Traje Egipcio

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Egipto LA INDUMENTARIA EGIPCIA (siempre que analicemos las prendas de moda en una sociedad, encontraremos discrepancias entre las que utilizaban las clases poderosas, y los trabajadores o esclavos) 1. Para los hombres En el Imperio Antiguo se utilizaba el schenti (Sken-tee), o faldellín , una tela rectangular cuyos extremos se cruzaban y anudaban a la altura de la cadera, y llegaba por encima de las rodillas. En ocasiones utilizaban pieles animales, como el leopardo, otorgándole poder a quienes la usaban, ya sean soldados o figuras religiosas, en eventos sociales o festividades. Los trabajadores iban desnudos o con un ligero paño de lino, más pequeño, a modo de "chiripá". Estas prendas eran un elemento indispensable, sobretodo para quienes debían trabajar a plena luz del día, posibilitándoles el movimiento y alivianándolos de ropa. En el Imperio Medio, el schenti se alargó, los hombres comenzaron a utilizar elaborados adornos prendidos al cinto, y a finales de este periodo usaron un doble schenti con una faja triangular. En el Imperio Nuevo, los hombres importantes solían utilizar una capa o saya sobre los hombros para cubrirse el torso. Las prendas eran las mismas, pero compuestas de piezas de tela más grandes y con drapeados más intrincados y decorados. Ambos sexos utilizaban schenti drapeados y plisados, sostenidos por prendedores, tirantes o fajas, y con mangas hasta los codos. En este punto, el vestir egipcio se vio influenciado por los persas griegos que sucesivamente los conquistaron hasta la victoria romana. Los hombres cambiaban su vestimenta con mayor frecuencia que las mujeres, se estima según los pictogramas que los hombres tenían más de 40 indumentos distintos de variada forma, largo y detalle. Sin embargo, son las mujeres quienes introducen mayores cambios. 2. Para las mujeres En el Imperio Antiguo el kalasiris o túnicas carecían de cortes y costuras, eran paños envolventes, drapeadas al cuerpo; eran ajustadas y caían desde el pecho hasta los tobillos, sujetas por anchos tirantes. La sobriedad tanto en la indumentaria como en el peinado marca la pauta de esta época. El vestido femenino

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EgiptoLA INDUMENTARIA EGIPCIA

(siempre que analicemos las prendas de moda en una sociedad, encontraremos discrepancias entre las que utilizaban las clases poderosas, y los trabajadores o esclavos)

1. Para los hombres

En el Imperio Antiguo se utilizaba el schenti (Sken-tee), o faldellín, una tela rectangular cuyos extremos se cruzaban y anudaban a la altura de la cadera, y llegaba por encima de las rodillas. En ocasiones utilizaban pieles animales, como el leopardo, otorgándole poder a quienes la usaban, ya sean soldados o figuras religiosas, en eventos sociales o festividades.

Los trabajadores iban desnudos o con un ligero paño de lino, más pequeño, a modo de "chiripá". Estas prendas eran un elemento indispensable, sobretodo para quienes debían trabajar a plena luz del día, posibilitándoles el movimiento y alivianándolos de ropa.

En el Imperio Medio, el schenti se alargó, los hombres comenzaron a utilizar elaborados adornos prendidos al cinto, y a finales de este periodo usaron un doble schenti con una faja triangular.

En el Imperio Nuevo, los hombres importantes solían utilizar una capa o saya sobre los hombros para cubrirse el torso. Las prendas eran las mismas, pero compuestas de piezas de tela más grandes y con drapeados más intrincados y decorados. Ambos sexos utilizaban schenti drapeados y plisados, sostenidos por prendedores, tirantes o fajas, y con mangas hasta los codos. En este punto, el vestir egipcio se vio influenciado por los persas griegos que sucesivamente los conquistaron hasta la victoria romana.

Los hombres cambiaban su vestimenta con mayor frecuencia que las mujeres, se estima según los pictogramas que los hombres tenían más de 40 indumentos distintos de variada forma, largo y detalle. Sin embargo, son las mujeres quienes introducen mayores cambios.

2. Para las mujeres

En el Imperio Antiguo el kalasiris o túnicas carecían de cortes y costuras, eran paños envolventes, drapeadas al cuerpo; eran ajustadas y caían desde el pecho hasta los tobillos, sujetas por anchos tirantes. La sobriedad tanto en la indumentaria como en el peinado marca la pauta de esta época. El vestido femenino evolucionará a lo largo de la historia de Egipto, mientras que el del hombre mantendrá el schenti corto.

En el Imperio Medio el busto se muestra sin reparos, la túnica ajustada desde debajo del pecho hasta el tobillo. Había modelos de trajes amplios con mangas, pero no era lo habitual.

En cambio, el Imperio Nuevo es el auge de las transparencias y los pliegues, marcando el cuerpo con otra sensibilidad y logrando una silueta de curvas suaves. El kalasiris se sujetaba a la cintura con fajines de colores o cenefas, que se entreabrían dejando ver las piernas de sus dueñas. Ciertas veces se cosían plaquitas, de fayenza o pasta de cristal, que al caminar chocaban entre sí produciendo un sugerente sonido como de campanillas.

Sobre el kalasiris se superponía una saya o capa corta plisada, con la que se cubría los hombros en forma de abanico. El kalasiris que usaban las mujeres de los campesinos y artesanos, eran más amplios, permitiéndoles trabajar con mayor comodidad.

ACCESORIOS

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Dado que las tipologías de la indumentaria no variaban mucho, eran necesarios los accesorios para lograr distinción y prestigio.

Las Pelucas se realizaban con cabello natural o con fibras vegetales. Los sacerdotes tomaron la costumbre de afeitarse la cabeza y el rostro, así como todo el cuerpo, en señal de pureza, y así los siguieron los nobles. Aunque hay ejemplos, en el Imperio Antiguo, de funcionarios con bigotes. El uso de la barba no era habitual aunque se la encontrase en campesinos desaseados o en quienes la dejaban crecer como señal de duelo. Esa barba en nada se asemejaba a la de los faraones, en lapislázuli, que era señal de divinidad.

Tanto las mujeres como los hombres se afeitaban el cuerpo entero, incluyendo la cabeza. El pelo en un país con intenso calor, era poco querido entre los egipcios. Sin embargo, las pelucas, de melena corta durante el Imperio Antiguo y alargándose hacia el Imperio Nuevo, se usaban como elemento de connotación erótica, al igual que el tipo de peinado que llevasen.

“Así, por ejemplo, “En el cuento de los Dos Hermanos”, la esposa del hermano mayor, intenta seducir a su cuñado valiéndose del atractivo que le da su peluca. O también en el cuento “El Broche de Turquesa”, el Rey Snofrú se divertía con “… veinte muchachas de pechos bien formados y cabellos rizados…”. O, el caso de la amante que, avergonzada, se excusa por no haber arreglado adecuadamente sus cabellos debido a la prisa por correr hacia su amado, cuando dice “… Sólo he trenzado la mitad de mi peinado, vine a toda prisa y descuidé mi tocado.”. Cuando una mujer se citaba con su amado o se preparaba para el amor, se dedicaba mucho más y tenía más cuidado en arreglar su peluca o en aparecer muy bien peinada. Tan importante era el llevar bien peinada la peluca que, las sirvientas arreglaban el cabello de las damas invitadas a un banquete. “ (“La Indumentaria egipcia, por Joana Baqué)

Durante el Imperio Medio el tratamiento dado a las pelucas se iría complejizando, se trataría de pelucas más pesadas, en forma de rollo (imitando la iconografía de la diosa Hat-Hor), bipartitas, tripartitas, y cuadradas, estarían adornadas con moños o piezas de oro.

A continuación se puede ver una peluca cuadrada trenzada con las puntas cosidas para que no se desarmaran y un paño bordado en piedras semipreciosas cubriendola. Debajo a la izquierda otra peluca tripartita, dividida en tres particiones, dos a cada lado y una más emplia que caía en la espalda. A la derecha se pueden ver a las doncellas que atendían en los banquetes que iban con las cabezas rasuradas o con algunos mechones. En la imagen aparecen de un tamaño inferior, que a nuestras reglas de proporciones podríamos considerar niñas, pero nótese que la proporción de ellas es de una mujer adulta, pero la ley pictórica egipcia establecía una relación de tamaño-jerarquía.

En el Imperio Nuevo las pelucas eran más pesadas, con pequeñas trenzas, tirabuzones u ondas a media espalda, y adornadas con joyas semi preciosas o con coronas de nenúfares.

Las pelucas se guardaban en cajas junto a las “tenacillas” para ondular el cabello, y la cera de abeja para fijar las ondas. Las sirvientas, no utilizaban pelucas y llevaban el cabello largo.

Se encontró un taller de pelucas con vasos de alabastro que contenía pelo humano, redes de lino en forma de gorro que servían de base para las pelucas y que se ataban a la cabeza, una caja que contenía alfileres de hueso, una punzón de bronce, y fragmentos de dos cuchillos de sílex. Acudían a un modelo de cabeza en el cual se trazaban en líneas negras la estructura de la peluca, tratamiento que se hace hoy en día para sombreros, incluso el que hacen los sastres de alta costura sobre el cuerpo del maniquí.

Para cubrir la cabeza usaban un tocado particular, el Claf, conformaba por un lienzo de lino aprestado en forma cuadrangular cuyos extremos superiores se sujetaban bajo la nuca quedando bien firmes por sobre la frente, y quedando los extremos inferiores sueltos a los lados cubriendo

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la cabeza. (como se puede ver en la imagen de la derecha).

Los trabajadores podían utilizar paños de lino atados detrás de la nuca con algún cordón, evitando así el polvo y la suciedad en su cabello, que el sudor no descendiera a su ojos y que el cabello no estorbara en su tarea. Este paño era llamado “el paño de los aventadores”. (ver la imagen del ángulo inferior derecho).

La utilización de una diadema de oro y piedras semipreciosas y la piel de un felino, como el leopardo, rodeando el torso a modo de capa y sujeta con sus propias garras, eran símbolo de realeza. Más arriba vemos una diadema con el símbolo de la serpiente cobra o uraeus, símbolo de la soberanía.

También utilizaban un gorro, como base de las pelucas, que podían colocarselo solo para cubrir el cráneo rasurado.

El calzado más utilizado eran las sandalias cuya materia prima era, generalmente, el junco o el papiro. Los egipcios eran duchos en el curtido del cuero, el cual utilizaban como tiradores para las túnicas, o bien, en el calzado, por cierto muy costosos. Las sandalias comunes o para la vida cotidiana se hacían de papiro, las especiales en cuero, madera, hojas de palmera, metales preciosos y hasta marfil de elefante.

En egipcio sandalia se denomina “tbwt”, las había en negro o en blanco de acuerdo a la situación de uso, las blancas eran de uso ritual, y las negras de uso diario. En la vida cotidiana el hombre común iba descalzo y solo en ocasiones especiales usaba sandalias. Cuando tenían que ir a algún sitio las portaban en la mano o las ataban al extremo de un bastón, y las calzaban cuando llegaban a destino.

El rey, en cambio, poseían un funcionario cuyo título nobiliario era el de "Porta sandalias del Rey", miembro de la familia real que llevaba las sandalias atadas a su muñeca izquierda y un cuenco en su mano derecha, una caja pequeña atada alrededor de su cuello que contendría el sello del rey, y un taparrabos de dos largas tiras que colgaban sobre sus muslos. Una de las teorías dice que el cuenco servía para recoger la sangre de la víctima en la ceremonia del mazazo en la nuca. En estas ocasiones el porta sandalias era la mano derecha del rey, adquiriendo un rol de gran importancia, y sugiriendo por metonimia las connotaciones que tenía en su época el calzado, considerándose incluso, según la iconografía, símbolo de la vida.

Otra interpretación sobre la importancia de este calzado es la de su finada autoridad, al usar los faraones sandalias con la punta levantada señalando al cielo, al espíritu elevado; y a su vez, representaban en su suela a los enemigos de modo que mágicamente el rey los pisoteara cada vez que daba un paso, y quedase por sentado su predominio.

Los trabajadores vestían un schenti simple y sandalias de junco que eran provistos por el Estado, además de una pieza de fino lino para ocasiones especiales. Los niños de las clases trabajadoras iban desnudos y descalzos hasta la pubertad, por lo tanto no hay calzados de esta tipología.