Trampas psicologicas

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Las 10 trampas psicológicas en la toma de decisiones Universidad Fermín Toro Vice-Rectorado Académico Escuela de Administración Integrante: Eduardo Marrufo CI: 20.017.383

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Las 10 trampas psicológicas en la toma de decisiones

Universidad Fermín ToroVice-Rectorado AcadémicoEscuela de Administración

Integrante:Eduardo MarrufoCI: 20.017.383

La trampa del Ancla

Cuando considera una decisión, la mente da un peso desproporcionado a la primera información que recibe. Las impresiones

iníciales, estimaciones o datos, anclan los pensamientos y juicios subsiguientes.

La trampa de la resistencia al cambio

La trampa de la resistencia al cambio (statu quo) es donde nuestra toma de decisiones está sesgada hacia la situación actual (status quo), por lo general en un intento subconsciente para proteger nuestro ego de fracaso. El statu quo es la opción "segura".

La trampa de los costos irrecuperables

Los costos recuperables son antiguas inversiones de dinero o tiempo que no se puede recuperar. Esta trampa es muy fácil caer ya que en las empresas están haciendo prestamos para recuperar el dinero perdido durante de la inversión.

La trampa de ver lo que nos da la gana

A menudo buscan pruebas u opiniones que apoyan y justifican nuestra posición o las decisiones y poner más peso sobre estas cuestiones que se merecen. inconscientemente buscaremos y resaltaremos información que afirme nuestro punto de vista y evitaremos tomar nota de información que lo contradiga.

La trampa de la forma de hacer las preguntas

Los estudios han demostrado que en situaciones en las que los encuestados se les pidió que elegir entre dos alternativas de igual valor si la pregunta se planteó como una ganancia, entonces la gente responde al ser más reacios al riesgo - que seleccionar la opción menos arriesgada. Sin embargo, si la misma cuestión se plantea en términos de pérdidas evitando entonces la mayoría de las personas se vuelven búsqueda de riesgo - que se seleccione una opción más arriesgada. 

La trampa del exceso de autoconfianza

cuando hacemos estimaciones tendemos a creer que son más exactas de lo que realmente son. Supongamos que nos piden estimar la altura de la Torre Eiffel. Nuestra estimación es: "de 270 a 300 metros" ¿Suena razonable? Hemos dado un margen de error de aproximadamente un 10%.  Sin embargo, estudios en psicología cognitiva demuestran que el margen de error de las estimaciones que hace la gente común es del 20 al 30%. Si asumimos que nuestras estimaciones son más precisas de lo que realmente son, es decir, si pecamos de "exceso de autoconfianza", estaremos incrementando innecesariamente el nivel de riesgo que asumimos en la decisión que estamos tomando.

La trampa de los raros eventos catastroficos

La gran mayoría de la gente amplifica la probabilidad de que ocurran raros eventos catastróficos. Por ejemplo, experimentamos más ansiedad al viajar en avión que al viajar en coche, pese a que (en general) la probabilidad de tener un accidente de avión es mucho menor que la probabilidad de tener un accidente de coche.

Los raros eventos catastróficos reciben mucha mayor atención mediática y nuestro cerebro tiende a asociar la frecuencia del evento con la intensidad con la que se nos transmite la noticia

La trampa de los estereotipos

Supongamos que nos presentan a Juan, un tipo bajito, más bien delgado, con gafas circulares, con peinado raya al medio. ¿Es más probable que Juan sea bibliotecario o comercial de empresa? La gran mayoría de las personas diríamos que es más probable que sea bibliotecario, sin tomar en cuenta que en el mundo existen muchos más comerciales de empresa que bibliotecarios. Al hacer estimaciones, tendemos a dejarnos llevar por estereotipos irracionales que muy frecuentemente nos inducen al error.

El hecho de que exista un mayor número de comerciales de empresa que de bibliotecarios implica que sea más probable (o al menos más probable de lo que pensamos) que ese tipo bajito, más bien delgado, con gafas circulares, con peinado raya al medio sea comercial de empresa.

La trampa de exceso de prudencia

Supongamos que un directivo pide a su subordinado que haga una estimación de las ventas del próximo año. Éste, a su vez, pide al técnico de marketing que haga la estimación, ya que "es él quien trabaja con los datos de campo". Se ha demostrado que en estos casos lo más probable es que el técnico de marketing haga una estimación precisa, pero al comunicarla la distorsione "hacia el lado de la seguridad"

Como consecuencia, la decisión final será tomada sobre la base de una estimación exageradamente distorsionada, alejada de la realidad.

La trampa de la buena racha

Supongamos que estamos jugando a los dados y en los cuatro últimos tiros hemos sido muy afortunados. Si somos como la generalidad de las personas, tenderemos a creer que existe una probabilidad exageradamente alta ("la mano mística", la "suerte") de que el siguiente tiro nos sea también favorable. Esta creencia ilusoria ha sido la ruina de muchos jugadores compulsivos y puede llevarnos también a nosotros a tomar malas decisiones. Objetivamente, la fortuna que hayamos tenido en los cuatro tiros anteriores no afecta el resultado del próximo tiro.

La trampa de los muy afortunados

Muchos de nosotros pensamos que no somos buenos en los juegos de azar porque "casi nunca ganamos". A muchos de nosotros nos ha pasado que al jugar al bingo, por ejemplo, Nacho gana varias veces seguidas, pero casi nunca nos toca a nosotros ¿Significa esto que tenemos mala suerte? La respuesta es NO. La probabilidad de que ganemos varias veces seguidas es muchísimo menor que la probabilidad de que alguien más (cualquiera que sea) gane varias veces seguidas. 

Nos cuesta mucho entender que en los juegos de azar todos tenemos la misma probabilidad de ganar o perder.