“Yo estoy con ustedesTODOS LOS DÍAS…” Mateo 28:20

La Fe VivaDevociones católicas diarias para

7-13 de junio de 2020

Éxodos 34:4b-6, 8-9 • Daniel 3:52-56 2 Corintios 13:11-13 • Juan 3:16-18

Domingo, 7 de junio • La Santísima Trinidad

Reflexionar sobre el misterio¡Así amó Dios al mundo!… Juan 3:16

ESTAS PALABRAS SON ALGUNAS de las más citadas en el Nuevo Testamento. Son un recordatorio importante. En este mundo, tan lleno de bendiciones y cargas, alegrías y pesares, es fácil olvidar el amor de nuestro Dios trinitario. Cuando reflexiono sobre la Trinidad, pienso en las palabras amor y misterio. ¡Un misterio amoroso! ¡Un misterio de amor! Uno de mis himnos favoritos es “Santo, Santo Dios de amor”. Lo cantamos con confianza en que poseemos este misterio. Es verdad: el misterio de amor es nuestro. No es como algo que podemos guardar en el banco, sino algo que podemos poner en nuestro corazón para vivir seguros.

Oh misterio incomprensible, proclamamos que por-que quieres que vivamos para siempre con la vida eterna fluyendo por nuestro ser, enviaste a Jesús para salvarnos de nosotros.

Oh, Tú que nos creaste, nos redimiste y nos santificas diariamente, prometemos cuidar este misterio.

Sor Macrina Wiederkehr, O.S.B.

Lunes, 8 de junio

Junto a JesúsFelices ustedes… Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Mateo 5:11-12

CUANDO LEO LAS BIENAVENTURANZAS, ima-gino un enorme tablero de ajedrez. En este cuadro, los tímidos. En aquel, los compasivos; como si se pudiera agrupar en categorías así a todos, de una sola vez. En realidad, cada vez que leo este pasaje, una línea dife-rente me dice algo. Si estoy de duelo, la idea de que el dolor no durará para siempre me reconforta. Si paso por un conflicto, noto las palabras de Jesús hacia los que hacen la paz. Si me siento menospreciada por la gente que desaprueba mi fe, me identifico con los perse-guidos.

Cuando decidimos ser discípulos, podemos encon-trarnos en muchos de estos grupos al mismo tiempo. Quizás por eso Jesús da ánimo y consuelo, sin importar dónde estemos.

Señor Jesús, sin importar lo que enfrente hoy, ayúdame a estar contigo.

Karla Manternach

1 Reyes 17:1-6 • Salmo 121:1-8 Mateo 5:1-12

1 Reyes 17:7-16 • Salmo 4:2-5, 7-8 Mateo 5:13-16

Martes, 9 de junio • San Efrén

Nacimos para amarEres la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida…ya no sirve para nada, por lo que se tira afuera y es pisoteada por la gente. Mateo 5:13

LA SAL DEL MAR MUERTO en la época de Jesús quizás era menos estable que la que usamos hoy. Qui-zás las condiciones adversas le quitaron sabor. Las con-diciones adversas también nos pueden cambiar. Cuando vemos muchas veces al verdadero mal en el transcurso de la vida, este puede erosionar nuestra confianza de que vale la pena hacer el bien. Podemos terminar hartos y agotados, y nuestra capacidad para amar disminuye. Podemos volvernos insípidos.

Ahí es cuando la oración nos puede poner en contac-to de nuevo con nosotros. Somos seres creados a ima-gen y semejanza de Dios. Nuestra naturaleza es amar, hacer el bien, darnos, como lo hace Él. El mundo puede decepcionarnos, la gente desilusionarnos, pero nacimos para amarlos de todos modos.

Dios amoroso, nos creaste a tu imagen. Ayúdanos a ser fieles a nosotros mismos.

Karla Manternach

Miércoles, 10 de junio

El dolor no tiene la última palabraYo le he dicho [al Señor]: “Tú eres mi Señor …” / Los dioses del país son sólo mugre, / ¡malditos sean los que los escogen! / Tan sólo penas cosecharán. Salmo 16:2, 4

UNA AMIGA SUFRIÓ una serie de desgracias que pusieron seriamente a prueba su fe. En pocos meses, su esposo perdió el trabajo, un hijo sufrió una crisis mental y un incendio dañó seriamente su casa. Ella dijo que, sin su fe en la presencia de Dios en esos momentos difíciles, no habría tenido la fuerza para sobrevivir este período.

Su fe no le quitó el dolor, pero sí la ayudó a supe-rarlo. Y su fe la ayudó a creer que el dolor no tiene la última palabra.

Lamentablemente, la gente a veces responde al dolor sustituyendo la confianza en Dios por la autocompa-sión, la ira o el uso inapropiado de drogas. En vez de aliviar el dolor, estas respuestas lo aumentan. Quizás eso querían decir los salmistas con “tan solo penas cosecharán”.

Que no olvide, Señor, que tu amor y fuerza me mantienen en momentos de dolor.

P. Kenneth E. Grabner, C.S.C.

1 Reyes 18:20-39 • Salmo 16:1-2, 4-5, 8, 11 Mateo 5:17-19

Hechos 11:21-26; 13:1-3 • Salmo 98:1-6 Mateo 5:20-26

Jueves, 11 de junio • San Bernabé

La gracia que obraAl llegar fue testigo de la gracia de Dios y se alegró; animaba a todos a que permaneciesen fieles al Señor con firme corazón… Hechos 11:23

¿QUÉ VIO BERNABÉ cuando llegó a Antioquía? ¿A qué se parece la gracia de Dios?

Creo que para muchos de nosotros es difícil definir y describir la gracia de Dios, pero es bastante fácil reco-nocerla cuando aparece. Con suerte la vimos encarnada y trabajando innumerables veces en la vida de familia-res, amigos, compañeros de trabajo y, sí, en nosotros.

Cuando presenciamos patrones de vida generosa y bondadosa, actos discretos de atención, tierno cuidado por las heridas del prójimo, tiempo dedicado a la con-templación y la reflexión, el intercambio desinteresado de atención y energía para el bien común, vemos lo que Bernabé estaba mirando y lo que lo hizo regocijarse: la manifestación del reino de Dios.

Que podamos hoy buscar y encontrar signos de la gracia de Dios que obra cerca de nosotros en el mundo.

Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

Viernes, 12 de junio

Hacia nosotrosY el Señor pasa. 1 Reyes 19:11

ESTAMOS SEGUROS DE que Dios está con noso-tros. Quizás una ráfaga de viento espiritual atraviesa nuestros huesos y estamos seguros de que vivimos en el Espíritu. A veces el suelo bajo nuestros pies se mueve, y nuestra esperanza y nuestros sueños se tambalean. En estos pequeños terremotos, nos aferramos a nues-tra fe en la asistencia divina. Otras veces sentimos que vivimos de las cenizas humeantes de lo que alguna vez fue un fuego religioso. Pero sabemos que Dios entiende nuestras debilidades.

Al igual que con Elías en la primera lectura de hoy, Dios viene a nosotros en pequeños susurros. Al ver las margaritas bailar a la luz del sol, al limpiar el agua de la cara de nuestro hijo después de meterse en la pisci-na, al comer sandía juntos en familia, nos llenamos de asombro ante las infinitas bendiciones y ofrendas de Dios. En momentos como este, nos damos cuenta de que Dios pasa, por aquí y ahora. Y solo podemos incli-nar la cabeza con reverencia y gratitud.

Sor Bridget Haase, O.S.U.

1 Reyes 19:9, 11-16 • Salmo 27:7-9, 13-14 Mateo 5:27-32

1 Reyes 19:19-21 • Salmo 16:1-2, 5, 7-10 Mateo 5:33-37

Sábado, 13 de junio • San Antonio de Padua

Nos llaman y nos envíanElías se le acercó y le tiró encima su manto. 1 Reyes 19:19

EN UNA DE LAS HISTORIAS entorno a la fundación y los primeros años de mi comunidad, la cofundadora colocó una estola en el hombro de los primeros miem-bros del nuevo grupo, las Hermanas del Inmaculado Corazón de María. La estola simbolizaba la transmi-sión de una bendición, un llamado a formar parte de algo más grande que uno mismo, un llamado al lideraz-go. Hasta el día de hoy, continuamos usando la estola como signo de que nos llaman y nos envían a hacer la obra del Espíritu.

De la misma manera, Elías tiró su manto sobre Eliseo como signo externo de una realidad más profunda, el llamado a una nueva y profética forma de vida.

¿Dónde está la estola o manto en nuestras vidas hoy? ¿Dónde está Dios desafiándonos, alentándonos, animándonos, invitándonos a ser y a hacer algo nuevo para la vida del mundo?

Sor Chris Koellhoffer, I.H.M.

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