TRAGEDIA DEL AIRANE5

Tanto sacrificio perdido en 1 minuto

• Nueve años de construcción y ensayos y cerca de un billón de pesetas se hicieron añicos bajo el cielo de Kourou, en la Guyana Francesa. Aquella tarde del 4 de junio de 1996, a las 3.35, hora peninsular, uno de los cohetes más potentes del mundo, el Ariane 5, se convertía, en pleno vuelo, en una enorme bola de fuego, tras despegar de la base de lanzamiento de la Agencia Europea del Espacio (ESA). Todo ocurrió en menos de un minuto, cuando el cohete se encontraba a sólo 3.400 metros del suelo. La explosión, seca, cubrió la base y sus proximidades de grandes chorros de humo y cientos de cascotes disparados del fuselaje como si se tratase de meteoritos. El cohete comenzó a inclinarse y llegó a romperse cuando sólo habían transcurrido 37 segundos desde el inicio del lanzamiento.

Un fallo informático llevo al desastre

• Un fallo informático incomprensible, según lo llegaron a calificar algunos expertos, fue el causante de la catástrofe. Veinticuatro horas después, y sin que le diera tiempo de digerir el mal trago, Jean-Marie Luton, director general de la ESA salía al paso de la situación y exclamaba "¡Hay que lanzar otro cuanto antes!". Más de dos años después, la tensión en el centro espacial de la Guyana va en aumento. Todo estaba preparado para el 23 de octubre de 1998. Y añadía: "Esta vez no podemos fallar. Sólo hace falta que la suerte nos acompañe, aunque sea un poquito".

Proceso antes del despegue

• Cinco horas antes del despegue los científicos comienzan a llenar los depósitos de combustible del supercohete. Ésta es una de las operaciones más delicadas, ya que el mínimo fallo pondría en serios aprietos la misión e, incluso la propia integridad del aparato. En total, 237 toneladas de propergol, 130 de oxígeno líquido y 25 de hidrógeno líquido proporcionan al Ariane 5 el impulso suficiente para salir disparado a 7.200 kilómetros por hora. Sólo el Saturno V, que llevó al hombre a la Luna, y el Larga Marcha chino podrían hacerle frente.