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    tiempoyculturaAproximacin al anlisis de la culturadesde la perspectiva del tiempo

    Xavier FinaCarles SpAsesoramiento:Sara Moreno Colom

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    Este nuevo Dossier del Tiempo presenta un conjunto de reflexionessobre dos aspectos muy importantes de la vida, ntimamente relacio-nados entre s: el tiempo y la cultura. El tiempo es un elemento sub-

    jet ivo lo vivimos de forma dist inta segn las circunstancias, perotambin es un ritmo objetivo que podemos controlar, ordenar y plani-ficar para conseguir una vida cotidiana ms equilibrada.

    Los antiguos mitos griegos ya hablaban del tiempo en dos dimensio-

    nes. Estaba Cronos, como el tiempo exterior a nosotros, inmutabley constante; y estaba Kairos, como el tiempo personal, el tiempo quehoy compone nuestra agenda diaria y en el que debemos incluirtrabajo y familia, ocio y cultura, descanso y amigos. Es este segun-do aspecto el que queremos destacar, para llamar la atencin sobreeste tiempo flexible, lleno de posibilidades, que debemos aprendera controlar.

    Todo el mundo debe tener tiempo para llevar una vida tranquila y to-do el mundo debe tener tiempo para disfrutar de las posibilidades cul-turales que ofrece la ciudad. Porque la cultura es un estmulo para elcrecimiento personal. En Barcelona nos esforzamos por colocar la cul-

    tura al alcance de todos, con actividades y con equipamientos de pro-ximidad. Y por esta razn el tiempo es importante. Las personas quehan elaborado este dossier nos ensean que no es que la cultura nodespierte inters, sino que quiz hay personas que no disponen detiempo suficiente para disfrutar de ella.

    En Barcelona estamos trabajando para que las personas puedan vivirsu tiempo de forma armnica, porque ello representa vivir una vida msplena. Creemos que la cultura debe tener un lugar. Todo el mundo de-be poder disfrutar de la cultura y todo el mundo debe poder disfrutarde su tiempo. Este Dossier nos invita a reflexionar sobre ello.

    Jordi HereuAlcalde de Barcelona

    Imma MoraledaConcejala de Usos Sociales del Tiempo

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    RedaccinXavier Fina, Carles Sp

    AsesoramientoSara Moreno Colom

    EdicinAjuntament de Barcelona

    Sector dEducaci, Cultura i BenestarRegidoria Usos del Temps

    Direccin coleccinAjuntament de BarcelonaDirecci Nous Usos Socials del TempsOrland Blasco i Aleu

    Diseo grficoEstudio Angel Uzkiano

    de ledici: Ajuntament de Barcelona.

    1 Edici novembre 2007

    www.bcn.cat/nust

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    NDICE

    I. PRESENTACIN 7

    II. MARCO CONCEPTUAL 91. LA CULTURA EN LA PRODUCCIN TERICA SOBRE EL TIEMPO 9

    1.1. La aportacin de los clsicos al tiempo y la cultura 101.2. Posmodernidad, tiempo y cultura 111.3. La falta de tiempo como sntoma de la sociedad moderna 111.4. El debate sobre el tiempo libre 111.5. Perspectiva de gnero, tiempo y cultura 12

    1.5.1. El tiempo de reproduccin: ms all del tiempo de trabajoy de no-trabajo 12

    1.5.2. El uso del t iempo y las desigualdades sociales 131.5.3 Las polt icas del t iempo y los servicios culturales 13

    1.6. Los estudios sobre los usos del tiempo 14

    2. EL TIEMPO EN LOS NUEVOS REFERENTES CONCEPTUALES PARAEL DESARROLLO

    DE POLTICAS CULTURALES 152.1. El tiempo: olvido u omnipresencia 16

    2.1.1. Con relacin al acceso a la cultura 162.1.2. Con relacin a la expresividad cultural 172.1.3. Con relacin a la gobernanza de la cultura 18

    2.2. La necesidad de explicitacin 19

    III. TIEMPO Y CULTURA; APROXIMACIN CUANTITATIVA 211. LA RELACIN ENTRE TIEMPO Y CULTURA EN LAS ESTADSTICAS 21

    1.1. La cultura en las estadsticas temporales 221.2. El tiempo en las estadsticas culturales 24

    2. ANLISIS DE RESULTADOS 252.1. Anlisis atendiendo al gnero 272.2. Anlisis atendiendo al nivel de estudios 332.3. Anlisis atendiendo a la edad 36

    IV. TIEMPO Y CULTURA; APROXIMACIN CUALITATIVA - ANLISIS DELA POLTICA Y LA OFERTA CULTURAL EN BARCELONA

    411. EL TIEMPO EN EL NUEVO PLAN ESTRATGICO DE CULTURADE BARCELONA 422. BREVE APROXIMACIN ANALTICA A LA OFERTA CULTURALDE BARCELONA DESDE LA PERSPECTIVA DEL TIEMPO 44

    2.1. La oferta de bibliotecas pblicas 462.2. La oferta teatral 472.3. La oferta de museos y exposiciones de arte 482.4. La oferta cinematogrfica 502.5. La oferta de actividades en los centros cvicos 51

    V. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 55

    VI. ANEXO 57

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    I. INTRODUCCIN

    Hasta hoy, y pese a que primera vista pueda parecer evidente, la relacin entre tiem-po y cultura no ha disfrutado de centralidad en los planteamientos tericos y polti-cos de los correspondientes mbitos. El presente estudio constituye una aproximacina dicha relacin, teniendo por objeto mostrar las potencialidades que pueden aflorarsi se dedica un mayor inters al estudio de esta materia y se produce una mayor in-

    terrelacin entre las polticas culturales y las polticas del tiempo. La perspectiva tem-poral, que cada vez est cobrando mayor relevancia como consecuencia de lasnecesidades de la sociedad occidental, tambin deber reflejarse en las nuevas ini-ciativas y estrategias futuras que se planteen en materia cultural. Para analizar la re-lacin entre tiempo y cultura, el estudio plantea una triple perspectiva.

    En primer lugar, se desarrolla una aproximacin desde el punto de vista conceptual,centrando la mirada en la elaboracin terica en el mbito de las ciencias sociales(ms concretamente en el de la sociologa) y en los planteamientos sobre la concep-tualizacin de la cultura y de la poltica cultural que se formulan en las declaracionesy documentos de referencia internacionales (Convencin Sobre la Proteccin y Pro-mocin de la Diversidad de las Expresiones Culturales, Agenda 21 de la Cultura).

    En segundo lugar, el estudio se centra en la exploracin de diversas estadsticas entorno al tiempo y la cultura. El anlisis de la relacin existente entre estas estadsti-cas y la nueva mirada analtica que aporta este estudio permite una interesante apro-ximacin, tanto desde la perspectiva de la cotidianeidad, como del ciclo de vida ygeneracional.

    Por ltimo, la mirada se centra en el estudio de la poltica y la oferta cultural de Bar-celona, as como en el papel desempeado por la perspectiva temporal. Ello se lle-va a cabo teniendo en cuenta dos dimensiones: la planificacin poltica y la oferta deservicios pblicos y privados.

    El estudio concluye con un apartado de recomendaciones elaboradas a partir de lasconclusiones que se pueden extraer de cada uno de los anteriores apartados. Ta-les aportaciones tienen por objeto conferir una nueva perspectiva a la poltica cul-tural, as como dotar las polticas del tiempo de ms herramientas de intervencintransversal.

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    II. MARCO CONCEPTUAL

    1. LA CULTURA EN LA PRODUCCINTERICA SOBRE EL TIEMPO

    Hablar de la produccin terica sobre el tiempo puede conllevar hablar de las diver-sas disciplinas cientficas existentes, dado que prcticamente todas ellas se han in-teresado, en un momento u otro, por esta cuestin. Si bien es cierto que

    histricamente el tiempo se prefigura como un objeto de estudio propio de la filo-sofa y la fsica ciertamente dos formas de pensamiento clsico a principios delsiglo XX se ampla su alcance disciplinar, de modo que en los albores del siglo XXIpuede afirmarse que sobre el tiempo se han escrito muchas pginas desde pticasmuy distintas.

    En cambio, el inters por la cultura siempre se ha mostrado vinculado al campo delas ciencias sociales y humansticas, y que algunas voces entienden como sinni-mo de cultura. Dadas las circunstancias, si lo que se pretende hacer es una revisinde la presencia implcita o explcita de la cultura en la produccin terica sobre eltiempo, parece oportuno ubicarla en el terreno de aquellas disciplinas que se haninteresado por el tiempo y la cultura, entre las que cabe destacar la antropologa, la

    filosofa o la sociologa.

    Concretamente, en el caso que nos ocupa se ha optado por formular este ejerciciodesde una mirada sociolgica. Dicha opcin se justifica tanto por el inters en com-prender el actual momento histrico, como por el inters en explicar las prcticascotidianas que hoy vinculan tiempo y cultura, todo ello con el propsito de adquirirnuevos conocimientos que faciliten, y a la vez enriquezcan, el diseo y la planifica-cin de las polticas culturales y las polticas del tiempo.

    Por esta razn, las siguientes pginas se dedican a realizar una breve revisin de lapresencia y el tratamiento que la cultura ha recibido en la produccin sociolgicasobre el tiempo. Lgicamente, dicha revisin comienza recordando los clsicos y

    concluye sistematizando el estado de la cuestin actual. No obstante, antes de ini-ciar este periplo es importante destacar la dificultad que plantea un ejercicio de es-tas caractersticas, ya que el tiempo y la cultura son dos conceptos que a menudose caracterizan por su omnipresencia en las ciencias sociales; y es que nadie poneen duda que toda actividad humana conlleva tiempo, ni que toda actividad huma-na incorpora un componente cultural.

    Si bien es cierto que esta aproximacin ha definido el desarrollo de buena parte delpensamiento sociolgico, tambin debe sealarse que es posible hablar de unaaproximacin ms restringida a ambos conceptos; una aproximacin que interpre-ta el tiempo y la cultura como un objeto de estudio y no como una dimensin delpensamiento. Es decir, una aproximacin que estudia los trminos tiempo y cul-tura por s mismos, y no como elementos transversales que siempre estn presen-tes en todas las actividades que realizan las personas.

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    1.1. LA APORTACIN DE LOS CLSICOS AL TIEMPOY LA CULTURA

    Efectivamente, esta doble aproximacin ya se detecta en las primeras aportacionesde los clsicos. Por un lado, es importante destacar las reflexiones de uno de los au-tores clsicos de la sociologa, Emile Durkheim, sobre la importancia del tiempo co-mo categora de conocimiento clave para el mantenimiento del orden social y cultural.Para este socilogo, el tiempo y la cultura son dos conceptos ntimamente relaciona-

    dos entre s, en la medida en que la concepcin social del primero depende del se-gundo. Es en este sentido que toda su obra est orientada a subrayar la dimensincultural del tiempo y su importancia para el mantenimiento de la organizacin social;es decir, los rasgos culturales que intervienen en la percepcin social del tiempo, quea su vez acta como elemento de cohesin social. De ah que el calendario se inter-prete como una construccin cultural que marca el ritmo de vida de una sociedadconcreta, a la vez que contribuye a mantener a sus miembros unidos.

    Desde una perspectiva bastante distinta, tambin deben sealarse las reflexionessobre el tiempo de no-trabajo propuestas por el primer pensamiento socialista. Adiferencia del pensamiento durkheimiano, la aproximacin al tiempo y la cultura delas voces prximas al universo marxista se aleja del terreno abstracto de las ideas

    para acercarse a la esfera material del trabajo. En plena consonancia con el movi-miento obrero, estos autores formulan sus tesis con el propsito de reivindicar tiem-po libre de trabajo, imprescindible para la realizacin personal. Obviamente, la culturadesempea un papel clave en esta reivindicacin. En conjunto, tanto la reflexin te-rica como la vindicacin social se recogen en el lema histrico del 8 x 3: ocho ho-ras de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de formacin.

    Estas dos aproximaciones tericas no se han mantenido intactas con el paso de losaos, pero han condicionado, de un modo u otro, el desarrollo del pensamiento so-ciolgico sobre el tiempo y la cultura. Hoy por hoy pueden dibujarse, como mnimo,cinco aproximaciones tericas a esta cuestin. Al margen de stas, existen aque-llas tipologas que discriminan el tiempo cultural del tiempo individual. En este caso

    se emplea la expresin tiempo cultural para referirse a todos los aspectos cultu-rales que condicionan la percepcin del tiempo en una sociedad determinada. Enrealidad, se trata de una aproximacin muy cercana a la antropologa, en la medi-da en que permite poner de relieve que la concepcin del tiempo difiere segn lasculturas. En este sentido, el antroplogo Evans-Pritchard1 estudi el caso de la tri-bu de los nuer, y observ que sus miembros no disponen de ninguna palabra paradesignar el tiempo, de modo que, a diferencia de nosotros, no pueden hablar deltiempo como algo real. Al respecto, Sorokin y Merton2 mencionan algunos pueblosprimitivos que se refieren a ciertas actividades cotidianas para indicar la duracindel tiempo; as, en Madagascar, por ejemplo, la coccin del arroz significa alrede-dor de veinte minutos.

    Si bien es cierto que la acepcin de tiempo cultural tambin se emplea en socio-loga, debe puntualizarse que no deja de ser algo tautolgico desde el momento enque se acepta que, desde un punto de vista sociolgico, el tiempo es una construc-cin social y cultural. Por consiguiente, los orgenes de la actual concepcin deltiempo en las sociedades occidentales se remontan a los inicios de la industrializa-cin. Por este motivo, la revisin del estado de la cuestin sobre la produccin te-rica del tiempo y la cultura se centra en enfoques concretos con respecto a nuestrarealidad ms inmediata.

    1 Evans-Pritchard, E. (1987). Los nuer. Barcelona: Anagrama.2 Sorokin, P. A.; Merton, R. K. (1992). El tiempo social: un anlisis metodolgico y funcio-

    nal, a Ramn Ramos Torres (comp.), Tiempo y sociedad. Madrid: Siglo XXI.

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    1.2. POSMODERNIDAD, TIEMPO Y CULTURA

    En primer lugar, es preciso hablar de las corrientes que teorizan sobre la sociedadposmoderna, sin olvidar que los cambios sociales de las ltimas dcadas dibujanun escenario distinto del de la sociedad industrial. Desde esta aproximacin, unode los elementos que se pone de manifiesto es la aceleracin del ritmo de vida y,

    junto a este fenmeno, los cambios en torno a la percepcin del tiempo, que entre

    otros aspectos inciden culturalmente en la definicin de la identidad personal. Enconcreto, la aceleracin del ritmo de vida se atribuye a las transformaciones del sis-tema de produccin y a la organizacin del trabajo que da lugar a nuevas modali-dades ms inmediatas, como, por ejemplo, el just in time. Asimismo, tambin sehabla del aumento en la celeridad del consumo que comportan las nuevas tecno-logas de la informacin y la comunicacin; dos aspectos que alteran los hbitos deconsumo de las personas y que se consideran un elemento esencial a la hora dedefinir la identidad en la sociedad actual. Por consiguiente, la cultura no se entien-de como un elemento de consumo, sino, en su sentido ms amplio, como un ele-mento inherente a toda actividad humana y que se modula segn el ritmo de loscambios sociales.

    1.3. LA FALTA DE TIEMPO COMO SNTOMADE LA SOCIEDAD MODERNA

    En segundo lugar, vinculadas a la aproximacin terica anterior, pero con algunosrasgos distintivos, es importante hablar de aquellas voces que hacen hincapi en lafalta de tiempo como elemento caracterstico de la sociedad contempornea occi-dental. En este caso, se apunta que la percepcin del tiempo como un bien esca-so es fruto de un contexto social en el que la oferta de actividades a realizar cadavez es ms extensa. La ampliacin de este abanico de posibilidades, entre las que

    destaca la oferta cultural, obliga a las personas a priorizar ciertas actividades, a lavez que dificulta la gestin de los roles. Cuando no es posible hacer todo lo que sedesea, aflora la sensacin de que el tiempo es escaso. Por lo tanto, el tiempo y lacultura aparecen inversamente vinculados entre s, mientras que la ampliacin de laoferta del segundo convierte al primero en un bien escaso.

    1.4. EL DEBATE SOBRE EL TIEMPO LIBRE

    En tercer lugar, entrando de lleno en el terreno material y siguiendo la estela del pri-mer pensamiento socialista, debe citarse el debate en torno al tiempo libre o el tiem-po de ocio. En efecto, la cultura no es sinnimo de tiempo libre, pero es frecuenteque estos dos conceptos tiendan a identificarse. Las razones de esta falsa identifi-cacin son demasiado complejas para intentar esclarecerlas en estas pginas, sibien tal vez sea posible apuntar algunas explicaciones. Segn se ha comentado an-teriormente, el tiempo libre emerge como una reivindicacin del movimiento obreroque aspira a garantizar la realizacin de las personas ms all del trabajo. Se trata,sin duda alguna, de una vindicacin que refleja la importancia que el pensamientosocialista ha atribuido histricamente a la cultura. De ah que algunas voces asocienel tiempo libre de trabajo con el tiempo de descanso y formacin.

    stos son, precisamente, los principios del debate sociolgico sobre el tiempo li-bre; un debate que entre otras cuestiones trata de la discusin semntica y con-

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    ceptual entre tiempo libre y tiempo de ocio. Para empezar, es importante sealarque hasta tiempos recientes esta discusin se haba abordado desde el campo pro-pio de la sociologa del trabajo; algo totalmente lgico si se tiene en cuenta que des-de los inicios de la industrializacin el tiempo libre se ha configurado como un tiemporesidual del tiempo de trabajo. Posteriormente, la preocupacin por esta cuestinse desarrolla como una rama propia de la sociologa, en especial porque con la ex-pansin de la sociedad de consumo, este tiempo cada vez adquiere mayor relevan-cia. A lo largo de este proceso, e incluso hoy en da, se tiende a confundir el tiempo

    libre con el tiempo de ocio. La diferencia entre ambos conceptos es que el prime-ro tiene un alcance ms restringido que el segundo. Es decir, por tiempo de ociose entiende el tiempo que es de no-trabajo y que, por lo tanto, se puede destinar amltiples finalidades: al descanso, a las aficiones, a la diversin, etc. Esta definicinresponde plenamente al uso semntico de la palabra ocio, que da lugar a la pa-labra negocio: negacin del ocio. Pese a que este tiempo incluye el tiempo libre,ambos conceptos no son equiparables, puesto que el ltimo se refiere, exclusiva-mente, al tiempo de libre disposicin personal; es decir, un tiempo carente de obli-gaciones, un tiempo disponible que las personas emplean libremente. As, el tiempolibre se desvincula de la dicotoma entre tiempo de trabajo y tiempo de no-trabajo,a partir de la cual se define el tiempo de ocio. Esta discusin terica permite formu-lar dos interesantes ideas con respecto a la relacin entre tiempo y cultura. En pri-

    mer lugar, resulta evidente que el tiempo residual del trabajo sea tiempo de ocio otiempo libre permite reconocer la pluralidad del tiempo ms all del mercado labo-ral, y esta pluralidad incorpora, entre otros, el tiempo destinado a las actividadesculturales, sean stas de creacin o de consumo. As, a diferencia de lo que preve-an las afirmaciones optimistas de la primera sociologa del tiempo libre en torno auna sociedad cada vez ms liberada de las constricciones del tiempo de trabajo, seconfigura un abanico de tiempos sociales en la organizacin de la sociedad indus-trial, de modo que el reconocimiento de la pluralidad del tiempo tambin conllevauna redefinicin del tiempo libre, de modo que ste ya no se presenta exclusiva-mente como un trmino de la dicotoma trabajo/no-trabajo, sino como un tiempoms entre los diversos tiempos sociales: laboral, cultural, relacional, familiar, etc.

    Ahora bien, tambin debe sealarse que ciertas actividades se pueden interpretarde forma simultnea como trabajo y como fuente de realizacin personal a travsde la cultura. Un ejemplo paradigmtico de ello sera el de una persona que es ar-tista, puesto que en ella coinciden el tiempo de trabajo y el tiempo destinado a lacultura. Esta cuestin permite problematizar el concepto de tiempo libre, dado queaquello que lo define no son las actividades que abarca, sino su dimensin de liber-tad y de eleccin. Desde esta perspectiva se entiende que la disponibilidad de es-pacios temporales no sujetos a las relaciones de poder ya sea en el marco delmercado de trabajo o de la familia permite que el tiempo libre emerja como un re-curso distribuido de manera desigual. Esta desigualdad no se mide por la cantidadde tiempo, sino por el valor social que se otorga al mismo. Es decir, el tiempo de-dicado a la cultura se considera un elemento de distincin social.

    1.5. PERSPECTIVA DE GNERO, TIEMPO Y CULTURA

    La cuarta aproximacin terica que nos permite relacionar el tiempo y la cultura es laque surge de la perspectiva de gnero. En este caso, al igual que en las aproximacio-nes anteriores, pese a que las referencias no son lo bastante explcitas, s que son ple-namente pertinentes, dado que la perspectiva de gnero ha sido uno de los enfoquesms fecundos a la hora de estudiar el tiempo y de plantearlo como un objeto de re-gulacin poltica. Las lecciones que se extraen del conocimiento acumulado son per-fectamente adaptables cuando la atencin recae en la relacin entre tiempo y cultura.

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    1.5.1. El tiempo de reproduccin: ms all del tiempode trabajo y de no-trabajo

    En primer lugar, el cuestionamiento ms firme acerca de la dicotoma entre tiempode trabajo y tiempo de no-trabajo debe atribuirse a la perspectiva de gnero. Lascrticas formuladas por las especialistas apuntan la necesidad de tener presente queno slo el empleo es trabajo, sino que existe otro trabajo el domstico y familiarque resulta necesario para la reproduccin de las personas. Estas crticas permiten

    poner de manifiesto que la responsabilidad del trabajo domstico y familiar consti-tuye un factor imprescindible para comprender la presencia de las personas en to-das las esferas de su vida cotidiana; a saber, la laboral, la cultural, la relacional, etc.

    1.5.2. El uso del tiempo y las desigualdades sociales

    En segundo lugar, la perspectiva de gnero pone de relieve que no todas las per-sonas se relacionan del mismo modo con el tiempo, puesto que dicha relacin de-pende de la situacin que tengan en la estructura social. Por consiguiente, el gnero,en combinacin con la clase social, la etnia y la edad constituyen variables clave pa-ra comprender la relacin de las personas con el tiempo. Segn observan las es-

    pecialistas, dicha relacin debe analizarse en trminos de prctica y de significado;es decir, lo que hace una persona resulta tan importante como la percepcin questa tiene acerca de lo que hace. Esta reflexin es fundamental a la hora de anali-zar el consumo cultural desde la perspectiva temporal. As, por ejemplo, una ima-gen cada vez ms presente en nuestra sociedad es la de una persona escuchandomsica en formato mp3. Se trata de una actividad cultural? Ms all del criteriotcnico empleado, ser importante saber si la persona consumidora atribuye msimportancia al hecho de poseer un tipo de tecnologa concreto que a las posibilida-des que sta le brinda.

    Junto a esta perspectiva estructural se subraya la necesidad de tener presente laetapa del ciclo de vida en la que se encuentran las personas. Es decir, los distintos

    momentos cronolgicos con un significado social propio: adolescencia, juventud,formacin del propio hogar, hijo/as en edad dependiente, abandono del hogar porparte de los hijo/as nido vaco y, cada vez ms, adultos dependientes. Asimismo,tambin se pone de manifiesto la necesidad de tener presente la generacin de laspersonas, en tanto en cuanto no todas ellas se hacen adultas del mismo modo, nimucho menos envejecen en las mismas circunstancias. sta es una cuestin fun-damental a la hora de analizar la relacin de la cultura con el tiempo, puesto que elcontexto de socializacin resulta clave para comprender los hbitos de consumocultural. Volviendo al ejemplo anterior, una de las diferencias existentes entre los j-venes de 15 aos y los adultos de 60 aos es el protagonismo que desempeanlas nuevas tecnologas en la creacin y el consumo culturales. Pensemos, por ejem-plo, en la importancia que las artes visuales han adquirido en los ltimos aos, o en

    la transformacin del mercado de la msica a travs de Internet.

    1.5.3. Las polticas del tiempo y los servicios culturales

    En tercer lugar, es preciso atribuir a la perspectiva de gnero las primeras propues-tas que permiten que el tiempo emerja como un objeto de regulacin poltica en unsentido estricto. En efecto, hemos observado que desde los inicios de la industria-lizacin, la regulacin de la jornada laboral ha constituido uno de los aspectos fun-damentales de las luchas sociales, pero siempre se ha inscrito en el paraguas de lapoltica laboral. En cambio, a finales de la dcada de 1980, las cientficas socialesitalianas empiezan a hablar de las polticas del tiempo ms all del mercado de tra-bajo. El origen de esta reivindicacin es el malestar que experimentan muchas mu-

    jeres adultas en las sociedades occidentales, puesto que su vida cotidiana est

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    condicionada por un rgimen de doble presencia. Es decir, un rgimen que se ca-racteriza por la acumulacin de responsabilidades laborales y domsticas y cuyopeso trasciende el tiempo del reloj, puesto que su presencia es constante. A fin demejorar su situacin, estas mujeres reclaman tiempo para s mismas, y esta recla-macin se articula bajo el lema de las polticas del tiempo, concretndose en diver-sas propuestas, entre las que destaca la reorganizacin de los horarios de la ciudada fin de que los horarios de apertura y de cierre de los servicios se ajusten a las ne-cesidades de las personas. Por consiguiente, la cuestin de los servicios y de los

    equipamientos culturales adquiere una especial relevancia, a la vez que se acentala dimensin de la accesibilidad.

    No es sorprendente que las ciudades italianas sean las ms avanzadas en materiade polticas del tiempo, puesto que llevan acumulando experiencias locales orien-tadas a reorganizar el tiempo de la ciudad desde la dcada de 1990. El instrumen-to regulador es el Plan territorial de los horarios y el tiempo de la ciudad. En el casoque nos ocupa debe destacarse, entre otros, el Plan de la ciudad de Turn, dadoque uno de sus cinco mbitos estratgicos incluye una lnea de actuacin destina-da a regular la Disponibilidad de los Servicios Culturales.

    1.6. LOS ESTUDIOS SOBRE LOS USOS DEL TIEMPO

    Por ltimo, es importante mencionar una quinta aproximacin sociolgica al estu-dio del tiempo y la cultura; a saber, los estudios sobre los usos del tiempo. En efec-to, a diferencia de las aproximaciones anteriores, sta tiene una dimensincompletamente emprica, lo que explica por qu muchos de los enfoques que sehan descrito con anterioridad recurren a este tipo de estudio cuando desean refor-zar sus reflexiones mediante evidencias empricas. En cualquier caso, los estudiossobre el uso del tiempo surgen a principios del siglo XX como una lnea de investi-gacin propia dentro de la sociologa. Si bien es cierto que en un principio destacael potencial informativo de los datos que generan tanto con respecto a la evalua-cin de las polticas como al diseo de las campaas publicitarias, a partir de la

    dcada de 1980 el inters poltico y econmico experimenta un descenso, mientrasque el sociolgico aumenta, en especial al constatar que el uso del tiempo consti-tuye un indicador fiable a la hora de estudiar las desigualdades sociales ms all dela simple descripcin de los hbitos de vida y de consumo de la poblacin.

    Concretamente, los estudios sobre el uso del tiempo son un tipo de encuesta querecogen de forma genrica la cantidad de tiempo que las personas dedican a diver-sas actividades a lo largo de un da. Los distintos usos y distribuciones del tiempose analizan segn el gnero, la clase social, el nivel de estudios, la edad, etc., dis-criminndose los das laborables de los festivos. No obstante, algunos cuestiona-rios son ms precisos en la recopilacin de datos y tambin toman en consideracinsi la actividad realizada en cada momento es de carcter principal o secundario; es

    decir, si se escucha msica sin hacer nada ms, o si se limpia la casa mientras seescucha msica. Adems, tambin tienen en cuenta el lugar en el que se realiza ca-da actividad y las personas que acompaan a la misma.3

    Obviamente, los estudios sobre el uso del tiempo constituyen una fuente de datosimprescindible a la hora de analizar la relacin entre el tiempo y la cultura, as comoun eficaz instrumento para evaluar las polticas culturales que han sido diseadasdesde una perspectiva temporal. Por un lado, permiten conocer la dimensin cul-tural del uso y de la distribucin del tiempo de las personas segn su situacin en

    3 Para ms informacin, vase el monogrfico Las polticas del tiempo: un debate abierto(Torns, et al., 2006), en esta misma coleccin, de la Concejala de Nuevos Usos Sociales del

    Tiempo del Ayuntamiento de Barcelona.

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    2. EL TIEMPO EN LOS NUEVOS REFEREN-TES CONCEPTUALES PARA EL DESARRO-LLO DE POLTICAS CULTURALES

    La poltica cultural y el tiempo son dos conceptos que aparentemente deberan es-tar unidos por una intensa relacin, tanto por lo que respecta al desarrollo tericocomo a la prctica poltica. Sin embargo, la realidad actual dista considerablemen-te de ello. La literatura existente en ambos campos de la cultura no profundiza enesta relacin, de modo que afrontamos esta temtica desde una cierta orfandad in-

    telectual. Adems, tambin debe aadirse que en el caso de la prctica en polticacultural, pese a que se han emprendido algunas iniciativas para la adecuacin ho-raria de los servicios, la dimensin temporal no figura de forma explcita en las es-trategias culturales de los distintos poderes pblicos.

    Analizar la teorizacin realizada en torno a la poltica cultural con el propsito de ha-llar alusiones explcitas a la cuestin temporal es un arduo ejercicio que augura unosresultados un tanto desoladores. Resulta ms adecuado realizar el proceso inver-so; es decir, situarse desde la perspectiva del tiempo y analizar la produccin con-ceptual referida a la poltica cultural. De este modo es posible determinar hasta qupunto la cuestin temporal forma parte de muchos de los planteamientos.

    El presente estudio se centrar en el anlisis desde la perspectiva temporal en los

    referentes internacionales ms actuales. Durante los ltimos aos hemos presen-ciado el nacimiento de dos destacados referentes conceptuales para el desarrollode polticas culturales, tanto a escala nacional como local. Se trata de dos declara-ciones aprobadas por organismos internacionales que sitan la cultura como unmbito privilegiado que permite dar respuestas a los retos que plantea la sociedadactual:

    4 El 24 de febrero del 2006, el Plenario del Ayuntamiento de Barcelona aprob por unanimi-dad una declaracin institucional en la que celebra la aprobacin por parte de la UNESCOde la Convencin sobre la Diversidad Cultural.5 El 21 de mayo del 2004, el Plenario del Ayuntamiento de Barcelona aprob por unanimi-

    dad, mediante una medida de Gobierno, su adhesin a la Agenda 21 de la Cultura.

    la estructura social y la etapa de su ciclo de vida. Por otro, permiten analizar el im-pacto de una poltica cultural determinada en la poblacin destinataria. Tal vez de-ba reconocerse que se trata de un instrumento limitado, puesto que no ha sidoconcebido para estudiar la creacin y el consumo culturales, ni para llevar a cabouna evaluacin especfica de las polticas culturales. Al respecto se observa que laclasificacin de las actividades no responde a criterios homogneos y, por consi-guiente, no todas las encuestas interpretan las actividades culturales como tales.

    Adems, tambin debe destacarse la dificultad que comporta el empleo de este t i-

    po de encuestas a la hora de captar la percepcin subjetiva de lo que se hace. s-te es un aspecto bastante importante, puesto que permite discernir si el hecho demirar la televisin, por ejemplo, es considerado como consumo cultural o no.

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    la Convencin sobre la Proteccin y Promocin de la Diversidad de las Ex-presiones Culturales,4 impulsada por la UNESCO, que se aprob durante la 33.Reunin de la Conferencia General, celebrada en Pars el mes de octubre del 2005.

    la Agenda 21 de la Cultura,5 que, si bien sita los retos a escala local, toma co-mo referencia la Declaracin Universal de la UNESCO, aprobada en el IV Foro de

    Autoridades Locales para la Inclusin Social, de Porto Alegre, el da 8 de mayo del2004 en Barcelona.

    2.1. EL TIEMPO: OLVIDO U OMNIPRESENCIA

    En ambos textos, la cultura y la diversidad cultural figuran como un derecho de ciu-dadana y como un elemento necesario para el desarrollo individual y colectivo. Lalectura de las dos declaraciones, con lneas discursivas muy similares, sugiere quela cuestin del tiempo ha sido olvidada. En efecto, ninguna de ellas se refiere expl-citamente a la relacin entre el tiempo y la cultura. Ahora bien, segn se indicabaen prrafos anteriores, si efectuamos una lectura en sentido inverso, de modo que

    nos planteemos qu aportan estas declaraciones desde la perspectiva del tiempo,observaremos algunas cuestiones interesantes. De las dos declaraciones emanauna nueva forma de comprender el papel que desempea la cultura en la sociedady la responsabilidad pblica con respecto a la garanta de unos derechos cultura-les. Ms all de los contenidos concretos, su importancia radica en el hecho de quesita en el centro del debate cultural algunos conceptos que durante aos no hab-an sido objeto prioritario de las polticas culturales. El amplio abanico de propsitosque se incluyen en estas declaraciones nos permite abordar la realidad cultural des-de una nueva mirada, centrada en la idea de ciudadana y de derechos culturales.El derecho al acceso a la cultura, el derecho a la expresividad y el derecho a parti-cipar en la gobernanza, todos ellos vinculados a la ciudadana, proponen nuevosacentos, nuevos espacios de accin para la poltica cultural, tradicionalmente cen-

    trada en exceso en el trabajo con el que se acostumbra a denominar los sectoresde la cultura.

    Tras haber situado los retos de la cultura en torno al acceso, la expresividad o la go-bernanza, la cuestin del tiempo resulta mucho ms fcil de abordar. 6

    2.1.1. Con relacin al acceso a la cultura

    Hablar del acceso a la cultura requiere, en primer lugar, definir a qu cultura nos re-ferimos: podemos hablar de cultura en trminos antropolgicos y sociolgicos (en

    este caso, toda accin humana y social tiene un componente cultural); o bien, entrminos de aquello que es objeto de la poltica cultural. En nuestra aproximacinpartimos de la segunda definicin; es decir, de lo que en trminos generales se en-tiende por poltica cultural y, por lo tanto, aquello de lo que es objeto.Para analizar el acceso a la cultura es preciso situarse en el momento previo a laprctica o consumo cultural y centrar el inters en las motivaciones y barreras conlas que se encuentra la poblacin a la hora de acceder a la cultura. Las motivacio-

    6 Para conocer una experiencia de anlisis de una realidad cultural local desde la perspecti-va de estos ejes, vase el estudio Principis i criteris per a lacci cultural a Granollers unamirada des de lAgenda 21 de la Cultura. 2007, Ayuntamiento de Granollers y Diputacin deBarcelona. Las conclusiones de este estudio nutren las afirmaciones que se formulan en los

    prrafos siguientes.

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    nes se pueden analizar a partir de las prcticas existentes, de su capacidad de pe-netracin en la poblacin. Las barreras deben detectarse a partir de una causalidadmltiple que provoca que las personas se sientan alejadas de los circuitos cultura-les. Una de las causas que suele salir a la luz como obstculo que dificulta el acce-so de las personas a la cultura es la barrera temporal. En efecto, el factor temporalpuede constituir una barrera atendiendo a dos perspectivas de anlisis.

    La perspectiva del ciclo de vida. Cada momento de la vida desde la niez

    hasta la vejez requiere una oferta y una relacin determinada de la persona con lacultura. La edad no puede constituir un motivo de discriminacin por lo que respec-ta a la oferta que los servicios pblicos brindan a la ciudadana. La equidad en laoferta cultural desde la perspectiva del ciclo de vida exige revisar las programacio-nes culturales. Adems, tambin hay que tener en cuenta el efecto generacional,puesto que las preferencias culturales varan con el paso del tiempo.

    La perspectiva de la cotidianeidad. El ritmo de vida de la sociedad occidentalprovoca una disminucin continua de la percepcin de control sobre el propio tiem-po. Los servicios culturales que se ofrecen a la ciudadana deben tomar en consi-deracin los cambios en la estructura y en la percepcin de los tiempos sociales.La falta de disponibilidad de tiempo se est convirtiendo en una de las principales

    barreras de acceso a la cultura, afectando en mayor medida a determinados colec-tivos sociales (por ej. mujeres con doble presencia, personas con dependientes asu cargo). Simultneamente, el aumento de disponibilidad de tiempo, fruto de uncambio de ritmo vital tal y como sucede en el caso de las personas jubiladas tam-bin exige repensar la oferta de servicios culturales desde una perspectiva cultural.Si bien no es posible aspirar a que la poltica cultural ejerza una influencia en la dis-tribucin de los tiempos sociales, s que resulta fundamental tener estos tiempos encuenta para poder presentar unas ofertas cuyo horario permita su disfrute a perso-nas que de otro modo no podran acceder a las mismas. Es esencial que esta pro-blemtica salga a la luz y que las polticas de acceso a la cultura definan programaspara estos colectivos.

    2.1.2. Con relacin a la expresividad cultural

    La expresividad cultural se puede entender de forma muy amplia. A fin de aclarareste concepto, podemos acotarla e interpretarla como la prctica cultural o la par-ticipacin activa de la ciudadana en la actividad cultural; es decir, cuando la ciuda-dana se convierte en el sujeto de la cultura; cuando es la que crea, realiza o practicaalguna actividad cultural. Dicha prctica se entiende como una manifestacin de lacapacidad expresiva de la ciudadana y, por consiguiente, no estamos hablando deconsumo cultural.

    La expresividad cultural aparece como un espacio temporal vinculado al desarrollopersonal; un tiempo para la expresin, la creacin y la proyeccin de la sensibilidadde cada persona. En efecto, los espacios temporales que en nuestra sociedad sereservan a la expresividad cultural de la ciudadana son, en apariencia, escasos, pre-sentando en ocasiones ciertas limitaciones desde una doble perspectiva temporal.

    La perspectiva del ciclo de vida. Ms all de las distintas posibilidades expre-sivas de que disfrutan las personas durante su ciclo de vida, aqu es interesante se-alar hasta qu punto las primeras fases de socializacin resultan esenciales paralas capacidades expresivas a lo largo de toda la vida. La vinculacin con la prcti-ca cultural guarda una estrecha relacin con la educacin recibida, con la compren-sin de los lenguajes artsticos, con la actitud del entorno frente a la cultura durante

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    las primeras fases de socializacin. Si las personas han desarrollado hbitos cultu-rales en determinadas pocas de su vida, posteriormente experimentan un mayorgrado de implicacin y de participacin cultural. Las personas que en su juventudno se han formado en un entorno vinculado a la prctica cultural deben superar unmayor nmero de dificultades para iniciarse en ella ms adelante. De un modo si-milar, no hay que olvidar que esta socializacin se produce en un contexto histri-co determinado que influye en la construccin de las preferencias culturales.

    La perspectiva de la cotidianeidad. La falta de tiempo libre es una de las jus-tificaciones que suelen alegarse ante la pregunta de por qu las personas no des-arrollan ninguna prctica cultural. Si bien es cierto que la organizacin social deltiempo ha cambiado en los ltimos tiempos, tambin lo es que el nmero de horasdiarias dedicadas a algunas prcticas aumenta de forma constante. Puesto que lashoras de que se dispone durante el da son las mismas, debe analizarse de qu mo-do se priorizan tales prcticas. El prestigio o desprestigio social de una prctica de-termina en gran medida el tiempo que las personas dedican a la misma. Al respectose detecta un cierto retroceso en la importancia atribuida a la prctica cultural. Laspersonas con un nivel instructivo elevado y medio son las que se refieren con ma-yor frecuencia a la participacin cultural como un factor de capital social y las quese muestran ms predispuestas a participar de la vida cultural. En cambio, las que

    tienen un nivel de instruccin inferior no otorgan tanta importancia a la prctica cul-tural, resultndoles ms difcil identificarla con otras prcticas o separarla de ellas.

    2.1.3. Con relacin a la gobernanza de la cultura

    El artculo 19 de la Agenda 21 de la Cultura Implementar los instrumentos ade-cuados para garantizar la participacin democrtica de los ciudadanos en la formu-lacin, ejercicio y evaluacin de las polticas pblicas de cultura obliga a que losGobiernos locales asuman el compromiso, claro y conciso, de garantizar la partici-

    pacin ciudadana en los espacios de consulta y de decisin de las polticas cultu-rales del municipio. Por consiguiente, dicho artculo configura la cuestin de lagobernanza como uno de los retos a afrontar de cara al desarrollo cultural de lasciudades, y lo hace adoptando una posicin clara: apostando para que la culturase gobierne mediante mtodos participativos.

    Cualquier ciudad puede definirse con arreglo al modo en el que utiliza y gestiona suespacio pblico. Es decir, por un lado, a partir de la actividad que se desarrolla enla ciudad y, por otro, teniendo en cuenta de qu modo la ciudadana forma parte dela toma de decisiones en la gestin de dicho espacio. De este modo, el espacio p-blico constituye tanto el espacio fsico el entorno en el que se desarrolla la vida co-tidiana, como el temporal el tiempo compartido con la colectividad o el simblico

    el que ocupa a toda la ciudadana.Distintas voces teorizan sobre el abandono del espacio pblico por parte de la ciu-dadana. Enrique Gil Calvo sintetiza dicho abandono del siguiente modo: En conse-cuencia, los sujetos sociales han perdido su anterior arraigo al medio comunitario yahora afloran libremente por el espacio social a impulsos de una movilidad aleato-ria y contingente que las lleva a desertar de sus espacios pblicos de referencia (lared de parentesco, la comunidad local, la identidad cultural, la conciencia de clase)

    7 Ponencia de Enrique Gil Calvo, Ciudadana y espacio pblico, en el marco de Interaccin2006, organizado por el Centro de Estudios y Recursos Culturales de la Diputacin deBarcelona en octubre del 2006.8 Aug, M. (2003). Los no-lugares. Espacios del anonimato. Barcelona: Gedisa.9 VVAA (2004). La arquitectura de la no-ciudad. Pamplona: Universidad de Navarra.

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    para caer de modo compensatorio en un miope individualismo posesivo, privatiza-dor y consumista.7

    Paralelamente, este abandono se ha visto contrarrestado por nuevas concentracio-nes de gente en lo que Marc Aug8 ha definido como no lugares: Si un lugar pue-de definirse como un lugar de identidad, relacional e histrico, un espacio que nopuede definirse como espacio de identidad ni como relacional ni como histrico,definir un no lugar. La hiptesis aqu defendida es que la sobremodernidad es pro-

    ductora de no lugares, es decir, de espacios que no son en s lugares antropolgi-cos y que, contrariamente a la modernidad baudeleriana, no integran los lugaresantiguos. Para Aug, los no-lugares por excelencia son las autopistas, los mediosde transporte, las estaciones, las grandes superficies comerciales, etc. Otras voceshan aplicado este concepto en el que la ciudad se convierte tambin en un no-lu-gar, la no-ciudad.9

    Ante esta situacin, la cultura se presenta como un potencial elemento articuladordel espacio pblico, como un elemento de cohesin dentro de dicho espacio. Laocupacin del espacio pblico por parte de las personas supone regresar a la ideadel gora o de la plaza pblica. Y la cultura y la expresividad constituyen unas he-rramientas excelentes para recuperar espacios para la ciudadana.

    El tiempo que las personas dedican a lo colectivo, a la gobernanza del espacio p-blico, est en claro retroceso desde el advenimiento de la democracia en nuestropas. Los primeros ayuntamientos democrticos compensaron su debilidad institu-cional y de recursos mediante una significativa movilizacin ciudadana de ocupa-cin y de recuperacin del espacio pblico, cosa que hasta entonces se habaprohibido y perseguido. Es en esa poca cuando empiezan a proliferar iniciativasciudadanas vinculadas con la fiesta y la cultura pblicas: fiestas mayores, festivalesde cultura, carnavales, etc. La cultura se configura entonces como la punta de lan-za de la recuperacin de espacios para la ciudadana.

    La estabilidad institucional y poltica de finales de la dcada de 1980 y de 1990 per-

    mite traspasar la responsabilidad de la gestin del espacio pblico a las distintasAdministraciones. La sensacin generalizada de que el orden de las cosas ya hacambiado provoca que las personas dediquen menos tiempo a cuestiones colecti-vas, a la gobernanza del espacio pblico, y que se instaure una poca que otorgauna mayor importancia simblica al desarrollo personal y al progreso individual, loque obviamente se traslada al mbito cultural, adoptando la forma de un mayor gra-do de individualizacin del consumo cultural, propiciado, en buena parte, por lasnuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin.

    Lo que da sentido y coherencia a la Declaracin Universal sobre la Diversidad Cul-tural y a la Agenda 21 de la Cultura es, precisamente, la voluntad de recuperar elespacio pblico y de que la cultura desempee un papel fundamental en ese espa-

    cio. Por consiguiente, estos referentes conceptuales abogan por una mayor presen-cia de la ciudadana en la gobernanza de la cultura;10 es decir, por una recuperacindel espacio pblico a partir del desarrollo cultural de las sociedades. Esto, en tr-minos de tiempo, representa un cambio en el orden de prioridades, dando pie a unamayor participacin de las personas en espacios de prctica y de consumo cultu-rales y, en especial, de toma de decisiones y de definicin de polticas culturales enun contexto institucional favorable a los procesos de participacin ciudadana.

    10 Debe puntualizarse que se trata de declaraciones de mbito internacional. Por lo tanto, lalectura tiene que realizarse conforme a un contexto determinado. Los pases que disfrutende un menor nivel de desarrollo democrtico debern efectuar una lectura que se ajuste a su

    contexto histrico, social y poltico.

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    2.2. LA NECESIDAD DE EXPLICITACIN

    En resumen, aunque no se aborde de forma explcita, el tiempo es una de las cues-tiones centrales presente en el trasfondo de las nuevas herramientas conceptualespara el desarrollo de polticas culturales (la Convencin sobre Diversidad Cultural yla Agenda 21 de la Cultura). Sin embargo, esta omnipresencia del tiempo se detec-ta desde una lectura intencionada, no neutra, de las declaraciones. Por lo tanto, sila preocupacin por las cuestiones temporales se explicitara con mayor claridad po-

    dran visualizarse ms claramente las necesidades y potencialidades que el tiempoaporta a la poltica cultural.

    Es importante observar que cada vez son ms numerosas las Administraciones ylos Gobiernos municipales que estn aprobando estas declaraciones. Por lo tanto,nos hallamos en un momento de cambios de paradigma en la poltica cultural, y ha-br que reforzar y hacer visible el establecimiento de nuevas estrategias, nuevas po-lticas, que tengan en cuenta la dimensin temporal, tanto desde la perspectiva dela cotidianeidad como del ciclo de vida de las personas.

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    III. TIEMPO Y CULTURA;APROXIMACINCUANTITATIVA

    La proliferacin de estudios y encuestas realizadas durante los ltimos aos pro-

    porciona suficiente material analtico para realizar una nueva explotacin de los da-tos ms significativos desde una mirada cultural, de modo que resulte posible, noslo analizar hbitos e identificar colectivos a partir de su relacin con el tiempo yla cultura, sino tambin hacer aflorar e interpretar las desigualdades detectadas. Noobstante, previamente es importante detenerse y analizar el tratamiento que las es-tadsticas del tiempo otorgan a la cultura y las de la cultura al tiempo.Encuestas de referencia para el estudio de:

    el tiempo:

    Encuesta de empleo del tiempo, 2002-2003. Instituto Nacional de Estadstica(INE).

    Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. Instituto de Estadstica de Catalua

    (IDESCAT).Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico, 2005. Ayuntamientode Barcelona.

    la cultura:

    Encuesta de consumo y prcticas culturales de Catalua, 2001. Instituto deEstadstica de Catalua (IDESCAT).

    Encuesta de hbitos y prcticas culturales en Espaa, 20022003. Ministeriode Cultura.

    1. LA RELACIN ENTRE TIEMPOY CULTURA EN LAS ESTADSTICAS

    Antes de iniciar el anlisis de los datos de las encuestas y las estadst icas consul-tadas, vale la pena realizar una primera aproximacin al tratamiento que recibe lacultura en las estadsticas temporales y al que recibe el tiempo en las estadsticasculturales. El diseo y elaboracin de cuestionarios, as como la organizacin de lainformacin estadstica, permiten comprobar hasta qu punto los organismos res-ponsables de tales encuestas estn interesados en dotarse de indicadores que es-tablezcan una relacin entre tiempo y cultura.

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    1.1. LA CULTURA EN LAS ESTADSTICAS TEMPORALES

    La cultura no ha constituido un objeto de estudio habitual en las diversas aproximacio-nes de los ltimos aos al anlisis de los usos del tiempo. La elaboracin terica y lasaproximaciones cuantitativas a travs de encuestas de hbito y de consumo han ubi-cado la cultura, de manera marginal o subsidiaria, como un elemento explicativo y ana-ltico. El hecho de que en tales bsquedas se vincule excesivamente la cultura al tiempode ocio dificulta su visualizacin efectiva y, por lo tanto, el anlisis. Si bien es cierto que

    la cultura prctica y consumo es un elemento consustancial de este tiempo de ocio,una mirada especfica al tiempo desde una perspectiva cultural puede aportar nuevasclaves interpretativas. Al respecto, hay que tener presente que la cultura puede formarparte de prcticamente todas las actividades de la vida cotidiana: el trabajo remunera-do, el domstico y familiar, el ocio, la formacin, el tiempo personal, etc.En las encuestas del INE y del IDESCAT, la estructura con arreglo a la que se organizala informacin de los resultados de la encuesta se basa en las directrices facilitadas porla Oficina Estadstica de la Unin Europea (EUROSTAT). De acuerdo con dicha estruc-tura, los datos referidos al tiempo dedicado a la cultura deben buscarse en diversoscampos de la encuesta. Pese a que esta transversalidad puede leerse como uno de losvalores de la cultura, tambin es cierto que dificulta el anlisis: podemos decir, a partirde esta categorizacin, qu media de tiempo diario dedican las personas a la cultura?

    Si lo hiciramos, seguramente deberamos precisar multitud de matices.Para comprobarlo, en el siguiente cuadro se especifican los campos o las principalesactividades que se han propuesto para la encuesta. Los que se refieren o podran re-ferirse a actividades culturales, se han sealado en rojo.

    0 Cuidado personal 4 Trabajo voluntario y reuniones

    01 Dormir 41 Trabajo al servicio de una organizacin

    02 Comer y beber 42 Ayudas informales a otros hogares

    03 Otras actividades de cuidado personal 43 Actividades participativas

    1 Trabajo 5 Vida social y diversin11 Trabajo principal 51 Vida social

    12 Trabajo secundario 52 Diversin y cultura

    13 Actividades relacionadas con el trabajo 53 Ocio pasivo

    2 Estudios 6 Deportes y actividades al aire libre

    21 De la escuela a la universidad 61 Ejercicio fsico

    22 Estudios durante el tiempo libre 62 Ejercicio productivo

    3 Hogar y familia 63 Actividades relacionadas con los deportes

    31 Actividades culinarias 7 Aficiones y juegos

    32 Mantenimiento del hogar 71 Aficiones artsticas33 Confeccin y cuidado de la ropa 72 Aficiones

    34 Jardinera y cuidado de animales 73 Juegos

    35 Construccin y reparaciones 8 Medios de comunicacin

    36 Compras y servicios 81 Lectura

    37 Gestiones del hogar 82 Televisin y vdeo

    38 Cuidado de los nio/as 83 Radio y msica

    39 Ayudas a adultos miembros del hogar 9 Trayectos y uso del tiempo no especificado

    91 Trayectos

    Fuente: elaboracin propia.

    Cuadro 1. Actividades consideradas en las encuestas de uso del tiempo, segn propuesta de EUROSTAT

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    Segn puede comprobarse, los datos referidos a los tiempos dedicados a la cultu-ra se encuentran en 6 de los 10 grandes grupos de actividades considerados. Evi-dentemente, desde aqu no se defiende que los conceptos de esta encuesta seagrupen de otro modo; slo se desea plasmar la dificultad que la actual estructurasupone para el anlisis de la prctica cultural. Si el anlisis se centra en los grupossealados, lo primero que se constata es que tampoco pueden considerarse comoactividades exclusivamente culturales, sino que pueden incluir actividades con uncontenido cultural:

    El apartado de trabajo se incluye porque hay una serie de profesiones que tienenun claro carcter cultural11 y, por consiguiente, un porcentaje de las horas dedica-das al trabajo podran considerarse culturales.

    En el apartado de estudios durante el tiempo libre, la enseanza de disciplinas ar-tsticas tambin debe tener su peso.

    Por lo que respecta al trabajo voluntario, en un pas con una gran tradicin aso-ciativa cultural como el nuestro, no cabe ninguna duda de que una buena parte pro-viene del trabajo realizado en las entidades culturales.

    En el apartado de diversin y cultura es donde se especifica todo aquello queguarda relacin con el consumo cultural: asistencia a espectculos y uso de los ser-vicios culturales. Es el apartado que presenta un porcentaje ms elevado de activi-dades que pueden definirse nicamente como culturales.

    Las aficiones artsticas comprenden las prcticas culturales no profesionales.

    Los medios de comunicacin recogen actividades desarrolladas para la informa-cin, el entretenimiento y el consumo cultural. Mirar la televisin o escuchar la radiopodra interpretarse, segn el contenido de la programacin, como una forma dehacer cultura. Lo mismo podra decirse de la lectura de prensa. Evidentemente, es-cuchar msica, leer un libro o mirar un DVD son actividades culturales.

    En conclusin, la estructura que propone EUROSTAT para las encuestas de uso deltiempo puede constituir una buena herramienta para el anlisis del peso de la cul-tura en las actividades diarias, siempre que se acote considerablemente la investi-gacin y slo se centre en determinados consumos y prcticas. En cambio, noresulta til para dibujar de forma clara el tiempo que una sociedad dedica a la cul-tura, puesto que la complejidad y los matices que habra que desarrollar seran tannumerosos, que las conclusiones resultantes no seran lo bastante slidas.

    La Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico, 2005, realizada por el Ayun-tamiento de Barcelona, presenta una estructura distinta de las anteriores. Se orga-niza a partir de 8 grandes campos, entre los que se encuentra el del tiempo libre,

    que a la vez est desagregado en 17 categoras y es el que incluye las actividadesque podran considerarse culturales. Es importante advertir que, una vez ms, en latabla tambin se indican las industrias culturales.

    En el apartado de tiempo libre y personal se sealan algunas actividades que pue-den tener un contenido cultural. Es importante destacar que en estas categorastambin resulta difcil desagregar las actividades culturales. Surge el problema de laconsideracin cultural de ver la televisin; la no separacin de la actividad asociati-va cultural de la de otras actividades; la prctica de un hobby, que puede ser o noser cultural; la lectura de prensa; e incluso el apartado Otros, cuya composicindesconocemos.

    11 La industria cultural catalana emplea a unas 30.000 personas. Estadsticas culturales de

    Catalua, 2005, Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalua.

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    Cuadro 2. Actividades consideradas en la Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico, 2005,Ayuntamiento de Barcelona

    Dormir Conversar con la familiaComer Ver TV, DVD, Vdeos

    Tareas domsticas Jugar con los niosDesplazarse Act. asociativas, de partidos

    Dedicacin a los hijo/as menores y personas mayores Reunirse con familiaresEstudiar Practicar hobbiesTrabajar Estudiar (no clases)Tiempo libre, personal Reunirse con amigos

    Ordenador, Internet (fuera del trabajo)No hacer nada, descansar, estar en BabiaPasearPracticar deportes o una actividad fsicaIr de comprasLeer librosIr a la iglesiaLeer la prensa, revistas

    OtrosFont: elaboraci prpia.

    Fuente: elaboracin propia.

    Esta encuesta nos proporciona incluso menos pistas sobre la importancia de la cul-tura en el uso del tiempo de las personas que las encuestas del INE y del IDESCAT.Presentar los datos de una forma ms agrupada facilita el anlisis a grandes ras-gos, pero, en cambio, dificulta el anlisis especfico de determinadas temticas, co-mo la de la cultura. En realidad, de todas las actividades sealadas, la nica quepodra considerarse como exclusivamente cultural y que podra emplearse como in-dicador de consumo y prcticas culturales es la lectura de libros.

    1.2. EL TIEMPO EN LAS ESTADSTICAS CULTURALES

    Si en las encuestas de usos del tiempo se detectaban dificultades para desagregarinformacin cultural, en las encuestas de consumo y de hbitos culturales el tiem-po tampoco tiene un peso determinante. Suelen interesarse ms por la frecuenciacon la que se realiza una actividad determinada que por el tiempo medio que se de-dica a cada una de ellas. De hecho, muchas de las actividades de consumo cultu-ral no pueden tener una frecuencia diaria, por lo que resulta ms lgico llevar a caboun anlisis desde la perspectiva del nmero de veces que se realiza una actividado del consumo en un perodo de tiempo determinado (suele ser un ao).

    Tanto la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Catalua, 2001, del IDES-CAT, como la Encuesta de hbitos y prcticas culturales en Espaa, 2002-2003, re-alizada por el Ministerio de Cultura en convenio con la Sociedad General de Autoresy Editores, siguen las directrices de EUROSTAT; en concreto, la labor realizada por

    12 Para conocer los resultados, consltese Les Statistiques Culturalles dans lUE Rapportfinal du LEG Eurostat Working Papers; 2000.13 Lectura de libros, lectura de peridicos, lectura de revistas, asistencia a bibliotecas, archi-vos, museos, exposiciones y monumentos, audicin de msica y asistencia a conciertos,asistencia al cine, asistencia al teatro, asistencia a espectculos de danza y circo, prcticade actividades artsticas, audiencia de televisin y radio, uso de tecnologas de la informa-

    cin y comunicacin, equipamientos culturales en el hogar, asociacionismo.

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    el grupo de trabajo Task Force 4 sobre participacin cultural dentro del grupo msamplio, conocido como LEG-Culture, encargado de elaborar una propuesta deestadsticas culturales comparables a escala europea.12

    Tales encuestas realizan una aproximacin al consumo y a las prcticas culturalesde la ciudadana:En primer lugar, se lleva a cabo un anlisis de cada una de las prcticas con-sideradas.13 La persona encuestada debe responder sobre la realizacin de distin-

    tas actividades culturales y sobre la frecuencia con la que ha realizado una actividadconcreta en los ltimos 12 meses. Las respuestas, cruzadas con variables de es-tructura social de las personas encuestadas, configuran el perfil de los consumido-res y consumidoras segn sus condiciones sociales y personales.

    En segundo lugar, incluyen un apartado dedicado al tiempo libre. El objetivo de es-te apartado consiste en cuantificar las actividades que se realizan en el tiempo libre,diferenciando entre das laborables y festivos. Una vez ms, el cruce con variablesde estructura social permitir comprobar diferencias entre perfiles. Lo que se con-tabiliza son las actividades que se realizan y no el tiempo dedicado a cada una deellas. Tales actividades pueden ser actividades culturales, de ocio, formativas o vin-culadas a tareas de cuidado de los hijo/as y de atencin al hogar. En resumen, la

    variable del tiempo en las encuestas sobre hbitos culturales permite, por un lado,acotar el estudio a un perodo determinado y, por otro, el tiempo libre aparece co-mo un espacio de libre disposicin personal que permite comprobar el peso de laactividad cultural. En ningn caso se contabiliza el tiempo dedicado a la cultura.

    2. ANLISIS DE RESULTADOS

    Siguiendo las argumentaciones del apartado relativo al marco conceptual del pre-sente estudio, el anlisis de resultados de las estadsticas debera incluir una dobleaproximacin: la cotidianeidad y el ciclo de vida. Ahora bien, segn se ha compro-bado en el apartado anterior, la estructura de las estadsticas culturales y de usosdel tiempo no permite un anlisis preciso segn estas dos perspectivas. Sin embar-go, en los prrafos siguientes se procura que la idea de actividad diaria y la pers-pectiva generacional tengan un peso analtico.

    La comparativa entre las estadsticas a escala de Catalua y a escala estatal noaporta datos lo suficientemente claros para extraer conclusiones (tabla 1). Por ellose ha considerado ms interesante el anlisis de las estadsticas de Catalua y Bar-celona a partir de las variables siguientes: gnero, nivel de estudios y edad.

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    Tabla 1. Participacin en las actividades detalladas y duracin media. 2003. Comparativa

    Espaa Catalua

    Actividades % de Duracin % de Duracin

    personas media diaria personas media diaria

    52 Diversi i cultura 4,8 2:11 5,1 2:1652 Diversin y cultura 4,8 2:11 5,1 2:16

    520 Diversiones y actos culturales no especificados *0,0 *1:56 -- --521 Cine 1,8 2:01 -- --522 Teatro y conciertos 0,5 2:00 -- --523 Exposiciones de arte y museos 0,2 1:26 -- --524 Bibliotecas 0,2 1:04 -- --525 Espectculos deportivos 0,7 1:58 -- --529 Otras diversiones y actos culturales

    especificados 1,8 2:19 -- --71 Aficiones artsticas 2,3 1:47 2,1 1:53

    710 Aficiones artsticas no especificadas *0,0 *2:00 -- --711 Artes visuales 1,0 1:46 -- --712 Artes del espectculo 1,1 1:46 -- --713 Artes literarias 0,2 1:08 -- --719 Otras aficiones artsticas especificadas 0,1 1:57 -- --

    8 Medios de comunicacin 86,4 2:38 -- --81 Lectura 21,5 1:07 22.2 1:07

    810 Lecturas no especificadas 7,9 1:02 -- --811 Lectura de prensa 10,7 0:51 -- --812 Lectura de libros 5,7 1:08 -- --819 Otras lecturas especificadas 0,2 0:31 -- --

    82 Televisin y vdeo 82,8 2:23 81,4 2:17820 Ver la televisin o el vdeo sin especificar 1,1 1:36 -- --821 Ver la televisin 81,7 2:20 -- --822 Ver el vdeo 2,0 1:47 -- --

    83 Radio y msica 6,2 1:03 4,8 1,01830 Escuchar la radio o msica sin especificar 2,8 0:56 -- --831 Escuchar la radio 3,2 1:06 -- --832 Escuchar grabaciones 0,3 0:56 -- --

    *Datos no significativos para el clculo.

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT e INE.

    Nota: las actividades que incorporan un componente cultural se especifican con una cifra de hasta tres dgitos.

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    2.1 ANLISIS ATENDIENDO AL GNERO

    La participacin de los hombres y mujeres en las actividades consideradas en lasestadsticas de uso del tiempo revelan importantes diferencias por razones de g-nero. En la tabla 2 se reproducen las actividades con cifras de hasta dos dgitos se-gn pueda entenderse que incorporan un componente cultural o no. El tiempodedicado al hogar y a la familia es el que presenta ms diferencias entre hombres ymujeres: en un da medio, las mujeres dedican al hogar y a la familia 2 horas y 35

    minutos ms. En cambio, la dedicacin al tiempo de trabajo se entiende que estrabajo remunerado muestra una relacin totalmente inversa: los hombres dedicanal mismo 1 hora y 45 minutos ms que las mujeres. Si se suman estas dos dedica-ciones se obtiene lo que suele conocerse como la carga total de trabajo (CTT): tra-bajo remunerado + trabajo en ocupaciones del hogar y la familia. Atendiendo a lascifras anteriores, la CTT permite visualizar que las mujeres trabajan 50 minutos dia-rios ms que los hombres.

    Tabla 2. Participacin en las actividades detalladas y duracin media, 2003, por gnero.

    Fuente: Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT.

    Nota: las actividades que incorporan un componente cultural se especifican con cifras de has-

    ta dos dgitos.

    HOMBRES MUJERES

    ACTIVIDADES

    0. Cuidado personal 100,0 11:28 11:28 100,0 11:26 11:27

    1. Trabajo 45,27 8:26 3:52 29,9 7:06 2:07

    2. Estudios 10,9 5:09 0:33 13,5 5:10 0:42

    3. Hogar y familia 73,2 2:14 1:39 91,6 4:47 4:14

    4 Trabajo voluntario y reuniones 7,2 2:04 0:09 10,7 2:10 0:14

    5. Vida social y diversin 58,6 2:09 1:16 58,6 2:00 1:10

    5.1. Vida social 42,0 1:52 0:47 41,5 1:34 0:38

    5.2. Diversin y cultura 5,1 2:15 0:06 5,2 2:16 0:07

    5.3 Ocio pasivo 25,4 1:25 0:21 27,9 1:27 0:24

    6. Deportes y actividadesal airelibre 41,0 2:18 0:57 35,8 1:53 0:41

    7. Aficiones y juegos 21,1 1:59 0:26 12,2 1:28 0:11

    71 Aficiones artsticas 2,3 1:47 0:03 2,1 1:53 0:02

    8 Medios de comunicacin 85,4 2:43 2:20 84,8 2:22 2:01

    8.1 Lectura 23,8 1:11 0:17 20,07 1:02 0:12

    8.2 Televisin y vdeo 82,2 2:24 1:58 80,7 2:11 1:46

    8.3 Radio y msica 5,5 1:09 0:03 4,2 0:50 0:02

    9 Trayectos y uso del tiempono especificado 85,7 1:37 1:20 80,4 1:30 1:13

    % depersonas

    Duracinmediadiaria

    Distrib.temporal

    en dia mitj

    % depersonas

    Duracin

    mediadiaria

    Distrib.temporal

    en dia mitj

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    El hecho de que la mujer tenga una mayor CTT afecta claramente a la disponibili-dad de tiempo libre:14 mientras que el hombre disfruta de 5 horas y 8 minutos detiempo libre, la mujer slo dispone de 4 horas y 17 minutos. As, se puede deducirque las mujeres tienen menos tiempo para dedicar a la cultura que los hombres,puesto que el consumo y las prcticas culturales acostumbran a formar parte de di-cho tiempo libre. La falta de tiempo de las mujeres con respecto a los hombres pa-ra realizar actividades culturales, vinculada principalmente a la CTT, se compensamediante la priorizacin que hacen las mujeres a la hora de decidir a qu dedican

    dicho tiempo libre. En este sentido, si de las actividades que se indican en la tabla2 se seleccionan nicamente las que tienen o pueden tener un componente cultu-ral,15 se comprueba que los hombres dedican a las mismas 2:36 horas (el 50,65%de su tiempo libre), mientras que las mujeres dedican 2:23 horas (el 55,64% de sutiempo libre).

    Grfico 1. Disponibilidad de tiempo libre y tiempo dedicado a la cultura, por gnero

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003.

    La mayor dedicacin de tiempo libre a la cultura por parte de las mujeres tambinqueda reflejada en la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Catalua, 2001.Pese a las importantes diferencias con respecto al tiempo dedicado una vez msa las tareas del hogar, algunas actividades, como ir al cine, al teatro y a conciertos,o la lectura, revelan ligeras diferencias en favor de las mujeres. Otras actividades

    que tradicionalmente compiten con la dedicacin a actividades culturales, como eldeporte, son ms frecuentes entre los hombres.

    14 El tiempo libre se ha calculado mediante la suma: trabajo voluntario y reuniones + vida social ydiversin + deportes y actividades al aire libre + aficiones y juegos + medios de comunicacin.15 Trabajo voluntario y reuniones + diversin y cultura + aficiones artsticas + medios de comu-

    nicacin.

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    Grfico 2. Actividades en el tiempo libre en das laborables y fines de semana*

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-

    talua, 2001. IDESCAT.

    *Diez posibilidades de respuesta.

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    Grfico 3. Percepcin de tener tiempo libre durante la semana

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico,

    2005. Barcelona.

    Tambin en Barcelona, pese a que no aparecen las mismas actividades que en elgrfico 2 sobre Catalua, se confirman algunas diferencias en el uso del tiempo li-bre. En este caso, en igualdad de condiciones da festivo puede comprobarseque hay una serie de actividades que recaen en mayor medida en las mujeres queen los hombres: jugar con los nio/as, conversar con los de casa, encontrarse confamiliares o amigos, estudiar o comprar, mientras que, una vez ms, actividades ta-les como la prctica deportiva o la prctica de un hobby las ejercen mayoritaria-mente los hombres. Tambin existe una diferencia en favor de los hombres en las

    actividades asociativas y de partidos.

    La falta de tiempo libre de las mujeres no slo es una realidad que se compruebaen las estadsticas de uso del tiempo; tambin queda claramente reflejada en lapercepcin de disponibilidad de tiempo que tiene este colectivo. Al respecto, losdatos en el mbito de Barcelona confirman las conclusiones apuntadas para Ca-talua. Las mujeres tienen la percepcin de disfrutar de menos tiempo libre que loshombres.

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    Grfico 4. Horas dedicadas a actividades de ocio durante el ltimo da festivo, porsexo (media)*

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico,

    2005. Barcelona.

    *Actividades de ocio sugeridas.

    Algunas de estas actividades pueden realizarse de forma simultnea.

    De entre las siete tipologas de actividades indicadas en el grfico 5, las mujeressuperan a los hombres en la realizacin de cinco de ellas. Ello pone de manifiestoque pese a la falta de disponibilidad de tiempo libre que hemos comprobado en p-

    rrafos anteriores, las mujeres son ms propensas a realizar actividades culturalesque los hombres. Resulta interesante observar las caractersticas de algunas de ta-les actividades culturales, as como el distinto comportamiento por razn de gne-ro. Al respecto, es importante destacar que las actividades en las que las mujeressuperan con ms diferencia a los hombres son las que se pueden llevar a cabo conmayor facilidad en el propio hogar: prctica de una actividad artstica y lectura delibros. Por otro lado, tal y como se indicaba en el grfico anterior, donde existe unagran diferencia en favor de los hombres es en el asociacionismo. Se trata de unaactividad que debe realizarse fuera del hogar y que por lo general se efecta en ho-rarios que dificultan la participacin de las mujeres. Las reuniones de preparacinde las actividades de las entidades se suelen celebrar los das de entre semana porla noche, un horario que resulta poco compatible con el de la mayora de las mu-

    jeres, que, fruto de la persistente divisin sexual del trabajo y segn se ha visto an-teriormente, dedican mucho ms tiempo a actividades de atencin del hogar.

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    Grfico 5. Actividades realizadas durante los ltimos 12 meses

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-

    talua, 2001. IDESCAT.

    En conclusin, pese a que las mujeres suelen disponer de menos tiempo libre pa-ra realizar actividades culturales que los hombres, el hecho de que las prioricen fren-te a otras posibilidades como el deporte, por ejemplo hace que presenten un nivelde actividad ligeramente superior. Ahora bien, habra que ver cul sera el compor-tamiento de las mujeres si no sufrieran la discriminacin vinculada a la CTT. Es de-cir, si una mayor disponibilidad de tiempo libre supondra un aumento de consumoy prcticas culturales, o si les permitira realizar con ms frecuencia otras activida-

    des que deben dejar de lado en su priorizacin.

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    2.2. ANLISIS ATENDIENDO AL NIVEL DE ESTUDIOS

    El nivel de estudios tambin se muestra como una variable a tener en cuenta a lahora de detectar la disponibilidad de tiempo libre para dedicar a la cultura. Los da-tos de la tabla 3 permiten comprobar que cuanto ms elevado es el nivel de estu-dios, ms tiempo se dedica al trabajo. Evidentemente, un mayor nivel de estudiossuele estar vinculado a una mejor preparacin y capacitacin para el mercado detrabajo. Ahora bien, esta mayor dedicacin al trabajo fuera del hogar repercute de

    forma significativa, tanto en el tiempo dedicado al cuidado personal como en el de-dicado al hogar y a la familia.

    Actividad Sin Estudios Estudios Estudiosestudios primarios secundarios superiores

    Cura personal 12:37 11:57 11:06 11:09

    Cuidado personal 12:37 11:57 11:06 11:09

    Trabajo 0:41 1:33 3:38 4:13Estudios 0:08 0:59 0:38 0:22Hogar y familia 3:54 3:03 2:50 2:34Trabajo voluntario y reuniones 0:18 0:15 0:09 0:09

    Vida social y diversin 1:24 1:13 1:12 1:06Deportes y actividades al aire libre 1:02 1:00 0:43 0:38

    Aficiones y juegos 0:12 0:22 0:17 0:20Medios de comunicacin 2:54 2:32 1:58 1:49Trayectos yuso del tiempo no especificado 0:47 1:00 1:23 1:34

    Tabla 3. Distribucin temporal de las actividades diarias en un da medio, 2003, pornivel de estudios

    Fuente: Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT.

    La mayor dedicacin al trabajo remunerado por parte de las personas con un nivelde estudios ms elevado tiene una clara traduccin en la CTT. Tal y como puedecomprobarse en el siguiente grfico, existe una diferencia importante de unas doshoras diarias entre las personas sin estudios o con estudios primarios y aqullasque tienen estudios secundarios o superiores. En este sentido, se puede afirmarque las primeras disponen de ms tiempo libre que las segundas.

    Grfico 6. Carga total de trabajo (CTT) segn nivel de estudios

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT.

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    Si bien la falta de tiempo libre puede suponer una clara limitacin a la hora de des-arrollar actividades culturales, ello no impide que las personas con un mayor nivelde estudios tambin sean, con gran diferencia, las que ms realizan este tipo de ac-tividad. El grfico 7 indica que las personas con un nivel de estudios ms elevadodedican su tiempo libre a actividades culturales con mucha ms frecuencia. La lec-tura, la asistencia a clases o al cine, al teatro y a conciertos revelan importantes di-ferencias en favor de este colectivo, mientras que actividades tales como las tareasdel hogar, pasear, mirar la televisin o descansar son las realizadas en mayor me-

    dida por las personas con un nivel de estudios inferior.

    Grfico 7. Actividades en el tiempo libre en das laborables y fines de semana

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-

    talua, 2001. IDESCAT.

    El nivel de consumo y prcticas culturales es superior cuanto ms elevado es el ni-vel de estudios. Los datos del siguiente grfico permiten constatar importantes di-ferencias en todas las actividades consideradas. En todos los casos, la realizacin

    de actividades culturales es superior por parte de las personas con estudios univer-sitarios, seguidas de las personas con estudios secundarios y, a mayor distancia,de las personas con estudios primarios. Las personas sin estudios muestran, en to-dos los casos, unos niveles de consumo y prcticas culturales muy bajos.

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    Grfico 8. Actividades realizadas durante los ltimos 12 meses

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-

    talua, 2001. IDESCAT.

    El estudio de los datos presentados en este apartado nos lleva a concluir que, sibien es importante disponer de suficiente tiempo libre para dedicar a la cultura, tam-bin es cierto que el nivel de estudios de la poblacin se muestra como la principalbarrera de acceso a la misma. Disponer de tiempo para el consumo y prcticas cul-turales es una condicin necesaria para la actividad cultural pero, evidentemente,no es una condicin suficiente.

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    2.3. ANLISIS ATENDIENDO A LA EDAD

    El ciclo de la vida de las personas es decir, el momento de la vida en el que se en-cuentra una persona y no su edad es lo que determina, en gran medida, la dispo-nibilidad de tiempo libre y la dedicacin preferente a un tipo de actividad o a otro.En este sentido, la juventud aparece ms vinculada a los estudios y a la formacin,la edad adulta al trabajo dentro y fuera del hogar, mientras que las personas de msedad tienen una mayor disponibilidad de tiempo libre.

    Tabla 4. Distribucin temporal de las actividades diarias durante un da medio, 2003,por grupos de edad

    Actividad Menos de 25 De 25 a 44 De 45 a 64 65 aos y

    aos aos aos ms

    Cuidado personal 11:33 10:54 11:14 12:46

    Trabajo 1:54 4:39 3:21 0:06

    Estudios 2:58 0:11 0:03 0:01

    Hogar y familia 1:00 3:07 3:33 3:43

    Trabajo voluntario y reuniones 0:02 0:05 0:18 0:22

    Vida social y diversin 1:34 1:00 1:05 1:27

    Deportes y actividades al aire libre 0:51 0:36 0:47 1:12

    Aficiones y juegos 0:43 0:13 0:12 0:13

    Medios de comunicacin 1:48 1:42 2:12 3:24

    Trayectos y usosdel tiemponoespecificado 1:31 1:29 1:12 0:41

    Fuente: Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT.

    En el siguiente grfico se puede comprobar que las personas en edad adulta (de 25

    a 64 aos) soportan una CTT muy superior a la de los otros grupos de edad. A pe-sar de que los jvenes tienen una carga inferior, es preciso tener en cuenta que susobligaciones pasan, en buena parte, por los estudios, y que stos, sumados a laCTT, dan un total de 5 horas y 52 minutos. Finalmente, el grupo de edad que ten-dr ms disponibilidad de tiempo libre es el colectivo de personas mayores en edadde jubilacin. No obstante, debe advertirse que sus hijos cada vez dependen msde ellos por lo que respecta al cuidado de los nietos, actividad que ocupa una bue-na parte de su horario y que explica, hasta cierto punto, las 3 horas y 43 minutosdedicados diariamente al hogar y a la familia.

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    La estadstica a escala de Barcelona reafirma lo que hasta ahora se haba apunta-do. Las personas mayores tienen una mayor percepcin de disponibilidad de tiem-po libre, muy por encima de los otros grupos de edad. En segundo lugar apareceel grupo de 55 a 64 aos; una edad de prejubilacin, en la que, por motivos gene-

    racionales, hay una menor presencia de la mujer en el mercado de trabajo. El gru-po que tiene la percepcin de disponer de menos tiempo libre es el de 35 a 44 aos;una edad en la que a causa de las obligaciones laborales y familiares se dispone depoco tiempo libre. Aqu, una vez ms, la cuestin generacional es importante, pues-to que se ha ido retrasando la fase del ciclo de vida vinculado a la paternidad y lamaternidad y, adems, la incorporacin de la mujer en el mercado de trabajo es msigualitaria que en generaciones anteriores.

    Grfico 10. Percepcin de tener tiempo libre durante la semana, por grupos deedad

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de usos del tiempo y del espacio pblico,

    2005. Barcelona.

    Atendiendo a los datos del grfico siguiente, la mayor disponibilidad de tiempo librede las personas mayores de 65 aos no se traduce directamente en un mayor con-sumo cultural. Este grupo de edad dedica este tiempo a pasear, mirar la televisin,hacer reuniones y comidas con familiares o amigos, o a realizar tareas del hogar ya cocinar. Las actividades culturales tales como ir al cine, al teatro y a conciertostienen una mayor respuesta cuanto menor es la edad. En cambio, la lectura tieneun porcentaje de respuesta menor en el grupo de 15 a 29 aos, mientras que el de45 a 64 aos es el que presenta un porcentaje ms elevado.

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Estadstica de uso del tiempo, 2002-2003. IDESCAT.

    Grfico 9. Carga total de trabajo (CTT) segn nivel de estudios

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    Grfico 11. Actividades en el tiempo libre en das laborables y fines de semana

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-

    talua, 2001. IDESCAT.

    Atendiendo al nivel de consumo y prcticas cultura les por edades, el grfico 12muestra que cuanto ms baja es la edad, ms elevado es el nivel. La juventud apa-rece como la etapa de la vida con una mayor actividad cultural. En cuatro de las sie-

    te actividades consideradas, las personas ms jvenes son las que presentan unporcentaje de actividad ms elevado. Destaca el caso de la asistencia a conciertosde msica, donde superan en ms de 30 puntos al siguiente grupo (66,2% los j-venes y 35,4% las personas de 30-44 aos).Los datos de lectura tambin son superiores en los ms jvenes. En el grfico an-terior se ha observado que este grupo de edad es el que dedica un menor porcen-taje de su tiempo libre a la lectura. Esta aparente contradiccin se explica por elciclo de vida; es decir, las personas ms jvenes leen ms porque estn inmersasen una etapa formativa con una gran dedicacin a los estudios, y tienen la obliga-cin de leer. En cambio, como se ha visto antes, cuando disponen de tiempo libreraramente escogen la lectura como actividad. Entre los adultos de 30 a 44 aos ylos de 45 a 64 aos hay importantes diferencias en el porcentaje de consumo decada una de las prcticas, a favor de los primeros. Si atendiramos a la disponibi-

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    lidad de tiempo libre, ello no debera ser as. Ahora bien, como se ver en el grfi-co 12, las personas de entre 30 y 44 aos presentan unos niveles de instruccinms elevados, y ya se ha podido comprobar que el nivel de consumo cultural guar-da una relacin directa con el de los estudios o la instruccin. Finalmente, con res-pecto a los datos del grfico 12, hay que destacar el bajo nivel de consumo yprcticas culturales de las personas de 65 aos y ms, que tan slo superan al res-to de grupos de edad en la asistencia a la danza. ste es un dato curioso que po-dra explicarse por la gran cantidad de manifestaciones de cultura tradicional

    vinculadas con la danza (sardanas, esbarts, sevillanas, etc.) y la importante tarea depreservacin que las personas mayores llevan a cabo.

    Grfico 12. Actividades realizadas durante los ltimos 12 meses

    Fuente: elaboracin propia a partir de la Encuesta de consumo y prcticas culturales de Ca-talua, 2001. IDESCAT.

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    Grfico 13. Nivel de instruccin de la poblacin catalana, por edad

    Fuente: elaboracin propia a partir de datos del IDESCAT 2001.

    Los datos del grfico 12 podran llevar a concluir, sin ms, que cuanto ms eleva-da es la edad, menor es el grado de consumo y prcticas culturales. Ahora bien, taly como se ha indicado anteriormente, el anlisis por grupos de edad resulta msexplicativo si tenemos en cuenta las generaciones. Y, en este caso, es especialmen-te importante contrastar los datos del grfico 12 con los del 13. Se podr observarque cuanto ms aumenta la edad, ms bajo es el nivel de estudios. Por lo tanto,atendiendo a las conclusiones del apartado anterior, se pueden comprender fcil-mente los bajos niveles de consumo cultural de las personas mayores y los niveles

    ms elevados en los grupos de edad ms joven. En conclusin, si bien la edad de-termina la disponibilidad o no disponibilidad de tiempo libre, la generacin las con-diciones sociales y educativas en las que se crece determina el consumo y lasprcticas culturales.

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    IV. TIEMPO Y CULTURA;APROXIMACINCUALITATIVA - ANLISIS DELA POLTICA Y LA OFERTACULTURAL EN BARCELONA

    Para analizar el tratamiento del tiempo desde el punto de vista de la estrategia cul-tural, el estudio se centra en el caso de Barcelona. El estudio de la experiencia deesta ciudad, que ya despierta inters por s misma, tiene el valor aadido de queen cuestiones de poltica cultural, Barcelona constituye un importante referente in-ternacional. Las estrategias en poltica cultural que ha ido adoptando esta ciudadhan definido el itinerario del desarrollo de las polticas culturales en otros mbitos.Por consiguiente, el anlisis de la poltica cultural de Barcelona, y de los nuevos re-tos que se plantean con el renovado Plan Estratgico de Cultura, tiene una tras-cendencia ms amplia que no se limita al territorio y a la poblacin de la ciudad.

    De algn modo, puede afirmarse que Barcelona, en cuestin de poltica cultural,marca tendencia.

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    1. EL TIEMPO EN EL NUEVO PLAN ESTRA-TGICO DE CULTURA DE BARCELONA

    Recientemente, en diciembre de 2006, el Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB)present el nuevo Plan Estratgico de Cultura de la ciudad, bajo el nombre de Nue-vos Acentos. El nuevo Plan surge como una innovadora herramienta al servicio del

    desarrollo de nuevas estrategias para la cultura de la ciudad. El anterior plan de cul-tura databa del ao 1999, por lo que era preciso revisarlo atendiendo, como mni-mo, a tres motivos: en primer lugar, la realidad de la ciudad es muy distinta de laexistente en 1998 y 1999 (perodo en el que se desarroll el proceso de elabora-cin del Plan de 1999); desde entonces, se han producido importantes cambios ensu estructura social; en segundo lugar, la mayor amplitud analtica que aportan nue-vos marcos conceptuales, como la Agenda 21 o la Declaracin Universal sobre laDiversidad Cultural; y, finalmente, la consecucin, en gran medida, de los objetivosfijados en el Plan de 1999.

    El nuevo Plan se estructura en torno a 3 lneas de trabajo.16

    1. Una apuesta por la proximidad.

    La proximidad apela a tres consideraciones. Por un lado, responde a un eje territo-rial, de desarrollo de la accin cultural en los barrios, en los territorios de la proximi-dad. Por otro, hace referencia a un eje social, en el sentido de aproximar ciudadanoscada vez ms distintos. Finalmente, la proximidad guarda relacin con la consecu-cin de un sistema cultural ms prximo y orientado a los ciudadanos, o sea, res-ponde tambin a un eje cultural. (...)

    2. Cualidad y excelencia en la produccin cultural en la ciudad.Una poltica cultural excelente es aqulla que pone la cultura al alcance de todo elmundo. Pero, a la vez, una poltica cultural para la excelencia tambin significa unapoltica cultural que es capaz de crear las condiciones para que sea posible lograrla mxima calidad en las producciones culturales. Ser excelente significa sobresa-

    lir con respecto a las fortalezas y carencias de un co