Traduciendo a Rossi

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(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) Muy pocas personas en el continente americano han leí- do La arquitectura de la ciudad (1966) de Aldo Rossi; esto es, muy pocas personas la han leído sin el lente editorial de una de dos influyentes figuras: Peter Eisenman, en Nueva York, y Marina Waisman, en Buenos Aires. La tra- ducción al español se publicó en 1971 y llegó a la Argenti- na unos años después, donde la leyó Waisman, arquitecta, historiadora y directora de Summarios, una revista crítica de arquitectura en Buenos Aires. En 1978, la revista pu- blicó una selección de textos de Aldo Rossi, “ordenándolos según los temas en los que nos parece ver centrado su pen- samiento arquitectónico”. En contraste con la cuidadosa edición de Waisman, Eisenman publicó el libro completo en inglés en 1982, con una introducción que promovía su pro- pia agenda de autonomía disciplinaria. En este artículo argumento que el texto de Rossi está a la vez presente y ausente en estos proyectos, como una imagen de sólido y vacío: lo podemos encontrar en la escritura de Waisman a través de lo que no dice, mientras que en los textos de Eisenman es despojado de todo contexto y transformado, literal y figurativamente, en una figura autónoma. Vale la pena mencionar que el arquitecto español Salvador Tarragó Cid (del grupo 2C La Construcción de la Ciudad ) fue el autor de la introducción en español al libro de Rossi y fue también uno de sus traductores, junto con José María Ferrer Ferrer. Tal vez debido a este ensayo, Rossi nunca escribió una introducción para la edición en español, en contraste con sus múltiples introducciones para otras traducciones. La introducción de Tarragó se basa en el libro Dialéctica de lo concreto de Karel Kosic, una lectura de Marx bajo el lente fenomenológico de Martin Heidegger. Por tanto, al mismo tiempo que el marxismo humanista de Tarragó elogia el texto de Rossi, lo asocia con otro dis- curso para la audiencia española. Waisman se mantuvo más cerca de las fuentes originales de Rossi, pero al ha- cerlo su crítica fue más escéptica. TRADUCIENDO A ROSSI: DE BUENOS AIRES A NUEVA YORK autor/ ana maría león cv/ (ver página de colaboradores) Buenos Aires En sus editoriales para la revista, Waisman fue crítica tan- to de los textos como de los proyectos de Rossi, y sus pocas apariciones en Summarios contrastan con la frecuencia con que la revista incluía arquitectos y críticos italianos. Esta ausencia se torna particularmente conspicua en ediciones enfocadas en temas como la ciudad (Summarios 62, 1983) y tipología (Summarios 79, 1984), en las cuales el trabajo de Rossi parece rondar por la mente de los autores, que a menudo usan citas suyas para encabezar sus textos. Rossi visitó Buenos Aires por primera vez en diciembre de 1978 como parte de una serie de talleres y conferencias dictadas entre 1976 y 1982, organizadas por Ernesto Katzenstein, Justo Solsona, Rafael Viñoly, y Antonio Díaz bajo el nom- bre de La Escuelita. Como parte de su visita, Rossi dictó tres conferencias con temas de su libro“que supongo que algunos de ustedes habrá leído” dijo, incluyendo sus ar- gumentos contra el funcionalismo ingenuo, a favor de un cierto tipo de formalismo, la naturaleza de los hechos ur- banos y sus ideas sobre la ciudad análoga. Pocos meses antes de su visita, Waisman publicó un número de Summarios que incluía textos y proyectos de Rossi, Oswald Ungers y los hermanos Krier. En su editorial, Waisman ar- gumenta que Ungers descubre tipologías y las usa en la in- vención de nuevas formas, mientras que Rossi usa el con- cepto de tipología para recuperar formas existentes y las abstrae a la simplicidad extrema de un boceto, más cerca de la definición de Argan del modelo. Waisman le da crédito a Giulio Carlo Argan por su definición del tipo, que conside- ra “insuperada”, tal vez en una puya adicional a Rossi. Además, Waisman se muestra cautelosa frente a las simi- litudes que encuentra entre el vocabulario formal de Rossi y la arquitectura de estados totalitarios. Aunque recomien- da algunas “ricas y positivas” ideas en sus textos, advierte al lector sobre la necesidad de leerlo “manteniendo alerta la actitud crítica frente a su producción proyectual”. Alertado a su vez sobre estas acusaciones antes de su ter- cera conferencia en la visita, Rossi cuestionó tanto la aso- ciación política como la advertencia sobre sus proyectos: “No comprendo cómo se puede decir que una persona es teóricamente válida, pero alerta ante los proyectos. Apar- te que la palabra ‘alerta’ en italiano es una palabra pura- mente militar; había una canción de los arditi en la guerra que decía “all’erta, all’erta, siam fascisti”; una palabra muy de guerra. De todas maneras, yo creo que ante mis proyectos no hay que estar ’alerta’, se puede estar tran- quilo, o gustan o no gustan”. Rossi se tomó la crítica a nivel personal, y hay una cierta animosidad en el texto de Waisman que parece ir más allá de un desacuerdo académico. ¿Cómo interpretar su posi- ción? Waisman tenía intereses en común con Rossi, par- ticularmente en el trabajo de Claude Lévi-Strauss y Giulio Carlo Argan, y escribía en extenso sobre temas como el tipo y la ciudad. Quisiera especular que la tensión en la crítica de Waisman tal vez fue en parte por su interés en la tipo- logía y por estar de acuerdo con muchos puntos de Rossi, y en parte por el momento político que vivía Argentina bajo la represión de una dictadura militar.

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Ana María León, "Traduciendo a Rossi: De Buenos Aires a Nueva York" in Plot 8

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Muy pocas personas en el continente americano han leí-do La arquitectura de la ciudad (1966) de Aldo Rossi; esto es, muy pocas personas la han leído sin el lente editorial de una de dos influyentes figuras: Peter Eisenman, en Nueva York, y Marina Waisman, en Buenos Aires. La tra-ducción al español se publicó en 1971 y llegó a la Argenti-na unos años después, donde la leyó Waisman, arquitecta, historiadora y directora de Summarios, una revista crítica de arquitectura en Buenos Aires. En 1978, la revista pu-blicó una selección de textos de Aldo Rossi, “ordenándolos según los temas en los que nos parece ver centrado su pen-samiento arquitectónico”. En contraste con la cuidadosa edición de Waisman, Eisenman publicó el libro completo en inglés en 1982, con una introducción que promovía su pro-pia agenda de autonomía disciplinaria. En este artículo argumento que el texto de Rossi está a la vez presente y ausente en estos proyectos, como una imagen de sólido y vacío: lo podemos encontrar en la escritura de Waisman a través de lo que no dice, mientras que en los textos de Eisenman es despojado de todo contexto y transformado, literal y figurativamente, en una figura autónoma.Vale la pena mencionar que el arquitecto español Salvador Tarragó Cid (del grupo 2C La Construcción de la Ciudad ) fue el autor de la introducción en español al libro de Rossi y fue también uno de sus traductores, junto con José María Ferrer Ferrer. Tal vez debido a este ensayo, Rossi nunca escribió una introducción para la edición en español, en contraste con sus múltiples introducciones para otras traducciones. La introducción de Tarragó se basa en el libro Dialéctica de lo concreto de Karel Kosic, una lectura de Marx bajo el lente fenomenológico de Martin Heidegger. Por tanto, al mismo tiempo que el marxismo humanista de Tarragó elogia el texto de Rossi, lo asocia con otro dis-curso para la audiencia española. Waisman se mantuvo más cerca de las fuentes originales de Rossi, pero al ha-cerlo su crítica fue más escéptica.

TRADUCIENDO A ROSSI:DE BUENOS AIRESA NUEVA YORK

autor/ ana maría león

cv/ (ver página de colaboradores)

Buenos AiresEn sus editoriales para la revista, Waisman fue crítica tan-to de los textos como de los proyectos de Rossi, y sus pocas apariciones en Summarios contrastan con la frecuencia con que la revista incluía arquitectos y críticos italianos. Esta ausencia se torna particularmente conspicua en ediciones enfocadas en temas como la ciudad (Summarios 62, 1983) y tipología (Summarios 79, 1984), en las cuales el trabajo de Rossi parece rondar por la mente de los autores, que a menudo usan citas suyas para encabezar sus textos. Rossi visitó Buenos Aires por primera vez en diciembre de 1978 como parte de una serie de talleres y conferencias dictadas entre 1976 y 1982, organizadas por Ernesto Katzenstein, Justo Solsona, Rafael Viñoly, y Antonio Díaz bajo el nom-bre de La Escuelita. Como parte de su visita, Rossi dictó tres conferencias con temas de su libro“que supongo que algunos de ustedes habrá leído” dijo, incluyendo sus ar-gumentos contra el funcionalismo ingenuo, a favor de un cierto tipo de formalismo, la naturaleza de los hechos ur-banos y sus ideas sobre la ciudad análoga.Pocos meses antes de su visita, Waisman publicó un número de Summarios que incluía textos y proyectos de Rossi, Oswald Ungers y los hermanos Krier. En su editorial, Waisman ar-gumenta que Ungers descubre tipologías y las usa en la in-vención de nuevas formas, mientras que Rossi usa el con-cepto de tipología para recuperar formas existentes y las abstrae a la simplicidad extrema de un boceto, más cerca de la definición de Argan del modelo. Waisman le da crédito a Giulio Carlo Argan por su definición del tipo, que conside-ra “insuperada”, tal vez en una puya adicional a Rossi. Además, Waisman se muestra cautelosa frente a las simi-litudes que encuentra entre el vocabulario formal de Rossi y la arquitectura de estados totalitarios. Aunque recomien-da algunas “ricas y positivas” ideas en sus textos, advierte al lector sobre la necesidad de leerlo “manteniendo alerta la actitud crítica frente a su producción proyectual”.Alertado a su vez sobre estas acusaciones antes de su ter-cera conferencia en la visita, Rossi cuestionó tanto la aso-ciación política como la advertencia sobre sus proyectos:

“No comprendo cómo se puede decir que una persona es teóricamente válida, pero alerta ante los proyectos. Apar-te que la palabra ‘alerta’ en italiano es una palabra pura-mente militar; había una canción de los arditi en la guerra que decía “all’erta, all’erta, siam fascisti”; una palabra muy de guerra. De todas maneras, yo creo que ante mis proyectos no hay que estar ’alerta’, se puede estar tran-quilo, o gustan o no gustan”.

Rossi se tomó la crítica a nivel personal, y hay una cierta animosidad en el texto de Waisman que parece ir más allá de un desacuerdo académico. ¿Cómo interpretar su posi-ción? Waisman tenía intereses en común con Rossi, par-ticularmente en el trabajo de Claude Lévi-Strauss y Giulio Carlo Argan, y escribía en extenso sobre temas como el tipo y la ciudad. Quisiera especular que la tensión en la crítica de Waisman tal vez fue en parte por su interés en la tipo-logía y por estar de acuerdo con muchos puntos de Rossi, y en parte por el momento político que vivía Argentina bajo la represión de una dictadura militar.

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En su libro La estructura histórica del entorno (1972), Waisman había elaborado una taxonomía tipológica para la arqui-tectura moderna, usando una clasificación vitruviana de tipologías estructurales, funcionales y formales. Bajo la categoría formal, Waisman diferencia el contenido y la fun-ción de la forma como problemas paralelos: el contenido formal de un objeto sería la carga ideológica de la forma misma, mientras que su función formal se refiere a su uso social, visto como problema intrínseco de la arquitectura, en oposición al arte. La forma, según Waisman, puede ser desarrollada como un proceso interno a la disciplina, como el resultado de factores externos o como la interacción com-pleja de ambos. La excesiva internalización de la forma en el modernismo sería la causa del aislamiento de la disciplina. Waisman concluye que la tipología formal podría ser una herramienta para conectar la arquitectura a la sociedad, en lugar de aislar la disciplina en procesos internos y autóno-mos. Esta cautela hacia una estrategia más autónoma que-daría clara en su apoyo a otro joven teórico italiano, Manfre-do Tafuri, a quien publicó temprano y a menudo (Summarios 5, 1977). De manera similar a Tafuri, Waisman era escéptica a las referencias formales y su fácil reapropiación.Esta cautela ante el uso del tipo como mecanismo formal también puede ser visto en la publicación de cuatro ar-gentinos practicando en los Estados Unidos: Diana Agrest, Mario Gandelsonas, Jorge Silvetti, y Rodolfo Machado. Pu-blicado en 1977 con un editorial ambivalente de Waisman y ensayos introductorios de Antonio Díaz y Rafael Viñoly, Summarios 13 presenta el trabajo de estos cuatro argenti-nos como arquitectura crítica y crítica arquitectónica. Díaz introduce su ensayo con una cita de Rossi sobre la ne-cesidad de ampliar el campo de la disciplina más allá del mero profesionalismo, implícitamente enlazando el trabajo de los arquitectos publicados con la posición arquitectónica de Rossi. Viñoly es más directo, regañando a los editores de Summa que, a su criterio, merecen “la crítica por su primera sordera como el aplauso por su decidida rectificación”.Estos cuatro arquitectos eran parte activa del Instituto para Estudios Arquitectónicos y Urbanos (IAUS, por su sigla en in-glés), el think tank arquitectónico de Peter Eisenman basado en Nueva York, a la vez que practicaban y enseñaban en el noreste de los Estados Unidos. Agrest, Gandelsonas, Machado y Silvetti dieron conferencias en La Escuelita en 1980, junto con Tarragó, cuya conferencia trató sobre el ensanche de Cerdá en Barcelona. Estas conferencias pue-den verse como parte de un esfuerzo más amplio de parte de La Escuelita por cubrir algunos de los temas ignorados por Waisman, por llenar el vacío Rossi, por decirlo así. Pero a pesar de estos esfuerzos, los escritos de Waisman influenciaron la lectura de Rossi a través de América del Sur, en comparación con críticos y arquitectos europeos y norteamericanos, a menudo vistos como demasiado dis-tantes del contexto social y económico de la región.

(1) una versión preliminar de este ensayo se presentó en la conferencia aldo rossi l’architettura della città, en la università iuav, venecia, del 26 al 28 de octubre de 2011. quiero agradecer a los organizadores, fernanda de maio, alberto ferlenga y patrizia montini zimolo, y a tony díazpor sus impresiones y comentarios sobre las visitas de rossia buenos aires. la primera edición de summarios se publicó en noviembre 1976.(2) marina waisman, “textos de aldo rossi,” en summarios 22, agosto 1978), p. 140.(3) a través de oppositions books, la rama editorial del iaus, el instituto de estudios arquitectónicos y urbanos, fundado en 1967 por un grupo liderado por peter eisenman. colin rowe introdujo a eisenman en el racionalismo italiano. eisenman ha estado en contacto con la arquitectura italiana desde entonces. la revista oppositions se fundó en 1974.(4) nótese el título de esta revista. la primera edición se publicó en 1972. (5) en sus editoriales y artículos, waisman cita textos de revistas españolas, italianas y francesas. particularmente en los primeros años de publicación, summarios a menudo traducía y republicaba textos de estas revistas, incluyendo controspazio, lotus, 2c la construcción de la ciudad,y l’architecture d’aujourd’hui. a esta lista se sumaron posteriormente oppositions y assemblage.(6) aldo rossi, “clase número 1” en la escuelita: 5 años de enseñanza alternativa de arquitectura en la argentina, 1976/1981. buenos aires, argentina: espacio editora, 1981, p. 119.(7) titulado racionalismo a tres voces: summarios 22 (agosto, 1978). no sabemos si waisman estaba al tanto de la próxima visita de rossi, aunque antonio díaz considera que es poco probable. díaz, en conversación con la autora, octubre 2011.(8) marina waisman, “editorial,” en summarios 22 (agosto, 1978), p. 126.(9) aldo rossi, “clase número 3” en la escuelita, 128-130. según díaz, rossi encontró el número de summarios caminando por buenos aires. waisman no estuvo presenteen las conferencias. (10) rossi, “clase número. 3,” p. 128.(11) ver summarios 13: arquitectura crítica/crítica arquitectónica (noviembre, 1977).(12) “dos introducciones a agrest-gandelsonas-machado-silvetti”, en summarios 13 (noviembre, 1977), p. 4. summarios acababa de comenzar su publicación, la crítica de viñolyes para summa.(13) gandelsonas fue director ejecutivo del iaus en 1983 y agrest una de sus primeros miembros. gandelsonas también fue editor de la publicación del instituto, oppositions, en la cual todos fueron publicados. la firma agrest y gandelsonas seestableció en 1980, basada en nueva york machado y silvetti han trabajado juntos desde 1974, la firma se incorporó en 1985. están basados en boston, ma. los cuatro arquitectos han enseñado primariamente en el noreste de los estados unidos.(14) el proyecto más amplio de la escuelita en el contexto del entorno político de argentina en ese momento está fuera del alcance de este ensayo.

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Nueva YorkAgrest jugó un rol importante en la introducción del traba-jo de Rossi en los Estados Unidos, a través de la figura de Manfredo Tafuri. En 1974, Agrest organizó una conferencia en Princeton en donde Tafuri presentó una versión tempra-na de su ensayo L’architecture dans le Boudoir. Esta versión presenta una comparación entre la arquitectura “locuaz” de James Stirling y las ”formas silenciosas” de Rossi. Oppositions publicó el ensayo y le prestó aten-ción a Rossi en su número 5 (1976), publicando su texto “El azul del cielo,” junto al ensayo de Rafael Moneo sobre el cementerio de San Cataldo, en Módena. El enfoque en Rossi continuó con una exhibición de sus dibujos organiza-da por el IAUS en Nueva York en 1979. En su introduc-ción al catálogo, Eisenman hace énfasis en las cualidades enigmáticas y poéticas de los dibujos, y menciona la próxi-ma publicación de La arquitectura de la ciudad como un texto que situará “pero no explicará enteramente” las ideas de Rossi sobre la analogía.La traducción al inglés se publicó por Oppositions Books en septiembre de 1984, el mismo año que el ensayo de Eisenman sobre el fin del clásico, una lectura de las simulaciones de Baudrillard que argumenta el fin de la representación a favor de un estudio de los procesos internos de la ar-quitectura: la arquitectura como texto. La sincronía de estas publicaciones nos permite ver cómo el contexto teórico había cambiado. El interés de Eisenman por el con-cepto de autonomía disciplinaria lo hacía particularmente receptivo al uso del término por parte de Rossi. Pero como editor de la publicación en inglés, Eisenman estaba inte-resado en desplazar el significado del término hacia su propia agenda. El proyecto de Rossi estaba enfocado en la autonomía de la disciplina en la creación de un lenguaje de formas validadas gracias a sus lazos con la memoria y la comprensión humanas. En 1982, en su tercera visita a Buenos Aires, Rossi enfatizó que “solo la preocupación por lo humano me parece condición necesaria para una buena práctica de la arquitectura”. Este humanismo, aclaró, “evitará a la arquitectura enajenaciones y ensi-mismamientos”. Estas palabras bien podrían usarse para describir la posición de Eisenman, que combinaba el linaje formal de Rudolf Wittkower y Colin Rowe, justamente para aislarse de las preocupaciones humanistas tan importan-tes para Rossi. Para entonces, Rossi estaba al tanto de las connotaciones del término autonomía en la academia de los Estados Unidos, y podemos leer en sus palabras el deseo de distanciarse de esta conversación.En su prefacio, Eisenman admite que su introducción es una respuesta no solo al libro, sino también a escritos pos-teriores de Rossi incluyendo su Autobiografía científica, pu-blicada por Oppositions Books en abril de 1984, antes de

su publicación en italiano, y sus proyectos y ensayos sobre la analogía. En su introducción, la analogía se convierte en una sombra humanista y nostálgica que flota sobre la autonomía. Eisenman escribe: “La sombra del poeta hu-manista flota continuamente sobre la figura del investiga-dor autónomo”. La agenda de Eisenman contrastaba fuertemente con los argumentos de Waisman a favor de una arquitectura social, dependiente de factores externos, y su cautela hacia procesos internos, puramente formales. Si Waisman leía el formalismo de Rossi como excesiva-mente autónomo, para Eisenman no lo era lo suficiente, y hacía falta librarse de todo ese humanismo que ensom-brecía al proyecto. De manera paralela a la recepción de Waisman en América del Sur, la introducción de Eisenman al libro tendría un gran impacto en América del Norte, en donde aún es asignada a estudiantes junto al libro de Rossi, generalmente reducido a la lectura del primer capítulo.

Figura/VacíoOtras interpretaciones equivocadas fueron producto de la traducción. Waisman y Eisenman eran escritores y lectores muy diferentes; las citas abundantes de material en fran-cés, inglés e italiano de Waisman contrastan con la depen-dencia de Eisenman por traducciones al inglés. Específi-camente en la traducción del libro, la proximidad entre el italiano y el español hizo que algunas ideas se tradujeran más fácilmente, en contraste con la traducción al inglés en la que notoriamente el término fatto urbano fue traducido como urban artifact. Este cambio introdujo una serie de connotaciones diferentes a los lectores de habla inglesa, mientras que en español la frase “hecho urbano” perma-nece más cerca del original. Como familias relacionadas de verbos y sustantivos, en español “hacer/hecho” tienen connotaciones similares que “fare/fatto” en italiano: estos hechos son el producto de una acción, y un rastro de esta agencia permanece en el sustantivo. En contraste con las lenguas latinas, en inglés el verbo to do no tiene un sustan-tivo equivalente, de manera que ni la palabra más cercana fact ni el término finalmente escogido artifact tienen el sig-nificado explícito de ser el producto de una acción, perma-neciendo más distantes del fatto urbano de Ross. De manera conveniente para Eisenman, un artefacto es, des-pués de todo, un ente autónomo.Además, tenemos el desplazamiento en el tiempo, que aumentó la distancia a nivel teórico y político. Si Waisman en los años setenta basaba su argumento en un sólido te-rreno estructuralista, para los ochenta, Eisenman estaba explorando el paisaje más inestable del posestructura-lismo. Las taxonomías tipológicas sobredeterminadas de Waisman eran, precisamente, el tipo de clasificación que el posestructuralismo estaba interesado en desestabilizar.

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(15) la conferencia se tituló “practica, teoría y política en la arquitectura” y tuvo lugar en la universidad de princeton, en abril de 1974. el ensayo de tafuri se publicó en inglés poco después. ver tafuri, “l’architecture dans le boudoir,” en oppositions 3 (mayo, 1974), p. 37-62. el número no fue publicado hasta 1975.(16) esta versión del ensayo precede al panel de la città analoga de rossi, que hizo que tafuri cambiara su argumento para la versión final publicada como un capítulo de la esfera y el laberinto.(17) en 1976 rossi había ganado el concurso, pero la construcción aún no había comenzado.(18) moneo, “aldo rossi: the idea of architecture and the modena cemetary”, en oppositions 5 (1976), p. 1-30. otro texto de rossi fue publicado en inglés el mismo año: “an analogical architecture” en a+u 65 (1976). este fue el año que eisenman lideró la delegación de los estados unidos a la bienal de venecia.(19) eisenman, prefacio en aldo rossi in america: 1976 to 1979. new york: institute for architecture and urban studies, 1979, p. 1.(20) eisenman, “the end of the classical: the end of the beginning, the end of the end”, en perspecta 21 (1984), p. 154-173.(21) aldo rossi, citado por rafael iglesia, “de la visita de aldo rossi”, diario clarín, noviembre 5, 1982.(22) como editor, eisenman escribió un prefacio y una introducción.(23) eisenman, introducción en the architecture of the city. cambridge, ma: the mit press, 1982, p. 11.(24) en la traducción al inglés, una nota del editor aclara que el término es originalmente francés (faite urbaine) y que su significado original no es traducible ni al italiano ni al inglés. la nota tiene un tono de disculpa que sugiere que el italiano fatto urbano es tan inapropiado como el inglés urban artifact, un caso difícil de probar dadas las similitudes entre el francés faire/faite y el italiano fare/fatto. ver nota del editor, the architecture of the city, 22. en una entrevista en enero 26, 2012, eisenman aclara que la decisión de usar el término urban artifact se tomó para evitar la confusión con usos previos de la frase urban fact en inglés, usualmente en referencia a la contabilización de poblaciones o edificios. la entrevista está disponible en abitare desde febrero 3, 2012 http://www.abitare.it/it/architecture/peter-eisenman-racconta-aldo-rossi/.(25) en su introducción a la traducción al inglés, rossi habla de ciudades de américa del norte y del sur, aunque no tiene en cuenta que muchas ciudades de américa latina fueron construidas en base a retículas aztecas e incas que preceden a la conquista española. este no es, por supuesto, el caso de buenos aires.(26) las fechas corresponden a las publicaciones originales en inglés.(27) uso el término posmodernismo aquí simplemente para definir un período histórico, incluyendo diferentes tendencias, y dependiendo a grandes rasgos de la definición de tafuri sobre el significado del período en la arquitectura.

El contexto político era también por completo diferente. En el Sur, el libro se leyó durante dictaduras militares y repre-sión; incluso Waisman tendría sus propios problemas para enseñar a fines de los sesenta. Este contexto le da una ur-gencia particular a los argumentos a favor de una arquitec-tura informada por factores sociales externos. En el Norte, el libro de Rossi llegó durante la presidencia de Ronald Reagan, en pleno posmodernismo. En este contexto, Eisenman hacía eco de los argumentos de Theodor Adorno y Clement Green-berg, que propusieron la autonomía disciplinaria como re-sistencia a la reificación. Pero como lo notaría Tafuri, la mar-ca Eisenman de juego arquitectónico tenía más que ver con escapismo que con crítica política.De forma adicional, los continentes habían experimentado diferentes modernidades: el Sur, influenciado por la ima-gen del Estado; el Norte por las demandas del capital, y tenían relaciones totalmente diferentes entre la arquitec-tura moderna y la ciudad. Si bien el sur había construido Brasilia, también había sido capaz de negociar la moder-nidad como parte acumulativa de la fábrica o textura de ciudades más antiguas. En América del Norte, el creci-miento de los suburbios fácilmente se apropió de la nece-sidad moderna de espacio y velocidad, y críticos como Jane Jacobs (Vida y muerte de las grandes ciudades, 1961), Kevin Lynch (La imagen de la ciudad, 1960) y más tarde Colin Rowe (Ciudad collage, 1978, con Fred Koetter) lamentarían las in-tervenciones urbanas de la arquitectura moderna. Por lo tanto, la recepción en diferentes temporalidades y contextos, en efecto, creó dos libros diferentes: versiones ligeramente distorsionadas que sirvieron a distintas agen-das y audiencias.Para comprender estas distorsiones, quiero regresar a la analogía de figura/vacío. En su cuidadosa selección de tex-tos de Rossi, y en el posterior rechazo de sus escritos so-bre los temas de la tipología y la ciudad, Waisman creó un marco, un vacío, alrededor del libro. Al borrar a Rossi de la discusión del tipo, Waisman intentó abrir un espacio para el uso de la tipología en una arquitectura que aún es vista como moderna, y así demorar las tendencias más histori-cistas o autónomas del posmodernismo. Si Waisman excavó un vacío alrededor del libro, Eisenman dio forma al pensamiento de Rossi a través de una figura autónoma. Pa-radójicamente, tanto la agenda autónoma de Eisenman como la social de Waisman eran argumentos a favor de la moderni-dad. Pero en contraste con la defensa de Waisman en contra de formalismos o historicismos excesivos, Eisenman aspira-ba a una modernidad que la disciplina nunca había tenido, esto es, una modernidad basada en los procesos internos de la forma. Al empujar y desplazar el trabajo de Rossi en contra, o a favor de cada una de sus agendas, estos críticos crearon diferentes perfiles de una figura y vacío que no coinciden. Comprender la distancia entre estos perfiles y los contextos bajo los cuales las traducciones fueron recibidas nos permite facilitar el diálogo entre los discursos a menudo distantes en-tre el Norte y el Sur del continente americano.