Tomás Abraham en Clase Ejecutiva (NOV 2015)

10
EL FILÓSOFO, NACIDO EN RUMANIA, ES UNA DE LAS MENTES BRILLANTES DE LA ARGENTINA. CON SU DESCARNADA LUCIDEZ, QUE LO VUELVE TAN INCÓMODO PARA EL ESTABLISHMENT COMO PARA LA ACADEMIA, ANALIZA EL NUEVO CICLO POLÍTICO. POLÉMICO, COMPARTE SU OPINIÓN SOBRE EL KIRCHNERISMO, EL PERONISMO CULTURAL, EL EMPRESARIADO Y EL SINDICALISMO. UNA CONVERSACIÓN PROFUNDA CON UN INTELECTUAL QUE NO HACE CONCESIONES A LA HORA DE PENSAR EL PAÍS. Txt: Juan Manuel Compte Entrevista: Juan Manuel Compte y Andrea del Rio Ph: Antonio Pinta 26 > CLASE TOMÁS La sociedad se enfermó de bronca. Por eso, se necesita un pacificador” ABRAHAM M iércoles 28 de octubre, ya pasado el mediodía. El teléfono interrumpe varias veces las dos horas y media de charla con Clase Ejecutiva. “Ajá, ¿vos mismo vas a venir a hacerme las pregun- tas?”, indaga una vez, con su voz cansina, casi melancólica. “¿Esto es para la radio o para el progra- ma de televisión?”, averigua en otra. “Por favor, ¿podés llamarme en una hora? Ahora, estoy en otra entrevista”, se disculpa en la siguiente. Tomás Abraham está solicitado. En un momento crucial para la Argentina, hay demanda por escucharlo, por conocer sus opiniones. Y él, que hacía meses se había refugiado en un viejo compañero suyo, el silencio, ahora tiene ganas de hablar. De decir. Cuenta que volvió a enviar una columna para Perfil. No lo hacía desde enero: por prudente decisión pro- pia, había decidido discontinuar sus textos en ese periódico por el impacto que le produjo la muerte del fiscal Alberto Nisman. “Ayer le di duro. Puse toda la carne al asador. El domingo me dieron ganas de escribir. Estoy totalmente contento”, enfatiza, con ojos encendidos y sonrisa plena. De un segundo al otro se le ilumina el rostro de mirada severa, cin- celado por pétreos rasgos “eslavos euroasiáticos”, por recurrir a la definición que de sí mismo dio en su último libro. “La sociedad argentina le dijo no al bigotazo. Es lo que más importa”, explica. “Aníbal Fernández era el candidato de la Presidenta, el can- didato de un modo de comunicarse con la sociedad y de gobernar. Tomo con mucha alegría, con mucho humor, que Cenicienta, Heidi o Campanita –no sé cómo llamarla– sea la gobernadora de Buenos Aires. Es una cosa inconcebible. Ahora, si la beata va a La Plata y le incendian la provincia, me parece bárbaro: así blanqueamos el asunto. ¡Que quemen todo! Pero no quiero a un bigotazo que controle a los incendiarios. ¿Quieren destruir todo porque está Campanita? Háganlo. No tengo miedo. Más miedo le tengo al bigotazo. Por eso, estoy contento”, dispara. Hace pausas. Justas, precisas, mientras hilvana –con contundencia y sobriedad– la argumentación a cada respuesta en su refugio, un loft frente a Plaza Armenia, en el que libros, fotos e imágenes –armo- niosamente desordenados– resumen los 68 años transcurridos desde su nacimiento, en la Rumania cuya monarquía claudicaba ante la Unión Soviética, después de la Segunda Guerra. Fotos familiares des- tacan entre los anaqueles abigarrados de textos. Platón junto a Vlad Tepes –el empalador, inspirador de la leyenda de Drácula y héroe nacional para los rumanos–; Vélez del ‘53 –Adamo; Huss y Allegri; Ovide, Ruiz y García; Sanssone, Conde, Ferraro, Zubeldía y Manzi– y el Mayo Francés. “La sociedad se enfermó de bronca”, reflexiona sobre la ‘década

description

Es uno de los intelectuales más polémicos. Despierta amores y odios en el establishment y la academia por igual. Su análisis de la Argentina que viene. Por qué cree que el país necesita un pacificador en el sillón presidencial.

Transcript of Tomás Abraham en Clase Ejecutiva (NOV 2015)

EL FILÓSOFO, NACIDO EN

RUMANIA, ES UNA DE LAS MENTES

BRILLANTES DE LA ARGENTINA.

CON SU DESCARNADA LUCIDEZ,

QUE LO VUELVE TAN INCÓMODO

PARA EL ESTABLISHMENT COMO PARA

LA ACADEMIA, ANALIZA EL NUEVO

CICLO POLÍTICO. POLÉMICO,

COMPARTE SU OPINIÓN SOBRE

EL KIRCHNERISMO, EL PERONISMO

CULTURAL, EL EMPRESARIADO

Y EL SINDICALISMO.

UNA CONVERSACIÓN PROFUNDA

CON UN INTELECTUAL QUE NO

HACE CONCESIONES A LA HORA

DE PENSAR EL PAÍS.

Txt: Juan Manuel Compte

Entrevista: Juan Manuel Compte y

Andrea del Rio

Ph: Antonio Pinta

2266> CLASE

TOMÁSLa sociedad seenfermó debronca. Por eso,se necesita unpacificador”

“ABRAHAM

Miércoles 28 de octubre,ya pasado el mediodía.El teléfono interrumpevarias veces las doshoras y media de charlacon Clase Ejecutiva.

“Ajá, ¿vos mismo vas a venir a hacerme las pregun-tas?”, indaga una vez, con su voz cansina, casimelancólica. “¿Esto es para la radio o para el progra-ma de televisión?”, averigua en otra. “Por favor,¿podés llamarme en una hora? Ahora, estoy en otraentrevista”, se disculpa en la siguiente. TomásAbraham está solicitado. En un momento crucialpara la Argentina, hay demanda por escucharlo, porconocer sus opiniones. Y él, que hacía meses sehabía refugiado en un viejo compañero suyo, elsilencio, ahora tiene ganas de hablar. De decir.Cuenta que volvió a enviar una columna para Perfil.No lo hacía desde enero: por prudente decisión pro-pia, había decidido discontinuar sus textos en eseperiódico por el impacto que le produjo la muertedel fiscal Alberto Nisman. “Ayer le di duro. Pusetoda la carne al asador. El domingo me dieron ganasde escribir. Estoy totalmente contento”, enfatiza,con ojos encendidos y sonrisa plena. De un segundoal otro se le ilumina el rostro de mirada severa, cin-celado por pétreos rasgos “eslavos euroasiáticos”,por recurrir a la definición que de sí mismo dio ensu último libro. “La sociedad argentina le dijo no al

bigotazo. Es lo que más importa”, explica. “AníbalFernández era el candidato de la Presidenta, el can-didato de un modo de comunicarse con la sociedady de gobernar. Tomo con mucha alegría, conmucho humor, que Cenicienta, Heidi o Campanita–no sé cómo llamarla– sea la gobernadora deBuenos Aires. Es una cosa inconcebible. Ahora, si labeata va a La Plata y le incendian la provincia, meparece bárbaro: así blanqueamos el asunto. ¡Quequemen todo! Pero no quiero a un bigotazo quecontrole a los incendiarios. ¿Quieren destruir todoporque está Campanita? Háganlo. No tengomiedo. Más miedo le tengo al bigotazo. Por eso,estoy contento”, dispara.Hace pausas. Justas, precisas, mientras hilvana –concontundencia y sobriedad– la argumentación a cadarespuesta en su refugio, un loft frente a PlazaArmenia, en el que libros, fotos e imágenes –armo-niosamente desordenados– resumen los 68 añostranscurridos desde su nacimiento, en la Rumaniacuya monarquía claudicaba ante la Unión Soviética,después de la Segunda Guerra. Fotos familiares des-tacan entre los anaqueles abigarrados de textos.Platón junto a Vlad Tepes –el empalador, inspiradorde la leyenda de Drácula y héroe nacional para losrumanos–; Vélez del ‘53 –Adamo; Huss y Allegri;Ovide, Ruiz y García; Sanssone, Conde, Ferraro,Zubeldía y Manzi– y el Mayo Francés. “La sociedadse enfermó de bronca”, reflexiona sobre la ‘década

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:23 p.m. Page 26

ganada’. “La gente ya se desahogó.Suficiente”, observa. “En 2001 hubouna enorme decepción y muchabronca. Durante 14 años pudimosodiar lo suficiente. Ahora, quizás,podemos relajarnos un poco. Ojalá”,se esperanza. Se le pregunta, enton-ces, si el kirchnerismo es consecuenciadirecta de esa crisis; si, entonces, el 10de diciembre, cuando CristinaFernández de Kirchner entregue elpoder, también se estará cerrando esecapítulo. “No es una mala idea”.Cuando esta entrevista se publique,ya se habrá realizado el balotaje.¿Cómo ve a los candidatos, cualquiera sea el elegido?Bien. Son dos pacificadores. Basta depatota. Mucha patota, patotera ypatoteros. Basta de que “hago lo quequiero porque se me canta, yo mandoy, sin mí, se van todos a la m****a”.No. Basta. Son dos pacificadores.Ahora, ¿qué inteligencia política tie-nen? Ahí tengo muchísimas dudas.Pero las tendría sobre cualquiera,Macri o Scioli. El problema es el país,no ellos. Y el país está en dificultadesde las que no sé cómo se sale. Piensomucho en lo que se llama la moral dela responsabilidad, no de la convic-ción. La economía, que es la base dela política, es muy difícil. Ante esadificultad, ¿qué hacer? Lo que pue-dan. Se van a querer endeudar a todacosta y cuanto antes. La Argentinanecesita crédito. Entonces, aparece lapalabra buitres. Y, además, ¿quién lava a prestar? La gente no está hacien-do cola para prestarle a la Argentina.Ese es un problema. Y este gobiernoestiró bastante bien la soga. Pero elproblema ya es más grande que el deantes. Y no me gusta que las dificulta-des reales que tiene la sociedad seescondan con un espíritu vengativo,como hicieron los Kirchner, y decir:“¿A quién podemos joder? Vamos abuscar corruptos”. Y vienen la (Elisa)Carrió, la Conadep de la corrupción...¿Buscar a alguien contra quién tirar labronca de la gente por el ajuste,como los Kirchner? Para eso, quesigan los que estaban. Es otro bigota-zo. Tampoco van a poder hacerlo,porque a nadie le conviene. Esto noes Brasil, ni hay Ley del Arrepentido.Porque, con eso, agarrás a un perejil ytenés toda la verdulería. Acá nadiequiere al perejil porque toda la clasedirigente tiene cola de paja. Con laelección presidencial, tengo sensacio-

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:24 p.m. Page 27

nes. Una, es que Scioli es peor de loque parece. Y otra, que Macri esmejor de lo que parece. Pero los dosme parecían mal.¿Eso necesita la Argentina? ¿Unpacificador?Y sí... Es otro tono. ¡Bienvenido eltono! Que me griten me hace gritar.Soy así: si me atacan, soy reactivo.Tengo mecha corta. Me enferméescribiendo notas. La sociedad seenfermó de bronca. Al mismo tiempoque te decían que era la mejor épocade la Historia, que nunca estuvimostan bien, todo el mundo estaba llenode bronca. Una sociedad enferma eslo peor. No sé si hay resto para convi-vir un poco porque, en la Argentina,eso nunca fue fácil. Tenemos ciertaidiosincrasia: la del compadrito, elpatotero... “Campanita gobernadoraes un desastre; un presidente amablees débil; acá necesitás que te man-den”. Nos gusta eso de que nosdomine un macho. O una mujermacho. Porque, como decía Goethe–por nombrar algo culto–, mejor elorden que la Justicia. En laArgentina, a eso, se le llama goberna-bilidad. Y creo que ya tuvimos bas-tante: concentraron el poder, tuvie-ron el Legislativo, el Consejo de laMagistratura, una cadena nacionalpor semana, nos gritaron, nos manda-ron... Bueno, para mí, la cuota está.Ahora hay que ver: depende, siempre,de la sociedad, no del Estado. Perono tengo ninguna fe, ninguna con-fianza. Simplemente me gustó muchoque hubiera un no. Y que fuera total-mente imprevisto. Estaba resignado.Por eso dejé de escribir. CuandoCristina sacó el 54 por ciento, en2011, yo estaba dándole una mano aHermes Binner. Sacó el 16,5 % y, enel búnker, todos brindaban. “Salimossegundos”, decían. ¿Qué quiere decireso? Ahí pensé: “Bueno, señores, elpueblo argentino decidió”. Cristinaya había puteado al campo, se la aga-rraron con la Corpo, la Ley deMedios, teníamos a Mariotto y gustó.Era como Carlos Menem cuandogustaba. Ya está, ya había dicho lomío. Pero el 25 de octubre pasado...¿¡Y esto!? No estaba en el guión. Paramí no había balotaje: ganaba Scioli enprimera. Después, dije: “Lo deNiembro lo mató a Macri”. Y, enci-ma, lo defendieron mal, encubriendo.Pero subió igual. Quiere decir que,del otro lado, algo habrán hecho mal.Y lo seguirán haciendo mal. Tengo

una especie de placer sádico. ¿Quéhabrá hecho la Señora? ¿Decir:“Ahora, todos atrás de Daniel, esnuestro candidato y va a hacer más ymejor lo que hicimos y no hicimosNéstor y yo”? No, lo trató dep******o, como siempre. Y, si ganaMacri, le hará la vida imposible.De hecho, hay intendentes que yase lo advirtieron a Vidal...Está bien. Pero, por lo menos, quesalga a flote. Es así, no será la primeravez. Pero está bien, porque hay genteque no quiere que siga todo tal cual.La gente votó con el corazón y lacabeza, no con el bolsillo. Es lo queme gusta decir. Metieron cuotas, eldólar a $ 9, podés viajar a todas par-tes del mundo... Y la gente votó encontra. No votó con el bolsillo: votócon el corazón.¿Percibe que se votó así?¿En serio, me preguntás? No sé quépasa. Para mí, la sorpresa fue lagobernadora. El resto, más o menos.En el conurbano y las provincias máspobres ganó el Frente para laVictoria; en los sectores medios, per-dió. Eso era previsible. Lo que no loera fue Campanita. Eso cambiótodo. No digo que cambió el país,pero hay otro clima.¿Sospecha que puede significar unaevolución en términos de sociedado lo ve como el clásico pendulismo?No soy fatalista. Sí, escéptico. LaArgentina, socialmente, está muy mal.Está totalmente desintegrada. Lapoblación marginal es enorme, millo-nes fuera del sistema. La cantidad dejuventud fuera del sistema es terrible.No tengo idea si se puede revertir.¿Los problemas seguirán estando?No sé nada de narco. Pero, cuandono tenés fronteras, ¿qué querés que tediga? Hasta filman a los aviones quevienen. De eso, sabía Bigote. Sabía lopoderosos que son. Ésta (N.d.R.: porVidal) no tiene la más mínima idea.No es una sociedad integrada comohasta los ‘70, eso desapareció. Es unaen la que no hay fútbol visitante por-que las hinchadas locales se matanentre sí y eso es una red delictiva queno tiene fin. No hay fuerzas de segu-ridad, tampoco. Eso colapsó hacemuchísimo tiempo. No es solo unproblema de desigualdad social. Es,también, la marginación de millonesde personas, de estudiantes... Elmundo cambió... Está bien, de acuer-do: hoy, la gente googlea, pasa acá yen Francia. Pero hay grados, referen-

cias mínimas de cultura general, queno se pueden no tener cuando seentra a una universidad. El otro díadaba una clase en el CBC sobre laUnión Soviética, el movimiento deLech Walesa, los Derechos Humanos,Foucault y Habermas. Viene la ayu-dante de cátedra y me dice: “Tomás,no tienen exactamente idea de qué es la Unión Soviética. No es una refe-rencia actual”.¿En cuánto hubo mérito de Vidal y demérito de Aníbal?Los dos colaboraron. Ella caminó laprovincia. Pero él podría haber tenidoéxito, también. No lo tuvo porquehubo algo: te inundaste o estás podri-do, harto. O, en una de esas, pensa-ron que es sospechoso de cosas raras.Estoy muy contento. Primero, por-que es un personaje muy siniestro. Loque dijo de Nisman apenas muerto:cómo se burló, esa crueldad para conla familia, las hijas... Enseguida salió abasurear. Que a este personaje le haya

ganado Campanita es lo mejor queha pasado políticamente en laArgentina desde que, en una época,me interesé por la Municipalidad deRosario, donde había un socialistaque era buena persona. Así que sí,estoy muy contento.

PENSAR(SE)Momento extraño el de Abraham.Filósofo y sociólogo, graduado en lasuniversidades francesas de Vincennesy La Sorbona, a sus 68 años está des-encantado. Se alejó del Seminario delos Jueves, afamados encuentros defilosofía que había iniciado hace yatres décadas. “Me cansé”, justifica.¿Cansancio físico, intelectual?¿Aburrimiento? “Un poco de todo”,reconoce, con su tono severo, grave,pausado, reflexivo. El establishmentacadémico vernáculo lo considera “dederecha”, dice, y lo trata como tal.En otros círculos –foros empresarios,por ejemplo–, resulta incómodo.“Hablé en muchos. Pero no voy más.Además, tampoco me invitan. Losempresarios no se bancan a un inte-lectual. Creen que uno les va a dorarla píldora y hablar del rol del empre-sario y todas esas pavadas”, dice, conmueca sarcástica.Este año, después de 30 libros publi-cados, incursionó en un nuevo géne-ro. Su primera novela, La dificultad(Random House), es mucho más queeso. “No son memorias ni una auto-biografía”, aclara. La define como elrelato de un turista de su propia vida,en este caso, camuflada a través de unálter ego, llamado Nicolás. “Queríacontar la historia de un salto”, expli-ca. La salida de una caverna –la suya–,en la que emergen personajes descrip-tos pero no con tono de nostalgia omelancolía. “En todo caso, es unasátira”, distingue. Su publicación sepostergó más de lo previsto por moti-vos no deseados, comenta. “Mi padrefue muy importante en mi vida.Murió este año, antes de que salierala novela. Por suerte para él... Noquería que la leyera, no la iba aentender”, se sincera. El Big Man,como lo llama en su obra, era la cabe-za del clan ramificado –familiares, pai-sanos (y no tanto), empleados– alre-dedor de Ciudadela Textil, la fábricade medias que fundó a fines de los‘40. Su madre, en tanto, sufrió unsevero problema de salud previo a lapublicación. “No quería que ellos laleyeran. Me puedo reír de muchas

2288> CLASE

NO SÉ SI HAYRESTO EN LASOCIEDAD PARA CONVIVIRUN POCO PORQUE, EN LAARGENTINA,ESO NUNCA FUEFÁCIL. HAYCIERTA IDIOSINCRASIA:LA DEL COMPADRITO,EL PATOTERO...UN PRESIDENTEAMABLE ESDÉBIL. NOSGUSTA ESO DE QUE NOSDOMINE UNMACHO. O UNAMUJERMACHO”.

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:25 p.m. Page 28

cosas, pero otra gente no. No queríaherir sentimientos de personas que meson importantes”, reconoce acerca deltexto, al que define como la narraciónde la búsqueda de un Yo. Tras haberdescartado otro, mucho más filosófico(La caverna), el título alude a la tarta-mudez que lo signó de niño. “En esepersonaje tartamudo, el Yo era muydébil: resocializado de izquierda aderecha –porque, también, había naci-do zurdo–; con un padre poderoso, lecostaba tener un Yo”. Se refiere al pro-tagonista llamándolo por su nombre“porque ahora soy un lector más: notengo el copyright de la lectura”. Sinembargo, se le escapa –seguido– la pri-mera persona cuando habla de él.¿Por qué escribir su primera novelaahora? ¿Cuál fue el disparador?Nunca escribí como un universitario nifui un redactor de monografías. Elgénero del ensayo permite libertad deestilo, de expresión y también vehiculi-za información. Así que el juego litera-rio siempre se incluyó en mis libros,incluso algunos elementos de ficción.Generalmente, mi ritmo de escritura ypublicación es muy intenso. Había ter-minado varios sobre Filosofía y, tam-

bién, había agotado el tema de losanálisis políticos. Pensando cómoseguir, quería contar una historia queme involucrara personalmente. Y eraun desafío, porque sabía qué queríacontar –o, por lo menos, un suceso enespecial–, pero ni idea de cómo ninada. El desafío, siempre, es una nece-sidad para quien escribe, para el filóso-fo o para el pensamiento mismo. Undesafío significa no solo un obstáculoy una resistencia, sino una tierra denadie. En otro momento escribí librosbasados en mi formación, que es fran-cesa, sobre Foucault, sobre Sartre.Luego, dije: “Bueno, más allá de escri-bir sobre la Filosofía en general, si nopuedo pensar mi actualidad, en ellugar en que vivo...”. Y así empecé aescribir sobre la Argentina. Pero esteera otro desafío, personal. Había ahíun acontecimiento que no podía nom-brar: no tenía las palabras pero sí laexperiencia de situaciones vitales, esasen las que uno persiste muchísimotiempo, que vive como si fueran unatrampa, como un cepo en el que unoestá metido y del que, permanente-mente, busca la salida, durante años,hasta que un día... Está afuera. Y eso

es algo incomprensible, porque no sesabe qué se hizo para salir. Hay dosimágenes: en una, estás en la trampa;en la otra, ya estás afuera. Nunca estáel proceso de continuidad de la salida.¿Como mirar para atrás y descubrirque se avanzó en círculos?El círculo era cuando estabas en latrampa, pero después estás afuera. Loque no sabés es cómo saltaste. Y yoquería nombrar el salto. El protagonis-ta, Nicolás, que me representa, es tar-tamudo. Un día, comienza a hablar.¿¡Cómo es eso!? No hay evolución, nohay aprendizaje; no es que la personaque corta las palabras, de repente, vahilando consonantes hasta completarla frase y le sale redonda. No: un día,habla. Quería contar la historia de esesalto. Por eso, siempre me pareció queel modelo era la novela de iniciación ode aprendizaje, que es una tradiciónliteraria clásica.Si bien es una ficción, está minadade pistas que lo vinculan con el protagonista. ¿Por qué no elegir la forma pura de la autobiografía y hacer, en cambio, una variante ficcionalizada?No sé a qué género pertenece porque,

justamente, me parece que no hay ungénero puro. Tenía que evitar el dememorias, porque la memoria restitu-ye una experiencia y yo había perdidoesa experiencia que quería contar. Yano era esa persona de la que iba a con-tar la historia. O sea, no iba a reme-morar, sino que iba a contar algo–aunque parezca raro– olvidado, ido.Iba a hacer una visita a un país quehabía abandonado hace mucho tiempopero que fue muy importante. Por lotanto, iba a ser como un turista de mipropia vida. De allí esa idea, de algúnmodo, de que iba a visitar ruinas, uncementerio, personajes que ya no meimportan. Ni siquiera la persona queme representa me importa porque estáen un álbum sepia. Pero ahí pasó algoimportante que quería relatar. No setrata de una autobiografía porque escentrífugo, va hacia afuera, no va haciaadentro. Tuve más de un intento,incluso el título no era La dificultad...El primero fue La caverna, que siem-pre fue una imagen importante paramí. Pero, desde la caverna, no sepuede hablar. En un momento dadome di cuenta de que tenía que hablardesde el lugar en el que estoy, que es

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:25 p.m. Page 29

afuera. Y, ahí, hubo una despersonali-zación y empezó a tener ese carácterficcional, es decir, una historia quetiene vida propia y no, como se hacehabitualmente en las autobiografías yen las memorias, que es una extensióndel autor. Quería desaparecer comoautor, esa era mi ambición. Al revés delos ensayos, donde quiero tener pre-sencia como autor, donde no quieroser un tipo que resume a otro autor,sino que ahí sí digo: “No, soy yo elque piensa”, me involucro. Pero acáquería que fuera al revés. Aunqueindudablemente, si una persona lee ellibro, cree que me conoce.Como espejos distorsionados...Hay una exposición y, sin embargo,quiero una despersonalización, porqueno soy esa persona. Cuento cosas peroque constituyen un mundo de por sí:hay personajes, hay situaciones, hayépocas, hay países, hay ciudades. Todoeso tiene que tener vida: no son exten-siones con la tonalidad de una nostal-gia o de una melancolía. En todo caso,es una sátira. Digo que me fui en unbote, solo, a navegar. Porque ningunade las personas que me conocen hacedécadas pertenece a esta historia. Yninguna de las personas que están enesta historia –alguna excepción fami-liar– forma parte de mi mundo ahora.Está la vida en la caverna y la vidaafuera de la caverna, que no se comu-

nican. Tenía un enorme interés en quela gente que me conoce lea el libro,porque no conocen a ese personaje,no saben quién es. Salí de la cavernamuy grande... Tenía muchas ganas deque vieran un poquito de dóndevengo.¿Y de dónde viene Tomás Abraham?En la novela hay una descripción muydetallada de mi mundo familiar: unpadre muy importante, casi heroico;una madre solitaria, un hermano mar-ginado, un entorno muy endogámicode familias con una lengua maternatotalmente ajena al medio en el queviven. La escolaridad es muy impor-tante. La primaria, por las dificultadesque tiene el personaje para integrarsedebido a sus dificultades motoras, por-que nació zurdo y se consideró queeso no era escolarizable, por lo tanto,hubo una inversión motora. Y una tar-tamudez que le impedía la comunica-ción. Se cuenta lo que significa esetipo de experiencia. Es una relacióncon el mundo que se cuenta, es decir,cómo la tartamudez establece unarelación con el mundo, que es incon-cebible para la persona que tiene elhabla fluida, como es inconcebible,para el tartamudo, imaginar lo que estener un habla fluida. Eso es impor-tante: no quería que fuera un centrodemasiado absorbente de la historia,pero sí que es una de las características

de la caverna esa situación. En general,la gente no se interroga acerca decómo hace el otro para respirar. Esa esla pregunta del tartamudo: ¿cómohacen los otros para hablar? Entonces,se fabrica un idioma, un lenguaje, por-que tiene enemigos que son ciertasconsonantes, necesita soportes, sabeque lo que tiene que expresar va ademorar, sabe que va a incomodar yque se va a humillar...Y la escuela secundaria, en ese contexto de la Argentina, es otrohito en la vida de su álter ego.Está descripta con detalle porque sedio en una época de la Argentina dedictaduras militares. Y en la que losadolescentes no tenían interés, forma-ción política ni información histórica.A nosotros no nos enseñaron Historia,salvo hasta fines del siglo XIX, o sea,siempre se salteó el siglo XX, ni siquie-ra Hipólito Yrigoyen. Describo muchoese ambiente: los únicos apasionadospor la política eran los neonazis, queen esa época había muchos, losTacuara. Y, además, nuevamente latartamudez como protagonista: imagi-nate la cantidad de orales a rendir enel Instituto Libre de SegundaEnseñanza (ILSE) y la relación con losprofesores, el sistema de castigos ypenalidades.Entonces, irse del país para renacer.Está el famoso viaje a Francia, la esta-

día, los estudios. Esa experiencia, quefue muy pensada –con posterioridad,por supuesto, con muchísima posterio-ridad– de cómo el cambio de lengua,el desaprendizaje de la lengua maternay el aprendizaje de una lengua extran-jera, curó la tartamudez. Y lengua enel sentido casi físico de la palabra, esdecir, el húngaro hacía tartamudear, lalengua materna hacia tartamudear, lacasa paterna hacía tartamudear. Poreso el irse de la primera caverna a ununiverso en donde no se conocía elidioma... Nicolás no sabe francés, solosabe decir bonjour, y eso lo coloca enuna situación lingüística muy particu-lar: la dificultad de comunicarse se lehace natural. Que un extranjero nosepa francés ya no es algo singular, eslo normal. Entonces, el francés de lacalle te huele que sos un extranjero, lequerés preguntar algo y sabe que lovas a decir mal. Por lo tanto, haycomo una especie de relajamiento delas expectativas, más allá de ciertos ali-vios que tienen que ver con salidas deotras cavernas. Que es, para el reciénllegado a París, donde están sus ídolosfilosóficos, hallarse en una ciudad en laque Sartre está en su casa, no leídopor nadie y totalmente fuera de circu-lación. Y, en la medida que se encuen-tra con gente que tiene que ver con elmundo al que quiere acceder, que esel filosófico, le dicen: “Pero, escucha-me, ¿Sartre?¿En la Argentina se daSartre, todavía?”. Y allí hay un recorri-do sobre qué es estudiar Filosofía.Cuando ingresa en ese mundo vienecon sus lecturas argentinas, con susilusiones argentinas, con su modo deentender qué es ser un filósofo, elmundo de Sartre, todo eso. Y llega aun lugar donde le dicen: “Bueno, sacáun lápiz y una hoja. Vamos a empezar.Esto es otra cosa”.¿Siempre ser un outsider?Hay una situación de mirar desde uncostado. A eso lo llamo ser unoutsider. No está afuera, pero está enun costado. La situación del tartamu-do es participar de las reuniones calla-do. No hay hostilidad. Al contrario: eltartamudo mira mucho, tiene unamirada puesta, y eso es seductor. Lapersona que mira mucho y calla esseductora, como si tuviera algún mis-terio. Entonces, no es un raro, ni unavíctima, sino un personaje que hace yque puede tener sus triunfos, también.Que, como todo triunfo, hay quepagar algo. Entonces, en el libro están

3300> CLASE

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:26 p.m. Page 30

CLASE <3311

las descripciones de la fisura y de la idade Francia. Ahí aparece Tokio y qué esvivir en una ciudad en la que uno noentiende absolutamente nada y dondeno tiene a nadie, porque la persona ala que estaba acompañando lo aban-donó. Cuando quise definir en lanovela qué es no tener a nadie, usé laimagen de no tener, siquiera, a quiénllamar por teléfono. No con quiénhablar: a quién llamar. La experienciajaponesa concluye por la aparición deun diagnóstico de cáncer para el pro-tagonista. El pasaje, en horas, deTokio a Ciudadela, en la zona oestedel conurbano bonaerense... Mostrarqué le pasa al sujeto en esa transposi-ción, que no es solo geográfica, de lasantípodas de un mundo a otro, sinode alguien que, durante años, habíaestado construyendo y demoliendouna vida y, de un día para el otro, estáen la fábrica del papá.Volviendo al principio...Volviendo al lugar del que quiso huir.El retorno a Buenos Aires es el retor-no a la época de La Cámpora versiónprimera. Y, de ahí, los personajes, lasmujeres, los amores, las frustraciones,las actividades de la Buenos Aires del‘70 hasta la de la Dictadura.Uno de los aspectos más atrapantesde la novela son las descripciones delas distintas Argentinas en las quevive el protagonista.Una de las cosas que, para mí, esindispensable para toda persona quequiere transmitir un pensamiento, es laobservación. No hay pensamiento sinobservación. En la Filosofía hay abs-tracciones, conceptos, teorías. Y estámuy bien. Pero los tengo que utilizarde un cierto modo porque, cuandotransmito una idea, es como que qui-siera, casi, transmitir una imagen.Entonces, en lo que cuento de laArgentina está lo que, para mí, esimportante. Cuando uno ve, no veideas, sino detalles, ve lo que le llamala atención. Uno elige de qué quierehablar y elige imágenes fuertes. Fueuna imagen muy fuerte verlo al locu-tor Hugo Guerrero Marthineitz, elfamoso ‘peruano parlanchín’, en elAuditorio Kraft, haciendo su progra-ma en vivo, diciendo que él era católi-co. Confesándose, como un certifica-do de buena conducta, por si acaso,en los años del Proceso. Eso ya dicemuchas cosas. No era un tipo que nopudiera hacer su programa de radio.Lo podía hacer. Pero, ya con eso, te

está diciendo lo que no podía decir.¿Ahí nació su fascinación por comprender a la Argentina?El primer libro que escribí sobre elpaís se llama Historia de la Argentinadeseada. Tomé un mes de cuatro déca-das distintas: 1978, 1968, 1958 y1948. Pero es un ensayo. Viví acá en el Proceso, no me fui del país.Trabajaba en la fábrica. Y el tema de lafelicidad colectiva –los entretenimien-tos, los consensos– es parte de esta

historia, que únicamente puede sor-prender a dos tipos de personas: lasque desconocen el tema y las quemienten. Había películas de Porcel,había cursos, había cultura y hastahabía política: una tan rara, en épocasde censura, en la que había espaciospara hablar de las internas entre losmilitares. Lo que se sabía perfecta-mente bien era de lo que no se podíahablar. Eso estaba claro. Pero, porejemplo, los diarios más de derecha,como La Prensa y Buenos AiresHerald, eran los que denunciaban eltema de los desaparecidos.Hay muchos guiños al presente.Por ejemplo, cuando menciona quese hizo gorila cuando el peronismopasó a ser uno de Gucci y Vuitton.Lo sigo diciendo. El peronismo, paramí, es un movimiento cultural. Hayalgunos peronistas que se autodefinencomo tales. Por ejemplo, un amigoque estuvo en mi cátedra e hizo carre-ra política, Jorge Telerman. Pero creoque no es él: son todos. En la novela,se narra el retorno a la Argentina de1973 de un joven que se había ido en1966. Cuando se fue, el peronismoera algo que le pertenecía a un tiranoprófugo, que era el jefe, cuyo nombreno se podía mencionar, que habíadejado a dirigentes gremiales corrup-tos y ladrones, que usaban campera –y,a veces, anteojos ahumados–, que semataban entre sí y hacían que losobreros fueran peronistas. Pero nohabía gente de saco y corbata quefuera peronista. Seis años después, laArgentina se presentó como una masi-vidad absoluta de peronistas, en la quelas capas medias culturales y hasta altaslo eran. Ahí hubo algo que este sujeto,que se había ido a Francia y a Japón,se perdió. La Argentina a la que volvióera una en la que el peronista hablaba

“UN IMPULSOR DE TALENTOS”Por Alejandro Rozitchner*“Además de ser tremendamente parecido a Tom Waits, Tomás tiene algo de extranjero. Gestos raros, alguna vacilación elegante, un reparo, un modo de sonreír distinto. Una parquedad propia de filósofo (si hubiéramos sido personas sanas y normales no nos hubiéramos dedicado a esto). Lo quiero porque es raro y porque me ayudó yvaloró siempre mucho, desde cuando fui parte de su cátedra Problemas Filosóficos del CBC, hace muchos años. Tenemos diferencias (¿podríanencontrarse dos intelectuales que no las tuvieran y las hicieran lucir?), pero creo que un acuerdo humano básico. No puede hablarse de Tomássin mencionar que es un promotor, un impulsor de talentos ajenos. Y sin señalar que esa cualidad es valiosísima y escasa. Charly García hacía lo mismo: apoyó en su momento a Los Abuelos de la Nada, a Los Twist, a Fito Páez. Tomás dio lugar y estímulo en su cátedra a muchos y muy distintos. No lo entendía del todo entonces, pero ahora creo que fue una actitud generadora y poco usual. Me importa más hablar de él como persona que como intelectual porque es ahí donde me parece que está lo importante. O porque, como lo conozco y fue importante en mi vida,me sale así. Cada vez que nos encontramos siento que tendríamos que vernos más seguido. Espero que haber escrito estas líneas me anime a concretar un encuentro”.

*Filósofo y escritor

de Lévi Strauss. Entonces, hablo deuna cosa cultural: el populismo sedujoa las capas medias y altas, una especiede kitsch. Y, entonces, la gente aproba-ba los secuestros, que se matara. Perono eran obreros: eran arquitectos, psi-coanalistas, gente que iba a comer alugares donde servían bacalao a lavasca y tomaban vinos caros. Era muyraro ese peronismo cultural. Bueno,ahí me hice gorila. Soy un gorila,como diría (Luis) D'Elía, porque odioa los blancos, a los rubios (ríe). Porquelos peronistas son rubios; los negrossomos gorilas.En esa vuelta, de repente tuvo queasumirse como empresario.Era el hijo del patrón, una categoríamás baja que la de ejecutivo.Y decidió ejercer el poder de un modo diferente al manual...Lo que pasa es que era una empresafamiliar, fundada por mi padre, quetenía un socio, su hermano. Pero él erael capo di tutti capi y yo el que teníaque ser el sucesor, porque mi hermanoestaba totalmente desentendido. Unjoven como yo había dos cosas que noquería: una, ser el hijo del patrón –loera, pero no lo quería, la única formade ganar un lugar era peleándome conél–; y dos, aprender a trabajar. Perotenía que aprender. Uno hace esocuando el trabajo no le gusta. Porque, sino, no se da cuenta de que está traba-jando. Cuando uno hace algo que no legusta, está trabajando. Tenía que apren-der todo: a hacer un remito, una factu-

LA ACTITUDANTIEMPRESA-RIAL ES NEFASTA PARALA ARGENTINA.PERO LECORRESPONDEA ELLOS, ALGÚNDÍA, SER MENOSCARETAS. FUI INVITADOINNUMERABLESVECES A CÁMARASEMPRESARIAS.TODAS LASEXPERIENCIASTERMINARONMAL, PORQUENO SE BANCAN A UN INTELECTUAL”.

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:27 p.m. Page 31

ra... No tenía la más mínima idea. Y,después, la gente. Indudablemente, yoera una autoridad. Había mil obreros.Venía de otro palo, de La Sorbona, ade-más, con toda la pinta del Mayo fran-cés. Y, para eso, el patrón –cuya inten-ción era que todo eso me interesara–me dio campo libre. El campo libre sig-nificaba que pensara en las relacionescon el personal. Tenía mis ideas refor-mistas: convocaba a reuniones, tratabade que el rigor terrible de lo que es laindustria textil –por su mecanización,por su rutina, por los sueldos bajos, por

la lucha por la vida cada día– tuviera unrefugio de escucha. Cualquiera podíahablar conmigo, la puerta estaba abier-ta. Mis problemas eran con el Jefe dePersonal y que el médico de la fábricano fuera cruel. Tampoco era Ghandi...No digo el Papa Francisco, porque nome parece tan bueno... Pero sabía queno era un jardín de infantes. Era laépoca de los montos, de las amenazas,las bombas. Y, después, conocí unmundo en el que las personas son tandistintas unas a las otras, en el que unmismo trabajo se hace de tantos modos

por el mismo sueldo. Descubrí que haygente muy cuidadosa con su labor, casiartesanal, y otra que busca la pequeñatrampita. Por la misma plata. El que sesacrifica y hace horas extras, sábados ydomingos, para que su hija tenga uncumpleaños de 15. Viví la crisis, eldesastre, los despidos, la recesión... ¿En qué medida le sirvió para confirmar o corregir la teoría sobre qué era un capitalista y qué el proletariado?Me enseñó a pensar. Me permitiómedir los alcances de las teorías y delos teóricos, fundamentalmente. A sermás realista, más respetuoso de lagente que no quiere lo mismo que unoni se adapta a tus ideas. Y la importan-cia del día a día. Cada día es importan-te, y no el fin del milenio (mueve elbrazo, con un ademán de grandilocuen-cia). ¡Eso es para inútiles! La Filosofía,para mí, tiene un aspecto muy utilita-rio. Tiene que ser algo práctico, pro-ductivo. Es un trabajo. No creo en lacategoría de pensador. Un poco sí enla de intelectual, porque tiene una cosarebelde que rescato: una vocación dedisidencia. Si no, no piensa nada.Y en términos del rol del empresario, ¿qué le enseñó esa experiencia en sus zapatos?Para mí, el empresario no es una figu-ra universal, sino que hay empresarios.Y eso de que “mandar es un arte y unaética”, como digo en el libro, es talcual. Es decir, no hay una entelequiallamada obrero y otra llamada empre-sario. Aunque existe un empresarioargentino, un cierto prototipo que noes, exactamente quizás, el alemán. Hayalgo. Algo en la sociedad, también. Engeneral, el poder está bastante mal dis-tribuido. Traté mucho con gremios,en muchas asambleas, fundamental-mente discutiendo salarios. Y estabanlos gremios peronistas, que siemprenegociaban, eran los únicos con losque podíamos llegar a algo. Y estabanlos otros, los troskos, que sólo queríanganar y nunca era suficiente lo que seles ofrecía porque su finalidad era darlela fábrica a los obreros, una discusiónsin fin que iba mucho más allá de lasreivindicaciones. Pero me di cuenta deque los sindicatos son importantesdentro de la estructura de mando quehay en la Argentina, que es muy des-pótica, y que se democratiza con esetira y afloje. Soy el primero que ve auno de estos Moyanos y sé que son

matones. Pero la estructura me parecenecesaria. Como profesor de Filosofíay escritor, fui invitado innumerablesveces a cámaras empresarias duranteaños. Todas las experiencias termina-ron mal, porque no se bancan a unintelectual. Cuando voy a un lugar,trato de ver cuál es el problema, perono quieren que se hable de eso.Entonces, generalmente, la experienciaque tengo con los empresarios y suscámaras es pobrísima. Lo único queles interesa es ganar dinero. Yo no voya hablar de democracia, voy a hablarde lo que tengo que hablar. Además,no tengo un libreto. Una de las últi-mas veces fui a Puerto Madero, másque nada porque me lo pidió unamigo. Había muchas multinacionales.Me pidieron que hablara de diversi-dad. Pero lo hice de muchas cosas:hablé del racismo, de los judíos; hablédel prejuicio como asco, porque unocree que la persona racista tiene unprejuicio retórico pero no, le da en elestómago. ¿Vieron que, después, hayun espacio de preguntas? Bueno, nome preguntaron nada. Ahora, esto noquita que haya empresarios que quie-ran encontrar un lugar en la sociedadargentina que, por otra parte, tieneuna propaganda antiempresarial usadapor gente muy nefasta. Cuando unoempieza a acusar a los empresariosdesde el poder, se sabe que esa genteestá haciendo negocios con sus empre-sarios. La actitud antiempresarial esnefasta para la Argentina. Pero lecorresponde a los empresarios, algúndía, ser menos caretas. Quizás, lanueva generación...Es un intelectual que sabe qué significa tener que pagar sueldos a fin de mes.La fábrica me enseñó a pensar. Ahíentré a otra caverna. Lo sentí, me dicuenta, lo padecí. Después de haberestado en La Sorbona, en el Himalaya,¿qué quería? Lo único que me faltabaera flotar. Recibía guita de mi viejo,daba algunas clases. ¿Qué me faltabapara llegar a la cima? Tenía que ir allugar donde se fabricaba la guita. Enla familia, la fábrica era una institución.Además era un clan, porque el capohizo todo lo posible para que todoslos miembros hasta vivieran juntos,para no perder de vista a nadie, en unmismo edificio. Todo era como Kafka,en El castillo. Ir a ese lugar, donde sefabricaba la media –la famosa media

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:27 p.m. Page 32

CLASE <3333

Tom– era algo que me producíaespanto: ser el heredero. Yo quería unYo. Pero el heredero tiene el Yo delpadre. ¿Cómo construir un Yo en lafábrica? Bueno, ahí pude. En algunaspartes de la novela se habla de la liber-tad. ¿Qué es la libertad? Es hacer loque no se quiere. Rarísimo. No estener opciones o hacer lo que se quie-re. Hay experiencias en las que eshacer lo que no se quiere. Porque,cuando se hace lo que uno no quiere,se desea. Y el deseo es muy importan-te. Uno no nace con un deseo. Aveces, a uno no le preguntan quéquiere: está lo que está bien y lo queestá mal. Y el deseo nació ahí, porhacer algo que uno no quiere. Esoreforzó la construcción lenta, lenta,lenta, de un Yo.Pese a esa expectativa familiar y de clase, incluso, decidió que laFilosofía era su vocación...Para mí, la Filosofía tiene que ver conel no. Tiene que ver con la libertad y

con el deseo. Ahí nace el pensamiento.El pensamiento no puede existir sinuna negación. Ya lo dijeron Hegel,Platón y otros. Si no, no hay nada quepensar. Basta con creer, adherir. Pero,cuando pensás, es porque cortaste ladimensión del creer y del adherir.Ahora, ¿no es paradójico que, si esa es la definición casi universal de un filósofo, se lo tilde de polémico e irreverente? Porque la gente quiere pensadoresgraves, cavernosos, amables, con vase-lina. El espiritual gusta. El que hablade moral, de ética, de República, esogusta. Entonces, cuando viene uno amolestar –en realidad, no viene a eso,sino que dice lo que piensa–, es polé-mico. ¿Cuál es el problema? Pensar ydiscutir a veces van cerca, porque unodiscute las ideas de otros, las interpela.También hay un aspecto conversacio-nal, que me gusta, que tiene que vercon el ensayo. Cuando uno escribe unensayo, conversa con mucha gente. En

marzo, publicaré un nuevo libro, Mishéroes, sobre la gente con la que con-verso. Son mis héroes de la literatura,de la pintura, de la Filosofía, de lamúsica. Es un ensayo sobre la admira-ción. Ahora, estoy escribiendo deSartre. Y converso porque tomo susideas, las discuto, me meto. Lo quepasa es que la palabra conversación dala sensación de sobremesa, de tertulia.Entonces, vuelvo al no. El no fue fun-damental en mi vida. Sin él, yo nohubiera podido. ¿Cree que la Filofía está de moda? La Filosofía se escribe. Si la Filosofía seescribe, la Filosofía se lee. Se escribepara que alguien la lea. Pero nadie leeFilosofía. La que está de moda es otracosa, el café filosófico. Como me venen la tele, mediático, ligo algún lector.Pero publico un libro en Eudeba(N.d.R.: la editorial de la Universidadde Buenos Aires) y no lo lee nadie. Lamoda de la Filosofía tiene que ver conuna pretensión del marketing de hacer

“Un referente”Por Darío Sztajnszrajber*“Lo primero importante para mí es que cuandoentré a estudiar en la universidad, en el CBCde la UBA, a los 18, me anoté en la carrera deLetras. Y la decisión de cambiarme a Filosofíafue por haber cursado la cátedra de TomásAbraham. Fue definitorio en lo que despuésfue mi vida haber cursado con él: estuve ensus teóricos y me voló la cabeza. La presenta-ción de la bibliografía fue también determinan-te: El banquete de Platón, Nietzsche y Foucaulteran textos que no estábamos acostumbradosa leer. Había algo distinto que se notaba en lacomposición de la cátedra: no había verticali-dad, sino que los ayudantes daban la clase demodo teórico, compartiendo y haciendo circu-lar el conocimiento. También había una ideade mucha participación por parte de los estu-diantes, motivando así el hecho filosófico, esdecir, que la clase se transformara en un ejer-cicio filosófico. Eso era claramente una bajadade él, era propio de la ideología pedagógicade su cátedra. Con el tiempo, coincidimosdesde otro lugar, porque trabajé de editor y melo volví a cruzar para editar libros suyos. Y tam-bién fue fascinante el trabajo en conjunto: esuna persona muy abierta al intercambio ytambién muy generosa con los suyos, porquemuchos de sus libros son la presentación deltrabajo de los grupos que tiene y eso, para unámbito tan personalista como es el mundo

intelectual, habla de su generosidad y de suhospitalidad, al darle la palabra a todos.Tengo un vínculo afectivo con Tomás: lo admiroy quiero mucho. Durante muchos años estuveen un proyecto en la comunidad judía, dondebuscábamos promover un judaísmo cultural,abierto y no religioso. Lo convoqué y vino, tam-bién muy generosamente, a contarnos su his-toria y su problematización sobre la cuestiónidentitaria. Hicimos charlas abiertas al públicoen Plaza Armenia, con una multitud de genteque nos venía a escuchar, y a partir de ahí seacrecentó el vínculo y el afecto.Tomás es, claramente, sinónimo de vanguar-dia, porque hace de la Filosofía algo que almismo tiempo sea riguroso, pero con llegada aun público más amplio. Me parece que él estáen ese punto medio en el cual, así como sutrabajo es intensivo y riguroso en cuanto a losconceptos, en simultáneo tiene la intención deque esos conceptos sean, por un lado, aplica-dos a la coyuntura y a la actualidad, y por elotro, entendidos por un público no especializa-do. Pero no lo ubicaría en la categoría dedivulgador, porque los temas que trabajasuponen un trabajo de investigación con unobjetivo más bien de ahondar en nocionesfilosóficas, cruzarlas y desarrollarlas. Es másun investigador, en todo caso no institucionalporque no está dentro de los marcos acadé-micos tradicionales. Siempre se mantuvoinvestigando al margen, con todo lo positivoque tiene mantener esa actitud, al no tenerque adentrarse en el encorsetamiento que las

instituciones muchas veces te exigen. Si vessus últimos libros, son el resultado de investi-gaciones que no cuadran en la tarea de ladivulgación, que tiene otro objetivo. Sí esalguien que logra que esas investigaciones filo-sóficas sirvan después para un análisis con-creto y riguroso de una situación social que seestá viviendo. Sus apariciones en los medioshan posibilitado que muchos puedan pensarfenómenos de la coyuntura desde un lugardistinto. Y, al lograrlo, concreta el propósito dela Filosofía, que es la posibilidad de problema-tizar fenómenos que parecen unilineales, y asíbuscarle otras perspectivas que en generalestán ocultas. Cuando Tomás piensa, va des-cubriendo problemas que no se manifiestande manera inmediata. Y eso lo hace muyatractivo al ejercicio de su pensamiento.En los últimos años nos vimos pocas veces,pero hemos hablado algo de política. No con-sidero que tengamos posiciones ideológicasdiferentes. Creo que hay más una necesidadde etiquetamiento donde se coloca a muchaspersonalidades en lugares estancos que sirvenpara ordenar un mapa que facilita la rápidalectura. Hasta donde sé, no creo que Tomástenga una militancia específica en algún grupopartidario. Sé que apoyó a Binner en algúnmomento. Pero sé que mantiene una indepen-dencia desde la cual piensa la realidad argen-tina. Muchas veces no coincido, porque tengomayor afinidad con el modelo de país que hoyestá en el Gobierno, pero me es muy útil escu-char cómo él cuestiona muchas de las ideas

que en principio apoyo, porque me permiterepensarme y repensar las limitaciones de mispropias posturas, que empiezo a encontrargracias a sus reflexiones. Porque, esencialmen-te, creo que si la Filosofía no te ayuda a pele-arte con vos mismo, no sirve para nada. Diríaque ni él ni yo somos fanáticos: mal le hace ala Filosofía el fanatismo.Si bien somos de generaciones diferentes,conmigo, en distintos proyectos, siempre hasido abiertamente generoso. Creo que la gene-rosidad es una virtud que escasea en elmundo intelectual. Y si lo tuviera que definirlocon sólo una palabra, elegiría esa. Y diría quees un referente, no porque pensemos igual,sino en la medida en que hizo de la Filosofíauna disciplina que tiene mucha más proyec-ción de la que históricamente poseía y la haabierto al mundo de la cultura. Cuando empe-cé, al toque tuvimos buen feeling, y cada pro-puesta me la aceptaba, tanto como editorcomo gestor cultural en la comunidad judía. Esalguien que, cuando se engancha con otro, lobanca. Y en un mundo tan personalista comoel intelectual, es una virtud que lo diferencia ylo define cabalmente”.

*Filósofo y ensayista

ingresar a ciertos especialistas y exper-tos conferenciantes que peregrinan porel mundo cobrando buena guita. Cosaque no practico y que tiene que vercon la Filosofía tanto como un mor-món. Para mí, la Filosofía siempre fueuna materia de estudio. Implica hablary escribir. Implica un desafío: presentarlos materiales a los editores, tener lec-tores que te rechacen. Es un laburoestudiar. Ahora, el que quiere hacerNietszche con bolero, es un espectácu-lo musical, no hay problema. Pero esaotra filosofía –la de estudiar, escribir yleer– a la gente no le interesa.¿Por qué sigue dando clases? ¿Dóndeencuentra la gratificación?Porque tengo un sueldo, la UBA me

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:28 p.m. Page 33

acoge y soy profesor. No me gustadar clases. Pero hago estas cosas(señala sus libros, apuntes y la notebookabierta sobre la mesa) que me gustan.Voy, doy un teórico y, después, voy aotro. Siempre quise tener otro espa-cio, que es la investigación. Pero laUBA no me llama. Estuve en otrasfacultades, pero me fui. Y, desde hace15 años, tampoco me invitan porquesoy “de derecha”. Está todo copado.En Sociales me presenté a un concur-so, esperé 10 años que lo efectiviceny lo dieron por anulado. ¡Diez añosesperando como profesor titular deuna materia en Sociales! Pero el pro-fesor a cargo era apoyado por elCentro de Estudiantes y yo soy unoutsider. ¿Se dan cuenta? Andá ahablar de Campanita a Sociales oFilosofía y Letras, que son mis facul-tades. En la universidad privada notrabajo. Siempre lo hice en la pública,que me gusta. No me invitan a confe-rencias, a un congreso, a jornadas queson de mi especialidad. Yo tampocoentré en el tema que algunos mequieren tirar, que estoy en una listanegra. Una pavada. Tengo 30 libros ypublico en diarios. ¡¿Qué lista negra?! En la UBA, lo juzgan de derecha.Para los foros corporativos o institucionales, es un anarquista...Bueno, eso me gusta más (sonríe). Sí,es difícil tener una categoría libre enla Argentina, donde se arrebaña a lagente. Por algo, existe Carta Abiertay la Biblioteca Nacional. Pero a mísiempre me gustó estar con gente conla que no estoy de acuerdo. HoracioGonzález fue cinco años profesor enel Colegio de Filosofía, que fundé.Ricardo Forster estaba en mi cátedra.No me importa el ‘soy K’. No existe‘soy’: existe ‘hago’. Es difícil mante-ner una postura en la que no te ubi-can, en la que no pueden saber siestás con ellos o en su contra. Y esose acentuó mucho desde que estánlos Kirchner e hicieron el identikit.Bueno, el mío es este: digo cosas queson terribles para la ideología de cier-ta gente. Por ejemplo, estoy contentoporque ganó Vidal. Pero no hay unasola persona de mi círculo –por eso yano tengo con quién hablar– a la quese lo pueda decir.¿Cree que hay vuelta atrás luego dedefinirse como intelectual, actor operiodista militante?No es una marca. Pero yo no creo enla militancia de la gente. Creo en el

acomodo. Hay dos tipos de intelec-tuales kirchneristas: uno, predispuestoa acomodarse con Scioli porque paraScioli es necesario el relato; y otro,que va a empezar a conspirar paraque vuelva Cristina. Hay dos: el aco-modado y el agazapado. Quieren queElla vuelva porque tienen un senti-miento militante, para mí, totalmentedestructivo, retrógrado y anacrónico.Quieren hacer una república boliva-riana en la Argentina. Me parece queeso es un desastre. Pero ese es elmodelo. El modelo no es Cuba, por-que Cuba ya no existe como Cuba.No existen las ideologías universales:ya no hay más comunismo ni marxis-mo universal; hay pequeñas ideologíasbasadas en líderes. Y el líder que cau-tivó a estos sectores del oficialismocultural es Hugo Chávez, como FidelCastro y el Che en los ‘70. Eso es loque les gusta. No vivir ahí. Pero lesgusta eso. Viajan, inventan secretarías,tienen prebendas de todo tipo, lespagan de acá, de allá... Pero venden“lo bolivariano”. Ese tipo de militan-te, en la medida que cree que esopuede volver –cuatro años pasan rápi-do; en dos, ya hay legislativas–, lotomará como una tregua, como unpequeño receso. Y, después, están losque se acomodan. De todas maneras,son pequeñas corporaciones. Haymuy pocos que son así, solitarios, quedicen lo que tienen que decir, comodebe ser. Porque, si uno mira del otrolado, también son terribles. “La culpala tiene el peronismo”: si empezamosasí, vamos mal. Primero, porque esmentira; segundo, porque, para eso,que siga el Bigote. No es: “Es el pero-nismo, estúpido”. Es: “La culpa latenemos los argentinos, estúpido”.Como estoy en contra de los K,muchos me llaman para tomar café ysumarme a una nueva batalla cultural.Pero en las batallas culturales el inte-lectual pierde. No quiero que lagente piense como yo: es más aburri-do que chupar un clavo. Tampocoquiero estar en contra de todo elmundo. ¡Pero quiero decir lo quepienso! Y no es poco, porque nadie teda un lugar. Ahora, “que la gentepiense como yo, ideología dominan-te, dominar con mis ideas, cambiar lamentalidad de la gente, crear cons-ciencia”... ¡Eso es de sicópata! Yentrar en eso de “ahora se fueron ylos vamos a correr”, tampoco. Creoque, quizás, lo bueno sea que baje-

mos un poquito el tono. Todos.¿Tan necesario lo cree?Cuando me preguntaban antes si lasociedad va a madurar o evolucionar,es complicado. Primero, por la margi-nación. Y, por otro lado, porque hayun sedimento de todos estos añosque reforzó esa tendencia. Uno delos aspectos culturales del menemis-mo fue que se abrazó con ÁlvaroAlsogaray e Issac Rojas, lo del indul-to... Era: “Basta de guerra”. Después,por supuesto, mataron a José LuisCabezas, pasó lo de la AMIA. Peroera un aspecto que no era malo.Cuando Raúl Alfonsín llega con lademocracia, habla de pluralismo por-que veníamos de la violencia terroris-ta de todas partes. Quizás, ahora,podríamos revalorizarlo. Porquehubo una enorme decepción en laArgentina de 2001. Y mucha bronca.Que se aprovechó . Creo que, enestos 15 años, la gente ya se desaho-gó lo suficiente. Sería bueno que, conlos conflictos y dificultades que hay,que son pesadísimos, no le sumemosmás nafta.¿Cómo cree que será el día despuésde Cristina Fernández de Kirchner?Una cosa es lo que ella quiere –queno es ningún secreto, porque lo dijo–

y otra, lo que puede. Eso dependeráde muchas cosas: de quién venga, desi se consolida algo, de si hay unamirada distinta al pasado. Lo que Ellaquiere es estar siempre. Por eso leagradezco a Sergio Massa el haberboicoteado el “Cristina eterna”. Asícomo le agradezco a Menem haberencarcelado a Mohamed Seineldín.Hay que ser agradecido, más allá delas preferencias políticas. Pero no sé sila quieren tanto como Ella cree quela quieren. No es Evita. Sin dudas,fue muy importante. Pero no sé sihay tanto amor. Eso dependerá. Loque Ella quiere ya sé qué es: lo queyo no quiero.¿El día que CFK entregue el poderla Argentina estará cerrando elcapítulo abierto en 2001?No es una mala idea, no es una malaimagen. No sé si tiene que ver con loreal, porque las cosas no se abren nise cierran como una casa. Perodurante 14 años pudimos odiar losuficiente. Ahora, quizás, podemosrelajarnos un poco. ¡Ojalá! Tododependerá de si no hay situacionesmuy irritantes. Imaginen que la gentepierda su trabajo. Cuando eso pasa,nadie cree que es el destino: alguiense lo sacó. Ojalá que no haya situacio-nes de bronca. Pero ese es un deseoun poco etéreo. La cosa está comoestá: sindicatos enfrentados, barrasbravas armadas, narcotráfico, sociedaddesintegrada, marginación, muchoodio entre sectores. Gente que tieneuna bronca descomunal por lo quepasó con las elecciones. No veo aMacri con estatura política para crearun nuevo clima: no creo que bastecon el new age. Y Scioli me parece unhombre un poco frágil: se puedeponer nervioso demasiado rápido.En todo caso, mi escepticismo, hoydía, es rosa, porque estoy viviendouna especie de cuento de hadas. Apesar de que dije cosas horribles delPro. Y de Mauricio hasta hace pocodije cosas despreciativas, de las queestoy un poco arrepentido. Pero esuna buena noticia. Quiere decir quehay una alternativa al matón. Eso esbueno. Porque, acá, el miedo es muyimportante para dominar. Está bienque la gente vote por un tipo pacífico.Hablo en términos de paz, pero tam-poco estamos en Siria. Aunque hayun ambiente muy malo, que siemprecritiqué, desde 2004, con el acto enla ESMA. ¡No vuelvan a decir que el

TENGO DOS SENSACIONES.UNA ES QUESCIOLI ES PEOR DE LO QUE PARECE. Y OTRA, QUEMACRI ESMEJOR DE LOQUE PARECE.EL PROBLEMAES EL PAÍS.PIENSO EN LOQUE SE LLAMALA MORAL DE LARESPONSABILI-DAD, NO DE LACONVICCIÓN”.

3344> CLASE

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:29 p.m. Page 34

ambiente bélico fue maravilloso! Coneso no se juega. En la Argentina haymonumentos a la memoria, hayMadres, hay Abuelas. Y no es única-mente para hacer transa política eso.No j***n hablando de genocidio adiestra y siniestra. Que no me vengancon el amigo-enemigo, todo ese tipode pavadas. Se nutrieron de eso quellamo “lo bolivariano”.¿Cuál sería la mayor urgencia aatender por el próximo gobierno?La salud es básica, antes que la educa-

ción, antes que la seguridad. El dine-ro tiene que ir ahí. La gente sin pre-paga privada debe tener salud. Eso eslo que hizo bien Cuba. A Macri no leveo esa preocupación. Habla delcepo, de inversiones, de la felicidad.¿Qué es felicidad? La salud. Por esome acerqué a Binner: porque eramédico y le interesaba la salud. Claro, era anestesiólogo (ríe).Indudablemente, la Argentina tienemuchas falencias en su sistema desalud. Eso sería una revolución. Uno

no puede tener 20 prioridades. Si esojunta o no votos, depende de lacomunicación. Pero la salud es muyimportante. Vivienda y salud es lobásico. Y este gobierno, con elProcrear, con un par de cositas, algohizo. Lo que pasa es que lo hizo conla ANSeS, la famosa caja de los jubila-dos. En ese sentido, me parece queeso sería algo bueno en la Argentina.Junto con la pacificación, paz y salud.Amor... ¡Es casi un brindis deNavidad! (ríe).◆

NdT Abraham.qxd 17/11/2015 07:29 p.m. Page 35