Todos sospechosos

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Todos sospechosos Hace ya muchos años, cuando murió el dictador Franco, dieron varios días de luto oficial, con el plus de fiesta laboral. Aprovechamos unos amigos el cierre de la oficina para ir al monte, al Pirineo. Nos ubicamos en un refugio de montaña, en Uztarrotze, cerca de Izaba. Como era habitual, nada anormal, tuvimos la visita de la Guardia Civil. Y nos reprendieron porque mi gorro –hacía ya mucho frío, estábamos a finales de noviembre– tenía los colores de la ikurriña 1 . La verdad era que lo había comprado en Italia 2 , pero sus colores, rojo verde y blanco, efectivamente coincidían con los de la ikurriña. Tuvimos una pequeña discusión, en los límites que obviamente podía discurrir una de ese tipo. ¿Por qué no lleva los colores de la bandera andaluza?, me dijeron. Me quedé sin mi gorro italiano que, también tengo que admitirlo, portaba por su tonalidad que asemejaba a la de la bandera vasca. Los ciudadanos vascos transportamos en nuestra imagen colectiva el efecto del pecado original, que dirían los católicos, o el del delito, que acuñan constantemente guardias, jueces o talibanes españoles que, por cierto, hay demasiados. Nos cuesta expresarnos con rotundidad, por temor a represalias. Siempre dando explicaciones. En los aeropuertos de vuelta al Estado, ya puede haber una cola ágil, que cuando nos llega el turno, nuestra vecindad en alguna localidad vasca provoca, indefectiblemente, la ralentización. Comprobar datos, escanear nuevamente el pasaporte y, probablemente, alguna pregunta de rigor. Lo habitual. (…) Los vascos somos, todos al margen de nuestra adscripción o procedencia ideológica, sospechosos por el mero hecho de haber nacido o residir en esta tierra. (…) Hace cuatro temporadas, el jugador entonces de la Real, Antoine Griezmann, señaló la ikurriña de su camiseta después de meter un gol al Getafe, en Madrid. Una celebración habitual con escudos, banderas, colores... excepto para vascos y sus equipos. El joven Griezmann recibió un sonoro abroncamiento que tuvo su eco en diversos medios. Pidió perdón públicamente y llegó a añadir «me he comportado como un niño». Perdón, ¿por qué? Mikel Landa, después de un Giro espectacular, subió al podio y cometió el «error», de no quitarse su gorra de ciclista cuando sonaba el himno del estado del ganador de la carrera, el madrileño Alberto Contador. Mikel Landa es alavés, de Zuia. Vasco. Le han zurrado desde todas las esquinas de la Piel de Toro. No quiero abandonar este artículo sin añadir que a los vascos sospechosos, en general, se les añade otra suposición. La mayoría es de ETA. Abrumados de esperpentos, el director del diario madrileño de Vocento, un tal Bieito Rubido, llegó a decir que el socialista Eduardo Madina, víctima de ETA, «sentía un odio guerracivilista hacia el PP y simpatizaba con ETA». Real. Búsquenlo en la hemeroteca de abril de 2013. Un par de décadas antes, una periodista del diario “El País” puso el listón en lo más alto. Se representaba en el Teatro Arriaga de Bilbao una obra de Alfonso Sastre, “El viaje infinito de Sancho Panza”. En un momento de la obra, el actor principal declamó: «La trinidad de Gaeta os guíe, mi señor». La redactora escribió que «La trinidad de ETA os guíe, mi señor». Más adelante, en su crónica, continuaba, que las «alusiones a ETA y a sus presos aparecen en varios momentos de la obra». Recordaba el pasado de Sastre y el presente de su compañera, Eva Forest, entonces senadora de Herri Batasuna. Para apuntar el objetivo: la pieza de Alfonso Sastre estaba subvencionada por la Sociedad Estatal Expo 92 y por el Tren de Alta Velocidad. Por lo visto, inversión en etarras. 1 Ikurriña: bandera oficial de la actual Comunidad Autónoma Vasca. Fue declarada oficial en 1979, en época democrática. Cuando murió Franco aún no existía la Comunidad Autónoma Vasca, solamente la región denominada vascongadas (había una administración centralizada, las regiones no tenían competencias), había sido oficial durante la república, pero se prohibió durante el franquismo. 2 Bandera italiana:

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Hace ya muchos años, cuando murió el dictador Franco, dieron varios días de luto oficial, con el plus de fiesta laboral. Aprovechamos unos amigos el cierre de la oficina para ir al monte, al Pirineo. Nos ubicamos en un refugio de montaña, en Uztarrotze, cerca de Izaba. Como era habitual, nada anormal, tuvimos la visita de la Guardia Civil. Y nos reprendieron porque mi gorro –hacía ya mucho frío, estábamos a finales de noviembre– tenía los colores de la ikurriña1.

La verdad era que lo había comprado en Italia2, pero sus colores, rojo verde y blanco, efectivamente coincidían con los de la ikurriña. Tuvimos una pequeña discusión, en los límites que obviamente podía discurrir una de ese tipo. ¿Por qué no lleva los colores de la bandera andaluza?, me dijeron. Me quedé sin mi gorro italiano que, también tengo que admitirlo, portaba por su tonalidad que asemejaba a la de la bandera vasca.

Los ciudadanos vascos transportamos en nuestra imagen colectiva el efecto del pecado original, que dirían los católicos, o el del delito, que acuñan constantemente guardias, jueces o talibanes españoles que, por cierto, hay demasiados. Nos cuesta expresarnos con rotundidad, por temor a represalias. Siempre dando explicaciones.

En los aeropuertos de vuelta al Estado, ya puede haber una cola ágil, que cuando nos llega el turno, nuestra vecindad en alguna localidad vasca provoca, indefectiblemente, la ralentización. Comprobar datos, escanear nuevamente el pasaporte y, probablemente, alguna pregunta de rigor. Lo habitual.

(…) Los vascos somos, todos al margen de nuestra adscripción o procedencia ideológica, sospechosos por el mero hecho de haber nacido o residir en esta tierra. (…)

Hace cuatro temporadas, el jugador entonces de la Real, Antoine Griezmann, señaló la ikurriña de su camiseta después de meter un gol al Getafe, en Madrid. Una celebración habitual con escudos, banderas, colores... excepto para vascos y sus equipos. El joven Griezmann recibió un sonoro abroncamiento que tuvo su eco en diversos medios. Pidió perdón públicamente y llegó a añadir «me he comportado como un niño». Perdón, ¿por qué?

Mikel Landa, después de un Giro espectacular, subió al podio y cometió el «error», de no quitarse su gorra de ciclista cuando sonaba el himno del estado del ganador de la carrera, el madrileño Alberto Contador. Mikel Landa es alavés, de Zuia. Vasco. Le han zurrado desde todas las esquinas de la Piel de Toro.

No quiero abandonar este artículo sin añadir que a los vascos sospechosos, en general, se les añade otra suposición. La mayoría es de ETA. Abrumados de esperpentos, el director del diario madrileño de Vocento, un tal Bieito Rubido, llegó a decir que el socialista Eduardo Madina, víctima de ETA, «sentía un odio guerracivilista hacia el PP y simpatizaba con ETA». Real. Búsquenlo en la

hemeroteca de abril de 2013.

Un par de décadas antes, una periodista del diario “El País” puso el listón en lo más alto. Se representaba en el Teatro Arriaga de Bilbao una obra de Alfonso Sastre, “El viaje infinito de Sancho Panza”. En un momento de la obra, el actor principal declamó: «La trinidad de Gaeta os guíe, mi señor». La redactora escribió que «La trinidad de ETA os guíe, mi señor». Más adelante, en su crónica, continuaba, que las «alusiones a ETA y a sus presos aparecen en varios momentos de la obra». Recordaba el pasado de Sastre y el presente de su compañera, Eva Forest, entonces senadora de Herri Batasuna. Para apuntar el objetivo: la pieza de Alfonso Sastre estaba subvencionada por la Sociedad Estatal Expo 92 y por el Tren de Alta Velocidad. Por lo visto, inversión en etarras.

La verdad era bien otra. Sancho Panza, tal y como aparece en “El Quijote”, narraba la “Trinidad de Gaeta”, un lugar que Cervantes ubicaba al norte de Nápoles (Italia) y era cuna de caballeros andantes. El daño estaba hecho, Gustavo Pérez Puig, el director, tuvo que remover cielo y tierra para desmontar la mentira. Pedro Ruiz, el actor principal y recitador de las frases que supuestamente hacían «apología del terrorismo», tomó el micrófono en una sesión posterior en el mismo Arriaga para dejar clara su filiación, poniendo a caer de un burro a todo lo relacionado con la izquierda abertzale. “El País” tuvo que rectificar.

. Pues eso. Toda la vida defendiéndonos por la condición de ser vascos. Escuchando barbaridades, sufriendo latigazos que no tienen ningún fundamento, más que el del acoso permanente Vapuleos de todo tipo, como dijo Alfonso Sastre tras aquel absurdo del Arriaga, «pintorescos, pero también graves».

Fragmentos seleccionados do artigo de Iñaki Egaña (historiador) “Todos sospechosos”. http://www.naiz.eus/es/hemeroteca/gara/editions/2015-06-13/hemeroteca_articles/todos-sospechosos

1 Ikurriña: bandera oficial de la actual Comunidad Autónoma Vasca. Fue declarada oficial en 1979, en época democrática. Cuando murió Franco aún no existía la Comunidad Autónoma Vasca, solamente la región denominada vascongadas (había una administración centralizada, las regiones no tenían competencias), había sido oficial durante la república, pero se prohibió durante el franquismo.

2 Bandera italiana: