TRABAJO Y VIDA DE LA MENTE EN MARX - Javeriana
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WILLIAM SALAZAR GALLEGO
TRABAJO Y VIDA DE LA MENTE EN MARX
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
Facultad de Filosofía
Bogota D.C., 29 de julio de 2011
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TRABAJO Y VIDA DE LA MENTE EN MARX
Trabajo de grado presentado por William Salazar
Gallego, bajo de dirección del profesor Franco
Alirio Vergara, como requisito para optar al
título de Magíster en filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
Facultad de filosofía
Bogota D.C., 29 de julio de 2011
10
TABLA DE CONTENIDO
Carta del director ………………………………………………………………………3
Agradecimientos…………………………………………………………………………8
Siglas de las obras de Marx……………………………………..……….………………10
Introducción…………………………………………………………………………….11
I. Fundamentos naturalistas de la vida de la mente
1.1 La condición natural humana de la mente….........…….………..………….………17
1.2. El trabajo como fundamento de la vida de la mente…………………….…………24
1.3 La vida social y la producción de nuestra mente……………….………..................28
1.4. Génesis de la mente en las relaciones natural históricas…..………..……………..34
1.5 La unidad del saber humano como condición para investigar la existencia
de la mente……………………………………………………………………..……….37
1.6. Las fuerzas esenciales del ser humano como productos naturales
históricos………………………………………………………….……………..……...44
a. Sentidos……………………………………………………………….……………..46
b. Conciencia…………………………………………………………………………...49
c. Lenguaje……………………………………………………………….……….........52
d. Pensamiento………………………………………….……….………………….......54
II. El desarrollo de la mente en condiciones de trabajo capitalistas
2.1 Las “relaciones económicas” como fundamento del saber sobre lo humano. …..58
2.2 El trabajo enajenado y la “anatomía” de la mente ……………………………… ..62
11
2.3 El trabajo enajenado y la división social del trabajo……………………………. …69
2.4 La conciencia producida en la división social del trabajo enajenado. Necesidad del
Estado……..….……………………………….…………………............................... ...75
III. Las premisas de la transformación de la mente
3.1. Despliegue de las fuerzas de la mente en la sociedad de los individuos libremente
asociados……………………….………….………………………………………..…..83
3.2. Recuperación de nuestra mente originada en la praxis revolucionaria………….....95
3.3. La formación de los sentidos y la apropiación de la vida productiva. El ejemplo
del arte…………………………….………………………………………………….. 102
Consideraciones finales…………………….……………………………………….....108
Bibliografía…………………………………………………………………………….113
12
El mismo hombre, considerado simplemente como encarnación de la fuerza de trabajo, es
un objeto natural, un objeto material, aunque vivo y con una conciencia propia, y el
trabajo la manifestación material de aquella fuerza
Marx
13
AGRADECIMIENTOS
A mi esposa, María Delia, por su compañía, comprensión y paciencia a lo largo de este
trabajo; siempre has sido la imagen y la voz que acompaña todos mis esfuerzos.
A mis hijas, Diana Carolina y Daniela Andrea, por su estímulo, alegría y por el aliento que
diariamente agregan a mi vida.
A Franco Alirio Vergara, porque su exigencia y conocimiento orientaron este trabajo y
porque sus palabras y enseñanzas constituyen un aliento y un reto para proseguir en mi
formación.
A mis amigos, Juan Carlos Patiño y Juan Carlos Chaparro, por sus comentarios,
sugerencias y palabras alentadoras sobre este trabajo.
14
A la memoria de
Isabel Gallego de Salazar
15
SIGLAS DE LAS OBRAS DE MARX
A continuación se presentan las abreviaturas con las que se identificaran las obras de Marx
que hemos trabajado y que aparecen en las citas directas de nuestro autor. En la bibliografía
aparece la referencia de ellas.
M Manuscritos económico – filosóficos de 1844.
IA Ideología alemana.
C El Capital.
I Introducción general a la crítica de la economía política.
P Prólogo a la Contribución general a la crítica de la economía política.
MF La miseria de la filosofía.
SF La sagrada familia.
G Crítica al programa de Gotha.
CJ Sobre la cuestión judía.
TA Trabajo asalariado y capital.
FH En torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
T Tesis sobre Feuerbach.
CT Cartas
Algunos de estos textos están compilados bajo otros títulos (por ejemplo, Introducción
general a la crítica de la economía política esta en la edición titulada Contribución a la
crítica de la economía política), entonces en la cita se señalará el texto al que pertenece la
nota y en la bibliografía se indicará la referencia completa.
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INTRODUCCIÓN
La filosofía de la mente es uno de los campos de estudio que más ha entusiasmado a los
investigadores recientemente. Quienes muestran interés por las ciencias cognitivas creen
haber descubierto las claves y el camino para resolver los problemas que han sido
investigados por la tradición filosófica occidental. En efecto, animados por los
descubrimientos en las últimas décadas en campos como la cibernética, las investigaciones
sobre el cerebro y, aún, la zoología, creen haber superado las explicaciones “metafísicas” o
espiritualistas de la mente humana; incluso haber evitado los dualismos1.
Evidentemente, son importantes las investigaciones relacionadas con el sistema nervioso y
el cerebro que se han realizado en las últimas décadas y que permiten que contemos con
informaciones sobre algunos aspectos que son necesarios e importantes para las ciencias
cognitivas. Los estudios sobre inteligencia artificial, los progresos en la neurociencia, el
desarrollo de la etología, la lingüística y la robótica, para solo mencionar algunos aspectos,
han hecho de la filosofía de la mente un saber multidisciplinar que ha fundado sus
postulados a partir del material que encuentra en estos campos. En este sentido, “sólo el
nacimiento de la psicología experimental hizo posible un tratamiento científico de los
procesos mentales y, por tanto, una filosofía de la mente basada en consideraciones
científicas”2. De lo anterior se deduce que la seguridad de los filósofos de la mente está en
gran medida fundada en que suponen que el carácter científico que atribuyen a la psicología
experimental permitirá encontrar un camino más seguro para investigar el problema de la
inteligencia consciente y, quizás, superar ese misterio y llegar al conocimiento más sólido
sobre ese tema.
1 Algunos autores de la llamada filosofía de la mente presentan a Descartes como el filósofo que formula el
dualismo. Sin embargo, encontramos que Descartes no afirma el dualismo como una separación total entre el
cuerpo y la razón. “También me enseña la naturaleza, por medio de esos sentimientos de dolor, hambre, sed,
etc. que no estoy metido en mi cuerpo como un piloto en su navío, sino tan estrechamente unido, confundido
y mezclado con él, que formo como un solo todo con mi cuerpo” Cfr. DESCARTES, R. Discurso del método
y meditaciones metafísicas. Espasa – Calpe. Madrid. 1979. p. 174 2 Cfr. MARTINEZ - FREIRE, P. La nueva filosofía de la mente. Gedisa. Barcelona. 1995. p. 20.
17
Ahora bien, el trabajo de los pensadores de la llamada filosofía de la mente ha tenido como
característica fundamental deducir, en general, sus afirmaciones a partir de datos
neurofisiológicos. Los estudios realizados sobre el sistema nervioso y el cerebro les han
conducido a creer que están en un terreno firme y seguro para poder elaborar sus tesis. Pues
bien, cuando se indaga exclusivamente desde la biología3, cuando se considera que se hace
ciencia sobre la mente porque se estudia la estructura neuronal y cerebral, se está
asumiendo una posición centrada en la lógica de unas ciencias naturales abstractas que
estudian su objeto en un ambiente controlado de un laboratorio de investigación y se
supone que esa perspectiva neurofisiológica pueda ofrecer una explicación satisfactoria
sobre la mente.
Sin embargo, a pesar de la enorme influencia que esta perspectiva ha tenido en los últimos
años, encontramos que al identificar la mente con los procesos cerebrales podemos, a lo
sumo, obtener explicaciones sobre la manera como se controlan y orientan las acciones del
cuerpo a partir de la información sensorial, pero este proceso no puede mostrarnos la
dinámica total de la mente4, es decir, su génesis, su desarrollo, sus particularidades, su
dinámica, etc. En otras palabras, aunque efectivamente encontramos relación entre la mente
y el funcionamiento del cerebro, identificar la mente con estados físicos del cerebro no
permite comprender el movimiento pleno de la mente.
3 “(…) dicha experimentación únicamente era adecuada para el estudio de procesos elementales de un
carácter psicofisiológico. Las funciones psicológicas superiores no permitían ser estudiadas de esta manera,
quedando pues totalmente cerradas a la psicología experimental”. Cfr. VYGOTSKI, L. El desarrollo de los
procesos psicológicos superiores. Crítica. España. 2000. p. 91. “La simple descripción no revela las
relaciones dinámico – causales reales que subyacen al objeto” Cfr. VYGOTSKI. Op., cit., p. 100. El estudio
evolutivo, es decir, histórico, implica considerar la acción humana, los procesos, la génesis y transformación
de los procesos psicológicos superiores en su modificación y no como algo dado exclusivamente por la
estructura fisiológica de nuestro organismo. 4 “ (…) la psicología que surgió del positivismo y del naturalismo del siglo pasado se esforzó por
equipararse a la fisiología, creyendo que su principal tarea consistía en probar que los hechos psíquicos
tienen su origen en los biológicos (…) el hombre y todas sus funciones derivan de la animalidad (…) Pero así
como la psicología fisiológica acabo por advertir que sus explicaciones eran fisiológicas y no psicológicas, y
la antropología se percato de que interpretando al hombre a partir del mono descubría lo que el hombre tiene
de mono pero no lo que tiene de hombre” Cfr. KOGAN, J. El lenguaje del arte. Paidos. Buenos Aires. 1965.
p. 98.
18
Por consiguiente, si se pregunta por el movimiento de la mente, por el proceso de su
formación, es decir, por la vida de la mente, encontramos que al dominar el análisis que
identifica cerebro con mente estamos ante un reduccionismo y una concepción unilateral
que no puede satisfacer nuestras preguntas sobre la vida de la mente; es decir, un análisis de
la mente basado en la fisiología explica el funcionamiento del sistema nervioso central
pero parece, en este primer momento, que desde esa perspectiva puramente somática no
podría pensar plenamente campos como la ética, el arte o la organización social.
Por ese motivo, necesitamos una guía que posibilite analizar esos procesos en los que la
mente evidencia su vitalidad en los procesos creativos, en la laboriosidad, en la reflexión,
en la transformación del mundo, en la producción de objetos, en los diversos vínculos con
los demás seres humanos, en los múltiples procesos intelectuales, etc; en fin, una guía que
nos permita comprender la vida de la mente, su génesis, su producción y su actividad
transformadora. Fue en el desarrollo de estas inquietudes cuando nos encontramos con la
obra de Marx.
Ciertamente, en su obra no hallamos el concepto „mente‟ como es tratado en la actualidad,
pero sí encontramos en ella una guía para poder plantear desde un terreno firme las bases
teóricas y prácticas que permiten indagar por lo humano en general y, de manera concreta,
nuestra inquietud por la mente. En este sentido, para nosotros es importante que Marx haya
desarrollado sus investigaciones desde premisas naturalistas, precisamente de las que hace
gala la filosofía de la mente o las ciencias cognitivas pero de modo insuficiente. Esto
significa que las investigaciones de nuestro autor parten de nuestra condición natural, de
nuestra pertenencia y dependencia de la naturaleza, de nuestra materialidad y del
comportamiento humano hacia la naturaleza que es nuestro mundo primigenio y, además,
del modo de producción que es la manera como estamos en la naturaleza en un momento
histórico determinado.
Por otra parte, Marx elabora un concepto explicativo que será fundamento para satisfacer
las exigencias anteriores; tal es el concepto teórico práctico trabajo. El concepto trabajo nos
permitirá realizar la investigación de la vida de la mente dado que es la actividad en la que
19
los seres humanos hacemos efectiva nuestra existencia. La vida de la mente puede ser
investigada desde las condiciones materiales en las que se hace efectivo el trabajo, desde la
producción social porque la mente humana es originada en una determinada formación
social y, en consecuencia, es desde las diversas relaciones vitales correspondientes a un
determinado modo de producción desde donde podemos pensar la actividad productora y
autoproductora de la mente.
La presentación que el mismo Marx hace del hilo conductor de sus investigaciones en el
prólogo5 a la Contribución a la crítica de la economía política (1859) será la que
seguiremos en el presente trabajo
En la producción social de su vida, los hombres contraen
determinadas relaciones necesarias e independientes de su
voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una
determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de esas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se
levanta la estructura jurídica y política y a la que corresponde
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción
de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general. (P, 182)
Encontramos en Marx que la existencia humana y la vida de la mente encuentran la bases de
su explicación en la estructura económica de la sociedad, en las relaciones de producción que
surgen en dicha estructura y dependen de las fuerzas productivas desarrolladas por la
producción social en general en un momento histórico determinado; entonces se debe buscar
la anatomía de la sociedad civil en la economía política. Como veremos, es la producción
5 En este prólogo Marx presenta la guía de sus investigaciones y este texto corresponde a uno de los
momentos decisivos del desarrollo de su pensamiento. En él está formulando las tesis fundamentales de sus
estudios y que evidencian que los sistemas jurídico – políticos no son conocidos desde si mismos ni desde la
perspectiva que el idealismo ha desarrollado sino que hay que indagar por su fundamento: las condiciones
materiales desde las que se produce la existencia humana.
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material, desde donde se genera la existencia, lo que nos permitirá no solo comprender la
vida de la mente sino que nos hace evidentes las limitaciones de los estudios de la mente que
parten de dualismos, de la conciencia o del sistema nervioso considerado abstractamente.
Para desarrollar nuestro trabajo nos hemos apoyado principalmente en dos textos de
polémica de Marx en los que enfrenta los planteamientos de la economía política y de los
filósofos denominados jóvenes hegelianos, los Manuscritos económico – filosóficos de 1844
y la Ideología alemana6; no obstante, para aclarar las ideas de estos dos textos nos
referiremos también a Sobre la cuestión judía, Trabajo asalariado y capital, La miseria de la
filosofía, Introducción general a la crítica de la economía política, La sagrada familia, En
torno a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Crítica al programa de Gotha y El
Capital7, toda vez que en ellos encontramos diversas tesis que nos permitirán desarrollar el
concepto vida de la mente. Igualmente, hemos abordado una importante bibliografía
complementaria (Engels, Márkus, Kosik, Vygotski, Lukács, Ollman, Heller, entre otros)8
que nos permitirá sustentar nuestro trabajo a fin de aclarar nuestras ideas, no tanto para
discutir con los autores9. De ese modo, nuestro trabajo estudia desde Marx mismo los
conceptos que nos permiten indagar por la vida y potencia de la mente y analizar las
implicaciones que tiene para el estudio de la mente sus investigaciones sobre lo humano.
6 Los Manuscritos de 1844 son una serie de “folletos” que se ocupan de diversos temas que están
interrelacionados y que tienen como base común la primera crítica a la economía política; son escritos polémicos que no fueron publicados por Marx y tienen carácter fragmentario al que le falta una elaboración
final; sin embargo, su importancia y el lugar fundamental que ocupan en el trabajo de Marx los muestra como
una obra de consulta obligatoria para poder comprender el conjunto del trabajo de nuestro autor. Por su parte,
Ideología alemana, es un libro escrito entre 1845 – 1846 y en él Marx y Engels lograron aclarar sus propias
ideas sobre Feuerbach, Stirner y los socialistas; en él encontramos una elaboración amplia de las premisas de
la investigación sobre lo humano, sobre la historia, la conciencia y el naturalismo de Marx. Estos libros
fueron conocidos en 1932. 7Nuestro escrito es un estudio sobre el trabajo y la vida de la mente y aunque no hay duda de que en El
Capital encontramos el concepto trabajo desarrollado científicamente, no hay en él una proliferación de temas
que permitan avizorar la vida de la mente. 8 Los textos que hemos encontrado para nuestra consulta bibliográfica han sido muy importantes porque nos
han servido como guías en nuestra aproximación a Marx. La mayoría de ellos fueron publicados hace varios
años; tal vez la situación política generada por la caída del muro de Berlín y la desaparición de la URSS ha
llevado a que se considere que esos sistemas políticos, que corresponden a lo llamado “socialismo real”, han
arrastrado consigo el trabajo investigativo de Marx, razón por la cual el acceso a estudios recientes sobre
Marx no ha sido fácil. Esperamos que este trabajo permita, por el contrario, evidenciar su importancia y la
permanente actualidad de su análisis respecto a todos los aspectos de la filosofía. 9 Aunque acudiremos a los filósofos marxistas es pertinente señalar que nuestro trabajo no es sobre el
denominado marxismo aunque éste sea parte de nuestro apoyo.
21
Expondremos nuestro trabajo en el siguiente orden. En el primer capítulo se indagará la
condición natural de la existencia humana y, en consecuencia, de la vida de la mente que se
produce en la naturaleza a partir de la actividad humana. Destacaremos que es la acción del
cuerpo la que da origen a la mente y que el trabajo, las herramientas y la organización social
son las condiciones generales desde las que se produce la mente. Igualmente, señalamos las
características de la ciencia que estudia lo humano para poder realizar una investigación
sobre la vida de la mente y se presentará el desarrollo y el nexo que entre si encontramos
entre las potencialidades humanas (sentidos, conciencia, lenguaje, pensamiento) En el
segundo capítulo se analizará el trabajo en el modo de producción capitalista y la mente que
se ha producido en esa formación social en condiciones de trabajo enajenado y en una
determinada división social del trabajo. En el tercer capítulo se plantearan las implicaciones
que tiene para el estudio de la mente la superación del modo de producción capitalista y lo
que esto significa para el despliegue de la vida de la mente y su modificación; se analizará el
motivo por el que la transformación de la mente exige la modificación del mundo, es decir,
la revolución de las condiciones materiales en las que se produce nuestra existencia.
Finalmente se presentará el trabajo creador y renovador del arte como un modelo de
actividad humana que posibilita la transformación de la mente.
22
I. FUNDAMENTOS NATURALISTAS DE LA VIDA DE LA MENTE
(…) la sustancia pensante y la sustancia extensa es una sola
y la misma sustancia, comprendida, ya bajo este, ya bajo aquel atributo.
B. Spinoza
(…) para que la individualidad espiritual pueda influir sobre el cuerpo,
ella misma tiene que ser, como causa, algo corporal
F. Hegel
1.1 LA CONDICION NATURAL HUMANA DE LA MENTE
La llamada filosofía de la mente que se ha desarrollado en las últimas décadas ha buscado
su fundamento en la ciencia experimental y desde ella pretende sustentar sus tesis. Al
buscar su apoyo en los trabajos de diversas ciencias naturales, indaga por un conocimiento
de la mente alejado de cualquier sustento que no pueda ser tratado desde la metodología de
la ciencia experimental. Pues bien, sin negar la importancia de fundamentar el trabajo de la
mente en el saber de las ciencias naturales, es necesario pensar la ciencia que pretende
conocer lo humano desde la superación de la mera descripción de los fenómenos naturales
o del razonamiento sobre los resultados de los experimentos10
. La ciencia descriptiva ha
colaborado en el dominio y conocimiento del mundo natural y en este sentido, la filosofía
de la mente ha encontrado en ella el modelo de saber que le permite desarrollar sus
afirmaciones11
. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la mente, nuestro objeto de
10
La concepción positivista del saber ha tenido críticas por la unilateralidad de sus planteamientos y por
suponer que sólo existe un método para poder desarrollar la ciencia. Sin embargo, hay que notar que la
ciencia natural histórica supera ese planteamiento porque sin ella no podrían ser investigados diversos
aspectos de la realidad a los que el deseo de saber científico no puede renunciar. Sin negar la importancia
histórica del positivismo hay que indicar también sus debilidades; “al recurrir consecuentemente a la
experiencia podría dejar en gran parte de lado prejuicios metafísicos anticuados y despejar así el camino para
toda una serie de conclusiones revolucionarias; pero, de otra parte, por causa de su misma confianza
indiscriminada en la experiencia inmediata, se coloca de improviso en una peligrosa proximidad con el
realismo ingenuo, de manera que no hace mas que ir de una metafísica considerada ya como superada a otra”.
Cfr. KOFLER, L. La ciencia de la sociedad. Revista de occidente. Madrid. 1967. p. 143 – 144.
Especialmente es notoria esa dificultad cuando se quiere conocer la realidad social. 11
Existe una fuerte herencia positivista en los estudios sobre la realidad humana. “El fisicalismo positivista es
responsable del equivoco de haber considerado una determinada imagen de la realidad como la realidad
misma, y un determinado modo de asimilación del mundo como el único autentico. Con ello, ha negado, en
primer lugar, que el mundo objetivo sea inagotable (…) En segundo lugar, ha empobrecido el mundo
humano” Cfr. KOSIK. K. Dialéctica de lo concreto. Grijalbo. Caracas. 1988. p. 43. En este sentido, aparece
23
estudio, no es un elemento abstracto ni es un fenómeno físico observable inmediatamente
que pueda ser separado de la totalidad de la existencia humana o del dinamismo del cuerpo;
la mente no es un cuerpo cuyas características le permitan ser objeto de experimentos
realizados en un ambiente controlado de un laboratorio de investigación12
. En tal sentido, es
indispensable superar cualquier tipo de reduccionismo que solo comprende la mente desde
el cerebro y el sistema nervioso, o desde el alma o la pura razón13
.
Ahora bien, nuestro objetivo es investigar la vida de la mente y desde ella descubrimos las
limitaciones de las concepciones tradicionales. El concepto vida de la mente implica que
vamos a indagar por ella no como un aspecto del ser humano que puede ser estudiado de
manera aislada, separado de la existencia humana misma sino que nos interesa investigar la
mente como realidad viva, en su vitalidad, en su génesis, desarrollo y producción; el
movimiento de la mente, su vida, las condiciones que la posibilitan, ese es nuestro objeto de
estudio.
Pues bien, para poder desarrollar la ciencia que permita el conocimiento de lo humano y de
la mente, encontramos en Marx un proceso investigativo que nos permitirá desarrollar una
guía no solo para dilucidar la vida de la mente sino también los diversos momentos de lo
humano superando las concepciones abstractas que han estado presentes en el estudio de la
mente. En este sentido, Marx nos demuestra que son las condiciones materiales de la
la creencia científica de que conocer algún aspecto de lo humano significa referirlo exclusivamente al estudio
de un órgano o algún sistema corporal. 12
“La exclusividad con la que en la segunda mitad del siglo XIX se dejo determinar la visión entera del
mundo del hombre moderno por las ciencias positivas y se dejo deslumbrar por la prosperity hecha posible
por ellas, significo paralelamente un desvío indiferente respecto a las cuestiones realmente decisivas para la
humanidad autentica. Meras ciencias de hechos hacen meros hombres de hechos (…) Las cuestiones que
excluye son precisamente las más candentes para unos seres sometidos, en ésta época desventurada, a
mutaciones decisivas: las cuestiones relativas al sentido o sinsentido de esta entera existencia humana (…) La
mera ciencia de los cuerpos materiales nada tiene, evidentemente, que decirnos, puesto que ha hecho
abstracción de todo lo subjetivo” Cfr. HUSSERL, E. La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología
trascendental. 1991. Crítica. Barcelona. 1991. p. 5 – 6. 13
Al pretender aislar o centrar la mente en un órgano (como el cerebro) se esta reduciendo la riqueza de la
vida que pretende investigarse y en su lugar se trabaja con algo que concuerda con nuestras expectativas
previas y con nuestro prejuicios. “La falsa totalización o síntesis se manifiesta en el método del principio
abstracto, que deja a un lado la riqueza de la realidad, es decir, su contrariedad y multiplicidad de
significados para abarcar exclusivamente los hechos concordantes con el principio abstracto” Cfr. KOSIK,
Op., cit., p. 71.
24
existencia las que deben ser develadas para poder encontrar las bases desde las que se
desarrolla la existencia humana y, en nuestro estudio especifico, el estudio de la vida de la
mente.
Por lo tanto, las investigaciones de Marx logran presentar un conocimiento de lo humano
en el que se superan, en primer lugar, los postulados de las ciencias naturales consideradas
abstractamente y, en segundo lugar, los estudios que no parten del ser natural que somos.
Debido a que fragmentan la vida humana, siguiendo un procedimiento analítico, las
denominadas filosofías de la mente no investigan la vida de la mente, y no lo podrían hacer
porque asumen en su trabajo una especie de materialismo abstracto y mecanicista desde el
que no puede ser estudiada la vida misma. Al contrario, en Marx encontramos un trabajo
que nos evidencia que las informaciones sobre la mente no han logrado ahondar en su
objeto porque les falta, para lograr el conocimiento de la mente, asumir una indagación
consecuentemente materialista o naturalista. Marx parte de la naturaleza humana misma.
La primera premisa de toda historia humana es, naturalmente, la
existencia de individuos humanos vivientes. El primer estado de hecho
comprobable es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos
y, como consecuencia de ello, su comportamiento hacia el resto de la
naturaleza (…) Toda la historiografía tiene necesariamente que partir
de estos fundamentos naturales y de la modificación que experimentan
en el curso de la historia por acción de los hombres (IA, 19)
Como vemos, el carácter radicalmente natural de lo humano, es decir, su génesis e
inserción en la naturaleza, nuestra corporeidad y la acción que realizamos sobre la
naturaleza es, pues, la premisa de la que partimos14
. Sin tomar como punto de partida este
hecho incontrastable nos arriesgamos a sumergirnos en el mundo abstracto que separa la
vida humana de su dinámica real, del comportamiento del cuerpo hacia la naturaleza. Es la
14
“Marx denominó “naturalismo” o “humanismo” a su punto de vista, distinguiéndolo tanto del idealismo
como del materialismo, y alegando que unía lo que era esencial a ambos (…) el hombre se orientaba hacia la
naturaleza y realizaba sus necesidades en y a través de la naturaleza, pero también, mas fundamentalmente,
porque el hombre era parte de la naturaleza” Cfr. McLELLAN, D. Karl Marx: su vida y sus ideas. Crítica.
Barcelona. 1977. p. 149.
25
organización corporal humana, nuestra materialidad, y la manera como ella ha sido
constituida, el fundamento de la investigación sobre lo humano y sobre la vida de la mente.
Con esta proposición, Marx toma nuestro ser natural como el fundamento de cualquier
estudio sobre lo humano15
.
Ahora bien, Marx no solo parte de nuestra condición natural, de nuestra pertenencia y
necesario sometimiento a la naturaleza16
, sino que también parte de nuestra realidad
corporal, fundamento de nuestra condición humana, que evidencia nuestra acción hacia la
naturaleza17
, lo que implica que nuestro cuerpo no reacciona de manera inmediata y se
adapta pasivamente a su ambiente sino que Marx parte del obrar de nuestro cuerpo; en
consecuencia, nuestro cuerpo no es un fenómeno que pueda ser reducido a dato físico
predecible y concluido sino que la actividad que él realiza sobre la naturaleza nos exige
comprenderlo como una vida que está modificando la naturaleza para poder vivir y en esa
misma acción se construye, se está produciendo, está en proceso, está en formación. El ser
humano como todo ser natural tiene un determinado comportamiento hacia la naturaleza y
éste consiste en obrar sobre las condiciones naturales y es en esta acción es donde
comprendemos lo propio de su existencia18
. Precisamente, en los Manuscritos
15
“El punto de partida de las investigaciones marcianas es la convicción materialista – naturalista de que “el
hombre es una parte de la naturaleza”, esto es, un ser natural material, sensorial – sensitivo, originado como
tal a consecuencia de determinados procesos naturales inconcientes. Se trata, naturalmente, de un ser natural
vivo, que solo puede subsistir por su constante intercambio o metabolismo con la naturaleza; el hombre
asegura ese intercambio mediante su propia actividad vital: es un “ser natural activo”. Cfr. MÁRKUS, G.
Marxismo y antropología. Grijalbo. Barcelona. 1974. p. 8. 16
La presentación lógica del concepto de necesidad tiene un primer momento al hacer referencia a las
necesidades corpóreas, es decir, propias de nuestra naturaleza animal y física. “Las funciones animales son los
procesos que sobrellevan los seres vivos y las acciones que emprenden para mantenerse vivos, en tanto que
las necesidades físicas son los deseos que sienten respecto a los objetos y acciones indispensables para
mantenerse vivos y en funcionamiento” Cfr. OLLMAN, B. Alienación. Amorrortu Editores. Buenos Aires.
1973. p. 103. Un segundo momento lo encontraremos en las necesidades creadas por la sociedad capitalista y
el tercer momento por las necesidades humanas en un momento en el que sea anulado el modo de producción
capitalista. 17
El fundamento del materialismo en Marx es la condición natural del ser humano y su necesaria relación con
la naturaleza. “In Marx‟s earliest writing, nature, as the basis of the material world, was necessarily of
fundamental concern to him in the development of his materialist analisis” Cfr. HERAN, J. Gender: Biology,
nature, and capitalism en CARVER, T. The Cambridge Companion to Marx Cambridge University. 1995.
p. 224. 18
“Los hombres son seres corpóreos sensibles, que al igual que los animales dependen de la naturaleza, pero
a diferencia de ellos modifican continuamente la naturaleza, modificándose con ello a si mismos de forma
decisiva en épocas históricas. Cuando Marx, en sus escritos tempranos, habla se la “esencia” del hombre, no
quiere significar una figura inmutable, hipostasiada sino únicamente una serie de elementales condiciones
26
económicos – filosóficos de 1844 encontramos esta relación directa entre nuestro ser vivo
natural y nuestra existencia propiamente humana.
El animal forma una unidad directa con su actividad vital. No se
distingue de ella. Es ella. El hombre, en cambio, hace de su actividad
vital misma el objeto de su voluntad y de su conciencia (…) Cierto que el
animal también produce. Se constituye su nido o una morada, como las
abejas, el castor, las hormigas, etc. Pero solo produce lo que necesita
directamente para sí o para su cría; produce unilateralmente (…) el
animal sólo produce cuando siente necesidad física inmediata para
hacerlo, al paso que el hombre produce sin sentir físicamente necesidad
de ello y sólo se produce a si mismo mientras que el hombre reproduce
toda la naturaleza; el producto del animal forma directamente parte de
su cuerpo físico, mientras que el hombre se enfrenta directamente a su
producto (M, 600).
Por consiguiente, la condición natural del ser humano tiene una primera particularidad. A
consecuencia del dinamismo propio de su vida, transforma su mundo primario, esto es, la
naturaleza. En otras palabras, la existencia humana encuentra su origen en la acción de
transformación del mundo natural al que pertenece. El contraste que presenta Marx entre el
ser humano y las demás especies animales destaca la diferencia y la particularidad
humana19
. Los animales no humanos tienen una relación directa con la naturaleza. Se
adaptan inmediatamente a ella; no alteran, no modifican, ni transforman, ni crean nuevas
básicas que siguen siendo las mismas en el curso de las transformaciones históricas del ambiente y del
hombre. En tanto que los animales dependen de un círculo limitado en su entorno “específico” la dependencia
del hombre es universal.” Cfr. IRING, F. La creencia en el progreso tecnológico y la ecología en el
pensamiento de Marx y Engels en Cuadernos de filosofía. Vol. VI. Números 3 – 4. Julio – diciembre. 1983.
p. 51. 19
En Marx encontramos superadas las concepciones sobre la naturaleza que la abordan como algo acabado y
separado de lo humano. “Lo que diferencia el concepto marxista de naturaleza en su disposición respecto a
otras concepciones, es su carácter sociohistórico. Marx parte de la naturaleza (…) la ve de entrada en relación
con la actividad humana. Todos los demás enunciados sobre la naturaleza, sean de carácter especulativo,
gnoseológico o referentes a las ciencias naturales, presuponen ya siempre la totalidad de los modos
tecnológico – económicos de apropiación de los hombres, es decir, la praxis social”. Cfr. SCHMIDT, A
El concepto de naturaleza en Marx. Siglo XXI. México. 1976. p. 11. Un estudio sobre las interpretaciones
de la naturaleza y de nuestra condición natural encuentran en Marx el punto de partida para investigar la
naturaleza desde nuestra vida social y a la sociedad desde nuestra realidad natural.
27
condiciones. Es cierto que encontramos en diversas especies animales diferentes a la
humana algunas manifestaciones de inteligencia, pero no aparecen hasta el presente
especies que realicen mudanzas en la naturaleza como las realizadas por el ser humano. Si
queremos compararla con la existencia humana que actúa, se potencia y se expande,
encontraremos que la vitalidad animal tiene como telos la conservación y protección de la
vida.
En consecuencia, según Marx, las múltiples y diversas actividades que los seres humanos
hemos practicado sobre la naturaleza han tenido, en un primer momento, origen en
necesidades naturales que coinciden con las de las demás especies animales. Sin embargo,
encontramos unas particularidades especiales que establecen la superación de ese primer
momento20
. En primer lugar, los animales actúan en manada, con una especial
determinación del código genético y los seres humanos obramos socialmente, lo que
implica un plan racional que es simultáneamente individual y social. En segundo lugar, las
demás especies animales obran condicionados por la satisfacción de necesidades básicas,
los seres humanos partimos de ellas y podemos crear nuevas necesidades. Finalmente, el
animal obra directamente con la fuerza y destreza de su cuerpo, el ser humano realiza su
actividad empleando instrumentos que él mismo ha construido. Pues bien, estas
características no corresponden a algo que esté inscrito en nuestra estructura puramente
fisiológica sino que corresponden, primordialmente, a los diversos aspectos de nuestra
actividad sobre la naturaleza. Estas características vamos a desarrollarlas a lo largo del
presente capítulo.
20
Uno de los puntos de partida en Marx es precisamente la diferencia entre las necesidades específicamente
humanas y las de las demás especies animales. Mientras que en estas el objetivo de la satisfacción de las
necesidades esta en su propio cuerpo (conservación, apareamiento, defensa) las necesidades humanas estén
directamente referidas a la objetivación en un triple sentido. En primer lugar, solo pueden ser satisfechas por
un objeto social, es decir, los objetos construidos por el ser humano satisfacen las necesidades humanas; en
segundo lugar, ese objeto orienta la necesidad y, finalmente, la necesidad es originada por los objetos que le
preexisten, lo que significa que su satisfacción está condicionada históricamente. “La necesidad del hombre y
el objeto de la necesidad están en correlación: la necesidad se refiere en todo momento a un objeto material o
a una actividad concreta. Los objetos “hacen existir” las necesidades y a la inversa las necesidades a los
objetos”. Cfr. HELLER, A. Teoría de las necesidades en Marx. Península. Barcelona. 1998. p. 43.
28
La mente es producto de la manera como somos en la naturaleza y la experiencia de la
naturaleza, nuestro particular vínculo con ella, es la que nos permitirá comprender la vida
de la mente. La mente se conoce en su vitalidad, se manifiesta en nuestras particularidades
como ser natural, en las diversas actividades que realizamos para transformar la naturaleza
y en nuestra autoproducción. Es el comportamiento de nuestro cuerpo el escenario en el
que se produce la mente y son las actuaciones del cuerpo las que nos ofrecen el
conocimiento de la mente. No hay vida sin mente ni mente sin vida. Por ese motivo, no
abordamos la mente como una realidad apartada de la manera como producimos nuestra
existencia, esto es, de nuestra relación con la naturaleza que se da desde nuestro propio
cuerpo.
La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; es decir, la
naturaleza en cuanto no es ella misma cuerpo humano. Decir que el
hombre vive de la naturaleza significa que la naturaleza es su cuerpo,
con el que debe mantenerse en proceso constante, para no morir. (M,
599 - 600)
Así, la naturaleza no es algo distante de nosotros: somos naturaleza en la medida en que
nuestro cuerpo constituye nuestra verdad y expresa, también, nuestra vida natural; es decir,
nuestro cuerpo encuentra en la naturaleza una extensión, una continuación de nuestra
individualidad. Pertenecemos a la naturaleza en una doble dimensión, a) ella es nuestro
cuerpo inorgánico, es la prolongación y plenitud de nuestra vitalidad y b) es la fuente de
nuestra vida. La vida humana expresa plenamente su humanidad en las diversas y variadas
relaciones con la naturaleza porque en ellas evidencia la comprensión que el ser humano
tiene de sí mismo21
. No existe vínculo con la naturaleza que no manifieste nuestra
comprensión de la vida, es decir, de nuestro cuerpo y de nuestra mente.
21
La materialidad de la existencia humana es evidente en el proceso vital en el que se encuentra el ser
humano con la naturaleza; “El intercambio orgánico tiene como contenido el hecho de que la naturaleza se
humaniza y el hombre se naturaliza. Su forma esta históricamente determinada en cada caso (…) Como los
hombres incorporan sus fuerzas esenciales a las cosas naturales trabajadas, las cosas naturales, a su vez,
adquieren una nueva cualidad social” Cfr. SCHMIDT. Op., cit., p. 85 – 86.
29
El que la vida física y espiritual del hombre se halla entrelazada con la
naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza se halla
entrelazada consigo misma, pues el hombre es parte de la naturaleza.
(M, ibídem)
La naturaleza es principio de la verdad del ser humano en la medida en que desde la
naturaleza podemos comprender el despliegue de nuestra vitalidad. Y en esa medida la
vida humana no transcurre paralelamente a la de la naturaleza sino que pertenece a ella y
comprender ese entrelazamiento de la vida humana con la naturaleza significa, para el
estudio de la vida de la mente, que esta encuentra en la actividad del cuerpo en la
naturaleza su propia producción y autoproducción porque es en la relación de nuestro
cuerpo con su cuerpo inorgánico donde encontramos el principio de intelección sobre la
mente humana.
1.2. EL TRABAJO COMO FUNDAMENTO DE LA VIDA DE LA MENTE
Las diversas acciones que realizamos sobre la naturaleza están condicionadas por las
características de la naturaleza misma, por las posibilidades de nuestro cuerpo y por las
necesidades de nuestra vitalidad22
. Ahora bien, la actividad propiamente humana, aquella
desde la que modificamos la naturaleza, desde la que construimos nuestro mundo y en la
que nos producimos a nosotros mismos es el trabajo. El trabajo no es exclusivamente una
ocupación en la que creamos productos sociales y en la que procuramos nuestra
supervivencia; fundamentalmente, el trabajo es la actividad humana en la que estamos
logrando nuestra humanización. El ser humano se hace humano en el trabajo como
actividad en la que estamos autoconstruyéndonos. Lo propio del ser humano es que por
medio de la actividad nos hacemos a nosotros mismos; aparece entonces el trabajo como la
praxis esencial humana, es decir, en el estudio sobre el trabajo podemos poner en claro la
22 El principio de las diferencias entre Marx y Hegel esta en que para éste la naturaleza es una enajenación de
la Idea, para Marx el ser humano y toda organización social tienen como presupuesto fundamental y único a
la naturaleza desde la que se construye la vida humana. “Marx insiste, aparte de los atributos corporales de un
organismo dependiente de su entorno (receptividad de los sentidos, estado de necesidad, emotividad,
vulnerabilidad), en los modos de comportamiento adaptativo y en las manifestaciones vitales activas de un
ente natural activo”. Cfr. HABERMAS, J. Conocimiento e interés. Tecnos. Madrid. 1982. p. 34.
30
existencia humana, su constitución, sus características, su sentido y sus posibilidades. La
investigación sobre lo humano y de la vida de la mente encuentra en el trabajo el concepto
teórico práctico para poder comprender su realidad existencial.
Entonces, el trabajo es la práctica en la que se produce nuestra humanización, la que hace
efectiva nuestro intercambio orgánico con la naturaleza porque necesitamos efectuar dos
actividades indispensables: por un lado, tomar los elementos que nuestro cuerpo necesita
para poder conservarse y potenciarse23
y, por otro lado, modificar algunos objetos
naturales para poder realizar el trabajo, esto es, para la realización de nuestra condición
humana, para el despliegue y constitución de nuestro ser.
(…) así como la naturaleza brinda los medios de vida del trabajo, en el
sentido de que éste (el ser humano) no puede vivir sin objetos sobre los
cuales se ejerza, brinda también, de otra parte, los medios de vida en un
sentido mas estricto, el de los medios de subsistencia física del propio
trabajador (M, 597)
Es decir, la expresión medios de vida posee un doble sentido. Por un lado, se refiere a las
diversas herramientas que hacen posible que podamos tomar de la naturaleza elementos que
nos permitirán desplegar las potencialidades de nuestro cuerpo y de nuestra mente y
realizarlas. Por otro lado, los medios de vida permiten la conservación básica de nuestra
existencia. No podemos sustraernos a la satisfacción de necesidades. Somos seres que
necesitamos la naturaleza en el sentido en que estamos obligados a consumir diversos
elementos naturales para conservar nuestro cuerpo y posibilitar la vida de la mente, esto es,
para autoproducirnos24
. Entonces, en el trabajo que realizamos para conservar nuestro ser,
23
Conservar y potenciar nuestro ser vivo no pueden ser consideradas como aspectos independientes entre si
sino que están implicados en el trabajo humano en la medida en que es en el trabajo que nos producimos
permanentemente como seres humanos; “la potencia o el esfuerzo de una cosa cualquiera con el que ya sola,
ya con otras, obra o se esfuerza por obrar algo, esto es, la potencia o el esfuerzo con que se esfuerza por
perseverar en su ser, no es nada aparte de la esencia dada o actual de la cosa misma” Cfr. SPINOZA. B.
Ética. FCE. México. 1980. p. 111. 24
“Según la teoría materialista, el factor decisivo de la historia es, en fin de cuentas, la producción y
reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción son de dos clases. De una parte, la
producción de los medios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de vivienda y de los instrumentos
que para producir todo eso se necesitan; de otra parte, la producción del hombre mismo, la continuación de la
31
en esa misma acción estamos creándonos a nosotros mismos. Esto evidencia que la
naturaleza no solo nos provee de los productos que requerimos para vivir sino que también
es desde nuestra experiencia con la naturaleza, en un momento histórico concreto, desde la
manera como realizamos nuestra vitalidad en ella, como se realiza la plenitud de nuestro
cuerpo.
En otras palabras, somos naturaleza, seres sensitivos25
que obramos sobre los elementos de
la naturaleza y desde ellos construimos nuestra vida. Por lo tanto, los objetos materiales no
son algo extraño y ajeno a nosotros, por el contrario, son el principio de nuestra
autoconstitución porque al producirlos desarrollamos las habilidades y las fuerzas de
nuestro cuerpo y las potencialidades de nuestra mente. Esas fuerzas surgen, entonces, en
nuestra propia acción, en la transformación de la naturaleza y desde las herramientas que
creamos. En suma, obrar sobre los materiales de la naturaleza implica la creación de
herramientas, la modificación de esos materiales y, al mismo tiempo, la realización y
creación de nuestra condición humana26
. Nuestro ser humano no es nada diferente de la
producción de nuestra naturaleza, del cuerpo y de la mente. Esto implica que el cuerpo y la
mente no son sino que están siendo en la medida en que hemos trabajado el mundo
natural27
. Pero esta transformación de la naturaleza y de nosotros mismos exige una
organización, una planeación porque no es un obrar sin propósito ni lógica. La acción
especie. El orden social en que viven los hombres en una época o en un país dados, esta condicionado por
esas dos especies de producción” Cfr. ENGELS. F. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado
en Obras escogidas. Ed. Progreso. Moscú. p. 471 – 472. El cuerpo y la mente se producen desde esas
realidades inseparables con unas características determinadas históricamente. 25 “Todo esta en la sensibilidad, y si se quiere, todo lo que emerge en la conciencia espiritual y en la razón
tiene su fuente y origen en la sensibilidad, pues fuente y origen no significan otra cosa que el primer modo
inmediato bajo el cual algo aparece.” Cfr. HEGEL, F. Enciclopedia de las ciencias filosóficas. Alianza.
Madrid. 2008. p. 450. 26
“(…) los individuos tienen que desarrollar en si mismos – en alguna medida- las cualidades humanas
especificas que permiten el uso “adecuado” de los objetos de trabajo”. Cfr. MÁRKUS. Op., cit., p. 13. 27
“Por el trabajo tiene lugar una doble transformación. Por un lado el hombre que trabaja, se transforma a sí
mismo, actúa sobre la naturaleza, y cambia al mismo tiempo la suya propia, desarrolla las potencias que
“duermen” en ella y las somete a su poder. Por otro lado, los objetos naturales, potencias naturales, se
transforman en instrumentos de trabajo, en objetos de trabajo, materias primas, etc. (…) Los objetos naturales
siguen siendo en sí lo que naturalmente eran, en tanto que propiedades, relaciones, proporciones objetivas,
existen independiente de la conciencia humana, y solo por su exacto ser conocidas y puestas en movimiento
por el trabajo, pueden devenir útiles”. Cfr. LUKÁCS, G. Marx, ontología del ser social. Akal. Madrid. 2007.
p. 70.
32
humana ordenada sobre la naturaleza es el trabajo. Sin el trabajo sobre la naturaleza no
podemos vivir ni realizar nuestra vitalidad.
El trabajo es, en primer termino, un proceso entre la naturaleza y el
hombre, proceso en que este realiza, regula y controla mediante su
propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este
proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de
la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su
corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de este
modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias
que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobre la
naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia
naturaleza, desarrollando las potencias que dominan en él y sometiendo
el juego de sus fuerzas a su propia disciplina. (C, 130)
Encontramos en el trabajo el concepto central que permite conectar los diversos aspectos de
la existencia humana, esto es, la modificación de la naturaleza, la construcción del mundo
humano, la humanización del cuerpo, las diversas relaciones entre los seres humanos y la
vida de la mente. El trabajo es el concepto teórico práctico fundamental porque nos permite
investigar la totalidad de lo humano y es la praxis concreta y cotidiana. El trabajo es, en
consecuencia, nuestra condición vital en la medida en que es construcción, producción,
realización de nuestro cuerpo y nuestra mente, transformación de la naturaleza y
construcción de nuestro mundo. Por lo tanto, puede afirmarse que con el trabajo surge el ser
humano, es la determinación antropológica28
. El trabajo no es solo una exigencia de la
28
“Con el trabajo comienza una transformación física del hombre: la especialización de la mano (que es al
mismo tiempo órgano y producto del trabajo); como resultado de ésta, la regresión de la importancia de la
mandíbula, debido a que, al acrecer el papel de la mano, las funciones de la mandíbula disminuyen en
proporción, y, al atrofiarse ésta, los músculos de la masticación liberan a la caja craneana y el cerebro de la
enorme venda de músculos que los oprimían; la generalización de la posesión erecta; un cambio de
alimentación (sobre todo, después del descubrimiento del fuego); etcétera. Con el trabajo, es decir, con la
transformación conciente de la naturaleza, nació el hombre. El trabajo, al crear lazos sociales de un tipo
nuevo, nacido de la cooperación, arrastró la formación de sociedades específicamente humana. Lo que
distingue a una bandada de monos de una sociedad humana es el trabajo colectivo”. Cfr. GARAUDY, R.
¿Qué es la moral marxista? Ed. Procyon. Buenos Aires. 1964. p. 98 – 99.
33
naturaleza sino que debemos comprenderlo necesariamente como la praxis29
social,
planeada, organizada. El trabajo, concepto integrador, organiza la praxis histórica y
socialmente y desde él Marx va a comprender la realidad humana. La premisa de Marx es
que somos naturaleza y en el trabajo que realizamos en ella y desde ella nos conservamos y
nos realizamos como seres humanos30
.
En suma, el trabajo no aparece separado y distante de la naturaleza sino que el trabajo nos
es comprensible desde la naturaleza misma, es decir, la especie humana requiere realizar un
proceso de transformación de su mundo primario y original, la naturaleza, como condición
para poder vivir, y en ese mismo movimiento natural está produciéndose la existencia
humana. En ese sentido, puede afirmarse que la naturaleza encuentra en el trabajo una de
las diversas formas en las que se evidencia su movimiento eterno e incesante. Por lo tanto,
la historia del hombre hace parte de la comprensión de la naturaleza como historia natural,
no solo en el sentido de que el desarrollo de las ciencias naturales dependen del desarrollo
del ser humano sino también porque algunas de las transformaciones de la naturaleza son
debido al trabajo humano.
1.3 LA VIDA SOCIAL Y LA PRODUCCIÓN DE NUESTRA MENTE
La relación viva entre el ser humano y la naturaleza es, necesariamente, una
autoproducción, la cual tiene un doble aspecto en el que se manifiesta nuestra dependencia
de ella; por un lado, no nos apartamos de la naturaleza porque no dejamos de ser seres
impregnados de la materialidad natural31
, que nos es propia y, en segundo lugar, no
29
Algunos de los conceptos utilizados por Marx no son explicados o definidos por él. El trabajo del lector es
descubrir su verdad en el desarrollo de los conceptos. Quizás el ejemplo mas claro sea el de praxis. Este
concepto va desplegando su realidad en el movimiento del mundo natural histórico. “La abstracción de un
concepto crítico puro, vr. gr. Alienación, Praxis, debe asumirse por el investigador, pues no se halla en tal
estado de pureza en el mismo Marx”. Cfr. VERGARA, F. Marx – Hegel UNAD. Bogotá. p. 109. 30
Nunca existe la posibilidad de separar la realización de nuestra humanidad de la naturaleza ni la naturaleza
de nuestra vida humana. “El mundo sensible y los hombres finitos en su respectivo entrelazamiento social –
esencia y apariencia a la vez – son las únicas magnitudes que tiene en cuenta la teoría marxista. Solo existe
para Marx en el fondo “el hombre y su trabajo, por una parte, y la naturaleza y su sustancia material, por otra”
Cfr. SCHMIDT. Op., cit., p. 25. 31
“El mundo recibe la acción del hombre. El trabajo y sus instrumentos no son una violencia impuesta a la
naturaleza. El hombre sigue siendo una parte de la naturaleza; y también su instrumento. Y la naturaleza es
34
dejamos de requerir los elementos de la naturaleza para vivir. Para poder enfrentar las
exigencias de la naturaleza y apropiarnos de los elementos indispensables para vivir es
necesario el trabajo, no como actividad que realiza un individuo en soledad sino como
trabajo socialmente organizado32
.
En efecto, en Introducción general a la crítica de la economía política (1857) Marx nos
muestra que la vida social es el principio natural del que debe partirse para toda
investigación sobre el trabajo humano.
Individuos que producen en sociedad, o sea, la producción de los
individuos socialmente determinada: este es naturalmente el punto de
partida. (I, 282)
La vida social es el mundo propiamente humano y el ser humano puede desarrollar su
humanidad porque su existencia es siempre social33
, lo que implica, necesariamente, que la
producción humana sobre los elementos de la naturaleza solo es posible en una formación
social34
y esta aparece como el nicho natural humano. “Toda producción es apropiación de
vuelta a crear por el hombre y toma una forma humana sin dejar de ser naturaleza”. Cfr. LEFEBVRE, H.
Qué es la dialéctica La pléyade. Buenos Aires. 1975. p. 55. 32
“El trabajo es la relación histórica real del hombre con la naturaleza y determina al mismo tiempo la
relación reciproca entre los hombres, esto es, la totalidad de la vida entera humana. Por eso es el trabajo el
presupuesto natural entero de la vida humana. El trabajo es ante todo una actividad que se orienta a la
satisfacción de las necesidades no directamente sino a través de mediaciones. El objeto de trabajo no se hace
adecuado para satisfacer necesidades humanas sino porque el trabajo lo altera, lo transforma con la ayuda de
un medio natural o producido el mismo por el trabajo”.Cfr. MÁRKUS. Op., cit., p. 10 – 11. 33
“Marx vincula el concepto de trabajo social con el de historia del género humano. Esta expresión manifiesta
de modo inmediato el mensaje materialista, según el cual la evolución natural en el ámbito de una sola especie
se puede proseguir con otros medios, esto es: a través de la actividad productiva de los mismos individuos
socializados. En la medida en que los seres humanos reproducen su vida por medio del trabajo social,
producen, al mismo tiempo, sus relaciones vitales materiales, su sociedad y el proceso histórico en el curso
del cual transforman a la propia sociedad y al individuo”. Cfr. HABERMAS. J. La reconstrucción del
materialismo histórico. Tecnos. Madrid. 1981. p. 139. 34
El concepto “formación social” parece ser más preciso que el de sociedad. No solo puede creerse que existe
algo llamado sociedad que subyace a los individuos que producen su vida en sociedad sino que, además, debe
señalarse la pluralidad de acciones que se realizan en esas relaciones de producción. “En el uso marxista, él
propósito del concepto de formación social consiste precisamente en subrayar la pluralidad y heterogeneidad
de los posibles modos de producción dentro de la totalidad histórica y social dada. Por el contrario, la
repetición acrítica del termino “sociedad” conlleva con demasiada frecuencia la presunción de una unidad
subyacente de lo económico, lo político y lo cultural dentro de un conjunto histórico, cuando de hecho esta
simple unidad e identidad no existe”. Cfr. ANDERSON, P. Transición de la antigüedad al feudalismo. Siglo
XXI. México. 2002. p. 14
35
la naturaleza por parte del individuo en el seno y por intermedio de una forma de sociedad
determinada” (I, 287). La producción social no es solo el mundo en el que se genera nuestra
vida sino que es el que determina y establece las condiciones de nuestra humanidad por ser
el mundo en el que se efectúa cotidianamente el intercambio con la naturaleza. Entonces, la
especie humana tiene como característica propia que los individuos organicemos la
producción de nuestra existencia socialmente. Nuestro cuerpo y nuestra mente son
producidos en relación al trabajo que se ha organizado en sociedad para satisfacer nuestras
múltiples necesidades35
.
El trabajo humano no solo es praxis sobre la naturaleza, con unos instrumentos específicos
y una organización de las industrias históricamente situada sino también cuenta con una
manera particular de entablar relaciones con los demás individuos36
. En el trabajo se
integran, entonces, dos actividades indisolubles y que se remiten una a la otra, es decir, una
es inteligible en su relación con la otra: no hay vida humana si no contamos, por un lado,
con una organización social y unas herramientas en las que se desarrolla nuestras fuerzas
corporales y mentales, y, por otro lado, individuos con los que no solo se organiza el
trabajo sino que, desde el trabajo mismo, se construye la existencia. En ese sentido aparece
la tesis VI de las Tesis sobre Feuerbach (1845) “la esencia humana no es algo abstracto e
inmanente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales (T,
667). En este mismo proceso con otros en un modo de producción37
específico se va
35
Que seamos seres con necesidades naturales no significa que estamos padeciendo la naturaleza ni
sufriéndola, por el contrario quiere decir que nuestra condición natural para vivir necesita de elementos
naturales, por un lado, y que esa acción solo se realiza en un intercambio orgánico con la naturaleza, por otro
lado, lo que implica que, por nuestra condición humana, en la praxis de satisfacer nuestras necesidades,
estamos transformando la naturaleza, creando instrumentos y produciendo nuestro cuerpo y nuestra mente.
“El hombre forma parte de la naturaleza. Es un fragmento de ella, es un momento de ella. Es, en el espacio,
un fragmento de ella. El hombre esta hecho de la misma materia que las cosas: la composición de los tejidos
de su cuerpo no difiere, en cuanto a sus elementos, a la de los demás cuerpos. Es un ser material entre los
demás, sometido a las mismas determinaciones físico – químicas y a las mismas leyes. Los cambios vitales
del hombre – su respiración, su alimentación, su vestimenta, su hábitat – lo integran a la naturaleza (…) El
hombre es uno con la naturaleza. Mantiene con ella relaciones constantes, para no morir”. Cfr. GARAUDY.
Op., Cit., p. 93. 36
“El hombre es en su realidad el conjunto de las relaciones sociales; si se prescinde de este componente
social del individuo, solamente subsisten entre los hombres los lazos que origina la naturaleza, lo cual es
falso”. Cfr. SCHAFF. A. Historia y verdad. Grijalbo. México. 1974. p. 91. 37
El modo de producción es un modelo teórico que nos permite investigar la manera como se organiza
nuestra especie para realizar su vida en la naturaleza en un marco histórico concreto. “Un modo de
producción es una estructura que expresa un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las
36
formando la vida de la mente. Nuestra individualidad es social no solo por las condiciones
de nuestra existencia y por la praxis misma sino porque constituimos nuestra existencia en
las relaciones sociales de producción en las que surgen desde la familia hasta las relaciones
laborales38
. Pues bien, estas relaciones sociales de producción pueden ser objeto de estudio
y son uno de los elementos fundamentales para comprender la constitución de nuestro
cuerpo y de nuestra mente. En Trabajo asalariado y capital (1849) encontramos
precisamente que no es el individuo aislado el que debe ser objeto de investigación sino el
individuo en relaciones de producción.
En la producción, los hombres no actúan solamente sobre la
naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden
producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en común y
establecer un intercambio de actividades. Para producir, los hombres
contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos
vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es como se
relacionan con la naturaleza y como se efectúa la producción. (TA, 78)
En consecuencia, si la vida en determinada organización social es uno de los aspectos
fundamentales que nos permitirá comprender la mente, debe advertirse que el ser humano
está produciendo con otros en unas condiciones de producción social concretas. Es decir, lo
particular de los seres humanos es que estamos trabajando con otros para posibilitar y
realizar nuestra existencia humana39
. Una de las tesis fundamentales de Marx es que la
relaciones a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen todas en una interacción continua: 1) las reglas
que presiden la obtención por el hombre de productos de la naturaleza y la distribución social de esos
productos; 2) las reglas que presiden las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de agrupaciones
espontáneas o institucionalizadas; 3) las justificaciones intelectuales o míticas que dan de estas relaciones, con
diversos grados de conciencia y de sistematización, los grupos que las organizan y se aprovechan de ellas, y
que se imponen a los grupos subordinados. La coherencia de este conjunto justifica su calidad de estructura
(…) La necesidad de elaborar este esquema estructural es el de todas las ciencias: se trata de poner de
manifiesto la lógica interna de un sistema”. Cfr. VILAR. P. Iniciación al vocabulario del análisis histórico.
Crítica. Barcelona. 1982. p. 67 – 68. 38
“Para Marx, “el conjunto de las relaciones sociales” es un concepto científico, estrechamente ligado a la
idea de que solamente este conjunto define, desde el punto de vista teórico y científico, la condición de las
unidades biológicas constituidas por los individuos en el interior del sujeto colectivo de la acción social e
histórica”. Cfr. GOLDMANN, L. Marxismo y ciencias humanas. Amorrortu. Buenos Aires. 1975. p. 148 39
Como veremos mas adelante, esta no es una característica accidental sino que es condición de posibilidad
del desarrollo de nuestra humanidad. “El objeto mas elevado de la necesidad humana es el otro hombre. En
37
existencia humana es activa, productiva y es esa misma característica la que lleva a que los
seres humanos establezcan relaciones necesarias y ajenas a su voluntad. No hay vida
humana antes de nuestros vínculos con los demás y producimos nuestra existencia y sus
características en esos lazos. No estamos con otros en un pacto que tenga como fin la
conservación o la protección de nuestra individualidad o de nuestros bienes. Somos sociales
porque nuestra condición humana es social; la sociedad no es un agregado a nuestra vida
sino que nuestra existencia brota en una organización social concreta y desde ella son
pensados todos los aspectos de nuestra condición humana. En otras palabras, en la manera
como satisfacemos nuestras necesidades humanas nos constituimos como seres sociales no
solo porque nuestra vida siempre es y solo puede ser con otros sino porque vamos más allá
de nuestra individualidad para realizar las exigencias sociales40
y, simultáneamente, en ese
mismo movimiento se desarrolla nuestra particularidad; cada vida humana se despliega en
ese ir más allá de si misma y en esa exigencia también está construyéndose nuestra
particularidad. “El hombre es, en el sentido mas literal, un animal político, no solamente un
animal social, sino un animal que solo puede individualizarse en la sociedad. (I, 283). En
efecto, la misma estructura social nos exige vivir no solo para nuestras necesidades sino
también para las exigencias del mundo al que pertenecemos y en ese movimiento se
construye nuestra particularidad. No es el altruismo el que nos lleva a incluir al otro sino la
verdad humana que es desde siempre con otros en relaciones de producción de la vida
social. En la producción social surge nuestra individualidad y las características de esa
producción determinan nuestro cuerpo y nuestra mente. La mente no surge desde el interior
del individuo sino que es producida en las relaciones de producción; no es algo “interno” ni
es algo impuesto desde “afuera”; es en el proceso de producción social en el que surge
nuestra particularidad, donde encontramos el surgimiento de la vida de la mente. Por tal
motivo, el trabajo no produce seres humanos abstractos sino existencias concretas, vivas,
otras palabras: la medida en que le hombre como fin se ha convertido en el mas elevado objeto de necesidad
para el otro hombre determina el grado de la humanización de las necesidades humanas” Cfr. HELLER, Op.,
cit., 1998. p. 44. 40
“Somos, por naturaleza, animales sociales dependientes unos de otros para nuestra propia supervivencia”
Cfr. EAGLETON. T. Marx y la libertad. Norma. Bogotá. 1997. p. 27. Únicamente en esa sociabilidad propia
de nuestra condición podemos obrar sobre la naturaleza y, así, realizar nuestra propia existencia que es
siempre existencia social.
38
que conservan, producen y potencian socialmente su existencia. La verdad de esta tesis es
el fundamento para descubrir las condiciones de la historia humana.
(…) la primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto,
de toda historia, es que los hombres se hallen, para “hacer historia”,
en condiciones de poder vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer,
beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer
hecho histórico es, pues, el siguiente, la producción de los medios
indispensables para la satisfacción de estas necesidades, es decir, la
producción de la vida material misma, y no cabe duda de que es éste un
hecho histórico, una condición fundamental de toda historia (…) la
satisfacción de esta primera necesidad, la acción de satisfacerla y la
adquisición del instrumento necesario para ello conduce nuevas
necesidades (…) los hombres que renuevan diariamente su propia vida
comienzan al mismo tiempo a crear otros hombres. (IA 28 - 29)
De este modo, la vida social es, entonces, una exigencia de la naturaleza y en consecuencia,
un hecho histórico. Las condiciones para hacer historia son las condiciones para conservar
y desarrollar la vida. No es posible la historia humana si no se satisfacen las exigencias de
la naturaleza, y la vida social se organiza para realizar las exigencias de nuestra condición
natural. En efecto, una de las características de nuestra vida natural es que nuestra especie
debe organizarse socialmente para poder estar en condiciones para poder vivir. Pues bien,
esta relación viva que tenemos con la naturaleza condiciona nuestro conocimiento de ella y
nuestra manera de estar en ella; todo estudio y toda investigación sobre la naturaleza41
, que
concierne a exigencias de la existencia humana, corresponde a las necesidades de una
determinada formación social42
. E inversamente, es en las mismas exigencias de la
41
“La naturaleza es una categoría social, esto es: siempre esta socialmente condicionado lo que en un
determinado estadio de desarrollo social vale como naturaleza, así como la relación de esa naturaleza con el
hombre y la forma en la cual éste se enfrenta con ella, o, en resolución, la significación de la naturaleza en
cuanto a su forma y su contenido, su alcance y objetividad”. Cfr. LUKÁCS. Historia y conciencia de clase.
Grijalbo. México. 1985. p. 101. 42
“(…) las categorías y las leyes de la naturaleza, tanto orgánica como inorgánica, en último término (en el
sentido de una modificación de su esencia) constituyen una base insoslayable de las categorías sociales (…)
incluso cuando los objetos de la naturaleza de manera inmediata parece permanecer a su índole propia, su
39
naturaleza desde donde creamos instrumentos porque sin ellos no podemos realizar nuestra
naturalidad y, a su vez, condicionan las características de nuestra sociabilidad y, en
consecuencia, de la vida de la mente.
1.4. GÉNESIS DE LA MENTE EN LAS RELACIONES NATURALES
HISTÓRICAS
Teniendo en cuenta lo mencionado hasta ahora, podemos afirmar que la mente es un
fenómeno que puede ser estudiado objetivamente no solo porque encuentra su génesis en la
relación con los objetos de la naturaleza y con los que han sido producidos por el trabajo,
sino porque esos objetos forman parte de la mente en la medida en que expresan sus
potencialidades efectivas y la conforman; en un mismo movimiento manifiestan las
posibilidades de la mente y la estructuran. Esto implica que los objetos son mediaciones
naturales históricas en los que se realiza la vida de la mente. La mente se manifiesta en los
objetos y estos son la materialización, la realización de la mente.
(…) el objeto no es un objeto en general sino un objeto determinado, que
debe ser consumido de una manera determinada, que a su vez debe ser
modificada por la producción misma. El hambre es hambre, pero el
hambre que se satisface con carne cocida, comida con cuchillo y
tenedor, es un hambre muy distinta de aquel que devora la carne cruda
con ayuda de las manos, uñas y dientes. No es únicamente el objeto del
consumo sino también el modo de consumo, lo que la producción
produce no sólo objetiva sino también subjetivamente (…) la producción
no solamente produce un objeto para el sujeto sino también un sujeto
para el objeto. La producción, pues, produce el consumo, 1) creando el
material de éste; 2) determinando el modo de consumo; 3) provocando
en el consumo la necesidad de productos que ella ha creado
originariamente como objetos; en consecuencia, el objeto del consumo,
el modo de consumo y el impulso al consumo. (I, 291 – 292)
función en tanto que valor de uso, es ya algo cualitativamente nuestro frente a la naturaleza”. Cfr. LUKÁCS.
Op., cit., 2007. p. 72.
40
Una de las características de las investigaciones de Marx es que comprende que cualquier
parte de la realidad solo nos es inteligible en sus relaciones con lo demás aspectos43
. En
este sentido, comprender la verdad de la naturaleza para el ser humano implica
necesariamente, identificar las relaciones diversas y variadas que tenemos con los objetos
de la naturaleza y las nuevas relaciones que adquirimos con ellos una vez apropiados y
transformados en las relaciones de producción históricamente determinadas44
. Esta relación
no solo implica que sujeto y objeto no pueden ser pensados de manera separada sino se
originan mutuamente y, además, que su movimiento fundamental está en la producción
material. Precisamente, en esa producción de objetos destinados para nuestro consumo no
solo es originado el objeto sino que somos producidos por la producción misma, no solo
por la creación de los instrumentos sino por la manera de consumir, de apropiarnos del
objeto45
. El ejemplo presentado por Marx es elocuente: la satisfacción del hambre humana
solo es posible al efectuarse una serie de transformaciones a) del alimento, al cazar o
43
Este es uno de los aspectos más importantes en el pensamiento de Marx y, también, uno de los más
estudiados por diferentes marxólogos y científicos. Al caracterizar el pensamiento de Marx como dialéctico
se hace énfasis en las conexiones, las relaciones y que cada realidad es con relación a los demás fenómenos.
“La concepción dialéctica de la totalidad no sólo significa que las partes se hallan en una interacción y
conexión internas con el todo, sino también que el todo no puede ser petrificado en una abstracción situada
por encima de las partes, ya que el todo se crea a sí mismo en la interacción de éstas”. Cfr. KOSIK. Op., cit.,
p. 63. Este descubrimiento, que en sus orígenes especulativos se le deben a Hegel, es condición de posibilidad
para comprender el edificio conceptual de Marx y las consecuencias de sus investigaciones. 44
La dialéctica relación hombre naturaleza es el axioma fundamental de las investigaciones de Marx.
Cualquier alejamiento de este descubrimiento desdibuja el materialismo y conduce a interpretaciones que
pueden conducir a confusiones. “La historia no es la sucesión de los efectos que sobre los hombres obran el
contorno exterior o su propia naturaleza inalterable ni tampoco el juego conjunto de estos actores, como
suponían los primeros materialistas. Su esencia es la lucha de los hombres por realizar plenamente sus
potencialidades humanas y, puesto que son miembros del reino natural (pues no hay nada que trascienda a
este), el empeño del hombre por realizarse plenamente es un esfuerzo por evitar ser juguete de las fuerzas que
parecen a la vez misteriosas, arbitrarias e irresistibles, esto es, por lograr dominio sobre ellas y sobre sí
mismo, lo cual equivale a la libertad”. Cfr. BERLIN, I. Karl Marx. Alianza. Madrid. 1973. p. 132. Sin
embargo, hay que señalar que los seres humanos no tenemos unas potencialidades a desarrollar previas a
nuestro trabajo sobre la naturaleza sino que esas fuerzas son consecuencia de esa relación. Ahora bien, Berlin
afirma acertadamente que esa transformación de la naturaleza no es causada por una concepción ilustrada que
antecede el conocimiento a toda acción, en efecto “Los hombres logran subyugar así su mundo no ya a
merced de un aumento de conocimiento basado en la contemplación (como había supuesto Aristóteles) sino
por obra de su actividad, de su trabajo, de la conciente modelación tanto de su entorno como de sus propias
personalidades, influidas recíprocamente, siendo esta la forma primera y más esencial de unidad de voluntad,
pensamiento y acción, de teoría y práctica”. Cfr. Ibidem. 45
“El proceso de producción tiene tres momentos abstractos. La materia, que se diferencia en sí en materia
prima e instrumento, y la forma, que como trabajo representa una relación material de momentos que a su vez
son también materiales. No sólo la materia prima trabajada, sino también el instrumento que se le aplica,
pasan, por medio del trabajo, de la posibilidad a la realidad, y se consumen en su relación con el material. En
el “producto neutral” del trabajo los tres momentos del proceso tanto se anulan como se reproducen”.
Cfr. SCHMIDT. Op., cit., p. 79.
41
cultivar; b) por las herramientas necesarias para ese consumo; c) al surgir nuevas
necesidades en nuestro cuerpo que complementan y varían la alimentación. El necesario
consumo de los elementos naturales en condiciones históricas concretas produce
modificaciones en nuestro ser natural y desde esta acción, determinada por circunstancias
heredadas, construye nuestro ser histórico y se determina la forma de la vida social y, en
consecuencia, es producida la vida de la mente en unas condiciones concretas. Así, “este
determinado comportamiento hacia la naturaleza se halla determinado por la forma social,
y a la inversa. (IA, 32). Evidenciamos, entonces, que con el trabajo el ser humano está,
entonces, en relación histórica y social con la naturaleza, relación desde la que se produce
nuestro ser físico y mental46
. En consecuencia, cada nuevo instrumento produce nuevas
habilidades en nuestro cuerpo y nuevas fuerzas mentales desde las que se origina
determinada relación con la naturaleza, caracteriza las relaciones de producción y
condiciona la autoproducción humana.
Por esta razón, nosotros no podemos ver la naturaleza con mirada desprovista de la historia
que nos precede y del modo de producción en el que se desarrolla nuestra existencia,
porque desde esa existencia histórica, al producir y consumir los objetos, se ha modificado
no solo la naturaleza sino también nuestros sentidos y nuestras características mentales y
físicas.
Estas afirmaciones de Marx no solo orientan nuestra investigación sobre la vida de la mente
sino que nos permiten comprender la abstracción y las limitaciones de otras teorías; Marx
rompe con el materialismo ingenuo que cree que percibe objetos sin comprender que
nuestra mirada es humana, esto es, natural histórica.
La falla fundamental de todo el materialismo precedente ( incluido el de
Feuerbach) reside en que solo capta la cosa, la realidad, lo sensible,
bajo la forma de objeto o de la contemplación, no como actividad
humana sensorial, como práctica;, no de un modo subjetivo. (T, 665)
46
“Marx no distingue entre naturaleza interna y externa (…) la naturaleza externa existe sólo para el hombre a
través de la acción reciproca con la sociedad, mediante el proceso de socialización, en el intercambio orgánico
entre el hombre y la naturaleza”. Cfr. HELLER. Op., cit., 1998. p. 32.
42
Las concepciones materialistas abstractas conciben al ser humano separado de los objetos
porque no comprenden que la actividad fundamental del ser humano es el trabajo, la
transformación del mundo en un modo de producción concreto; entonces asumen una
actitud contemplativa hacia el mundo. Pero Marx nos ha evidenciado que el mundo es
producto de la praxis y es desde ella que podemos investigar no solo los diversos aspectos
de la vida de la mente sino también los productos de esa praxis: desde los instrumentos que
empleamos en la cotidianidad hasta la cultura y la ciencia. No sobra insistir que todos los
aspectos de nuestra humanidad son producto de nuestra vida activa en el mundo; no hay
acción histórica y social que no sea originada por nuestra praxis sobre la naturaleza y
además esa misma praxis produce transformaciones en nuestro cuerpo, en nuestras
percepciones, en nuestras emociones y en nuestras características intelectuales y creativas47
.
1.5 LA UNIDAD DEL SABER HUMANO COMO CONDICION PARA
INVESTIGAR LA EXISTENCIA DE LA MENTE
Nuestra condición natural no solo depende de la naturaleza sino que se desarrolla en ella y
desde ella, porque todo saber está fundado en la naturaleza como condición de posibilidad
de ser y de conocer; en efecto, el desarrollo de cualquier conocimiento necesariamente
encuentra su génesis en la naturaleza y está ligado a ella. En otras palabras, toda relación
teórica depende del trabajo concreto que realicemos con la naturaleza. Esta tesis permite
comprender, desde la materialidad de nuestra existencia, que es necesario para el estudio de
cualquier aspecto de la realidad humana, evitar escindir la vida humana tomando la historia
y la naturaleza como dimensiones separadas o como aspectos de la existencia; por el
contrario, para el conocimiento de lo humano es necesario partir de la unidad intrínseca del
mundo humano. Esto le permitió decir alguna vez a Marx que
Reconocemos solamente una ciencia, la ciencia de la historia. La
historia, considerada desde dos puntos de vista, puede dividirse en la
47
“(…) en su actividad inmediata y en la conservación de su vida el hombre se apropia crecientemente de la
naturaleza, que su “cuerpo inorgánico” se hace cada vez mayor y que su relación con la naturaleza externa es
cada vez mas compleja y múltiple”. Cfr. MÁRKUS. Op., cit., p. 12.
43
historia de la naturaleza y la historia de los hombres. Ambos aspectos,
con todo, no son separables: mientras existan hombres, la historia de la
naturaleza y la historia de los hombres se condicionaran
recíprocamente. (I, 676)
En esta unidad del saber Marx permite concluir que, en primer lugar, la realidad humana,
corporal y mental, solo puede ser investigada teniendo en cuenta la unidad de la ciencia que
indaga sobre lo humano como ser natural. Concebir la realidad humana de manera
fragmentada implica que aunque se logren avances en algunos aspectos prácticos en cada
campo de la vida social, no podemos formular un conocimiento pleno sobre la dinámica en
la que se presenta la vida de la mente48
. Al fragmentar el saber estamos dividiendo también
lo humano y, en consecuencia, solo podemos formarnos una imagen enajenada de la
existencia humana. Los dualismos psico – físicos, las antinomias metafísicas, el desarrollo
unilateral del mundo socio – económico, las abstracciones en las que se envuelven los
planteamientos ético – políticos, estudiar al ser humano desde el cerebro o el sistema
nervioso o concluir lo humano desde la etología, son resultado de tratar lo humano como
algo diferente de la naturaleza o enfrentado con ella o idéntico a ella.
En segundo lugar, la ciencia de la naturaleza solo puede ser desarrollada en su realidad
histórica. Sabemos de la naturaleza de acuerdo con las condiciones históricas desde las que
nos preguntamos por ella, es decir, desde un modo de producción que domina en un
momento histórico determinado porque desde él estamos haciéndonos como seres
humanos, desde él nos planteamos las preguntas de la existencia y desde él se crean las
condiciones de transformación de la naturaleza.
Por esta razón puede afirmarse que, en cierto sentido, toda ciencia es histórica, porque la
especie humana solo ha podido desplegar sus posibilidades en la medida en que ha logrado
48
Esta tesis no solo tiene consecuencias en el campo de la teoría sino que de ella se deducen consecuencias
prácticas que mas adelante serán abordadas. En efecto “según la justa concepción histórica, entendida como
teóricamente dialéctica y prácticamente revolucionaria, no puede haber ciencias particulares aisladas,
independientes unas de otras, como tampoco puede existir una investigación teórica pura, separada de la
práctica revolucionaria”. Cfr. KORSCH, K. Marxismo y filosofía. Ariel. Barcelona. 1978. p. 97 – 98.
44
crear su realidad desde un modo de producción concreto, desde el que se realiza el
conocimiento de la naturaleza y desde el que es posible su necesaria unión con ella49
. Lo
que encontramos en Marx es a) la exigencia de que el conocimiento de lo humano debe
partir de nuestra pertenencia y dependencia de la naturaleza y b) la manera concreta como
la naturaleza es conocida en un momento histórico determinado, en un modo concreto de
trabajar, en un modo de producción50
. Los diversos saberes sobre lo humano que han
ignorado esta verdad entonces no han podido realizar un conocimiento certero.
Toda la concepción histórica, hasta ahora, ha hecho caso omiso de esta
base real de la historia, o la que ha considerado simplemente como algo
accesorio (…) se excluye de la historia el comportamiento de los
hombres hacia la naturaleza, lo que engendra la antitesis de naturaleza
e historia. (IA, 41)
En Marx encontramos que es en el comportamiento real de los hombres con la naturaleza
como podemos saber de la realidad humana porque ésta se construye, en un primer
momento, en la relación con la naturaleza51
. En ese sentido, la vida de la mente aparece en
el trabajo humano sobre la naturaleza, es producida por él y, simultáneamente, no es algo
49
De esta unión entre historia y naturaleza pueden surgir diversas ideas que indican las consecuencias
diversas para el conocimiento de lo humano y, en consecuencia, para el conocimiento científico. “En vez de
presentarnos la naturaleza y la historia humana como dos esferas distintas y claramente separadas, deberíamos
concebir el pasaje entre dos diferentes niveles de la realidad humana como continuamente discontinuo: a. De
simple sistema de objetos extraños entre sí a totalidades complejas, cuyas partes son mutuamente
dependientes y están firmemente unidas unas con otras. b. De la máxima estabilidad al máximo de
transformación cualitativa. c. Del determinismo necesario a la autodeterminación. d. De la pasividad a la
actividad, de las estructuras fijas de reacción a un comportamiento abierto, ajustado a fines, creativo. e. De lo
dado a lo producido. f. De la contemplación externa inmediata, a la experiencia práctica interna e inmediata,
a la comprensión, etc.”. Cfr. MARKOVIC. M. Dialéctica de la praxis. Amorrortu. Buenos Aires. 1972.
p. 44. 50
En Marx no encontramos una referencia a la naturaleza como algo aparte de la acción humana ni a la
existencia humana como algo que se ha desarrollado con independencia de la naturaleza. Por esa razón
“Marx concibe la naturaleza desde el principio en categorías sociales (…) en lugar de la pura naturaleza
presupuesta a toda actividad humana (natura naturans económica) en la ciencia rigurosamente social de Marx
aparece siempre como “materia” social la naturaleza como producción material, mediada y transformada por
la actividad humana social, y, por lo tanto, también mudable y transformable presentemente y en el futuro
(natura naturata económica)”. Cfr. KORSCH. Op., cit., 1975. p. 167. 51
La existencia humana no encuentra su realidad apartándose de la realidad social y de la realidad natural. La
unión de estas dos esferas aparecen como dos aspectos en los que es posible nuestra humanidad y el
despliegue de nuestra realidad; “el individuo es un ser biológico como ejemplar de la especie homo sapiens,
pero esto no es suficiente para caracterizarlo, puesto, que, además de los determinismos biológicos, sufre los
determinismos sociales y por esto es precisamente un ser social”. Cfr. SCHAFF. Op., cit., 1974. p. 91.
45
diferente a él. La mente es producida en el trabajo52
, en él adquiere vida, se desarrolla y
potencia; la mente hace su historia y con ello se construye a sí misma. Estas son premisas
necesarias de la ciencia natural histórica y a la vez permiten que el conocimiento de lo
humano se aparte del materialismo abstracto dominante en la época53
, al encontrarse en un
nuevo terreno.
No ve (Feuerbach) que el mundo sensible que lo rodea no es algo
directamente dado desde toda una eternidad y constantemente igual a si
mismo, sino el producto de la industria y del estado social, en el sentido
de que es un producto histórico, el resultado de la actividad de toda una
serie de generaciones (...) Hasta los objetos de la “certeza sensorial”
mas simple le vienen dados solamente por el desarrollo social, la
industria y el intercambio comercial (IA, 47)
En consecuencia, la industria, como materialización de las fuerzas humanas desarrolladas
en un momento histórico determinado, expresa la manera como producimos la naturaleza y
a nosotros mismos. No existe ningún aspecto de la existencia humana separada del
momento histórico y de las potencialidades desplegadas en ese momento. No conocemos la
naturaleza como algo apartado de la producción histórica y social y no podemos concebir
verdaderamente lo humano sino en esta relación natural histórica.
(…) la famosísima “unidad del hombre con la naturaleza” ha consistido
siempre en la industria (...) La industria y el comercio, la producción y
el intercambio de las necesidades de la vida se condicionan por su parte
y se hallan, a su vez, condicionadas en cuanto al modo de funcionar por
la distribución, por la organización de las diversas fuerzas sociales
(IA, ibidem)
52
“La ontología del hombre no es antropología. La cuestión del trabajo como problema filosófico y como
filosofía del trabajo se basa en la ontología del hombre”. Cfr. KOSIK. Op., cit., p. 216. 53
“Marx estaba de acuerdo sin duda con las intuiciones natural – filosóficas, ontológicas y antirreligiosas de
Feuerbach, también es seguro que en este dominio, también rápida y críticamente se salió fuera, porque se
posicionó tan fuertemente contra la separación tradicional de naturaleza y sociedad, aún no superada en
Feuerbach, y siempre consideró de manera creciente los problemas naturales en su interacción con la
sociedad”. Cfr. LUKÁCS. Op., cit., 2007. p. 69.
46
Marx está presentándonos la industria como el campo de acción humana desde el que
vamos a indagar por la mente y los demás aspectos de nuestra humanidad; desde la
investigación fundada empíricamente en las diversas formas de organización del trabajo y
de las creaciones de las fuerzas productivas es desde donde podemos conocer las potencias
de la mente54
. Entonces, si concebimos la vida humana como praxis, actividad sobre y
desde la naturaleza y como vida que se produce socialmente, encontraremos que es la
industria55
, como expresión material de las potencialidades realizadas de la humanidad,
uno de los campos de estudio que nos permitirá descubrir la verdad de las fuerzas
humanas; en ella encontramos uno de los laboratorios para poder investigar la mente.
Es necesaria, por tanto, la objetivación de la esencia humana, así en el
aspecto teórico como en el práctico, para que los sentidos del hombre se
conviertan en sentidos humanos y para que pueda crearse el sentido
humano adecuado a toda la riqueza de la esencia humana y natural (…)
la historia de la industria y la existencia objetiva de la industria ya
formada es el libro abierto de las fuerzas esenciales del hombre.
(M, 622 - 623)
Esto implica que el conocimiento de la industria no tiene un sentido puramente utilitario o
instrumental sino que es, en nuestro caso particular, la guía para poder conocer la manera
como en la modificación de la naturaleza a lo largo de la historia se ha producido el ser
54
La vida humana se produce en la medida en que podemos, en un primer momento que es insuperable, obrar
sobre la naturaleza. Entonces, la vida es posible en la misma medida en que se hace objetiva, “la actividad
objetiva adquiere sentido específico en la constitución de objetos que, en cuanto objetos de la naturaleza,
comparten con la naturaleza el momento del ser en sí, pero que sin embargo, en función de la actividad de los
hombres, llevan en sí mismos el momento de una objetividad que ha sido realizada (…) El sujeto de la
constitución del mundo no es una conciencia trascendental en general, sino la concreta especie humana que
produce su vida bajo condiciones naturales” Cfr. HABERMAS. Op., cit., 1982. p. 35. 55
De esta tesis no hay que suponer que Marx esta absolutizando el mundo industrial y tecnológico o que
pretende postular un reduccionismo de la totalidad de las fuerzas humanas, históricas y naturales al logos
industrial. En ese sentido se pronuncia Kostas Papaioannou al afirmar “en Hegel es toda la experiencia
humana, en todos los campos (teórico, práctico, estético, religioso, filosófico, etc.) el que permite al hombre
transformar las cosas brutas en un mundo en que podrá reencontrarse porque será su propia obra, mientras
que, en Marx, el Logos se convierte en técnica y se vacía de todas las demás fuerzas”.
Cfr. PAPAIOANNOU. K. De Marx y del marxismo. FCE. México. 1991. p. 90. No pretendo desconocer que
la industria es uno de los aspectos desde el que podemos indagar por la materialización de las fuerzas vitales
de los seres humanos, pero no hay que llegar al error creyendo que en la industria esta toda la explicación de
la realidad humana y que podemos prescindir, por ejemplo, del arte o la ética.
47
humano y se ha realizado la vida de la mente. Por ese motivo, al afirmar Marx que “la
industria es la relación histórica real entre la naturaleza, y por lo tanto las ciencias
naturales, y el hombre” (ibidem), se hace evidente para nosotros que las ciencias de la
mente que no estudian la objetivación de la vida de la mente en la industria entonces se
acercan a ser ciencias imprecisas, indefinidas, que han construido su objeto abstractamente.
Siguiendo a Marx, podemos ampliar el laboratorio de investigación sobre la mente desde
los espacios controlados para conseguir unos fines específicos o para constatar ciertas
hipótesis hasta comprender las diversas maneras como se ha constituido el sistema
productivo y como, en él, han sido organizadas y estimuladas las fuerzas productivas.
¿Qué pensar, en términos generales, de una ciencia que de antemano se
abstrae elegantemente de una parte tan grande del trabajo humano y no
se siente a si misma como algo incompleto, mientras una esfera tan
grande y tan extensa de la acción humana no le dice sino lo que puede
expresarse en una palabra:”necesidad”, necesidad común y corriente”?
(M, 623)
El saber sobre lo humano tiene que analizar a la industria en sus diversas dimensiones; la
industria es el libro del desarrollo de lo humano, de su conquista de la naturaleza para
poder realizar la historia humana. La industria evidencia nuestra vida natural histórica.
La naturaleza, que se gesta en la historia del hombre – acta de
nacimiento de la sociedad humana – es la naturaleza real del hombre
(…) La historia es de por si una parte real de la historia natural, de la
transformación de la naturaleza en hombre. La ciencia natural se
convierte más tarde en la ciencia del hombre y, a su vez, la ciencia del
hombre englobará a la ciencia natural y solo habrá, así, una ciencia
(…) Realidad social de la naturaleza y ciencia natural humana o
ciencia natural del hombre son términos equivalentes (M, 624)
Tenemos el naturalismo de Marx plenamente expresado. El desarrollo de la historia está
condicionado por su fundamento que es la naturaleza y el saber sobre la naturaleza
48
depende de las condiciones históricas. No hay ciencia de la naturaleza separada de las
posibilidades y necesidades históricas ni es posible la historia sin ser comprendida como un
momento del despliegue de la naturaleza. Al estudiar la historia humana como un capítulo
de la historia de la naturaleza logramos fundamentar la historia para tener de ella un saber
real y verdadero al ser comprendida desde la transformación de la naturaleza y,
simultáneamente, desde la autoproducción del ser humano.
En este momento, podemos señalar unas ideas que orientarán nuestro trabajo y permitirán
concretar lo dicho hasta ahora.
a. La naturaleza no es un todo independiente del mundo humano, de la vida social,
porque la naturaleza que conocemos es la naturaleza transformada por el trabajo
humano. Igualmente, la formación social en la que vivimos es consecuencia del
modo de producción imperante desde el que estamos en la naturaleza.
b. Un tratamiento naturalista de la vida de la mente comprende, entonces, que la
naturaleza real del hombre es consecuencia del trabajo realizado sobre la
naturaleza y que el modo de producción evidencia la manera como pertenecemos a
la naturaleza. En consecuencia, los estudios que se han querido realizar sobre la
mente desde planteamientos materialistas faltan en su rigor y radicalismo si no
indagan sobre la vida social como parte de la ciencia natural, ni comprenden la
ciencia natural como generada por la vida productiva humana.
c. Una investigación científica sobre la vida de la mente debe comprender que la
ciencia es ciencia social de la naturaleza o ciencia natural de la sociedad.
Desde estas premisas podemos comprender que todo aspecto de nuestra mente debe ser
investigado desde un doble movimiento; por un lado, la unidad de nuestro ser que está
obrando desde las exigencias naturales históricas y, por otro lado, desde esa praxis en que
se desarrollan las fuerzas esenciales de nuestra vida y entre ellas las denominadas
“funciones mentales”.
49
1.6 LAS FUERZAS ESENCIALES DEL SER HUMANO COMO PRODUCTOS
NATURALES HISTÓRICOS.
Luego de haber planteado el fundamento natural histórico de la mente es necesario insistir
en los siguientes dos aspectos para poder develar su vida. En primer lugar, el intercambio
orgánico de los seres humanos con la naturaleza se efectúa en determinado modo de
producción y este corresponde a una determinada manera de estar una formación social en
la naturaleza. Pues bien, las posibilidades realizadas de la vida de la mente son
determinadas por el modo de producción dominante en cada momento histórico. Por ese
motivo, no es posible investigar realmente la mente en abstracto sino dependiendo de las
fuerzas humanas realizadas en cada modo de producción56
. Abordar la mente sin referirla
al modo de producción es hablar de algo inexistente.
En segundo lugar, la mente no es un fenómeno uniforme conocido desde una única fase;
por el contrario, cuando hablamos de mente estamos refiriéndonos a diversas
manifestaciones de nuestra manera de estar en el mundo, a varios aspectos de nuestra
individualidad, a las habilidades y destrezas del cuerpo. Marx identifica los diversos
aspectos de la vida de la mente como órganos de la individualidad, como fuerzas humanas
esenciales57
.
(…) para el hombre en sociedad la realidad objetiva se convierte en la
realidad de las fuerzas humanas esenciales, en realidad humana y, por
tanto, en la realidad de sus propias fuerzas esenciales, todos los objetos
56
“La novedad esencial de la filosofía marxista consistió en no tomar como punto de partida ni el objeto
abstracto ni el sujeto abstracto sino la actividad práctica social de los individuos concretos e históricamente
dados (…) La falla esencial que Marx descubrió en todas las formas anteriores de materialismo es la
incapacidad de estas para concebir al hombre como un ser activo y creador”. Cfr. MARKOVIC. op., cit.,
1972. p. 16. 57
Los problemas que surgen al querer expresar una realidad cuando las palabras ya han sido colonizadas son
evidentes en este caso porque al mencionar la palabra mente puede creerse que se esta refiriendo a algo que
tiene una entidad propia, sin embargo Marx intento superar esta dificultad con sus propias expresiones; “Marx
denomina “sentidos mentales” en ciertos lugares a lo que en otros llama “sentidos prácticos”; y a los
“mentales” y a los “físicos” juntos los denomina “sentido humano”, o bien “las relaciones humanas (del
hombre) con el mundo”. Estas son las principales vestiduras con las que se nos presentan las capacidades
genéricas del hombre”. Cfr. OLLMAN. Op., cit., p. 110.
50
pasan a ser, para él, la objetividad de si mismo, los objetos que
corroboran y realizan su individualidad, sus objetos. (M, 621)
Como hemos visto, la existencia humana se materializa, se objetiviza. Sabemos de las
fuerzas humanas por su materialización. En los objetos la vida de la mente se expresa,
manifiesta sus fuerzas y no son nada diferente a esas fuerzas. En consecuencia, la mente no
puede ser investigada separada de los objetos que son su producción; los objetos son la
realidad de la mente. Los objetos son un todo en el que está objetivada la vida de la mente;
es precisamente vida porque es activa, es productiva, es creativa y se manifiesta
materialmente en los productos sociales. El conocimiento de esa materialización de las
fuerzas de la individualidad se realiza en un modo de producción, esto es, con unos
instrumentos específicos, en una forma social concreta y en relaciones de producción
particulares.
Por lo tanto, las fuerzas esenciales humanas no aparecen disgregadas, apartadas una de otra
porque, por un lado, los objetos no corresponden a la realización exclusiva de un único
aspecto de la vida de la mente sino que son manifestación general de las fuerzas humanas
desarrolladas y, por otro lado, esas fuerzas son integradas por el proceso productivo en el
que cada trabajo es realizado, en el que se unifican las fuerzas físicas y mentales que son
necesarias en las condiciones históricas y materiales requeridas para llevar a cabo alguna
actividad productiva. Por ese motivo, las diversas fuerzas desarrolladas históricamente y
necesarias en un modo de producción viven, por un lado, en cada producto del trabajo
humano y, por otro lado, en las relaciones de producción.
En consecuencia, la mente es la síntesis de los órganos de la individualidad, de las fuerzas
esenciales del ser humano, es la unidad de la totalidad de potencialidades de la vida
humana. Las fuerzas esenciales humanas están conectadas como diversos ángulos de una
misma figura, que no pueden ser verdaderos si los concebimos separados o aislados de la
manera como se producen en una forma social concreta; en efecto, no puede olvidarse que
estamos estudiando la vida, el movimiento de la existencia desde sus premisas naturales
51
históricas y que encontramos que todas sus fuerzas esenciales son producidas en relación
con el trabajo realizado, desde la vitalidad del cuerpo.
Ahora bien, sin olvidar que estas fuerzas esenciales humanas solo se conciben plenamente
en su unidad dinámica, vamos a presentar, siguiendo una división usual, las que
consideramos primordiales para investigar la vida de la mente por separado para poder
comprender su particularidad y desde ella poder entender su conexión vital con los demás
órganos de nuestra individualidad y su vida natural histórica. El orden en que las
presentamos no es cronológico, porque es falso en relación con la vida de la mente, ni es
un orden lógico ya que la relación entre ellas no es determinada por ninguna jerarquía o
por alguna necesidad. Solo tomamos como punto de partida los sentidos porque,
ontológicamente considerados, es desde nuestra corporeidad inmediata desde donde tiene
su génesis nuestra existencia.
a. Sentidos
La corporeidad y su organización es el principio constitutivo de la vida de la mente; ésta
es producida por la actividad a la que estamos exigidos por el intercambio orgánico con la
naturaleza. Por lo tanto, las fuerzas esenciales humanas o los diversos órganos de nuestra
individualidad encuentran su origen en su propia actividad y su desarrollo depende del
trabajo realizado en un modo de producción. Pues bien, en Marx encontramos que esas
fuerzas esenciales evidencian su desarrollo al objetivarse en el proceso de transformación
de la naturaleza sobre un objeto específico58
. Cada producto del trabajo humano es,
entonces, manifestación de una fuerza esencial humana, es la objetivación de ella, es su
materialización.
Lo peculiar de cada fuerza esencial reside precisamente en la
peculiaridad de su esencia y también, por tanto, en el modo peculiar de
58
“(…) el hombre desarrolla sus capacidades de producción al objetivarlas (…) La aparición de nuevas
capacidades significa, pues, que el hombre incluye estructuralmente en su actividad y aplica activamente
regularidades naturales que no son leyes de su propia naturaleza biológica, pero sin alterar esta última.”
Cfr. MÁRKUS. Op., cit., p. 15.
52
su objetivación, de su ser vivo, objetivo – real. Por tanto, en el mundo
objetivo el hombre no es afirmado solamente en el pensamiento, sino
con todos los sentidos (…) mi objeto solo puede ser la confirmación de
una de mis fuerzas esenciales y, por tanto, solo puede ser para mí como
sea para sí mi fuerza esencial en cuanto capacidad subjetiva, ya que el
sentido de un objeto para mí (que sólo tiene sentido para un sentido a
tono con él) llega precisamente hasta donde llega mi sentido (M, 622)
Las fuerzas reales de nuestro cuerpo, que en su desarrollo son la vida de la mente, poseen
unas capacidades concretas que se realizan en los diversos objetos que han surgido en la
historia de los pueblos, productos del trabajo humano. Cada modo de producción evidencia
en sus productos las fuerzas esenciales que los individuos han desplegado. En cada objeto
se concreta cada fuerza y cada fuerza se evidencia en el objeto. La plenitud de nuestras
capacidades está presente en los productos del trabajo humano. En el estudio de la
producción socialmente organizada se está evidenciando la verdad de los sentidos, están
dejando de ser un aspecto subjetivo del ser humano para encontrar en los objetos, en los
productos de la industria el principio de su realización, su manifestación y su verdad. La
mente está presente en sus objetivaciones y es en ellas donde podemos estudiar las
múltiples posibilidades de las potencialidades de la mente y en la historia de cada cultura
encontramos, en los productos de la industria, la vida natural histórica de la mente59
. Pues
bien, aunque en cada objeto encontramos el movimiento de un sentido específico, su
acción no es posible sin el concurso de los demás sentidos y, además, estimula el
desarrollo de otros órganos de nuestra individualidad. Las diversas fuerzas esenciales
humanas no están una al lado de la otra como mónadas sino que al desplegarse cada una
moviliza y posibilita en diversos sentidos el movimiento de otras fuerzas.
59
“Cuando de la naturaleza se autoproduce la sociedad, es decir, cuando en hombre produce su ambiente, su
mundo, lo hace organizando una estructura de objetivaciones en – sí unitaria y articulada al mismo tiempo.
Esta esfera de objetivaciones genéricas en – sí es la resultante de actividades humanas, pero también la
condición preliminar de toda ocupación del hombre. Sus tres momentos distintos pero de existencia unitaria,
son: primero, los utensilios y los productos; segundo, los usos; tercero, el lenguaje”. Cfr. HELLER.
Sociología de la vida cotidiana. Península. Barcelona. 2002. p. 382.
53
Es la existencia de su objeto, la naturaleza humanizada, lo que da vida
no solo a los cinco sentidos, sino también a los llamados sentidos
espirituales, a los sentidos prácticos (la voluntad, el amor, etc.) en una
palabra, al sentido humano, a la humanidad de los sentidos. La
formación de los cinco sentidos es el resultado de toda la historia
universal anterior. (M, ibidem)
Por ello, el desarrollo de los sentidos conlleva necesariamente al desarrollo de todas las
demás fuerzas de nuestra individualidad. Las potencialidades vivas concretadas en los
objetos producen no solo su desarrollo sino también el de los diversos sentidos espirituales;
cada movimiento de los sentidos está conectado con las diversas fuerzas espirituales, o
mejor, el espíritu humano encuentra su origen en el trabajo del cuerpo y en la concreción
de los sentidos. En Marx encontramos una espiritualización de la sensibilidad y una
materialización del espíritu. El conjunto de los sentidos físicos o espirituales, la totalidad
de las fuerzas esenciales humanas, las potencialidades del cuerpo y la mente son
comprendidos como productos naturales históricos. Entonces, no es solamente en la
actividad específica donde sabemos de la vida de la mente sino también que nuestras
fuerzas son históricamente desarrolladas60
; no son solo las fuerzas desarrolladas en el
presente sino también las que hemos heredado por el trabajo de la humanidad no desde la
genética sino por el trabajo de generaciones, por los instrumentos de producción, por las
instituciones, por la cultura.
60
El trabajo que ha realizado Heller sobre los sentimientos es un ejemplo de cómo la investigación sobre las
condiciones materiales de la existencia permite dilucidar los diversos aspectos de nuestra individualidad.
“Depende de muchos factores heterogéneos que el trabajo pueda convertirse mas o menos en una de las
tareas con frecuencia decisivas que constituyen la gestión domestica unificada de los sentimientos de la
personalidad. En primer lugar, depende de la duración del trabajo (…) depende de la cualidad de la actividad
laboral (…) depende de que esa tarea pueda convertirse en un valor para el individuo(…) Una actividad
laboral en que la persona este sola o confrontada primariamente con el objeto de su trabajo requiere una
gestión de los sentimientos de un tipo determinado; y se requiere otro tipo de gestión cuando el trabajo es
realizado en equipo y otro tipo si durante el trabajo la persona entra en relación con otros solo de manera
ocasional”. Cfr. HELLER. A. Teoría de los sentimientos. Ed. Coyoacán. México. 1999. p. 261.
54
b. Conciencia
Es necesario recordar que las fuerzas esenciales humanas son fenómenos natural históricos
y que, aunque los experimentemos en nosotros mismos, es un error creer que su origen está
en el yo, o en el sujeto o en el pensamiento como un todo independiente y autónomo de las
condiciones materiales de la existencia. No son estructuras a priori sino que tienen su
génesis en las exigencias que el mundo natural histórico impone a los seres humanos. En
ese sentido, la conciencia debe ser investigada, como los demás órganos de nuestra
individualidad, como derivada de la manera como producimos nuestra existencia en
condiciones sociales concretas; en esta tesis encontramos una de las diferencias de Marx
con las filosofías de la conciencia.
En la tradición filosófica occidental la conciencia humana ha sido considerada
generalmente como un aspecto de la interioridad, como una propiedad metafísica desde la
que podemos orientar y monitorear nuestro cuerpo y, además, podemos realizar desde ella
el saber sobre la realidad social que es experimentada como algo separado de nuestro ser
racional, como un mundo externo al que tenemos que adaptarnos. Este planteamiento sería
el fundamento de los dualismos61
. Pero la investigación que hace Marx del trabajo nos
61
Los dualismos se basan, generalmente, en una determinada interpretación sobre Descartes. “Su argumento
a favor de que él sea una sustancia no – física se funda en el hecho de que puede dudar de la existencia de su
cuerpo y de todo el mundo físico en el que normalmente cree estar situado. Descartes supone que si puede
dudarse de la existencia del mundo físico, entonces es lógicamente posible que el mundo físico no exista (…)
si es lógicamente posible que él, Descartes, pudiera existir como individuo pensante incluso aunque no
hubiera un mundo físico, de ahí se sigue que él no es esencialmente un objeto físico (…) Si los únicos
candidatos plausibles a sustancias existentes son las mentales y las físicas, y él no es una sustancia física, pero
existe, se impone la consecuencia de que debe ser una sustancia mental: la mente o el alma”. Cfr. PRIEST, S.
Teorías y filosofías de la mente. Cátedra. Madrid. 1994. p. 41. Sin embargo, podemos encontrar que Descartes
no concibe realmente que el alma pueda pensarse como algo aparte del cuerpo ni afirma que la realidad del
alma es posible sin el cuerpo. En efecto, “la finalidad absoluta implica la conservación y el mantenimiento en
el ser de la unión del alma y el cuerpo; pero ella existe en el hombre bajo la forma propia del compuesto, es
decir, bajo la forma finita, determinada; el espíritu humano es limitado y determinado por el cuerpo, pero
actúa sobre éste y por consiguiente lo limita y lo determina también. Hay, claro esta, una diferencia entre esas
dos determinaciones, pero el pensamiento tiene “más realidad” que el cuerpo y tiene por tanto una relación
más esencial con el ser. Pero, en tanto que están unidos, el espíritu y el cuerpo necesitan el uno del otro y son
totalmente solidarios en vista de su finalidad”. Cfr. BOTERO, J. J. Alma y cuerpo en la sexta meditación
metafísica de Descartes: una lectura especulativa. Universitas Philosophica. Bogota. Vol. 3. No. 6. Junio.
1976. p. 68. Este análisis de Descartes nos daría a entender que su reflexión sobre el alma y el cuerpo es
55
permite presentar la conciencia como el producto de nuestra particular y humana relación
con el mundo que nosotros mismos hemos creado. “Mi relación con mi ambiente es mi
conciencia (M, 677). La conciencia es un producto de la praxis humana62
. La conciencia
es el saber de las relaciones con el mundo63
, es la manera como nos comprendemos en esas
relaciones y como entendemos el mundo desde nuestra posición en él64
. Pero es nuestra
acción en el mundo y las condiciones materiales que construimos con otros las que
condicionan la conciencia, nuestro ser consciente.
Por ello, la base de la conciencia no es la subjetividad abstracta sino la situación natural
histórica desde la que se produce nuestro ser. “No es la conciencia de los hombres la que
determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su
conciencia. (P, 5). Cada individuo puede considerar que tiene una cierta comprensión de sí
mismo, reflexionar sobre su propia situación, examinar sus problemas, etc., pero las
diversas consideraciones que haga son originadas socialmente. No hay una conciencia de
nosotros que no sea una conciencia desarrollada en nuestra relación con determinada
interpretada en muchos casos de manera no filosófica, creyendo que él esta estudiando dos objetos separables,
acabados y cuya relación es contingente. 62
En los análisis de la mente que se han desarrollado en los últimos años se presenta la conciencia como una
realidad que aparece como conciencia fenomenal o como conciencia representacional. “La conciencia
fenomenal se caracteriza como un percatarse subjetivo, por la sentencia, la sensación, la apariencia, la
experiencia (…) se hace referencia a las propiedades experienciales brutas, inmediatas de las sensaciones,
sentimientos y percepciones (…) la conciencia representacional, proposicional o de contenido es la que nos
proporciona acceso a la información o contenido de los estados mentales. Este tipo de conciencia es
representacional y juega un papel importante en el control racional de la acción y del lenguaje”.
Cfr. VILLANUEVA. E. Conciencia en BRONCANO, F. La mente humana Trotta. Valladolid. 1995.
p. 391 – 392. Es evidente que esta manera de abordar el problema de la conciencia esta tomándola como
una realidad subjetiva, de la interioridad humana o como una realidad intracraneana. 63
Al investigar la mente desde una perspectiva que supere las limitaciones de las concepciones intracraneanas
se permite realizar un estudio que tiene como fundamento lo social y la realidad intrapersonal. La filosofía
social contemporánea ha tenido esta base. “La mente es esa relación del organismo con la situación, que se
realiza por medio de una serie de símbolos” Cfr. MEAD, G. Espíritu, persona y sociedad Paidos. Barcelona.
1999. p. 158. Ya se comprende que existe un vínculo entre nuestra estructura fisiológica, nuestro obrar sobre
nuestro mundo y la producción de la conciencia; “Nuestra selección constructiva de un medio – colores,
valores emocionales y cosas por el estilo – en términos de nuestras necesidades fisiológicas: esto es,
esencialmente, lo que queremos decir cuando hablamos de conciencia (…) el proceso vital, para ser
adecuadamente entendido, debe ser considerado en términos de sus interrelaciones”. Cfr. Op., cit., p. 162. 64
Algunos filósofos que estudian la mente la conciben como un aspecto de la interioridad. Por ejemplo,
cuando encontramos en Marx que la base de lo que concibamos como mente es la acción del cuerpo en Searle
hallamos que la característica de la mente es la conciencia. “El rasgo primario y mas esencial de la mente es la
conciencia (…) todos los estados concientes comparten tres rasgos comunes: son internos, cualitativos y
subjetivos” Cfr. SEARLE, J. Mente, lenguaje y sociedad. Alianza. Madrid. 2001. p. 46 – 47.
56
formación social65
, por lo tanto, debe ser tenido como punto de partida para la
comprensión de la vida de la mente nuestra situación en la organización del trabajo la cual
hemos constituido en las relaciones de producción y en un modo de producción. Por tanto,
la conciencia no es autoexplicativa. Es desde la formación social y desde el modo de
producción imperante donde ella se hace inteligible.
La conciencia de la necesidad de entablar relaciones con los individuos
circundantes, es el comienzo de la conciencia de que el hombre vive, en
general, dentro de una sociedad (…) su conciencia sustituye al instinto o
es el suyo un instinto consciente (IA, 32)
En este sentido, la conciencia es conciencia de mis múltiples relaciones con el mundo
natural histórico y allí encontramos no solo los objetos naturales y herramientas sino
también, y de manera privilegiada si se quiere, los demás individuos; sin ellos no hay vida
de la mente. Son las relaciones de producción relaciones existenciales con otros, condición
necesaria de mi propia existencia y condición de la vida de la mente. La referencia a los
otros en Marx es una de las premisas fundamentales para investigar el desarrollo de las
potencialidades y las fuerzas de nuestro cuerpo y nuestra mente.
En este estudio naturalista, la conciencia aparece como la guía de las acciones humanas y
de la vida de la mente. Esto no implica que nuestra estructura biológica desaparezca sino
que adquiere vida consciente, comprendiendo la conciencia como producto de las
relaciones con los otros y el mundo objetual, natural y social. Así como el instinto es la
guía y el impulso natural de las demás especies animales, la conciencia lo es de la especie
65
Una de las preguntas acerca de la conciencia parte de la adecuación o inadecuación de ella con su objeto;
pues bien, ese problema también depende de la realidad social. “a. Todo hecho social implica hechos de
conciencia, sin cuya comprensión él no podría ser estudiado de manera operativa. b. El principal rasgo
estructural de tales hechos de conciencia es su grado de adecuación, y el corolario de éste, su grado de
inadecuación a la realidad. c. El conocimiento comprensivo y explicativo de los hechos de conciencia y de su
grado de adecuación o de inadecuación, verdad o falsedad, no puede ser establecido sino insertándolos en
totalidades sociales relativas más amplias, único medio que permitirá comprender su significación y
necesidad”. Cfr. GOLDMANN. Op, cit., p. 98
57
humana66
. Esto implica fundamentar en el naturalismo de Marx el trabajo que origina la
vida de la mente evidenciada en la conciencia, el lenguaje y el pensamiento.
c. Lenguaje
Las características de la mente han sido estudiadas para poder comprender su realidad y la
dinámica de las diversas fuerzas que la constituyen. Ahora bien, la conciencia existe como
lenguaje. Sin lenguaje no hay conciencia. El lenguaje es el modo material, social e
histórico de la existencia de la conciencia. No son realidades separadas ni
complementarias. La conciencia se hace real en el lenguaje, y el lenguaje es la
manifestación social de la conciencia. Las diversas conexiones entre los individuos exigen
que se presente un determinado lenguaje. En efecto, el lenguaje es condición de posibilidad
para el desarrollo de nuestra humanidad, de nuestro ser social. Las relaciones de
producción, en las que estamos desarrollando un trabajo determinado, por decirlo así, no
transcurren en silencio; la existencia, que es, simultáneamente, autoconstrucción a partir de
un trabajo determinado y heteroconstrucción a partir de nuestras diversas relaciones con
los otros, no establece las relaciones de producción como una comunicación entre
conciencias puras; por el contrario, la vida de la mente desarrolla sus procesos sociales a
partir de un lenguaje que también encuentra sus posibilidades de desarrollo en las
condiciones materiales en las que se produce nuestra existencia67
.
El “espíritu” nace ya tarado con la maldición de estar “preñado” de
materia que aquí se manifiesta (…) bajo la forma de lenguaje. El
lenguaje es tan viejo como la conciencia: el lenguaje es la conciencia
66
“El pensamiento no nace de si mismo ni de otros pensamientos, sino de la esfera motivacional de nuestra
conciencia, que abarca nuestras inclinaciones y nuestras necesidades, nuestros intereses e impulsos, nuestros
afectos y emociones. Detrás de cada pensamiento hay una tendencia afectivo – volitiva. Solo ella tiene la
respuesta al último ¿Por qué? En el análisis del proceso del pensar”. Cfr. VYGOTSKI. L. Pensamiento y
lenguaje. Antonio Machado libros S. A. Madrid. 2001. p. 342. 67
“Las relaciones de producción y la formación político – social condicionada directamente por aquellas
determinan todos los posibles contactos de los hombres, todas las formas y modos de comunicación (…)
Todas las formas de interacción discursiva están relacionadas muy estrechamente con las condiciones de una
situación social dada y reaccionan muy sensiblemente a todas las oscilaciones de la atmósfera social”
Cfr. VOLOSHINOV. V. El marxismo y la filosofía del lenguaje. Alianza Editorial. Madrid. 1992. p. 44 - 45
58
práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres y
que, por tanto, comienza a existir también para el mismo; y el lenguaje
nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios del
intercambio con los demás hombres (IA, 31)
Así pues, no existe posibilidad de concebir la conciencia como una realidad aparte del
lenguaje ni al lenguaje como previo a nuestra existencia social68
. Las abstracciones que
podamos hacer en este sentido solo nos llevarán a planteamientos ilusorios y, en
consecuencia, falsos. Al igual que la conciencia, el lenguaje surge por la necesidad vital de
organizar nuestras relaciones con los demás, para realizar el trabajo sobre la naturaleza69
.
En efecto, no se puede pensar que el lenguaje son sonidos aislados y repetitivos desde los
que se construye la conciencia; por el contrario, el lenguaje requiere una estructura que
permita que los otros lo acepten, que exista un vínculo en el cual la conciencia exista para
los otros a través del lenguaje y en esa misma recepción la conciencia empieza a existir
para sí misma70
.
68
“(…) el lenguaje no es una construcción de una convención arbitraria, ni tampoco un producto espontáneo
de alguna función biológica, sino un producto social, que se halla genérica y funcionalmente relacionado con
la praxis social de los hombres” Cfr. SCHAFF. A. Lenguaje y conocimiento. Grijalbo. México. 1984. p. 216. 69
“La determinación de una vida concreta no se puede obtener mas que analizando la interacción entre el
entorno social y la actividad individual (…) la evolución de la individualidad ocurre en un diálogo
ininterrumpido entre el hombre y el mundo, entre la actividad objetual y la realidad social” Cfr. MÁRKUS.
Op., cit., p. 32. 70
Además, es necesario señalar que la conciencia y el lenguaje cuentan con la mediación de los diversos
signos creados por los diversos modos de producción; es decir, no es desde el interior de la conciencia desde
donde surgen los signos sociales que permiten el desarrollo del lenguaje. Por el contrario, la conciencia esta
construida desde códigos sociales que corresponden a un determinado momento de desarrollo de las
relaciones de producción y adquieren realidad en el lenguaje “la conciencia se construye y se realiza mediante
el material sígnico, creado en el proceso de comunicación social de un colectivo organizado. La conciencia
individual se alimenta de signos, crece en base a ellos, refleja en si su lógica y sus leyes. La lógica de la
conciencia es la de la comunicación ideológica, la de la interacción sígnica en una colectividad (…) La
realidad de los fenómenos ideológicos es la realidad objetiva de los signos sociales. Las leyes de esta realidad
son las leyes de la comunicación semiótica determinada directamente por todo el conjunto de leyes
económicas y sociales (…) El carácter sígnico y el condicionamiento global y multilateral mediante la
comunicación no se expresa en ninguna forma tan descollante y plena como en el lenguaje. La palabra es el
fenómeno ideológico por excelencia. Toda la realidad de la palabra se disuelve por completo en su función de
ser signo” Cfr. Voloshinov. Op., cit., p. 36 – 37.
59
d. Pensamiento
En el mismo sentido, lo que denominamos pensamiento71
no es un fenómeno que se
produzca con independencia de ayudas o medios; es decir, no encuentra en él mismo,
como pensamiento “puro”, los elementos que podrán desarrollarse autónomamente y sin
relación con el mundo. Por el contrario, el pensamiento es una exigencia de las
necesidades que el mundo plantea al ser humano y, para ser desarrollado, requiere, por un
lado, la mediación de los signos y los significados que han sido construidos
históricamente72
y, por otro lado, la experiencia social fijada por un modo de producción y
una formación social concreta. Nos encontramos en una triada en la que pensamiento,
conciencia y lenguaje están relacionados como tres aspectos de una misma realidad,
inseparables y que se implican mutuamente. En este sentido, construimos aporías cuando
queremos conocer uno de ellos como una verdad separada y separable de los otros y, en
general, de la vida real. Las investigaciones que abordan las estructuras de la conciencia,
del lenguaje o del pensamiento independientes de las relaciones de producción y de los
modos de producción necesariamente fracasan en el intento por estudiar su objeto porque
están ignorando aquello que les da origen, sentido y lógica.
71
El pensamiento es un producto de una actividad propiamente humana y que surge como una urgencia ante
los retos de la vida misma. Para comprenderla desde la praxis debemos despojarla de cualquier tendencia
metafísica o biológica. “La palabra “pensamiento”, al ser ambigua, nos crea de antemano gran perplejidad en
cuanto a las múltiples formas de concebir el círculo de problemas que aquélla designa. Adoptemos, por tanto,
una determinación del concepto que es bastante aceptada por los fisiólogos, y decidámonos por la definición
funcional; el proceso del pensamiento apareció allí donde había necesidad de resolver problemas (...) todos
los modos de comportamiento de los organismos están relacionados con alguna orientación dentro del mundo.
Pero entre los diversos tipos de orientación en el mundo destaca aquel que sólo es característico del hombre,
gracias a una función propia de abstracción y generalización de los significados lingüísticos”. Cfr. SCHAFF.
Op., cit., 1984. p. 174 – 175. 72
“El pensamiento no solo esta mediado externamente por los signos, internamente esta mediado por los
significados. El hecho es que la comunicación directa entre conciencias es imposible tanto física como
psicológicamente. Solo se alcanza a través de un camino indirecto, mediado. Ese camino consiste en la
mediación interna del pensamiento, primero por los significados y luego por las palabras. El pensamiento
nunca equivale al significado directo de las palabras. El significado media el pensamiento en su camino hacia
la expresión verbal, es decir, el camino del pensamiento a la palabra es un camino indirecto y mediado
internamente”. Cfr. VYGOTSKI. Op., cit., 2001. p. 342.
60
La actividad del pensamiento está condicionada por la interacción lingüística con los
demás individuos73
, por la referencia común al mundo, por las condiciones sociales en las
que se presenta esa interacción y las exigencias de la organización para la producción de la
existencia. Sin el trabajo no existe, en este sentido, producción del pensamiento. El
pensamiento es un producto social y aquello que es contenido del pensamiento tiene su
origen en condiciones de trabajo específicas.
Mi propio pensamiento es también una actividad social; y, asimismo,
por tanto, lo que yo hago de mí, lo que haga de mí para la sociedad y
con la conciencia de mi como ser social (M, 619)
La manifestación del pensamiento es siempre social no solo por los elementos sociales que
emplea (signos, símbolos) sino por su contenido. Aún en las actividades que aparentemente
son más distantes de las relaciones sociales de producción, como las científicas o las
filosóficas, estamos actuando socialmente. No hay posibilidad de que una expresión del
pensamiento tenga sentido separada del mundo social. Como lo evidencia Marx en su texto
En torno a crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1844) “El hombre es el mundo de
los hombres, es el Estado, la sociedad. (FH, 491). El mundo humano es el mundo
construido entre seres humanos pero no en relaciones abstractas sino en las posibilitadas
por las relaciones de producción. No son las relaciones imaginadas en condiciones ideales
sino las relaciones reales las que dan origen al pensamiento, a los problemas que debe
resolver y a las inquietudes con las que se enfrenta. Es el modo de producción el que
enfrenta a los individuos a crisis, desafíos y les exige planes comunes, estrategias y
acuerdos.
73
La realidad lingüística es uno de los aspectos que se encuentran involucrados en el desarrollo de nuestra
existencia. Vygotski ya había descubierto al lenguaje unido al pensamiento como la forma de comunicación
humana, evidenciando las limitaciones de las concepciones que exigen la primacía del lenguaje o del
pensamiento. “¿Qué es el lenguaje o pensamiento? Es lo uno y lo otro a la vez, porque se trata de una unidad
del pensamiento lingüístico (…) La función inicial del lenguaje es la comunicativa. El lenguaje es ante todo
un medio de comunicación social, un medio de expresión y comprensión”. Cfr. VYGOTSKI. Op., cit., 2001.
p. 21.
61
Marx nos permite pensar que aunque el pensamiento es experimentado de manera
inmediata por cada individuo como un producto de su subjetividad es, fundamentalmente,
un producto social. La relación individuo – sociedad es lo que nos revela esa relación
lenguaje – pensamiento. Es decir, la relación vital humana presenta el pensamiento en sus
dos aspectos indisolubles: subjetiva y social. La vida humana es propiamente humana
porque el pensamiento se desarrolla a partir de ese vínculo lingüístico con otros y ese
proceso social produce, en consecuencia, el pensamiento. La génesis del pensamiento hay
que encontrarla en la vida social y, por lo tanto, en el lenguaje. Y el lenguaje es una
exigencia del pensamiento humano74
. La reciprocidad que encontramos entre lenguaje y
pensamiento nos permite comprender que son las exigencias sociales las que producen el
pensamiento por los diversos problemas y conflictos que plantea esa vida social y esto
exige un comportamiento guiado desde el pensamiento para obrar con otros; lo
evidenciamos en la necesidad de aplazar un impulso, de planificar, de organizar, de prever,
etc.75
.
Ahora bien, si los signos lingüísticos son componentes del pensamiento no hay que olvidar
que este también puede estar compuesto por otros elementos, por ejemplo imágenes o
74
“el centro organizativo y formativo no se encuentra en el interior (es decir, no en el material de los signos
internos) sino afuera. No es la vivencia la que organiza la expresión, sino por el contrario, es la expresión la
que organiza la vivencia, le da por primera vez una forma y una determinación de sentido”.
Cfr. VOLOSHINOV. Op., cit., p.120. 75
“El mayor cambio en la capacidad del niño en el uso del lenguaje como instrumento para resolver
problemas tiene lugar en una etapa posterior a su desarrollo, cuando el lenguaje socializado (que, en un
principio, se utiliza para dirigirse a un adulto) de interioriza. En lugar de acudir al adulto, los niños recurren a
si mismos; de este modo el lenguaje adquiere una función intrapersonal además de un uso interpersonal. En el
momento en que los niños desarrollan un método de conducta para guiarse a sí mismos y que antes había sido
utilizado en relación a otra persona, en el momento en que organizan sus propias actividades de acuerdo con
una forma de conducta social, consigue aplicar una actitud social a si mismos. La historia del proceso de
internalización del lenguaje social es también la historia de la socialización de la inteligencia práctica del niño
(…) La capacidad específicamente humana de desarrollar el lenguaje ayuda al niño a proveerse de
instrumentos auxiliares para la resolución de tareas difíciles, a vencer la acción impulsiva, a planear la
solución de un problema y a dominar su propia conducta. Los signos y las palabras sirven a los niños, en
primer lugar y sobre todo, como un medio de contacto social con las personas. Las funciones cognoscitivas y
comunicativas del lenguaje se convierten en la base de una nueva forma superior de actividad en los niños,
distinguiéndolos de los animales”. Cfr. VYGOTSKI. Op., cit., 2000. p. 52 – 54.
62
sonidos. La formación del pensamiento está directamente relacionada con la experiencia
del mundo y esa experiencia es visual, auditiva y lingüística76
.
76
El proceso de desarrollo del pensamiento debe ser indagado desde nuestras raíces en el mundo animal.
Nuestra realidad animal no es abandonada ni superada plenamente. La manera como los animales se
relacionan con el mundo, podría decirse, la conciencia que tienen de el, pervive en nosotros; “el hombre no
solo desciende físicamente de los animales, sino también espiritualmente; es decir, también en aquello que
constituye el carácter específico del pensamiento humano (…) En el comportamiento de los animales
encontramos in nuce los elementos que constituyen el fundamento del pensamiento humano (…) Lo especifico del pensamiento humano se basa en su carácter conceptual, que está inseparablemente ligado al
lenguaje, entendido como sistema de símbolos. Pese a ello, el pensamiento humano, como estadio superior de
la orientación en el mundo, no se puede separar de los estados anteriores de los que procede por vía
evolutiva. Y tanto más cuanto que el sistema de “entradas” de que dispone nuestro cerebro es análogo al de
los animales: los sentidos. Aún cuando el animal no piense como el hombre, no obstante, opera – al menos,
hasta cierto punto - con medios de orientación en el mundo que son análogos a los humanos, con las imágenes
sensibles de la realidad. El animal se crea asociaciones de imágenes más o menos duraderas, se orienta en el
mundo, adapta sus reacciones a éste y a veces consigue una adaptación mejor y más inteligente que el
hombre. Este mecanismo de orientación en el mundo – la unión de imágenes sensibles basadas en la práctica-
no desaparece en el hombre pero en él es totalmente transformada. El pensamiento humano como forma
humana de orientación en el mundo es una unidad de lenguaje y pensamiento, puesto que el pensamiento
humano no puede realizarse sin signos lingüísticos, que no deben ser necesariamente vocablos”. Cfr.
SCHAFF. Op., cit., p. 1984; 185 – 186.
63
II. EL DESARROLLO DE LA MENTE EN CONDICIONES DE TRABAJO
CAPITALISTAS
Ser radical es atacar el problema de
raíz.
Y la raíz, para el hombre, es el
hombre mismo
K. Marx
En el principio era la acción
J. Goethe
Un cuerpo solo se convierte en fuerza útil cuando es
a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido
M. Foucault
2.1 LAS “RELACIONES ECONÓMICAS” COMO FUNDAMENTO DEL SABER
SOBRE LO HUMANO
Llegamos a la necesaria fundamentación del saber sobre lo humano en general y de la vida
de la mente en particular. Si estamos investigando la producción de la vida de la mente en
el trabajo en un modo de producción, estamos entonces abordando la pregunta por la mente
desde una investigación que supera las perspectivas fisiológicas o metafísicas; en
consecuencia necesitamos un conocimiento que nos permita comprender la dinámica de
la vida humana como realidad natural histórica y al ser humano como creador de su propia
realidad y de sus medios de vida77
, y como productor de su propia existencia en relaciones
77
La actividad humana por medio de la cual construye herramientas y puede propiciar su propia acción es un
rasgo desde el que debemos pensar la vida de la mente “La característica central de las funciones elementales
es que están directamente y totalmente determinadas por los estímulos procedentes del entorno. En lo que
respecta a las funciones superiores, el rasgo principal es la estimulación autogenerada, es decir, la creación y
el uso de estímulos artificiales que se convierten en causas inmediatas de la conducta”. Cfr. VYGOTSKI.
Op., cit., 2000. p. 69.
64
de producción específicas. Ya se ha mencionado que cualquier otra concepción que haga
abstracción de esa triple relación, o de la dinámica vital que produce nuestra existencia, o
de la manera como producimos instrumentos para poder obrar sobre nuestro mundo haría,
inevitablemente, abstracciones que impiden comprender cualquier aspecto de nuestro
vida78
. Marx es claro en ese sentido.
En efecto, en Carta a P. V. Annenkov (Diciembre 28 – 1846) Marx presenta la base
material de su método.
¿Qué es la sociedad, cualquiera que sea su forma? El producto de
la acción recíproca de los hombres. ¿Pueden los hombres elegir
libremente esta o aquella forma social? Nada de eso. A un
determinado nivel de desarrollo de las facultades productivas de
los hombres, corresponde una determinada forma de comercio y
de consumo. (…) los hombres no son libres árbitros de sus fuerzas
productivas – base de toda su historia-, pues toda fuerza
productiva es una fuerza adquirida, producto de una actividad
anterior. Por lo tanto, las fuerzas productivas son el resultado de
la energía práctica de los hombres (…) El simple hecho de que
cada generación posterior se encuentre con fuerzas productivas
adquiridas por la generación precedente, que le sirve de materia
prima para la nueva producción, crea en la historia de los
hombres una conexión, crea la historia de la humanidad (…) Sus
relaciones materiales forman la base de todas sus relaciones.
Estas relaciones materiales no son más que las formas necesarias
bajo las cuales se realiza su actividad material e individual (…)
78
Puede señalarse que esos procesos de conocimiento que separan la realidad humana del mundo natural
histórico tienen su origen en el capitalismo en la medida en que uno de sus aspectos fundamentales es el de
medir y cuantificar los objetos teniendo en cuenta las necesidades de la producción y la acumulación del
capital; en ese sentido, al ignorar el saber científico que afirma la unidad naturaleza historia, se ignora la
verdad sobre lo humano pero se logra la eficacia requerida para el capitalismo tal y como es formulado por la
economía política. “Este proceso de la ciencia, puramente intelectual, que transforma al hombre en una
unidad abstracta, inserta en un sistema científico analizable y matemáticamente descriptible refleja la
metamorfosis real del hombre producida por el capitalismo (…) La economía política surge como ciencia en
una época en que lo individual, lo voluntario y lo casual adquieren forma de algo necesario y sujeto a leyes”.
Cfr. KOSIK. Op., cit., p. 105 – 106.
65
las formas económicas bajo las que los hombres producen,
consumen y cambian, son transitorias e históricas. Al adquirir
nuevas facultades productivas, los hombres cambian su modo de
producción, y con el modo de producción cambian las relaciones
económicas, que no eran más que las relaciones necesarias de
aquel modo concreto de producción. (CT, 694 – 695)
Tenemos, pues, el punto de partida para la comprensión e investigación de lo humano. Los
individuos producen en sociedad las modificaciones necesarias en el mundo en unas
relaciones productivas concretas creadas en un modo de producción dominante y que son
independientes de nuestra voluntad. La dinámica de la vida de la mente es movilizada por
el trabajo y es desde él desde donde podemos comprender las “relaciones económicas”
como fundamento de lo humano79
. El trabajo supone siempre relaciones de producción, y
es desde ellas que se desarrollan “nuevas facultades productivas”, desde las que se
modifican las fuerzas de nuestra individualidad: los sentidos modifican nuestra capacidad
perceptiva, las relaciones con el mundo posibilitan nuevos niveles de conciencia de nuestra
situación en él, las exigencias productivas estimulan el lenguaje y surgen nuevos
horizontes para el pensamiento80
.
Estamos ante una forma de investigar lo humano partiendo de la vida real, de nuestro ser
natural, de las actividades que realizamos con otros en el trabajo, es decir, desde las
condiciones materiales en las que surge la existencia. Frente a los conceptos desarrollados
por Marx, los términos empleados por las filosofías de la conciencia o por los estudios
neurofisiológicos nos aparecen como abstractos, insuficientes e ingenuos81
.
79
“Podemos sintetizar así la relación entre el factor económico y el todo social: la “economía”, que, como lo
demuestra la investigación de la génesis del hombre, es la praxis puesta al servicio de la producción y
reproducción de la vida social, representa aquella fuerza determinante por la cual se constituye el proceso
histórico como una totalidad que configura en una unidad dialéctica todos los momentos”. Cfr. KOFLER.
Op., cit., 1974. p. 116. 80
“(…) el lugar que ocupa la economía en la realidad humano – social: ocupa el lugar central en la realidad
humano – social porque es la esfera de la transformación histórica en la que se crea el hombre como ser
racional y criatura social, la esfera en la que tiene lugar la humanización del hombre”. Cfr. KOSIK. Op., cit.,
p. 229. 81
“La crítica materialista descubre en todas las filosofías, incluso en las más abstractas, un contenido social y
económico, puesto que el sujeto que elabora la filosofía no es un “espíritu” abstracto, sino un hombre
66
Además, estas perspectivas no son ajenas a las ideas políticas imperantes en el
capitalismo. Las concepciones que presentan la sociedad como un acuerdo entre hombres
aislados no son nada diferente a la manera como la economía política comprende desde sí
misma toda realidad social82
porque es la apariencia que las relaciones entre individuos
toman ante la mente; es decir, el modelo de sociedad es aquel en el que dominan las
relaciones de producción capitalistas y la formación social que surge de ella encuentra a los
individuos reunidos por razones estratégicas, toma el interés egoísta del comerciante como
modelo de toda acción humana, valora la iniciativa individual, concibe las diversas
agrupaciones como un medio para el beneficio y el lucro individual y, en consecuencia,
supone que para conocer al ser humano puede hacerse abstracción de la realidad natural
histórica desde la que surge83
. No son las relaciones económicas una opción entre otras
para los seres humanos sino que es desde ellas donde surge nuestra humanidad y, en
consecuencia, ellas son las que nos permiten entender la realidad de lo humano. La vida de
la mente es producida en la vida social, por las condiciones definidas del trabajo. Sin la
acción conjunta de individuos en sociedad el ser humano estaría determinado
exclusivamente por su estructura fisiológica como un organismo cuya acción está
constituida previamente a cualquier movimiento real de la vida humana.
histórico concreto que refleja en su pensamiento la totalidad de la realidad que comprende también su propia
posición social”. Cfr. KOSIK. Op., cit., p. 192. Podría pensarse que existe una separación entre filosofía
social y otras posibilidades de la filosofía; sin embargo, toda filosofía es, necesariamente, social porque no
hay filósofos que puedan estar separados de su mundo histórico y de la naturaleza en el proceso de su
producción filosófica. El mundo social es el fundamento desde el que es posible no solo la existencia misma
sino también la dilucidación de los problemas filosóficos. 82
“(…) el punto de partida de La Economía Política es ahistórico: los economistas parten de un principio
supuestamente natural, la propiedad privada, del cual derivan las leyes del trabajo. Además, no obstante
reconocer que el valor depende del trabajo, este análisis olvida el carácter social del trabajo, las relaciones de
producción, y terminan rindiendo tributo al poder del capital”. Cfr. VERGARA. Op., cit., p. 112. 83
Encontramos siempre en Marx el estudio del ser social vivo, es decir, en sus relaciones reales socialmente
organizadas y realizando un trabajo concreto; éste es el objeto de estudio. “Marx rompe con toda limitación
de la actividad significativa sólo para el entendimiento; el sujeto verdadero no es ya el único sujeto de
conocimiento al que la ciencia en su conjunto afronta, sino el hombre real insertado en la vida concreta de la
sociedad de la que es miembro. El trabajo considerado en toda su generalidad es precisamente lo que
humaniza lo dado; es, pues, en términos de trabajo como se definirá el paso de la naturaleza a la cultura”.
Cfr. SEBAG, Marxismo y estructuralismo. Siglo XXI. Madrid. 1969. p. 85.
67
Como vemos, la economía estudiada por Marx tiene una significación más amplia que la
que podría presentar una referencia a los precios de algún producto o temas
macroeconómicos. Es ciencia fundamental porque nos presenta los diversos lazos
materiales que se presentan entre los seres humanos, con independencia de su voluntad,
para poder resolver sus necesidades naturales históricas. La existencia humana se desarrolla
en el proceso de producción, intercambio, distribución y consumo de los productos
sociales. Hacer abstracción de estos procesos implica ignorar el movimiento real de la vida
humana y las consecuencias que para ella tienen los procesos económicos. Por estas
razones, el análisis de la economía es la base científica desde la que podemos comprender
el fundamento material de la existencia humana84
.
2.2 EL TRABAJO ENAJENADO Y LA “ANATOMÍA” DE LA MENTE
Hasta el momento el trabajo ha sido abordado como la praxis en la cual el ser humano
modifica la naturaleza y se produce a sí mismo. Ahora bien, la economía política había
desarrollado unos planteamientos sobre el trabajo y Marx debió estudiarlos y encontrar sus
contradicciones. La economía política estudia el trabajo como creador de riqueza, desde la
perspectiva de la ganancia. Ahora, para entender la validez de esta afirmación es necesario
comprender que el propósito de la economía burguesa no es otro que el de legitimar la
propiedad privada85
. Por lo tanto, para la explicación de ese fenómeno se toma la realidad
84
“Lo que este (Marx) se propuso cuando insistía en introducir el marco de referencia económico en el
análisis de los fenómenos sociales era algo muy diferente del determinismo económico y, por lo mismo, de
cualquier tipo de análisis de factor único; exigía que, a fin de comprender los aspectos sociales, culturales o
ideológicos de la conducta humana, esta fuera, considerada como parte integrante de un todo, de una
estructura social que abarca tanto la dimensión económica del proceso de vida como otras dimensiones”.
Cfr. BARMAN, Z. Tiempos modernos, marxismo moderno en BERGER, P. Marxismo y sociología.
Amorrortu. Buenos Aires. 1972. p. 18. 85
El desarrollo del estudio del trabajo en el siglo XIX y, en consecuencia, dos influencias importantes sobre
Marx, las encontramos en Hegel y en la economía política. En efecto para Hegel “El trabajo no es instinto,
sino “racionalidad”, es decir, un “modo del espíritu” (…) El trabajo constituye un medio entre el hombre y su
mundo (…) es un aniquilamiento positivo de la naturaleza del mundo subsistente, pues en el trabajo hay
actividad reelaboladora y formativa”. Cfr. LOWITH, K. De hegel a Nietzsche. Katz. Argentina. 2008. p. 346.
Sin embargo esta es una concepción especulativa, distante de las condiciones materiales en las que surge la
existencia. Por su parte, la economía política ha abordado el trabajo ignorando al trabajador, haciendo
abstracción de su humanidad, reduciendo las relaciones económicas a un puro intercambio en el que se busca
el beneficio individual; “La economía política concibe el ser comunitario del hombre, la realización de su
esencia humana, su múltiple perfección en la vida genérica, en la verdadera vida humana, bajo la forma de
trueque y del comercio”. Cfr. LUKÁCS, G. El desarrollo filosófico del joven Marx. UNAL. Bogotá. 1986.
68
económica del capitalismo y justifica la situación en la que se encuentran los propietarios y
los trabajadores desde fenómenos subjetivos o psicológicos: la inteligencia, la codicia, la
ambición o el egoísmo. Toma el hecho de la propiedad privada como la verdad de la
economía pero deja intactas las bases sociales y económicas, las relaciones de producción
y la estructura del modo de producción como componente de esa realidad. La economía
política pretende aparecer como una explicación coherente86
, sin preguntarse por una de las
contradicciones fundamentales.
El trabajador se empobrece más cuanta más riqueza produce, cuanto
más poderosa y extensa se hace su producción. El trabajador se
convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías
crea. A medida que se valoriza el mundo de las cosas y en relación
directa con ello, se desvaloriza el mundo de los hombres. El trabajo no
produce solamente mercancías: se produce a sí mismo y produce al
obrero como una mercancía. (M, 596)
La condición del trabajador expresa una de las contradicciones fundamentales del
capitalismo y esta es un momento indispensable de la investigación sobre la mente. Para
ello, Marx nos revela tres aspectos desde los que podemos vislumbrar la vida de la mente
en el modo de producción capitalista; en primer lugar, el trabajador experimenta su
empobrecimiento, la ruina de su existencia y las limitaciones de su cuerpo y su mente en el
p. 80. Sin embargo, esta forma de asumir la economía, desde la lógica del intercambio comercial, corresponde
a una toma de posición que la aleja de la objetividad que toda ciencia debe procurar; “La teoría burguesa de la
sociedad ha estado en todas las fases de su desarrollo al servicio de una tendencia práctica. En su primer
periodo fue al mismo tiempo expresión y palanca del triunfo revolucionario de la “sociedad civil”. Tras la
victoria del principio burgués se ha convertido en una ciencia supuestamente “pura” y “sin supuestos”, y con
ese disfraz defiende el dominio de la clase burguesa contra el ataque de la clase proletaria”. Cfr. KORSCH. K.
Karl Marx. Alianza. Madrid. 1975. p. 76. 86
“La teoría marxista rechaza tal ciencia de la economía y coloca en su lugar la interpretación de que las
relaciones económicas son relaciones existenciales entre los hombres (…) Las relaciones económicas
parecerían ser objetivas solamente en relación a la producción de mercancías. En cuanto se intenta penetrar
por debajo de ese modo de producción, y analizar su origen, puede verse que su objetividad natural es pura
apariencia, es una forma histórica específica de existencia que el hombre se ha dado a sí mismo (…) En
cuanto desenmascaramos su carácter mistificador, las condiciones económicas se muestran como la negación
completa de la humanidad”. Cfr. MARCUSE, H. Marx y el trabajo alienado. Carlos Pérez Editor. Buenos
Aires. 1969. p. 24 – 25. La economía política es mas lo que oculta que lo que logra explicar racionalmente.
Precisamente Marx dilucidará mas adelante porque no logramos comprender la realidad social y económica la
cual parecería diáfana para el observador.
69
acto mismo del trabajo87
; en segundo lugar, la depreciación del trabajador es inversamente
proporcional a la de su producción en la medida en que al crear riqueza mayor es su
empobrecimiento, sus limitaciones y su desvalorización general88
; y en tercer lugar, el
trabajador deja de experimentarse como ser humano y se comprende a sí mismo como una
mercancía, esto es, valora su condición dependiendo de la demanda del mercado89
. Ahora
bien, Marx nos ha evidenciado que el ser humano produce sus fuerzas esenciales en el
trabajo y las materializa en el objeto, en él se reconoce y en el acto de producción
experimenta la vitalidad y la realización de sus fuerzas esenciales. Pero, la experiencia que
tiene el trabajador en el capitalismo hace que experimente los objetos como separados de
su productor, ajenos a él.
La consecuencia de esta contradicción es que se niega la verdad plena del trabajo. En
efecto, si el trabajo es la realización de la vida humana, entonces tenemos que en el
capitalismo el trabajo no puede ser la condición del pleno desarrollo de las potencialidades
humanas porque su objetivo es la producción de capital y su acumulación y, en
87
El trabajo enajenado o alienado impide que el trabajador se experimente a si mismo como sujeto de su
propia existencia en cada momento de su vida. La alienación es una experiencia cotidiana. “En todos los
momentos de la vida cotidiana en los cuales el trabajador individual cree verse como sujeto de su propia vida,
la inmediatez de su existencia le destroza esa ilusión (…) La cuantificación de los objetos, su determinación
por categorías abstractas de la reflexión, se manifiesta de modo inmediato en la vida del trabajador como un
proceso de abstracción que se ejecuta en él mismo, que le arranca su fuerza de trabajo, y le obliga a venderla
como una mercancía de su propiedad. Y al vender ésa su única mercancía el trabajador la inserta (y se inserta
a sí mismo, puesto que esa mercancía es inseparable de su persona física) en el proceso parcial, ya mecánico –
racional que él mismo encuentra en la inmediatez, ya hecho y en funcionamiento antes de que él llegue, y en
el cual queda absorbido como un número reducido a abstracta cantidad, como una herramienta de detalle
mecanizada y racionalizada”. Cfr. LUKÁCS. Op., cit., 1985. p. 217 – 218. 88
“Si el trabajo, el desarrollo de las facultades genéricas, se convierte en medio de la existencia humana, si
en el lugar de todos los sentidos se introduce el sentido del tener: ¿qué significa esto sino que la actividad del
hombre en su totalidad, la vida del hombre medio, la vida cotidiana se encuentra alrededor del mantenimiento
de la mera existencia y del poseer? ¿Qué otra cosa significa sino que la vida cotidiana es “organizada” en
torno a la particularidad, a la mera conservación de la existencia, a la conservación de la existencia orientada
hacia el poseer? En este sentido – y no de una forma secundaria- la teoría marxista de la alienación es una
crítica a la vida cotidiana de la sociedad de clases, de la propiedad privada y la división del trabajo”.
Cfr. HELLER. Op., cit., 2002. p. 96. En efecto, Marx no esta pensando las condiciones de la existencia en el
modo de producción capitalista exclusivamente como un objeto de estudio sino que esta refiriéndose al diario
vivir de todos los individuo. 89
“Marx había interpretado al hombre como un ser que desde el fondo existe y produce en la sociedad, pero
dicho punto de vista muestra que, dentro del sistema del capitalismo, el trabajador sólo es un hombre
extraviado y extraño de si mismo, pues existe como mercancía y como capital” Cfr. LOWITH. 2008. p. 357.
70
consecuencia, la experiencia del trabajo en el capitalismo es la reducción del trabajo a
simple subsistencia, degradación humana y social y deterioro de nuestra mente90
.
Por ese motivo, en el capitalismo el trabajador no encuentra sus potencialidades
realizadas91
y expresadas en el producto creado por él; las mercancías no son
manifestación de la riqueza vital de las relaciones de producción sino del empobrecimiento
de la vida humana; se limitan las diversas expresiones de la existencia porque se reducen a
la pura ganancia92
. El modo de producción capitalista no solo produce capital, produce
también un determinado tipo de vida93
. Esto es evidente en la mercancía creada por el
obrero; esta no es un objeto exclusivamente externo sino que genera una determinada
anatomía de la mente en la medida en que es el germen de ideas, sentimientos, creencias,
diversas destrezas y demás órganos de nuestra individualidad, y los individuos se
experimentan ante ella dominados y sometidos sin comprenderse a ellos mismos como sus
creadores.
El objeto producido por el trabajo, el producto de este, se enfrenta a él
como algo ajeno, como una potencia independiente del productor. El
90
“Las diferencias cualitativas de la explotación, que para el capitalista tienen una forma de determinaciones
cuantitativas de los objetos de su cálculo, tienen que presentársele al obrero como las categorías decisivas de
toda su existencia física, intelectual, moral, etc”. Cfr. LUKÁCS. Op., cit., 1985. p. 218. 91
La fragmentación de la existencia humana es un fenómeno en el que cada individuo no se siente a gusto con
su vida y experimenta en nuestra época el ser un “artificioso mecanismo de relojería, en el cual la existencia
mecánica del todo se forma a partir de la concatenación de un número infinito de partes que carecen de vida
propia”. Cfr. SCHILLER, F. Cartas sobre la educación estética del hombre. Anthropos. Barcelona. 1990. p.
147. Siguiendo la expresión de Schiller, el espíritu práctico de nuestra época lo ha reducido todo a fragmentos
de nuestra experiencia, a centrarse en las cosas, a perder de vista “la totalidad libre”; al experimentar cada ser
humano que es un compuesto de elementos contrarios experimenta que “cada una de las facultades humanas
se aísla y pretende imponer su legislación exclusiva, entra en conflicto con la verdad de las cosas”.
Cfr. SCHILLER. Op., cit., p. 155. 92
“Self – alienation consists of this: that is thing whose original purpose is to be useful is not manufactured
and exchanged for anyone's actual needs, but appears on the commodity market as an autonomous commodity
- value, independent of its utility. This is true whether economic or intellectual products are traded, wherther
the commodities are cattle or books. Only through the salesman, for whom the commodity has merely
exchenge value, can the commodity reachits consumer, the buyer”. Cfr. LOWITH, K. Man’s
Self – Alienation in the Early Writings of Marx en JESSOP, B y MALCOM – BROWN, CH. Karl Marx’s
social and political throught T. I. Critical assessments. London. 1996. p. 580 – 581. 93
“las necesidades del trabajador se reducen a la necesidad de mantenerlo apto para el trabajo, es decir, para
producir mercancías (…) La economía política, es decir, la ciencia de la riqueza, al mismo tiempo lo es del
ahorro (…) Su principio ascético fundamental consiste en renunciar a la totalidad de las necesidades que no
sirven al aumento del capital. Sustituye lo que el hombre es y puede ser in concreto por el “patrimonio” y el
“haber” abstractos”. Cfr. LOWITH. Op., cit., 2008. p. 358 - 359
71
producto del trabajo es el trabajo plasmado en un objeto, convertido en
cosa, es la objetivación del trabajo. La objetivación del trabajo es su
realización. Esta realización del trabajo, tal como se presenta la
economía política, aparece como desrealización del trabajador, la
objetivación se manifiesta como pérdida y servidumbre del objeto, la
apropiación como enajenación, como alienación. (M, 596)
Por tanto, experimentar el producto del trabajo como algo extraño ante el que el trabajador
no se siente realizado ni identificado es la expresión directa de la enajenación del trabajo.
El trabajador experimenta su desencuentro con sus creaciones y con los demás94
. La
mercancía no realiza los órganos de la individualidad permitiendo su potenciación sino que
es el debilitamiento de la vida de la mente95
. En el trabajo enajenado, el ser humano niega
su realidad como ser activo que despliega y produce sus fuerzas esenciales en el trabajo. El
ser humano, cuerpo y mente que se producen en la praxis, encuentra en el trabajo
enajenado los obstáculos para el despliegue de su vitalidad en la medida en que las fuerzas
de su individualidad están ordenadas por la lógica de la acumulación del capital96
.
94
La existencia humana en las condiciones capitalistas en las que los seres humanos están en situación
cotidiana de guerra, en la que la vida social es una vida de subsistencia, en la que las cualidades valoradas
socialmente son la codicia, la ambición y el egoísmo, en la que el trabajo no es la realización sino la negación
de la humanidad, nos lleva a “ver en la situación de hecho del capitalismo no solamente una crisis económica
o política, sino una catástrofe de la esencia humana, es condenar por adelantado al fracaso toda reforma
puramente económica o política y reivindicar absolutamente la abolición catastrófica del estado de hecho por
la revolución total”. Cfr. MARCUSE. Los manuscritos económico – filosóficos de Marx. Ideas y valores.
UNAL. Bogotá. Primer semestre. 1970; 41. 95
El análisis del trabajo en las condiciones impuestas por el capitalismo fueron estudiadas y denunciadas por
los filósofos de la época destacando diversas características que eran evidentes en los obreros. “Se comprende
ahora muy bien, al contemplar el espectáculo del trabajo – es decir, en esa dura actividad de la mañana a la
noche – que no hay mejor policía, pues que sirve de freno a cada cual y sirve para detener el
desenvolvimiento de la razón, de los apetitos y de los deseos de independencia. El trabajo gasta la fuerza
nerviosa en proporciones extraordinarias, y quita esta fuerza a la reflexión, a la meditación, a los ensueños, a
los cuidados, al amor y al odio; nos pone siempre delante un fin baladí, y otorga satisfacciones fáciles y
regulares. Una sociedad en la que se trabaja rudamente y sin descanso, gozará de la mayor seguridad, y la
seguridad es lo que añora el presente como divinidad suprema”. Cfr. NIETZSCHE, F. Aurora. Bedout.
Medellín. 1982. p. 138. 96
La alienación, en Marx, no es estudiada como fenómeno ahistórico sino que se comprende que “la
alienación respecto al trabajo es específica del capitalismo. En sociedades anteriores, la fuerza del trabajo no
era comprada y vendida como una mercancía. Lo que se enfrentaba al hombre como un poder ajeno eran la
tierra y la naturaleza (…) el trabajo se convierte por primera vez en una mercancía; su consumo por los
capitalistas es la creación y reproducción del capital. Por primera vez la propiedad privada descansa sobre la
alienación continua del trabajo, sobre la venta por el obrero de su fuerza de trabajo”. Cfr. WALTON, P y
GAMBLE, A. Problemas del marxismo contemporáneo. Grijalbo. México. 1977. p. 56 – 57.
72
Ahora bien, el objetivo de la producción en el capitalismo es el de crear mercancías y la
estructura de la industria en ese modo de producción cumple con ese propósito y, en
consecuencia, el trabajador que produce objetos está en condiciones específicas para el
cumplimiento de ese fin. En consecuencia, las fuerzas humanas esenciales producidas por
la industria capitalista encuentran en las exigencias de la producción de mercancías
condiciones que están centradas en la monotonía, la rutina y la repetición de la misma
labor, dando origen a un obrero parcial.
El obrero, reducido a ejecutar de por vida la misma sencilla operación,
acaba por ser convertido todo su organismo en órgano automático y
limitado de esa operación (…) La manufactura crea, en efecto, el
virtuosismo del obrero especializado, reproduciendo y llevando a sus
últimos límites, de un modo sistemático, en el interior del taller, la
diferenciación elemental de las industrias con que se encuentra en la
sociedad. (C, 274 – 275)
El proceso de producción en el capitalismo tiene, entonces, dos aspectos que debemos
destacar en nuestro estudio. En primer lugar, especializa al trabajador al obligarlo a
reproducir las mismas operaciones de manera constante y, en segundo lugar, esta actividad
exige a la mente desarrollar ciertas fuerzas y habilidades, a optimizar algunos órganos;
estas destrezas deben ser comprendidas desde el proceso de producción97
. Las
características de la mente encuentran su origen en las necesidades del desarrollo del modo
de producción, de la industria y del mercado y no en aspectos inherentes al cerebro;
entonces, la limitación y especialización de los individuos en una labor concreta tiene
como consecuencia, además, que condiciona la vida de su familia llegando a confundir la
situación actual en la que se encuentran con una especie de destino o de determinación
97
“El punto de vista de Marx, según el cual el lugar ocupado en la estructura social desempeña un papel
decisivo en el pensamiento de las personas y también en la “historia” hecha por esas personas, es una tesis
fundamental no solo de la sociología marxista sino también de diversas escuelas no marxistas que forman
parte de la moderna sociología no burguesa”. Cfr. HEGEDUS, A. División del trabajo y estructura social del
socialismo en BERGER, P Marxismo y sociología. Amorrortu. Buenos Aires. 1972. p.130 – 131.
73
biológica98
. En efecto, la justificación de la manera como está distribuida la riqueza social
en el capitalismo crea prejuicios y supuestos que validan la riqueza y la miseria. Por el
contrario, Marx nos ha permitido comprender que es en la producción donde el ser humano
se genera a si mismo. Por ese motivo, la realidad del cuerpo y la mente solo se conoce en el
trabajo, en un proceso de producción concreto y en el manejo de determinadas
herramientas.
El modo como los hombres producen los medios de vida depende, ante
todo, de la naturaleza misma de los medios de vida con que se encuentra
y que trata de reproducir. Este modo de producción (…) es ya, más bien,
un determinado modo de la actividad de estos individuos, un
determinado modo de manifestar su vida, un determinado modo de vida
de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son.
Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo
que producen como con el modo como producen. Lo que los individuos
son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su producción
(IA, 19 – 20)
Entonces, la autoproducción humana es comprendida desde el modo de producción en el
que es posible la vida de la mente. Lo que somos se expresa en las manifestaciones de
nuestra vida y ella es producida en condiciones natural históricas específicas. Pues bien,
nuestra existencia se comprende en sus manifestaciones; no somos nada diferente a las
manifestaciones concretas de nuestras fuerzas orgánicas. Pero no podemos encontrar las
mismas potencialidades expresadas cuando el trabajo realizado corresponde a una
actividad que posibilita el despliegue y desarrollo de nuestras fuerzas esenciales o, por el
98
La alienación económica es un fenómeno histórico que se ha desarrollado en unas etapas que pueden ser
identificadas. “La primera y mas sorprendente característica de la alienación económica es la separación de
las personas del libre acceso a los medios de producción y a los medios de subsistencia (…)la institución del
trabajo asalariado, en el cual las personas están obligadas a vender su fuerza de trabajo a otra persona, a su
empleador, pueden llegar a existir en gran escala sólo cuando y en donde se esta negado el libre acceso a los
medios de producción (…) La segunda etapa de la alienación económica se dio cuando parte de la sociedad
fue despojada de la tierra y, sin tener ya acceso a los medios de producción y subsistencia, fue obligada a
vender su fuerza de trabajo en el mercado para sobrevivir(…)La alienación económica adquiere una tercera
forma. Cuando el asalariado ha vendido su fuerza de trabajo durante parte de su vida al patrón, los productos
de su trabajo no le pertenecen, éstos pasan a ser propiedad del patrón”. Cfr. MANDEL, E. Teoría marxista de
la alienación. Pluma. Bogotá. 1977. p. 25 – 27.
74
contrario, si corresponde a un obrero especializado dedicado a una rutina repetitiva en la
que las posibilidades de creativas y racionales están condicionadas por la lógica de la
ganancia. Por lo tanto, si nuestra vida es nuestra actividad, es la producción misma y la
manera como realizamos la producción, la mente desarrollada en el trabajo enajenado no
puede encontrar nada diferente a condiciones que producen una vida enajenada en
condiciones capitalistas99
.
2.3 EL TRABAJO ENAJENADO Y LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO
La producción social de los bienes necesarios para conservar la vida exige una cierta
organización social de las fuerzas productivas. Pues bien, la vida social exige la creación
de productos necesarios para la conservación y reproducción de la existencia y,
adicionalmente, el aumento de la población y las nuevas necesidades requieren, para ser
satisfechas, una división social del trabajo. En un primer momento, la división social del
trabajo surge como una separación del trabajo por diferencias sexuales y después por
fuerzas físicas, hasta llegar a que “La división del trabajo sólo se convierte en verdadera
división a partir del momento en que se separen el trabajo físico del intelectual (IA, 32).
Esta es la manera natural como se presenta la división del trabajo y es decisiva porque va a
producir características en la conciencia. Habíamos visto que la conciencia es originada en
nuestra relación con el ambiente, con nuestro mundo y cuando el trabajo físico y el
intelectual aparecen como separados entonces la conciencia se imagina a sí misma como
algo distinto de la conciencia de la práctica existente. La conciencia realiza una
“separación” directa de su mundo y sus pensamientos son consecuencia de esta separación.
99
La manera específica como se produce la vida del trabajador en el capitalismo debe partir de que “El obrero
en la sociedad capitalista produce bienes. La producción de bienes en gran escala requiere capital, es decir,
grandes cantidades de riqueza utilizadas exclusivamente para promover la producción de bienes. Los bienes
son producidos por empresarios independientes privados, con el fin de obtener una venta provechosa. El
obrero trabaja para el capitalista, al cual entrega, a cambio de un salario contractualmente fijado, el producto
de su trabajo. El capital tiene el poder de disponer de los productos de su trabajo. Mientras más produce el
obrero, mayor es el poder del capital y menor los medios que el obrero tiene de apropiarse de su producto. El
trabajo se convierte así en víctima del poder que él mismo ha creado”. Cfr. MARCUSE, H. Razón y
revolución. Alianza. Madrid. 1984. p. 271.
75
Surge entonces la primera consecuencia de la división del trabajo para la mente. Las
sociedades que imponen a los individuos unas determinadas condiciones de trabajo
imponen, igualmente, un grupo de actividades desde las que se desarrollará la vida de la
mente del trabajador. Tomemos, siguiendo el orden de Marx, la división entre trabajo
intelectual y trabajo manual que es producto necesario en el desarrollo histórico del
trabajo. Quienes se dedican al trabajo intelectual, por ejemplo, como algo separado y
distante de las actividades que requieren trabajo físico, son individuos cuya actividad
consiste en dedicarse a la producción de ideas apartadas de la práctica directa del ser
humano con el mundo. En estos casos, el cuerpo y la mente de cada individuo entran en
una dinámica de vida que desarrolla en ellos ciertas cualidades que no encontramos en
otros trabajadores. Las habilidades racionales relacionadas con la abstracción, la
imaginación, la creatividad o la formación de conceptos, serían propias de quien ha tomado
como campo exclusivo de acción el trabajo intelectual100
. Por otro lado, quien se dedica a
actividades manuales desarrolla cualidades y destrezas físicas y mentales que
corresponden a las exigencias del trabajo; esta exclusividad, por exigir solo ciertas
habilidades del ejecutor, es una castración de sus demás potencialidades101
. El estudio de la
100
La tendencia a la espiritualización ha sido estudiada por Nietzsche y Freud. No solo se puede seguir su
origen en la mala conciencia fundada en el ideal ascético “aquella voluntad de tortura, aquella pospuesta
crueldad del animal – hombre interiorizado, replegado por miedo dentro de sí mismo, encarcelado en el
“Estado” con la finalidad de ser domesticado, que ha inventado la mala conciencia para hacerse daño a si
mismo”. Cfr. NIETZSCHE, F. Genealogía de la moral. Alianza. Madrid. 1983. p. 105, sino también como un
triunfo por la sobrevaloración de nuestros procesos psíquicos. Al ser prohibida cualquier representación de
Dios se debió “subordinar la percepción sensorial a una idea decididamente abstracta, un triunfo de la
espiritualidad sobre la sensualidad y, estrictamente considerada, una renuncia a los instintos, con todas las
consecuencias psicológicas ineludibles (…) la “omnipotencia del pensamiento” expresó el orgullo de la
humanidad por el desarrollo del lenguaje, facultad que tuvo por consecuencia tan extraordinario estímulo de
las actividades intelectuales. Abriósele al hombre el nuevo reino de la espiritualidad, en el cual lograron
preeminencia las ideas, los recuerdos y los procesos racionales, en oposición a las actividades psíquicas
inferiores, cuyo contenido son las percepciones inmediatas de los órganos sensoriales”. Cfr. FREUD, S.
Moisés y la religión monoteísta. Alianza. Madrid. 1981. p. 162 – 163. A diferencia de los autores que han
estudiado esos procesos de espiritualización, Marx indago por las condiciones en las que el trabajo manual es
explotado hasta el límite, es decir, hasta atrofiar el desarrollo de las cualidades espirituales, tal y como lo
podemos estudiar en el capítulo VIII del tomo I de El Capital: La jornada de trabajo. 101
Al concebir Marx el trabajo como fuente de producción del mundo, como elemento transformador de la
naturaleza y como actividad en la que el ser humano se produce a sí mismo con otros, entonces es claro que la
división del trabajo en las condiciones del capitalismo aparecen como limitadora de la existencia humana. En
efecto, la división social del trabajo es “una manera necesaria de desarrollar y refinar las fuerzas productivas;
pero implica también, para Marx, un tipo de alienación en la cual las fuerzas humanas se realizan de manera
unilateral y debilita, en contra de su ideal de individuo “versátil”, que despliega una generosa riqueza de
talento. La división social del trabajo es, entonces, otra Instancia del divorcio entre lo individual y lo universal
76
mente separado del trabajo específico que de manera exclusiva realiza el obrero o de las
herramientas que emplea para lograr el producto exigido, en las condiciones requeridas, en
el tiempo programado y en las condiciones laborales legales, no podría comprender las
características mentales como producto de las condiciones a las que está sometido en
cuerpo que en su actividad, se produce a sí mismo y a la mente102
.
Lograr que unos individuos se dediquen exclusivamente a un trabajo determinado tiene
como condición histórica específica, que una masa amplia de la sociedad, despojada de los
medios de producción, esté obligada a vender su fuerza de trabajo para poder vivir103
. Es
decir, quien se dedica a actividades administrativas, o manuales, o científicas no lo hace
por unas características especiales en sus conexiones neuronales sino por unas condiciones
específicas del proceso de producción en el que se encuentra. En consecuencia, la división
del trabajo en una sociedad de clases obliga a unos seres humanos a asumir ciertas
actividades de manera exclusiva y, en consecuencia, que produzcan su vida en unas
características determinadas y dan origen a las condiciones para la producción de su mente
de manera diferente a los demás seres humanos104
.
en una sociedad de clases, porque toda potencia de nuestro ser genérico se reduce a una sola función, similar
al trabajo mecánico del obrero industrial”. Cfr. Eagleton. Op., cit., p. 34. 102
Michel Foucault ha elaborado una analítica de los procedimientos que conducen al sometimiento del
cuerpo para hacer de él una fuerza de producción. Al hacer una historia del poder punitivo esta elaborando
una genealogía del “alma” moderna, lo que implica reconocer el alma como “el correlato de cierta tecnología
de poder sobre el cuerpo. No se debería decir que el alma es una ilusión, o un efecto ideológico. Pero si que
existe, que tiene una realidad, que esta producida permanentemente en torno, en la superficie y en el interior
del cuerpo por el funcionamiento de un poder que se ejerce sobre aquellos a quienes se castiga, de una manera
mas general sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y corrige, sobre los locos, los niños, los colegiales,
los colonizados, sobre aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo de toda
su existencia. Realidad histórica de esa alma, que a diferencia del alma representada por la teología cristiana,
no nace culpable y castigable, sino que nace mas bien de procedimientos de castigo, de vigilancia, de pena y
de coacción”; Cfr. FOUCAULT, M. Vigilar y castigar. Siglo XXI. México. 1984. p. 36. La investigación
acerca de los mecanismos de control para lograr el éxito de la empresa capitalista aparece como indispensable
para comprender las características mentales que son necesarias en los trabajadores. 103
“Históricamente el problema se reduce al análisis de la formación del proletariado moderno, de la creación
del proletariado moderno, de la separación de los artesanos y los campesinos de sus medios de trabajo, de la
transformación de todo el suelo en propiedad privada (supresión de las tierras comunales, etc.), es decir, de la
creación de una clase social obligada por su estado de despojo y por la inseguridad de su subsistencia a
aceptar la venta de su fuerza de trabajo “al precio del mercado”, determinado por la ley del valor”.
Cfr. MANDEL, E. La formación del pensamiento económico de Marx. Siglo XXI. México. 1969. p. 93. 104
Esta situación no es ignorada por Hegel. “El trabajo, que así se ha hecho igualmente mas abstracto,
conduce por un lado, mediante su uniformidad a la facilidad de la tarea y al aumento de la producción; por
otro lado, (empero), conduce a la limitación a una sola habilidad y con ello a una dependencia más
incondicional respecto de la interconexión social. La habilidad misma se hace así mecánica y recibe la
77
En consecuencia, la división del trabajo, en la sociedad de trabajo enajenado, también es
origen de otras contradicciones desde las que conocemos la mente en una sociedad de
clases.
(…) con la división del trabajo se da la posibilidad, más aún, la realidad
de que las actividades espirituales y materiales, del disfrute y el trabajo,
la producción y el consumo, se asignen a diferentes individuos (…) con
la división del trabajo, que lleva implícita todas estas contradicciones
(…) se da al mismo tiempo, la distribución y, concretamente, la
distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del
trabajo y de sus productos (…) la división del trabajo lleva aparejada,
además, la contradicción entre el interés del individuo concreto o de una
determinada familia y el interés común de todos los individuos
relacionados entre sí (IA, 33 – 34)
La división del trabajo no es exclusivamente la práctica social desde la que se tomará como
separadas las actividades físicas y las intelectuales sino que también implica que en un
modo de producción el disfrute y beneficios del trabajo dependa del lugar que cada
individuo tenga que asumir en esa división social del trabajo; es decir, la distribución de la
riqueza social y las posibilidades del consumo están determinadas por el trabajo asignado,
y, en consecuencia, que las posibilidades de desarrollo de las potencialidades humanas
dependen de la división del trabajo. Esto tiene como consecuencia que la limitación de los
órganos de nuestra individualidad, el empobrecimiento físico y espiritual de nuestra
existencia y que las relaciones de producción, reducidas al intercambio regulado por las
exigencias del mercado, estén también empobrecidas por esta razón105
.
capacidad de permitir la entrada de la máquina en lugar del trabajo humano”. Cfr. HEGEL. Op., cit., p. 544.
Aunque Hegel señala claramente las consecuencias del trabajo que desarrolla unilateralmente al obrero no
indaga por las condiciones de la producción capitalista para descubrir que la situación del trabajo no es un
momento en el desarrollo lógico de la Idea sino una consecuencia de un proceso de acumulación de capital en
el que hay apropiación privada de la riqueza creada por los trabajadores. 105
“Como instrumento de organización de su actividad productiva, instrumento desinteresado que esta más
allá de su control, la división del trabajo impera como un amo inhumano sobre cada individuo. Si no quiere
morirse de hambre, el hombre debe seguir atrapado en esa ocupación única. Solamente la repetición constante
78
Además, en esta división del trabajo se presenta otra contradicción fundamental que
atraviesa no solo la vida de los individuos sino también los supuestos desde los que se
presentan algunos estudios: la separación entre el individuo y el mundo social al que
pertenece. En Sobre la cuestión judía (1844) Marx afirma:
El hombre lleva, no solo en el pensamiento, en la conciencia, sino en la
realidad, en la vida misma, una doble vida, una celestial y otra terrenal:
la vida en la comunidad política, en la que se considera como ser
colectivo, y la vida en la sociedad civil, en la que obra como particular
(CJ, 470)
Una de las características que impone la división del trabajo a la existencia social es que
hace que experimentemos una especie de escisión en nosotros porque en el modo de
producción capitalista se contrapone nuestra vida entre lo particular y lo colectivo. Y esta
no es una división que vivimos, por ejemplo, únicamente en el mundo de los negocios, sino
también en la conciencia. Los pensamientos son una manifestación de la vida que
experimentamos directamente, en nuestra cotidianidad. En nuestro diario vivir podemos
experimentarnos como separados de los demás, vinculados por razones estratégicas.
Entonces, experimentarnos como un átomo, unido a los demás por circunstancias externas
y accidentales, que no podemos orientar ni controlar, que nos son impuestas y a las que
tenemos que adaptarnos; en estas condiciones experimentamos, entonces, la vida social
como un agregado, como algo externo, algo a lo que no pertenecemos y ante la que nuestra
individualidad aparece como algo paralelo y distante. Algunos estudios sobre lo humano
parten de imaginar al individuo como algo separado de la realidad social, como si esta
fuera solo el horizonte desde el que vivimos. Sin embargo, el mundo social es creación
humana así como los individuos somos producto de nuestra existencia social y es desde
de su tarea productiva le permite obtener de otros individuos igualmente atrapados los productos que necesita
para vivir. Aquellas capacidades suyas que exigen otras actividades para realizarse terminan por atrofiarse. Ni
siquiera la actividad única que los resguarda consuma todas las capacidades involucradas”. Cfr. OLLMAN.
Op., cit., p. 190 – 191.
79
ella desde donde podemos comprendernos106
. Pero el modo de producción que impone al
individuo condiciones que lo aíslan, que lo separan de los demás y que debilitan su
existencia genera la experiencia de unas relaciones de producción determinadas por lo
práctico y lo utilitario, por el beneficio individual, por el egoísmo.
En este sentido, cuando nos encontramos con modos de producción que condicionan
externamente la vida humana, en los que la división social del trabajo corresponde a
lógicas de dominación y de exclusión, la experiencia de vida es la enajenación con todos
los órdenes de la existencia.
Con la división del trabajo, de una parte, y de otra la acumulación de
capitales, el obrero pasa a depender cada vez más escuetamente de su
trabajo, y más concretamente, de un determinado tipo de trabajo,
unilateral y mecánico. A medida que se va degradando, espiritual y
corporalmente, al papel de una maquina y convertido de un ser humano
en una actividad abstracta y un vientre, cae cada vez más bajo la
dependencia de todas las oscilaciones del precio del mercado, del
empleo de los capitales y del capricho de los ricos. (M, 562)
En estas condiciones no deja de ser previsible qué características tiene la mente del obrero;
es necesariamente un producto de condiciones económicas para las que el desarrollo de las
fuerzas esenciales del ser humano solo es válido si pueden ser vendidas, si encuentran
demanda en el mercado o si el fruto del trabajo puede encontrar un precio por el que valga
la pena dirigir en cierta dirección los diversos órganos de la individualidad. En este
sentido, la lógica del mercado interfiere también en estudios como los realizados
abstractamente sobre la mente en la medida en que orienta el sentido de las investigaciones
106
Lo propio de las concepciones burguesas sobre el ser humano es presentar al individuo como una realidad
plena, autodefinible, separada de la sociedad. Sin embargo, Marx logra modificar ese planteamiento para
orientar las investigaciones sobre lo humano a partir de la existencia social que es la que constituye la vida
individual; en ese sentido, preguntas sobre, por ejemplo, la esencia humana o los misterios de la vida humana,
son planteados desde las relaciones sociales; “no es una fenomenología de la esencia humana la que permite
ver claro en las relaciones sociales sino que, al contrario, es el estudio científico de estas el que faculta para
comprender lo que era considerado hasta entonces la esencia humana”. Cfr. SÉVE, L. Marxismo y teoría de
la personalidad. Amorrortu. Buenos Aires. 1973. p. 64.
80
y determina el valor de los resultados dependiendo de lo que es necesario para lograr la
acumulación del capital.
2.4 LA CONCIENCIA PRODUCIDA EN LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO
ENAJENADO. NECESIDAD DEL ESTADO.
La división social del trabajo no solo ubica a los individuos en unas relaciones sociales
específicas y en unas práctica particulares desde las que se va produciendo la vida de la
mente; además, es ella el punto de partida desde donde pensamos y nos comprendemos a
nosotros mismos y a los demás. Sabemos de nosotros y tenemos cierto saber sobre el
mundo y los otros pero este saber debe ser comprendido desde nuestra situación específica
referida a la división del trabajo desde la que nos construimos como seres humanos.
(…) no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o imaginan,
ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado,
para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte
del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida
real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los
ecos de su proceso de vida (…) se parte del mismo individuo real
viviente y se considera la conciencia solamente como su conciencia
(IA, 26 - 27)
Inicialmente, puede afirmarse que los productos del pensamiento son reflejos ideológicos,
es decir, reproducciones mentales del proceso vital de cada individuo; sin embargo, el
origen de esos productos no es el individuo aislado, no es el pensamiento considerado
como un todo soberano el productor de las ideas. Por el contrario, ellas son tan sociales
como todos los aspectos de nuestra existencia. Por tal motivo, Marx nos demuestra que
todo conocimiento de lo humano debe partir del individuo real viviente en un proceso de
producción concreto.
81
Por este motivo, esta referencia al individuo en procesos vitales con el mundo natural
histórico puede caer en la abstracción si no se recuerda que los productos de la conciencia,
originados, igual que la conciencia, por la relación con nuestro mundo, surgen en un
proceso que corresponde a los diversos momentos en los que se desarrolla las fuerzas
productivas y las relaciones de producción.
La producción de las ideas y representaciones, de la conciencia,
aparece al principio directamente entrelazada con la actividad material
y el comercio material de los hombres, como el lenguaje de la vida real.
Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los
hombres se presentan, todavía, aquí, como emanación directa de su
comportamiento material (…) Los hombres son los productores de sus
representaciones, de sus ideas, etc., pero los hombres reales y actuantes,
tal y como se hallan condicionados por un determinado desarrollo de
sus fuerzas productivas y por el intercambio que a él corresponde, hasta
llegar a sus formaciones más amplias. La conciencia no puede ser más
que la vida consciente, y el ser de los hombres es su proceso de vida
real. (IA, 25 – 26)
Pues bien, la conciencia es un producto de la vida activa humana107
, de la materialidad de
la existencia y es desde el proceso de producción en el que se engendran unas relaciones de
producción que dan origen al comercio espiritual, esto es, a la producción de las ideas. En
las relaciones entre individuos no solo se intercambian productos, también producen ideas
que están relacionadas con el grado de desarrollo de sus fuerzas productivas y con un
determinado nivel de desarrollo de las relaciones de producción; este es el suelo desde el
que debemos comprender los productos del pensamiento. En Miseria de la filosofía (1847)
Marx señala no solo ese aspecto sino también su transitoriedad.
107
“El materialismo dialéctico es esencialmente una teoría de las condiciones de la conciencia. La
autoconciencia no se basta; tiene que captar sus propios fundamentos. El ser precede al conocer. La
conciencia esta condicionada biológica, fisiológica y socialmente”. Cfr. Lefebvre. Op., cit., 1975. p. 76.
82
Los hombres, al establecer las relaciones sociales, con arreglo al
desarrollo de su producción material, crean también los principios, las
ideas y las categorías conforme a sus relaciones sociales. Por tanto,
estas ideas, estas categorías, son tan poco eternas como las relaciones a
las que sirven de expresión. Son productos históricos y transitorios.
(MF, 88)
Entonces, el origen de las ideas no debe ser indagado en el cerebro sino que corresponde a
la manera como el pensamiento llega a inteligir las relaciones sociales, el proceso de
producción y, en general, las condiciones materiales; es una expresión intelectual del
devenir material en el que se produce nuestra existencia. Además, nos evidencia que si las
diversas ideas encuentran su origen y explicación en las relaciones sociales están, entonces,
ligadas a ellas, a sus modificaciones, a su duración, a sus cambios. Esta particularidad de la
vida humana, el poder tener ideas, ha sido interpretado de diversas maneras pero solo
encontramos un piso firme de su explicación en la praxis humana.
Además, esta tesis permite comprender que si se afirma que la conciencia, aparece al
principio directamente entrelazada con la actividad material108
significa que surgen otros
momentos en los que la conciencia pueda presentarse con una relación más amplia y
concreta con el mundo, es decir, que podamos ser conscientes de nosotros mismos, de
nuestras relaciones, limitaciones y posibilidades al llevar la diversidad y riqueza de
nuestras relaciones a situaciones materiales más amplias y superando las condiciones de
108
En un primer momento de desarrollo de las fuerzas productivas los individuos no pueden desplegar de
manera amplia la vida de la mente precisamente porque cuentan con una naturaleza que aún domina
plenamente sobre ellos, porque cuentan con unos instrumentos elementales y porque las relaciones de
producción se encuentran poco desarrolladas; en este sentido puede afirmarse que “en el pasado una sociedad
que sólo producía valores de uso, que sólo producía bienes para el consumo inmediato de sus productores, fue
siempre una sociedad extremadamente pobre. Era entonces una sociedad que no sólo estaba sometida a los
azares de la naturaleza, sino que además limitaba en grado extremo las necesidades humanas, por la misma
razón de que era pobre y no disponía más que de una limitada gama de productos. Las necesidades humanas
son innatas sólo muy parcialmente. Hay una interacción constante entre producción y necesidades, entre
desarrollo de las fuerzas productivas y eclosión de necesidades. Sólo en una sociedad que desarrolla en grado
sumo el rendimiento del trabajo, que elabora una gama infinita de productos, el hombre puede conocer
igualmente el desarrollo continuo de sus necesidades, un desarrollo de sus infinitas potencialidades, un
desarrollo integral de su humanidad”. Cfr. MANDEL, E. Introducción a la teoría económica marxista. Serie
popular Era. México. 1985. p. 18 – 19.
83
enajenación. Producimos nuestras ideas en ciertas condiciones sociales, pero estas mismas
condiciones, a las que podemos estar sometidos y que pueden ser organizadas por otros
dependiendo de las exigencias del capital, pueden ser diferentes, de tal manera que
podamos desarrollar un despliegue más amplio de la conciencia superando las
condiciones de alienación que producen una comprensión de la realidad modificada y
alterada109
.
Pero al ser limitadas estas relaciones por la división social del trabajo, entonces se presenta
la realidad de que cada individuo solo va a desarrollar una conciencia especializada en un
trabajo determinado y por lo tanto va a encontrar una contradicción entre los productos de
su conciencia, sus ideas, sus proyectos y sus planes con los demás. Y esta contradicción se
resuelve con la lucha en la que los proyectos de unos se impongan sobre los otros.
Entonces, la resolución de la contradicción adquiere un carácter político como lucha por el
poder al imponer el interés particular que ha surgido en la división social del trabajo.
(…) esta contradicción entre el interés particular y el interés común,
cobra el interés común, en cuanto Estado, una forma propia e
independiente, separada de los reales intereses particulares y colectivos
y, al mismo tiempo, como una comunidad ilusoria, pero siempre sobre la
base real de los vínculos existentes (…) toda clase que aspire a
implantar su dominación (…) tiene que empezar conquistando el poder
político, para poder presentar su interés como el interés general, cosa a
que en el primer momento se ve obligada (…) se hace valer esto ante su
representación como algo “ajeno” a ellos e “independiente” de ellos,
como un interés “general” a su vez especial y peculiar, o ellos mismos
tienen necesariamente que enfrentarse en esta escisión, como en la
democracia. (IA, 35)
109
Todos los productos de la conciencia están, en condiciones de dominación, constreñidas con relación al
trabajo enajenado. “El pensamiento es un aspecto de la actividad global de la transformación de la realidad
por los seres humanos; pero, precisamente porque esos seres están enajenados en y por la explotación del
trabajo social y la opresión que la acompaña, tienen una vida invertida de las relaciones sociales que
gobiernan su vida”. Cfr. FOUGEYROLLAS, P. Ciencias sociales y marxismo. FCE. México. 1995. p. 182.
84
Según Marx, la división social del trabajo produce la división entre los individuos en clases
sociales y ese enfrentamiento conlleva la lucha por la supremacía de un grupo sobre otro.
La posibilidad de que la contradicción entre intereses, que también es contradicción entre
las conciencias y los productos de las conciencias, sea resuelta requiere, entonces, la
imposición de unos intereses sobre otros. Es decir, la división social del trabajo, que
implica contradicción en el consumo, en la producción y en los beneficios involucra,
igualmente, contradicción entre las ideas; en efecto, las ideas no pueden expresar la
conciencia general de la realidad porque se ha fragmentado la praxis humana debido a la
división social del trabajo y solo puede presentarse la imposición de unos productos de la
conciencia sobre otros. La conquista del Estado es indispensable para este propósito110
. No
estamos ante una lucha ideológica sin más, sino ante una guerra por conservar los
beneficios que trae consigo una división social del trabajo que sigue las reglas propias de la
apropiación de capital. La lucha de las ideas es expresión de la lucha de clases. Es decir, si
la realidad humana es simultáneamente realidad social entonces los conflictos sociales no
son problemas entre conciencias o disputas ideológicas sino luchas sociales,
enfrentamientos entre clases en los que se actualizan de una manera concreta los conflictos
y las luchas históricas porque implican reorganización de la economía, esto es, de la lógica
social y, en consecuencia, de la existencia humana, de sus posibilidades y el despliegue de
sus fuerzas.
110
Al presentar conceptos como Estado o sociedad civil, Marx esta manejando las ideas tradicionales de la
modernidad que remiten a sus derivados (libertad de empresa, opinión pública, libre asociación, etc.) que han
imperado desde el triunfo de la burguesía pero comprende que ellos encubren la realidad de la lucha social
que debe ser analizada. Por esa razón, su crítica al Estado va más allá de la lucha política entendida como
intento por conquistar el Estado por vías democráticas. Teniendo en cuenta lo afirmado por Hegel “el Estado
no puede considerarse como la “realidad de la Idea”, sino también y sobre todo porque el Estado es pensado,
sistemáticamente, como un instrumento de coerción al servicio de la clase dominante de los explotadores (…)
Marx descubre un nuevo concepto (…) el concepto de clase social, en relación directa con las relaciones de
producción. Esta intervención de un nuevo concepto, su puesta en relación con un concepto fundamental de la
estructura económica, he aquí la materia para modificar de punta a cabo la esencia del Estado”.
Cfr. ALTHUSSER, L. La revolución teórica de Marx. Siglo XXI. México. 1983. p. 90. Hay que tener en
cuenta que el concepto hegeliano de Estado como el reino de lo ético que reconcilia las contradicciones no
permite descubrir el desarrollo histórico de este instrumento de dominación y, además, encubre el carácter
conflictivo y las luchas reales que se presentan en una sociedad que tiene como principio motor la
apropiación, por parte de la burguesía, de la riqueza producida por los trabajadores.
85
La conquista del poder del Estado implica garantizar, por la fuerza, que la distribución, el
consumo y el disfrute del trabajo social estén divididos dependiendo del lugar ocupado en
la división social del trabajo; esto implica también lograr que la sociedad acepte la
organización social existente como una situación legítima. Para ello, las ideas que logran
imponerse y que garantizan la conservación del status quo son las impuestas por quienes
logran el dominio del Estado111
; en efecto, pueden presentar sus ideas como las ideas
verdaderas logrando que ellas sean aceptadas como portadoras del bien general, del espíritu
humano o como expresión de verdades impersonales e imparciales.
(…) las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en una
época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material
dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual
dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la
producción material dispone, con ello, al mismo tiempo, de los medios
de la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio
tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios
necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son
otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales
dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes establecidas
como ideas. (IA, 50 – 51)
El dominio social que logran quienes han tenido en la división social del trabajo una
posición dominante tiene, entonces, que extenderse hasta lograr que su conciencia de la
realidad, sus ideas, supuestos, convicciones y deseos sean aceptados por la sociedad una
vez hayan adquirido presencia como leyes presentadas en el derecho privado. Por tal
111
La organización política en el capitalismo presenta unas características de las clases y la dominación
específicas en la sociedad burguesa. “Marx parte de la idea de que la forma de enfrentamientos a que da lugar
en todas las sociedades de clase la apropiación privilegiada de la riqueza socialmente producida experimenta
con la implementación de la forma de producción capitalista una transformación característica. Mientras que
en las sociedades estratificadas estructuradas políticamente, la dinámica de clases se manifiesta directamente
en el plano de la pugna de intereses de los grupos sociales, en la sociedad burguesa queda encubierta en
términos objetivistas, anónimos, a través de medio que el valor de cambio representa. El mecanismo del
mercado del trabajo, institucionalizado en términos de derecho privado, asume las funciones de aquella
relación de poder social y explotación económica que hasta entonces había estado institucionalizada en forma
política”. Cfr. HABERMAS, J. Teoría de la acción comunicativa. Tomo II. Taurus. Madrid. 1988. p. 473.
86
motivo, abordar las ilusiones, las creencias o los proyectos como productos del
pensamiento separado de los procesos productivos impide comprender la complejidad y
riqueza de la vida de la mente112
.
Quienes están en condiciones de sometimiento, si no logran transformar la realidad,
desplegando una praxis que les permita transformar su situación como clase que esta en
condiciones de dominación y explotación de su fuerza de trabajo y su relación alienante
con la naturaleza y la sociedad113
, tendrán, entonces, que asumir como propias las ideas
hegemónicas.
En la medida en que la relación con la naturaleza y la organización del trabajo estén en
condiciones de enajenación, limitados a actividades que coartan nuestra praxis y cuando el
trabajo está restringido, por un lado, al sostenimiento de nuestras necesidades puramente
animales y, por otro lado, experimentamos en él empobrecimiento y limitación en nuestras
potencialidades, entonces no podemos desarrollar una conciencia que permita no solo
conocer nuestra realidad y comprendernos desde ella sino también limitará nuestra acción
sobre esa realidad para modificarla y, en esa medida, transformar las características de
nuestra mente de tal manera que podamos fortalecer nuestra vida y lograr una expresión de
nuestro ser social más creativa y racional. Una característica que puede asumir un estudio
112
“La ideología dominante es entonces la ideología de la clase dominante. Pero la clase dominante no
mantiene con la ideología dominante, que es su ideología, una relación exterior y lúcida de utilidad o de
astucia puras. Cuando la “clase ascendente” burguesa desarrolla, en el siglo XVIII, una ideología humanista
de la igualdad, de la libertad, de la razón, da a su propia reivindicación la forma de universalidad, como si
quisiera, de esta manera, enrolar en sus filas, formándolos con este fin, a los mismos hombres que no liberara
sino para explotar. He aquí el mito rousseauniano del origen de la desigualdad: los ricos dirigen a los pobres
el “discurso más reflexivo” que jamás ha sido concebido, para convencerlos de vivir su servidumbre como
libertad. En realidad, la burguesía debe creer en su mito antes de convencer a los otros, y no solamente para
convencerlos, ya que lo que ella vive en su ideología es esa relación imaginaria con sus condiciones de
existencia, reales, que le permiten a la vez actuar sobre si (darse la conciencia jurídica y moral y las
condiciones jurídicas y morales del liberalismo económico) y sobre los otros (sus explotados o futuros
explotados: los “trabajadores libres”) a fin de asumir, cumplir y soportar su papel histórico de clase
dominante”. Cfr. ALTHUSSER, L. Polémica sobre marxismo y humanismo. Siglo XXI. México. 1968. p. 23. 113
La conciencia de la realidad de nuestras relaciones no es una posición exclusivamente intelectual sino que
exige la praxis revolucionaria. No basta con conocer una situación histórica sino que es una necesidad
histórica, es decir, humana, obrar sobre ella y lograr derrocarla. Solo las concepciones burguesas se bastan
con la concientización. “Lo que Marx llama la penetración de las masas por la teoría no es otra cosa que una
organización del movimiento obrero revolucionario, a través de la cual el proletariado accede
progresivamente a una conciencia revolucionaria de sus tareas históricas. A este respecto, la conciencia se
identifica plenamente con la organización”. Cfr. FOUGEYROLLAS. Op., cit., p. 189.
87
abstracto de la mente es que, al concebir la mente desde procesos exclusivamente
neuronales, no solo valida el mundo en el que vivimos sino que produce en el individuo la
creencia de que debe adaptarse a él aceptando con resignación su puesto en la sociedad y
su condición existencial. Como hemos visto, la existencia humana como praxis nos permite
comprender la limitación de esta perspectiva.
Sin embargo, esta posibilidad revolucionaria solo es viable en la medida en que sea clara la
lógica que corresponde al capitalismo, una lógica que posee no solo su propia historia114
sino también su propio sistema de signos, sus símbolos, su sentido. La praxis tiene como
condición conocer la lógica que debe ser superada por medio de la acción consciente de los
individuos.
114
La historia de la apropiación de riqueza en el capitalismo es presentada por Marx en el famoso capítulo
XXIV de El Capital “La llamada acumulación originaria” donde, entre otras cosas, se evidencia que la
conquista, la esclavización, el robo y el asesinato han sido prácticas que han permitido la acumulación del
capital, es decir, la expropiación del trabajo ajeno, el robo a los más débiles como ley que niega el principio
del trabajo como creador de riqueza que es respetado por las leyes en la sociedad burguesa; y para que esto
suceda “el modo de producción capitalista supone una serie de trastornos históricos, sólo en virtud de los
cuales se destruyeron las diversas formas en las que aún se hallaba vinculado el productor con los medios de
producción” Cfr. ROSDOLSKY, R. Génesis y estructura del El Capital de Marx. Siglo XXI. México. 1983.
p. 311.
88
III . LAS PREMISAS DE LA TRANSFORMACIÓN DE LA MENTE
Según la concepción materialista de la historia, el factor que
en última instancia determina la historia es la producción y la
reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado
nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el
factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis
en una frase vacua, abstracta, absurda. La situación económica es
la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella
se levanta (…) ejercen también su influencia sobre el curso de las
luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos,
su forma.
F. Engels
3.1. DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS DE LA MENTE EN LA SOCIEDAD DE
LOS INDIVIDUOS LIBREMENTE ASOCIADOS
La vida de la mente en el capitalismo tiene como fundamento el trabajo enajenado que
corresponde a las necesidades de la acumulación de capital. La división social del trabajo y
las instituciones políticas que surgen en el capitalismo tienen el mismo objetivo. En el
proceso de producción en el capitalismo estas condiciones son inevitables y pueden
adquirir diversos aspectos pero el fin es el mismo. En ese mismo sentido, las ideas, los
sentimientos y las creencias dominantes corresponden a las producidas y necesarias para el
desarrollo del capitalismo115
.
115
“¿Qué hombre y qué particularidades psíquicas suyas debe crear el sistema a fin de que éste pueda
funcionar? El sistema “crea” hombres que se muevan por un afán de lucro y de ahorro, hombres cuya
conducta se orienta racionalmente a obtener el máximo efecto (utilidad, ganancia, etc.) de ello no se deriva en
modo alguno que los hombres consistan en tales abstracciones; significa mas bien que para el funcionamiento
del sistema son suficientes esas cualidades fundamentales. Por tanto, no es la teoría la que determina la
reducción del hombre a la abstracción, sino la misma realidad. La economía es un sistema y unas relaciones
regidas por leyes, en las que el hombre se transforma continuamente en hombre económico”. Cfr. KOSIK.
Op., cit., p. 109.
89
Ahora bien, las investigaciones de Marx han evidenciado las condiciones que posibilitan
los procesos de anulación de modos de producción dominantes y la instauración de
organizaciones económico – políticas diferentes. Particularmente, cuando nuestro autor
indagó por las formas de trabajo en la Inglaterra del s. XIX, en su contacto permanente con
los trabajadores116
, con la situación laboral en la que se encontraban y en las características
de la industria capitalista, entonces formuló las leyes que rigen los cambios y la necesidad
de una nueva formación social. Las investigaciones de Marx no tienen por fin último el
conocimiento y la descripción de los fenómenos del capitalismo sino determinar,
científicamente, “las leyes especiales que presiden el nacimiento, la existencia, el
desarrollo y la muerte de un determinado organismo social y su sustitución por otro más
elevado” (C, XXVII). En consecuencia, es la transformación social, la revolución, la
anulación positiva de la situación histórica existente lo que llena de sentido los estudios
realizados por Marx.
Ahora bien, una de las consecuencias de anular el modo de producción vigente es que los
individuos podrán recuperar la totalidad de la producción que les ha sido arrebatada y que,
en consecuencia, les aparece extraña y ajena. Marx ha examinado los efectos del trabajo
enajenado sobre los trabajadores; la vida de la mente ha estado condicionada por la
producción de capital y esto impone límites a la acción humana, límites que son los de la
lógica de la fábrica, los del Estado - Nación, los del interés de la producción de capital.
Recuperar la producción humana solo es posible si esos límites son anulados, si la acción
humana busca su propia emancipación y esto será lo que permita el despliegue de las
fuerzas esenciales de la individualidad en relaciones reales.
116
“Tal vez la razón fundamental por la que tantos partidos socialistas adoptaron la bandera roja de Karl Marx
fue que él, mas que ningún otro teórico de la izquierda, hacia tres afirmaciones que parecían plausibles y
alentadoras: que ninguna mejora predecible dentro del sistema existente cambiaría la situación básica de los
trabajadores en cuanto tales (su explotación); que la naturaleza del desarrollo capitalista, que Marx analizo en
profundidad, hacia que fuera muy problemático el derrocamiento de la sociedad existente y su sustitución por
otra sociedad nueva y mejor; y que la clase trabajadora, organizada en partidos de clase, sería la que crearía y
heredaría ese futuro glorioso” Cfr. HOBSBAWM, E. La era del imperio. 1875 – 1914. Crítica. Buenos Aires.
1998. p. 142 – 143. No hay que olvidar que Marx buscaba que su filosofía impregnara la acción política de los
trabajadores para que ellos fueran los artífices de los cambios necesarios para la transformación del trabajo, lo
que implica, la destrucción del capitalismo.
90
(…) la verdadera riqueza espiritual del individuo depende totalmente de
la riqueza de sus relaciones reales. Solo si se liberan los individuos
concretos de las diferentes trabas nacionales y locales, se ponen en
contacto práctico con la producción (incluyendo la espiritual) del
mundo entero y se colocan en condiciones de adquirir la capacidad
necesaria para poder disfrutar esta multiforme y completa producción
de la tierra (las creaciones de los hombres) (IA, 39)
Tenemos entonces una primera característica que permitirá el desarrollo de la vida de la
mente más allá del capitalismo. Es necesaria la superación de las trabas que limitan nuestra
existencia a regiones o límites geográficos en la medida en que son resultado de la
organización mundial del capitalismo y de la organización del Estado burgués y, en
consecuencia, su superación es indispensable para el pleno despliegue de nuestras fuerzas y
posibilidades. Por lo tanto, la apropiación de la producción implica la negación de todas las
barreras impuestas por la lógica de la acumulación privada de la riqueza social117
.
Entonces, el despliegue de las fuerzas esenciales de nuestra individualidad implica
transformar las relaciones sociales de producción, y en este sentido, estamos ante la
necesidad vital de que la producción universal, la riqueza creada por todas las culturas sea
apropiada concientemente por los individuos. La riqueza del arte, de la industria y de la
producción humana en general es recuperada por sus creadores. Tenemos una nueva forma
de disfrute118
, porque el capitalismo es el disfrute del tener, de la posesión, el que se
117
“Marx demuestra que la sociedad capitalista fue la primera en poner en práctica la universalidad (…) Esta
universalidad, sin embargo, como lo hemos explicado, es negativa, porque las fuerzas productivas son usadas,
de la misma manera que las cosas que el hombre produce con ellas, como si fueran productos de un poder
extraño incontrolado (…) La producción de bienes bajo la producción internacional de mercancías es un
proceso universal ciego y anárquico, en el cual las necesidades del individuo son satisfechas solamente si éste
logra salir al encuentro de las exigencias del intercambio”. Cfr. MARCUSE. Op., cit., 1969. p. 35 – 36. 118
“El eudemonismo marxista no parte del principio abstracto general del tiempo de trabajo, cuya igualdad
formal para todos incluye justamente la desigualdad material, sino de las necesidades físicas y espirituales
inmediatas de los hombres en su diversidad. Los defectos de la vieja sociedad sólo se pueden eliminar, según
dice Marx, en tanto se reemplace justamente el derecho igual por el derecho desigual, lo que por cierto
presupone que este disponible en conjunto una cantidad suficiente de bienes y, por lo tanto, de ello no surja
daño para nadie. La igualdad social no significa que se mida a todos por el mismo rasero, sino precisamente
que se haga justicia a la riqueza y diversidad de los deseos individuales”. Cfr. SCHMIDT. Op., cit., p. 173.
91
experimenta en el modo de producción que depende de la propiedad privada, sin
comprender que ese disfrute es también una expresión de la enajenación. Esto lo señala
Marx en La sagrada familia (1844)
La clase poseedora y la clase del proletariado representan la misma
autoenajenación humana. Pero la primera clase se siente bien y se
afirma y confirma en esta autoenajenación, sabe que la enajenación es
su propio poder y posee en él la apariencia de una existencia humana;
la segunda, en cambio, se siente destruida en la enajenación, ve en ella
su impotencia y la realidad de una existencia inhumana. (SF, 101)
La enajenación no afecta solamente al trabajador directo, sino que también está presente en
el que se apropia del producto del trabajo ajeno. La experiencia del capitalista consiste en
que puede disfrutar, de manera enajenada, el tener; pero precisamente esta diferencia es la
que permite comprender que la clase dominada es la que se va a enfrentar contra las
condiciones que origina la enajenación que ellos experimentan como negación de su
existencia.
Sólo en nombre de los derechos generales de la sociedad puede una
clase especial reivindicar para sí la dominación especial (…) Para que
la revolución de un pueblo y la emancipación de una clase especial de
la sociedad civil coincidan, para que una clase valga por toda la
sociedad, se necesita, por el contrario, que todos los defectos de la
sociedad se condensen en una clase, que esta determinada clase resuma
en sí la repulsa general, sea la incorporación de los obstáculos
generales; se necesita que una determinada esfera sea considerada
como el crimen manifiesto de la sociedad toda (…) Para que una clase
de la sociedad sea la clase de la liberación por excelencia, es necesario
que otra sea manifiestamente el estado de sujeción. (FH, 500)
En consecuencia, las posibilidades de reorganizar las fuerzas esenciales de su mente están
más limitadas en las clases dominantes que las posibilidades que tiene el trabajador para
92
revolucionar su propio mundo, esto es, la manera como el produce su propia existencia.
Marx señala el papel histórico que tienen los trabajadores como los transformadores del
mundo porque ellos experimentan directamente las condiciones de negación de una
existencia plena en el modo de producción capitalista. Ellos no solo son quienes padecen
de una manera más clara las condiciones que limitan la vida sino que son quienes han
creado la riqueza y, además, necesitan apropiarse de las condiciones en las que se produce
su vida.
Ahora bien, en el momento en que las trabas del capital son superadas entonces estamos
ante unas nuevas posibilidades humanas porque la dinámica que posibilita el despliegue de
los órganos de la individualidad implica que los productores estén en condiciones de
asociación, de vincular sus fuerzas para lograr una producción que esté bajo el control de
los individuos.
La asociación de los individuos (partiendo, naturalmente, de la premisa
de las fuerzas productivas tal y como ahora se han desarrollado), que
entrega a su control las condiciones del libre desarrollo y movimiento
de los individuos, condiciones que hasta ahora estaban a mereced del
azar y habían cobrado apariencia extraña e independiente (IA, 87)
La asociación entre los trabajadores es la respuesta contraria al capitalismo el cual se basa
en el interés y el lucro privado, en la competencia y en la lucha por la apropiación de la
riqueza social; el afán de ganancia es el que organiza la existencia en la formación social
burguesa. Las ideas dominantes corresponden a ese interés y son su expresión. Por el
contrario, cuando los individuos asociados controlan racionalmente las diversas
condiciones del proceso de producción logran anular el azar y la arbitrariedad que han
ordenado su vida119
.
119
“(…) en indisoluble unidad con la búsqueda de las leyes objetivas del funcionamiento del sistema (que
incluye interrupciones y crisis), investiga también la génesis y configuración del sujeto que lleva a cabo la
destrucción revolucionaria del sistema. El sistema es descrito en su totalidad y concreción si se descubren las
leyes inmanentes de su movimiento y destrucción. El conocimiento o la toma de conciencia de la naturaleza
del sistema como sistema de explotación es condición ineludible para que la odisea de la forma histórica de la
praxis se cumple en la praxis revolucionaria”. Cfr. Kosik. Op., cit., p. 203.
93
El comunismo se distingue de todos los movimientos anteriores en que
echa por tierra la base de todas las relaciones de producción y de
intercambio que hasta ahora han existido y por primera vez aborda de
un modo conciente todas las premisas naturales como creación de los
hombres, despojándolas de su carácter natural y sometiéndolas al poder
de los individuos asociados. (IA, 82)
Vemos que Marx no está presentando, en este primer momento, el comunismo como una
organización política, administrativa o burocrática determinando sus características,
fijando un “deber ser”; lo que encontramos es una formulación que corresponde a una
necesidad existencial de los seres humanos porque significa la apropiación de los
fundamentos materiales de la existencia humana, despojándolas de su carácter impersonal,
neutral e inevitable al que los seres humanos debemos someternos fatídicamente. Significa
que los individuos libremente asociados puedan organizar concientemente las condiciones
de producción en general y, así, puedan ejercer control sobre su propia vida a diferencia de
lo que encontramos en los modos de producción en los que domina el trabajo enajenado.
La apropiación del proceso de producción conlleva la apropiación de la producción y
potenciación de la existencia y, en consecuencia, sobre los diversos órganos de la
individualidad. La mente ha sido originada en condiciones de enajenación pero en la
asociación de los productores es posible organizar y orientar unas relaciones de producción
y un proceso productivo en el que sea posible el desarrollo de nuevas potencialidades
humanas120
.
El comunismo ha sido interpretado de diversas maneras intentando ridiculizarlo, afirmando
su imposibilidad o señalándolo como una idea solamente esperanzadora. Sin embargo,
Marx presenta, en un primer momento, el comunismo como el movimiento real que anula
y supera el estado de cosas actual. (IA, 37). Esto implica, por un lado, que las acciones de
120
“Marx no considera el comunismo como una formación social fijada que se reproduzca constante e
inmutadamente en el curso de la ulterior evolución; para Marx el comunismo es una transformación y una
disposición de las relaciones y situaciones sociales que posibilita un autodesarrollo ininterrumpido,
irreprimido de la producción material y espiritual, de las relaciones del tráfico, de las fuerzas esenciales de la
humanidad y de los hombres mismos”. Cfr. MÁRKUS. Op., cit., p. 75.
94
los seres humanos están en un proceso de permanente transformación de su mundo el cual
permite la modificación del proceso productivo y de las relaciones de producción y, por
otro lado, que si en el modo de producción capitalista los trabajadores experimentan las
condiciones de enajenación en su relación con la naturaleza, con los productos de su
trabajo y con los demás, entonces la anulación y superación de esas condiciones significa
que las fuerzas que controlan la existencia de los individuos deben ser suprimidas para dar
paso a la apropiación de las fuerzas materiales a partir de las cuales producimos nuestra
existencia.
(…) los individuos necesitan apropiarse de la totalidad de las fuerzas
productivas existentes, no solo para poder ejercer su propia actividad,
sino, en general, para asegurar su propia existencia. (…) La
apropiación de una totalidad de instrumentos de producción es ya de
por si, consiguientemente, el desarrollo de una totalidad de capacidades
en los individuos mismos. (IA, 79)
La apropiación de las fuerzas productivas es una exigencia de la existencia misma. La
conservación del cuerpo y el desarrollo de las fuerzas que permiten la vida de la mente
tienen como condición esa apropiación. La apropiación del proceso de producción
significa, simultáneamente, dominio sobre la producción de la propia existencia y esto
solo es posible en la asociación de los productores121
. La importancia de las relaciones de
producción radica, pues, en que el desarrollo de cada individuo está condicionado por el
proceso productivo en el que se encuentra con otros, es decir, el desarrollo de los órganos
de la individualidad es posible por los otros pero no en abstracto sino en unas condiciones
de producción concretas. Por este motivo, ese control no está limitado a las condiciones
121
“Previsiblemente esta sociedad futura se caracteriza, en primer lugar, por la propiedad y la gestión
colectivas, es decir, sociales, de las fuerzas productivas y de los medios de producción, es decir, de lo
económico. Luego por la desaparición (decadencia) del Estado político y de lo político como tales, y, por lo
tanto, por el predominio de lo social sobre lo económico (dominado) y sobre lo político (reabsorbido) (…) la
riqueza de las relaciones sociales (la verdadera riqueza) la apropiación y reapropiación por el hombre (social)
de sus condiciones, de sus medios: la naturaleza, la técnica, las ciencias, etc. Implica también el fin de las
instituciones represivas y opresivas: con el Estado, antes y después de él, debían desaparecer la religión, la
familia, la nación y la patria, el trabajo impuesto, la ideología, etc.”. Cfr. LEFEBVRE, H. Hegel, Marx,
Nietzsche. Siglo XXI. México. 1983. p. 144 – 145.
95
inmediatas en las que está situado cada individuo sino que exige abarcar las condiciones en
las que se presentan las fuerzas productivas y las relaciones de producción universales122
.
Además, despojar a las condiciones materiales en la que se produce nuestra existencia de
su carácter natural significa que las tomemos bajo nuestro poder. La economía política
había señalado que existían una serie de fuerzas económicas que los seres humanos no
podíamos controlar y que no teníamos otra alternativa que aceptarlas y con ellas resignar la
situación de los individuos a su clase social. Pues bien, con la economía ocurre lo mismo
que con las fuerzas de la naturaleza, hasta que no se descubrieron sus leyes no había otra
alternativa que venerarla, divinizarla y someternos a sus caprichos123
; en el caso de la
economía, los autores de la economía política afirmaban ideas que presentaban a la
dinámica económica capitalista como fuera del control de los individuos y aparecía como
mano invisible o las fuerzas del mercado; sin embargo, Marx investigó las leyes del modo
de producción capitalista y con ello reveló las condiciones históricas que constituyen el
escenario de su origen, madurez y desaparición. El ser humano no es un individuo que esté
viviendo pasivamente en el mundo sino que su vida activa es el fundamento para concebir
el desarrollo de las fuerzas de la individualidad desde el proceso de producción social.
Teniendo esto en cuenta, podemos comprender que la superación de la enajenación es
posible en el comunismo y su objetivo corresponde a las necesidades del desarrollo de las
fuerzas esenciales del ser humano. Así permite entreverlo Marx en Crítica al programa de
Gotha (1875)
122
No solo el capitalismo distribuye las posibilidades de humanización de acuerdo a la división social del
trabajo y a las clases sociales sino que la superación de las barreras creadas en ese modo de producción es
destino y trabajo de los hombres. “El individuo “rico en necesidades”, como tipo socialmente característico
es, por consiguiente, una construcción filosófica no actual, sino que debe realizarse en el futuro (…) La
esencia humana (la riqueza del hombre) cuyos conceptos constitutivos son universalidad, consciencia,
socialidad, objetivación y libertad, se configura en sus características dinámicas cuando el ser humano se
eleva a “hombre”. Cfr. HELLER. Op., cit., 1998. p. 50. 123
“Las fuerzas productivas de la sociedad obran exactamente igual que las fuerzas de la naturaleza –ciega,
violenta, destructoramente – mientras no las descubrimos ni contamos con ellas (…) Pero una vez
comprendidas en su naturaleza, pueden dejar de ser las demoníacas dueñas que son y convertirse, en manos
de los productores asociados, en eficaces servidoras (…) en lugar de la anarquía social de la producción una
regulación socialmente planeada de la misma según las necesidades de la colectividad y de cada individuo”.
Cfr. ENGELS, F. El Anti – Duhring. Crítica. Barcelona. 1977. p. 290.
96
En la fase superior de la sociedad comunista (…) cuando el trabajo no
sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital;
cuando, con el desarrollo de los individuos en todos los aspectos,
crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro llenos los
manantiales de la riqueza colectiva, solo entonces podrá rebasarse el
estrecho horizonte del derecho burgués (G, 335)
La hipótesis que formula Marx sobre el comunismo nos evidencia que no es una
redistribución de bienes como vulgarmente puede aparecer; es la organización de la
primera necesidad vital humana, el trabajo, de acuerdo con las exigencias conscientes
establecidas por la libre asociación de los trabajadores, que permitirá el pleno desarrollo de
las fuerzas humanas, de las capacidades y potencialidades del cuerpo y de las nuevas
posibilidades de la vida de la mente. El progreso pleno de las fuerzas productivas no es,
entonces, expresión de las dinámicas del mercado sino de la riqueza de las fuerzas
humanas desarrolladas. En consecuencia, en condiciones que revolucionen el proceso
productivo actual aparece la riqueza colectiva como expresión de la vida de la mente que
es, a su vez, la manifestación de la acción social y racional para transformar el mundo
humano.
Ahora bien, es necesario indagar si la destrucción del modo de producción capitalista, si la
transformación del mundo es lógica e históricamente posible. Marx evidencia, en el
desarrollo de la historia, que la vida misma no presenta elementos fijos e inalterables sino
que el todo y sus partes tienen una realidad dinámica cuyo movimiento impide
comprenderlas como inmutables124
. En la medida en que los seres humanos, con su trabajo,
están transformando la naturaleza y el proceso de producción en general están, igualmente,
modificando las condiciones materiales en la que se produce la existencia. Pues bien, toda
transformación del proceso de producción evidencia la praxis humana, el cambio constante
124
“(…) en la ciencia galileana la racionalidad (la búsqueda de relaciones intrínsecas y extrínsecas) se basa en
el supuesto de una esencia fija y de propiedades esenciales fijas, mientras que la relacionalidad del
pensamiento marxiano se funda en la concepción procesual – racional de lo intrínseco (de la esencia). Esta
concepción intrinsicista de la relacionalidad conduce a la comprensión de la contradictoriedad como rasgo
esencial de esta nueva relacionalidad procesual”. Cfr. ZELENY, J. La estructura lógica de “El Capital” de
Marx. Grijalbo. México. 1978. p. 59.
97
en las condiciones de vida, la mutabilidad de todas las condiciones de la existencia. Más
que adaptabilidad hacia determinada situación social encontramos praxis que transforma,
que altera, que crea.
En este sentido, Marx investiga la existencia humana desde una lógica que no concibe la
adaptabilidad ni la pasividad humana sino que está determinada pero no por principios que
deducen consecuencias prefijadas sino por determinaciones que presentan posibilidades125
y cuyo resultado depende de la acción de los hombres. Esta observación lógica,
consecuencia de descubrir que la existencia humana, en su devenir histórico, es praxis,
autoproducción, es necesaria para comprender que concebir la acción de los hombres sobre
sus propias circunstancias o la orientación racional de sus propias vidas no es expresión de
un sentimiento romántico que quiere protestar ante las condiciones naturales históricas y
volar sobre ellas para presentar mundos posibles sino que corresponde a una lógica que
descubre el autodesarrollo de la existencia humana y comprende la vida como actividad126
.
Aquí nos encontramos ante uno de los momentos fundamentales del trabajo de Marx en el
que evidencia las limitaciones de la filosofía dominante en su época para que ella pueda
pensar la situación histórica que permite una nueva organización socio – económica que
facilitará, en consecuencia, unas nuevas posibilidades de la vida de la mente, del
desarrollo de las fuerzas del cuerpo, de una nueva organización de la existencia, etc; la
famosa tesis XI “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos;
de lo que se trata es de transformarlo” (T, 668) hace evidente este propósito desde la
filosofía. Efectivamente, la filosofía es la comprensión racional del mundo, razón de lo que
125
La lógica que permite pensar la realidad como totalidad de organismos vivos y no predecibles permite no
solo una investigación más rica de la realidad sino que corresponde a una concepción que comprende la
modificación, alteración y no predicción de la realidad. “Cada sistema S abre un campo de posibles estados P
y contiene ciertas condiciones limitadoras CL, y decir que una determinada x es necesaria con referencia a S
significa que x es una subclase no vacía de la clase de posibles estados P y que todas las otras posibilidades
del campo P, excepto x, son excluidas debido a las determinadas condiciones limitantes CL”.
Cfr. MARKOVIC, M. El Marx contemporáneo. FCE. México. 1978. p. 190 – 191. 126
“Marx trabaja con distintas formas de acción no conocidas por la causalidad galileana. Todo lo que
realmente existe (lo que no es simple producto de la abstracción) actúa de algún modo; existir es actuar. La
concepción marciana de las diferentes formas de la acción está inseparablemente unida a dos principios de su
concepción de la realidad (es un aspecto de esos principios): el principio de la unidad del mundo y el principio
del autodesarrollo, la opinión, esto es, de que el “estado” absoluto de las cosas y de los fenómenos consiste
en “hallarse en movimiento” hallarse en un “proceso de transformación”. Cfr. ZELENY. Op., cit., p. 144 –
145. Todo movimiento implica alteración.
98
es; la actividad filosófica ha consistido tradicionalmente en comprender los fenómenos de
la cultura humana como algo independiente de las condiciones materiales en las que se
produce nuestra existencia y también encontramos que esta forma de hacer filosofía ha
formulado que el origen de la alteración del mundo está en la modificación de ideas, en la
transformación del pensamiento, en corregir los errores intelectuales. Marx ha sido
consciente de que este procedimiento filosófico no solo valida el mundo sino que, en
consecuencia, busca que en el cambio de la conciencia esté el posible cambio del mundo,
lo que supone que el campo del trabajo filosófico está exclusivamente al interior de la
conciencia lo que implica la aceptación del mundo. Es, entonces, una filosofía que no
comprende la praxis humana, ni la génesis material de la existencia humana, ni que el ser
humano en su trabajo modifica el mundo y se produce a sí mismo y que, en consecuencia,
que la transformación de la existencia es consecuencia de la transformación del mundo127
.
Por lo tanto, Marx comprende que la transformación del pensamiento humano, de las
creencias, sentimientos, ideas, es decir, de la mente, tiene como condición la
transformación del modo de los procesos productivos en los que surge la existencia
humana128
.
127
Esta supresión de la filosofía es uno de las tesis más importantes de Marx porque implica una revolución
en la forma de concebir la filosofía; es la verdadera superación de las filosofías de la conciencia. “Marx
descubre un nuevo modo de hacer teoría (…) se logra con la supresión de la filosofía, aunque, en realidad, lo
que se suprime es el viejo modo de hacer filosofía” Cfr. VERGARA. Op., cit., p. 139. Esta nueva forma de
hacer teoría sólo es posible porque tenemos un nuevo fundamento para hacer filosofía, “la base material de su
método, a saber, la afirmación de que el hombre se halla en un universo práctico – objetivo, cuyas leyes
determinan su actividad y su conciencia”. Cfr. VERGARA. Op., cit., p. 136. 128
En este momento se hace evidente el puesto de Marx en la filosofía occidental. “En la figura del marxismo
nace un tercer tipo histórico básico de teoría. En el tipo antiguo, el clásicamente formulado por Aristóteles, se
tiene una concepción contemplativa de la teoría como culminación del comportamiento humano, que tiene
sentido y meta en si misma. En la época burguesa la concepción básica de la relación entre teoría y práctica es
técnico – utilitaria, contemplada con la ilusión del primado de la razón pura, suprahistórica (…) no se
comprende que la teoría misma es esencialmente un momento de la práctica en transformación histórica (…)
Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo (entiéndase: el mundo burgués); importa transformarlo.
La contemplación a la que aquí se refiere Marx no es aristotélica, pues los representantes más típicos del
pensamiento de la era burguesa tienen interés en la práctica. Marx parece querer decir que los filósofos, esto
es, en su léxico de la época, los representantes de la errada opinión de que la función decisiva es la de la pura
teoría “racional”, no entienden la relación entre teoría y práctica en su sentido práctico – materialista; o sea,
que son presos de la “ideología” (…) Por eso, todas sus ocasionales críticas del mundo existente y sus
programas para transformarlo se quedan dentro de los límites de las formas de vida burguesas, no son mas que
querellas en la interpretación varia de lo que existe”. Cfr. ZELENY. Op., cit., p. 400. En este sentido, los
intentos de las filosofías tradicionales para comprender y transformar la existencia humana son fallidos en la
medida en que no se investigue la condición material de la producción de la existencia humana.
99
Por ese motivo, las acciones a realizar no pueden ser improvisadas ni dominadas por el
ánimo sino por el conocimiento científico del modo de producción capitalista e investigar
las condiciones del trabajo en él. La enajenación y la propiedad privada como su producto
son dos aspectos centrales en el capitalismo y que al ser negados por la praxis histórica de
los trabajadores se crearán las condiciones sociales e históricas que posibiliten que los
trabajadores asociados se apropien de las condiciones de la producción, consumo,
distribución y cambio y puedan abolir las condiciones de alienación.
En síntesis, la lógica del capital y la disciplina de la fábrica han producido determinadas
características del cuerpo y de la mente originadas en el enfrentamiento, la rivalidad y la
competencia entre los individuos que, como productores privados, necesitan limitar,
cuando no destruir a los demás. Ahora bien, la vida de la mente en condiciones que
superen este modo de producción implica los siguientes aspectos generales: a) la acción de
los trabajadores libremente asociados para crear condiciones materiales que permita que
los individuos se apropien de las circunstancias sociales y económicas de las que depende
su vida; b) este logro sólo es posible en la praxis que suprime la organización social en la
que se concibe al individuo como un átomo en relaciones puramente mecánicas y utilitarias
con los demás129
; c) la organización de los trabajadores liberados de las condiciones que
los enajenan exige que se produzcan condiciones controladas concientemente por ellos y,
en este mismo momento, es posible el desarrollo de la conciencia de las diversas relaciones
con la naturaleza, con los otros y con el mundo histórico.
129
“(…) la reducción de la base material de la personalidad al organismo individual, que culmina en el
materialismo médico burgués, se presenta en su versión moderna como una ideología típica de la sociedad
capitalista, o sea de la sociedad que supone, como condición histórica previa, la completa separación de los
productores y de los instrumentos de producción. Bajo determinado aspecto, el concepto de cuerpo definido
abstractamente, fuera de las condiciones no orgánicas del trabajo productivo – concepto legítimo en el campo
fisiológico y médico – es ya idealista en sí como concepto de la psicología de la personalidad”. Cfr. SÉVE.
Op., cit., p. 207.
100
3.2. RECUPERACIÓN DE NUESTRA MENTE ORIGINADA EN LA
PRAXIS REVOLUCIONARIA
La conquista de la condición natural histórica de la existencia de nuestro cuerpo y de
nuestra mente es una de los primeros logros de la organización de los trabajadores
libremente asociados. Cuando los individuos pueden organizar su existencia y no están
sometidos a condiciones que los apartan de su propia realidad, es decir, de la naturaleza, de
los productos de su trabajo y de los demás, entonces logran alcanzar las condiciones para
realizar la historia130
.
Las relaciones de producción burguesas son la última forma antagónica
del proceso social de la producción, antagónica, no en el sentido del
antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las
condiciones sociales de vida de los individuos, pero las fuerzas
productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa
crean, al mismo tiempo, las condiciones materiales para resolver ese
antagonismo. Con esta formación social concluye, por consiguiente, la
prehistoria de la sociedad humana. (P, 5 - 6)
Las relaciones de producción, relaciones vitales entre los individuos, originadas por el
modo de producción capitalista, presentan carácter antagónico. La apropiación de capital
exige que los individuos se enfrenten como enemigos y que en un combate sinuoso pero
legal procuren derrotar y arruinar a los demás, es decir, sacarlos del mercado, de la
competencia y obligarlos a vender su fuerza de trabajo. Pues bien, las características de la
industria y las fuerzas productivas desarrolladas en la burguesía han creado las
condiciones materiales e intelectuales para superar las contradicciones en las que se
130
“La historia no se presenta ya como un acaecer enigmático que se realiza en el hombre y en las cosas fuera
de ellos y que tiene que explicarse por la intervención de poderes trascendentes o recibir sentido por
referencia a valores trascendentes a la historia. La historia es mas bien, por una parte, el producto inconciente
– hasta ahora por supuesto – de las actividades de los hombres mismos, y, por otra parte, la sucesión de los
procesos en los cuales se subvierten las formas de esa actividad, las relaciones del hombre consigo mismo
(con la naturaleza y con los demás hombres). (…) la historia es precisamente la historia de la ininterrumpida
transformación de las formas de objetividad que configuran la existencia del hombre”. Cfr. LUKÁCS.
Op., cit., 1985. p. 240 – 241.
101
encuentran sumergidas las relaciones entre los individuos en el capitalismo131
. Entonces, el
desarrollo de las fuerzas materiales que permiten anular el antagonismo implica que las
fuerzas esenciales de nuestro cuerpo y de nuestra mente se desarrollen en ese proceso
histórico. La prehistoria humana se cierra, entonces, cuando los individuos asociados
pueden organizar libre y racionalmente sus fuerzas, lo que implica, por un lado, negar y
anular los poderes que dominan externamente nuestra mente y nuestro cuerpo y, en
segundo lugar, conquistar nuestra relación con la naturaleza, nuestra relación con los otros,
con los productos del trabajo y con nuestro propio cuerpo132
. En efecto, la acción
transformadora del mundo no es teórica sino práctica y se inicia derribando los ídolos que
el modo de producción capitalista ha erigido como incuestionables; pero la práctica
revolucionaria se caracteriza porque ellos son sus objetivos.
(…) la propiedad, el capital, el dinero, el trabajo asalariado, etc, no son
precisamente quimeras ideales de sus cerebros, sino creaciones muy
prácticas y muy materiales de su autoenajenación, que solo podrán ser
superadas, así mismo, de un modo práctico y material, para que el
hombre se convierta en hombre no solo en el pensamiento, en la
conciencia, sino en el ser real, en la vida. (SF, 118)
Como hemos visto, la transformación del mundo no consiste en modificar nuestras
creencias, nuestras ideas o nuestros sentimientos. Esto implicaría que la organización del
mundo es incuestionable y nosotros debemos adaptarnos a él y supone que la mente debe
corregirse a sí misma. Marx nos ha evidenciado que es negando el mundo, lo que implica
abolirlo y transformarlo, como podemos realizar la vida de la mente, lo que significa hacer
131
“La división en clases se basó en la insuficiente producción, y será barrida por el pleno despliegue de las
fuerzas productivas modernas. La supresión de las clases sociales (…) tiene, pues, como presupuesto un alto
grado de desarrollo de la producción en el cual la apropiación de los medios de producción y de los productos
por una determinada clase social - y con ella el poder político, el monopolio de la instrucción y la dirección
intelectual por dicha clase – se haya hecho no solo superflua, sino también un obstáculo económico, político
e intelectual para el desarrollo”. Cfr. ENGELS. Op., cit., 1977. p. 292 – 293. 132
“la historia cobra sentido en la medida en que los hombres llegan a ser capaces (gracias a un conocimiento
al menos relativamente acertado de su situación concreta, de sus condiciones ópticas sociales dadas, de sus
colisiones sociales) de dar a sus acciones una perspectiva histórica, un sentido histórico. En última instancia,
pues, la historia cobra “sentido” cuando y si los hombres activos mismos son capaces de someter a su propio
control las consecuencias históricas de su propia actividad social” Cfr. MARKUS. Op., cit., p. 71.
102
efectiva y verdadera la existencia humana. Esto no solo es una exigencia del pensamiento
sino de la vida misma133
.
La organización de la existencia tiene otras posibilidades cuando los individuos se asocian
libremente con otros y logran la abolición de todos los aspectos vinculados con el trabajo
enajenado: el dinero, la propiedad privada, la religión, el Estado, etc. En este sentido, Marx
concibe el comunismo como la abolición positiva de la propiedad privada como momento
fundamental para la recuperación de las potencias de la individualidad.
La propiedad privada no es más que la expresión sensible del hecho de
que el hombre deviene objetivamente algo para sí y se convierte al
mismo tiempo en un objeto más bien extraño e inhumano, de que su
manifestación de vida es su alienación vital, su realización su privación
de realidad, una realidad ajena, así también la superación positiva de
la propiedad privada, es decir, la apropiación sensible de la esencia y
de la vida humana, del hombre objetivo, de las obras humanas para y
por el hombre, no debe concebirse en el sentido del disfrute inmediato y
unilateral, no simplemente en el sentido de poseer o tener. (M, 620)
Los individuos superan las condiciones que mantienen su existencia en condiciones de
enajenación logrando la superación positiva de la propiedad privada, esto es, anulando la
propiedad privada en el sentido capitalista, como posesión que expresa la ganancia, como
mercancía, objeto externo, para encontrar en la propiedad las fuerzas humanas
materializadas lo que significa la apropiación de nuestra propia vida, de la objetividad de la
vida de la mente. Como ya se ha mencionado, esa apropiación de la propia vida no es un
trabajo que se realice en el pensamiento sino en la vida real; no es un cambio en las ideas
sino que exige una transformación del mundo y no es una apropiación de mercancías sino
133
“Como vemos, para Marx, la crítica de la teoría es inseparable de la transformación de la realidad (…) La
crítica no puede realizarse con plenitud sin modificar la realidad, ni esta puede (…) transformarse sin cambiar
el modo tradicional (…) de hacer teoría, modo ejemplificado egregiamente en la filosofía hegeliana. De lo
que se trata, entonces, es de revolucionar el universo entero, es decir, modificar no solo las relaciones de los
hombres entre si y con sus objetos, o sea, la actividad humana como actividad objetiva. Sino también entre
pensamiento y acción humana sobre la naturaleza, es decir, las relaciones entre trabajo y teoría, pues ésta se
ha mantenida extraña al trabajo”. Cfr. VERGARA. Op., cit., p. 133.
103
una apropiación del ser humano en sus productos, en sus creaciones, en el mundo creado
por él.
El hombre se apropia su esencia omnilateral de un modo omnilateral, es
decir, como un hombre total. Cada uno de sus comportamientos
humanos ante el mundo, la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto, el
pensar, el intuir, el percibir, el querer, el actuar, el amor, en una
palabra, todos los órganos de su individualidad que son inmediatamente
en su forma en cuanto órganos comunes, representan, en su
comportamiento objetivo o en su comportamiento hacia el objeto, la
apropiación de éste. La apropiación de la realidad humana, su
comportamiento hacia el objeto, es el ejercicio de la realidad humana, y
es, por tanto, algo tan múltiple como lo son las determinaciones
esenciales y las actividades. (M, Ibídem.)
El camino emprendido por Marx no tiene como punto de partida lógico la apropiación de
nuestras fuerzas intelectuales sino la recuperación de las posibilidades de nuestro cuerpo.
La recuperación del cuerpo aparece simultáneamente con la praxis social en la que se está
negando el imperio del capital que convierte las potencialidades del cuerpo y de la mente
en cualidades unilaterales, romas y especializadas, es decir, limitadas. La organización de
los trabajadores asociados es lo que posibilitará la apropiación plena de las fuerzas
humanas. Apropiación omnilateral, en la que no se fortalecerá un aspecto de nuestro
cuerpo y de nuestra mente sino que el desarrollo pleno del ser humano será real gracias a
que el comportamiento hacia el mundo es heterogéneo y permite el movimiento vital de los
órganos de nuestra individualidad. Esa apropiación omnilateral implica que los objetos no
serán producidos dependiendo de las necesidades del mercado sino, principalmente, de las
exigencias del despliegue de la vida de la mente, esto es, de la creatividad, de la
racionalidad, de la fantasía.
Ahora bien, el principio de Marx sobre la apropiación del mundo tiene también un
determinado proceso de apropiación intelectual. Pero esta solo adquiere pleno sentido
cuando se ha comprendido que los seres humanos recuperamos nuestra realidad humana en
104
la praxis que es simultáneamente negación y creación del mundo natural histórico134
. En
efecto, en condiciones de enajenación la relación con el mundo tiene carácter mercantil, en
el sentido de que nos encontramos con objetos exteriores, extraños a nosotros, en los que
solamente reconocemos su carecer sensible y su valor de cambio y no el ser productos del
trabajo humano, o un carácter abstracto, esto es, fenómenos desconectados entre sí,
desarticulados, que concebimos aisladamente porque no los podemos pensar como
productos de la praxis humana.
Pues bien, la consideración intelectual del mundo, el conocimiento racional, la
comprensión del mundo en su complejidad y ante la necesidad de dominar su estructura le
plantea al pensamiento el trabajo de apropiarse del mundo conceptualmente, trabajo que es
posible porque ahora se comprende la existencia humana como praxis y el mundo como
creación del trabajo humano. En este sentido, el conocimiento es un momento de la praxis.
Entonces, el pensamiento no es ni un reflejo pasivo ni un captar cada fenómeno
abstractamente, por el contrario, el pensamiento debe elaborar el conocimiento del mundo
producido por la acción humana.
Este proceso de conocimiento parte de categorías simples para llegar a categorías
concretas.
Las categorías simples expresan relaciones en las cuales lo concreto no
desarrollado pudo haberse realizado sin haber establecido aún la
relación o el vínculo más multilateral que se expresa espiritualmente en
la categoría mas concreta; mientras que lo concreto más desarrollado
conserva esta misma categoría como una relación subordinada.(I, 303)
La producción del pensamiento recorre un camino que parte de los objetos pero no como
objetos conocidos por la percepción como puramente sensibles o en su inmediatez sino que
134
Althusser ha formulado con fuerza este aspecto de la investigación de Marx señalando que “toda la
historia de la filosofía occidental esta dominada no por el “problema del conocimiento” sino por la solución
ideológica, es decir, impuesta anticipadamente por intereses prácticos, religiosos, morales y políticos”.
Cfr. ALTHUSSER, L. y BALIBAR, E. Para leer El Capital. Siglo XXI. México. 1976. p. 59.
105
adquieren su verdad por el trabajo del pensamiento que logra establecer la relación
múltiple entre cada fenómeno con los demás. Marx nos presenta un ejemplo que nos
permite comprender no solo la insuficiencia del pensamiento que él critica sino cómo los
diversos aspectos del mundo despliegan su verdad por el trabajo del pensamiento.
Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo;
así, por ejemplo, en la economía, por la población que es la base y el
sujeto del acto social de la producción en su conjunto. Sin embargo, si se
examina con mayor atención, esto se revela (como) falso. La población es
una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de que se
compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los
elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el
capital, etc. (I, 300)
El ejemplo tomado de la economía política es esclarecedor. Cuando nos enfrentamos a una
multitud de datos, de elementos sobre los que el pensamiento necesita establecer un
conocimiento racional, en un primer momento podemos empezar por algunos aspectos que
consideramos importantes y desde ellos procuramos llegar a la conexión lógica del todo135
.
Pero Marx no está orientando el trabajo del pensamiento desde una jerarquía de hechos
conectados cronológicamente o de acuerdo con criterios cuantitativos sino que busca las
diversas relaciones que se establecen en el todo y desde ella comprende el movimiento de
la realidad estudiada. Por ese motivo, Marx aborda los diversos momentos de la dinámica
del mundo humano desde el concepto modo de producción y desde él comprende los
diversos aspectos del proceso productivo, tales como relaciones de producción, fuerzas
135
“(…) el problema que nos ocupa puede enunciarse entonces de la siguiente forma ¿mediante qué
mecanismo el proceso de conocimiento –que ocurre enteramente en el pensamiento- produce la apropiación
cognoscitiva de su objeto real, que existe fuera del pensamiento, en el mundo real? O también: ¿mediante qué
mecanismo la producción del objeto de conocimiento produce la apropiación cognoscitiva del objeto real que
existe fuera del pensamiento en el mundo real? La simple sustitución de la cuestión ideológica de las
garantías de la posibilidad del conocimiento por la cuestión del mecanismo de la apropiación cognoscitiva del
objeto real por medio del objeto de conocimiento contiene en sí esta mutación de la problemática que nos
libera del espacio cerrado de la ideología y nos abre el espacio abierto de la teoría filosófica que buscamos”.
Cfr. ALTHUSSER. Op., cit., 1976. p. 63. Ahora bien, es en El Capital donde podemos encontrar plenamente
este trabajo investigativo de Marx.
106
productivas, medios de producción, etc. La diferencia entre Marx y la filosofía anterior es
evidente136
.
La totalidad concreta, como totalidad del pensamiento, como un
concreto del pensamiento, es in fact (en los hechos) un producto del
pensamiento y de la concepción, pero de ninguna manera es un producto
del concepto que piensa y se engendra a si mismo, desde fuera y encima
de la intuición y la representación, sino que, por el contrario, es un
producto del trabajo de elaboración que transforma intuiciones y
representaciones en conceptos. El todo, tal como aparece en la mente
como todo del pensamiento, es un producto de la mente que piensa y que
se apropia del mundo del único modo posible, modo que difiere de la
apropiación de ese mundo en el arte, la religión, el espíritu práctico.
(I, 302)
Tenemos, en primer lugar, la exigencia de que el pensamiento esté referido a los
fenómenos que existen con independencia de él pero que son producto del trabajo humano
y sobre los que el pensamiento va a realizar su trabajo. Es decir, el conocimiento no es un
producto del pensamiento especulativo sino que parte de los fenómenos mismos y
establece la conexión desde ellos pero no por encima de ellos, como si fueran objetos
extraños a la praxis misma. En segundo lugar, el todo del conocimiento, por ejemplo el
modo de producción o el trabajo, es originado por el pensamiento que elabora todos los
materiales y encuentra la conexión entre ellos. En el trabajo investigativo de Marx
encontramos siempre una referencia directa a los hechos sin desdibujarlos sino llevándolos
a su verdad por las conexiones reales, vivas, materiales y lógicas que encontramos en ellos,
conexiones posibles porque son producto del trabajo y son conocidas por el pensamiento
que es producido en unas condiciones históricas, en unas relaciones de producción, en unas
136
“El método de ascenso de lo abstracto a lo concreto es el método del pensamiento; en otras palabras, esto
significa que es un movimiento que se opera en los conceptos, en el elemento de la abstracción. El ascenso de
lo abstracto a lo concreto no es el paso de lo plano (sensible) a otro (racional), sino un movimiento del
pensamiento y en el pensamiento. Para que éste pueda avanzar de lo abstracto a lo concreto, debe moverse en
el propio elemento, es decir, en el plano abstracto, que es la negación de lo inmediato, de la evidencia y de lo
concreto sensible”. Cfr. KOSIK. Op., cit., p. 49.
107
relaciones de clase, culturales y técnicas concretas. La totalidad concreta es el objeto de
conocimiento pero no es ella el punto de partida. Para llegar a ella el pensamiento debe
partir de los objetos simples y producir aquella totalidad que expresa el trabajo científico
del pensamiento. Ahora bien, ese trabajo no puede ser realizado en condiciones de
enajenación, porque el trabajo científico necesita conocer la realidad no como algo ya
dado, fijo y determinado sino como algo que es producido por el trabajo humano y
reproducido por el pensamiento, en condiciones que permitan el trabajo de ese
pensamiento, es decir, que no condicionen el conocimiento a intereses ideológicos137
,
económicos o de índole diferentes a los científicos.
3.3. LA FORMACIÓN DE LOS SENTIDOS Y LA APROPIACIÓN DE
LA VIDA PRODUCTIVA. EL EJEMPLO DEL ARTE.
Una de las primeras consecuencias de las relaciones de producción entre individuos
libremente asociados es la experiencia unificada de nuestra vida corporal, de sus fuerzas y
del despliegue de las fuerzas de nuestra mente, de la unidad de nuestro ser.138
. El trabajo
enajenado fracciona las cualidades del cuerpo y la mente llegando a sobre - estimular unas,
paralizar otras y disgregar las restantes. Esto es connatural al trabajo enajenado. No es
posible someter y dominar sin mutilar y fragmentar. Por ese motivo, la negación del
trabajo enajenado significa la recuperación y el desarrollo de nuestro cuerpo y de las
potencialidades de la mente, el reencuentro con los demás y la recuperación de la
naturaleza y de los objetos del trabajo.
137
“(…) la ideología aparece cuando la función de reflexión – justificación – efectuación simbólica de una
práctica social dada es más importante que la función de conocimiento y que el dominio práctico racional de
un campo dado de la realidad” Cfr. SIMON, M. Marxismo y humanismo en ALTHUSSER. Op., cit., 1968 p.
102. 138
Un ejemplo de la manera de comprender la vida integrada es en el análisis de la dinámica de los
sentimientos. “Actuar, pensar, sentir y percibir son, por tanto, un proceso unificado. Durante el desarrollo del
Ego, acción, sentimiento, percepción y pensamiento se diferencian funcionalmente y, en un proceso paralelo,
se reintegran mutuamente enseguida. Como no hay sentimientos humanos sin conceptualización o, por lo
menos, sin relación a la conceptualización, de igual modo tampoco puede haber pensamiento (…) sin
sentimiento”. Cfr. HELLER. Op., cit., 1999. p. 36.
108
En este sentido tenemos una apropiación del objeto diferente a la realizada en el
capitalismo. En tanto que el capitalista se apropia del objeto como mercancía, los
trabajadores asociados encuentran en el objeto a) la expresión de las fuerzas creativas y
renovadoras de la vida de la mente, b) la creación de ese objeto es la realización de las
potencialidades humanas y c) la apropiación de ese objeto es la apropiación y
reconstrucción de nuestras capacidades139
. En efecto, el objeto deja de ser una realidad
externa para ser expresión de la vida de la mente, de sus necesidades liberadas de la
enajenación, de sus capacidades humanizadas y socializadas y de las potencialidades que
están estimulándose y multiplicándose en la apropiación del objeto.
Esto implicaría que la emancipación de cada sentido permitirá el despliegue de los
sentidos en orientaciones que corresponderán a las nuevas condiciones de la existencia
material.
El hombre sólo deja de perderse en su objeto cuando éste se convierte
para él en un objeto humano o en el hombre objetivo. Lo cual sólo es
posible cuando se convierte para él en objeto social y cuando él mismo
se convierte en un ser social, del mismo modo que la sociedad se
convierte en esencia para él en éste objeto (M, 621)
Cuando en la existencia social aparecen las condiciones producidas por los trabajadores
asociados para poder lograr que el trabajo sea expresión de las fuerzas esenciales humanas,
entonces es posible concebir la esencia omnilateral humana. Marx nunca concibió la vida
humana como algo fragmentado o compuesto por partes o facultades dispersas. Esto sería
la experiencia de una vida enajenada. Por el contrario, cuando los trabajadores logren
apropiarse de los distintos aspectos del proceso de producción entonces podrán
experimentar la plenitud de su existencia y la unidad de sus fuerzas.
139
“El comunismo debía ser la realización de la unidad dialéctica de la actividad autónoma con la
objetivación (…) El comunismo es la manera práctica por la cual el hombre, socialmente existente, tiene en su
poder toda objetividad, por cuanto ésta fue creada por el mismo, y en el ser – otro esta junto a si”
Cfr. LOWITH. Op., cit., 2008. p. 365.
109
Marx estudia no solo las limitaciones físicas y mentales originadas en el capitalismo sino
también cómo la negación de este modo de producción implica una relación diferente con
los objetos, porque ellos son manifestación de la esencia humana, comprendida como el
conjunto de las relaciones sociales; es decir, cada objeto ostenta no solo las capacidades
individuales sino también la riqueza de las relaciones de producción vigentes. Esto implica
que esa recuperación de nuestra vitalidad en el objeto corresponde a la solución desde la
praxis de uno de los problemas que la ontología ha pretendido resolver en el pensamiento:
la separación entre razón teórica y razón práctica140
. La producción del cuerpo y de la
mente, de sus fuerzas y el despliegue de sus posibilidades está directamente relacionada
con la solución de ese problema en la medida que la filosofía se realiza en la acción sobre
el mundo, en su transformación y, simultáneamente, en su recuperación, esto es, en la
objetivación de nuestra humanidad.
Un momento en el que puede evidenciarse ese despliegue de nuestra individualidad lo
encontramos en la producción artística que por sus características permite no solo que el
artista desarrolle sus potencialidades en el proceso de creación sino que también, por las
características de la obra de arte, esta producción trasciende su propia individualidad; es en
el arte donde encontramos un ejemplo del sentido pleno de la praxis no solo como
expresión de la vida plena del ser humano141
sino como proceso de creación y
resignificación del mundo142
.
140
“En la época burguesa la concepción básica de la relación entre teoría y práctica es técnico – utilitaria,
complementada con la ilusión del primado de la teoría pura, suprahistórica (…) En ese tipo de teoría no se
comprende que la teoría misma es esencialmente un momento de la práctica en transformación histórica (…)
los filósofos, esto es, en su léxico de la época, los representantes de la errada opinión de que la función
decisiva es la de la pura teoría “racional”, no entienden la relación entre teoría y práctica en su sentido
práctico – materialista (…) Por eso todas sus ocasionales críticas al mundo existente y sus programas para
transformarlo se quedan dentro de los límites de las formas de vida burguesas, no son mas que querellas en la
interpretación varia de lo que existe”. Cfr. ZELENY. Op., cit., p. 400 – 401. En este sentido, la
transformación del mundo es la superación de una filosofía fundamentalmente interpretativa y contemplativa
que intenta superar el mundo existente con la intelección de la verdad (la dignidad, el reconocimiento, la
tolerancia, etc.) 141
Cuando la obra artística aparece como un valor diferente al de valor de cambio, cuando podemos apreciarla
mas allá de la lógica de las mercancías, entonces la comprendemos como un modelo de la producción del
individuo que realiza sus potencialidades en su obra y, con ese trabajo, esta laborando también, para los
demás. “Tratándose de otros productos, el acto de consumirlos es, en general, un acto individual (…) Pero la
obra de arte es un producto peculiar que exige no sólo esta apropiación verdadera, humana, o relación peculiar
110
Pues bien, esa apropiación, que es una recuperación de su propia realidad implica, en un
primer momento, la posibilidad de la humanización de los sentidos. El arte, la sensibilidad
estética y las diversas posibilidades en el despliegue de la creatividad, la fantasía y la razón
no solo posibilitan la autoproducción humana sino que son la evidencia de que la
materialización y realización de nuestras fuerzas corporales es condición para el desarrollo
de los órganos de nuestra individualidad. Esto no puede ser comprendido desde la lógica de
la mercancía; el valor de cambio no evidencia la riqueza de la vida humana.
(…) los sentidos del hombre social son otros que los del hombre no
social, así también es la riqueza objetivamente desplegada de la esencia
humana la que determina la riqueza de los sentidos subjetivos del
hombre (…) se desarrollan así y en parte nacen así los sentidos
susceptibles de goces humanos, los sentidos que actúan como fuerzas
humanas esenciales (…) El sentido aprisionado por la tosca necesidad
práctica sólo tiene también un sentido limitado. (M, 622)
Los sentidos, sus posibilidades y capacidades son un producto de la vida económica y de
las exigencias de la producción. La lógica de la apropiación y la acumulación forman unos
sentidos toscos, limitados, que solo pueden percibir las cosas en su forma de mercancías,
en su valor de cambio. Son sentidos que están aprisionados por una organización social en
la que las relaciones exigen la competencia y el egoísmo como características
indispensables para la supervivencia y el éxito. Por el contrario, cuando se habla de
sentidos sociales, en este caso sentidos estéticos, Marx afirma que tanto el tacto, la vista o
el gusto, como la voluntad y el amor, pueden afirmar su fuerza por la riqueza de las
relaciones de producción o en el proceso estético creativo o, aún, como espectador. Es en
el mundo real, en la vida social, donde la vida de la mente produce y se reproduce a sí
con su valor de uso que se pone de manifiesto en el acto individual de gozarla o consumirla, sino que exige,
por su propia naturaleza, un lazo vital incesante que jamás pueda cortarse entre ella y los hombres, es decir,
reclama una serie infinita de apropiaciones individuales”. Cfr. SÁNCHEZ, A. Las ideas estéticas de Marx.
Siglo XXI. México. 2005. p. 234. 142
“Toda obra de arte muestra un doble carácter de indisoluble unidad: es expresión de la realidad, pero
simultáneamente crea la realidad, una realidad que no existe fuera de la obra ni antes de la obra, sino
precisamente sólo en la obra”. Cfr. KOSIK. op., cit., p. 143.
111
misma y son las condiciones determinadas de esa producción las que ofrecen las diversas
posibilidades sociales a nuestros sentidos.
El estudio de la vida de la mente implica comprender la relación material con el mundo, la
praxis, con la naturaleza y con los demás. Por lo tanto, los sentidos que han sido formados
en el trabajo enajenado son también liberados de la mercantilización del objeto y logran,
por un lado, realizarse en su propia objetivación en los productos sociales, originados por
unas relaciones sociales de producción liberadas de la lógica del capital y, por otro lado,
se convierten en sentidos sociales, superando la individualización que el mundo burgués
impone como estructura en relación con los demás y al mundo natural y social143
.
Por lo tanto, el arte, el proceso de producción artístico y la apreciación estética son
manifestación de la praxis no solo porque en el arte se está dando origen a un producto
sino también porque cada proceso de creación a) moviliza las diversas fuerzas de la
individualidad permitiendo no solo su desarrollo sino evidenciando que la verdad de ellas
está en la unidad de todas las potencialidades humanas, b) la creación artística es
producción de un objeto que resignifica el mundo y le confiere sentido, c) en este proceso
está renovándose y revolucionándose las posibilidades del lenguaje al señalar nuevas
relaciones entre diversos aspectos del mundo producido por el trabajo humano y d)
involucra al espectador en esa reconfiguración de sentido en la medida en que la
experiencia estética es social, es decir, no es un trabajo que culmina en el estudio del artista
sino que es creado para ser expuesto y sometido a la crítica.
La organización libre de los trabajadores encuentra, entonces, en la producción artística, un
modelo especial sobre algunos aspectos que puede adquirir el proceso de producción una
143
“La sensibilidad estética surge en este proceso de afirmación del ser humano. El sentido estético aparece
cuando la sensibilidad humana se ha enriquecido al tal grado que el objeto es, primaria y esencialmente,
realidad humana (…) Ha sido justamente la actividad práctica de los hombres la que ha creado las
condiciones necesarias para elevar el grado de humanización de las cosas y de los sentidos hasta el nivel
exigido por la relación estética. Creando nuevos objetos, descubriéndoles nuevas propiedades y cualidades, y
nuevas relaciones entre las cosas, el hombre ha extendido considerablemente, gracias a su actividad práctica,
material, el horizonte de los sentidos y ha enriquecido y elevado la conciencia sensible hasta el punto de
convertirse en expresión de las fuerzas esenciales del ser humano”. Cfr. SÁNCHEZ. Op., cit., p. 51 – 52.
112
vez se logre superar el capitalismo. En primer lugar, la producción artística posee unas
características que pueden traspasar las fronteras del arte y ser adquiridas por los demás
campos de la producción humana; la creatividad, la permanente innovación y renovación,
el juego libre del pensamiento, las nuevas posibilidades del lenguaje, etc. En la medida en
que el objetivo de la organización social en el comunismo sea permitir el desarrollo de los
individuos en todos sus aspectos entonces encontraremos que cada producto está cada vez
más cercano a las posibilidades infinitas de la creación artística antes que a una lógica de la
producción en serie.
En segundo lugar, la relación con el mundo debe dar paso a una práctica que trascienda la
estructura práctico – utilitaria con los instrumentos, con la industria en general y con la
misma naturaleza. Las relaciones de producción inevitablemente llegan a esta situación en
el capitalismo. Por el contrario, esta relación unilateral será superada en una organización
social de trabajadores asociados donde el sentido de los productos del trabajo humano está
señalado por las necesidades del trabajo mismo liberado de la enajenación144
.
En tercer lugar, el trabajo artístico tiene como característica el goce y el placer que
proporciona el proceso creativo. No solo porque se está dando origen a un producto de la
razón que está construyendo sus propias reglas sino porque estamos ante el libre juego de
las fuerzas humanas que están concretándose objetivamente. Cuando el proceso productivo
encuentre en la objetividad las diversas posibilidades del juego de las capacidades
humanas, entonces el trabajo será un fin en sí mismo y será el integrador de la potencia
humana.
144
“El hombre descubre el sentido de las cosas justamente porque crea un sentido humano de las cosas. Un
hombre con sentidos desarrollados tiene sentido también para todo lo humano, mientras que un hombre de
sentidos no desarrollados se halla cautivo frente al mundo, y no lo “percibe” universal y totalmente, sino de
un modo unilateral y superficial, sólo desde su propio mundo, que es un pedazo unilateral y fetichizado de la
realidad”. Cfr. KOSIK. Op., cit., p. 149 – 150.
113
CONSIDERACIONES FINALES
El encuentro con Marx para investigar la vida de la mente ha sido fructífero no solo porque
nos ha permitido tener una comprensión mas amplia del fenómeno de la mente sino
también porque hemos encontrado en el trabajo, en la producción social, una
determinación de la mente que es necesaria para los estudios sobre lo humano y que han
sido ignorados generalmente por los que abordan ese tema. En estas consideraciones
finales no queremos señalar las conclusiones definitivas sobre la vida de la mente; esto
sería contrario al espíritu investigativo de Marx que aquí hemos querido seguir. Antes bien,
hemos presentado las premisas de la investigación sobre la vida de la mente, unas
condiciones para dicha investigación. Esas condiciones están basadas en la praxis, en la
actividad de los individuos en un modo de producción concreto, actividad desde la que los
hombres construyen su humanidad entre si, es decir, son las condiciones objetivas para la
producción de la “subjetividad”. Para entender la importancia de estas premisas, como para
todos los resultados de la investigación realizada por Marx, queremos enfatizar que están
basadas en el material empírico que nuestro autor encontró en el laboratorio que por
excelencia nos habla sobre lo humano: la vida de la fábrica, la industria de su época, el
proceso de producción en el que los individuos trabajan y desarrollan su propia existencia.
Señalaremos, entonces, aquellas premisas que consideramos permitirán realizar una
investigación sobre la vida de la mente a partir de Marx en el mundo actual.
1
El trabajo de Marx como investigador nos permite comprender las limitaciones que hoy
encontramos en las ciencias naturales y las ciencias humanas para realizar el estudio sobre
la mente. Ellas caen en abstracciones porque consideran su objeto de estudio de manera
unilateral. En efecto, Marx nos permite comprender que las ciencias naturales son
históricas y las ciencias humanas son naturales. En este sentido, las investigaciones
realizadas por Marx parten de la actividad humana en la naturaleza, y esa actividad es
posible en un modo de producción. La vida histórica y la producción social son el
114
escenario desde el que se realiza el trabajo socialmente organizado. Pues bien, las
características de la mente, lo que ella es y lo que de ella pueda esperarse, tiene que ser
investigado comprendiendo que los seres humanos 1) no somos una estructura biológica
que tiene una organización fija y definitiva ni que se encuentra en relaciones accidentales
con el mundo “histórico” que es el mundo humano y 2) que nuestra condición humana no
se comprende desde una subjetividad previa a la relación concreta que establecemos con la
historia y la sociedad, en la cual producimos nuestra naturaleza. La investigación realizada
sobre la base de la condición natural histórica humana permite elaborar los conceptos
teórico prácticos desde los que Marx va a indagar la existencia productiva humana y que
nos han permitido comprender la vida de la mente.
2
El trabajo es el concepto teórico práctico que permite comprender la particular manera
como el género humano ha podido producir su existencia en una relación específica con la
naturaleza (praxis que no realiza otra especie animal) y que tiene como consecuencia dos
aspectos inseparables que tienen que ser considerados en un estudio sobre la vida de la
mente fundado en las investigaciones de Marx. En el trabajo como 1) la praxis
transformadora sobre la naturaleza, en la que los seres humanos actuamos con otros y en
esta relación constituimos nuestra humanidad porque las características de nuestra
percepción, de nuestra sensibilidad y nuestros procesos de pensamiento no son ajenos a las
relaciones de producción que hemos construido con otros en el proceso de apropiación de
la naturaleza y 2) esa praxis sobre la naturaleza con otros, indispensable para procurarnos
las condiciones de vida, es una acción en la que estamos produciéndonos no solo como
cuerpo que conserva su vida, sino que producimos y potenciamos la totalidad de nuestra
existencia. Debemos a Marx la tesis de que los seres humanos nos producimos a nosotros
mismos desde una serie de condiciones independientes de nuestra voluntad porque nuestra
propia acción esta organizada históricamente desde el legado de generaciones que nos
precedieron y desde las características de cada espacio geográfico y cada momento
histórico dependiendo de las luchas con la naturaleza y de los conflictos sociales en cada
organización de la economía. El concepto trabajo permite comprender la condición
115
existencial del ser humano. La mente se construye a partir de la actividad del cuerpo que
realiza la praxis, sin la cual podría ser estudiado desde la metodología de las ciencias
naturales que presentan los seres determinados biológicamente o desde metafísicas que
indaguen por la esencia de la mente. Como corolario de lo anterior encontramos que Marx
nos permite desarrollar una nueva concepción de la mente a partir del trabajo como praxis
transformadora y como autocreación en condiciones concretas. En efecto, el trabajo como
una actividad específica desde la que conservamos y producimos nuestra existencia, tiene
que ser objeto de estudio no sólo para comprender las características generales de la
humanidad en un determinado momento de su desarrollo sino en cada caso específico, en
cada individualidad para poder comprender y, dado el caso, investigar la mente en sus
condiciones reales de producción y autoproducción. Esto señala que las diversas prácticas
laborales realizadas por cada individuo lo llevan a establecer unas relaciones sociales de
producción en unos medios e instrumentos de producción que van a desarrollar
determinadas fuerzas de su cuerpo y de su mente, de tal manera que cada habilidad y
destreza individual es originada por el trabajo concreto que realiza cada trabajador, y la
modificación de esas fuerzas está directamente relacionada con la transformación de las
características de su trabajo (que conducen desde la organización del espacio inmediato,
las exigencias que le imponen las diversas herramientas de trabajo hasta la duración de la
jornada laboral). Esto implica que la investigación sobre la mente requiere indagar por las
condiciones mismas de la producción en cada época, en cada proceso productivo
específico; es decir, en primer termino indagar empíricamente por las condiciones reales en
las que se produce la existencia que son las premisas materiales de la vida de la mente; en
segundo termino, preguntarnos por el estado de los sentidos, por el desarrollo del lenguaje
o las características del pensamiento exige que consideremos la limitación histórica de la
pregunta y la situemos en el modo de producción que corresponde, con las herramientas
empleadas y en los conflictos que se estén presentando.
3
Pero esa comprensión de la vida de la mente como vida activa y productiva señala otro
momento del trabajo de Marx como investigador: la necesaria transformación del mundo
conlleva entender el conocimiento científico desde la praxis. No hay conocimiento
116
separado de la transformación del mundo. Marx afirma que el momento de la
contemplación del mundo ha terminado y estamos en el momento de la transformación del
mismo. Ahora bien, sin ciencia la modificación del mundo resulta improvisada, dominada
por la pasión y destinada al fracaso. En consecuencia, vida de la mente significa relación
activa con el mundo. En este sentido, la investigación de Marx nos permite comprender la
correspondencia que algunas perspectivas de las ciencias cognitivas tienen con el modo de
producción capitalista; ellas no tienen una comprensión del saber como momento de la
praxis desde la que se modifica la realidad sino que presentan un modelo de normalidad al
que el ser humano debe adaptarse. La denominada ciencia experimental concibe la mente
de modo abstracto: como algo separado de los objetos y como adecuación al mundo. Pero
seria necio negar que el trabajo de los estudios sobre la mente han sido importantes y han
llegado a varios resultados que nos permiten conocer más sobre los procesos cognitivos en
general. Sin embargo, los estudios de Marx nos presentan un acercamiento a la existencia y
a la investigación de lo humano que necesitamos elaborar si queremos tener un
conocimiento más amplio sobre la compleja vida de la mente.
4
El trabajo humano tiene proyecciones históricas de tal manera que no solo obramos sobre
nuestra situación, sino que en esa acción estamos construyendo las condiciones para la
praxis futura. Pues bien, esta posibilidad de obrar sobre nuestra realidad implica que vamos
construyendo las condiciones reales y concretas para la producción de otras
potencialidades de nuestro cuerpo y de la mente que le corresponde, potencialidades que
hemos desarrollado hasta el presente en la sociedad y en cada individuo. La investigación
histórica nos evidencia que la praxis ha transformado las estructuras en las que se
desarrolla la existencia humana, pero debe añadirse, siguiendo a Marx, que el capitalismo
ha logrado el desarrollo de unas fuerzas productivas que pueden garantizar el despliegue de
múltiples potencias de nuestra existencia, y ha creado una cultura importante desde la que
pueden conocerse diversas formas artísticas y científicas, por un lado, y se han organizado,
también, fenómenos sociales, por otro, que permiten concebir que la praxis actual puede
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lograr la superación de la filosofía como principio explicativo y contemplativo del mundo
para poder realizar la transformación de la realidad natural histórica.
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Esto implica que la transformación de la mente, y la posibilidad de desarrollar otras
características y potencialidades mentales, no significa cambiar unas ideas por otras, o
luchar contra prejuicios o crear un ambiente favorable para que la mente sea más laboriosa,
disciplinada e innovadora. Por el contrario, transformar la mente implica cambiar el mundo
en el que surge y vive la mente. No es cambiando los pensamientos sino transformando la
realidad como se modifica la mente. Es en ese sentido en el que la investigación de Marx
nos permite comprender las fuerzas de la mente: es en el pleno despliegue de los órganos
de la individualidad, en el desarrollo de condiciones que permitan el movimiento de las
potencialidades del ser humano para modificar el mundo en el que la mente de transforma.
Ahora, la mente es activa en el mundo y en esa misma actividad está creando las
condiciones de su transformación. Así las cosas, la mente se nos revela como vida en la
medida en que podamos revolucionar las condiciones materiales de la existencia.
6
En Marx encontramos las premisas de la mente, los fundamentos de su estudio. En sus
investigaciones encontramos la posibilidad de investigar la vida de la mente en su
autoproducción. Sin embargo, Marx no puede ser aplicado mecánica y dogmáticamente al
mundo actual y menos aún se pretende que con ello se esté explicando de manera plena la
mente actual. En efecto, hoy tenemos unos instrumentos de producción, un desarrollo
industrial y un proceso de producción que ha configurado unas relaciones sociales y un
aparato ideológico que requiere un estudio de la vida de la mente centrado en el
capitalismo actual; efectivamente, corresponde al sentido de la investigación de Marx que
la teoría siempre debe estar en correspondencia con la experiencia y esta es su guía y
orientadora.
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