Trabajo de Oratoria

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“GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD” TRABAJO DE ORATORIA EN MOMENTOS DE CRISIS SEGÚN EL CRISTIANISMO DE SAN ANDRES (RSA) (San Marcos 8:34) Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".

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Plegarias, Exorcismo y Consagraciones para bendecir.

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“GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD”

TRABAJO DE ORATORIA EN MOMENTOS DE CRISIS SEGÚN EL CRISTIANISMO DE SAN ANDRES (RSA)

(San Marcos 8:34) Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame".

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I) MEDITACION

a) Algunas consideraciones previas sobre la meditación

Mucho se ha escrito sobre la meditación; sin embargo, siempre es un tema que no debe tratarse a la ligera, debido a que siempre es difícil hablar sobre lo que no puede ser expresado. En primera instancia, se debe dejar claro que la meditación no es un fin en sí mismo, pues realmente es una herramienta para “liberar” a quien debe ser liberado. Estamos hablando del verdadero ser, el yo verdadero, el sí mismo o el cristo interno. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro destino nos convencen día a día de que somos la individualidad, el falso ser, el falso yo o lo que nos identifica con nuestro nombre, por ejemplo, Mauricio Hernández. Es por ello, que la meditación es una poderosa arma para “ocupar” a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro destino, así y solo así podrá “emerger” la verdad más profunda que se encuentra en cada uno de nosotros, nuestro estado crístico. La técnica de la meditación nos va enseñando, a su vez, los límites o linderos de nuestra individualidad, tanto en lo físico como en lo mental, y así poder “controlarla” o dominarla. La meditación no tiene otra función que esta. No debe usarse para aprobar exámenes del liceo, para pedir deseos, ni para “recordar” vidas pasadas. En este tópico no trataremos estos asuntos, habrá otros espacios para desarrollar mejor dichas incomprensiones. El alma de cada quien es diferente; sin embargo, existe una raíz común a todos, absolutamente a todos nosotros. Por lo tanto, y únicamente en principio, la meditación varía de individuo en individuo. Son los primeros pasos los más difíciles de dar, pero a medida que vamos avanzando, el camino se va despejando y se va encontrando el centro del ser.

No por ello vamos a limitarnos a dar algunos consejos sobre las técnicas de la meditación, aunque debemos advertir que la técnica se desarrollará con ciertas diferencias en cada quien. Cabe destacar, que no todas las personas son aptas para la meditación y, aunque suene un poco frustrante, no es menos cierto que existen otras herramientas tan o más útiles que la meditación. Siempre dependerá del alma de cada quien. En este sentido, podríamos asegurar que existen almas que les es más fácil “recordar” (con la memoria) ¿de dónde vienen?, a otras almas les es más fácil “imaginar” (con la intuición) ¿a dónde van?, mientras que, finalmente otras almas les es más fácil “identificarse” (con la no-mente) ¿quiénes son? Podríamos decir que el uso de la meditación será más provechoso para aquellas almas que poseen cierta inclinación natural hacia la imaginación y la intuición. Dentro de este grupo, podemos diferenciar a aquellos seres que poseen la taza “más llena” y aquellos seres que poseen la taza “más vacía”. Recomendamos terminar de rebosar, colmatar o agotar las posibilidades a los primeros; mientras que a los segundos, el vaciar la taza. También, encontramos almas más “nómadas” y otras más “sedentarias”, por lo tanto, unas se identificarán más con el viacrucis y otras con la crucifixión de Jesús, respectivamente. El individuo debe ser muy sincero consigo mismo para que la técnica de la meditación sea efectiva. Además, existe otra posible clasificación y es la de aquellas almas que son más “visuales”, de aquellas que son más “auditivas” y de aquellas que son más “kinestésicas”. Obviamente, todos tenemos de todo un poco, pero ciertos símbolos: figuras, sonidos o gestos podrán servir mejor. Especialmente, en las primeras etapas de la meditación, que para muchos puede llegar a ser bastante difícil.

En este trabajo, hemos hecho una suerte de “recopilación sincrética” para tratar de abordar la mayor cantidad de seres posibles. Estamos conscientes de las innumerables limitaciones que tenemos al tratar estos tópicos tan importantes por escrito y no personalmente, como debería ser toda verdadera enseñanza tradicional, es decir, “de boca a oído”. Sin embargo, también estamos muy conscientes de las consideraciones de esta época y de las contingencias.

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b) La técnica de la meditación

Para algunos entendidos, el alma humana o psique puede subdividirse en siete partes, cada una corresponde a un aspecto del ser, a saber: 1.- el destino, 2.- el carácter, 3.- la acción, 4.- el pensamiento, 5.- el sentimiento, 6.- la palabra y 7.- el ego. Esto no quiere decir que no existan otras clasificaciones, simplemente es la que usaremos para darnos a entender.

A continuación, abordaremos las técnicas que pueden ayudar a dominar cada aspecto crístico, según el orden que se ha establecido.

i) Para controlar los aspectos del destino, el carácter y la acción (plano físico):

a) buscar un sitio limpio, calmo (sin ruidos) y seguro.

b) un cojín donde arrodillarse o una silla cómoda en la que se pueda sentar 5-15 minutos.

c) limpiarse el rostro, la boca, las manos, los pies, antebrazo hasta los codos, nariz y orejas.

d) colocar la silla o el cojín al Este si se medita en la mañana (5-6am), al Sur si es al mediodía (11-12am), al Occidente si se medita en la tarde (5-6pm) y al Norte si se medita a la media noche (11-12pm) si son cuatro veces. Si se medita una vez al día, sentarse de cara al Este; si son dos veces al día, de cara al Este y Oeste, respectivamente.

e) la postura debe ser la misma que usamos cuando comulgamos, es decir, arrodillarnos sobre el cojín (para doblegar al ego), dejar la columna vertebral recta, sin estirarnos y juntar las palmas de las manos a la altura del rostro. Si vamos a usar la silla, la columna vertebral toma igualmente la misma postura, las palmas de las manos se dejan descansar sobre las piernas y debemos colocar materia vegetal debajo de los pies, puede ser una pieza de madera.

ii) Para controlar el pensamiento, el sentimiento y la palabra (plano psíquico):

a) controlar rítmicamente la respiración, puede ser en períodos de 4x4 o 4x8 segundos, es decir, se inhala por 4 s, se retiene (con aire) por 8 s, se exhala por 4 s, se retiene (sin aire) por 8 s.

b) controlar la memoria, colocando la lengua en el paladar y detrás de los dientes, como cuando se come la hostia o como cuando se dice "L".

c) controlar la imaginación errante, concentrando los ojos en el entrecejo, dejando los párpados 80% cerrados. (San Mateo 6:22) “La lámpara del cuerpo es el ojo”.

d) algunas ideas errantes pueden seguir; si es así, se puede visualizar la pared del Este de color naranja diciendo: Dios delante de mí quien me guía, la pared del Oeste de color verde diciendo: Dios detrás de mí quien me protege, la pared del Sur de color azul diciendo: Dios a mi derecha quien me acompaña, la pared del Norte de color rojo diciendo: Dios a mi izquierda quien me aconseja, el suelo de color violeta diciendo: Dios debajo de mí quien me sostiene, el

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techo de color amarillo diciendo: Dios encima de mí quien me observa y bendice y visualizamos nuestro interior blanco o incoloro diciendo: Dios dentro de mí quien me ama y me dice la verdad.

e) cantar el AMéN con una misma exhalación, en donde la A surja de la boca del estómago, la M resuene en la boca y la N en la nariz. La idea es que suba la vibración verticalmente, por ello se puede colocar la lengua en el paladar o cielo de la boca.

f) limpieza o dedicación, se puede decir: (San Juan 1:1-4). O simplemente se determina que la meditación va a tener un propósito bien definido (sin que intervenga el ego).

g) para la apertura, recitar una oración, por ejemplo, el Padre Nuestro.

h) consiste en usar la "llave" que cada quien posee según su grado de realización.

i) contemplación: se puede realizar el ejercicio de la cruz cristiana, visualizar un símbolo, el sagrado corazón de Jesús, la crucifixión o el viacrucis, etc. Primero se visualizan las formas y después se avanza con ideas puras (sin formas); el uso del rosario es pertinente.

j) el develar la Jerusalén Celeste no es más que un reordenamiento psíquico conforme al orden. Para ello, se debe ingresar con la llave de San Pedro.

Una vez concluido el primer templo (el templo de las formas), debe ser abandonado para construir el templo de las ideas y así sucesivamente. Para los entendidos, existe una etapa superior, que es el discernimiento del ser (el yo soy, el es y el no-es).

iii) Para cerrar todo el proceso, se puede:

a) agradecer por lo recibido, así se piense que no se logró nada e incluso disculpar cualquier acción errónea, así se piense que no se cometió ninguna.

b) persignarse con la señal de la Santa Cruz (cruz triple: pensamiento, palabra y sentimiento): este paso es de suma importancia. Luego, decir: (San Juan 1:5) “La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron”.

c) pasar el canto de las manos por la cuenca de los ojos, juntando ambas manos para cerrar el entrecejo y de aquí trasladarlas hacia la cabeza, cerrando la corona. Luego, se descargan las manos en las piernas con un movimiento firme.

c) Últimas consideraciones sobre la meditación

La técnica de la meditación en el esoterismo cristiano es un elemento clave dentro de las ciencias tradicionales y, como toda ciencia, no tiene nada de fantasiosa ni de nebulosa, al contrario, es muy precisa y completamente positiva. Es por ello, que se pueden alcanzar ciertos grados de “realización” o “iluminación”, los cuales pueden ser perfectamente identificables. Nos contentaremos con recordar los tres (3) atributos de Dios: su omnisciencia, su omnipresencia y su omnipotencia. Todo grado de realización debe trasmutar: el mundo y la vida “más sencilla”, “más íntima” y “más pacífica”.

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II) CONFESION Y PENITENCIA

Diacono: hermano, ¿es de tu deseo y voluntad confesarte ante el altar de tu conciencia? (El hermano debe responder afirmativamente). Siendo así, escucha estas palabras: (Lucas 22: 39-46) “Y saliendo, se encaminó, como de costumbre, hacia el monte de los Olivos (Getsemaní); y los discípulos también le siguieron. Entonces les dijo: Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. 40 Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación. 41 Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra, cayó sobre su rostro y poniéndose de rodillas, oraba, 42 diciendo: ¡Abba, Padre!, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (En este momento se le brinda una copa de agua al hermano y se le indica que lo beba lentamente). Diacono (continua leyendo, mientras el hermano aun bebe de la copa): “Entonces se le apareció un ángel del cielo, fortaleciéndole. 44 Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. 45 Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación”. (Se hace una breve pausa, hasta que el hermano entregue la copa). Hermano, es gracias a ese sacrificio de Jesús que hoy, todos nosotros, podemos beber un cáliz de agua (se toma un minuto de silencio).

Diacono: hermano recordemos que el objetivo de la confesión es reconocer y

arrepentirnos de nuestros pecados mediante la misericordia de Dios. Escuchad estas sagradas palabras: (Juan1:8-10) “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”. En la habitación, encontrarás a un buen hermano para confesarte. Él es el único testigo de esta acción y te guiará en el examen de conciencia que debes realizar como primer paso para la confesión. Después, debes demostrar lo más importante en la confesión que es el arrepentimiento sincero en tu corazón y el compromiso de erradicar definitivamente el pecado identificado. Tranquiliza tu corazón antes de entrar y luego entra en ti mismo (el hermano debe meditar sus pecados).

El diácono debe utilizar alguna oración que él haya interiorizado, así mismo, los

hermano involucrados también deben utilizar alguna plegaria que le sea afín. De no existir una oración predilecta, se puede recomendar la siguiente (Diácono): KYRIE ISSOU CHRISTE IE THEOU ELEISON IMAS AMARTANON (Señor Jesucristo, hijo de Dios ten piedad de mí, pecador) y los hermanos involucrados deben contestar (si es posible con su propia voz): KYRIE ELEISON (Señor piedad). Esta oración puede repetirse varias veces, siempre y cuando los hermanos así lo consideren.

Diacono: hermano después de haber hecho el examen de conciencia y haberte

arrepentido de tus pecados, debes tener el fuerte propósito de no volver a pecar. Para lograr esto, es importante que te apoyes en la fe en Dios. Recordemos lo que nos enseñó Jesucristo sobre la fe: (Lucas 17:6) “Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería.” Nosotros los cristianos gozamos de tener a nuestro señor Jesús como eterno modelo a seguir, ¡Glória in excélsis Deo!, para no volver a arrepentirnos, y crecer en amor y en espíritu, preguntémonos siempre: ¿Qué haría Jesús ante esta situación? o ¿Qué consejo me diría Jesucristo ante esta circunstancia? (se da una breve pausa). Hermano podéis estar en paz, que Dios nos bendiga a todos y que la luz de nuestros corazones ilumine eternamente nuestros senderos, ¡et in terra pax homínibus bonæ voluntátis! Amen.

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III) EXORCISMO

Debe quedar claro que existen varias posibilidades de “comportamientos anómalos” que el diácono debe evaluar muy cuidadosamente antes de practicar el exorcismo. El primero consiste en un desorden psíquico, el cual puede ser manejado por la ciencia humana, la psicología y la psiquiatría (y no en este ritual). El segundo consiste en el desarrollo anómalo de un estado de la individualidad humana (hiperdesarrollo de alguna cualidad psíquica; clarividencia, clariaudiencia, telequinesis, telepatía, etc.) o la incorporación de un corpus psíquico ajeno a dicha individualidad, si este es el caso se debe proseguir con este ritual. En esencia, el diácono debe tratar de ayudar al hermano (o situación) afligido en identificar el desorden psíquico, el estado mental hiperdesarrollado o el corpus psíquico inoculado, así como el porqué de las causas y de sus consecuencias. El diácono debe consagrar todos los objetos a utilizar, para ello, puede valerse de la cruz y la oración de San Benito. Previamente, debe bendecir el agua (Juan 1:1), el fuego (Juan 1:2) y todo el lugar del trabajo (Juan 1:3) incluyendo las personas (Juan 1:4); cabe destacar, que el diácono puede ejercer este ritual solo, simplemente concentrándose en el nombre del hermano (o país) afligido. Asimismo, el diácono debe rezar el Padre Nuestro y rezar el Rosario (preferiblemente según el RSA), debe estar calmado y centrado, puede comer una hostia (trozo de pan) y beber una copa de vino, visualizar la lámpara del cuerpo (Mateo 6:22), continúa persignándose con la Santa Cruz y finalmente, debe frotar sus manos con el aceite bendito tres veces y concluir con un firme aplauso.

Diácono: Jesús dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,

y tome su cruz, y sígame" (San Marcos 8:34). (El diácono debe tomar un minuto para relajarse y reflexionar sobre la trascendencia del acto a realizar, luego de esto esparce agua bendita en el lugar, enciende una vela como testigo y un incienso, se frota ambas manos con el aceite bendito y reza el padre nuestro). 3†, AMéN.

Diácono: “In principio erat Verbum, et Verbum era apud Deum, et Deus erat Verbum. Hoc erat in pricipio apud Deum. Omnia per ipsum facta sunt: et sine ipso factum est nihil, quod factum est: in ipso vita erat, et vita erat lux hominum: et lux in tenebris lucet, et tenebræ eam non comprehenderunt”. Señor tú que eres Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente, bendícenos con tu luz y con tu gloria, danos tu virtud para que hoy podamos ser tus instrumentos de paz, danos el espíritu para que seamos tu herramienta y tu vehículo, y que ante todo, se ejerza tu voluntad, tu amor, tu verdad y tu divina providencia. Amén (Se hace una breve pausa).

Diácono: Señor, reconocemos que eres un Dios de misericordia, que en ti no

hay duda ni hay dolor, que el frío de la pena se retira ante tu calor y que las oposiciones y las tinieblas desaparecen ante tu luz. En tu eternidad no hay más principio ni fin, en tu infinitud no hay más aquí o allá. Solo eres tú, solo nos falta fe para conocerte, solo nos resta amor para comprenderte. (Se hace una breve pausa). Jesucristo nos enseñaste este misterio cuando transformaste tu Cuerpo Glorioso; sin embargo, venos aquí, llenos de dudas, de pena y de dolor, seguimos mintiendo, seguimos ignorando y seguimos ambicionando las cosas terrenales, nos vemos molestos, nos vemos nerviosos y nos vemos tristes. Cuánta falta de fe, cúanta falta de amor. ¿Eli, Eli, Lama Sabactani? (Se hace una breve pausa). Es por ello que estamos aquí, suplicándote una vez más a causa de nuestra ignorancia. Sabemos que eres el reflejo de Dios hecho hombre, que escuchas a quienes se arrepienten de corazón, que atiendes a los pobres de espíritu y que glorificas a los humillados, ante nuestra debilidad y nuestros miedos te pedimos tu misericordia. Oh señor, ¡Soy Hijo de Dios! (Se hace una breve pausa para reflexionar al respecto).

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Diácono: (Juan 1:5) “La luz en las tinieblas resplandece, mas las tinieblas no la comprendieron”. En el nombre de Dios Padre todopoderoso, omnipresente y misericordioso, verdad una y absoluta, amor infinito y perdonador (+), en el nombre del hijo nuestro Señor Jesucristo, quien reconocemos como Emmanuel, como el cuerpo Glorioso, como el Cristo, como el Alfa y el Omega, como el Hijo del Padre, como el Redentor y como el Cordero de Dios, porque donde dos o más evoquen tu nombre allí estarás tú, en medio de ellos (+), en el nombre del Espíritu Santo, de la Santa María Virgen, de la comunión de los Santos, de los Mártires de la iglesia y de lo más puro que se encuentra dentro del Hermano (o país) XXXXX (+), yo ZZZZZ (nombre iniciático según la Ordenación Sacerdotal, 5° del RSA) me presto como humilde servidor para que se ejerza la voluntad divina, para que se ejerza el orden decretado del cielo y para que se ejerza la más noble misericordia infinita. Que toda duda, que toda mentira y que todo mal se retire del alma del hermano (país) XXXXX (en este momento se le esparce agua bendita tres veces como en el Bautismo). Que Dios bendiga este cuerpo, esta mente y esta alma; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, yo te consagro hermano (país) XXXXX (3†, Jehová-Yeshúa-María, AMéN) ¡Santo, Santo, Santo! Para que recuerdes de donde vienes (Se hace una pausa para reflexionar).

Diácono: Hermano (país), no te dejes confundir por el error, reconócelo y

apártalo de tu corazón, tu corazón siempre ha sido, es y será noble y puro, pues está hecho de espíritu. Si aún dudas de ello, escúchalo, el corazón está vivo porque es reflejo del Espíritu Santo, ritmo y vibración que mueve a cada cosa que existe en el universo, nada escapa de ello, ni tú ni yo, todos estamos fundidos en él (el diácono coloca su mano derecha sobre el corazón). Es el Alfa y el Omega, acéptalo y tendrás paz, Madre María Virgen acompáñanos a purificar nuestro corazón (se reza el Ave María y luego se coloca una cruz con cenizas y aceite bendito en la frente del hermano o quienes lo representen). Para que descubras quien eres (Se hace una pausa para reflexionar).

Diácono: Ignorancia, mentira o ambición, no me importa tu nombre, igualmente

serás expulsado del hermano (país) XXXXX, porque Cristo es más grande, porque la verdad siempre prevalece, porque nada existe sin el amor. Puedes cerrar los ojos, puedes dejar de sentir, puedes dejar de oler e incluso de probar, pero no puedes dejar de escuchar, porque Dios es el verbo, y todas las cosas fueron hechas por él, escúchame atentamente para que aprendas y aceptes tu verdad “Crux Sancti Patris Benedicti, Crux Sancta Sit Mihi Lux, Non Draco Sit Mihi Dux, Vade Retro Satana, Numquam Suade Mihi Vana, Sunt Mala Quae Libas, Ipse Venena Bibas” (esto se puede repetir varias veces, hasta que el diácono lo considere necesario, mientras lo hace enseña la cruz a los involucrados o al hermano, le esparce agua bendita, incienso y le acerca una vela encendida sin llegar a quemarlo, solo para que sienta su calor). Dios uno, verdad absoluta, amor incondicional y todopoderoso, recibe a nuestro hermano (país) XXXXX una vez más en tu rebaño, él ya ha sido purificado y para pactar contigo todos beberemos de tu sangre y comeremos de tu cuerpo según nos los enseñaste en la última cena (el diácono, el hermano y demás miembros realizaran la Eucaristía, en este caso lo más importante es que el hermano afligido pruebe el vino, así sea únicamente su lengua, en el otro escenario se deja caer un poco de vino a la tierra). Te acompañamos hermano (país) XXXXX para que todos juntos nos encaminemos cristianamente a nuestro Señor Jesucristo y recrees hacia donde vas (Se hace una pausa para reflexionar).

Finalmente, el Diácono invita a todos a rezar el Padre Nuestro, a abrazarse y

cierra diciendo: “Glória in excélsis Deo et in terra pax homínibus bonæ voluntátis”.

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IV) PLEGARIAS

Diacono: hermanos, la mejor ofrenda que nosotros podemos dar es el orar y pedir por toda la creación de Dios, así como por cada una de sus criaturas. Pues un verdadero cristiano se conforta con el amor que puede dar, según las sagradas escrituras se reza (Hechos 20:35): “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Sugiero hermanos, que con la ayuda del Espíritu Santo dirijamos esta oración al resto del universo, no olvidemos nunca que no todos tenemos la gran dicha de poder servir cristianamente. Hermanos pongámonos todos de pie con la mano derecha sobre el corazón (Signo del 5° del RSA). Diacono: Amado Jesús, gobierna nuestros corazones y nuestros pensamientos, danos la fuerza y el amor para combatir las tinieblas y el ego. Los hombres no son nuestros enemigos, la ignorancia sí. Las personas no son nuestros enemigos, el miedo sí. Señor Todopoderoso, dame la serenidad, la seriedad y la sinceridad para dirigir esta plegaria, que sea siempre tu voluntad la que se ejerza y que la nuestra sólo se acople a tu mandato, Amen. Diacono: Cordero de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a la cristiandad en general, que se fortalezcan nuestras iglesias, así como la palabra de cristo, que se restituya la verdadera esencia y que se mantenga la fe y los evangelios. Que esta tradición se conserve inmaculada para que nuevos seres puedan recibir el bautizo en el Espíritu Santo, Amen. Diacono: Cordero de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a todos los hermanos, que se limen las discordias, que se abandonen los egos. Solo tú posees la verdad, solo tú puedes juzgar, haznos tus obreros de paz, danos la armonía para poder amarnos todos juntos en tu eterna gloria, Amen. Diacono: Jesús Redentor, entre tantas cosas, dirige esta oración a los padres, curas, sacerdotes, reverendos y diáconos, que no decaigan en su labor de reunir lo disperso y difundir la luz, que no abandonen su fe, que sea tu palabra quien hable por ellos y no su individualidad. Que su luz no opaque la luz de los demás hermanos, pues un verdadero guía no es quien diga la verdad más grande, sino quien logre que los hermanos encuentren la paz interior, Amen. Diacono: Jesús Redentor, entre tantas cosas, dirige esta oración a la paz en el mundo. Así como nosotros los cristianos anhelamos la paz en nuestra alma, así también la desean todos los demás seres, debido a que es el amor en ti. Pidamos que todos los seres se acerquen más a ti, la paz de uno es la paz de todos, Amen. Diacono: Hijo de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración a todas las tradiciones, que tanto las católicas como las no católicas se fortalezcan, que las religiones cristianas se fortalezcan, y que ellas no se peleen entre sí, pues la verdad de una no tiene que opacar la verdad de la otra, ya que cada ser bebe agua en la medida de su propia sed. Que nunca subestimemos el poder de la fe, ni menospreciemos sus dogmas, Amen. Diacono: Hijo de Dios, entre tantas cosas, dirige esta oración para aplacar las calamidades de la tierra, el agua, el viento y el fuego. Te imploramos, tu inmensa misericordia para restringir su acecho en las personas, animales, cultivos y viviendas. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también las epidemias y enfermedades que agobian a la humanidad, que disminuya el dolor tanto en los individuos como en sus familias, Amen.

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Diacono: Alfa y Omega, entre tantas cosas, dirige esta oración para aplacar la hambruna. Te imploramos, tu inmensa misericordia para restringir su acecho en la pobreza. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también la agonía de la muerte, que este cambio de medio corporal al plano sutil sea lo más armónico posible, tanto para quien va a morir como para sus seres queridos, Amen. Diacono: Alfa y Omega, entre tantas cosas, dirige esta oración para que los líderes de todos los pueblos sean hombres justos. Te imploramos, tu inmensa sabiduría para que los dirigentes de las religiones, de las naciones, de los comercios y de todo grupo social ejerzan su liderazgo con paz y armonía. Así mismo, Señor nuestro, aplaca también la tiranía, la discordia y la guerra, y que todos los hombres que representan el poder temporal comulguen con tu autoridad espiritual, Amen. Diacono: Cristo, entre tantas cosas, dirige esta oración para que aquellos hombres que han olvidado tu santo nombre, lo recuerden. Te imploramos, tu inmensa misericordia, tu amor y perdón eternos, pues sabemos que eres un Dios de vida. Nosotros deseamos ser los garantes de los ateos, los agnósticos y los supersticiosos que han banalizado y olvidado tu nombre. Así mismo, Señor nuestro, guía estas almas para que recuerden la unidad de tu verdad eterna, Amen. Diacono: Cristo, entre tantas cosas, dirige esta oración para bendecir a quienes alguna vez les desee el mal. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que les brindes tu amor infinito a quienes vi como enemigos y a quienes odié, pues ellos no son otra cosa que el reflejo de mi propia incomprensión. Así mismo, Señor nuestro, dame la sabiduría necesaria para reivindicarme con todas esas almas y dame la valentía para no volver a caer en el camino fácil del odio, ni más nunca culpar cobardemente al prójimo, Amen. Diacono (con los brazos abiertos en forma de “V”): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas, dirige esta oración para elevar el género humano. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que nosotros los hombres seamos tus hijos dignos, recobremos tu imagen y semejanza y seamos ejemplo para los demás seres. Así mismo, Señor nuestro, danos las herramientas necesarias para que retornemos al origen, guiados por tu amor, conforme a tu santa palabra, Amen. Diacono (con los brazos entrecruzados en forma de “X”, como el 1° paso del RSA): Cuerpo Glorioso, entre tantas cosas, dirige esta oración para dar luz a todas las almas errantes. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que las almas que se encuentran en la oscuridad puedan escapar de las asechanzas de la destrucción. Así mismo, Señor nuestro guía estas almas más allá de la gracia, que alcancen tu gloria, y que gocen de tu esplendor, Amen. Diacono (mantiene la “X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para que tu amor irradie plenamente a las almas caídas en el reino animal, vegetal y mineral. Estamos conscientes de que estas almas han descendido por el resultado de nuestra propia caída, es por ello que nosotros te imploramos ahora tu inmensa misericordia. Así mismo, Señor nuestro, bríndales tu luz y tu calor para que reconozcan la salvación en ti, Amen. Diacono (mantiene la “X”): Emmanuel, entre tantas cosas, dirige esta oración para transformar los entes malignos en positivos. Te imploramos, tu inmensa misericordia para que todo aquello que este fuera del orden se someta a tu justa medida. Así mismo, Señor nuestro, dales una vía y una posibilidad para que todos estos entes puedan arrepentirse y deseen reencontrarse con tu infinito amor, Amen.

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Diacono: Amado Jesús, estamos consientes que nuestras peticiones exceden nuestros arrepentimientos, sin embargo, hoy estamos aquí, como simples hermanos de paz, invocando tu Misericordia, no pedimos que se ejerza la ley o la justicia, sino tu infinito amor. Estamos consientes que en el universo existe un perfecto equilibrio, que responde a las acciones del hombre y a las leyes divinas, sin embargo, también sabemos de tu infinita misericordia y tu inmenso amor. Es por ello, que queremos obsequiar esta humilde oración, que tanto nos honra, a tu más noble nombre, que tantos desdichados evocan y que tantos anhelos exclaman, El Misericordioso. Por otra parte, Señor nuestro, quítanos la vanidad, que nunca sepamos si realmente nuestras plegarias ayudaron a alguien, ni tampoco digamos a nadie sobre estas peticiones, pues un verdadero cristiano no se vanagloria de sus acciones. Haznos tus instrumentos de paz, Amen.