Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO...

104
TomSawyer,detective

Transcript of Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO...

Page 1: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

1

Tom Sawyer, detective

Page 2: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

2

Page 3: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

3

Tom Sawyer, detective

Mark Twain

Editorial Gente Nueva

Page 4: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

4

Tomado de Tom y Huck en dos novelas, Editorial Gente Nueva,Ciudad de La Habana, 1979.

Edición: Odalys Bacallao LópezCubierta: Raúl Martínez HernándezDiseño y composición: Nydia Fernández PérezCorrección: Josefa Quintana Montiel

© Sobre la presente edición: Editorial Gente Nueva, 2004Primera edición, 1979Segunda edición

ISBN 959-08-0612-0

Instituto Cubano del Libro, Editorial Gente Nueva, calle 2 no.58, Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, Cuba

Page 5: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

5

Por extraños que puedan parecer los incidentes que formanesta narración, no los he inventado, sino que son hechos rea-les tomados de un juicio criminal sueco, incluso la confesiónpública del acusado; únicamente he cambiado los persona-jes, transportado las escenas a Norteamérica y añadido algu-nos detalles, pero solo un par de ellos son importantes.

MARK TWAIN

Page 6: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

6

Page 7: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

7

CAPÍTULO PRIMERO

Invitación a Tom y Huck

Fue en la primavera siguiente, después de haberliberado entre Tom Sawyer y yo al esclavo Jim,quien, por haber huido, estaba encadenado enArkansas, en la finca de Silas, el tío de Tom. Elhielo se derretía y se aproximaba ya el tiempo deandar descalzo. Más tarde llegaría la época de lascanicas; luego, el boliche, la peonza, los aros ycometas… Y, por último, iríamos a nadar. Se poneuno triste mirando hacia adelante y viendo cuán-to falta todavía para el verano. Sí; eso lo hace auno suspirar y ponerse pensativo, y andar por lu-gares solitarios, en los montes o por el bosque. Secontempla el gran Mississippi a distancia, dondelos troncos de los árboles se ven lejanos y borro-sos, y todo parece tan distante, quieto y solemne,que lleva a pensar en que aquellos a quienes seha amado han muerto, y casi se desea morir tam-bién para terminar de una vez.¿Saben lo que es eso? Pues una especie de fie-

bre primaveral. Cuando se padece, no se sabe bienlo que se desea, pero duele el corazón de tanto

Page 8: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

8

anhelo. Querría uno marcharse, apartarse de lascosas viejas y aburridas que se ven a diario y delas cuales se está harto; contemplar algo nuevo.Vagar lejos, por países extraños, donde todo esmisterioso y romántico. Pero si no se puede reali-zar, se contenta uno con bastante menos: con ira cualquier parte uno se conformaría.Quedamos en que Tom y yo padecíamos fiebre

de primavera. Con todo, no había que pensar enque Tom se marchara, porque, como él mismodecía, tía Polly no le permitía faltar a la escuela yandar vagabundeando como en el verano. Así,pues, un día en que estábamos bastante aburri-dos hablando de esto y sentados en los escalonesde la puerta, salió la tía Polly llevando una cartaen la mano.—Tom —dijo—, vas a tener que preparar tu equi-

paje y marcharte a Arkansas. Tu tía Sally te re-clama.Loco de alegría, pensé que Tom iba a saltar al

cuello de su tía y ahogarla a fuerza de abrazos ybesos. Pero, por increíble que parezca, continuósentado sin decir una palabra. Me dio rabia verlotan estúpido, cuando impensadamente surgía unagran oportunidad. Y el caso es que podíamos per-derla si continuaba callado y no se mostraba con-tento y agradecido. Yo no sabía qué hacer. De

Page 9: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

9

pronto dijo, con tanta calma que me dieron ga-nas de matarlo:—Lo siento, tía Polly; pero creo que me tendrán

que excusar por el momento.Tía Polly se quedó tan extrañada y furiosa ante

esa fría impertinencia, que no pudo decir unapalabra. Di a Tom con el codo y murmuré:—¿Estás loco? ¿Crees que puedes desperdiciar

esta ocasión?Sin perder la tranquilidad, me contestó en voz

baja:—Tú no pretenderás que ella se dé cuenta del

deseo que tengo de ir. De adivinarlo, empezará adudar y a imaginar toda clase de enfermedades ypeligros y, probablemente, se volverá atrás. Déja-me a mí que sé cómo manejarla.En verdad que no había pensado en ello. Tom

Sawyer tenía siempre razón; era la cabeza mejorequilibrada que he visto, constantemente en guar-dia, preparado para cualquier eventualidad. TíaPolly, recobrada de su primera impresión, comen-zó a decir:—¡Excusarte! ¡En mi vida he oído nada seme-

jante! ¿Y me lo dices a mí? Ve a preparar tus co-sas y si vuelvo a oírte hablar de excusas, veráscómo yo también te excuso a ti… con un palo.Le dio un papirotazo con el dedal, y Tom fingió

que se quejaba cuando íbamos hacia la escalera.

Page 10: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

10

Al llegar a su cuarto me abrazó. Loco de alegría,ante la perspectiva del viaje, me dijo:—Antes de que me vaya se arrepentirá de ha-

berme dejado ir, pero ya no sabrá cómo volverseatrás. Después de lo que ha dicho, su amor pro-pio no se lo permitirá.Tom preparó su equipaje en cinco minutos, de-

jando solamente aquello de lo cual se encargaríanMary y su tía. Dejamos transcurrir otros tantospara dar tiempo a que a esta se le pasara el enfa-do, porque, según Tom, tardaba en estar suave yamable diez minutos si la cosa era pequeña y vein-te si llegaba a enojarse del todo. Pasado el tiempoprudencial, bajamos muertos de curiosidad porsaber lo que decía la carta. Tía Polly estaba sen-tada en una butaca, con ella sobre el regazo. Alacercarnos nos dijo:—El caso es que allí están muy preocupados, y

desean que Huck y tú les sirvan de distracción.Tienen un vecino, un tal Brace Dunlap, que du-rante tres meses ha insistido en su deseo decasarse con Benny, y, al fin, le han dicho rotun-damente que no. Se ha enfadado, como es natu-ral, y eso les preocupa. Creen preferible estar abien con él, y para ello han intentado congraciar-se tomando a su servicio al hermano, que, por lovisto, no sirve para nada. Pretenden que sea algoasí como ayudante de la finca, aunque ni lo nece-sitan ni apenas pueden pagarle.

Page 11: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

11

—¿Quiénes son los Dunlap?—Unas gentes que viven a una milla de la finca

del tío Silas. Todos los labradores están separa-dos, aproximadamente, por esa distancia. BraceDunlap es mucho más rico que los otros; es unviudo de treinta y seis años de edad, sin hijos, ymuy orgulloso de su fortuna, porque posee tam-bién una gran cantidad de esclavos. Es, además,bastante impertinente y todo el mundo le teme.Sin duda, creyó que podría elegir la muchachaque quisiera, y ha debido de dolerle el no haberpodido conseguir a Benny. Pero la chica tiene lamitad de años que él, y ya sabes lo dulce y ama-ble que es. ¡Pobre tío Silas! Es triste que se veaobligado a congraciarse con ese hombre en esaforma, siendo pobre y teniendo que contratar, paracontentar a su hermano, a ese inútil de JúpiterDunlap.—¡Vaya un nombre, Júpiter! ¿De dónde lo ha

sacado?—Es un mote. Creo que hace ya tiempo olvida-

ron su verdadero nombre. Tiene veintisiete años,y lo llaman así desde la primera vez que se lanzóa nadar. El maestro vio una mancha del tamañode una moneda en su pierna derecha, justamen-te encima de la rodilla, y otras cuatro pequeñasalrededor. Como estaba completamente desnudo,dijo que le recordaba a Júpiter y a sus satélites, y

Page 12: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

12

a los chicos les hizo tanta gracia, que empezarontodos a llamarlo de ese modo. Es alto, muy hol-gazán, astuto, rastrero y cobarde, pero tiene buencarácter. Lleva el pelo largo, no usa barba ni tie-ne un céntimo. Brace lo aloja gratis, le regala sustrajes viejos y lo desprecia. Júpiter es gemelo.—¿Y cómo es el otro gemelo?—Según dicen, idéntico a él, pero nadie lo ha

visto desde hace siete años. Se dedicó a robarcuando tenía diecinueve o veinte años y lo metie-ron en la cárcel, pero se escapó de allí y se fuehacia el norte. Antes se decía que robaba y des-valijaba casas, pero de eso hace ya mucho tiem-po. Corre la voz de que murió, porque no se havuelto a saber de él.—¿Cómo se llama?—Jake.Todos callaron, y tía Polly quedó pensativa. Pa-

sados unos momentos, dijo:—Lo que más preocupa a tu tía Sally es lo mu-

cho que Júpiter enoja a tu tío.Los dos quedamos sorprendidos.—¿Que se enfada tío Silas? Debe de ser una bro-

ma, pues no lo creo capaz de ello.—A veces, lo saca de sus casillas de forma tal que

parece como si fuera a pegarle.—No salgo, tía Polly, de mi asombro. ¡Si tiene un

carácter tan bueno!

Page 13: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

13

—Pues de todos modos, ella está muy preocu-pada, y asegura que tu tío Silas ha cambiado mu-cho por culpa de todas estas peleas. Los vecinosmurmuran porque, como es predicador, no de-biera reñir con nadie. Tu tía añade que no quieresubir al púlpito, porque se siente avergonzado; lagente se muestra fría con él, y ya no lo estimacomo antes.—Es extraño, tía Polly. Era bueno y amable,

siempre abstraído y ausente; un verdadero án-gel. ¿Qué habrá podido sucederle?

Page 14: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

14

CAPÍTULO II

Jake Dunlap

Tuvimos mucha suerte, porque pudimos meternosen un barco de ruedas que venía del norte, y sedirigía a uno de esos afluentes de río que hay enLuisiana, con lo que pudimos recorrer el alto y bajoMississippi hasta la misma finca de Arkansas, sincambiar de barco en San Luis, y haciendo pocomenos de mil millas de un tirón.En el barco, medio vacío, solo navegaban unos

cuantos pasajeros viejos, que se sentaban apartey pasaban el tiempo dormitando. Tardamos cua-tro días en poder salir del alto río por tocar cons-tantemente el fondo.Pero para nosotros no resultaba aburrido, sino

todo lo contrario. Desde el principio nos figura-mos que en el camarote próximo al nuestro viaja-ba algún enfermo, porque el camarero entrabasiempre llevando la comida. Interrogamos a este,y nos contestó que el pasajero no parecía enfermo.—¿Usted lo cree así? ¿Y si realmente lo estuviera?—Es posible; pero, a mi parecer, solo pretende

ocultar algo...

Page 15: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

15

—¿Por qué dice usted eso?—Porque si estuviera enfermo, se quitaría algu-

na vez la ropa, y esta la lleva siempre encima. Almenos, no se separa de sus botas.—¡Qué barbaridad! ¿Ni siquiera por las noches?—Ni siquiera.El misterio ejerció siempre una atracción sobre

mi amigo. Si alguien pusiera ante nosotros unmisterio y un pastel, no tendría necesidad de obli-garnos a elegir, porque la cuestión se arreglaríasola. Mi naturaleza me empujaría a coger el pas-tel, y Tom se quedaría con el misterio. Cada unoes diferente y vale más que así sea. Tom preguntóal camarero cómo se llamaba el hombre.—Se llama Phillips.—¿Dónde subió a bordo?—Creo que en Alejandría, en el límite de Iowa.—¿Y qué cree usted que puede hacer?—No tengo idea; nunca he pensado en ello.Yo dije para mis adentros: “He aquí otro que

prefiere el pastel”.—¿Ha notado usted en él algo extraño, lo mis-

mo en su modo de hablar que de obrar?—No, nada. Únicamente parece tan miedoso, que

tiene día y noche cerrada la puerta y la ventana,y cuando doy con los nudillos en la puerta, nome deja entrar sin antes abrir una rendija paraver quién es el que llama.

Page 16: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

16

—¡Demonio! La cosa es interesante… Me gusta-ría verlo. Mire: la próxima vez que entre ustedallí, podría dejar la puerta entornada y…—No, no. Está siempre junto a la puerta y no

me dejaría.Tom, al cabo de unos minutos de reflexión, dijo:—Vamos a ver. Usted me presta su delantal para

que yo le entre el desayuno por la mañana y, acambio de esto, le doy un cuarto de dólar.El muchacho parecía dispuesto a aceptar, a con-

dición de que no se opusiera el mayordomo. Tomlo tranquilizó diciéndole que lo arreglaría de for-ma que pudiéramos entrar con las bandejas. Yasí fue en efecto. Aquella noche durmió mal, conel ansia de penetrar en el camarote y descubrir elmisterio que envolvía a Phillips. Pasó las horashaciendo cábalas inútiles, porque si está uno apunto de conocer la verdad ¿para qué perder eltiempo en suposiciones falsas y fatigarse en vano?Por mi parte, no perdí el sueño: me tenía sin cui-dado el asunto de Phillips.Por la mañana, con los delantales puestos y el

desayuno en la mano, llamamos a la puerta. Elhombre abrió una rendija, nos dejó entrar y cerróinmediatamente. Al ver su rostro, estuvimos a puntode soltar las bandejas. Tom exclamó asombrado:—¡Hombre! ¡Júpiter Dunlap! ¿De dónde sale

usted?

Page 17: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

17

Tan sobrecogido estaba, que no supimos si loque sentía era susto, contento o ambas cosas a lavez. Por fin recobró el color y comenzamos a char-lar mientras desayunaba. Entre otras cosas nosdijo:—Han de saber que yo no soy Júpiter Dunlap, ni

tampoco Phillips. Si me juran guardar el secreto,les diré mi verdadera personalidad.—Bueno, guardaremos el secreto —repuso Tom—;

pero si no es usted el que digo, no necesita decir-nos quién es.—¿Por qué?—Porque si no es usted Júpiter Dunlap, será

entonces Jake, el otro gemelo.—Pues sí. Soy Jake. Y ustedes, ¿cómo conocen

a los Dunlap?Tom contó las aventuras que nos habían ocurri-

do en casa de tío Silas el verano anterior, y cuandose convenció de que sabíamos todo lo referente aél y a su familia, nos habló con toda confianza.De sí mismo dijo que era un pillo, que lo habíasido siempre y lo sería hasta el final. Naturalmen-te, la vida resultaba peligrosa y…Lanzó un gruñido y estiró el cuello como aquel

que está escuchando. No dijimos nada, y él per-maneció quieto: no se oían más que los crujidosdel casco de madera del barco y el ruido de lasmáquinas.

Page 18: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

18

Lo tranquilizamos hablándole de su familia: decómo la esposa de Brace había muerto hacía tresaños y este quería casarse con Benny, pero ellalo había rechazado, y que Júpiter trabajaba contío Silas, y ambos se peleaban todo el tiempo. Jakese echó a reír.—¡Vaya! Oír hablar de todas esas historias es

volver a los viejos tiempos, y esto le hace a unobien. Han pasado siete años sin oír nada de loque me están contando. ¿Qué dicen de mí?—¿Quiénes?—Pues los labradores y mi familia.—Hablan poco de usted. Si acaso, lo mencio-

nan alguna vez.—¿Por qué no me mencionan? —preguntó sor-

prendido.—Porque creen que usted murió hace tiempo.—¡No! ¿De veras? ¡Magnífico! —y excitado, se

puso en pie de un salto.—Le juro que nadie cree allí que usted está vivo.—¡Entonces estoy salvado! Volveré a casa; allí me

esconderán y podré salvar la vida. Guárdenme elsecreto y juren que nunca hablarán de mí. Seanbuenos con este pobre hombre perseguido queno puede mostrar su rostro. Nunca les he hechodaño ni jamás se lo haré; tan cierto es esto comoque Dios está en el cielo.

Page 19: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

19

Aunque se hubiera tratado de un perro, lo hubié-ramos jurado. El pobre diablo no sabía cómo agra-decérnoslo, y faltó poco para que nos abrazara.Continuamos hablando, y al cabo de un rato sacó

un maletín de mano y nos rogó que nos volviéra-mos de espalda. Lo obedecimos, y cuando dimosla vuelta, era un ser completamente distinto al deantes. Se había puesto unas gafas azules, y el bi-gote y barba postizos parecían naturales. Creo queni su propia madre lo hubiera reconocido. Nos pre-guntó si tenía alguna semejanza con su hermanoJúpiter.—No —repuso Tom—; únicamente se le parece

en el pelo largo.—Bueno, pues me lo cortaré antes de llegar allí.

Brace y él guardarán el secreto y podré vivir conellos como si fuera un forastero, sin que los veci-nos sospechen. ¿Qué les parece?Examinó Tom al hombre y repuso:—Huck y yo, por supuesto, callaremos; pero la

cosa será un tanto arriesgada si usted mismo noguarda su secreto. Quiero decir que, al hablar,tal vez la gente note que su voz es igual a la deJúpiter. Y, entonces, acaso se acuerden del her-mano gemelo a quien creían muerto y que pudie-ra haber estado escondido en alguna parte conotro nombre.

Page 20: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

20

—La verdad es que eres muy listo. Tienes razón;tendré que fingirme sordomudo cuando haya gen-te. ¡Mira que si llego a casa sin tener en cuentaese pequeño detalle! Claro que no pensaba vol-ver, sino refugiarme en cualquier sitio, huyendode esos tipos que me persiguen. Me hubiera colo-cado este disfraz, otra ropa y…Se interrumpió bruscamente y se plantó de un

salto en la puerta con el oído pegado a ella, escu-chando, pálido y jadeante. Luego susurró:—Pareció un tiro. ¡Caramba! ¡Qué vida!Se dejó caer en la silla, desmadejado, y se enju-

gó el sudor que le corría por el rostro.

Page 21: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

21

CAPÍTULO III

Robo de diamantes

A partir de entonces, permanecíamos casi siemprecon él, y uno de nosotros dormía en la litera supe-rior de su camarote. Nos dijo que había estado tansolo, que le resultaba muy agradable tener compa-ñía y alguien con quien poder hablar de sus difi-cultades. Sentíamos gran curiosidad por conocersu secreto; pero Tom opinaba que era preferible nomostrarnos demasiado curiosos, porque de estemodo él mismo acabaría por abordar el asunto;pero que si le hacíamos preguntas, la desconfian-za lo llevaría a encerrarse en su concha. Un díanos preguntó, con aire indiferente, por los pasaje-ros del barco, pero no quedó satisfecho con nues-tras respuestas y nos pidió más detalles. Al referir-se Tom a uno de los más harapientos, Jake seestremeció y dijo suspirando:—¡Ay, Dios mío! Ese es uno de ellos. Estaba se-

guro de que se encontraban a bordo. Continúa.Tom habló de otro pasajero rudo y desarrapa-

do, y el hombre se estremeció de nuevo.

Page 22: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

22

—¡Ese es el otro! ¡Ojalá sea la noche oscura ytormentosa y pueda bajar a tierra! ¿Lo ven? Hanpuesto espías en torno mío. Si van al bar paratomar un trago, allí encontrarán de sobra quienme vigile: el camarero, el limpiabotas u otro cual-quiera. Y si saltara a tierra sin que nadie me vie-ra, lo sabrían enseguida.Comenzó a hablar, primero, de cosas sin impor-

tancia, y poco a poco, del asunto que le preocupaba.—Fue un timo que hicimos en una joyería de San

Luis. Queríamos apoderarnos de un par de mag-níficos diamantes, gruesos como avellanas, quetodo el mundo se paraba a contemplar. Como íba-mos bien vestidos, pudimos realizarlo en plenodía. Rogamos que nos enviaran los diamantes alhotel, por si acaso nos decidíamos a comprarlos.Teníamos preparados otros falsos, que cambia-mos en el momento de examinar los buenos, yaquellos fueron los que regresaron a la tiendacuando alegamos que no eran lo suficientementeclaros para el precio de doce mil dólares.—¡Doce mil dólares! —exclamó Tom—. ¿Cree us-

ted que, en realidad, valían todo ese dinero?—Hasta el último centavo.—¿Y se escaparon ustedes con ellos?—Sin ninguna dificultad, y hasta creo que ni

los joyeros se hayan dado cuenta de que se losrobamos. Pero no era prudente permanecer en

Page 23: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

23

San Luis, y creímos preferible trasladarnos a otrositio. Cada uno proponía ir por un lado diferente,de modo que lo echamos a suerte y ganó el altoMississippi. Envolvimos los diamantes en un pa-pel, pusimos en él nuestros nombres y lo dimos aguardar al conserje del hotel, advirtiéndole que nolos entregara a ninguno de nosotros sin que es-tuvieran presentes los demás. Luego nos des-parramamos por la ciudad, tirando cada uno porsu lado, aunque creo que todos estábamos deacuerdo en una sola cosa.—¿En qué? —preguntó Tom.—En que cada uno de nosotros tenía el proyec-

to de robar a los otros.—¡Cómo! ¿Que uno se lo llevara todo después

de haber sido ayudado por los demás?—Naturalmente.Tom, asqueado, dijo que eso era bajo y rastrero;

pero Jake objetó que era cosa corriente en la pro-fesión, y que cuando uno se metía en negocios,tenía que cuidar de sí mismo, porque nadie sesacrificaría por él. Y continuó diciendo:—El caso es que no era posible repartir dos dia-

mantes entre tres. Anduve vagando mucho ratopor las calles y al fin decidí apoderarme de ellos ala primera ocasión; ponerme un disfraz y largar-me con las joyas. Me procuré el bigote postizo,unas gafas, y todo lo coloqué en este maletín que

Page 24: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

24

ven. Al pasar ante una tienda donde venden todaclase de objetos, vi, a través del escaparate, a BudDixon, uno de mis compañeros. Desde un rin-cón me dediqué a observarlo y ¿qué creen quecompró?—¿Un bigote? —dije yo.—No.—¿Unas gafas?—Tampoco.—Cállate, Huck; no haces más que molestar.

¿Qué es lo que compró, Jake?—Jamás lo hubieran adivinado. Tan solo un des-

tornillador muy pequeño.—¡Caramba! ¿Y para qué sería eso?—Yo también me lo preguntaba, entre curioso y

asombrado. Cuando salió de allí, se dirigió a unatienda de ropas usadas y entonces adquirió una ca-misa de franela roja y un traje viejo; el mismoque lleva ahora y que Tom me estaba describien-do. Enseguida corrí hacia el muelle y escondí to-das mis cosas en el barco para el cual teníamospasaje, y que se disponía a salir. Tuve suerte alvolver a la ciudad: sorprendí al otro compañerocomprando él también un traje viejo y harapien-to. Subimos a bordo con nuestros diamantes, peronos sentíamos en vilo, porque para vigilarnosmutuamente no podíamos acostarnos. Fue unatontería el que nos metiéramos en aquel lío, porque

Page 25: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

25

estábamos enfadados desde hacía dos semanas ysolo nos poníamos de acuerdo en lo referente alos negocios. Y lo peor de todo era que únicamentecontábamos con dos diamantes para los tres. Des-pués de cenar anduvimos paseando por la cu-bierta hasta cerca de la medianoche. Luego baja-mos y, sentados en mi camarote, examinamos conla puerta cerrada el papel, para ver si seguíandentro los diamantes. Los pusimos en la literainferior, bien a la vista, y permanecimos senta-dos, aunque a ratos nos costaba trabajo no dor-mirnos. Al fin, Bud Dixon comenzó a roncar conla barbilla apoyada en el pecho. Hal Clayton meseñaló los diamantes con un movimiento de cabe-za. Comprendí y, cogiéndolos, nos estuvimos am-bos muy quietos esperando. Bud no se movió.Suave y lentamente, abrí la puerta dando vueltasa la llave; hice lo mismo con el picaporte y sali-mos de puntillas después de cerrar con cuidado.No se oía el menor ruido, y el barco navegabavelozmente a la luz de la luna. Sin decir palabra,subimos directamente al puente superior y noscolocamos en el borde. Ambos conocíamos nues-tras respectivas intenciones. Al despertar, BudDixon echaría en falta los diamantes y, sin temora nada ni a nadie, correría a buscarlos. Entonceslo echaríamos al agua, muriendo acaso antes,durante la lucha.

Page 26: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

26

”Como soy menos valiente que otros, la idea mehacía temblar; pero sabía que no podría mostrarmi miedo, y casi deseaba que el barco se detuvie-ra en algún sitio para saltar a tierra sin correrese riesgo. Temía a Bud Dixon, y me daba cuentade que no existían probabilidades de que el barcohiciera una escala. El tiempo corría y el tipo aquelno llegaba nunca. Así, esperando, nos sorpren-dió el amanecer. Dije a mi compañero que todoaquello parecía sospechoso, en vista de lo cualdecidimos abrir el papel. Al desdoblarlo, encon-tramos que solamente contenía dos terrones deazúcar. He ahí la razón por la cual estuvo dur-miendo toda la noche tan tranquilo. ¿Listo? Cier-tamente, ya que había tenido, todo el tiempo, pre-parado los dos papeles y los había cambiadodelante de nuestras narices.”Nos sentíamos humillados; pero lo que conve-

nía entonces era establecer un plan, y así lo hici-mos. Doblaríamos el papel de nuevo, tal comoestaba, y volveríamos con cuidado para acostar-nos en las literas. No sabíamos qué hacer; sinduda el maldito se burlaba de nosotros en mediode sus ronquidos. Lo mejor sería no quitarle ojo,y, una vez en tierra, lo emborracharíamos paraapoderarnos de los diamantes. Incluso, de no serdemasiado arriesgado, podríamos matarlo. Siconseguíamos apoderarnos del botín, habría que

Page 27: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

27

acabar con él para evitar que él acabara connosotros. Es cierto que siempre estaba dispuestoa emborracharse; pero, ¿servía esto para algo?Podía suceder que, tras un año de registros, noencontráramos absolutamente nada.”De pronto, una idea cruzó por mi mente tortu-

rándome el cerebro. Me había quitado las botaspara que descansaran los pies, y al coger una eintentar ponérmela, mi mirada tropezó con el ta-cón. Me quedé sin aliento, porque, ¿ustedes seacuerdan del destornillador que tanto me sor-prendió?—Claro que nos acordamos —gritó Tom, muy

excitado.—Bueno, pues cuando mis ojos tropezaron con

el tacón de la bota, me di cuenta de dónde habíaescondido los diamantes. ¿Ven este? Pues debajotiene una chapa de hierro sujeta con unos torni-llos, y para estos tornillos (los únicos que llevabaencima) necesitaba el destornillador.—¿No te parece estupendo, Huck? —comentó

Tom.—Así, pues, me puse las botas, bajamos al ca-

marote y dejamos el papel que contenía el azúcarencima de la litera. Luego nos sentamos, tenien-do que soportar con paciencia los ronquidos deBud Dixon. Hal Clayton quedó pronto dormido,pero yo pude mantenerme despierto. Oculté la

Page 28: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

28

mirada bajo el ala del sombrero y miré en tornocon disimulo, buscando algún trozo de cuero. Mecostó mucho tiempo, pero al fin pude hallarlo jun-to a la pared, casi del mismo color de la alfombra.Era una rodaja fina, y supuse que en el lugar queantes ocupaba estarían ocultos los diamantes. Alcabo de un rato encontré otra rodaja, y me admi-ró la sangre fría y la habilidad del tipo aquel. Enprevisión de nuestros actos, había preparadoaquella trampa perfecta. Una vez arrancadas lasrodajas de cuero, colocó en su lugar los diaman-tes, atornillando de nuevo las tapas de los taco-nes. Sin duda, sabía que si lográbamos robarlelas piedras, esperaríamos toda la noche para ti-rarlo al agua, y la verdad es que fue muy listo.—Sí que es verdad —exclamó Tom, admirado.

Page 29: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

29

CAPÍTULO IV

Los tres durmientes

Durante todo el día fingimos vigilarnos mutua-mente; la representación de semejante comedianos resultaba ya aburrida. Hacia el anocheceratracamos en una de esas ciudades pequeñas delMissouri, cerca ya de Iowa. Cenamos en la taber-na y alquilamos un cuarto con un catre y unacama espaciosa. Escondí mi saco bajo una tablade pino, en la oscura antesala. Íbamos en fila; yo,el último, y el dueño de la casa, a la cabeza, alum-brando el camino con una vela de sebo. Bebimosy comenzamos a jugarnos los cuartos de dólar.En cuanto el whisky hizo efecto en la cabeza deBud, nosotros dejamos de beber, procurando queél continuara hasta que cayera de la silla y sequedara en el suelo roncando. Lo desnudamos ylo registramos todo: bolsillos, calcetines y hastael interior de las botas. Miramos bien su equipa-je, pero no pudimos encontrar rastro de los dia-mantes. Al tropezar con el destornillador, Halquedó desconcertado. ¿Para qué diablo serviría

Page 30: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

30

aquello? Fingí ignorarlo, pero me lo guardé condi-simulo. Mi compañero, descorazonado, dijo queera preferible desistir de una vez. Yo le indiquéque había un lugar donde no habíamos registra-do: su estómago. A Hal le entusiasmó la idea; pero,¿cómo nos las arreglaríamos para hacerlo? Pro-puse que se quedara con él mientras yo iba enbusca de una farmacia, en la cual hallaría algopara lograr que los diamantes salieran del lugardonde, sin duda, los tenía ocultos. Se mostró con-forme con el proyecto y se me quedó mirando fi-jamente, a pesar de lo cual me puse las botas deBud en vez de las mías sin que se diera cuenta.Me resultaban un poco grandes, pero esto erapreferible a que me estuvieran pequeñas. Agarrémi saco y, saliendo por la puerta trasera, me lan-cé a toda velocidad hacia el río.”La verdad es que no resultaba desagradable ca-

minar sobre los preciosos diamantes. Al cabo deun rato pensé: «Tengo detrás una milla y todopermanece tranquilo». Y minutos después: «Heavanzado bastante, pero detrás queda un hom-bre que comienza a preguntarse qué ocurre».Después imaginé que paseaba por la habitacióninquieto y blasfemando. Luego se daría cuentade lo que suponía la verdad: mientras lo regis-trábamos, yo me había echado las piedras al bol-sillo sin que él se apercibiera de la maniobra.

Page 31: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

31

Entonces comenzaría la persecución, para locual buscaría huellas de pisadas recientes en latierra; pero esto lo llevaría a un despiste total, yaque lo mismo pueden conducir río arriba que ríoabajo.”De pronto, vi a un hombre que venía montado

en una mula, y sin reflexionar, salté detrás de unmatorral. Fue un tontería, porque cuando llegó ami altura, se detuvo, esperando a que yo saliera,y luego continuó su camino. Pensé que si esehombre se encontraba con Hal Clayton, segura-mente me estropearía la partida.”Hacia las tres de la mañana llegué a Alejandría,

y me alegré al ver que el barco estaba atracadoen el muelle. Me sentí a salvo, y… el resto de lahistoria ya la conocen. Al amanecer subí a bordo,tomé este camarote, me puse esta ropa y me dirigíal cuchitril del piloto con objeto de vigilar, aun-que realmente no era necesario. Para distraerme,jugué con mis diamantes, en espera de que elbarco zarpara, cosa que no sucedió. La máquinaestaba en reparación, lo que ignoraba, porque notengo costumbre de navegar.”Nos pusimos en marcha hacia el mediodía, y

mucho antes de esa hora ya estaba escondidoen dicho camarote, porque antes del desayunovi a un hombre cuyos andares semejaban losde Hal Clayton, cosa que me dejó terriblemente

Page 32: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

32

preocupado. Pensé que si se daba cuenta de queestaba a bordo me cazaría como a un ratón enel cepo.”Después de vigilarme, esperaría a tocar tierra

para seguirme hasta un lugar conveniente. Unavez que tuviera los diamantes en su poder, séperfectamente la suerte que me aguardaría… ¡Eshorrible, horrible! ¡Y pensar que el otro tambiénse encuentra a bordo! ¡Qué desgracia, mucha-chos, qué desgracia! Pero me ayudarán a salvar-me, ¿verdad? Sean buenos con un hombre per-seguido y expuesto a que lo maten, y adoraré elpolvo que pisan…Tom y yo procuramos consolarlo diciéndole que

idearíamos un plan de ayuda y que no debía te-ner miedo. Poco a poco fue reanimándose, hastaque acabó por destornillar las chapas de sus ta-cones para extraer los famosos diamantes. Loscontempló admirado; cuando la luz se reflejabaen ellos resultaban preciosos, brillantes y pare-cía que esparcieran fuego en torno. Pensé que eratonto; de haber estado yo en su lugar, hubiera ce-dido los diamantes a aquellos tipos para que medejaran en paz. Pero él no opinaba así; dijo quevalían una fortuna que no estaba dispuesto aperder.Dos veces tuvimos que detenernos para reparar

la máquina, y una de estas paradas forzosas, que

Page 33: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

33

duró bastante tiempo, se efectuó de noche; peronuestro hombre consideró que no estaba lo sufi-cientemente oscuro para poder escapar. A la ter-cera parada del barco, la ocasión se presentó máspropicia.Atracamos junto a un buque situado a unas cua-

renta millas de la finca de tío Silas hacia la una dela madrugada, con el cielo nublado y la amenazade una tormenta. Jake pensó que había llegadosu oportunidad. Cargaron madera en el barco ydurante la operación caía la lluvia incesantemen-te y soplaba con furia el vendaval. Los marinerosse habían colocado en la cabeza un saco de telagruesa, y nosotros cogimos con disimulo uno paraJake. Este, confundido entre ellos, bajó con sucesta en la mano y, cuando a la luz del farol, lovimos alejarse y perderse en la oscuridad, respira-mos tranquilos.Nuestra alegría duró muy poco, pues debido sin

duda al soplo de alguien, los dos tipos saltaronvelozmente a tierra y desaparecieron igualmenteen las tinieblas. Hasta el amanecer tuvimos laesperanza de que regresaran, pero nuestros de-seos no llegaron a realizarse. Estábamos tristes ydeprimidos, y lo único que nos consolaba era laidea de que Jake, con la delantera que llevaba,hiciera perder su pista, cosa que le permitiría lle-gar hasta la casa de su hermano y ocultarse allí.

Page 34: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

34

Su intención era tomar el camino que va juntoal río. Antes de marcharse, nos suplicó que ave-riguáramos si Brace y Júpiter estaban solos ensu casa, en cuyo caso podríamos salir al anoche-cer. Él nos esperaría en un bosquecito de sicó-moros, lugar solitario situado detrás de la plan-tación de tabaco de tío Silas, a orillas del río.Largo rato estuvimos hablando acerca de las

posibilidades que se ofrecían a Jake para salvar-se. Tom opinaba que hubiera sido preferible queaquellos tipos tomaran la dirección de la corrien-te del río. De haber marchado en sentido contra-rio, lo seguirían sin que él lo sospechara, y en-tonces seguro lo matarían al anochecer paraquitarle las botas. Todas estas consideracionesnos dejaron muy tristes y preocupados.

Page 35: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

35

CAPÍTULO V

Tragedia en el bosque

La máquina no estuvo dispuesta hasta la tarde,razón por la cual no pudimos llegar antes de queanocheciera. Sin detenernos en parte alguna, fui-mos derecho al bosque de sicómoros, dándonosmucha prisa para poder explicar a Jake el motivode nuestro retraso y decirle, de paso, que nos es-perara hasta que pudiéramos llegar a casa deBrace para averiguar cómo andaban allí las co-sas. Estaba muy oscuro cuando nos encamina-mos al bosque, sudorosos y jadeantes por habercorrido tanto. Cuando nos faltaban pocos metrospara llegar, vimos a dos hombres que corrían ha-cia el bosquecito y oímos unos gritos terribles pi-diendo socorro.—Con seguridad han matado al pobre Jake —diji-

mos ambos a la vez.Muy asustados, corrimos a escondernos en la

plantación de tabaco, temblando de forma tal, quese nos escurría la ropa. Una vez allí, vimos pasar,junto a nosotros, a dos hombres que se interna-ron en el bosque. Momentos después salieron

Page 36: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

36

cuatro, dos de los cuales comenzaron a perseguira toda velocidad a la pareja que iba delante.Muertos de miedo, permanecimos echados, aten-

tos a cualquier ruido. Durante mucho tiempo solooímos el latido de nuestros corazones. No podía-mos apartar la idea de que algo terrible habíasucedido entre los sicómoros y que sería comoun fantasma, ante cuya aparición sucumbiría-mos de terror. La luna apareció como surgida dela tierra, grande, redonda, poderosa y brillante; yal mirársele entre los árboles parecía un rostroasomado detrás de los barrotes de una cárcel.Veíamos por todas partes manchas de luz blan-quísima junto a oscuras sombras, y todo perma-necía silencioso, en una quietud terrible, que noturbaba la leve brisa de la noche misteriosa y fú-nebre. De pronto, Tom susurró:—¡Mira allí! ¿Qué es eso?—No lo sé —repuse—; pero no me asustes de

ese modo, porque ya me estoy muriendo de pá-nico…—Te digo que mires; algo sale de entre los árboles.—¡Cállate, Tom!—Es terriblemente alto.—¡Ay, mamita, mamita! ¡Vámonos…!—Estate quieto, que viene hacia aquí.Tan excitado estaba, que no podía hablar en

voz baja. Tuve que mirar sin poder remediarlo.

Page 37: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

37

Estábamos los dos de rodillas, con el mentón apo-yado sobre un listón de valla, temblorosos y jadean-tes. Venía por el camino, entre las sombras delos árboles, y no lo pudimos ver bien hasta queestuvo muy cerca de nosotros. La luz de la luna loiluminaba y, pensando en que era el fantasma deJake, nos hundimos, muertos de miedo, en elescondite. Al desaparecer de nuestra vista, co-menzamos a charlar de nuevo, y Tom dijo:—Los fantasmas se forman con sombra y humo,

igual que la niebla. Pero este era distinto. Yo lehe visto perfectamente las gafas y el bigote.—Sí, y el color del traje era como el que llevan

los campesinos en día de fiesta, con los pantalo-nes verdes y negros.—Y el chaleco de terciopelo de cuadros amari-

llos y colorados.—También llevaba como refuerzos de cuero, y

uno de ellos iba colgando.—¿Y el sombrero?—¡Vaya un sombrero para un fantasma!Entonces comenzaban a llevarse unos sombre-

ros negros, con el ala rígida, muy altos, ásperos ycon la copa parecida a un pan de azúcar.—¿Viste si su pelo era el mismo, Huck?—La verdad es que no me he fijado.—Yo tampoco. Pero sí observé que llevaba puesto

su saco.

Page 38: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

38

—Yo también. ¿Habrá sacos para fantasmas,Tom?—¡Bah! No debieras ser tan ignorante, Huck.

Todo lo que tiene un fantasma, se vuelve tam-bién fantasma. ¿Por qué no habría de volverse elsaco? Ya has visto sus ropas…Permanecí callado en vista de que los argumen-

tos de Tom eran bastante razonables. Pasaroncharlando animadamente Bill y Withers, y esteúltimo iba diciendo:—¿Qué demonio será lo que lleva a cuestas?—No lo sé; pero parecía muy pesado.—Desde luego. A lo mejor es un esclavo que vie-

ne de robar maíz al viejo Silas.—Eso mismo pensé yo, y por eso creía que no

valía la pena verle la cara.—Es cierto.Rieron los dos y se perdieron de vista. Lo impo-

pular que se había hecho tío Silas lo demostrabael hecho de que, sospechando que fuera un escla-vo quien le robaba el maíz, lo dejaban marchar sinhacerle nada.Oímos poco después unas voces que se acerca-

ban y que se iban haciendo cada vez más claras.De cuando en cuando sonaba una alegre carca-jada. Asomaron por el camino Lem Beebe y JimLane, y este último dijo:—¿Quién? ¿Júpiter Dunlap?

Page 39: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

39

—Sí.—No sé; pero pudiera ser. Lo vi hará cosa de

una hora caminando de prisa, poco antes de queanocheciera. Iba con el pastor y dijo que creíaque no iría esta noche, pero que podíamos llevarsu perro.—Debe de estar cansado.—Sí; trabaja mucho.—Naturalmente.Desaparecieron riendo alegres. Tom opinó que

deberíamos saltar fuera del campo y seguirlos,ya que íbamos por el mismo camino y sería desa-gradable tropezarnos en plena soledad con el fan-tasma. Así lo hicimos y llegamos sin novedad a lacasa.Era el dos de septiembre y un sábado por la

noche. No se me olvidará fácilmente. ¿Por qué?Pronto lo sabrán.

Page 40: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

40

CAPÍTULO VI

Proyectos para proteger los diamantes

Fuimos siguiendo a Jim Lane y Lem Beebe hastala puerta trasera de la cabaña que ocupó el viejoesclavo Jim cuando lo libramos de su cautiverio.Los perros vinieron a saludarnos y vimos quehabía luz en la casa. Esto nos quitó el miedo, ynos disponíamos a subir cuando Tom dijo:—Espera un poco. Vamos a sentarnos aquí un

momento. ¡Qué diablo!—¿Qué te ocurre?—La cosa es importante —repuso—. ¿Piensas

que vamos a ser los primeros en hablar con lafamilia respecto al muerto que hay en el bos-quecito, describiéndolo todo y cubriéndonos degloria por saber antes que los demás quiénes sonlos asesinos que han despojado el cadáver de losdiamantes?—Naturalmente. No serías tú Tom Sawyer si de-

jaras escapar semejante ocasión. Además, tú tepintas solo para adornar los hechos.—Bueno; pues no pienso hacer nada de eso.

Page 41: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

41

Me sorprendió oírlo hablar así y le dije:—Pero, ¿lo dices en serio, Tom?—Completamente en serio. ¿Iba descalzo el fan-

tasma?—No; pero, ¿qué importancia tiene eso?—Espera y lo sabrás. ¿Llevaba las botas puestas?—Sí; las vi perfectamente.—Júramelo.—Te lo juro.—Está bien. Y ¿no te das cuenta de lo que eso

significa?—No. ¿Qué significa?—Pues, sencillamente, que esos bandidos no han

cogido los diamantes.—¡Demonio! ¿Por qué crees eso?—No lo creo; me consta. ¿No se convirtieron en

cosas de fantasmas los pantalones, las gafas, elbigote, el maletín y todo lo que llevaba encima? Ylas botas también, porque continuaba con ellaspuestas cuando empezó a vagabundear por ahí.Y si esto no es una prueba de que los bandidosno le quitaron las botas, entonces quisiera sabera qué llamas una prueba.En realidad, nunca había visto una cabeza como

la de Tom Sawyer. Yo tenía ojos para ver las co-sas; pero estas no significaban nada para mí. Tomera diferente; cuando veía una, esta se ponía enpie y le contaba todo lo que sabía. Repito que en

Page 42: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

42

mi vida he visto una cabeza semejante. Así, pues,le dije:—Ya sabes, Tom, que no sirvo ni para limpiarte

los zapatos. Pero no importa: Dios todopoderosonos ha creado a todos; a unos los ha dejado cie-gos, mientras que a los otros les ha dado los ojospara que no se les escape nada. Me parece que yono figuro entre estos últimos; pero sin duda estábien así, puesto que es Dios quien lo ha querido.Continúa tu historia; ahora comprendo claramen-te que esos bandidos no se fueron con los dia-mantes. Pero, ¿tú sabes por qué?—Pues porque los ahuyentaron los otros dos

hombres antes de que pudieran quitarle las bo-tas al cadáver.—Así es; ahora lo veo claro. Pero dime, Tom,

por qué razón no podemos contarlo.—¿Es posible, Huck Finn, que no lo compren-

das? Piensa bien lo que puede suceder. Se haráuna investigación por la mañana y esos dos hom-bres contarán que oyeron gritos y acudieron, peroque no llegaron a tiempo para salvar al forastero.Entonces el jurado hablará y al final lanzará unveredicto en el que conste que el hombre fuemuerto de un tiro o de un golpe en la cabeza,porque así lo permitió Dios. Y después del entierrosubastarán sus cosas con objeto de pagar los gas-tos originados, y entonces llegará el momentodecisivo para nosotros.

Page 43: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

43

—¿Qué dices, Tom?—Digo que compraremos las botas por dos dó-

lares.—¡Atiza! ¿Y con eso nos apoderaremos de los

diamantes?—Naturalmente. Y algún día ofrecerán una gran

recompensa por ellos, algo así como mil dólares.Ese dinero será nuestro. Ahora vamos a saludara la gente, y recuerda que nada sabes de asesi-natos, diamantes ni ladrones. No lo olvides.Suspiré con cierta pena al oír estas decisiones.Yo hubiera vendido los diamantes lo menos, sí

señor, en doce mil dólares; pero no chisté porqueme pareció completamente inútil. Únicamentedije:—Escucha, Tom: ¿qué vamos a decir a tu tía

Sally para explicar lo que hemos tardado en lle-gar del pueblo?—Eso es cuenta tuya, y no dudo de que sepas

manejarte para quedar bien.Así era Tom de puntilloso y delicado. Por nada

del mundo contaría una mentira.Cruzamos el corral contemplando las cosas que

nos eran familiares y que veíamos de nuevo conalegría, y cuando llegamos al pasadizo cubierto,que hay entre la casa y la parte donde está lacocina, pudimos darnos cuenta de que todo se-guía colocado en el sitio de costumbre; hasta la

Page 44: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

44

blusa de bayeta verde que usaba el tío Silas parael trabajo, con su capucha y el remiendo blancoque le habían cosido entre los hombros, el cualparecía una bola de nieve tirada por un chico.Al penetrar en la habitación vimos que tía Sally

andaba, como siempre, de un lado para otro. Losniños se habían agrupado en un rincón, y el viejo,acurrucado en otro, rezaba para implorar ayudaen tiempo de necesidad. La tía corrió a nuestro en-cuentro con lágrimas de alegría, y tirándonos delas orejas, nos abrazó y besó con efusión. Luegodijo:—¿Por dónde han andado vagabundeando, ma-

las personas? Estaba tan inquieta, que no sabíaya qué hacer. Su equipaje ha llegado hace tiem-po, y he tenido que calentar la cena lo menoscuatro veces para que estuviera sabrosa cuandollegaran. Me he cansado tanto con la esperaque…, bueno, los desollaría vivos. Deben tenerhambre, pobrecitos. Siéntense y no pierdan másel tiempo.Resultaba agradable verse allí de nuevo ante la

sopa de maíz, las chuletas de cerdo y otras cosasbuenas. El viejo tío Silas recitó una bendición ala antigua, y mientras los niños contestaban envoz baja, yo pensaba en lo que tenía que decirpara explicar nuestra tardanza. Al empezar la co-mida, y cuando ya teníamos los platos hasta el

Page 45: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

45

borde, tía Sally me dirigió unas preguntas a lascuales tuve que responder:—Pues verá usted, señora…—Pero, Huck, ¿desde cuándo me llamas seño-

ra? ¿He dejado alguna vez de azotarte o de besartedesde el día que al entrar tú en esta habitaciónte confundí con Tom? Al contrario, di gracias aDios que te enviara, a pesar de que contaste milmentiras y yo las creí como una tonta. Llámametía Sally, como has hecho siempre.Así lo hice, y di comienzo a mis disculpas.—Pues el caso es que Tom y yo pensamos que

podíamos venir a pie, mientras respirábamos elaire del bosque. Entonces nos encontramos a LemBeebe y a Jim Lane, que nos pidieron que fuéra-mos con ellos esta noche a recoger moras y que siqueríamos, lleváramos también al perro de JúpiterDunlap, porque así se lo había dicho este pocosmomentos antes.—¿Dónde lo vieron? —preguntó el viejo.Yo lo miré intentando averiguar por qué des-

confiaba de cosa tan sin importancia, y sus ojosse quedaron clavados en los míos. Esto me sor-prendió tanto que me quedé desconcertado; perome repuse al momento y dije:—Lo vieron cuando estaba con usted, cavando

un campo, hacia el anochecer.Contestó con una especie de gruñido, ya sin des-

confianza. Yo seguí hablando.

Page 46: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

46

—Pues como iba diciendo…—¡Basta! No sigas —interrumpió indignada tía

Sally, mirándome a los ojos con fijeza—. ¿Cómopuedes, Huck, hablar de recoger moras en estaregión y en esta época?Comprendí que había metido la pata y me callé.

La tía aguardó un rato y continuó sin dejar demirarme.—¿Y a quién se le ocurrió la estúpida idea de ir

a recoger moras por la noche?—Nos dijeron que tenían una linterna y…—¡Por favor, cállate! Y dime: ¿para qué querían

un perro? No sería para cazar moras.—Me parece que…—Escucha, Tom: ¿qué clase de mentira estás pre-

parando para añadirla a todas estas sandeces?Habla; pero te advierto, antes de que comiences,que no he de creerte una palabra. Tú y Huck hanhecho algo que está mal; lo sé perfectamente por-que los conozco a los dos. Ahora explícame, sipuedes, todo este lío del perro, de las moras, dela linterna, y procura hablar como es debido, ¿meoyes?Tom, muy ofendido, repuso con dignidad:—Siento que haya usted hablado a Huck de ese

modo, solo porque ha cometido un error que cual-quiera puede cometer.—¿Qué error ha cometido?

Page 47: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

47

—Ha dicho moras en vez de fresas.—Si sigues irritándome de esa forma, te asegu-

ro, Tom…—Pues aunque no quiera usted reconocerlo, tía

Sally, está completamente equivocada. Si hubie-ra estudiado Historia Natural, sabría que en elmundo entero, menos aquí en Arkansas, se co-gen las fresas con un perro y una linterna.La tía se enfadó más todavía y estuvo un gran

rato riñendo a Tom. Tan indignada estaba, quesoltaba las palabras tartamudeando como un torren-te. Esto es lo que quería Tom. Dejó que se desaho-gara, a sabiendas de que la cosa le molestaba tan-to, que no volvería a decir una palabra ni permitiríaque otros la dijeran. Y así fue, en efecto. Cuandojuzgó que estaba decidida a guardar silencio, pro-siguió con calma:—Y, sin embargo, tía Sally…—¡Cállate de una vez y no vuelvas a mencionar-

me el asunto!Así quedamos a salvo y no tuvimos que preocu-

parnos más. En verdad que Tom había sido muyhábil.

Page 48: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

48

CAPÍTULO VII

Noche de vigilancia

Benny estaba tranquila y suspiraba de cuandoen cuando. Pronto comenzó a interesarse por to-dos y preguntó por Mary, por Sid y por la tía Polly.Tía Sally, más serena, se puso de buen humor y,con su simpatía acostumbrada, procuró que lacena transcurriera de un modo agradable y ale-gre. El viejo apenas habló y se mostró inquieto yabstraído. Daba tristeza oírlo suspirar y verlo tanabatido y preocupado.Al terminar la cena asomó por la puerta un es-

clavo, quien, con sombrero de paja en la mano,saludó inclinándose y anunció que su amo Braceestaba abajo esperando a su hermano para ce-nar. Por tanto, rogaba a tío Silas que le dijeradónde podía encontrarlo. Nunca había yo oído dara tío Silas una respuesta más seca y malhumorada:—¿Soy yo acaso el guardián de su hermano?Luego, arrepentido, añadió con suavidad:—No le digas eso, Billy. Me cogiste por sorpresa

en un mal momento. En realidad, me encuentro

Page 49: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

49

mal en estos días y no sé lo que digo. Puedesadvertirle que no está aquí.El esclavo se marchó y él quedó paseando de un

lado a otro de la habitación metiéndose, con ges-to maquinal, los dedos entre el pelo. Tía Sally nosdijo en voz baja que procuráramos no molestarlo.Desde que comenzaron los enredos andaba siem-pre cavilando, y la mayor parte de las veces no sedaba cuenta de lo que hacía. Con mayor frecuen-cia que antes se levantaba estando dormido, y sialguna vez lo sorprendíamos, no debíamos ha-cerle caso, porque esto no resultaba perjudicialpara su salud, sino todo lo contrario. Benny erala única con quien podía entenderse en esos díaspenosos, ya que solo ella sabía la forma en quedebía tratarlo cuando sufría aquellas crisis.Tío Silas continuó sus paseos con gesto fatiga-

do, murmurando entre dientes. Benny se acercó,le estrechó una mano entre las suyas y, abrazadaa él, estuvo un rato paseando a su lado. Tía Sallysubió a acostar a los niños, y Tom y yo, muy aburri-dos, salimos para dar una vuelta a la luz de laluna. Nos encaminamos hacia un campo de san-días y allí estuvimos charlando. Tom asegura-ba que todos aquellos líos eran por culpa de Jú-piter, que lo mejor era estar atentos para ver loque ocurría y, en caso necesario, ayudar a tío Silasa despedirlo. Y así, hablando, fumando y comiendo

Page 50: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

50

sandías, transcurrieron dos horas. Cuando re-gresamos, la casa estaba a oscuras, tranquila ytodo el mundo dormido.Pero Tom, a quien no podía escapársele nada,

observó que la blusa de bayeta verde había desapa-recido. En el momento de salir de casa la habíamosvisto colgada en el sitio de costumbre y, curiosos eintrigados, subimos a acostarnos.Oíamos a Benny andar de un lado a otro por su

cuarto, contiguo al nuestro, y pensamos que, preo-cupada por los asuntos de su padre, no podíaconciliar el sueño. También nosotros estábamosdesvelados, tristes y deprimidos. Fumando sinparar, hablamos del asesinato y del fantasmahasta ponernos tan nerviosos, que nos hormi-gueaba la piel.Transcurrido un largo rato, y cuando ya no se

oían más que ruidos lejanos, Tom, haciéndomeuna seña, me dijo en voz muy baja que mirara.Así lo hice, y pude ver a un hombre moviéndosepor el corral, indeciso, como si no supiera lo quedebía hacer. Por fin se dirigió a la escalera y, a laluz de la luna, vimos que llevaba una pala al hom-bro y observamos también la mancha blanca enla blusa.—Está dormido —dijo Tom—. Ojalá pudiéramos

seguirlo para ver adónde va. Ahora se dirige alcampo de tabaco y ya no se le ve. ¡Lástima que nopueda descansar!

Page 51: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

51

Aunque esperamos largo rato, tío Silas no vol-vió, a no ser que diera la vuelta por el otro lado dela casa. Cansados, acabamos por dormirnos; peronuestro sueño fue agitado por mil pesadillas. Des-pertamos antes del amanecer por culpa de la es-pantosa tormenta. Los truenos retumbaban deun modo espeluznante, el viento sacudía los ár-boles y la lluvia caía en grandes cortinas, trans-formando los arroyos en torrentes.—Escúchame, Huck, porque tengo que decirte

algo verdaderamente curioso. Hasta el momentoen que salimos tú y yo anoche, la familia nadasabía del asesinato de Jake Dunlap. Pero los hom-bres que persiguieron a Hal Clayton y Bud Dixonlógicamente debieron extender rápidamente lanoticia, y todos los que se enteraron a su vez de-bieron ir de casa en casa con el afán de ser losprimeros en contarlo, porque ¡qué diablo!, al fin yal cabo, no tendrán en muchos años nada másinteresante de qué hablar. Todo esto, Huck, esmuy extraño y no acabo de comprenderlo.Esperó nervioso a que cesara la lluvia para po-

der hablar con alguien y ver qué nos decía. Eneste caso deberíamos mostrarnos muy sorprendi-dos y asustados.Era ya de día cuando cesó de llover. Salimos a

la carretera, y al tropezarnos con gente, des-pués de saludar, referíamos nuestro viaje, cómo

Page 52: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

52

habíamos encontrado a la familia, el tiempo quepensábamos permanecer allí y otras cosas sin im-portancia. Pero nadie habló una palabra del asun-to, lo cual no dejó de sorprendernos. Tom dijoque si íbamos hacia los sicómoros, encontraría-mos allí el cadáver solitario. Creía que los hom-bres que persiguieron a los ladrones se interna-ron tanto en el bosque, que dieron ocasión a quelos bandidos les hicieran frente. Sin duda se ma-taron los unos a los otros y nadie quedó paracontarlo.Rápidamente, y casi sin darnos cuenta, nos en-

contramos en el bosque de sicómoros.Sentía escalofríos y me negué a dar un paso más, a

pesar de que Tom me empujaba constantemente.Este no podía permanecer quieto, pues necesita-ba cerciorarse de si la víctima tenía aún las botaspuestas. Se dirigió al lugar y al momento volviónervioso y con los ojos brillantes.—¡Huck! —gritó—. ¡El muerto ha desaparecido!—¿De verdad?—Sí; no queda de él ni rastro. El suelo está pi-

soteado; pero no se ve sangre. Sin duda lo halavado la tempestad y todo está lleno de charcosy de barro.Llegué hasta donde estaba Tom y pude convencer-

me de que, en efecto, el cadáver había desaparecido.

Page 53: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

53

—¡Maldita sea! —chillé con desesperación—. Losdiamantes se han evaporado. ¿No crees, Tom, quelos ladrones han vuelto para llevárselos?—Así parece. Pero, ¿dónde lo habrán escon-

dido?—No lo sé ni me importa —contesté malhumo-

rado—. Han desaparecido las botas y eso es loúnico que tiene importancia. El muerto puedequedarse en el bosque, que no seré yo quien semoleste en buscarlo.Tom, desconcertado, solo sentía curiosidad por

saber el paradero del cadáver y propuso que sivigilábamos bien, no pasaría mucho tiempo sinque los perros o cualquiera que atravesara porallí lo descubriera.Volvimos a casa para desayunar, muy aburri-

dos y desilusionados. En mi vida me había preo-cupado tanto un difunto.

Page 54: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

54

CAPÍTULO VIII

Conversación con el fantasma

El desayuno no fue demasiado alegre. Tía Sally,envejecida y cansada, permitió a los niños todaclase de ruidos y hasta que se pelearan y, lo queno era en ella habitual, no pareció darse cuentade ello. Tom y yo estábamos silenciosos y pen-sativos. Benny, con aire soñoliento y lágrimasen los ojos, miraba furtivamente a su padre, elcual, con la mirada clavada en el plato, no probóbocado.Poco después asomó la cabeza el esclavo para

decir que el amo Brace se mostraba cada vez másinquieto, porque el amo Júpiter aún no había re-gresado, y por tanto rogaba al amo Silas…Al llegar aquí se detuvo mirando con fijeza a tío

Silas, como si el resto de la frase se le hubieracongelado dentro. El tío se levantó tembloroso yjadeante, y con los dedos apoyados en la mesa sequedó mirando al negro. Dos veces se llevó lamano al pecho, hasta que pudo decir:—¡Ah, sí! ¿Y qué piensa? Dile…

Page 55: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

55

Cayó en la silla extenuado y murmuró con vozapenas perceptible:—¡Vete! ¡Vete!El esclavo, asustado, se retiró. No sé lo que pasó

por nuestras mentes en aquel momento; pero nospareció terrible ver al viejo anhelante, con los ojoscomo si estuviera en la agonía. Benny se acercócon suavidad y, apoyando la cabeza gris contrasu pecho, lo acarició e hizo señas para que nosmarcháramos.Salimos en silencio, como si la muerte hubiera

estado allí presente.Tom y yo nos dirigimos al bosque pensando en

lo diferente que era todo del año anterior, cuandodurante el verano reinaba la paz y la felicidad ytodo el mundo estimaba a tío Silas, que era tanbueno, afectuoso y dulce. En cambio ahora…Seguros estábamos de que si no había perdido larazón, le faltaba muy poco para ello.Era un día brillante y luminoso, y conforme nos

internábamos por las colinas, en dirección a losprados, más hermosos parecían los árboles y lasflores, hasta el punto de que no se concebía quepudieran suceder cosas malas en un mundo comoaquel. De pronto, me quedé sin aliento y, agarran-do a Tom por un brazo, grité:—¡Ahí está!Asustados, saltamos y nos ocultamos detrás de

un matorral.

Page 56: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

56

—Chisss… No hagas ruido.Estaba sentado en un tronco, al borde mismo

del prado, con gesto pensativo. Traté de conven-cer a Tom, pero se negó a marcharse y yo no meatrevía a moverme solo. Me dijo que jamás se nospresentaría una ocasión como aquella, y que élestaba dispuesto a no desperdiciarla, aunque lue-go tuviera que morirse.A pesar de mi miedo, deseaba yo también verlo

todo hasta el final. Tom, en voz muy baja, mur-muró:—¡Pobre Jake! Como dijo, lleva consigo todas

sus cosas. Ahora puedes ver aquello de lo cualno estábamos seguros: el pelo. No lo tiene ya tanlargo como antes: se lo ha cortado al rape, con-forme nos anunció. Todo lo que hace, Huck, pa-rece natural.—Es verdad. En cualquier momento lo hubiéra-

mos reconocido.Seguimos mirando, y Tom continuó:—Realmente, es curioso. Y, sin embargo, este fan-

tasma no debiera andar por ahí a la luz del día.—Es cierto, Tom. No se me había ocurrido.—Claro; porque salen solamente por la noche y

nunca antes de dar las doce. Fíjate bien en lo quete digo: aquí sucede algo extraño. Jake pensaba,al llegar aquí, fingirse sordomudo para que los

Page 57: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

57

vecinos no reconocieran su voz. ¿Crees tú que sinos acercáramos lo haría?—¡No digas eso, Tom! Si nos acercáramos, me

moriría de miedo.—No tengas cuidado, que no nos acercaremos.

Míralo; se está rascando la cabeza. ¿No lo ves?—Sí. ¿Y qué?—Pues que no veo para qué necesita rascársela.

Su cabeza está hecha de humo o de niebla y no lepuede picar. Todo el mundo sabe que esas cosasno pican.—Entonces, si no le pica, ¿para qué se rasca?

¿No crees que será por costumbre?—No, señor; no lo creo. No me gusta nada ese

fantasma. Me está pareciendo que es falso y casipodría asegurarlo. ¡Huck!—¿Qué pasa?—Que no se transparenta, que no se ven los

matorrales a través de su cuerpo.—¡Pues es verdad! Fíjate: es tan macizo como

una vaca. Empiezo a creer…—Huck, ahora está mascando tabaco, y bien

sabe cualquiera que los fantasmas no hacen eso.Escucha.— Y a …—Te digo que no es un fantasma, sino el propio

Jake Dunlap.—¡Atiza!

Page 58: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

58

—¿Verdad, Huck, que no hemos encontrado nin-gún cadáver entre los sicómoros?—Claro que no.—¿Ni rastro alguno?—Absolutamente nada.—Naturalmente, como que no había ningún

muerto.—Pero recuerda, Tom, que oímos…—Sí; oímos unos gritos; pero eso no prueba que

estuvieran matando a un hombre. Vimos a dosque salían corriendo, y como este iba andando, lotomamos por un fantasma. Aunque no lo sea másque tú y que yo. Se trata del mismísimo JakeDunlap, que se ha cortado el pelo, como dijo queharía para hacerse pasar por forastero. ¡Fantas-ma! Sí, sí; tan verdadero como una nuez.Entonces me di cuenta de lo tontos que había-

mos sido creyendo tantas cosas a la ligera. Tom yyo nos alegramos de que no lo hubieran matado;pero no sabíamos qué hacer, en la duda de siprefería o no que lo reconociéramos. Mi amigoopinó que era preferible preguntárselo a él direc-tamente. Echamos a andar y yo quedé un pocodetrás por si acaso se trataba de un fantasmareal. Al llegar junto a él, Tom le dijo:—Huck y yo nos alegramos mucho de volver a

verlo; pero no debe usted tener miedo de que ha-blemos. Y si cree preferible que no lo reconozcamos

Page 59: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

59

cuando nos crucemos con usted, díganoslo y verácómo puede confiar en nosotros, porque antes nosdejaríamos cortar las manos que ponerlo en unaprieto.Se mostró sorprendido y, al parecer, no dema-

siado contento, pero a medida que Tom hablaba,su gesto se volvió un poco más amable y acabósonriendo. Movió varias veces la cabeza, hizo unoscuantos signos con las manos y gritó, al modocomo lo hacen los sordomudos:—¡Guuu…! ¡Guuu…! ¡Guuu…!En ese momento, vimos que alguien salía de la

casa de Steve Nickerson, al otro lado del prado, yTom dijo:—Lo hace usted muy bien y nunca he visto a

nadie imitar mejor a los sordomudos. Tiene ra-zón; si ensaya con nosotros, esto lo ayudará aacostumbrarse y le evitará cometer errores. Nosapartaremos de usted y fingiremos no conocerlo;pero si alguna vez podemos ayudarlo, háganoslosaber.Seguimos andando y, al poco rato, nos cruza-

mos con los Nickerson, que nos preguntaron siaquel era el nuevo forastero. Quisieron saber tam-bién de dónde venía, cuál era su nombre, a quépartido pertenecía: si al conservador o al demó-crata, y si su iglesia era la baptista o la metodista.Tom respondió a todas las preguntas diciendo que

Page 60: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

60

nada en limpio había podido sacar de aquellosgritos y signos de sordomudo.Nos inquietaba el pensar que Jake pudiera ol-

vidar el disimulo por falta de costumbre. Cuan-do nos dimos cuenta de que se las arreglaba bien,seguimos andando y pasamos por delante de laescuela a la hora del recreo. Sentíamos no ha-ber podido hablar con Jake acerca de la luchaen el bosque de sicómoros, cuando tan cercaestuvo de que lo mataran. Esta preocupación nostenía a los dos inquietos; pero Tom dijo que, siestuviéramos nosotros en su situación, hubié-ramos tenido cuidado de callar, para no correrningún riesgo.Los chicos y chicas de la escuela se alegraron

mucho de vernos, y lo pasamos estupendamentedurante el recreo. Cuando iban hacia la escuela,los hermanos Henderson se habían cruzado conel sordomudo. Los colegiales estaban intrigadosy no sabían hablar de otra cosa. Todos deseabantropezarse con él, porque para ellos la sordomudezconstituía una novedad.A Tom le parecía duro el tener que permanecer

callado, sin poder aspirar a héroe sabiendo tan-tas cosas extraordinarias. Pensaba que muy po-cos chicos hubieran sido capaces de guardar si-lencio, y no cabe duda de que tenía razón.

Page 61: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

61

CAPÍTULO IX

Descubrimiento de Júpiter Dunlap

El sordomudo se hizo muy popular durante losdos o tres días siguientes. Se comunicaba a travésde señas con todos los vecinos, que se mostrabanufanos y contentos de tener en su compañía a unser tan curioso. Lo invitaban a desayunar, comer ycenar, hartándolo de golosinas, y no se cansabande mirarlo y de indagar sobre su vida y costum-bres, tan poco usuales a su entender.La gente no podía comprender sus gestos dudo-

sos; pero de cuando en cuando el hombre lanza-ba un lastimero suspiro y todo el mundo quedabasatisfecho. Se procuró una pizarra y los vecinosescribían en ella preguntas que él respondía, aun-que nadie más que Brace Dunlap podía leer susrespuestas. Este aseguraba que, aunque no esta-ban nada claras, la mayor parte de las veces lle-gaba a descifrar su sentido. Dijo que el sordomudoera de buena familia e, incluso, había sido rico;pero confió en unos estafadores y estos lo habíanarruinado, por esa razón en la actualidad no po-seía medios de vida.

Page 62: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

62

Todos alababan la bondad de Brace Dunlap conel forastero. Le había destinado una cabaña demadera para que pudiera vivir solo y, asimismo,ordenado a sus esclavos que lo cuidaran y le die-ran todos los alimentos que quisiera. El sordo-mudo vino algunas veces a nuestra casa. El tíoSilas andaba tan afligido, que para él significa-ban un consuelo grande las aflicciones de los de-más. Tanto el sordomudo, como Tom y yo, procu-ramos disimular el que nos conociéramos conanterioridad. La familia hablaba de sus preocu-paciones como si él no estuviera presente; pero,en realidad, carecía de importancia el que oyeranuestras conversaciones. A veces parecía no in-teresarse por nada; otras, en cambio, compren-día perfectamente.Pasados unos días, la gente comenzó a preocu-

parse por Júpiter Dunlap. Cuando alguien pre-guntaba por él, nadie contestaba, y todos movíanla cabeza con un gesto de extrañeza ante el caso.Corrió el rumor de que lo habían matado, y lanoticia causó sensación en el pueblo. No se ha-blaba de otra cosa, y unos cuantos salieron ahacer registros por el bosque. Tom y yo fuimoscon ellos, lo cual nos resultaba agradable y emo-cionante. Mi amigo, de pura excitación, no podíacomer ni dormir. Decía que, en el caso de queencontráramos nosotros el cadáver, todos nos

Page 63: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

63

celebrarían, y los comentarios nos harían másfamosos que si nos hubiéramos ahogado.Los demás acabaron por aburrirse y abandonaron

el asunto; pero no así Tom, que era tenaz en todocuanto emprendía. El sábado por la noche apenasdurmió, y cerca ya del amanecer se le ocurrióuna idea. Me obligó a levantarme y, muy excitado,me dijo:—Vístete enseguida, Huck. ¡Ya tengo el sabueso!Momentos después marchábamos en la oscuri-

dad camino del pueblo. El viejo Jeff Hooker teníaun sabueso y Tom pretendía que nos lo prestara.Le dije que habían transcurrido demasiados díasy el rastro se habría perdido con la lluvia.—No importa, Huck —me respondió—. Si el ca-

dáver está escondido en el bosque, el perro darácon él. En todo caso, estará enterrado en la su-perficie, y el animal lo olerá. Ya verás como noshacemos célebres.Tom ardía de impaciencia y estaba muy excita-

do. Todo lo había previsto: desde el hallazgo delmuerto hasta la captura del asesino. Apunté laposibilidad de que no hubiera tal asesinato y queel tipo estuviera escondido en cualquier sitio.Desconcertado, repuso mi amigo:—Jamás he visto, Huck Finn, a nadie como tú

para estropearlo todo. En cuanto no ves luz enun asunto, crees que todos estamos a oscuras.

Page 64: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

64

¿De qué sirven tus argumentos? De nada. Mechoca que seas así cuando sabes muy bien queyo te trataría a ti de diferente manera. Se nospresenta una oportunidad única para elevar nues-tra reputación y vienes tú…—Bueno; no hagas caso. Mi intención no es

mala; lo siento y retiro lo dicho. Haz lo que quie-ras; a mí el muerto me tiene sin cuidado. Si lohan matado, me alegro tanto como tú, y si no…—Nunca he dicho que eso me alegre. Solamente…—Pues entonces lo siento tanto como tú. Si pre-

fieres que haya un cadáver, yo también…—No se trata de eso, Huck. Y en cuanto a…Quedó en suspenso y continuó avanzando pen-

sativo. Al cabo de un rato exclamó nuevamenteexcitado:—Sería estupendo, Huck, que encontráramos el

cadáver cuando todos se hubieran cansado debuscarlo. Más tarde daríamos con el asesino, yesto no solo sería un gran honor para nosotros,sino también para tío Silas, cuyo ánimo seguromejoraría con la noticia.Llegamos a la herrería del viejo Jeff y, al darle

cuenta de nuestros proyectos, echó sobre ellosun jarro de agua fría.—Pueden llevar al perro —dijo—. Pero no en-

contrarán ningún cadáver, porque no existe talcosa. Como todos saben, se ha abandonado la

Page 65: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

65

búsqueda y ahora les voy a decir por qué. ¿Porqué razón una persona mata a otra? Vamos a ver,Tom Sawyer, contesta a mi pregunta.—Pues por…—Responde pronto y no te hagas el tonto.—A veces por venganza y otras…—Aguarda, cada cosa a su tiempo. Dices que

por venganza y tienes razón. Ahora bien: ¿a quiénhabía hecho daño ese pobre diablo y quién podíadesear su muerte?Tom estaba desconcertado, nunca le había pa-

sado por la imaginación la idea de que existieranrazones para matar a un ser humano. Además,¿quién podía desear mal a un cordero como Jú-piter Dunlap? El herrero prosiguió:—En esta ocasión no se trata de venganza. ¿Ha-

brá sido por robarle? Sin duda es esto, Tom, ycreo que esta vez hemos dado en el clavo. Algu-no quiso robarle los pantalones remendados ypor eso…Tanta gracia le hizo a él mismo la frase, que soltó

una alegre carcajada. Tom, humillado, queríamarcharse; pero el viejo Jeff no lo soltaba. Exa-minó todas las posibles causas de asesinato y, alno encontrar motivos, se burlaba de todos los quehabían andado en busca del muerto.—Si tuvieran sentido común —prosiguió— se

hubieran dado cuenta de que ese vago escapó

Page 66: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

66

porque quería descansar después de haber traba-jado un poco. Dentro de quince días aparecerápor ahí, y habrá que ver las caras que pondrá lagente. De todos modos, pueden llevarse el perropara buscar sus restos…Rió de nuevo, y Tom, que no podía volverse atrás,

le dijo:—Está bien. Desátelo.El herrero lo hizo, y marchamos a casa, con el

viejo riendo a carcajadas a nuestras espaldas. Elsabueso era un perro muy simpático y sociable, ycomo nos conocía, nos hizo muchas fiestas. Ibadelante corriendo, satisfecho de sentirse libre;pero Tom estaba tan preocupado que no le hizo elmenor caso. Se sentía pesaroso por haber em-prendido la aventura; Jeff Hooker se lo contaría atodo el mundo y la gente procuraría fastidiarnos.Fuimos hacia la casa siguiendo la cuesta, silen-

ciosos y sombríos. Al pasar junto al campo detabaco, el perro lanzó un prolongado aullido ycomenzó a escarbar la tierra inclinando la cabezaa un lado. Vimos un rectángulo; la lluvia habíahundido la tierra y se marcaba la forma de unasepultura. Tom y yo nos miramos sin decir pala-bras. El perro cavó unas cuantas pulgadas y alfin cogió algo que sacó a la superficie. Vimos conhorror que era un brazo con su correspondientemanga. Tom chilló:

Page 67: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

67

—¡Vamos, Huck; que ya lo hemos encontrado!Empecé a sentirme francamente mal. Fuimos

hacia la carretera y allí tropezamos con unos hom-bres. Estos buscaron una azada en un establopróximo y desenterraron el cadáver. Por todaspartes acudió gente en un estado terrible de exci-tación. No podían distinguirse las facciones delmuerto; pero no era necesario. Alguien gritó:—¡Pobre Júpiter! Son sus ropas: hasta el últi-

mo harapo.Cundió la noticia por el pueblo y se avisó al juez

de paz. Tom y yo nos marchamos a casa. Mi ami-go, nervioso y sin aliento, corrió hacia donde es-taban sus tíos y Benny, gritando:—Huck y yo hemos encontrado el cadáver de

Júpiter Dunlap, los dos solos, con un sabueso,cuando todo el mundo lo había abandonado. Lomataron con un garrote o algo parecido y ahorabuscaremos al asesino. ¡Si no hubiera sido pornosotros…!Sorprendidas y pálidas por el susto, tía Sally y

Benny se pusieron en pie de un salto. Tío Silascayó al suelo murmurando:—¡Dios mío! ¡Ya lo han encontrado! ¡Soy un

asesino!

Page 68: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

68

CAPÍTULO X

Arresto del tío Silas

La horrible frase nos dejó helados y durante unosminutos permanecimos inmóviles. Poco a pocofuimos recobrando el sentido y ayudamos al viejoa que se levantara y se sentara en su silla. TíaSally y Benny lo acariciaron y besaron tratandode consolarlo, pero se hallaban tan abatidas y asus-tadas, que apenas se daban cuenta de lo que suce-día. Tom, espantado, pensaba que quizás, por suculpa, el tío se viera envuelto en un enredo sinsalida posible. Más le hubiera valido dejar a un la-do la ambición y la sed de popularidad y no ha-ber buscado el cadáver. Repuesto un poco de suimpresión, dijo:—No vuelva a hablar de esa forma, tío Silas.

Resulta peligroso y, además, no hay en ello lamenor sombra de verdad.Tía Sally y Benny, agradeciendo sus palabras,

mostraron su conformidad; pero el viejo sacudióla cabeza con gesto de desesperación y, corrién-dole las lágrimas por las mejillas, dijo:—Fui yo, ¡pobre Júpiter!; fui yo quien lo hizo.

Page 69: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

69

Comenzó la espantosa confesión diciendo quela cosa sucedió al anochecer, el mismo día denuestra llegada. Júpiter lo sacó de sus casillashasta el punto de que, fuera de sí, agarró un paloy lo golpeó en la cabeza con toda su fuerza. Cayósin sentido, y él, asustado, se puso de rodillas yle pidió que no se muriera. Volvió en sí, pero alver que lo tenía cogido por la cabeza, se asustómortalmente y, después de levantarse, saltó lavalla y huyó a través del bosque. En un principio,pensó que no le había hecho daño, pero luego sedio cuenta de que el miedo le había prestado unúltimo arranque de energía, porque cayó a los po-cos pasos, quedando tendido junto a un matorral.Sin nadie que lo ayudara debió de morir el des-dichado.Tío Silas lloraba desconsoladamente diciendo que

era un asesino, que llevaba la marca de Caín,que había deshonrado a la familia y que moriríaen la horca. Tom dijo entonces:—No; no lo descubrirán. Usted no tuvo la cul-

pa, porque ese golpe solo no lo hubiera matado.Hay alguien que es culpable.—No. Fui yo solo y nadie más. Solamente yo

tenía motivos de rencor contra él.Nos miró como si esperara que alguno de noso-

tros denunciara a algún enemigo de aquel pobrediablo inofensivo. Cuando se dio cuenta de que

Page 70: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

70

nada podíamos decirle, se entristeció aún más ysu rostro adquirió una dramática expresión. Depronto, a Tom se le ocurrió una idea.—Aguarden un momento. Sin duda alguien lo

enterró; pero, ¿quién pudo ser?Calló inmediatamente y yo comprendí la razón

de su silencio. Oyéndolo, me había estremecido,porque recordé haber visto a tío Silas armado deuna pala larga aquella noche. Por la misma Bennysabíamos que ella también lo había observadoy estaba al corriente, por ello esta procuró cam-biar de tema y dijo a su padre que tanto él comolos demás deberíamos callar para que nada sesupiera, porque, de suceder algo desagradable,la familia moriría de pena. El tío Silas prometióno hablar, y una vez tranquilo, procuramos con-solarlo. Lo único que debía hacer era estarse quie-to y, con el tiempo, todo caería en el olvido. Nadiesospecharía de él, siendo tan bueno y amable.Luego Tom, cariñosamente, le dijo:—¡Vamos! Hay que reflexionar un poco. Lleva

usted aquí muchos años predicando sin cobrarun centavo, haciendo el bien gratuitamente y todoel mundo lo quiere y lo respeta. Es pacífico y solose ocupa de aquello que le importa. Por tanto,¿quién puede sospechar de usted? Eso es tanimposible como…

Page 71: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

71

No pudo terminar la frase. La puerta se abrióviolentamente y el sheriff irrumpió gritando:—¡Por orden de la autoridad del estado de Ar-

kansas, queda usted detenido como autor delasesinato de Júpiter Dunlap!La escena fue espantosa. Tía Sally y Benny se

arrojaron llorando sobre el presunto criminal y,abrazadas a él, se negaban a soltarlo. Tía Sallyrogó al sheriff que se marchara, que ella se opo-nía a que se lo llevaran. Los esclavos se agrupa-ron en la puerta dando alaridos que partían elcorazón. Al fin lo condujeron a la pequeña cárceldel pueblo, y todos lo acompañamos hasta allípara despedirlo. Tom, con gesto solemne y muyerguido, me dijo:—Haremos algo grande, y aunque tengamos que

correr no pocos peligros, lo liberaremos, Huck;de eso puedes estar seguro. Luego, cuando sehable de nosotros, se nos alabará por todas partes.En voz muy baja comunicó a tío Silas su pro-

yecto, y este contestó que su deber era sometersea la ley y que permanecería en la cárcel hasta elfin. Sus palabras dejaron a Tom muy abatido, perono tuvo más remedio que resignarse.Como en cierto modo se sentía responsable y con

la obligación de obtener la libertad para el viejo,dijo a tía Sally que no se apurara demasiado, por-que él trabajaría día y noche hasta conseguir que

Page 72: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

72

se declarara inocente a tío Silas. La pobre se loagradeció mucho y contestó que ya sabía ella quesu sobrino haría todo lo que estuviera en susmanos. Nos rogó que ayudáramos a Benny a cui-dar de la casa y de los niños. Regresamos a lafinca llorando después de haber dejado a tía Sallycon la mujer del carcelero, en cuya casa viviríaun mes, hasta que en octubre se celebrara eljuicio.

Page 73: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

73

CAPÍTULO XI

Tom Sawyer descubre a los asesinos

Aquel mes fue duro para todos nosotros. La po-bre Benny hizo cuanto pudo, y Tom y yo trata-mos de llevar un poco de alegría a la casa, aun-que muchas veces no lo conseguimos. Lo mismosucedía en la cárcel. Allá íbamos cada día paraver a los viejos, que estaban muy tristes. Tío Silasapenas dormía y, con la debilidad, la mente se leturbaba hasta un punto que nos hizo temer porsu vida. Cuando intentábamos convencerlo paraque se animara, movía tristemente la cabeza ynos respondía que si supiéramos lo que era llevarsobre el corazón el peso de un homicidio, no ha-blaríamos de esa manera. Todos le decíamos queno había tal asesinato; pero él se negaba a escu-char nuestras razones. Conforme se aproximabael momento del juicio, más se aferraba a la ideade que en realidad había hecho lo posible pormatarlo. Era espantoso; las cosas cada vez empeo-raban, y no había ya consuelo para tía Sally nipara Benny. Al fin, prometió que cuando hubiera

Page 74: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

74

gente delante no hablaría en esa forma, y estonos tranquilizó un poco.Tom pasó todo el mes devanándose los sesos

para ver si podía hallar el modo de salvar al tíoSilas. Hablaba sin cesar, y muchas noches no medejó dormir trazando proyectos irrealizables. Yohabía perdido toda esperanza y me sentía muyabatido. Mi amigo continuaba pensando y expri-miéndose la mollera.Hacia mediados de octubre se celebró el juicio,

al cual acudimos todos. El local se hallaba rebo-sante de público. El pobre tío Silas parecía unmuerto: triste, delgadísimo y con los ojos hundi-dos. Tomó asiento entre tía Sally y Benny, quellevaban velos y se mostraban muy nerviosas einquietas. Tom se sentó junto al abogado, y estey el juez le permitieron intervenir en todo. A ve-ces asumía el papel del letrado, que era un pobretonto de pueblo a quien todos los asuntos le ve-nían grandes.Después de prestar juramento el jurado, el juez

pronunció un discurso terrible contra el tío, elcual se echó a llorar, contagiando su desconsue-lo a la familia. La descripción de los hechos, quehizo el acusador, difería tanto del relato del viejoque nos dejó estupefactos. Pretendió demostrarcómo dos testigos habían visto a tío Silas matara Júpiter; que el crimen fue deliberado, porque

Page 75: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

75

cuando lo golpeó con el palo profirió amenazasde muerte, y que más tarde lo vieron ocultar elcadáver entre los matorrales.Pensé que el infeliz tío Silas había mentido al

decirnos que nadie presenció la matanza. Sin duda,esta mentira tuvo por objeto no entristecer a sumujer y a su hija. En su caso, cualquiera hubierahecho lo mismo —yo el primero— por ahorrarsufrimientos innecesarios. El defensor, apurado,dio un codazo a Tom pidiéndole ayuda. El públi-co se agitó, y Tom hizo una seña, indicando queestaba tranquilo, aunque yo sabía lo falso de sufingida actitud. Terminada la acusación del fis-cal, empezó el interrogatorio a testigos de cargo.Acudieron algunos para demostrar que existía

una querella entre el acusado y el muerto; que,en ocasiones, habían oído a aquel proferir ame-nazas contra la víctima, hasta el punto de queesta, temiendo por su vida, había aseguradoque un día u otro moriría a manos de su verdugo.El defensor y Tom les dirigieron unas cuantas

preguntas, que de nada sirvieron, porque los tes-tigos sostuvieron sus acusaciones.Subió al estrado Lem Beebe; recordé que este y

Jim Lane pasaron aquella noche a nuestro ladohablando de un perro que les iba a prestar Jú-piter Dunlap. En tropel acudieron a mi memoriainfinidad de recuerdos: las moras y la lámpara;

Page 76: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

76

Bill y Jack Withers, que pasaron también comen-tando que un esclavo robaba maíz al tío Silas; elfantasma, que igualmente se deslizó a nuestrolado, asustándonos de un modo terrible. Este sehallaba también entre la concurrencia, situadoen lugar preferente por su calidad de forastero yde sordomudo. Sentado cómodamente en el es-trado, podía cruzar las piernas, actitud no per-mitida al resto del público, apiñado hasta el ex-tremo de no poder respirar. Ensimismado en misrecuerdos, pensé con tristeza en lo agradable queera la vida entonces, y en las muchas desgraciasque acaecieron después.Lem Beebe, tras prestar juramento, comenzó su

declaración:—Aquel día, dos de septiembre, iba andando, ha-

cia el anochecer, en compañía de Jim Lane, y depronto oímos hablar en voz alta, en tono de dispu-ta, al otro lado del seto de avellanos que corre a lolargo de la valla: “Te he dicho ya muchas vecesque te voy a matar…” Al oír esto, reconocimos lavoz del acusado. Luego vimos un palo alzado quebajó fuera del alcance de nuestras miradas, pordetrás del matorral, y pudimos percibir el gol-pe de una caída y unos cuantos gemidos. Nosdirigimos a un sitio desde el cual pudimos vermejor, y allí estaba el asesino con su palo, junto

Page 77: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

77

a la víctima, a quien escondió en ese mismo lu-gar. Agachados para que no nos viera, salimoscorriendo.El público, impresionado por la declaración,

guardó silencio. Al terminar, la gente, sin aliento,comentaba lo tremendo del caso.Entonces sucedió algo que me sorprendió enorme-

mente. Mientras los testigos hablaban de querellasy amenazas, Tom Sawyer, animado, estaba comoal acecho y se arrojaba sobre ellos para cogerlosen mentiras y poder anular sus declaraciones.Pero ahora ocurría algo distinto. Viendo que Lemno aludía para nada a su conversación conJúpiter, ni sacaba a colación el que le hubierapedido prestado el perro, se mantuvo alerta, sinduda dispuesto a interrogarlo con saña. Penséque ambos nos levantaríamos para contar el diá-logo que habíamos sorprendido entre Lem y JimLane. Sin embargo, al mirar a Tom, quedé heladoviéndolo tan abstraído como si se hallara a mu-chas millas de distancia. Parecía no oír una pala-bra de lo que decía Lem Beebe, y cuando este diofin a su declaración, el abogado tuvo que empu-jarlo para que saliera de su abstracción. Estre-meciéndose ligeramente, dijo entonces:—Pregúntele al testigo, si quiere, y déjeme a mí,

que tengo que pensar…

Page 78: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

78

Estupefacto, no acerté a comprender el sentidode sus extrañas palabras, miré a Benny y a sumadre y me parecieron presas de la angustia,como si estuvieran enfermas. Procuraron, movien-do sus velos, llamar la atención de Tom, pero nadaconsiguieron.El necio defensor, muy agitado, interrogó al tes-

tigo, sin resultado práctico.Le tocó el turno a Jim Lane, quien declaró exacta-

mente lo mismo que su compañero. Tom, pensativoy ausente, no escuchó una palabra. El abogadose agitó de nuevo. El fiscal se mostraba satisfe-cho; en cambio, el juez parecía indignado. Hayque tener en cuenta que Tom hacía las veces deabogado, porque la ley dispone en Arkansas queel acusado puede elegir a quien quiera para que ayu-de al defensor, y mi amigo había conseguido quetío Silas lo eligiera a él. Y allí estaba, desentendi-do de las declaraciones de los testigos de cargo,cosa que al juez maldita la gracia que le hacía.El abogado tonto, dirigiéndose a Lem y a Jim, les

preguntó:—¿Por qué razón no fueron ustedes a contar lo

que vieron?—Porque temíamos que nos metieran en el lío,

y porque, además, pensábamos ir de caza toda lasemana. Pero, en cuanto regresamos, supimos

Page 79: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

79

que andaban buscando el cadáver, y entonces ha-blamos con Brace Dunlap.—¿En qué fecha sucedió eso?—La noche del sábado nueve de septiembre.Se oyó la voz del juez:—Sheriff, arreste a esos dos testigos, sospecho-

sos de haber encubierto el asesinato.El fiscal se puso en pie y, muy excitado, gritó:—Honorable juez, protesto contra este…—Siéntese —dijo el juez, colocando el mazo so-

bre la mesa—. Le ordeno que muestre un pocomás de respeto al tribunal.Cumplió el sheriff las órdenes, y fue requerido

Bill Withers, el cual, después de prestar juramen-to, dijo:—El sábado, dos de septiembre, pasaba yo, ha-

cia el anochecer, junto al campo del acusado. Ibaacompañado de mi hermano, y de pronto vimos aun hombre que llevaba un fardo sobre los hom-bros. En un principio, y como no veíamos conclaridad, pensamos que sería un esclavo que ha-bía robado maíz. Luego se nos ocurrió que lo queparecía fardo pudiera ser un hombre, y por laforma de ir colgado, creímos que se trataría deun borracho. El modo de andar parecía el mismodel pastor Silas, y nos imaginamos que, si habíaencontrado a Sam Cooper en estado de embriaguez,

Page 80: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

80

en aquel momento lo ponía a salvo de peligros,pues siempre pretendía regenerarlo.El público se estremeció, imaginando al tío Silas

cargado con el muerto mientras se encaminabahacia su campo, hasta el lugar donde el perro loencontró. No obstante, no se veía simpatía algu-na en los rostros de los oyentes. Uno de ellos dijoentre juramentos que era el acto más sanguina-rio de que había oído hablar: arrastrar de esemodo a un hombre y luego enterrarlo como a unperro. ¡Y eso lo hacía nada menos que un predi-cador!Tom continuaba pensativo, sin enterarse de

nada. Nuestro abogado interrogó él solo al testi-go y, aunque hizo lo que pudo, el resultado fuecasi nulo.Subió Jack Withers al estrado y dijo, aproxima-

damente, lo mismo que Bill. Al presentarse BraceDunlap, abatido y lloroso, se produjo una granexpectación entre el público. En medio de la agi-tación general, se oían los lamentos de las muje-res: “¡Pobre criatura!” Tras el juramento de rigor,comenzó su declaración.—Durante mucho tiempo, mi hermano me tuvo

preocupado, a pesar de que creía que no estabanlas cosas tan mal como él se figuraba, ya queparecía imposible que alguien intentara perjudi-car a un pobre diablo.

Page 81: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

81

Al llegar a este punto, creí ver un poco de ani-mación en el rostro de Tom, alegría que se desva-neció rápidamente. Brace continuó hablando:—Claro está que yo no podía imaginar que un

predicador le hiciera daño, y por eso mismo nome preocupé gran cosa, lo que lamento infinita-mente, pues de haber obrado de otro modo, mipobre hermano, tan inofensivo, no hubiera sidoasesinado.Su voz quedó interrumpida por los sollozos, y

tuvo que esperar unos momentos. Se oían pala-bras de compasión, entrecortadas por el llantode las mujeres.Al desdichado tío Silas se le escapó un sollozo

que tuvo eco en toda la sala. Brace prosiguió:—El sábado, dos de septiembre, no vino a cenar.

Inquieto por su tardanza, mandé a uno de misnegros a casa del acusado; pero volvió diciendoque no estaba allí, lo cual aumentó mi preocupa-ción. Me acosté, pero como no podía dormir, melevanté de nuevo y me dirigí a casa de Silas. An-duve por los alrededores un buen rato con la es-peranza de encontrar a mi pobre hermano, bienajeno a que, terminados sus sufrimientos, se ha-bía marchado para siempre… Regresé a casa eintenté dormir, pero me fue imposible conciliar elsueño. Unos días después la gente se inquietabacomentando las amenazas del acusado, y cundió

Page 82: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

82

el rumor de que Júpiter había sido asesinado,rumor al cual yo no presté atención. Se buscó elcadáver, pero, al no hallarlo, se abandonaron lasindagaciones. Imaginé que él habría marchado acualquier sitio con intención de descansar, y queregresaría cuando se sintiera mejor. Pero el sá-bado nueve, ya entrada la noche, vinieron a micasa Lem Beebe y Jim Lane y me contaron lo delasesinato. Entristecido, recordé algo que habíapasado inadvertido. Supe que el acusado era so-námbulo; esto es, que andaba dormido, y sin dar-se cuenta realizaba toda clase de actos, muchosde ellos sin importancia. Pues aquel mismo sá-bado, paseando cerca de su casa, en el extremode la plantación de tabaco, oí un ruido, como sialguien estuviera cavando en tierra arenosa. Miréa través de las parras que colgaban de la tapia yvi a Silas que cavaba con una pala de mango lar-go y echaba la tierra en un hoyo grande, que es-taba casi lleno. Aunque se encontraba de espal-das, lo reconocí a la luz de la luna, porque llevabasu chaqueta verdosa con un gran parche blancoentre los hombros. Estaba enterrando al hombreque había asesinado…Sollozante, Brace Dunlap se dejó caer en el asien-

to. El público le hacía coro, gritando que todoaquello era espantoso. En medio del tumulto, tío

Page 83: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

83

Silas se levantó de un salto, y con la cara pálida ydescompuesta, gritó:—¡Es verdad! ¡Todo eso es verdad! ¡Lo asesiné a

sangre fría!El auditorio quedó petrificado. La gente, pues-

ta en pie, estiraba el cuello para ver mejor, y eljuez golpeaba con el mazo, mientras el sheriffvociferaba:—¡Orden! ¡Orden en el tribunal! ¡He dicho que

orden!Entretanto, el viejo permanecía parado, temblo-

roso y con los ojos enrojecidos por el llanto, sinatender a su mujer y a su hija, que se inclinabansobre él rogándole que se callara. Apartaba susmanos y decía que necesitaba purificar su almadel crimen y librarse, de una vez, de aquel pesoque no podía soportar ni un minuto más. Tía Sallyy Benny lloraban sin consuelo, y tanto el tribunalcomo el público estaban pendientes de sus pala-bras, que salían a borbotones, como un torrentede fuego.—¡Soy culpable porque yo fui quien lo maté! Pero

jamás tuve intención de herirlo ni de hacerle daño,a pesar de todas esas calumnias que se refieren amis amenazas. Ahora bien: en el momento en quelevanté el palo, mi corazón se enfrió y toda pie-dad desapareció de él. Quise matarlo por todos

Page 84: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

84

los agravios sufridos, por todos los insultos so-portados de ese hombre y del canalla de su her-mano, ahí presente; por todo lo que juntos ha-bían maquinado para indisponerme con la gentey deshonrar mi nombre, empujándome a come-ter actos que pudieran destruirme, no solo a mí,sino a toda mi familia, que, bien sabe Dios, no lehabíamos hecho ningún daño. Y todo era unamiserable venganza; ¿saben ustedes por qué?Porque esta hija inocente y pura que está a milado, se negó a casarse con el hombre rico, inso-lente, ignorante y cobarde que se llama BraceDunlap, y que ahora solloza hipócritamente porun hermano de quien jamás se ocupó para nada.Tom, con el rostro animado, se agitaba inquieto.El viejo continuó:—Y en ese momento de que les he hablado, olvi-

dé a Dios y solo recordé la amargura de mi cora-zón. Que el Señor me perdone, pero yo lo golpeécon la intención de matarlo. Un instante después,sentí un espantoso remordimiento y, acordándo-me de mi desdichada familia, pensé que por ellosdebía ocultar mi crimen y, en efecto, escondí elcadáver entre los matorrales, y luego lo llevé has-ta la plantación de tabaco. Más tarde, aprovechan-do la oscuridad de la noche, fui con la pala y loenterré donde…

Page 85: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

85

Al llegar aquí, Tom, interrumpiendo al tío Silas,gritó:—¡Ya está claro! —y agitó la mano haciendo se-

ñas al viejo para que se sentara—. Es cierto quese cometió un homicidio, pero usted no ha tenidola menor intervención en él.Siguió un silencio impresionante. El viejo cayó

de nuevo con pesadez en su asiento, sin que sumujer e hija se dieran cuenta; tal era la sorpresa.Como todos los presentes, miraban a Tom con laboca abierta, desconcertados y confusos. Mi amigodijo con perfecta calma:—Honorable juez, ¿puedo hablar ahora?—Sí, habla —repuso este, contagiado del des-

concierto general.Con objeto de aumentar el efecto que, sin duda,

iban a producir sus palabras, Tom permanecióde pie y en silencio durante unos momentos. Lue-go, tranquilo como de costumbre, comenzó suexposición:—Durante dos semanas, aproximadamente, he-

mos visto todos un aviso pegado en el muro deesta casa, en el cual se ofrecían dos mil dólares alque entregara dos hermosos diamantes robadosen San Luis. Tales diamantes valen doce mil dó-lares; pero eso no importa para lo que voy a decir.Ahora bien, con respecto a este crimen, contaré,

Page 86: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

86

con todos sus detalles, cómo ocurrió y quién locometió.La gente se apoltronó en sus asientos, procu-

rando acomodarse para escuchar mejor.—Este hombre, Brace Dunlap, que tanto ha la-

mentado la muerte de su hermano, de quien, comotodos saben, no se ocupó en lo más mínimo, pre-tendió casarse con esa muchacha y, al negarseella, amenazó a su padre, diciéndole que se arre-pentiría. Tío Silas, conociendo su poder, sabía elgrado de inferioridad en que se encontraba res-pecto a semejante persona y, temeroso e inquie-to, hizo cuanto pudo por congraciarse con él. In-cluso admitió a su hermano Júpiter, que era uninútil, en la finca, dándole un salario a costa delas privaciones de su familia. Este, instigado porsu hermano, insultaba a tío Silas, molestándoloe, incluso, haciendo lo posible para que Júpiterrecibiera daños que indispusieran a tío Silas conla gente. Y, en efecto, todos se volvieron en sucontra, diciendo las peores cosas, y él fue entris-teciéndose hasta el extremo de que muchas ve-ces parecía no estar en su sano juicio. Aquel sá-bado que tantos trastornos ha traído, Lem Beebe yJim Lane pasaron cerca del lugar donde tío Silasy Júpiter se hallaban trabajando, y hasta ese mo-mento lo que han referido es verdad; pero el restodel relato es completamente falso. No oyeron a

Page 87: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

87

tío Silas proferir amenazas de muerte contraJúpiter, ni tampoco que lo golpeara, ni menos queescondiera al muerto entre los matorrales. Mí-renlos ustedes ahí sentados, pesarosos de haberhablado demasiado. Y más pesarosos han de sen-tirse cuando yo termine. Aquel mismo sábado porla noche, Bill y Jack Withers vieron, en efecto, aun hombre que iba arrastrando a otro. Eso es loúnico cierto de su declaración, porque lo demáses falso. Primero, pensaron que era un esclavoque había robado maíz a tío Silas. Fíjense cómoeso los confunde, al darse cuenta de que alguienlos oyó. Y también porque más tarde supieronquién arrastró a quién. Mejor todavía: saben larazón que los impulsó a jurar que se trataba detío Silas, al cual, ambos, conocieron por el traje.Ellos sabían perfectamente que esto era falso cuan-do afirmaron su mentira bajo juramento. Un hom-bre, en efecto, aprovechando el resplandor de laluna, enterró a un muerto en la plantación de ta-baco, pero este hombre no fue el tío Silas, el cualdurante este tiempo dormía en su lecho… Y ahora,antes de continuar, quiero preguntar a ustedessi se han fijado en esto: la gente, cuando tieneuna preocupación, suele, sin darse cuenta, ha-cer algo con las manos. Unos se golpean las me-jillas; otros, la nariz; los hay que se frotan la bar-billa; algunos mueven una silla o se retuercen un

Page 88: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

88

botón, y no falta quien se dibuja con el dedo, encualquier parte del rostro, una letra o cifra. Estoes, precisamente, lo que yo hago: cuando estoyinquieto o preocupado, trazo una V mayúsculaen la mejilla, siempre la misma letra, de un modomecánico.Al oír lo que decía Tom, recordé que yo tengo la

costumbre de dibujar una O, y el resto del públi-co debió pensar lo mismo porque cruzó miradasde asentimiento.—Prosigo, pues, mi relato. Aquel mismo sába-

do… No; creo que fue la noche anterior, atracóun barco en el muelle de Flagler, a unas cuaren-ta millas de aquí. Venía a bordo un ladrón quellevaba los dos diamantes a los cuales se refiereel aviso pegado en el muro de esta casa. Saltó atierra con su saco de mano y se perdió en la os-curidad con la esperanza de llegar sin contratiem-pos a este pueblo. Pero en el barco venían escon-didos dos de sus cómplices, y él estaba seguro deque lo matarían en cuanto pudieran para robarlelos diamantes, porque los tres habían preparadoel robo y él, apoderándose del botín, había huido.Apenas transcurridos diez minutos, y habiéndo-se dado cuenta de la fuga, ambos tipos saltaronvelozmente a tierra y fueron en su persecución.Esta duró todo el sábado, y hacia el anochecer, elfugitivo llegó al bosquecito de sicómoros, junto alcampo de tío Silas, y allí se ocultó buscando un

Page 89: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

89

disfraz que llevaba en el saco, con el cual podríaencubrirse antes de que lo vieran en el pueblo.Conviene recordar que todo esto sucedió momen-tos después de que tío Silas golpeara a Júpiter enla cabeza. Cuando los otros vieron al ladrón es-conderse entre los sicómoros, cayeron sobre él ylo mataron a garrotazos despiadadamente, a pe-sar de lo mucho que gritaba. Al oír sus gritos, doshombres que iban por el camino corrieron en direc-ción a los árboles, y los otros, al verlos, huyeron,perseguidos por ellos. Tras una breve carrera, de-sistieron de seguirlos y volvieron tranquilamenteal bosquecito… ¿Saben lo que hicieron entonces?Pues, se los voy a contar. Encontraron el sitiodonde el ladrón había sacado el disfraz para po-nérselo y uno de ellos se lo colocó encima.Tom se detuvo un momento para aumentar la

sensación y luego, lentamente y en voz alta, pro-siguió:—El hombre que vistió el disfraz del muerto fue

Júpiter Dunlap.Por todo el auditorio corrieron murmullos de asom-

bro; el viejo tío Silas quedó como petrificado.—Sí, señores; fue Júpiter Dunlap que, como ven

ustedes, estaba vivo. Al cadáver le colocaron lasbotas viejas y rotas de Júpiter y este se puso las delmuerto. Luego, Júpiter Dunlap quedó allí y elotro hombre arrastró al cadáver hacia la parte

Page 90: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

90

oscura. Poco después de medianoche, fue a casade tío Silas y cogió su vieja blusa de trabajo queestaba colgada en el sito de costumbre, en el pa-sadizo entre la casa y la cocina. Se la puso, agarróla pala de mango largo y se fue a la plantación detabaco, donde enterró a la víctima…Se detuvo un momento y vociferó:—¿Y de quién creen ustedes que era el cadáver?

Pues nada más y nada menos que de Jake Dunlap,el salteador cuyo paradero se desconocía…Los murmullos llenaron de nuevo la sala.—Y quien lo enterró fue su hermano Brace Dun-

lap. ¿Y quién creen ustedes que es ese idiota queha estado engañando todos estos días al puebloentero fingiéndose sordomudo? ¡Pues es JúpiterDunlap!La sala, agitada, se convirtió en un volcán. Tom

se plantó de un salto junto a Júpiter y le arran-có las gafas y el bigote postizo. Allí estaba elmuerto, vivito y coleando. Tía Sally y Benny be-saban entre lágrimas al pobre tío Silas, que semostraba más confuso y atontado que nunca.La gente gritaba:—¡Tom Sawyer! ¡Tom Sawyer! ¡Que se callen to-

dos y que continúe él hablando!Tales manifestaciones le hicieron sentirse más

dueño de sí mismo; más notable, un héroe, en

Page 91: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

91

fin, como a sí mismo se calificaba. Restablecido elsilencio, continuó su relato:—Poco me queda ya por decir. Brace Dunlap

creyó llegado su momento cuando tío Silas, enlo-quecido, golpeó al charlatán de su hermano conun palo. Júpiter escapó al bosque con intenciónde esconderse para luego, valiéndose de la oscu-ridad de la noche, abandonar el país. Brace hu-biera hecho creer que tío Silas era el asesino, queluego había escondido el cadáver y que, caído endesgracia, su único recurso era abandonar el paíso ahorcarse, ¡quién sabe! Pero la casualidad hizoque encontrara a su otro hermano muerto, aquien, por lo desfigurado que estaba, no recono-ció, y esto lo empujó a cambiar de idea: disfra-zando a los dos podría enterrar a Jake vestidocon las ropas de Júpiter, y comprar a Jim Lane,Bill Withers y otros, quienes, como ustedes pue-den comprobar, han declarado en falso jurandoque decían la verdad.”Y ahí los tienen ustedes muertos de miedo, por-

que yo anuncié que todos ellos acabarían mal.Huck Finn y yo vinimos en el barco con los la-drones, y el muerto nos contó la historia de losdiamantes, y dijo también que sus compañeroslo matarían en cuanto se les presentara la oca-sión, en vista de lo cual nosotros tratamos de

Page 92: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

92

ayudarlo lo mejor que pudimos. Cuando nos di-rigimos hacia el bosquecito, oímos los gritos ypensamos que allí mismo lo habían asesinado;pero, al volver al día siguiente muy temprano, noencontramos huellas y pensamos que habíamossufrido una alucinación. Después tropezamos conJúpiter, que andaba vestido con el mismo disfrazque Jake nos dijo se pensaba poner, y entoncescreímos que se trataba de este, que fingía ser sor-domudo, según también nos tenía anunciado.”Huck y yo no cejamos en nuestro propósito de

dar con el cadáver, y lo encontramos cuando losdemás habían abandonado las pesquisas. Nossentíamos orgullosos de nuestra hazaña, pero tíoSilas echó un jarro de agua fría sobre nuestroentusiasmo al confesar que él mismo lo habíamatado. Entristecidos, nos creímos obligados asalvarlo, cosa nada fácil porque no permitió quese le librara en la forma que lo hicimos con elnegro Jim. Vista la inutilidad de nuestros esfuer-zos, vine al juicio que hoy se celebra con la cabe-za vacía, sin vislumbrar luz por ninguna parte.Poco a poco, sin embargo, comencé a percibir algoque me hizo reflexionar y, aunque no veía aúnclaro, me mantuve alerta. Y mientras tío Silas acu-mulaba confesiones y se declaraba asesino, miréhacia el auditorio y comprendí de pronto que tenía

Page 93: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

93

ante mis ojos a Júpiter Dunlap, porque lo vi re-petir un gesto en el que me había fijado cuandoestuve aquí el último año.Permaneció mi amigo callado por un momento,

sin duda para aumentar el efecto de su declara-ción. Dio unos pasos sobre el estrado y luego dijocon indiferencia:—Bien, me parece que esto es todo…Entre el público se produjo gran agitación y uno

le gritó:—¿Qué gesto es ese? Continúa, demonio. ¿O es

que piensas dejarnos con tres palmos de nari-ces? A ver, a ver, haz el gesto.Tom esperaba la pregunta para aumentar la sen-

sación entre el auditorio.—No tiene nada de particular —repuso—. Sin

duda, trastornado ante la idea de que tío Silasiba a ser ahorcado por un crimen del cual erainocente, su nerviosismo y preocupación fueronen aumento. Lo observé con disimulo, y de re-pente vi que con el dedo índice de la mano iz-quierda dibujaba una cruz en la mejilla. Comoes natural, inmediatamente lo descubrí bajo sudisfraz.El público prorrumpió en gritos de admiración,

y Tom Sawyer, orgulloso y sin saber qué hacer,fue aplaudido y aclamado con delirio. Entonces,

Page 94: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

94

el juez, parándose en el estrado, le habló al héroede la sala:—Di, muchacho, si fuiste testigo de la tremen-

da tragedia y conspiración que acabas de des-cribir.—No, honorable juez, no he sido testigo.—Y ¿cómo has relatado la historia con tanta

seguridad, si no la han presenciado tus ojos?La respuesta de Tom fue concluyente.—Nada más que de observar los hechos y enla-

zarlos unos con otros. Era una labor de detectiveque cualquier otro hubiera podido realizar.—No lo creo. La cosa es difícil y puedo asegurar

que eres un chico extraordinario.Se repitieron las aclamaciones a Tom, que este

no hubiera cambiado ni por una mina de plata.El juez prosiguió:—Pero, ¿estás seguro de que toda esta extraña

historia es en realidad como tú la has contado?—En absoluto, honorable juez. Ahí está Brace

Dunlap, quien no se atreverá a negar su inter-vención, porque yo me comprometo a no permi-tírselo. Ya ven ustedes cómo calla, igual que suhermano y esos cuatro testigos a quienes pagópor mentir. En cuanto a tío Silas, es preferibleno pedirle que jure, porque ni aun así le puedocreer.

Page 95: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

95

Nuevos murmullos y gritos corrieron por el au-ditorio. El juez se echó a reír y Tom se sentíacompletamente feliz. Acalladas las risas, se diri-gió al letrado:—Honorable juez, hay un ladrón en esta sala.—¿Un ladrón?—Sí, señor, y que lleva encima los diamantes

que valen doce mil dólares.El revuelo fue indescriptible. Por todos los rin-

cones se oían voces.—¿Quién es? ¿Quién es?¡Descúbrelo pronto!—Pues es ese a quien todos daban por muerto.

¡Júpiter Dunlap!De nuevo se produjo gran agitación y el barullo

era ensordecedor. Júpiter, que no salía de suasombro, habló entre lágrimas y suspiros:—Eso es injusto y, además, falso. No necesito

tanto para estar en mala situación. Soy culpablede ciertas cosas, a las cuales Brace me empujócon promesas de que un día sería rico. Lo sientode veras, y desearía no haber escuchado sus con-sejos. Pero yo no he robado los diamantes, y queme caiga ahora mismo muerto si es mentira loque digo. El sheriff puede registrarme.Volvió a intervenir Tom:—Confieso, honorable juez, que no ha sido justo

el calificarlo de ladrón. En realidad, y sin saberlo,

Page 96: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

96

robó los diamantes a su hermano Jake cuandoeste yacía muerto en el bosque. Y recordarán us-tedes que Jake, a su vez, los había hurtado a losotros ladrones. Júpiter, ignorándolo, los ha lle-vado encima durante un mes. Sí, señor, carga-do de toda esa riqueza andaba por ahí como unmendigo. En este momento los lleva sobre supersona.El juez ordenó al sheriff que registrara a Júpiter,

y, mientras duró el registro, Tom permaneció ca-llado, aguardando el momento sensacional.Como el sheriff no encontrara nada, el público

mostró su desilusión, mientras Júpiter protes-taba:—Vean si no es cierto lo que yo decía.Y el juez, dirigiéndose a Tom, dijo:—Por esta vez te has equivocado, muchacho.El aludido se rascó la cabeza, y tras unos minu-

tos de silencio, repuso:—Se me había olvidado. ¡Ya lo tengo! ¿Puede

alguien prestarme un destornillador pequeño? Ha-bía uno en el saco de su hermano, pero no lorecogió usted.—Es verdad que no lo recogí. Lo tiré, porque no

lo necesitaba.—Naturalmente. Usted ignoraba su aplicación.Después del registro, Júpiter se colocó de nue-

vo las botas. El destornillador pasó de mano en

Page 97: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

97

mano, y cuando llegó a las de Tom, este le dijo aJúpiter:—Ponga el pie sobre esa silla.En medio de una gran expectación, comenzó

a destornillar la chapa del tacón y, a los pocossegundos, salió de allí el grueso diamante. Locolocó en alto, y la piedra preciosa irradió to-das sus luces y fulgores. La gente miraba asom-brada, y Júpiter tenía un gesto tan dolorido quedaba compasión. Su pena aumentó cuando elchico mostró el otro diamante. ¡Qué demonio!¡Pensar que, si hubiera sabido qué empleo daral destornillador, a estas horas estaría ya en unpaís lejano disfrutando de riquezas y de inde-pendencia!Tom había llegado al apogeo de la gloria. El juez,

con los diamantes en la mano y subido en el es-trado, dijo, después de unas toses y con las gafaspuestas en la frente:—Voy a guardar estas joyas y a avisar inmedia-

tamente a sus dueños. Cuando vengan a buscar-las, será para mí un placer muy grande entregar-te los dos mil dólares que has ganado. Con ellosmereces también la gratitud de todos, porque hascontribuido a salvar de la ruina y del oprobio auna familia inocente, y muy en particular a un hom-bre bueno, honrado, a quien se le iba a condenar

Page 98: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

98

a la triste muerte de los criminales. En cambio,gracias a ti también, sufrirán el castigo que im-pone la ley ese canalla odioso y sus miserablescómplices.Tom y yo coincidimos en la opinión de que si

en aquel momento una banda de música hubie-ra comenzado a tocar, todo habría resultado per-fecto.El sheriff detuvo a Brace Dunlap junto a su

grupo, y al mes siguiente fueron juzgados y en-cerrados en la cárcel. La gente llenó de nuevo laiglesia, pobre y vieja, de tío Silas, mostrándoseamable y afectuosa con él y su familia. El pastorpredicó los sermones más tontos y embrolladosde que se tiene noticia, hasta el extremo de quelos feligreses, al salir de la iglesia entontecidos,no sabían cómo regresar a sus casas. No obs-tante, los que lo escuchaban estaban convencidosde que oían pláticas clarísimas y edificantes, y,llenos de entusiasmo, lloraban emocionados. Peroa mí me daban mareos y, al vaciarme la cabeza,iba perdiendo la escasa razón que todavía mequedaba.Poco a poco, a fuerza de cariño, tío Silas fue me-

jorando y su mente llegó a estar como en susbuenos tiempos, sin que esto suponga ningunaalabanza… La familia, feliz, nos mostró, tanto a

Page 99: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

99

Tom como a mí, un inmenso agradecimiento, apesar de que, en realidad, yo no lo merecía.Y cuando llegaron los dos mil dólares, Tom me

dio la mitad, sin decir nada a nadie, cosa que nome sorprendió, porque conocía muy bien su for-ma de ser.

Page 100: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

100

Page 101: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

101

ÍNDICE

CAPÍTULO PRIMERO

Invitación a Tom y Huck/ 7

CAPÍTULO II

Jake Dunlap/ 14

CAPÍTULO III

Robo de diamantes/ 21

CAPÍTULO IV

Los tres durmientes/ 29

CAPÍTULO V

Tragedia en el bosque/ 35

CAPÍTULO VI

Proyectos para proteger los diamantes/ 40

CAPÍTULO VII

Noche de vigilancia/ 48

CAPÍTULO VIII

Conversación con el fantasma/ 54

Page 102: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

102

CAPÍTULO IX

Descubrimiento de Júpiter Dunlap/ 61

CAPÍTULO X

Arresto del tío Silas/ 68

CAPÍTULO XI

Tom Sawyer descubre a los asesinos/ 73

Page 103: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

103

Page 104: Tom Sawyer, detective - papalotero.bnjm.cupapalotero.bnjm.cu/autores/104/834/834.pdf · 7 CAPÍTULO PRIMERO Invitación a Tom y Huck Fue en la primavera siguiente, después de haber

104