TRABAJO PRÁCTICO FINAL -...

Comunicación Oral y Escrita

Andrea De Felice

El Ring de la vida

TRABAJO PRÁCTICO FINAL

Mansilla, Andrés

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Andrea De Felice

CUERPO A

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Síntesis

La historia de Ramón Mansilla comienza en Arrecifes, un pequeño pueblo ubicado al norte de la

provincia de Buenos Aires, a 50 km de la ciudad de Pergamino. Allí conoció a Teresa Buoscio,

quién provenía de una humilde familia de granjeros, estaba casada y tenía un pequeño hijo. Ella

decidió ir en contra de todas las costumbres de la época y abandonó a su esposo para iniciar

una nueva vida junto con Ramón. Él era entrenador y boxeador en uno de los clubes más

importantes del pueblo, se conocieron bailando tango y fue amor a primera vista. Escapando

del “qué dirán” del pueblo, decidieron mudarse a la Ciudad de Buenos Aires, donde finalmente,

luego de superar varios obstáculos para establecerse, lograron iniciar su propia familia. Sin

embargo, el destino los llevó a continuar superando adversidades, el derrocamiento de Perón y

la activa militancia que había ejercido Ramón en esos últimos años lo convirtieron en un

perseguido político, por lo que tuvo que abandonar su hogar para seguridad de su esposa y sus

dos hijos.

Aportes Significativos

Decidí elegir la historia de mi abuelo Ramón, ya que nunca tuve la oportunidad de conocerlo,

falleció antes que yo naciera. En mi familia realmente no se habla mucho sobre él y me pareció

que esta sería una gran oportunidad para poder conectar y conocerlo a través de distintos

relatos y anécdotas.

El resultado fue una grata sorpresa, encontré a una gran persona, que siempre buscó darle lo

mejor a su familia pero que además hizo mucho por la comunidad. Un hombre con una moral

de hierro, que luchó por sus ideales hasta el final y que intentó transmitir esos valores que

tanto lo caracterizaban a mi padre, quien a su vez me los ha inculcado a mí.

Finalmente, también me resultó interesante el investigar brevemente sobre el fenómeno del

peronismo, que se dio en el país entre los años ‘40 y ‘50, para poder detallar y dejar en claro

parte del contexto de la historia en donde sucedieron eventos importantes.

1

Declaración jurada de autoría

A: Facultad de Diseño y Comunicación. Universidad de Palermo.

Por la presente dejo constancia de ser el autor del Trabajo Práctico Final titulado

que presento para la asignatura

dictada por el profesor

Dejo constancia que el uso de marcos, inclusión de opiniones, citas e imágenes es

de mi absoluta responsabilidad, quedando la UP exenta de toda obligación al respecto.

Autorizo, en forma gratuita, a la UP a utilizar este material para concursos,

publicaciones y aplicaciones didácticas dado que constituyen ejercicios académicos de uso

interno sin fines comerciales.

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Fecha Firma y aclaración


Andrea De Felice

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Mansilla, Andrés

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Índice

Introducción .................................................................................................................................... 2

Capítulo I: Un joven de pueblo ....................................................................................................... 3

Capítulo II: Amor a primera vista .................................................................................................... 5

Capítulo III: El patio de los mil recuerdos ....................................................................................... 7

Capítulo IV: Contexto histórico ....................................................................................................... 9

Capítulo V: Soldado peronista ...................................................................................................... 11

Capítulo VI: Le contaron hasta diez .............................................................................................. 14

Conclusiones Personales ............................................................................................................... 17

Bibliografía .................................................................................................................................... 18

2

Introducción

Luego del derrocamiento de Perón, Ramón Mansilla se convirtió en un perseguido político que

debió ir viviendo de casa en casa, escapando de sus perseguidores. En ocasiones, durante

aquellas noches lejos de su familia, reflexionaba sobre su vida y cómo había llegado a esa

situación.

Lejos había quedado el recuerdo de ese joven boxeador entusiasta de Arrecifes, que años atrás

conoció y conquistó al amor de su vida, junto con quién tomaron una de las decisiones más

importantes de sus vidas, dejar su pueblo para irse a vivir a la Ciudad de Buenos Aires.

Bien fresco en su mente estaba lo más reciente, los ideales peronistas, el compromiso con la

defensa y su difusión, el apoyo incondicional al proyecto que habían encabezado el

expresidente y su difunta esposa, así como también el amor y preocupación por su familia.

Este relato cuenta la historia de Ramón, su niñez y adolescencia, sus victorias y sus derrotas, su

adultez con la formación de su familia, su lucha y cómo la política pasó a ser un eje

fundamental de su vida.

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El ring de la vida

Capítulo I: Un joven de pueblo

Ramón Mansilla nació el 6 de abril de 1911 en Arrecifes, un pequeño pueblo ubicado al norte

de la provincia de Buenos Aires, a 50 km de la ciudad de Pergamino. Hijo de Pedro Mansilla y

Regina Juárez, tuvo una infancia feliz y tranquila aunque el colegio y los estudios no eran de su

agrado. A base de esfuerzo y dedicación, logró terminar la escuela primaria, sin embargo, hasta

allí llegó con sus estudios, algo que para esa época era bastante normal.

Los deportes sí eran una actividad en donde se destacaba, desde pequeño y gracias a su padre

pasaba muchas horas en el Club Brown de Arrecifes, al principio con el fútbol, pero, con el paso

de los años, el boxeo se convirtió en su gran pasión.

Con dieciocho años, pasaba sus días dando clases a principiantes y entrenando, todo, por

supuesto, en el club de sus amores. Luego de esa larga preparación, decidió dar un paso más, y

así fue como llegaron sus primeras peleas oficiales, primero midiéndose contra los mejores del

pueblo y, tiempo después, incluso contra los mejores de los pueblos cercanos.

Boxear era más que un deporte, un ejercicio o una actividad recreativa, era su forma de vida.

Una filosofía que forjó su carácter y le enseñó buenos valores, así como también una alta ética

moral. Aunque Ramón, en ese momento, no sabía la importancia que estas lecciones tendrían

en su vida.

Pero eso no sería todo en su carrera, algunos años después, un comerciante amigo del pueblo

que viajaba de manera regular a la Ciudad de Buenos Aires, le sirvió de nexo para contactar con

peleadores porteños. Esto desencadenó otro importante salto hacia adelante, en primer lugar,

la oportunidad de conocer el gran centro urbano del país y, además, la posibilidad de

enfrentarse a nuevos y mejores oponentes.

El pueblo fue también un gran beneficiado por este acuerdo, adquirió notoriedad, “La gente se

agolpaba en el club ante cada evento”, mencionaba Ramón, cuando de grande les compartía

4

esta historia a sus hijos. “Todos querían ver los desafíos entre los locales y los boxeadores de la

Capital”.

A medida que pasaban las peleas, el nivel de los contrincantes iba aumentando cada vez más y

más, hasta que una noche, luego de una categórica derrota, Mansilla reconoció sus límites y

decidió colgar los guantes. Sin embargo, esto no significó su alejamiento del boxeo, durante los

años siguientes, el oriundo de Arrecifes, se encargó de abrirles paso y brindarles posibilidades a

los nuevos jóvenes talentos del pueblo, trabajando como su representante y continuando a la

cabeza de la organización de los ciclos de peleas entre el interior y la gran ciudad.

Ramón, el segundo de izquierda a derecha, con su grupo de boxeo. Archivo familiar

Vestimenta elegante característica de

Mansilla. Archivo familiar.

5

Capítulo II: Amor a primera vista

El amor durante esa época le era un tanto esquivo, había tenido algunas mujeres en su vida,

pero con ninguna sintió que una relación formal valía la pena.

Pero el destino cambió, una noche de baile de tango en el club Brown, cuando conoció a Teresa

Buoscio, una joven que provenía de una humilde familia de granjeros, dueños de la chacra “La

Merced”. “Cuando conocí al abuelo, nos la pasamos bailando y conversando toda la noche,

hasta la madrugada -recordaba ella sobre ese momento-. No me quería ir, pero tenía que

volver a mi casa”. Fue tal la impresión de esas horas, esa química que sintieron, ese amor a

primera vista, que él sabía que esa iba a ser la mujer con quien iba a pasar el resto de su vida.

No era una tarea fácil ya que Teresa, por presión de sus padres, llevaba varios años de casada

con Rafael Tenaglia, con quién la relación no era la mejor debido a que no tenía sentimientos

por él, se sentía forzada. El único motivo por el cual no se separaba era su pequeño hijo, Oscar.

Ramón al poco tiempo se puso al tanto de toda la situación y decidió no rendirse ante la

adversidad, como buen peleador, luchó por el amor de la joven madre y logró otro triunfo.

Las separaciones en esos tiempos no eran algo habitual y la nueva relación entre los dos

enamorados empezaba a ser mal vista por los habitantes del pueblo. Finalmente, escapando

del qué dirán y, previa otorgación de la custodia de su hijo a su exmarido, decidieron

abandonar sus raíces para probar suerte en la ciudad.

Establecerse fue una labor complicada, al principio el dinero no alcanzaba para mucho por lo

que debieron mudarse a una precaria casa sobre la calle Echeandía, en el barrio porteño de

Villa Lugano. Él debió aprender el oficio de electricista, mientras que ella también aportaba

trabajando como mucama y costurera. Con el transcurso del tiempo se fueron asentando, el

exboxeador gracias a un amigo de sus tiempos de peleador logró entrar como delegado al

Ministerio de Educación, su mujer también tenía un trabajo estable como operaria de

máquinas, ovillando carreteles industriales de hilo en la fábrica textil I.N.T.A.

Fue en este marco de prosperidad que se dio el nacimiento de su primera hija, Teresa Mansilla,

el 25 de febrero de 1947, acompañado algunos meses después por el casamiento de la pareja,

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el 28 de julio de 1948 y una mudanza a un nuevo hogar, una casa que se destacaba por su gran

patio y en donde ambos vivieron hasta su fallecimiento.

Chacra “La Merced”, perteneciente a la familia Buoscio. Archivo Familiar.

Ramón y Teresa Buoscio, ya instalados en CABA.

Archivo familiar.

La pareja junto a su primera hija, Teresa.

Archivo familiar.

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Capítulo III: El patio de los mil recuerdos

Al caminar actualmente por la calle Larraya, en el barrio porteño de Villa Lugano, se la puede

observar como una zona residencial de casas bajas, con una pequeña plaza en la que, a pesar

de la inseguridad, todavía se puede oír las risas de los niños jugando y ver a sus padres

observándolos, muy atentamente. Se percibe en el aire esa sensación de estar en un barrio

clásico, donde doña Rosa sale a hacer las compras al almacén del barrio con su carrito,

saludando a su paso a todos los vecinos y deteniéndose a charlar en la peluquería.

Algunas casas son muy bonitas y arregladas, visiblemente restauradas hace no mucho tiempo, y

que contrastan con otras que presentan sus fachadas con pintura desgastada y opaca, junto

con sus puertas y portones de chapa oxidada.

Ramón Mansilla vivió en este barrio desde hace aproximadamente 60 años, en ese entonces, el

paisaje era muy distinto. Las calles de tierra y las zanjas eran moneda corriente, al igual que el

tener los zapatos marcados por el barro, aunque, como buen hombre elegante y de buen vestir

de la época, se encargaba de limpiarlos y lustrarlos diariamente.

Su casa en esta calle era una de las más humildes, el frente se erguía con un color verde muy

vivo, era un alambrado totalmente cubierto por enredaderas y presentaba una característica

que hoy sería impensada: no poseía puerta.

Una vez dentro, se encontraba un gran patio delantero, poblado de todo tipo de plantas y

macetas, ya que la jardinería era una de las pasiones de Teresa, su esposa. A la derecha se

podía observar un tablón largo de madera, sostenido por unos caballetes, lo que servía como

mesa para las juntadas que Ramón organizaba con sus compañeros peronistas. Sobre ella, aún

se evidenciaban los restos de botellas y colillas de cigarrillos de la noche anterior, así como a la

mejor amiga de Ramón apoyada en una de las esquinas, su querida vitrola, las paredes de los

vecinos aún retumbaban por los ecos del compás de la marcha peronista.

A la izquierda, sobre un techo de chapa gris bastante improvisado, se levantaba un mástil de

acero del cual colgaba un saco de boxeo de tela color verde oscuro. Los varios parches que se

notaban en su superficie, así como lo gastado de la misma, evidenciaban la antigüedad y el

largo uso que se le había dado. Al tacto se lo apreciaba irregular y áspero, al golpearlo se lo

sentía duro y se evidenciaba el relleno de arena bien comprimida, imposible no dañarse las

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manos sin alguna protección. Ramón pasaba en este sector al menos una hora cada día, era

parte de su rutina cotidiana, tanto para ejercicio como para liberación de estrés. Sobre el piso

abundaban los granos de arena, que se desprendían del saco debido a los fuertes golpes que le

acertaba, también se marcaban las huellas de las pisadas todo a su alrededor.

Un camino de cerámica con formas triangulares se distinguía del resto del piso del patio que era

de cemento puro, el cual guiaba hacia la entrada de la parte cubierta de la casa, una puerta de

chapa verde con un gran vitral.

Teresa Buoscio junto a sus dos hijos en el

frente de su casa. Archivo familiar.

Ramón Mansilla junto un amigo en el patio de su casa.

Archivo familiar.

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Capítulo IV: Contexto histórico

Durante la década del ‘40 y de la mano del general Juan Domingo Perón y de su esposa Eva

Duarte de Perón, nació en la Argentina un movimiento político denominado peronismo. Sus

ideales hacían hincapié fundamentalmente en la importancia de la justicia social, de allí que se

lo conoció también como justicialismo.

El 4 de junio de 1946, el militar asumió su cargo como presidente luego de haber ganado las

elecciones nacionales. Sus objetivos o ejes centrales se dividieron en tres aspectos: oposición a

las políticas imperialistas o hegemónicas, reivindicación de los derechos y la dignidad de los

trabajadores y la defensa de los intereses nacionales.

El Estado benefactor fue el pilar de su mandato, ya que, a diferencia de gobiernos o

movimientos políticos anteriores, se propuso que la intervención estatal de la economía trabaje

en beneficio de lo social, creando las bases para un fuerte mercado interno. Para ello, se

generaron puestos de trabajo que lograron elevar el consumo, y se los acompañó de una gran

cantidad de leyes laborales que terminaron otorgando nuevos derechos a la clase trabajadora.

La “Fundación Eva Perón” fue una institución creada por Eva Duarte, con el objetivo de

proporcionar asistencia social, que funcionó desde 1948 hasta 1955. Entre sus tantas tareas,

distribuyó libros, alimentos, ropa, máquinas de coser y juguetes para familias carenciadas del

país. Se encargó de construir hospitales, escuelas, campos deportivos, hogares de ancianos y

hogares para madres solteras. Sin embargo, la ayuda no era recibida por quienes no compartían

los ideales peronistas.

El 26 de julio de 1952, la primera dama falleció producto de un cáncer fulminante. A pesar de la

tristeza nacional, pues ella se había ganado el apodo de jefa espiritual de la nación, el general

continuó su presidencia hasta el año 1955, cuando es derrocado por la Revolución Libertadora,

un golpe de estado orquestado por el general Eduardo Lonardi y Pedro Eugenio Aramburu.

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Eva Duarte de Perón y Juan Domingo Perón saludan a la multitud desde el balcón de la Casa Rosada.

Foto: Diario La Nación, 17 de octubre de 1950.

El general Perón durante un discurso, con su característico gesto.

Foto: Diario La Nación, 12 de junio de 1974.

11

Capítulo V: Soldado peronista

En este contexto, Ramón comenzó su militancia peronista. Al haber trabajado como delegado

en el Ministerio de Educación y en contacto con la Fundación Eva Perón, adoptó sus ideales

como propios y se comprometió con su defensa y promoción, apoyando el proyecto

encabezado por el presidente y su esposa.

Mansilla ayudó enormemente a los vecinos de Villa Lugano, haciendo beneficencia en línea con

las acciones de esa institución, escuchaba los planteos de todos los vecinos para luego

repartirles lo que estuvieran necesitando. Siempre fiel a esa moral y valores que le fueron

inculcados en su infancia, “él nunca trajo algo a casa, ni un alfiler”, recordaba su mujer, Teresa.

Y agregaba: “Si salís a preguntarle a los vecinos por Mansilla, te lo ponen en un altar, cualquiera

de los vecinos a los que le preguntes, cualquiera”, remarcaba nuevamente.

Es que el exboxeador siempre pensó primero en las familias con mayores necesidades que la

suya. Incluso, hoy, Ramón es recordado en el barrio por su simpatía, calidez y bondad con las

personas, aunque también por su fuerte carácter y convicciones.

Sólo le ponía un alto a su trabajo solidario para pasar tiempo con su hijo varón, quien nació el 9

de julio de 1950, en el Hospital Piñero. Teresa quería llamarlo Enrique o Edgardo, pero tal era la

pasión peronista de su marido que, desoyendo su deseo, inscribió al niño con el nombre de

Juan Domingo.

“Otra anécdota, que demuestra el fanatismo de papá, indica su hija Teresa, es que al fondo de

nuestra casa vivía un radical (su opuesto político), por lo que ocasionalmente él ponía la marcha

peronista en su vitrola a todo volumen y la cantaba a viva voz sólo para molestar al vecino. Yo

era muy chica pero ese recuerdo se me quedó muy grabado”.

La muerte de Eva Perón, en el año 1952, fue un momento de tristeza para el matrimonio.

Debido a su cercana relación con la fundación que ella lideraba, Ramón tuvo el honor de ser

una de las personas que ayudó al traslado del ataúd de “Evita” a la CGT para ser velada.

12

Cuando corría el año 1955, con la llegada al poder de la Revolución Libertadora, se presentó la

etapa más dura para el, ahora, padre de dos hijos. Fiel a su convicción había decidido no

quedarse de brazos cruzados, por lo que participó de la levantada en Plaza de Mayo, en defensa

del general Perón.

Pero, con la derrota consumada, se convirtió en un perseguido político, ya que todos los

peronistas fueron buscados para ser encarcelados o secuestrados. Al inicio su casa se convirtió

en una especie de bunker donde se refugiaban varias personas, pero un par de semanas

después fue alertado por un vecino que la policía estaba próxima a caer en su hogar, por lo que

finalmente debió abandonarlo, dejando sola a su familia.

Algunas noches, entrada la madrugada, se escabullía a saludar y pasar algunas horas junto con

sus seres queridos, para luego partir nuevamente y refugiarse en la morada de otro

compañero.

Carnet de Afiliación a la CGT del Ministerio de Educación.

Archivo Familiar.

Carnet de Afiliación del Partido Peronista. Archivo Familiar.

13

Ramón Mansilla en el velatorio de Eva Perón, el tercero del centro a la derecha.

Archivo familiar.

14

Capítulo VI: Le contaron hasta diez

Superados esos momentos de amargura lejos de su gente, llegaron varios años de tranquilidad

y felicidad para el exboxeador, en los que pudo explotar su faceta más divertida. Además, tuvo

la oportunidad de ver crecer y acompañar a sus hijos, hasta incluso estar presente en sus

respectivas bodas. “Le encantaban las actividades sociales, fiestas de disfraces, asados, etc.,

comenta su hijo Juan. “Siempre estaba rodeado de amigos y familia, donde íbamos él llevaba la

vitrola, se armaban bailes y todo”, agrega.

El 3 de marzo de 1976, en el hospital Santa Isabel, Ramón tuvo la oportunidad de conocer a

Vanesa, su primera nieta recién nacida. Hacía unos cuatro años que no se sentía él mismo,

había tenido un accidente en el cual resbaló de un camión mientras arreglaba unas luces y se

golpeó fuertemente la cabeza, cuello y nuca. Tal episodio lo tenía en mal estado, tanto físico

como mental, con recurrentes problemas de salud y de memoria que, finalmente,

desencadenarían en que se lo apuntara para una cirugía que se llevaría a cabo en unos días. Un

obstáculo más a superar con su fuerza y voluntad inquebrantable, al menos eso creían él y su

familia, sin embargo, esa vez sería la primera y última que vería a su nieta.

La operación fue realizada en el Hospital Instituto de Haedo y filmada por miembros de la

institución, ya que se la consideraba muy atípica y avanzada para su época. Durante el

procedimiento, un problema de exceso con la cantidad de anestesia utilizada terminó

desencadenando su muerte.

Ramón Mansilla falleció el 9 de marzo de 1976, sus restos descansan en el Cementerio de Flores

de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, su recuerdo aún vive, y lo continuará

haciendo, en las memorias e historias de su familia, y por qué no también, en este breve relato,

destacándolo como era, un luchador de la vida con una moral inquebrantable.

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Familia completa reunida: Teresa Mansilla, Ramón Mansilla, Juan Mansilla, Oscar Tenaglia y Teresa Buoscio.

Archivo familiar.

Ramón en el centro de la diversión, durante un asado en su casa. Archivo familiar.

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Juan Mansilla junto a sus padres, previo al nacimiento de su hija.

Archivo familiar.

Una de las tantas reuniones de la familia Mansilla, en la casa de Larraya.

Archivo familiar.

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Conclusiones Personales

La redacción de esta historia me permitió revivir los recuerdos de mi familia sobre el abuelo

Ramón, para así conocer su trayectoria. La investigación y las entrevistas nos brindaron

momentos de emoción, diversión e incluso algunos de melancolía y tristeza. Particularmente

para mí, también, significó el desafío de plantarme en el rol de entrevistador, teniendo que

indagar sobre temas que siendo del pasado desconocía que efectos podían llegar a tener.

Mi abuelo fue una persona que no llegué a conocer y que siempre había sido una incógnita.

Este trabajo me permitió conectarme con sus recuerdos, historias y anécdotas, que distintas

fuentes se encargaron de transmitirme, logrando que pueda captar perfectamente su esencia y

personalidad.

Me resultó sumamente interesante poder contar a través de este relato su vida, además, me

sirvió para lograr un autodescubrimiento, no sólo de mis raíces sino también de mí como

escritor, mi forma de escritura, mis fortalezas y debilidades. Sin embargo, por sobre todas las

cosas, me sirvió para poder honrar su memoria.

18

Bibliografía

[Detalles de la historia del peronismo]. (s.f). http://historiadelperonismo.com/home/

Instituto Nacional Juan Domingo Perón. (s.f). [Biografía de Perón] http://www.jdperon.gov.ar/1945/10/biografia-de-peron/


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Fotografías extra:

La pareja de Ramón Mansilla y Teresa Buoscio, recientemente casados, disfrutando de unas vacaciones en Mar del Plata junto a

su hija. Archivo familiar.

Ramón Mansilla junto a su hijo Juan divirtiéndose durante Navidad, en 1961. Archivo familiar.

Retrato de Mansilla entrado en la adultez.

Archivo familiar.

Ramón Mansilla durante el velatorio de “Evita”, en el centro de la escena, con abrigo claro.

Archivo familiar.

Contenido del carnet del partido peronista, parte 1.

Archivo familiar.


Archivo familiar.


Archivo familiar.

Teresa Mansilla, hija mayor del matrimonio.

Archivo familiar.

Juan Domingo Mansilla, hijo menor de la pareja.

Archivo familiar.

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