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Susana Torrado ESTRUCTURA SOCIAL DE LA ARGENTINA 1945·1983 EDICIONES DE LA FLOR 1 e:¡ ./c?fl -

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Susana Torrado

ESTRUCTURA SOCIAL DE LA ARGENTINA

1945·1983

EDICIONES DE LA FLOR 1 e:¡ o¡ ./c?fl -

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Foto de tapa: Cortesía Archivo del diario Clarín

Diseño de tapa: Roberto J. Kitroser

Tercera edición: diciembre de 2002

© 1992 by Ediciones de la Flor S.R.L. Gorriti 3695, C1172ACE Buenos Aires, Argentina. www.edicionesdelaflor.com.ar

Hecho el depósito que dispone la ley 11.723 Impreso en la Argentina Printed in Argentina

ISBN 950-515-364-3

Para don José . . (con la ayuda de mis maestros):

Gmo Germam, Carmen Miró, José Luis Romero

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1.1 Objetivos

Nuestros propósitos analíticos son de dos órdenes, dife­rentes pero complementarios, determinados ambos por la disponibilidad de fuentes de información.

De acuerdo al primero, buscamos establecer los_cambios que se operan en la estructura social argentina siguiendo una periodización definida por los modelos de acumulación domi­nantes dentro del lapso 1945-1983. Se trata aquí de un_á perspectiva diacrónica que co.nsiste ef1~Qm.P.E.félr el pªrfll d_~la_ estnJtturá··encúatro mo-mentos puntuales, tratando de explicar loscambioS-detectados en función de la naturaleza de cada esfrafegia de desarrollo. El cumplimiento de este objetivó ~~iupuso compatibilizar todas las fuentes de información disponibles para el período global de observación, lo que, obviamente, implicó usar menos y peores datos que los que pudieron utilizarse para cumplir con el segundo obje­tivo.

Este último consiste en describir la estructura de clases en el momento puntual correspondiente al final del lapso de estu­dio, de manera más detallada que en el estudio comparativo, tratando a la vez de incorporar el análisis de las condiciones de vida de las clases y segmentos de clase identificados.

En ambos casos, el análisis se centra en el total del país como unidad geográfica de observación aunque, cuando ello fue factible, tratamos de analizar someramente las disparidades regionales.

1.2 Los conceptos en el nivel abstracto

La conceptualización de este estudio reconoce filiación en laJeoría de los modos, formas o comunidades de producciónJY su articulación en formaciones sociales »~-soci~dade"s concrefa.s. Por otra parte, entendemos que la Argentina que transltá nues" tro período de observación es una sociedad concreta caracteri­zada por la articulación del modo de producción capitalista

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a) por un lado, el salario directo, o sea la parte del salario total destinada principalmente a sufragar la reconstitución de la fuerza de trabajo activa;

b) por otro lado, el salario indirecto, o sea la parte del salario total esencialmente destinada a sufragar el costo del mantenimiento en inactividad y el reemplazo generacional de los trabajadores. Desde otro punto de vista, el salario directo designa la parte

de la remuneración de la fuerza de trabajo que, bajo la forma monetaria, es pagada directamente por el capitalista al asala­riado como corolario de la relación contractual que los une. El salario indirecto, por el contrario, no deriva de dicha relación contractuat sino que es redistribuido a nivel social pororganismos socializados (fundamentalmente, instituciones de Estado). Este último hecho se visualiza mejor si se recuerda que el salario indirecto comprende: a) la fracción de las prestaciones sociales (seguros de enfermedad, accidentes de trabajo, invalidez, ma­ternidad, desempleo, vejez, muerte; asignaciones familiares) que es percibida por los asalariados capitalistas; b) la fracción del valor de los seNicios colectivos que es utilizada por dichos trabajadores y sus familias en forma gratuita (viviendas socia­les, escuelas, hospitales, hogares de ancianos, etc.). De donde se desprende que el salario indirecto, si bien puede tomar en algunos casos una forma monetaria (caso de las asignaciones familiares), reviste por lo general la f arma material de seNicios y equipamientos que, por su índole colectiva, necesitan ser gestionados en el nivel de las instituciones de Estado.

De acuerdo a lo antedicho, puede afirmarse que, en el sistema capitalista, la fuerza de trabajo es pagada según su valor en la medida en que el trabajador reciba, además de una remuneración por la venta de su fuerza de trabajo inmediata, una remuneración que asegure su mantenimiento a título vitalicio y la creación de un sustituto, es decir, en la medida en que, por una u otra vía, el trabajador reciba el monto del salario directo y del salario indirecto. Ahora bien, sí se admite que el salario directo es pagado íntegramente por el capital (ya que sin asegurar la reconstitución de la fuerza de trabajo activa peligraría el normal

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desenvolvimient.o d.~ los procesos de trabajo), se concluye que el grado de aprop1ac1on del excedente social en cada situación concreta está determinado por la magnitud del salario indirecto que '.~s capital.ist~s son capaces de trasladar a formas de pro­ducc1on no cap1tahstas que les están subordinadas o, por distintas vías (por ejemplo, el sistema tributario), a Jos propios trabajado­res._ Cuando esto o~urre, la exacción del excedente por parte del capital alcanza no solo a los asalariados capitalistas, sino también a los agentes insertos en los modos de producción dominados.

. Re~om~~do el hilo de la exposición, digq.rnos que, cuando fa 1nvest1gac1on se sitúa en la óptica de las unidades f amiliare­debe c~nsiderarse el conjunto de comportamientos ( socialrnent~ determinados, es decir, específicos a cada clase social) a través d~ f?s. cuales .10~ agentes sociales aseguran su reproducción b1olog.1ca y opt1rrnzan sus condiciones materiales y no materiales de ~~1stenc1a .(lo que se designa con el término "estrategias f amrflar_es de vida"). en la medida en que dichos comportamien­tos estan estrechamente asociados con los tres componentes del costo de la fuerza de trabajo.

Aunque no podamos aquí desarrollar en detalle estas cuestiones, es fácilmente comprensible que, para ambas ópti­~as, es fundamental el.conocimiento de la dinámica demográ­fica .de cada clase ~ocral. Es la razón (entre otras) por la que dedicarnos un capitulo entero al análisis de los fenómenos poblacionales durante nuestro período de observación visualizándolos como "parámetros demográficos" (Capítulo 3)'.

1.3 Las fuentes de información6

Las principales fu entes disponibles para el estudio de la estructura social durante nuestro lapso de obseNación son:

6

La ~roblemática de la producción de datos para e! estudio de !as clases sociales en las sociedades capitalistas es analizada en Torrado (1977) y Torrado (1978, 356-369).

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a) los censos nacionales de población de 1947, 1960, 1970 Y

1980; b) los censos industriales de 1947, 1954, 1964, 197 4 Y 1985; c) los censos agropecuarios de 1947 y 1969

7•

Los censos de población recogen datos acerca de los siguiente atributos individuales (llamados "económicos" u "ocu-

pacío nales"):

a)

b)

c)

d)

e)

f)

Condición de actividad: carácter de "activo" o "no activo" del individuo según que pertenezca o no a la PEA; . Ocupación: naturaleza concreta del trabajo o tarea reali-

zados; Categoría de ocupación: posición según el orí.gen. de la renta (ganancia; salario; renta por intercambio simple;

renta de autosubsistencia); Rama de actividad: esfera de la economía a la que perte­nece el establecimiento dentro del cual la persona ejerce su empleo, definida en función del tipo de bien o servicio

producido; , . Sector de actividad: inserción en el sector pubhco o en el sector privado de producción económica; Tamaño del establecimiento: número de personas ocupa­das dentro del establecimiento en el cual la persona ejerce su empleo (clasificación dicotómica).

Cabe destacar que mientras el censo de 1980 relevó ~atos acerca de estas seis variables, los censos precedentes solo lo

hicieron para las cuatro primeras. Por su parte, los censos económicos, industriales, co-

merciales y agropecuarios recogen información referida a las "unidades de producción", acerca de variables tales como la

7 En el momento de redactarse este texto (julio de 1991) no habían terminado de procesarse los datos del Censo Comercial de 1985 ni los del Censo Agropecuario de 1988.

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organización jurídica de las mismas, el número de ocupados, el volumen y valor de la producción, etc.

Si bien el tipo de datos que proporcionan los censos económicos es más adecuado para la operacionalización de algunos de nuestros conceptos teóricos, su cobertura poblacional es bastante más reducida que la de los censos demográficos. En efecto, en esta última fuente se enumera a todas las per­sonas activas, mientras que los relevamíentos económicos sólo alcanzan a aquellas que trabajan en unidades de producción de un tamaño suficientemente grande como para ser "visibles" al operativo censal. Por otra parte, sólo el censo de población enumera a las personas inactivas dentro de la familia a la que pertenecen, un dato crucial para nuestros propósitos analíticos.

Estas son las principales razones por las cuales elegimos los censos de población como fuente básica de datos, usando los censos económicos para complementar o precisar algunos aspectos del análisis cuando ello fue factible. De igual forma utilizamos las encuestas de hogares (de empleo, de consumo, etc.) existentes para nuestro período de observación.

1.4 Los conceptos en el nivel empírico

Como dijéramos, definimos teóricamente a las clases sociales como subconjuntos de agentes que ocupan una posi­ción social análoga en el proceso de producción económica.

La operacíonalización de este concepto en base a la información disponible es, desde luego, un punto clave para evaluar la validez y pertinencia de nuestro análisis. Es por ello que hemos querido dedicarle a esta cuestión una atención acorde con su importancia, consagrándole un Anexo Metodológico en el que se especifican todos sus aspectos.

En este punto, nos limitaremos a reproducir el sistema clasificatorio de las clases sociales finalmente utilizado, remi­tiendo al lector interesado en los detalles de su construcción a dicho Anexo.

Para aquellos lectores con menor curiosidad metodológica,

100,~

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bastará con señalar que la operacionalización del concepto de clase social se basa en la construcción del nomenclador de la variable Condición Socio-Ocupacional (CSO) a partir de los atributos económicos descriptos en el Punto 1.3, supra. Así, la significación operativa de dichos atributos puede resumirse corno sigue: la "Condición de Actividad" permite delimitar el conjunto dentro del cual se establecen las diferencias signifi­cativas según la CSO. La "Ocupación" y la "Categoría de Ocupación'', consideradas simultáneamente en forma cruzada, por su parte, constituyen el principal indicador de ta relación que mantienen, en el proceso de trabajo, los agentes con los medios de producción y los agentes entre sí, es decir, de la relación de producción que define el lugar de cada agente. La clasificación cruzada de la "Rama de Actividad" y del "Sector de Actividad" apunta a diferenciar horizontalmente el conjunto de cada clase social, o sea, a delimitar fracciones de clases. Por último, ta diferenciación vertical de las clases sociales, o sea, la distinción de capas, se realiza fundamentalmente a través del "Tamaño del Establecimiento" y de los niveles de calificación de los trabajadores que se infieren de la variable "Ocupación".

El clasificador de las clases y estratos sociales discriminados (así como el correspondiente a la Rama de Actividad, variable según la cual puede desagregarse cada clase y estrato) se presenta en los Diagramas 1.1 y 1 En todos los casos se indica la sigla con que cada segmento de clase es identificado en los cuadros y tabulados estadísticos o en el propio texto.

1.5 El período de estudio

El criterio con que acotamos nuestro período de observación ha sido exclusivamente teórico. efecto, el año 1945 marca la irrupción del peronismo en la vida política nacional, en tanto que 1983 es el comienzo de una nueva etapa signada por el resurgimiento del radicalismo como alternativa de poder real. Durante las casi cuatro décadas que transcurren entre ambas fechas, se suceden en et poder distintos bloques de dominación,

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Diagrama 1. 2

Nomenclador de la Rama de Actividad

Rama de Actividad (RA)

- Agricultura, Caza, Silvicultura y Pesca

- Industrias Manufactureras, Minas y Canteras y Electricidad, Gas y Agua

- Construcción

TERCIARIO (Suma de las ramas que se enumeran a continuación)

Comercio

SeNicios Personales y de los Hogares

y Restaurantes y Hoteles

- Transporte y Almacenamiento

- Administración Pública y Defensa

Comunicaciones

Establecimientos Financieros y Seguros

Servicios Prestados a las Empresas y Bienes Inmuebles

- Diversión y Esparcimiento

SIGLA

AGRO

INDUS

CONST

TERC

COMER

SPHOG

TRANS

ADMIN

COMUN

FINAN

SEMBI

ESPAR

cada uno de los cuales trató de imponer un modelo de acumu­lación acorde con sus particulares intereses de clase.

Si aquí nos detenemos a explicitar las razones teóricas (a simple vista, obvias) que justifican nuestro lapso de observación, es porque deseamos diferenciarnos de una práctica desdicha­damente usual en la investigación social: la de periodizar la historia en función de las fuentes de información disponibles. Esta práctica -de neta filiación empirista- no tiene en cuenta que la fecha de recolección de un dato (por ejemplo, el año de realización de un censo de población) responde más a criterios de orden técnico que al deseo de establecer hitos de informa­ción relevantes para la reconstrucción de la historia social de un

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país. por ello que las periodizaciones establecidas irrefle­xivamente en función de la disponibilidad de datos suelen obstaculizar más que ayudar a la interpretación de los hechos

históricos. Como se verá más adelante, las fuentes disponibles para

realizar ~sta investigación no cubren exactamente ni los límites de nuestro período de observación global, ni los límites de los subperíodos que son discernibles con criterios teóricos (es decir, socio-políticos).

Nuestra solución metodológica a este problema consistió en respetar siempre la periodización teórica y en utilizar todas las fuentes disponibles, señalando en cada caso cuándo las mismas acotan convenientemente los lapsos deseados, cuán­do no lo hacen, y, en este último caso, qué problemas analítico­interpretativos se derivan de este hecho.

Es cierto que este procedimiento tiene la dificultad de "diluir" un tanto el efecto del ciclo económico o de los condicionantes externos sobre los f enórnenos investigados. Pero aun así, es preferible a la opción de investigar períodos definidos por el calendario (por ejemplo, las décadas) en los que lo que se diluye es el efecto de los condicionantes socio·

políticos.

1.6 Los universos de análisis

Otro aspecto que es indispensable explicitar es el de los criterios teórico-metodológicos utilizados para delimitar los uni­versos de análisis, es decir, cómo se define el conjunto de individuos que será diferenciado internamente desde el punto de vista de su pertenencia de clase. Para aclarar esta cuestión es conveniente partir de una somera descripción de los datos que constituyen la base empírica del estudio.

La utilización de fuentes tales como los censos de pobla­ción o las encuestas de hogares permite que, dentro de una determinada jurisdicción geográfica, puedan delimitarse los universos poblacionales que se indican en el Diagrama 1.3.

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Diagrama 1. 3 Universos de análisis

Unidad de Observación

Clase de hogar Condición de actividad del jefe del hogar

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De Jefe Activo

Hogares '-•

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De Jefe Inactivo

Hogares Institucionales

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a) Excluye los empleados domésticos que cohabitan con sus empleadores.

Fuente: CFI (1988)

De acuerdo a este Diagrama, los universos de análisis se delimitan en base al tipo de Unidad de observación de la fuente (Hogar, Persona o Persona Activa). la Clase de hogar (Particu­lar, Institucional} y la Condición de actividad del jefe de hogar

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(Activo o Inactivo), todo ello de acuerdo a las definiciones que se indican seguidamente.

HOGARES

HOGARES PARTICULARES: persona sola o grupo de personas, emparentadas o no emparentadas entre sí, que se asocian para proveer a sus necesidades alimenticias o de otra índole vital.

HOGAR DE ,JEFE ACTIVO: hogar particular cuyo jefe, en el momento del censo, pertenece a la PEA por su condición de ocupado o de desocupado que ha trabajado antes.

HOGAR DE ,JEFE INACTIVO: hogar particular cuyo jefe, en el momento del censo, no pertenece a la PEA, por ser jubilado o pensionado, estudiante, rentista, ama de casa, etc.

HOGARES INSTITUCIONALES: conjunto de personas que comparten un mismo local de habitación y están unidas por un objetivo público o interés personal común (hospitales, cuarteles, internados escolares, conventos, prisiones, etc.).

PERSONAS (POBLACION TOTAL)

POBLACION EN HOGARES PARTICULARES: personas que residen en hogares particulares.

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POBLACION EN HOGARES DE JEFE ACTIVO: personas que residen en hogares de jefe activo.

POBLACION EN HOGARES DE ,JEFE INACTIVO: personas que residen en hogares de jefe inactivo.

POBLACION EN HOGARES INSTITUCIONALES: perso­nas que residen en hogares institucionales.

PERSONAS ECONOMICAMENTE ACTIVAS

Son aquellas que pertenecen a la POBLACION ECONO­MICAMENTE ACTIVA (PEA). La PEA comprende a las perso­nas de 14 o más años-residentes en hogares particulares y en hogares institucionales- que, en la semana anterior al censo, estuvieron: a) Ocupadas: ejerciendo una ocupación remunerada en di­

nero o en especie; o ejerciendo una ocupación remunera­da o no, en una empresa explotada por un miembro de la familia; o que tenían una ocupación remunerada que no ejercieron por una circunstancia transitoria (enfermedad, huelga, vacaciones, etc.);

b) Desocupadas: buscando trabajo remunerado habiendo trabajado antes; buscando trabajo remunerado por prime­ra vez.

PERSONAS NO ECONOMICAMENTE ACTIVAS

Personas de 14 años o más que no pertenecen a la PEA (jubilados y pensionados, estudiantes, amas de casa, etc.)

Ahora bien, el sistema clasificatorio (o nomenclador) que utilizamos para determinar la posición social de una persona está construido en base a atributos individuales -las llamadas "características económicas" de la población- que se investi­gan con mayor o menor detalle en censos o encuestas de hogares. Sin embargo, puede ser usado para clasificar sea individuos, sea hogares.

Cuando el nomenclador es utilizado para clasificar indivi­duos, el universo de observación esta constituido por la PEA.

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Cuando se lo emplea para clasificar hogares, el universo al que se aplica está formado, sea por el conjunto de jefes de hogar activos (el número de jefes es igual al número de hogares particulares), sea por el total de la Población en Hogares Particulares de Jefe Activo (PHP-JA), siendo entonces la po­blación clasificada según la posición social del jefe de hogar respectivo (según se justificó teóricamente más arriba).

Nótese que queda fuera de-observación la Población en Hogares de Jefe Inactivo, ya que para estos últimos no existe la información sobre atributos ocupacionales a partir de la cual se determina la posición de los jefes activos. Aunque por distintos motivos, también queda fuera de observación la Población en Hogares Institucionales.

El análisis de la estructura de clases de una sociedad puede centrarse en el universo de la PEA o en el de la PHP-JA (áreas sombreadas del Diagrama 1.3). Cada una de estas opciones comporta ventajas e inconvenientes que pueden resumirse como sigue.

Cuando el universo de observación es la PEA, el perfil de estratificación resultante puede ser directamente relacionado con las características del sistema de producción económica, ya que entonces se relevan todos los puestos ocupacionales exis­tentes en el mismo. principal inconveniente (aunque no el único) de esta opción es que sólo abarca una porción relativa­mente pequeña de la población total (en 1980, la PEA represen­taba sólo el 37% de la población argentina), quedando fuera de consideración el resto de la población (principalmente, niños, ancianos y mujeres inactivas), la cual, evidentemente, pertenece a alguna clase social, aunque los criterios que definan esta pertenencia sean diferentes a los correspondientes a las personas activas.

Por su parte, cuando el universo de observación es la PHP­JA, se abarca una porción mayor de la población total del país (exactamente el 75%, en la Argentina, en 1980}, pero los puestos ocupacionales que definen el perfil de la estructura spcial son solamente aquellos que son ocupados por los jefes de hogar activos. Este hecho, sin duda, plantea una limitación

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respecto del análi.sis de la relación entre estructura social y estructura productiva, dado que la especialización ocupacional de los jefes de hogar activos (generalmente, varones adultos ca~ados) es diferente del pertil correspondiente a los no jefes activos (generalmente, jóvenes de ambos sexos solteros· mu­jeres adultas de cualquier estado conyugal; ancianos de ar~bos sexo.s de cualquier estado conyugal). Por lo demás, debe precisarse que cuando el objetivo de la investigación, además del conocimiento del perfil de la estructura social. apunta a medir las condiciones de vida y comportamientos que son propios de cada segmento de clase, es imprescindible tomar a la PHP-JA ~ºr-:1º univers?. de observación, ya que la mayor parte de los indicadores utilizables en este dominio se refieren, sea al hogar corno unidad de análisis (por ejemplo, un indicador de hacinamiento habltacional), sea a categorías poblacionales que no. form~n parte de la PEA (por ejemplo, un Indicador de as1stenc1a escolar).

El mejor procedimiemnto para estudiar adecuadamente @I perfil de la estructura de clases en un determinado rnorne~t~ consiste en realizar el estudio simultáneo y comparativo · cj~ ambos universos de observación: la PEA y la PHP-JA De ~sta manera se mantiene la posibilidad de vincular el análisis de la estructura social con el de la estructura productiva, a la vez que se hac~ posible. desen.trañar algunas de las variables que det~:mman las. d1ferenc1as entre ambos universos (especiali­zac1on. ocup~c1ona.1 de l~s jefes de hogar y de los no jefes; fecundidad d1ferenc1al segun clase social; composición diferencial de la familia; etc.), así como la medición de indicadores relativos a la población total.

. Las fuentes de datos usadas en esta investig¡;ición deter­minaron los universos que pµdieron observarse en cada momento r1i~tórico. Así: para el año 1980 se pudo delimitar los oo~ u:11ve;s?s de interés analítico. Por el contrario, p<;lra el ~studlo d1acrornco debim_os restringirnos al Q.nálisis de la PEA, Yª que los censos anteriores a 1980 no permiten una aclecuada re" com¡trucción de los hogares. · · · · · ·

Esta importante restricción metodológica deber¡3. ser re-

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éordada en el momento de evaluar los resultados, sobre todo cuando se pretenda asociar los mismos a la interpr¡;ta,cic)n de otros fenómenos socio"políticos acaecidos durante Ell período de estudio, tales como por ejemplo, los resyltado$ El!Elc;torales, la naturflleza de las alianzas polftiGai3. o ¡;I contE)nido y mé.tgdo de reivindicación de d¡;terminados segmentos sociales, !;n efecto, en nuestros univernos de análisis rio están todos los que son, y los que están no siempre están por lo que son.

46

PARTE 11

LOS PARAMETROS DE EVOLUCION

1}15

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---)e; 'R ~ i~

" (!u.-~'2.~~

Para analizar las modificaciones de la estructura social es indispensable discernir la forma en que ciertos fenómenos demográficos inciden sobre la oferta y la composición de la fuerza de trabajo (PEA), tanto a nivel global como a nivel local. En primer lugar, porque el volumen de la PEA es el de nuestro universo de observación. En segundo lugar, porque cada clase social posee una dinámica demográfica propia que es factor determinante de las relaciones de peso y diferenciación que establece con las restantes clases sociales.

3.1. Tamaño y crecimiento de la población.

En los Cuadros 3.1y3.2 se presentan algunos indicadores básicos de la evolución de la población total,

De cerca de 16 millones de habitantes enumerados en 1947 se pasa a 28 millones en 1980. El crecimiento total-lento por comparación al pasado y a otros países de América Latin¡;¡ en la actualidad- denota una desaceleración pe.rsistente a partir de 1930.

Para, interpretar este último hecho es preciso analizar los llamados componentes del crecimiento. Así, la Tasa de Creci­miento Total es la suma de la Tasa de Crecimiento Vegetativo y de la Tasa de Crecimiento Migratorio. A su vez, el Crecimiento Vegetativo es la diferencia entre la Tasa Bruta de Natalidad y la Tasa Bruta de Mortalidad, mientras que el Crecimiento Migratorio es el saldo neto de la inmigración y de la emigración interna­cionales.

A partir de 1950, la Natalidad acelera su descenso secular como consecuencia, principalmente, de la caída de la fecundi­dad, o sea, de la disminución del tamaño final promedio de las familias completas (un parámetro que, si bien no podemos cuantificar por falta de datos, no cabe duda de que se movió en la dirección indicada). Por otra parte, la caída de la fecundidad prevaleció en todas las décadas que cubre nuestro período de obseí\'G.ción (el leve repunte de la Natalidad en los años 70 es enteramente atribuible a una variación de momento de la Nupcialidad).

71

1it

Page 13: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

Cuadro ~.1 Indicadores del volumem y crecimiento d~ la poblaciqn. Total clel país, 1947-1980

Pgrni~ntgi!~ Tasad~ p.c:>P!ª<;ión en la cª\egoriª

Volurn~n crecimiento ·-·-·

Aii<l (miles) a.nual Total lnmigr. ln.migr, in!~r<;ensal lnmigr. de pal!ies d~ otrgs

(%.) ExternQ~ limítrofes P.ªises -

1947 15.$94 15 2 1$ 17,7

1960 20.014 13 2 11 Hi,4

1970 23.364 17,9

9 2 7

1980 27.949 7 3 4

,.,._

% ~imitrofes sopre total

inmigr. ¡¡xterno~

-rn 15

22

43

Fuente: Elaboración propia en base a Censos Nacionales de Población e INDEC

(1982, 55)

Cuaclro ~.2 Tasas medias anuales de crecimiento de la población y sus diver$Q$ c::omponentes (%0). Total del país, 1925-1980.

Tasa de Tasa de Tasa Tasa Periodo Crecimiento Crecimiento Bruta de Bruta de

Total Vegetativo Natalidad Mortalidad

1925-1930 27,0 18,4 32,5 1930-1935 18,6 16,5 29,0 1935-1940 15,6 13,2 25,7 1940-1945 15,4 14,2 25,5 1945"1950 20,2 15,8 ~.6,3

1950·1955 19,6 16,2 Z5,4 1955-1960 17,0 15,6 24,3 1960-1965 15,6 14,4 23,2 1965-1970 14,6 13,5 2;2,6 1970"1975 16,7 14,4 23,4 1975-1980 16, 1 16, 1 25,Q 198Q-1985 15,8 15,8 24,5

Fuente: Para 1925-1950 Lattes (1;:¡75, 34) Para 1950-1980 INDEC (1982, 46 y 65)

72

14, 1 12,5 12,5 11,3 10,5

9,2 8,7 8,8 9, 1 9,0 f?,9 8,7

.. .

Tasa de Crecimiento Migratorio

8,6 2,1 2,4 1,2 4,4 3,4 1,4 1,2 1, 1 2,3 0,0 o.o

·- ..

Por su parte, a partir de i 950, la Tasa Bruta de Mortalidad se estanca, en razón, por un lado, del débil aumento de la esperanza de vida (61, 1; 66,4; 65,6y 67,7 años, respectivamente, en las cuatro fechas censales) y, por otro, del envejecimiento de la población {un fenómeno que se analiza más adelante).

Ambas tendencias explican la desaceleración de la Tasa de Crecimiento Vegetativo durante todo nuestro período de análisis (afirmación válida aun para la pasajera recuperación de los años 70).

Por el lado del Crecimiento Migratorio, también parecería observarse una tendencia declinante a partir de 1950, hasta llegar a su aparente "extinción" eri el quinquenio 1975-80. Debe recordarse, sin embargo, que los datos sobre las migraciones internacionales son extremadamente fragmentarios y poco confiables. Por ejemplo, no existe registro estadístico de los saldos migratorios externos para el período 1977-1981, por lo que la Tasa de Crecimiento Migratorio nula que figura en el Cuadro 3.2. a partir de 1975, es más un recurso obligado de estimación estadística que un reflejo de la realidad.

At1ora bien, en la inmigración externa pueden distinguirse dos corrientes: la de origen europeo y la que procede de países limítrofes. Respecto de la primera, después de 1930, tuvo un único período significativo entre 1947 y 1952. Este hecho se evidencia en los censos de 1947 y 1960, momentos en que los extranjeros no limítrofes representaban 13% y 11 % de la po­blación total, respectivamente (en 1914, esta cifra alcanzaba al 27,7%).

A partir de 1952, hay una disminución notable de la inmigración total y otro hecho igualmente significativo: el cambio en la composición por origen de la misma debido al incremento continuo de los flujos provenientes de países limítrofes, por lo menos t1asta mediados de la década de 1970. En efecto, a pesar de las graves falencias de la información básica, está suficien­temente establecido que el saldo neto de los movimientos limítrofes entre 1946y1975 (aunque con algunas fluctuaciones dentro de este lapso) fue sostenidamente positivo.

También que, a partir de 1976, el mismo disminuyó de

Page 14: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

manera drástica (Marshall y Orlansky, 1983, 41-43), quizá por la combinación de un menor número de entradas y de un mayor número de retornos hacia los países de origen. De todas maneras, la prevalencia de esta nueva corriente en el total de la inmigración neta, unida a la progresiva extinción de los extranjeros de antigua residencia, explica que el porcentaje de limítrofes sobre el total de extranjeros presentes en cada fecha censal pase del 13% en 1947 al 43% en 1980.

Por otra parte, a fines de los años 1950, comienza un fenómeno inédito en el país -la emigración neta de argenti­nos-, el que se intensifica en la década de 1960 y, sobre todo, en la de 1970 y primeros años de los 80 (1980-1984). En efecto, se ha estimado que, entre 1955 y 1985, emigraron hacia el exterior unos 650.000 argentinos (Lattes, 1987,202).

Adelantándonos en la argumentación, señalemos que los flujos de inmigrantes limítrofes están compuestos principal­mente por trabajadores manuales calificados y no calificados (Maguid, 1990,39-52), en tanto que entre los emigrantes argen­tinos predomina personal técnico-profesional (Schkolnik, 1987,91 ).

3.2 Composición por sexo y edad.

Las tendencias de los fenómenos que componen el cre­cimiento --en especial, la fecundidad y las migraciones inter­nacionales- inciden sobre la composición de la población según el sexo y la edad. En el Cuadro 3.3 se presentan algunos someros indicadores de la misma que ponen en evidencia dos aspectos de interés para nuestros propósitos analíticos.

En primer lugar, la progresiva disminución de la relación de masculinidad (número de varones por cada 100 mujeres) de la población, alta en los períodos de gran inmigración externa por la preponderante composición masculina de esta última.

En segundo lugar, el paulatino "envejecimiento de la po­blación". Se designa con este término el aumento progresivo de la proporción de habitantes de 65 años y más, considerándose

74

Cuadro 3.3 Indicadores del crecimiento de la población por sexo y edad Total del país, 1947-1980

Distribución de la población Relación en las edades de mascu-

Año linidad Total 0-14 15-64 65 y más (%)

1947 100,0 30,9 65,2 3,9 105

1960 100,0 30,7 63,5 5,8 100

1970 100,0 29,3 63,7 7,0 99

1980 100,0 30,3 61,5 8,2 97

Fuente: Elaboración propia en base a Censos Nácionales de Población.

"envejecida" una población en la que dicha medida supere el 7%. Nuestro país entró, pues, en esta categoría a principios de la década de 1970.

Ahora bien, respecto de la influencia de este fenómeno sobre la oferta de mano de obra, importa destacar dos hechos: a) el peso relativo de los ancianos pasó de 3,9% en 1947 a 8,2% en 1980, con crecimiento parejo e ininterrumpido en cada período intercensal; b) hasta 1980, dicho incremento se hizo casi sólo en detrimento de la proporción de población de 15 a 64 años, la que pasa de 65,2% a61 ,5% entre 1947y1980, estando esta disminución concentrada en el primer y tercer períodos intercensales.

Destaquemos que la franja etaria 15-64 años delimita lo que se denomina "población potencialmente activa", es decir, aquélla en la que se recluta la "población económicamente activa", de suerte que, ceteris paribus, la disminución de la pri­mera tendría un efecto negativo sobre el volumen de la segunda. En el texto, aludiremos a la población potencialmente activa como "oferta demográfica de mano de obra".

Page 15: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

3.3 Distribución espacial.

Los hechos mencionados hasta el momento tienen que ver con la determinación de la oferta global de fuerza de trabajo en el conjunto del país. Empero, para nuestros propósitos analíti­cos, es también crucial conocer cómo se forma ese parámetro a nivel regional. Para el análisis de esta cuestión nos serviremos de los índices consignados en los Cuadros 3.4. a 3.9.

Ahora bien, la distribución espacial de la población en el conjunto del territorio nacional en un determinado momento es función de tres variables: el crecimiento vegetativo de cada localidad; el volumen y patrón de asentamiento territorial del saldo neto de las migraciones internacionales, y el volumen y dirección de las migraciones internas.

3.3.1 Crecimiento vegetativo

Sobre este punto sólo es necesario destacar aquí las grandes diferencias interregionales que existían en el período 1947-1960 y que se mantienen (o incluso agrandan) en los dos lapsos censales subsiguientes (Cuadro 3.8.). En particular, obsérvese que el crecimiento vegetativo de las regiones Noroeste y Nordeste duplica y hasta casi triplica el correspondiente a la región Pampeana, en los tres períodos.

3.3.2 Migraciones internacionales

Desde 1930, debido a la pequeñez de los saldos netos externos, esta variable no es tan importante en la configuración espacial de los asentamientos humanos en la Argentina, como sí lo fuera antes de esa fecha.

Sin embargo, cabe mencionar que el patrón de asentamiento territorial de la reciente inmigración de limítrofes difiere del que caracterizó a la inmigración de ultramar. Mientras esta última (antes y después de 1930) se asentó principalmente en el Gran

76

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77

Page 16: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

(xJ Cuadro 3.5 . Indicadores de urbanización (a). Total del país, 1947-80

Población (miles) Tasas de crecimiento anual intercensal (%.)

] ,..)

( -....¡ '\ e.o

1

% de la población Años Disminución de

Total Urbana Rural intercensal Poblac. Total 1 Total 1 Total de la poblac. Urbana del Rural Urbana

rural País

1947 15.894 9.886 6.008 62,2

i -404 17.2 -5,6 28,4

1960 20.014 14.41 o 5.604 72.0 1

-698 15,5 -13,3 24,8

1970 23.364 18.458 4.906 79,0

-155 17,3 -2,5 22.2

1980 27.949 23.198 4.751 83,0

(a) Población urbana es la que reside en aglomeraciones de 2.000 ó más habitantes. Fuente: Atlas (1982, 119 y 122)

Cuadro 3.6 Población urbana: número de aglomeraciones y distribución, según tamaño de la aglomeración Total del país, 1947-1980

Distribución de la Población Tamaño de las Número de aglomeraciones Urbana según

aglomeraciones tamaño de la aglomeración (habitantes}

1947 1960 1970 1980 1947 1960 1970

TOTAL 1 438 524 602 712 100,0 100,0 100,0

2.000 a 19.999 1

392 468 521 608 21,4 22,0 15,6

20.000 a 49.999 30 32 49 61 7,7 7,5 7.8

50.000 a 399.999 14 20 27 36 19,4 15.1 17,0

400.000 a 999.999 1 3 4 6 4,8 11, 1 14,0

1.000.000 o más i 1 1 1 46,7 44,3 45,6

Fuente: 1947, Censo Nacional de Población 1960 a 1980 Vapnarsky y Gorojovsky (1986; 23 y 26)

Total GBA

28.6

22.0

16,2

1980

100,0

14,6

8,4

17,0

17,2

42,8

Page 17: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

Cuadro 3.7 Población que cambió de residencia entre 1975y1980, según lugar de origen Total de pals

Lugar de origen en 1975 Distribución porcentual

~Total de población que cambió de residencia 1 ºº·º (2.271.000)

-~ lntraprovincial 28,2

De la capital de la provincia 5,4

De otra ciudad determinada 7,7

Del resto de la provincia 15, 1

~lnterprovincial 66,1

De grandes ciudades (más de 36,3 100,000 habs.)

De ciudades intermedias (35.000 a 100.00 habs.) 5,4

De localidades menores y zonas rurales 24,4

~ Internacional Del exterior 5,7

Fuente: CEN-80 (CXLI)

80

Cuadro 3.8 Tasas medias anuales de crecimiento de la población y sus diversos componentes (%0) Total del país, regiones y jurisdicciones. Períodos intercensales 1947~1980.

1947-1960

Jurisdicción Tasas de crecimiento

Vege· Migra· Total tativo torio

TOTAL DEL PAIS 13,2 4,0 17,2

REGION PAMPEANA 10,7 5,5 16,8 -Capital

Federal y Pcia. Bs.As. (a) 8,6 13,7 22,3

-Córdoba 13,8 -2,0 11,8 -Santa Fe 11,6 -4,0 7,6 -Entre Ríos 19,7 -18,0 1,7 -La Pampa 17, 1 -22,0 -4,9

REGION GUYANA 20,2 0,0 21,0 - Mendoza 20,1 5,0 25,1 -San Juan 21,3 1,0 22,3 -San Luis 18,9 -15,0 3,9

REGION NOROESTE 20,9 -4,2 16,7 -Tucumán 21,8 ·2,0 19,8 -Salta 21,0 5,0 26,0 -Sgo. del

Estero 17,5 -18,0 -0,5 -Jujuy 21,5 6,0 27,5

1960·1970

Tasas de crecimiento

Vege· Migra· Total tativo torio

14,8 0,6 15,4

11,4 5,3 16,7

10,2 8,5 18,8 13,7 2,4 16, 1 12,3 0,2 12,5 17,9 -17, 1 0,8 15,1 -7, 1 8,0

18,7 -5,5 13,2 18,0 -1,4 16,6 20,2 -11,5 8,7 19,3 -14,2 5,1

23,9 -16,2 7,7 19,9 -20,9 -1,0 27,7 -6,7 21,0

24,8 -20,9 3,9 26,3 -3,9 22,4

1970-1980

Tasas de crecimiento

Vege· tativo

14,5

12,2

1 ·1,5 12,7 10,7 16,8 14,0

19,8 19,1 22,8 17,5

24,4 23,0 26,6

22,0 29,5

Migra-Total torio

3,4 17,9

4,7 17,0

4,5 16,0 2,9 15,6 3,6 14,3

-5,6 11,2 5,1 19,1

0,0 19,8 1,4 20,5

-3,6 19,2 -0,4 17,1

-1, 1 23,3 0,8 23,9

-0,5 26, 1

·3,7 18,3 0,7 30,2

81 (j'} /

Page 18: Torrado  -estructura_social_de_la_argentina

Cuadro 3.8 (Continuación)

1947·1960 1960·1970 1970-1980

Jurisdicción Tasas de Tasas de Tasas de

crecimiento crecimiento crecimiento

Vege· Migra· Total Vege· Migra· Total Vege· Migra·Total

tativo torio tativo torio tativo torio

-Catamarca 24,0 ·14,0 10,0 25,1 22,7 2,4 22,5 -3,9 18,6

-La Rioja 24,2 -13,0 11,2 26,3 -20,2 6, 1 23,7 -5,1 18,6

REGION NORDESTE 21,4 -4,9 16,5 27,8 -16,8 11, 1 28,4 -6,6 21,8

- Corrientes 14,1 -13,0 1, 1 24,0 -18,4 5,6 23,2 -7,3 15,9

:._Chaco 26,4 -9,0 17,4 29,5 -25,4 4, 1 26,9 -5,3 21,6

- Misiones 25,4 3,0 28,4 29,1 -8,8 20,3 33,1 -4,8 28,3

-Formosa 25,3 8,0 33,3 31,3 -4,4 26,9 34,6 -11,3 23,3

REGION COMAHUE 18,4 4,1 22,5 24,3 7,5 31,7 26,2 14,2 40,4

- Río Negro 17,0 10,0 27,0 23,3 7,1 30,4 24,0 13,4 37,4

-Neuquén 20,6 -3,0 17,6 25,9 8,1 34,0 29,4 15,4 44,8

REGION PATAGONIA s/d s/d 20,8 21,4 12,7 34,2 22,6 11,1 33,8

-Chubut 24,9 7,0 31,9 24,3 4,3 28,6 24,3 8,0 32,3

-Santa Cruz s/d s/d 15,7 16,4 29,5 45,9 19,4 16,8 36,2

- Tierra del Fuego s/d s/d 56,9 ·O, 1 33,2 33,1 (b) (b) (b)

(a) En este caso no pueden desagregarse los 19 partidos del Gran Buenos Aires del resto de esa provincia. (b) En este período, los datos de Santa Cruz y Tierra del Fuego se presentan agregados. Fuente: Lindenboin (1985).

82

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Buenos Airns y en zoni3.s urbanas y rurªle.$ del litoral pampeano, los inmigrP.ntes limítrofes se radicaron l!Jn µn prirner rnornento en las provincié!s vecinas a sus países de origen, sumándose lu@go a las corrientes internas cie nativos tiaci¡:i,.el Gran Suenos Aires.

3,J.3 Mi9rªciones internas

El determfnqr1te f!Jnd;;unental de la oferta de fuet'la de trabajo a nivel local en los últimoª cuarenta ªños es el de$pla= zarniento interno de la pe,iplación nativa. ·

l;I fenómeno de las grandes Gorrientes rnigr;:¡torias internas -que (aunque no pueda cuantificarse) sabernos que comienza a mediados de la década c:le 1930- es extraordinariªmente relevante para nuestros propósitos analíticos. Por ello nos detendremos en él con algún detalle, discriminando en el análisis los tres períodos intercensales y tratando de detectar por separado las transferencias rural-urb;:¡no y la$ trnm1feren= cias interregionales.

a) Período 1947-1960

En el Cuadro 3.4 se aprecia que, ya en 1947, el 17% de la población total del país había emigrado de su provincia de nacimiento, un indicador que monta al 19% en 1960.

Durante este lapso, la población rural disminuye drástica­mente en términos absolutos (menos 404.00Q personas y tasa negativa de crecimiento igual al -5,6%0 anual) (Cuadro 3.5.), lo que significa que tra.slada hacia las zonas urbanas todo su crecimiento vegetativo y algo más (con anterioridad a 1947, la población rura,1 había tenido siempre crecimiento positivo aun­que en desaceleración). Nótese que, en 1947, el volumen total de lél población rural es elevado, razón por la cual, en valores absolutos, estos flujos rtJral-urbano son muy considerables .

Desde el punto de vista regional, los principales flujos migratorios (en valores absolutos) se originan en las áreas rurales de la Región Pampeana y, en menor medida, en las

85 "? 'l <7_

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regiones Noroeste y Nordeste (aunque para estas últim~s, en términos relativos, la emigración tenga un peso excepcional) (Cuadros 3.4, 3.8 y 3.9).

Esta transferencia de población se dirige hacia aglomera­ciones urbanas de diverso tamaño, con frecuencia en corrientes escalonadas que culminan en las aglomeraciones mayores (Vapnarsky y Gorojovsky, 1986, 20). Sin embargo, el grueso de los migrantes nativos de este período -algo así como el 68% (Lattes, 1975, 104)-se orienta finalmente ha.cía el Gran Bue~os Aires, un área que, en este lapso, crece a un ntmo anual (28,6%0) ligeramente superior al de la población urbana total (28,4%0) Y muy superior al de la población total (17,2%o)(?u~d~o 3.5). El ritmo de urbanización de este período es el mas rap1do de los tres analizados.

La dinámica que acaba de describirse se traduce en un cambio en las formas de asentamiento poblacional entre 1947 y 1960, cuyos principales rasgos son los siguientes: a) pérdida de importancia demográfica de la Región Pampeana cuyo porcentaje poblacional pasa de 42,4% a 37,9%; b) aumento de la población urbana total que pasa del 62,2% al?2%; c_J notable incremento del Gran Buenos Aires, cuya poblac1on asciende del 29,4% al 33,6%; d) por último, modificación en la distribución interna de la población urbana según tamaño de la aglomera­ción, favorable a los centros de tamaño intermedio (50.000 a 1.000.000 de habitantes) los que pasan de 15 a 23 y absorben 24,2% y 26,2%, respectivamente, de la población urbana (Cuadro 3.6) (en este período, este crecimiento se debe sobre todo a las aglomeraciones de Córdoba y Rosario).

b) Período 1960-1970

Las corrientes migratorias internas se intensifican en este lapso. Así, el porcentaje de personas que vivían fueran de su provincia de nacimiento había aumentado al 24% . .

Por otra parte, se acelera el ritmo de transferencia de población desde las áreas rurales hacia las urbanas: el número absoluto de residentes rurales disminuye en 698.000 personas

86

entre los dos censos y la tasa anual de crecimiento es negativa e igual a-13,6%0. Nótese que en este período, comparativamen­te a 1947-1960, aumentó el número de desplazamientos rural­urbano en términos absolutos a pesar de que la población rural de origen en 1960 era inferior a 1947.

Desde el punto de vista regional, los principales flujos migratorios continúan generándose en la Región Pampeana, aunque ahora son más significativas las transferencias desde el Noroeste y el Nordeste.

El destino de estos migrantes es similar al período anterior (migraciones escalonadas hacia· aglomeraciones progresiva­mente más grandes), y el grueso de los migrantes sigue llegando al Gran Buenos Aires. En este momento, sin embargo, la tasa anual de crecimiento del área metropolitana (22%0) es inferior a la de la población urbana total (24,8%0), aunque notoriamente más alta que la de la población total ( l 5 ,5%o). En otros términos, el Gran Buenos Aires desacelera un tanto su crecimiento respecto del período anterior, al tiempo que siguen expandién­dose en nümero y población los centros intermedios (su mí mero aumenta de 23 a 31 y su población pasa del 26,2% al 31,0%).

En consonancia con esta dinámica intercensal, los rasgos del asentamiento poblacional se modifican como sigue: a) continúan perdiendo peso las regiones Pampeana, Noroeste y Nordeste; b) aumenta la población urbana del 72% al 79%; c) continúa aumentando la absorción de población por parte del Gran Buenos Aires, cuyo volumen relativo pasa del 33,6% al 36, 1 % entre las dos fechas censales; d) sin embargo, en el conjunto de la población urbana, pierde ligeramente importancia el área metropolitana en favor de los asentamientos urbanos intermedios de las zonas extrapampeanas (además de Rosario y Córdoba, también Mendoza, La Plata y otras ciudades del interior del país).

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e) Período 1970-SO

Por úitimo 1 ei lapso 197ó-1980 tiene una dinámica diferen­te. Sin lugar a dudas, la magnitud de lós movimientos internos ihterprovinciales ha distninuido sensibiernente respecto dé los péríódos precedentes. Esto se refleja eh la disminudon del porcentaje de población qué vive tuera de su provincia de nacimiento, que pára 1980 es de 23% .

Por fortuna 1 para esta decada se cuenta con datos mucho más validos respecto dé la medición del fenómeno que estamos anali~ando. El número de migrantes interpróvinciales en el quinquenio 1965-1970 fué de casi 1.70ó.óOO pérsonás, lo que representa el 8% de la póblación total de 1970; para el quinqueníó 1975-1980 estos guarismos hablan descendido a 1.500.óóó persohas y 6%, respectivamente (CEN-801 CXXXLX).

Sí se indaga acerca del origen de los rriigtantes, se aprecia que 1 si bien la poblaéión rural también disminuyo én términos absolutos en el último periodo intercensal (menos 155.000 personas), el ritmo dé distninución es ahóra mucho más lentó (·2 15%0 de tasa anual de crecimiento). Esto significa qué las migraciones rural~urbano tienen mucho menos peso que antes en el conjunto de los movimientos mi€jfátodos interMGs.

Este último hechó itmrece ser analizada eon algún detenirniehto. En él Cuadro 3.7 se presenta ei total de personas que se desplazaron durante el quinquétiiGi 1975-1980 (2.271.óóo individuos) distribuido segun su lugar de odgétt

Dlthó total puede déscomponerse en migrantes intra­provinéialés, rfligrantéS interpnwlncialés y mlgrántes internacio­naiés, bel análisis de ésta inforrtiación se concluye lo siguiente: a) en ei totai de rnovirniéntós migratorios son prepohderantes los desplazamientos urbano-urbano (54;EW0); b) dado el ya éscaso volumen de la población rural entre los rnigrantes originarios de localidades menores de 35.óóó habitantes o de zotlás ruralés predominan sin duda aquellos cuyos lugares dé origen Mri asentarnientos urbanos pequeños (lo que refuerza lía tonclu§ión aéetoa del carácter urbano-urbano de las migraciones de este período): e) una parte considerablé dé los desplazamientos

88

\.

rural-urbano y urbano-urbano es intraprovincial, lo que, corno se verá enseguida, contribuyó al crecimiento de los centr9s de tamaño intermedio, principalmente las capitales de provincia; d) una parte sustancial (36,3%) de las migraciones urbano-urbano se origina en grandes ciudades fuera de la provincia de destino, lo que lleva a concluir que se realiza entre aglomeraciones de tamaño grande o intermedio. Cabe destacar que 3 puntos de ese 36,3% corresponden a migrantes de retorno desde el Gran Buenos Aires hacia sus provincias de nacimiento (Holubica, 1988). Resumiendo, durante el período 1970-1980, el origen de los migrantes internos es preponderantemente urbano, con alta prevalencia de los provenientes de aglomeraciones de tamaño intermedio.

Desde el punto de vista regional, estos flujos continúan originándose en las zonas Noroeste y Nordeste. Pero su destino ya no tiene como foco principal el Gran Buenos Aires, ya que esta área, por primera vez en la historia del país, tiene una tasa de crecimiento anual (16,2%0) inferior a la de la población total (17,3%0) y muy inferior a la de la población urbana total (22,2 %0). En efecto, en este proceso ganaron sobre todo las aglomera· cienes intermedias, las que, además de absorber población -de 31,0% a 34,2%-, son 42 en 1980 contra 31 en 1970 (Cuadro 3.6).

Esta dinámica intercensal da por resultado cambios inéditos en el asentamiento de la población argentina: a) por primera vez aumenta (aunque ligeramente) la proporción de población que reside en regiones extraparnpeanas; b) se desacelera el ritmo de urbanización, de tal suerte que la población urbana pasa de 79% en 1970 a tan sólo 83% en 1980; c) por primera vei el Gran Buenos Aires disminuye su absorción de población, ya que en 1980 desciende a 35,6%; d) por último, dentro de la población urbana total, pierde varios puntos de importancia relativa el Gran Buenos Aires, que son ganados por centros de tamaño intermedio del interior del país, partfoularrnente las capitales de provincia.

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3.4 Volumen y composición de la PEA

En los Cuadros 3.1 O y 3.11 se consignan los principales indicadores para analizar esta evolución en el conjunto del país.

El volumen absoluto de la PEA total crece a tasas inferiores a las de la población total en los períodos 1947-1960y 1970-1980, y superiores en 1960-1970.

Sin embargo, su volumen relativo (porciento que representa la PEA sobre la población total y sobre la población de 14 años y más) disminuye ininterrumpidamente en los tres lapsos. Como se verá, estas tendencias globales son en realidad el balance neto final de varios movimientos de sentido inverso.

En primer lugar, existe el ya mencionado efecto de disminu­ción resultante de la contracción de la población potencialmente activa, un hecho que es sobre todo evidente en el primer y tercer períodos intercensales (Cuadro 3.3).

En segundo lugar, existe otro efecto de disminución (más importante que el anterior) resultante de la notable retracción de la participación en la actividad económica de los varones de 14 a 19 años y de 65 años y más, como consecuencia de la prolongación de la escolaridad entre los adolescentes y de la generalización del retiro por jubilación entre los ancianos (estos hechos son visibles en los tres períodos intercensales).

Por último, existe un efecto de incremento resultante del notorio aumento en la participación económica de las mujeres en el tramo 25-50 años (visible sobre todo en los dos últimos períodos intercensales).

El balance final de estos disímiles movimientos es el siguiente: a) se opera una reducción significativa del porcentaje de la fuerza de trabajo sobre la población total entre los límites del período (del 39,4% en 1947 al 35, 7% en 1980), correspondiendo enteramente esta disminución al primer y tercer lapsos intercensales; b) se verifica un cambio en la composición interna de la PEA, evidente sobre todo en la relación de masculinidad (4 varones por mujer en 1947, contra 2,6 en 1980), y en la edad mediana de las mujeres (28,8 años en 1947 contra 32,2 años en 1980); estas dos mutaciones son más fuertes en las dos últimas décadas. En otros

90

términos, a todo lo largo de nuestro período de observación (si bien con algunas ligeras diferencias según los momentos), la fuerza de trabajo global se ha ido haciendo comparativamente más chica, más femenina y más adulta.

En este punto, es interesante señalar que, como resultado de las diferencias interregionales en la dinámica demográfica (crecimiento vegetativo; volumen y dirección de las corrientes migratorias que son selectivas según el sexo y la edad), así como en las pautas locales de participación en la actividad económica segtín el sexo y la edad, el volumen relativo de la PEA muestra también sensibles diferencias interregionales (Cuadro 3.12).

En particular, ese conjunto de factores en un sentido benefició --en términos de una menor carga de inactivos por persona activa- sobre todo a la región Pampeana (en realidad, a las grandes aglomeraciones de la misma, particularmente el Gran Buenos Aires), en detrimento sobre todo de las regiones Noroeste y Nordeste: en las cuatro fechas censales, el porcentaje de la PEA sobre la población total es en la primera entre 6 y 7 puntos superior al de las dos tíltimas.

Pero, en otro sentido, impuso a esas grandes ciudades la ardua tarea de crear empleo para la enorme oferta demográfica de mano de obra inducida por la masiva transferencia de población desde las áreas rurales, cómo lo sugieren los siguientes indicadores.

Períodos

1947-1960 1960-1970 1970-1980

Tasa Anual de Crecimiento lntercensal (%0) de la Población Potencialmente Activa(PPA)

PPA PPA residente PPA Total del en áreas del GBA

país urbanas

14,9 23,7 19,6 15,2 * 17,3 14,3 11,3

J_~ 91

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'c:o J\.)

1

Cuadro 3.10 Poblacjón Económjcamente Activa (PEA}: indicadores de evotución Total de1país,1947-1980

VO:lumen Tasa anual Porclento .Relación Edad mediana , ·~miles') de crecírnieroto de la PEA sob.re de

.in ter censal:(%.) ·la población masculinidad 1---------1

' . . .Año 1 De 14 :años y más

0

Varones Mujeres

Total Var-0Aes Mujeres Total Varones Mujer.es . Total Total Varones Mujeres

l 11947 ; 16267 5.:033 1.234 ' .1 39.,4 ' 56,9 88.6 23.,4 402 35,8 28;8 1 13,6 11,2 22,,3

1960 ; 7.4'80 5.827 1.653 . '. 1 37,4 53,7 84,4 23,2 360 35,6 29,3 16,8 12,8 29,6

1970 8.85~ .S.'623 2.228 37,9 53,2 80,6 26,5 295 36,4 30,5 12, 1 ·9,iO 20,:6 .

1980 9.991 7.250 2.741 35,7 50,3 75.,0 26,9 264 35,8 32,2

Fuente: Elaboración propia en base a Censos Nacionales de Población.

Cuadro 3.11 Tasas de actividad por sexo y edad (a). Total del País, 1947-1980

Grupo Ambos sexos Varones Mujeres de

edad 1947 1960 1970 1980 1947 1960 1970 1980 1947 1960 1970 1980

14 a 19 52 50 43 35 73 70 57 46 30 32 ' 29 25 20a24 63 66 66 64 90 94 87 86 34 40 44 42 25a34 62 62 66 65 97 98 97 94 25 27 34 36 35 a44 61 59 63 64 98 98 98 95 21 22 28 34 45a54 60 55 58 58 96 92 94 90 19 18 24 28 55 a64 54 39 41 39 89 66 70 67 14 11 14 14 65 y más 32 21 15 ta 57 39 29 19 8 5 5 3

~a)' La Tasa de Activ¡dad de tun gm¡po de edades representa la relación porcentual entre las personas activas y la pobtación total en: ese gmpe;,. para ambos sexosº' pam cada sexo. poir separado. Fuente: 11947,, el'aboración propía en base a; R'ecchfmf! de Lattes (11975, 153~

11960'-1980 Censos N'acional'es de P'oblación.

·~

'vJ coi ~ '('-)

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Cuadro 3.12 Porciento de la PEA sobre la población total Total del país, regiones y jurisdicciones, 1947-1980

Jurisdicción 1947 1960 1970 1980

TOTAL DEL PAIS 39,4 37,6 37,9 35,8

REGION PAMPEANA 42,8 38,9 39,4 37,3 - Capital Federal y

Buenos Aires (a) 45,4 40,0 40,3 38,2 -Córdoba 37,7 37,3 38,0 36,0 - Santa Fe 41,0 37, 1 37,4 35,4 - Entre Ríos 32,6 34,6 35,6 32,4 - La Pampa 39,6 39,6 41,3 38,9

REGION GUYANA 35,5 35,3 35,8 34,1 - Mendoza 36,7 36,0 36,5 35,0 - San Juan 34, 1 33,5 34,1 31,8 -San Luis 33,1 35,4 36,1 34, 1

REGION NOROESTE 34,1 33,0 33,6 30,2 -Tucumán 34,7 32,9 34,2 31,4 - Salta 37, 1 35,1 33,3 30,9 - Sgo. del Estero 29,9 30,2 32,5 27,6 -,Jujuy 40, 1 35,8 35,8 30,5 - Catamarca 34,0 32,7 32,6 29,3 -La Rioja 32,4 32,1 31,6 30,5

REGION NORDESTE 34,3 32,8 33,2 31,3 - Corrientes 32,2 32,2 33,3 29,7 -Chaco 36,5 32,8 32,8 31,5 - Misiones 35,4 34,3 34,1 33,3 - Formosa 33,3 31,3 32,5 30,4

REGION COMAHUE 37,4 37,0 41,3 36,8 - Río Negro 38,5 37,8 39,5 37,3 - Neuquén 35,6 35,5 44,7 36,1

REGION PATAGONIA 46,3 44,8 42,4 40,7 - Chubut 42,5 40,8 39,5 38,8 - Santa Cruz 52,4 54,7 48,8 42,6 - Tierra del Fuego 60,0 50,0 43,8 51,9

(a) En este caso no pueden desagregarse los 19 partidos del Gran Buenos Aires del resto de esa provincia. Fuente: Elaboración propia en base a datos de los Censos Nacionales de Población y Lindenboin (1985).

94

Como se aprecia, durante los dos períodos intercensales, ia tasa de crecimiento de la población en edad de trabajar es notoriamente más alta en las áreas urbanas que en el total del país. Lamentablemente, la falta de datos idóneos para 1970 impide calcular las tasas correspondientes a 1960-1970 y a 1970-1980. Sin embargo, no cabe duda de que durante la década del 60 dicho indicador debió ser del orden del correspon .. diente a 1947-1960 (véase Cuadro 3.5). Por otra parte, en el Gran Buenos Aires, también creció más rápidamente la oferta demográfica de mano de obra durante los dos primeros lapsos intercensales, no así en cambio durante 1970-1980, cuando dicho crecimiento es inferior al promedio nacional.

3.5 Diferenciales de comportamiento según estratos sociales y regionales

Las tendencias descriptas en los puntos precedentes carac­terizan la dinámica de la población argentina en su totalidad. No obstante, si se descompusieran los indicadores nacionales, se advertiría en seguida que, en realidad, los mismos constituyen una combinación o suma ponderada de las dinámicas demográ­ficas inherentes a los distintos estratos sociales y regionales que coexisten en la sociedad. Este hecho es crucial para el análisis de la estructura social ya que dicha dinámica es uno de los princi­pales determinantes del volumen y composición de cada estrato.

Por ejemplo, si admitiéramos para simplificar que en nues­tro país existen actualmente dos clases sociales -la clase media y la clase obrera-puede demostrarse que el crecimiento demográfico de la segunda es notoriamente superior al de la primera, como se intentará argüir a continuación.

Lamentablemente, la información empírica necesaria para establecer en forma válida y confiable este tipo de diferenciales es por lo general escasa y fragmentaria, de manera que tuvimos que apelar a veces a vías indirectas.

Así, en los Cuadros 3.13 y 3.14 presentamos algunos parámetros concernientes a la población de cinco divisiones administrativas:

95

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Cuadro 3.13 Crecimiento vegetativo y sus componentes (%0) por región, 1980.

Tasa Tasa Tasa de Región Bruta .de Bruta de Crecimiento

Natalidad Mortalidad Vegetativo

Total del país 25,0 8,6 17,0 Capital Federal 16,2 12,9 3,3 Córdoba 23,6 8,0 15,6 Chaco 35,6 8,3 27,3 Jujuy 37,5 7,8 29,7

Fuente: Dirección de Estadísticas de Salud (1987, 24)

Cuadro 3.14 Esperanza de vida y envejecimiento por región, 1980

Esperanza de vida Por ciento de Región al nacimiento población de

(ambos sexos) 65 años y más

Total del país 67,71 8,2 Capital Federal 72,23 14,8 Córdoba 70,82 8,3 Chaco 64,44 4,7 Jujuy 63,77 3,9

Fuente: Dirección de Estadísticas de Salud (1987).

96

cuadro 3.15 Edad promedio (en años) de las mujeres a la primera unión, según estrato social y región, 1980

Estrato Total Capital Córdoba Chaco Social del país Federal

f--

Población total (a) 22,7 24,2 23,0 21,6 Pequeños product.

23,2 autónomos 24,5 23,4 22,4 Empleados administrativos y vendedores 22,2 23,4 22,0 20,4 Trabajadores especializados autónomos 22,4 23,5 22,6 21,8 Obreros calificados 21,2 23,0 21,5 20,5 Obreros no calificados 20,3 23,3 21,5 19,7

(a) Población total residente en hogares particulares con jefe activo. Fuente CFI (1988).

Cuadro 3.16 Tasa global de fecundidad (a)

Jujuy

22,4

23,8

21,7

22,8 21,6

21,2

Algunos diferenciales según estrato social y región, 1980.

Estrato Total Capital Córdoba Chaco Jujuy Social del país Federal

Población total (b) 3,46 2,22 3,28 4,71 4,65 Pequeños product. autónomos 2,77 2,06 2,69 3, 12 3,34 Empleados administrativos y vendedores Trabajadores

2,94 2,02 3,02 3,46 3,64

especializados autónomos 3,36 2,29 3,01 4,45 4,48 Obreros calificados 3,85 2,41 3,70 5,39 5,07 Obreros no calificados 4,98 2,71 4,57 6,93 5,98

(a) Número promedio de hijos nacidos vivos por mujer al término de la vida fértil (50 años) (b) Población total residente en hogares particulares con jefe activo. Fuente: CFI, (1988)

97

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Cuadro 3.17 Tasa Bruta de Natalidad (%0) Algunos diferenciales según estrato social y región, 1980

Estrato Total Capital Córdoba Chaco Social del país Federal

Población total (a) Pequeños productores

26,9 18,5 25,8 34,2

autónomos 21,0 16, 1 20,4 23,8 Empleados administrativos y vendedores 25,4 18, 1 27,0 30,8 Trabajadores esp. autónomos 24,8 18, 1 22,2 29,8 Obreros calificados 30,2 19,4 29,6 39,6 Obreros no calificados 33,7 20,3 32,7 42,5

.. (a) Poblac1on total residente en hogares particulares con jefe activo . Fuente: CFI (1988).

Cuadro 3.18 Tasa de mortalidad infantil aproximada (%0). (a)

Jujuy

33,6

26,2

30, 1

31,4 36,7

36,9

Algunos diferenciales según estrato social y región, 1980

Estrato Total Capital Córdoba Chaco Jujuy Social del país Federal

Población total (b) Pequeños productores

34,4 15, 1 31,0 46,6 63,7

autónomos 24,3 11,9 Empleados

19,9 31,3 42,2

administrativos y vendedores 24,0 14,4 26,0 25,8 32,7 Trabajadores esp. autónomos 35,0 10,5 26,5 46,2 54,7 Obreros calificados 35,2 21, 1 Obreros no

33,7 44,2 62,0

calificados 51,2 11,4 40,9 59,1 90,9

(a) Estimación indirecta de la probabilidad de muerte entre O y 3 años de edad (C~I. 19.~8, 161 ). Deb!do a la mala calidad de los datos censales de base, esta est1mac1on no es confiable en lo que concierne al nivel de la mortalidad infantil pero es aceptable para la evaluación de los diferenciales entre estratos ' (b) Población total residente en hogares particulares con jefe activo fuente: CFI (1988)

98

-el total del país (índices-promedio que se desea des­

componer); ·· · - la Capltal Federal y la provincia de Córdoba, tomadas como jurisdicciones típicas de mayor peso relativo de clase media;

- las provincias de Chaco y Jujuy, tomadas como jurisdic­ciones típicas de mayor peso relativo de clase obrera.

Por su parte, en los Cuadros 3.15 a 3.18 se consignan, para las mismas divisiones administrativas, algunos indicadores de comportamientos demográficos, esta vez para el universo defi­nido como la población total residente en hogares particulares de jefe activo, y para cinco estratos sociales: uno de clase media autónoma ("Pequeños productores autónomos") uno de clase media asalariada ("Empleados administrativos y vendedores"); une de clase obrera autónoma ("Trabajadores especializados autónomos") y dos de clase obrera asalariada ("Obreros califi·· cadas" y "Obreros no calificados"). En todos los casos se trata de estratos que representan una parte sustancial del volumen total de la clase a la que pertenecen, lo que significa que tienen un alto coeficiente de ponderación en la determinación de los parámetros-promedio de la misma. Todos los índices presenta­dos se refieren a 1980, ya que el censo de este año es el único que brinda información idónea para su cálculo. Sin embargo, puede aceptarse fácilmente que los diferenciales que van a ponerse de manifiesto existieron también durante todo nuestro período de observación.

Ahora bien, para establecer que el crecimiento demográ­fico de la clase obrera1 es superior al de la clase media, debe analizarse cuál es el comportamiento de ambos colectivos respecto de cada fenómeno-componente (Torrado, 1986).

a) Nupcialidad La nupcialidad -medida por la edad promedio de las

mujeres a la primera unión (Cuadro 3.15)- es, en general,

1 En este ejercicio asimilaremos principalmente a los obreros asalariados, que son la mayor parte de la clase obrera total. Véase, Capítulo 8, Cuadro 8.6.

99

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comparativamente más precoz en la clase obrera (recuérdese que este indicador tiene un rango de variabilidad muy limitado, digamos, para fijar las ideas, entre 19 y 25 años).

b) Fecundidad La fecundidad -medida por la tasa global de fecundidad

(o sea, por el número medio de hijos nacidos vivos por mujer, al término de la vida fértil) (Cuadro 3.16)- de la clase obrera es entre 1,5 y 2 veces superior a la de la clase media (excepto en la Capital Federal que constituye un área muy homogénea en lo que respecta a ciertos comportamientos demográficos).

c) Natalidad La combinación de nupcialidad precoz, fecundidad alta y

una estructura por edades más favorable en razón de la mayor fecundidad, determina que la Tasa Bruta de Natalidad (Cuadro 3.17) de la clase obrera sea comparativamente muy superior a la de la clase media.

d) Mortalidad El nivel de mortalidad -medido por indicadores de salud

tales corno la Tasa de mortalidad infantil aproximada (Cuadro 3.18) o la Esperanza de vida al nacimiento (Cuadro 3.14)- es comparativamente mucho más alta en la clase obrera. Sin embargo, debido a que la estructura de edades de esta última (en razón de su superior fecundidad) es comparativamente mucho más "joven" (Cuadro 3.14), la Tasa Bruta de Mortalidad de la clase obrera es similar o inferior a la de la clase media (Cuadro 3.13).

e) Crecimiento Vegetativo La combinación de una superior Tasa Bruta de Natalidad

con una similar o inferior Tasa Bruta de Mortalidad determina que el Crecimiento Vegetativo de la clase obrera sea superior al de la clase media.

100

f) crecimiento Migratorio .. , . como se viera en el Punto 3.1, la compos1c1on de los fluios

migratorios externos señala que inmigran trabajadores manua­les calificados y no calificados en tanto emigran técnicos y profesionales. Di~ho_ en otros términos, en_ la Argentina ~e las últimas décadas inmigra clase obrera y errngra clase media, de suerte que el crecimiento migratorio es claramente favorable a la primera.

g) Crecimiento Total -Obviamente, la combinación de un superior Crecimiento

Vegetativo y un superior Crecimiento Migratorio se traduce en un mayor Crecimiento Total de la clase obrera respecto de la clase media. Este hecho es incontrovertible, aunque no pueda cuantificarse con precisión la magnitud de la diferencia.

De igual manera podría demostrarse que, tanto dentro de la clase media como de la clase obrera, sus respectivos estratos autónomos crecen demográficamente en forma más lenta que los estratos asalariados.

Veremos oportunamente como todas y cada una de las tendencias demográficas analizadas en este capítulo inciden sobre diversos aspectos ~el cambiante volumen y composición de las clases sociales.

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