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TRABAJO FIN DE TÍTULO MÁSTER EN ACCESO A LA ABOGACÍA Curso 2015/2017 0 LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ENTRE PARIENTES EN EL CÓDIGO CIVIL Nombre de la estudiante: Andrea González Aguilar. Tutora: Alicia Vaquero Borrego. Diciembre de 2016

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TRABAJO FIN DE TÍTULO

MÁSTER EN ACCESO A LA ABOGACÍA

Curso 2015/2017

0

LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

ENTRE PARIENTES EN EL CÓDIGO

CIVIL

Nombre de la estudiante: Andrea González Aguilar.

Tutora: Alicia Vaquero Borrego.

Diciembre de 2016

TRABAJO FIN DE TÍTULO

MÁSTER EN ACCESO A LA ABOGACÍA

La obligación de alimentos entre

parientes en el Código Civil

Maintenance obligations between

relatives in the Civil Code

Nombre de la estudiante: Andrea González Aguilar.

e-mail del/a estudiante: [email protected].

Tutora: Alicia Vaquero Borrego.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

RESUMEN

Las relaciones familiares implican una serie de derechos y obligaciones que pueden

exigir y deben cumplir sus integrantes. Estas últimas surgen, entre otros supuestos,

cuando alguno de los parientes previstos en la ley se hallan desprovistos para

procurarse su propio sustento vital. Por ello, nuestro ordenamiento jurídico, en sus

diferentes órdenes: civil, procesal y penal, regula una obligación como la de alimentos

para dotar de protección a la institución familiar, con los aspectos procesales que

corresponden y las consecuencias penales que emanan de su incumplimiento,

respectivamente. El objetivo de este trabajo no es otro que conocer, sobre todo desde la

perspectiva civil con puntuales aspectos procesales, el régimen legal propio de la figura

obligacional de alimentos entre parientes, desarrollar sus elementos objetivos y

subjetivos y vincularlo especialmente con la obligación alimenticia referente a los

hijos, además de adquirir, desde el punto de vista penal, unos conocimientos básicos y

específicos de las consecuencias penales que se derivan del quebrantamiento de tal

obligación a través de un breve y sintetizado estudio de las figuras delictivas que

atentan contra el deber familiar que constituye tal obligación.

PALABRAS CLAVE: obligación, alimentos, parientes.

ABSTRACT

Family relations imply a series of rights and obligations that members can demand and

must fulfill. The latter arise, among other assumptions, when someone of the relatives

foreseen in the law are deprived to obtain their own vital sustenance. Therefore, our

legal system, in its different orders: civil, procedural and criminal, regulates the

maintenance obligations to provide protection to the family institution, with the

procedural aspects that correspond and the penal consequences that emanate from their

non-compliance, respectively. The aim of this work is to know, especially from the

civil perspective with specific procedural aspects, the legal regime of the obligatory

figure of maintenance between relatives, to develop its objective and subjective

elements and to link it especially with the alimentary obligation referring to the

children, In addition to acquiring, from the criminal point of view, a basic and specific

knowledge of the criminal consequences that derive from the breach of such obligation

through a brief and synthesized study of the criminal figures that undermine the family

duty that constitutes such obligation .

KEYWORDS: obligation, family maintenance, relatives.

5

ÍNDICE

ABREVIATURAS ..................................................................................................................... 7

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 8

CAPÍTULO I. LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ENTRE PARIENTES ........................ 10

1. CONCEPTO Y FUNDAMENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ............... 10

2. CARACTERES DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ........................................... 11

3. EL NACIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS: PRESUPUESTOS Y

SUJETOS DE LA OBLIGACIÓN ....................................................................................... 13

3.1. El vínculo de parentesco ............................................................................................ 13

3.2. El estado de necesidad del alimentista ....................................................................... 18

3.3. La posibilidad económica del obligado ..................................................................... 19

4. PRELACIÓN Y PLURALIDAD DE SUJETOS. EL RÉGIMEN MANCOMUNADO DE

LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS................................................................................. 21

4.1. Concurrencia de varios alimentantes ......................................................................... 21

4.2. El carácter mancomunado de la obligación legal de alimentos ................................. 22

4.3. Pluralidad de alimentistas .......................................................................................... 23

5. EL CONTENIDO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ........................................ 24

6. LA DETERMINACIÓN DE LA PRESTACIÓN ALIMENTICIA. ACTUALIZACIÓN

Y MODIFICACIÓN DE LA PENSIÓN .............................................................................. 26

6.1. La modificación de la cuantía .................................................................................... 27

6.2. La actualización de la cuantía .................................................................................... 29

7. EL CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ................................. 31

7.1. El nacimiento y la satisfacción de la obligación alimenticia ..................................... 31

7.2. Modalidades para hacer efectivo el pago de la pensión ............................................. 34

6

8. LA EXTINCIÓN DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ......................................... 35

8.1. La extinción de los alimentos por la desaparición de los presupuestos legales ......... 35

8.2. La extinción de la obligación legal de alimentos por culpa del alimentista .............. 36

CAPÍTULO II. LA PRESTACIÓN DE ALIMENTOS PARA LOS HIJOS ........................... 37

1. CONCEPTOS GENERALES Y DISTINCIONES .......................................................... 37

1.1. Alimentos entre parientes y alimentos para hijos ...................................................... 37

1.2. Alimentos para hijos menores y mayores o emancipados ......................................... 38

2. CARACTERES DE LA PENSIÓN DE ALIMENTOS DE LOS HIJOS MENORES .... 39

3. ELEMENTOS PERSONALES: SUJETOS ACREEDORES Y DEUDORES ................ 40

3.1. Sujetos acreedores ...................................................................................................... 40

3.2. Sujetos deudores ........................................................................................................ 44

4. ELEMENTOS OBJETIVOS ............................................................................................ 45

4.1. El mínimo vital .......................................................................................................... 45

4.2. Extinción y suspensión .............................................................................................. 46

4.3. Exoneración del deudor y reducción del importe de la prestación por superveniencia

de hijos .............................................................................................................................. 51

4.4. El sistema de tablas para fijar o actualizar las pensiones ........................................... 52

CAPÍTULO III: INCUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS.

RESPONSABILIDAD PENAL ............................................................................................... 53

1. EL DELITO DE ABANDONO DE FAMILIA ................................................................ 53

2. EL DELITO DE IMPAGO DE PRESTACIONES ECONÓMICAS ............................... 54

CONCLUSIONES ................................................................................................................... 59

BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................... 62

WEBGRAFÍA .......................................................................................................................... 64

JURISPRUDENCIA ................................................................................................................ 65

7

ABREVIATURAS

AA.VV.

AC

Act. Civ.

AP

ADC

Arts/s.

BOE

CC.

CE

Cfr.

CGPJ

Coord.

Dir.

Ed./ed.

Et al

INE

IPC

JUR

op. cit.

P./pp.

Ref.

RJ

SAP

STC

STS

T.

V.

Vol.

Autores varios

Aranzadi Civil

Actualidad Civil

Audiencia Provincial

Anuario de Derecho Civil

Artículo/artículos

Boletín Oficial del Estado

Código Civil

Constitución Española

cónfer, compárese con

Consejo General del Poder Judicial

coordinador/a

director/directora

editorial/edición

y todos

Instituto Nacional de Estadística

Índice de Precios al Consumo

Resoluciones judiciales, Aranzadi

Obra citada

página/páginas

Referencia

Repertorio de Jurisprudencia Aranzadi

Sentencia de la Audiencia Provincial

Sentencia del Tribunal Constitucional

Sentencia del Tribunal Supremo

título

Ver

volumen

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

8

INTRODUCCIÓN

En el ordenamiento jurídico español, el Derecho de Familia regula determinadas

relaciones entre los cónyuges y los parientes y está compuesto por diversas disciplinas, entre

ellas la obligación de alimentos entre parientes, pues de las relaciones de familia derivan

verdaderos derechos y obligaciones.

El régimen jurídico de la obligación de alimentos en el derecho común se encuentra en

el Código Civil español (Título VI del Capítulo III del Libro Primero) y no ha experimentado

considerables modificaciones desde que fuera regulado por primera vez (1889). Solamente las

modificaciones del Código Civil de 1981 en virtud de la Ley 11/19811, de 13 de mayo

supusieron determinadas alteraciones en esta materia respecto de los artículos 142, 143, 144,

146 y 148, así como la llevada a cabo en 1991 a través de la Ley Orgánica 1/19962, de 15 de

enero respecto del artículo 149, por lo que la labor jurisprudencial en este ámbito ha tenido

una marcada importancia.

Cuando el Código Civil se refiere a la prestación alimenticia trata, por un lado, lo que se

denomina «alimentos entre parientes» en sus artículos 142 a 153, y por otro, alude al concepto

de alimentos, como uno de los aspectos que debe determinarse cuando se decreta

judicialmente la nulidad, la separación o el divorcio de una pareja (cfr. Arts. 90 a 106 CC).

Por tanto, se trata de dos categorías conceptuales distintas, cuya diferenciación propicia el

propio legislador mediante esta regulación separada. Así, regula la obligación de alimentos

entre parientes en general en los preceptos mencionados, que surge como consecuencia de los

vínculos de parentesco y de la existencia de un estado de necesidad, y la obligación

alimenticia que recae sobre los progenitores respecto de sus hijos en situaciones de crisis

matrimoniales o de pareja, la cual se origina como deber inherente al ejercicio de la patria

potestad y que se rige principalmente por lo dispuesto en el artículo 93 del Código Civil.

En aras a la propia distinción que fomenta el propio Código se ha llevado a cabo la

estructuración de este trabajo. Así, se partirá del supuesto general en el Capítulo primero, que

se dirigirá al estudio de la regulación de la obligación legal de alimentos entre parientes, para

continuar en el siguiente Capítulo con el tratamiento del supuesto específico de la obligación

alimenticia de los progenitores respecto de sus hijos, para lo que se analizarán los aspectos

más relevantes en relación con aquélla obligación general. Y todo ello con el análisis de las

líneas jurisprudenciales y doctrina más interesantes y novedosas que los tribunales españoles

han dictaminado en distintos ámbitos de esta materia y que han contribuido a dotar de mayor

contenido determinados aspectos que en la propia norma carecen de una concreción precisa.

El motivo que fundamenta la distinción manifestada para abordar la obligación general

en primer lugar y posteriormente el supuesto concreto relativo a la prestación de alimentos a

1 Ref. BOE-A-1981-11198.

2 Ref. BOE-A-1996-1069.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

9

los hijos tras la ruptura de la pareja se debe al hecho de que la inestabilidad familiar

consecuencia de las crisis familiares ha tenido una gran influencia sobre el Derecho en los

últimos años, y han dotado de una gran casuística a los tribunales, que han tenido que

enfrentarse a diversos supuestos que con anterioridad no se habían planteado, siendo

conveniente el conocimiento del régimen legal existente respecto de un ámbito tan arraigado a

la realidad.

Finalmente, habiendo desarrollado la obligación de alimentos entre parientes y respecto

a los hijos, con el objetivo de evidenciar la relevancia de este régimen, se desarrollará en un

tercer Capítulo las consecuencias penales derivadas del incumplimiento de esta obligación,

pues éstas no solo se enfocan estrictamente al orden jurisdiccional civil sino que su

trascendencia alcanza el ámbito penal para constituirse como verdaderas conductas tipificadas

que incluso pueden suponer la privación de libertad o de otras facultades relacionadas con

instituciones importantes (patria potestad, tutela, guarda y custodia, acogimiento...). Para ello

se desarrollarán aspectos muy puntuales de dos figuras delictivas: el delito de abandono

familiar y el delito de impago de prestaciones económicas para un conocimiento general de

los delitos en que se puede incurrir ante el incumplimiento de la obligación que se viene

tratando y que son contrarios a los derechos y deberes intrínsecos de las relaciones familiares.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

10

CAPÍTULO I. LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS ENTRE

PARIENTES

1. CONCEPTO Y FUNDAMENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

El régimen jurídico del derecho de alimentos entre parientes tiene sus propias reglas y

principios y encuentra su encaje legal en el Título VI del Capítulo III del Libro Primero del

Código Civil, que regula la denominada «obligación legal de alimentos entre parientes»

(artículos 142 a 153). Las normas que en él se contienen y que rigen en este ámbito pueden

diferir de otras obligaciones legales de alimentos que se regulan en nuestro ordenamiento, así

como de otras que se establezcan en virtud de pacto o por vía testamentaria, si bien, de forma

supletoria, el artículo 153 dispone que las normas de dicho título son “aplicables a los demás

casos en que por este Código, por testamento o por pacto se tenga derecho a alimentos, salvo

lo pactado, lo ordenado por el testador, o lo dispuesto por la ley para el caso especial de que

se trate”.

El término obligación de alimentos implica una relación jurídica en la que una persona

se encuentra obligada a prestar a otra lo necesario para su subsistencia. En este sentido, hace

referencia al derecho que una persona (acreedor), que se encuentra en estado de necesidad,

ostenta para reclamar a determinados parientes (deudores) que le proporcionen los recursos

necesarios para la satisfacción de sus necesidades vitales3. El acreedor de los alimentos es

denominado “alimentista”, mientras que el deudor de los mismos es conocido como

“alimentante”. Y el origen de esa relación jurídica u obligación no tiene que ser

necesariamente legal, sino que puede nacer como consecuencia de un acto jurídico, ya sea un

contrato o una disposición testamentaria.

En cuanto a su fundamento jurídico, cabría entender, y así sucede con DÍEZ-PICAZO y

GULLÓN4, entre otros, que la obligación de alimentos se encuentra inmersa en el principio de

“solidaridad familiar”, que tiene como finalidad garantizar el derecho a la supervivencia del

pariente que los reclama, al carecer éste de recursos que permitan su propia supervivencia o,

dicho de otro modo, que obliga a determinados parientes a atender las necesidades vitales que

el alimentante tenga y no pueda satisfacer por sí, de suerte que la obligación disminuye y se

debilita conforme se aleja el grado de parentesco. Asimismo, su fundamento también se

encuentra en la Constitución5, que proclama, en su artículo 39.1, que los poderes públicos han

3 La STS 23 de febrero de 2000 se refirió a esta obligación como «deuda alimentaria», definiéndola como “la

que afecta a una persona, llamada alimentante, que resulta obligada a prestar a otra, llamada alimentista, lo

indispensable para cubrir sus necesidades perentorias, o dicho con palabras legales, las necesidades mínimas

para subsistir”.

Por su parte, la STS de 13 de abril de 1991, establece que dicha deuda se deriva del deber impuesto

jurídicamente a una o varias personas de asegurar la subsistencia de una u otras. 4 DÍEZ-PICAZO Y PONCE DE LEÓN, L. y GULLÓN BALLESTEROS, A.: Sistema de derecho civil.

Volumen IV. Tomo I: Derecho de Familia, ed. 11ª, Madrid, Tecnos, 2012. 5 Además de nuestra Carta Magna, existen otros textos internacionales que sirven de fundamentación jurídica

en esta materia, por ejemplo la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) o la Convención sobre los

Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

11

de asegurar la protección social, económica y jurídica de la familia. No obstante, existen

posturas enfrentadas en cuanto a su fundamento, y hay juristas que entienden que es el

derecho a la vida de las personas el que dota de sentido a la obligación de alimentos, como

prestación derivada del derecho a asistencia que toda persona posee. Así lo consideran

SÁNCHEZ ROMÁN o VALVERDE6.

2. CARACTERES DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

La obligación de alimentos entre parientes que nos ocupa exige la existencia de un nexo

de parentesco entre el alimentante y el alimentista (art. 143 CC), además de una situación

socio-económica suficiente del primero y deficiente del segundo (art. 148 CC). Y

precisamente de dicho vínculo familiar se desprenden una serie de características que la

definen, de ahí que sea una obligación con las siguientes notas distintivas:

Legal, pues es una obligación impuesta y regulada por la ley, concretamente en los

artículos 142 a 153 del Código Civil. De dicha legalidad se desprende que la autonomía de la

voluntad de las partes no tiene cabida en esta obligación, propio de las obligaciones

patrimoniales, como se deduce del artículo 1814 del Código Civil, que prohíbe transigir sobre

alimentos futuros, entre otros.

Únicamente se puede localizar como manifestación de cierta autonomía el derecho de

opción que ostenta el alimentante conforme al artículo 149.1 Código Civil, quien puede

satisfacer la obligación de alimentos escogiendo la modalidad que le convenga, ya sea

pagando la pensión que se fije, o acogiendo y manteniendo al alimentista en su propia casa7.

Personalísima, de modo que sólo las personas legalmente determinadas (art. 143 CC)

pueden solicitar o están obligadas a la prestación de alimentos. Consecuencia de este carácter

es la irrenunciabilidad e intransmisibilidad del derecho de alimentos (art. 151.1 CC); la

extinción del mismo por el fallecimiento del deudor o del acreedor (arts. 150 y 152.1º CC); y

que no pueda ser objeto de transacción (art. 1814 CC).

No obstante, una vez determinada la obligación de alimentos con la fijación de una

pensión a favor del alimentista, éste puede renunciar a ella o transmitir a un tercero el derecho

a reclamarla (art. 151.2 CC).

Recíproca, pues los sujetos que la ley contempla pueden adoptar posiciones jurídicas

diferentes y ser potenciales acreedores o deudores de la obligación de alimentos, según el

alimentista que los requiera en cada caso (art. 143 CC).

6 LLEDÓ YAGÜE, F., Cuadernos teóricos Bolonia. Derecho de Familia. Cuaderno III. Las relaciones

paterno-filiales: filiación, tutela, guarda, adopción y alimentos entre parientes, Madrid, Dykinson, 2011, p. 243. 7 Este derecho de opción evidencia su naturaleza patrimonial (es una deuda de valor), lo que no implica

necesariamente que sea una obligación pecuniaria, pues puede satisfacerse en cosa distinta de dinero.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

12

Irrenunciable e intransmisible, pues fundándose el derecho de alimentos en la

situación de necesidad del alimentado, no cabría entender que éste pueda renunciar a él, ya

que ello entorpecería el fin mismo del derecho, cual es mantener la existencia del mismo.

Tampoco cabe la transmisión de este derecho, pues con ello se admitiría su renuncia y se

desvirtuaría su naturaleza personal e intransmisible, teniendo en cuenta que la obligación de

alimentos surge en función de unas circunstancias concretas (relación de parentesco y estado

de necesidad).

Imprescriptible, de tal forma que el pariente que los necesite puede ejercitar su

derecho a la obtención de alimentos en cualquier momento y dicho derecho no se extingue a

pesar de no ejercitarse en el momento en que concurran los presupuestos exigidos para su

prestación8. Sí existe plazo de prescripción para la reclamación de daños padecidos como

consecuencia de la omisión de la prestación alimenticia, sujeta al plazo de cinco años al

tratarse del incumplimiento de una deuda preexistente o continuada, con arreglo al artículo

1964 del Código Civil.

Gratuita, pues para la obtención de la prestación alimenticia no es necesario realizar

contraprestación alguna, sino que, como acto de liberalidad impuesto legalmente, se recibe

gratuitamente, lo que implica, a su vez, que el alimentista no pueda repetir contra el

favorecido por las prestaciones otorgadas, ni siquiera en el supuesto en que éste llegare a

mejor fortuna, pues de las prestaciones realizadas por obligación legal no surge un derecho de

crédito.

Relativa y variable, ya que, por un lado, debido a la imposibilidad de fijar a priori el

inicio y su duración, es una obligación indeterminada en el tiempo y, por otro, la cuantía de la

obligación es relativa, pues se encuentra subordinada al estado de necesidad del alimentista y

a la posibilidad de satisfacer ésta por el alimentante.

Mancomunada, ya que existiendo dos o más a alimentantes obligados a la prestación

de alimentos, el alimentista no puede dirigir la reclamación de la obligación contra uno de

ellos, sino que deberá dividirse la deuda no en partes iguales, sino en la cantidad proporcional

al caudal de cada obligado9.

8 No hay que confundir el derecho a la percepción de alimentos con las pensiones alimentarias vencidas y no

satisfechas, las cuales,prescriben a los 5 años, de acuerdo con el art. 1966.1 del Código Civil. 9 Al respecto, la STS 12 de abril 1994 dispone que «la obligación de prestar alimentos está configurada en el

Código como mancomunada y divisible, pues el artículo 145 determina, que cuando recaiga sobre dos o más

personas esta obligación, se repartirá entre ellos, pero no por partes iguales, sino en cantidad proporcional a

sus caudales respectivos. No es, por tanto, una deuda de carácter solidaria, al no tener expresamente

reconocida esta naturaleza, y ser principio general el de no presumirse tal condición. Este carácter no solidario

se ve reforzado con el contenido del párrafo 2º del artículo 145, según el cual no se permite entender que el

alimentista pueda dirigirse, en todo caso, contra cualquiera de las obligadas para exigirle el pago de la

pensión».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

13

No se trata de una deuda de carácter solidario, pues no tiene reconocida tal condición

expresamente y no es posible presumir dicha naturaleza. Únicamente en situaciones de

urgente necesidad y por circunstancias especiales, podrá el juez obligar provisionalmente a

uno de los deudores para que haga efectiva la prestación de alimentos, sin perjuicio de que

éste pueda reclamar después de los demás obligados lo que les corresponda.

3. EL NACIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS:

PRESUPUESTOS Y SUJETOS DE LA OBLIGACIÓN

De acuerdo con el artículo 143 del Código Civil, la obligación de alimentos es exigible

desde que la persona que tiene derecho a percibirlos los necesite para subsistir. Ahora bien,

precisa de una serie de presupuestos que deben concurrir para su nacimiento:

- La existencia de un vínculo de parentesco entre alimentista y alimentante.

- La existencia de una situación de necesidad del alimentista.

- La capacidad económica suficiente del alimentante.

3.1. El vínculo de parentesco

No todos los parientes están obligados a darse alimentos recíprocamente, sino

únicamente los contemplados en el artículo 143 del Código Civil (el cónyuge, los

ascendientes, los descendientes y los hermanos).

3.1.1. La deuda alimenticia entre cónyuges

Son los obligados a los que la ley otorga preferencia y, evidentemente, su obligación no

deriva de la consanguinidad, sino de la estrecha y especial relación que mantienen. Hay que

destacar en este punto que el vínculo subjetivo en el supuesto de alimentos entre cónyuges

surge como consecuencia de un acto de voluntad que se traduce en un negocio jurídico, el

matrimonio, mientras que en el resto de supuestos, los parientes se deben alimentos con

fundamento en una obligación derivada del vínculo consanguíneo que aparece desde el

nacimiento.

Así, la obligación de alimentos entre cónyuges se entiende subsumida en otras

relaciones jurídicas más amplias que derivan del matrimonio, como son los deberes de ayuda

y socorro mutuo regulados en los artículos 67 y 68 del Código Civil, de ahí que sea la

obligación de ayuda y socorro mutuos la que surja mientras se encuentran casados y convivan

juntos, pero no la obligación de alimentos.

Debido a su carácter familiar, la deuda alimenticia entre cónyuges tiene una aplicación

muy restrictiva, pues únicamente opera mientras subsiste el vínculo matrimonial y existe una

situación de crisis matrimonial, pero no cuando el matrimonio se encuentra en situación de

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

14

normalidad10

.Como consecuencia, en ningún caso procederá la prestación cuando se disuelva

o se considere que no ha existido, como ocurre con la nulidad. No obstante, estando pendiente

el procedimiento judicial de divorcio o nulidad, se entiende que sí tiene lugar la obligación de

alimentos y manifestación de ello es el propio artículo 90.1 del Código Civil, que en su

apartado d) señala que debe constar en el convenio regulador los alimentos entre cónyuges.

Una vez finalizado el procedimiento por resolución firme, se extingue tanto el vínculo

matrimonial como la obligación legal de alimentos, si bien hay que advertir que podrán

acordarse en ella otras prestaciones de distinta naturaleza (arts. 97 y 98 CC).

Relacionado con lo anterior, es conveniente hacer referencia a las diferencias existentes

entre la pensión de alimentos y la pensión compensatoria, que es otra prestación que surge

como consecuencia del matrimonio. Mientras que la primera tiene como objetivo satisfacer

las exigencias para la subsistencia de uno de los cónyuges, en cambio, la finalidad de la

pensión compensatoria es la reparación del cónyuge que ha sufrido un empeoramiento de su

situación económica como consecuencia de la crisis matrimonial en relación con la existente

durante el matrimonio11

, pero no se tiene en cuenta su estado de necesidad. Otra característica

que diferencia ambas instituciones es el carácter indisponible del derecho de alimentos frente

a la disponibilidad de la pensión compensatoria. Así, esta última es un derecho de contenido

estrictamente económico y puede ser objeto de renuncia. También difieren en cuanto a la

exigibilidad de una y otra, pues la pensión de alimentos es exigible desde que la situación de

necesidad se manifiesta, pero la compensatoria únicamente lo es desde la fecha de la sentencia

que declara el divorcio o la nulidad. Por otro lado, la efectividad de ambas prestaciones

tampoco se asemeja, pues la pensión compensatoria no puede satisfacerse a elección del

obligado mediante la convivencia en el hogar del alimentista, derecho de opción que sí se

reconoce al obligado a prestar alimentos. Finalmente, el carácter variable y relativo de la

pensión de alimentos no es aplicable a la pensión compensatoria, que consiste generalmente

en una cuantía fija.

En lo que respecta al matrimonio declarado nulo, al significar la inexistencia de vínculo

matrimonial, no sería posible que ninguno de los cónyuges reclamara alimentos del otro. Pero,

para este supuesto, el artículo 98 del Código Civil reconoce el derecho del cónyuge de buena

fe a reclamar una indemnización cuando haya existido convivencia conyugal. No obstante, en

caso de existir hijos, éstos sí tendrán derecho a la reclamación de alimentos a sus

progenitores, a pesar de la declaración de nulidad de su matrimonio.

10

Es por ello que cuando se instan medidas previas provisionales a la demanda de divorcio, hay que solicitar

alimentos (por los fundamentos de la pensión de alimentos) mientras que, cuando se solicita el divorcio, lo que

se pide es una pensión compensatoria. 11

La STS de 18 de marzo de 2014 establece como doctrina jurisprudencial que «el desequilibrio que da

lugar a la pensión compensatoria debe existir en el momento de la separación o del divorcio y los sucesos

posteriores no pueden dar lugar al nacimiento de una pensión que no se acredita cuando ocurre la crisis

matrimonial…A partir de entonces se desvinculan los patrimonios de uno y otro cónyuge a expensas de lo que

resulte de la liquidación de la sociedad conyugal y, en su caso, de la modificación o extinción de las medidas

que pudieran haberse acordado en el momento del divorcio. Lo demás supone mantener tras la ruptura una

vinculación económica entre cónyuges distinta de la que la ley autoriza, y, propiciar, en definitiva, una suerte de

problemas añadidos y en ningún caso deseables».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

15

En el caso de separación judicial, la prestación de alimentos se satisface mientras dure

el procedimiento (desde la interposición de la demanda) y a partir de la firmeza de la

sentencia que supone su fin, pues en ambos casos continúa vigente el vínculo matrimonial. Lo

mismo ocurre en el supuesto de separación de hecho, en los que el deber de socorrerse

mutuamente también se aplica, y, por tanto, esta obligación se mantiene hasta el momento en

que el vínculo matrimonial se disuelva definitivamente, pues como ha señalado la

jurisprudencia ningún precepto condiciona la exigibilidad de la deuda alimenticia de los

cónyuges al deber de vivir juntos. En este sentido se pronuncia la STS de 10 de octubre de

2008 cuando declara que «esta Sala ha considerado siempre que el carácter familiar de la

prestación alimenticia hace que ésta se extinga cuando los cónyuges han obtenido el

divorcio, aunque se mantiene mientras subsiste el vínculo matrimonial, a pesar de que se

haya producido la separación, porque en este caso perdura aun la obligación de socorro,

establecida en el art. 68 CC, que desaparece al disolverse el matrimonio por el divorcio». Y

apoya su argumento en otras resoluciones anteriores como la STS de 25 de noviembre de

1985; de 29 de junio de 1988; y la de 23 de septiembre de 1996. Más recientemente la SAP de

Lleida (Sección 2ª) de 30 de noviembre de 2011 viene a señalar el mantenimiento de la

obligación alimenticia mientras subsiste el vínculo matrimonial, aunque se haya producido la

separación, pues la obligación de socorro únicamente desaparece una vez disuelto el

matrimonio por el divorcio.

Por último, cabe mencionar que son válidos los pactos que realicen los cónyuges en

convenios privados, de acuerdo con el artículo 153 del Código Civil. Así, pueden pactar un

contrato de alimentos en el convenio regulador, en cuyo caso se tratará de alimentos

voluntarios, que pueden ser onerosos o gratuitos. Este pacto de alimentos adquiere el carácter

“voluntario” y debe incluirse en esta categoría porque no existe un derecho legal entre los

contratantes para reclamárselos, sino que tiene naturaleza contractual.

3.1.2. Los alimentos entre parientes en línea recta

Los obligados en segundo lugar que se señalan en el artículo 142 del Código Civil son

los ascendientes y descendientes recíprocamente.

En relación con los ascendientes, resulta irrelevante si existe o no vínculo matrimonial,

así como que sea adoptivo, pues la plena equiparación de la filiación adoptiva a la filiación

natural hace que no exista especialidad alguna de una respecto de la otra (art. 39 CE).

Los alimentos se solicitarán respetando el principio de proximidad de grado (art. 144

CC), de modo que los de grado más próximo excluyen a los de grado más remoto, teniendo en

cuenta el orden de llamamiento en la sucesión legítima. Y aquí surge la duda de la obligación

cuando los nietos suceden por estirpe al hijo premuerto, que entiendo debe ser resuelta en el

sentido de que existiendo parientes de grado más próximo (hermanos del hijo premuerto) la

obligación de los nietos queda relegada a un segundo plano. Dicho lo cual, cuando el obligado

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

16

es un ascendiente, el descendiente deberá dirigirse en primer lugar a los padres,

posteriormente a los abuelos12

y así sucesivamente.

Por último, conviene destacar que cuando resultan obligados los padres respecto de sus

hijos menores, la obligación de alimentos carece de sustantividad propia porque se subsumiría

en una relación jurídica más amplia, que es la patria potestad (art. 153 CC) derivada de la

relación paterno-filial (art. 110 CC)13

. Esto supone que la obligación de alimentos

propiamente dicha podrá aplicarse cuando los hijos sean mayores de edad, pues mientras tanto

se trata de satisfacer la obligación de dotar de sustento a los hijos menores, deber incardinado

en la patria potestad. Hay que reseñar en este punto que si el hijo necesitado se encuentra en

estado de necesidad tras haber formado una familia, deberá dirigir la reclamación de la

prestación a su cónyuge, en primer lugar, pues rige el criterio de proximidad de parentesco.

Por tanto, la obligación alimenticia de los ascendientes respecto de los descendientes

dependerá de la emancipación o no de los hijos. Mientras que si no están emancipados y están

sujetos a la patria potestad se satisface la obligación mediante el cumplimiento del poder-

deber de la patria potestad, si ya se encuentran emancipados y no sujetos a la misma, tiene

lugar mediante el estricto cumplimiento de la obligación legal de alimentos14

.

En otro orden de cosas, si deviene obligado un descendiente respecto de un ascendiente,

también rige el criterio de proximidad de grado, por lo que los parientes de grado más

próximo excluyen a los de grado más remoto y, resultando obligado un descendiente, el

ascendiente alimentista deberá solicitarlos primero a sus hijos, luego a sus nietos y así

respectivamente.

Es importante señalar que la obligación de alimentos de los hijos frente al padre se

extiende a cualquier momento y situación de necesidad, no así en el supuesto contrario, pues

el padre deberá prestar alimentos al hijo sólo cuando cese su obligación de velar y sostener a

los hijos menores (art. 110 CC), siempre que una vez emancipado, no concurran las causas de

cesación previstas en el artículo 152 del Código Civil, y no se encuentre casado, o de estarlo,

su cónyuge no pueda satisfacer la obligación, al ser el pariente de preferencia en el orden de

prelación de obligados que el propio Código Civil establece.

3.1.3. Los alimentos entre colaterales

Los hermanos son los únicos parientes colaterales que están obligados a prestarse

alimentos. Sin embargo, su obligación tiene carácter subsidiario y su ámbito es más

restringido, ya que el contenido de su obligación en relación con el resto de parientes

contemplados en el artículo 143 del Código Civil, se reduce a los auxilios necesarios para la

12

La STS de 2 de diciembre de 1983 condenó a los abuelos a prestar alimentos a sus nietos, ante la

incapacidad económica de los padres, pues el padre se hallaba en paradero desconocido y la madre no poseía

medios económicos suficientes. 13

V. en este sentido las SSTS de 5 de octubre de 1993 y la de 24 de octubre de 2008. 14

En el capítulo siguiente se abordará con mayor abundamiento esta cuestión, pues se desarrollarán los

aspectos específicos que afectan al derecho de alimentos entre padres e hijos.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

17

vida, siempre y cuando el alimentista los requiera por causa que no le sea imputable. Quedan

comprendidos en tal concepto los gastos indispensables para costear la instrucción elemental

y el aprendizaje de una profesión, arte u oficio. Por tanto, hace referencia a los gastos

referentes a la educación del hermano menor de edad, y siendo mayor cuando no haya

finalizado su formación por motivos que no le sean imputables.

Es necesario precisar que la diferencia entre los alimentos legales y los auxilios

necesarios radica en un criterio cuantitativo, no conceptual. Así, los primeros se deben en

función de la proporción entre los medios de quien los da y de las necesidades de quien los

recibe, pero los segundos se limitan estrictamente a lo necesario para vivir, encontrándose en

tal concepto la instrucción y educación necesarias para el alimentista.

El carácter subsidiario y restrictivo de esta obligación, que ya se apuntaba con

anterioridad, se manifiesta no solo en la extensión y excepcionalidad de la deuda (solo se

deben los auxilios necesarios para la vida y excepcionalmente cuando el estado de necesidad

no sea imputable al alimentista), sino también en el ámbito objetivo de su aplicación, pues a

diferencia del resto de parientes, la obligación legal de los colaterales es la de asistir a sus

hermanos en último extremo, y respecto de bienes imprescindibles para la vida. Por

consiguiente, el propio artículo 143 del Código Civil distingue entre los alimentos en sentido

amplio y restringido que dotan de contenido a la obligación de alimentos, diferenciando la

aplicable entre colaterales de la obligación del resto de parientes, que es más amplia.

Destacar aquí que el artículo 144.1.4º establece un orden de preferencia, distinguiendo

según los hermanos sean o no de doble vínculo, estando obligados en primer término los

hermanos de doble vínculo en detrimento de los que solo sean uterinos o consanguíneos, lo

que no es sino una manifestación del respeto al principio de proximidad de parentesco que

caracteriza la obligación de alimentos entre parientes.

3.1.4. Los alimentos en las parejas de hecho

Como se ha referido, el artículo 143 del Código Civil solo considera que mantienen un

vínculo de parentesco a los efectos de la obligación de alimentos los cónyuges, ascendientes,

descendientes y hermanos. Sin embargo cabría plantearse, teniendo presente el principio de

igualdad ante la ley proclamado en el artículo 14 de la Constitución, si al igual que los

cónyuges unidos por vínculo matrimonial, las parejas de hecho también estarían incluidas

como sujetos de la obligación de alimentos.

La respuesta a tal interrogante es resuelta por la doctrina y jurisprudencia en sentido

negativo, pues consideran que el tenor literal del artículo 143 del Código Civil exige el

vínculo conyugal, o el parentesco, para que el requisito del vínculo de parentesco necesario

para el nacimiento de esta obligación quede cubierto, siendo obvio que ninguno de ellos

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

18

concurre en los convivientes more uxorio15

. No obstante, sí se admiten los alimentos entre los

miembros de la pareja de hecho cuando deriven de un pacto entre ellos, ya sea mientras dure

la convivencia, o para los supuestos en que se produzca la ruptura o situación de crisis entre

ambos.

La línea jurisprudencia del Tribunal Supremo es partidaria del rechazo a la aplicación

de las normas matrimoniales de esta materia a las parejas no casadas, siguiendo la misma tesis

que el Tribunal Constitucional, y con buen criterio sostiene que «la unión de hecho es una

institución que nada tiene que ver con el matrimonio, aunque una y otra se sitúen dentro

Derecho de Familia. Aún más: hoy en día, con la existencia del matrimonio homosexual y el

divorcio unilateral, se puede proclamar que la unión de hecho está formada por personas que

no quieren, en absoluto contraer matrimonio con sus consecuencias. Es, pues, consustancial

a esa diferencia entre la unión de hecho y el matrimonio y a la voluntad de eludir las

consecuencias derivadas del vínculo matrimonial que se encuentra insita en la convivencia

more uxorio el rechazo que desde la jurisprudencia se proclama de la aplicación por

analogía legis de las normas propias del matrimonio, entre las que se encuentran las

relativas al régimen económico matrimonial».16

Apuntada la no inclusión de las parejas de hecho en el tenor literal del artículo 143 del

Código Civil, hay que señalar que determinadas legislaciones autonómicas sí han llevado a

cabo una labor legislativa en aras a regular el derecho de alimentos entre los miembros de las

parejas de hecho.

3.2. El estado de necesidad del alimentista

La existencia de tal situación de necesidad es un requisito constitutivo y extintivo de la

obligación de alimentos, imprescindible para que surja, de forma que se extingue cuando no

exista para la subsistencia del alimentista. Además, se trata de un concepto relativo, que hace

referencia a la carencia actual de recursos con los que el alimentista pueda mantenerse y a la

imposibilidad de procurarse los medios de subsistencia, atendiéndose particularmente a su

estado y circunstancias y valorándose en cada caso las necesidades que precisa cubrir y los

medios de los que dispone. Luego no necesariamente debe identificarse con una situación de

pobreza absoluta, sino que se atiende a la condición personal y social de la persona

necesitada.

Corresponde al alimentista la prueba de que se halla desasistido del sustento diario,

alojamiento, vestido, asistencia médica y en determinados supuestos, de la instrucción cultural

y profesional y de incapacidad total o parcial para la realización de trabajos retributivos, en el

sentido de que no está en condiciones de proveer por sí mismo a su propia subsistencia (STS

15

BERROCAL LANZAROT, A. I., «Las uniones o parejas de hecho, los efectos patrimoniales constante y al

cese o ruptura de la convivencia» en HERRERA CAMPOR, R. y BARRIENTOS RUÍZ, M. A., Derecho y

familia en el siglo XXI, vol. 2, pp. 638-639. 16

V. STS de 19 de octubre de 2006, que rechaza la aplicación por «analogía legis» de las normas propias del

matrimonio, entre las que se encuentran las relativas al régimen económico matrimonial.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

19

de 30 de junio de 2004). Por ello, no se apreciará la concurrencia del estado de necesidad

cuando exceda más allá de lo razonable, cuando se den las condiciones suficientes para que el

alimentista pueda procurarse sus propios ingresos y éstos sean suficientes o cuando tenga

medios suficientes para atender sus necesidades.

El estado de necesidad del alimentista es un criterio fundamental para determinar la

cuantía de los alimentos, pues acorde al artículo 146 del Código Civil ésta deberá ser

proporcional a dichas necesidades. Asimismo, deberá adecuarse en cada momento a este

criterio, pues tal y como señala el artículo 147 “se reducirán o aumentarán

proporcionalmente según el aumento o disminución que sufran las necesidades del

alimentista…”.

Aunque se trata de un criterio necesario para el nacimiento de la obligación, lo cierto es

que a pesar de su concurrencia podrá extinguirse según determinados conductas del propio

alimentista:

Si comete alguna falta que pueda dar lugar a la desheredación

Si, siendo hermano, se encuentra en estado de necesidad por causa que le sea

imputable.

Si, siendo descendiente, se encuentra en estado de necesidad como consecuencia de su

mala conducta o por falta de aplicación en el trabajo.

Y en cuanto al momento de la exigibilidad de la obligación es necesario tener en cuenta

que aunque la obligación de alimentos surge desde que el alimentista los necesitare para

subsistir, el abono de la misma solo tendrá lugar desde la fecha en que se interponga la

demanda, y no desde el momento en que se necesiten, por lo que en el supuesto en que el

alimentante no hubiera satisfecho voluntariamente su obligación y como consecuencia se

presente demanda judicial para forzarle a ello, la sentencia condenatoria únicamente exigirá el

pago de los alimentos debidos desde la fecha de interposición de la demanda, no desde el

momento en que surgió (que será anterior).

3.3. La posibilidad económica del obligado

La posibilidad económica del obligado, junto con el criterio anterior, es otro

presupuesto objetivo constitutivo del surgimiento de la obligación legal de alimentos. Sin

embargo, no es un criterio tan relevante como el estado de necesidad del obligado y

manifestación de ello es que surge cuando éste concurre y subsiste aunque el obligado viniere

a peor fortuna. Por un lado, el artículo 148.1 del Código Civil evidencia que el nacimiento de

la obligación se vincula estrechamente al estado de necesidad del alimentista; y por otro, la

falta de recursos del alimentante no implica necesariamente la extinción de la obligación, sino

que significará el nacimiento de una nueva obligación respecto de una nueva persona

obligada, en función de los criterios de prevalencia contemplado en el artículo 144, lo que

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

20

supondrá, a su vez, un cambio de la cuantía en relación con las posibilidades económicas del

nuevo obligado.

Siendo el estado de necesidad el criterio determinante en el nacimiento de la obligación

legal de alimentos, el criterio de la economía del obligado adquiere mayor relevancia para la

concreción de la cuantía de la misma, pues conforme al tenor del artículo 146 del Código

Civil “la cuantía de los alimentos debe ser proporcionada al caudal o medios de quien los da

y a las necesidades de quien los recibe”, de tal forma que sin posibilidad económica de

satisfacer la prestación no puede nacer la deuda alimenticia (SAP Sta. Cruz de Tenerife de 27

de mayo de 2011; SAP Guadalajara de 10 de abril de 2012).

El criterio que permitirá determinar si el alimentante dispone de suficiencia económica

para adquirir la condición de obligado, será la disposición o no de medios suficientes para

satisfacer la prestación alimenticia sin menoscabar su propia manutención, para lo que habrá

que atender a sus necesidades propias y familiares, además de sus recursos, ya sean rentas

procedentes de sus bienes y de su capital, así como los rendimiento de su trabajo.

En este punto cabría plantearse si es exigible al deudor alimentante la obligación de

trabajar para procurar alimentos y, de otra parte, si existe la obligación de enajenar bienes

para atender a la obligación alimenticia o incluso si existe obligación de tomar dinero a

préstamo. A todos estos interrogantes habría que responder en sentido negativo, y así lo

entiende la doctrina –BELTRÁN DE HEREIDA Y ONIS17

–, pues ningún precepto legal lo

exige, además de implicar repercusiones en su propio perjuicio y en el de su familia. Pero lo

que no parecería admisible es que la situación de inactividad del alimentante se mantenga

deliberadamente para liberarse de la obligación de alimentos, una vez interpuesta la demanda,

o desde que tenga conocimiento de la situación de necesidad del alimentista.

En definitiva, para determinar las posibilidades económicas del obligado, no hay que

atender estrictamente a su caudal o medios, sino más bien a sus facultades. Y consecuencia de

ello es que no tendrá que disponer de todos sus medios o recursos económicos si con ello

perjudica su propia subsistencia y la de su familia. No cabe duda de que el deber de velar por

la vida de la propia vida familiar y la de uno mismo deben prevalecer respecto de la

obligación legal de alimentos a los parientes y muestra de ello es el propio artículo 152.2º del

Código Civil, que prevé como causas extintivas de la obligación de alimentos la reducción de

la fortuna del obligado hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus propias

necesidades y las de su familia.

17

BELTRÁN DE HEREIDA Y ONIS, P. La obligación legal de alimentos entre parientes, Universidad de

Salamanca, 1958.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

21

4. PRELACIÓN Y PLURALIDAD DE SUJETOS. EL RÉGIMEN

MANCOMUNADO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

Puede suceder que existan diversos sujetos, tanto en condición activa como pasiva de la

obligación alimenticia, siendo necesario en este punto distinguir los supuestos en que sean

varios los alimentistas o los alimentantes.

4.1. Concurrencia de varios alimentantes

El artículo 144 del Código Civil establece el orden de prelación de los obligados a la

prestación de alimentos, de modo que cuando sean varios la reclamación de alimentos deberá

dirigirse en primer lugar al cónyuge, en segundo lugar a los descendientes de grado más

próximo, en tercer lugar a los ascendientes de grado más próximo y, finalmente a los

hermanos, estando obligados en último término los que sólo sean uterinos o consanguíneos.

Al respecto, es importante destacar que el hecho de que el pariente de grado más lejano esté

proporcionando los alimentos voluntariamente, no exime a los de grado más cercano (SAP de

Navarra (Sección 2ª) de 4 de febrero de 2004).

A pesar de este orden de prelación, el alimentista no se encuentra limitado de forma

estricta por él cuando se disponga a reclamar alimentos y sean varios los alimentantes, pues

como ha señalado el Tribunal Supremo en la Sentencia de 13 de abril de 1991, «esta

prelación no impone al acreedor la sujeción estricta al orden en él establecido, sino que tiene

la posibilidad de reclamar alimentos de cualquiera de los obligados, siempre que pruebe que

los llamados con preferencia carecen de medios, pues “otra interpretación sería contraria a

los fines de concreción y economía de los procesos, por el gravamen que representaría, tener

que sostener litigios sucesivos y eliminatorios, para llegar a determinar el sujeto pasivo, que,

por sus recursos económicos pudiera levantar y atender la carga alimenticia. Pero ello

implica y exige para que la demanda pudiera prosperar, que se hubiera justificado, debida y

satisfactoriamente, que los llamados con preferencia a cumplir la prestación –cónyuge e

hijos-, carecían de medios adecuados para atenderla”. »

De acuerdo con el precepto referido, el cónyuge resulta ser el primero de los obligados a

prestar alimentos, lo que evidencia la prioridad que el legislador ha otorgado al vínculo

conyugal sobre el de parentesco de línea recta. Es opinión de BELTRAN DE HEREIDA Y

ONIS18

que este orden de prelación es congruente con el contenido del artículo 143 del

Código Civil. Pero ante este argumento, discrepa PADÍAL ALBAS19

, quien entiende que el

precepto no tiene en cuenta el criterio de proximidad de parentesco ni atiende a la affectio

sanguinis que debe primar en esta materia respecto del vínculo conyugal. Y para él resultaría

más razonable que los primeros obligados sean los hijos respecto de sus padres y

ascendientes, teniendo en cuenta que los cónyuges únicamente se deben alimentos en

situaciones de crisis estando vigente el vínculo matrimonial. No obstante, no me parece

18

BELTRÁN DE HEREIDA Y ONIS, P. op. cit. 19

PADIAL ALBAS, A., La obligación de alimentos entre parientes, Barcelona, Bosch, 1997.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

22

acertada tal reflexión, pues el matrimonio, si bien está lejos de suponer una relación de

consanguinidad, implica la creación de un vínculo muy importante entre dos personas, que

tiene que desplegar efectos en el ámbito jurídico y dentro de éste, en las prestaciones

económicas que deriven de su ruptura, ya sea a través de los alimentos mientras subsista o de

la oportuna pensión compensatoria una vez se haya extinguido. Si los cónyuges han decidido

no extinguir el vínculo que les une, no parece adecuado que la carga de alimentar a uno de

ellos recaiga sobre los hijos prioritariamente sobre el otro.

En segundo lugar, a falta de cónyuge, o careciendo éste de medios suficientes para

satisfacer la prestación, corresponderá la obligación a los descendientes de grado más

próximo. Y en tercer lugar, los obligados son los ascendientes. La preferencia en el supuesto

de que existan descendientes y ascendientes obligados vendrá determinada por el orden en

que sean llamados a la sucesión legítima de la persona que tenga derecho a los alimentos (art.

144.2 CC). Esta remisión a las normas de la sucesión legítima ha sido criticada por la

doctrina, sobre todo porque se aleja del principio de proporcionalidad que debe regir en la

obligación alimenticia, y entiende acertadamente, que la graduación entre ascendientes y

descendientes debería establecerse conforme a la situación económica de los obligados.

En último lugar, los obligados a prestar alimentos son los hermanos, y habiendo varios

de distinto vínculo, serán obligados preferentes los de doble vínculo, pues se entiende que el

vínculo afectivo que presentan es mayor, lo que respeta el criterio de proximidad de

parentesco característico de este ámbito.

4.2. El carácter mancomunado de la obligación legal de alimentos

El contenido del artículo 144 del Código Civil establece un orden de prelación para los

supuestos en que los diversos obligados sean de diverso grado de parentesco. Pero para

aquellas situaciones en que resulten obligados dos o más personas del mismo grado, dispone

el artículo 145.1 que “…se repartirá entre ellas el pago de la pensión en cantidad

proporcional a su caudal respectivo”. Luego se prevé un régimen de mancomunidad para el

cumplimiento de la obligación de alimentos y que supone la necesidad de dirigir la demanda

contra todos los obligados de un mismo grado, so pena de incurrir en falta de litisconsorcio

pasivo necesario (STS de 12 de abril de 1994; SAP de Madrid (Sección 25ª) de 19 de abril

2001, et al), ya que la fijación de la deuda de uno de los parientes implica, simultáneamente,

fijar el porcentaje de la deuda del otro u otros, lo que exige traer a todos los deudores

conjuntamente al proceso como parte demandadas, pues de lo contrario se causaría

indefensión al sujeto demandado existiendo otros que no lo han sido, además de existir la

posibilidad de que se dictasen sentencias contradictorias20

.

20

Al respecto, recordar, como ya se expuso anteriormente, que no existe obligación de demandar

conjuntamente a todos los obligados cuando uno de ellos esté cumpliendo voluntariamente su obligación

alimenticia, pues no es necesario llamar a juicio a quien judicial o extrajudicialmente se halla cumpliendo con

sus obligaciones, ya que no existe el principio de interés legítimo que caracteriza a toda acción (SAP de

Barcelona de 9 de marzo 2005). V. en este sentido la ya referida STS 12 de abril 1994.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

23

Por tanto, se trata de una deuda mancomunada parciaria, pues la prestación es divisible

y susceptible de cumplimiento parcial, aunque no dividida en partes iguales, ya que se

desprende del propio precepto que cada obligado lo es en función de sus recursos

económicos. Así, la deuda se divide en tantas partes como obligados a su cumplimiento, cada

uno de los cuales deberá satisfacer únicamente su parte, de acuerdo con el artículo 1138 del

Código Civil, y sin que el alimentista pueda dirigir su pretensión y compeler a cualquiera de

los obligados a satisfacer alimentos en mayor cuantía que la que se adecua a su situación

económica.

No obstante, a pesar del régimen previsto de mancomunidad en la obligación legal de

alimentos, puede adquirir carácter solidario ex artículo 145.2 del Código Civil, según el cual

“en caso de urgente necesidad y por circunstancias especiales, podrá el Juez obligar a una

sola de ellas a que los preste provisionalmente, sin perjuicio de su derecho a reclamar de los

demás obligados la parte que les corresponda”. Por tanto, es una decisión excepcional del

Juez que adopta conforme a su prudente arbitrio en función del interés del alimentista. Y este

carácter provisional ante supuestos de urgente necesidad o circunstancias especiales implica

que el obligado tiene derecho a reclamar a los demás la parte que ha tenido que satisfacer

anticipadamente, así como que en caso de resultar imposible la prestación por parte de algún

obligado, su parte se deberá abonar por los demás obligados del mismo grado.

4.3. Pluralidad de alimentistas

Existiendo dos o más alimentistas en posición de reclamar alimentos a un mismo

obligado, según el artículo 145.3 del Código Civil, si éste no tuviera fortuna bastante para

satisfacerlos a todos, se atenderá al orden establecido en el artículo anterior, a excepción del

supuesto en que los alimentistas concurrentes fuesen cónyuge e hijo sujeto a patria potestad,

en el que éste será preferido sobre aquél. Con ello, nuestro Código Civil no resuelve la

cuestión relativa a la existencia de un obligado y varios alimentistas, sino que se remite de

forma supletoria al artículo 144. Sin embargo, prevé una regulación específica por la que

concede preferencia a los alimentos de los hijos menores frente a los del cónyuge cuando

ambos tengan derecho a su percepción.

Por tanto, lo que se establece en el artículo 145.3 del Código Civil es una delimitación

en el cumplimiento de los deberes derivados de la patria potestad, pues alimentar al hijo

sometido a ésta deriva de la propia institución (art. 154.1 CC) y esta obligación es

independiente de los alimentos debidos a los hijos emancipados o mayores de edad, a los que

se refieren los artículos 143 y 145 del Código Civil. Esto significa que no contiene strictu

sensu una preferencia entre hijo y cónyuge, sino la prevalencia entre los deberes inherentes a

la patria potestad y la obligación legal de alimentos hacia cualquier pariente.

Tampoco el Código Civil ofrece solución al supuesto en que los alimentistas que

concurran coincidan en el mismo grado, por lo que surge el problema de que, en caso de tener

Del mismo modo se permite la demanda formulada contra uno solo de los obligados cuando el otro carece de

medios económicos con los que hacer efectiva su obligación (SAP de Madrid (Sección 25ª) de 29 de abril 2004).

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

24

que alimentarlos, el alimentante no tenga fortuna suficiente para hacer frente a la obligación

alimenticia sobre todos ellos. En tal situación, y aunque no se prevea expresamente en el

Código, corresponde al Juez determinar las deudas preferentes y para determinar el reparto de

los alimentos podría atender a determinadas circunstancias del caso concreto (art. 145.2 CC),

como pueden ser la necesidad de alimentos que tenga cada uno de los alimentistas, la

posibilidad de obtenerlos de otros parientes obligados de distinto grado, o a su capacidad

subjetiva para procurarse alimentos por sí mismos.

5. EL CONTENIDO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

El concepto de alimentos obedece a criterios objetivos y comprende un conjunto de

prestaciones encaminadas no sólo a satisfacer necesidades físicas, sino también para procurar

sustento a necesidades imprescindibles para el desarrollo ético e intelectual de la persona,

pues se trata de satisfacer la supervivencia de la persona necesitada además de su mejor

inserción. Y es el propio Código Civil el que establece estas dos categorías de obligaciones

para el alimentante, unas de carácter permanente y general, con las que satisfacer las

necesidades físicas del alimentista y otras de carácter accidental y temporal para facilitar su

desarrollo intelectual, siempre que tuviera necesidad de ellas.

En virtud de lo dispuesto en el artículo 142 del Código Civil, se considera alimentos

todo lo que es indispensable para el sustento, habitación, vestido y asistencia médica (párrafo

1º), así como la educación e instrucción del alimentista mientras sea menor de edad y aún

después cuando no haya terminado su formación por causa que no le sea imputable (párrafo

2º). También se sitúan en este concepto los gastos de embarazo y parto, en cuanto no estén

cubiertos de otro modo (párrafo 3º). Esta enumeración no constituye un numerus clausus, sino

que se trata de una relación a modo de ejemplo en la que se incluyen las sumas necesarias

para la satisfacción de determinadas partidas:

Sustento, considerándose como tal al alimento en acepción común, de acuerdo con los

usos sociales.

Habitación, incluyéndose tanto la vivienda propiamente dicha como el mobiliario y

enseres, además de los gastos derivados de su disfrute.

Vestido, es decir, la vestimenta propia y digna según las necesidades y usos de la

época.

Asistencia médica, relacionada con la curación de enfermedades, ya sea ordinaria o

extraordinaria, pero no aquella que puede ser atendida por el sistema público de salud

(STS de 18 de abril de 1984).

Educación e instrucción, relativa a la enseñanza y formación. Se trata de una partida

reservada para los hermanos e hijos, sin restricción alguna en caso de ser menores de

edad, mientras que si ya han alcanzado la mayoría de edad únicamente se atiende

cuando no haya finalizado su formación por causa que no le sea imputable. En este

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

25

sentido, los alimentos a hijos mayores de edad se deberán cuando estén cursando

estudios superiores y únicamente si dichos estudios se cursan con provecho21

, pero no

si se llevan a cabo con descuido y/o abandono22

, cesando la obligación de alimentos

una vez finalizados los estudios universitarios23

. Del mismo modo lo ha interpretado

DELGADO ECHEVERRÍA24

quien condiciona la continuidad del alimentista en sus

estudios según la regularidad de sus resultados, de forma que si la demora en la

conclusión de los mismos se debe a la desidia o abandono del alimentista es razonable

pensar que cesa la obligación del alimentante, entendiendo también que no proceden

los alimentos para continuar una segunda carrera si la formación alcanzada permiten al

alimentista ganarse la vida.

De ello se desprende que la prestación de alimentos a hijos mayores de edad puede

cesar si no existe una causa que la justifique. Sin embargo, en caso de ser el hijo

menor de edad, y así lo ha puesto de manifiesto la jurisprudencia, la pensión de

alimentos debe subsistir aunque el hijo tenga cubiertas sus necesidades por sus propios

medios (STSS de 5 de octubre de 1993 y de 24 de octubre de 2008); pero podrá

acordarse la suspensión temporal de la prestación si los ingresos fueran suficientes y

los alimentos fueran innecesarios mientras la situación de autoabastecimiento

persista25

.

Ocio, quedando incluido si es necesario para el desarrollo social del beneficiario, pues

le permiten establecer relación con terceros (SAP de Madrid (Sección 25ª) de 3 de

abril de 2006).

21

La SAP de A Coruña (Sección 6ª) de 26 de marzo de 2007 señala que «para otorgarle protección a la

situación de quienes, aun habiendo alcanzado la mayoría de edad siguen inmersos en los estudios, manteniendo

la obligación del progenitor o progenitores de seguir atendiendo a sus necesidades, se atiende a que vengan

manteniendo un razonable nivel de regularidad en el esfuerzo y en el resultado a través de él conseguido». Y

sobre la base de la actitud pasiva del alimentista, a pesar de estar apuntado en una academia, acuerda el

pronunciamiento de primera instancia relativo al cese de la obligación, pues en varios años no se había

presentado una sola vez a las oposiciones que se supone estaba preparando ni tampoco se había interesado por

ofertas de trabajo que se le habían presentado. 22

Al respecto, la SAP de Vizcaya de 16 de junio de 2004 acordó la extinción de la pensión de alimentos a los

hijos mayores de edad por el mantenimiento de una situación universitaria prolongada en el tiempo, y por no

constar que se habían incorporado al mercado laboral. También se decretó el cese de la pensión de alimentos una

vez finalizados los estudios universitarios en la STS de 1 de marzo de 2001 considerando el tribunal que las hijas

disponen de plena capacidad física y mental y que su situación no es conceptuadle de necesidad. 23

En este sentido, la STS de 1 de marzo de 2001 denegó la pensión de alimentos a dos hijas, licenciadas en

Derecho y Farmacia, al entender que «dos personas, graduadas universitariamente, con plena capacidad física y

mental y que superan los treinta años de edad, no se encuentran, hoy por hoy, y dentro de una sociedad

moderna y de oportunidades, en una situación que se pueda definir de necesidad, que les pueda hacer

acreedores a una prestación alimentaria; lo contrario sería favorecer una situación pasiva de lucha por la vida,

que podría llegar a suponer un parasitismo social». 24

LLEDÓ YAGÜE, F., op. cit., p. 246. 25

Así lo entendió el Tribunal Supremo, en su sentencia de 24 de octubre de 2008, que acordó la suspensión

temporal de la prestación de alimentos por parte del padre, al haber recibido la hija menor una beca de la

Federación Española de Gimnasia que cubría sus gastos de alojamiento y minutación y le proporcionaba

ingresos suficientes para atender a sus gastos personales, «convirtiendo en innecesaria para los mismos fines la

prestación económica a cargo del padre en tanto subsista la situación de la menor».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

26

En cuanto al criterio de indispensable, debe ser interpretado de acuerdo con el medio

socio-económico en que se desenvuelve la vida del alimentista, de ahí que el derecho de

alimentos incluya además de lo necesario materialmente para su subsistencia, las ayudas

referidas para su socialización e integración.

En lo que se refiere a los gastos por embarazo y parto, el artículo 142.3 del Código Civil

les otorga plena autonomía respecto a la asistencia médica contenida en el apartado primero

del mismo precepto, cuando cabría entender que se encuentran contenidos en dicho concepto,

de modo que quien deba alimentos a la madre debería también hacer frente al coste de los

mismos. No obstante, podría entenderse que en estos casos quien ostenta la condición de

alimentista es el hijo, aun antes de nacer, y no la madre, por lo que debiera satisfacer tales

gastos quien deba alimentos a éste (el padre, generalmente).

6. LA DETERMINACIÓN DE LA PRESTACIÓN ALIMENTICIA.

ACTUALIZACIÓN Y MODIFICACIÓN DE LA PENSIÓN

Conforme a lo previsto en el artículo 146 del Código Civil rige el criterio de que la

cuantía de los alimentos será proporcionada al caudal o medios de quien los da y a las

necesidades de quien los recibe. Ello significa que la prestación de alimentos no consiste en

una cuantía prefijada, sino que se determinará en función de los parámetros señalados en el

precepto, es decir, el caudal o medios del alimentante y a las necesidades del alimentista. Y

esto requiere de la determinación efectiva y real de un criterio de proporcionalidad entre

ambos parámetros, apreciación que se concede al prudente arbitrio del tribunal sentenciador y

cuyo criterio será insustituible por el propio y personal de las partes en función de las

circunstancias concurrentes en el caso concreto26

. Para lograr esa proporcionalidad el

juzgador tendrá en cuenta las alegaciones de las partes y las pruebas por ellas aportadas, sin

que exista un criterio determinado, por lo que gozará de un amplio poder discrecional para

valorar ambos parámetros y fijar la cuantía concreta de la prestación.

Dicho lo anterior, hay que advertir que a pesar de la amplia discrecionalidad con la que

cuenta el juez o tribunal, la cuantía de la pensión deberá integrar el denominado “mínimo

vital” o mínimo imprescindible para el desarrollo de la existencia del alimentista (STS de 12

de febrero de 2015, et al). Además, también cuenta con otra limitación y es que al tiempo de

hacer efectivas las exigencias impuestas por el principio de solidaridad familiar, debe evitar la

sobreprotección del alimentista olvidando las propias necesidades del alimentante, pues según

dispone el artículo 152.1.2º del Código Civil, éste debe contar con los recursos económicos

suficientes para su propio sustento y el de su familia, por lo que únicamente estará obligado al

26

La STS de 27 de enero de 2014 reconoce la facultad de los tribunales de instancia para la apreciación de la

proporcionalidad a la que se alude y dice que «La jurisprudencia de esta Sala ha declarado repetidamente que el

juicio de proporcionalidad del artículo 146 CC corresponde a los tribunales que resuelven las instancias y no

debe entrar en él el Tribunal Supremo a no ser que se haya vulnerado claramente el mismo o no se haya

razonado lógicamente con arreglo a la regla del artículo 146, de modo que la fijación de la entidad económica

de la pensión entra de lleno en el espacio de los pronunciamientos discrecionales, facultativos o de equidad, que

constituye materia reservada al Tribunal de instancia y por consiguiente, no puede ser objeto del recurso de

casación». En el mismo sentido v. la STS de 12 de septiembre de 2005 o la STS de 11 de noviembre de 2013.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

27

pago de la pensión alimenticia si quedara un remanente de las cantidades detraídas para

satisfacer las necesidades referidas.

Aunque preferentemente parece que nuestros tribunales optan por la fijación de una

cuantía concreta de la prestación de alimentos, la fijación porcentual de la pensión de

alimentos ha sido adoptada en determinados supuestos, lo que supone que el acreedor recibirá

percepciones diferentes en función de la variación experimentada en los ingresos del

alimentante. Así, destaca la SAP de Zamora de 17 de octubre de 2006, que señala que la razón

que se expone en la sentencia favorable a la fijación de un porcentaje sobre los ingresos netos

del deudor, radica en que «mediante dicho procedimiento de fijación se atiende

constantemente al caudal y medios de que dispone el deudor evitando, por consiguiente, que

en las épocas en que el deudor no percibe ingresos de ningún tipo quede suspendida el

devengo de la pensión debido a la carencia de ingresos con los que hacer frente al pago y, tal

vez, se conseguiría evitar procesos penales por impago de pensiones debido a la carencia de

ingresos». También la SAP de Almería (Sección 2ª) de 10 de marzo de 2006, atendiendo al

carácter temporal del trabajo del progenitor no custodio, en este caso la madre, revoca la

resolución de instancia que establecía una cuantía fija de 460€ mensuales en concepto de

pensión de alimentos señalando que «no tiene en cuenta los ingresos de la obligada a dar los

alimentos puesto que las escasas pruebas practicadas al respecto impiden fijar con exactitud

la cuantía, por eso y ante la temporalidad en el trabajo de la madre, se estima como más

ajustado a la realidad que ésta abone a las hijas en concepto de alimentos la cantidad

correspondiente al 25% de sus ingresos mensuales». Más recientemente, la SAP de Asturias,

de 22 de junio de 2015, resuelve fijando un porcentaje fijo del 30% sobre los ingresos del

progenitor no custodio y deja sin efecto la cuantía mínima de 300€ que en primera instancia

se había establecido, pues entiende que ante la difícil situación económica en la que se

encuentra inmerso «el abono de ese mínimo (mínimo vital que por lo general debe fijarse en

concepto de cuantía fija) coloca al obligado a prestar alimentos en una situación complicada,

al verse abocado a pagar periódicamente una cantidad de dinero para alimentos que le

dejaría casi sin ingresos para afrontar sus más elementales necesidades vitales». Y el

Tribunal Supremo también ha optado por esta opción en su sentencia de 22 de julio de 2015,

debido a la situación de paradero desconocido en que se hallaba el padre y ante la

imposibilidad de concretar los ingresos exactos que percibía.

6.1. La modificación de la cuantía

La modificación de la cuantía de la pensión de alimentos es una posibilidad necesaria

para hacer efectiva la proporcionalidad de la prestación ante las alteraciones que puedan

producirse en el supuesto concreto desde el momento inicial, pues puede ocurrir que

aumenten o disminuyan las necesidades y/o los recursos del alimentante y el alimentista. A

estos efectos es ilustrativa la SAP de Pontevedra de 2014, que señala lo siguiente:

«De conformidad con lo dispuesto en los arts. 90 y 91 del Código Civil, las medidas

adoptadas en las sentencias de separación o de divorcio pueden verse modificadas

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

28

siempre que se produzca una alteración sustancias de las circunstancias tomadas en

cuenta para su adopción. Según general interpretación, para que ello resulte posible es

preciso que la alteración sea de entidad suficiente, de forma que se evidencie que los

pronunciamientos entonces alcanzados no se adaptan a las nuevas circunstancias en

virtud de hechos sobrevenidos y, en general, imprevisibles o, en todo caso, no tomados

en cuenta en el momento de su adopción. Es exigible también que el cambio de

circunstancias no venga determinado por la exclusiva voluntad de quien pretende la

modificación y que tenga una razonable permanencia en el tiempo. No cabe tampoco, a

través del proceso modificativo de las medidas acordadas, pretender una revisión de

hechos ya tomados en cuenta a la hora de dictar la resolución cuya reforma se

pretende, ni pretenderse medias ex novo, no reguladas en el título que se intenta

modificar».

Por tanto, el elemento sobre el que gira la posibilidad de proceder a una modificación de

medidas es la aparición de hechos nuevosque conlleven una alteración sustancial de las

circunstancias que se tomaron en cuenta en el momento de fijarse el “quantum” de la

pensión27

, lo que probarse por quien los invoca. Si bien no plantea dificultades la

identificación del cambio, no sucede así con el reconocimiento del carácter sustancial del

mismo, lo que evidencia el carácter excepcional de la posibilidad de la modificación de

medidas y que únicamente prospere de manera restrictiva. Junto con este elemento, es

necesaria la concurrencia de otros requisitos para que la acción de modificación prospere y

cuya carga probatoria recae sobre la parte que los alega, a saber28

:

Un cambio objetivo en la situación contemplada a la hora de adoptar la medida que se

trata de modificar.

La esencialidad de esa alteración, en el sentido de que el cambio afecte al núcleo de la

medida y no a circunstancias accidentales o accesorias.

La permanencia de la alteración, en el sentido de que ha de aparecer como indefinida y

estructural y no meramente coyuntural29

, lo que no significa que se trate de situaciones

irreversibles o definitivas.

La imprevisibilidad de la alteración, pues no procede la modificación de la medida

cuando, al tiempo de ser adoptada, ya se tuvo en cuenta el posible cambio de

circunstancias, o al menos se pudo alegar por las partes, y no se hizo así.

27

Si esa circunstancia ya existía y era conocida y no fue invocada o invocada fue desatendida no puede ahora

hacerse valer nuevamente para sustentar una modificación en las pensiones. Cfr. LÓPEZ JARA en PÉREZ

MARTÍN, A. J. y PÉREZ RUFIÁN, L., «La crisis económica y la pensión alimenticia», Revista de derecho de

familia: Doctrina, jurisprudencia, Legislación, 57/2012. 28

La SAP de Valencia (Sección 10ª) de 11 de septiembre de 2013 ha precisado estos requisitos. 29

Puntualiza MARTÍN NÁJERA en cuanto al despido, que puede recibirse una indemnización y no

apreciarse la modificación hasta que la situación de paro se alargue en el tiempo, en «Problemática en torno a la

pensión alimenticia», Revista de derecho de familia: Doctrina, Jurisprudencia, Legislación, 61/2013, pp. 49.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

29

Finalmente, que la alteración no sea debida a un acto propio y voluntario de quien

solicita la modificación, al menos en cuanto el acto exceda del desarrollo y evolución

normal de las circunstancias vitales de dicha persona. Esto significa que no debe ser

buscada con el propósito de disminuir la capacidad económica del propio reclamante

para que prospere su acción.

Ante esto hay que supeditar el estado de necesidad del alimentista a las posibilidades

del obligado y no valorar ambos requisitos de forma independiente. Por ello no plantea dudas

el supuesto en que las necesidades desaparecen (pues la obligación de alimentos también

decae), pero si aumentaran, habrá que atender a los medios económicos del alimentante, de

modo que si resultaran suficientes habrá que proceder al aumento de la cuantía, mientras que

si no fuera así, la obligación se desplazaría hacia otro sujeto obligado que ostentara tal

facultad (art. 144 CC). Sin embargo, cuando las alteraciones se deben a la mejor fortuna del

alimentista, merece especial atención la procedencia o no de la modificación de la cuantía

para su aumento cuando las necesidades del alimentista se mantienen del mismo modo que

cuando se determinó por primera vez la pensión de alimentos. Ante esto considero que tal

posibilidad debería decaer, pues ello no implica vincular el estado de necesidad con los

medios del obligado, sino dichas posibilidades con la cuantía. Es decir, si la cuantía que se

determinó por primera vez es suficiente para satisfacer las necesidades del alimentista y se

mantiene su status personal y social, las futuras mejorías experimentadas en la economía del

obligado no deberían implicar un aumento de cuantía; cosa distinta sería que la cuantía que

venía prestando satisficiera al límite las necesidades de aquél, entendiendo en este supuesto

que tal modificación sí debería prosperar.

Debe advertirse como última observación que la modificación de medidas no conlleva

una nueva instancia, ni puede implicar la revisión de otros aspectos distintos a los contenidos

en la sentencia en la que se acordaron.

6.2. La actualización de la cuantía

La pensión de alimentos se caracteriza por tratarse de una deuda de valor, de ahí la

necesidad de su actualización, pues con ello se protege al acreedor ante las alteraciones

monetarias para que la pensión mantenga su valor adquisitivo y no lo pierda. En la propia

resolución judicial se manifiesta el sistema de actualización de la cuantía, pudiendo las partes

proponer al Juez algunas cláusulas de estabilización del valor económico inicial de la pensión,

aunque lo más común es que se incluya una referencia a la actualización del IPC, según su

determinación anual por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Destacar aquí que cuando

el valor del IPC es positivo no se plantean problemas en la práctica, mientras que éstos surgen

cuando su valor es negativo. Ante esta circunstancia existen principalmente dos posturas que

pretender resolver la cuestión:

La primera entiende que cuando el Convenio Regulador o la Sentencia establezcan

criterios de actualización según las variaciones del IPC, habrá de estar a la literalidad

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

30

de sus términos y el término “variación” deberá interpretarse en el sentido de que

incluye tanto la revisión al alza como a la baja30

.

La segunda postura estima que en supuestos en los que el IPC es negativo no cabe la

aplicación automática de la reducción de la pensión, sino que deberá valorarse

particularmente cada caso en concreto, teniendo en cuenta las variaciones

experimentadas en la capacidad económica del obligado. Y la justificación de tal

interpretación radica en el quebrantamiento de principio de proporcionalidad si se

actuara de otro modo, además de ocasionarse situaciones injustas en las que se

redujera la pensión cuando los ingresos del obligado no han sufrido ninguna merma31

.

Luego, si las necesidades del alimentista continúan siendo las mismas y la capacidad

económica del alimentante no han variado, no procedería la reducción de la pensión.

Manifestadas ambas interpretaciones, creo que en la práctica se evitarían estos

problemas y disfunciones, procurando que en los Convenios Reguladores y en las Sentencias

se señale expresamente la actualización al alza de la pensión conforme al IPC. Y si no fuera

así y teniendo en cuenta que la pensión de alimentos es una deuda de valor, interpretar la

prohibición de la reducción, por analogía, también constituiría una buena solución, al menos

cuando no resulte acreditado que los ingresos del obligado han sufrido una merma como

consecuencia de la variación negativa experimentada por aquél parámetro.

En cualquier caso, para evitar todos estos problemas y disfunciones que pueden

generarse, debe procurarse que, tanto en los Convenios Reguladores, como en las Sentencias,

se indique expresamente que “las pensiones se actualizarán conforme a la variación al alza del

Índice de Precios al Consumo”.

La aplicación del IPC como criterio de actualización constituye un sistema de carácter

objetivo. No obstante ello no significa que necesariamente sea un sistema justo, pues no tiene

en cuenta la real circunstancias que pueden afectar al deudor y al acreedor de la pensión, con

lo que podría entenderse infringido el criterio de proporcionalidad que se aduce del artículo

146 del Código Civil. Por ello, lo más conveniente es una combinación de sistemas objetivos

y subjetivos, pues si bien éstos últimos plantean problemas en cuanto a la determinación del

carácter sustancial de la alteración de las circunstancias sobrevenidas la supeditación entre

30

Este criterio se ha sostenido por resoluciones como el Auto de la AP de Barcelona de 10 de julio de 2012

diciendo que «En el convenio se pacta que la pensión "se revisará teniendo en cuenta el IPC". Si las sentencias

deben cumplirse en sus propios términos como exige el artículo 18 de la LOPJ y el término utilizado es el de

revisión, no puede excluirse, como se pretende por la parte actora, una revisión a la baja». También por el AAP

de Madrid, de 28 de octubre de 2011 al señalar que «…en el convenio regulador se estipuló que la pensión

alimenticia se actualizaría conforme al IPC, lo que, en pura lógica, implicaba la posibilidad tanto de un

incremento como de una disminución de la suma inicialmente establecida, según el rango, positivo o negativo,

de los referidos datos estadísticos». 31

Manifestación de esta interpretación es el AAP de Castellón (Sección 2ª), de 5 de noviembre de

2010: «…la sentencia disponía que la pensión se incrementaría en función de la variación del IPC, por lo que

no cabe apreciar la posibilidad de su disminución».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

31

ambos permite una mejor adecuación entre la actualización y la proporcionalidad que deben

inspirar la deuda alimenticia.

7. EL CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

7.1. El nacimiento y la satisfacción de la obligación alimenticia

Desde el momento en que concurren los elementos para que la obligación de alimentos

surja (vínculo de parentesco, estado de necesidad del alimentista y capacidad del obligado),

ésta es exigible. En este sentido establece el artículo 148.1 del Código Civil que la obligación

de dar alimentos será exigible desde que los necesitare, para subsistir, la persona que tenga

derecho a percibirlos, es decir, regula el momento en que la obligación resulta exigible

cuando hay un litigio entre los obligados a prestar alimentos y el alimentado. De ahí que

doctrina y jurisprudencia coincidan en considerar que el nacimiento y la exigibilidad de los

alimentos son simultáneos en el tiempo, pues la obligación deviene exigible y existe debido al

estado de necesidad del alimentista.

No obstante, ello hay que ponerlo en conexión con el inciso final del citado precepto,

pues se refiere al abono o satisfacción de la pensión alimenticia, que no tendrá lugar cuando

se constate el estado de necesidad del alimentista, sino desde la fecha en que se interponga la

demanda. Pero ello no impide que el cumplimiento pueda efectuarse por el deudor de forma

voluntaria, de modo tal que únicamente cuando no se disponga a hacerlo habrá que interponer

la correspondiente demanda para instarle a ello, y será la fecha de la misma la que adquiera

efectos relevantes en cuanto al momento desde el que pueden reclamarse las cantidades que se

traten. Si el cumplimiento voluntario tiene lugar antes o después del estado de necesidad no se

puede hablar de cumplimiento stricto sensu, pues no habría obligación jurídica de prestarlos.

De todo ello se desprende la distinción entre el nacimiento o la perfección y el

cumplimiento o la consumación de la obligación de alimentos: los primeros vienen dados por

la situación de necesidad del alimentista, que determina la exigibilidad de los alimentos; por

su parte, los segundos tendrán lugar desde la interposición de la demanda, siempre que se

trate de un cumplimiento involuntario32

. Como apunta al respecto la STS de 8 de abril de

1995: «No debe confundirse tiempo de nacimiento y tiempo de la exigibilidad de los

alimentos. Y planteada la exigencia de los alimentos ante los Tribunales, éstos por carecer

aquéllos de efectos retroactivos no pueden condenar a pagarlos sino desde la fecha que se

interpuso la demanda; consecuencia todo ello de la regla clásica "in praeteritum non vivitur"

32

No se admite en este ámbito, el ejercicio de la acción de reembolso prevista en el artículo 1158 del Código

Civil y así lo recuerda el Tribunal Supremo en su Sentencia de 30 de septiembre de 2016, al corroborar lo

señalado en la sentencia que se recurre: «...para que proceda la acción de reembolso contemplada en el artículo

1158 CC , se requiere que existiera una obligación de pago de aquel frente a quien la acción se ejercita: la

obligación que habría cumplido, por cuenta del deudor, quien ejercita la acción; que la jurisprudencia de esta

sala (STS de 14 de junio de 2011) ha declarado que lo prescrito en la frase final del párrafo primero

del artículo 148 CC (“pero no se abonarán sino desde la fecha en que se interponga la demanda”) es también

aplicable a la obligación de alimentar a los hijos no emancipados, que el artículo 154.1º CC impone a los

titulares de la patria potestad...».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

32

y de estar concebidos los alimentos para subvenir a las necesidades presentes y futuras del

alimentista y no para las de épocas ya pasadas en que el alimentista ha vivido sin los

alimentos que ahora pide».

Conviene traer también a colación el razonamiento final del Auto 301/2014, de 16 de

diciembre del Tribunal Constitucional que resuelve la cuestión de inconstitucionalidad

planteada en relación con el artículo 148 del Código Civil:

«...la norma cuestionada [la contenida en la frase final del art. 148.I CC] parece

superar el juicio de ponderación con otros intereses, en concreto, el de los

progenitores, que aun siendo de menor rango con relación al menor, deben ser tomados

en consideración (STS 185/2012, de 27 de octubre, entre otras). Respecto al progenitor

custodio la norma no es excluyente, pues nada le impide formular la demanda en

reclamación de alimentos tan pronto como nace la obligación. Respecto al progenitor

no custodio, tampoco es excluyente pues puede cumplir voluntariamente la obligación

desde que ésta nace y, en los supuestos de cumplimiento forzoso, una delimitación

temporal de la exigibilidad de los alimentos parece proporcionada para evitar una

situación de pendencia, difícilmente compatible con el principio de seguridad jurídica

(art. 9.3 CE)».

El hecho de que sea la fecha de la interposición de la demanda la que determine desde

cuándo se deben los alimentos, sitúa al alimentante en una posición ventajosa en su relación

jurídica con el alimentista, pues aunque sea conocedor del estado de necesidad de éste, no es

hasta la fecha de aquélla cuando tenga que satisfacer los alimentos. Pero, en suma, lo que se

pretende con el inciso final del párrafo primero del artículo 148 es proteger al deudor y dotar

el proceso de mayor seguridad jurídica, evitando que le sea reclamada una cantidad elevada

de dinero (hasta cinco años de pensiones, a tenor del art. 1966.1ª CC)33

a quien podía

desconocer o dudar razonablemente que era, o en qué cuantía era, deudor de alimentos, lo que

de otra parte podría incluso menoscabar su economía personal causando quizá, véase la

paradoja, una situación de imposibilidad de satisfacción de la prestación.

Por ello, sería conveniente que las reclamaciones extrajudiciales jugaran un papel

importante como trámite anterior al recurso directo de la reclamación judicial y que tuviera

efectos en cuanto a la fecha desde la que deba abonarse la pensión, de modo tal que el

alimentista no se viera obligado a dirigirse directamente a los tribunales, sino que contara con

algún método más flexible como este para instar al cumplimiento “voluntario” del

alimentante, pues no cabe duda de que acudir a los tribunales para iniciar un procedimiento de

reclamación de alimentos implica el transcurso de tiempo, más o menos breve, para obtener la

resolución que decida si ha prosperado o no la acción ejercitada. Incluso cabría aducir a la

mala fe procesal del deudor durante el procedimiento, lo que también supone una traba más a

la fluidez del mismo. Ante esto, y para garantizar la percepción de los alimentos a su debido

tiempo, el apartado tercero del artículo 148 del Código Civil prevé la posibilidad de que, en

33

V. STS de 30 de septiembre de 2016.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

33

situaciones de urgencia, el Juez, a petición del alimentista o del Ministerio Fiscal, ordenar las

medidas cautelares oportunas para asegurar los anticipos que haga una entidad pública u otra

persona y proveer a las futuras necesidades.

Por último, es conveniente señalar que la exigibilidad de la obligación alimenticia

deviene en momentos distintos según se trate de instaurar por primera vez la cuantía de la

pensión o si, una vez ya declarada, se discute sobre la modificación de su cuantía, ya sea a

través de un recurso o a través del procedimiento específico de modificación de medidas. Para

referir esta diferenciación, es interesante traer a colación la STS de 6 de octubre de 2016, que

nos recuerda la doctrina jurisprudencial a estos efectos y alude a la STS de 23 de junio de

2015:

En el primer supuesto «debe aplicarse a la reclamación de alimentos por hijos

menores de edad en situaciones de crisis del matrimonio o de la pareja no casada la

regla contenida en el art. 148.1 CC, de modo que, en caso de reclamación judicial,

dichos alimentos deben prestarse por el progenitor deudor desde el momento de la

interposición de la demanda»34

. No obstante, esta regla podría tener excepciones

cuando se acredita que el obligado al pago ha hecho frente a las cargas que comporta

el matrimonio, incluidos los alimentos, hasta un determinado momento, con lo que, sin

alterar esta doctrina, los efectos habrían de retrotraerse a un tiempo distinto, puesto

que de otra forma se estarían pagando dos veces.

Pero cuando lo que se cuestiona es la eficacia de una alteración de la cuantía de la

pensión alimenticia ya declarada con anterioridad, bien por la estimación de un

recurso o por un procedimiento de modificación (segundo caso), la respuesta se

encuentra en la propia STS de 26 de marzo de 2014, seguida por otras como la de 15

y 23 de junio de 2015, que, tras analizar la jurisprudencia aplicable, fija como doctrina

en interés casacional que "cada resolución desplegará su eficacia desde la fecha en

que se dicte y será solo la primera resolución que fije la pensión de alimentos la que

podrá imponer el pago desde la fecha de la interposición de la demanda, porque

hasta esa fecha no estaba determinada la obligación, y las restantes resoluciones

serán eficaces desde que se dicten, momento en que sustituyen a las citadas

anteriormente" . Dicha doctrina se asienta en que, de una parte, el artículo

106 del Código Civil establece que los "los efectos y medidas previstas en este

capítulo terminan en todo caso cuando sean sustituidos por los de la sentencia o se

ponga fin al procedimiento de otro modo", y de otra, el artículo 774.5 de la Ley de

Enjuiciamiento Civil dispone que "los recursos que conforme a la Ley se interpongan

contra la sentencia no suspenderán la eficacia de las medidas que se hubieran

adoptado en ésta", razones que llevan a la Sala a entender que cada resolución habrá

de desplegar su eficacia desde la fecha en que se dicte, siendo solo la primera

resolución que fije la pensión de alimentos la que podrá imponer el pago desde la

34

Doctrina del Tribunal Supremo sentada en sentencias de 14 de junio de 2011, de 26 de octubre de 2011 y

de 4 de diciembre de 2013

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

34

fecha de interposición de demanda (porque hasta esa fecha no estaba determinada la

obligación), no así las restantes resoluciones que modifiquen su cuantía (sea al alza o a

la baja), las cuales solo serán eficaces desde que se dicten, momento en que sustituyen

a las dictadas anteriormente.

7.2. Modalidades para hacer efectivo el pago de la pensión

Una vez determinada la cuantía de la pensión que debe satisfacer el obligado al

alimentista, es necesario precisar de qué modo se hará efectivo el cumplimiento de lo que

constituye una deuda (sin perjuicio de la posible ejecución forzosa que proceda en caso de

incumplimiento). Así, la resolución judicial que, en cada caso, resuelva las medidas relativas

a los alimentos debidos debe precisar, tanto el importe como la forma de pago o de

cumplimiento, en función de la propuesta presentada por el deudor, si ésta fuera posible y

aceptada por las demás partes, y atendiendo al interés del alimentista, sobre todo si es hijo

menor de edad.

En este sentido, el artículo 149 del Código Civil hace referencia a las modalidades de

cumplimiento a las que el obligado puede optar: bien pagando la pensión que se determine, o

bien recibiendo y manteniendo en su propia casa al que tiene derecho a alimentos.

En cuanto a la primera, es la opción más común en la práctica debido a la ventaja que

ofrece la determinación de una pensión dineraria de periodicidad mensual que se lleva a cabo

por el alimentante –ya sea a través de ingreso en la cuenta bancaria designada por el acreedor

o por otro medio- dentro de un periodo que suele oscilar entre los cinco primeros días de cada

mes. Asimismo es posible, como ya se señaló en el apartado oportuno que la cuantía se fije

mediante un porcentaje concreto respecto de los ingresos o rentas del deudor. También suele

ser habitual que el porcentaje se establezca únicamente sobre determinados ingresos, como

ocurre con las “pagas extra”.

Incluso podría plantearse, a pesar de sus dificultades, la dación en pago como

modalidad para hacer efectivo el pago de la pensión, pues no deja de ser una forma de

cumplimiento de las obligaciones en general. Y aunque el Código Civil no la reconoce

expresamente para el cumplimiento de la obligación de alimentos, tampoco la excluye y

podría resultar útil en aquellos supuestos en que el deudor carece de liquidez suficiente para

hacer frente a la deuda alimenticia a través de una prestación dineraria, de modo que, en

situaciones de ruptura familiar se lleven a cabo atribuciones patrimoniales con carácter

compensatorio o en concepto de alimentos. Sin embargo, parece que si se atiende a la

naturaleza puramente patrimonial de la obligación que se viene tratando, sobre todo en

relación con los hijos menores, resulta complejo entender esta modalidad como forma de

cumplimiento en este ámbito.

Retomando el contenido del artículo 149, la segunda de las modalidades en él prevista

es la de recibir y mantener el obligado en su propia casa al acreedor de los alimentos. Y es en

el supuesto en que la obligación recaiga respecto de hijos en potestad cuando el segundo de

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

35

sus apartados despliega plenos efectos, pues el derecho de opción del alimentante está

limitado en tal supuesto y no será posible su ejercicio cuando contradiga la situación de

convivencia determinada para el alimentista por las normas aplicables o por resolución

judicial. Tampoco cuando concurra justa causa o perjudique el interés del alimentista menor

de edad.

8. LA EXTINCIÓN DE LA OBLIGACIÓN DE ALIMENTOS

Consecuencia del carácter mutable de la pensión de alimentos es que ésta puede variar

con el transcurso del tiempo, pudiendo incluso desaparecer. Así, los artículos 150 y 152 del

Código Civil contienen las causas de extinción de la obligación legal de alimentos, las cuales

responden fundamentalmente a dos motivos: por un lado, la desaparición de los presupuestos

legalmente exigidos para su existencia; y por otro, la existencia de culpa del alimentista.

8.1. La extinción de los alimentos por la desaparición de los presupuestos legales

Los artículos 150 y 152.1º del Código Civil señalan que la obligación de alimentos cesa

con el fallecimiento del obligado o del alimentista, manifestación de que los alimentos legales

se prestan atendiendo al vínculo de parentesco que une a deudor y acreedor, de modo que

desapareciendo éste por la muerte de cualquiera de ellos, desaparece también la obligación.

Además, se manifiesta en ambos casos el carácter intransmisible mortis causa del derecho de

alimentos35

.

Otra causa que motiva el cese de la obligación de prestar alimentos es la extinción del

vínculo familiar. Por ello, entre cónyuges cesa el deber de prestarse alimentos cuando se

decreta el divorcio, momento en el que se disuelve el vínculo matrimonial, o cuando se

decreta la nulidad matrimonial, ya que en ambos supuestos desaparece el presupuesto

subjetivo que dotaba de sentido a la obligación alimenticia. Otros ejemplos en que también se

extingue el vínculo familiar pueden ser la impugnación de la filiación o adopción del

alimentista por otra persona.

La disminución de la fortuna del alimentante, hasta el punto de no poder satisfacer los

alimentos sin desatender sus propias necesidades y las de su familia es otra causa que pone fin

a la obligación de alimentos (art. 152.2º CC). Luego no se requiere la desaparición total y

absoluta de recursos, sino que bastará con que la reducción suponga un peligro para el

sustento propio y de su familia (cónyuge e hijos sujetos a patria potestad). Con ello se protege

la subsistencia del propio obligado, así como el cumplimiento de sus cargas familiares.

Por último, cesará la obligación de dar alimentos cuando el alimentista pueda ejercer un

oficio, profesión o industria, o haya adquirido un destino o mejorado su fortuna, no siendo

35

Aunque el fallecimiento del alimentante supone la extinción de la obligación alimenticia, implica al mismo

tiempo el nacimiento de un nuevo derecho de alimentos frente al resto de obligados a prestarlos, en función del

orden de preferencia del artículo 144 del Código Civil, pero se trata de una obligación diferentes de la anterior,

pues los presupuestos legales son diferentes respecto del nuevo alimentante, determinándose la nueva cuantía en

función de sus posibilidades económicas.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

36

necesaria la pensión alimenticia para su subsistencia (art. 152.3º CC). El fundamento de la

extinción radica en este caso en la desaparición del fundamento esencial de la pensión de

alimentos, cual es el estado de necesidad del alimentista y la necesidad de proteger su vida.

No se puede caer en el error de establecer la pensión por el simple hecho de que el alimentista

no obtenga remuneración alguna, pues con ello se favorece su acomodo y se debilita su

esfuerzo y motivación por la búsqueda efectiva de un empleo que le reporte ingresos, de ahí

mi opinión partidaria hacia el establecimiento de la pensión temporal, pues con ello se

incentiva al perceptor a la búsqueda de un oficio.

8.2. La extinción de la obligación legal de alimentos por culpa del alimentista

Los supuestos restantes que el artículo 152 contempla como justificativos de la cesación

de la obligación de prestar alimentos se refiere a causas ajenas de los presupuestos que dan

lugar a su nacimiento y que son imputables al alimentista. En estos supuestos, el fundamento

que ampara la extinción se debe a determinadas conductas o comportamientos adoptados por

éste, siendo la extinción una especie de sanción, entendiendo el legislador que la situación de

necesidad en la que se encuentra es consecuencia de su propia actitud o comportamiento.

El artículo 152.4º del Código Civil establece que la comisión por parte del alimentista

de alguna falta de las que dan lugar a desheredación, sea o no heredero forzoso es suficiente

motivo para que la obligación de prestarle alimentos desaparezca. En este supuesto, el

precepto se remite a las normas que tratan la desheredación (arts. 756, 852, 853, 854 y 855

CC) y se considera que las causas de desheredación fundamenta la posibilidad de privar al

alimentista de alimentos. Esta equiparación ha sido muy criticada por la doctrina, entre los

autores, SÁNCHEZ ROMÁN36

entiende que dicha fundamentación carece de sentido porque

el derecho de alimentos tiene una finalidad específica y distinta de la naturaleza del derecho a

la sucesión. Y en el supuesto en que el alimentista haya incurrido en causa de desheredación

respecto del obligado, considera que ello no impide que pueda dirigirse contra el resto de

parientes obligados y sobre los que no pesa tal causa, pues el artículo 152.4º únicamente

sanciona el comportamiento del alimentista con el obligado, pero no con el resto de parientes.

Sin embargo, otro sector doctrinal – LACRUZ37

, entre otros- se muestra disconforme con la

obligación que otro pariente debe satisfacer si el obligado principal se halla exento de hacerlo

como consecuencia de incurrir el alimentista en causa de desheredación, ya que la cesación de

la obligación deviene por culpa del propio alimentista, pues ello implicará responsabilizar a

otros parientes de una conducta reprochable del alimentista.

Finalmente, el último párrafo del artículo 152 prevé la extinción de la obligación

cuando el alimentista sea descendiente del obligado a dar alimentos y su necesidad tenga

origen en su mala conducta o en la falta de aplicación al trabajo, mientras subsista dicha

causa. Se trata de una causa específica de extinción, cuya vigencia es limitada38

y afecta

36

LLEDÓ YAGÜE, F., op. cit., p. 276. 37

LACRUZ BERDEJO, J.L., Elementos de Derecho Civil, II, Vol. 1ª, 5ª ed., Dykinson, Madrid, 2011. 38

Consecuencia de este carácter limitado en el tiempo de esta causa de cesación es por lo que se considera

más oportuno considerarla causa de suspensión.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

37

únicamente a los descendientes del obligado, lo que ha propiciado que sean numerosas las

críticas que entienden que no es comprensible que exista una limitación de la cesación de

alimentos cuando la mala conducta se achaca a los descendientes, mientras que no existe tal

restricción cuando la prestación se otorga a favor de otros parientes. La justificación de la

cesación en este caso no se encuentra meramente en la culpa del alimentista, sino en la

desaparición de su estado de necesidad, ya que cuenta con la posibilidad de procurarse su

propio sustento.

CAPÍTULO II. LA PRESTACIÓN DE ALIMENTOS PARA LOS

HIJOS

1. CONCEPTOS GENERALES Y DISTINCIONES

1.1. Alimentos entre parientes y alimentos para hijos

Ya se ha referido que el régimen jurídico general del derecho de alimentos entre

parientes se contiene en los artículo 142-153 del Código Civil. Pero cuando se trata de

alimentos a favor de los hijos existe una regulación más específica en función de la edad y las

circunstancias determinantes de los estados civiles, ya sea dentro de la relación jurídica de las

relaciones paterno filiares (arts. 134-180 CC), o como consecuencia de la nulidad, separación

o divorcio de la pareja matrimonial o ruptura de la pareja de hecho con hijos (arts. 93-106

CC). Otra especialidad se manifiesta en los cauces procesales a seguir según se trate de

reclamar alimentos entre parientes o alimentos para los hijos menores, ya que los primeros se

reclaman a través del juicio verbal (art. 250.1.8º LEC), mientras que los segundos mediante el

procedimiento previsto en los artículos 748 y ss. de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

De ello se desprende que cuando la reclamación de los alimentos tiene lugar a favor de

los hijos, el conjunto de preceptos plantea una confrontación entre los alimentos generales a

que se refieren los artículos 142 y ss. del Código Civil y aquellos previstos en el artículo 93

del mismo texto legal, que desemboca en la necesidad de determinar si se trata de dos

regímenes jurídicos distintos en materia de derecho de alimentos.

El propio artículo 93 contiene dos supuestos de hecho diferentes, a los que aplica

normas distintas. El primero de ellos se refiere a los hijos en potestad o no emancipados

(párrafo primero), en contraste con el segundo que alude a los hijos mayores o emancipados

(párrafo segundo).

El derecho de alimentos o la prestación de alimentos que ostentan los hijos menores

debe interpretarse con arreglo a las diversas funciones que se integran en la patria potestad

sobre los hijos, mientras que el régimen general está previsto para los alimentos debidos a los

hijos mayores, entre otros parientes. Adquiere en este sentido especial relevancia el estado

civil del hijo, pues el régimen jurídico de los alimentos a favor de menores goza de mayor

amplitud y preferencia que la obligación de alimentos entre parientes. Además, su

fundamento tampoco coincide, pues los alimentos entre parientes se ajustan al principio de

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

38

solidaridad familiar, en cambio, los alimentos debidos a los hijos se fundamentan en la

filiación (art. 110 CC) y en el favor filii, forman parte del contenido de la patria potestad (art.

154 CC) y tienen su fundamento en el artículo 39 de la Constitución y en Convenios

internacionales.

En cuanto al interrogante más arriba señalado sobre la posibilidad de que existan dos

regímenes jurídicos en materia de derecho de alimentos, TENA PIAZUELO39

se postula en

sentido afirmativo y considera que la razón de la diferencia estriba en la naturaleza de la

obligación del alimentante: cuando sean las funciones de la patria potestad, éstas pueden

fundamentarse de manera muy concreta en el artículo 39 de la Constitución. A este respecto

es conveniente traer a colación la STS de 27 de noviembre de 2013 que, partiendo del dispar

planteamiento establecido en el Código según se trata de alimentos de los hijos menores o de

otros parientes, acaba reconociendo su compatibilidad:

«…se debe partir de la diferente naturaleza existente entre la obligación de alimentos

entre parientes y la obligación de alimentos a los hijos manifestada claramente, entre

otros extremos, en el distinto fundamento que las informa, el valor referencial del

principio de solidaridad familiar, por una parte, frente a un contenido básico derivado

directamente de la relación de filiación (39.3 CE y 110 y 111 del Código Civil ), la

diferente finalidad y contenido de las mismas, el sustento básico en orden a

salvaguardar la vida del alimentista, por una parte, frente a una asistencia mucho mas

amplia que se extiende, estén o no en situación de necesidad, a los gastos que ocasione

el desarrollo de la personalidad del menor (10 CE y 154.2 del Código Civil) y, en

suma, la distinta determinación y extinción según sea la naturaleza de la obligación de

alimentos… Sin embargo, desde la señalada naturaleza propia y diferenciada, tampoco

se puede inferir un argumento totalmente excluyente que rechace una lógica razón de

especialidad entre ambas figuras en la medida en que la obligación de alimentos a los

hijos participa, conceptualmente, de la caracterización general de la acción implícita

en el régimen de la obligación de alimentos entre parientes…Esta razón de

especialidad, si que quiere de cierta compatibilidad de las figuras, en el sentido de que

no es sostenible la absoluta incompatibilidad de la totalidad de lo dispuesto en el Título

VI, del Libro I del Código Civil, relativo a los alimentos entre parientes, respecto de los

debidos a los hijos menores como un deber comprendido en el contenido de la patria

potestad».

1.2. Alimentos para hijos menores y mayores o emancipados

Dadas las situaciones de hecho distintas que contiene el artículo 93 del Código Civil, es

preciso diferenciar los rasgos que caracterizan la prestación de alimento en función de que los

beneficiarios sean hijos menores de edad, o mayores o emancipados. Los derechos de los

39

TENA PIAZUELO, I. La prestación de alimentos a los hijos tras la ruptura de pareja: pensiones, gastos,

vivienda. Navarra, Aranzadi, 2015, p. 61.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

39

primeros subsisten sin que sea preciso acreditar su estado de necesidad y su extensión es

mayor que la de los derechos que corresponden a los mayores o emancipados, que sí deberán

acreditar su necesidad para tener derecho a la percepción de alimentos. Asimismo,

concurriendo ambos como beneficiarios de alimentos, el hijo menor de edad tendrá

preferencia (arts. 144 y 145 CC).

Por otro lado, haciendo referencia a las causas que extinguen el derecho a percibir

alimentos por parte del hijo mayor, en atención a lo previsto en el artículo 93 del Código

Civil, es necesario precisar que se requiere que efectivamente se obtengan ingresos que

permitan obviar el sustento que proporciona la pensión, y no la mera concurrencia de aptitud

para trabajar. Manifestación de ello es la reciente STS de 12 de julio de 2014, que rechaza la

extinción de la prestación a pesar de la posesión de titulación por parte de la acreedora al decir

que «…por lo que se refiere a la concurrencia de titulación profesional en la hija no podemos

aceptar que ello le impida percibir alimentos del padre, dado que no se acredita la

percepción de ingresos por parte de la misma ni que carezca de la necesaria diligencia en el

desarrollo de su carrera profesional, por lo que se incurre…en infracción del artículo 93 del

CC, dado que procede la percepción de alimentos en la cuantía en la sentencia del Juzgado

de Primera Instancia, pues la hija convive con la madre en su domicilio y carece de ingresos

suficientes, por lo que se habría de estar a lo dispuesto en los artículos 142 y ss. del C.

Civil…»40

.

2. CARACTERES DE LA PENSIÓN DE ALIMENTOS DE LOS HIJOS

MENORES

En el punto anterior, ya se han apuntado a grandes rasgos los aspectos distintivos que

permiten diferenciar el régimen general de los alimentos y los alimentos que corresponden a

los hijos menores de edad. En este sentido, la característica de mayor relevancia es el superior

alcance que se reconoce legalmente al derecho de alimentos de los hijos menores respecto del

contenido del mismo a favor de mayores o emancipados previsto en los artículos 142 y ss. del

Código Civil.

La prestación de alimentos a los hijos menores tiene naturaleza de orden público, ya que

al operar en el ámbito de las relaciones paterno-filiales constituye uno de los deberes

fundamentales de la patria potestad (SAP de Valencia (Sección 10ª) de 14 de marzo de 2011),

Es por ello que los progenitores carecen de potestad para renunciar a la prestación que a sus

hijos corresponde por disposición legal y que los derechos de éstos estén siempre

salvaguardados a través de la intervención del Ministerio Fiscal (art. 749 LEC). Asimismo, las

partes, en el procedimiento matrimonial en el que se establezca la fijación de la prestación,

carecen de poder vinculante respecto del Juez, quien empleará su propio criterio, pudiendo

incluso actuar de oficio41

para la fijación y para la actualización de la cuantía (art. 93 CC).

40

Cfr. SAP de Salamanca de 3 de noviembre de 2009 o la STS de 25 de octubre de 2016. 41

Para ALFONSO RODRÍGUEZ, la expresión “en todo caso” contenida en el artículo 93, supone una

derogación del principio de rogación que preside el procedimiento civil. De tal modo que, habiendo petición o no

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

40

Además, este margen de libertad se traduce, a diferencia de lo que ocurre en el procedimiento

civil, en que puede llevar a cabo iniciativas en cuanto a prueba con independencia de las

propuestas por las partes litigantes (art. 752.1 LEC) y goza de mayor discrecionalidad para su

valoración (art. 752.2 LEC).

Cuando se abordaban los presupuestos necesarios para el nacimiento de la obligación

alimenticia, se señalaba, entre ellos, el estado de necesidad del alimentista. Sin embargo,

cuando quien reclama es un hijo menor42

, no se requiere su concurrencia, sino que existe

obligación de sostenerlos con arreglo al ejercicio de la patria potestad. En consonancia con

dicha institución, los padres pueden destinar parte del patrimonio o de los recursos del propio

menor para la contribución de las cargas de la familia (art. 165 CC), facultad que no ostentan

cuando se trata de alimentos a los hijos mayores. Asimismo, la reciprocidad que caracteriza al

derecho de alimentos tampoco tiene cabida aquí, pues los hijos en potestad no tienen la

obligación de auxiliar a sus progenitores, sino que la única exigencia que se les atribuye es la

contribución a las cargas familiares (arts. 155.2 y 165 CC).

3. ELEMENTOS PERSONALES: SUJETOS ACREEDORES Y DEUDORES

La relación jurídica en la pensión de alimentos requiere, desde el punto de vista

personal, la concurrencia de dos partes: los acreedores o alimentistas y los deudores o

alimentantes. Los primeros son los hijos, desde una perspectiva biológica y jurídica, pues

resulta indiferente su origen o filiación (arts. 108 CC y 39.2 y 3 CE), que tienen derecho a la

reclamación de alimentos cuando se rompe la convivencia familiar. Los segundos, son los

progenitores que deben realizar efectivamente el derecho que se satisface en una situación de

armonía familiar una vez se produzca la ruptura de la convivencia.

3.1. Sujetos acreedores

Son los hijos propios del progenitor al que se reclaman alimentos, desde una concepción

amplia, como se ha especificado con anterioridad, pues se equiparan la filiación natural y la

adoptiva, así como la matrimonial o la no matrimonial.

3.1.1. Hijos menores, mayores o emancipados

Los hijos, a su vez, pueden ser menores de edad, mayores o emancipados. En los

procedimientos matrimoniales o de regulación de una unión de hecho, únicamente los hijos

menores son los que pueden adquirir la condición de alimentistas, ya que la mayoría de edad

implica una autonomía jurídica coherente con el correspondiente estado civil y asimilable a la

emancipación. No obstante, excepcionalmente también pueden serlo los mayores o

de los padres en cuanto a los alimentos de los hijos menores, el juez habrá de determinar obligatoriamente los

efectos de la ruptura familiar, teniendo en cuenta las circunstancias económicas de los progenitores, y las

necesidades de los hijos en cada momento. 42

Conforme al artículo 7 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, los menores de edad carecen de capacidad procesal,

por lo que reclamarán en su nombre quienes legalmente les representen: generalmente el progenitor que pretenda

para sí la guarda y custodia del menor.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

41

emancipados siempre que convivan en el domicilio familiar y no tengan ingresos propios (art.

93) 43

.

La naturaleza propia de la obligación de alimentos respecto de hijos menores hace que

sea el propio órgano judicial el que pueda establecer de oficio, sin necesidad de solicitud de

parte, la pensión alimenticia. Sin embargo, tratándose de hijos mayores de edad, es necesaria

la concurrencia de los siguientes requisitos:

La acreditación de la convivencia del hijo en el domicilio familiar.

La petición expresa del progenitor que conviva con él, pues ostenta la

legitimación activa para solicitarla44

.

La acreditación de la falta de independencia económica, por insuficiencia de

recursos, lo que no implica necesariamente la inexistencia de ingresos o la no

realización de actividad laboral alguna45

.

3.1.2. Hijos discapacitados

La situación de los hijos discapacitados ha sido equiparada a la de los hijos menores por

la Jurisprudencia. Destaca en este sentido la reciente STS de 7 de julio de 2014, recordada en

la STS de 17 de julio de 2015, que fija como doctrina jurisprudencial la siguiente:

«La situación de incapacidad de un hijo mayor de edad no determina por sí misma la

extinción o modificación de los alimentos que los padres deben prestarle en juicio

matrimonial, y deberán equipararse a los que se entregan a los menores mientras se

mantenga la convivencia del hijo en el domicilio familiar y carezca de recursos».

43

En tal sentido, es ilustrativa la STS de 8 de noviembre de 2012, al señalar que «…la obligación no solo se

mantiene durante la minoría de edad sino también con la mayoría, si bien en unas determinadas circunstancias

de convivencia y falta de recursos y con un contenido económico distinto, propio de los artículos 142 y

siguientes del Código Civil, como deber alimenticio de los padres hacia sus hijos en situación de ruptura

matrimonial, conforme a lo dispuesto en el artículo 93 CC, que las partes podrán adaptar a su caso».

También lo es la STS de 23 de febrero de 2000, que explica que el factor determinante para determinar si la

obligación de prestar alimentos a hijos mayores subsiste es la convivencia o no de los hijos con ellos. Y lo hace a

través de lo que denomina “precio de la libertad”: «...lo que no se puede pretender es realizar un modelo de

vida propio y con arreglo a unos principios de conducta, que atacan y contradicen a los de un entorno familiar

y social, y seguir obteniendo las ventajas de acogimiento y económicas de dicho entorno, que se rechaza...». 44

“La jurisprudencia tiene reconocido que el administrador de la misma es el progenitor custodio y no el

hijo por lo que no es permitido su ingreso directo a éste”, en FERNÁNDEZ-GIL VIEGA, I., «Efectos comunes

a los procesos de separación, divorcio y nulidad» en DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ, G. (coord.), Derecho de

Familia, Aranzadi, 2012, p. 1389. 45

La STS de 25 de octubre de 2016 recuerda la doctrina de la Sala a estos efectos: Los alimentos a los hijos

no se extinguen por la mayoría de edad, sino que la obligación se extiende hasta que los hijos alcancen la

suficiencia económica, siempre y cuando la necesidad no haya sido creada por la conducta del propio hijo

(sentencia 5 de noviembre 2008), afirmando la sentencia de 12 de julio de 2015, con cita de la de 8 de noviembre

de 2012 , que «por lo que se refiere a la concurrencia de titulación profesional en la hija no podemos aceptar

que ello impida percibir alimentos del padre, dado que no se acredita la percepción de ingresos por parte de la

misma ni que carezca de la necesaria diligencia en el desarrollo de su carrera profesional».

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

42

Además, es también criterio jurisprudencial que la posible percepción de pensiones no

contributivas no puede equipararse a la obtención de ingresos propios en el caso de hijos en

situación normalizada. En la misma sentencia anterior y en la STS de 10 de octubre de 2014,

sobre las que se apoya la más reciente de 2 de junio de 2015, se manifiesta tal extremo: «La

pensión no contributiva podrá tener proyección a la hora de cuantificar la pensión en

relación con las posibilidades del obligado, pero "per se" no puede conducir, como se recoge

en la recurrida, a una supresión de la pensión, máxime cuando no es suficiente para cubrir

las necesidades del hijo...Y lo que no es posible en estas circunstancias es desplazar la

responsabilidad de mantenimiento hacia los poderes públicos, en beneficio del progenitor».

Por tanto, en estos supuestos se equipara a los hijos minusválidos con los hijos menores, y no

puede alegarse la independencia económica como argumentos para extinguir la prestación

alimenticia; ni siquiera la obtención de rentas no contributivas exime al alimentante de la

prestación».

3.1.3. Legitimación activa para reclamar alimentos

Generalmente corresponde al propio interesado la reclamación de alimentos. Sin

embargo, si éste es menor de edad o una persona incapaz, se llevará a cabo por su

representante legal, el Ministerio Fiscal o la Entidad Pública competente en materia de

protección de menores (art. 172 CC). Pero, en caso de ser mayor de edad, a los efectos del

supuesto contemplado en el artículo 93 del Código Civil (que carece de ingresos propios y

convive en el domicilio familiar), no solo estará legitimado éste para la reclamación, sino

también el progenitor con el que convive. Así lo ha precisado la STS de 12 de julio de 2014 y

no puedo sino considerarla una acertada determinación en aras al principio de economía

procesal. Dicha legitimación no requiere de la intervención de los hijos ni directamente ni por

sustitución, lo que evita que éstos tengan que enfrentarse a uno de sus progenitores en vía

judicial. Además, la reclamación por parte de los progenitores se reconoce, además de para

los procesos de nulidad, separación o divorcio, también para los procedimientos de solicitud

de medidas definitivas y en la ejecución de alimentos46

. Incluso hay que tener presente que

analógicamente se reconoce esta legitimación fuera de las relaciones matrimoniales, en las

uniones de hecho, de tal modo que el artículo 93.2 del Código Civil cabe ser aplicado a los

hijos nacidos de uniones de hecho, en cumplimiento del mandato del artículo 39.3 de la

Constitución, en relación con el artículo 108 del Código Civil (STS de 24 de abril de 2000 y

de 30 de diciembre de 2000) 47

.

Esto significa que no necesariamente debe instarse un procedimiento distinto para

resolver la petición de alimentos para los hijos mayores, sino que en la misma sentencia sobre

la ruptura de la convivencia de sus padres, de nulidad, separación o divorcio podrá evacuarse.

46

MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, N., «Legitimación para reclamar alimentos a favor de hijos mayores», AC,

5/2008, pp. 590 y ss. 47

CORRAL GARCÍA, E., «Legitimación para solicitar alimentos para los hijos mayores de edad tras la

ruptura de una union de hecho: Comentario a la STS de 30 de diciembre de 2000», Revista Aranzadi de derecho

patrimonial, 7/2001, pp. 401-407.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

43

La legitimación reconocida al progenitor con quien convive el hijo mayor necesitado de

alimentos también responde al principio de economía familiar y al principio del favor filii, y

se fundamenta en el artículo 39 CE, tal y como ha señalado la SAP de Cádiz (Sección 5ª) de

15 de octubre de 201048

al decir que «…es clara la legitimación de uno de los padres para

solicitar pensiones para los hijos, aunque éstos sean mayores de edad, dentro de los amplios

términos del artículo 93 del Código Civil, si bien deben mediar determinados requisitos, a

saber, la no percepción de emolumentos o no tenencia de recursos propios así como la

dependencia y convivencia en el hogar familiar…, ya que si faltaran esos presupuestos los

alimentos quedan fuera del proceso matrimonial, pudiendo el interesado solicitarlos a través

del procedimiento correspondiente y conforme a los criterios de los artículos 142 y siguientes

del Código Civil…»

3.1.4. Límite de edad para la reclamación de alimentos

La posibilidad de que los mayores de edad o el progenitor con quien convivan puedan

reclamar alimentos, en virtud del párrafo segundo del artículo 93 del Código Civil está

sometida a la concurrencia de los requisitos que en dicho precepto se prevén: por un lado, la

carencia de ingresos propios y, por otro, la convivencia en el domicilio familiar. No obstante,

no alude el texto legal a un límite de edad hasta el cual esté vigente esta legitimación, por lo

que se entiende que será la desaparición de cualquiera de los presupuestos señalados lo que

motive la extinción de la pensión alimenticia.

A pesar de lo anterior, en determinadas ocasiones han sido los tribunales los que han

determinado un límite razonable de edad que motivaría la desaparición de la prestación. En

este sentido, la antigua SAP de Palencia de 24 de marzo de 1988 considera que «las personas

de 26 años suelen haber terminado sus estudios, por lo que no parece oportuno que más allá

de esa edad se mantengan estas pensiones… fecha a partir de la cual, si la situación de falta

de recursos económicos persiste, tendrá que ser la hija la que acuda al procedimiento

legalmente previsto en reclamación de los alimentos oportunos»49

. Más reciente es la SAP de

Murcia (Sección 5ª) de 6 de septiembre de 2008 que considera que «debe mantenerse la

pensión de alimentos durante un periodo de dos años a contar desde la terminación de los

estudios…al considerarse éste un plazo razonable para la obtención de un mejor empleo»50

.

48

Coincide con diversa doctrina jurisprudencial, a saber: SAP de Albacete (Sección 2ª) de 15 de julio de

2010; STS de 24 de abril de 2000 y de 30 de diciembre de 2000. 49

Es evidente que la resolución atiende a unos criterios sociales vigentes en aquélla época que en nada

pueden asimilarse a los actuales, en los que la tasa de desempleo juvenil es considerablemente alta. 50

Al respecto hay que tomar en consideración las fechas de las resoluciones apuntadas (1988 y 2008),

momentos en los que la coyuntura económica de nuestro país era próspera y permitía el acceso relativamente

temprano al mercado laboral. Sin embargo, actualmente dichas condiciones han sufrido profundas

modificaciones a causa de la crisis económica que dificultan enormemente la obtención de trabajo para los

jóvenes, tengan o no estudios profesionales o universitarios, lo que sin duda ha incidido en las resoluciones

adoptadas por nuestros tribunales, de ahí la prolongación de la pensión de alimentos.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

44

3.2. Sujetos deudores

Ante la ruptura de la convivencia familiar entre los progenitores, ambos pueden ser

titulares de la patria potestad respecto de los hijos comunes, por lo que a pesar de tal

circunstancia deben satisfacer las funciones propias de esta institución (arts. 154 y ss. CC). Es

más, incluso en supuestos de privación de la patria potestad conforme a las causas

contempladas en el artículo 170 del Código Civil continúa vigente la responsabilidad en

relación con los hijos, ya que el progenitor privado de la patria potestad pierde la posibilidad

de ejercer funciones que supongan derechos a su favor (art. 111 CC), pero “quedarán siempre

a salvo las obligaciones de velar por los hijos y prestarles alimentos” (art. 111, in fine). Por

tanto, en cualquier caso la obligación de alimentos persiste y así lo ha reiterado nuestro

Tribunal Constitucional en las sentencias de 15 de enero de 2001 o de 13 de febrero de 2006.

Ya se ha referido en el apartado oportuno que la pensión de alimentos puede

satisfacerse a través de dos modalidades, conforme establece el artículo 149 del Código Civil.

Luego, una vez producido el cese de la convivencia familiar, cada uno de los cónyuges debe

contribuir al sustento de los hijos, aunque dicha carga se manifiesta de forma diferente para

cada uno de ellos. Así, se diferencia la contribución in natura que uno de ellos llevará a

cabo51

, y las prestaciones económicas que el otro debe satisfacer.

3.2.1. Trascendencia de las modalidades de guarda sobre los hijos en el derecho de

alimentos

Una de las novedades más recientes en el Derecho de Familia es la custodia compartida

que se introdujo en 2005 con la Ley 15/2005, de 8 de julio como modalidad de guarda y que

reformó el artículo 92 del Código Civil. Con anterioridad, únicamente estaba previsto el

ejercicio conjunto de las funciones de guarda cuando se conservaba la relación de convivencia

entre los padres, y no siendo así, se atribuía a favor de uno de ellos de forma exclusiva.

En tanto que el Anteproyecto de Ley sobre el ejercicio de la corresponsabilidad parental

en casos de nulidad, separación o divorcio se halla en fase de tramitación parlamentaria, en el

ámbito del Derecho común, la regla general es la guarda exclusiva individual, si bien es cierto

que cada vez más se tiende hacia la instauración de la guarda compartida (STS de 30 de

octubre de 2014). Esta tendencia se fundamenta también en la aproximación de la regulación

común a la de otros territorios para la consecución de una igualdad real en las relaciones

paternofiliales en los distintos territorios autonómicos, pues en Comunidades Autónomas

como Aragón, Cataluña, Valencia y Navarra ya han secundado la custodia compartida como

medida de guarda general.

La incidencia de la modalidad de guarda sobre los hijos en relación con la

determinación de la pensión alimenticia y su cuantía es indudable, así como en la naturaleza

51

En situaciones de armonía familiar, la obligación de alimentos se satisface in natura por ambos cónyuges,

pero producida la ruptura conyugal o de la pareja, dicha obligación solo es satisfecha de este modo por el

progenitor que convive con el hijo, mientras que para el otro adquiere carácter pecuniario.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

45

de los gastos, en la responsabilidad económica de los progenitores y en la atribución del uso

de la vivienda familiar. Por ello hay que tener en cuenta que la custodia compartida no

excluye en todo caso del pago de pensiones alimenticias a los hijos52

y generalmente se acude

a su establecimiento cuando los tiempos de convivencia del hijo con cada progenitor difieren

en duración, ya que se entiende que la pensión opera en este caso como compensación por

parte del que menor tiempo se encuentra en compañía de sus hijos a favor del que sí dispone

de su compañía durante más tiempo. Asimismo, su establecimiento también vendrá

determinado en función de las posibilidades económicas de cada progenitor.

4. ELEMENTOS OBJETIVOS

En el Capítulo anterior, relativo a la obligación de alimentos general entre parientes se

desarrollaron los correspondientes apartados en relación con los elementos objetivos que

caracterizan este ámbito, a saber: el contenido de la obligación, la determinación de la pensión

alimenticia, su actualización y modificación, el cumplimiento o la extinción de la misma. Por

ello, no proceden ahora reiteraciones al respecto cuando acreedor y deudor se hallan

vinculados por una relación paterno-filial, sino que parece más oportuno desarrollar a

continuación aquellos aspectos que pueden presentar determinadas especialidades cuando la

obligación de alimentos afecta a los hijos.

4.1. El mínimo vital

Se advertía en el Capítulo anterior que el juez o tribunal goza de una amplia

discrecionalidad para ponderar las necesidades del alimentista y la capacidad económica del

alimentante proporcionalmente. Sin embargo, una de las limitaciones que no puede obviar en

su amplio margen decisivo es el respeto al denominado “mínimo vital” o “mínimo

existencial”, que es una referencia que tiene en cuenta la jurisprudencia para determinar la

pensión alimenticia y que se precisará según el caso concreto, de acuerdo con el particular

nivel de vida familiar o status social de la familia que es lo que determina cuáles son las

necesidades concretas de cada individuo. De hecho, la línea jurisprudencial de las Audiencias

Provinciales se inclina por considerar que la satisfacción de las necesidades de los hijos

menores ha de primar sobre la satisfacción de las propias necesidades de los progenitores, que

han de sacrificarlas a favor de la satisfacción de aquéllos (SAP de Valencia (Sección 10ª) de

14 de marzo).

Destacar en este punto que cuando se cuestiona la suficiencia de recursos del progenitor

alimentante para satisfacer las necesidades de su hijo menor, decae el respeto del principio de

proporcionalidad contenido en el artículo 146 del Código Civil y adquiere preferencia la

subsistencia de aquél sobre éste. Resulta ilustrativa, a estos efectos, el pronunciamiento de la

SAP de Santa Cruz de Tenerife de 2 de septiembre de 2013: «ha de procurarse la mayor

52

Para MARTÍN NÁJERA, Mª. T., la fórmula más respetuosa con el contenido del artículo 93 del Código

Civil es que en todos los procedimientos contenciosos se fije siempre una pensión de alimentos que deba abonar

cada uno de los progenitores. «Problemática en torno a la pensión de alimentos», Revista de derecho de familia:

Doctrina, Jurisprudencia, Legislación, 61/2013.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

46

contribución posible por parte de los padres, porque las medidas relativas a los alimentos no

derivan del innegable derecho de los hijos a exigirlos a de sus padres, sino de la situación de

convivencia familiar, razón por la que la consideración del criterio de proporcionalidad que

prevé el artículo 146 del Código Civil, es solo relativa, porque tratándose de hijos menores

como en este caso, se ha de atender sobre todo a las necesidades de los menores, de

conformidad con lo regulador en el artículo 93 del Código, en el que se prescribe que las

prestaciones se acomodaran a las circunstancias económicas y necesidades de los hijos en

cada momento, y solo muy relativamente ha de atenderse a los ingresos del obligado…». No

obstante, alguna resolución ha acordado muy excepcionalmente la suspensión de la pensión,

como la STS de 2 de marzo de 2015, atendiendo a la situación de pobreza absoluta en la que

se hallaba el alimentante, que incluso estaba siendo alimentado por las personas obligadas

conforme a los artículos 146 y siguientes del Código Civil, pues también hay que tener en

cuenta que ante dicha situación, la falta de medios determina el mínimo vital del propio

obligado.

La jurisprudencia mantenida a estos efectos deriva de la consideración de que el

tratamiento jurídico de los alimentos debidos a los hijos menores de edad tienen una

preferencia sobre los alimentos debidos a los parientes en general, pues se incardinan en la

patria potestad, de ahí que no pueda verse limitado por el régimen general de alimentos entre

parientes, que referente a los hijos, únicamente tiene plena aplicación cuando los hijos son

mayores de edad o emancipados (STS de 5 de octubre de 1993 y 16 de julio de 2002). Ni

siquiera la situación de desempleo del alimentante puede ser circunstancia motivadora de la

extinción de alimentos (STS de 21 de mayo de 2014), pues para determinar el importe de la

pensión se tomarán en cuenta no solo los rendimientos percibidos, sino las particulares

circunstancias personales relativas a su edad, estado físico y salud, preparación profesional,

adaptabilidad al mercado laboral, etc.: “…cuando se trata de personas jóvenes se insiste por

la jurisprudencia en la obligación que tienen los progenitores de hacer lo imposible para

obtener ingresos que les permitan abonar aunque sea la cuantía mínima establecida para

satisfacer las necesidades más básicas de los hijos, dado que, además de tratarse de una

obligación natural viene recogida en la Constitución…”53

. No obstante, si la situación de

penuria del alimentante fuera tan relevante como para considerarse alteración sustancial de las

circunstancias que se tuvieron en cuenta para fijar la cuantía, cabría su modificación.

4.2. Extinción y suspensión

Las causas por las que se extingue la obligación de alimentos se recogen, con carácter

general, en los artículos 15054

y 15255

del Código Civil, algunas de las cuales pueden tener

53

Cfr. PÉREZ MARTÍN, A. J. y PÉREZ RUFIÁN, L., «La crisis económica y la pensión alimenticia»,

Revista de derecho de familia: Doctrina, jurisprudencia, Legislación, 57/2012, pp. 35-36.

Cfr. CALLEJO RODRÍGUEZ, C., «Pensión de alimentos a favor de los hijos y situación de desempleo del

alimentante», La Ley Derecho de Familia: Revista jurídica sobre familia y menores, 1/2014, pp. 66-74. 54

La obligación de suministrar alimentos cesa con la muerte del obligado, aunque los prestase en

cumplimiento de una sentencia firme.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

47

distinta repercusión si se relacionan con la pensión atribuida a los hijos menores o no

emancipados. Se hace preciso advertir que entre aquéllas causas no se encuentra previsto el

alcance de la mayoría de edad o la emancipación del hijo, y si dicha situación se produjera el

presupuesto que justificaría la vigencia de la obligación alimenticia sería su estado de

necesidad (arts. 142 y ss. CC), pero se transformaría en una obligación familiar, dejando de

estar inmersa en las funciones propias de la patria potestad.

El artículo 152.2º del Código Civil prevé la cesación de la obligación de alimentos

cuando la fortuna del obligado se hubiera reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin

desatender sus propias necesidades y las de su familia. La propia causa de extinción cuenta

con una salvedad y es que no puede apreciarse cuando se trata de alimentos de hijos menores,

sino que únicamente se refiere a los alimentos entre parientes que sean sujetos distintos a

éstos. Y ello no se debe a otro motivo que el de considerar al hijo menor como miembro

integrante de la familia del alimentante, por lo que éste no puede alegar la reducción de sus

posibilidades económicas para retirar la pensión alimenticia a favor de un sujeto previsto en la

propia excepción.

La misma solución se alcanzaría en caso de plantearse la posibilidad de extinción si las

necesidades son del propio alimentante, no de su familia, pues la naturaleza de la obligación

de alimentos respecto de los hijos tiene un carácter peculiar, y su contenido es más amplio,

apoyándose incluso en nuestro texto constitucional (art. 39 CE), por lo que no cabría alegar la

causa prevista en el artículo 152.2º para no cumplir la obligación de alimentos a favor de los

hijos menores. Así lo entiende el Tribunal Supremo que en sus Sentencias de 12 de febrero y

10 de julio, ambas de 2015, señala que «Tratándose de menores “más que una obligación

propiamente alimenticia lo que existen son deberes insoslayables inherentes a la filiación,

que resultan incondicionales de inicio con independencia de la mayor o menor dificultad que

se tenga para darle cumplimiento o del grado de reprochabilidad en su falta de

atención”.…ante una situación de dificultad económica habrá de examinarse el caso

concreto y revisar la Sala si se ha conculcado el juicio de proporcionalidad del artículo 146

del CC…lo normal será fijar siempre en supuestos de esta naturaleza un mínimo que

contribuya a cubrir los gastos repercutibles más imprescindibles para la atención y cuidado

del menor, y admitir sólo con carácter muy excepcional, con criterio restrictivo y temporal, la

suspensión de la obligación, pues ante la más mínima presunción de ingresos, cualquiera que

sea su origen y circunstancias, se habría de acudir a la solución que se predica como normal,

aún a costa de una gran sacrificio del progenitor alimentante».

55

Cesará también la obligación de dar alimentos: 1.º Por muerte del alimentista. 2.º Cuando la fortuna del

obligado a darlos se hubiere reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus propias

necesidades y las de su familia. 3.º Cuando el alimentista pueda ejercer un oficio, profesión o industria, o haya

adquirido un destino o mejorado de fortuna, de suerte que no le sea necesaria la pensión alimenticia para su

subsistencia. 4.º Cuando el alimentista, sea o no heredero forzoso, hubiese cometido alguna falta de las que dan

lugar a la desheredación. 5.º Cuando el alimentista sea descendiente del obligado a dar alimentos, y la

necesidad de aquél provenga de mala conducta o de falta de aplicación al trabajo, mientras subsista esta causa.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

48

Sin embargo, siendo el hijo mayor de edad la apreciación del Tribunal varía y con buen

criterio admite la extinción de la obligación de alimentos ante la insuficiencia de medios del

progenitor, pues el estado civil del hijo le capacita para desarrollar funciones propias de su

edad, como la búsqueda de medios que permitan su propia manutención si sus padres no

pueden hacerlo. Así, en la STS de 18 de febrero de 2015, interpretando el contenido del

artículo 146 del Código Civil, en relación con el artículo 152.2º, el Tribunal se acoge al

pronunciamiento manifestado por el Juzgado de Primera Instancia y acuerda dejar sin efecto

el pago de la pensión hasta que el padre se reinserte laboralmente o reciba ingresos suficientes

para atender a dicha obligación. El mismo resultado se alcanza en la STS de 2 de diciembre

de 2015, donde el Tribunal falla «En este caso no estamos ante los alimentos de un hijo

menor de edad, en el que la necesidad de valorar la capacidad económica del alimentante

constituye una exigencia especial, sino ante los alimentos que se prestan a un hijo mayor de

edad. Un hijo de veintidós años, cuyo mínimo vital se enfrenta al de su padre prácticamente

insolvente (ingresa menos de cuatrocientos euros al mes, frente a los mil cien euros al mes

que recibía en el momento del divorcio), que no puede prestarlos. En este supuesto, los

alimentos únicamente podrían hacerse efectivos aplicando las normas contenidas en los

artículos 142 y siguientes del Código Civil, siempre teniendo en cuenta que, conforme al

artículo 152.2 CC, esta obligación cesa "Cuando la fortuna del obligado a darlos se hubiere

reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades y

las de su familia", que es lo que ocurre en este caso respecto al padre».

Otro rasgo que destaca del precepto es la disminución de la fortuna del alimentante,

pero no se hace alusión al origen de la misma, por lo que podrían darse situaciones

provocadas más o menos voluntariamente por el propio deudor. En este sentido, la paternidad

sobrevenida con posterioridad a la obligación de pago de pensiones de alimentos a otros hijos,

como decisión adoptada por el propio alimentante es una causa alegada en numerosas

ocasiones en nuestros tribunales para justificar la extinción de la obligación. En sucesivos

apartados de este trabajo se desarrollará este aspecto con mayor abundamiento, dada la

postura enfrentada que existe jurisprudencialmente al respecto.

En relación con lo señalado anteriormente, otra dificultad que puede determinar el cese

de la obligación alimenticia es el supuesto de la privación de libertad del alimentante,

cuestión que no es baladí y que nuestros tribunales han tenido ocasión de resolver. Resulta

muy relevante al respecto la STS de 14 de octubre de 2014, que formula la siguiente doctrina

jurisprudencial:

«La obligación de pagar alimentos a los hijos menores no se extingue por el solo hecho

de haber ingresado en prisión el progenitor que debe prestarlos si al tiempo no se

acredita la falta de ingresos o de recursos para poder hacerlos efectivos».

Y en la fundamentación jurídica manifiesta el Tribunal que «La obligación alimenticia

que se presta a los hijos no está a expensas únicamente de los ingresos sino también de los

medios o recursos de uno de los cónyuges, o, como precisa el artículo 93 del Código Civil, de

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

49

las “circunstancias económicas y necesidades de los hijos en cada momento”. En lo que aquí

interesa supone que no es necesaria una liquidez dineraria inmediata para detraer de la

misma la contribución sino que es posible la afectación de un patrimonio personal al pago de

tales obligaciones para realizarlo y con su producto aplicarlo hasta donde alcance con esta

finalidad, siempre con el límite impuesto en el artículo 152.2º del CC si la fortuna del

obligado a darlos se hubiere reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender

sus propias necesidades y las de su familia. Ningún alimento se puede suspender por el

simple hecho de haber ingresado en prisión el progenitor alimentante, gravando a la madre

de los menores con la obligación de soportarlos en exclusiva...». Precisamente siguiendo la

línea jurisprudencial apuntada, la SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 13 de mayo de 2015,

suspende el pago de la pensión de alimentos por la estancia en prisión del progenitor obligado

sobre la base, no sólo de encontrarse en prisión, sino ante la imposibilidad de obtener ingreso

alguno: «no puede dejar de tenerse en cuenta el relevante hecho de que el apelante se halle

ingresado en prisión desde 2011, razón por la cual, en principio, y a falta de otros elementos

probatorios, ha de concluirse que carece de ingresos y se encuentra privado de la posibilidad

de obtenerlos. En estos casos resulta de aplicación la reciente doctrina del Tribunal Supremo

(sentencia Sala 1ª de fecha 12-2-2015 y de fecha 2-3-2015) que contempla casos de pobreza

absoluta que exigirían desarrollar aquellas acciones que resulten necesarias para asegurar

el cumplimiento del mandato constitucional expresado en el artículo 39 CE que permita

proveer a los hijos de las presentes y futuras necesidades alimenticias hasta que se procure

una solución al problema por parte de quienes están en principio obligados a ofrecerla, como

son los padres. Tal situación justifica la suspensión de la obligación hasta tanto el obligado

obtenga un régimen penitenciario que le permita obtener ingresos con los que cubrir el

importe de la pensión o bien recobre la libertad».

Resulta evidente el cambio sustancial de circunstancias en el obligado a dar alimentos,

pues resulta indiscutible que el ingreso en prisión le impide la obtención de ingresos

derivados de rendimiento de trabajo, por lo que creo que sobradamente podría justificarse la

necesidad de una modificación de medidas a través de este hecho, siempre y cuando no se

obtengan rentas cuyo origen sea distinto al trabajo, por ejemplo, a través de arrendamientos,

títulos-valores..., pues no deja de ser frecuente que un interno en prisión tenga posibilidades

de disponer de medios económicos importantes. Por tanto, será necesario atender a las

particularidades de cada caso en concreto para determinar si efectivamente el ingreso en

prisión del alimentante constituye causa justificativa de la cesión de la obligación.

El número tres del artículo 152 del Código Civil contiene la causa extintiva en virtud de

las posibilidades del alimentista de obtener un trabajo o ingresos que hagan innecesaria la

obtención de alimentos para su subsistencia. Ante esto, no basta con que el alimentista

obtenga cualquier ingreso mediante su trabajo o industria, sino que debe tratarse de un

enriquecimiento relevante que haga imprescindible la percepción de alimentos. Y hay que

advertir que la situación de suficiencia de recursos por el propio hijo menor no conlleva la

extinción de la pensión alimenticia, pues la obligación de alimentos que pesa sobre ellos se

fundamenta en las funciones propias de la patria potestad, aunque ello no es óbice para que

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

50

proceda la suspensión de la misma mientras se mantengan en el tiempo las circunstancias que

la originen, tal y como se manifiesta en la STS de 24 de octubre de 2008: «…la prestación

alimenticia a los hijos menores no ha de verse afectada “por las limitaciones propias del

régimen legal de alimentos entre parientes que, en lo que se refiere a los hijos, constituye una

normativa en gran parte solo adecuada al caso de los hijos mayores de edad o

emancipados”…cuando el menor, como es el caso, tiene ingresos propios estimados, según

las circunstancias del caso, de entidad suficientes para subvenir completamente sus

necesidades de alimentación, vestido, alojamiento y educación, nada obsta a que la

prestación alimenticia, pueda, no cesar, pero sí suspenderse en su percepción…».

En relación con la causa que se viene explicando respecto de la extinción cuando

existen posibilidades para desempeñar un empleo, aunque no tenga lugar la obtención de

ingresos, es de destacar el planteamiento de la jurisprudencia que considera que no es

suficiente la aptitud teórica sino también la efectiva oportunidad de obtener un trabajo con

cierta estabilidad y condiciones que le permitan satisfacer sus propias necesidades. Esta tesis

se evidencia, entre otras, en la STS de 12 de julio de 2014, que rechaza la extinción de la

prestación a pesar de la posesión de título universitario como maestra de la acreedora. En

contraposición, la STS de 17 de junio de 2015 sí admite la extinción de la pensión porque

entiende que no existen obstáculos que impidan a la hija su inserción en el mercado laboral.

Es muy acertado este planteamiento, pues no debe ser suficiente la inscripción del hijo como

demandante de empleo o su búsqueda teórica, ya que ello podría desembocar en la búsqueda

infinita en el tiempo, sobre todo cuando sea difícil obtener un trabajo relacionado

directamente con su profesión. Se evidencia aquí la disparidad de criterios por parte de

nuestra jurisprudencia y ante esto, como ya he tenido la oportunidad de manifestar, merece

reiterar la cautela con la que debe adoptarse la permanencia de la pensión, pues con ello se

fomenta la inactividad del perceptor para lograr su propia manutención aunque debe apelarse

a las dificultades económicas existentes para la inserción de los jóvenes en el mercado laboral.

Por eso, creo que debe existir un equilibrio entre ambas consideraciones.

En cuanto a las dos últimas causas reguladas en el artículo 152 del Código Civil, no hay

que señalar especialidades respecto de lo que ya se mencionó en el apartado correspondiente

del Capítulo anterior. Simplemente recordar que en virtud del principio de reciprocidad que

caracteriza la obligación de alimentos, las causas de desheredación que privarían al

alimentista de solicitar alimentos de sus parientes no afectan al derecho que éstos ostentan

respecto de aquél, que sí podrán reclamarlos al infractor. Y en cuanto a la última de las

causas, no puede hablarse de extinción propiamente, sino que más bien se trata de una causa

de suspensión de alimentos, ya que sólo opera cuando concurran todos sus elementos y

desapareciendo éstos, vuelve a estar operativa.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

51

4.3. Exoneración del deudor y reducción del importe de la prestación por superveniencia

de hijos

Se trata de una cuestión muy debatida y que nunca se ha resuelto homogéneamente por

nuestros tribunales, la de si la descendencia sobrevenida es un hecho tan relevante como para

modificar una pensión previamente determinada o bien, si resulta intrascendente a estos

efectos. Podría tratarse de una circunstancia encuadrable en el artículo 152.2º que supondría la

disminución de la fortuna del obligado y que justificaría la cesación de la obligación. No

obstante, coincidiendo con algunos pronunciamientos judiciales, estimo pertinente la

valoración de las posibilidades económicas de ambos progenitores del nuevo hijo que

conforman una nueva unidad familiar, y no solo respecto del que recae la obligación de

alimentar al hijo que tuvo con su anterior pareja, ya que ésta debe satisfacerse por ambos.

Reflejo de la tesis que otorga importancia a esta situación y que defiende la

modificación es la SAP de Vizcaya (Sección 4ª), de 15 de diciembre de 2011, que señala lo

siguiente:

«...debiendo tenerse en consideración que el recurrente tiene otra hija de su actual

matrimonio, entendemos que el importe fijado resulta excesivo, pues se ve privado de

cubrir siquiera sea con carácter mínimo sus propias necesidades, y de las de su otra

hija, considerando por ello que resulta más ajustado a la actual situación, establecer el

importe mínimo en la cantidad de 100 euros».

Por su parte, manifestación del criterio opuesto es la STS de 30 de abril de 201356

:

«...el nacimiento de nuevos hijos del alimentante, fruto de una relación posterior, no

supone, por sí solo, una alteración de circunstancias que permita reducir las pensiones

alimenticias establecidas para con los hijos de una relación anterior, toda vez que

dicha situación deriva de un acto voluntario y consciente de las obligaciones asumidas

que no puede perjudicar a aquellos...el nacimiento de un nuevo hijo sí puede suponer

una modificación sustancial de las circunstancias que se tuvieron en cuenta en el

momento de fijarlos a favor de los anteriores. Ahora bien, si el sustento del hijo es una

carga del matrimonio, lo importante será conocer el caudal o medios con los que

cuenta la nueva unidad familiar...”

Para apoyar esta tesis el Tribunal Supremo recuerda que el nacimiento de nuevos hijos

tras la ruptura de la pareja supone una redistribución económica de los recursos económicos

de quienes están obligados a alimentarlos para hacer frente a sus necesidades, pues no es lo

mismo alimentar a uno o a más hijos. Lo que sí debe tenerse en cuenta es que la obligación de

alimentos es atribuible en beneficio de todos ellos, pues deriva de la relación paterno-filial, y

todos tienen los mismos derechos en virtud del artículo 39 de la Constitución Española, sin

56

En la que se apoya la más reciente SAP de Pontevedra (Sección 1ª), de 11 de septiembre de 2014.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

52

que puedan disfrutar de un trato diferenciado los nacidos en la relación anterior a los que son

fruto de la posterior y que motivaría la modificación de la pensión.

El elemento determinante para que la superveniencia de hijos justifique la modificación

de la medida es la capacidad patrimonial o medios económicos del alimentante, de modo que

únicamente cuando ésta resulte insuficiente prosperaría la acción. Pero para valorar si existe

esta merma en sus posibilidades económicas habrá que atender no solo a las suyas propias

sino también a las del otro progenitor, sobre el que también recae la obligación de alimentos

en relación con los hijos nuevos, pues si contribuye en su obligación podría darse la situación

de que el patrimonio de la pareja en común y de sus hijos sea incluso superior a la que

mantenía el alimentante respecto de los hijos nacidos en su anterior relación.

4.4. El sistema de tablas para fijar o actualizar las pensiones

La utilización de determinadas fórmulas o baremos57

por nuestros tribunales para la

fijación de la pensión alimenticia no han sido infrecuentes, pues facilitan la concreción y la

prosperabilidad de las demandas de alimentos y su cuantificación. Así, en nuestro país, con el

objetivo de facilitar dicha labor, el Consejo General del Poder Judicial publicó en julio de

2013 unas tablas de carácter orientativo (en ningún caso se trata de un sistema vinculante)

para fijar el importe de las pensiones de alimentos, en cuya memoria explicativa se manifiesta

que el sistema de tabulación de las pensiones de alimentos “facilita enormemente la

posibilidad de acuerdos tanto en la fase preprocesal como durante la tramitación del

procedimiento. Ello conlleva un incremento de los procesos consensuales,...con el ahorro de

costes personales (especialmente psicológico al evitarse un proceso adversarial) que ello

supone para todo el núcleo familiar. Socialmente se genera un ahorro evidente pues los

procesos de mutuo acuerdo requieren un menor gasto... Incluso en los procesos contenciosos

el sistema de Tablas presenta numerosas ventajas al incrementar la previsibilidad de la

respuesta judicial, unificar ésta en supuestos similares y aumentar en definitiva la seguridad

jurídica”58

.

A pesar de las numerosas ventajas a las que se aluden en dicho texto, que se manifiestan

en el mayor consenso entre profesionales y demás sujetos protagonistas de los conflictos

judiciales y que diluyen los criterios dispares en el ámbito de las relaciones familiares,

también son algunos los aspectos criticables de este sistema, como pueden ser la mayor

distancia de la justicia al caso concreto, pues se pueden desatender determinadas

circunstancias personales si únicamente se tienden a observar valores objetivos.

57

Son las denominadas “tablas de California” o “tablas de Düsseldorf”. 58

La Memoria explicativa de las tablas orientadoras para la determinación de las pensiones alimenticias de

los hijos en procesos de familia puede verse en la Web del CGPJ.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

53

CAPÍTULO III: INCUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN DE

ALIMENTOS. RESPONSABILIDAD PENAL

El tema que se aborda en este trabajo hace conveniente conocer también las

consecuencias de índole penal que se derivan del incumplimiento de la obligación de

alimentos, pues aunque ante dicha omisión es posible acudir a la jurisdicción civil mediante la

oportuna demanda de ejecución, también la vía penal se presenta como un mecanismo

alternativo en la que el perjudicado-acreedor pueda ver resueltas sus pretensiones. Y es que

esta omisión constituye una serie de conductas tipificadas por nuestro Código Penal como

delictivas. Así, la Sección 3ª del Capítulo III, del Título XII relativo a los Delitos contra las

relaciones familiares, lleva por título «Del abandono de familia, menores o personas con

discapacidad necesitados de especial protección». En dicha regulación y a los efectos que aquí

interesan, pueden distinguirse principalmente dos conductas delictivas: por un lado, el delito

de abandono de familia y por otro, el delito relativo al impago de prestaciones económicas a

favor del cónyuge o hijos establecida judicialmente.

La exposición desarrollada a continuación no trata de estudiar de forma pormenorizada

ambas figuras debido a la extensión que podría suponer el profundo análisis de los elementos

que constituyen cada tipo delictivo, sino de sintetizar determinados aspectos básicos que

resultan interesantes para un conocimiento general de estos delitos.

1. EL DELITO DE ABANDONO DE FAMILIA

El artículo 226 del Código Penal recoge la figura clásica del abandono de familia, que

gira en torno al incumplimiento de los deberes familiares inherentes a la patria potestad,

tutela, guarda o acogimiento, así como la asistencia necesaria para el sustento de

descendientes, ascendientes y cónyuge. De ello se desprende la especialidad del delito, pues

solo puede ser cometido por aquellos que ostenten la titularidad de los deberes respectivos.

Asimismo, se trata de un delito cuyo bien jurídico protegido es múltiple, ya que son

varios los intereses familiares perjudicados como consecuencia del incumplimiento de los

deberes: la vida, la salud, la dignidad, el derecho a una educación y formación integral, el

bienestar económico… Más concretamente, la jurisprudencia ha considerado que está

constituido por el derecho subjetivo a la asistencia que poseen los hijos, los pupilos, el

cónyuge y, en su caso, los ascendientes de una persona (STS de 28 de junio de 1988).

Del propio contenido del precepto se desprende la estructuración alternativa de la

conducta típica reprochable. Así, se castiga tanto el incumplimiento de los deberes legales

inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento; como la omisión en la prestación

de asistencia necesaria que legalmente se determine para el sustento de sus ascendientes,

descendientes o cónyuges. Y esto también indica la modalidad omisiva del tipo, pues en

ambos supuestos se trata de infringir deberes consistentes en llevar a cabo conductas de hacer

(STSS de 5 de abril de 1988 o de 19 de febrero de 2014). Además, al no requerirse la

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

54

presencia de un resultado material, cabe hablar técnicamente de un delito de mera omisión de

garante.

En cuanto al contenido de la conducta típica, no cabe duda de la estrecha relación que

mantiene el delito con determinados conceptos civiles, de ahí que se considere por la doctrina

como una ley penal en blanco (STSS de 6 de octubre de 1986 y de 19 de febrero de 2014),

siendo necesario para determinar el contenido de los deberes infringidos acudir a la regulación

civil del Derecho de Familia, pero no atendiendo a la acepción amplia de cada institución en

éste orden, sino teniendo en cuenta la restricción de los deberes a los más esenciales,

ateniendo al principio de intervención mínima. Ello obliga, al mismo tiempo, a la

concurrencia de cierta permanencia en el incumplimiento del deber de sustento, así como una

importante situación de necesidad, que supongan una lesión o puesta en peligro de los

derechos básicos del pariente de que se trate59

.

Entre las resoluciones recientes que han apreciado la aplicación de este delito se

encuentran las siguientes: la SAP de Alicante (Sección 2ª) de 28 de febrero de 2014 que,

ratificando la resolución de instancia, condenó a los padres del menor por permitirle su

inasistencia continuada a clase, con grave detrimento de su formación, pues la conducta de

aquéllos provocó en el menor un alto nivel de absentismo escolar con el consiguiente retraso

madurativo en el menor; o la SAP de Alicante (Sección 2ª) de 15 de abril de 2013, donde el

tribunal manifestó que fomentar o no poner coto al absentismo escolar reiterado, supone un

incumplimiento patente de los deberes asistenciales60

.

Finalmente, relacionado con la penalidad, además de castigarse la comisión de este

delito con pena de multa de 3 a 6 meses o multa de 6 a 12 meses, también se halla facultado el

juez para imponer la pena de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de patria

potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar por tiempo de 4 a 10 años, siempre que atienda

al interés superior del menor y al favor filii, de modo que se aplica restrictivamente cuando

exista causa grave y resulte necesaria razonablemente para la salvaguarda de la persona e

intereses del menor o discapaz (SAP de Navarra de 1 de julio de 1997).

2. EL DELITO DE IMPAGO DE PRESTACIONES ECONÓMICAS

En el artículo 227 del Código Penal se tipifican dos conductas relativas al impago de

prestaciones económicas establecidas judicialmente en casos de separación, divorcio o

nulidad del matrimonio o procesos de filiación o alimentos, cuya distinción radica en que en

el primero se hace referencia a las prestaciones que deben satisfacerse de forma sucesiva,

59

No cualquier dejación ocasional en el cuidado, alimentación, formación integral… son conductas

constitutivas de este delito. 60

Cfr. SAP de Madrid de 23 de septiembre de 2013; SAP de Zamora de 15 de julio de 2013; SAP de Bizkaia

de 19 de enero de 2015; o la SAP de Valencia de 7 de enero de 2015.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

55

mientras que en el segundo se contemplan aquellas que se determinan de forma conjunta o

única61

.

El bien jurídico que se pretende proteger no es otro que asegurar el cumplimiento de las

obligaciones y deberes asistenciales fijados judicialmente para garantizar el bienestar tanto de

hijos como de otros familiares. Con ello se pretende proteger a los miembros más débiles

económicamente de la familia frente al incumplimiento de los deberes asistenciales del

obligado (STS de 2 de octubre de 2012), además de dotar de protección a quienes, durante o

tras una crisis matrimonial, padecen las consecuencias de la insolidaridad del obligado a hacer

frente a las prestaciones (AAP de Madrid, de 13 de julio de 2010).

Al igual que el delito anterior, éste también es un delito especial, pero a diferencia de

aquél, solo pueden ser sujeto activo los progenitores o el cónyuge que esté obligado a la

prestación. Pero cabe aducir que resulta indiferente que con posterioridad se declare la no

paternidad biológica del obligado al pago, pues la obligación de alimentos se hallaba vigente

al tiempo de la omisión y, por tanto, era exigible y su incumplimiento implica la comisión del

ilícito penal. Con ello, el legislador ha optado por dotar de mayor refuerzo al cumplimiento de

obligaciones derivadas de resoluciones judiciales plenamente válidas, sin perjuicio de que con

posterioridad se lleve a cabo la investigación de la paternidad y se determine que la legal no

coincide con la biológica. Es por ello que es el progenitor que figura en el Registro Civil

quien deviene obligado, aunque más tarde resulte no serlo biológicamente. En este sentido, en

la STS de 2 de octubre de 2012, justifica el Tribunal tal argumento diciendo que «El tipo

penal del abandono por incumplimiento del deber de pago de las prestaciones señaladas es

un delito de omisión de cumplimiento de un mandato jurídico que le estaba directamente

dispuesto al notificarle la resolución judicial en la que se le señalaba su obligación de pagar

la pensión. Por ello, el mandato jurídico era claro e ineludible. El recurrente sabía y conocía

perfectamente que el derecho no le permitía omitir la acción correspondiente. Tenía perfecta

conciencia de lo injusto de su negativa a cumplir lo que se le ordenaba sin error posible. Su

condición de obligado estaba inexorablemente determinada por su condición de padre, por

su conciencia de que éste era su estado y por el mandato judicial. El bien jurídico defendido

se integra por el deber prestacional hacia los destinatarios de la obligación legal de

alimentos, en este caso, hacia los seres indefensos, como los menores necesitados de una

protección para asegurar su libre desarrollo de la personalidad, aun en situaciones de crisis

familiar. Desde la perspectiva expuesta, el deber prestacional de alimentos estaba vigente al

tiempo de la omisión, por lo que era exigible y su incumplimiento lleva consigo el ilícito

penal».

61

LÁZARO PALAU opina ante la tipificación de estas conductas que su regulación resulta insuficiente entre

otras razones, porque debería tomar en consideración (incluso como circunstancia agravante) el cambio de

domicilio del deudor o el ocultamiento de bienes con la especifica finalidad de defraudar la obligación de

alimentos en «Delito de impago de pensiones. Una propuesta para la mejora de su tipificación», La Ley, nº

7150/2009.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

56

La realización de la conducta típica requiere de una serie de elementos, tal y como viene

sosteniendo el Tribunal Supremo, desde su sentencia de 13 de febrero de 2001:

a) La existencia de una resolución judicial firme (sentencia o auto) o convenio aprobado

por la autoridad judicial competente, en la que se determine la prestación económica a

favor de los hijos o/y del cónyuge, en cualquiera de los procedimientos contenidos en

el precepto.

b) La conducta omisiva del obligado al pago, que supone el impago reiterado de la

prestación económica establecida durante dos meses consecutivos o cuatro no

consecutivos. Se entiende que si el impago tiene lugar durante periodos de tiempo más

corto el acreedor solo dispondrá de la vía civil para ejercitar sus derechos mediante la

oportuna demanda de ejecución, en virtud de los arts. 549 y ss. de la Ley de

Enjuiciamiento Civil.

c) El elemento subjetivo consistente en el conocimiento de la resolución judicial y la

voluntad de incumplir la obligación de prestación62

: el sujeto puede pagar pero no lo

hace porque no quiere.

d) Por último, cabría entender que se requiere la capacidad efectiva para la realización de

la acción, es decir, que cuente con las posibilidad objetiva de hacer frente al pago, o

que disponga de los medios materiales suficientes para satisfacer la prestación. Por

ello, el cambio sustancial en la situación económica que implique un detrimento de sus

posibilidades económicas supondría, en principio, la atipicidad de la conducta

omisiva, pues es característica común a los tipos omisivos que el sujeto que omite

tenga la capacidad para llevar a cabo la conducta, pero aun así decide no hacerlo. Ante

esto, considero que no debería revestir tal importancia este requisito, pues ante la

imposibilidad económica del obligado ya no quedaría acreditado el elemento subjetivo

propio del tipo pues el sujeto “no puede pagar y no lo hace” y, por tanto, no existiría

responsabilidad penal. Así lo entienden algunas sentencias, donde se aprecia que no es

necesario este elemento de imposibilidad objetiva de afrontar la prestación debida

(SAP de Palencia de 3 de abril de 2014; SAP de Madrid, de 2 de abril de 2014), si

bien otra línea jurisprudencial entiende que podría reconducirse tal imposibilidad a la

apreciación de una causa de justificación (SAP de Islas Baleares, de 26 de enero de

62

Establece la SAP de Madrid (Sección 23ª) de 18 de junio de 2014 que «el impago de la prestación

económica con los requisitos recogidos en el precepto debe responder a una voluntad consciente del sujeto

activo, es decir, éste deja de abonar la prestación económica impuesta en resolución judicial porque ese es su

deseo. No existe sin embargo tal delito cuando el impago es motivado por la situación económica del sujeto

activo que realmente no cumple con su obligación porque materialmente no puede. Se trata, por todo ello, de

determinar cuál es la motivación que guió al hoy apelante, si su conducta fue intencional o realmente no se le

podía exigir otra conducta diferente». V. en este sentido. STS de 21 de noviembre de 2007; SAP de Madrid de 8

de noviembre de 2010 y de 2 de julio de 2014. Cfr. SAP de León, de 2 de diciembre de 2011, que no lo estima

probado.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

57

2009). En lo que sí coinciden relativamente doctrina y jurisprudencia es en la no

punición cuando se acredite la falta de capacidad para sufragar la pensión impagada63

.

La misma resolución pone de manifiesto que lo anteriormente referido debe tenerse en

consideración con lo siguiente, en relación, por un lado, con los supuestos de cumplimiento

parcial de las prestaciones alimenticias y, por otro, a la imposibilidad por parte del obligado

de llevarlas a cabo:

En el primer supuesto, debe rechazarse la apreciación automática de que todo

cumplimiento que no sea íntegro y total de la prestación económica equivalga a la

realización de la conducta típica. El factor determinante es la lesión al bien jurídico, de

ahí que no todo abono parcial constituya la atipicidad de la conducta, ni que ésta sea

delictiva en caso de insatisfacción de ínfimas sumas que resulten irrelevantes para

integrar el este delito. Por ello, dice que «tal cuestión habrá de determinarse en caso

concreto en función de las circunstancias concurrentes, excluyendo interpretaciones

que supongan la consagración de la prisión por deudas con olvido de que en

definitiva se trata de una modalidad típica del abandono de familia».

En el segundo supuesto, ante la imposibilidad de pago que supone la inexistencia de

delito, no es exigible a la acusación la prueba de la disponibilidad de bienes bastantes

por el acusado para pagar, sino que el hecho de que se haya determinado judicialmente

y se mantenga su importe (cuando el obligado no ha instado la modificación de

medidas) son indicios razonables de que la posibilidad de pago por el deudor existe y

por lo mismo la voluntariedad de su omisión. No obstante, aclara el tribunal que «esto

no obsta la posibilidad de que por el acusado se pruebe la concurrencia de

circunstancias que hayan hecho imposible el pago, acreditándose así la ausencia de

dolo en el impago de la prestación debida».

En relación con el artículo 227.2 del Código Penal, la diferencia respecto del apartado

anterior radica únicamente en la periodicidad en que debe llevarse a cabo el pago. Así, se trata

del incumplimiento de otra prestación económica establecida de forma conjunta o única en los

mismos procedimientos, pues resulta imposible el pago reiterado64

. También destaca la

inexigibilidad del estado de necesidad del perjudicado, lo que sí se requiere para la comisión

del delito previsto en el artículo 226. Y como elementos coincidentes, tampoco se requiere la

reclamación previa del pago debido a través de la vía civil antes de acudir a la jurisdicción

penal.

63

Cfr. SAP de Cantabria de 18 de marzo de 2009, que a sensu contrario, entiende que no es relevante, para

exonerar al deudor de su responsabilidad penal, su alegación sobre la imposibilidad de cumplir con la suma que

en concepto de pensión debía pagar a sus hijos según la sentencia, pues ni siquiera interesó el oportuno

procedimiento de modificación de medidas. 64

Se trata de prestaciones difer mensualmente. También cabría aquí la omisión de hacer entrega de un

capital, conforme al artículo 99 del Código Civil.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

58

Punitivamente, ambos tipos prevén la pena de prisión como consecuencias penales de la

conducta típica, lo que lleva entes de las pensiones, como podrían ser, por ejemplo, las

indemnizaciones, cuya satisfacción no puede realizarse a su asimilación con la denominada

prisión por deudas. Aunque la obligación de alimentos no tiene un origen contractual han sido

numerosas las objeciones legales planteadas conforme al tenor literal del precepto, en base al

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, hecho en Nueva York y ratificado por

España en 1977, en cuyo artículo 11 se establece la prohibición de prisión por deudas y que

ha servido de base para resoluciones judiciales de nuestro Tribunal Supremo (STS de 13 de

febrero de 2001).

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

59

CONCLUSIONES

PRIMERA.- La obligación de alimentos, en el ordenamiento jurídico español, cuenta

con una regulación general prevista en los artículos 142 a 153 del Código Civil, relativa a los

parientes y basada en el principio de solidaridad familiar, y otra más específica cuando los

alimentos se deben como consecuencia de una relación paterno-filial, obligación que

encuentra su fundamento en las funciones derivadas de la patria potestad. Dicha obligación

supone una relación jurídica, cuyo origen puede ser legal, contractual e incluso testamentario,

en la que una persona (deudor o alimentante) debe proporcionarle a otra (acreedor o

alimentista) una serie de recursos para su subsistencia, debido al estado de necesidad en que

ésta se encuentra.

SEGUNDA.- La obligación de alimentos en el Código Civil se caracteriza por ser una

obligación legal, en la que no cabe la autonomía de la voluntad de las partes, sino para

ejercitar el derecho de opción del que dispone el alimentante en cuanto a la modalidad de

cumplimiento de la prestación: bien pagando la pensión; o bien acogiendo y manteniendo al

alimentista en su propia casa; personalísima, reconociéndose solo para los sujetos previstos en

el artículo 143, de lo que se desprende su carácter irrenunciable e intransmisible; recíproca,

imprescriptible, gratuita y mancomunada.

TERCERA.- Para que surja la obligación de alimentos deben concurrir tres requisitos:

en primer lugar la relación de parentesco entre alimentista y alimentante, estando obligados

únicamente el cónyuge (existiendo el vínculo matrimonial, no así en caso de divorcio o

nulidad), los ascendientes de grado más próximo, los descendientes de grado más próximo, y

los hermanos (estando obligados los de doble vínculo en primer lugar respecto de los

uterinos), que solo se deben los auxilios necesarios para la vida, mientras que el contenido de

la obligación del resto de parientes es más amplio; en segundo lugar, el estado de necesidad

del alimentista, que hace referencia a la carencia actual de recursos con los que el alimentista

pueda mantenerse y a la imposibilidad de procurarse los medios de subsistencia; y finalmente,

la suficiencia de medios del alimentante, considerándose que tal disponibilidad de medios

concurre cuando pueda satisfacer la prestación alimenticia sin menoscabar su propia

manutención y la de su familia.

CUARTA.- El artículo 144 del Código Civil contiene el orden de prelación para los

supuestos en que sean varios los alimentantes de diverso grado de parentesco, orden que

también se aplicará cuando sean varios los alimentistas y el obligado carezca de recursos

suficientes para satisfacerlos a todos (a menos que concurran el cónyuge e hijo menor,

teniendo éste preferencia sobre aquél). En el supuesto de que los obligados pertenezcan al

mismo grado de parentesco, la obligación alimenticia tendrá carácter mancomunado siendo

necesario dirigir la demanda de reclamación de alimentos frente a todos (a menos que alguno

esté cumpliendo voluntariamente) y repartiéndose entre todos ellos el pago de la pensión en

cantidad proporcional a su caudal respectivo (art. 145.1 CC).

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

60

QUINTA.- Las partidas contenidas en el concepto de alimentos son las siguientes:

sustento, habitación, vestido, asistencia médica, educación e instrucción, los gastos de

embarazo y parto, así como cualquier otro concepto que se considere indispensable para el

desarrollo no solo asistencial sino también social e intelectual del pariente, ya que los

conceptos previstos en el artículo 142 del Código Civil no constituyen una lista cerrada de

partidas.

SEXTA.- La cuantía de la pensión alimenticia no constituye una cantidad prefijada,

sino que será proporcionada al caudal o medios de quien los da y a las necesidades de quien

los recibe. Para determinar la proporción entre ambos conceptos, el juez o tribunal gozan de

un amplio margen de discrecionalidad en función de las alegaciones y pruebas de las partes,

siempre con la limitación de respetar el “mínimo vital” del pariente necesitado y de tener en

cuenta el remanente del que disponga el obligado una vez satisfechas sus necesidades propias

y las de su familia. Por ello, en aras a la efectiva proporcionalidad entre ambos conceptos, se

permite la modificación de la cuantía cuando concurran hechos nuevos que supongan

alteraciones sustanciales que hagan aumentar o disminuir los recursos del alimentante y/o

alimentista; y también la actualización de la misma en función de determinadas referencias,

como el IPC.

SÉPTIMA.- El nacimiento de la obligación de alimentos difiere de su cumplimiento: el

primero ocurre desde la situación de necesidad del alimentista y coincide con el momento en

que son exigibles los alimentos, mientras que el segundo tiene lugar desde el momento de la

interposición de la demanda por la que se reclame al alimentante. Por tanto, exigibilidad y

cumplimiento no coinciden temporalmente, pues aquélla surgirá con anterioridad a éste.

OCTAVA.- Las causas que determinan la cesación de la obligación pueden clasificarse

en dos categorías: las que suponen la desaparición de los presupuestos legales y las que son

generadas por el propio alimentista. Entre las primeras se hallan el fallecimiento del

alimentista o del alimentante, la extinción del vínculo familiar, la disminución de la fortuna

del alimentante y la posibilidad de que el alimentista puede ejercer un oficio, profesión o

industria o haya adquirido un destino o mejorado su fortuna. Por su parte, entre las otras

destaca la comisión de alguna falta que motive la desheredación y la mala conducta del

alimentista o su falta de aplicación al trabajo (referida únicamente al descendiente del

alimentante).

NOVENA.- Cuando la prestación de alimentos se determina a favor de los hijos, a

diferencia del régimen general de la obligación legal de alimentos entre parientes, existe una

regulación más específica según sea la edad del descendiente o su estado civil, pues respecto

de los hijos menores, debe interpretarse la prestación como un deber inherente a la patria

potestad y que se fundamenta en el favor filii y en su naturaleza de orden público, mientras

que para los mayores o emancipados se aplica el régimen previsto para el resto de parientes.

Asimismo, cuando se trata de hijos menores, no es necesaria la concurrencia de su estado de

necesidad, no siendo así para los mayores o emancipados. Además, en caso de hijos

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

61

discapacitados, se ha establecido por la jurisprudencia su plena equiparación respecto de los

hijos menores, por lo que en tal circunstancia se aplicará a ambos el mismo régimen.

DÉCIMA.- Tratándose de hijos menores, el propio órgano judicial puede establecer de

oficio la pensión alimenticia, pero si se trata de hijos mayores se requiere la acreditación de la

convivencia de éste en el domicilio familiar, la petición expresa del progenitor que conviva

con él (ya que ostenta la legitimación activa) y la acreditación de carencia de recursos

económicos que le permitan ser independiente económicamente.

UNDÉCIMA.- El “mínimo vital” alude a una referencia que debe tener presente la

jurisprudencia cuando se disponga a determinar la pensión alimenticia y que se corresponde

con el nivel de vida o status social de la familia para determinar las necesidades concretas del

individuo. Por ello, cuando se cuestiona la suficiencia de recursos del progenitor alimentante

para satisfacer las necesidades de su hijo menor, decae el respeto al principio de

proporcionalidad contenido en el artículo 146 del Código Civil y adquiere preferencia la

subsistencia de aquél sobre éste, en aras a la especial preferencia que ostentan los alimentos

para los hijos menores.

DUODÉCIMA.- Las consecuencias del incumplimiento de la obligación de alimentos o

del impago de las prestaciones económicas que correspondan, conlleva una serie de

consecuencias que trascienden del orden civil para ser castigadas penalmente como delito,

pudiendo incluso implicar la privación de libertad así como de determinadas instituciones

como la patria potestad, la tutela, la guarda o el acogimiento durante un importante periodo de

tiempo. En este sentido, los artículos 226 y 227 del Código Penal prevén dos figuras

delictivas: el delito de abandono familiar y el delito por impago de prestaciones económicas,

respectivamente.

La obligación de alimentos entre parientes en el Código Civil.

62

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STS 1/2001, de 15 de enero de 2001 (BOE núm. 41 de 16 de febrero de 2001)

Tribunal Supremo

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STS de 28 de junio de 1988 (RJ 1988, 5380)

STS de 13 de abril de 1991 (RJ 1991, 2685)

SSTS de 5 de octubre de 1993 (RJ 1993, 7464)

STS de 12 de abril de 1994 (RJ 1994, 2789)

STS de 8 de abril de 1995 (RJ 1995, 2991)

STS de 23 de septiembre de 1996 (RJ 1996, 6731)

STS de 23 de febrero de 2000 (RJ 2000, 1169)

STS de 24 de abril de 2000 (RJ 2000, 3378)

STS de 30 de diciembre de 2000 (RJ 2000, 10385)

STS de 13 de febrero de 2001 (RJ 2001, 2497)

STS de 1 de marzo de 2001 (RJ 2001, 2562)

STS de 16 de julio de 2002 (RJ 2002, 6245).

STS de 30 de junio de 2004 (RJ 2004, 4840)

STS de 12 de septiembre de 2005 (RJ 2005, 7148)

STS de 19 de octubre de 2006 (RJ 2006, 8976)

STS de 10 de octubre de 2008 (RJ 2008, 5688)

STS de 24 de octubre de 2008 (RJ 2008, 5794)

STS de 2 de octubre de 2012 (RJ 2012, 10152)

STS de 8 de noviembre de 2012 (RJ 2012, 10136)

STS de 30 de abril de 2013 (RJ 2013, 4607)

STS de 11 de noviembre de 2013 (RJ 2013, 7262)

STS de 27 de noviembre de 2013 (RJ 2013, 7855)

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66

STS de 27 de enero de 2014 (RJ 2014, 792)

STS de 19 de febrero de 2014 (RJ 2014, 1647)

STS de 18 de marzo de 2014 (RJ 2014, 2122)

STS de 21 de mayo de 2014 (RJ 2014, 3074)

STS de 7 de julio de 2014 (RJ 2014, 3540)

STS de 12 de julio de 2014 (RJ 2014, 4583)

STS de 10 de octubre de 2014 (JUR 2014, 261096)

STS de 14 de octubre de 2014 (RJ 2014, 4754)

STS de 30 de octubre de 2014 (RJ 2014, 5268)

STS de 12 de febrero de 2015 (RJ 2015, 338)

STS de 2 de marzo de 2015 (RJ 2015, 601)

STS de 2 de junio de 2015 (RJ 2015, 3159)

STS de 17 de junio de 2015 (RJ 2015, 2532)

STS de 10 de julio de 2015 (RJ 2015, 2563)

STS de 17 de julio de 2015 (RJ 2015, 3020)

STS de 22 de julio de 2015 (RJ 2015, 3788)

STS de 2 de diciembre de 2015 (RJ 2015, 5327)

STS de 6 de octubre de 2016 (RJ 2016, 4737)

STS de 25 octubre de 2016 (JUR 2016, 234935)

STS de 30 de septiembre de 2016 (JUR 2016, 210389)

Audiencias provinciales

AAP de Castellón (Sección 2ª) de 5 de noviembre de 2010 (JUR 2011, 42289)

AAP de Madrid (Sección 22) de 28 de octubre de 2011 (JUR 2011, 432510)

AAP de Barcelona (Sección 18ª) de 10 de julio de 2012 (JUR 2012, 294233)

SAP de Palencia de 24 de marzo de 1988 (AC 1998, 546)

SAP Madrid (Sección 25ª) 19 de abril 2001(JUR 2001, 188550)

SAP de Navarra (Sección 2ª) de 4 de febrero de 2004 (JUR 2004, 111619)

SAP Madrid (Sección 25ª) de 29 de abril 2004 (JUR 2004, 247117)

SAP de Vizcaya de 16 de junio de 2004 (JUR 2004, 295911)

SAP de Barcelona de 9 de marzo 2005 (JUR 2005, 119817)

SAP de Almería (Sección 2ª) de 10 de marzo de 2006 (JUR 2007, 168982)

SAP de Madrid (Sección 25ª) de 3 de abril de 2006 (JUR 2006, 159819)

SAP de Zamora de 17 de octubre de 2006 (JUR 2006, 285898)

SAP de A Coruña (Sección 6ª) de 26 de marzo de 2007 (JUR 2007, 253276)

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67

SAP de Murcia (Sección 5ª) de 6 de septiembre de 2008 (JUR 2008, 267983)

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SAP de Salamanca (Sección 1ª) de 3 de noviembre de 2009 (JUR 2009,475476)

SAP de Albacete (Sección 2ª) de 15 de julio de 2010 (ARP 2010, 927)

SAP de Cádiz (Sección 5ª) de 15 de octubre de 2010 (JUR 2010, 10319)

SAP de Valencia (Sección 10ª) de 14 de marzo de 2011 (JUR 2011, 202203)

SAP Sta. Cruz de Tenerife de 27 de mayo de 2011 (JUR 2011, 280182)

SAP de Lleida (Sección 2ª) de 30 de noviembre de 2011 (JUR 2012, 26708)

SAP de Vizcaya (Sección 4ª) de 15 de diciembre de 2011 (JUR 2012, 175038)

SAP de Guadalajara de 10 de abril de 2012 (JUR 2012, 155324)

SAP de Alicante (Sección 2ª) de 15 de abril de 2013 (JUR 2013\257611)

SAP de Valencia (Sección 10ª) de 11 de septiembre de 2013 (JUR 2013, 325523)

SAP de Santa Cruz de Tenerife de 2 de septiembre de 2013 (AC 2013, 1775)

SAP de Alicante (Sección 2ª) de 28 de febrero de 2014 (JUR 2014, 156661)

SAP de Madrid (Sección 23ª) de 18 de junio de 2014 (JUR 2014, 245068)

SAP de Pontevedra (Sección 1ª) de 11 de septiembre de 2014 (JUR 2014, 256399)

SAP de Santa Cruz de Tenerife, de 13 de mayo de 2015 (JUR 2015, 215113)

SAP de Asturias, de 22 de junio de 2015 (JUR 2015, 250781)