TRABAJO SUICIDIO

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Asignatura : Bases psicopedagógicas de la Educación Especial II Profesora : Adela Rodríguez Grupo : Audición y Lenguaje Curso : 2009/10 Integrantes de grupo : Desirée Moreno Nieto 1

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Trabajo de bases II

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Asignatura: Bases psicopedagógicas de la Educación Especial II

Profesora: Adela Rodríguez

Grupo: Audición y Lenguaje

Curso: 2009/10

Integrantes de grupo: Desirée Moreno Nieto

Ruth Manso de Inés

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ÍNDICE

MAPA CONCEPTUAL…………………………………………………………………3

INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………4

JUSTIFICACIÓN DE LA ELECCIÓN DEL TEMA…………………………………4-5

OBJETIVOS…………………………………………………………………………..5-6

CONCEPTO DE SUICIDIO Y MUERTE EN EL NIÑO…………………………….6

TIPOS DE SUICIDIO SEGÚN DURCKHEIM…………………………………….6-7

CLASIFICACIÓN DE LA CONDUCTA SUICIDA………………………………7-8

FACTORES DE RIESGO EN LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA…………….…..8-12

FACTORES DE PREVENCIÓN………………………………………………….12-15

EL SUICIDIO EN LA ESCUELA: ENFOQUES DE INTERVENCIÓN……….15-16

MITOS……………………………………………………………………………...16-18

CASOS REALES……………………………………………………………………...18

CONCLUSIÓN Y OPINIÓN CRÍTICA………………………………………….18-19

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………...…19

ENLACES WEB…………………………………………………………………...19-20

ANEXO I ……………………………………………………………………….….20-21

ANEXO II………………………………………………………………………….21-22

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MAPA CONCEPTUAL

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SUICIDIOSUICIDIO

CONCEPTO DE MUERTE Y SUICIDO

CASOS REALES

FACTORES DE RIESGO

TIPOS DE SUICIDIO

CLASIFICACIÓN DE LA CODUCTA

SUICIDA

MITOS

FACTORES DE PREVENCIÓN

ENFOQUES DE INTERVENCIÓN

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INTRODUCCIÓN

Aprender a cuidar la vida que tenemos es una cualidad que debe ser desarrollada desde la más temprana infancia pues si no se tiene vida no se puede llevar a cabo proyecto alguno. Aprender a amarse racionalmente incrementará la capacidad de poder amar a otros, aprender a respetarse hará que seamos respetados. Afrontar la vida con soluciones no suicidas mejorará nuestra calidad de vida. Sin embargo, el suicidio existe desde que existe el hombre, teniendo en cada época y en cada sociedad significados bien distintos. En suma y concluyendo sobre lo que podemos determinar qué es suicidio, podríamos decir que el suicidio es un síntoma más, el último síntoma de una existencia infeliz.

Concretamente en España el suicidio no es un fenómeno frecuente, sin embargo constituye actualmente un problema importante de salud pública que demanda una mayor atención, sobre todo en el campo de la prevención. El suicidio ha llegado a convertirse en la segunda causa de muerte en el grupo que abarca entre los 15 y los 24 años, siendo las chicas más precoces en sus intentos de suicidio, iniciando estos intentos entre los 8 y los 14 años, aunque se consuman en muy pocos casos, mientras que por el contrario los chicos los inician más tarde, hacia los 15 años, consumándose la mayoría de ellos.

Desde 1980 se ha objetivado que el suicidio es un fenómeno infrecuente en los niños menores de 12 años pero no son tan inusuales las amenazas de muerte, ideas o tentativas de suicidio, aunque todos estos aspectos se agravan a partir de la pubertad.

JUSTIFICACIÓN DE LA ELECCIÓN DEL TEMA

El suicidio es, y ha sido a lo lago de los tiempos, un tema bastante tabú en nuestra sociedad. A diferencia de otras culturas en las que el suicidio está visto como algo normal o que ocurre más habitualmente, en la nuestra ha sido un tema a ocultar, bien porque se vea como algo indigno el que en una familia uno de sus miembros decida quitarse la vida, o bien que se les pueda etiquetar de enfermos mentales, o bien por el simple hecho de como nunca ha sido un tema tratado de manera natural, se vea como que es algo de lo que ni siquiera haya que hablar.

A nuestro parecer, se trata de todo lo contrario, pues muchas veces la falta de información, el desconocimiento, la ignorancia sobre ciertos temas, el dar demasiada

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importancia a cosas que son naturales y que forman parte de la vida, hace que en determinadas ocasiones podamos cometer ciertas estupideces simplemente por no haber tenido a tiempo la información que deberíamos. En este caso en concreto, que es el del suicidio en el colegio, nos afecta a nosotros directamente como futuros profesionales y responsables de la educación de aquellos que estén en nuestras aulas. Es de suma importancia que durante nuestra formación como futuros maestros, se nos de toda la información necesaria para que el día de mañana sepamos ejercer como creemos que es debido ejercer, no simplemente enseñando o entreteniendo a niños y niñas en horario escolar, sino educando, formando futuras personas, y cuanto mayor sea nuestro conocimiento, cuanto más abiertas estén nuestras mentes, más podremos hacer llegar a los demás para que tengan las herramientas suficientes para convertirse en buenas personas, completas, autosuficientes, capaces de dirigir sus vidas y ser lo más felices posibles.

Si por el momento histórico que nos haya podido tocar vivir, o por un ambiente familiar concreto que también nos haya podido tocar vivir a nosotros mismos no nos han enseñado ni educado en la naturalidad de las cosas, en el conocimiento de que todo es normal y que incluso padecer en algún momento de nuestras vidas algún tipo de enfermad o trastorno mental puede ocurrir, o que incluso el sentimiento de suicidio puede aparecer por nuestras mentes por cualquier desafortunado acontecimiento que pueda ocurrir en nuestras vidas en un momento concreto, nosotros tampoco estaremos capacitados para hacer llegar a nuestros futuros alumnos que sentimientos de desesperanza son normales en algún momento de nuestras vidas, que sentimientos de fracaso, de tristeza u otros parecidos, también son normales y que no por ello tenemos que acabar con nuestras vidas. También se trata de hacer llegar a los futuros maestros, la información y conocimientos suficientes para que sepamos identificar en nuestras aulas todos aquellos casos de posibles ambientes familiares desestructurados o situaciones personales desfavorecidas, y por así actuar a tiempo y ofrecer la ayuda necesaria para evitar posibles casos de suicidio.

OBJETIVOS

Hacer llegar a los estudiantes de magisterio que el suicidio es algo que, desgraciadamente, ocurre entre nosotros.

Hacerles ver que ya que ocurre, hay que tratarlo con naturalidad, saber hablar sobre ello y tener las herramientas suficientes para saber desenvolverse de una manera positiva y constructiva ante un posible caso de suicidio.

Hacer llegar a los futuros profesionales la información suficiente para saber identificar posibles casos que puedan acabar en suicidio.

Mostrarles que es más sano, constructivo y positivo tratar las cosas con naturalidad, no poner etiquetas ni tratar como temas tabú las enfermedades y/o

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patologías mentales. Hacerles llegar la información y conocimientos suficientes para construir en

positivo con sus alumnos y alumnas y evitar así, incluso, que pueda aparecer en ellos la idea del suicidio.

Intentar hacerles ver lo importante que es ser maestro, lo que realmente esto significa, pues la vida de futuras personas a va a depender en gran medida de nosotros y de cómo lo hagamos con ellos, les va a influir positiva o negativamente.

CONCEPTO DE SUICIDIO Y MUERTE EN EL NIÑO

Según la R.A.E. la palabra suicidio tiene un origen latino. Está formada por sui, de sí mismo, y caedêre, matar. Tiene dos acepciones: la primera es acción y efecto de suicidarse y la segunda, acción o conducta que perjudica o puede perjudicar muy gravemente a quién la realiza.

El concepto de suicidio en el adulto se podría decir que está mejor conceptualizado que en el niño, es decir, el adulto llama suicidio a aquella acción por la cual una persona acaba con su vida. Pero el concepto de suicidio en el niño no es el mismo, tanto en cuanto, tampoco el concepto de muerte en el niño es el mismo que en el adulto. Para el niño el concepto suicidio puede ser considerado una situación reversible.

Según Piaget, el niño no adquiere el concepto de muerte como algo irreversible hasta los 12 años.

Tenemos que tener en cuenta varios factores al hablar del concepto de muerte para el niño. En primer lugar es un concepto que se va adquiriendo progresivamente y los factores que son cruciales para el desarrollo del mismo son el propio desarrollo cognitivo del niño, la familia y la cultura en la que esté inmerso.

El niño potencialmente suicida tendría ideas patológicas sobre la muerte. Son niños que a nivel cognitivo están más desestructurados y piensan en la muerte más que otros niños de su misma edad.

TIPOS DE SUICIDIO SEGÚN DURKHEIM

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Desde un punto de vista social Durkheim hace una clasificación de los distintos tipos de suicidio. Esta clasificación está realizada desde su etiología, es decir, desde su origen.

Tipos de suicidio:

Suicidio Egoísta: el individuo solamente se centra en sus intereses personales. No le importa, en absoluto, el grupo de referencia. No le interesa lo que los otros opinen.

Suicidio Altruista: en contraposición al anterior, en el cual, una excesiva individualización conducía al suicidio, en este tipo sucede todo lo contrario, una individualización insuficiente produce los mismos efectos. El individuo altruista soporta una gran presión social y esta misma presión es la que le lleva al suicidio. La muerte en sí no es tan importante como preservar el honor.

Suicidio Anómico: la confusión de los valores sociales, lleva a una crisis individual acerca del sentido de la existencia. La actividad de estas personas está desorganizada y esta es la razón de su sufrimiento.Haciendo una comparación entre este tipo de suicidio y el egoísta, se podría decir que existe una similitud pero realmente ocupan parcelas sociales muy diferentes. Este se ocuparía del mundo empresarial y económico, mientras que el segundo, se ocuparía más de lo intelectual.

Existen otros tipos de clasificaciones según otros autores:

Clasificación según el origen: Psicótico: la persona se halla desconectada de la realidad y de lo que

pasa en su entorno. Neurótico: se caracteriza por manifestaciones teatrales impregnadas de

intenciones suicidas. Psicodisplásico: el psicópata dirige la agresividad hacia sí mismo. Filosófico: se produce en personas que sienten un gran vacío en su

existencia. Clasificación según la forma:

Impulsivo: lo lleva a cabo sin avisos previos de su intención. Obsesivo: se produce por una idea de autodestrucción que resulta

imposible rechazar. Reflexivo: realiza un análisis de la idea de suicidio y se da con más

frecuencia en personas deprimidas.

CLASIFICACIÓN DE LA CONDUCTA SUICIDA

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El análisis completo de la conducta suicida pasa por una serie de fases que son: la ideación suicida, las amenazas, los intentos y el suicidio consumado.

La ideación suicida, a su vez, se podría dividir en una serie de fases: El deseo de morir: el sujeto manifiesta una inconformidad con su modo

de vivir y lo expresa con frases como esta: “La vida no merece la pena vivirla”, “ Lo que quisiera es morirme”, etc.

La representación suicida: el individuo se imagina su propio suicidio e incluso lo visualiza en imágenes mentales. A veces, lo manifiesta también verbalmente con frases como: “Me he imaginado que me ahorcaba”.

La idea de autodestrucción sin planteamiento de la acción: el individuo manifiesta: “Me voy a matar” y al preguntarle cómo, él responde: “No sé cómo pero lo voy a hacer”.

La ideación suicida con un plan indeterminado e inespecífico aún: “ Me voy a matar con pastillas, ahorcándome, etc.”.

La idea suicida con planificación: “ He pensado que me voy a ahorcar mientras mi familia duerme”. Se conoce también como plan suicida y es muy grave.

Las amenazas suicidas son expresiones verbales o escritas que deben tenerse muy en cuenta, pues un error muy frecuente es pensar que el que lo dice no lo hace. Esto es un mito como otros tantos que existen a la hora de tratar el suicidio.

El intento suicida o parasuicidio son todas aquellas tentativas de suicidio que por unas causa u otras no han causado la muerte al individuo pero sí un daño de forma deliberada.

El suicidio consumado es el acto deliberado que el individuo realiza con resultado de la muerte del mismo.

FACTORES DE RIESGO EN LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

Factores familiares: Por lo general, el clima emocional familiar es caótico, pues no hay un adecuado funcionamiento de sus integrantes y no se respetan los roles ni las fronteras de sus respectivos miembros. Es frecuente que los progenitores padezcan alguna enfermedad mental, entre las que se citan por su frecuencia, el alcoholismo paterno y la depresión materna. El alcoholismo paterno es sufrido por el resto de la familia, pues esta toxicomanía involucra a todos los integrantes, sea por los desórdenes conductuales, por la violencia, los actos

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suicidas, los problemas económicos o la incapacidad de cumplir con los roles asignados al alcohólico y que otros tienen que asumir.

La depresión materna, además del peligro suicida que conlleva se convierte en un estímulo para el pesimismo, la desesperanza, la sensación de soledad y la falta de motivación. A ello se añaden las situaciones de maltrato por no poder la madre, en estas condiciones, satisfacer las necesidades emocionales y de cuidados del niño o la niña. Otro factor de riesgo suicida en la niñez es la presencia de conducta suicida en alguno de los progenitores. Aunque no está demostrado que el suicidio esté determinado genéticamente, es un hecho que el suicidio puede ser imitado, principalmente por las generaciones más jóvenes, lo cual ha dado origen al término “Efecto Werther”, por los suicidios ocurridos entre los jóvenes que habían leído la novela de Goethe. Las penas del joven Werther, cuyo protagonista termina su vida por suicidio con arma de fuego. En ocasiones este proceso no es plenamente consciente y el suicidio se produce por un mecanismo de identificación, proceso mediante el cual se incorporan a la personalidad algunos rasgos de la personalidad o formas de ser del sujeto identificado. Otras veces lo que se transmite es la predisposición genética, no para el suicidio, sino más bien para alguna de las enfermedades en las que este síntoma es frecuente. Entre estas enfermedades se encuentran las depresiones y las esquizofrenias en cualquiera de sus formas clínicas. Ambos trastornos están descritos como uno de los principales factores de riesgo suicida en la adolescencia.

Las relaciones entre los progenitores y sus hijos pueden convertirse en un factor de riesgo de suicidio cuando están matizadas por situaciones de maltrato infantil y de abuso sexual, físico o psicológico. La violencia contra los niños y niñas en cualquiera de sus formas es uno de los factores que entorpecen el desarrollo de la personalidad, contribuyendo a la aparición de rasgos en ella que predisponen a la realización de actos suicidas, entre los que se destacan la propia violencia, la impulsividad, baja autoestima, las dificultades en las relaciones con personas significativas, la desconfianza, por sólo citar algunos.

Otras veces las relaciones están caracterizadas por la sobreprotección, la permisividad y la falta de autoridad, todo lo cual conspira contra el buen desarrollo de la personalidad de los niños y las niñas, quienes se tornan caprichosos, demandantes, poco tolerantes a las frustraciones, manipuladores y egocéntricos, pretendiendo que todos los seres humanos los traten de la misma manera indulgente que lo hacen los familiares, lo que provoca diversos problemas de adaptación desde la más temprana infancia, que se recrudecen en las adolescencia, cuando la socialización ocupa un lugar preponderante en la conformación definitiva de la personalidad.

La crisis suicida infantil surgida de la relación del niño o la niña con su medio familiar se manifiesta por una serie de señales en la conducta que se expresan,

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de manera general, en cambios de todo tipo. Comienzan a tornarse agresivos o pasivos en su comportamiento en la casa y en la escuela, cambian sus hábitos de alimentación y de sueño, pudiendo mostrar inapetencia o por el contrario, un apetito inusual. En cuanto al hábito del sueño, los cambios pueden consistir en desvelos o insomnio, terrores nocturnos, en los cuales el niño o la niña despiertan, al parecer, pues realmente no lo están aún, con los ojos desmesuradamente abiertos, temerosos, sudorosos y quejándose de lo que están visualizando y que les ocasionan el terror que experimentan. También sufren de pesadillas y enuresis (orinarse encima mientras duermen). En otras ocasiones lo que pueden presentar es una somnolencia excesiva, que puede ser un síntoma depresivo a estas edades.

Factores sociales: humillación, consumo de alcohol. El consumo de alcohol provoca una situación problemática en el sujeto, que tiende a ignorar sus roles y funciones dentro del ámbito familiar, ocupacional y social, y, por tanto son rechazados por su familia y la sociedad. Esto les provoca sentimientos de minusvalía y frustración.

Otros factores sociales: consumo de sustancias nocivas, tasa de desempleo en adolescentes, abusos físicos o sexuales, embarazos no deseados; abortos provocados, enfermedad física por accidentes previos.

Factores personales o psicológicos:

Desesperanza o deseo de escapar de algo que uno considera que es un problema insoluble y no tiene esperanza de que el alivio del mismo sea posible en el futuro. Parte de los elementos negativos hasta que lleva a un sentimiento general de desesperación y de falta de intención de vivir.

Ansiedad.

Depresión. Caracterizada por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundas. A diferencia de la tristeza normal, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique y, además, grave y persistente.

Problemas amorosos o abandono por parte de la otra persona.

Autoestima baja o infravaloración de uno mismo, es decir, el individuo se siente inferior en cuanto a habilidades en comparación a los demás, y mantiene una actitud bastante indiferente ante la vida.

Concepto de muerte como algo temporal y agradable o también reversible.

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Agresividad. El niño percibe el mundo exterior como peligroso y amenazante, lo que le genera mayor agresividad y culpabilidad, por tanto aumenta la angustia persecutoria. Estas conductas agresivas incluyen tentativas de suicidio, accidentes, etc.

Estrés. El niño en situaciones estresantes a las que no encuentra salida opta por el suicidio como única vía de escape. Entre adolescentes y jóvenes los estresores más comunes son los referentes a conflictos interpersonales, separaciones y fenómenos de rechazo.

Impulsividad. En relación a la conducta suicida se ha conceptualizado como un rasgo característico de la personalidad al igual que la ausencia de planificación.

Imitación. El niño ha tenido algún contacto directo con un suicidio (ya sea en su propia familia o un personaje admirado).

Factores religiosos: La influencia de un ídolo religioso, sobre todo en las sectas, induce al suicidio colectivo o individual. En el caso de los niños, los padres los inducen, la mayoría de las veces, a que se integren en una secta. Muchos adolescentes, debido al grado de sus problemas personales o contextuales, se sienten vulnerables y buscan el apoyo de estos grupos, que les pueden inducir al suicidio.

Factores de escolaridad: El problema académico asociado al suicidio, se refiere a la presión académica y a la insatisfacción con el rendimiento alcanzado.

Factores culturales y sociodemográficos: Los problemas socioeconómicos, los bajos niveles educacionales y el desempleo son factores de riesgo para el comportamiento suicida pues limitan la participación social activa del adolescente, impiden la satisfacción de las necesidades más elementales y coartan la libertad de quienes los padecen.

Los factores asociados a la cultura adquieren una importancia capital en la conducta suicida entre las minorías étnicas, quienes se ven sometidos a un proceso de coloniaje cultural con pérdida de la identidad y sus costumbres y también se hace patente entre los inmigrantes. Oberg fue el primero en utilizar el término "shock cultural" para referirse al proceso de adaptación del inmigrante, el cual se caracteriza por:

Esfuerzos constantes por lograr adaptarse a la nueva cultura. Sentimientos de pérdida y pena, motivados por los recuerdos de los

amigos, familiares, la profesión, las posesiones y cuanto se ha dejado atrás.

Sentimientos de ser rechazado por los miembros de la nueva cultura. Confusión en el rol, las expectativas, los valores y la identidad ante la

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nueva cultura. Sorpresa, angustia, disgusto e indignación ante las diferencias culturales a las que debe adaptarse.

Sentimientos de no ser capaz de adaptarse a la nueva cultura. Entre las razones que pueden contribuir al suicidio de los adolescentes de estos grupos poblacionales se encuentran extrañar la tierra natal y sus costumbres, problemas con la pareja, infelicidad, baja autoestima, carencia de amigos o familiares, el aislamiento social y la falta de comunicación por las barreras que impone el idioma en caso que el país receptor difiera del natal.Un proceso de este tipo, aunque con menos diferencias, puede desencadenarse en el curso de migraciones internas, cuando se trasladan las familias, en busca de oportunidades, desde las zonas rurales a las urbanas o de las provincias a las capitales. La mudanza o migración interna, puede ser un factor de riesgo de suicidio de importancia en la adolescencia, principalmente cuando no se logra la adaptación creativa al nuevo entorno.

FACTORES DE PREVENCIÓN

El tema de la prevención de conductas suicidas en la adolescencia entraña un nivel de dificultad tan elevado como la determinación misma del conjunto de factores que están implicados en dichas conductas. A pesar de que no existe un acuerdo generalizado sobre las funciones de cada uno de los niveles de prevención, se suele admitir comúnmente la división en tres tipos fundamentales: prevención primaria, secundaria y terciaria.

Se habla de prevención primaria en suicidiología cuando nos referimos a la intervención previa a la aparición de la intención suicida misma. Algunas de las tareas que adquirirán gran relevancia en este nivel, serán las de realizar una adecuada educación para la salud y la detección de grupos de alto riesgo, a los que deberán dirigirse fundamentalmente los esfuerzos en materia de prevención. La prevención primaria no debe ser entendida únicamente como la prevención de la tentativa de suicidio, sino que debe prevenir también la idea misma.

La prevención secundaria vendría a centrarse en el paciente que ya ha cometido un acto suicida o está apto de hacerlo (intervención en crisis). Las tareas prioritarias de este segundo nivel serían las de atender al paciente hasta garantizar la ausencia de peligro vital, o bien, la detección de aquellas personas que se encuentran en la antesala de la tentativa suicida, habiendo dado ya varios avisos y muestras de la intención que se está madurando. Otra tarea

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extraordinaria importante es la de proporcionar un adecuado apoyo y seguimiento ante el riesgo de repetición implícito en cada suicida.

Por último, la prevención terciaria se centra en el objetivo de aminorar los efectos del acto suicida fallido respecto a la calidad de vida y al bienestar subjetivo posterior. Implica prevenir o revestir las secuelas de la enfermedad, en otras palabras, la incapacidad. La prevención terciaria engloba todos aquellos modelos terapéuticos que facilitan una visión intersubjetiva más adecuada con la realidad, es decir, las psicoterapias y los programas de modificación de las relaciones sociales.

Entre otras medidas más generalizadoras que se pueden adoptar en los casos en que el niño presente un cuadro claro de intención suicida, están hospitalizarlo, evitar riesgos en su seguridad procurando que siempre permanezca acompañado, retirar todos los objetos que podrían implicar un riesgo y, muy especialmente, someterle a un tratamiento psicológico tanto individual como familiar.

Las medidas asistenciales y preventivas deben llevarse a cabo por medio de la familia, la escuela y las amistades; todos ellos integran las redes de apoyo con que puede contar el suicida. Los comportamientos suicidas, desde la ideación hasta las tentativas, deben tomarse con seriedad y canalizarse para su oportuna atención terapéutica. Estos son una serie de factores de prevención que atañen más a las personas que forman parte del entorno del posible niño/a u adolescente que pueda manifestar o presentar actitudes o ideas de suicidio. Mientras que en tanto a aquellos factores de prevención que son más intrínsecos al niño/a u adolescente en cuestión, señalamos los siguientes:

Poseer habilidades sociales que le permitan integrarse a los grupos propios de la adolescencia, en la escuela y la comunidad, de forma positiva.

Poseer confianza en sí mismo, para lo cual debe ser educado destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de los fracasos, no humillarlos ni crearles sentimientos de inseguridad.

Tener habilidades para enfrentar situaciones de acuerdo a sus posibilidades, lo cual les evitará someterse a experiencias y/o situaciones en las que probablemente fracase, reservando así las energías para abordar aquellas empresas en las que salga triunfador.

Tener capacidad de autocontrol sobre su propia persona. Poseer y desarrollar una buena adaptabilidad, responsabilidad, persistencia,

perseverancia, razonable calidad de ánimo y de los niveles de actividad. Aprender a perseverar cuando la ocasión lo requiera y a renunciar cuando sea

necesario. Tener buena autoestima, autoimagen y suficiencia. Desarrollar inteligencia y habilidades para resolver problemas. Saber buscar ayuda en momentos de dificultades, acercándose a sus familiares,

amigos, maestros, etc. Saber pedir consejos ante decisiones relevantes y saber elegir a la persona

adecuada para brindarlos.

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Ser receptivo a las experiencias ajenas y sus soluciones, principalmente aquellas que han tenido exitoso desenvolvimiento.

Ser receptivo ante las nuevas evidencias y conocimientos para incorporarlos a su repertorio.

Estar integrado socialmente y tener criterio de pertenencia. Mantener buenas relaciones interpersonales con compañeros de estudio o

trabajo, amigos, maestros y otras figuras significativas. Tener apoyo de los familiares y sentir que se le ama, se le acepta y apoya. Lograr una auténtica identidad cultural. Poseer habilidades para emplear adecuada y sanamente el tiempo libre. Evitar el consumo de sustancias adictivas (café, alcohol, drogas, tabaco,

fármacos, etc.) Aprender a posponer las gratificaciones inmediatas por aquellas a largo plazo

que arrojen resultados duraderos. Desarrollar una variedad de intereses extrahogareños que le permitan equilibrar

las dificultades en el hogar si las tuviera. Saber expresar a personas confiables aquellos pensamientos dolorosos,

desagradables y muy molestos, incluyendo las ideas suicidas u otras, por muy descabelladas que pudieran parecer.

Cabe destacar que aún mencionando estos factores como intrínsecos al niño, son en gran medida el resultado de una buena educación, a todos los niveles (emocional, intelectual, psicológica, moral, etc.) y que en gran media es responsabilidad del entorno familiar, social y escolar, a lo que hay que sumarle las características propias e individuales del niño/a u adolescente en cuestión, como pueden ser el carácter, aptitudes, personalidad, etc.

Nos parece importante resaltar que en esta propia vertiente se debe comenzar un sistemático esfuerzo para educar a los adolescentes en la tolerancia hacia los enfermos mentales y la aceptación de la enfermedad mental como un tipo de trastorno similar a otras afecciones crónicas no transmisibles, evitando así la estigmatización y las actitudes de rechazo hacia quienes las padecen, lo cual incrementará las probabilidades futuras de aceptación en caso de padecerlas y buscar ayuda para recibir tratamiento especializado, disminuyendo las posibilidades de cometer suicidio si se tiene en consideración que padecer una enfermedad mental es un factor de riesgo suicida comprobado, que si no se trata, peores consecuencias puede tener. Nos parece importante este matiz ya que nuestra sociedad es una sociedad que se basa mucho en el exterior y en la apariencia, lo que nos lleva a una autoexigencia muy grande de nosotros mismos ante los demás, es decir, el que más vale es aquel que más guapo/a es, el que mejor físico tiene, el que mejor capacitado está, en definitiva, el que “más perfecto” es, lo que nos puede llevar a un sentimiento de inseguridad y miedo de mostrar y/o admitir ante los demás sentimientos tan humanos como el de soledad, fracaso, inseguridad, miedo, etc., sentimientos ante los cuales todos somos vulnerables y posibles “víctimas” de sentirlos en algún momento de nuestra vida, y si podemos hacer llegar a aquellos cuya educación está en nuestras manos, que sentir esos sentimientos es normal y que no

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por sentirlos es el final, o no se es suficiente porque aparentemente no se es “perfecto”, evitaremos así etiquetas, prejuicios, posibles enfermedades mentales y por otro lado, estaremos fomentando una buena salud emocional que, consecuentemente, nos llevará a todo/as a una mejor convivencia, y a nivel individual, a una vida más próspera y feliz.

EL SUICIDIO EN LA ESCUELA: ENFOQUES DE INTERVENCIÓN

Ya que lo que a nosotros nos atañe como futuros profesionales es el entorno educativo y escolar, nos vamos a centrar en algunas medidas y/o factores que creemos convenientes a seguir en caso de que, desafortunadamente, se diera algún posible caso de suicidio en nuestro centro escolar:

Evitar las explicaciones simplistas del hecho ocurrido. Evitar que el suicidio sea presentado como un acto heroico, romántico,

fascinante, o como una salida probable ante determinadas situaciones. Identificar los problemas de la salud mental de la víctima y correlacionarlos con

la conducta suicida, especialmente si era portador de una enfermedad reconocible.

Brindar ejemplos de otros estudiantes, que en similares situaciones, en peores condiciones y con motivos parecidos, buscaron otras soluciones no destructivas para adaptarse.

Lograr que los estudiantes identifiquen otras salidas ante los problemas que conllevan el suicidio del compañero.

Lograr que identifiquen aquellos factores protectores que hubieran podido evitar en suicidio del compañero.

A simple vista parecen ejemplos muy simples y evidentes que todos sabríamos hacer, pero cabe destacar que la buena información nunca está de más ya que es arriesgado dar cosas por sentadas y por hechos, porque nunca sabemos a ciencia cierta con quién estamos tratando o a quién tenemos delante, ni qué educación tiene, ni qué buen sentido común o buena visión de la vida puede tener, así que todo lo que mutuamente nos podamos aportar los unos a los otros, bien estará, pues nunca sabemos lo que podemos enseñar a los otros ni lo que de los demás podemos aprender. Particularmente, maestros y profesores, con un mínimo de entrenamiento en la prevención del suicidio, podemos prestar una valiosa ayuda en la disminución de esta causa de muerte entre estudiantes, ya que gran parte de la educación de muchas “futuras personas” está en nuestras manos y como cada hogar es un mundo y no todos, desafortunadamente, están capacitados y/o preparados para proporcionar una buena educación global a sus hijos, nosotros, como tutores y/o maestros podemos suplir parte

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de esas posibles carencias que puedan tener y colaborar así en la formación de buenas personas e individuos completos que puedan desempeñar una buena y feliz vida, haciéndose responsables de sí mismos, de sus vidas y de su felicidad.

Por otro lado, a un nivel más generalizado y siendo algunas de ellas medidas que nos atañen a nosotros como profesionales, los enfoques de intervención se pueden ver y/o tratar desde diferentes puntos de vista:

Medidas biológicas: las cuales se aplican cuando hay un diagnóstico psiquiátrico severo o si los síntomas psicopatológicos presentes en la evaluación de la crisis suicida lo requieren. Es aconsejable que los familiares se responsabilicen del control y adquisición de los psicofármacos. Si persiste el riesgo suicida estará indicado el ingreso en un centro psiquiátrico hasta que se aprecie una mejoría en la psicopatología del sujeto, o haya cedido la idea suicida. La asistencia a las personas suicidas requiere, por tanto, un trabajo en equipo de médico, psiquiatra, psicólogo y asistente social.

Medidas psicológicas: en las que es el psicológico el que interacciona con el sujeto que presenta esta conducta, mediante una serie de preguntas indirectas con la intención de que el sujeto reconozca, admita y afronte su problema. El psicólogo se debería ver apoyado por los familiares del sujeto y de su entorno.

Medidas educativas: ante las que, ampliando un poco más todo lo anteriormente dicho, podemos señalar que es una de las áreas de intervención en las que se puede desarrollar un programa de prevención del suicidio en las propias escuelas. El personal de la escuela en cuestión es el que debe encargarse de cuándo un niño puede estar en crisis, en virtud de su contacto diario con el mismo, posibilitando la identificación de las posibles fuentes de estrés existentes. Los maestros deberán intentar estar al tanto de que los niños se enfrentan a difíciles situaciones familiares. Son programas que aspiran a prever el suicidio de los adolescentes. Dichos maestros deben de estar preparados para afrontar la situación.

MITOS

Al existir en nuestra sociedad una tendencia a ocultar todo lo que se refiere al suicidio, este es el mejor caldo de cultivo para todo tipo de interpretaciones erróneas sobre el tema. De ahí la aparición de toda una serie de mitos que vamos a enumerar.

1. Mito: Los que hablan de suicidio no lo llevan a cabo.2. Mito: El suicidio se produce sin previo aviso.

Realidad: Los estudios dicen que en la gran mayoría de los casos, los individuos dieron muestras previas de su intencionalidad.

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3. Mito: Los individuos suicidas están dispuestos a morir.Realidad: La mayoría de los individuos que tienen conductas suicidas no tienen una fuerte convicción de querer morir, simplemente apuestan por la muerte para dejar que otros los salven. Casi nadie se suicida sin que otros lo sepan.

4. Mito: Los individuos que una vez pensaron en suicidarse, ya lo pensarán siempre.Realidad: El pensamiento suicida no perdura para siempre si es atajado.

5. Mito: La mejoría en una crisis de pensamiento suicida hace que ya no vuelvan esos pensamientos.Realidad: Una vez pasado el tiempo y aparentando una mejoría, muchas veces al individuo le ha dado tiempo a reorganizar sus ideas y sentimientos mórbidos y a ponerlos en práctica.

6. Mito: Las personas con alto poder adquisitivo se suicidan más, o a la inversa, las personas con niveles socioeconómicos bajos.Realidad: La realidad es que es un problema tanto de ricos como de pobres, no hay estadísticas que avalen estos datos.

7. Mito: El suicidio es un hecho que se hereda en las familias.Realidad: El suicidio no se hereda es una conducta individual de las personas.

8. Mito: Todos los individuos que se suicidan son enfermos mentales o psicóticos.Realidad: La gran mayoría de los suicidios ocurren con personas sin ningún tipo de enfermedad mental ni psicóticos, es más, en los casos estudiados todos daban evidencias de tener un pensamiento racional y de estar en contacto con la realidad. Esto no quiere decir que las personas que se quieren suicidar no estén alteradas emocionalmente y que se sientan muy infelices.

9. Mito: Si perteneces a un grupo de con creencias religiosas estás libre de pensar en el suicidio.Realidad: Aunque los individuos pertenezcan a un grupo religioso, como los católicos que condenan el suicidio, la libertad de pensamiento individual está ahí y existe.

10. Mito: Los motivos por los que alguien se suicida son fáciles de saber.Realidad: Los motivos de suicidio son muy difíciles de entender, ya que, no todos actuamos de la misma manera en iguales circunstancias de la vida.

11. Mito: Todas las personas que se suicidan están deprimidas.Realidad: No todos los que se suicidan están deprimidos. Hay personas que deciden suicidarse y están muy serenas y en paz consigo mismo.

12. Mito: Una persona con una enfermedad terminal no contempla el suicidio.Realidad: Las personas que se encuentran en situaciones de enfermedades irreversibles, sopesan muy mucho la posibilidad del suicidio, ya que piensan que dejarán de sufrir ellos y los que tienen alrededor.

13. Mito: El suicidio tiene mucho que ver con las estaciones del año, la climatología o los días de la semana.Realidad: En este aspecto no hay suficientes datos como para afirmarlo o desmentirlo.

14. Mito: Las fases lunares tienen una gran influencia en los suicidios.

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Realidad: No hay evidencias que lo corroboren.15. Mito: Pensar en el suicidio es algo muy raro.

Realidad: Estudios realizados confirman que la idea de suicidio está presente entre un 40% y un 80% de la población, es decir, que al menos una vez en la vida han pensado en la idea del suicidio.

16. Mito: (Este mito está especialmente extendido entre terapeutas). Si le preguntamos que si tiene ideas suicidas, a lo mejor, le hemos dado una idea que antes no tenía y lleva a cabo el acto.Realidad: En realidad la labor del terapeuta es precisamente indagar en profundidad sobre la ideación y la estructuración. Además, para algunas personas el hablar de ello es una liberación porque lo consideran un secreto inconfesable y les ayuda poder exponer sus ideas sobre el suicidio.

17. Mito: Las personas que intentan suicidarse con medios que van a ser poco fructíferos es que no se querían suicidar.Realidad: La letalidad de un método no quiere decir nada, lo importante es el hecho. Hay muchas personas que se intentan suicidar con pastillas pero no saben que el resultado no va a ser el que ellos esperan. En este caso lo importante es el hecho, el método utilizado no siempre está en consonancia con la intención subyacente.

CASOS REALES

Suicidios a causa del bullying. (Anexo I)

Suicidio a causa de malas notas. (Anexo II)

CONCLUSIÓN Y OPINIÓN CRÍTICA

La realidad que nos rodea y que tenemos no la podemos cambiar, la sociedad en la que estamos inmersos es la que nos ha tocado vivir y esa es nuestra realidad pero siempre se puede luchar por todo aquello que nos entorpece en nuestro crecimiento y que no nos beneficia en absoluto.

Las enfermedades mentales están ahí y existen pero con una buena terapia y un buen control de los tratamientos farmacológicos, lograríamos aplacar todos aquellos

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sentimientos suicidas que aparecen en estas situaciones o por lo menos estaríamos poniendo todos nuestros esfuerzos para evitarlos.

Por otra parte están las situaciones familiares desbordantes, con multitud de problemas asociados que favorecen las conductas suicidas. En este sentido, nosotros como profesionales de la educación deberíamos tener en este ámbito un papel muy importante porque los niños que están en nuestras manos son nuestra responsabilidad y las responsabilidades hay que asumirlas. Son nuestra responsabilidad desde el punto de vista académico pero también, y que no se nos olvide, desde el punto de vista educativo. Lo/as niño/as pasan muchas horas de su vida en el colegio y los adultos que los rodeamos somos también sus referentes, al igual que la familia.

Unas buenas medidas de intervención en la escuela serían un punto muy interesante a tratar. Medidas de prevención, de intervención y de ayuda no estarían demás que empezáramos a planteárnoslas y a organizar la manera de realizarlas. Creemos que en educación existe, en este sentido, un largo camino por recorrer que no imposible, por supuesto.

Solamente esperamos que con este tema hallamos sembrado el granito de arena que nos hace falta a todo/as, por lo menos, para saber que ese problema existe y está ahí y a partir de aquí es reflexión individual de cada uno de nosotros el darle importancia a todo lo que hagamos con los chico/as y que todo lo que no hagamos también les afecta personalmente.

BIBLIOGRAFÍA

Durckheim, Emile. (1897). El suicidio. 5º Edición. Madrid. Akal Polaino Lorente,A. (1988). Las depresiones infantiles. Madrid. Ediciones

Morata Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero. Artículo: El suicidio, comportamiento y

prevención.

ENLACES WEB

http://usuarios.lycos.es

http://argijokin.blogcindiario.com

19

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http://www.mailxmail.com

http://psicologia-online.com

http://www.rae.es

http://www.who.int/es/

http://scielo.sld.cu/pdf/

http://www.elpais.com

http://es.wordpress.com

ANEXO I

Dos nuevos casos de suicidios de niños a causa del   bullying

Publicado 22/04/2009 ciberbullying 1   Comentario Tags: ciberbullying, estadísticas, bullying, riesgos, peligros, colegios, salud, niñas, niños, menores, adolescentes, escuelas, internet, EEUU, suicidio, cdc, psiquiatría, suicidios

Dos recientes casos de suicidios entre menores en Estados Unidos ponen en evidencia las

trágicas consecuencias que puede tener el hostigamiento en la escuela, conocido en inglés

como “bullying“, de no ser detectado y detenido a tiempo.

El suicidio de Jaheem Herrera, de 11 años, la pasada semana en Atlanta, que se ahorcó en

su habitación luego de ser presuntamente objeto de acoso por sus compañeros de escuela;

así como el de Carl Joseph Walker-Hoover, también de 11 años, que se suicidó en

Massachussetts a principios de mes, son solo dos ejemplos de lo grave que puede llegar a ser

esta situación.

“Las consecuencias del acoso escolar pueden ser muy serias, tanto que pueden hacer que un

menor acosado contemple la posibilidad del suicidio o se suicide” , dijo a Efe Stephanie Bryn,

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directora de la oficina de Prevención de Lesiones y Violencia de la Administración de

Servicios y Recursos de Salud (HRSA).

De acuerdo con cifras del Centro de Prevención de Violencia Juvenil de los Centros de

Prevención y Control de Enfermedades (CDC), se estima que casi el 30 por ciento de los

adolescentes en Estados Unidos (5,7 millones) se ve envuelto en algún tipo de

acoso escolar, ya sea como víctima, victimario o ambos.

Advierten de que si un menor es acosado en la escuela es muy probable que esta agresión

también se esté dando a través de Internet, conocido como “cyberbullying”.

Al igual que en las relaciones personales “reales”, los expertos aconsejan observar el tipo de

relaciones cibernéticas que entablan los menores para poder detectar y detener una posible

agresión.

En muchos casos, los menores que son acosados en línea reciben correos electrónicos

amenazantes o en muchos casos son amenazados con divulgar un “secreto” o rumores

infundados que pueden avergonzarles.

Por ello, los expertos recomiendan evitar divulgar fotografías o información personal

comprometedora para disminuir el riesgo de sufrir este tipo de acoso.

Además sugieren el uso de programas de software que ayudan a filtrar la información que

reciben los menores a través de Internet, entre ellos aquellos correos amenazantes o

hirientes de un acosador o “bully“.

La Administración de Servicios y Recursos de Salud cuenta con un web a través de la que

ofrecen consejos para evitar el acoso escolar.

ANEXO II

En los primeros días del mes de julio, una serie de niños españoles decidieron

terminar con su vida ante un hecho para los adultos poco trascendente: malas

notas. Los periódicos publicamos estas noticias sin un mayor estudio,

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recordando que en Madrid y en otros lugares el niño tal o cual ha intentado

suicidarse. Poco después, otras noticias del mismo tipo llegaron de otros

países. ¿Por qué? ¿Por qué un niño decide acabar con su vida ante la

contrariedad de unas malas calificaciones? Ramón Sánchez-Ocaña ha hablado

con psiquiatras infantiles y psicólogos escolares para profundizar un poco en el

tema. Y un dato escalofriante: en tres años, sólo en una clínica se asistió a 92

casos de intento de suicidio en niños.

El 1 de julio, un niño de doce años, en Alcobendas, intentó ahorcarse.

Parece ser que había falsificado las notas y fue descubierto. Castigado por

sus padres, estaba la tarde de aquel día en su casa. Decidió entonces

ahorcarse. Trasladado a La Paz en estado grave fue internado en la unidad

de cuidados intensivos. El estado de gravedad persiste. Los padres sufren

una fuerte conmoción. El mismo día, otra noticia llegaba a los periódicos:

un chico de catorce años se hiere en un brazo con arma blanca, tras haber

sido amonestado por sus padres ante las calificaciones de fin de curso.

Parece ser que otro muchacho, de trece años, quiso cortarse las venas. A la

vez, una serie de muchachos intentaron fugarse de casa por las mismas

causas.

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