac io n .

La esencial de esta tension tiene que ver con que un poder comun civili-

zado presupone la d iflcil condicion de que haya ya individuos civilizados.

L a recta razon de la que habla Hobbes consiste en la clara conciencia de

nuestra d ign idad que nos haee comprender el rebajam iento en el engafio, la

deslealtad, la in justicia, la in iq uidad y que, arraigando en la independencia

de pensam iento , nos moveria a acabar con el supuesto de que el unico com-

portam iento razonable seria aquel que favorece solo nuestros propios in tere-

ses. A esto , bien sabemos, no hace falta que Hobbes -tambien el primer f i-

272



THOMAS HOBBES Y EL CUNCErTO DE ESTAIJO CONSTITUCIONAL DE DERECIIO

losofo de la Ilustracion-e- nos recuerde que seres humanos justos y magnani-

mos son personas que exeepcionalmente han existido (69).

Pero la sola nocion de la propia dignidad si tiene el poder de volverse

contra el egoismo y por eso, nos dice Hobbes. que 1 0 que da a nuestros aetos

el placer de ser jUSlOS es la nobleza y el coraje gaUardo que, aunque escasos,no nos faltan (70). Cuando Hobbes dijo: «la razon declara que la paz es bue-

na» no quiso decir que todos los seres humanos promoverian la paz, sino

5610 que las personas sensatas 10 haran (71).

* * *

Hobbes, que sabia bien que eosa es la convivencia humana, postula una

republica razonable en la que caben las mentirijillas a los nuestros, nuestros

caprichosos cambios de opinion, nuestros contradictorios estados de animo

y nuestra estrafalaria irnaginacion. Se trata de la idea de una republica en la

que importa s610 el bienestar general de todos en la cual hay cab ida necesa-

riamente para las creencias personales y la libre expresion de pensamiento,

porque Hobbes, lejos de los irresponsables ensuefios del historicismo, del

idealismo y del romanticismo nunea SOfiD castillos en el aire que s610 mani-

fiestan honda misantropia: no hay mayor necedad y desprecio por la fragili-

dad de nuestra condicion humana que intentar mejorar 1 0 quc somos como

humanos y eambiar 1 0 que no podemos en nuestra humanidad.

Entre los individuos en estado de naturaleza que temcn una muerte vio-

lenta y los ciudadanos republicanos q ue sirven a la justicia para todos; entre

la guerra y la paz; entre la barbarie y la civilizacion, nos comprendemos a

nosotros mismos tal como somas ahara y tal como deberiamos ser; com-prendemos tambien la eomplejidad de las dificultades de nuestra existencia,

pero a 1a vez las posibilidades que hay en ella. Gracias a estas ultimas pode-

mos, a pesar de todo, aeeptar las debilidades y lirnitaciones de nuestra condi-

cion, nunca can desprecio, sino mas bien can compasiva comprension.

(69) De cive. edic. cit., prefacio, pag. 54, nota a pie.

(70) Leviauin. XV, pag, 245. Cfr, MICHAEL OAKESHOTT: La vida mural en la obra de

Thomas Hobbes. en up. cit. pag. 289.

(71) Cfr, M . OAK ESHOTf, loco cit.

273

Thomas Hobbes y El Concepto de Estado Constitucional de Derecho

Documents

Transcript of Thomas Hobbes y El Concepto de Estado Constitucional de Derecho