Transferencia. Un Caso Clínico

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ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE PSICOANÁLISIS CURSO DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA MÓDULO CLÍNICO QUIÑONES, MARIANNA Transferencia: Un caso clínico. Se trata de un paciente de 16 años, que inicia tratamiento psicoterapéutico hace aproximadamente dos años en la institución donde laboro, debido a que presenta dificultades de aprendizaje, bajo rendimiento escolar, historia de repetición y un contexto sociocultural complejo. Su núcleo familiar pertenece a un estrato socioeconómico bajo. La madre es invidente por efecto de un glaucoma visual, sin embargo trabaja cuidando a una señora. El padre del joven muere cuando éste era pequeño. Tiene además un hermano por parte de mamá, quien pasa períodos viviendo en la casa con su hija, una niña de diez años. La psicoterapia, en un principio muy matizada por la situación escolar, inició como psicoterapia de apoyo y orientación en el aspecto académico, por lo que el paciente se enfocaba con repetida recurrencia en hablar acerca de las materias, de situaciones que se presentaban con sus compañeros o con su mamá, de manera superficial. Sin embargo, avanzado en las sesiones, fui modificando el encuadre hacia una psicoterapia psicoanalítica, por la presencia de graves conflictos en su relación con la madre. A pesar de ser un paciente exonerado del pago de la consulta fue regular en la asistencia a sus sesiones durante al menos el primer año. Al comienzo de este año, se lograron algunos avances que vinieron acompañados por ausencias repetidas y continuas. El contexto de esta sesión se da luego de tres semanas de ausencia, donde yo había dado por interrumpido el tratamiento. Ese día, veo al paciente en la sala de espera(unos bancos que quedan en el pasillo de la escuela de idiomas de la Universidad Central) y me sorprendo, pensando con rabia que se había ausentado las últimas tres sesiones y había venido a la consulta sin avisar. T: Hola Luis, tenía mucho tiempo que no te veía por aquí (lo digo con tono sarcástico) P: Sí lo sé, de hecho la llamé a un número que me había dado mi mamá pero me repicaba las primeras tres veces y después no caía la llamada.

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Un caso clínico de transferencia a la luz de diversos autores del psicoanálisis

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  • ASOCIACIN VENEZOLANA DE PSICOANLISIS

    CURSO DE PSICOTERAPIA PSICOANALTICA

    MDULO CLNICO

    QUIONES, MARIANNA

    Transferencia: Un caso clnico.

    Se trata de un paciente de 16 aos, que inicia tratamiento psicoteraputico hace

    aproximadamente dos aos en la institucin donde laboro, debido a que presenta

    dificultades de aprendizaje, bajo rendimiento escolar, historia de repeticin y un

    contexto sociocultural complejo. Su ncleo familiar pertenece a un estrato

    socioeconmico bajo. La madre es invidente por efecto de un glaucoma visual, sin

    embargo trabaja cuidando a una seora. El padre del joven muere cuando ste era

    pequeo. Tiene adems un hermano por parte de mam, quien pasa perodos viviendo

    en la casa con su hija, una nia de diez aos. La psicoterapia, en un principio muy

    matizada por la situacin escolar, inici como psicoterapia de apoyo y orientacin en el

    aspecto acadmico, por lo que el paciente se enfocaba con repetida recurrencia en hablar

    acerca de las materias, de situaciones que se presentaban con sus compaeros o con su

    mam, de manera superficial. Sin embargo, avanzado en las sesiones, fui modificando el

    encuadre hacia una psicoterapia psicoanaltica, por la presencia de graves conflictos en

    su relacin con la madre. A pesar de ser un paciente exonerado del pago de la consulta

    fue regular en la asistencia a sus sesiones durante al menos el primer ao. Al comienzo

    de este ao, se lograron algunos avances que vinieron acompaados por ausencias

    repetidas y continuas. El contexto de esta sesin se da luego de tres semanas de

    ausencia, donde yo haba dado por interrumpido el tratamiento.

    Ese da, veo al paciente en la sala de espera (unos bancos que quedan en el

    pasillo de la escuela de idiomas de la Universidad Central) y me sorprendo, pensando

    con rabia que se haba ausentado las ltimas tres sesiones y haba venido a la consulta

    sin avisar.

    T: Hola Luis, tena mucho tiempo que no te vea por aqu (lo digo con tono sarcstico)

    P: S lo s, de hecho la llam a un nmero que me haba dado mi mam pero me

    repicaba las primeras tres veces y despus no caa la llamada.

  • T: Bueno, realmente haba asumido que no volveras. De hecho, como sabes, luego de

    tres ausencias injustificadas eres suspendido del servicio.

    P: Si (baja la cabeza). Pero yo intent llamarla y he tenido unos das muy difciles, han

    pasado muchas cosas.

    T: Vamos a hacer algo. Hay una persona que ya est asignada para sta hora, si

    puedes esperar, podemos conversar luego de que termine.

    P: Bueno ok.

    Atiendo al otro paciente y cuando salgo, observo que el paciente en cuestin

    tiene una bolsa con una dona. Se para en el umbral de la puerta, estira el brazo y me

    dice Esto es para usted.

    T: Para m? Y eso?

    P: Bueno es un regalo para usted.

    T: Entiendo, muchas gracias (le digo mientras lo invito con un gesto a que pasemos al

    cubculo y nos sentemos.Coloco la dona encima del escritorio). Y qu te motivo a

    traerme este regalo?

    P: Es que me dio hambre y pens en usted (se re y se tapa los ojos).

    T: Qu curioso. Te dio hambre y pensaste en m.

    P: Si bueno (se re). Es que me dio hambre, fui a comprarme una dona y pens en usted

    (silencio breve). Tambin porque usted se qued aqu, esperndome despus de que

    yo (silencio)

    T: Despus de que te ausentaste por un tiempo.

    P: S bueno.

    T: Y es curioso que te haya dado hambre y pensaras en m. Porque pareciera que

    viniste aqu de nuevo buscando por una parte eso nutricio que consigues aqu, en este

    espacio que es diferente y donde te has encontrado con esa parte de ti mismo que, en

    lugar de recriminarte las cosas, te cuida y comprende. De hecho esa es la parte que

    quiso venir aqu hoy.

    P: S es que quise venir a dar la cara.

    T: Creo que estabas listo para una retaliacin de mi parte (el paciente hace un gesto

    como de no entender el trmino). Creo que estabas listo para que yo te suspendiera y te

    confirmara lo que t piensas de ti mismo, que eres muy malo. Como aquella vez que

    recuerdo venas tarde, y ya yo estaba en el metro y me viste con una cara brava. No era

    que yo estuviese brava, sino que t mismo te sentas culpable por haber llegado tarde y

  • esperabas que yo estuviera brava, esperabas recibir un castigo. Pero poco a poco, has

    comprobado en la experiencia que mucho de lo que t piensas respecto a las

    situaciones o a las personas no es realmente as, no es como t lo esperas. Por eso hoy

    te atreves a venir a la consulta y dar la cara como t dices.

    P: S la verdad es que vine a ver si todava tena chance de seguir. Pero esperaba (hace

    un gesto con la mano como de dar una nalgada).

    T: S, esperabas un castigo. Pero otro parte de ti tambin guardaba el mnimo rayito de

    esperanza de que quizs si tenas chance de recuperar tus sesiones.

    P: Ouch. (Silencio) Han pasado muchas cosas (silencio) Me fui de mi casa, como sabe

    mi mam se fue para Colombia y el otro da estaba en mi casa. Mi sobrina vena en la

    tarde del colegio y yo tena que salir, entonces haba pasta y le dej un pollo, sin

    cocinar, para que se lo friera y me fui. Yo no saba que ella no saba frer un pollo.

    Cuando llegu en la casa en la noche, despus lleg mi hermano y le pregunt a mi

    sobrina que qu haba comido en el almuerzo, ella le dijo que una pasta, entonces l le

    dice que si yo no le haba dejado comida, yo salgo y le digo que yo le haba dejado un

    pollo. l viene y me dice que ella est muy chiquita, que ella no sabe cocinar, que si las

    cosas eran as entonces que no contaba con l, que le iba a decir a mi mam que

    agarrara a su muchacho. Que de ahora en adelante no quera que yo le cocinara ni que

    le cocinara a mi hermana. Entonces yo le cont a mi mam y ella le dijo a mi hermano

    que la responsabilidad de la comida de la nia deba ser de l no ma. Pero igual, l se

    molest y yo decid irme para casa de mi ta. Pero ha sido raro, incmodo. Cuando mi

    mam se iba para Colombia, mi ta le ofreci que yo poda quedarme en su casa.

    T: Y qu es lo raro?

    P: No s, me siento diferente. Como que no son mis cosas, ni mi cama. El otro da me

    fui a dormir en el sof, yo duermo en una cama, mi ta en otra y mi primo en otra. Y

    viene mi ta y dice que no pudo dormir por los ronquidos, y yo no ronco pero si tengo

    una maa de hacerme as en la nariz y eso hace ruido. Entonces me fui a dormir en el

    sof, pero fue la peor idea que se me pudo haber ocurrido. Ellos tienen dos perros, y

    pase toda la noche (se rasca las piernas). Fue horrible. Y en la maana mi ta me dice

    Por qu dormiste ah? Entonces le dije una mentira, que me haba quedado

    dormido viendo televisin, pero la mentira me qued muy mal porque el televisor no

    sirve, entonces tuve que decirle la verdad, que no haba querido molestarla con mis

    ronquidos y me dijo Ay si, no te hagas la vctima. Es que no s, siento que los

    molesto. Adems con mi primo no me llevo muy bien que se diga. Yo lleve mi laptop

  • para conectarla all y estbamos los dos sentados en la mesa, cada uno con su

    computadora, y pareca que haba como un muro entre nosotros, no hablamos en todo

    el rato.

    T: Eso me recuerda a aquella vez que fuiste a pasar diciembre con tu familia, te sentas

    as, excluido, rechazado, que no comiste en la mesa con ellos.

    P: S com en la mesa, pero como dos metros ms all (se re).

    T: S, y eso era un poco lo que sentas, que no encajabas, que incluso molestabas. Y se

    parece un poco a lo que te est pasando ahorita en casa de tu ta. Y habra que ver si

    realmente les estorbas, porque si ella hizo el ofrecimiento fue porque tena la

    disposicin de recibirte.

    P: S bueno, y no hemos tenido problemas, slo un da que llegue tarde y cuando llegu

    mi ta Dnde estabas? Estbamos preocupados. Estaba en casa de un amigo, de mi

    casa es cerca pero de la de mi ta no, se hicieron como las 7 y no me di cuenta,

    entonces sal corriendo y llegu tarde. Pero slo fue eso, me dijo que no poda llegar

    tarde, que era peligroso pero ya, no pas de ah.

    T: Fjate, incluso se preocupa porque no has llegado. Qu ser entonces L, que

    continuamente en diferentes circunstancias, sientes que estorbas, que no eres

    bienvenido?

    P: No s (mira hacia abajo y se queda en silencio). Es que me siento incmodo, no es

    mi casa. Y tampoco puedo volver a la ma porque est mi hermano, y a l no lo quiero

    ver. O l no me quiere ver a mi, le dijo a mi mam que no contara con l para

    cuidarme, que no me iba a dar ms dinero ni nada.

    T: Si as parece, sientes que le estorbas a tu hermano, que me estorbas a m, que me ves

    brava cuando no vienes incluso que le estorbas a tu mam, que se va de viaje y no te

    lleva con ella. Y eso lo vives con mucha rabia pero tambin con mucha culpa, porque

    sientes que has hecho algo muy malo y que te lo mereces.

    P: No, no pero yo s que mi mam se quera ir desde hace tiempo. Quera ir a visitar a

    su familia y eso. Yo la entiendo porque all est una ta de ella que est muy enferma y

    ella quera ir a cuidarla, pero como yo estoy en clases y eso no me puedo ir con ella.

    T: Claro, y eso lo entiende la parte ms grande de ti. Pero hay una parte que todava

    est chiquita, que de momento quieres los cuidados de mam y que te quedas triste y

    rabioso cuando ella se va y te deja.

    P: Ouch (se queda en silencio unos minutos)

    T:Bueno L, se nos agot el tiempo por hoy Nos vemos la semana que viene?

  • P: Si si, nos vemos.

    El paciente acudi la semana siguiente y regularmente por un tiempo ms, hasta

    interrumpir de manera imprevista el tratamiento hace un par de meses, coincidiendo con

    la proximidad de las vacaciones. Como toda sesin de anlisis o de psicoterapia

    psicoanaltica, hay mucho material para trabajar desde un punto de vista clnico. Sin

    embargo, considero trabajar con la transferencia, como tema vital para la comprensin

    de todo proceso psicoteraputico y del conflicto psquico de cualquier paciente. Veamos

    primero algunas nociones tericas bsicas, para revisar luego diferentes desarrollos

    tericos en cuanto a las relaciones objetales, y por ltimo revisar estas posturas a la luz

    del caso clnico previamente presentado.

    Para 1914, Freud reconoce todos los cambios que ha experimentado la tcnica

    psicoanaltica desde sus comienzos y aunque se han ampliado algunas modificaciones

    hoy en da, en esencia se conserva lo que caracteriza al psicoanlisis: la asociacin libre.

    Y a pesar que en sus inicios la transferencia representaba ms un obstculo que una

    herramienta para el tratamiento, ya para Recordar, repetir y reelaborar Freud empieza

    a reconocer sus bondades. An con el anuncio del contrato psicoanaltico, los pacientes

    de Freud, en lugar de asociar libremente y recordar, actuaban sin darse cuenta,

    tendiendo a repetir compulsivamente aquello que les era imposible recordar. Los relatos

    que traa el paciente a la sesin podan ser sesgados, por lo que el material ms valioso

    sin duda para la interpretacin, comenz a venir del anlisis de la transferencia y la

    resistencia.

    La transferencia misma es una pieza de repeticin, que se da sobre situaciones

    del presente, entre stas sobre las vivencias con el analista. En cuanto a la resistencia,

    mientras mayor sea sta, ms ser sustituido el recordar por el actuar. Cuando la

    trasferencia es positiva, deca Freud (1914), hay mayor disposicin a recordar, pero si se

    vuelve hostil, necesitando de represin, el recordar es sustituido por el actuar. El

    paciente vive sus experiencias como actuales, reales y objetivas, y nosotros como

    terapeutas las reconducimos hacia su relacin con el pasado. Siempre claro, desde un

    marco comprensivo y emptico, pues el paciente se ver en la ardua labor de hablar de

    aquello que lo hace sufrir, de soportar el agravamiento de sus sntomas como

    consecuencia de acercarse a lo que deniega recordar. A esto Freud (1914) agrega que

    incluso, al progresar la cura, puede ocurrir la repeticin de mociones pulsionales

    nuevas, situadas a mayo profundidad. Sustituir su neurosis ordinaria por una neurosis de

    transferencia implica un nuevo estado, que ha asumido todos los caracteres de la

    enfermedad, pero constituye una enfermedad artificial asequible a nuestra intervencin.

    Freud (1917) agrega que cuando, a pesar de darse progresos en el tratamiento, de

    momento aparecen dificultades: el paciente sostiene que nada se le ocurre, da la

    impresin que ya no le interesa el trabajo analtico. Se est frente a una resistencia,

    generada porque se han colocado sobre el terapeuta intensos sentimientos de ternura o

    incluso enamoramiento, nico motivo por el cual el paciente ha accedido sin mayor

  • dificultad al trabajo analtico. La transferencia en efecto, se produce en todos los casos y

    desde el inicio porque viene ya preparada en el paciente y se expresa de diferentes

    maneras. Si se muda en resistencia, modifica la relacin bajo dos condiciones: cuando

    es tierna y se ha hecho tan fuerte que deja ver su procedencia de la necesidad sexual o

    cuando consiste en mociones hostiles que reflejan la ambivalencia de sentimientos.

    Al tratarse de un aspecto del pasado que el paciente repite en el aqu y el ahora,

    queda excluido tanto ceder a las demandas del paciente como rechazarlas, porque eso

    podra implicar repetir el desenlace anterior. Ya sea positiva o negativa, la transferencia

    es la investidura libidinal al objeto del analista y sin este vnculo, como ocurre en el

    caso de las neurosis narcisistas, la terapia no surte ningn efecto (Freud, 1917).

    Posteriormente la transferencia aparecer al servicio del instinto de muerte,

    como esa fuerza elemental que busca lo esttico, lo constante. Regida por la repeticin y

    el instinto de muerte, la transferencia pasa a ser lo resistido y demuestra que existe un

    impulso que tiende a repetir las situaciones del pasado para volver a un estado anterior.

    As, la repeticin de la vivencia no se encuentra bajo las mismas leyes del inconsciente

    que podamos ver en sus otras manifestaciones y al igual que cuando sucedieron

    originalmente, siguen siendo displacenteras, estn ms all del principio del placer

    (Freud, 1920).

    Habiendo revisado esto, y considerando las particularidades del caso antes

    expuesto, vemos como este paciente ve repetirse constantemente situaciones en su vida

    que parecieran tener algo comn, no slo con las personas de su entorno sino tambin

    conmigo como su terapeuta y que stas le generan dolor en tanto que no lo impulsan a

    generar vnculos, sino por el contrario a destruirlos. Y cmo plantea Freud, las

    vivencias que relata vienen teidas de su propio sesgo y de lo que el paciente est

    dispuesto o no a relatar. Por lo que, es en el aqu y el ahora de la relacin teraputica

    donde podemos revisar su compulsin a la repeticin. Cabe entonces preguntarse Qu

    es lo que el paciente repite en la transferencia?

    Para este punto, quiero valerme de las teoras de las relaciones objetales

    planteadas por Melanie Klein. A pesar de las elaboraciones de autores posteriores que,

    aunque se desligan en determinados puntos de los planteamientos de Klein, representan

    aportes importantes (Fairbain, 1941; Winnicott, 1956, c.p. Ruiz, 1986; Kohut, 1971, c.p.

    Etchegoyen, 2002) mi experiencia con este y otros paciente me ha llevado a inclinar mi

    proceder basndome en la existencia de la pulsin de muerte y del objeto como una

    necesidad de sobrevivencia del nio a los embates de esta pulsin, creando un objeto

    hacia el cual puede proyectar una parte del mismo.

    Como es bien sabido Klein (1952) describe el desarrollo psquico del beb como

    una transicin entre dos posiciones, llamadas as porque realmente no son fases

    claramente diferenciadas y el sujeto puede fluctuar entre una y otra. Me detendr ms

    sobre la posicin esquizoparanoide, que a mi parecer ayuda a esclarecer el material

  • clnico de este caso. Y esto porque varios aspectos de este paciente: un sper yo

    primitivo y punitivo, adems de mecanismos de defensa caracterizados por la

    proyeccin me hacen pensar que este paciente no ha consolidado la posicin depresiva y

    en consecuencia, flucta entre ambas posiciones.

    Desde su nacimiento, el beb experimenta emociones tan intensas que

    distorsiona el mundo en todo blanco o todo negro. Desde el momento del nacimiento se

    activa el instinto de muerte, la causa interna de ansiedad de aniquilamiento, trayendo

    como consecuencia que desde un principio entre la ansiedad de persecucin en la

    relacin del beb con los objetos. Luego entra el pecho de la madre, con el que el beb

    se relaciona parcialmente dirigiendo ya sean sus pulsiones orales-libidinosas u orales

    destructivas, las cuales se mantienen en equilibrio, siempre que no haya tensiones de

    hambre, donde las pulsiones de muerte son reforzadas. En nios en los que el

    componente agresivo innato es fuerte, la ansiedad persecutoria, la frustracin y la

    voracidad se despiertan como mayor facilidad y eso contribuye a las dificultades del

    nio para tolerar la privacin y manejar la ansiedad. Sin embargo, aunque en algunos

    casos la ansiedad persecutoria puede aumentar la voracidad, en otros puede

    transformarse en causa de las primeras inhibiciones de alimentacin (Klein, 1952).

    Considerando lo anterior, me llama la atencin que este paciente, luego del

    primera dilogo que tenemos por su llegada imprevista, tiene hambre y piensa en m. Si

    bien posteriormente en la sesin yo lo interpreto como lo nutricio que l consigue en la

    terapia, ese pecho bueno que lo alimenta, tambin resalta la rabia que yo sent por su

    ausencia injustificada a las sesiones, por lo que puedo pensar en la intensidad de la

    ansiedad persecutoria en el paciente, facilitada por mi actuacin de la transferencia, y

    cmo eso aument su voracidad.

    Agrega Klein (1952) que las vivencias de gratificacin y frustracin son tambin

    poderosas. Debido a la falta de integracin del yo y los procesos de escisin del yo y los

    objetos, en la medida en que el pecho gratifica es amado y sentido como bueno, y en la

    medida que es fuente de frustracin es odiado y sentido como malo. Incluso adquiere las

    cualidades oral-destructivas de las propias pulsiones del lactante cuando ste atraviesa

    estados de frustracin y odio. As mismo con las pulsiones sdicos-uretrales y sdico-

    anales. sta ansiedad persecutoria es en cierta medida contrarrestada por la relacin con

    el pecho bueno que tiende a idealizarse por la necesidad de contar con un objeto

    totalmente gratificador.

    En la medida en que la idealizacin deriva de la necesidad de proteccin contra

    los objetos perseguidores, es un medio de defensa contra la ansiedad. A travs de la

    idealizacin se recupera el pecho externo perdido y se reactiva la sensacin de tener el

    pecho ideal en el interior (poseyndolo). Esto implica el control omnipotente del objeto

    interno y externo, porque el yo asume la posesin total de ambos pechos, externo e

    interno. Esto pareciera estar ligado al proceso de negacin, que lleva al aniquilamiento

    de cualquier objeto o situacin frustradores y se asocia a un fuerte sentimiento de

  • omnipotencia (Klein, 1952). Esto se ve reflejado en la conducta del paciente de llegar

    tarde a casa de la ta, exponindose a una situacin peligrosa pero sin percatarse de ello,

    como si fuese capaz de destruir cualquier peligro con el pensamiento. Aunque debemos

    considerar que las conductas riesgosas son tpicas de un adolescente, creo que encierra

    el sentimiento de omnipotencia originado por todas las ansiedades caractersticas de esta

    etapa de la vida, que precisamente implican el duelo por la prdida de la niez.

    Este paciente idealiza a su madre de la misma forma que me idealiza a m. Esto

    sugiere claros mecanismos de escisin y proyeccin que mantenan su yo fragmentado y

    empobrecido, adems de completamente subordinado al objeto. Como sntomas podan

    observarse la prdida del apetito y un retraimiento en los vnculos afectivos. En

    momentos de menor ansiedad, este paciente puede relatar cmo vive a una madre que es

    persecutoria, que vigila que asista a sus clases, que es poco comprensiva. En otros,

    donde la ansiedad persecutoria se intensifica, tiene que idealizarla para negar la

    frustracin, como en esta situacin en particular cuando la madre se va y lo deja. Me

    idealiza a m de la misma forma. En un principio, mis interpretaciones eran aceptadas

    indiscriminadamente, adems la mayora de las sesiones iniciaban con alguna pregunta

    de tipo acadmico, como si yo fuera la fuente de todo saber. Es decir, haba una

    transferencia predominantemente positiva que en el fondo actuaba como resistencia en

    la medida que se transpona para no dejar ver el conflicto original (Coderch, 1990).

    En el contexto de las sesiones que antecedieron a esta, las interpretaciones

    ayudaron a recoger sus proyecciones en los objetos, haciendo que la escisin fuera de

    menor alcance y por consiguiente el yo del paciente era ms capaz de integrarse, de

    fortalecerse. En consecuencia, dispona de mayor energa y motivacin para dedicarse a

    los estudios, inclusive inici un acercamiento amoroso con una joven que conoci

    durante ese tiempo. Al introyectar una realidad externa ms tranquilizadora, mejora su

    mundo interno y esto a su vez mejora la percepcin del mundo externo. Se producen por

    consiguiente progresos esenciales en la organizacin del supery.

    La sntesis entre sentimientos de amor y pulsiones destructivas hacia un mismo

    objeto origina la ansiedad depresiva, culpa y necesidad de reparar el objeto bueno

    daado (Klein, 1952). Por este tiempo tambin el paciente pudo contactar con los

    sentimientos que le generaba no haber compartido nunca con la familia de su padre y

    saber muy poco de l, a raz de que su medio hermano le insista en compartir con su

    parte de la familia, que lo conoca desde pequeo y lo apreciaba. En una de estas

    sesiones, llor un buen rato y en silencio, cuando en otros momentos no poda tolerar el

    mnimo silencio que se presentara. La sesin siguiente relat cmo pudo asistir a una

    reunin de la familia paterna del hermano, y disfrut de compartir con ellos.

    Sin embargo, el viaje de la madre, la discusin con el hermano y la interrupcin

    del tratamiento despertaron una angustia por la prdida del objeto tan intensa que se

    activaron miedos paranoides y la consecuente activacin de mecanismos de defensa

    propios de la posicin esquizoparanoide. La escisin del objeto, que lleva a crear un

  • objeto bueno idealizado (madre buena terapeuta buena) y uno malo (madre mala

    terapeuta mala) y la consecuente escisin del yo. La intensa culpa sentida con la prdida

    del objeto, lo lleva a proyectar la parte mala de s mismo en el objeto (madre-terapeuta)

    llevndolo a ser una extensin de s mismo y a introyectar a un objeto perseguidor

    (Klein, 1952). Ante este punto no estoy completamente convencida, pues podra

    interpretar (como de hecho lo hice en la sesin) el acto de comprarme una dona como

    un acto de reparacin, por lo que la culpa, en lugar de ser persecutoria podra ser

    depresiva. Sin embargo, los intensos sentimientos de rabia que experiment en lo que

    creo era la contratransferencia sugieren una proyeccin tan masiva, que me llev a

    actuar en la transferencia lo punitivo de su sper yo, al decirle que deba estar

    suspendido del servicio por sus inasistencias. Tal como afirma Klein (1952) cuando la

    proyeccin est dominada por el temor a la persecucin, el objeto en el que ha sido

    proyectado lo malo se transforma en perseguidor por excelencia, porque se lo ha dotado

    de todas las cualidades malas del sujeto y la reintroyeccin de este objeto refuerza el

    temor a los perseguidores internos y externos.

    No obstante, me percato de lo castigador de mi intervencin e intento

    modificarla al decirle que lo atender una vez termine con el paciente que estaba

    asignado para esa hora. Esto pudo haber favorecido la reintroyeccin de un objeto

    bueno, reduciendo la ansiedad persecutoria, haciendo que el yo adquiera mayor fuerza e

    integracin. Adems, considero que introduciendo el criterio de realidad al hacerlo

    esperar (frustrarlo) de forma firme pero emptica, se integra el objeto como total e

    independiente del sujeto. El hambre y la bsqueda de comida posterior a esto me

    confirman la necesidad de introyeccin de un objeto bueno-nutricio, con el cual el

    paciente adquiere la capacidad de esperar, como el beb que debe esperar a que la mam

    lo amamante. No obstante, lo concreto de este acto me hace pensar tambin que lo

    simblico an no est del todo instaurado en este paciente, pues no se conforma con la

    satisfaccin alucinatoria del deseo porque no tiene a la madre del todo introyectada,

    pero me parece que divago en este punto.

    A medida que el yo adquiere mayor capacidad para tolerar la ansiedad, los

    mtodos de defensa se modifican paralelamente, las pulsiones destructivas disminuyen

    y llega a su clmax la posicin depresiva. La ansiedad depresiva y los sentimientos de

    culpa se modifican en cantidad y calidad. La ambivalencia es ahora vivenciada

    predominantemente hacia un objeto total. Aunque el poder de las pulsiones destructivas

    disminuye, igual son percibidas como una amenaza para el objeto amado, percibido

    ahora como persona. Esto conduce a una mayor identificacin con el objeto daado,

    fortaleciendo el impulso de reparar y las tentativas del yo a inhibir las pulsiones

    agresivas, que utiliza una y otra vez las defensas manacas (negacin, idealizacin,

    escisin y control de los objetos internos y externos) para contrarrestar la ansiedad

    depresiva. Enfrentando mltiples situaciones de ansiedad, el yo llega hasta a negar que

    puede amar al objeto de forma alguna, resultando una supresin del amor, el

    apartamiento de los objetos primitivos y el incremento de la ansiedad persecutoria, es

    decir, una regresin a la posicin esquizo-paranoide (Klein, 1934, 1952).

  • Vemos entonces que este paciente niega a travs de la racionalizacin (negacin)

    el duelo por la prdida de su madre, pero una vez le interpreto el dolor que le genera que

    ella se haya ido, confirma mi interpretacin con su caracterstico auch (me recuerda a

    los pacientes que describe Joseph en El Dolor Psquico, 1993, incapaces de sentir

    dolor psquico, experimentando en su lugar dolor fsico). Probablemente mi

    interpretacin habra estado ms completa con la incorporacin del elemento

    transferencial, pues igualmente la interrupcin del tratamiento y la prdida del objeto-

    terapeuta le generaban tristeza y culpa. Por lo tanto, como afirma Klein (1952) aunque

    haga mayor uso de las defensas manacas, el yo une repetidamente y sintetiza los

    aspectos escindidos del objeto y de s mismo.

    La posicin depresiva tambin est ligada a cambios fundamentales de la

    organizacin libidinal del beb, en especial con su entrada a los estadios tempranos del

    complejo de Edipo. Los objetos parciales siguen desempeando un importante papel

    mientras se establece la relacin con los objetos totales y aunque se acercan los deseos

    genitales, an predomina la libido oral. La envidia parece ser inherente a la voracidad

    oral. El trabajo analtico muestra que la envidia (alternada con sentimientos de amor y

    gratificacin) se dirige primeramente hacia el pecho nutricio y se agregan los celos

    cuando surge la situacin edpica. As que, por un lado los estadios tempranos del

    complejo de Edipo alivian las ansiedades del nio, pero por otro lado surgen nuevos

    conflictos: la envidia, rivalidad y celos son ahora vivenciados hacia dos personas a las

    que se odia y ama a la vez. (Klein, 1952). Cabe preguntarse cmo fue el transitar de este

    paciente por el complejo de Edipo.

    Si seguimos los planteamientos de Klein (1952) durante el segundo ao, las

    defensas obsesivas se colocan en primer plano y expresan, y a la vez ligan ansiedades

    orales, uretrales y anales. Con el progreso en el desarrollo del nio, ste utiliza su

    creciente control de las funciones corporales, para poner a prueba los peligros internos

    por medio de la realidad externa. El control de los esfnteres le prueba que puede

    controlar los peligros internos y los objetos internos. Sin embargo, si los mecanismos

    obsesivos son excesivos y llegan a ser la defensa principal, esto puede considerarse

    como una indicacin de que el yo no puede manejar eficazmente la ansiedad de

    naturaleza psictica y de que se est desarrollando en el nio una grave neurosis

    obsesiva. La presencia constante de la culpa, la duda, inseguridad, inhibicin, el sper

    yo de este paciente y la bsqueda de cometer trasgresiones para recibir un castigo me

    hace pensar en una estructura obsesiva.

    Recordemos que el padre de este paciente muere cuando l era muy pequeo (no

    podra afirmarlo con seguridad pero me parece que alrededor de los dos aos). Por

    fortuna, es el menor de dos hermanos, y el hermano mayor le lleva unos diez aos

    aproximadamente. En reiteradas oportunidades se ha referido a su hermano como una

    figura paterna que admira pero que tambin desprecia, por considerar que era ms

    querido por la madre, poniendo en evidencia sentimientos ambivalentes. No me atrevo a

    profundizar en describir el complejo de Edipo de este paciente. Sin embargo, este

  • hermano pudo fungir de tercero durante el desarrollo del paciente, al que envidiaba y

    con el que rivalizaba. En lo actual, envidia tambin a la sobrina-hermana, que por ser

    pequea goza de ciertas prerrogativas que l ha perdido forzadamente, entre ellas contar

    con el cuidado del hermano-padre. Sospecho que la envidia hacia m, por lo bueno que

    le aporta la terapia, es lo que lo ha hecho interrumpir el tratamiento, pues se present

    justo en un momento de importantes avances.

    Vemos entonces cmo el paciente repite sus relaciones con los objetos

    primitivos en sus relaciones con los objetos actuales, debido a que por momentos lo

    externo no se diferencia claramente de lo interno, llevando al paciente a proyectar su

    realidad interna en sus relaciones actuales. Hemos comprobado que, como plantea Klein

    (1952) que, a pesar de las grandes modificaciones sufridas por las actividades primarias,

    es posible rastrear las determinantes ms tempranas del pensamiento y la conducta a

    travs de la transferencia. Nuestra visin de las cosas es, en parte acertada, en parte

    teida por las emociones y relaciones que establecimos en el pasado. Cmo se

    restablece esa visin pasada en el presente? Cuando, en las sesiones se da algn hecho

    en apariencia corriente, existe otro nivel en el que el paciente esta de cierto modo

    reviviendo sus relaciones de objeto tempranas. El haberme trado una dona podra

    tomarse como un hecho meramente trivial si no tomamos en cuenta cmo se ha

    configurado el mundo psquico de este paciente y cmo repite conmigo esa experiencia

    que tuvo con los objetos primitivos.

    Es por ello que Klein (1934) insiste en que las interpretaciones deben entrar en

    detalle con la situacin de transferencia en los procesos de escisin para lograr

    progresos en la sntesis, e incluir por supuesto la conexin con el pasado y una

    referencia a los detalles de las situaciones de ansiedad que llevan al yo a regresar a

    mecanismos esquizoides. El alivio de la ansiedad extrada de la interpretacin analtica

    se transforma en una experiencia que estimula su capacidad para cooperar en el anlisis.

    De ah a que luego de esa sesin y por un perodo ms, el paciente continuara su

    tratamiento y que pudiramos avanzar en que experimentara el dolor de los diferentes

    duelos de su vida sin que se activaran masivamente los mecanismos de defensa de la

    posicin esquizoparanoide. Sin embargo, el paciente interrumpe nuevamente el

    tratamiento, acercndose las vacaciones de diciembre.

    REFERENCIAS

    Coderch, J. (1990). Teora y tcnica de la psicoterapia psicoanaltica. Barcelona:

    Herder.

    Etchegoyen, H. (2002). Los fundamentos de la tcnica psicoanaltica. Buenos Aires:

    Amorrortu.

    Freud, S. (1914). Recordar, repetir y reelaborar. Buenos Aires: Amorrortu.

    Freud, S. (1917). La transferencia. Buenos Aires: Amorrortu.

  • Freud, S. (1920). Ms all del principio del placer. Buenos Aires: Amorrortu.

    Joseph, B. (1993). Equilibrio psquico y cambio psquico. Madrid: Julian Yebenes.

    Klein, M. (1934). Una contribucin a la psicognesis de los estados manaco-

    depresivos. En Contribuciones al Psicoanlisis. Horm: Buenos Aires.

    Klein, M. (1952). Algunas conclusiones tericas sobre la vida emocional del beb.

    Obras completas de Melanie Klein, volumen 3, Envidia y gratitud y otros

    trabajos. Buenos Aires, Paids.

    Ruiz, F. (1986). Ensayos sobre teoras de relaciones objetales. Boletn de Psiconalisis

    (ASOVEP) (3), 1.