Toscano, La Libertad en Hegel
-
Upload
toscanofilos -
Category
Documents
-
view
1.493 -
download
2
Transcript of Toscano, La Libertad en Hegel
La libertad en Hegel
Contenido
I – Introducción..........................................................................................................2
i – El problema de la Libertad................................................................................2
ii – La relación entre Libertad y Razón...................................................................2
1 – El concepto de Razón...........................................................................................3
2 – Las diferentes acepciones del concepto libertad.................................................5
La libertad objetiva y la libertad subjetiva.............................................................5
Libertad natural y libertad reflexiva.......................................................................6
La libertad especulativa.........................................................................................6
Libertad del espíritu...............................................................................................7
3 – La filosofía del derecho........................................................................................8
La voluntad............................................................................................................8
La relación entre la razón, la libertad y la voluntad...............................................8
4 – La historia – Historicismo.....................................................................................9
El Estado..............................................................................................................10
La libertad individual...........................................................................................10
La libertad general...............................................................................................11
La libertad individual como conciencia individual...............................................11
El espíritu objetivo...............................................................................................12
La historia universal.............................................................................................12
Principios de la formación de la conciencia.....................................................12
Dominios de la historia universal.....................................................................13
Bibliografía...............................................................................................................14
I – Introducción
“Cuando la filosofía pinta gris sobre gris,
muestra una forma de vida que se vuelve vieja, y
mientras mantenga este gris sobre gris no puede reju-
venecer, solamente mantiene los saberes adquiridos;
la Lechuza de Minerva toma nuevo vuelo cuando el
crepúsculo está cerrándose."
Hegel
i – El problema de la Libertad
El problema de la libertad ha sido planteado desde siempre, incluso ahora mismo
hay problemas para identificarla. En este apartado trataré de plantear el problema de la
libertad en Hegel. Éste nos dice que la razón no puede ser libre si no se libera e independi-
za (de la libertad especulativa) y advierte que la falta de libertad del espíritu puede termi-
nar con la muerte de la propia razón.
La verdad es la que libera al espíritu, pero la libertad es la que lo hace verdadero
(al espíritu). La libertad en el pensamiento tiene solamente como su verdad al pensamien-
to puro, pero sin contenido de vida (voluntad) será solamente el concepto de libertad y no
ella misma.
ii – La relación entre Libertad y Razón
Se puede ver claramente como la relación entre la razón y la libertad es muy com-
pleja pues, además de que ésta última tiene diferentes acepciones y cualidades, ésta rela-
ción está estrechamente vinculada al problema central que en Alemania se vivía desde
1789, éste problema central era el de reconciliar la autonomía individual con los intereses
políticos, problema que Hegel abordaría en 1796 en el “Primer programa de un sistema
del idealismo alemán”.
En Hegel estos conceptos seguramente caracterizan toda su filosofía política. Para
1806 Hegel parece completamente convencido de que es imposible una restauración in-
mediata del individuo a la comunidad siguiendo el modelo de la polis griega.
Hegel propone entonces un Estado ético altamente intelectual sin rastros estéti-
cos, donde sean rechazadas las ilusiones de restaurar las formas inmediatas de integración
clásica y considera a la integración mediada de la subjetividad como el principio superior
de la era moderna. Para Hegel la solución estará fundamentada en la implicación recipro-
ca de la razón y la libertad.
La libertad exige un contenido concreto, y es por ello que Hegel llega a considerar
las relaciones entre razón y libertad en contextos concretos, así como las posibles proyec-
ciones de esas relaciones en el conocimiento y en la historia. La libertad presupone la rea-
lidad de la razón. La verdadera libertad implica un desarrollo de todas sus potencialidades
y para esto requiere que el mundo entero del sujeto esté dominado por el conocimiento y
por una voluntad racional integradora.
1 – El concepto de Razón
Para este apartado inicio con una cita "El concepto de razón es central para la filo-
sofía de Hegel. Éste sostenía que el pensamiento filosófico no presupone nada más allá de
él, que la historia trata con la razón y sólo con la razón y que el Estado es la realización de
la razón" (Marcuse, 1972). Hegel mismo define a la razón como; “la certeza de la concien-
cia de ser toda realidad” (Hegel, Fenomenología del espíritu, 2010) y una de sus propieda-
des es la de invocar la autoconciencia de cada conciencia: “yo soy yo, mi objeto y esencia
es yo, y ninguna de aquellas conciencias negará ésta verdad ante aquélla” (Hegel, Feno-
menología del espíritu, 2010).
Además la razón sanciona la verdad de que hoy otro sujeto para el sujeto, que es
para él un objeto y esencia. “Sólo cuando la razón aparece como reflexión desde esta cer-
teza contrapuesta aparece su afirmación de sí, no sólo como certeza y aseveración, sino
como verdad, y no solamente junto a otras verdades, sino como la verdad única” (Hegel,
Fenomenología del espíritu, 2010). Éste concepto de razón precisa del de libertad para
poder ser comprendido pues la libertad es la “categoría más importante de la razón” (Gil
Villegas, 1988).
La relación comentada en la introducción (de este ensayo) implica que el sujeto,
como creador de conceptos universales, es necesariamente libre, y su libertad es la esen-
cia misma de su subjetividad. “El signo de esta libertad esencial es el hecho de que el suje-
to pensante no se haya atado a las formas inmediatamente dadas del ser, y sea capaz de
trascenderlas y cambiarlas de acuerdo con sus conceptos.
Ésta libertad implica a su vez su libertad moral y práctica” (Marcuse, 1972). A partir
lo referido por Marcuse se deduce la función liberadora de la razón como el disolvente de
“estructuras anquilosadas dadas positivamente” (Gil Villegas, 1988) y el íntimo nexo entre
el conocimiento y la ética en Hegel, donde no existe separación absoluta entre el sein (ser,
estar, haber, existencia) y el sollen (deber, haber de…).
La autoconciencia en tanto que es razón, toma en un primer momento una actitud
negativa que solo está preocupada por su independencia y libertad, pero en un segundo
momento adquiere una actitud positiva, una actitud de razón segura de sí misma que se
pone en paz con el mundo. Ya en la introducción se habló de este paso necesario de la
razón al segundo momento (la independencia de la libertad especulativa). La razón requie-
re de la libertad porque es el poder de actuar de acuerdo con el conocimiento de la ver-
dad, poder de conformar a la realidad de acuerdo con sus potencialidades.
En conclusión Marcuse define la razón en Hegel como: “... la verdadera forma de la
realidad en la que todos los antagonismos de sujeto y objeto se integran para formar una
unidad y una universalidad genuinas. La filosofía de Hegel es, Por lo tanto, necesariamen-
te, un sistema que clasifica todos los dominios del ser bajo la omnicomprensiva idea de
razón. Tanto el mundo orgánico como el inorgánico, tanto la naturaleza como la sociedad,
son puestos aquí bajo el imperio del espíritu” (Marcuse, 1972)
2 – Las diferentes acepciones del concepto libertad
En este apartado se hará la separación conceptual del término libertad dentro de
la filosofía hegeliana. No se pretende agotarlas pues posiblemente en el resto del texto
guía habrán más acepciones, pero al menos se cubrirán, superficialmente, las más impor-
tantes, éstas son; La verdadera libertad o del espíritu, la libertad objetiva, la libertad sub-
jetiva, la libertad reflexiva, la libertad especulativa, la libertad natural o elemental y por
último; la libertad individual y la libertad general (colectiva) que se abordarán hasta el
capítulo del Estado.
La libertad objetiva y la libertad subjetiva
Para Hegel, hay una libertad concreta con dos dimensiones: la objetiva y la subjeti-
va. Se es verdaderamente libre cuando tanto objetiva (trabajo) como subjetivamente (in-
dependiente del objeto) se es libre.
La libertad objetiva es el derecho del hombre a encontrar su satisfacción en la ac-
ción, pero también le permite reflexionar sobre su situación y sus determinaciones, en
lugar de seguir lo convencional. Exige un contenido concreto, pues ésta es la libertad con
respecto a actividades o relaciones determinadas. Requisito importante para dotar de
contenido a la libertad, para que no sea solamente un postulado indeterminado. Garanti-
za además que la libertad será proyectada en acciones cotidianas. Pero esta libertad choca
con la idea de que la libertad es predeterminada, independientemente de los fines para
los que se ejerza. Además de otro problema que se refiere a si es el propio sujeto quien
decide libremente el contenido de su libertad o si son otros quienes determinan tal conte-
nido (¿voluntad individual o grupal?).
La libertad subjetiva se refiere al contenido de la determinación, a su racionalidad.
El sujeto es libre cuando sus determinaciones son suyas, en ambas dimensiones; subjetiva-
mente en tanto que están fundadas en su reflexión y en las evaluaciones que esta propor-
ciona y, objetivamente en tanto que están fundadas en unos fines y objetivos racionales.
Libertad natural y libertad reflexiva
El que para Hegel la razón intervenga en la libertad no es impedimento para hablar
también de una libertad elemental, dentro de ésta se mueve la existencia empírica. La
libertad natural es la que le permite actuar al sujeto según las inclinaciones y los impulsos
que no están determinados por él, sino por su naturaleza (condición natural) y en general
por las influencias que le provienen del exterior. Es un actuar espontáneo, marcado por
las necesidades naturales. La libertad natural es insuficiente y por ello considera Hegel la
libertad reflexiva en la cual media la deliberación y la reflexión, ya sea para elegir la incli -
nación que el sujeto seguirá, o para deliberar sobre cuál será la mejor manera de articular
sus deseos e inclinaciones con la intención de que consiga una vida feliz.
Sin duda la idea más generalizada de libertad, propia de los seres que piensan y
quieren, que aspiran a la felicidad.
En las dos libertades anteriores la autodeterminación no es racional plenamente,
en tanto que el contenido de su libertad depende lo externo. En este sentido se puede
decir que hay situaciones en las que la felicidad es opuesta a la libertad, cuando la felici-
dad significa estar encerrado en un círculo de dependencia, en una situación de condicio-
namiento, o en un cambio externo. En tales casos se ve como la libertad supera a la felici -
dad y a veces la contradice.
La libertad especulativa
Hegel reconstruye ésta libertad que era sólo histórica, “en la verdad completa y en
la consistencia de su no-divinidad, desde la cual puede y debe resucitar la totalidad más
alta en su seriedad completa y desde su fundamento más profundo hacia la libertad más
cálida de su forma” (Hegel, Fe y saber, 2001)
Para Hegel la filosofía entraña emprender “el esfuerzo del concepto” (Hegel, Feno-
menología del espíritu, 2010), es decir, “la concentración de la atención en el concepto en
cuanto tal, en sus determinaciones simples, por ejemplo en el ser en sí, en el ser para sí,
en la igualdad consigo mismo, etc., pues ésas son automovimientos puros a los que podría
darse el nombre de almas, si su concepto no designase algo superior a esto” (Hegel, Feno-
menología del espíritu, 2010).
El hábito del pensamiento especulativo es el razonar, “es la libertad acerca del con-
tenido, la vanidad en torno a él” (Hegel, Fenomenología del espíritu, 2010). Para profundi-
zar en el conocimiento de las cosas, la razón debe esforzarse “por abandonar esta liber-
tad” (especulativa) “y que, en vez de ser el principio arbitrariamente motor del contenido,
hunda en él esta libertad, deje que el contenido se mueva con arreglo a su propia natura-
leza, es decir, con arreglo al sí mismo, como lo suyo del contenido, imitándose a conside-
rar este movimiento. (Hegel, Fenomenología del espíritu, 2010)
Libertad del espíritu
La libertad condiciona al conocimiento, y también a la autoconciencia, ya que el
saber y el actuar son aspectos de una existencia única. La conciencia no puede explicarse
desde sí misma, sino desde la conciencia que se descubre a sí misma (Hegel no precisa si
esto puede darse en dos momentos, pero me parece que en algunos sujetos este descu-
brirse a sí puede ocurrir en el momento de la conciencia y generalmente en el momento
de la autoconciencia), en su capacidad de pensar y de actuar, como conciencia de sí.
Ésta autoconciencia presupone su interacción con los otros, es decir, presupone
una relación con el contexto social, lo que le lleva a sostener que la sociedad es en último
término el lugar para la realización de la libertad humana (del espíritu). Más aún, “como la
libertad no es un don original, se alcanza y se consolida dentro de la lucha social, intersub-
jetiva, que asimismo es condición de la autoconciencia” (Paredes Martín, 2004).
No es posible suponer que la libertad es la misma en todo tiempo y lugar y, obvia-
mente, no ha sido entendida siempre de la misma manera. La conciencia libre adopta dis-
tintas figuras dentro de la cultura humana, al igual que las formas del pensamiento, que se
relacionan también con el momento histórico y sus circunstancias. El grado de libertad es
limitado, incluso mínimo, ya que “cada sujeto es libre sólo hasta el punto en que se niega
a sí mismo o a lo que le rodea” (Paredes Martín, 2004).
3 – La filosofía del derecho
La libertad no puede ser abstracta, y tampoco la moralidad; lo ético está ligado a
su contexto, y lo mismo pasa con la libertad objetiva. El filósofo deberá proporcionar una
comprensión general de la libertad, que pueda interrelacionarse con la libertad objetiva
particular.
La voluntad
Para Hegel “la voluntad sólo como inteligencia pensante es voluntad verdadera y
libre” (Hegel, Filosofía del derecho, 1968), es decir, la voluntad verdaderamente libre re-
quiere al pensar. Ya se ha hablado de la relación entre la razón y la independencia, ahora
el concepto de libertad se relaciona con el de voluntad y el de razón con el de pensar. ¿Es-
tamos hablando de lo mismo? Para Hegel pensamiento y razón son lo mismo. Pero la vo-
luntad y la libertad no lo son. La libertad es la autoconciencia que se determina a obrar y
moldear el contenido de su voluntad. Además el concepto de voluntad se vincula directa-
mente con el de propiedad.
La voluntad es libre y por ello es el punto de partida del derecho. La voluntad es
libre en tanto que cada sujete posee la capacidad de abstraer todo lo que es y determina
así el contenido de su voluntad, y tiene en su propia conciencia un ejemplo para todas las
determinaciones. La voluntad tiene en sí el elemento de la pura indeterminación o de la
pura reflexión del yo sobre sí. La voluntad se determina a sí misma, y al reflexionar su con-
tenido reflexiona sobre sí (al igual que ocurre con la conciencia). Posee y contiene toda la
ilimitada infinitud de la absoluta abstracción, el puro pensamiento de sí mismo y con esto
pasamos, una vez más, a la relación pensamiento-libertad pero agregamos ahora “volun-
tad”.
La relación entre la razón, la libertad y la voluntad
Recordemos que la razón es la raíz de la libertad, puesto que la razón le permite al
sujeto superar la alteridad y encontrarse a sí mismo en este ejercicio de pensar, de razo-
nar. La libertad que es alcanzada así potencía las posibilidades del pensamiento, que tien-
de a realizar nuevos proyectos sobre la realidad dada.
En síntesis, esta concepción establece una ecuación entre una determinada con-
cepción del hombre y su libertad. ¿Qué significa afirmar que la humanidad se alcanza con
la libertad autoconsciente? Esta afirmación encierra la intervención del pensamiento en el
proceso de llegar a la humanidad y de llegar a ser (libertad objetiva) y a saberse libre (li -
bertad subjetiva).
4 – La historia – Historicismo
Hegel es sin duda el que eleva al historicismo hasta su cenit. Para él, lo que consti-
tuye el fondo de las cosas no es solamente la idea, sino también el progreso histórico de la
producción de las formas que la realizan y objetivan. Si se desea abordar el estudio de la
ciencia de la sociedad deberá entonces abordarse desde el estudio de la historia, ya que
ella revelará tendencias ocultas del desarrollo histórico.
La libertad es el principio que fundamenta a la historia. Partiendo de que tanto la
sustancia del individuo como el espíritu del mundo han, pacientemente, recorrido el “ca-
mino formativo” a través del tiempo y asumido la “inmensa labor de la historia del mun-
do”.
En ésta (historia del mundo), el espíritu del mundo ha ido desentrañando y mani-
festando el contenido total de sí mismo del que era capaz, pero no ha podido adquirir la
conciencia de sí mismo, y por ello el individuo no puede, por exigencia de la propia cosa,
captar su sustancia de manera inmediata; pero esto ha sido logrado; “el contenido es ya la
realidad cancelada en la posibilidad o la inmediatez sojuzgada, la configuración ya reduci-
da a su abreviatura, a la simple determinación del pensamiento” (Hegel, Fenomenología
del espíritu, 2010).
Sólo con la conciencia de la libertad puede ser alcanzada la libertad racional (subje-
tiva). Pero no basta con ello, es necesario además hacerla realidad, objetivarla (libertad
objetiva). Para que la libertad se objetive es necesario el Estado.
El Estado
El estado es para Hegel un ente racional. Solamente ahí el sujeto tiene una existen-
cia racional. Es la voluntad realizada que tiene autoconsciencia particular elevada a auto-
conciencia universal. Es el fin último donde es desarrollada y realizada la libertad y el con-
tenido de ella existe en sí y por sí.
El Estado no debe coartar la libertad del individuo, ya que sólo él garantiza la liber-
tad, solo en él los individuos viven libremente. La libertad individual no puede elevarse al
rango de verdadera libertad.
La libertad individual
Hegel identifica a la libertad (dentro del Estado) con la conducta autónoma e inde-
pendiente. Reconoce la importancia del ser autónomo para ser libre pero para él este con-
cepto no es suficiente, porque la verdadera libertad no puede ser un individualismo.
Lo universal y racional le pertenecen a todos los sujetos y son sus motivos más genuinos.
El sujeto no puede ser libre como un todo, porque sólo puede ser libre si se reconoce en el
todo, en el Estado, las leyes y las instituciones. El Estado deberá proporcionar los medio
para que el sujeto que se piensa y se sabe libre pueda, mediante su trabajo, realizar su
libertad, libertad que deberá tener, dentro de éste Estado, dos límites; la libertad del otro
y la libertad misma del sujeto, es decir, la libertad del sujeto no puede imponerse sobre la
libertad de otro sujeto y además no puede autodestruir su libertad, un hombre que se
sabe y piensa libre no puede esclavizarse a otro.
El problema de que la libertad individual sea absoluta reside en que de este modo
sería independiente del todo e indiferente de la realidad y los efectos de su conducta so-
bre las partes del todo. “Actuaría egoístamente en función de las propias pasiones exclu-
yendo a las circunstancias exteriores perdiendo todo vínculo” (Mayos Solsona, 2008). Sólo
Dios es totalmente libre, el ser humano en tanto que finito y limitado no puede serlo sin
referencia al todo. “La libertad autónoma es una necesidad subjetiva de los individuos que
ha causado estragos en la época moderna” (Mayos Solsona, 2008). Volveremos a este
tema después de revisar la libertad general.
La libertad general
La libertad del individuo no puede separarse de la ética colectiva o de la razón uni-
versal, por la necesidad vital y política de coincidir la voluntad particular con las volunta-
des generales.
De no conciliar estas voluntades y estas libertades, el sujeto caerá en el solipsismo,
en el libertinaje y en la anarquía moral pues cada sujeto se atendría a su conciencia perso-
nal y a su subjetividad. Sin compartir nada, ni genérico, ni universal, ni sagrado y toda ins-
titución política será inestable y amenazada.
La libertad debe ir más allá de la subjetividad para tomar en cuenta a las circuns-
tancias objetivas y a las consecuencias de su acto. Hegel la ética es “la presencia viva del
Estado con sus leyes e instituciones; y la relación de los individuos con el Estado es de
identificación y de subordinación. Porque así como ningún ser humano puede elegir a su
familia, tampoco puede escoger al Estado y el momento en que va a vivir” (Mayos Solso-
na, 2008).
La subjetividad debe reconciliarse con la realidad objetiva y la libertad subjetiva
debe tener en cuenta el elemento constitucional sin despreciarlo. Ésta libertad colectiva
(general) se encarna en el espíritu colectivo y se hace objetivo mediante las instituciones
políticas o sociales, y va más allá del individuo, del sujeto individual, no amenaza a la so-
ciedad, por el contrario la fundamenta.
El sujeto y el otro sujeto son partes del todo (en diferentes niveles, un todo social,
un todo universal, etc.)
La libertad individual como conciencia individual
La conciencia individual y separada es trágica, irracional y esclava de sí misma, no
reconoce de lo otro de sí, de la historia, de la naturaleza y del mundo. El individuo no es
libre cuando actúa caótica e irracionalmente dominado por sus pasiones.
El espíritu objetivo
El espíritu subjetivo concluye en la conciencia de libertad, pero, como se mencionó
anteriormente, hace falta que el Estado provea las condiciones objetivas que hagan posi-
ble el ejercicio de la libertad. Estas condiciones son el derecho, la moralidad y la eticidad, y
estas condiciones constituyen el espíritu objetivo.
El Estado es la expresión perfecta de la razón y de la libertad, y, por lo tanto, repre-
senta la forma más alta del espíritu objetivo. El Estado representa a la única realidad capaz
de lograr y realizar la libertad plenamente. En el Estado hegeliano se insertarían plena-
mente lo individual y lo universal. Dejando fuera al capricho individual o libertad individual
que no es libertad sino libertinaje.
La historia universal
Retomando el tema de la historia, para Hegel ésta es el proceso de desarrollo de la
libertad. Proceso que es el mismo que el desenvolvimiento de la verdad parcial hacia la
totalidad, hasta la verdad total.
La historia universal es un conjunto de épocas históricas que se suceden dialéctica-
mente en un progresivo avance de la realización (subjetiva y objetivamente) de la libertad
a través del Estado, que es la única forma de que los individuos vivan en libertad.
"La historia es el progreso de la conciencia de la libertad."
Para Hegel hay cuatro principios y, según éstos, los dominios de la historia univer-
sal son cuatro en este progreso que constituye la trama de la historia (Hegel, Filosofía del
derecho, 1968). Me permito incluir textualmente los cuatro principios por su brevedad.
Principios de la formación de la conciencia
“El primero, como revelación inmediata, tiene por fundamento a la forma del es-
píritu sustancial, como identidad, en la cual la individualidad permanece sumergida en su
esencia y por sí indecisa. El segundo principio es el saber del Espíritu sustancial, de suerte
que él constituye el contenido y el cumplimiento efectivo, el ser por sí, y en cuanto forma
viviente del mismo, la hermosa individualidad moral. El tercero es el abandonamiento en
sí mismo del ser por sí, que es consciente, a la universalidad abstracta y antítesis infinita,
frente a la objetividad, igualmente abandonada por el Espíritu. El cuarto principio es la
mutación de esa antítesis del Espíritu, para acoger en su interioridad a su verdad y esencia
concreta y ser íntimo y reconciliado en la objetividad; y puesto que este Espíritu vuelto a
la primera sustancialidad es aquel que ha retomado desde la antítesis infinita, esto es, de
producir y de saber ésta su verdad como pensamiento y como mundo de la realidad le -
gal.” (Hegel, Filosofía del derecho, 1968)
Dominios de la historia universal
El mundo oriental. Es el primer período, la intuición universal, deriva de la totlidad
natural patriarcal, la infancia de la humanidad, que se caracteriza por la ausencia de liber-
tad, el gobierno es teócrata. Los orientales no saben que el hombre como tal es libre, y,
como no lo saben, no lo son. Solamente un hombre era libre: el déspota. Es la época de
despotismo en la que el poder del Estado se concentra en un solo individuo. El individuo
está absorbido por el Estado. Éste Estado y su legislación son a la vez religión. En la rela-
ción individuo – colectividad prevalece el elemento comunidad. Pertenecen a este perio-
do China, India, Persia, Asia Menor y Egipto.
El mundo griego y el romano. El griego es el segundo periodo y el romano el terce-
ro pero ambos comparten características. Su base es la unidad sustancial de lo finito y lo
infinito, “pero solamente como fundamento misterioso, reprimido en el recuerdo embota-
do, en los antros e imaginaciones de la tradición que (…) se transfigura en belleza y en
ética libre y serena” (Hegel, Filosofía del derecho, 1968).
Es la etapa de la adolescencia. Se inicia la conciencia de la libertad, se lucha por
ella. Entre griegos y romanos sólo se sabía que algunos eran libres, pero no que todos. Por
ello hubo esclavitud. Prevalece aún el elemento de comunidad sobre el individual.
El mundo germánico. Representa la vejez de la humanidad. Periodo prolongado
desde el Cristianismo hasta la época de Hegel. La libertad no llegó a tener expresión inme-
diata en las leyes y las instituciones porque con el triunfo cristiano perduró la esclavitud.
Se ha necesitado un largo desarrollo de los pueblos antes de reconocer explícita-
mente a la libertad. Se reconcilian la escisión sujeto – objeto = individuo – colectividad. El
mundo germánico ha llegado a la conciencia de que el hombre es libre en tanto que es
hombre. Es la madurez de la Historia: todos somos libres. Todos se sienten y actúan libre-
mente (abolición de la esclavitud), y realizan su libertad a través del Estado.
Bibliografía
Gil Villegas, F. (1988). Razón y libertad. ITAM.
Hegel, G. W. (1968). Filosofía del derecho. Buenos Aires: Claridad.
Hegel, G. W. (2001). Fe y saber. México DF: Colofon.
Hegel, G. W. (2010). Fenomenología del espíritu. (W. Roces, Trad.) México DF: Fondo de
Cultura Económica.
Marcuse, H. (1972). Razón y Revolución. Hegel y el surgimiento de la teoría social. Madrid:
Alianza Editorial.
Mayos Solsona, G. (2008). Hegel. Vida, obra y pensamiento. Barcelona: Planeta DeAgosti-
ni.
Paredes Martín, M. d. (2004). Perspectivas sobre la libertad. Cuenta y Razón del Pensa-
miento Actual, 149-156.