topónimo: Mier · 2018-12-08 · la del latín vulgar 'MERA(puro, limpio'), aplicada...

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JULIO CONCEPCIÓN SUÁREZ

Los significados de un topónimo: Mier

Mier: en el origen, tal vez, una simple parcela pro-picia a los sembrados (y muy apreciada en su tiempo).

La palabra Mier, en este privilegiado remanso delCares sobre las mismas riberas del río, tan apreciadasen unos tiempos sin más recursos que los que dabael medio, y al cobijo de los vientos, bajo El Picu (LaPica) más saliente del valle, dio lugar a muchas in-terpretaciones toponímicas. Varias casas palaciegas,entre ellas la de los Mier, atestiguan una productivavaguada en torno al poblado actual. En principio,el Diccionario de voces españolas geogrdjicas del sigloXVIII (Real Academia de la Historia) define la pala-bra mier como «hoja o partida de tierras labrantías,y equivale a lo mismo que laboría». Y añade: «Estavoz se usa mucho en las Asturias de Santillana; y vie-ne del griego. Con este nombre se distingue el pagode tierras, que por lo común se siembran alternativa-mente de distintos frutos, esto es, mayores o meno-res» -concluye el diccionario citado. Ciertamente,en griego MÉROS, plural neutro MÉR~, 'parte, por-ción'.

Es evidente que el pueblo de Mier, contempladodesde cualquiera de los picachos, calladas o laderascircundantes (La pica Peñamellera, altos de Nava,Trescares, Vigueras, Novillos, Librotu, Nedrina ...),da la impresión de una primitiva zona de sembrados,

ganada al monte y a la roca en los suelos más propi-cios al arado y a la azada. La posición de estos suelosen la margen derecha del río, ladera orientada másbien al sureste; o en la margen izquierda, más bien alsur y al poniente; con una distancia relativa que ase-guraba al tiempo los beneficios de las aguas del río, yevitaba los peligros de inundaciones con torrenterasocasionales, convertía todo e! contorno de Mier enun espacio privilegiado para el asentamiento humanoun par de milenios atrás. Más aún, se podría decir quedesde varios milenios atrás, pues toda la zona (muchoantes de la división en las dos Peñamelleras) está cua-jada de nombres prerromanos: Cares, Cáraves, Tres-cares, Nava, Olaño, Abándames, Cerébanes, Cuñaba,Narganes ... Pasados los estrechamientos de Arenas,toda la espaciosa ladera hasta Panes hubo de ser muycodiciada, para la estancia invernal sobre todo, yadesde los indoeuropeos por lo menos.

El paraje de Mier reunía muchas circunstanciasconcentradas frente a otros más desabrigados a me-dia o alta ladera, o más expuestos a los vientos o a lasnieves. Con sólo unos pocos metros sobre e! nivel de!mar, y con las aguas tan espaciosas como sosegadas,incluso las más invernizas, los sembrados de Mierquedaban relativamente a salvo todo el año; y la pescagarantizada cuando más falta haría por la escasez deotros frutos de temporada, es decir, en e! invierno. Dehecho, allí mismo, poco más arriba, a la zona bajo lagasolinera actual no por casualidad se le dio en llamarPescandi: e! lugar más adecuado y seguro para pescar.

El nombre de Pescandi es evidente y documento oralmuy preciso.

Pero no sólo Pescandi: todo este tramo de! río en-tre Arenas y Panes vivió, y sigue viviendo en parte,de la pesca, circunstancia conocida en toda la regiónasturiana, con esa rica gastronomía actual que a tan-tos pescadores concentra en cuanto se abre la veda,en Niserias, por ejemplo, con su arraigada tradicióncaminera, antes, y hostelera luego. Una pesca, tal vezpreindoeuropea ya, pues raíces preindoeuropeas sonlas que motivaron el Cares: *KAR- (roca), -ES (agua);en definitiva, 'agua que corre entre rocas: Así losprimitivos nativos o allegados mirarían estas aguas:por lo que les daban de comer. Y hasta las adoraban,como en el caso del vecino río Deva (el río de la Dio-sa): indoeuropeo *DEU- (agua divinizada, diosa). Losnombres no están puestos por casualidad, y las tradi-ciones no se arraigan al azar tampoco: unos y otras es-tán siempre motivados sobre las cualidades del terri-torio habitado, por mucho que se haya transformadocon los tiempos y las técnicas más nuevas.y tras el paraje seleccionado por los nativos, el

territorio acotado para la estancia humana y animal(sembrados, pastos, frutos, productos del río, climaadecuado ...), llegaría e! nombre del asentamientomismo: primero, las cabañas, luego, las casas, el pue-blo, los establos ... Y los productos del entorno. Deahí que entre los propios lugareños a lo largo deltiempo, y de los investigadores también, se hayansupuesto otros orígenes del topónimo. Por ejemplo,

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Abascal Palazón y otros autores citan antropónimoslatinos del tipo Meriu, Mellis, que podrían estar di-rectamente en el origen del topónimo.

Una vez más, la interpretación popular (etnogra-fía, etnotoponimia) que no deja de tener su importan-cia a la hora de conocer el sentimiento, la valoración,que los nativos hacían de su propio territorio habi-tado, con todos los derechos de opinión. Así, se diceque Mier viene de un posesor latino MERIUS, queen genitivo daría Mier, especificando al sustantivovilla: la villa romana (posesión, feudo) pertenecienteaMERIUS.En el orden sucesivo de los tiempos, hastapuede que un posesor haya tomado el nombre (o elapellido) de las tierras explotadas, roturadas, organi-zadas... por él mismo. Y así les dio el nombre suyofrente a otras posesiones. Pero es que el nombre de lastierras, del paraje, ya podría existir antes (la palabramier como hoja o partida de tierras labran tías, labo-ría), en su significado geográfico, agrícola, por tanto.De ellas tomó el nombre el mismo posesor, como entantos otros casos de la antroponimia asturiana.

Algo parecido puede ocurrir con otra interpreta-ción posible del nombre, que también recoge Abas-cal Palazón y otros: el antropónimo latino MELLIS.También el nombre de Mier se relacionó con Peña-mellera, a partir de un posible antropónimo latinotipo Mellis. Ciertamente, la Pica y toda la zona fuepropicia a la miel, en sus soleadas calizas, y en unazona tan florida buena parte del año. Y todo ello poruna raíz prerromana originaria ('MAL-, 'MEL-, roca),

que puede estar en el origen de la peña; o de la raíz la-tina MELLA(huella, brecha), corte casi vertical sobreel río. Es decir, el pueblo fue interpretando a su modoen cada época, y las raíces remotas fueron adquirien-do explicaciones sucesivas nuevas.

Desde una gran roca, se pasó a roca dividida, ge-minada, rota por el gran tajo que talla el río Cares alfondo del valle. Desde la roca, se pensó en MELLEM(miel), por la buena miel que siempre produjo en susrecodos más soleados. Incluso, la palabra común seaplicó a una persona con especial dedicación a la ac-tividad melífera, y así surgió el antropónimo latinoMellis; no por casualidad el Museo de la Miel estáen Alles. Y ya desde Melle, se llegaría a "Mel, con ro-tacismo l/r, y diptongación, Mier. El pueblo siemprecaviló sobre los nombres que pisa cada día, aunquesea a base de añadir sentidos y transformar raíces an-tiguas.

En definitiva, las interpretaciones de un topóní-mo pueden ser varias, como resultado de las suce-sivas funciones que un paraje fue adquiriendo paralos habitantes que vivieron en él siglo tras siglo. Laspalabras originales iban perdiendo su significaciónprimera, sustituida por la que era más clara en la opi-nión de los lugareños. Nunca se sabrá del todo quiéntuvo más razón.

En todo caso, el nombre de Mier, sea directamen-te por la función de una tierra buena para los sembra-dos sobre el río; seapor un antropónimo, del posesorcon ese mismo origen agrario; sea por una referencia

a la miel, está documentado por escrito en el s. XVIIIcomo equivalente a una voz común en el uso del pue-blo: una parcela sembrada en una zona privilegiadaal cobijo de los vientos y de las nieves, con todos losbeneficios de las aguas sosegadas de un gran río. En elorigen remoto, ésa parece la cualidad que resaltaronlos pobladores nativos con la palabra que acababa dellegar en boca de los romanos.

En fin, los nombres casi nunca están solos tam-poco, y otros parecidos pudieran corroborar la in-terpretación agrícola, paisajística, de Mier (de formadirecta o indirecta, como se dijo): Mieres, Meres, LaMera, Mericueria ... No obstante, en alguno de estoscasos, caben otras interpretaciones también, comola del latín vulgar 'MERA (puro, limpio'), aplicadala voz a las aguas de fuentes o de ríos. En cambio, laposición geográfica, la orientación, la circunstanciade Mier en las riberas del Cares, la palabra antiguaen un diccionario, ofrece menos dudas: un nombreagronímico, etnográfico, etnotoponímico (el apreciodel suelo cuando había que vivir del medio). Cadavecino, con su parcela en la ería (cortinal, mortera),el día güeis en la mayoría de los casos, tenía asegura-da la imprescindible alimentación familiar (el cereal,el pan). Que no era poco, siglos atrás. De ahí que lavoz común haya quedado en adelante como plantadaen el suelo también, a modo de homenaje, verdade-ro culto a la tierra-madre que da de comer. Como ladivinización de las aguas que lleva el río Deva, unoscordales más allá.

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MIER