Todo Parecía Que Terminaríamos Bien Nuestros Estudios

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Todo parecía que terminaríamos bien nuestros estudios. Nadie, ni el mismo docente, tan empeñoso en nuestro aprendizaje, hubiese imaginado ser víctima de las terribles travesuras del walas Trujillo, mucho menos nosotros, sus compañeros desde el primer grado de primaria. Es que el walas era un caso perdido de indisciplina para los profesores, un chibolo jodido para los adultos y un respetable relajado para nosotros, que lo admirábamos mucho. Cursábamos el sexto año de primaria en la escuela sagrado corazón de Jesús de Choquepata allá por el distrito de oropesa perteneciente a la provincia de Quispicanchis. Era mixta, de manera que varones y mujeres compartíamos el mismo salón y al mismo docente. Maritza Cosió se llamaba ella. Regular de tamaño. Ella nos enseñó a leer y escribir, a sumar y a restar como pago por eso! Cuántas amarguras le hemos causado! ¡Cuántas canas verdes le hemos sacado! Cuando cursábamos, primero de primaria, apareció con su buzo y una pelota de futbol. Dijo que nos tocaba educación física y que nos enseñaría a jugar futbol. En la pizarra dibujo la cancha, los arcos, las líneas respectivas y a los jugadores. Nos hizo conocer al arquero, a los defensores, al mediocampista y a los delanteros. Nos explicó la función de cada uno. Nos recordó el significado de los silbatazos. Al vernos tan entusiasmados con el deporte, nos puso en fila y así salimos al pequeño campo de juego donde pasamos de lo mejor los seis años de recreo. Saco dos equipos con suplentes y todo. Las niñas tenían que hacernos barra. Según su parecer, nos colocó en los puestos respectivos. Nos preguntó a cada uno nuestra función en la cancha. En teoría todos los chibolos nos sacamos veinte, pero en cuanto sonó el silbato autorizando el juego, todos corrimos hacia la pelota y pateábamos donde sea y como a lo que salga. Hasta los mismos arqueros eran delanteros y pateaban a su mismo arco, de seguro, querían colocarse un autogol. El pito de la profesora sonaba y sonaba y nadie paraba el juego. Ya estábamos fuera de la cancha, pero seguíamos quitándonos la pelota, con jalones de polo aun detrás del arco. Hasta que la profesora todo amargada nos separaba quitándonos la pelota. Esto se repitió casi todo el año, pero luego aprendimos la mecánica del juego. El primero en aprender fue walas, pues, aunque era pésimo para el estudio era campeón en meter goles, en el juego de tiros, el trompo, el baile y principalmente en dar golpes. Es así que él desde los primeros grados nos enseñó a puro cocachos, que debíamos que obedecerle más que a la profesora ¿qué niño de la escuela, por aquellos tiempos, no probo la dureza y efectividad de sus puños y patadas? Si cundo apenas cursábamos tercer grado se peleaba con los de sexto. Lo veíamos pelear como buen toro de lidia, aun con los ojos verdes y la nariz sangrante; nunca lloraba ni se rendía. Más bien, sus contrincantes se retiraban diciendo que walas era un k’ullu (palo durísimo).

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Todo pareca que terminaramos bien nuestros estudios. Nadie, ni el mismo docente, tan empeoso en nuestro aprendizaje, hubiese imaginado ser vctima de las terribles travesuras del walas Trujillo, mucho menos nosotros, sus compaeros desde el primer grado de primaria. Es que el walas era un caso perdido de indisciplina para los profesores, un chibolo jodido para los adultos y un respetable relajado para nosotros, que lo admirbamos mucho. Cursbamos el sexto ao de primaria en la escuela sagrado corazn de Jess de Choquepata all por el distrito de oropesa perteneciente a la provincia de Quispicanchis. Era mixta, de manera que varones y mujeres compartamos el mismo saln y al mismo docente. Maritza Cosi se llamaba ella. Regular de tamao. Ella nos ense a leer y escribir, a sumar y a restar como pago por eso! Cuntas amarguras le hemos causado! Cuntas canas verdes le hemos sacado!Cuando cursbamos, primero de primaria, apareci con su buzo y una pelota de futbol. Dijo que nos tocaba educacin fsica y que nos enseara a jugar futbol. En la pizarra dibujo la cancha, los arcos, las lneas respectivas y a los jugadores. Nos hizo conocer al arquero, a los defensores, al mediocampista y a los delanteros. Nos explic la funcin de cada uno. Nos record el significado de los silbatazos.

Al vernos tan entusiasmados con el deporte, nos puso en fila y as salimos al pequeo campo de juego donde pasamos de lo mejor los seis aos de recreo. Saco dos equipos con suplentes y todo. Las nias tenan que hacernos barra. Segn su parecer, nos coloc en los puestos respectivos. Nos pregunt a cada uno nuestra funcin en la cancha. En teora todos los chibolos nos sacamos veinte, pero en cuanto son el silbato autorizando el juego, todos corrimos hacia la pelota y patebamos donde sea y como a lo que salga. Hasta los mismos arqueros eran delanteros y pateaban a su mismo arco, de seguro, queran colocarse un autogol. El pito de la profesora sonaba y sonaba y nadie paraba el juego. Ya estbamos fuera de la cancha, pero seguamos quitndonos la pelota, con jalones de polo aun detrs del arco. Hasta que la profesora todo amargada nos separaba quitndonos la pelota. Esto se repiti casi todo el ao, pero luego aprendimos la mecnica del juego.

El primero en aprender fue walas, pues, aunque era psimo para el estudio era campen en meter goles, en el juego de tiros, el trompo, el baile y principalmente en dar golpes. Es as que l desde los primeros grados nos ense a puro cocachos, que debamos que obedecerle ms que a la profesora qu nio de la escuela, por aquellos tiempos, no probo la dureza y efectividad de sus puos y patadas? Si cundo apenas cursbamos tercer grado se peleaba con los de sexto. Lo veamos pelear como buen toro de lidia, aun con los ojos verdes y la nariz sangrante; nunca lloraba ni se renda. Ms bien, sus contrincantes se retiraban diciendo que walas era un kullu (palo dursimo).

Si no haba hecho la tarea, porque para el primero era el juego, alguien de nosotros, voluntariamente tena que entregarle el cuaderno con la tarea bien hecha. Cuando no estudiaba para el examen, alguien tena que poner William Trujillo en su prueba bien resuelta. Un da, cuando estbamos en las ltimas evaluaciones de cuarto grado, al relajado se le ocurri la brillante idea que todos tenamos que dar mal nuestro examen. Como su palabra era ley, le obedecimos todos, hasta el mismo rata Vargas que era el chancn de la clase. Peor hubiera sido recibir sus golpes. La profesora despus de hacernos arrancar las hojas, empez a escribir en la pizarra los problemas que resolveramos. Hallar el Mnimo Comn Mltiplo de no s cunto deca una de las preguntas Qu seria pues eso? Nada sabamos, ni los mismos significados de las palabras. Alguien dijo que hallar, en quechua significaba escarbar la papa; pero no haba papas que escarbar, solo nmeros y ms nmeros. Despus de un tiempo prudente, en el que resolvimos uno que otro ejercicio, entregamos el examen que la profesora los guardo en su cartapacio.

Al da siguiente, lo primero que le escuchamos fueron sus reclamos, todos calladitos y cabizbajos. Cuando pregunto la causa de nuestras bajas notas , mentimos: ayudando a mi padre en la chacra, mi papa mandndome a cuidar a las vacas, enferme de pronto, se perdi mi cuaderno, mi abuelita sea muerto. Muy enojado, la profesora abandono el saln y a su regreso nos dio una ltima oportunidad: para el da lunes tenamos que aprender mejor que el padre nuestro, la tabla de multiplicar de cinco a diez. si no, cero cero, en este registro y est mi correa en vuestras sucias posaderas. Termino muy enrgica y seria, infundindonos temor.

Sbado y domingo, no comimos ni dormimos bien. Hasta hubo alguien que so con nmeros grandes que lo opriman. Despiertos y soando, todos: cinco por cinco veinticinco, sikiyki winko. cinco por siete trentaicinco, soncinco. cinco por ocho, cuarenta, cuarenta cholas yo tengo. seis por ocho, cuarentiocho, nariz jorochopese al esfuerzo, no terminamos de memorizar ni siquiera la tabla de cinco.

Llego el lunes y en la clase, a primera hora comenz. Por orden de lista, el profesor inicio el interrogatorio aritmtico.

_Almirn_

_presente, profesora.

_ diez por uno?

_once, profesora.

_ Baca, cinco por cuatro?

_sayse profesor- dijo por decir, luciacha.

_Vargas, diez panes por cinco?--- Octavio Vargas record los panes que su papa Sacaba cada maana del horno. Sinti hambre y olvido todo.

_! Trujillo Comment by HP:

_quiubo profe_, respondi walas, parado y con las manos en el bolcillo,

_!cual profe, cual profe! So malcriado. Profesora! Entendido? Profesora!_ya, profera.

_ nueve por nueve?_ el walis, miro al revs su plagia en la mano.

_! Dieciocho!_ exclamo y se sent triunfante.

El interrogatorio continuo imperturbable. Pero cuanto ms avanzaba, el rostro mofletudo de la profesora pareca semforo; cambiaba de rojo a verde. A cada respuesta se jalaba los cabellos. Hasta que:

_! Ya basta _ golpeo su pupitre de nogal. Cmo es posible que nadie haya estudiado? So vagos. So wasigastos. Como era la ltima oportunidad, ahora no hay ms. Saldrn jalados. Y para que no digan que yo soy quien los jalo, ustedes mismos se van a poner sus notas en este registro oficial.

De acuerdo al orden de lista llamo ! Almirn! Cuando este estaba cerca de su pupitre, alcanzo un bolgrafo rojo. Y le ordeno!: Cero cinco y mi compaero tuvo que ponerse esa nota. Despus de el todos anotamos las bajsimas notas que la profesora nos dictaba.

Terminada la lista, la profesora, con el registro en su mano, nos record las natas desaprobatorias que tenamos todos. Y de pronto, cuando llego al walas, su rostro estallo de amargura. Lo que este haba hecho con su nota, quebr la paciencia y el castigo fue para todos. Mujeres y varones por igual pasamos a la pizarra. Pronto sabramos el castigo, pero no sabamos exactamente qu acto tan grave haba cometido, si la orden fue que solo se pusiera cero dos, nada ms.

Argumentando que la lluvia caa para todos, la profesora se sac la larga y ancha correa de cuero con una e villa de fierro en la punta, que sola usar. Nos orden que pasramos dos en dos, por separado varones y mujeres. Uno cargaba al otro y la profesora golpeaba al cargado, luego se intercambiaba. El walascha, as, as, con seas de corte en su cuello, nos indicaba que matara a aquel que lo cargaba. Por eso, cuando le toc el turno, ninguno nos atrevimos a cargarlo. Entonces, la profesora decidi pegarlo solo. Resignado a su suerte, el walas estaba parado y la profesora con todas ganas de vengarse de este granuja que tanta amargura le causaba. Alzo la correa para azotarlo. Con una fuerza brutal juuiit solt al cuerpo de nuestro compaero, en el preciso instante que el walas brinco al cuerpo del azotador, se abraz fuerte al cuello como lo hara un mono asustado al rbol y se sent en la panza. La punta de fierro de la correa cay en la pierna derecha de la profesora, a quien lo vimos retorcerse de dolor, frotarse la pierna resollada y cojear en los das siguientes. Luego ya supimos, que el relajado se haba puesto un veinte de nota en el registro oficial, pero con rojo, resultando ser el nico aprobado de la clase.

Antes de jalarnos a todos, llamo a una reunin a nuestros padres y con las disculpas del caso y a peticin de ellos, nos dio una oportunidad en la que todos aprobamos.

Pero semanas despus el walas ya haba hecho otra travesura. Ocurre que un da para 28 de julio, todos tenamos que marchar en la plaza de armas de oropesa. Para lo cual ensaybamos desde das antes, aun suspendido las labores acadmicas. En una de esas prcticas, al walas no le dieron ganas patriticas. Lo vimos desfilando as, as, levantando la mano derecha cuando tambin levantaba la pierna derecha; envs de levantar el pecho levantaba su poto y cuando sonaba el bombo saltaba y caa con los dos pies, diciendo que era sapito un futbolista famoso. Lo que olvidaba el relajado, es que el que vigilaba la marcha ahora, no era la profesora, sino el polica ms jodido de todos de la comisaria de oropesa. Este, al verlo marchar con burla, de una patada en donde t ya imaginas lo tiro lejos y al suelo. Luego.

Para ranas, uno, dos. Todos en cuclillas empezamos a ranear cien veces. Como walas era manawanaq, en las ranas, no saltaba sino solo levantaba su cabeza como para mostrar que estaba cumpliendo la orden. Al verlo as, el polica lo tomo del cogote y a los dems nos orden formar un crculo a rededor del walas, cuando lo hicimos, el jefe ordeno al relajado ejecutar quinientos trompos. El pobre que al principio lo hizo rindose, en el ejercicio cien; au mi cabecita jefecito, au mi cabecita, me estoy mareando. El polica hacindose el sordo no lo escucho y le ordeno que siguiera. El walas desgraciaba el momento en que se le haba ocurrido marchar con el poto levantado. Segua movindose como trompo, hasta que ya no pudo ms, cay y todo amarillo, empez a vomitar. Pero no lloro. Ms bien hecho una mirada maligna al polica como dicindole: tas fregado, me lo pagaras, tas fregado. Y se veng de verdad.

Eso ocurri a mediados de setiembre, da del estudiante, que por ese entonces salimos de paseo a lucre, que por entonces el polica tambin andaba de gallito enamorador con una enfermera de la posta de salud de dicho lugar, se encontraba con ella en la laguna de huacarpay, por donde sale el rio lucre. Ah estaban tirados de panza sobre una piedra, despus de haberse zambullido y braceado de lo lindo en las aguas cristalinas del rio. Sus ropas tambin ya estaban secas. Al verlos, el walas les lanzo de inmediato un hondazo a la cabeza del polica, pero fallo y la piedra cayo al rio produciendo un sonido notorio. Lleno de miedo quiso correr, pero al ver que la parejita ni se mova, se detuvo. Iba a hondear de nuevo, cuando de pronto se le ocurri una idea ms brillante y ms cruel.

Para eso nos busc y nos oblig a ir con l al rio, pero a la otra orilla. Ya all. van a ver mi venganza cobrada. Ahista caraju, ahista tumbucha. Nosotros, sin entender bien la venganza solo vimos al polica y a la enfermera vistindose normal, pero algo extrao hacan los dos: cada cierto rato se retorcan y rascaban como si alguna parte de sus cuerpos les escociera. Miren, miren manchales. Sestan rascando sus cuerpos de chanchos blancos. Ahorita el tonbo se rascara sus boibos y la otra sus partes. Dicho y hecho, el polica se frotaba ms sus vergenzas y la enfermera igual y, nosotros, mirbamos aguantndonos de la risa tras una piedra. Seguan retorcindose como monos picados por un panal de abejas. Y nosotros: Qu le hiciste relajado, que le hiciste? Y el: Cllense mana valeqkuna (inservibles)!.

Cuando miramos al frente, los tortolitos emprendieron una loca carrera hasta el paradero y tomaron un taxi. Qu les hiciste? Habla walascha o le avisamos a la polica, por diosito fue entonces que despus de hacernos jurar bajo pena de muerte y rindose como embrujado nos confes: a sus ropas he echado qepo. Qu cosa? esas espinitas del fruto de la tuna, pe. Lo eche harto y ms a sus trusas y calzones desgraciado con razn se rascaban ms sus partes!, le dijimos, pero, imaginando que despus del escozor y el enrojecimiento de la piel vienen la inevitable pus y la sarna, nos remos hasta orinarnos.

Ya estbamos en sexto de primaria y empezbamos a ver a nuestras compaeritas como mujeres. De todas ellas, Mirian era la ms bonita. Todos sobamos con la luz de sus ojos hechiceros y despertbamos con los rayos de su encantadora sonrisa. Nuestros corazones experimentaban por primera vez los brincazos del amor. Pensbamos en como enamorarla. Ella sola estar solo con Laura, Nelly, luz, Carmen y Mnica, sus amigas. Nada con nosotros, que ramos traviesos y torpes, como todo varn. Eso era el problema. Cmo entrar a aquel crculo cerrado? Qu hacer para llamar la atencin y lograr que se fijara en nosotros? Mientras estbamos en eso, el walas ya lo tena todo y el, si no es a las buenas, a las malas, sera el primero en enamorarla.

Todos admirbamos a nuestro hroe. Dndose cuenta de ello, el walas nunca ms nos golpe. Ms bien nos protega y salvaba de la bronca tradicional que los del barrio de uraylado que nos buscaban; porque, ramos de wichaylado o barrio de arriba. Lo que ms nos interesaba escuchar con envidia, eran sus historias con la bella esmeralda, mejor dicho Mirian. Nos deca, pues, que ella era su mujer. Aunque eso pareca imposible, le creamos al relajado.Mis compaeros empezaron a fijarse en otras. Total lo que sobra en choquepata son mujeres de rostro hermoso y talla atrayente. Yo tambin pens lo mismo; pero, mi ciego y tonto corazn, no. Estaba tan prendado de Mirian y me dola en el alma que ella fuera del zorro. Como no tena cualidades para ser ni siquiera el caballo del zorro, me convert en su acompaante mudito. Solo por verlos juntos y a ver si de esa manera lograba sacarlo de mi corazn. Pero nunca vi a Mirian ni siquiera sonrer al walas y mi corazn galopaba a ms velocidad que el propio corcel del zorro verdadero. Entonces, pens que todo era solo invencin del walas. Esperanzado en esa posibilidad decid enfrentarme a l y merecer la confianza y amistad de Mirian. Por supuesto que el walas ignoraba eso, pero, el da que se entere me ha de matar, sin compasin.Aunque segua como escudero del walas, mi actitud cambio en la clase, no solo fui el que siempre hacia las tareas, sino, fui casi el primero del sexto grado en rendimiento acadmico y conducta superado solo por el rata Vargas y el inkacha Fernando Anaya, quienes por entonces eran mis mejores amigos y los ms chancones de la clase. Mi destaque en lo acadmico fue por Mariancita. Por ella, que despert mi corazn dormido de nio, al amor y a la vida.Naturalmente, no me declare de inmediato. Primero tena que lograr que ella se fijara en m. En la clase y ms en el recreo buscaba su mirada con mis ojos. Y con ellos le peda el milagro de su sonrisa. Con mis ojos le deca te amo. Te amo princesita, le repeta con mis ojitos enamorados. Al principio, su mirada casual se encontraba con la ma y ella se volteaba enojada; pero, poco a poco se fue acostumbrando hasta que ella era que quien buscaba la ma. Cunto la ame en aquellos momentos! Rezaba a Dios y a Santa Rosita de Lima, patrona del pueblo, tres veces al da, suplicando que en la secundaria, Mirian fuera mi enamorada.Mientras tanto, ya me imaginaba con ella en los parajes floridos de choquepata, a orillas del rio. O en terrenos de la hacienda de valleunbroso, como los jvenes choquepatinos que se aman. Igual que todos los enamorados, yo tambin escriba: MIRIAN Y YO, PARA SIEMPRE, dentro de un corazn con flecha de cupido incluido, en las hojas de los paqpakas que crecen a orillas de los caminos que parten del pueblo o llegan a l.Cuando estaba en esos devaneos, el walas me juraba que Mirian le amaba, que era su mujer. Como prueba incluso me mostro un hermoso Pili que alguna vez vi a usar a Mirian. Pero, aquella mirada y sonrisas de ella hacia m? Sera posible que ella, aun pequea y cndida jugara as conmigo? Una maana, lleno de celos, a fin de arrancarla definitivamente no solo de mi corazn sino de mi vida, le dije al walas que lo de l y Mirian era mentira. Este me neg y me aposto que la abrazara en el recreo, incluso, me dedicara un beso como prueba contundente de lo que afirmaba.Estaba con el corazn destrozado y por dentro me mora de amor. Impulsado por ese sentimiento, en la clase, mire de reojo a Mirian y ella, como ocurra ltimamente, toda acalorada me devolvi la mirada amorosa, que como el aire o el agua nutran el tierno rbol de mi vivir. Por qu me haces esto ingrata palomita, porque le interrogue con mis ojos. Y como nunca en mi vida, vi dibujarse entre sus labios, la sonrisa ms encantadora que me estremeca de amor puro e infinito. Luego son la vieja campana anunciando el recreo y salimos en tropel.Ya afuera, el walas y yo vimos a Mirian cerca a la pila de agua con su uniforme, sus cordones de brigadera de saln y comiendo galletas. Estaba sola como nunca. Aprovechando eso, el walas parti a besarla y a acabar con mi primera ilusin y mi amor primero. La que me hizo conocer el amor, iba a ser besada por otro. Cunto sufr en aquellos instantes!Pero, en cosas del amor los valientes fsicos son torpes, porque, fiel a su palabra, el walas se abalanzo sobre ella y la abrazo. Cuando yo, ya mora de desamor, Mirian de una cachetada freno al atrevido. Este, humillado ante todos por primera vez, intento besarla y ella con el puntero de polica escolar que tena en su otra mano le dio en la frente. Walas se vino abajo, la sangre no se hizo esperar. Ella muy asustada se puso a llorar. Me acerque entonces al cado que sangraba, sin poder hacer nada. Y sugerido por mi compaero Bladimir Ccuro , le ped a la seora del kiosco su botellita de vinagre y lo eche a la herida, lo que lo hizo bramar al walas como a chanchito capado.Alarmados por los gritos se acercaron ms nios y luego, vinieron la auxiliar, el portero y la profesora Maritza. El walas lloraba. Fue la nica vez que lo vimos llorar. Y as se lo llevaron a la posta, donde le haban cosido ocho puntos.Al segundo da de lo ocurrido el walas apareci de victima acompaado por su madre. Citaron a Mirian como acusada y a m en calidad de testigo. En cuanto las mamas se vieron, empezaran los reclamos, las peticiones de castigo y los insultos. La directora calmo a las seoras y dio inicio al interrogatorio. El walas que estaba con gorra y un tremendo espadrapo que le cubra toda la frente, dijo lloroso: castgala profesora, castgala a esta salvaje que de la nada, cuando estaba lavando mi mano me golpeo con una tabla fila y grande. Me quera matar, castgala profesora.

Por aquellos aos, nuestro programa favorito en la televisin era el zorro, cuyo personaje lo veamos luchar por la justicia y el amor. Ese personaje legendario de nuestra infancia, tuvo una rplica en choquepata: el walas. A l una maana tranquila de agosto, lo vimos llegar a la escuela hecho el mismo zorro. Hasta los profesores se voltearon a verlo. Nuestras compaeras, incluida Mirian, se quedaron asombradas por aquel espadachn. Corrimos a su encuentro. Su sombrero era negro, efectivamente, su mscara tambin, pero le faltaba espada. Por eso, con voz enrgica pidi el puntero al rata Vargas que era brigadier general. Esa fue su espada. Seguamos observndolo. Su capa era una bolsa plstica negra, que su mama la usaba para tapar la ventana. El bigote se haba pintado con cochinilla. El caballo en el que montaba era originalsimo: un palo de carrizo arqueado. En cuanto desmonto, con una sonrisa de hroe enamorado, reconoci a su bellsima esmeralda.

Todos admirbamos a nuestro hroe. Dndose cuenta de ello, el walas nunca ms nos golpe. Ms bien nos protega y salvaba de la bronca tradicional que los del barrio de uraylado que nos buscaban; porque, ramos de wichaylado o barrio de arriba. Lo que ms nos interesaba escuchar con envidia, eran sus historias con la bella esmeralda, mejor dicho Mirian. Nos deca, pues, que ella era su mujer. Aunque eso pareca imposible, le creamos al relajado.Mis compaeros empezaron a fijarse en otras. Total lo que sobra en choquepata son mujeres de rostro hermoso y talla atrayente. Yo tambin pens lo mismo; pero, mi ciego y tonto corazn, no. Estaba tan prendado de Mirian y me dola en el alma que ella fuera del zorro. Como no tena cualidades para ser ni siquiera el caballo del zorro, me convert en su acompaante mudito. Solo por verlos juntos y a ver si de esa manera lograba sacarlo de mi corazn. Pero nunca vi a Mirian ni siquiera sonrer al walas y mi corazn galopaba a ms velocidad que el propio corcel del zorro verdadero. Entonces, pens que todo era solo invencin del walas. Esperanzado en esa posibilidad decid enfrentarme a l y merecer la confianza y amistad de Mirian. Por supuesto que el walas ignoraba eso, pero, el da que se entere me ha de matar, sin compasin.Aunque segua como escudero del walas, mi actitud cambio en la clase, no solo fui el que siempre hacia las tareas, sino, fui casi el primero del sexto grado en rendimiento acadmico y conducta superado solo por el rata Vargas y el inkacha Fernando Anaya, quienes por entonces eran mis mejores amigos y los ms chancones de la clase. Mi destaque en lo acadmico fue por Mariancita. Por ella, que despert mi corazn dormido de nio, al amor y a la vida.Naturalmente, no me declare de inmediato. Primero tena que lograr que ella se fijara en m. En la clase y ms en el recreo buscaba su mirada con mis ojos. Y con ellos le peda el milagro de su sonrisa. Con mis ojos le deca te amo. Te amo princesita, le repeta con mis ojitos enamorados. Al principio, su mirada casual se encontraba con la ma y ella se volteaba enojada; pero, poco a poco se fue acostumbrando hasta que ella era que quien buscaba la ma. Cunto la ame en aquellos momentos! Rezaba a Dios y a Santa Rosita de Lima, patrona del pueblo, tres veces al da, suplicando que en la secundaria, Mirian fuera mi enamorada.Mientras tanto, ya me imaginaba con ella en los parajes floridos de choquepata, a orillas del rio. O en terrenos de la hacienda de valleunbroso, como los jvenes choquepatinos que se aman. Igual que todos los enamorados, yo tambin escriba: MIRIAN Y YO, PARA SIEMPRE, dentro de un corazn con flecha de cupido incluido, en las hojas de los paqpakas que crecen a orillas de los caminos que parten del pueblo o llegan a l.Cuando estaba en esos devaneos, el walas me juraba que Mirian le amaba, que era su mujer. Como prueba incluso me mostro un hermoso Pili que alguna vez vi a usar a Mirian. Pero, aquella mirada y sonrisas de ella hacia m? Sera posible que ella, aun pequea y cndida jugara as conmigo? Una maana, lleno de celos, a fin de arrancarla definitivamente no solo de mi corazn sino de mi vida, le dije al walas que lo de l y Mirian era mentira. Este me neg y me aposto que la abrazara en el recreo, incluso, me dedicara un beso como prueba contundente de lo que afirmaba.Estaba con el corazn destrozado y por dentro me mora de amor. Impulsado por ese sentimiento, en la clase, mire de reojo a Mirian y ella, como ocurra ltimamente, toda acalorada me devolvi la mirada amorosa, que como el aire o el agua nutran el tierno rbol de mi vivir. Por qu me haces esto ingrata palomita, porque le interrogue con mis ojos. Y como nunca en mi vida, vi dibujarse entre sus labios, la sonrisa ms encantadora que me estremeca de amor puro e infinito. Luego son la vieja campana anunciando el recreo y salimos en tropel.Ya afuera, el walas y yo vimos a Mirian cerca a la pila de agua con su uniforme, sus cordones de brigadera de saln y comiendo galletas. Estaba sola como nunca. Aprovechando eso, el walas parti a besarla y a acabar con mi primera ilusin y mi amor primero. La que me hizo conocer el amor, iba a ser besada por otro. Cunto sufr en aquellos instantes!Pero, en cosas del amor los valientes fsicos son torpes, porque, fiel a su palabra, el walas se abalanzo sobre ella y la abrazo. Cuando yo, ya mora de desamor, Mirian de una cachetada freno al atrevido. Este, humillado ante todos por primera vez, intento besarla y ella con el puntero de polica escolar que tena en su otra mano le dio en la frente. Walas se vino abajo, la sangre no se hizo esperar. Ella muy asustada se puso a llorar. Me acerque entonces al cado que sangraba, sin poder hacer nada. Y sugerido por mi compaero Bladimir Ccuro , le ped a la seora del kiosco su botellita de vinagre y lo eche a la herida, lo que lo hizo bramar al walas como a chanchito capado.Alarmados por los gritos se acercaron ms nios y luego, vinieron la auxiliar, el portero y la profesora Maritza. El walas lloraba. Fue la nica vez que lo vimos llorar. Y as se lo llevaron a la posta, donde le haban cosido ocho puntos.Al segundo da de lo ocurrido el walas apareci de victima acompaado por su madre. Citaron a Mirian como acusada y a m en calidad de testigo. En cuanto las mamas se vieron, empezaran los reclamos, las peticiones de castigo y los insultos. La directora calmo a las seoras y dio inicio al interrogatorio. El walas que estaba con gorra y un tremendo espadrapo que le cubra toda la frente, dijo lloroso: castgala profesora, castgala a esta salvaje que de la nada, cuando estaba lavando mi mano me golpeo con una tabla fila y grande. Me quera matar, castgala profesora.

Y t que dices muchacha? Pregunto la directora a Mirian. Ella, muy llorosa y con su voz entrecortada, desminti lo declarado por el walas y dijo: nunca pens daarlo, lo hice para defenderme, porque l me abrazo a la fuerza y me quiso besar, por eso lo golpee. Adems, me han contado que el anda diciendo a mis compaeros de clase que yo soy su mujer y otras cosas feas. Sus lgrimas caan con ms intensidad. Y yo que la amaba con mi corazn de pber, lloraba tambin por dentro.

Qu dices t al respecto, Dvila?, fue para m la pregunta de la directora. Yoyodije y mire al walas que con sus ojitos llorosos me peda que lo apoyara o me amenazaba, creo. Voltee para el lado de Mirian y ella, mi tierna e inocente palomita, segua llorando. Entonces, lleno de amor y herosmo, dije que mi compaera estaba en lo cierto y que el walas menta. Era la nica oportunidad para ganarme el saludo y la confianza de Mirian. Al final de mi intervencin, ella dejo de llorar y me miro, con agradecimiento y hasta parece con amor. Su semblante era una rosa cuyos ptalos poblados de roci estaban encendidos de amor que dichoso! Me sent en el mismo paraso. Y despus de mis palabras, como es lgico, la directora fallo en contra del walas, llamndole duramente la atencin. Con todo, Mirian ya me tomaba en cuenta. Su mirada de agradecimiento era la puerta abierta a mi primer amor.

Pero, cuando ya lo haban suspendido por una semana y todo pareca arreglado, el walas se par en un umbral de la puerta de la direccin, volteo para adentro y dijo: la verdad seora directora, el culpable es este mi compaero Alexander Dvila. El me desafo a que la besara. Me aposto por diez soles a que la besaba. Me insisti mucho. Me dijo que era mariquita si no lo haca. Apostamos y despus de m, l tambin iba a besar a Mirian.Al escuchar esta infamia, Mirian me miro con decepcin y moviendo su cabeza. Gruesas gotas de lgrima surcaban su mejilla candorosa. Muy sorprendido por como cambiaban las cosas no dije nada. No pude defenderme. La mama de Mirian me mato con su mirada, igual, la directora y la madre de walas.Fui suspendido por dos semanas. Y mi padre iba a asumir los gastos de la curacin. Mire por ltima vez al walas. El dirigindose a m se pasaba el dedo pulgar por su cuello. A Mirian no me atrev a mirarla.Mi padre me azoto como nunca por mancillar la dignidad de una nia. Con el alma destrozada fui esa tarde a Rondobanba a juntar las vacas de mi padre en el corral. Luego me puse a pensar. Estaba seguro que el walas an no cumplir su amenaza por estar mal. Lo primero, era hacer saber la verdad a Mirian. Explicare todo. Ella no me recibira en persona, as es que, empec una carta, mi primera carta de amor, para mandrsela a su amiguita Laura. Me jure a m mismo que esa noche no pasara si la carta no llegaba a sus ojitos achinados. Con esa firme idea doble la carta y lo met en un sobre blanco elaborado por m. Me sent en una piedra. Desde wayraq moqo, que es un mirador natural, divise aquel valle sagrado de los killus, aquella hermosa y floreada tierra de choquepata. All estaba oropesa y sus maizales, el puente, el rio que era mi vida, los huertos y casitas, la calle larga, la plaza, la posta y el cementerio. Desde huayraq moqo divise tambin el paraje de patabanba, floreado con su pachatusan, pues ya era diciembre. All estaba qaqllapata, llaullicancha y detrs del loma pinagua, comunidades de oropesa. Estaba tambin, el apu pachatusan, guardin eterno del pueblo. Me quede enamorado de aquella tierra hospitalaria, de aquel valle grauino donde haba nacido.Pero la vida no es como uno quiere; cuando esa noche fui a buscar a Laura llevando la carta, ella me dijo que Mirian y su mama haban viajado a Abancay, justo en ese carro que cerca de la laguna de liwillta, se haba volcado matando a todos los pasajeros. Muy afligido, met la carta en el bolsillo de mi corazn, y ah sigue hasta ahora, con errores ortogrficos y todo, pero inclume, igual que mi amor por ella.