Tras las Huellas de la Carretera Austral

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Retazos de Historia Oral Sobre Conectividad en la Región de Aysén Carretera Austral Tras las huellas de la Sebastian Saavedra - Ximena Mansilla

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"El texto, logra invitar al viaje desde la mirada etnográfica, tiene unos giros interesantes al lenguaje del turismo y eso lo hace un texto innovador, pues sin abandonar la travesía que observa las huellas de la carretera, invita al lector a recorrerla, ahora con más profundidad histórica. Aquel que lea el texto ya podrá observar la carretera en una dimensión translongitudinal, adentrar la mirada a trazos de la antigüedad de esta ruta y a los pobladores que la "habitan" que la han visto surgir y que han debido transformar sus vidas en relación a ella” Mauricio Osorio Pefaur

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Retazos de Historia Oral Sobre Conectividad en la Región de AysénCarretera Austral

Tras las huellas de la

Sebastian Saavedra - Ximena Mansilla

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Tras las Huellasde laCarretera AustralRetazos de Historia Oral Sobre Conectividad en la Región de Aysén

SEBASTIAN SAAVEDRA / XIMENA MANSILLA

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Tras las Huellas de la Carretera Austral: Retazos de historia oral sobre conectividad en la región de Aysén.Primera Edición Septiembre 2014.

Sebastian Saavedra Saavedra y Ximena Mansilla Ossandón Autores

Sebastian Saavedra SaavedraEdición General

Sebastian Saavedra Saavedra y Ximena Mansilla OssandónFotografía

Fotos RabahFotografías de portada y portadilla

Sebastian Saavedra SaavedraMetodología

Ximena MansillaDiseño y Diagramación

Registro de Propiedad Intelectual: 244276ISBN: 978-956-8647-13-1

Financia:

Convocatoria 2013Contactos: [email protected] / [email protected]

Agradecimientos

En el trayecto de este trabajo hemos tenido el apoyo de una gran cantidad de personas, de las cuales queremos agradecer sinceramente a todas y todos quienes nos permitieron ingresar en sus hogares e historias, desde Villa O´Higgins a Lago Verde, aportando de esta manera a la construc-ción colectiva de este libro.

Le damos las gracias también a Claudia Cantero, Camila Rivas, Belén Godoy, Juan Pablo Miranda y Gisela Ossandón, por aportarnos inmen-samente con su paciencia en el lento transcribir de una gran cantidad de entrevistas.

Así también muchísimas gracias a nuestros padres, Oscar Mansilla, Gise-la Ossandón y Elizabeth Saavedra, por su apoyo incondicional durante gran parte del proceso de este trabajo. A nuestro hijo Octavio por ser la motivación de nuestros días.

A Elizabeth Saavedra y Mauricio Osorio, por su apoyo en las últimas correcciones.

Y por último, y si es que se nos olvida alguien, gracias a todos quienes de una u otra forma participaron en esta construcción.

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Contenidos

Introducción 7Contextualización Histórica Antonio Horvath 13

Comienza el ViajeCARRETERA AUSTRAL SUR

Coyhaique 21 Villa Cerro Castillo 34 Camino a Puerto Tranquilo 45 Puerto Río Tranquilo 48 Camino a Puerto Bertrand 56 Puerto Bertrand 59 Camino a Cochrane 71 Cochrane 75 Camino a Villa O’Higgins 88 Camino a Caleta Tortel 105 Caleta Tortel 105 Fotografías sector Carretera Sur 116

Segunda Parte del ViajeCARRETERA AUSTRAL NORTE

Camino a Mañihuales 132 Camino a Puerto Cisnes 142 Camino a Puyuhuapi 156 Puyuhuapi 157 Camino a La Junta 167 La Junta 168 Camino a Lago Verde 175 Reflexiones Finales 191 Fotografías sector Carretera Norte 193 Bibliografía 208

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Retazos de historia oral sobre conectividad en la Región de Aysén

Tras las Huellas de la Carretera Austral, nace de la curiosidad por conocer cómo se han desarrollado diversos procesos de conectividad que han ido viviendo gran parte de los pueblos de la región de Aysén en su aislamiento fundacional y continuo en su devenir histórico. Desde un principio entendimos que la mejor forma de abordar esta interrogante era a través de un viaje por esta ruta austral, por lo que nos preparamos y en aproximadamente un mes recorrimos desde Coyhaique hacia el sur, visitando Cerro Castillo, Puerto Río Tranquilo, Puerto Bertrand, Cochrane, Villa O’Higgins y Caleta Tortel, desde donde regresamos a Coyhaique y seguimos hacia el norte, pasando a Mañihuales, Puerto Cisnes, La Junta, Puyuhuapi y por último Lago Verde.

Este recorrido por la Carretera Austral, no sólo implicaba conocer la ruta ya que únicamente con eso no lograríamos responder a nuestra interrogante, de tal forma en cada localidad conversamos con diversas personas que nos ayudaron a ir comprendiendo parte de este proceso y es en base a estas conversaciones, en conjunto con el viaje, que este libro se ha construido, siendo el resultado de muchas voces que nos permitirán visualizar los procesos de conectividad, ya sea desde los caminos que recorrieron para poder establecerse, hasta la aparición del internet y el teléfono celular. Hemos intentando establecer una línea más o menos cuerda de estos procesos, basados principalmente en la historia oral.

“Antes estábamos separados del mundo”. (Antonio Aguilar, Cerro Castillo)

La historia oral, se basa principalmente en lo que no se ha dicho o escrito, en aquello que pueda contribuir al conocimiento ya existente1 y al mismo tiempo validando el conocimiento preservado que se transforma en parte importante de un legado futuro, de una historia que nace de la memoria y se expresa en tes-timonios de experiencias significativas del pasado individual y colectivo. Com-prendiendo que vivimos en un contexto en que la historia oral tiene amplias posibilidades de desvanecerse con sus portadores, lo que podría generar pueblos sin historia y por ende sin identidad propia, por lo que la oralidad puede llegar a ser el único registro de la memoria de los pueblos, de quienes poseen historias que merecen ser contadas y comprendidas en su interrelación.

1 Meyer y Olivera (1995) Historia Oral, origen, metodología, desarrollo y perspectivas. Instituto Na-cional de Antropología e Historia, México.

Introducción

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“Yo tengo una cantidad de conversación y lo que les estoy conversando es por lo que yo pasé, lo que me ocurrió a mí, yo no le pongo alas para que vuele, no, yo les digo lo que es… Tantas cosas que le pasan a uno en la vida, usted sabe que hay un dicho que dice que el truco es la vida en un partido de cien tantos y ese es el que estamos jugando… “En el truco de la vida, un partido de cien tantos y ésta es una vieja curandera que tenía a la vuelta unos cuantos”. (Mateo Coronado, Campo Grande)

Con respecto a la conectividad, la entendemos como una red de vías que tienen como función movilizar bienes, servicios, información y personas entre distintos puntos del territorio2, estas vías pueden ser caminos, rutas marítimas, medios digitales de información - comunicación y ondas radiales.

El funcionamiento de todas éstas depende de sus aspectos físicos, como por ejemplo la calidad de los caminos, la cantidad de riesgos que se corren durante la navegación o bien a la fragilidad de la fibra óptica y la electricidad en período de temporales. La conectividad tiene que ver con la capacidad de colocar bienes, servicios, información y personas donde son requeridos.

Desde este concepto surge una característica fundamental de la trama socio-cultural de la Patagonia, ya que para poder existir conectividad tiene que de-sarrollarse la adaptación al medio en el que se vive, tiene que haber existido la capacidad de reinventarse y es ahí donde surge el descubrimiento de nuevas huellas, de nuevas formas de mantenernos comunicados y con vida, sobre todo en las épocas anteriores a la construcción de la ruta longitudinal. Ahí el nombre del libro, Tras las Huellas de la Carretera Austral, nos referimos a todo eso que se fue gestando antes de que existiera la Carretera y todo lo que implicó la apertura de la región a las nuevas formas de conectividad.

En este proceso se generan diversas temáticas que se relacionan a esta idea prin-cipal, surgiendo aspectos culturales, políticos, económicos y medioambientales del discurso de quienes forman parte de este libro, quienes tienen la experiencia de vivir en un contexto donde la conectividad aún sigue siendo un tema discu-tible, por lo que desde esta idea decidimos que nuestra perspectiva debería ser transgeneracional o sea desde distintas perspectivas temporales, de tal forma que cada relato aporte desde su mirada y su tiempo. La idea es auto-reconocer-nos y reflexionar sobre una de las características de nuestra identidad, como es la in-conectividad o aislamiento así como también la misma Carretera Austral, símbolos transversales para quienes forman parte de la trama socio cultural de la región de Aysén.

2 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2005) organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)

En esta diversidad de temáticas que surgen de los procesos de conectividad que se abordan en este texto, podemos recalcar la importancia de las primeras sen-das, el movimiento de familias buscando un mejor y propio lugar donde asentar-se, las relaciones sociales con Argentina y las fronteras imaginarias, la presencia de INACO – ECA y la disminución de las relaciones con el vecino país, la formación de villas, la presencia del padre Antonio Ronchi, de las relaciones sociales comunitarias al individualismo, el despoblamiento de la ruralidad y la desaparición de los “campos” como economía ganadera, la eficiencia del tiem-po y la implicancia del “desarrollo” en las relaciones sociales, el mejoramiento de la calidad de vida y el aumento en los ritmos de ésta, generación de nuevas necesidades, pérdida de conocimientos tradicionales y el viaje y asentamiento de nuevas ideas, formas y métodos, medios de transporte como la aeronavega-ción, la navegación marítima y caminera, medios como la radiodifusión y la HF, internet y el aumento de las comunicaciones y la disminución del centralismo burocrático, fragilidad en la conectividad caminera y digital, la naturaleza domi-nando la acción de los pueblos durante algunas temporadas del año, de caminos utilitarios a turísticos y la disminución de los tiempos de viaje. Si bien estas temáticas son amplias y diversas entre sí, han surgido en base a una misma línea o sea que todas ellas se encuentran relacionados a una red de vías en las cuales se movilizan bienes, servicios, información y personas entre distintos puntos del territorio.

Como planteamos anteriormente este libro se ha construido en forma de viaje, como un diario de terreno, de tal manera de incluir esta diversidad de temáticas. Por otro lado quisiéramos dejar en claro que aquí no se busca la verdad absoluta, si las fechas, por ejemplo, no calzan con la realidad no es algo que interfiera con lo que se quiere plantear, la idea es ir más allá, a un acercamiento a conocer ex-periencias parecidas en otros lugares, así como también conocer otras realidades desde lentes totalmente ajenos al contexto.

A continuación se presentan algunos antecedentes para comprender un poco más donde nos situamos tanto geográfica como históricamente.

Antecedentes del Territorio

La Región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, se localiza entre los paralelos 44° y 49°, disponiendo de una superficie de 108.494,4 km². Represen-ta el 14% del territorio chileno, ocupando el tercer lugar en extensión entre las regiones chilenas (tras Magallanes y Antofagasta). Limita al norte con la región de Los Lagos; por el oriente con Argentina; al sur con Magallanes y la Antártica y al oeste con el océano Pacífico.

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Su extraordinaria fragmentación territorial conforma paisajes naturales muy di-versos, presentando hábitats en los que pueden coexistir sustentablemente las más diversas actividades, rompiendo con el trazado de los primeros colonos que sólo pudieron despejar a fuego el bosque nativo, iniciando una actividad ganade-ra que requería diferentes condiciones de manejo y explotación3.

La demografía en la zona se relaciona con el proceso de colonización recien-te que ha determinado el tipo de ocupación del territorio y su condición de aislamiento en la que aun se encuentra, teniendo una población estimada de 104.843 habitantes siendo de esta forma la menos poblada y menos densa del país. Según Villagrán (1997), en un comienzo el poblamiento se generó en sen-tido de vías naturales (cuencas) y luego con el desarrollo del sector central (Co-yhaique - Puerto Aysén), consolidándose en esa zona.

La historia reciente del territorio indica que durante la década de 1960, debido a procesos de definición de fronteras, se generaron diversos problemas con Ar-gentina y específicamente en las tierras en torno a la Laguna del Desierto, donde fallecería el teniente Hernán Merino, suceso que impactaría las relaciones entre ambos países generando que el gobierno chileno reforzara su soberanía, fundan-do nuevas villas y mejorando la conectividad dentro del territorio.

“En 1973 existían 978 kilómetros de caminos que correspondían a dos ejes trans-versales independientes entre sí que iban: desde Chaitén a Palena y Futaleufú con trasbordo en el lago Yelcho, y desde Puerto Chacabuco y Puerto Aysén hasta Coyhaique, Balmaceda y Puerto Ibáñez, con trasbordo por el lago General Ca-rrera hasta Chile Chico. No había ninguna vía terrestre longitudinal y las únicas comunicaciones con el resto del país eran las conexiones marítimas y aéreas; por tierra, sólo se podía acceder por territorio argentino. En suma desde el punto de vista vial la región era una isla”. (La Carretera Longitudinal Austral, 1997: 28)

“La trascendental construcción y avances de la Carretera Austral en la XI Región de Chile irá reduciendo, paulatinamente, nuestros requerimientos de tránsito a través de territorio argentino”. (Fernández, 1990)

Carretera Austral

La Carretera Austral (Ruta CH-7), es un camino longitudinal de 1.240 km, que se inicia en Puerto Montt y finaliza en Villa O`Higgins, ésta se encuentra esen-cialmente en la Zona Austral del país, siendo la principal vía de transporte terres-tre de la región de Aysén y de la provincia de Palena en Los Lagos.

3 Antiguos Saberes para Nuevos Semilleros, Mirada femenina del cultivo de huerta familiar en Aysén, Ibieta y Ulloa, 2012.

Las características del territorio donde se encuentra ubicada, es geográficamente complicada ya que predominan los Andes patagónicos, lagos, ríos y campos de hielo, lo que genera su permanente reparación.

Hasta 1976, la construcción de caminos se desarrolló lentamente, condicionada por las características geográficas y demográficas de la zona, por lo que en 1982, “por disposición del presidente de la República se asignaron los recursos finan-cieros para la adquisición de maquinaria, equipos menores y contratación de trabajadores y operarios, a fin de iniciar la construcción del Proyecto Red Vial Austral en la XI Región en la cuenca del Lago General Carrera, hasta su término en el sector de Puerto Yungay”. (Quiniyao, 1998: 64)

“Ya estábamos todos, con escuela, con almacenes, qué sé yo, y de ahí vino el invento de la carretera”. (Reinaldo Villegas, Villa O´Higgins)

Antes de la construcción de la Carretera Austral, como mencionamos, los ca-minos que existían sólo permitían la comunicación de manera transversal en algunos sectores, mientras que en otros era imposible. En este contexto fueron de gran importancia los servicios de radio comunicación, presentes en la región desde 1939, primeramente dispuestos por el ejército en las localidades de Co-yhaique, Puerto Aysén, Chile Chico, Balmaceda, Puerto Ibáñez y Chaitén. Estos permitieron agilizar los trámites administrativos de los servicios recién creados así como también las transacciones comerciales, comunicaciones y contacto en-tre pueblos y familiares de fuera y dentro de la región, supliendo la falta de caminos para la comunicación física.

“Con la construcción de la Carretera Austral lo anterior empieza a cambiar, es esta la primera ruta importante de nuestra región, que permite la comunicación a través de toda ella de manera longitudinal, igualmente se le han agregado al-gunos caminos transversales, la comunicación interna mejoró; dicha obra cami-nera también a nivel nacional es de gran importancia, pues conecta la región de los Lagos, Aysén y en algunos años más la de Magallanes”. (Martínez, 2006:112)

De esta forma la Carretera Austral, como plantea un relato de Baldo Araya el año 1979, permitiría a la región

“...incorporarse, con todo su enorme potencial, con más firmeza que nunca, al resto del territorio nacional... hemos entrado hoy, ahora, al cumplir nuestras Bodas de Oro, por la puerta ancha y promisoria de nuestro futuro... es respon-sabilidad de todos y cada uno de quienes tenemos el privilegio de vivir en esta tierra rica y generosa, parte indivisible de una gran nación a la que amamos por

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sobre todas las cosas del mundo: nuestra Patria, Chile”. (Araya, 1979 en Baeza, 2006:85).

Hoy en día las comunicaciones siguen siendo un tema controversial, es así como en uno de los puntos del movimiento social “Aysén: Tu Problema es mi Proble-ma”, se buscaba el subsidio al transporte de carga y pasajeros (integración física) y conectividad regional con el resto del país, lo cual nos da cuenta de la percep-ción y materialización del aislamiento que se vive, aún existiendo la Carretera Austral y otros medios de transporte.

“Subsidio al transporte marítimo, ruta Puerto Montt - Chacabuco: Aplicar el concepto de continuación de carretera y que el costo de transbordador, a pagar por el usuario, sea similar al costo a pagar por carretera. Subsidio a pasajes aé-reos, terrestres y marítimos, desde y hacia el resto del país, del primer al séptimo decil. Construcción de Camino Longitudinal Austral, tramo Pto. Montt–Chai-tén, 100 % terrestre con prioridad presidencial mandatando, la gestión de su ejecución, a la región de Aysén”. (Propuesta de negociación Movimiento Social por la Región de Aysén, 2012)

En lo geopolítico la Carretera vertebró un territorio desarticulado, y como plan-tea el historiador Mateo Martinic (2005), es un hecho paradigmático de la his-toria reciente al concluir con el aislamiento físico, ya que al ser concebida como una columna vertebral permitió superar las tremendas dificultades que separa-ban sus diferentes cuencas.

En el año 2007 el Ministerio de Obras Públicas, anunció la modernización de la Carretera a través de la pavimentación de 330 kilómetros entre Chaitén y Coyhaique y la construcción de una ruta terrestre entre Hornopirén y Caleta Gonzalo, cruzando polémicamente el Parque Pumalín. A fines de los años 90 se finaliza la conexión con Villa O’Higgins y en 2003 Caleta Tortel, se conec-ta por vía terrestre. Según Pinochet (1993) se podrían visualizar proyectos que permitan continuar la carretera desde Villa O´Higgins hacia el sur, “eludiendo los campos de hielo y, mediante transbordos, llegar hasta Puerto Natales, con lo que podría extenderse por más de dos mil novecientos veinticinco kilómetros e, incluso, alcanzar latitudes más australes, en la Isla Grande de Tierra del Fuego e Isla Navarino”.

“Esos caminos que ahora son 10 minutos, antes eran días completos”. (Hilda Opazo, Puerto Cisnes)

Contextualización Conectividad Caminera por Antonio Horvath

Martinic (2005), indica que existen dos hechos importantes que habrían con-tribuido para que el proyecto de la Carretera Austral tomara su máxima im-portancia, uno habría sido la gestión del aquel entonces director de Vialidad en conjunto con las iniciativas del Comité Pro Adelanto de Puyuhuapi el año 1976 y una segunda gran influencia sería la decisión del Gobierno Argentino en poner trabas a la circulación de transportistas chilenos por su territorio. Por otra parte una influencia que no se menciona es la de don Baldo Araya Uribe, a quien Oscar Aleuy4 señala como uno de los primeros impulsores de la idea de un camino longitudinal que uniera la región con el resto del país.

“A quién todos catalogaron como “el loco Araya” por la tremenda desfachatez de presentar la idea de la Carretera Austral en plenos poderes públicos. Este hom-bre se llama Baldo Araya Uribe y es a él a quien debemos no la gestión sino el simple impulso de la idea, el hecho de que se atreviera alguien a ir a los poderes centrales a dar la cara por Aysén”. (Oscar Aleuy, 2009)

Para introducirnos un poco más en los procesos, en este caso, de conectividad caminera, hemos decidido presentar el resultado de una conversación con don Antonio Horvath, senador por la región, quien nos trazó la situación que se vivía tanto antes como después de que se construyera la Carretera Austral.

“Yo tuve la suerte de vivir las dos etapas… yo les voy a dar mejor unas referencias por si es que les son útiles para que tengan una visión más amplia… 1974, llegué en barco, o sea esa era una de las fórmulas más habituales para llegar a la región, llegar por tierra hasta Puerto Montt, Chiloé. Ahí en Castro tomé un barco Em-premar, eran tres barquitos que habían en esa época, el capitán Alcázar, la Río Baker y la Navarino que iba a Magallanes, y el típico buque se demoraba como tres días en llegar acá, pasaba a dejar una carta a una isla, otra isla se tomaba, se comía un curanto y una noche chocamos contra una roca, un naufragio, la primera vez que vine para acá, y de ahí nos tuvieron que sacar con otro barco. No es tanto la experiencia personal, sino que es como la gente se las arreglaba para llegar acá.

Y de ahí llegamos a Chacabuco y la ruta de Chacabuco hacia acá era toda de ripio, había un sólo kilómetro pavimentado en toda la región que era un kiló-metro de Chacabuco pacá (Coyhaique)… la gracia es que yo vine a trabajar a Vialidad, entonces esa era mi pega. Yo ya estaba en Vialidad en Santiago en el Departamento de Estudios.

4 Diario El Divisadero (2009), ¿Qué fue a hacer a Santiago don Baldo Araya en 1963?

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Al norte había camino hasta Mañihuales y de Mañihuales había una huella has-ta la laguna Pedro Aguirre Cerda, hacia el sur había camino hasta Cerro Castillo y hasta Ibáñez, después para seguir al sur uno tomaba una barcaza, la Pilchero en esa época, y se bajaba en Guadal donde había una huella muy precaria en el Maitén, porque la barcaza pasaba al Lago Bertrand y bajaban los vehículos en el Maitén. La barcaza pasaba para allá y se metía adonde está el cruce actual hacia Guadal, cuando va hacia el sur y se devuelve a la mano izquierda hacia el norte, la primera mirada del lago que ve ahí, es el Maitén. Ahí llegaba la barcaza y con eso había una huella para llegar a Cochrane, eso es todo lo que había.

Para el norte, después había una huellita hacia la mina Toqui, porque estaban haciendo los estudios de la mina Toqui y había un camino que se había hecho desde la frontera, hasta la Tapera había una huella. Y en Lago Verde había, por-que todos los movimientos de esos pueblos se hacían por Argentina, desde la frontera había una pasadita corta hasta Lago Verde…

En Puyuhuapi había un camino que se estaba empezando a hacer por los co-lonos, un Comité Pro Adelanto de Puyuhuapi, desde Puyuhuapi hacia el lago Risopatrón estaban recién empezando a hacer esa obra… Para llegar a Puyuhuapi habían dos maneras, barco o avioneta hasta el aeródromo actual de Puyuhuapi que era muy precario, el actual está mejorado, y de ahí había que tomar una lan-cha para llegar a Puyuhuapi y más o menos los tiempos era una hora para llegar al aeropuerto si es que los tiempos estaban buenos y otra en lancha para llegar a Puyuhuapi, así era más o menos la cosa.

Ahora la gente en términos generales no visualizaba un camino por ese lado (hacia Puyuhuapi), o sea si uno mira los acantilados que hay hacia el sur por la costa del mar, es lo mismo que tenemos si uno viene desde el norte para acá en el tramo que falta hacer, donde tenemos 3 transbordos, el Reloncaví, el Rimahue y el Riñihue, hay acantilados que caen así hacia el mar, eso en general se miraba como muy difícil…

El resto eran senderos troperos en los cuales la gente se movía con sus animales de a caballo y bastante malos, el caso típico, cercano, es la Zaranda porque esa laguna de la Zaranda como laguna y pantano llega hasta el mismo borde de la roca, entonces le llamaban la Zaranda por que se hacía un envaralado, una zaran-da es esa como la que guardan los quesos, entonces realmente los caballos eran artistas para pasar por ahí, era todo malo, la Piedra del Gato había que pasarla por arriba, había que pasarla a gatas.

Después más al sur está el Paso las llaves, el Paso las Llaves era una senda de a caballo y un camino, hasta Fachinal, de Chile Chico a Fachinal había camino,

huella, eso existía. Pero el Paso las Llaves, era malo, malo, o sea muchas historias, los vendaban a los caballos para que no se asustaran, muchas osamentas de ani-males abajo, eso se pasaba sencillamente en barco o en la barcaza…

Bueno hubo algunos intentos de camino, por ejemplo cuando hubo la muerte del Teniente Hernán Merino Correa (1965) en la Laguna del Desierto, intenta-ron hacer un camino desde el mar hacia Villa O’Higgins y se tiraron por ahí por el fiordo Steele, esa es una cuestión, se tiraron sin exploración, o sea empezaron hacer un camino como unos 20 kilómetros que sube un portezuelo y quedaron colgados, ese camino se lo debe haber comido la selva.

Después habían algunos picoteos de lo que se llamaba el Servicio Militar del Trabajo, que era el antiguo CMT, ellos hicieron algunos cortesitos chicos del camino de Murta hacia Bahía Erasmo, ahí habían algunos pedacitos de senderos hechos, eran puras cosas de ese tipo. Estoy haciendo una rápida pincelada de la situación, pero los pobladores se movían todos, digamos de este lado de la cordillera, preferentemente hacia la Argentina a abastecerse a vender sus cosas.

Y las huellas como te digo eran precarias. De Villa O’Higgins a Cochrane un arreo demoraba tres meses fácil y lo tenían que hacer en verano… Todos eran pa-sos de cordillera. Bueno, esto es cordillera, para donde uno mire es cordillera… A mí además es algo que me gusta, pero me tocó recorrerlos, digamos yo quedé como bien parado, porque acá se hizo el proceso de regionalización y me nom-braron, era el único ingeniero civil que había en la Dirección de Vialidad acá, me nombraron director regional (risa) con 26 años. A mí me gustaba mucho de cabro recorrer el país con mochila, así es que empezamos con muchas anécdotas a recorrer las huellas que había y a tratar de ver cómo conectarlas… A caballo donde se podía andar de a caballo y a pie donde se podía andar de a pie, por eso que en la revista Trapananda5 hay algunas de estas expediciones hechas.

Ahora hay que mirar pa´ tras, las principales expediciones en la región fueron hechas por don Juan Steffen, geógrafo, entre el año 1892 y 1902 hizo 10 explo-raciones desde la zona de Puerto Montt, siempre buscando pasos hacia el lado oriental de la cordillera de Los Andes Patagónicos… Él hacía cruzadas, por los ríos, que duraban meses o sea todas las épocas de verano él venía, contrataba gente, venían más especialistas y hacían recorridos… don Juan Steffen fue con-tratado por el Estado chileno ya que teníamos un diferendo con Argentina6, porque los argentinos querían pasar la línea de frontera por las altas cumbres,

5 Revista regional de divulgación científica, con seis tomos. 6 Se recomienda para esta temática el artículo de Carlos Sanhueza (2012), Un Saber Geográfico en Acción. Hans Steffen y el litigio patagónico 1892 – 1902, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=50623277002.

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o sea están exactamente donde se junta el río Mañihuales con el río Simpson y pasa a llamarse Aysén, lo que llaman el kilometro 20 pero medido de Puerto Ay-sén pacá, ahí iba a pasar la línea, eso es lo que pretendían los argentinos y como la definición de Chile y Argentina son altas cumbres y divisorias de agua, éste caballero buscó las divisorias de agua, cruzó completa la cuenca del río Aysén para acá, porque eso solamente el que había llegado hasta donde está el túnel El Farellón más o menos fue Enrique Simpson (1870-1873), un marino, él había hecho una exploración por río hasta ese lugar. Bueno pero Steffen con su gente pasó para este lado y descubrieron todas las líneas divisorias de agua, que están de Balmaceda más allá, Ñirehuao más arriba, todas son cuencas del Aysén y él además hizo todos los informes técnicos, esto está todo publicado en un libro que se llama Patagonia Occidental. Y además fue a defendernos a un tribunal ante los ingleses y gracias a él estamos acá en Chile…

Esto sería argentino y no es chiste, porque el contendor de él fue Francisco Mo-reno, el perito Moreno, peleaban pero de igual a igual. Moreno era bastante pillo porque él, todos sus asistentes del Museo de la Plata los instaló como colonos acá, para que vinieran los árbitros y dijeran como si los argentinos están instala-dos acá. Desviaron ríos, el Fénix, hicieron muchas cosas. Bueno pero volvamos al tema.

Después de esto hubo huellas construidas por la Comisión de Límites, ahí por ejemplo hay un señor Michell, el fiordo Michell lleva esto en honor a su nombre. Se hicieron huellas por ejemplo troperas, para conectar Bajo Pisagua que está en el norte de Tortel, hicieron el famoso corte ahí en el saltón del Baker, que tiene un túnel con una picada… Lucas Bridges mejoró todo eso… Pero las primeras huellas, hechas por el Estado fueron por la Comisión de Límites, para demos-trarles a los árbitros que Chile por su lado se movía. Y ahí entra el proceso de colonización, yo soy bien resumido…

El Estado entregó los grandes valles en concesión, el valle Chacabuco y Baker, el valle Simpson a la Sociedad Industrial del Aysén… Eso es en 1902, cuando justo se produce la diferencia, el año 1902 se produce el fallo de árbitros británicos y delimita y dice por dónde va el límite, en 1903 se demarca, viene gente de la Comisión de Límites y va poniendo los hitos. A partir de ese proceso Chile hace dos cosas, vienen estas grandes concesiones, en el río Cisnes, en el río Simpson, en el Chacabuco y el Baker, con ciertas cláusulas, que tienen que meter tantos animales, tienen que traer gente, tienen que traer colonos extranjeros, tienen que hacer caminos, caminos en esa época era camino pa’ andar a caballo y cada uno de esos valles se hacen caminos… por ejemplo Puerto Dun, todas esas cosas que habían acá cerca de Aysén fueron hechas por esas sociedades industriales ganaderas, pero ahí se produce dos tipos de colonización, cuando se demarca

el limite muchos chilenos que estaban al otro lado de la Argentina se tienen que venir pacá… Y esos colonos que estaban al otro lado de la Argentina los Foitzick, los Solís, toda esa gente que venía del sur de Chile, se mete pacá… No es que los echen, lo que pasa es que allá no iban a tener títulos, porque no eran argentinos… en Argentina hubo un proceso de hostigamiento también a los ex-tranjeros, o sea… hicieron muchas barbaridades, mataron a los indios, el general Julio Argentino Roca, tiene una historia bastante dura. Bueno pero los chilenos entraron desde el lado sur argentino y muchos se vinieron a colonizar porque dijeron bueno Chile tiene tantos terrenos de aptitud ganadera, después que se produjo el fallo, porque eso no estaba claro todavía.

Ya entonces son dos procesos de colonización, los oficiales con estas grandes concesiones y los espontáneos por así decirlo, que son los colonos que llegaron por su cuenta y ese es un proceso bastante complejo porque aquí en Coyhaique hubo que asentarse a la mala, son cosas conocidas, para no cortar los cercos ha-cían estos envaralados y pasaban con los carros por arriba, hacían las casas brujas y le ponían la bandera chilena (risas). Entonces fue un roce entre las concesiones y los colonos para poderse asentar, eso pasó en todas partes.

Ya, entonces algo de huellas hicieron las concesiones y algo de huellas hicieron los propios colonos, esa es más o menos la etapa que sigue. Don Augusto Grosse, entra para buscar caminos y para buscar terrenos coloni-zables y él fue contratado por el Ministerio de Obras Públicas y tiene que haber estado entre el año 36 y 66 como treinta años explorando… Él tiene un libro que se llama Visión de Aysén, ahí salen todas sus exploraciones también salía con gente de Vialidad y andaba meses metío en la cordillera buscando rutas…

Eso es más o menos con lo que nosotros nos encontramos. En cuanto al cami-no austral… Más o menos echando pa’ tras la historia. El camino austral es un sueño de muy larga data en la zona, digo un sueño en el sentido de un anhelo y como anécdota aquí hubo un proyecto de ferrocarril, un ferrocarril que incluso tiene trazado, en los mapas de la época, se hizo trazado desde puerto Montt has-ta las inmediaciones de Tortel en Bajo Pisagua. Ahora el papel aguanta todo… Incluso tuvimos un jefe de estación en Puerto Cisnes, porque en esa época la empresa era Ferronave, o sea manejaba ferrocarriles y la naviera a la vez, estatal. Después hubo algunos intentos de hacer un camino longitudinal, un programa Chile-California, en el cual hubo un convenio entre Chile y California e hicie-ron algunos esbozos de caminos para acá.

Augusto Grosse, en sus exploraciones, él nunca buscó un camino longitudinal, porque la gente lo que buscaba era salir al mar, pero él esboza un camino longitu-

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dinal, y ese vendría por ejemplo de Chaitén hasta más o menos lo que es hoy día La Junta, sube por el Figueroa a Lago Verde, de Lago Verde pasa a Tapera, sigue a Cisnes y baja para acá. Ese más o menos eran los esbozos de camino austral que se pensaban… Puyuhuapi como asentamiento estaba, pero nunca pensaron… es que lo que pasa es que de Puyuhuapi para acá hay un acantilado que la gente lo ve y dice para donde voy a pasar, no, nunca lo pensaron mucho por ahí…

Acá hubo también un regidor que se movió mucho por el camino, Baldo Araya Uribe, él es un historiador periodista y a él como concejal, se llama hoy día, como regidor en su época peleó mucho por el camino al grado que le decían el Loco (risas). Si hay muchas historias en esta cuestión. Ese es más o menos, porque yo con Baldo fuimos amigos, fundamos la revista Trapananda, como te digo ahí como que se produce un enganche.

Cuando llegué yo acá, estábamos empezando hacer cuatro contratos chicos, uno, de hecho se hizo una constructora, que se llamó la constructora Aysén, empre-sa privada en la cual tuvo un contrato para hacer un acceso a la mina Toqui, porque el Toqui se veía como una perspectiva de desarrollo minero, hacer un mejoramiento del camino y empezar a avanzar hacia Cisne Medio en el tramo de Campo Grande hasta río Picaflor, uno se acuerda los tramos, estoy hablando del año 76, después teníamos un contrato en el sector de Guadal, un mejoramiento local ahí y aquí había una empresa que fue el SEAM Corfo, Servicio de Equi-po Agrícola y Mecanizado Corfo, que era una empresa estatal que arrendaba o prestaba servicios a los campos para limpiarlos para cosechar, pero que también tenía unas máquinas de construcción de caminos y con ellos contratamos unos caminos en el sector minero de Puerto Sánchez al Miller, por eso te digo habían como caminitos chicos así.

Y en Puyuhuapi estaba la Junta de Adelanto de Puyuhuapi, estaba a cargo de eso don Helmut Hopperdietzel que es marido hoy viuda de doña Úrsula, con otros gringos, Alfredo Flack que era un relojero y operador de máquinas pesadas, o sea un caso muy extraño, el gallo de éste porte unas manos así y arreglaba relojes y también buldozer (risas), ese vive todavía Alfredo Flack, el hermano de doña Úr-sula… Don Helmut estaba en telecomunicaciones y vimos que tenía este proyec-to así que los traspasamos a Vialidad y pedimos otros préstamos a los alemanes para seguir adelante con el camino, o sea no solamente llegar al lago Risopatrón, porque en el Lago Risopatrón también hay muchos acantilados, mucho rodado, ahí se pasaba en bote y los animales los pasaban en balsa, porque ellos tenían campo, los campos buenos de Puyuhuapi están en La Junta. No están a este lado, pa’ este lado es muy lluvioso, ellos tenían sus campos allá, entonces la intención de los alemanes y de la gente de la comunidad de Puyuhuapi era conectarse con

sus campos, ese era más o menos el objetivo éste. Y ahí empezamos a ver cómo conectar estos distintos tramos.

El año 76 empezamos una primera exploración desde Coyhaique hacia el norte y revisamos en forma aérea porque ya se podía andar en avioncito chico, don Ernesto Hein en esa época, y vimos que había una posible pasada desde Cisne Medio hacia Puyuhuapi por dos valles que hay ahí, uno es el Queulat, el Queulat es un paso de al menos 420 metros de altura pero que es muy quebrado y tiene mucha selva, nosotros salimos a recorrer eso en invierno, nos quedamos pegados por la nieve, no voy a entrar en muchos detalles, los gauchos se me anduvieron medio arrepintiendo en el viaje así que nos tuvimos que devolver con la cola entre las patas (risas). Pero en septiembre de ese mismo año acometimos la mis-ma cuestión desde Puyuhuapi pacá y recorrimos el tramo, ese era a punta de machete, en el Queulat si ustedes se salen del camino y tratan de caminar nunca van a tocar el suelo andas siempre arriba de palos, por el tipo de selva que hay ahí, y ahí se encontró la pasada, se la estudió hicimos bastante antecedentes y la gracia que tenía eso, es más corto directo, porque la subida a Tapera, Lago Verde es muy alta, tiene casi 1.500 metros de altura, es más alto que el paso Ibáñez, por lo tanto en invierno la nieve es brava… Los caminos hay que hacerlos igual (Lago Verde – Tapera), el camino se justifica, pero obligar a todo el mundo irse por ahí, no era tan conveniente, después tuvimos la rosca con la alcadesa de Cisnes, doña Eugenia Pirzio Biroli, que a toda costa quería pasar el camino por Cisnes, lo cual significaba llegar al cruce Queulat, bajar a Cisnes y volver para arriba, o sea hacer una zeta, pero además pasar el fiordo Queulat por el sur y si van a ver el fiordo Queulat, esa sí que son paredes verticales y además tienen como unas patas de león que entran y salen. También lo estudiamos y buscamos una ruta desde Cisnes en el sentido de no pasar por Cisne Medio, sino que venirnos por Lago Copa a Campo Grande, también eran paredes malas, todo eso está escrito de alguna manera, le buscamos por hartos lados.

Bueno finalmente el camino se hizo por ahí y se construyó con obras comunita-rias, por Vialidad, Vialidad directamente estaba prohibido trabajar en esa época, estaba prohibido trabajar por administración, todo tenía que ser privado, en Santiago ven desde otros ojos las cosas. Con el proyecto pro-adelanto de Puyu-huapi, con este préstamo alemán y con contratistas chicos regionales así se hizo el camino y en forma paralela, voy a contar como venía del otro lado de Puerto Montt para acá trabajó el Cuerpo Militar del Trabajo con asistencia de Vialidad y ellos hicieron las cosas de otra manera y ellos tomaron el tramo de la décima región para acá que es Chaitén hasta el límite hasta donde se junta el río Frío con el Palena ése es el límite de nosotros y el año 82 se conectó, se conectó entre Chaitén y Coyhaique, y ése era el tramo más prioritario porque con eso uno se evita el trasbordo en el golfo del corcovado. Eso es más o menos.

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Ahora hacia el sur también desde el año 77 recorrimos los tramos que faltaban de Cochrane fuimos hacia O’Higgins, hacia Tortel, pero de Tortel no había mu-cho por donde pasar, buscamos varios pasos y habían algunos que habían sido estudiados, unos que pasan por la frontera que van por el Mayer, pero pasan tan a la frontera que en esa época habían unas lenguas de hielo que uno tenía que pasar por Argentina para hacerle el quite, esos se han retirado sí ahora, otros pasos del Baño Nuevo, del Ñadis que los vimos como complejos, finalmente le encontramos una pasada que hoy día existe que es del Río Vagabundo a Puerto Yungay. También se hizo con contratistas y con Vialidad… están todos esos infor-mes hechos y no nos quedamos chicos, sino que también estudiamos el camino de Aysén a Magallanes… Hicimos el recorrido completo el año 86… este va por arriba, por el lado occidental…

Mientras se trabajaba pal norte vimos como hacerlo de Cochrane a O’Higgins, incluso hicimos un estudio que llegaba hasta la misma Laguna del Desierto, acá, antes de que nos quitaran esta cuestión a la mala. Esos informes también están. Y aquí empezamos poco a poco, cada vez que teníamos la oportunidad de sobrevolar, andar en barco, e incluso tuvimos algunos alumnos memoristas que hicieron sus tesis en esta cuestión y bueno a mí en Vialidad casi me echaron por estar haciendo este tipo de estudios, me decían este gallo está loco, en esa época, o sea me costó hartos dolores de cabeza y finalmente en el año 86 hicimos la ex-ploración completa, hicimos el recorrido a pie, a patita un mes caminando hasta Natales y el último tramo, no está aquí en este mapa, también está recorrido y esta con informe es el camino que va de Tierra del Fuego hasta el Beagle en Yen-degaia, y de Yendegaia, aquí no tengo mapa pero en alguna parte lo pillaremos, de Yendegaia hicimos la cruzada de la isla Navarino hacia el sur a Seno Grandi, ahí ya se nos acaba el continente…

Todas esas han sido pegas, claro que 37 años de pega detrás sipo… Por mis razo-nes de trabajo, ahora a mí me ganan lejos los pescadores en lo que se refiere a las islas, esta es una zona que conoce uno pero no mucho, no si conocer toda la región es ser un poco soberbio… cuando uno habla de que uno sale a recorrer, sale a recorrer con pobladores, la misma gente de la zona son parte”. (Antonio Horvath Kiss)

Comienza el Viaje

COYHAIQUE

Viernes 1 de marzo de 2013

Volamos a Balmaceda desde la capital, el viaje duró alrededor de 2 horas y 45 minutos. Se dice que este aeropuerto es uno de los lugares con mayor dificultad para aterrizar, teniendo en cuenta que durante el invierno la pista se congela, dejando la región con una entrada menos.

La ruta entre Puerto Montt y Punta Arenas es la más amenazante, por sus cam-bios bruscos de clima en que aumenta la nubosidad, la lluvia y los vientos que generan inestabilidad, además nubes con formaciones de hielo especialmente en invierno. A esto se suma que se vuela por sobre la cordillera, de cerros o cañado-nes, existen pocas pistas y casi no hay ayuda de navegación7.

El tiempo en la capital era de un verano abrumador, en Balmaceda el día está un poco nublado y como siempre mucho viento, teniendo en cuenta que nos encontramos en una zona de estepa patagónica que da la bienvenida a la zona de la pampa, la cual continúa hacia Argentina.

Según Mateo Martinic (2005), los primeros intentos de generar una comuni-cación aérea a través de un servicio aeropostal desde Puerto Montt se terminó entre 1937-1940, ya que la dificultad en la zona habría generado reiteradas pér-didas tanto humanas como materiales. Como es el caso de los accidentes de los hidro-aviones Junkers, que generarían la suspensión definitiva del servicio.

Este servicio aeropostal tiene su génesis en los vuelos exploratorios realizados por la Fuerza Aérea de Chile desde 1929, eran encabezados por el comodoro Arturo Merino Benítez, quien habría dado origen a la línea aeropostal desde Puerto Montt, Puerto Aysén y Punta Arenas, lo cual se consiguió el año 1930, luego se uniría Santiago con Puerto Aysén, realizando transbordos en Temuco y Puerto Montt con frecuencia semanal. Este itinerario habría requerido el es-tablecimiento de una radio-estación y base meteorológica en Puerto Lagunas, sector del estuario de Aysén.

7 http://www.lasegunda.com/Noticias/Nacional/2012/03/732077/pilotos-revelan-las-rutas-mas-pe-ligrosas-para-volar-en-chile

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Mientras esto sucedía la FACH planeaba y desarrollaba reconocimientos en elterritorio de Aysén, para el establecimiento de bases permanentes, reconocién-dose la zona de Balmaceda y Ñirehuao, donde se instalaron radio-estaciones y servicios de registros meteorológicos, construyéndose los primeros aeródromos de la región. Llevándose a cabo vuelos desde Puerto Montt entre las décadas de 1930 y 1940, así mismo con el tiempo se instala una radio-estación en la estancia Río Cisnes donde se habilita una pista de aterrizaje. La construcción de aeródromos en Ñirehuao y Balmaceda, generarían la vincu-lación aérea con el exterior, lo cual para 1945 cobró mayor forma con la Línea Aérea Nacional (LAN), disminuyendo en parte el aislamiento. El 1º de abril de 1949 se crea la primera fuerza aeronáutica, la Bandada Balmaceda y en 1953 LAN organiza un servicio regional de aeronavegación comercial con base en Puerto Montt, permitiendo conectar a Futaleufú, Alto Palena, Chile Chico, Co-lonia y Entrada Baker con Puerto Montt, Ancud y Castro y entre 1953 y 1956 se crea el Club Aéreo de Coyhaique.

Bajo las funciones del Intendente Cosmelli Esteva (1958-1964), se tenían como principales preocupaciones las comunicaciones internas, por lo que se mejoró la infraestructura utilizada en el transporte aéreo. A fines de 1964 se encontra-rían listos 23 aeródromos desde el Lago O´Higgins hasta Lago Verde, La Junta y Rosselot, se mejoró el aeródromo de Chile Chico y se iniciarían las obras del aeropuerto de Balmaceda, las que concluirían en el período siguiente.

La modernidad de la aeronavegación habría llegado a la región a finales del siglo XX, tanto en las conexiones internas como con el resto de Chile. Se mejoraron los aeródromos existentes con una amplia cobertura regional, aunque fueron disminuyendo su uso con la construcción de la Carretera Austral. Según Marti-nic (2005) a la fecha se encuentran vigentes 26 aeródromos de diferente catego-ría teniendo ocho de ellos pistas consolidadas de asfalto u hormigón.

Para llegar a Coyhaique desde el aeropuerto de Balmaceda existen varias opcio-nes según tu situación, son 56 kilómetros asfaltados que te separan de un punto con el otro, aproximadamente se puede cubrir en 1 hora y el camino general-mente no es malo, a pesar de alguno que otro bache que te puedas encontrar en el camino. Eso es para el caso de quienes salen del aeropuerto manejando, por otra parte existe una gran cantidad de servicios de Transfer que por aproxi-madamente 5 mil pesos te llevan hasta la puerta de donde quieras llegar en Co-yhaique, la otra opción si es que no tienes mucho dinero y quieres ahorrar el que tienes, es posible hacer dedo, teniendo en cuenta el gran afluente de vehículos que entran y salen del lugar.

Este tramo, en tiempos en que sólo era posible el traslado a caballo, tenía una duración de dos días según el ingeniero de colonización Fernando Sepúlveda (1930)8. Hay que tener en cuenta que Balmaceda es uno de los pueblos más antiguos de la región, fundado el 1º de enero de 1917 por José Antolín Silva Ormeño, por lo que vale la pena detenerse y visitar el museo del poblado para conocer una parte de la historia de cómo se fue forjando la región, que además de sus inigualables paisajes está cargada de culturas que a pulso fueron capaces de adaptarse al entorno.

A nuestra suerte nos ha ido a encontrar la familia, como un gesto de grata bien-venida.

2 de Marzo de 2013

Nos encontramos en la ciudad de Coyhaique, aquí alojamos en la casa de los abuelos de Ximena, doña Haide Vargas y don Pedro Mansilla, ambos de familias antiguas en la zona, lo cual es un incentivo para conocer cómo ha sido su expe-riencia histórica frente a la temática de la conectividad en la región.

Pedro Mansilla

Don Pedro Mansilla, nació en la localidad de Chonchi en la isla de Chiloé, un 13 de mayo de 1934. En la actualidad tiene 80 años siendo el mayor de 6 herma-nos, padre de cuatro hijos y abuelo de 9 nietos.

Llegó a Coyhaique a la edad de sies meses junto a su madre Rosa Gómez Cárca-mo y su padre don Santiago Mansilla Torres, este último ya conocía la zona ya que viajaba desde Chonchi a trabajar a Argentina como tropero, siendo obligado el tránsito por el lugar. El primer viaje que habría hecho don Santiago, fue el año 1918 a la edad de 14 años, época en la cual todo este territorio se encontraba con-cesionado por la Sociedad Industrial del Aysen (SIA). Los caminos eran huellas o picadas como las nombra don Pedro, tenían aproximadamente un metro de ancho y era posible el tránsito de a caballo, que generalmente iba acompañado del pilchero con la carga. En esos tiempos llegar a Argentina tomaba alrededor de tres o cuatro días de viaje y en la actualidad un viaje a Comodoro Rivadavia (487 km) por ejemplo, toma unas 8 horas de viaje.

“Él viajaba a caballo… esa era la pega que tenía y eso era lo que le gustaba y en eso andaba y ensillaba su pilchero y ensillaba su caballo y se iba… se iban por las picás, picás se le llaman a esas huellas que hacen a lo derecho nomás, todos estos

8 De la Trapananda al Áysen, Mateo Martinic, 2005.

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campos se han hecho de esa manera con picás nomás para entrar a la montaña”. (Pedro Mansilla)

Cabe destacar que la Sociedad Industrial del Áysen, antes de su llegada (1903) tuvo que estudiar posibles rutas de entrada y salida a la región. Teniendo acceso a la zona desde Melinka a Puerto Chacabuco, para luego proseguir a la entrada del río Aysén, aunque desde un principio Chacabuco fue considerado como un puerto donde se podían fondear naves de gran tamaño. Ya en tierra firme, las primeras sendas utilizadas por la SIA fueron construidas por la Comisión Chi-lena de Límites, éstas daban cabida al Valle del Coyhaique, a 97 kilómetros de la costa, el valle de Ñirehuao y Mañihuales, todos bajo la concesión del Estado. Desde un principio el abastecimiento presentaba diversas dificultades, ya que en aquella época se estimaba un viaje de cinco a seis días en carreta a la costa atlántica.

Las mejoras llevadas a cabo por la Comisión fueron construidas antes de 1901, con el fin de apoyar los estudios correspondientes al arbitraje con Argentina. Según Martinic (2005), en lo que se refiere al terreno patagónico central se en-cuentra el “camino de Yelcho”, “camino del río Aysén” y el “camino a los lagos Cochrane, Buenos Aires y laguna Esmeralda” “El camino del río Aysen a cargo de los injenieros Carlos A. Barrios y Alfredo Johnson, parte desde el río de Los Palos, a 12 kilómetros de la costa, siguiendo por la ribera norte del río Aysen hasta la isla de Flores, situada en la confluencia de los ríos Simpson y Mañihuales. En este lugar hai un balseo para cruzar este último río y seguir después por tierra por la ribera norte del río Simpson has-ta el divorta aquarum. Este camino tiene un desarrollo total de 90 kilómetros aproximadamente. A lo largo de él se han construido unas 18 casas de madera. La apertura de este sendero ha permitido ligar con la costa los levantamientos anteriores con la región limítrofe”. (El Mercurio 1901, en Martinic 2005)

Estas obras habrían de ser utilísimas para los inicios de los SIA. Martinic (2005) citando a Dun (administrador de la SIA), plantea que la senda elaborada por la Comisión “… era un corte de dos metros de amplitud a través de la espesura, y las partes pantanosas eran cruzadas por envaralados de madera formados por capas de ramas, una al lado de la otra, hasta encontrar tierra firme. Las cañas entrelazadas sobre la cabeza formaban una especie de túnel, en el cual el sol, cuando hay algo, no penetra”.

El trabajó de esta Comisión, poco conocido, da cuenta tanto de la iniciativa del Estado como de los esfuerzos, que debieron llevar a cabo estos primeros obreros

e ingenieros, en construir y simplemente recorrer estos lugares en tiempos que la mano del hombre aún no interfería con la majestuosidad ignota de la Patagonia.

La SIA, mejoró estas primeras sendas transformándolas en huella de carreta, comunicando el puerto con los valles y ya para 1905, según informe de Dun, los trabajos camineros proseguían de buena forma por el valle del Aysén, por los ríos Mañihuales y Emperador Guillermo:

“… sector donde Sanhueza, a cargo de una cuadrilla de diez hombres, consiguió abrir a machete una picada entre El Balseo y Ñirehuao, tarea que puso de mani-fiesto la reciedumbre y el aguante de los operarios chilotes. Ellos pasaron varios días sin comer, no teniendo más recursos que comerse las ojotas cocidas, llegan-do bastante flacos. Pero como el chilote tiene constitución sana, se repusieron en escasos dos días, contaría admirado John Dun”. (Martinic, 2005: 133)

El tiempo y la experiencia generan la búsqueda de una mayor eficiencia en el ac-tuar, de tal manera esta Sociedad durante gran parte de su gestión fue buscando mejorar la conectividad con sus centros de producción en base a la idea de que los caminos debieran ser expeditos durante cualquier temporada del año, de esta forma entre 1917-1918 se contrata a un ingeniero para la búsqueda de soluciones camineras. Hay que tener en cuenta que los caminos elaborados por la SIA, sólo podían ser utilizados por quienes pertenecieran a la Sociedad, situación que hoy en día aún es posible observar en el caso de los pasos de servidumbre en diver-sos sectores de la región. Un ejemplo de esto es que el 5 de febrero de 1906, el Gobierno declara de uso público los caminos existentes, ya que la SIA, quizás en vías de monopolizar, habría impedido el tránsito de trabajadores de la Sociedad Ganadera Tres Valles.

Volviendo a la historia de don Pedro, él nos comenta que estudió en los curas, en la actual catedral de Coyhaique, hasta 1947 donde con 13 años de edad co-menzaría a trabajar cuidando ovejas. En 1951 a los 17 años viaja en bus hacia Ar-gentina, específicamente a Comodoro Rivadavia, el objetivo al igual que muchos otros jóvenes de la época, era encontrar un trabajo. En una primera instancia trabajaría en una farmacia para luego, y por un lapso más largo, de matarife. Con un cúmulo de experiencias un 30 de marzo de 1954 don Pedro es llamado al Servicio Militar, hecho por el cual decide regresar a Coyhaique.

“Yo me fui a los 16 años en 1951… Por Coyhaique Alto, pasaba por la Escuela Agrícola, por ahí, ese era el camino, el mismo camino que hay actualmente y llegaba al hito 45 que se llama esa hueá, donde están los che…

Agarré mis pilchas, las puse en una maleta, tomé un bus y me vine… de Puerto

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Deseado me fui a Comodoro y de Comodoro a Coyhaique… y el bus hacía pare-ce que eran 3 viajes a la semana, imagínate”. (Pedro Mansilla)

Con el tiempo don Pedro pasó a ser parte del Servicio Militar del Trabajo (SMT) actual Cuerpo Militar del Trabajo, participó de las faenas que abrieron las sen-das hacia Ñirehuao, Villa Ortega y Mañihuales el año 1955. Estaba a cargo de la “pulpería” (bodega), siendo su tarea abastecer de alimentos a 90 conscriptos que trabajaban en el camino.

Cabe destacar que el SMT, inicia sus actividades el año 1954 con personal del regimiento 14 de Aysén. Año en que se construyó la senda río Jeinimeni – Chile Chico – Fachinal, en la ribera sur del Lago General Carrera, donde trabajaron 100 soldados en las faenas. En 1956, se lleva a cabo en la zona, a la par de otros trabajos desarrollados en diversos lugares de la región, el camino Aysén (kilómetro 20) – Mañihuales – río Picaflor. Obra que tendría su término en 1959, habiendo trabajado 80 solda-dos. Este fue un camino de penetración que unió el kilómetro 20 del camino Coyhaique – Puerto Aysén hacia el valle del río Mañihuales en dirección a río Picaflor, con una extensión de 32 kilómetros, teniendo como característica la gran humedad del trayecto por la cercanía del río Mañihuales y otros afluentes9.

Las faenas se desarrollaban en pleno bosque, por lo que había que destroncar árboles, remover ramas e ir marcando el camino; las herramientas eran el hacha, la picota y la pala, no existía maquinaria pesada, era sólo el pulso de conscriptos obreros.

“Mira no me acuerdo cuántos kilómetros fueron, pero harto se abrió ahí, si éra-mos 90, 90 hombres tenía la compañía y los 90 se fueron para allá, 90 palas, 90 picotas y qué sé yo todo de 90, se echaba a perder una hueá, partían a Coyhaique a buscar y déle nomas… vamos tirando pal lao… el verano nomás, pasaba el pe-riodo de instrucción acá en el regimiento y de ahí ya las compañías quedaban de-socupadas y ahí mandaban gente para allá a seguir el camino”. (Pedro Mansilla)

Otro de los trabajos desarrollados durante los inicios del CMT en la zona, fue la senda del Balseo a Viviana, la cual forma parte del camino de Puerto Aysén a Vi-lla Mañihuales, ésta fue materializada entre 1956 – 1957, con un contingente de 60 soldados, quienes sólo llevaban herramientas de mano. En su segunda etapa se reforzaría la faena con dos camiones para el transporte de áridos y al finalizar el año 1957 se logró llegar al campo de un poblador de apellido San Martin. Para 1958 se construyó la ruta de penetración entre Bajo Hondo – Villa Ortega, eli-

9 Historia del Cuerpo Militar del Trabajo (CMT, 2003)

minando el largo recorrido entre Coyhaique y Ñirehuao, el cual transitaba porCoyhaique Alto y Punta del Monte, ruta de la Sociedad Industrial del Áysen que habría sido utilizada hasta la apertura del nuevo camino. En esta faena habrían trabajado 80 soldados, dos camiones de transportes de áridos y madera para obras de arte menores. Con el tiempo Vialidad terminaría el camino reduciendo el recorrido a 50 kilómetros.

Al poco tiempo se materializó la senda Mano Negra – río Emperador Guillermo – Mañihuales, con aproximadamente 27 kilómetros de extensión, uniendo la zona de Ñirehuao y Coyhaique, generando un círculo entre la ruta de Balmace-da – Coyhaique – Aysén (desde Baguales a la confluencia del río Simpson con el Mañihuales).

Don Pedro Mansilla, finalizaría su labor en el Ejército el año 1964, para dedi-carse por completo al negocio que en 1959 abrió junto a su esposa. Esto resulta interesante para conocer la movilización de víveres en aquel contexto histórico de la ciudad de Coyhaique. El negocio de don Pedro y la señora Haide llevaba por nombre Don Pepe y se ubicaba en la calle Bilbao esquina con Alejandro Gutiérrez, aún hoy se conserva la estructura que con el tiempo ha tenido diver-sos usos. Éste ofrecía una gran diversidad de productos y entre ellos carne, un producto que ha sido importante en el desarrollo de la economía en la región y por ende se han ido formando sendas y caminos que permitan su movimiento, en este caso la carne era adquirida en las cercanías de Coyhaique, como El Blan-co, Balmaceda, Puerto Ibáñez y Villa Cerro Castillo y como en aquella época no existía feria de animales, era necesario viajar a comprar a los mismos campos o bien los pobladores arreaban sus animales hacia Coyhaique. También existía re-lación con poblados del sur de la región como es la zona del Baker, desde donde los animales eran arreados hacia Puerto Bertrand para luego ser embarcados y trasladados hacia Puerto Ibáñez y a continuación en camión a Coyhaique.

“A mí me despachaban los animales desde allá (Cochrane), tenía un cabro que me compraba, y a veces le compraba a él por su cuenta y me los vendía, 15, 18, 20 vacas así que yo los iba a buscar ahí a Ibáñez… Camino duro, pura piedra, incluso ahí llegando a la Villa Cerro Castillo antes de empezar a bajar, una parte que es plana, ahí ese pedazo de camino me cago que es duro, así cada roca que hay y planita”. (Pedro Mansilla)

El abastecimiento de víveres para el negocio, prácticamente era a través del bar-co que transportaba carga y pasajeros desde Puerto Montt. Las compras o eran directamente donde los proveedores o bien a través de la visita de éstos. Con el tiempo don Pedro adquirió un Ford 600, el cual refaccionó y utilizó en el trans-porte de mercadería así como también vino por barriles y chuicas que trasladaba

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desde Aysén. El vino lo compraba directamente en Osorno, hasta 100 barriles que alcanzaban a durar entre 15 a 20 días, para nuevamente volver a viajar, pero ya era factible hacerlo en la Línea Aérea Nacional (LAN), la cual poseía aviones con capacidad para 15 pasajeros; hoy en día es posible conocer una de estas reliquias en el aeropuerto Tepual de Puerto Montt.

“Yo mismo iba porque así andaba más rápido, entonces llegaba allá, hacía el pedido y le hacía el volador y al otro día, los camiones cargando los barriles y al puerto, Puerto Montt, de ahí al barco, barco a Chacabuco… El primer viaje en avión yo me lo pegué por ahí por el año, póngale el año 57, 58 pero debe haber sido que llegaban esos aviones chiquititos, de Santiago”. (Pedro Mansilla)

La radio difusión, de lo que recuerda don Pedro, se escuchó en Coyhaique el año 1951, pudiéndose oír la radio Nuevo Mundo, Cooperativa y Agricultura, pero la primera radio local sería la Patagonia Chilena, que saldría por primera vez al aire un 25 de enero de 1960, gracias a la gestión de don Luis Ojeda y Baldo Araya.

“Fue una tremenda fiesta que sucedió aquí cuando se instaló la radio Patago-nia… yo me acuerdo que fue una tremenda fiesta, la gente, todo el mundo iba allá… a escuchar la radio (risas)”. (Haide Vargas)

“Mostró una triple característica de servicio comunitario, con la entrega de in-formaciones regulares de orden local, regional y nacional, de entretenimiento variado, musical y de otro género y de intercomunicación, lo que explicaría su unánime acogida y sintonía, particularmente en las zonas rurales donde sus emi-siones llegaron a ser una suerte de compañía realmente invaluable”. (Martinic, 2005: 372)

A fines de la década de 1950, se instalan por parte de la Fuerza Aérea de Chile, equipos de radiocomunicaciones de onda corta (HF) en las localidades de Co-yhaique y Balmaceda. En el caso de la instalación de los primeros teléfonos en la zona, don Pedro nos indica que estos se habrían instalado el año 1959, con lo cual se fue generando una comunicación más fluida con el resto del país y el mundo.

A fines de 1960 se crea la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Chile (ENTEL), la cual amplió la cobertura geográfica del sistema público, llegando a diversos puntos de la región como Chile Chico, Cerro Castillo y Cochrane. Ya para 1962 se establece definitivamente el Comité de Telecomunicaciones de la CORFO y la radio-estación de alta frecuencia en Alto Pinuer, que serviría para las comunicaciones de larga distancia en la región.

Olinda Altamirano

En relación a la temática de la radiodifusión en la región, tuvimos la oportuni-dad de conocer a una de las personas reconocidas a nivel regional por la función que cumple en radio Santa María, la señora Olinda Altamirano, quien comenzó su carrera en la radio Patagonia durante el año 1962. Ella llegó de Osorno en 1959, recién terminado el liceo, venía acompañando a su padre que se traslada a Coyhaique por motivos laborales.

“La radio nació como un interés de llegar a todos con la música, con informa-ción que no había en esos años acá. La primera radio fue la Patagonia el año 60… En ese tiempo era todo a máquina, yo traía curso de dactilografía, era bas-tante rápida para escribir, entonces ahí estuve de secretaria y después las noticias, por ejemplo habían esas grabadoras de cinta, se grababan las noticias de la radio de Santiago, entonces yo tenía que copiarlas para dárselas al locutor que las leye-ra a los que estaban en ese tiempo, ese era más o menos el trabajo… Alguien faltó y me dijeron que si yo podía leer los mensajes, pero me dijeron que era matada cuando empecé…. Le tenía mucho susto al micrófono… Después de a poco ya me quede”. (Olinda Altamirano)

La señora Olinda, cumple la función de entregar los “Mensajes a la Comuni-dad”, un espacio radial que ha sido de gran relevancia en la comunicación entre pobladores y pobladoras de diversos puntos del territorio. Antes de la instala-ción de antenas de telefonía celular, en la mayor parte de los pueblos uno de los principales medios de comunicación era la radio y los mensajes, informando el acontecer noticioso a sectores donde no llegan los diarios ni la televisión, tarea que conlleva una gran responsabilidad en relación a qué se informa y cómo se informa.

“Fue una iniciativa del director que ya falleció, don Luis Ojeda y Baldo Araya que también estuvo en lo mismo y de ahí comenzaron los mensajes porque fue una necesidad bastante grande esa de comunicarse con distintos puntos de toda nuestra extensa región… En realidad fue una buena comunicación para la gente e incluso hay sectores que ahora con todos los medios que tenemos igual en algún momento en el invierno quedan incomunicados igual, por la nieve, por distintas razones climáticas…

Entonces la radio es un buen medio para llevar todo lo que la gente quisiera saber… imagine lo que significa comunicarse, lo que yo le decía que un control se quede dormido o no llegue por ejemplo, si yo le mando un mensaje a usted que por allá por la loma del queso le diga espérame a tal hora y no salió el men-saje y la persona se fue y quedó esperando, si no hay nada en algún sector para

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llegar a su casa, en realidad es un compromiso bien especial… Hoy día ya hay locomoción, antiguamente era el caballo, entonces lugares bastante alejados que la gente esperaba, iba con caballo y con pilchero para esperar al otro que llegara, entonces hoy día ya no… hay locomoción, antes realmente era muy difícil ”. (Olinda Altamirano)

En la actualidad las nuevas tecnologías incorporadas a los procesos de conectivi-dad digital, han generado que los “Mensajes a la Comunidad” hayan disminui-do, pero cuando el clima no permite el funcionamiento de las redes telefónicas, la radio nuevamente es el pilar de las comunicaciones en la diversidad de lugares de la Patagonia.

“Este medio que está al alcance en distintos puntos de la región, porque está bien equipado, la onda larga, hay gente que me dice es la única radio que se escucha en la mayoría de los sectores más alejados y no sé, pero debe ser así, por los mensajes que llegan dan cuenta. Y lo otro que tiene, creo yo, credibilidad también… la gente viene para acá y los fines de semana por ejemplo hay casi una hora de mensaje todos los días”. (Olinda Altamirano)

En el recuerdo de doña Olinda se encuentra la presencia del padre Antonio Ronchi Berra, quien fue una de las personas que cumplió una gran labor en el aspecto de las comunicaciones en la región, principalmente a través de la red de la Madre de la Divina Providencia (MADIPRO), llevando a cabo una gran gestión que iremos conociendo en el trayecto de este viaje.

“Claro, él viajaba hasta Punta Arenas iba a comprar animales y mandaba mensa-jes de allá para acá, era un lío escucharlo por teléfono y decirle tremendo men-saje que mandaba… es que estoy en Punta Arenas, entonces por teléfono tengo unos mensajes para los pobladores, ya que compré las vacas, que los animales… y él con su idioma no muy claro a uno le costaba entender todo lo que quería decir, había que copiar primero y después traducir todo lo que quería decir (risas). Pero hizo una hermosa labor él, el Padre Antonio”. (Olinda Altamirano)

3 de Marzo

Alberto Rivera

El día de ayer don Pedro Mansilla y doña Olinda Altamirano hurgaron entre sus recuerdos y vivencias relacionadas con la historia de la conectividad en la región de Aysén. El día de hoy conoceremos la experiencia de don Alberto Rivera Gon-zález, hombre de 82 años oriundo de Valle Simpson, uno de los poblados más antiguos de la parte continental de la región.

El padre de don Alberto, fue de San José de la Mariquina, localidad cercana a Los Ángeles, estuvo acuartelado para la Guerra del Pacífico (1879-1883) y para cuando ésta finalizó tomó rumbo hacía Argentina, donde viviría por algunos años hasta que por problemas limítrofes con Chile decidiría regresar, pero esta vez a Aysén específicamente al sector de El Blanco, donde desarrollaría su pobla-ción, la que es conocida actualmente como La Pampa Rivera.

“Argentina los empezó a correr a todos los extranjeros por ejemplo chilenos y los indios, los empezó a correr a arrinconar a arrinconar hasta la Patagonia, hasta el lago Buenos Aires que se llamaba… la gente se empezó a venir a su patria eso fue más que nada, a poblarse, habían tierras fiscales, entonces la gente se empezó a venir porque en esos años en Argentina no se le pagaba sueldo a esa gente, sino le daba la hacienda, interés, me entiende, por ejemplo 20% en lana o 30% corderos al año, y así hicieron capital se vinieron todos con capital para acá”. (Alberto Rivera)

Don Alberto Rivera, nació un 6 de junio de 1931 para cuando la ciudad de Coyhaique aún se llamaba Baquedano. Con el tiempo aprendería las labores del campo, las que serían su sustento durante gran parte de su vida, que lo llevaría a recorrer buena parte de la región así como prestar sus servicios de ganadero en EE. UU.

“Coyhaique era muy chico todavía, por decir nada… hasta el año 54, todavía no se notaba una plaza formada, así llena de pasto, era algo que no se parecía una plaza de una ciudad, Coyhaique estaba muy joven y bien después se empezó a formar, a crecer, empezó a llegar mucha gente de afuera, gente con mucho dinero, empezaron a poblar, se empezó a agrandar la ciudad y los primeros que llegaron aquí empezaron a desaparecer también”. (Alberto Rivera)

En uno de sus viajes como tropero por la Patagonia, recorrió desde la localidad de Cochrane hasta la Escuela Agrícola en Coyhaique, aproximadamente 345 kilómetros y quizás más ya que fue antes de que se construyera la Carretera Austral. En aquella época la estancia Chacabuco habría terminado su contrato con el Estado de Chile, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970).

“Tuvo que entregar todos los campos en las condiciones que estaban, con las casas, alambres, cerco, toda la construcción, todo y sacó sus animales y yo es-tuve de capataz de arreo en la compañía, yo fui el ultimo capataz de arreo de la compañía… tenía un poder de la compañía pa’ retirar cualquier animal que se encontrara que tuviera la marca de la compañía, era una rueda y una R… La misma ruta (de la Carretera Austral), pero en esos años era una senda para tra-bajar, para viajar de a caballo… Un camino muy angosto, ni se notaba en partes

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el camino, si uno mismo tenía que buscar el camino por donde salir…y yo arrié (juntó a 12 personas más) 300 novillos, de allá del Baker hasta la misma Escuela Agrícola, un mes demoraba, llovía, mojados… Habían 100 mil ovejas ahí en esa estancia cuando estaba vivo el finado Lucas Bridges y trabajaban 300 personas o más; también venían de Chiloé en una patota, como se dice… venían a trabajar ahí, unos a hacer cerco, otros hacer madera, postes, otros hacer varillas, otros acarreando lana, acarreando cuero, era un hervidero de gente eso y hoy no hay nada”. (Alberto Rivera)

Una de las sendas reconocidas en la Patagonia por su complejidad, es el Paso de las Llaves, el cual como nos comenta don Alberto, para ingresar a este camino se debía cruzar el Desagüe del Lago General Carrera, en el cual los caballos iban a nado y las personas y perros en bote. El servicio de traslado desde una orilla a otra era prestado por un poblador que vivía en la isla Maldonado, ubicada a unos 6 kilómetros de Puerto Guadal. Este personaje reconocido por quienes vivieron la experiencia, se perdía en la bebida hasta por dos semanas, generan-do que aquellos viajeros y viajeras que quisieran bandear el Desagüe, debieran armarse de paciencia teniendo en cuenta que quizás no existían otras opciones.

Para 1954, recuerda don Alberto que la senda que se construía hacia el sur de la región llegaba hasta el puente El Finado, cercano a la laguna Chiguay, en el camino hacia Cerro Castillo, frente a la administración que Conaf tiene en esta Reserva Nacional.

“Yo venía con un arreo cuando vi la primera máquina, esta con una rueda, una grúa… yo la estuve mirando como unos 20 minutos. No había visto nunca una máquina, no le puedo mentir si no las había visto, había un árbol ahí por la laguna Chiguay, un coigüe grande y llegó la máquina al lado del coigüe le puso una pala abajo y yo dije “que va a botar ese árbol”, me quedé mirando, claro a los 2, 3 enviones, lo sacó como un fósforo… Hasta ahí estaba el camino, el resto eran carreros con bueyes, que llevaban la mercadería para Ibáñez, puros carros”. (Alberto Rivera)

Estos carros transportaban víveres desde Coyhaique hasta Puerto Ibáñez y entre sus dueños recuerda a don Félix Orellana, quien tendría una tropa de 5 o 6 ca-rros con sus respectivas yuntas de bueyes, mientras tanto los demás pobladores se las arreglaban con pilcheros para trasladar los víveres a sus poblaciones.

“Había un caballero que venía y cargaba un pilchero, un burrito que hacían más carga y se iban con sus víveres por decir un quintal de harina, algún poco de hierba, azúcar y eso”. (Alberto Rivera)

Aunque en la actualidad la conectividad, tanto caminera como digital, haya me-jorado las comunicaciones en buena parte de la región, don Alberto tiene su propia mirada frente a estos procesos.

“Está muy bonito, mucha falta que le hace la Carretera a esta región, pero yo le voy a decir una cosa a usted, cuando yo me acuerdo de acá en esta zona, no había tanto adelanto, no había carretera no había radio no había nada, lo único que había en una casa era un acordeón y una guitarra eso nunca faltaba en una casa. Pero todos estos adelantos también han traído bastante pobreza, han traí-do no solamente pobreza, sino muchas otras cosas que antes no había, el robo; estuvimos ahora en Coyhaique, uno no puede salir tarde en la noche a veces y antes uno andaba libre, no pasaba nada, los capitales se han terminado mucho, hoy día no hay ovejas aquí en la región de Aysén y antes se embarcaba miles de animales, de vacas en los barcos de Chacabuco, en Aysén y hoy no hay, se están terminando los capitales… siempre ando por aquí, pienso hasta que un día se va a juntar Balmaceda con Coyhaique”. (Alberto Rivera)

Hoy en día don Alberto tiene dolencias en una mano que no puede empuñar, sus rodillas ya no responden como antes y recientemente salió de una operación en la cabeza, dolencias que el remite directamente al trajín que le ha llevado su larga vida en el campo.

4 de marzo

Hemos decidido, gracias a lo conocido hasta el momento, que el primer tramo que recorreremos es hacia la zona sur de la Carretera Austral, buscando conocer la experiencia con respecto a la conectividad que se ha estado desarrollando en esta parte del territorio. Este día preparamos los víveres y demás accesorios necesarios para el viaje, como linternas, cámaras fotográficas, escáner portátil, ropa y zapatos que resistan el frío y el agua, además de artefactos de cocina, sacos de dormir y una carpa para cualquier imprevisto. El medio de transporte es un jeep para el cual hemos adquirido cadenas, en el caso de encontrarnos con nieve o hielo en el camino.

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VILLA CERRO CASTILLO

5 de marzo

A las 9:30 de la mañana emprendimos el viaje desde Coyhaique hacia Villa Cerro Castillo, antes de salir llenamos el estanque, ya que no hay bomba de combustible hasta Puerto Río Tranquilo. El camino se encuentra completamen-te pavimentado y en buen estado a pesar de algunos peligrosos agujeros que podemos encontrar entre Coyhaique y el cruce. En este mismo tramo a unos 7 km de Coyhaique se encuentra la laguna Foitzick, en la cual es posible observar patos silvestres, caiquenes, avutardas, entre otras aves. Esta laguna durante los inviernos presenta un paisaje diferente al congelarse. Avanzando un poco encontramos la Muralla China, lugar de escalada e intere-sante formación geológica cuyo origen sería de un volcán en el fondo del mar. Ya en el kilometro 41, se ubica la Villa El Blanco, donde se encuentra la confluencia del río Blanco con el Huemules y el nacimiento del río Simpson.

Desde el cruce hacia Cerro Castillo, el camino se encuentra completamente pavimentado, éste tiene una buena cantidad de curvas y rectas, pero se debe tener en cuenta que en gran parte de la ruta se indica reducir la velocidad por la altas posibilidades de encontrar huemules en el paso. En este camino ya se han atropellado varios y generalmente estos han muerto, causando un desastre en la supervivencia de la especie, sobre todo si es una hembra, por lo que consciente-mente es recomendable avanzar con cuidado por la Reserva Nacional Cerro Cas-tillo, la cual además alberga diversas especies nativas en sus 138.164 hectáreas.

En este trayecto ingresamos al Portezuelo Ibáñez, que se encuentra a una altura de 1.120 msnm, que comienzan a disminuir por la Cuesta del Diablo, que es un desnivel que desciende a través de pronunciadas curvas al valle del río Ibáñez. Este valle al igual que el imponente Cerro Castillo (2.675 mts cubierto de nieve durante todo el año), son posibles de apreciar desde el mirador ubicado al inicio de la Cuesta. Este tramo es expedito durante la temporada en que no se encuen-tra nevado, ya que desde el otoño la nieve y el hielo comienzan a presentarse, generando un aumento en la dificultad del trayecto, sobre todo en los sectores donde el sol difícilmente puede acceder; aunque circulan máquinas que van quitando la nieve, por lo que esta vía no se corta.

Ya en el kilómetro 98 ingresamos a la localidad de Villa Cerro Castillo, la cual posee alrededor de 400 habitantes. Aquí buscamos una residencial y nos prepa-ramos con lo necesario para visitar a nuestro primer contacto a la cual lamenta-blemente no encontramos, pero estamos con la idea de que todos y todas tienen

algo que decir con respecto a la temática, por lo que no nos cuesta entablar una conversación.

Edith Aguilar

En la biblioteca de la localidad, conocemos a Edith Aguilar, bibliotecaria nacida y criada en Cerro Castillo. Sus abuelos llegaron desde la isla de Chiloé, especí-ficamente desde Chonchi y se asentaron e “hicieron patria” en el sector de El Manso.

Estudió la enseñanza básica en la Villa, mientras que para la media tuvo que tras-ladarse a Chile Chico. Siendo esto, un fenómeno transgeneracional que ocurre en gran parte de los pueblos de la región, donde los niños deben salir a tempra-na edad de sus hogares con o sin sus padres, siendo esto último un factor que puede relacionarse a la deserción escolar. La necesidad de que no se separen a tan pronta edad de sus padres, ha llevado a gestionar que en poblados, como es el caso de Cerro Castillo, se vaya incorporando año a año la enseñanza media. Por otra parte también existe la Residencia, el cual es un programa de Estado que financia la estadía para alumnos de localidades rurales que deben dejar sus hogares para poder continuar sus estudios.

“A los papás le acomodaba mejor llevarlos a estudiar a Chile Chico porque había internado, antes que llevarlos a Coyhaique, que en esos años había que pagar pensión, entonces todas esas cosas uno va viendo que va cambiando el sistema de vida… el 89 yo salí de cuarto medio. La básica estudiamos toda la básica en Castillo, y todos los años interna, porque los papás vivían en el campo, traba-jaban en el campo, entonces nosotros salíamos cada 15 días del colegio, nos íbamos para el campo y después regresábamos, igual que los niños hoy día, yo les digo a mis hijos, yo les cuento mi experiencia de cuando nosotros estudiá-bamos, porque ellos salen, se van de octavo y se van a Coyhaique, vienen todos los viernes y se van el domingo… (La enseñanza media en la localidad) Es una gran instancia, porque uno de repente ve que los hijos salen muy inmaduros a conocer otra sociedad, otra forma de vida… de repente les cuesta mucho poder estar fuera de la casa”. (Edtih Aguilar)

La migración no se da tan sólo en los niños sino que también en los jóvenes, ge-nerando de esta manera la disminución de población en las localidades rurales y por ende el aumento en las urbes. Además de las necesidades de estudio en la juventud es también la escasez de trabajo lo que impulsa el trasladarse de un lugar a otro, lo cual relacionamos (entre una diversidad de factores) a la progre-siva disminución de la actividad agrícola y ganadera que va de la mano con la disminución de los campos (por las sucesiones), menor cantidad de ganado y por

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ende la desaparición de capitales y en el caso particular de la zona de Castillo se agregan los efectos producidos en los campos por la erupción del volcán Hudson en 1991.

“Yo pienso que aquí el tema de la disminución de la gente es por la falta de tra-bajo, porque la juventud, se forman parejas nuevitas, tienen sus hijos y al final se quedan aquí, pero se quedan un tiempo tratando de ver qué pueden hacer, pero no tienen opciones para poder trabajar porque ellos ya necesitan vivir de un trabajo, mantener a sus familias. Entonces ése es el problema más grave que hay acá, por eso se produce la migración. O como ser la juventud opta muchas veces por irse a otros lados a trabajar, Punta Arenas, Coyhaique, Estados Unidos, el campesino por lo general se va a Estados Unidos. Años atrás hubo mucha juven-tud que se iba a Estados Unidos y de ahí regresaban con plata para comprarse un campito, o trabajar acá en animales, así que ese yo creo que es el motivo, que los chicos terminan el octavo acá y los papás deciden irse junto con los hijos…

Yo recuerdo antes cuando yo era niña, los campesinos, estamos hablando de campesinos que tenían cantidades y cantidades de animales, no sé, hasta 3000, 5000 ovejas que tu veías en un campo, entonces la gente muchas veces no se preocupaba de a lo mejor, si tenía un trabajo o no en el pueblo, porque vivían de la ganadería, entonces llegaba la época de la venta de los terneros y vendían sus terneros y con eso mantenían todo el año a sus familias. Y ahora ya no porque ahora el motivo porque el ganado se ha disminuido mucho en estos últimos tiempos, porque la gente que uno recuerda ya no tiene la misma cantidad de ganado que tenía antes, ahora solamente tienen para comerse un animalito al año, el caso del vacuno y ovejas muy pocas”. (Edith Aguilar)

La capacidad de comparar el antes con la actualidad genera poder apreciar las condiciones en que nos encontramos hoy en día, a lo que Edith Aguilar nos plantea lo siguiente:

“Porque hay más conectividad, que la tecnología ha hecho más cosas, ya tene-mos internet, nos podemos comunicar, tenemos teléfono, pero ya empieza a ser como una vida igual más rápida, todo empieza a ser como más rápido, todo, siempre anda uno más apurada haciendo las cosas, antes la gente andaba más relajada quizás por el hecho de no tener hasta televisión… La gente en el campo yo me recuerdo que en vez de estar viendo televisión, nos dedicábamos a jugar al naipe, tantos juegos, viendo a la mamá como hilaba, ayudándole a escarmenar la lana, para que le rinda, ayudándole en las cosas de la casa”. (Edith Aguilar)

En el caso directo de los caminos, Edith nos comenta que antes de construirse la Carretera Austral, Cerro Castillo era el último poblado conectado al camino

desde Puerto Aysén. En la actualidad la Carretera ha generado un aumento en la calidad de vida, en el sentido de que existen más posibilidades de poder tener diversas necesidades cubiertas en un menor tiempo, entendiendo además que se van generando otras nuevas. Hoy en día los habitantes de la Villa cuentan con telefonía celular y por ende internet, servicio presente desde hace dos años en Cerro Castillo, el cual ha permitido disminuir el centralismo de la burocracia siendo posible gestionar diversos trámites a través de la web.

“Cuando uno era niña como que aquí estaba el último pueblo que quedaba, para allá era puro campo, yo creo que nosotros vinimos a tener noción de que Cochrane existía cuando ya vinimos a estudiar, ya en octavo año, primero me-dio, pero ya después igual uno nota el campo del antes y del después…

Ahora si quiero en un rato voy a Coyhaique, voy en el mismo día, si quiero voy en la mañana, si quiero voy al medio día y vuelvo, entonces igual es una forma de poder, de tener las cosas más a tiempo, de tener todo así como más rápido…

Nosotros acá cuando no teníamos ni el celular ni el internet, era como que está-bamos completamente aislados. Y ya una vez que llegó toda la conectividad en cuanto a internet, teléfono, ya para nosotros todo fue más fácil igual, más fácil en el sentido de poder comunicarse con los hijos que estaban afuera, de hecho que a lo mejor igual sale más barato que ir a una cabina telefónica. Yo me acuerdo cuando tenía a mi hija en Coyhaique y no había celular tenía que ir al teléfono público y tenía que limitarme a hablar con ella porque era muy caro, y eso yo creo que se ha notado en cuanto al tema de la conexión de internet y celular. Porque ahora uno puede hablar tranquilamente, eso depende de uno cuánto quiera hablar, pero hay trámites que se pueden hacer por internet, entonces, igual facilita todo lo que es que tener que viajar a Coyhaique y hacer todo allá…

A veces conversamos y decimos por qué somos tan mal acostumbrados, porque de repente se corta la luz y parece que andamos todos chocando, nadie se ve, pa-rece que nos ponen una venda en los ojos y antes yo les digo, solíamos andar en las calles lo más bien, corriendo de aquí para allá y lo más bien. O si de repente cortan la luz y estamos con vela, es como si… en el fondo parece que la luz eléc-trica echa a perder la vista porque cuando uno está con velas hace más esfuerzo para poder ver”. (Edith Aguilar)

Mientras conversamos con Edith, nos da a conocer parte de la colección de foto-grafía histórica que posee la biblioteca, entre ellas se aprecia la inauguración del agua potable y de la primera escuela en 1960, la cual habría sido una institución promotora de la creación de la Villa. Por otra parte se observan imágenes de diversos pobladores y pobladoras de la zona, entre ellos don Antonio Aguilar

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Arraigan y su esposa Teledofia Silva Soto, a quienes visitaremos al despedirnos de Edith.

Antonio Aguilar

Don Antonio, nació en el sector de El Manso (a 20 kilómetros de Cerro Casti-llo), tiene 85 años y tres hijos junto a su esposa, doña Teledofia Silva.

“Cuando uno asoma a río Manso en los altos se ven unos bajos, unas poblacio-nes antiguas, ahí nos criamos nosotros”. (Antonio Aguilar)

El padre de don Antonio era de Chonchi y su madre de Cholila (Valle hermoso en Mapudungun) provincia del Chubut Argentina. Su padre llegaría en barco a Aysén el año 1918, ingresando a trabajar por un tiempo en la Sociedad Industrial del Áysen (SIA), luego viajaría por la Patagonia argentina donde conocería a un grupo de estancieros a quienes acompañaría en la compra de campos a la zona de Cerro Castillo. Después de un tiempo, otros pobladores deciden vender de-bido al aislamiento extremo en que vivían y su padre aprovecha la oportunidad comprando la tierra y sus mejoras, o sea todo trabajo que se había hecho en el campo.

“Él se vino con ellos, entonces cuando ya se casó acá, otro poblador amigo le dio permiso que se poble, pero resulta que después llegó otro que era dueño y se vino a despojar, así que para no andar peleando se fue. El tío Maureira que era su patrón le dio lugar allá, una casita… Habían hecho una limpia, ranchito… así que eso lo compró él. Ahí nacimos todos nosotros, 10 hermanos”. (Antonio Aguilar)

Nos explica que la ruta que habrían tomado algunos pobladores y pobladoras para llegar a la zona de Castillo habría sido desde Chiloé a Coyhaique, para lue-go ingresar a Argentina y volver a Chile por el Paso Pallavecini, el cual se ubica a 20 kilómetros de Puerto Ibáñez, desde donde comenzarían a poblar la zona en busca de una nueva vida y de mejores oportunidades que las que les podía ofrecer el trabajo apatronado. Esta travesía da cuenta de la in-conectividad que existía en el territorio, donde era necesario avanzar por Argentina para poder ingresar, como en este caso, a la cuenca del Lago General Carrera.

“Casi todos trabajaban una temporada en Argentina y después ya… dicen que había terreno desocupado acá, fiscales, y se venían y como en aquellos tiempos a alguno le gustaba un terreno se hacía una casa y ya era de uno. Ojala volviera eso… Aquí tienen que haber habido unos 20 pobladores. La gente que venía de Argentina que no quería trabajar más, se venía… Tocamos buen clima. Después

las tierras también, donde hay algo de tierra son tierras buenas, después la tran-quilidad también que le gustaba a la gente. Acá en los primeros años nadie tenía su campo cerrado, todos tenían sus animales ahí y si salían y se misturaban con los del vecino, el vecino decía “este animal es tuyo”, si se perdía algo, lo iba a buscar”. (Antonio Aguilar)

El abastecimiento de víveres de los primeros pobladores del sector, antes de que se formara la Villa Cerro Castillo, se llevaba a cabo en Argentina por lo que se debía tomar la ruta hacia Ibáñez e ingresar por el paso Pallavecini, teniendo en cuenta que hacia Coyhaique sólo existía una huella de caballo, aunque según don Antonio la distancia era la misma, pero la dificultad era menor hacia el vecino país. El tiempo del viaje dependía del clima, y de la cantidad de dinero que llevara el poblador, ya que si éste era poco debería regresar en un lapso más corto. Al agotarse los víveres era posible recurrir a la ayuda de algún poblador o pobladora vecina, lo que permitía cubrir las necesidades más inmediatas y por ende continuar viviendo en la zona. Desde niño don Antonio cooperó con la preparación de la comida así como también tenía como tarea cuidar las yuntas de bueyes que iban de repuesto para los viajes largos.

“Y donde había negocio en esos años era en el Lago Buenos Aires que hoy es Perito Moreno, allá había que ir a buscar las provisiones, después ya se empezó a armar un negocio en Baquedano, lo que es Coyhaique ahora… Esos viajes eran lindos, entretenidos, cuando había tiempo bueno, pero cuando había tiempo malo, sacrificado… La llegada a Ibáñez es una sola no más, era un sólo sendero que había. Había otro sendero pero era un sendero a la orilla del río, pero cuan-do habían crecidas, ya no… Hoy día ya no existe… hay que ir por la carretera”. (Antonio Aguilar)

“Acá la gente toda se surtía de Argentina. Yo recuerdo que la mamá, cuando ellos llegaron acá, toda la gente le decía a ella “la chilena”, si acá toda la gente entraba por allá y se quedaba acá y toda la relación era con Argentina. Entonces cuando ella llegó, eran de Temuco, de esas partes por ahí, a ella le decían la chilena, porque aquí todo el sistema de vida era argentino, se surtían todos de Argentina, vendían la lana para Argentina, vendían todo para Argentina… Pero parece que la vecindad había más, eran más humanitarios, porque si le faltaba algo iba donde el vecino y así, porque el que tenía más platita traía más y así”. (Teledofia Silva)

“Existía un sistema que al que le faltaba algo iba donde el vecino que tenía a pedir prestado, pedir prestado un quintal de harina, hierba, sal, azúcar, cual-quiera provisión de las principales. Así que cuando ibas a buscar, lo primero era devolver al que era molestado”. (Antonio Aguilar)

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Villa Cerro Castillo, habría comenzado a idearse en base a la necesidad de edu-cación formal de los niños de los campos aledaños, los mayores, como nos co-menta doña Teledofia, habrían hecho las reuniones y primeras gestiones para la construcción de la escuela (1960).

“El Cerro Castillo estaba sí, ese nombre existía no sé de donde, siempre fue Cerro Castillo, quien le puso el nombre, ahí no sé yo… Fue por la población que había, en el tiempo me parece que fue el presidente Frei cuando quiso fomentar más la educación y para los padres era muy difícil llevar a los niños a Puerto Aysén, Coyhaique, Balmaceda, entonces ideó esto de las Villas, en las Villas se hacía una escuela, entonces ahí llevaban a sus niños”. (Antonio Aguilar)

“Dijeron,‘hagamos una escuelita aquí, traigamos un profesor que les enseñe a los niños’, a los hermanos menores de él (don Antonio), que esos alcanzaron a estudiar ahí, él no, yo creo que ni en Ibáñez había escuela, porque yo estudie en Ibáñez”. (Teledofia Silva)

Los caminos en la zona de Castillo comenzaron a construirse poco a poco y con gran esfuerzo, en un principio por los propios pobladores quienes habrían construido, “a pura pala y hacha” un camino para la circulación de carretas. Ya estaban “adelantados” porque tenían carreta, nos comenta doña Teledofia, lo cual permitía el transporte de una mayor cantidad de carga.

“Se hizo en tramos, los tramos como de aquí al cruce (de Ibáñez), eso había un camino que lo habían hecho antes los primeros pobladores, pero después dijeron que no porque era muy lejos, se iba a dar la vuelta por allá (apunta hacia el noreste), así que llegamos hasta aquí con los carros y dejamos los carros aquí mismo y se hizo este camino que está ahora”. (Antonio Aguilar)

El primer puente Chacano, ubicado hacia el sur de Cerro Castillo en una zona de acantilados sobre el caudaloso río Ibáñez, fue construido por los propios pobladores en busca de mejorar su conectividad caminera como comunidad. Y así con el tiempo gran parte de los tramos construidos por los pobladores serían aprovechados para la construcción de la Carretera Austral.

“Sin ninguna clase de ayuda, y ahí se juntaban todos, todos los pobladores, unos del interior, otros de acá. Porque lo difícil era pasar el acantilado… Yo era muy chico, yo escuchaba sí los comentarios. Y había un anciano adentro que era herrero, fabricaba todo lo que era grampa de fierro, clavos para clavar tablones, eso fabricaba ese anciano…

Como el 60 y tanto hubieron empresas que empezaron a llegar hasta aquí, para hacer el camino para vehículos, había una empresa que llegó con maquinarias buenas, anduvo rápido, no me acuerdo cómo se llama esa empresa… La Cruzada que le decíamos nosotros, fue difícil. Aquí la senda de la cuesta para arriba, esa era la Cruzada”. (Antonio Aguilar)

Cuando la conectividad caminera mejoró hacia la localidad de Puerto Ibáñez, gran parte de los habitantes de la cuenca del Lago General Carrera se vieron be-neficiados, al igual que los camiones de la Mina Cristal que transportaban carga desde la localidad así como también a quienes tenían la necesidad de viajar.

“Llegaron unas empresas con unos barquitos y esos barcos comunicaban todo para allá, el Lago Buenos Aires”. (Antonio Aguilar)

“En ese tiempo viajaban de la Mina de Cristal, que ya no existe, y bajaban mu-chos camiones metaleros, uno ahí estaba pendiente, porque pasaban por Ar-gentina y como vivíamos en Ibáñez estaba pendiente de eso… el que alcanzaba cabina, la persona que iba un poquito más delicada alcanzaba cabina y el otro arriba de las bolsas con cemento, con metal. Así se viajaba, a mí me tocó viajar igual arriba de unas bolsas de metal, embarazada no pero sí cuando había que hacer”. (Teledofia Silva)

La información llegaba siempre fuera de tiempo, cuando se podía leer un diario era probable que fuera de un año atrás y con respecto a la radio, don Antonio recuerda que ésta llegó cuando él ya era un hombre. Hoy en día Cerro Castillo posee su propia radio llamada Aluén (Luz de Luna), la cual trasmite desde el año 2001, donde doña Teledofia habría sido su primera locutora gracias a su experiencia en la radio de la red de la Madre de la Divina Providencia (Madipro), gestionada por el padre Antonio Ronchi en la localidad de Puerto Ibáñez. El padre habría instalado la primera parabólica que permitiría a los habitantes de la Villa ver televisión, lo que da cuenta de la importancia que le otorgaba a las comunicaciones e información en las localidades aisladas de la región de Aysén.

“Escuchábamos la Santa María donde la Olinda Altamirano era jovencita, la que da los mensajes. A mí me encantaba, toda la mañana, entonces me gustaba escucharla a ella porque tenía una linda voz esa señora, y por ahí nos enterába-mos… Como el 61, una de las primeras radios que llegaron por acá, que trajimos nosotros”. (Antonio Aguilar)

“Yo trabajé con él (padre Ronchi) en Ibáñez… y ahí hicieron como cursos y que-dé yo y otra niña, pero ahí trabajábamos varios y cada uno tenía su programa… Ese padre Antonio era tan visionista… porque en ese tiempo aquí no habían

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radios, no había comunicación que digamos, ni siquiera televisión, porque antes no había ni luz, eran puras radios a pilas. La primera televisión que hay acá, que ahí está la primera parabólica que lo tienen a él fotografiado. Por Argentina la trajo él y veíamos puros canales mexicanos, porque en Chile no podía conseguir el permiso para que le den la autorización para meterse a esos satélites como aho-ra está el 13 y el 7. Entonces él por allá, de Argentina consiguió una parabólica, la hizo instalar acá, incluso con los profesores, mi nieto también participó, los hizo participar en programas y todo, el que era canal 3 de aquí. Ese padre fue muy visionista. Él fue el que peleó este camino aquí, el primero que empezó a abrir esto y él traía de Norte América conseguía la harina, la leche y la manteca y le hacía trueques a la gente, “¿usted trabaja?”, y se las pagaba para hacer cosas así…

Él salía, buscaba gente que lo acompañe y salía por ahí por la cordillera, “ustedes no pueden estar aquí tan… viviendo ustedes demás pueden pedir camino para que se les haga más fácil”, decía, porque en esos tiempos la gente las puras tropas que sacaban de Murta de esas partes, o si no en barco. En barco por Ibáñez y llevaban a la Mina Cristal, llegaban a Sánchez, esas partes por ahí pero no había camino por tierra… por ahí ellos traficaban, porque por acá no había camino, salvo esas huellitas pero demoraban meses… De Murta, de Tranquilo, del Baker, todo. Pasaban por acá también, meses demoraban, tremendas tropas. Porque resulta que esta zona era ganadera, yo recuerdo que cuando yo llegué para acá el más pobre que uno consideraba tenía 20, 30 vaquitas puestas, entre eso tenían… nosotros no más llegamos a mil ovejas”. (Teledofia Silva)

Horacio Fuentealba

En busca de algún lugar donde almorzar, conocemos a don Horacio Fuentealba dueño del restaurant La Querencia, ubicado en la calle principal de la localidad. Él nació en la cordillera del Alto Río Ibáñez a unos 60 kilómetros al interior de la comuna. Particularmente es hijo único de don Pedro Fuentealba oriundo de Curacautín y doña María Florentina Chacano de Valdivia.

“Por lo general ellos venían de familias numerosas de la zona de la Araucanía, y esas familias eran todas de 12 y 15 personas porque antes no había luz eléc-trica… entonces aumentaban… fueron buscando un algo donde poder vivir, así empezaron, porque esto acá no estaba poblado era montaña prístina… nadie les entregaba, si la gente llegaba no más ellos… los pobladores vinieron desde la costa del lago General Carrera hacia al interior y la manera de virarse era que el que llegaba primero conversaba con el último poblador y le decía “¿hasta donde ocupas tú un terreno?” bueno le decía “desde este arroyo a este arroyo”, porque siempre se dividían por los arroyos… para poder hacer una casa y todo hay que

tener agua que es lo primordial… entonces así venían y así llegaron hasta los últimos pobladores, ya esto estaba todo poblado, se comenzó acá a poblarse según me contaba él del año 1902 se iban avanzando así… todos eran de 1000 hectáreas, 800 hectáreas entonces los sectores por grandes que sean no entraban muchos pobladores”. (Horacio Fuentealba)

Aquí se conocieron primero los aviones que los autos nos comenta don Horacio, aunque éstos simplemente se vieran cortando los cielos de Castillo. Antes de que se decidiera la formación del pueblo los habitantes de la zona se encontra-ban repartidos por las montañas, reuniéndose o visitándose cada cuantos meses fuera posible y con la necesidad tanto de parte de los pobladores y pobladoras de la zona como también del gobierno se decide formar la Villa.

“Río Ibáñez era un río hermoso y no tenía playa, no tenía nada, se habría entre bosques nomás y los campos eran todos productivos y todos estos fueron campos ganaderos y los pobladores habían llegado a formar capital, grandes capitales, pero aquí no había ningún poblador que tuviera menos de 200 vacas y mínimo 500 hasta 3000 ovejas en cada campo entonces ganadero, eran 100% campos ganaderos, muy productivos… Lo más cerca era Puerto Ibáñez y como ya después que llegaron los colonos ya esto se empezó a poblar, como le digo empezó mon-tón de poblaciones y de ahí de eso cuando asumió como presidente de la Repú-blica don Eduardo Frei Montalva envió a gente a todos estos lugares que estaban abandonados, personeros del gobierno se encontraron con un analfabetismo de un 91%... sobre todo en los campos llenos de animales, hartas familias y familias todas analfabetas… entonces esto no puede ser y con algunos pobladores empe-zaron a ubicar para ver donde podrían formar un pueblo donde pudieran correr toda esta gente al lugar de reunión y verles como una posta de primeros auxilios que fue lo primero que tuvimos aquí y un poblador de ese sector don Emilio Vargas donó 10 hectáreas de regalo de terreno para que se organizara este pueblo y así nació el 29 de octubre de 1966 Villa Cerro Castillo nació a la vida… por un ex intendente un caballero que murió el mes pasado, don Gabriel Santelices… por la necesidad de estudio y la necesidad también de que ya había gente grande, jóvenes 16, 17 años y tenían que juntarse en alguna parte, conocerse, formando su familia claro y habían tantas cosas y había que educar también a esa gente cla-ro entonces una gran preocupación del Gobierno si esas cosas nadie las recuerda fueron valiosísimos”. (Horacio Fuentealba)

Don Horacio, nos indica que los primeros caminos que “bajaron” a Puerto Ibáñez los habrían construido aproximadamente el año 1955, a través de una senda de penetración en que podía transitar estrechamente un sólo vehículo. Esta senda se habría construido sobre una picada de a caballo utilizada por los pobladores. En el caso del abastecimiento, nos reafirma que antes de haber ma-

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yor conectividad en el territorio, éste era llevado a cabo a través del paso Pallavi-cini hacia Argentina. Él presenta esta relación de fronteras como una situación indispensable para la existencia de las familias en la zona y como nos explica a continuación la supuesta rivalidad entre chilenos y argentinos aquí no se vio.

“Aquí hay un mito y una realidad de las relaciones chilenas y argentinas… que van muy de la mano del mito de que los argentinos que son malos, que son nuestros hermanos traicioneros pero la realidad es que gracias a ellos nosotros los primeros que nacimos acá, los primeros pobladores que llegaron pudieron subsistir y hacer lo que hoy día está hecho porque para subsistir hay que empezar por comer… y era la única manera de abastecerse de víveres era de la Argentina y ellos nunca tuvieron un problema para que nosotros pasáramos y trajéramos lo que quisiéramos, claro y sin hacer usura ni nada te lo vendían al mismo precio que consumían los argentinos… no había ninguna diferencia, no había discrimi-nación no había nada y había mucha voluntad entre los ciudadanos que estaban en pueblos fronterizos… Siempre han ido más conectados (Argentina), siempre han sido tomados más en cuenta por los gobiernos, esta región debemos agrade-cerles no sé a quién que se conservó porque si los argentinos hubieran sido más audaces habría sido todo de ellos… son audaces y aprovechadores eso es verdad pero no quisieron quedarse con esta región…

Allá era un día para ir, al otro día se compraba se dejaban las cosas en la noche salían a tomar los viejos tomaban mucha caña argentina, ginebra y caña y era un día que se dedicaban… un día de relajo… entonces eran 3 días prácticamente, 3 días y 4 de ahí al paso fronterizo donde habían 2 boliches que les llamaban ahí… eran los bolicheros… (Los viajes) bueno, para uno como cabro chico era penoso porque el viaje hacia Argentina era terrible porque hay una parte en la Argentina o sea en Chile, entre Chile y Argentina donde hay un tipo de portezuelo donde tiene lago y cordillera y pasa por ahí… hay que pasar por la orilla… eso se llama la Poyoya… cuando chiquitito claro a veces me amarraban para que no me cayera… un cabro chico no tiene la fuerza para sujetarlo…

Entonces ya se podía acabar el mundo pero la gente toda tenía… tenía provisio-nes y las provisiones como le digo cierto aquí los que nacimos y nos criamos, nosotros nos criamos con pura carne asada, pan lo que más comíamos pan que se enterraba en las cenizas… carne y mate amargo… la yerba abundante de la Ar-gentina porque en la Argentina era barata, abundante, entonces la alimentación era a base de eso, esos años no habían bolsas nylon, no habían latas, no había nada… se traía en quintales de harina… en pilchero… 4, 5 viajes en la tempo-rada… había que ir en el mes de marzo ya estaban todos prevenidos porque ya después abril ya llegaba el invierno y el invierno duraba hasta fines de octubre… un invierno largo”. (Horacio Fuentealba)

Ya con la edad suficiente, don Horacio viaja a la escuela agrícola de Coyhaique a cumplir con sus estudios, este viaje se podía efectuar ya sea en un vuelo “charter” así como en los camiones de la mina Cristal, que transportaban metales desde Ibáñez y demoraban hasta dos días en llegar a Coyhaique. Nadie se quejaba, llegando felices a destino “y en la actualidad por dos horas de viaje reclaman”, lo que cabe perfectamente en “el que se apura en la Patagonia pierde el tiempo”, dicho que va quedando en la historia, como un recuerdo en tiempos donde todo exige mayor rapidez, donde la conectividad territorial va de la mano con la eficiencia en toda acción humana.

“Fui el primer alumno de la escuela agrícola de Coyhaique… yo me fui para allá el año 1957 cuando se inauguró la escuela agrícola… a fin de año terminamos 80…

Los (camiones) esperaban arriba donde el paso era muy pronunciado ahí le co-locaban 2 o hasta 3 yuntas de bueyes en los camiones y los tiraban para subir a una parte para llegar a los mallines de Puerto Ibáñez, hasta la laguna Seca y ahí si todos nos quedábamos a dormir arriba… donde termina la costa, arriba hay una parte que la hicieron de piedra… ahí se demoraba el día… de repente un camión que le ponían mucha carga y echaba abajo un puente y ahí quedaba, se paraba todo, entonces era toda una odisea un viaje a Coyhaique”. (Horacio Fuentealba)

Agradecidos de don Horacio por otorgarnos parte de su tiempo y experiencia en esta conversación, nos retiramos al hospedaje donde pasamos la información recopilada durante el día y descansamos para seguir mañana temprano hacia la localidad de Puerto Río Tranquilo.

CAMINO A TRANQUILO

6 de marzo

Desde nuestra ventana es posible ver la inmensidad del Cerro Castillo, son las 8 de la mañana y nos preparamos para partir, tomamos un buen desayuno, guardamos las mochilas y seguimos rumbo. La Villa es el último pueblo hacia el sur donde el camino se encuentra pavimentado, de aquí en adelante será única-mente camino de ripio.

Según la historia del Cuerpo Militar del Trabajo (2003), para 1980 se desarro-llaban obras comunitarias desde Villa Cerro Castillo hacia el río Sin Nombre y en 1982, una vez terminado el tramo Coyhaique-Chaitén, se inician los trabajos desde Castillo hacia la laguna Cofré, aprovechando los tramos realizados comu-

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nitariamente. El mismo año el CMT, habría iniciado las faenas de construcción desde el sector de Murta hacia el Cofré, con una extensión de 42,7 km. En los primeros 18 kilómetros se aprovecharon los trabajos efectuados por el Servicio Militar del Trabajo (SMT) en 1959. En el kilometro 22 se construyó un puente definitivo sobre el río Murta y en los últimos 10 kilómetros fue necesario gene-rar gran cantidad de perforaciones y explosivos por las grandes rocas existentes. Terminado este sector (1984) comenzarían las faenas desde del río Engaño hacia Puerto Río Tranquilo, en una extensión de 21 kilómetros junto a la ribera oeste del lago General Carrera, así como también a través de una empresa privada se construiría el camino de norte a sur en el sector del Río Cajón – Portezuelo Cofré. En la zona de Bahía Murta, en el lago General Carrera, un 13 de julio de 1985, una embarcación de tres tripulantes del Cuerpo Militar del Trabajo naufragó sin poder prestarles ayuda.

“Fue un trabajo duro y peligroso por la presencia de continuos cortes en roca descompuesta e inestable que obligó a tomar medidas de seguridad, tanto del personal como de las maquinarias, especialmente los bulldozer y elementos pe-sados de perforación; pese a lo anterior hubo que lamentar la caída de algunos elementos al lago, los que fueron rescatados con gran esfuerzo y sacrificio sin tener que sufrir pérdidas de personal”. (CMT, 2003: 235)

“Un bulldozer que fue arrastrado por deslizamientos de material hacia el fondo del lago, siendo recuperado tras varios días de buceo para su desarme y extrac-ción por piezas hacia la superficie”. (CMT, 2003: 281)

A kilómetros de Cerro Castillo, específicamente en el km 102, nos encontramos en la garganta del Río Ibáñez, labrada por los deshielos del Cordón Hudson y por diversos tributarios y a tan sólo un kilómetro más de viaje existe un desvío hacia el monumento arqueológico Paredón de las Manos, donde es posible ob-servar estampadas las manos de niños y adultos, en una pared de roca de 35 metros, marcando la presencia de la cultura Aonikenk (Tehuelche) en la zona.

En el kilómetro 118, al costado izquierdo del camino, se ubica la Laguna Verde la cual se alimenta del río Sin Nombre y da origen a unos 3 km al río Manso, esta laguna es especial para quienes disfrutan de la pesca recreativa.

Seguimos avanzando y nos encontramos con el Valle del Bosque Muerto, el cual se sitúa a orillas del río Ibáñez, siendo el resultado del ensanche de este afluente por la erupción del volcán Hudson.

Aproximadamente en el kilómetro 161 ingresamos al portezuelo Cofré, que se ubica a 660 m.s.n.m. En él podemos destacar la laguna Cofré, donde es posible

observar avifauna de agua dulce a un costado del camino.A una media hora antes de llegar a Puerto Tranquilo (km 203), se encuentra el cruce hacia Bahía Murta y Puerto Sánchez, localidades que lamentablemente por tiempo no podremos visitar. Son 4 km los que separan a Murta de la Carre-tera, distancia que genera un menor flujo de visitantes, perjudicando en cierta medida el desarrollo del turismo en la zona, en el caso de Sánchez son aproxima-damente 25 kilómetros.

En 1959 el Servicio Militar del Trabajo (actual CMT), inició la construcción de una senda entre Bahía Murta y Bahía Erasmo, con una agrupación de 70 soldados, dos camiones, un tractor semioruga, dos camionetas y una motosierra (de las primeras en la zona), el objetivo era unir el lago General Carrera con un puerto en el Océano Pacífico para el embarque de minerales explotados en la cuenca. En un año y medio se habrían avanzado 17 kilómetros siguiendo afluen-tes sobre el río Murta, en su ribera suroeste, mientras que por el otro frente se avanzarían 4 kilómetros hacia el este, siguiendo el río Sorpresa. Esto habría permitido el poblamiento de diversos campos en el territorio, aunque la obra se habría suspendido por falta de financiamiento.

Pasando el cruce hacia Murta y poco después de su cementerio se encuentra el río Engaño, lleva ese nombre por su cambiante flujo que alguna vez se llevó el pueblo de Murta y quizás algunos troperos que lo cruzaban sin suerte, hoy por él pasa un puente que dejó en el olvido el sufrido recorrido.

Al Río Engaño

Nace de un cordón cordillerano rodeado de vegetaciónSaltos y partes rocosas y en partes como erupciónNieve, hielo y arroyuelos que desembocan en ti

Y con tus fuerzas arrastras como si no tuvieras fin

Haces como curvas hermosas, bellas entradas de arenaEn parte unos islotes, puma, palos y piedra

Eres como tu nombre lo indica muy engaño, muy serenoDe la noche a la mañana te has llevado algún tropero

Pero siempre desafiante al paisaje natural Pasando y haciendo burla a esas aguas termal

Cuando deseas agrandarte siempre pasas a arrasarPartes lindas y poblados y vuelves a tu normalidad

Vuelves a ser como el mismo que ahí te vimos pasar

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Calmito pero con viento, azotando con tus aguas hacia alláSiempre bajas de la cordillera y desembocas en el Lago General Carrera

Río engaño a la vista de quien visita el lugar y por frente de mi casa siempre te veo pasar.

(Patricia Alarcón Bustos, Bahía Murta)

PUERTO RIO TRANQUILO

Después de aproximadamente dos horas y media de viaje nos encontramos en la localidad de Puerto Río Tranquilo, desde Coyhaique hasta aquí son alrededor de 4 horas de viaje y desde Cerro Castillo son 120 kilómetros que se cubren en alrededor de dos horas y media. El trayecto desde el río Engaño hasta Tranquilo, presenta en gran parte de su recorrido la incómoda calamina, tramo similar al camino hacia Chile Chico por el Paso las Llaves, ambos van bordeando el lago General Carrera.

En el trayecto desde Coyhaique nos hemos encontrado con diversas animitas, las cuales son recordatorios hacia personas que han muerto de una forma trágica en el camino, podemos interpretarlas, aparte de lo que significa para familiares y amigos, como un símbolo de advertencia ya que principalmente se sitúan en lugares en los que se debe ser prudente al conducir.

En el pueblo buscamos una cabaña donde poder descansar, de las cuales hay gran diversidad entre precios y servicios. Comprendemos que gracias a diver-sos atractivos naturales, la localidad de Tranquilo se ha ido preparando año a año por entregar un mejor servicio a sus visitantes, aquí es posible recorrer las Capillas de Mármol, así como también caminar por el glaciar Exploradores o seguir el camino y disfrutar de un viaje más íntimo en la espectacular Laguna San Rafael10.

Ya instalados en la cabaña buscamos un lugar donde poder reponer fuerzas, en eso damos con Ruca Manque, un pequeño pero acogedor espacio donde es posi-ble degustar preparaciones con cordero, carne o salmón, lo que acompañado de una cerveza negra artesanal queda para el recuerdo.

Con energía en el cuerpo vamos por nuestra siguiente conversación, ella es la señora Paula Jaramillo a quien gracias a la gestión de su hija podemos conocer. Vive camino a Bahía Exploradores, a uno 5 kilómetros del pueblo, específica-mente en el Fundo Los Álamos.

10 www.destinopatagonia.cl; Destino Patagonia, es una empresa familiar que realiza viajes personaliza-dos tanto a la Laguna San Rafael como al Istmo de Ofqui.

Paula Jaramillo

Doña Paula, nació el 6 de marzo de 1941 en el mismo campo donde vive en la actualidad. Al año siguiente moriría su padre, dejando a su esposa sola con sus ocho hijos. Su madre es oriunda de Victoria, poblado ubicado en la provincia de Malleco, región de la Araucanía. Llegó a la zona junto a su esposo, y como muchos otros pioneros el viaje fue a través de Argentina, ingresando a Chile por el paso Jeinimeni ubicado entre Chile Chico y el poblado de Los Antiguos.

“Y ahí nací yo, a orillas de la ceniza, yo no nací en un palacio, eso que me digan pucha qué cuenta, yo cuento como nací, como me crié y como soy… en esos álamos tenía casa mi mamá, el cuarenta y uno nací yo ahí, el 6 de marzo… yo soy nacida y criada aquí, y aquí voy a morir… toda mi vida, tengo 72 años y aquí estoy y aquí les he dicho si me quieren sacar de aquí me van a sacar muerta… Ella (su madre) estuvo en Mallín Grande… mi papá la dejó ahí en un campamen-to y de ahí fue a buscar los cabros a Victoria, los otros que había dejado allá, dos más… Mi mamá era más gaucha murió a los 93 años, yo soy gaucha igual que mi mamá… pobladora vieja de Río Tranquilo mi mamá… pionera vieja”. (Paula Jaramillo)

Su madre llegó a Chile Chico cuando sólo existía un galpón en la costa del lago, partió desde allí por el Paso las Llaves hacia Puerto Río Tranquilo, viaje que les habría tomado un mes junto a su esposo y dos de sus hijos, de 11 y 12 años. El objetivo era poblarse; en una primera parte sus padres llegarían a Mallín Grande donde instalarían un campamento provisorio, desde donde su padre tomaría rumbo nuevamente a Victoria en busca de dos hijos que habían quedado en-cargados.

“Ahí había un caminito que ahí pasaba el puro caballo, mi mamá pasó con su caballo de tiro y mi papá igual su caballo, su pilchero que traían ellos del tiro. De a pie porque si se iba abajo el caballo no quedaba nada porque era la barda pique… ahora es una carretera po’ que van a Chile Chico y vuelven”. (Paula Jaramillo)

Los padres de doña Paula, llegaron al sector de Tranquilo guiados por un perso-naje que según nuestra entrevistada ha sido olvidado de la historia de los inicios de la localidad; Pérez Principio era apodado el hombre quien habría arribado a la zona efectuando la tarea de explorador.

“El abrió una senda para que entre don Pedro Lagos, entre mi mamá, entren to-dos los pobladores antiguos, entraron porque él les abrió, vino les buscó campo y

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les dijo que se metan pacá porque acá habían campos muy buenos… Se lo pasaba aquí en la casa, por allá por donde Don Gerardo Gallardo, por ahí andaba don Principio, él trabajaba así”. (Paula Jaramillo)

De acuerdo a lo que nos plantea doña Paula, la senda sería la misma por donde fue construida la Carretera Austral, la cual en sus inicios fue una picada para el tránsito de a caballo, rodeada de bosques gigantes que para un incendio en 1938, habrían disminuido en extraordinarias proporciones.

“Hubo un incendio muy grande el 38 y eso limpio quedó todo limpio y después la gente empezó a trabajar, a trabajar, a trabajar y limpió y no se fijaron que había harto monte, todavía hay monte, montañas… Cuando pasó el incendio grande mi mamá vivía en campamento allá abajo en el río… a la puerta de un río tenia campamento de ramas, de cañas… hacían hoyos en la tierra y ponían ramas, po-nían cañas y ahí vivía uno… así vivíamos y cuando pasó ese incendio grande mi mamá sacó todos sus chicos a la costa del río en una playita echándoles agua pa’ que no se quemen, porque se iban a quemar todos… mi mamá salvó como una vaca, ovejitas se habrán salvado unas 3 o 4 más no”. (Paula Jaramillo)

Los pobladores de la zona vendían la lana que producían en la localidad de Chi-le Chico, donde era posible abastecerse de víveres para el año completo. Ésta se vendía en bolsones de 200 kilos, que eran transportados en barco desde Puerto Tranquilo.

“Nosotros allá donde trabajamos donde la abuela Mica… no vendían nah’ un bolsón de lana, vendían 10, 15 bolsones… Por ejemplo había un barco que se llamaba el Chile, se llamaba el María Isabel, el Toti, Don Edmundo esos eran, todos esos barcos andaban por el lago… eran grandes sí, pero en esos años eran barcos, pero ahora al lado de la barcaza son unos botes”. (Paula Jaramillo)

La movilización principalmente se desarrollaba en barco y a lomo de caballo, hoy en día doña Paula tiene una camioneta que le permite trasladarse desde su campo al pueblo, aunque como nos comenta no ha dejado el caballo. Su casa posee electricidad y hace un par de años que se encuentra presente la señal de celular, facilitando enormemente la comunicación con su familia en el pueblo.

“Si ahora uno quiere saber de su familia llama, ahí tengo mi cabina en esa ven-tana (risas)… antiguamente no me comunicaba con nada si tenía aquí leguas de a caballo pa’ Cochrane para comunicarse con alguien… pa’ mí hasta aquí es pa’ mejor”. (Paula Jaramillo)

Hubo un tiempo en que no había forma de enterarse de lo que ocurría en el exterior, así como también no existía médico ni posta, aunque las personas se enfermaban poco recuerda doña Paula y el que lo hacía se mejoraba con yuyos preparados bajo recetas transmitidas por generaciones. Podemos aseverar que el esfuerzo de las mujeres en la Patagonia no ha sido tan reconocido como el papel que ha jugado el hombre y en este caso doña Paula Jaramillo es una repre-sentación de la mujer fuerte, gaucha como se reconoce ella, una mujer que con mucho esfuerzo pudo sacar adelante a su familia.

7 de marzo

Cristóbal Arce

Después de unos mates y un desayuno reponedor nos dirigimos en busca de don Cristóbal Arce, quien es uno de los pobladores más antiguos que va quedando en la localidad de Puerto Río Tranquilo. No es difícil dar con su hogar, vive frente a la plaza en una casa de tejuelas junto al hospedaje de su hija que lleva por nombre su seudónimo, Don Kicho.

Cristóbal Arce, nació en 1922 siendo el menor de doce hermanos, el único vivo en la actualidad, llegó a Puerto Río Tranquilo en 1962, pero a la región el año 1946 desde la localidad de Blanco, provincia de Valdivia. En la actualidad tiene 91 años, los cuales no han pasado en vano, sufre de dolores en las rodillas y cin-tura, lo que le impide caminar con normalidad. Las motivaciones que lo llevaron a tomar rumbo a la Patagonia fueron por una parte la búsqueda de trabajo, así como también olvidar los problemas de una vida que dejaba, problemas que lo hicieron partir de su tierra hacia un lugar desconocido.

El viaje comenzó en tren hasta Puerto Montt, desde ahí dos días y dos noches en barco hasta Aysén, desde donde emprendería rumbo a la zona del Baker, en la cual tomaría su primer trabajo en la Estancia Chacabuco.

“Como a los 8 días me contraté y me jui ahí. Estaba sin trabajo y más sin plata… y sin conocer a nadie… En el barco nos juntamos con un hombre que tenía un sobrino en Aysén, así es que nos juntamos empezamos a conversar. Na amigo me dijo si yo tengo un sobrino en Aysén, ahí lo voy a ir a buscar, por eso salió justo los desembarcamos, por eso los acompañaron 2 hombres, 2 muchachos más, así que cuando lleguemos yo voy a salir con uno y usté queda cuidando las cosas con el otro. Así que al ratito llegó con un carro a buscar las cosas... que eran poquitas, lo único que traía era montura… se sabía que acá sin montura no se hacía nada”. (Cristóbal Arce)

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El viaje hacia la estancia lo hizo en 1946, recuerda que los llevaron en camión por rutas argentinas, ingresando a Chile por Entrada Baker, paso que en la ac-tualidad aún se encuentra vigente. Este tramo obligado por Argentina se debía a que por el lado chileno no existían caminos para vehículos motorizados, sólo de tracción animal y en algunos trayectos era posible en carreta.

“Pasamos por Perito Moreno… por Argentina, por ahí pasamos, por una parte que se llama El Piltrudo, después un camino que va a Caracol, ahí está el cruce del camino pa’ entrar al Baker, o sea, claro la Entrá Baker. En esos años todo se traficaba por Argentina, la lana... todo se sacaba por Argentina, la gente, todo”.(Cristóbal Arce)

Don Cristóbal, recuerda que en la Estancia Chacabuco existían más de 70.000 animales de esquila, los que daban trabajo a más de 50 obreros el año redondo, entre peones, ovejeros y puesteros. El movimiento de la producción de lana da cuenta de las vías de comunicación caminera existentes antes de construida la Carretera Austral en la zona.

“Primero sacaba la lana pa’ abajo pa’ Tortel en pilchero por ahí lo agarraba el barco y después ya lo sacaron por la Argentina, por el camino a la Argentina… O sea que de Cochrane se hizo primero… el camino del Maitén a Cochrane pri-mero, cuando salió la barcaza, la barcaza traía camiones hasta el Maitén y de ahí hicieron ese camino pa’ (estancia) Chacabuco, pa’ Cochrane”. (Cristóbal Arce)

Como se mencionó, don Cristóbal llegó a Tranquilo en 1965, al parecer con el objetivo de darle educación a sus hijos. Para llegar a Tranquilo lo hizo en barco desde Chile Chico, nos comenta que en la costa del lago frente al pueblo existía un muelle donde atracaba el barco, el cual habría terminado su recorrido cuando la localidad fue formando parte de la conectividad caminera a través de la Carretera Austral.

El recorrido del barco era el medio que conectaba a Tranquilo con el resto de los poblados de la cuenca del Lago General Carrera, así como también con Coyhai-que y Aysén, por lo que la navegación lacustre era el principal medio de comuni-cación en la zona. Los pobladores y pobladoras principalmente se abastecían de víveres desde Chile Chico, los cuales se podían encargar en los barcos, no siendo necesario viajar en busca de ellos. Además existía una ECA (Empresa de Comer-cio Agrícola) en Guadal, la que años después también se instalaría en el pueblo.

“Ya después, en la época de Frei, se empezó a hacer la barcaza, La Pilchero ahí en Chile Chico (la cual también hizo el recorrido hasta Puerto Río Tranquilo)… Sí

pues, si una vez por semana si no más, pero todas las semanas venía… Cuando se hizo el camino se terminó la barcaza, barco y todo eso…

Ahí ya por lo menos ya hubo más facilidad, porque sabía uno que iba y tal día iba a volver. En barco no po, porque en barco uno iba pero no sabía cuándo uno iba a volver. A veces el barco no venía… por una cosa o por otra. La barcaza no, porque ya cada ocho días venía a pegar una vuelta, si uno se iba estaba 8 días en Chile Chico y ahí sabía que tenía que volver”. (Cristóbal Arce)

Recuerda que la Carretera Austral en la zona, se inició desde Bahía Murta hacia Villa Cerro Castillo, camino que era construido por una empresa privada, y des-de Tranquilo a Bahía Murta, la construcción era llevada a cabo por el Cuerpo Militar del Trabajo (CMT).

“Todos los años quince kilómetros hacían los militares. Se juntaron arriba igual… terminaron y después ya siguió pa abajo. Entonces de aquí hasta río León… el desagüe trabajaron los militares y de ahí pa’ acá se venía la otra firma que hacía el camino... y así se hacía el camino… la mayoría aquí este camino lo hicieron los militares”. (Cristóbal Arce)

El recuerdo del padre Ronchi se hace presente también en Puerto Río Tranqui-lo, aquí habría gestionado la construcción de la posta del pueblo y la pista de ate-rrizaje, que como nos indica don Cristóbal “fue costilla de él”. En la actualidad en la iglesia del pueblo existe una gran antena en la cual se encuentra plasmada la figura del cura, antena que también habría sido gestionada por él dentro del proyecto de las radios de la Madre de la Divina Providencia (Madipro).

“Por el padre Ronchi tenemos lo que hay ahora, tal como la cancha de aviación que hay ahí, cuando estuvo la ECA igual, la posta lo principal, aquí yo jui el primer presidente de la Junta de Vecinos, cuando se inició la Junta de Vecinos de la ley de Pinocho y empezaron a trabajar pa’ hacer una posta, íbamos a hacer una posta la Junta de Vecinos y un día conversando con el padre Ronchi me dijo, no, si eso se pide nomás al Ministerio no se cuánto. La cosa que venía hacía documento, papeleo, amanecía escribiendo, conseguía máquina de escribir, ahí en el retén lo conseguía y se iba a escribir a la iglesia. Amanecía. Así que iba en la mañana y firmaba los papeles pa’ Santiago miercale y hasta que llegó... tenía gente primero pa’ hacer canales y qué sé yo. Le pagaba en víveres, traía cosas de la Argentina y así. Le mandaban de otros países cosas pa’ comer, entonces primero él lo hizo pa’ hacer cunetas le pagaba a la gente y después cuando ya vino el CMT hizo la cancha”. (Cristóbal Arce)

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Raquel Godoy

Por recomendaciones nos dirigimos a conversar con la señora Adelina Cuyul Bórquez, nos indican que tiene un negocio que lleva por nombre El Chino, lamentablemente no dimos con ella ya que había viajado a Coyhaique por pro-blemas de salud.

A nuestra suerte conocemos a su hija doña Raquel Godoy Cuyul, quien nos comenta que su madre llegó de Chonchi a la edad de 14 años en 1954, acom-pañada sólo de su madre ya que su padre habría fallecido cuando era pequeña. “Se vinieron en barco por Chacabuco, por Aysén y de ahí no sé cómo se ven-drían para acá, nunca le he preguntado… ahí donde está la Capilla de Mármol, ahí había un campo y ahí vivimos nosotros cuando chicos… Nosotros vivíamos en unas veranadas, en un rancho dice mi mami, donde no había cama ni nada, en los cueros no más vivíamos, yo no me acuerdo, era guagua, ella cuenta que vivía arriba en la veranada del Mármol”. (Raquel Godoy)

Cuando la escuela llegaba hasta sexto básico doña Raquel, como aun lo hacen gran parte de los niños de Tranquilo, tuvo que dejar su hogar para continuar sus estudios, pudiendo regresar sólo en vacaciones. Con el tiempo estudió pedago-gía en la Universidad Católica de Temuco y en la actualidad se desempeña como profesora en la escuela local.

“En séptimo básico me fui a Chile Chico, hasta octavo… Yo cuando viajé… no teníamos plata, no vamos a decir que nos mandaban a pensión, íbamos a estu-diar y nos llevaban donde una persona conocida y ése era nuestro apoderado… yo tuve la suerte de estar desde segundo medio donde los gringos belgas, que ya fallecieron los dos, la hija de ella que era la profesora de francés, ella era mi apoderada y yo estuve en la casa de los papás de ella que eran unos viejitos y yo pagaba con mi trabajo… eran como papás…

Tomábamos un barco que era un desastre, nosotros le llamábamos barco, pero eran lanchas nomás, en Chiloé le llaman lanchones que son más grandes que los botes… para llegar a Chile Chico a veces se demoraba 2 días. Así que ahí sí que era sufrimiento porque se iba en bote, en barco, y los barcos pasaban a cargar leña. Al otro día llegaba uno a Chile Chico, mareados… ni asientos… Mucha gente y todos de pie. Era la única forma de viajar… La carretera empezó más o menos el 84 estuvo lista, cuando empezó a trabajar el CMT, que fue Pinochet que le dio más importancia, ahí se terminó”. (Raquel Godoy)

Antes de que se construyera la Carretera Austral en la zona, los animales eran arreados a través de huellas, por las cuales se conseguía llegar hasta los centros de comercialización.

“Mi hermano lo hizo de a caballo con hartas personas, llevando animales… por Bahía Erasmo y por acá por Murta, hacían desvío. Era malísimo dice, no sé si lle-vaban un mes o un poco más para ir con animales los troperos”. (Raquel Godoy)

Una de las maneras de abastecerse de víveres, aparte de viajar o encargarlos por barco a Chile Chico, era por medio de mercachifles que viajaban desde Argen-tina a vender sus productos. Éstos llegaban en barco a la localidad, ya que el camino de Las Llaves era demasiado complejo transitarlo con carga.

“De aquí a Guadal es como una hora y media y en la carretera para ir a Cochrane hay que desviarse a Guadal como 11 kilómetros, de ahí viaja a Chile Chico, son como 3 horas y media de acá… En barco a veces era todo un día, cuando había viento, todo un día porque el barco tenía que pasar a capear el temporal, pasaba a Mallín Grande… Tremendo de fuerte, ahí sí que se movía”. (Raquel Godoy)

Cuando comenzó la construcción de la Carretera Austral, doña Raquel se en-contraba en Puyuhuapi, pueblo propulsor de la iniciativa, siguiendo por su pro-fesión el desarrollo del camino en distintas zonas de la región.

“Recuerdo que llegaron unos inmensos camiones altos y ahí empezaron a cons-truir la senda. Así que como que seguí la carretera, después me vine a Caleta Andrade, la isla, después me vine a Murta que queda a 4 kilómetros y después me vine para acá. Estaba abierta la carretera, pero cuando yo me vine a Murta es-tuve 10 años allá y para venirme a Tranquilo a ver a mi mami me venía a caballo, porque no había pasada, no había carretera todavía, estaban arreglando nomás… Después ya demoraba una hora y media… Como el 84, pero ahí no llegaba hasta ahí, si no que venían de Coyhaique y de ahí hasta Murta una parte para ir hasta el Cofre por ejemplo, era malísimo, cuando hicieron los valles esos que están, los valles de Murta, le pusieron cualquier cantidad de material porque era muy mala la tierra, puro valle, puro mallín…

Yo llegué el 82 a Murta y ahí estaban recién empezando, estuve 10 años, y cuan-do yo me vine ya estaba la carretera terminada hasta acá y ahí seguía, para allá había como huella nomás, también de caballo. Llegaron hasta acá y acá se ins-talaron en el Mármol que le llamo yo y ahí se instaló el CMT para poder llegar hasta el puente el Desagüe, como el 94, 96 debe haber sido… Hasta el León que se llama, el Desagüe una parte donde está el puente del Carrera…

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La carretera cambió a muchas personas, contentas que nunca pensaron que iban a ir a de aquí a Coyhaique en vehículo, fue un cambio… Todos tenían caballo nomás, la primera camioneta que llegó fue de don Víctor Briones, un caballero que falleció, ya después un señor Calderón”. (Raquel Godoy)

Los pobladores de Murta habrían quedado molestos con el diseño de la ruta, ya que no pasaría por dentro del pueblo como ocurre en la mayoría de las localida-des, jugándoles en contra al ubicarse a cuatro kilómetros hacia dentro, a orillas del lago General Carrera. En la actualidad ya estaría aprobada la pavimentación de estos kilómetros, para de esta forma generar que los visitantes a la región op-ten por ingresar a un pueblo, que quizás por su exclusión, mantiene con mayor fuerza las tradiciones campesinas de la Patagonia.

“Es que no había cómo pasar por Murta, ¿por dónde iban a pasarla?… (Se eno-jaron) Sí pué, yo estaba ahí, pero les prometieron que ellos iban a arreglar la entrada que son 4 kilómetros ahí y hacer el puente, porque ahí no había puente, había balsa, yo alcancé a pasar de a caballo en la balsa, ahí pasaban los caballos de a tiro nomás para allá… no había cómo, mucho río, ni por Guadal, la carre-tera tampoco pasa por Guadal para ir a Cochrane, a Tortel, pasa lo mismo”. (Raquel Godoy)

Conversando con un poblador de Bahía Murta, éste nos comentaba que an-terior a que se desarrollara el proyecto carretero, la comunicación y principal medio de abastecimiento se desarrollaba a través de la navegación del lago Ge-neral Carrera, la cual habría finalizado con la conclusión de la Carretera. Desde el punto de vista de este poblador la comunicación por el lago resultaba más eficiente que él que proporciona la Carretera Austral, ya que era posible abaste-cerse de víveres en la localidad de Chile Chico, así como en el vecino poblado de Los Antiguos, de esta manera se permitía mover mayor cantidad de carga por el espacio de la barcaza, evitando de este modo viajar a Coyhaique y pagar una mayor cantidad de dinero por el traslado. Esto no sería negarse al camino, sino más bien que la conectividad intrarregional sea más eficiente, en este caso habi-litando nuevamente la antigua comunicación a través del lago, en complemento con la Carretera.

CAMINO A BERTRAND

8 de marzo

Después de conocer estas historias y experiencias en Puerto Río Tranquilo, nos dirigimos a Puerto Bertrand en busca de personas que nos ayuden a comprender cómo se han desarrollado los procesos de conectividad en su territorio.

Consultando bibliografía sabemos que en 1982, terminado el tramo Río Enga-ño – Puerto Río Tranquilo, se iniciaron los trabajos desde este último poblado hacia el río Leones, con 29 kilómetros de extensión, este río nace en el glaciar y laguna del mismo nombre, que pertenecen al Campo de Hielo Norte, y desagua en la costa oeste del lago General Carrera, aproximadamente en el kilómetro 262. En este lugar se habría unido el CMT con la empresa privada contratada por el MOP, que se encontraba realizando los trabajos camineros hacia el des-agüe del lago General Carrera; dichas faenas habrían concluido en 1988.

Ya terminada la ruta desde el río Cofré a río Leones, de 88 kilómetros, quedaría expedito el tramo a Cochrane, aprovechando los históricos 70 kilómetros exis-tentes desde el Maitén hacia la localidad.

En el camino a Bertrand, nos cruzamos con un par de personas que transitan de a pie junto a la vía, nos hemos encontrado con varias en todo el trayecto, pero ahora consideramos que es necesario plantear que al toparse con quien sea que vaya caminando o de a caballo y sobre todo en los días de sol y tierra, es necesario reducir la velocidad del vehículo por respeto a quien va paso a paso por la ruta.

El camino va bordeando el lago y al igual que desde el cruce de Bahía Murta ha-cia Puerto Tranquilo es de mucha calamina, al parecer ésta se forma por el peso de los vehículos y no por el viento que golpea los caminos desde el gran cuerpo de agua, aunque no hemos podido encontrar una respuesta clara.

Bordear el lago General Carrera, el segundo más extenso de América del Sur, presenta un privilegio a quienes se toman el tiempo de prestar atención a su inmensidad paisajística; pensar que históricamente fue, y en cierta medida aún constituye una discontinuidad geográfica en la región de Aysén. En los tiempos de proyecciones del camino se analizó una alternativa para disminuir la depen-dencia que existía frente a la navegación por el lago, es por esto que se habría buscado construir un puente alto, para el cruce de embarcaciones menores, en su sector más angosto, el desagüe.

“El puente tendrá un largo entre 70 a 80 mts. Con roca a ambos lados y con bue-nos accesos. Desde el desagüe hacia puerto Murta el camino bordearía la costa occidental del Lago aprovechando al máximo los sectores planos y ondulados y evitando la roca. La ubicación de un puente sobre el río Leones deberá exigir un reconocimiento en particular ya que en su desembocadura forma un delta con mucho desplaye”. (Horvath, Revista Trapananda)

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“La construcción por el MOP de un puente sobre el río Leones, una pasarela sobre el desagüe del lago General Carrera y posteriormente un puente colgante sobre el mismo lugar, se dejó abierto al tránsito el total del camino desde Coihai-que a Cochrane en una extensión de 353 km”. (CMT, 2003: 282)

Antes de llegar a Bertrand, más o menos a una hora de Puerto Tranquilo se encuentran el cruce o ramal a puerto El Maitén, Guadal, Mallín Grande, Fachi-nal y Chile Chico. Según un Informe de reconocimiento para la construcción de la ruta entre Chile Chico y Mallín Grande por Paso las Llaves, el camino desde Chile Chico hasta Fachinal no presentaría mayores problemas y desde ahí hacia el oeste el estudio se habría realizado con mayor cuidado evitando rocas y aprovechando las cortas mesetas y planicies, esto se mantendría hasta El Paso las Llaves, teniendo en cuenta la dificultad que se tiene para cruzarlo. Horvath, indica en este informe que en este sector abundaban las osamentas de caballos que se han desbarrancado.

“Hasta este punto probablemente se aprovechará la huella de caballos existentes, ya que el reconocimiento que efectuamos por la costa del lago tiene muchas quebradas y acantilados peligrosos”. (Horvath, Revista Trapananda) La senda que une el río Jeinimeni – Chile Chico y Fachinal, fue construida desde el mencionado río hacia Chile Chico, en la ribera sur del Lago General Carrera durante los años 1954 – 1955 donde trabajaron 100 soldados, constru-yendo 22 kilómetros sobre una huella de caballo11.

En septiembre de 1959, se habrían iniciado las faenas para la construcción en-tre Mallín Grande y el Paso las Llaves, se indica que tanto el personal como el material fueron transbordados a Guadal en la embarcación “Don Edmundo”, de la Empresa Minera de Aysén. Los trabajos se habrían iniciado desde Mallín Grande, instalándose un campamento en el campo del poblador Tomás Pérez. La faena se habría suspendido a causa del terremoto de Valdivia del mes de mayo de 1960, por lo que se trasladó tanto el personal como el material para faenas de emergencia. Con el tiempo la ruta se fue mejorando, permitiendo el traslado de pobladores con mayor seguridad hasta el término del camino, Chile Chico y como recuerdo de aquella faena un sector del Paso se denomina “La Piedra del Militar”.

“Una vez terminada esta ruta de 4 km, se comenzó a atacar la roca en acantila-do, para lo cual fue necesario amarrar a los soldados con cordelería apropiada, única forma de proceder a efectuar las perforaciones. Fue una tarea durísima y peligrosa sin que por suerte se produjeran desgracias que lamentar, salvo algunas

11 Historia del CMT, 2003

heridas y magulladuras atendidas y curadas con éxito en la zona misma”. (CMT, 2003)

PUERTO BERTRAND

Puerto Bertrand, se ubica en el kilómetro 282, a orillas del lago del mismo nombre, en la zona del nacimiento del Río Baker. A esta localidad llegamos alrededor de las 19:30 horas, ya está oscureciendo más temprano y tenemos algo de hambre, por lo que caminamos a comprar lo que nos falta para cocinar. Por decisión propia acampamos en el camping municipal que se encuentra a orillas del lago, recomendable totalmente, creemos que será la única noche ya que al parecer los días de verano se han ido casi por completo y el viento y la llovizna no han parado desde que llegamos. Compramos en la ECA del pueblo lo que nos reafirma que mientras uno más se aleje del centro (Coyhaique), más sube el precio de todo.

Al comentarle al dueño de la ECA nuestra intención de acampar a orillas del Lago Bertrand, nos indica que el viento será muy fuerte durante la noche. A pesar de esto logramos armar la carpa sin luz de día, pero lo del viento el hombre tenía razón, debemos asegurarla completamente y cocinar dentro de ella.

Al final, la experiencia no fue tan terrible, por lo que se llegó a disfrutar del sonido del viento y después de un rato logramos quedarnos dormidos para estar en pie temprano por la mañana. Tenemos alguna idea de con quién podríamos conversar, el dueño de la ECA nos comenta que su padre sería un buen aporte a nuestra investigación, por lo que a primera hora nos dirigimos a gestionar la entrevista con Raúl Vargas, quien accede de buena forma a nuestra petición.

9 de Marzo

Raúl Vargas

Raúl Roberto Vargas, tenía 7 años cuando llegó a Bertrand junto a su padre y madre, ellos de Osorno y Temuco respectivamente. En 1942 decidieron buscar nuevos horizontes y así como su hijo nunca más se alejaron de Bertrand.

“Cuando yo llegué acá no había nada… habían 2 o 3 pobladores nomás… La mayoría de la gente que llega a esta región es por Argentina, a la región de Aysén es gente que entró por allá por Temuco a Argentina y ahí se fueron adentrando hacia el sur, gente de a caballo. Y la gente chilena era muy bien mirada en Ar-gentina porque era gente de campo, entonces mucha gente llegó de Argentina por esos lados, y hay un paso que se llama Pino Hachado, que está por Temuco,

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por Lonquimay, entonces mucha gente llegó de Argentina buscando mejores horizontes. Y después no sé porque, bueno la historia es densa, bueno la gente después, el presidente que había en ese tiempo en Argentina, le dio ciertas horas a la gente chilena para que regrese a su país, entonces la gente que estaban en Ar-gentina pescaron sus caballitos y se vinieron para Chile, y no solamente fue aquí si no que en toda la región, porque esta región estuvo abandonada un tiempo. Y así se pobló Aysén, Chile Chico, Lago Verde… hasta Puerto Montt, de ahí para acá… el Baker, con gente que venía emigrando de su pueblo…

Así que bueno, ahí los viejos se vinieron adentrando para estos lados y se pobló toda esta zona acá, empezaron a luchar ellos para poder vivir porque esto era pura montaña… empezaron a juntar animalitos, por ahí… y una vez alguien le prendió fuego a la montaña por ahí por El Plomo y arrasó con todo esto aquí… Eso tiene que haber sido el 38 más o menos por ahí… Ellos fueron los prime-ros que llegaron acá, aquí llegó los Esparza, Ramírez, Sanzana y así otros más, pobladores antiguos, Moisés Seguel, Luis Soto, que yo me acuerde, pobladores antiguos… Claro, ellos eligieron sus campos, como era fiscal ellos eligieron, “yo me quedó aquí”, otros se fueron para otros lados, se armaron de campo y se afincaron ahí, después vinieron y les entregaron el terreno, después de varios años”. (Raúl Vargas)

Los primeros caminos en la zona, según don Raúl, habrían sido construidos por la Estancia Baker con el objetivo de transportar sus productos. Estas serían huellas que permitían el transito a caballo y que en las partes más planas se enanchaban.

“Esta mini carretera que hicieron los gringos, ellos pensaron en sacar sus produc-tos por aquí, porque camino no había en Argentina, no se había hecho camino todavía, entonces ellos, como los gringos ven por debajo del agua, esto era un terreno más seco y podían andar acá, haciendo senda, haciendo camino, hicie-ron una senda hasta Bertrand y aquí hicieron un muelle y una bodega, porque ellos pensaban traer todos sus productos acá, y había una comunicación desde Argentina a Chile Chico, trajeron un barco que todavía está allá en Chile Chico, el barco Andes, ese fue el primer barco que navegó el lago General Carrera que en aquellos años se llamaba Buenos Aires…

Con picota hicieron un túnel por allá abajo, en un cerro hicieron un camino, por allá abajo una parte que se llama Puerto Santo Domínguez en el Baker, pasa-do el Saltón. El Baker tiene varias partes que son corrientosas, aquí por ejemplo donde nace el Baker, más abajo hay otra parte donde se junta el Baker con el Nef, después más abajo hay otros rápidos, el rápido González y de ahí más abajo hay un rápido que le pusieron los antiguos El Saltón, que es un rápido que tiene

una correntá, tiene paredes, es como una garganta, pasa por entremedio el Baker y ahí debe tener algunas pozas y hasta el final de ese rápido venían los gringos a un puerto que se llamaba San Pedro o Santo Domingo y ahí al frente había un camino que venía orillando el Baker”. (Raúl Vargas)

El abastecimiento en Bertrand, antes de que existiera la Carretera Austral, se lle-vaba a cabo principalmente a través de barcos que navegaban desde Chile Chico, estos habrían funcionado hasta 1985, ya que al construirse el puente del desagüe del lago General Carrera, los barcos no habrían podido seguir cruzando, debido a que su mástil no se los permitía.

“No había otro lugar más cerca, Chile Chico estaba cerca de la Argentina, estaba Los Antiguos… una vez que se hizo el puente, en el lago General Carrera, ya no se podía llegar por el puente, los barquitos ya no podían pasar, no ves que los barquitos siempre tienen un mástil, donde tiene un huinche que sirve para sus quehaceres del barco, subir la carga, bajar la carga y con el mástil ya no se podía. Entonces se evitó. Entonces se implementó un puerto en el Maitén, entonces empezó a venir la barcaza ya no venían los barcos, teníamos una barcaza que se llama Pilchero… que todavía funciona pero ahora hay otra barcaza más grande (La Tehuelche). Esa barcaza funcionaba con un motor, no era un motor petrole-ro, si no que era un motor a vapor… como los trenes, a puro vapor, a pura leña, no ves que los trenes andaban a vapor y bueno los barcos tenían un motor de los mismos, y el motor estaba al descubierto ahí”. (Raúl Vargas)

Aunque el barco no llegara durante casi todo el invierno, las personas eran pre-cavidas abasteciéndose de todo tipo de víveres durante el verano, para así poder pasar de buena forma esta larga estación. Vendían sus animales a troperos que llegaban al lugar, así como también la lana era reunida y la trasladaba en barco para su venta en Chile Chico. Quienes por distintas razones quedaban desabas-tecidos podían pedir ayuda al vecino, si es que a éste le sobraba algo, pero era muy arriesgado quedar sin víveres, teniendo en cuenta que las familias podían llegar a tener hasta 12 hijos, por lo que nos reafirma don Raúl que las personas eran necesariamente muy prevenidas.

“Juntaban su platita y se iban a Argentina a comprar sus víveres. Porque ese año no había frontera entre Chile y Argentina… Eso sería como del 40 para adelante, hasta el 60 más o menos… se pasaba nomás. Entonces iban siempre a comprar a Argentina. Había una parte donde iban siempre, Perito Moreno, un pueblo más allá… Las Heras se llamaba el pueblo de la comercialización de los víveres, un pueblo grande, así que traían sus víveres para el año. En Argentina en esos años era barato y abundante toda la mercadería… todavía traían sobrantes, para no quedar cortos, porque si quedaba sin nada no había donde rasguñar… Ahí se

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juntaban 2 o 3 pobladores y se iban en camión para allá, camioncitos chicos que se demoraban no se cuánto tiempo para llegar. Después con los víveres a Chile Chico y de ahí lo traían en barco y lo repartían por acá… Todavía la gente va…El que traía menos traía 15 bolsas de harina, y las bolsas de harina eran de 70 kilos, se traían en bolsas todo, el arroz en bolsas, los fideos, el aceite en tarro… No ahora todo de kilo, la azúcar igual. Todos tenían calculado, si le alcanzaba con una bolsa de azúcar traía una bolsa de azúcar, el que tenía un par de hijos por ahí, traía 2…”. (Raúl Vargas)

Con el tiempo fue posible abastecerse de víveres desde Cochrane a través de INACO, Industria Nacional de Comercio, que luego cambiaría su nombre a Empresa de Comercio Agrícola y luego a EMAZA, Empresa de Abastecimiento de Zonas Aisladas. Institución encargada de aprovisionar zonas aisladas de Chi-le, la cual habría generado, al igual que en otras localidades, la disminución de los viajes hacia Argentina.

“(A Cochrane) Era más dificultoso en carreta, en carreta demorabas suponte 3 días y en caballo demorabas 1 día y medio… El camino no era bueno, lleno de piedras a veces, porque el camino no iba por donde está ahora, iba por arriba, por el faldeo, entonces un buey no alcanza 3 días andando por la carretera, de a caballo era más fácil, con 1 caballo o 2 si querías y traías tus cosas en el pilchero, lo más imprescindible”. (Raúl Vargas)

Para poder estudiar tuvo que migrar de Bertrand y viajar a Puerto Aysén. Los viajes eran en barco hacia Chile Chico, desde donde era obligatorio ingresar a Argentina para poder conectarse con el otro lado de la región, dando cuenta de la división del territorio que generaba el Lago General Carrera. En Argentina se transitaba por Los Antiguos y Perito Moreno, retornando a Chile por Balmace-da o Lago Blanco, para seguir el camino hacia el Puerto.

“Yo tenía familia, mi madre me mandaba y ahí estuve yo en la escuela varios años. Pero era muy difícil llegar acá, si yo demorada 1 semana o 2, 15 días para llegar recién ahí a Chile Chico, o acá un mes (desde Aysén)… Cuando era así a leña, demoraba como 3 días, Chile Chico- Bertrand. No era mucha la distancia, resulta que el barco traía leña hasta cierta parte para dentro, hasta Fachinal, de la mina para acá, hay una parte que se llama Fachinal, donde hay unas chacras, hay un muelle ahí donde el barco traía leña, hasta donde llegaba, hasta donde podía cargar leña, después se quedaba hasta las 3, 4 de la tarde a cargar leña… para al otro día empezar temprano a hacer el fuego a la caldera, de ahí partía de vuelta, y de ahí hasta que llegaba la tarde se fondeaba el barquito en cualquier puerto, con suerte llegaba a Guadal, de ahí al otro día Bertrand… Venía cada 15, 20 días, en el invierno hasta 3 meses no veíamos barco, todo el invierno” . (Raúl Vargas)

La experiencia de sus hijos no fue muy diferente, pero por lo menos estaban más cerca ya que estudiaron internados en Cochrane. Existía una escuela en el pobla-do de Guadal, pero el camino era demasiado complicado por lo que se prefería viajar de a caballo a Cochrane.

“La gente chica que estamos criando nosotros, y gente que tenía niños igual los llevaba porque allá había internado, entonces era más fácil irlos a dejar allá y que los cuiden los profesores a los chicos, es lo mismo que ahora los jardines infantiles que han inventado, que ahora la mamá no cría a los hijos, los manda a criar. Y nosotros hacíamos lo mismo, los llevábamos ahí a la escuela y los íbamos a ver de vez en vez, porque era un día y medio de camino y ahora lo hacemos en una hora” . (Raúl Vargas)

Con respecto a la Carretera Austral en la zona, don Raúl recuerda que ésta ha-bría comenzado a construirse aproximadamente en 1965 y se habría terminado el año 1989 con la inauguración del puente del Desagüe del General Carrera, la celebración de este gran suceso, que permitiría conectar este lado de la región, se habría realizado en la localidad de Guadal, con la presencia de Augusto Pi-nochet.

“Aquí la carretera ya estaba iniciada… la picá que tenía Lucas Bridge… y después ellos (CMT) le pasaron maquinaria y ahí quedo lista la carretera…

Aquí trajeron la maquinaria en barco, de aquí se empezó a hacer la carretera hasta Cochrane, un poco por allá por el lado del Maitén, al lado de la barcaza y ahí se empezó a hacer la Carretera. Ya después cuando entró Pinochet ahí se empezó firme a hacer la Carretera, de Castillo para acá y de Coyhaique. Porque tampoco había carretera de Puerto Tranquilo hasta Coyhaique, esa se empezó a hacer hace poco…

Fue una ocasión muy bonita (la inauguración)… fue todo el pueblo y por los alrededores. Si eso es lo que pensamos, los que pensamos que si no hubiera sido por Pinochet nunca habríamos tenido carretera… Esa tremenda boca, cuando pasábamos en barco antes ahí, nunca pensamos que iba a haber Carretera por ahí, era una picá de caballo (Paso de las Llaves)… se imagina, el fin del aisla-miento, y si no hubiera sido por Pinochet nunca hubiéramos tenido carretera, porque era muy difícil, fue muy difícil hacerla… costó muchas vidas esa carretera. Pero no tanto gente particular, si no gente, el cuerpo militar del trabajo, CMT”. (Raúl Vargas)

En la actualidad Bertrand, posee los servicios de internet y telefonía celular, los que se encuentran disponibles desde hace unos tres años. En el caso de la radio-

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difusión, recuerda que una de las primeras radios habría llegado en la década del 60, con lo que fue posible enterarse de lo que sucedía en el resto del país.

Como en otras localidades, Puerto Bertrand ha sido beneficiada con la presen-cia del padre Ronchi y sus innovadoras ideas que se fueron materializando en gran parte de la Patagonia. Aquí él habría gestionado la primera posta, la luz eléctrica así como también la primera señal de televisión, convirtiéndose de esta forma en un símbolo de la conectividad y desarrollo en el territorio.

“Así como está Bertrand estoy feliz, porque cuando yo llegué aquí no había nada, ni siquiera había estufa para cocinar, la gente cocinaba en un fogón, no había estufa, habían unos ranchos… los techos eran de canoga… Si po’ ahora tenemos la posibilidad de salir a cualquier lado, no dependemos del barco Andes…

Ahí lo tengo en una foto. Yo le decía ¿usted padre que anda hueviando por acá, por qué no se va a un convento de monjas? Y él me decía ‘hijo no digas blasfe-mias’ (risas). El paraba aquí porque aquí hizo la primera posta. Un día llegó, dijo ‘hijos, nos vamos a reunir para ver si podemos hacer algo acá para la comunidad’ y ahí salió la idea de hacer la posta… Entonces el cura como vino de repente y armó ese tema de la posta, empezamos a trabajar todos, haciendo maderas, tejuelas, construyendo la posta, y él traía víveres para la gente que trabajaba, ha-rina, aceite y así un montón de cosas… llegaba en barco… puso la primera luz… como el 83, con motor petrolero…, la luz eléctrica, puso la primera televisión… Claro que nosotros cooperamos con los postes, la gente le cooperaba… Es que ahora todo es en base a plata, si yo agarro una pala para hacer un trabajo, le voy a hacer un trabajo a una persona y esa persona me tiene que pagar, yo no puedo ir a hacerle un trabajo gratis a mi vecino, antes se hacía pero ahora no. Hoy día primero es el billete, cuánto me vas a pagar”. (Raúl Vargas)

Edromidia Henríquez

Ahora nos dirigimos en busca de una mujer pionera de Puerto Bertrand, doña Edromidia Henríquez Rodríguez de 91 años de edad. Ella es originaria de Lon-coche poblado de la región de la Araucanía. En la cita siguiente nos relata parte de su historia, que da cuenta del empuje de las familias de la época que en un contexto de escasez, seguían insistiendo en radicarse en estos parajes tan ricos pero paradójicamente tan pobres en algunos aspectos.

“Se vinieron para acá, porque usted sabe que la vida es tan difícil vivirla en una sola parte, la persona camina, quería conocer, y mi papá quería conocer para estas partes. Llegó a Chile Chico… tuvo mala suerte también… Yo llegué a Chile

Chico en 1923, yo soy nacida en 1923 y ese mismo año llegaron mis padres con-migo a Chile Chico. En 1923 el 11 de Julio soy nacida…

Por Aysén pasaron en barco, de más al norte se vinieron en barco nomás. De Puerto Montt habían barcos antes, viejos, ni me acuerdo el nombre, en esos barcos viejazos, en esos pasaron mis padres. Tuvieron en Chile Chico, tuvieron mala suerte, ahí mi papá hizo una casita de junco, ¿usted conoce el junco? un pasto que sale en el agua, las amarraban con piolas de cuero de animal, las saca-ban de la vertiente, los hacían atados y los iban poniendo como tejuelas, esa fue la casa que tenía mi papá.

Además de eso tenía 2 hermanos mayores, eran 3 hermanos que veníamos y de la noche a la mañana se quemó la casa, quedamos con lo puesto y yo chica, gua-gua, que no sabía nada del mundo, mis hermanos eran un poquito mayores. Así que mi papá volvió a levantar otra casita, con el mismo material, junco… Así que hizo otra casita y ahí la quemó mi hermano que ese es mayor que mí… mi papá se subió a un cerrito y vio el fuego abajo, “la casa se está quemando hijo” y salió corriendo para abajo, y mi hermano más atrás. Llegaron allá donde estaban y la mamá no sabía nada, no escuchaba nada con el ruido del arroyo, estaba en un bajo y la casa estaba en un alto… y después asoma la mamá con un fuentón con ropa, y gritaba “ay dios mío se nos llevó la casa”, y mi papá “¿y los chicos?”, “aquí están” le dijo, “¿y la guagua?” le dijo, la guagua está adentro en el fuego. Entonces el papá agarró y entró sobre las llamas para adentro, se usaban unos vestones de género, unos paletones y un sombrero, entonces mi papá entró corriendo, sacó la guagua con unas pilchas de la cama y la tiró, porque iba ardiendo ya su ropa, en la espalda y se quitó el sombrero y el paletó. Así se salvó mi otra hermana, que hoy vive en Cochrane”. (Edromidia Henríquez)

Después de los sucesos vividos en Chile Chico, la familia decide trasladarse a un campo solicitado cercano a Guadal, dando cuenta del constante movimiento de familias completas en busca de un mejor y propio lugar donde poder vivir. Allí hijas e hijos terminarían de criarse y para 1937, con 14 años, doña Edromidia se casaría dejando el hogar de sus padres para construir el suyo, trasladándose al sector de la costa norte del lago El Plomo, próximo a la localidad de Bertrand, donde viviría la mayor parte de su vida.

“En ese tiempo estuvo Lucas Bridges que le decían, un extranjero, ese es el due-ño de todo. Después los desalojó la compañía Baker, los tiraron para afuera a to-dos los pobladores (entre ellos su padre), porque no están legalizados los campos, y él… los solicitó todos… yo en ese tiempo tenía como 6 años, 7 tendría, porque después se formó una escuelita chiquitita por ahí por el camino, se llamaba la escuela de Las Latas, yo estuve en esa escuela, una escuela chiquitita… tiene que

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haber sido por el año 30, no me recuerdo bien pero por ahí tiene que haber sido… La primera escuela que hubo en el sector…

Partió con la familia, con todos nosotros que éramos chicos, nos trajeron a toda la familia, llegamos a Guadal, por Guadal arriba en la cordillera había un cam-po, ahí tenía mi papá, y por ahí empezó a hacer trámites, después solicitó el campo, en ese tiempo eran fiscales, fue, hizo medios por ahí hasta que se quedó con el campo. Y ahí nos criamos, somos 12 hermanos, 7 mujeres, eran 7 y 2 fa-llecidos y la mayor soy yo de las mujeres, el resto son 2 hombres mayores que no existen hoy día, se están yendo de a poco, la que está haciendo pelea con la pelá soy yo todavía. Pero de repente sufro del corazón y me puede dar un infarto y morir de un cardio dijo el doctor, pero bueno, hemos nacido todos para morir… Y ahí una por una empezaron a formar su hogar, hasta que quedaron solos los veteranos…Y yo llevo una vida bien parecida a la de mis padres, ha sido fatal en mis matrimonios y a estas alturas tendré que morir sola como un pájaro…

Cuando tenía 14 años me llevaron al Plomo y ahí hice mi vida… Los padres de él vivían en Guadal hacia arriba en un campo, ahí lo conocí yo y él ya había so-licitado ese campo ya. Tenía algo ya programado para sobrevivir y ya cuando nos casamos hicimos una familia, nos fuimos a vivir allá”. (Edromidia Henríquez)

El medio de transporte en la zona de El Plomo era principalmente el bote y como recuerda doña Edromidia, los primeros fueron canoas (monóxila) hechas de un sólo tronco ahuecado, siendo éste un medio de navegación utilizado en gran parte de la América indígena. Con el tiempo fueron llegando personas que conocían el oficio de la carpintería de ribera, permitiendo a los demás poblado-res utilizar un medio de transporte más eficiente.

“El finado de mi papá le tenía alergia al lago, no quería andar en bote, después cuando ya un día, no sé qué le dio por irnos a ver, los fue a ver. Nosotros salía-mos para acá, en un palo, en una canoa, un palo vaciado y le ponían unos remos al costado en eso andábamos, fueron las primeras embarcaciones. Los primeros botes… Un árbol que le hacían… con una quilla lo ahuecaban y ahí le ponían unos asientos para sentarse y ahí remaban, mi papá no quería sentarse en uno de esos…

De tablas (fueron los botes), ya después uno sabía agarrar el martillo… le daba una punta adelante y más ancho atrás, era la popa y la proa… habían ciertas personas que sabían… esos botes los hacían unas personas que le pegaban un poco más, esos hacían los botes, y se ponían en unión a hacer las cosas… todos tenían bote… Entre todos y sabe con qué… hay que poner una estopa y ahí le ponían una arpillera que salía antes en la bolsas, un algodón, una arpillera… Era

cáñamo le decían, entonces con eso lo topaban para que no pase el agua y hacían una cuestión bien afiladita en la punta y con el martillo le pegaban y entraba entero en la abertura de la tabla y ahí no pasaba el agua y si se le salía la estopa, la volvían a estopar otra vez, lo tiraban para afuera el bote, aunque fuera andando… y lo tapaban el agua y seguíamos andando y seguíamos el camino y llegábamos donde queríamos, pero con mucho sacrificio, y yo le tenía miedo, porque si el bote le entra agua por la estopa se va por ojo al lago, no vuelve… La gente toda prevenía, se prevenía porque si veía el tiempo malo, el temporal, no se metía, y esos botes en primavera se resecaban y se abría la madera, así que tenían que manejarlos debajo del agua y desaguarlos cuando queríamos salir, para que la madera estuviera hinchadita, y le poníamos unos banquitos de madera adentro para sentarnos, y el mismo palo que le ponían así al bote aquí… le daba firmeza al bote, unas tablas clavadas, de lado a lado, no si quedaban firmes, y ahí acarrea-ban leña todo lo que podían hacer, bueno la leña no había para que acarrearla, todos teníamos leña afuera de su casa”. (Edromidia Henríquez)

Cuando llegó al Plomo era posible abastecerse de víveres en Guadal, el viaje era en bote y podía llegar a durar hasta una semana de navegación por el General Carrera, y como el dinero era escaso los víveres que podían transportar no eran muchos. Éste se obtenía de la venta de leña a embarcaciones que surcaban la zona, que irían aumentando con el paso del tiempo, con lo que fue mejorando la economía familiar.

“Había un caballero que traía comida a lo lejos, harina… artículos que eran de primera necesidad. Iba uno a buscar las cositas a la altura de lo que podía, si podía, medio quintal de harina, o 10 kilos, a la altura que uno pudiera, porque la situación económica fue muy crítica, yo en mi niñez pasé muchas cosas, mu-chas, muchas cosas y ahora las cuento, porque antes no las contaba, me cohibía, me daba vergüenza, pero vi que con la vergüenza no gano nada, y si yo converso me distraigo, hasta parece que me relajo, conversar y que me atiendan lo que yo pasé…

Del Plomo a Guadal, íbamos en bote a remo más grande que el palo que so-líamos andar la primera vez, íbamos a Guadal y alojábamos en campamento y comprábamos 10 kilos de harina, 20 cuando mucho y cuando llegábamos acá lo comíamos de camino, porque era muy lejos y a remo no rendía mucho…

A eso veníamos casi la semana, 5, 6 días, los temporales de agua y viento sobre todo en la primavera, en este tiempo hay más calma en el invierno, pero el frío, la escarcha, la nieve, así que no había por donde buscarle, éramos de cuero duro no más que nos aguantábamos el frío, pero yo tejía mucho, tejía en lana, me hacía

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chombas, calcetines, pero ahora no porque estoy embromada de la vista, hace poquito no más fui al oculista…

Algunos viajes eran buenos, cuando el sol estaba radiante, el agua estaba calma con gusto viajábamos hasta la costa, nos hacíamos un asado ahí, comíamos y ellos nos recibían en el camino, pasábamos a almorzar por ahí, un almuerzo criollo no más, un pedazo de carne asada, un pedazo de pan y vivíamos encanta-dos, la unión de antes no es como hoy día, los vecinos, la gente, la familia…. Yo creo que es la poca cultura de la gente, tanta desunión, lo miran con 4 ojos las personas, lo miran de arriba abajo, tanto tienes, tanto vales y antes no se usaba eso, éramos todos iguales, todos entrábamos a un mismo tramo, donde entraba uno entraban todos, y hoy día eso no se escucha, no hay. Ayer no más estaba con una señora de la vida de antes y de ahora, y yo le dije, todo ha cambiado, todo, todo y día a día hay cambio, ¿no cierto?, hay en la oficina, hay en los gobiernos, hay en todo. Todo estamos mirando la tele y la tele nos informa…

Los barcos caminaban a leña, así que mi marido empezó a cortarles leña a los barcos y ahí ya la pasábamos bien, ya comprábamos al por mayor las cosas, por-que teníamos hartos metros de leña. Y así empezamos a surgir de a poco”. (Edro-midia Henríquez)

Uno de los primeros negocios que se estableció en la zona de Puerto Bertrand fue de un árabe, quien habría comenzado vendiendo vino y víveres a los pobla-dores aledaños, generando que estos empezaran a acercarse con mayor frecuen-cia a lo que hoy en día es el pueblo, pero como nos indica doña Edromidia, esta solo sería la casita “donde se vendía el trago”. En 1948 comienza a funcionar el campamento minero de Puerto Cristal12, ubicado en la cuenca del lago General Carrera a unos 50 km al sur poniente de Puerto Ibáñez, aquí se explotaba plomo y zinc, y su actividad habría generado un mayor flujo de economías, tanto en Ibáñez, Puerto Chacabuco y en este caso Puerto Bertrand, permitiendo el abas-tecimiento de víveres como también la venta de animales; encontrándose más cerca que Chile Chico y Guadal.

“Había gente, pero no pobladores, venían de lejos… con el disfraz de comprar víveres y ahí se iban cortados con la plata, se tomaban la platita… Pasaron mu-chos años (para la formación de Bertrand), esa fue solamente la casita donde se vendía el trago, esa estuvo muchos años por ahí, y ahí se arrimaban todos, traían animales, corderos, se los ponían a comérselos ahí mismo, tomaban vino y así se arreglaban y sobre la misma borrachera y el trago que siempre dicen que les da no para surgir si no para faltar… así que ahí empezaban a conversar… y ahí em-pezaban en conversaciones a arrimarse más gente… y se hacía un grupo grande…

12 Hoy en día Monumento Histórico. Abandonado desde 1997.

A lo lejos venía, me traía a mí también (su esposo). Después tocaban música, con esa vitrola con un mango que existía antes, a cuerdas le llamaban, con esas em-pezaban a unirse gente por la música y bailaban, yo cuántas vueltas de baile di igual, pero yo tenía mis chicos así que iba un rato y me venía donde estábamos parando y me iba para allá. Cuando me atajaba el viento, porque el lago se pone muy feo ese, no deja caminar, ahí nos quedamos en campamentos que les llaman, se ponía una lona y ahí nos quedábamos, hasta que pasaba el viento y de ahí nos podíamos ir a la casa…

Aquí se llamaba el puerto donde arrimaban los barcos, barcos y botes a Puerto Bertrand, venían por ese motivo y después ya empezaron la mina, la mina Cris-tal, a traficar para acá y ya se empezó a componer la cosa, empezaron los barcosa venir a comprar, tenían animales, compraban lanares, en ese tiempo había mucho lanar por aquí, hoy en día no se encuentra un pedazo de carne ni para remedio, todo se terminó, la abundancia que hubo hoy día no hay. Iban los dueños de casa a comprarle a la mina, en la mina vendían, ahí nos surtíamos de todo… Más cerca y había más cosas para comprar también, porque aquí traían artículos de primera necesidad, no es alimento pero todo el mundo lo usaba y lo usamos hasta la fecha, que es el mate, traían la yerba, la harina, el azúcar, algunos tocábamos y otros no tocábamos nada, si no se apuraba en ir a comprar quedaba atrás, porque era poco lo que traía y era mucha la gente que se reunía. Cuando empezó a llegar mercadería para consumo, la gente se empezó a arrimar, sabíamos la fecha anticipada en que venía y lo veníamos a esperar, a esperar el barco para poder armarnos de cosas para la alimentación… pero venía una vez en el mes, a veces a los 2 meses y ahí le daba lugar para que hagamos leña y ahí nos armábamos de plata y cosas para comer también. Me acuerdo como si fuera ahora, que habían unas latas que salían de café, grandes, de a kilo, esa era la medida que compraba mi marido, una lata de azúcar de esa, porque la azúcar era a granel, una lata llena ponía un kilo de azúcar, y con ese kilo teníamos que tener para el mes, teníamos que saberlo llevar, bueno que éramos pocos, pero la misma necesidad, la persona se pone prolija. La prolijidad hace mucho… así que todo eso lo pasé, lo sufrí y espero no pasar eso en estos años… que no me haga pasar esas necesidades”. (Edromidia Henríquez)

El viaje desde el sector del Plomo hacia Cochrane, era otra de las rutas que debía llevar a cabo doña Edromidia para dejar a sus hijos en la escuela. Un primer tra-mo era a Puerto Bertrand en bote, que con buen tiempo era posible hacerlo en una hora de navegación, para luego a lomo de caballo viajar a Cochrane.

“Desde que salíamos del Plomo, alojábamos aquí (Bertrand), casi 3 días, porque salíamos del Plomo y alojábamos aquí y de aquí tomábamos el caballo, y llegába-mos hasta (…) el puente Chacabuco, en Chacabuco allá alojábamos y llegábamos

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al otro día allá a Cochrane…. había que llevarles cama porque no había interna-do, había unas casas donde poder alojar pero había que llevarles camita… Era una escuela chiquitita la que había no como hay ahora, era una casita julera… Si siempre fue más grande allá”. (Edromidia Henríquez)

Al igual que otras personas que hemos conocido en la ruta, la señora Edromidia no es la excepción con respecto al cariño sentido por el padre Antonio Ronchi, quien habría llegado al sector del El Plomo cabalgando desde el desagüe del lago General Carrera hacia la cordillera, en ese tiempo una de las únicas formas de llegar por tierra al sector.

“Con él viajábamos juntos en bote, de Guadal acá a mi casa, al Plomo. Y él se sacaba los zapatos, se arremangaba y se metía al agua, nos daba cosa a nosotros, con el agua hasta la cintura ayudando a bajar cosas, que era bueno ese padre Antonio Ronchi… Y él fue de a caballo por donde está esa cordillera, hasta El Plomo, el finado Ronchi, con un cabro… en el invierno nieva mucho y se cie-rra esa pasá, no pasa para ningún lado… La cordillera, le teníamos un nombre puesto por nosotros, la Cruzada le llamábamos, porque ahí había una cruzada, la cruzábamos y cuando ya empieza a bajar ya se compone la cosa, pero arriba en todo el alto, no murió nadie, pero faltó poco para morir algunos entumidos por ahí... Bajaban aquí en el desagüe, porque tenían una casa y ahí agarraban un ca-ballo y se iban de a caballo para adentro, por arriba por toda la cordillera, porque era la única manera de pasar de a caballo y de a pie. Y después llegaron adentro donde hay montones de ríos para cruzar también… Andaba con su misión como padre, padre misionero… Allá llegaba siempre, o nos juntábamos en Guadal, nos juntábamos siempre”. (Edromidia Henríquez)

En la actualidad doña Edromidia vive con una pensión de 80 mil pesos que apenas le alcanza para la compra de leña y el pago de algunas cuentas. Aunque le gusta cómo se encuentra Bertrand en la actualidad, no puede dejar de recordar los tiempos de abundancia. Ella es una de las tantas personas que con esfuerzo fueron forjando lo que es hoy en día la Patagonia, es parte de quienes le pusieron el hombro a la escasez y a la falta de conectividad durante años y hoy en día están dejados al paso del tiempo y el olvido.

“Nunca me dejé morir, hasta que llegue la muerte y me lleve del todo, pero yo dejarme morir mientras pueda caminar, no jamás, alguna cosa tengo que hacer… yo soy la pionera de acá de Bertrand, entonces pienso ir donde el señor alcalde y decirle que soy la primera en Bertrand y me tienen tan botada… porque mi piso esta todo abierto y en el invierno es helado”. (Edromidia Henríquez)

CAMINO A COCHRANE

Cecilio Olivares Reyes

En el camino hacia Cochrane, intentando ubicar a un poblador con el que que-remos conversar, nos encontramos con don Cecilio Olivares, quien nos indica que éste se encontraba de viaje, pero que él nos podía ayudar en nuestra búsque-da de historia oral sobre la conectividad regional.

Don Cecilio, nos invita a su hogar que se ubica a unos cuantos kilómetros de Bertrand a Cochrane, a un costado de la Carretera y frente al río Baker. Al cabo de un rato estamos instalados conversando junto a él y doña Alicia Alvarado Fuentes, su esposa, quien nos acompaña mientras hila lana con huso.

“Yo nací al otro lado del Baker, aquí me quedé y no pienso salir a ninguna parte, pienso morir aquí”. (Cecilio Olivares)

Lo primero que nos plantea don Cecilio con respecto a la temática de la conec-tividad en la zona del Baker, es que antes si bien era mucho más complicada que en la actualidad los pobladores y pobladoras se las arreglaban de tal forma de suplir gran parte de sus necesidades básicas, siendo el caballo el principal medio de transporte; concibiendo su capacidad de abarcar largas distancias, ampliando el conocimiento e intervención humana dentro de diversas zonas, tanto del Ba-ker como de toda la región de Aysén.

La familia de don Cecilio es oriunda de la provincia de Cautín, territorio desde el cual sus abuelos migraron a Argentina donde habría nacido su padre, quien a temprana edad junto a su familia migraría a la región de Aysén, en la década de 1920, y así con el paso del tiempo se establecerían en la zona del Baker.

“Ellos llegaron a Chile Chico y ahí pasaron mi papá con mi tío Eduardo, pasa-ron acá de cabros chicos, e inclusive mi papá tenía la documentación Argentina y cuando entró acá el abuelo le hizo cambiarla… pero eso demoró mucho…. Lo que yo tengo entendido se vinieron trabajando un poco por Argentina, porque para venirse en aquellos años por Argentina igual era difícil, o sea de todas ma-neras había conexión, pero para llegar acá… igual era difícil. Porque no había mucha conexión de vehículo, lo hacían con chatas, con mulas, eso es lo que ten-go entendido, ese era el vehículo que había en la Argentina… Los antiguos, mi papá y mi abuelo y mi abuelita entraron en 1922 o 1920 parece… Pero llegaron a Chile Chico recién y acá a la compañía llegaron como el año 1930 y tanto… Y aquí no po, aquí en esos años no había nada… bueno después cuando entró la compañía del Baker, trajeron chatas por la Argentina y entraron hacia Chile…

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Llegó el abuelo a trabajar a la compañía… el Míster Richie los trasladó abajo para el lado de Ñadi que le nombran, de Cochrane para abajo y ahí llegó mi abuelo a buscar un pedazo de tierra que eran todas fiscales y ahí sacaron como 700 vacas al Bertrand, que esas vacas al fin las perdió todas. Y de ahí, se fueron a Coyhaique a valle Simpson. Y de allá volvieron aquí y le compró a González, que le vendieron, todavía lleva el nombre de la pampa González… aquí no más, donde está la confluencia del Nef con el Baker… El hombre le vendió a míster Richie y mi abuelo quedó al medio. Y ahí fue que el gringo empezó a joder y a joder y lo sacó de ahí y mi abuelo tuvo que abandonar, venderle… Y al otro lado del Baker aquí vendió el finado Enrique Sandoval… le vendió el campo del otro lado a mi abuelo, ahí saltaron al otro lado, ya ahí fuimos a nacer nosotros, ahí ya nos establecimos nosotros, por eso es bueno conversar la historia y yo me la sé porque me nací y crié por acá… Esos campos ahora son todos de una persona de Santiago, porque ya estas tierra ya pasan a ser, no de los que se criaron y fundaron acá, ahora pasan a ser de los gringos o caso contrario de algún chileno pero que está allá en Santiago y yo no estoy mintiendo esas cosas… Hoy día las tierras se han reducido, porque en aquellos años eran todas fiscales, pero ahora son todas propiedades, ustedes saben que donde hay un grupo familiar y donde se terminan los ancianos, pasa a ser una sucesión, y esa sucesión, cada uno de sus hijos que se tienen, empiezan a vender, ¿me entienden?, así es la cosa….

Y eso es un poco la historia, para que lo sepa tomar, porque ya los campos que fueron de los colonos ya no van siendo de los colonos, y a la vez, los pocos que están quedando en un pedacito de tierra que heredaron de sus abuelos o de sus padres, no le da para vivir, amigo. No le da para vivir, porque en primer lugar aquí los terrenos no son de agricultura, y en segundo lugar no son terrenos pla-nos, fértiles para mantener, 20, 30, 40 vacas, y una familia con 30 o 40 vacas no vive… Aquí uno tiene que hacer lo que se pueda, se puede vender a lo mejor de repente un metro de leña o ahora mismo con la cuestión del turismo se saca un par de viejos para los campos o antiguamente yo cuando empecé, cuando recién hicimos matrimonio con mi vieja, yo era tropero y esquilador, me sacaba hasta más de un mes por ahí para poder salir adelante con mis criaturas, o ayudar a mi mujer…

Y como esos años se arriaba puro, o sea todo de caballo, de arreo nomás, no es como hoy día, yo estuve tropeando muchas veces de allá del Valle Grande a Ma-llín Grande, a Guadal… Por la carretera... Por esta misma vía… Atravesar arriba, entrar uno a la estancia y de ahí pasaba por la cordillera y bajar ahí a Mallín Grande”. (Cecilio Olivares)

“Antes era sacrificada la vida, ahora no, está lleno de caminos. Antes nosotros por el otro lado (del Baker) teníamos que venir nosotros con los chicos por de-lante, con pilcheros, arriba del río en bote para pasar”. (Alicia Alvarado)

El abastecimientode víveres, antes de la llegada de mercachifles y de la misma Eca, se llevaba a cabo principalmente en Argentina en la localidad de Cañadón Verde, a la cual se ingresaba a través de Entrada Baker. Este camino fue muy transitado y por lo mismo se mantenía en buen estado para el flujo de carros que en gran parte transportaban los productos de la Estancia Chacabuco; esta ruta habría comenzado a perder protagonismo con la llegada de barcos a Puerto Ber-trand, entre los que se recuerdan el Andes, el Gilda y el María Isabel, este último se habría quemado en el lago. Como nos reafirma don Cecilio, con la construc-ción del puente del Desagüe, no pudieron seguir transitando los barcos, lo que a su parecer generó un contexto de presión para que se continuara mejorando el camino por tierra, el cual habría avanzado hasta Chile Chico con la construcción del tramo por el Paso las Llaves. La inauguración de este puente, fue un hecho histórico para la población de la zona que se vio conectada por tierra, al igual que para las autoridades regionales al verse visitados por Augusto Pinochet.

“Antes se traía por Cañadón Verde… Por la entrada del Baker. La harina, la yerba, la azúcar, el fideo, todo se traía acá por la entrada del Baker… Lo llaman Cañadón Verde, pero incluso se llama el Roballos, esa es la pasada Roballos, pero antiguamente le decían Cañadón Verde… Se sacaban las lanas, el cuero que se vendía mucho también, se entraba por decir, bueno más se traía por la Argentina…

Muchas veces el viejito, el padre, o no sé, el amigo andaba con el padre buscando víveres allá por fuera, por la Argentina y la pobre vieja quedaba sin comer y ahí se encontraba aislado porque ahí no tenía de qué echar mano, ¿me entiende?, pura carne… Antiguamente, veía que pasaban un mes solas, 2 meses solas, y gracias a dios no se enfermaban, bueno antiguamente la gente, me parece que contra menos gente hay, más sana es…

Cuando empezaron a entrar los barquitos se traían los víveres, la harina, la yerba, el azúcar, todo eso, se desembarcaba acá y se trasladaba para Cochrane o para la estancia, para el otro lado aquí… eran puros barquitos chicos, barcos de madera, bueno habían algunos barcos de la minera después, de la Cristal… Traían caña quemada, agua ardiente, vino, que no era de primera necesidad. Entonces los viejos cuando iban a vender, eso fue los últimos años, traían una pipa de vino, serían unos 200 litros, o de 50, de acuerdo al bolsillo, y con eso se mantenían el año, se puede decir, porque no iban a estar viajando tan pronto a Chile Chico, y por lo demás el barco se demoraba de aquí a Chile Chico, cuando menos se demoraba 15 a 20 días…

(El Paso las Llaves)Era una picá de a caballo nomás y fierísima. Yo pasé muchas veces… Era mucha barda y rodado… Ahí quedó gente sin caballo, se le fueron

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los pilcheros con todo para abajo, tuvieron que irlos a sacar cerca del lago por allá abajo…

Bueno esas son las partes que critican al general Pinochet, y bueno han criticado ahora a Piñera, porque en esa vuelta había un regimiento, dos regimientos en-teros alabando a Pinochet porque venía a inaugurar el puente, y yo pienso que eso es malo. Una persona pasa a ser cobarde, y habrán muchos… pero creo que nadie se va a atrever a matar a un presidente porque le tenga mala, ¿no cierto?... Pero tampoco quiero ver a un presidente que traiga tanta escolta si no somos todos bandidos acá. Pinochet nos vino a inaugurar el puente”. (Cecilio Olivares)

El tramo de la Carretera Austral entre Bertrand y Cochrane, se habría construi-do sobre el camino ya existente elaborado por la Estancia Chacabuco, para el transporte de sus productos dentro de territorio chileno.

“Y después del tiempo del finado Allende, peleando la gente hicieron un peda-cito hasta la pampa Seguel que le llaman ahora, hasta ahí hicieron un pedacito de camino… Y ya en el tiempo del general Pinochet se terminó el camino hasta Guadal. Y de ahí empezó de allá, de Coyhaique hasta Cochrane, Pinocho. Y ahí es donde a mí me da rabia porque yo me acuerdo de todas estas cosas. La carrete-ra del general Pinochet, la carretera Austral, que si no es por el general Pinochet no se hace carretera, qué sé yo, y yo veo que siguen las carreteras, el adelanto sigue”. (Cecilio Olivares)

Anterior al establecimiento de la posta de salud rural en Bertrand, si alguien se enfermaba de gravedad en la zona del Baker había que trasladarlo a caballo, y si las fechas coincidían era posible hacerlo en barco, aunque se considera que antes las personas tenían mejor salud que hoy en día.

“Y si no se podía se moría no más, esa es la ley que había (risas). Ahora la con-taminación de las comidas, todo, la gente es más enfermiza”. (Alicia Alvarado)

“Claro, mire, yo le voy a poner un ejemplo de lo que dice la vieja aquí. Antigua-mente los chicos le quitaban el chupete con un pedazo de carne, a la orilla del fuego todos llenos de cenizas. Hoy día los mocosos todos bien limpiecitos y viven en el hospital… Y que es lo que comían, papa, ñaco, carne, café de cebada, que se hacía”. (Cecilio Olivares)

Nos despedimos de esta familia, dándoles las gracias por compartir con nosotros su experiencia histórica y seguimos rumbo a Cochrane.

En el camino vamos bordeando parte de la cuenca del río Baker, el cual lleva su nombre en honor a un almirante inglés llamado Thomas Baker (1771-1845). Este río forma parte de una de las hoyas principales de la región y habría sido pri-meramente explorado por el geógrafo Hans Steffen en 1898. Lamentablemente al igual que otros de los grandes ríos de la Patagonia, sus dueños son transna-cionales extranjeras a quienes fueron entregados gratuitamente a principios de la década de 1990. Es el más caudaloso de Chile con una extensión de 182 km, por lo que posee una importante fuerza natural con la cual se pretende generar energía a través de la construcción de dos represas en los sectores Chacabuco y El Saltón, con lo que se inundarían ocho mil hectáreas de la cuenca del Baker13.

“El Baker recibe el aporte de numerosos tributarios de origen glacial mientras bordea el Parque Nacional Laguna San Rafael, hasta llegar a su desembocadura en un delta situado al norte de Caleta Tortel. Algunos de estos afluentes son el Chacabuco, Cochrane, El Salto y Los Ñadis por el oriente; Nef, Colonia y Ventisqueros por el occidente. Su caudal medio estimado es de 1.500 m3/seg., siendo el más caudaloso del País. Tiene su origen en el Lago Bertrand, el que a su vez recibe las aguas del General Carrera… La cuenca es notable por su riqueza y diversidad ecosistémica, destacando el bosque siempre verde mixto y vastos hu-medales, atributos por los cuales el río ha sido priorizado para la Conservación de la Biodiversidad por la Conama, y postulado para ser declarado Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco”. (www.fundacionriobaker.cl)

En el km 302, a unos 37 km de la localidad de Cochrane se ubica el mirador de la espectacular confluencia de los ríos Baker y Nef, este último tiene una exten-sión de 30 km desde que nace en los Campos de Hielo Norte, hasta su desembo-cadura en el Baker. A unos 20 km de este lugar se ubica el Valle Chacabuco, el cual hoy en día se proyecta como Parque Nacional. Este es un territorio cargado tanto de historia como biodiversidad que vale la pena conocer.

COCHRANE

Instalados en la localidad de Cochrane, nos preparamos para visitar a doña Lu-cila Carrasco Ehijos (84 años), dueña del hospedaje La Sureña, que es conocido por quienes deben viajar con transbordo hacia el sur. En nuestra visita conoce-mos a una joven familia de Caleta Tortel, que viene viajando desde Coyhaique con su hijo recién nacido, ellos nos explican que como el bus no posee un ser-vicio de viaje directo hasta su pueblo, es obligación pernoctar por una noche en Cochrane, ocurriendo lo mismo en el viaje hacia Villa O´Higgins, por lo que el trayecto en transporte público desde la capital regional a cualquiera de estos dos poblados requiere de dos días de viaje.

13 http://www.patagoniasinrepresas.cl

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Lucila Carrasco

La señora Lucila habría llegado un primero de enero de 1968 a la localidad de Cochrane, es oriunda del sector de Lago Frío en la comuna de Coyhaique, don-de poseía un campo junto a su esposo don Oscar Quijada.

“Yo nací en Lago Frío… Si yo tengo 84 y yo nací ahí, mi mamá, mi papá fallecie-ron todos, mi papá falleció el 43 lo mataron a mi papá, mi mamá falleció el 53… así que mi familia años que esta acá, mi mamá era argentina… habían venido de la Argentina… los Ehijos también fundaron, vivieron ahí en Balmaceda mi abuelito se llamaba Narciso Ehijos y ella se llamaba Rosa Oporto… esos siquiera tienen que haber llegado el año 15 porque mi mamá se casó el año 25, igual media chica”. (Lucila Carrasco)

Entre sus recuerdos, relacionados a la temática de la conectividad, doña Lucila nos lleva a la infancia de su esposo (1930-1940), quien siendo un niño trabajó junto a su padre transportando víveres desde Puerto Aysén a Puerto Ibáñez; a continuación el relato que nos permite viajar en la historia y comprender en parte el esfuerzo que llegaban hacer desde niños a adultos, hombres y mujeres, para poder prolongarse en la Patagonia.

“Carros con bueyes pa’ traer la comida de Puerto Aysén para llegar a Coyhaique era puros carros de bueyes, mi esposo trabajaba con su papá trayendo todas las cosas de Aysén, demoraba no sé cuánto como 2 meses saliendo de Aysén para llegar a Ibáñez, porque los caminos eran tan malos… y cargaban los carros y cami-naban unos 100 metros y se encajaba el carro en el barro porque era puro panta-no… puro mallín, entonces él dice que un día no avanzaban nada, descargando y cargando tenían que descargar los carros pa’ sacar las carretas para poder sacar los bueyes, no podían, entonces ahí trabajaba mi suegro en esos años.

No si fue sacrificado y llegaban para irse a Aysén, eran personas esforzadas y yo ahora el otro día nomás fui con mi hija a Puerto Aysén y le decía a mi hija por aquí pasaría tu papá en ese río Correntoso; sabe que los papás antes eran arriesgados ahora uno es cuidadosa con sus hijos que no se metan al río ‘oye se pueden caer’, los papás con la carreta y los cauros, mi esposo era cabro chico tendría unos 10 años, 12 años, en caballo y arreando los bueyes porque tenían que andar con montones de bueyes porque pa’ cambiar, ir cambiando cada 2 días cambiaban porque los otros se cansaban… y andaban trayendo sus cabritos chicos pa’ que arrearan los bueyes para que vayan adelante de la carreta… ese río Correntoso ese lo pasaban de a caballo na’ de puente, por el río con tremendas piedras dice que el caballo caía a veces y él sujetaito noma’ y ahí y vamos pasan-do…

Los cabros se criaban agallaos también porque el sufrimiento hacía ponerse co-rajudo porque esa era la vida y tenía que trabajar porque antes la familia no era na’ 2, 3 niños como era ahora sabe cuántos eran mi suegro cuántos hijos tuvie-ron, tuvieron 15… 15 hijos uno de escala de chiquitito a grande y trabajaban las mujeres como hombres porque tenían que sembrar y ordeñar vacas, hacer queso ir a vender a la Argentina porque no había plata pa’ como alimentarse, las mujeres trabajadoras, sufría la gente antes, eran trabajadoras y sufridas porque trabajaban en lo que venga, trabajos de hombres… mis cuñás arreaban, abrían la tierra con el arado con bueyes así una tirando y la otra con el arado arreando tierra pa’ sembrar papas para sembrar porque eran hartos y había que hacerlo y no había dinero… él trabajaba en el carro pa’ traer los alimentos también y ellas tenían que cooperar pa’ comprar la ropa porque eran hartos… entonces hacían quesos, pa’ que vea el sufrimiento, mi suegra ordeñaba unas 30 vacas pa’ sus hijas, hacían 2 quesos grandes así esos eran para pura venta… los quesos grandes eran parece que el día domingo descansaban y hacían 2 chiquititos así para el gasto de ellas para ir comiendo porque eran hartos entonces un quesito era un día noma’ po… y no había harina entonces era la señita noma’ de pan noma’ era puro queso… dice que mi suegra hacía pa’ todo el sábado hacía una tortilla al rescoldo, la tortilla era grandota dice que los chicos rodeaban toda la tortilla pa’ que a quien les tocaba el pedacito más grande… dice que no perdía ni una miguita porque era escasa y tenían que traer en pilchero después que mi esposo antes que empiece a manejar las carretas tenían que ir con caballos a buscar la harina a Aysén cuando a un caballo se le podía poner más que una bolsa de harina repartida porque mire como se enterraba el caballo en el barro, no podía tener mucho peso entonces tenía que ir con una sartalá de caballos pa’ poder traer unas 5 bolsas, porque 5 pilcheros eran 5 quintales de harina que lo repartían así pa’ ponerlos en chiguas ¿saben lo que es chigua?... son unas cosas, se hacen de cuero de vaca y se hacen con unas cañas así una rueda y esa rueda la van haciendo es como una maleta la van tejiendo de soga, de tiento, entonces se hacen unas cosas se ponen y a eso le pone cuero de cordero, entonces se le pone la bolsa de harina adentro y se tapa con esa chigua y ese cuero entonces no se moja y se pone arriba del caballo por eso todo tenían que hacerlo pa’ ir con sus caballos, su pilchero todo listo pa’ traer todas sus cosas porque llovía mucho antes ahora no llueve en Aysén ni siquiera 40 días, llovía todo el día, días, el mes completo… llovía mucho, llovía mucho y así por eso que los caminos eran malos porque nunca se secaban mucha agua, mucha agua y ese era el sufrimiento pero toda la gente era así… que era costumbre… iban a comprar (a Argentina) pero como que le quedaba también lejos… lejos, porque también tenían que ir y también los caminos eran cerros, bajar cerros era casi la misma cosa… porque pallá los caminos eran más planos y pa’ venir a la Argentina había que subir ce-rros porque no habían estos caminos, antes los caminos eran por los cerros, los caballos sabían andar igual que gatos y esa gente cómo no moría… los caballos

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se acostumbraban y la gente valiente no caían eran cuidadosos también po… yo no sufrí nada, los que sufrieron fueron mis papás pa’ criarlos”. (Lucila Carrasco)

Para 1968, doña Lucila junto a su esposo se trasladan a vivir a la estancia Chaca-buco, motivados por la Reforma Agraria bajo el mandato del presidente Eduar-do Frei Montalva y administrada por la Corporación de la Reforma Agraria (CORA). El viaje hacia la estancia lo llevaron a cabo en avioneta desde el aeró-dromo Teniente Vidal, el cual para la época era el principal de la región antes de que se construyera el de Balmaceda. Los productos de la estancia, como la lana por ejemplo, se transportaba para su posterior comercialización hacia Argentina por Entrada Baker y en el caso de los animales los tropeaban por la cordillera hacia Mallín Grande en la costa del Lago General Carrera. De no haber avión para quienes necesitaran viajar, por una enfermedad por ejemplo, era posible utilizar la misma vía a Argentina para así llegar a Perito Moreno, donde se aloja-ba por una noche para continuar al otro día e ingresar a Chile por Balmaceda.

“Ahí había un avión de un caballero de apellido Buccetti… él llegó aquí a Co-chrane, por ahí yo me vine con mi esposo, hasta mis mesas y mis gallinas… con todo, y aterrizó aquí el avión en el aeropuerto y nos pasamos alojar esa noche aquí a Cochrane, ese tiempo estaba el hotel Wellmann, estaba en pañales sí… y al otro día temprano salía un camión que iba a la estancia y ahí nos fuimos con todos los monos… de ahí llegué a mi casa al campo, mi casa hermosa, casa chiquitita recién terminada, nuevita…

Fue una empresa como se puede decir un asentamiento… mi esposo se había venido un año antes, él trabajaba ahí con los animales y ahí preparó todos los documentos para la familia… había una propuesta que se le iba a entregar campo a cada familia y les entregaban 2.000 hectáreas de terreno y nosotros vivíamos en lago Frío con un campo chiquitito yo me entusiasmé y dejé todo allá y me vine con mi esposo… Entonces después cometió el error, se confió de que le entre-garan acá y vendió el campito que teníamos en lago Frío y de ahí que entonces estamos acá porque ahí tuvimos 12 años… nos retiramos el 79… Nos pagaron bien sí, nos pagaron pero llegamos a un lugar que nunca había estado y estaré en esa abundancia… tanta abundancia, tantos animales como de todo, porque había una pulpería que no había medida para sacar las cosas… llegamos en ese tiempo me acuerdo que éramos 15 familias…

Cuando llegó el tiempo que se nos iba a entregar vino el Golpe Militar, tuvo intervenido… más o menos como el 75 se iban a entregar los campos, como que nos tuvieron a prueba hartos años, tuvimos que trabajar primero como negros pa’ pagar todo lo que había… pa’ pagar los animales porque habían como 20.000 ovejas y 8.000 vacunos y eso todo era del fisco entonces la gente trabajó toda la

compañía, entonces todos asentados y nos pagaban nomás que alimentación y así ellos trabajaron”. (Lucila Carrasco)

Al frustrarse la Reforma Agraria, doña Lucila junto a su familia se trasladan a vivir a la creciente localidad de Cochrane, donde su esposo rápidamente se aburriría de la vida en el pueblo y emprendería viaje a un nuevo campo a pres-tar sus servicios, con el tiempo éste se enfermaría siendo necesario trasladarlo (en tiempos en que aún Cochrane no se conectaba a la Carretera) a la ciudad Argentina de Comodoro Rivadavia, dando cuenta de un contexto que persiste hasta los días de hoy.

“En ese tiempo había una pasarela que pasaban vehículos chicos y de ahí nos fuimos en un bus y llegamos a Guadal y ahí tomamos otro, como fue la cosa, ahí llegamos y tomamos un barco, un barquito en Guadal y de ahí nos pasó a dejar a Chile Chico, no, Chile Chico no, fuimos en el camino y de ahí salimos pa’ la Argentina y llegamos a Comodoro, ahí estuvimos como un mes y tanto y esa fue nuestra llegada, de ahí quede sola acá”. (Lucila Carrasco)

10 de marzo

Marcelina Catalán

El día de hoy conocemos a Marcelina Catalán, a quien ubicamos en la avenida O´Higgins, en un ciber café donde trabaja. Ella es una mujer joven y al igual que su madre es nacida y criada en Cochrane, su padre nació en Argentina y creció parte en Coyhaique para luego migrar a la zona del Baker.

“Nací en mi casa… la mayoría de mi generación nació en sus casas, había en esa época un practicante pero en realidad era un enfermero… un paramédico que hacía de médico, de matrón, de dentista de todo, las hacía todas… deben quedar señoras que todavía, saben pero no se practica… En el caso de mis abuelos ellos vienen de la zona de Valdivia, de esa zona se vinie-ron para acá con historias bastantes sufridas… Generalmente terminaban todos cruzando hacia Argentina e ingresando desde Argentina hacia Chile nuevamen-te… por lo que se llama el paso Roballo… está en la entrada Baker, y pasaban por ese sector, el sector que se llamaba Cañadon de la Leona, por ahí generalmente entraban y se quedaban a trabajar la mayoría de ellos a la estancia que había… mi abuelo por parte de mi mamá trabajó por la estancia de don Lucas Bridges… esa estancia abarcaba desde Punta Arenas hasta todo el sur de la Patagonia, tanto por el lado chileno como por el lado argentino, no había frontera… hacían algu-nos tipos de trabajos porque en realidad no sé si trabajaban por temporadas y de

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ahí se dedicaban a salir hacia Argentina a trabajar y volvían, iban a trabajar para poder traer víveres para su familia, entonces eran meses y meses que quedaba la mamá a cargo de la familia y del campo que estaban porque en realidad la gente que estaba se fue colocando en distintos campos… tenían un gran territorio to-mado y entonces no era que trabajara así que estuviesen las cosas patronales en un lado y todo alrededor de la casa, acá por ejemplo mis abuelos se estacionaron en el sector Balsa Baker al otro lado de la Balsa Baker ahí estaba su campo y de ahí iba a trabajar a la estancia, ahí se estaban moviendo y esas partes al otro lado del río era lo que no pertenecía a la estancia”. (Marcelina Catalán)

Como nos comenta Marcelina, el abastecimiento de víveres antes de que se cons-truyera la Carretera Austral en la zona del Baker, era una complicada faena que debían desarrollar sus padres y abuelos durante meses para poder proveer a su familia, permitiendo reflejar el importante rol que ha sustentado la mujer en este sistema, donde quedaba al cuidado del campo y los hijos/as. Sistema que habría comenzado a cambiar con la llegada de INACO en la zona. “En esa época si era muy, muy complicado el traslado de la alimentación como comprenderás que todo tenía que venir desde Argentina pero todo, entonces la gente traía todo en pilcheros tenía que traer alimento para lo básico y lo tenía que traer para 2 o 3 meses, entonces venía el papá dejaba los alimentos, estaba unos días, pescaba el caballo y se iba nuevamente… iba a trabajar mayoritaria-mente en las estancias argentinas… y quedaba la mamá nuevamente con todos los hijos y los alimentos que le dejaba y el papá se podía demorar más de 2 meses… Ahí la mamá se las tenía que ingeniar para darles comida a los hijos… Así era el trabajo de los abuelos y de todos los abuelos de acá de la zona y te digo de los abuelos y en el caso de los hermanos de mi mamá ellos son adultos ya sobrepasan los 65 años, todos hacían el mismo trabajo, o sea todos los hom-bres tenían que hacer ese tipo de trabajo, estamos hablando de una generación atrás de la mía, y la gente hacía ese tipo de trabajo porque no había otra forma de sobrevivir o sea no había otra forma que trajeran la alimentación, que esa yo te digo aquí en esta zona empezó a entrar alimentación como el 50 y tanto 55 empezó a entrar alimento chileno, lo mínimo en alimentación traída desde el norte… después que se formó Cochrane pero muchos años después, mira si Cochrane tiene 57 años, la ECA debe haberse formado cuando Cochrane tenía unos 10 años así que como 40 y tanto años atrás empezó a ingresar alimento chileno… ese alimento llegaba en avión, en avionetas que llegaban a una cancha sino por barco que dejaban más allá de Puerto Bertrand, que pasaban por el Ge-neral Carrera pero no llegaban donde hoy en día está Puerto Bertrand sino que llegaban al lago General Carrera pero entraban más allá… de ahí era en pilcheros hasta acá o ya cuando hicieron picadas porque ahora es camino pero picadas de camino los traían en carretas…

Cuando yo era chica recuerdo que mi papá iba a comprar hacia un negocio que había en la costa del lago Cochrane y ese traía toda su mercadería desde Argen-tina y eso tenías que ir a comprar a caballo… y tenías que quedarte… 2 a 3 días para ir a comprar… como el 69-70 y si como te digo la ECA, deben ser unos 35 años que está la ECA más no está, pensándolo bien, entre 35 y 38 años y venía un avión que le dejaba la mercadería en el Valle Grande y de ahí la tenían que traer en carreta hacia acá… y después hubo otros negocios pero eran la misma forma de abastecimiento que tenían”. (Marcelina Catalán)

La ruta a Argentina por Entrada Baker, se ha mencionado como uno de los ca-minos más utilizados antiguamente en la zona, pero al parecer con la apertura de la Carretera Austral el uso de este camino se fue transformando principalmente hacia fines turísticos.

“El camino que pasa por el paso Roballo y después hace un guión hacia Los Antiguos para salir hacia Perito Moreno, se usa más para turismo en realidad, el turista ingresa por ahí y cuando sale por Argentina le es más fácil salir por ahí porque es más corto el tránsito, pero el camino es bastante malo o sea la parte chilena pero cruzas la frontera y el camino es espectacular”. (Marcelina Catalán)

Otra de las rutas utilizadas para llegar a la capital regional, antes de la construc-ción de la Carretera, era viajar desde Cochrane a Guadal, puerto donde era posible embarcarse a Ibáñez para luego continuar camino a Coyhaique, lo que en suma tomaba alrededor de 3 días de viaje, reduciéndose en la actualidad a 7 u 8 horas. En el caso de que no existiera vehículo que permitiera o se arriesgara a viajar a Guadal, por las dificultosas condiciones del camino, estaba disponible la aeronavegación, en la que se recuerdan empresas como Aeroport, Tissa, Hein y Don Carlos.

“Toda una aventura porque había que irse de aquí a Guadal en una camioneta, esa camioneta o un jeep Land Rover, ese se demoraba un día en llegar a Guadal, de ahí tomaban la barcaza el Pilchero que los llevaba y se demoraba todo el día hasta Puerto Ibáñez y de ahí se tenían que ir en camión o en algún vehículo particular de alguien o algún vehículo que estuviese haciendo fletes porque no había micro, no había nada entonces, de ahí tenías que tomar eso e irte hacia Coyhaique y te demorabas un día más po, eran 3 días a Coyhaique…

La gente salía más en el avión y ahí los pasajes no eran tan caros seguramente los subvencionaba parte el Estado, después cuando la gente ya empezó a viajar por la barcaza el Pilchero y empezó a ver más seguido la gente salir y venir más camio-nes hacia acá, que fue lo que arregló el camino, que empezaron a venir camiones con mercadería ya el pasaje aéreo se empezó a subir, subió demasiado o sea por

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lo que tú le pagabas al avión tu ibas a Coyhaique te quedabas en Coyhaique una semana y te venís entonces era muy caro de esa los últimos pasajes aéreos me acuerdo que costaban 50 mil pesos… 86-87 costaba eso viajar en avión, entonces era como súper caro”. (Marcelina Catalán)

La mejora de los caminos existentes en función de unirlos a la Carretera Austral, habría comenzado entre los años 1991-1992, esto en conjunto con la participa-ción de organismos del Estado y la cooperación de pobladores y pobladoras de la zona que apoyaron directamente las faenas camineras.

“Lo que pasa que de aquí estaba todo el camino yo vivía por el paso las Eses que la hicieron una culebra, eso ya estaba, eso no se tocó… el camino se hizo por el Ministerio de Obras Públicas… el primer camino se hizo a oscuras, picota y pala… al comienzo cuando se inició el camino trabajaban las mismas personas que vivían en la zona… por ejemplo, se está haciendo un corte de piedra suponte acá en el Cristo para ir a cooperar y llegaba la gente de los campos, decía ‘vamos a irle ayudar’ y se quedaban una semana, dos semanas ahí trabajando así que estaban a picota y pala, eso fue los inicios del camino, así desde Bertrand hacia el sur y así hicieron los caminos a picota y pala y de ahí después de unos años llegó los que ellos le denominaban los camineros… que era gente que trabajaba en vialidad y que no sé cómo se llamaba porque tenían otro nombre y esos igual trabajaban en lo que era picota nomás… ellos traían gente que trabajaban… para romper las rocas, entonces para poder enanchar y hacer más ancho el camino tenían que romper rocas y eso lo hicieron con explosivos, pero los trabajos los hicieron con palas y picotas… esa gente se quedaba cerca donde estaban traba-jando en realidad no en el pueblo… se quedaban donde alguien que los invitaba a quedarse, porque seguía gente ayudándoles a hacer caminos, esos caminos fueron hechos por la gente en realidad… los camineros eran pagados, la gente que era de la zona no, o sea no recibían ni las gracias… ellos querían que haya camino, que haya un poco de camino para que sea más fácil pero no buscando un lucro en dinero”. (Marcelina Catalán)

Cuando nos dirigíamos a Cochrane, el tramo de la Carretera denominado “Las Eses” a unos 30 km de la localidad, estaba siendo intervenido por un gran con-tingente de maquinarias y obreros, quienes tenían como objetivo disminuir el exceso de pendiente y las pronunciadas curvas que han traído problemas a gran parte de la zona sur de la región, considerando que este es un paso obligado. Por lo que se buscaría mejorar la conectividad caminera, permitiendo un tránsito más expedito y seguro, evitando el constante deterioro de los vehículos, sobre todo del transporte de pasajeros y carga que circulan diaria y semanalmente por aquí.

“Lo que hicieron ahora fue un desvío de la carretera, es el mismo camino sólo que después de pelear un montón de años quitaron unas eses y ahora están qui-tando las otras… hoy en día por las eses chicas que se llaman, pero habían otras que jamás iban a pasar donde el camino estaba derechito y pasaba más cerca del río… y súper ancho esa parte que se ven las confluencias, ese sector iba muy arri-ba y con una cantidad de vueltas que te las encargo entonces se llamaban las eses grandes, las eses grandes eran peligrosas… era un sufrimiento esa cuestión sobre todo en el invierno se quedaban muchos vehículos ahí en las eses…

Accidentes de camiones, los buses se quedaban, se iban para atrás, era un día terrible bajarte de los buses y salir caminando y los camiones igual, la gente se bajaba, la gente transitaba mucho en los camiones que venían sobre todo en la época que se llegaba solamente hasta Guadal, la gente transitaba mucho en los camiones porque los camiones siempre estaban viniendo, el camión se tenía que quedar una semana o 15 días porque no habían posibilidades antes de tomar la barcaza… entonces lo mínimo era una semana… la barcaza venía una vez a la semana a Puerto Guadal… entonces de ahí la gente hacía ese tráfico lo hacía como en camión, era súper complicado y súper peligroso y hablar de camiones con carros esos eran imposibles… las curvas no te lo permitían y eso lo quitaron hace como 4 años atrás nomás y ahora están sacando la otra… ahí van a eliminar las partes más peligrosas que tiene el camino o sea le va a quedar un montón de peligros pero o sea lo más peligroso serían esas eses”. (Marcelina Catalán)

Con respecto a la conectividad digital de la localidad, Marcelina nos indica que los primeros que habrían obtenido acceso a internet en la zona habrían sido los servicios públicos, más o menos el año 2009 y ya para el 2013, Telefónica del Sur ofrecería el servicio de internet para la comunidad en general, mejorando la velocidad de descarga que existía en el uso de modem que podían llegar a cargar una página en una hora. El celular al igual que en otras zonas de la región, se ins-taló aproximadamente el año 2010, aportando aún más a la conectividad local, aunque Marcelina considera que quizás no ha mejorado tanto la calidad de vida y más ha empeorado en los aspectos educacionales de los jóvenes.

“No te mejora la calidad de vida, en el fondo lo que te hace es mantenerte de una forma más expedita comunicada pero más que te vaya a mejorar la calidad de vida el hecho de que tengas un celular o dejes de tener un celular o que tengas internet o estés sin internet en realidad no es que te vaya a mejorar la calidad de vida sino lo único que hace es que te comuniques de una forma más fácil pero no es así como tan tremendo tenerlo o no tenerlo a lo mejor si estái acostumbra-do a tenerlo. A nosotros nos pasa que teníamos luz 4 horas en el día y ahora hace tantos años que tenemos luz las 24 horas del día que si nos cortan la luz entras así como ‘ahora que hago’ y te aburrís y ahora qué hago si no tengo nada de luz,

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pero en el fondo tu vida puede seguir con luz o sin luz y no es tan tremendo si tú lo sabes ver, no es tan tremendo…

Sabes lo que sí me he dado cuenta con el cambio de la tecnología, un cambio ne-gativo porque el hecho de tener el ciber me he dado cuenta que los chicos están perdiendo el hábito de leer, de investigar o sea no van a una biblioteca a buscar un libro porque les dieron una tarea, ya voy a investigar en un libro y voy a saber quién era este tipo por ejemplo y estái obligado, como lo hacíamos nosotros, a leerte la historia del tipo que te dijeron que estudies y después escribir, ellos llegan, van a internet, buscan, cortan y pegan… no tienen idea de lo que están copiando o están grabando al final lo que ha hecho la tecnología es un desastre porque tan mal lo que es la comprensión de lectura y redacción fatal… en las universidades va a seguir”. (Marcelina Catalán)

Aunque la localidad de Cochrane posea diversos servicios tanto privados como públicos y que en comparación a otros pueblos es casi una ciudad, Marcelina aún considera que es un pueblo en proceso de conectarse ya que todavía es nece-sario viajar a Coyhaique para una cantidad importante de trámites burocráticos, siendo un viaje difícil y largo y más aún en invierno. Se entiende que una de las principales soluciones para la inclusión de la ruralidad a la frenética del mundo moderno, sería la pavimentación de la Carretera Austral, facilitando la comuni-cación y el abastecimiento de los pueblos de la región, aumentando los niveles de calidad de vida de las familias de Aysén.

“Yo pienso 10.000 veces antes de salir de aquí hacia Coyhaique cuando voy a ir porque te da una lata o sea a veces tu salís una vez al año, 2 veces en el año que no debiera ser porque hay 360 kilómetros, o sea 350 y tantos pero el camino es tan malo… 7 horas en bus… en el invierno son hasta 12, entonces en el invierno la piensas más todavía para poder salir porque es que son demasiadas horas que tienes que andar sentada arriba del bus… yo creo que le pasa a la mayoría de las personas entonces por eso yo digo un pueblo en proceso de estar comunicados, puedes estar muy comunicado tecnológicamente hoy en día pero lo que es cami-no físico no… y que se nos viene prometiendo pavimento, yo creo que va estar realmente conectada el día que el camino esté pavimentado y que esa cantidad de kilómetros lo haga quien le corresponde, o sea a mí cuando los turistas me dicen cuántos kilómetros son de aquí hasta Coyhaique y yo le digo no, yo le voy a decir cuántas horas son, porque no saco en decirle sabe son 354 kilómetros, ¿cómo voy hacerlo en 7 horas?, si lo puedo hacer en menos o sea lo lógico es hacerlo en mucho menos y cuando te dicen cuántos kilómetros son hasta Tor-tel yo le digo, no le doy los kilómetros le doy las horas, 3 horas a Tortel… si la mayoría del camino la haces a 40… y cuando te encuentras una recta en la que puedes meter pata para aprovecharla está llena de hoyos, llena de calamina… y vas sufriendo con el vehículo”. (Marcelina Catalán)

Domingo Caucaman

Nos preparamos para continuar el viaje hacia Villa O´Higgins y luego a Caleta Tortel, antes de partir visitamos, saliendo de Cochrane, a Domingo Caucaman, uno de los tantos obreros que trabajaron en las faenas de la construcción de la Carretera Austral.

Domingo de 55 años fue atleta, corrió en la maratón desde los 25 representando a la localidad en la cual nació y se crió. Su madre es de Argentina y su padre de Chiloé, juntos ingresaron a la zona el año 1945 por Entrada Baker.

“Se vino de Chiloé, se vino a Coyhaique con un anciano que lo crió, dice que tenía como 12 años y ahí se pasaron para Argentina y allá mi papi cuando fue adulto conoció a mi mami y se vinieron para acá, compraron tierras por acá… de Posada se vinieron a Cochrane, acá al lago Cochrane se llama Pueyrredón, en otra parte se llama lago Posadas y después Cochrane”. (Domingo Caucaman)

Domingo, trabajó como obrero en distintos sectores en los que se estaba constru-yendo la Carretera Austral, el Yelcho, Puerto Piedra, Santa Lucía, en la zona de Cerro Castillo, Yungay, entre otros. Nos plantea la comparación en que hoy en día los campamentos de las empresas poseen camas y buena parte de las como-didades básicas de un hogar, pero en los tiempos en que se estaban abriendo las primeras sendas para la construcción caminera, los mismos obreros levantaban los campamentos en los cuales vivirían el tiempo que durara la faena.

“Antes era diferente porque los campamentos no eran como ahora, ahora están en una casa. Y ahora he trabajado en Terra y Terra tiene contrato con Hidroay-sen y ahí vi que tenían casa, tienen luz, tienen de todo. Antes no, teníamos pura vela y a veces había que alumbrarse con la pura luz del fuego… hacíamos camas de varitas no más, hacíamos como horcones, atravesábamos palos del pie a la cabecera y de ahí hacíamos nuestras camas, después un nylon arriba con quila y listo, dormíamos ahí abajo… humedad y todo… antes era así el sistema, no se exigía más, no tenían más obligaciones”. (Domingo Caucaman)

En la primera faena carretera en que Domingo participó tenía 18 años, la em-presa era Edeco y el tramo fue desde el Baker hasta Puerto Yungay el año 1983. Ésta era a “trato” y comenzaba cuando el ingeniero indicaba los kilómetros que se debían convertir en senda, para que luego los obreros marcaran e iniciaran el despeje que era del ancho de la actual carretera, teniendo como herramientas el hacha y el machete. Esta determinada faena habría durado un año y medio y mensualmente era posible avanzar de uno a dos kilómetros, dependiendo de la dificultad.

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“Empezamos a mochilear las cosas de acá, veníamos a buscar 15-20 kilos, no se podía de más. Rocheleando, caminando, veníamos 4-10 personas a buscar cosas, víveres, bencina, de todo. Bajábamos por unas cuerdas, así, los bajábamos, gente viejita de repente que no podía bajar yo los ayudaba a bajar cosas… tenían que trabajar para alimentar a su familia… de Cochrane, de Tortel, de Coyhaique también. De aquí nos fuimos de a pie hasta el Barba y ahí nos tomó un barco… Yo una vez llevaba un caballo y se lo pasé a un amigo, porque yo era bueno para caminar…

Si nevaba mucho había que trabajar no más sino, no ganábamos nada. Con nie-ve, lluvia, porque eso era natural, antes no era como ahora el clima, casi todos los días llovía… teníamos traje de agua, botas de agua, eso no más se usaba si no se podía andar con zapatos, porque salía afuera del campamento y ya estaba helado…

La mayoría era campesino… marcábamos con varitas, un nylon arriba atado y seguíamos la derechura, medíamos el ancho, con eso medíamos las medidas que habían… No se podía ni andar, caminar, como estaban las quilas, se cortaban con hacha y quedaban puntudas para arriba, era peligroso para caminar, que-daban como un cuchillo… Sacamos todos los trozos de la orilla, todo íbamos haciéndolo a pulso… peligroso para caminar por los palos todos resbalosos don-de llovía todos los días, había que tener cuidado, pantanoso igual, donde había tembladera había que fijarse porque había mallines donde se iba para abajo, podía pasar a un pozón de repente para abajo, no se sabía porque había pasto arriba y abajo estaba el agua, tembladera. Así que antes se sufría mucho, ahora no se sufre eso…

Igual la gente acostumbrada al campo así que eso le servía mucho… Nosotros teníamos un compañero que no era muy baqueano para andar en el campo, se cayó un día de arriba de un palo, se resbaló. Así que el jefe no… porque allá no podían echar a una persona tampoco, cómo se iba a venir, así que lo llevó al campamento para que pique leña, así que ahí le gustaba, como era para jugar truco y contar chistes, era bien mentiroso así que nos entretenía así que esa era para lo que lo necesitaban, al final se quedó trabajando hasta lo último porque nos entretenía, claro porque allá era mucho aburrimiento porque no había tele, nada, pura radio nomás… Nosotros nos quedábamos pura pega allá, pero nos entreteníamos igual, porque cuando bajábamos a alojar igual nos aburríamos, no había nada que hacer”. (Domingo Caucaman)

La faena se abordaba a través de sistemas de cuadrillas, las cuales se componían con alrededor de 10 hombres que tenían determinados kilómetros a su cargo. Por otra parte, teniendo en cuenta la dificultad de entrar y salir del lugar, se

trabajaba y no se salía hasta que se terminara la faena, en el caso del camino hacia Yungay recuerda que estuvo 8 meses en terreno. Finalizado el tramo, estas cuadrillas se dirigieron a diversos sectores de la región que requerían de mano de obra, como es el caso de la Piedra del Gato, El León, El Paso las Llaves y El Yelcho.

“Cada cuadrilla tenía sus cocineros y todo ahí, y ahí trabajaban todo en conjun-to porque todos tenían el mismo sueldo, lo que hacían después era repartirse el sueldo que recibían… Nosotros fuimos y nunca salimos de allá, hasta que nos vinimos…

Esa piedra (del Gato) tenía mucha pendiente y tenía que trabajar la gente col-gada con cuerdas nomás, no había otra manera, como un gato. No había otra forma de trabajar…

En La Junta estaba don Gastón Loyola, ahí estaba terminando Edeco una pega que tenía ahí y ahí dijo don Gastón “aquí no les puedo dar pega pero si quieren vamos para Yelcho”, así que nos embarcamos en el camión… atrás no más, don-de llevaban todas las cargas… y nos fuimos. Llegamos allá en la noche, no había ni muelle ni nada, teníamos que sacar en la noche las cosas, con el agua hasta la cintura, casi amanecimos sacando cosas, la cocina y todo, y lloviendo, mientras los otros estaban haciendo el campamento porque era un sector donde nunca habíamos estado, pura quila y cosas así, ahí casi no había espacio para hacer el campamento…

(Paso las Llaves) Ahí estuvimos caminando igual, pero por un ensanche de cami-no porque estaba muy angosto, entonces tuvieron que enancharlo un poquito, porque primero era una huella y pasaban los vehículos pero era muy peligroso. Después vino otra etapa de trabajo así que hicieron el ensanche… Con puros explosivos, ahí tenían otro tipo de máquinas para trabajar, perforadoras grandes. Igual en el León trabajé con un caballero de Santiago que trabajaba con perfo-radoras grandes que perforaban como 18 metros para abajo, hacían tronaduras grandes. Igual se aprende harto trabajando en los caminos…

Allá (en el Yelcho) llovía bastante, como era medio a orilla de mar. Así que des-pués terminó la pega esa y me vine para Cochrane, después estuve trabajando para la hidroeléctrica que fue la última vez que trabajé para Edeco… Acá está-bamos haciendo los hoyos de los postes de la luz con minería, y de ahí terminé esa pega y me fui a trabajar para Aysén para las pesqueras… Anduve un año embarcado. Y de ahí me volví acá y me quedé al final acá porque de ahí me casé. Después falleció mi señora, me quedé con un niñito que ahora tiene 18 años, ya es hombre”. (Domingo Caucaman)

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Se le ha acabado el tiempo a Domingo, la hora de colación ha terminado y debe volver al trabajo. Le damos las gracias y nos despedimos mientras él toma su bicicleta y se va rumbo a la construcción de una nueva población en Cochrane, al parecer es para un grupo de militares de un regimiento que se ha instalado en la localidad. Nosotros seguimos a Villa O´Higgins.

CAMINO A VILLA O´HIGGINS

Terminado el camino desde Coyhaique a Cochrane a finales de 1988, el CMT se traslada a trabajar al sur, hacia Yungay con una extensión de 124 kilómetros. Los trabajos en esta parte de la ruta se iniciaron en la ribera sur del río El Salto, donde el terreno era firme hasta el lago Chacabuco y laguna Larga, de ahí en adelante la topografía dificultó la construcción, especialmente en la quebrada del río Barrancoso y los terrenos húmedos pantanosos que requirieron la confec-ción de fosos, obras de drenaje y hasta envaralados, con el objetivo de alcanzar el río Ñadis en el kilómetro 72,5 desde Cochrane, donde se construiría un puente definitivo14. A inicios de la cuesta del río Barrancoso existe un monumento de madera que recuerda la lamentable muerte de tres soldados, quienes habrían caí-do en un camión cuesta abajo. En este memorial se inscribe la frase “La sangre de un soldado nunca ha sido derramada en vano” y bajo ella los nombres de José González, Iván Sáez y Aliro Cárcamo.

Para lograr un mayor avance comenzaron trabajos desde Puerto Yungay, fiordo Michell hacia el norte, para lo cual fue necesario, debido a la imposibilidad de acceder por vía terrestre hacia el sur, trasladar la barcaza del CMT que se encon-traba en el lago General Carrera, vía Puerto Chacabuco, Golfo de Penas, canal Baker al fiordo Michell, generando el enlace, transporte y abastecimiento en la zona. Este puerto habría sido analizado en conjunto con la Armada en compara-ción a uno posible en Tortel.

“Fue una tarea difícil y riesgosa, en especial el cruce del Golfo de Penas por una embarcación tan pequeña y no diseñada para navegar en mar bravo y abierto. Gracias a la pericia y conocimiento del litoral por un capitán de velero Chilote se lograron vencer todos los obstáculos y arribar a Puerto Yungay”. (CMT, 2003: 236)

“Si bien es cierto que la caleta Yungay no es el lugar ideal, sin embargo, es el mejor de la zona, permitiendo la instalación de un poblado, con agua suficiente para sus habitantes y posibilidad de construir una pequeña central hidroeléctri-ca”. (CMT, 2003: 290)

14 Historia del CMT (2003)

Otro de los sectores que dificultó la construcción del camino fue la zona del río Vagabundo, lugar complicado para los trabajos de minería por la estructura de los acantilados, sus fracturas, la altura y la verticalidad. Tanto en la historia del CMT como de la región de Aysén, se recuerda el accidente ocurrido en esta zona el 27 de enero de 1994, donde una sección de perforistas (en el kilómetro 105-106) en plena faena, de improviso se les produjo un deslizamiento de unas 6 mil a 7 mil toneladas de roca y monte, sepultando a 5 personas con sus má-quinas y equipos. Con esta tragedia se suspendieron las faenas por alrededor de seis meses, reiniciándose con especiales medidas de seguridad. La unión de este tramo se habría logrado el 9 de marzo de 1996 y 4 años más tarde, en el mes de septiembre, Villa O´Higgins se conectaría a la Carretera Austral.

“No importa la lluvia ni el frío, porque ésta es una labor espiritual. Por eso me siento orgulloso”. (Diario del Alf. Fabián Vargas G. fallecido en río Vagabun-do)15 Hoy en día desde Coyhaique a Villa O’Higgins existe una distancia de 571 kiló-metros, que son posibles recorrer en aproximadamente 12 horas. Desde Cochra-ne a Puerto Yungay son 132 kilómetros que se transitan en 2 horas y media, para luego desde Puerto Yungay continuar por el fiordo Michell en un transbordo de más o menos 1 hora en la barcaza Padre Ronchi, hasta la rampa del río Bravo. Hoy en día la barcaza tiene transbordos a las 10 de la mañana, 12 y 18 horas. Desde aquí hasta la Villa son 112 kilómetros que se recorren en más o menos 2 horas de viaje, en este tramo se van bordeando acantilados, algunas lagunas y mallines que se complementan bajo elevadas cumbres con glaciares y caídas de agua.

La vegetación en la zona se caracteriza por el bosque siempre verde y las turberas, principalmente en la parte litoral, donde es posible apreciar el ciprés de las guai-tecas, tepú, coigüe, mañío y canelo; también se encuentra el bosque caduco de carácter trasandino, donde convive la lenga, coigüe y arbustos como el ciruelillo, el chilco, calafate, michay, murtilla y la chaura. El paisaje vegetal ha sido muy alterado en algunos sectores, debido principalmente a los grandes incendios fo-restales ocurridos en la mitad del siglo XX, aunque con el paso del tiempo el ecosistema ha permitido una regeneración rápida16. Entre la fauna más represen-tativa se ubica el huemul, el puma, el gato montés, la huiña, el chingue, el zorro colorado, varios tipos de roedores y en los ríos el huillín, así como también va-rios tipos de insectos coleópteros, en el caso de las aves se aprecian las avutardas, bandurrias, cisnes de cuello negro, caiquén, diversos tipos de patos silvestres y el carpintero negro entre otras especies del bosque.

15 www.riosysenderos.com 16 www.villaohiggins.com

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Después de un largo camino hemos llegado al último pueblo de la Carretera Austral y de inmediato buscamos un lugar donde poder descansar; esta vez nos han recomendado un hospedaje familiar llamado Fabiana, el cual es atendido por su dueña Lorena Molina, una coyhaiquina que en uno de sus viajes se ena-moró de la zona para nunca más irse; aquí formó su familia y junto a ella ha construido este acogedor espacio.

11 de Marzo

Reinaldo Villegas

Hoy conocemos a don Reinaldo Villegas de 81 años, él es oriundo de Los Án-geles y habría llegado a la región por la obligación, en aquel tiempo, de cumplir con el Servicio Militar. A los 20 años se quedaría definitivamente en la zona, trabajando de tropero contratado por compradores de animales. Su tarea era buscar a otros troperos que lo acompañasen en estas faenas, los inversionistas le entregaban el capital y él debía trasladar los animales desde Villa O´Higgins hasta Cochrane. Este trabajo principalmente se desarrollaba en las temporadas de primavera y verano.

“Estuve como 20 años más o menos acá en toda la zona, porque acá vine el 53 y acá me quedé… Yo conocí Cochrane, había 3 casas… después el 53 tenía caballo así que me amarré a la yunta de caballos y pasé la cordillera y ahí agarramos un trabajo, venir aquí a la zona y ahí ya hicimos una casa de tejuela en el pueblo. Porque acá todavía las casas eran de canoga, tipo ruca, así que esa fue una de las primeras modernas… había como 15 personas, pobladores…

Andaban compradores de Coyhaique, siempre llegaban 1, 2, 3, ellos se llevaban la tropa, juntaban unos 300 animales y se los llevaban a Coyhaique… Nosotros demorábamos 15 días, porque íbamos despacito sí, no hay corral, no hay atajo, nada, había que cuidarlo uno no más, como íbamos 2 o 3 hacíamos ronda, hasta media noche y al otro le tocaba después y en la madrugada, cuando el animal se levanta, había que estar listo… acá había harto animal, pero mal pagado. El comprador que venía pagaba lo que se le ocurría. Así que la gente le pagaban con animales, más arriba tenía que pagar con plata nacional, conseguir plata nacional para ir a la Argentina a comprar los víveres, la harina, la azúcar, la yerba para el mate, todo, todo”. (Reinaldo Villegas)

Cambiar moneda chilena por argentina era una diligencia que era posible cum-plir más allá de la frontera, entre los mismos pobladores o con “los estancieros del otro lado del alambre”, quienes además ofrecían intercambiar fuerza de tra-bajo por víveres. De esta manera el principal punto de abastecimiento, antes de

que existiera la Carretera Austral y se instalara la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), era en el vecino país. “Uno hacía su trabajo y cuando se quería venir para su casa le pagaban en víve-res… En el Ñire, había un boliche que quedaba más allá de la frontera, igual más allá del Mayer, como 10 leguas. Así que ahí comprábamos víveres, cambiábamos plata nacional igual… Anterior al almacén que se instaló acá, los pobladores tenían que salir porque no tenían qué comer, pura carne, hasta que llegaban a algún boliche, o alguna estancia y se hacían de víveres. La gente hacía inventos como por ejemplo sogas, sogas para ponerle al caballo, riendas a los pilcheros, latas y eso se llevaban para afuera y ahí juntaba platita uno… no iba a llevar madera uno, para qué, incómodo para sacarlo y todo, había que buscar lo más fácil”. (Reinaldo Villegas)

Para disminuir el aislamiento en que se encontraba la zona de Villa O´Higgins, para 1965 en los inicios del pueblo, los pobladores y pobladoras de la desembo-cadura del río Mayer se reunieron y se propusieron construir su propia cancha de aterrizaje, en terrenos del poblador Pedro Rivera. Lográndose el objetivo a fines del invierno de 1966. “Yo conversaba con la gente y algo que me decían allá en Cochrane, algo que me instruían un poco y yo los instruía acá, les decía que había que hacer una cancha. Entonces venía un avión, como pasó en Cochrane, en Cochrane venía un avión chiquitito, aterrizó en una pampa y casi se quedó ahí, y acá pasó lo mismo. In-ventamos, sacamos un permiso para hacer una cancha, pero no sabíamos dónde, teníamos 3 puntos, que era aquí en el Mayer o la salida del Mayer y quedamos que mejor acá, y los pobladores, que estaban todos de acuerdo, dijeron vamos a hacerlo ahí abajo, lo que era la reserva, un pedacito de reserva, así que inventa-mos la cancha, 600 metros con 200 de bajada de montaña y 200 de salida y 600 de pista y lo hicimos, nos juntamos como 15, casi todos los pobladores estaban entusiasmados…

Con hacha no más, en ese tiempo no se conocían las motos, pura hacha no más… para hacer el plano hicimos arado, yo tenía bueyes, una yunta, me conse-guí una yunta que tenía mi suegro así que me vine con 2 yuntas, y acá trabajando se nos quebró un yugo, así que tuvimos que hacer un yugo acá, todos, todos los del campo saben hacer yugos, no era el problema. Hicimos arado y ese arado de chancho nomás, ese era el arado y después no teníamos carretilla, para mover el ripio para acá o para allá… los viejos buscaron un palo partido, lo cavaron un poco, e hicieron un filo, atrás le pusieron dos palancas, igual que una cuchara pero larga, 4 metros y a la rastra. La ponía de canto uno y se ganaba arriba de la vara, y el otro igual y el que quedaba con sus bueyes, llamaba a sus bueyes y empezaba a apuntar, se juntaba harta tierra, es blando el terreno…

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Hicimos 600 por 25 metros de ancho, le dimos 20 nomás… Ese era el ingeniero Forranca, todos le decían ‘ya ingeniero, ¿por dónde vamos?’, no ve que ese había trabajado en el camino, era práctico, 200 metros lo dejaba como una vela… Lo más bonito que yo que era el que hacía de cabecilla, fui con mi mamá pasé a Cochrane, me dijeron que tenía que ir a la Gobernación a Chile Chico, me prestaron un caballo y partí a Chile Chico y en ese viaje se vino el avión de Co-yhaique, se dio la vuelta, bajó y yo no estaba. Cuando yo llegué allá a hablar con el Gobernador él me dijo ‘pucha, llegaste atrasado, ya se fue el avión, y vinieron de vuelta’… Eso fue el 65… ya después vino un contratista y alargaron la cancha 1.500 metros, vino una empresa, vinieron como 40 obreros… la acomodaron no-más… la midieron de nuevo, le dieron la superficie que pudiera haber quedado más alta o más baja, todo eso”. (Reinaldo Villegas)

Con la pista de aterrizaje casi recién terminada, el 20 de septiembre de 1966 arriban a la localidad diversas autoridades de Aysén y Magallanes con el fin de fundar la Villa, entre ellos el intendente Santelices Loyola quien dentro de sus principales gestiones buscó mejorar la conectividad en el territorio regional. En esta oportunidad don Reinaldo es nombrado Inspector del Distrito número 3 y aprovechando la cancha de aterrizaje, se establecería INACO (Industria Nacio-nal de Comercio) en la localidad, la cual permitiría abastecer de víveres el nue-vo pueblo y de esta forma disminuir el tráfico de pobladores hacia Argentina, generando que familias completas fueran acercándose a la Villa; llegaban con sus caballos y pilcheros acampando junto a un arroyo, en lo que hoy en día es el actual parque de la localidad.

“(Inspector de Distrito) era cuidar que no hayan incendios, derrochen las mon-tañas… después llegaba algún poblador a poblar, hablaba conmigo primero y yo hacía un escrito y lo enviaba a Cochrane y de allá venía la respuesta, o lo dejaban en espera o le decían que no y listo… Estos que estaban en la Argentina por co-nocer no más se metían para acá, y los que venían a buscar tropas de animales, lo mismo. Así que hicieron ese camino ahí, allá en la otra cordillera y se juntaban en Cochrane… cada uno se las inteligenciaba…

(El Intendente) Ese vino y dijo ahora sí pueden entrar en el pueblo, ya tienen por lo menos la cancha y de ahí se inventaron que venga la ECA, que en ese tiempo era INACO, no era la ECA, la INACO, así que nos dejaron embelesa-dos en eso. Hicimos una bodega con puros palos, con techo, la hicimos rápido. Vino un avión de Fach cargado con harina, azúcar, yerba, leche para los niños… Nosotros hicimos la bodega, ya estaba lista, después vino INACO a mirar un inspector y dijo que estaba bueno, ahí mandaron un avión cargado con víveres, así que todos esos víveres los metimos adentro, (al administrador) le quedaba un pedacito chiquitito ahí tenía que dormir y tenía una mesita que le hicimos para que hiciera las boletas. Era un hombre de Chiloé, Vargas era el apellido…

Palos partidos parados… ‘¿para dónde va?’, decía, ‘voy al campamento’, por no decir que iba al hotel (risas)… ahí llegaba gente, llegábamos todos acá… hubo un tiempo, el 66 ya había un almacén, estaba INACO y algunos pobladores estaban haciendo casitas, porque habían venido unos ingenieros a medir la cancha y esos más o menos le dijeron a la gente de acá donde se podía hacer pueblo, así que se inventó allá, no acá, allá al fondo”. (Reinaldo Villegas)

El abastecimiento de ECA, con el tiempo no solo fue por medio del avión sino que también a través del transporte en camión por Argentina, siendo uno de los camioneros el actual alcalde de Villa O´Higgins, don Roberto Recabal.

“En San Martin ahí descargaban y ahí los agarraba la lancha chilena, se daba la vuelta allá donde está la tenencia O´Higgins, y ahí donde hay como un mar, en el lago, ahí daba vuelta la lancha y se venía para acá, aquí en el puerto Baha-mondes había un encargado, pero nosotros subíamos acá, los carreteros, porque ahí casi no había huella, había a pedacito no más, y había que correr dinamita, hasta que llegó el Ejército que dinamitó el pedazo ahí y ahí pasaron las carretas, vehículos a veces. De ahí del puerto Bahamondes tenían que cruzar para este lado del lago, al puerto Corcovi, ahí había un puerto. Ahí me tocaba a mí ir con la carreta ir a buscar los víveres, las cargas y entregarlos a la ECA. Bueno lo hacía yo o lo hacía otro que tuviera carreta… por ahí por la plaza, ahí había una carreta de esas que traficábamos allá… con 2 yuntas, 3 a veces, lo común eran 2 yuntas. Una yunta lo ocupa acá no más, para carga… salía en la mañana y cargaba allá y volvía en el mismo día”. (Reinaldo Villegas)

Damos las gracias a don Reinaldo y seguimos nuestro camino, dándonos un tiempo para conocer el mirador del parque, desde el cual se tiene una vista pa-norámica de todo el pueblo, y el Museo Padre Antonio Ronchi, el cual es una antigua capilla católica de fines de 1970.

“Para la comunidad, el mayor valor es la iglesia en sí que comprometió el trabajo de muchos pobladores y se construyó rústicamente con postes de coigüe y tejue-las de lenga”. (www.villaohiggins.com)

Volvemos a almorzar al hospedaje Fabiana, donde nos encontramos con Rolan-do Arratia, esposo de la dueña del hospedaje con quien habíamos coordinado una conversación.

Rolando Arratia

Rolando Arratia Torres es nacido y criado en Villa O´Higgins, su madre doña Julia Torres nació y ha vivido toda su vida en el sector del Mayer mientras que los abuelos de Rolando habrían llegado desde la zona de Valdivia antes de la

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década de 1920 y en el caso de su padre, don Osvaldo Arratia, habría iniciado su viaje desde Temuco.

“Explorando llegó acá mi viejo y doña Julia estaba acá… al adentrarse en el Ma-yer fue lo más fácil quedarse ahí, porque ellos venían de Argentina, entonces los más osados se venían más acá. Ellos cuando venían traían niños, igual de bajos recursos todos, así que en el bajo se quedaron, los bajos estaban ocupados con otros pobladores, así que ellos se quedaron en el bajo El Serrucho… ahora se llama El Azul”. (Rolando Arratia)

Rolando, siempre ha vivido entre el campo en el Mayer y Villa O´Higgins, re-cuerda que cuando niño el pueblo era sólo un par de casas y habría comenzado a tomar mayor relevancia el año 2000, cuando la localidad logra unirse a la Ca-rretera Austral. Anterior a esto para salir del pueblo, a estudiar por ejemplo, sólo era posible en el avión que llegaba una vez al mes. Esta apertura habría generado que una mayor cantidad de personas y capitales se fueran quedando en la zona, transformando ya sea para bien o para mal el futuro de la localidad.

En el caso de las familias de la zona del Lago O´Higgins, era como otro mundo nos explica Rolando, ya que no existía la comunicación entre ambos sectores como la que existe en la actualidad. Los pobladores y pobladoras del lago se co-municaban directamente con Argentina, no existiendo la necesidad de recurrir a la Villa. “La única forma de noticias era en el verano cuando llegaban esos arreos, por el paso norte de Villa O´Higgins, el arreo de animales vacunos, los llevaban de acá del mismo Mayer, sacaban sus animales los compradores que venían de allá de Cochrane y Coyhaique tienen que haber venido, venían de a caballo con gente, con peones, y ahí conocían gente y ahí los mismos peones se fueron quedando con las mismas mujeres que conocían acá, haciendo familia. Venían de tropero y era el único contacto, porque en el verano podían pasar todas esas cordilleras que se ven allá nevadas, en el mes de diciembre, enero, febrero, llegaban los troperos del Cochrane acá abajo al Mayer y al Bajo Rivera…

Acá nadie tenía vehículo. Ahora todos tienen vehículo, los que tenían vehículos eran los del CMT, los que hicieron la carretera. Y después tiraron pal’ Mayer su carretera, para la gente del Mayer, igual para hacer conectividad con la Argentina y todo ese cuento, porque igual la zona del Mayer, había que venirse a caballo… esa era otra peluda, invierno y verano nosotros que éramos de allá y había que venirse, demorábamos 14 horas, una cosa así, del campo en invierno para acá, y nevado y puro caballo… Así que igual el CMT estuvo como 4, 5 años trabajando en el Mayer, abriendo camino, 50 kilómetros hasta el lago… Lento, puro mallín

y mucha minería, mucho rodado, muchas piedras que reventar, muchos cortes… Lo abrieron igual por una razón de que la gente tenga más acceso a sus campos, porque si no Villa iba a quedar aquí y Villa no iba a poder lucrar, no se iban a poder lucrar los habitantes acá. Y bueno al abrir la carretera acá se abrieron una montonera de expectativas los que le vendieron los campos a Luksic, y los campesinos que se quedaron allá pudieron vender mejor sus animales, la carre-tera pasaba al lado de la casa, ahí ya podía pescar un vehículo, hacer dedo en la carretera y demoras 40 minutos, no como antes que demorabas 12 horas… cosas así. Como que se alivió un poco la pega, el vivir. Se pudieron traer otras clases de animales, traer ovejas, más alternativas…

Se notó al tiro el poblamiento de carabineros sobre todo y la población igual, se quedó mucha gente y se notó al tiro la compra de terreno, todos se tiraron a comprar terreno y lo dejaron estancado después, pero todos se tiraron a comprar por ser un tema de heredar más sitio… Los que venían llegando, los de acá no compraron nada, se quedaron con lo que tenían no más… mucho afuerino, de Cochrane vinieron hartos, llevaran unos 15-20 años acá, pero son la mayoría de Cochrane. De Cochrane se vino gente a vivir acá, compró su sitio, tienen nego-cio, y todo eso y de Coyhaique, pero gringo tanto no. Claro que se nota más por-que los gringos compran más terreno, en más cantidades, pero un gringo compra 100 hectáreas altiro o 1000 hectáreas. En ese tiempo la gente no conocía la plata acá, con cualquier cosa se convencían al tiro. Compraban barato, unas 2 hectá-reas por un rifle, cosas que se conversan y se hablan, si la gente acá no conocía el dinero… Se los cagaron… El Luksic, llegó hace tiempo… él lo que quiere es que esto sea de él no más. Se cagó a todo el mundo acá con los terrenos… a esos que agarraron tremenda millonada con los campos y la plata, porque no conocían la plata como te decía recién, no invirtieron, gastaron en lo mismo que estaban haciendo y quedaron a la vuelta de 3, 4 años, quedaron peor que antes… Hasta cuando se metió allá, donde estamos nosotros, tuvimos que ponerle un parale… proyectos mineros son esos, esos son todos proyectos mineros que tiene él, no convence”. (Rolando Arratia)

A pesar de que en la localidad la conectividad ha mejorado en diversos aspectos, aún siguen existiendo carencias que se relacionan al aislamiento geográfico y la calidad de las rutas, repercutiendo en el abastecimiento tanto de combustibles como de frutas y verduras, nos explica Rolando.

Unos meses después de visitar la localidad, nos enteramos que ésta se encontra-ba desabastecida completamente de combustible, tanto por problemas del único privado que lo suministra como por un rodado que dejó a la Villa sin camino, lo cual nos permite dar cuenta de la fragilidad de la conectividad en la zona.

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“Aquí la carretera no sé si mejora tanto, tanto. Hay muchas carencias de muchas cosas y no sé si mejora tanto, por ejemplo los combustibles, las verduras, el recur-so de lo alimenticio, el recurso de la posta, ahora recién llegó una ambulancia… ésta llegó hace poquito, hace unos 6 meses, no ha mejorado con la conectividad, siempre tenemos carencia de bencina… siempre pasa lo mismo, ahora llega los días viernes, y con la cantidad de empresas que hay esto se acaba todo, lo llevan las empresas que hay acá y ellos no traen su combustible aparte y no se dan cuenta que hay poblaciones que funcionan con eso, llenan sus estanques hoy por ejemplo y mañana no hay bencina… Y tienen el monopolio de eso y ellos saben cuándo la traerán, y se han hecho reclamos pero no pasa nada. Esto viene acarreando de hace cuánto será, el mismo tema del transporte, el flete te saca un ojo de la cara, como 200 y tantos está el kilo de ahí de Coyhaique. No te subvenciona nada, dicen que hay una subvención, nadie se hace cargo de eso. Tienen el monopolio y trabajar con el monopolio ya no, ahí no se puede hacer nada… eso de los transportes encarece todos los negocios, si tú quieres comprar algo da miedo meterse la mano a los bolsillos… Una cañería, una T de cobre que en Coyhaique cueste mil pesos acá cuesta 3 lucas al tiro. Y eso se nota mucho… hay mayor demanda, más gente… Ahora el tema de la salud está más mejorado, porque ahora hay 2 paramédicos. Antes a los enfermos había que sacarlos en vehículos particulares a la barcaza… Se murió gente así por negligencia y todo ese cuento, había gente que no se sabía si tenía apendicitis o no era apendicitis lo sacaron por terreno, si hubiera podido entrar un avión… lo llevaron por este camino hasta Coyhaique, llegó a puro morir allá, llegó reventado allá a Coyhai-que. Y eso no es hace muchos años atrás, estamos hablando de 4-5 años atrás y ya estaba la Carretera acá, la conectividad estaba, falta cerebro”. (Rolando Arratia)

En la actualidad los medios para entrar o salir de la Villa, aparte del transporte privado, son el avión y los buses. El avión, que tiene un flujo de dos viajes por semana, está subvencionado por el Estado y tiene un costo aproximado de 40 mil pesos, en el caso de quienes vistan la localidad el valor sube 20 mil pesos más. Según nos comenta Rolando, las salidas de los buses al igual que los aviones, dependen de las condiciones climáticas, por lo que durante el invierno disminuyen las salidas en comparación al verano. Con respecto al precio de los pasajes hay que tener en cuenta que primero, en el caso hipotético que se viaje desde Coyhaique, hay que llegar a Cochrane donde se debe pernoctar por un noche, para luego seguir al otro día en un línea de buses diferente, lo cual tiene un precio aproximado, incluyendo el alojamiento, de unos 40 mil pesos.

Después de esta conversación con Rolando, seguimos nuestro camino en busca de nuestra siguiente conversación, para lo cual hemos tenido un poco de suerte ya que el día de ayer se llevó a cabo una reunión sobre conectividad del territorio con pobladoras y pobladores del Lago O´Higgins, lo que generó que algunos

se quedaran en la Villa; teniendo en cuenta que llegar hasta las poblaciones del lago requiere de mucho tiempo, siendo necesario abordar una barcaza que navega por la zona sólo dos veces al mes.

El lago O´Higgins es el más profundo de América (836 metros) y desde 1902 se encuentra separado en partes iguales entre Chile y Argentina. Esta rodeado de esculpidas montañas y varios glaciares que llegan a sus aguas, en general es un lago de orillas encajonadas, su principal tributario es el río Mayer y desagüa al Pacífico a través del río Pascua17 en el fiordo Calen o Baker. El clima en el lago es tormentoso, azotado por fuertes vientos que determinan su navegación.

Chicho Orellana

Don Guillermo Orellana, más conocido como don Chicho, se encuentra junto a su esposa doña Mirta, quien nos comenta que hace aproximadamente dos años que no salían de su campo y en esta oportunidad han aprovechado la instancia de la reunión para atenderse en la posta.

“A mí me dicen Chicho, por Guillermo Orellana me conocen muy pocos. Yo soy un hombre de historia, conozco hace 40 años aquí… Yo nací en Aysén según me contaron mis padres, pero a mí no me consta… Salimos de Coyhaique, vinimos a Balmaceda de ahí a Chile Chico en avión y de Chile Chico en unos barquitos chiquititos vinimos a Bertrand y de ahí nos fueron a encontrar de a caballo porque había huella. Mi papá ya se había poblado acá en el Baker, la gente, los peones y él nos fueron a buscar y éramos cinco hermanos... no había huella, so-lamente de burra nomás, ni de carro… Eso fue el año 50. Había huella de carrode la sección de Baño Nuevo pal´ Baker…

De ahí me crié en Cochrane, y de ahí… vine yo con otro hermano a ver y a mi hermano mayor no le gustó, y a mí me gustó, yo me quedo aquí y aquí me quedé (lago O´Higgins)… Llegué yo acá aventurando donde encontrar terreno. Gene-ralmente, la gente antigua, tal como el caso mío, yo no tuve plata para comprar campo cerca de los pueblos, igual que el huemul, tenía que buscar una parte donde vivir tranquilo y que te de una tierra propia.

17 El tercero más caudaloso del país, de difícil acceso y casi desconocido de no ser por su potencial hidráulico, el mayor de Chile. Su dueño es Aes Gener (EEUU). No por casualidad Endesa (filial del consorcio Enersis, controlado por Endesa España) posee en este río enormes derechos de agua -dos veces 650 m3/s otorgados en los últimos meses de la dictadura militar-, y proyecta desde hace años construir en su cauce dos o tres centrales hidroeléctricas con presas de 70 a 100 metros de altura. Ahora, Endesa en sociedad con Colbún, anuncia que construirían las centrales de embalse Pascua 1, de 450 MW de potencia y 500 hectáreas de inundación, y Pascua 2, de 940 MW y 900 hectáreas inundadas. El río Pascua tiene una longitud de 63 kilómetros y su cuenca hidrográfica cubre 14.525 km2. (www.patagoniasinrepresas.cl)

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Me vine buscando y buscando y encontré allá y allá me quedé y allá me voy a mo-rir, estoy feliz. Mi vieja siembra de todo, yo le he hecho los invernaderos, siembra de todo. Arriba de las piedras hicimos, pala, picota, carreta hasta emparejar un terreno, después le pusimos tierra y ahí siembra. Nosotros comemos hasta me-lones allá, zanahorias, papas, verduras, ella vende verduras pa´ arriba. Así que si uno es flojo no tiene nada, pero trabajando de todo se tiene, hay que meterle hombro a la pega, pero es bonito…

Hay gente que donde nacieron se quedaron y parece que el mundo se les ter-minó ahí nomás, pero que es lindo salir a conocer. A mí me pasaba lo mismo, cuando remontaba a caballo, llegaba arriba de un cerro, y me preguntaba ¿qué habrá más allá? Voy a ir más allá, llegaba a ese cerro, y voy a ir más allá, y así conocí la Patagonia, me la conozco entera viejo por viejo y poblador por pobla-dor. Aventurero soy, y yo soy un humilde ganadero nomás, me gustó caminar, el tropeo, todo el sacrificio. Yo anduve en la cordillera solo, durmiendo botado arriba de la nieve, dormí botado sobre las aguas, hay que tirar unos palos, des-pués unas ramas para que no les pasé la humedad a los cueros, porque ahora se conoce la esponja, antes no había esponja, lo mismo que la televisión, la estamos conociendo hace poco… Antes la cosa era más dura, pero ahora no mijita, ahora la cosa es tener decisión y salir, tú ahora llegas aquí con tu vehículo y no pagas nada, pero en la lancha del recorrido y estás 10 días con nosotros. Allá lo que falta es llevar un buen tequila, un whisky, los hielos milenarios llegan a la puerta de la casa, esos llegan solitos a la bahía ahí, que bonito… Cuando uno llega a mi casa, el sol sale del horizonte de Argentina y aparece en la puerta de la casa, porque no hay ningún cerro alto que lo tape, allá está despejadito. La población más linda como paisaje es allá donde vivimos, aunque hay harto barranco y piedra, pero mirando de la casa al Lago es lo más lindo”. (Guillermo Orellana)

“Yo soy legítimamente nacida en Nefer donde están las confluencias del Baker con el Nefer, esa es mi tierra natal. Y de ahí me crié dentro de la región… yo me crié por esas parte de Murta, Tranquilo, y me casé y me vine a Guadal y de Guadal me fui a Aysén, de Aysén a Coyhaique, de Coyhaique a Cochrane y de Cochrane pa´ acá. He recorrido por todos lados. No cambio por nada donde estoy, es una tranquilidad tremenda que no se cambia por nada, uno se acostumbra… uno vive relajado, totalmente tranquilo, compra sus cosas y vive tranquilo”. (Mirta)

La Carretera Austral, como nos describió Antonio Horvath, constó de varias eta-pas dentro de sus estudios y desarrollo y por ende muchos fueron los partícipes de esta gran obra, don Chicho Orellana se considera como uno de ellos ya que junto a Misimura, un japonés que lo contrató, recorrieron el camino que sería la Carretera entre Cochrane y Villa O´Higgins; travesía que se llevó a cabo en noviembre de 1965.

“Yo me conozco de a caballo de Tapera hasta aquí y hasta allá… fui conocedor nomás, me gustaba la aventura, en parte igual mi papá compraba animales y me mandaba a mí a conocer y después compramos estos campos para acá (lago O´Higgins), y entonces yo me venía a caballo porque no había otros medios, co-nocía la cordillera, todos los pasos, río Salto, río Bravo… y allá pa´ río Jaramillo no había pasado nunca, pero bueno, Misimura dijo éste es el guía y nada más… En esos años, Japón quería arrendarle la región de Aysén a Chile por 10 años, estaba Pinocho por esos años de gobierno y Pinocho no les aguantó el salto, me-nos mal porque o si no se habrían llevado la riqueza que tiene la región de Aysén toda pa´ Japón. A parte que Misimura era un geólogo de minería…

Yo jui muy conocedor de estas tierras y era muy joven. El quería que yo lo acom-pañe a descubrir la carretera de Cochrane hasta Villa O’Higgins, a lo cual yo le dije: ‘estoy recién casado no puedo viajar, pero el otro año lo acompaño’. Al otro año vino y hicimos la carretera, la hicimos de a caballo. Salimos de Río Salto a Río Ñadis, del río Ñadis fuimos al Vargas, ahí fuimos a buscar un bote de goma al Vargas porque había que remontar la zona de Tortel y lo que eraVilla O’Hi-ggins. Dejamos los botes ahí y regresé a caballo, remontamos del río Ñadis pa´ arriba al río Desplaye, de ahí entramos al río Bravo, de ahí bajamos y justo en una parte que se llama la “mala leña” por ahí bajando la carretera, remontamos para río Baño Nuevo y teníamos que salir ahí al río Jaramillo, allá al Mar que nos trae de vuelta, ahí se me ‘acolcharon los meaos’ como se dice en buen criollo y no pude pasar porque llevábamos 12 caballos y se empantaron los 12 caballos… Yo llevaba un niñito que lo había traído de Villa O´Higgins que se había ido pa´la Argentina a estudiar, y ése era mi compañero, y llevábamos pilcheros muy cargados, y le dije al señor Misimura; ‘de aquí es imposible que salgamos para hacer huella y hacer carretera, volvámonos’. Y me dice Misimura: ‘Tú eres guía, eres dios, eres todo, si tu nos abandonas nos morimos todos, ¿dónde vamos, a Tortel, a Villa O´higgins o nos volvemos a Cochrane?’, yo le digo, estamos lejos, estamos metidos en el centro, estamos pasao’ el río Bravo, allá yendo pa’ Jaramillo, entonces ahí nos regresamos, nos queda más cerca de Villa O’Higgins. Anduvimos 22 días, desde Cochrane hasta aquí (Villa O´Higgins). Y Misimura, el japonés descubrió la huella…

De aquí ellos tomaron el avión y se fueron a Tortel en avión y de Tortel subieron del río Baker pa´arriba y jueron a buscar los botes que habían quedado en río Vargas, de ahí bajaron al Tortel y subieron pa´arriba al río Pascua, entraron al nacimiento del Pascua y de ahí los fue a buscar la lancha y llegaron a Villa O’Higgins de vuelta. Y yo de aquí me jui con mis caballos a Cochrane… Esa es la historia de la carretera de Cochrane a Villa O´higgins, y esa es la pura y santa verdad porque yo no le puedo mentir…

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Cuando estaban haciendo el camino los militares pasé yo de casualidad venía a deo se podría decir traía carga de O´higgins, en avión me salía muy caro y huella no había todavía. Me presenté, oiga me dice mi teniente, aquí nosotros vamos siguiendo los pasos de un señor Orellana que hizo la guía de la carretera cuando el señor Misimura la descubrió. Yo fui señor, así que feliz el hombre. Me dice: ‘en alguna parte le vamos a poner el nombre suyo, en algún puente, en algún río, en algún arroyo’, pero ya me estoy poniendo viejo y parece que ya no le pusieron na´ el nombre en ninguna parte, se olvidaron de mí… Yo no vivo de recuerdos, yo viví un buen tiempo del buen sueldo que me daba Misimura porque me pagó un tremendo montón de plata”. (Guillermo Orellana)

Cuando don Chicho ingresó a la zona del Lago O´Higgins, recuerda que se debían tropear los animales desde allí hacia Cochrane y en alguna oportunidad hasta Aysén. Anterior a esto los pobladores de la zona vendían sus animales en Punta Arenas, tropeándolos a través de Argentina, práctica que habría dejado de desarrollarse por los sucesos de la laguna del Desierto (1965). En el caso de la senda desde la Villa a Cochrane, en la actualidad ésta es utilizada como una ruta turística, denominada “Ruta de los Pioneros”, que tiene una extensión de 170 km de longitud posibles de recorrer en alrededor de 12 días18.

En la actualidad el ganado de los pobladores del lago se traslada en una barcaza que recorre una vez al año la cuenca, recogiendo el ganado para su posterior venta. Este itinerario es considerado como una limitante al desarrollo de la eco- nomía de las familias de la zona, siendo primordial que el recorrido se desarrolle por lo menos cuatro veces por año. En el caso del traslado de pasajeros, una “lancha” viaja tres veces por mes hacia las partes pobladas del lago.

“Hay una lancha que entra 3 veces al mes donde entramos y salimos nosotros, pero incluso ya también nos estaban poniendo leyes que no podíamos entrar carga, entonces se nos pone más dificultoso si no podemos entrar carga, ¿cómo vamos a vivir allá? Entonces eso es lo que está haciendo. Este alcalde quiere que entre la barcaza a la municipalidad para que la municipalidad la pueda dirigir y mandarla más veces al lago, cuando los pobladores necesiten… estos últimosañitos se está apurando un poco más la causa, recién hace un año que empezó a entrar 3 veces al mes la lancha, porque un año atrás entraba 2 veces al mes, nada más, cada 15 días recién teníamos lancha... Ahora quieren meter 2 lanchas más, más la barcaza serían 4 embarcaciones… se dijo ahora en la reunión, ahora vamos a ver si llegan, ojalá lleguen. Se supone que los Marinos van a instalar una lancha, Carabineros otra”. (Mirta)

18 http://www.outdoors.cl/2014/06/26/ruta-de-los-pioneros/ Por Jimmy Valdés.

“Esos que sacaban su ganado para Argentina. Todo lo que producían lo sacaban para Argentina, lana, vacuno, todo el producto para Argentina y compraban sus víveres porque para acá no había salida, no existía la Villa O’Higgins, no existía nada. Se poblaron primero los de lago O’Higgins que éstos, aquí pobló el finao Pedro Rivera, pero él vino de Cochrane, lo corrieron de Cochrane, lo corrió la Sociedad Chacabuco… la gente chilena tuvo que arrancar, muchos se arrancaron pal otro lado del río Baker porque para allá no ocupaba la Sociedad de Chacabu-co, entonces los otros que no tenían más cupo, tal como este veterano que en paz descanse, él disparo pa´ Villa O’Higgins, y él pobló Villa O’Higgins… don Pedro Rivera y la señorita Ángela García, salían a comprar sus víveres para Argentina, y aquí no había contacto, no tenían qué salir a hacer acá y los de acá tampoco, así que no se comunicaban”. (Guillermo Orellana)

Con respecto a un camino que conecte a los habitantes del lago O´Higgins con la Carretera Austral, don Chicho Orellana ve la idea como algo imposible de llevarse a cabo, ya sea por lo alto de la inversión como por la escaza población que se vería beneficiada. En su caso, los vecinos más próximos se encuentran a 6 horas de camino y de las 70 familias que alguna vez llegaron a poblar la zona y desistieron por el aislamiento extremo, hoy sólo quedan 12 en toda la cuenca.

“La carretera se va despuntando al mar, pasando el río Pascua podría haber una huella hacia arriba, pero a 100 años más podría ser, no se ha comentado jamás ni se va a comentar, puede haber una gran riqueza para que hagan esa huella porque pura roca. Pero ahora con ese asunto de las represas va a quedar cerqui-ta, si llegan a hacer huella por el río Pascua va a quedar más cerca del río, pero igual es lejos. Yo he andado de a caballo por ahí y son más o menos 3 días y todo desierto, no hay pobladores ni nada, huemules nomás”. (Guillermo Orellana)

“Es muy difícil llegar… uno vende sus animales una vez al año para llevar sus cosas y con lo que vende no puede llevar herramientas y todo los que hace falta, para eso se necesita más ayuda, darle más acceso a la gente… nosotros sacamos 15 terneros al año y con eso tenemos que vivir el año… tenemos que comprar los víveres, el vestuario, ya comprar algunas herramientas que nos hacen falta y ahí quedamos casi, y con deuda para el otro año”. (Mirta)

Como personas que han recorrido buena parte del sur de la región de Aysén, doña Mirta y don Chicho, nos comentan sobre lugares de diversa dificultad que debían transitar pobladores y pobladoras antes de que la Carretera Austral se construyera, así es el mencionado Paso las Llaves hacia Chile Chico, las Llaves Chicas de Bertrand a Guadal, el desagüe del Lago General Carrera y el Paso Las Lagrimas que al parecer hizo llorar a más de una persona.

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“Hay una parte que le llaman la “Llave Chica” había que pasar por arriba… por ahí por donde pasa la Carretera abajo y por ahí por donde están las poblaciones de la Llave Chica porque hay dos poblaciones juntas… Yo conocí la pasada de Guadal a Chile Chico por las Llaves legítimas. Usted iba aquí abajo con su caba-llo montado y su pilchero estaba allí arriba y tenía que girar por acá para que baje y el caballo o se iba a tirar encima suyo o tenía que despuntar. Eran puras curvas y saltos de piedra. Yo en esos años vestía de huaso, le voy a contar la historia, iba con zapatos de huaso, era totalmente piedra, perdí los dos tacos de los zapatos y no llevaba más de los que llevaba puestos y cuando llegué a Chile Chico tenía que ir al juzgado, así que ahí llegué con mis alpargatas. Se me rompieron los dos tacos de los zapatos porque había que ir bien apegao´ a la pared y los caballos como lo conocía uno. Uno bajaba con uno de a pie y después ir a buscar el otro y bajarlo, pero esa era cosa fea, y el lago estaba allí abajo” . (Guillermo Orellana)

“Le decían la escalera de Piedra19 (El paso Las Lágrimas) porque uno empezaba a subir esa escalera y los caballos iban saltando y cuando llegaban arriba empe-zaban a saltar pa´ abajo, y uno estaba ahí con el lago, en el momento que se resbalaba el caballo se iba al lago, ahí sí que lloré no sé cuántas veces, la otra era en el desagüe del Bertrand en el río Baker, el desagüe del General Carrera otra llantía, eran como tres llantías seguras… Una vez se le cayó el caballo a mi papá y se pegó un tremendo corte donde se soltó el caballo, ahí saliendo de la escalerade piedra. El caballo se cayó y le corría la sangre, de ahí tuvimos que irnos con ese herido porque no había más, había que llevarlo porque llevaba la carga, los víveres, la comida, llegamos a Murta y había que cruzar el río, el caballo se mojó y al otro día murió, no murió en el momento, pero al otro día amaneció muerto, más llorábamos nosotros. Esa escalera siempre mataba. Yo ahora digo, que boni-to pasar ahora en vehículo y esa escalera quedó arriba y en parte un poquito se nota, pero muy poco. Ahora la diferencia que hay al pasar en vehículo. Y todos los años, de la edad de 2 años, hasta los 14 años fueron los últimos viajes que hicimos de a caballo, salíamos de Murta y veníamos donde mi abuelita y de acá volvíamos hacia allá… era llantía para acá y llantía para allá. Llegaba el tiempo deverano y decían vamos a ir y nosotros desesperados por irnos donde la abuela, pero cuando llegábamos a esas partes malas nos arrepentíamos de ir, pero había que hacerlo…

(En el desagüe del lago General Carrera)Había que largar los caballos a nado y uno subirse en un botecito chiquitito que parecía que ya se iba a dar vuelta. Yo tendría unos 9 o 10 años, pero eran llantiás que salían cuando largaba el caballo al desagüe, uno no sabía si iba a salir o no iba a salir, siempre comentaban:

19 Antonio Horvath, en sus informes previos a la construcción de la Carretera Austral, publicados en la revista Trapananda, hace mención al paso la Escalera, la cual habría que subirla a gatas y al final tendría una vuelta en más de 90 grados con una caída que bordea los 130 metros, siguiendo por

varias bajadas y subidas por rocas acantiladas con pendientes muy fuertes.

Aquí se nos ahogaron las vacas, se ahogaron los caballos, se enredó con la soga y no pudo salir, entonces uno no sabía si el caballo iba a salir al otro lado o no iba a salir, y ahí quedar de a pie nomás. Era a la suerte nomás, esas eran las penas que uno pasaba y las lloraba amargamente por eso”. (Mirta)

Aunque hoy en día tanto en la zona de la Villa como del lago O´Higgins, han mejorado en cierta medida los niveles de conectividad y el territorio ha ido tomando mayor relevancia tanto a nivel regional como nacional, aún las insti-tuciones necesarias para el campesino siguen estando centralizadas y en su caso don Chicho, después de vivir más de 40 años en su campo aún no ha podido obtener los títulos de éste.

“Me he puesto viejo, sordo, ciego… yo en Bienes Nacionales… ni los perros me torean porque todos me conocen, pero no tengo títulos de mis tierras… Ahora mismo la tremenda reunión ahí y tengo que esperar dos meses más, supuesta-mente van a hacer dos años más. Y yo conocí Villa O’Higgins cuando no había nada, con don Pedro Olivares que en paz descanse. No había nada, cuando mataron a Merino…”. (Guillermo Orellana)

“Qué es lo que miran las autoridades porque no le ponen un parale a esto o no sé po a los verdaderos chilenos le ponen cualquier tranca para entregarle una tierra, un par de metros de tierra, entonces eso da impotencia, ¿por qué un chi-leno no tiene sus tierras y por qué un extranjero porque tiene plata llega y listo? Y no hay una ley que diga este extranjero no puede tener propiedades, como en Argentina, yo como chilena no puedo ir a comprarme una tierra a Argentina… entonces eso debería existir en Chile… Es un buen sistema (el turismo), pero de debajito nos estamos entrampando porque vienen los extranjeros y nosotros los atendimos como unos reyes y le van comentando en tal parte es muy bonito y me gustó, tiene billete y me voy pa’ allá y le compró a éste o al otro y así no-sotros mismos estamos dando paso a deshacernos de nuestras tierras chilenas. Nosotros mismos, si nosotros buscamos a gente para que nos traicione... (En Argentina) tienen el poder del gobierno que les dice, tú serás muy dueño pero al extranjero no le puedes vender aunque venga un chileno, sea de donde venga no le puede vender, entonces eso es bueno porque no le puedes vender. Le puedes vender a otro chileno pero no de afuera, así no se termina el país, si con los años esta va a ser una colonia, pienso en mi ignorancia, pero creo que va a ser así, nosotros mismos buscamos que vengan a dejarnos platita por el momento pero después nos van a querer comprar y nosotros vamos a ver la ganancia tan linda y ya la vendimos ¿y después a dónde vamos?... qué sacamos con que nos venga un poco de plata un día y después nos van a cortar el cogote”. (Mirta)

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Ya es de noche y todos tenemos que descansar, les damos las gracias a don Chi-cho y doña Mirta por esta interesante conversación y nos dirigimos nuevamente al hospedaje donde descansaremos para continuar mañana con nuestro viaje hacia la localidad de Caleta Tortel.

12 de Marzo

Roberto Recabal

Hoy antes de seguir nuestro camino, visitamos al alcalde de la localidad, don Roberto Recabal, quien fue uno de los primeros transportistas que llegaron a la zona de O´Higgins. Él principalmente nos comenta sobre las proyecciones de mejorar la conectividad terrestre con la capital regional bajo una visión de desarrollo en base al turismo en el territorio.

“Vamos a tener la conectividad con Coyhaique porque se van a colocar 3 puen-tes mecanos, el Bagual, el Ventisquero y el Sucio… ahí ya tendríamos conec-tividad con Coyhaique y nosotros desde aquí, desde Villa, estando esos pasos habilitados y estando los puentes terminados, en 7 horas estaríamos en Co-yhaique por tierra… Apostando al turismo, porque la gente puede ingresar por este sector, o al revés, sale, viene de Cochrane conociendo y sale por Argentina, porque si llegas aquí, punto muerto, tienes que volver… Colocaron las lucas, 2.000 millones de pesos cuesta hacer 4 kilómetros de camino más los 3 puentes, ese fue el convenio que se firmó ayer… Trece meses, de ejecución. La tarea más difícil aquí es cómo, al local, a la gente que colonizó aquí se empodere del tema, ese es el tema… No es fácil porque aquí toda la gente que llegó hace poquito aquí esta súper bien, montada con cabañas y todo, pero el amigo local, el hijo del pionero sigue con su rutina y no ve que el turismo sea un gran potencial… así que no podríamos hablar que estamos aislados. Los que siguen aislados son los pobladores del lago O´Higgins, que van a seguir siempre aislados sí, porque ellos tienen 2 viajes al mes de la lancha Quetro que es la subvención, 2 veces al mes. Ahí también estamos apoyando para que la barcaza de integración pase al municipio y nosotros hacer el cabotaje al interior del lago. Lo que pasa es que los pobladores sacan su producto una vez al año, de febrero a marzo, porque es la única vez que el MOP activa la barcaza para todo el lago, entonces la idea es que la barcaza pase a ser parte del municipio y que nosotros como municipio hagamos los recorridos. Y la barcaza, qué es lo que pasa, que como su nombre lo indica la barcaza atraca frente a la casa del poblador y pueden transportar un caballo, una vaca, no como ahora todo en marzo, de hecho estamos terminando recién ahora”. (Roberto Recabal)

CAMINO A TORTEL

Antes de salir de Villa O´Higgins llenamos el estanque de combustible para el viaje a Tortel. Como mencionamos anteriormente el abastecimiento de ga-solinas en la Villa es muy relativo, por lo que cuando los privados no tienen la capacidad de suministro la municipalidad interviene y se hace cargo a través de un camión que viaja a Cochrane en su búsqueda. Hay que tener en cuenta que en la localidad de Tortel no existen bombas de combustible, sólo el negocio principal del pueblo lo vende, pero al parecer ya lo está dejando de hacer por lo que se recomienda siempre ir previstos.

Con respecto a la ruta a Caleta Tortel, tenemos entendido que para el año 1977 se iniciaron los reconocimientos terrestres hacia el sur de Cochrane, definiéndo-se el camino hasta el Lago Vargas a 65 kilómetros del primer punto. En el caso del camino de Vagabundo a Tortel, que tiene una extensión de 25 kilómetros, su construcción se habría iniciado el año 2000, siendo una transversal de la Carretera Austral que se emplaza al sur del río Baker. Para el 19 de enero del año 2003 la localidad se habría unido al camino longitudinal Austral.

CALETA TORTEL

Caleta Tortel20, posee una particular arquitectura que se articula a la geografía rocosa de la zona y su vegetación endémica, sus calles son pasarelas construidas principalmente de ciprés de las Guaitecas, éstas se entrecruzan conectando la mayor parte del pueblo lo que permite recorrerlo de un extremo a otro. Por otra parte, la localidad se encuentra ubicada entre los campos de hielo norte y sur, alfondo del Golfo de Penas y a un costado del delta del río Baker. En la localidad es posible navegar a ventisqueros, visitar la reserva Katalalixar21 y el río Baker22.

Llegamos al estacionamiento, puerta de entrada al pueblo, aquí dejamos el ve-hículo y seguimos a pie con todo lo necesario para poder llevar a cabo nuestro trabajo, es recomendable bajar con el equipaje mínimo y la vestimenta adecuada para posibles lluvias, ya que estas son abundantes en la zona.

Nos recomiendan un hospedaje que queda casi al final de las pasarelas un poco antes de llegar al sector del Junquillo donde se encuentra el camping Municipal. En mal momento, para nosotros, la dueña del hospedaje no se encuentra por lo que es necesario seguir caminando.

20 Desde el 2001 Caleta Tortel es Monumento Nacional en calidad de Zona Típica.21 Con una superficie de 624.500 hectáreas. Actualmente cuenta con un refugio de CONAF y circui-tos de navegación desde Caleta Tortel y cabalgatas realizadas por los pobladores del sector. (http:// www.visitetortel.cl)22 Borde Río Expediciones, empresa local con especialidad en Kayak.

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Al tiempo nos comentaron que en la localidad se ofrece el servicio de taxi-bote, el cual por una cierta cantidad de dinero te pueden trasladar por distintos secto-res del pueblo, lo que se recomienda para quien va con buen peso en equipaje.

13 de Marzo

Luisa Escobar

Encontramos un hospedaje cercano a la escultura de ciprés del padre Antonio Ronchi, su dueña es la señora Luisa Escobar, quien nos atiende amablemente y nos proporciona información necesaria para movernos por el pueblo. Ella es oriunda de Cochrane al igual que su esposo, viven en la caleta desde el año 1989, cuando en Tortel aún no existía la conexión por tierra y sólo era posible llegar por mar, río, aire y huellas.

“Él es del lado del Colonia y yo soy de Cochrane para acá, la parte de Los Melli-zos tiene campo mi papá, puente Los Mellizos que uno pasa de Cochrane para acá, el primer puente que pasa, somos hijos de campesino…

En avioneta se venía, solamente en avioneta de los Mayer, don Carlos, una avio-neta de 5 pasajeros solamente, que la mueve el viento para todas partes, porque acá en la parte del Vargas están los cerros así como muy encajonados, el Baker se viene como entre medio de esos cerros, y por ahí se viene la avioneta, así que imagínese como se mueve, hacen falta uñas para pescarse… De Cochrane para acá son 25 minutos, cortito pero cuando uno está sufriendo se le hace eterno 5 minutos, con más razón 25… Después empezó el asunto de la lancha, ya el camino llegó hasta el Barrancoso… no había conexión por el Baker, no había co-nexión hasta arriba, se llegaba hasta el Vargas solamente, y si uno se fija cuando sale, poco más allá del Vagabundo ya está el Vargas, hasta ahí llegaban los cam-pesinos en sus botes, y de ahí tenían que ir de a caballo. Cambió como del día ala noche el asunto del camino, porque igual los campesinos echaban como 6 días de aquí a Cochrane, con sus hijos para la escuela y todo, yo me saco el sombrero. Porque nosotros nos criamos en Cochrane y teníamos que ir a caballo, porque allá tampoco había camino antes, cuando nosotros éramos chicos todos a caba-llo nomás, y era harto sacrificio y acá subirse a una lancha, y las lanchas eran ahí no más no como ahora, un bote no más, todos entumidos, yo pienso las mujeres embarazadas, era otra vida. Gente muy esforzada, yo pienso por acá por el sur, no sólo por acá en Tortel”. (Luisa Escobar)

Nos explica doña Luisa, que uno de los principales pilares en la conectividad de la localidad se ha ido generando en base a la relación que se ha desarrollado con

la Armada de Chile, quienes han transportado por años la madera extraída por los pobladores hacia Punta Arenas, volviendo nuevamente con los encargos que han permitido, en parte, la continuación de la Caleta.

“Tortel se hizo por los madereros, los que traían su madera por el Baker y lle-gaban acá a esperar la barcaza de la Armada, y como no había comunicación entonces los pobres campesinos se venían, los viejos como les digo yo, se venían con sus palos esperando, al final empezaron a hacer sus casitas y de ahí se formó Tortel, pero fue de a poco. Y la Armada ha sido muy buen apoyo, ha sido como el padrino de Tortel, de hecho todavía lleva madera a Punta Arenas, 3 veces al año, 4 veces, trae combustible de allá… y antes traía la carga para la ECA que ahora es EMAZA, que todavía existe acá pero ahora pasó a privados pero sigue funcionando, traen combustible más que nada y encargos de los madereros que encargan harina, azúcar, todas esas cosas grandes que encargan a Punta Arenas porque sale más económico…

Por eso yo les digo, la Armada Chile, siempre estuvo apoyando y sigue apoyando a Tortel, porque si no cómo iban a sacar la madera. Y se hacían unos eventos sú-per buenos cuando llegaba la barcaza, ahora se ha perdido todo. Hacían asados a los marinos, venía mucho personal, ya no se hace… todavía hacen los viajes, la gente los espera para trabajar porque tienen carga, entonces tienen que sacar la carga y guardarla y desocupar la barcaza y después cargarla con palos. Pero viene poco la barcaza, poco tiempo. La semana pasada estuvo acá la barcaza, llegó como a las 7 de la mañana y se fue a las 8 de la tarde, así que todo el tiempo trabajando la gente. Antes era igual, llegaba la barcaza y amanecen trabajando, cargando y descargando”. (Luisa Escobar)

Cualquiera se podría imaginar que Caleta Tortel es una zona de pesca donde, como en otros lugares de Chile, es posible consumir una gran diversidad de pro-ductos del mar, pero nos han recalcado que la Caleta es principalmente made-rera y no de pescadores, aunque se mantiene la lancha y el bote como principal medio de movilización.

En la actualidad existen dos buses que hacen el recorrido desde Cochrane hasta Tortel y como ya mencionamos, un viaje por ejemplo desde Coyhaique en bus se debe hacer en dos días, ya que se está obligado a pernoctar en Cochrane para continuar por la mañana. De esta manera se debe poseer presupuesto para ade-más de pagar el bus, pagar alojamiento y la respectiva alimentación.

“Tenemos buses todos los días se puede decir, yo creo que los días sábados no tenemos en este tiempo, pero en tiempos buenos, tiempos de turismo tenemos 2, 3 empresas que hacen viajes… No pueden tomar el bus directo por ejemplo,

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por eso que tiene que esperar, lamentablemente sí, así se da ahora todavía, pero en el verano hay un bus que sale más tarde de Cochrane, hacen el cambio de pasajeros y se vienen, también les conviene. Y a uno igual, porque la persona que no tiene donde llegar tiene que pasar a Cochrane y gastar en donde quedarse”. (Luisa Escobar)

Hemos conocido algunas personas que han querido hacer su vida en Tortel y desertan con el tiempo, puede ser por la lejanía del lugar, por la adecuación a la comunidad, por los precios altos que tiene la vida, en fin la adaptación es difícil, teniendo en cuenta que cada lugar tiene su propia trama sociocultural, más allá de lo prístino que puede ser su paisaje, lo cual el visitante no siempre se da el tiempo de conocer o comprender.

“Venir a conocer y algunos que quieren venir a vivir a Tortel pero ya vivir acá es otro cuento. Acá cuesta, por ejemplo la leña va a salir bien difícil, porque se está poniendo cara y está escasa y no se encuentra quien traiga la leña buena, por ejemplo el tepú que es la mejor leña o la luma que da brasa y se mantiene, está quedando muy lejos. Entonces por lo mismo, está encareciendo, a nosotros nos sale el metro de leña, guardadito en la leñera a 33 mil pesos… acá uno compra la leña en el muelle, de ahí tienes que buscar a alguien que la suba, palo por palo al hombro… para cortarla no es nada, porque cualquiera viene a cortarla y a trozar con la moto, pero para acarrearla uno igual reconoce que es harto trabajo para la gente que trabaja en eso”. (Luisa Escobar) Con respecto a la educación, los niños y niñas pueden estudiar hasta octavo básico en la localidad y si es que es posible existe la opción de trasladarse a estu-diar la enseñanza media a Cochrane, donde pueden estar internos, en pensión o algunos con mayor suerte en la casa de algún familiar. En su caso doña Luisa recuerda los largos viajes que debía hacer junto a sus hijos para poder llevarlos a estudiar en tiempos en que aún no se conectaba la localidad con la Carretera.

“El 88 se vino mi viejo, nosotros con la familia el 89. Nosotros salimos el 92 la primera vez un poco en lancha 12 horas hacia arriba, de ahí un conocido del campo nos vino a buscar 3 horas en caballo, 3 horas más hasta el Barrancoso, del Barrancoso tomamos un camión porque no habían viajes, nada más, llegá-bamos entierrados, no nos reconocíamos unos a otros. De ahí tomábamos el camión del Barrancoso hacia Cochrane. Entonces el camino empezó a avanzar hacia acá, estuvo en el Vagabundo hartos años, empezó a avanzar hasta donde un poblador, hasta el 2003 que llegó acá… pasó toda esa época que teníamos a los hijos estudiando, y los íbamos a dejar en lancha, la misma lancha servía para llevar leña, traer leña, así que siempre estaba como mojada, muy aburrido el via-je, muy matador. Hasta arriba, hasta el Vagabundo eran 6 horas de viaje, hasta

el Vagabundo que se mantuvo harto el camino ahí y anterior llegó al Barrancoso que eso era más allá, ese fue el primer viaje que hacíamos nosotros que era peor, un poco en lancha, caballo, camión”. (Luisa Escobar)

Hoy en día Tortel cuenta con internet, telefonía móvil y wifi, con señal abierta para la comunidad en general, servicios que han facilitado considerablemente la comunicación, tanto dentro como fuera de la localidad. Aunque en la actua-lidad la radio HF sigue siendo un medio de comunicación que se mantiene, considerando que la conectividad digital en la región de Aysén se encuentra a la merced de las condiciones climáticas. A pesar de esto doña Luisa considera que la conectividad en la zona de Tortel ha mejorado con estos servicios y sobre todo con la unión de la localidad a la Carretera Austral.

Como hemos mencionado anteriormente el padre Antonio Ronchi es uno de los pilares en diversos aspectos de la conectividad en la región de Aysén, y en este caso Tortel no es una excepción a su trabajo. Aquí formó una de las radios Madipro (Madre de la Divina Providencia), apoyó la formación de economías en la zona, así como también la construcción de un barco que nunca pudo zarpar, el cual aún se encuentra a orillas de una pasarela desapareciendo poco a poco, como la región que el padre recorrió.

“Él era conocido por mucha gente acá, porque igual trabajaba mucho por la comunidad, el si quería a la una de la mañana llegaba y tocaba la campana de la iglesia y aparecía la gente, porque sabían que igual detrás de eso él les traía mer-cadería. Él no regalaba la mercadería, les hacía trueque a los viejos, por ejemplo por palos, esos palos los llevaban y los vendía por allá y sacaba plata para llevar-les a otras personas. La radio Madipro acá la dejó el Padre Ronchi… (Un barco varado) Ese lo dejó el Padre Ronchi igual, lo construyó para poder trabajar con la gente, llevar madera, animales y todo, pero tuvo una falla al largarlo al agua, así que nunca funcionó. Cuando nosotros llegamos estaba ese barco ahí, se le quebró la parte principal de abajo, no sé como la llaman. La cosa es que el barco se desaprovecho, nunca se hizo nada”. (Luisa Escobar)

Loida Cruces Avilés

La radio Madipro de Tortel, lleva aproximadamente 30 años funcionando y hoy en día su principal locutora es la señora Loida Cruces Avilés, quien es originaria de la zona del Lago Vargas, sector cercano a la Caleta.

“Mi padre se vino a colocar para acá, en esos años no había nada, solamente las ganas de quedarse en el campo acá. Mi papá era de la provincia de Los Ángeles, de allá viene mi familia, mi mamá de Guadal. Nacida y criada en Guadal, Mallín

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Grande, por ahí… Estaba en ellos no más venirse, porque casi la mayoría de la gente, bueno por la parte de mi papá, casi todos se vinieron a vivir por estos la-dos, buscando horizonte como se dice, y ahí nacimos, nos criamos. Mi papá toda una vida en el campo con mi mamá, ahí se pobló en el río Baker…

Esta radio la fundó el padre Ronchi… Él hacía cosas por la comuna, así que siem-pre él estaba acá. Yo me acuerdo cuando yo llegué acá, Ronchi traía la harina, la manteca, el aceite, y le entregaba a la gente. Trabajaba súper bien ese padre… Tuve la dicha de conocerlo, tenerlo aquí en la radio, conversar con él. Él fue bien guerrillero porque recorría los campos, y lo hacía así a dedo no más, algunos lo tiraban de a caballo pero así era, porque la vida era así en esos años… Antes se trabajaba por amor al arte, para aprender más que nada, en esa radio chiquitita, media agüita que hay afuerita, ahí se trabajaba antes. Ahí teníamos un equipo chiquitito que se ve, ese fue nuestro primer equipo, una mesita chiquitita que se ve por ahí. Y en ese tiempo teníamos caset me acuerdo… de primera teníamos como 3 caset no más, 3, 4 caset, ahí uno iba armándose de su música y la llevaba a la radio. Igual en esos años teníamos harta sintonía”. (Loida Cruces Avilés)

Ella vivió gran parte de su vida en el campo, donde recuerda a su padre viajando hasta por dos meses en busca de víveres para alimentar a sus catorce hijos. Desde el Vargas a Tortel el recorrido principalmente se desarrollaba en bote, con favor de la corriente, se salía en la mañana y se llegaba de día al pueblo, lo que no es el caso de la vuelta la cual implica un viaje de tres días en contra del cauce del río. El viaje a la Caleta tenía como objetivo la entrega de la madera a la barcaza de los marinos, quienes a su vez entregaban los víveres que traían por encargo.

“Mi mamá nos cuenta, que ella se quedaba con mis hermanos mayores, se que-daba como solita, hasta que mi papá llegaba… Somos una familia numerosa, y todos nacidos en el campo, porque antes no había hospital ni nada, todos atendidos entre vecinas, por ejemplo mi padre, él nos recibió a todos nosotros, a todos nosotros. Mi papá era matrón, enfermero, era todo, porque así era antes, ahora no po, ahora está todo moderno, uno tiene a sus hijos en el hospital…

Me iban a dejar en marzo y no me iban a ver hasta vacaciones de invierno cuan-do salían los niños, y a veces llegaban y otras veces no llegaban… era como difícil, era como triste igual la vida, porque uno siempre necesitaba el cariño del papá, de la mamá. Y por lo mismo porque antes las mamás eran puro tener hijos, criar a los hermanos y ahí estaba…

Bueno mi papá sus viajes eran en bote nomás, a remo, ahora hay motores, hay lanchas, ahora está todo más moderno, pero en esos años mi padre lo hacía todo a remo, como a ñeque nomás, si antes era bien sufrida la vida… se trabajó mucho

con el tema de la madera en esos años, bueno todavía eso no se pierde en Tortel, todavía sigue en el tema de la madera, pero era así, había que hacerlo”. (Loida Cruces Avilés)

Desde escribir una carta, enviar mensajes, escuchar y hablar por radio, hasta el teléfono celular y el internet, Caleta Tortel aún continúa conectándose al mun-do, ya sea por los caminos, las ideas exportadas, el turismo así como por diversos procesos que envuelven a la localidad con lo global.

“Antes había un teléfono público ahí abajo, a mí me tocó trabajar en ese teléfo-no, igual trabajé harto tiempo, hartos años… la gente toda llegaba a llamar ahí, cuando recién se colocó la línea telefónica… Primero funcionaba como una ra-dio, entonces la gente ahí se comunicaba, ya llegaban “yo me quiero comunicar a cualquier lado del campo” por ejemplo y enviaban los mensajes, o si no la gente se comunicaba con telegrama, no sé cómo se llaman esos, un mensaje enviaban a radio Santa María, a tal persona, tal día…. Y así eran las comunicaciones por acá, o si no carta… Por avión, porque el avión siempre fue todos los años, yo me acuerdo que la avioneta era lo que más llegaba a Tortel, la cancha era más chiquitita de lo que es ahora, en el mismo lugar, claro que ahora se mantiene más ordenadita, pero ahí llegaban las avionetas. Y nosotros viajábamos en pura avioneta, toda la vida viajando en avioneta… era horrible porque había unos temporales y daba miedo embarcarse, no sabía si iba a llegar uno a Coyhaique, pero había que hacerlo porque era la única forma. Si alguien se enfermaba grave mandaban a buscar la avioneta… A mí me tocó muchas veces viajar de Tortel a Coyhaique, pero por ejemplo hoy día pronosticaban buen día que iba a venir la avioneta, uno se preparaba, se iba a la cancha, pasaba todo el día y en la tarde avi-saban que no venía la avioneta por mal tiempo, ahora no, ahora si está lloviendo sale igual. No hay impedimento, casi nada…

Tortel ha crecido muchísimo. Porque ahora… estamos mejor en el sentido que ahora tenemos más comunicaciones, tenemos comodidades, lo que antes no teníamos. ¿Antes quién conocía un computador, quién conocía un micrófono, quién conocía un celular?, nadie… Eso se debe, bueno a la autoridad también que se colocan las pilas para sacar a Tortel adelante y lo otro que también por el tema que una vez que se enfocó la carretera a Tortel, le dio un vuelco a la vida pero por completo. Porque de ahí ya empezó a venir como todo, los proyectos, hay más ayuda para Tortel…

La gente antes sus muebles naturales, la misma gente hacía sus muebles, sus mesas, todo. Me acuerdo porque, ahora si uno no tiene su cama americana para dormir, no duerme, y antes las camas era de lana, pura lana, unos colchones así de altos, pero una lanas bonitas, porque antes las frazadas de lana y todo, yo me

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crié así, con cama de lana, frazada de lana, y eso es algo lindo, y ahora hay que tenerlas de reliquia las frazadas de lana. Aparte que se está perdiendo la gente que trabajaba con eso, los tejidos, son muy pocas las personas que se enfocan al tejido, la teñidura de lana, a hacer todas esas cosas, porque ahora está todo mo-derno. Ahora si uno quiere, lo compra, lo que no tenía antes, ahora uno se da el gusto de tenerlo así… o sea la gente como es curiosa, yo creo que todos quieren tener eso, experimentar todo lo nuevo. Pero yo me quedo con lo de antes, lo justo y preciso, no soy amante de la tecnología, bueno la tecnología hoy día está avanzando demasiado, entonces la gente quiere siempre tener el mejor celular, el mejor televisor, no sé po’, hasta la mejor casa”. (Loida Cruces Avilés)

Delfín Velásquez

Decidimos apurarnos para poder viajar hoy mismo de vuelta a Coyhaique y cuando nos dirigíamos al hospedaje en busca de nuestras mochilas, nos encon-tramos con un ex concejal de la localidad, don Delfín Velásquez; este encuentro aplazaría un poco nuestro regreso.

Delfín, nació en la zona de Steffen el año 1961. A los nueve años de edad viaja en la barcaza de la Armada a estudiar junto a sus seis hermanos a la ciudad de Punta Arenas, ya que la escuela en Tortel no comenzaría a funcionar sino hasta el año 1976. Pasarían 25 años, después de varios viajes, para que nuevamente volviera a vivir en la localidad.

“Ellos (sus padres) llegaron por el año 55 por acá y dicen que había 2 o 3 casas, campamento, y después se vinieron para acá, el 57 por ahí… Mi mamá es de la región, de por ahí por El Blanco y mi papá igual... Como acá es toda gente chilo-ta que pobló la región de la Patagonia, todos saben que el chilote donde ve mar tiene proyección. Y bueno conquistando nuevas cosas, el mar fue por una de las cosas que llegaron a asentarse a la zona”. (Delfín Velásquez)

Entendemos que existe una relación indiscutible entre la localidad de Tortel y Punta Arenas, la cual principalmente se desarrolló, por medio de la gestión de algunos pobladores, a través de la conectividad marítima tanto antes de la Carre-tera Austral hasta hoy en día, lo cual marca una diferencia con respecto a otros pueblos de la región que se fueron abasteciendo por años a través de pasos hacia Argentina. En la actualidad nos comenta Delfín, que aún es más conveniente la compra de víveres en Punta Arenas, por el hecho de que en la barcaza de la Armada no se paga flete, al contrario de Coyhaique y Cochrane donde todo producto tiene un costo más elevado.

“Así como llegaron los primeros después se fue sumando más gente, vieron que era una oportunidad de aquí de proyectarse. Porque con los años al final la gente concurrió a Punta Arenas, se fueron en botes hasta Puerto Edén, al cruce del barco que iba hasta Punta Arenas, y fueron a pedir a la Armada que los apoya-ran, que pasaran a buscar acá madera y que pasen a dejar abastecimiento porque no había por donde abastecerse, excepto por los viajes que se pegaban en esos años a Cochrane que demoraban meses a veces para abastecerse… Remontando el río Baker a remo y también a caballo, a pie, de todo un poco, y también en esos años se crecían los ríos, así que había que esperar que bajaran los ríos para poder cruzar… Los mismos pobladores decidieron viajar y pedir esta ayuda a la Armada, al Gobierno de ese entonces. Desde el año 55 que la Armada se instaló acá y podríamos decir que esa ha sido la conexión con Punta Arenas… venía la barcaza a buscar la madera y aprovechaba de traer los víveres para la gente, en los primeros años era como un cambio, un trueque, hasta hoy en día creo que es algo parecido porque la gente va a Punta Arenas a una empresa que le manda los víveres acá, y entre la gente de cierta manera todavía se mantiene eso, y esa ha sido la manera… Antes que se abriera la carretera… por eso que acá toda la gente está agradecida de la Armada, por ejemplo cuando se le buscó nombre a las plazas le colocaron el nombre de las barcazas de la Armada, Claro, los Me-lla, los Moreli, cosas así, es por eso. Y por eso que antes el 21 de Mayo era una fiesta, fiesta, fiesta se hacía acá en el pueblo, porque lo celebraban así porque lo sentían”. (Delfín Velásquez)

Según Astorga y Uribe (2008), un grupo de hombres de la localidad, motivados por el contexto de dificultades en que se vivía, deciden viajar a Punta Arenas navegando desde el Baker hasta Puerto Edén, logrando su objetivo después de meses de viaje, en el que conseguirían que la Armada enviara un patrullero (Lau-taro) al reconocimiento del lugar donde se encontraban asentadas las primeras familias. En ese mismo tiempo un poblador (Gabriel Vidal) recolecta firmas para que un barco de la Armada viniera regularmente, entre las firmas se encontra-rían pobladores de Cochrane, esto con la intención de que la petición tomara mayor fuerza.

“Se realizaron varios viajes a Punta Arenas por parte de los colonos para hablar con la Armada. El año 54 se logró que ésta empezara a asistirlos, y en ese tiempo la Armada se comprometió a venir cada tres meses para embarcar postes y traer víveres a la ya creciente población tortelina. La primera madera que se vendió fue a la mina Guarelo; y vive en el recuerdo de la gente los nombres Micalve y Orompello, el primer buque y la primera barcaza que vinieron a buscar madera”. (Astorga y Uribe, 2003: 61)

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En 1966 se instala la Empresa de Comercio Agrícola (ECA) en la localidad, unos pocos años antes de que se creara la comuna (1970) y para 1978 la Armada construiría la escuela y el MOP el aeródromo en 1980, la telefonía celular se instalaría en Tortel el año 2012, no sin problemas como nos comenta a conti-nuación Delfín.

“Tenía un problema ahí con Monumentos Nacionales, como somos Zona Típi-ca, la antena impactaba. Tuvimos que ir con el alcalde a Santiago con el alcalde a pelear con Monumentos, con la parte técnica, por razones del avance de la comunidad, con intelectuales que no tienen idea de donde uno vive… yo les dije, ‘cuando se ofreció que Tortel sea Zona Típica, yo fui uno de los dirigentes que más asistió a reuniones y eso está en el acta de Monumentos Nacionales, así como quise que sea Zona Típica fui a Monumentos Nacionales, sabe que más, bórrenos’, ‘no pué si esto está por ley’, bueno le dije yo ‘no importa, nosotros le vamos a hacer un escándalo tan grande que no puede ser, no podemos atrasar-nos nosotros, ustedes no pueden ponerles obstáculos a una comunidad para que crezca y las comunicaciones son importantes’, así que ahí dimos la guerra hasta que salió”. (Delfín Velásquez)

En la actualidad Delfín considera que si bien Tortel tiene diversas formas de conectarse con el exterior, la distancia y la fragilidad del estado de la Carretera Austral hacen que la localidad quede aislada en épocas del año en que la natura-leza domina la acción de los pueblos de gran parte de la región de Aysén.

“Hoy día ya se pueden considerar diferentes salidas, aunque igual a veces queda-mos aislados… cuando se corta la carretera y hay viento y lluvia y está cerrado el puerto, cerrado el avión, y cerrada la carretera. Eso nos ha pasado. Por eso insisto hay un cierto aislamiento que lo produce la distancia”. (Delfín Velásquez)

Seguimos nuestro camino de regreso a Coyhaique, demorándonos cerca de 14 horas en llegar directo desde Caleta Tortel. El viaje es muy cansador hacerlo de una sola vez y sobre todo si se avanza de noche, además tanto en el sector del Cofré como desde el cruce a Coyhaique nos tomó una neblina que apenas nos dejaba avanzar, al final de cuentas llegamos a las 6 de la mañana a destino.

COYHAIQUE

14 a 21 de marzo

Esta estadía de una semana en Coyhaique, la utilizamos en sistematizar la infor-mación recopilada durante el terreno (fotografías, notas de campo y conversacio-nes), además de prepararnos para abordar la zona norte de la región de Aysén,

aquí recorreremos desde Mañihuales hasta la fronteriza localidad de Lago Verde, conociendo desde sus propios actores cómo se ha ido desarrollando parte de la trama de la conectividad en sus territorios.

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Mapa región de Aysén, zona sur.

1 Alverto Rivera - Ensenada Valle Simpson / 2 Pedro Mansilla - Coyhaique / 3 Edith Aguilar - Villa Cerro Castillo / 4 Antonio Aguilar y Teledofia Silva - Villa Cerro Castillo / 5 Horacio Fuentealba - Villa Cerro Castillo / 6 Cristóbal Arce - Pto. Tranquilo / 7 Paula Jaramillo - Pto. Tranquilo / 8 Edromidia Henríquez - Pto. Bertand / 9 Raúl Vargas - Pto. Bertrand / 10 Alicia Alvarado - Camino Cochrane / 11 Cecilio Olivares - Camino Cochrane.

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12 Lucila Carrasco - Cochrane / 13 Domingo Caucaman - Cochrane / 14 Marcelina Catalán - Cochrane / 15 Luisa Escobar - Caleta Tortel / 16 Delfín Velásquez - Caleta Tortel / 17 Loida Cruces - Caleta Tortel / 18 Rolando Arratia - Villa O’higgins / 19 Reinaldo Villegas - Villa O’higgins / 20 Roberto Recabal - Villa O’higgins / 21 Chicho Orellana y Sra. Mirta - Villa O’higgins.

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Camino a Villa Cerro Castillo.

Camino a Villa Cerro Castillo, Mirador Cuesta del Diablo.

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Villa Cerro Castillo.

Villa Cerro Castillo.

Camino a Puerto Tranquilo.

Camino a Puerto Tranquilo.

Puerto Tranquilo.

Puerto Tranquilo.

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Camino a Chile Chico.

Camino a Chile Chico, sector Paso las Llaves.

Camino Puerto Bertrand, Puente General Carrera.

Puerto Bertrand.

Puerto Bertrand.

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Camino a Cochrane, Confluencia ríos Baker y Nef.

Cochrane, Av. Bernanrdo O’Higgins.

Camino a Villa O’Higgins, sector El Barrancoso

Camino a Villa O’Higgins.

Camino a Villa O’Higgins, rampa del río Bravo.

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Villa O’Higgins, Mirador.

Villa O’Higgins.

Camino a Caleta Tortel, sector El Vagabundo.

Caleta Tortel.

Caleta Tortel.

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Inauguración escuela Cerro Castillo 1960, Biblioteca.

Mujeres compartiendo, Villa Cerro Castillo, familia Antonio Aguilar.

Familia en bote, Raúl Vargas, Puerto Bertrand.

Barco en Puerto Bertrand, Raúl Vargas.

Bote a motor y bueyes, Raúl Vargas, zona Puerto Bertrand.

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Niños y castillos de Ciprés, Delfín Velásquez, Caleta Tortel.

Ayer, hoy y mañana, Delfín Velásquez, Caleta Tortel.

Radiograma oficial 1990, Caleta Tortel.

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Segunda parte del viaje

CARRETERA AUSTRAL NORTE

22 de Marzo

Para 1976 la Carretera Austral en su parte norte se planteaba de la siguiente ma-nera: Río Palena - Lago Verde - Río Turbio - Río Grande - Mañihuales23. Pero más allá de las insinuaciones, en aquella época se construía un camino que unía la lo-calidad costera de Puyuhuapi – Lago Risopatrón - La Junta y uno desde Mañihua-les hacia Cisne Medio, lo que impulsaba la necesidad de encontrar un paso que uniera estas dos vías, teniendo en cuenta que este mismo año se iniciaban faenas constructivas de caminos de penetración buscando conectar Campo Grande - Río Picaflor y Campo Grande - Mina el Toqui24.

“En el sector de Campo Grande – Río Picaflor – La Zaranda, con el fin de acelerar el ritmo de trabajo se instaló una faena directa de Vialidad, con la cual se realizó un desvío del río Picaflor con la tronadura de un acantilado llamado Barda Cha-cón”. (CMT, 2003: 289)

Camino a Mañihuales

Existen dos vías para viajar desde Coyhaique a Mañihuales, la primera tiene apro-ximadamente 75 kilómetros de camino pavimentado, que son posibles de recorrer en una hora y media de viaje. En este tramo se va bordeando el río Simpson hasta el cruce Viviana, trayecto por el cual es posible ingresar a la Reserva Nacional Río Simpson ubicada en el kilómetro 37, aquí existe gran diversidad tanto de flora como de fauna, predominando el coigüe, la tepa, canelo, notro, chilco, ñire, lenga y calafate así como también la presencia de puma, huemul, cóndor, águila, martín pescador, zorzal, chucao, tordo y cachaña.

En este tramo se aprecian grandes caídas de agua, como el Velo de la Novia, que se congela durante el inverno, y la Cascada de la Virgen, cargada de símbolos religiosos que continúan a dos kilómetros en el Santuario San Sebastián. En el mismo trayecto, específicamente en el kilómetro 26 se ubica Villa los Torreones y un poco antes de llegar al Cruce Viviana es posible acceder a un camino turístico, que alguna vez fue parte de la antigua ruta hacia Puerto Aysén.

23 Informe Preliminar de Exploración de Alternativa de Camino en la Región de Aysén, publicado en el primer tomo de la revista Trapananda, por Antonio Horvath.24 Ejército de Chile, Historia del Cuerpo Militar del Trabajo. 50 años. Editorial Ejército de Chile / 2003

En el Cruce Viviana (km 20), ingresamos a un camino con gran cantidad de curvas y vegetación que nos lleva hasta Villa Mañihuales.

En la segunda vía que nos permite viajar a Mañihuales se utiliza también una parte de la ruta a Aysén, hasta el kilómetro 57 donde se toma un desvío por un camino de ripio que llega a Villa Ortega, en la bifurcación hacia Ñirehuao, Emperador Guillermo y concluye en el Cruce Cabezas, desde donde faltan sólo 12 kilómetros pavimentados para llegar a la Villa. Este tramo se habría construido en 1958, entre Bajo Hondo y Villa Ortega, buscando disminuir la distancia entre Coyhaique y Ñirehuao. Al poco tiempo se construyó la senda Mano Negra – Río Emperador Guillermo – Mañihuales, con aproximadamente 27 kilómetros de extensión.

El día se encuentra nublado y con lluvias intermitentes. Cerca de las 14 horas nos encontramos en Mañihuales, donde nos espera Rodrigo Moldenhauer, amigo que nos acompañará en esta parte del trayecto. Desde la Villa nos dirigimos a Campo Grande, sector ubicado en la mitad del camino hacia Amengual, específicamente al campo Los Laureles de la familia Moldenhauer Foitzick. Aquí nos espera don Jaime, padre de Rodrigo, quien nos envía en busca de una borrega donde Rojas, un poblador que vive al otro lado del Río Picaflor; donde para poder ingresar es necesario cruzar una pasarela construida por él, la cual como nos comenta se la ha llevado varias veces las crecidas del río, impidiendo el paso de a pie y caballo. Finalmente llegamos con la borrega que don Jaime carnea al instante y prepara una parte en el horno de la cocina a leña.

Carmen Foitzick

Doña Carmen, es la pareja de don Jaime y quien ha vivido gran parte de su vida en esta zona, ya que su familia vive desde 1942 en Campo Grande, su padre es originario del Valle Simpson y su abuelo habría llegado junto a otros pobladores en 1910 desde la zona de la Unión, mientras que su madre es nacida en Emperador Guillermo.

“Mis viejos ellos vivieron todo lo que es el tramo que tenían que hacerlo a caballo que era pura huella nomás de tierra… haciendo huella porque también pasó en esos años que pasaron muchos incendios, entonces esto estaba todo quemado y no existían caminos, pura huella, entonces ellos caminaban por aquí se encontraban con un palo tenían que tirar de vuelta allá y así… después de eso, bueno después de eso ya llegaban hasta Villa Ortega, después a Emperador Guillermo y después llegaban ya a Mañihuales… le gustó este lugar, le gustó el campo así que igual te-nían todos los campos fiscales y aquí había gente sipo, habían pero ellos usaban los derechos nomá, entonces después él le compró los derechos al caballero Zúñiga… y

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don Tomás era el otro caballero que estaban en estos campos... y ahí empezó a viajar para acá”. (Carmen Foitzick)

Esta tierra en un principio fue utilizada por el padre de doña Carmen como vera-nada de un campo en el Valle Simpson, cerca de Coyhaique, por lo que durante las temporadas tropeaban sus animales por un largo y dificultoso trayecto, que entre sus principales obstáculos se imponían los pasos por las lagunas La Zaranda y Pedro Aguirre Cerda, que de cierta forma fragmentaban aun más el territorio. Éstas se cruzaban por sus bordes a través de envaralados puestos sobre el terreno barroso y profundo, impidiendo el hundimiento de los viajeros y viajeras que se internaban en la zona.

“Era a caballo, era con pilchero con sus arreos eran 10 a 15 días de repente con el tiempo, a veces hasta un mes… cuando sacaba sus animales… los sacaba en abril a veces lo pillaba el tiempo malo… hacía sus recorridos por Villa Ortega”. (Carmen Foitzick)

Por lo que nos comenta doña Carmen, la Carretera Austral en el sector habría estado detenida varios años debido a la dificultad que implicaba el paso por las lagunas mencionadas. Las faenas se habrían retomado durante la Dictadura Mi-litar, donde se habría desarrollado el trabajo de secado de estos cuerpos de agua generando el avance del camino y permitiendo de esta manera el tránsito de los primeros vehículos motorizados en la zona. El año 1975 el camino llegaría hasta la entrada del Campo Los Laureles, a 30 kilómetros desde Mañihuales hacia el norte, promoviendo cambios significativos en la calidad de vida de las familias de los alrededores.

“De Coyhaique hasta acá 3 – 4 horas igual, porque el camino no era un camino ancho ni nada… Uno antes viajaba, de primera eran días después ya fueron horas, ahora ya en 1 hora ya está listo… Si el mismo papá noma’ se acordaba o comentaba cuando veníamos de viaje, cuando pasaba por ahí por ejemplo la laguna la Zaran-da, él decía “te das cuenta” le decía a mi mami “ahora pasamos echaítos atrás en vehículo en cuarta y antes teníamos que bajarnos, demorábamos 1 hora, hora y media de repente pa’ pasar po”, porque conmigo tenían que pasar por arriba, dar la vuelta… uno se quedaba con el caballo y el otro esperaba al otro lado asegurando los caballos”. (Carmen Foitzick)

Nos indican que debemos visitar a una de las mujeres pioneras en la zona, la se-ñora Sara Poblete, quien forma parte de las pobladoras más antiguas que van que-dando en el sector; de esta manera antes de que se haga más tarde emprendemos viaje hacia el desvío de la Mina el Toqui en Alto Mañihuales, camino que nos lleva al campo donde reside junto a su hija.

Sara Poblete

El trayecto no es largo y el camino se encuentra en buenas condiciones, aunque es de ripio, su mantenimiento debe ser constante ya que es la vía de acceso principal a la mina.

Doña Sara junto a su hija nos reciben amablemente en su hogar. Ella nos cuenta que nació el año 1916 y que ha criado a ocho hijos, los cuales habrían nacido “con la voluntad de Dios”, dándonos a entender las dificultades que implicaba dar a luz en su propio hogar. Su esposo fue don Eleodoro Carrasco Fernández, quien habría fallecido el año 1970.

“Ellos eran trabajadores, trabajaban haciendo fundos. Mi papá trabajaba en el fundo, mi mamá haciendo quesos y así se formaba la familia. También fuimos nosotros, fuimos pocos sí, fuimos como seis no más. De ahí nos fuimos a Lastarria, ahí estuvimos como siete años”. (Sara Poblete)

Desde Loncoche comenzaría el viaje a la Patagonia de doña Sara junto a don Eleo-doro, llegarían primero en barco a Puerto Aysén, para luego trasladarse a Coyhai-que; donde con el tiempo solicitarían su campo en la Oficina de Tierras, arribando a Alto Mañihuales en 1936. En esos años aún no se construía el camino desde el cruce Viviana, por lo que el paso obligado era por Villa Ortega, donde a lomo de caballo y con los respectivos pilcheros se avanzaba orillando el río Mañihuales hasta llegar a su hogar.

“Agarramos las pilchitas que teníamos y nos vinimos, sin conocer… yo por lo menos no conocía a nadie, él conocía a gente de todas maneras, porque él ya era mayor de edad, él tenía ya 25 años… Yo tenía 20 años cuando tuve a mi hija mayor… después empezaron a llegar los chicos, menos mal. Que hubiera sido que trajéramos chicos, no llegamos acá… No me acuerdo cómo se llamaba pero un barquito chico, tiene que haber sido de los primeros que llegaban. Pero era raro cuando llegaba el barco, cuando llegaba el barco llegaban los carabineros a tocar la banda, en esos tiempos era la tremenda solución que llegara el barco… Se movía y yo vine mareada todo el viaje. Para no volver nunca más en barco… El puerto no más, habrían unas 10 casitas, no había nada más. Y había caminitos así, de puros palos de ciprés, esas eran las calles… Mallinoso… después en un camión nos fui-mos a Coyhaique, pero se demoraba no sé cuántas horas para allá, como un carro nomás. Porque antes pasaba el camino por la costa del río abajo… Después ya lo hicieron más arriba… Coyhaique igual era un pueblito chiquitito, más grande (que Aysén). Pero no había nada de arreglado porque ahí por donde está la farmacia había una cancha de carrera… Unas diez calles habrían, si eran poquititas casas también... ya era como un pueblecito chico. Estaba la plaza como potrero…

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Se solicitó estos campos, todos estos campos son solicitados. Se solicitó a la Ofici-na de Tierras, y después ya le llegaron los papeles, los títulos definitivos así que la gente después empezó de a poquito a trabajar… era todo fiscal. Ese Campo Gran-de, todo, todo. Ahí donde está el pueblito, todo fiscal….

Por acá había que pasar muchos ríos por allá por donde vivían los Domínguez… Por Villa Ortega, pero de ahí tomamos el camino y se viene por la costa del río Mañihuales, y nos vinimos por ahí nosotros porque como traíamos ya 3 niños era difícil para pasar los ríos como siempre estaban crecidos no se podían pasar. Así que nos vinimos costeando el río y demorábamos unos cuantos días para llegar… A puro caballo sí. Un pilchero, las cositas del pilchero, nosotros veníamos 3 cada uno con su chico por delante… Para llegar aquí nosotros echábamos 3 días de Coyhaique para llegar aquí. Alojando donde nos pillara la noche nomás… Con las pilchas que traíamos. Porque después uno anda con su camita y todo, porque con los chicos uno después empieza a buscar cosas y hacer también, porque uno tiene que hacer, cualquier cosa. Yo sabía tejer y yo le hacía ropa a los chicos, medias… se me hacía fácil porque yo los sabía hacer… Él (su esposo) primero empezó a trabajar en el arreo de animales, porque eso era lo que más había acá, iban lejos a buscar tropas y demoraban meses, porque acá para cualquier lado que salieran era difícil de llegar...

Acá no había nada. No existía Mañihuales, era todo campo, no había Carretera, no había nada, si apenas se pasaba a caballo por una picá nomás… Por donde viniera uno era todo en pilchero. No había camino, por las dos partes no había camino, era una pura picá, una senda. Senda nomás, apenas se pasaba de a caba-llo”. (Sara Poblete)

En un diario de expedición de Augusto Grosse25, se menciona a una joven pareja que el año 1945 efectuaba un viaje similar al que doña Sara junto a su esposo debían llevar a cabo para llegar a su hogar, dando cuenta de la dificultad que im-plicaba surcar estas rutas.

“Los primeros vadeos los salvamos perfectamente; sólo el último da bastante que hacer porque hay varios troncos atravesados en medio del cauce, que hacen que el agua se acumule y luego se escurra con gran fuerza por entre ellos. Los caballos luchan contra la corriente y el agua les llega hasta el vientre. Pero lo logramos pasar sin mayores tropiezos. Admiro el valor de la joven que va adelante; no habrá sido nada fácil para ella someterse a esta experiencia. Antes de doblar hacia el Valle Ma-ñihuales, junto a la ribera del Emperador Guillermo, nos acercamos de pronto a la pareja. El joven esposo está muy apenado porque uno de sus caballos se encuentra atrapado en medio de la corriente entre grandes piedras. Es uno de sus animales

25 Expediciones en la Patagonia Occidental, hacia la Carretera Austral, Juan Augusto Grosse, 1989.

de carga que al atravesar el vado inferior se quebró una pata y luego fue arrastrado por la corriente. En vano trató de sacarlo a tierra y tuvo que ver cómo la corriente lo arrastraba despiadadamente hasta esos peñascos, donde quedó atrapado y mu-rió. Con la ayuda de uno de sus mejores caballos logró al menos salvar la carga que el pobre animal llevaba atada y que contenía toda la ropa de él y de su mujer. Justo cuando los encontramos estaban tratando de estrujar la ropa mojada”. (Grosse, 1989: 84) Para 1936, cuando esta familia llegó al sector ya existía una senda en la zona de Campo Grande, pero ésta sólo era posible transitar con caballo y pilchero; para 1950 las mismas familias de los alrededores fueron abriendo una huella para poder trasladarse con carros, con lo que fue posible arribar hasta la actual Villa Ortega.

“Con carretones para ir a buscar los víveres. Porque después ya tuvimos nosotros para vivir, tuvimos ovejas y ya se sacaba la lana, él compró bueyes y carros y con ca-rros se movilizaba… Se iba en carro hasta donde se podía, porque era harto difícil para llegar con carros… Hasta por el Emperador se llama… Esa es la Carretera ori-ginal… A veces demorábamos hasta un mes, cuando crecían los ríos, eso era lo más triste cuando empezaban a crecer los ríos y ese el Emperador es chico pero es muy correntoso, y cuando llueve se pone feo. Había que esperar que baje porque si se adentraba con los carros se mojaba todo lo que se traía, se echaba a perder todo… Y se baldeaba por todo el río, se baldeaba para este lado, para este otro… no había camino por donde hay ahora. Había que venirse por el río. Ese era el camino…

Ahora todo es fácil porque hay caminos, por donde quiera uno hay buen camino… El camino de carro o de vehículo costó hartos años para que se hiciera. Porque en el año 70 cuando falleció mi marido tuvimos que salir en caballo hasta la Villa y de ahí ya se podía embarcar en cualquier vehículo, pero no había camioneta, no había nada”. (Sara Poblete)

Antes de que se formara la localidad de Mañihuales y se estableciera el comercio en la zona, don Eleodoro viajaba a la ciudad de Coyhaique en busca de los víveres necesarios para la vida de su familia, mientras tanto doña Sara quedaba al cuidado del campo y de sus seis hijos; a la espera de su esposo que volvía con las provisiones para salir nuevamente por largas temporadas, en las cuales podía llegar trabajando hasta la zona del Baker y de ahí continuar el ciclo y regresar a su hogar. Siendo un histórico sistema de vida posible de apreciar en diversas zonas de la región de Aysén. Con el tiempo se establece la Empresa de Comercio Agrícola (ECA) en la localidad de Mañihuales, con lo que ya no sería necesario seguir recorriendo grandes distancias para poder abastecerse.

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“Yo me quedaba aquí sola con los chicos. Ahí sembraba cositas, aquí se daba de todo. Había que ir quemando como se dice para poder sembrar, porque era puro monte. Puro tupío de monte, no se podía tener ni un animal, porque no había pasto, era puro campo. Así que así se fue quemando de a poco, escarpando, para poder sembrar… Sembrábamos de todo un poco. Hacíamos huerta, sembrábamos papa, hasta trigo, claro que no se cosechaba tan seco, pero se cosechaba igual. Así que yo me quedaba, después ya cuando las chiquillas eran más grandes me ayuda-ban ellas, porque las chicas fueron las mayores, los dos últimos fueron varones… Él tenía que salir a trabajar y ganar para traer los víveres, así que eso le tomaba tiempo. No era llegar pasar la plata y comprar… Una vez nos faltaron cosas, pero yo me las ingenié por ahí, como siempre quedaba un caballo acá. Arrié un caballo, que no podía, pero diosito sería sí, que pude agarrar un caballo y me fui donde la vecina y ahí la vecina me dio de todo… (A los hijos) les tenía una catrera de caña, porque las cañas entraban hasta adentro del portón. Y ahí le hacía un tapadito, le ponía unas huinchas y ahí los dejaba bien tapaditos, que no salgan para afuera, porque yo le tenía miedo al león que podía venir y comerse a los chicos, porque era puro monte… se quedaban ahí pero cuando yo ya salía, ellos salían a mirarme a ver a qué hora yo venía”. (Sara Poblete)

Hoy en día viajar a Coyhaique, con las condiciones que otorga el camino pavimen-tado, es posible llevarlo a cabo en un par de horas, un gran cambio en compara-ción al mes que se podía llegar a demorar antes de que se construyera la Carretera Austral.

Seguimos camino y a un par de kilómetros por la Carretera hacia el norte espe-cíficamente en el Callejón Coronado, visitamos a don Mateo, perteneciente, al igual que doña Sara Poblete, a una de las primeras familias en ingresar a la zona de Campo Grande.

Mateo Coronado

La familia Coronado, durante el año 1936 emprendería un viaje sin regreso desde Puerto Montt hacia Aysén, en busca de mejores oportunidades. Lamentablemente el padre de familia fallecería el año 1943, al poco tiempo de haber descubierto el lugar ideal para poblarse junto a los suyos, por lo que de esta manera desde muy joven don Mateo tomaría un rol de gran importancia, el ser el hombre de familia, responsabilidad que cargaría hasta los 22 años, edad en que comenzaría a buscar su propio rumbo en la Patagonia.

“Yo soy nacido el 20 de Diciembre del año 1926, tengo 86 años cumplidos y no me duelen ni las pestañas todavía… Éramos 6 hermanos hombres y 2 mujeres, de todo el grupo quedamos 2 nomás, quedamos Pancho y yo…

El barco… uno que andaba a leña antes. Cada Puerto que llegaban a cargar a Chi-loé y ahí pasaban a Castro, Quellón, Chonchi, todos esos recorrían esos barcos… Demoraba como cinco días parece, o cuatro, no me recuerdo bien pero algo así era… El 37 subimos para Coyhaique porque mi papá se fue a trabajar a Cochrane, al Baker se fue a trabajar… el 37 nos quedamos en Coyhaique con mi mamá y toda la familia… había camino de Aysén a Coyhaique, ahí donde está el túnel la vuelta que hay no pasaba por ahí… ese túnel se hizo ahora…

Después el año 39, 40, mi padre descubre este campo acá… Explorando, cami-nando la cordillera. Porque mi padre fue al Baker con la intención de radicarse allá, por Cochrane, el Baker, pero no le gustaron los campos allá, porque no eran campos agrícolas como él quería, eran puros campos ganaderos, puras piedras, no le gustaron, así que dijo que no… Que sea un campo agrícola y ganadero, así que aquí estamos… Papa, trigo y avena se da aquí muy bonito…

Juan Vega… le dio los datos, porque tenían un charqueadero allá arriba, había mucha hacienda arisca aquí. Esa cordillera que había al frente de la laguna Pedro Aguirre, habían como 300 vacas arriba, baguales. Así que todos los pobladores nos surtíamos de eso ahí, era cuestión de echarse una carabina y vamos con una vaca, pata pa’ arriba, con cuchillo y se hacía pedazo… Ellos se paraban de esa cordillera, miraban para acá abajo al valle aquí abajo, “ahí hay un campo bueno”, le dijo a mi papá y vino mi papá a verlo, bajó acá abajo, cuando vio que el cañal estaba todo seco, pudriéndose la caña florecida, empezó a prender fuego; este valle estuvo 15 días ardiendo…

Cuando mi padre quemó este valle de aquí se fue a Puerto Aysén, que estaba de jefe de tierras y colonización un señor… don Guillermo Muñoz Mena, ese caballe-ro parece que era el jefe de tierra y colonización. Entonces mi papá fue a solicitar un terreno, porque mi padre ocupó estos terrenos aquí por la ley de Colonización de Aysén decretada por el supremo gobierno de don Carlos Ibáñez del Campo, y al matrimonio le daban 600 hectáreas por matrimonio, y 50 hectáreas por cada hijo, así que nosotros teníamos derecho a mil hectáreas aquí, pero el topógrafo que vino a hacer estudios aquí, nos entregó 866 hectáreas. Yo me sacrifiqué mucho aquí…

Me estuve abasteciendo yo para surtir mi casa, que estaban mis hermanos chicos, yo era el mayor… Tenía 14, 15 años, era un cabro chico… yo tenía que hacer esa trayectoria yo me lo pasaba acarreando víveres para mi casa (desde Coyhaique).

Yo descansaba un día o dos y vuelta para buscar… En ese tiempo demorábamos cinco días para ir y cinco días para volver, diez días, y dos días de descanso allá, o tres porque el caballo tenía que descansar. Y cargábamos el caballo en el 57 donde estaba don José Baeza, un camionero de planta que había ahí, ese era un refugio

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que teníamos, donde ese viejito… La ruta de aquí a Coyhaique era de a caballo nomás. No por el camino donde ustedes transitan ahora. Teníamos que llegar a la villa Mañihuales, llegar al río Ñirehuau para arriba, llegar a la Estancia arriba y de la Estancia a Coyhaique… a la Estancia de Ñirehuau… ahora es carretera, de ripio todavía. Pasa por Villa Ortega, de Coyhaique a Ñirehuau una hora de camino parece…

Ese sí que era trabajo. Era tormentoso, para mí… tenía que acampar ahí para alo-jar… Haciendo campamento, hacía fuego al lado de un palo por ahí, tendía una lona que andaba trayendo y ésa era mi casa para dormir y mis dos caballos, pilche-ros que llevaba para traer víveres. Yo me sacrifiqué mucho, crié a mis hermanos, muy sacrificado…

Yo me lo llevaba viajando. Excepto en el invierno porque me aperaba el mes de mayo, junio, y el invierno tenía mi casa aperada con víveres, en el invierno tenía 20 quintales de harina aquí en mi casa. Una bolsa de azúcar, arroz, yerba, fideos, sal, en fin, todo lo que se utiliza para la olla. Eso lo acarreaba yo en el lomo del caballo. Después cuando creció mi hermano, el Cacho que le decíamos, cuando ya tenía la edad ése me ayudaba, ya tenía 13 años… El viejito Choa de La Unión lo mandó a buscar porque lo querían mucho, para que estudie, él estuvo dos años estudiando el finado Cacho, lo llevaron para allá. Después cuando volvió como de 15, 16 años, ‘ya no voy a estudiar más, te voy a ayudar, vamos a andar de a caballo’, y él me ayudaba. Y como digo el año 52 ya me encumbré para irme de la casa y él tenía como 17, 18 años, ya era un hombre…

Yo ya había cumplido la meta, así que fui de aquí a Alto Palena… llevé 5 caballos, 22 días me demoré en llegar a Alto Palena… Por la Argentina, salí por este camino donde está la carretera ahora, salí a la Estancia Cisnes, ahí pasé a alojar un día a la Estancia Cisnes porque tenía unos amigos ahí, y estaba un sargento de carabi-neros que era Luis Cisternas Mora, ¿y qué anda haciendo? me dijo, Yo le dije ‘me voy para Palena’, ‘pero Palena no queda cerca de Futaleufú’, ‘claro’, yo miraba el mapa nomás, queda cerca de Futaleufú, me voy para allá… A trabajar, a hacer otro ambiente allá… Solo, me fui con 4 caballos y el que iba montando 5, llevaba 5 caballos de pilcheros. Y de ahí me puse a trabajar en Palena… había labores de esquila de oveja, había hechuras de cerco, de madera y todos esos trabajos yo los sabía hacer… Uno se acostumbra, se habitúa a su trabajo…Volví al sur, ya de hombre, 27 años, me casé de ahí, así que esto fue el 57, 56, me casé en Palena”.(Mateo Coronado)

Ya asentado en Alto Palena don Mateo, con la curiosidad del tropero y la necesi-dad de un mejor trabajo, buscaría una ruta para llegar hasta la localidad de Lago

Verde, la cual con el tiempo permitiría trasladar el ganado hacia Alto Palena y desde ahí a Chaitén y Puerto Montt.

“Primero hice la exploración del camino, porque yo miraba el mapa, como tengo un poco de estudio, yo miraba el mapa… equipé un pilchero con víveres y me vine a la cordillera con otro compañero… Había un monte bien lleno. Así que ahí llegué al río el Azul que llaman, de Alto Palena para acá para el sur. Había un po-blador ahí… don José Casanova Vilches… así que a él le recogí los datos. ‘Oiga don José, usted que es viejo aquí, yo voy para Lago Verde’, ‘Oye Coronado, ¿qué vas a ir a hacer a Lago Verde?’, ‘Me voy a buscar otro trabajo porque ya estoy cabreado’… Mi sueldo, mi remuneración era muy poco, así yo quería ganar más para organizar-me. La cosa es que yo le recogí los datos a don José Casanova. –’Mira yo te voy a ir a dejar arriba a ese cerro mañana’, yo venía aperado con mi pilchero, víveres, bien aperado con lo que se utiliza para la campaña… Pilchero, con azúcar, yerba, arroz, fideos, sal, y así lo que se conocía y una ollita chiquitita, lo que se llevaba en el pilchero, una salmuerera andaba trayendo. Así que don José Casanova me regaló un cordero para que lleve, ‘no si traigo carne’, ‘pero carnéate un cordero para que lleves para que le des un poco a tu perro’, traía un perro, así que eso me regaló José Casanova, un cordero. Lo carneé hoy por ejemplo y al otro día salimos temprano. Cargué mi pilchero y nos metimos a la cordillera, nos paramos arriba al frente de la cordillera en los escoriales pelados. Ahí me dijo ‘yo he andado por ahí para abajo nomás, ese es el lago Palena, ese el lago General Paz que es en Argentina, esta parte en Chile y la otra parte es de la Argentina al lado del lago Pico, para allá, de ahí nace el lago Palena, de esa parte, de ese lago nace el lago Palena, da la vuelta al lago Corcovado y entra a Alto Palena, de ahí nace el río Palena, yo no tenía ni idea, pero andaba trayendo un mapa y con ese mapa me guiaba, yo estoy aquí, es-toy allá, estoy acá, y tengo que llegar aquí, a la guardia, y llegué a la guardia… El 68, por ahí… El campo donde yo caminaba era puro monte, no había arbustos chicos, caminaba y caminaba y era puro monte colgado, alto… En ese tiempo demoraba 2 días no más... Cuando conocí a don Baucha, llegué a la casa de don Baucha cuan-do hice la exploración esa… llegué con el otro compañero que andaba. Y me pegó la mirada y me dijo ‘¿oiga y usted de donde viene?’, yo al viejito lo había conocido, ‘yo lo conozco a usted hace como 10 años, donde Pancho, donde mi hermano lo vi, yo me acuerdo, era jovencito en ese tiempo’, ahí conocí a don Bautista, ‘¿Y que anda haciendo aquí?’, -‘Vine a explorar esta cordillera y ahora estoy aquí en su casa y vine con un compañero con un tal Fernández’ …

Ahora, esa ruta que les converso yo de Alto Palena a Lago Verde la tienen marcada con sendas que han hecho el fisco… han venido turistas ahí se meten por esa ruta donde pasé yo… Toda la producción ganadera que se producía en Lago Verde lo sacaban por ese camino que descubrí, lo sacaban por Alto Palena-Chaitén, Chai-tén-Puerto Montt… Esa es mi trayectoria de vida cuando yo era joven…

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Sale ahí a Cisne Medio, se mete para Tapera, llega a Lago Verde, Lago Verde-Alto Palena, Alto Palena- Futalelfu para allá, eso lo conozco como mi mano… en ese tiempo era picá de caballo, ahora hay camino de vehículo. Como éste, llega un vehículo a la puerta de mi casa, mis nietos vienen en vehículo, y antes llegábamos en pilchero con un quintal, dos quintales de harina al lomo del caballo”. (Mateo Coronado)

El día antes que visitáramos a don Mateo, él se encontraba viajando desde Cochra-ne hasta Campo Grande, feliz por un viaje que pudo concretarse en tan sólo una jornada; lo que compara con los tiempos en que a Mañihuales sólo era posible ingresar de a caballo. Hoy en día la Carretera Austral, pavimentada en este sector, pasa por fuera del Callejón Coronado, al igual que la electricidad que se habría extendido el año 2013, trayendo consigo todas las facilidades que implica dicho servicio, aunque de igual forma nos manifiesta que aún existen lugares que se encuentran aislados y que continúan viviendo a la usanza antigua.

“Hay muchas partes que aquí… uno defiende por el otro que está sufriendo, partes aisladas. Aquí por el río Picacho para abajo hay gente que tienen campo, muy sa-crificado ahí, y esos salen al (kilómetro) ocho a Aysén, con caminos y esos caminos son sacrificados, caminos de cordillera”. (Mateo Coronado)

CAMINO A PUERTO CISNES

23 de marzo

Son las 9 am y después de unos buenos mates con esta familia amiga, emprende-mos rumbo hacia Puerto Cisnes. La mañana está gris y ha llovido torrencialmente buena parte de la noche y al parecer continuará durante el día. Nos advierten, que aunque aún no es época, en este trayecto específicamente en el sector del Pedrego-so debemos tener cuidado con la escarcha que se forma y no se va fácilmente por la escasa presencia de los rayos del sol.

En el kilómetro 294 se encuentra la Reserva Nacional lago Las Torres, aquí se da termino a la cuenca del río Cisnes ya que hacia el sur las aguas confluyen hacia la hoya del río Simpson. En el lago del mismo nombre existe un camping y un refu-gio administrado por la señora Mirta y su familia; lugar que nos han recomendado pero por tiempo no podemos visitar.

Un poco más adelante se encuentra el ramal hacia Alto Río Cisnes, el cual a través de una transición de bosque, en la que se ubica Cisne Medio, estepa marcada por la presencia de coirón y fuertes vientos del este, se llega a Villa la Tapera. El cami-no es completamente de ripio y se puede ingresar por éste hacia Argentina a través

del Paso Appeleg, así como también por una senda de a caballo se lleva a cabo el viaje por la cordillera desde la Villa a Lago Verde. A 35 kilómetros de La Tapera, en el extremo norte del río Cisnes, se encuentra la Reserva Nacional Lago Carlota, donde es posible conocer el lago del mismo nombre y el cordón montañoso Cáce-res, además de variada fauna compuesta por jabalíes, flamencos, cisnes de cuello negro, pumas, huemules, águilas, tiuques y el pato jergón.

Con respecto al tramo Alto Río Cisnes - la Tapera, entre el año 1954 y diciembre de 1957, una agrupación de soldados del Cuerpo Militar del Trabajo, habrían iniciado la construcción de un camino de penetración con una extensión de 60 kilómetros, apto para el tránsito de vehículos motorizados. Los materiales para el desarrollo de ésta faena habrían sido transportados desde Coyhaique Alto hasta el Paso Appeleg por rutas argentinas.

Para 1980 se conecta por tierra el sector de Cisne Medio, permitiendo el acceso de personal y maquinaria para la construcción del camino hacia Tapera.

Siguiendo la Carretera Austral a unos 10 kilómetros del lago Las Torres se encuen-tra Amengual, villa fundada el año 1982, formando parte del plan de poblamiento del camino, tiene aproximadamente 200 habitantes y se encuentra emplazada a orillas de la ruta y rodeada de farellones rocosos. La localidad además de poseer diversos alojamientos y unos cuantos negocios, desde principios del 2012 goza de telefonía celular y por ende de internet, cuenta con una escuela con internado y una llamativa capilla elaborada bajo la influencia de la arquitectura chilota.

Continuamos nuestro camino y en el kilómetro 259, siguiendo el Río Cisnes, se encuentra la Piedra del Gato, formación rocosa que presentó grandes dificultades durante la construcción de la Carretera Austral. En los estudios previos a ésta, Horvath (1976) indica que éste es uno de los sectores de mayor dificultad, tenien-do en cuenta que para la época sólo existía una huella por esta zona de farellones, que tendría un largo aproximado de 500 metros. Para 1980 se inician las faenas en este sector del Valle del Río Cisnes, demorándose aproximadamente dos años, en los que se removieron 140.000 metros cúbicos de roca, cobrando la vida de tres obreros26. El temporal de lluvia continúa y pequeños derrumbes se hacen notar a orillas del camino, sobre todo en el acceso a Puerto Cisnes, hacia donde hoy en día existen dos vías para poder llegar a la localidad. La original o la primera vía son los 32 kilómetros que se recorren hasta el desagüe del río Cisnes y que luego comienzan a bordear una gran muralla de roca que permite ir asimilando la relación del mar

26 Historia del Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), 2003

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con la localidad costera. La otra opción es “el camino nuevo”, que toma un desvío que va orillando las faldas del cerro Gilberto, entre un espeso bosque que continúa con la presencia de dos bellas lagunas, para luego ingresar a la localidad.

El camino por la costa sigue funcionando, al parecer principalmente con fines turísticos. El nuevo se ha transformado en el principal, teniendo en cuenta que será asfaltado, mejorando en gran medida la conectividad caminera de la zona.

En los estudios previos a la construcción de la Carretera Austral, existía la posibi-lidad de que el camino transitara directamente por la localidad de Cisnes, lo que no se hizo posible por las dificultades que implicaba su construcción, complemen-tándose a que la ruta se extendería unos 40 kilómetros más.

“Nuestro problema más grande es el aislamiento. Necesitamos urgente la ruta por tierra. El avión llega muy a lo lejos y su costo es demasiado alto. Sin embargo, es-pero que pronto tengamos por lo menos una vez por semana una embarcación de EMPREMAR… La Dirección de Obras Públicas está terminando el camino entre la ciudad y el aeropuerto… Usted se imagina la expectación que ha causado entre los habitantes al ver trabajar a esos bichos: un bulldozer, una pala mecánica y un camión… estas maquinarias y vehículos fueron trasladados en la barcaza “Orom-pello”, para la agilización del mencionado tramo. La constancia y el esfuerzo de los trabajadores de Obras Públicas, que están laborando en Cisnes ha hecho po-sible, en corto tiempo, tener prácticamente listo el camino, sólo queda ripiar, son tres kilómetros y medio… Una vez terminado esto, se estudiará la realización del camino entre Puerto Cisnes y Cisnes Medio, que son 50 Kilómetros. Este camino empalmará con el que viene de Mañihuales a Campo Grande, quedando Puerto Cisnes unido por vía terrestre a la capital regional”. (Eugenia Pirzio Biroli, 1976 en Sepúlveda y Tapia, 2012)

Después de un viaje por una carretera casi completamente asfaltada, nos encon-tramos en la localidad de Puerto Cisnes. Nos recomiendan hospedarnos en las cabañas de la residencial Bella Vista27, reconocida por su gastronomía local y como nos enteramos posteriormente, también realizan excursiones en kayak, pesca de-portiva y caminatas por la zona. Sin perder nuestro tiempo, después de almorzar, nos dirigimos a la biblioteca de Cisnes, la cual aparte de poseer una infraestructura original, mantiene un buen conjunto de bibliografía regional, así como también varios libros recopilatorios con noticias y fotografías históricas de la comuna de Cisnes, una muy buena iniciativa como apoyo a la preservación de la historia local.

27 www.tourbellavista.cl

Fermina Sánchez

Después de nuestra visita a la biblioteca, nos dirigimos donde doña Fermina Sán-chez (1922), a quien conocemos gracias al interés de su sobrina-nieta, que nos llevó con la idea de que ella diera a conocer su experiencia de vida. Aparte de su sobri-na, nos acompañan una de sus 12 hijas, la señora Juana Torres Sánchez, quien nos comenta que de los 12 hermanos sólo quedan 6.

Doña Fermina es una pobladora antigua de la localidad, nació en Argentina al igual que sus padres y llegó a la zona aproximadamente en 1938 con 16 años de edad. Ella sostuvo por muchos años el importante rol de “partera” en la localidad, recibiendo una gran cantidad de Puerto Cisnenses, hasta la llegada del paramédi-co al pueblo.

“La familia mía igual, esos casi todos los he sacado yo… Mi mamá sabía, sabía los remedios y todo, entonces la mujer quedaba sanita de adentro… Yo cuando nació ésta yo me acuerdo estábamos solas en el campo y yo estaba comiéndome un trutro de pollo, por eso a ésta le gustan los trutros de pollo (risas)”. (Fermina Sánchez)

“Todavía eso lo hace ella si po, todavía se acuerda… Yo lo he visto como lo hacen pero no me atrevo… el primer practicante que hubo acá fue don Alberto… él hacía de todo, sacaba muelas, sacaba guaguas, cooperaba, todo… la gente, las mu-jeres embarazadas, saben que mi mami… van donde ella para que ella le arregle la guagua. La tiran en una cama, la mira así, la mueven… no sé cómo, no ves que se atraviesan… Esas mujeres a sangre fría, nada que ahora le ponen anestesia”. (Juana Torres)

Con respecto al viaje hacia la zona del actual Puerto Cisnes, doña Fermina recuer-da que lo habrían llevado a cabo desde un poblado que no logra acordarse del nombre, pero éste se situaba en los límites de Chile y Argentina, más allá de la Estancia Cisnes, pudiendo posiblemente ser Aldea Appeleg, desde donde habrían hecho un viaje de tres meses para llegar al mar.

“Nosotros nos vinimos porque en la Argentina no se podía vivir casi y al final mi papá tenía ese corazón de venirse para acá… Nosotros veníamos de Cisne Medio... El empalmo de él era para llegar al mar. Aquí se traficaba en puro barco, de aquí a Coyhaique o sea a Aysén… A caballo, en pilchero… pero veníamos más de a pie que de a caballo porque si venía uno de a caballo había que ganarse así o agacharse así porque las quilas… veníamos con dos cuadrillas de ingenieros, una cuadrilla venía adelante y nosotros al medio, porque al final tu papá, no ves que ese pilche-riaba… así que un día iba a dejar a los ingenieros para acá para abajo y después volvía a buscarnos a nosotros y así veníamos… como dos más, como tres meses

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demoramos… ellos (los ingenieros) traían para abrir la senda. Ellos hacían campa-mento, así que ellos habían picado un medio kilómetro y después ya cambiaban ahí y de ahí seguían haciendo otro… La Luisa era chiquitita, a esa la traía yo por delante”. (Fermina Sánchez)

“Mi papá, él nació en los límites. Es mitad argentino, mitad chileno… Venía ha-ciendo la senda con mi abuelo, con Honorio Arteaga que están los familiares acá, una hija no más queda, la Olga. Él también venía en esa tropa dice mi mamá… Ellos venían haciendo senda, con machete, hacha, rozón, todo traían… la prime-ra senda fue la que hicieron ellos… Por el camino viejo… se pasaba por la orilla del río, bien a la orillita del río se pasaba… Si nosotros veíamos del otro lado del campo veíamos a la gente cuando pasaba con las tropas por la orilla del río así… después ya como la gente empezó a trajinar a caballo, entonces ya empezaron a ver que se podía pasar por ahí”. (Juana Torres)

Anterior a la creación de la localidad de Puerto Cisnes, el barco, una de las mayo-res vías de comunicación que perduran hasta el día de hoy, atracaba en el sector donde en la actualidad se encuentra la media luna, anterior a esto las familias que se instalaron en la zona debían viajar a Tapera en busca de víveres, así como también aprovechaban el regreso de los trabajos en la estancia. Con el tiempo, nos comenta doña Fermina, se instalaría una pulpería en el sector donde atracaba el barco, generando un aumento en la cantidad de pobladores y pobladoras y dando un pie a la formación de un pueblo al que llamarían Nuevo Reino. Mientras tanto en el lugar donde se encuentra emplazado el actual poblado no existían familias y sólo era posible llegar allí en bote.

Con el pasar de los años el barco tendría problemas para zarpar con marea baja, por lo que el muelle se reubicaría donde se encuentra en la actualidad, generando que las familias debieran trasladarse en bote para el intercambio. Este determina-do contexto promovió que la comunidad fuera acercándose más al nuevo muelle y de esta manera acomodándose al medio donde se encuentra el actual poblado, que en sus primeros años llevaría por nombre Santa Gabriela.

“(Viaje a Tapera) Allá alojamos, en la Piedra del Gato, ahí hay puras piedras igual que aquí, y ahí adelante había una piedra grandota… De la Piedra del Gato daba la vuelta allá y ahí fue que se desbarrancó una yegua que traíamos nosotros, por ahí mismo que está la posadera, por ahí cayó la yegua de arriba. Si la vuelta había que darla más arriba y los animales saltaban, no vez que hay barranca… Se demo-raba casi todo el día para poder subir ahí y ahí se daba vuelta arriba de la Piedra del Gato y se dejaba caer para abajo…. Cuando viajaba uno para afuera a buscar víveres porque tenía uno que ir afuera a buscar víveres. Iba allá afuera a la Estancia a Tapera a buscar, pero demoraba como 3, 4 meses para ir y volver, para volver acá

con las cosas… Igual salían de acá a trabajar para afuera y de allá traían en vez de comprar víveres acá los traían de allá en pilchero…

Solamente ahí en el puente, al ladito del puente, ahí había una casita de junquillo, que tenía correo el finado Gómez, el finado Pedro Gómez, como él venía a recibir el barco tenía casita ahí… A este lado no había nadie (en el actual pueblo), al otro lado había dos casitas pero eran de junquillo… Que era el finado Remigio Latorre y el finado Gómez, pero eran casitas de junquillo, techada con quila, con caña… Esos (víveres) venían en los barcos, venía carga en los barcos, descargaban acá. Ahí donde tiene la casa Riffo, ahí había una casita, ahí traían los víveres y a esa le decían la pulpería…

La ECA acá, del finado Rosales… Ahí llegaban todos los víveres, le pusieron la ECA, ahí compraban las cosas los que trabajaban en el camino. Porque casas de gente no había, más que los puros trabajadores…

Acá no porque acá es profundo, así que por eso hicieron el muelle acá. Si allá cuando llegaban animales, cargaban el barco con animales y acá los desembarca-ban. A nosotros nos daba gusto, nos levantábamos en la noche a mirar porque las patitas de los animales así, donde los llevaban colgando para arriba y ahí lo recibía el bote… Ya estaba la senda hecha así que por ahí empezaron a bajar… de Lago Verde, Tapera, todas esas partes, tienen que haberle costado estas partes de acá, más pasar la senda, porque por Tapera ahí es pelado. Si por ahí bajaban las tropas y embarcaban por acá. En ese tiempo embarcaba el Colo-Colo… Cada dos meses que pasaba… Cuando traían carga sí, ahí pasaba más seguido”. (Fermina Sánchez)

Antes de vivir en el pueblo y de que se construyera el camino hacia Puerto Cisnes, doña Fermina y su familia vivían en el kilómetro 8, al otro lado del río Cisnes, des-de donde para llegar a la localidad era necesario viajar en bote y a caballo por una frágil ruta que fácilmente desaparecía bajo los caprichos del poderoso afluente.

“Nosotros casi todos nos criamos en… ahora era el kilómetro 10 pero era el 8. Ahí nos criamos en el campo, al otro lado del río… siempre nos quedábamos aislados… Porque mi mamá se venía al pueblo y de repente se largaba a llover y se crecía el río y quedábamos aislados, no podían cruzar porque se pasaba toda el agua para el camino…

De ahí se pasaba en bote, porque yo me acuerdo, porque yo soy nacida el 61, entre lo que me acuerdo, porque mi mamá me pasaba a dejar a una casita y ellos cruza-ban en bote y se venían hasta acá (Puerto Cisnes). Cuando ya estaba más formado, cuando ya había más gente… no había camino, después empezaron seguramente… cuando ya estaba la ECA, cuando se formó ese negocito ya había más gente, y los

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trabajadores que venían, porque ya empezaron a venir a hacer el camino… Si ve-nían a hacer trabajos también con los curitas, estaban acá hartos años…

Antes de entrar al camino nuevo, el otro viejo viene por el otro lado. Y nosotros del campo en esos años… para venir demorábamos casi todo el día, veníamos de a caballo acá al pueblo, porque el camino era muy malo... Ésta no usaba pantalones, usaba puro vestido y a pata pelá… Nosotros a pata pelá no más, si teníamos un par de zapatitos que nos mandaban, unas botitas cortitas que salían de plástico, esas nos mandaba un caballero de allá de Santiago nos traía, bolsas así de zapatos usados. Cuando nos llegaba un par de botas de esas, nosotros las colocábamos un ratito después las lavábamos, que no se ensucie, preferíamos ensuciarnos los pies, andar a pata pelá y que los zapatos, las botas no se ensucien”. (Juana Torres)

Ya construida la Carretera Austral, doña Fermina y su hija nos explican que una de las grandes dificultades que ha tenido el camino continúa siendo las crecidas del río Cisnes, lo que se estaría solucionando con la construcción de la nueva entrada a la localidad. Por otra parte los derrumbes serían otro factor que genera cortes en el camino, ya que cuando las lluvias son torrenciales los cerros ceden, desprendiéndose tierra, piedras y árboles que caen peligrosamente obstaculizando la vía. Este fenómeno ocurre generalmente a lo largo de toda la ruta, dando cuenta de la fragilidad de la conectividad caminera al encontrase en un contexto donde la naturaleza no se encuentra “dominada”. En el caso de las barcazas, éstas se hallan a la merced del clima ya que con temporal las dificultades para atracar aumentan.

“Ese es el único problema que hay, que cuando llueve mucho caen derrumbes, cor-ta pero por un rato el camino… Claro es que como ahora hay un acceso nuevo… porque antes era acá, para arriba era el corte o se cortaba en varias partes… No se podía salir, los buses llegaban hasta ahí y tenían que volver, los barcos tampoco cuando estaba el tiempo malo, porque ya se cierra el puerto, claro eso pasa… sobre todo el golfo cuando se pone malo tiene que obligado quedarse un poco hasta que calme el tiempo, un día a veces, suele estar hasta un día la barcaza”. (Juana Torres)

En la actualidad la localidad de Puerto Cisnes tiene salidas de buses todos los días hacia Coyhaique y gracias a la calidad del camino es posible realizar el viaje más o menos en 3 horas, pero antes de que el camino estuviera asfaltado el viaje tenía una duración aproximada de 5 horas y quien viajaba en bus se encontraba obliga-do a pernoctar en Coyhaique, ya que sólo existía un viaje por semana, mientras que hoy es posible viajar a la capital regional y volver en el mismo día.

La localidad posee señal de celular de dos compañías, itinerarios constantes de barcazas que permiten la comunicación con otros sectores de la región, así como también para salir de ella, en tal contexto nuestras entrevistadas consideran que

Puerto Cisnes ya no se encuentra aislado, como alguna vez lo estuvo, ya que con los diversos servicios de transporte, conectividad digital y el estado de los caminos, se han visto aumentadas y fortalecidas las comunicaciones en la zona.

“Don Oscar viajaba de las dos de la tarde nomás, uno llegaba a las 8, a las 9 a Coyhaique… los recorridos se hacían una vez a la semana… Por ejemplo un día salía el día lunes o martes o viernes, pero salía a las 2 de la tarde, no era el viaje que sale a las 7 de la mañana, ahora se sale a las 7 de la mañana pero se vuelve en el mismo día, antes no, había que quedarse. Pero siempre llegaba en la noche… hasta la vuelta del bus, o a veces cada 3 días a la semana que viajaba, pero él fue la primera persona, don Oscar Muñoz…

La barcaza a veces llegaba a las 3, 4 de la mañana, a esa hora uno viajaba hasta Chacabuco… Eran agotadores sí, porque a veces estaba malo el tiempo entonces eran medio agotadores. Nosotros igual cuando nos llevaban a Aysén a la escuela teníamos que ir en lancha… el tiempo malo, se llenaba de agua esa lancha… a veces se demoraba más la lancha, a veces se demoraba todo el día… Viajaba tanta gente, a veces gente borracha, echada, bueno de repente uno tenía los pasajes para ir abajo… algunos se iban en camarote y los otros se iban abajo… de repente robaban, gente borracha tirada en el piso… y los que tenían más plata compraban pasajes con camarotes. Esos sacaban pasajes en primera… Y antes para algo muy, muy urgente se pedía avión nomás…

Ahora pasa todas las semanas… Hay como 3 barcos que están haciendo recorridos, como 2 veces a la semana pasa la barcaza, el barco y la otra barcaza chica… Antes, como digo cero comunicaciones, solamente si uno escuchaba un mensaje, o por correo, por las cartas, por las cartas uno se comunicaba porque yo me acuerdo cuando yo estuve por allá, todavía no había teléfonos ni nada, yo le mandaba cartas a mi mamá. Porque yo estuve en Purén… Yo ahora veo que la gente era más comunicativa, era más solidaria. Por ejemplo uno venía de arriba del campo, iba a pasear a una casa, la gente la iba a ver. Nosotros en el campo teníamos harta gente que iba a pasear…. Ahora es muy raro, mire que nosotros estamos aquí a un paso y yo no voy nunca donde ella, no nos visitamos y eso que yo encuentro que uno debería de repente darse un tiempo, la rutina y juntarse con la familia, eso es lo que le pasa a ella ahora, que ella (su madre) se encuentra muy sola… Ella pensaba que viniéndose al pueblo iba a tener más visitas… Pero es peor. El tiempo es oro para uno po, yo trabajo todo el día, ella igual trabaja… Es que antes puede haber sido que uno no trabajaba, trabajaban los esposos más que nada, uno casi no tra-bajaba… y lo otro es que se trabajaba en el campo nomás”. (Juana Torres)

El recuerdo de la primera radio en la localidad nos sitúa en las acciones del padre Antonio Ronchi, quien habría fundado una de las tantas emisoras de la red Ma-

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dipro en la zona. Ésta aún se encuentra en funcionamiento y su nombre es San Gabriel, y diversificando la sintonía se encuentran en el aire radio Revelación y Auténtica.

“El padre Antonio sipo… Él traficaba de a caballo también por el camino”. (Fer-mina Sánchez)

“La radio, esa fue la primera… se llamaba la Madre de la Divina Providencia y antes cuando recién empezó la luz aquí cortaban la luz a las 11 de la noche… a motor, debe haber sido como el 80 y ahí toda la gente… querían quedar un poco más conversando, buscar su velita nomás. Después ya a las 12 de la noche…

Ayudaba mucho a la gente… Es el único curita que todavía lo recuerdo como cura, a estos otros yo no los conozco mucho, pero él ayudó mucho a la gente… Me acuerdo una vez nosotros hicimos un curso de junquillo, para que le hagamos de estos pisos, entonces hicimos un curso de pisos, y él nos pagaba con leche, de una manteca que daba y harina, con eso nos pagaba, él nos daba un vale y nosotros le trabajábamos, ahí con mi tía Rosa, fuimos con ella igual, de allá arriba, del campo, del kilómetro nos veníamos a trabajar… Y él siempre andaba visitando a la gente, siempre andaba viendo a todos… él mismo daba trabajo para la gente”. (Juana Torres)

Después de esta grata conversación le damos las gracias a doña Fermina y su hija Juana por entregarnos un poco de su tiempo y nos dirigimos nuevamente a la ca-baña, aquí comeremos algo y pretendemos conversar con doña Adelina Mayorga, madre de las dueñas del hospedaje, quien al rato nos invita a conversar junto a una de sus hijas.

Adelina Mayorga

Las raíces de doña Adelina se encuentran en la isla grande de Chiloé, desde donde habrían llegado sus padres, ella nació en Chaitén, pero desde hace 41 años que ha construido su vida en la zona de Puerto Cisnes.

“Por Santa Bárbara que es al ladito de Chaitén, ahí donde querían hacer el pue-blo… Nosotros vivimos ahí hasta el 72 y de ahí nos fuimos a Chaitén y de ahí yo me vine a Puerto Cisnes… me vine a casar y me quedé… Porque Waldo era de acá… él llegó de Calbuco… con sus papás, con sus hermanos… él llegó el 60… La gente llegó mucho antes, se fundó después (1955 fundación Puerto Cisnes), pero la gen-te llegó el año 30... Llegaron a los campos más que nada, si acá no había casas… no había otra cosa acá, no habían empresas, no había nada… cada uno hacía su casita

por ejemplo, compraba un sitio y hacía su casita solo, en algunas partes habían como caminos nomás, no habían calles, y así se fue haciendo”. (Adelina Mayorga)

Durante la década de 1970, doña Adelina recuerda que el abastecimiento de ví-veres principalmente se desarrollaba a través del barco que arribaba una vez por semana a la localidad, que en comparación a una visita cada tres meses anterior-mente, era un gran logro para la creciente comunidad. Hoy existen dos barcazas28 que conectan al pueblo con el exterior, estas son la Jacaf y Don Baldo29, también se encuentra la Alejandrina que se utiliza principalmente (después de años de fun-cionamiento) como reemplazo en el caso de alguna avería de las otras dos.

“Pero si uno iba por ejemplo, si se iba enfermo a Aysén o a Coyhaique, había que esperar la semana y si ese no pensaba venir había que esperar el otro barco… Si estaba para morir, pero uno nunca se muere en la víspera. Siempre se muere en el día… si uno está aislado… Yo encuentro que la gente se aflige… porque nosotros realmente por ejemplo después del Golpe de Estado era todo tan limitado, no teníamos plata, pero era tan limitado comprar, te vendían poquito nosotros que veníamos de la isla, nosotros no vivíamos aquí primero, nosotros vivíamos en la isla Magdalena allá al frente, arriba (Canal Jacaf)… la isla es grande, entonces yo no podía decir que iba a ir a pie donde mi vecino, había que andar en bote. El vecino estaría como, a remo, casi una hora el primer vecino… no había camino, todavía no hay camino en isla Magdalena…

Ya venía el barco semanal, no era como antes que pasaba el barco cada tres meses, una vez cada tres meses imagínese cuando faltaba la comida había que ir a remo a Puyuhuapi o a Puerto Aguirre… Dependía del tiempo, porque si se iba a vela, si había viento favorable podíamos estar en el día o a las horas, pero después si era viento en contra… Nosotros cuando vivíamos en la isla siempre viajábamos en bote a remo y a la vela… Era muy complicado, yo por eso que ahora no tengo necesidad de embarcarme en una lancha o en un bote ya no me embarco, me da mucho miedo…

Y la Alejandrina cuando subía la cadena, empezaban con una cuestión a hacerle así, demoraban una hora en levantar la cadena, 30 horas se demoraba sin capear, 30 horas porque esa cadena se demoraba 1 hora en cada puerto para levantar, y para botarlo era en un ratito, pero para levantarlo sabe que era un suplicio, porque no terminaban nunca…

Las barcazas no solamente transportaban personas y víveres, sino que también ani-males de distintos sectores, que a través de una esforzada faena eran embarcados

28 http://www.navieraustral.cl/29 En honor a don Baldo Araya Uribe, uno de los precursores de la Carretera Austral.

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para su posterior venta en Puerto Montt, permitiendo de este modo un mayor flujo de los capitales de la zona.

Aquí embarcaban los que traían por ejemplo animales, no sé de donde los trae-rían, de Tapera, no sé de qué parte, pero ellos embarcaban aquí los animales. Por ejemplo iba a pasar la barcaza y a esa hora venía llegando la tropa. La barcaza llega-ba a las dos, a las tres de la mañana y toda esa parte que era allá, era un cierro que era del matadero y ahí encerraban a todos los animales. Unas tremendas tropas, por ejemplo traían, 100, 200 animales y los embarcaban en el barco. Así que en la noche por ejemplo las barcazas estaban 4, 5 horas embarcando los animales… en Puyuhuapi los laceaban en la playa y los tenían que tirar con roldanas… y en el barco le ponían una faja y los subían, todos mojados, los llevaban nadando. Y en Chaitén yo veía que los ponían en una chalupa grande, la chalupa son esas que tienen dos puntas, no eran botes, el bote tiene atrás… y amarraban tres por lado y los llevaban nadando esos animales, y ellos se iban a remo hasta la lancha… y allá les colocaban unas fajas con roldanas y así los subían, y así embarcaban todo el día para llenar una lancha… llevaban 6 animales, pero eran 3 chalupas, mientras una amarraba la otra estaba embarcando y la otra iba llegando y así... Hediondo, pasado a caca”. (Adelina Mayorga)

“Si ese barco era una hediondez. El que iba en tercera, te llegaba aquí la bodega de las vacas, y con esas sillas plásticas de esas que hay en los hospitales, así era la tercera, y pasaban ese golfo y todos vomitando… y te encerraban adentro no podías salir, con el golfo malo, te encerraban… Qué horrible esa cuestión”. (Norma Soto)

“Así era la tercera clase. La primera era camarote y ahí se pagaba caro…Yo me acuerdo del barco, yo me acuerdo cuando nosotros viajábamos en el Calbuco, eran unos sillones largos pero de esponja y habían unas mesas en el medio… porque a uno en el mismo pasaje le daban comida y ahí uno no se tenía ni que mover. Si iba poca gente uno se podía acostar… Eran 24 horas a Chaitén, de aquí a Chaitén…No es que en el golfo no podía salir con el peligro de que la gente caiga al agua… Yo en diciembre me vine de Quellón, nos demoramos 40 horas. Parece que se iba a dar vuelta ese barco en la pasada de Melinka acá a Raúl Marín. Y más encima no pudo llegar a Marín porque el temporal era muy fuerte, así que tuvo que irse a Melimoyo, de Melimoyo volvió a Marín y de Marín, navegó, pero navegó toda la noche, yo no sé porque no pararía en ninguna parte. Y sabe que vinimos hasta ahí donde están los presos, pero no pasó a ninguna parte y no podía desembarcar en Toto y navegó, navegó… y cuando dijeron que más o menos a las 5 de la mañana íbamos a estar en Cisnes, yo me levanté, porque yo venía en un camarote. Por suerte que compré en un camarote pero porque me dijeron que no quedaban butacas, entonces yo me quería venir y me compré en un camarote, pero fue una suerte porque yo me agarré de un mueble, yo dije, se hunde este barco, yo no me

salgo de aquí adentro, pero no salgo afuera, a que iba a salir, si uno que se va a salvar en el medio del golfo con esos botes... Tremendo temporal, imagínate que el Baldo demora 17 horas y nosotros demoramos 40. Salimos el lunes en la noche y llegamos el miércoles aquí después de 12. Yo nunca me voy a embarcar en el Baldo cuando haya viento, porque parece que es muy alto y la Yacaf igual es alta”. (Adelina Mayorga)

Con respecto a la Carretera Austral, doña Adelina nos plantea que su construc-ción habría generado un campo de trabajo para los habitantes de la zona, recalcán-donos el contexto de pobreza en que se vivía en estas localidades, donde el Plan de Empleo Mínimo (PEM) y proyectos de desarrollo como la construcción de la es-cuela, eran en algunos casos las únicas fuentes laborales para las familias de Puerto Cisnes. Con el paso de los años se introduciría la pesca artesanal, que moldearía el destino del poblado al igual que hoy en día lo lleva haciendo la industria pesquera.

“De lo que se podía hacer. El que podía hacer leña… bueno el que tenía campo, pero nosotros no teníamos nada… Cuanto era, 400, 500 pesos que nos pagaban en el Empleo Mínimo… mi marido también, si teníamos que vivir de alguna for-ma y haciendo un metro de leña, después vino la construcción del gimnasio que ahí también Osvaldo trabajó, después vino la construcción de la escuela, pero no habían más trabajos que eso, después vino la construcción de la carretera que tam-bién trabajó, pero eso ya estamos hablando de cuando… 78, 80, el 80 terminaron de construir la escuela y después el 80, el mismo 80 se fue a trabajar arriba a la carretera por el 32…

Había un camino por arriba pero dicen que era muy difícil, había que subir por arriba, por eso el Gato, porque tenían que subir rasguñando. Cuando hicieron el camino, no estaba esa parte que hicieron como un puente, la Piedra del Gato se pasaba así y era angostito… Ellos trabajaban arriba, estaban acampados… iban harto tiempo, no sé dos meses… Tenía que estar allá arriba no más, y puro campa-mento con nylon, no como ahora que tienen casas buenas, con baño, con todo, antes no. Ahora están mejores que en sus casas y los casinos que hay ahora en la Carretera igual, unas casas bien hechas, bien terminadas… No si antes la vida era más difícil, ahora todos están regalados y reclaman por todo. Y antes no porque antes uno tenía que conformarse con lo que había, quien la iba a escuchar, a la fecha poco escuchan pero se manifiesta, pero antes no había derecho a manifes-tarse ni nada…

No si fue complicada la vida, o sea no fue fácil poder salir adelante así con mucho, mucho esfuerzo, sacrificio. Si aquí a nosotros lo que nos compuso la vida fue la pesca, pero eso ya en el año 80 y tantos sería, 86, 88, ahí puede haber sido, yo no me acuerdo cuando se empezó a pescar, pero ahí se nos compuso la vida… él (su

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esposo) pescó muchos años, en los tiempos que estuvo buena la pesca igual que iba a los locos, empezó a los locos… ahora ya no, la pesca ya no da”. (Adelina Mayorga)

24 de marzo

Antes de seguir camino hacia Puyuhuapi, visitamos a la señora Hilda Opazo, a quien encontramos en su Hospedaje -Restaurant “La Panchita”, ubicado privile-giadamente frente a la costanera, por la salida antigua del pueblo.

Hilda Opazo

Ella es oriunda del sector de Cisne Medio, desde donde habría llegado a la zona de Puerto Cisnes en 1968 con 17 años de edad. En aquella época se habría demorado 25 días a lomo de caballo hasta la localidad, distancia que hoy en día es posible recorrer en apenas dos horas y media de viaje.

“Vine con unos tíos con José Reyes y la Sra. Irma Opazo… Los que veníamos éra-mos 4… De Cisne Medio, pasamos por la Piedra del Gato pero por arriba, no por donde está el camino ahora, arriba, por detrás de la piedra… uh terrible, a veces veníamos con animales, veníamos con ovejas, con caballos, vacas de todo demo-rábamos de ahí del arroyo el Finao acá al 32, demoramos un día completo y ahí son cuánto 10 minutos ahora… era terrible ahí alojábamos en cualquier lado; ya las sogas que amarrábamos los caballos estaban podridas, los cueros que usábamos para las monturas se pudrieron igual, mucha agua, claro lloviendo y en el camino imagínese… fue 45 años atrás… puro caballo aquí lo más cerca era el kilómetro 8… esos caminos que ahora son 10 minutos antes eran días completos, imagínate de Cisne Medio aquí son 2 horas y media… no pasa el camino por donde estaba antes en varias partes no pasa ni cerca, pero nosotros demoramos imagínese 25 días… llegamos a Bellavista ahí vive mi tío…

Entrábamos por el corte, ya estaba el corte (entrada antigua al pueblo)… No ha-bían calles, nada, nosotros llegamos a caballo hasta ahí… pisabas te ibas por el envaraladito nomás, si pisabas fuera del envaralado te ibas hasta las rodillas… puro mallín y en ese tiempo andábamos con una cosa que le llamábamos chonchones poníamos una vela en la noche, poníamos una vela adentro de un tarro y ese era una linterna, pero no había calle, no había nada puro senderito noma’… Antes llegaba donde estaba la Copec poco más arriba noma, esto era puro monte aquí, todo esto era monte aquí habían caminitos pa’ andar noma’… puros mallines y acá la costanera siempre túvo más casas pero todo lo que es costanera así pa ya nomás, la segunda cuadra y nada más de ahí pa’ arriba era puro monte…

Yo hace 45 años que estoy aquí, acá me casé he vivido todo acá… Las cosas de la vida noma’, pensando de aquí algún día salir y no salí nunca más” . (Hilda Opazo)

Tenemos claro el papel fundamental que ha tenido la navegación marítima en las comunicaciones y abastecimiento en la zona de Cisnes, pero cuando no existía carretera y la barcaza llegaba a la localidad cada 15 días, cualquier persona que se enfermara de gravedad no tenía más opción que esperar.

“El barco venía cada 15 días, había una lancha que se llamaba la Cisnes con esa pasaban la gente y la carga… yo conocí el Alcázar, barcos chicos no como los que hay ahora, esos llevaban animales, llevaban de todo…

A mí el primer hijo que tuve se me murió, se me enfermó y como no había barco tuve que esperar a los 8 días y alcance a llegar con el niño a Aysén nomás, tuve 15 minutos en Aysén y se murió… recién nacido, tenía 23 días noma’ así que era terrible aquí”. (Hilda Opazo)

De esta manera doña Hilda considera que la conectividad de Cisnes a través de la Carretera Austral, en complemento con la navegación marítima, es uno de los más grandes acontecimientos que le han sucedido a la localidad, mejorando las comunicaciones y permitiendo que una mayor cantidad de personas, servicios y oportunidades de trabajo fueran llegando a la zona, generando cambios importan-tes en la sociedad cisnense así como también trayendo problemáticas relacionadas a lo medioambiental, social y cultural, que principalmente relaciona a la industria pesquera y sus impactos.

“Fui a Coyhaique cuando demorábamos 9 horas cuando íbamos con don Oscar que tenía un jeep rojo en ése íbamos todos, yo no me acuerdo donde era que pa-sábamos en una balsa… Don Oscar andaba con pala, con moto, lo que pasara en el camino y había que empujar el vehículo todos y caminábamos de a pie y de ahí nos embarcamos otra vez y así llegamos…

De hecho fue muy bueno el primer año me acuerdo que hubo mucho turismo, ese año qué sabíamos de turismo nosotros… venían casas rodantes pero en cantidades no tanto vehículo así como particular sino que eran casas rodantes…

Nosotros nos conocíamos todos, todos, si se quemaba la casa de un amigo de la otra esquina, la otra cuadra le juntábamos clavo por clavo, tabla por tabla le armábamos la casa de nuevo y así nos ayudábamos unos a otros, se afirmaban y todos cooperaban para que la gente salga, antes éramos más unidos que ahora, hay mucha gente que uno no conoce…

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Ahora uno mismo tiene más visión de trabajo… antes no… En Cisnes todo es mejor, la comunicación, el transporte tienes de todo, te llega de todo si tu pides a Puerto Montt te llegan en barco y hay 2 barcos en la semana, entonces eso es bue-no porque también había cada 15 días… pero siempre es bueno es mejor estamos mucho mejor que antiguamente porque no teníamos nada, es bueno ahora, ahora hay que motivarse para trabajar noma’ y buscar lo que uno sabe o sea yo mi tema es cocinar y tengo que buscar algo… antiguamente trabajábamos en cosas que no daban ni pa’ vivir po”. (Hilda Opazo)

CAMINO A PUYUHUAPI

Comenzamos nuestro viaje a la localidad de Puyuhuapi, el temporal que nos re-cibió en nuestra llegada se ha detenido dejando algunos derrumbes en el acceso a Puerto Cisnes, lo que por un día impidió el paso hacia la localidad, hoy ya está despejado y podemos continuar.

Para 1976 el paso entre el río Cisnes y el río Queulat apenas había sido explorado, y no había sido reconocido completamente el valle de éste último, si no fuera por las exploraciones del padre Jesuita José García Alsué intentando buscar la ciudad de los Cesares (1766-67) y Hans Steffen en 1897. Horvath30 , menciona al poblador Eliseo Gallardo, del sector del Río Cisnes (confluencia con el río Lobo) quien ten-dría para la época una macheteadura hasta el portezuelo del Arroyo Los Finados.

“Se puede deducir entonces que la alternativa por el portezuelo Queulat es la más corta y además es la que menos inversión adicional tendría al hacer todos los cami-nos de interés regional (transversales, etc.)”. (Antonio Horvath, 1976: 33)

Para 1978, se iniciaría el despeje de la faja desde el seno Queulat hacia el río Cisnes, lo que permitiría la construcción de la ruta caminera. El paso por el porte-zuelo Queulat tuvo especiales dificultades constructivas tanto por la pronunciada pendiente de los faldeos de la cordillera así como por el reducido espacio para la construcción del camino, obligando a incluir varias curvas de retorno las cuales habrían permitido cumplir con el objetivo31. Ya en 1980, se terminaría el camino entre Puyuhuapi y su aeródromo, lo que habría sido posible eludiendo el acanti-lado del ventisquero.

En el cruce de Puerto Cisnes finaliza el cómodo asfalto y se continúa por un camino completamente de ripio. El ascenso de la cuesta Queulat comienza poco después de ingresar nuevamente a la longitudinal y las curvas de retorno son alre-dedor de 33, éstas van escalando la ladera del cerro y son realmente muy pronun-ciadas, por lo que se recomienda cuidado con los vehículos que viajan en contra.

30 Antonio Horvath (1976)31 Historia del CMT (2003)

La parte más alta del portezuelo Queulat tiene unos 500 metros sobre el nivel del mar, aquí la calidad del camino no es muy buena a lo que se suma que este tramoes uno de los más angostos de la Carretera, asemejándose a una huella que en algunos sectores pareciera esconderse por la tupida vegetación. En esta parte del camino es posible ingresar a un pequeño sendero denominado Salto del Padre García, el cual es un descenso de 150 metros que permite acceder, entre el bosque, a una bella caída de agua que quizás pertenezca a la Ciudad de los Cesares que tanto buscó el padre.

El descenso es por el lado norte del portezuelo, que al igual que el ascenso, es en forma de curvas que nos llevan a nivel del mar a orillas del Fiordo Queulat o Que-nelat, que en lengua Chono quiere decir tierras lejanas. En este sector tuvimos la suerte de observar la presencia de cisnes de cuello negro.

En el kilómetro 200 se encuentra el Área Ventisquero, de la administración del Parque Nacional Queulat, creado en 1983. Desde los glaciares presentes en esta zona, se origina el lago Risopatrón, que se encuentra más adelante a un costado del camino, también la laguna Témpanos, el río Ventisqueros, Bordalí y el Pe-dregoso. En este sector del parque es posible acampar en un complejo equipado con cobertizo, fogón, agua potable y baños con ducha, así como también existe un quincho y un centro de información ambiental32. Además se pueden recorrer diversos senderos, como el del Mirador desde el cual se observa el Ventisquero Colgante, así como también el de laguna Los Témpanos y un sendero que va sobre una morrena.

PUYUHUAPI

Llegando a Puerto Puyuhuapi podemos apreciar la influencia arquitectónica de la cultura alemana, que se observa en varias de sus viviendas, siendo una de ellas la Hostería Alemana33 lugar donde nos hospedaremos durante nuestra estadía. Aquí conocemos a doña Úrsula Flack, dueña de la hostería y quien la atiende desde 1982, siendo la primera casa de huéspedes de la localidad, un espacio cómodo y acogedor que es posible visitar durante gran parte del año.

Úrsula Flack

Hace más de medio siglo atrás, después de un largo viaje desde Alemania, doña Úrsula llega a Chile junto a su familia, pero al contrario de sus parientes no vol-vería a su país de origen. Con el tiempo se casaría con Helmut Hopperdietzel, colono de la naciente Puyuhuapi donde ella se establecería.

32 http://www.puertopuyuhuapi.cl/ 33 www.hosteriaalemana.cl

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“Nosotros emigramos en barco hasta Buenos Aires, de ahí pasamos en tren por la pampa, cruzamos los Andes en tren y llegamos a Mendoza y de ahí cruzamos a Chile… a Santiago… nos llevamos un programa de comunicación de una insti-tución de la Iglesia Católica con mi nación, con el gobierno de Chile, nosotros nos tenían destinados a La Serena pero cuando llegamos a Santiago a la Estación Central nos encontramos con otros alemanes que ya venían de vuelta de La Serena y nos decían que los chilenos no son tontos, si ese terreno hubiera servido para algo ya lo tendrían ocupado… pero si sirvió, pero esos alemanes que vinieron eran agricultores y tienen en mente sembrar papas, trigo, avena pero los italianos son más agiles sembrando claveles, rosas y les resultó… mira mi padre vino a conocer aquí pero brevemente y vio que muy difícil en ese tiempo aquí, eso era un fundo y eran 3, 4 jóvenes que trabajaban en conjunto con la gente que tenía contratada… y no había aquí un barco al mes ese barco había que ir a esperar afuera en la isla Paciencia… por eso la bautizaron, allá hubiese estado una semana allá afuera para ver pasado un barco, ni entraba el barco aquí… ellos mismos llegaron a dedo en una chalupa y el barco los dejó afuera en el Moraleda...

Nosotros nos vinimos con el barco, en ese tiempo el barco ya entraba aquí, a la bahía… el año 53, pero estuvimos corto tiempo aquí… nos regresamos a Puerto Montt aquí nosotros llevábamos 6 niños en edad escolar aquí no había escuela, no había médico, no había nada de nada y además que iba hacer mi papá aquí, no tenía financiamiento tampoco para colonizar… podríamos haber obtenido campo del gobierno, pero que te sirve un pedazo de monte si no tienes donde comer, comprar qué se yo… Mi papá se volvió después y encontró trabajo como adminis-trador de dos fundos… y ahí estuve hasta los años 60 y ahí se volvió a Alemania…

Yo me casé acá cuando tenía 20 años me casé con el hermano de Don Walter, Don Walter era uno de los primeros que llegó antes de la guerra y su hermano llegó después… 30 y 35 y mi esposo llegó el 47… Siempre me pienso que es el destino… a mí me gustó Puyuhuapi… él ya falleció”. (Ursula Flack)

Gracias a la gestión de los primeros colonos alemanes el barco comenzaría a incluir este sector dentro de su itinerario, y como nos comenta doña Úrsula, cuando llegó a vivir al pueblo este servicio ya se encontraba funcionando, arribando a la zona una vez al mes. La fecha de su llegada era posible anticiparla gracias a Helmut, su esposo, quien entre diversos oficios hacía de telegrafista.

“Empezó con la radio, él era el telegrafista como era aviador también, era telegra-fista al morse. Al comienzo formó una oficina de correo y telégrafo y mandaba los telegramas por ese teclado… Cuando llegó aquí lo primero que hizo fue regalar una alfombra y canjearlo por un equipo transmisor y ahí estableció comunicación con la costera de Puerto Montt, con la Fach, con el hospital y cosas así para saber

cuándo viene el barco, a veces salían cosas graves de salud para hacer consultas médicas, porque él era buen practicante (paramédico) y así al tiempo el médico de la selva, le han tocado varias cosas bien graves si hasta de matrón le ha tocado, entonces si hay problema él podía comunicarse con el hospital de Coyhaique o de Aysén para ver qué se hace ahí… o pedir los remedios cosas así, él tenía abierta una sala que era pura farmacia y le tocaba hasta operaciones graves, si una vez en una pelea diciochera con machete le partieron el cráneo a una persona y el barco pasaba recién en 2 semanas y hubo que de alguna forma ver. ¡Que si ese hombre estaba tan curado que ni necesitaba vendaje! y ahí al pobre, mi esposo lo curó y le hizo trampa o sea le tuvo que cerrar ahí, que se yo vendarlo y después cuando llegó el barco lo mandaron a Aysén y preguntaron quién hizo la operación, le cambiaron la venda y lo mandaron de nuevo… y vivió 30 años más todavía”. (Úrsula Flack)

A Helmut Hopperdietzel, le molestaba tremendamente el aislamiento en que se encontraba Puyuhuapi, entendiendo el contexto como una situación que no se justificaba y que aún podemos decir no se justifica con la cantidad de recursos existentes en el país. Fue con la visita de un pastor Luterano, que se comenzarían a gestionar los recursos para sacar a Puyuhuapi del aislamiento; visita de la cual surgirían los fondos con los que se adquiriría maquinaria para la construcción de un aeródromo y su correspondiente camino, de tal forma de prescindir del viaje en bote. Con los mismos recursos se construiría una ruta que conectara el sector con la localidad vecina de La Junta, disminuyendo el riesgo que implicaba el paso por el lago Risopatrón. Dichas faenas formarían parte inicial de la historia de la Carretera Austral.

“La señora Marta, ella se cayó una vez y se quebró la cadera, y cuando llegó el barco ella ya estaba morada y verde y totalmente infectado, no se podía mover y la camilla no entraba por ninguna parte del barco y tuvieron que bajar la camilla abajo en la bodega donde van las vacas y los animales y así tuvo que viajar la señora a Puerto Montt, porque no había otra forma de hacerla entrar en el barco y cosas así. Ellos decidieron de ponerse en contacto con la Central Luterana para Desa-rrollo en Alemania, para que se haga un aeropuerto, y trabajaron hartos amigos en la elaboración del proyecto y un día vino el jefe principal de esa institución, vino a conocer aquí en terreno y le gustó el asunto del proyecto, pero él decía a nosotros, ‘podemos financiar el 80 %, pero ustedes tienen que poner el 20 %’, y todos quedamos calladitos porque mi hermano, él era entendido de maquinarias, sacó rapidito la cuenta, ‘ya necesitamos de cierto un buldózer’, eso era como 80 mil marcos algo así es el 20 %... Nos quedamos todos así mirándonos y se largó a reír noma’ el director y dijo ‘no lo tomen así a pie de la letra yo mismo vi cómo esa pobre mujer tuvo que subirse al barco con esa escalera de lazo que cuelga ahí al lado, es peligroso y cómo suben los animales al barco por los cachos. Ustedes se van a preocupar aquí en Chile que el gobierno les haga un buen muelle y me van a

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enviar todos los gastos de este muelle, y lo que costó ese muelle yo se lo voy a consi-derar como el aporte de la localidad, el 20 %, y les voy a mandar las máquinas’. Y nos mandó las máquinas y se hizo el aeropuerto, y cuando se comenzó a construir una huella para llegar por tierra al aeropuerto salió el proyecto de la Carretera Austral, pero la Carretera Austral iba a ir por La Tapera - Lago Verde y nosotros íbamos a tener quizás un acceso a Lago Verde, entonces mi esposo agarró todas las máquinas o sea el Comité Pro Adelanto donde estaba metido todo Puyuhuapi en ese comité y nos fuimos a Vialidad, ‘ustedes nos cambian la ruta y hacen pasar la carretera por Puyuhuapi a Lago Verde y nosotros les facilitamos todo ese equipo de maquinaria, cero arriendo, usted paga los sueldos, pagan los combustibles y pagan los repuestos, pero cero peso arriendo con tal que el camino se pasa pacá’, y así se hizo y así tenemos camino, las máquinas se perdieron en el camino con el trabajo allá o sea no se perdieron se gastaron había unos falta de entretelones bien feos ahí, pero sobre todo con el gobierno militar, ahí pasaron cosas aquí, pero se logró 100 % el objetivo del proyecto y fue uno de los mejores proyectos llevados con mejores resultados de Puyuhuapi, aquí en la central gubernamental en Alemania, a pesar de todas las dificultades se hizo un buen aeropuerto está ahí afuera el aero-puerto. Él (Helmut) era más así para esas cosas y don Walter era así más negocio el comercio qué sé yo, él no, él era más así la parte social aquí… era un buen aporte…

En ese tiempo trabajaba Vialidad en la carretera, no habían contratistas, ahí traba-jaba Vialidad con sus máquinas y eran bien pobres el stock de máquinas que tenía Vialidad en comparación con los buldózer… cargadora, habían 6 a 7 camiones Mercedes Benz aquí, había harto porque Alemania nos aprobó el 80 % del costo del muelle y el costo del muelle fue harto y nosotros podíamos haber metido muchas más cosas si no hubiera intervenido el comité en el Gobierno Militar porque a Doña Eugenia (Pirzio Biroli ex alcaldesa de Puerto Cisnes) le dolió eso que tengan las maquinarias y tengan la Carretera Austral… no la tenía y ella quería que también tuviera por la costa la Carretera Austral y en ese tiempo Apolio Ávila era director de Vialidad y dijo que eso no era factible porque está el cerro Queulat entre medio y hacer un puente por el cerro Queulat hubiera costado más que toda la construcción de la Carretera… así que un camino de acceso nomás y a ella no le gustó eso”. (Úrsula Flack)

La unificación de la región a través de la Carretera Austral generó diversos e impor-tantes cambios a lo largo del territorio y en determinadas localidades se priorizó esta vía por sobre otras, tal es el caso de Bahía Murta y Puyuhuapi, donde sus puer-tos pasaron a segundo plano dejando de recibir el servicio de transporte náutico. Con respecto a esta situación, Doña Úrsula nos plantea que hoy sigue siendo ne-cesario este medio en la localidad, tanto para la movilización de pasajeros como de carga, aportando de manera importante al turismo en la zona así como a las demás economías locales, sin olvidar las relaciones sociales entre la comunidad y la isla

grande de Chiloé. Se debe tener en cuenta que los materiales de construcción se trasladan desde Puerto Montt en barco hasta Chacabuco – Coyhaique, y desde ahí deben volver al norte, aumentando el precio final de cada producto, lo que podría evitarse involucrando nuevamente a este puerto en los itinerarios de la barcaza.

“Antiguamente en el barco o sea de aquí a Chacabuco ya eran como 16 horas y de ahí por Chacabuco había una micro que iba una vez al día Aysén… de Aysén a Coyhaique había una micro una vez al día… para volver al barco iba a Chacabuco cargaba y descargaba y se volvía, en el fondo estabas dos semanas clavadas ahí para volver po… uno casi nunca viajaba, aquí Don Walter tenía que ver con el negocio con esas cosas, la venta de la madera cosas así…

Antes venía el barco por lo menos una vez a la semana de Puerto Montt, porque resulta que aquí estamos en un pueblo que está naciendo todos los días se constru-yen más cosas, se hacen más cosas y todo tiene uno que traer en forma particular de Coyhaique, arrendar camión ir a Sodimac o a un centro qué sé yo, entonces uno paga el flete que posiblemente llega de Puerto Montt a Coyhaique y para traer-lo de vuelta porque Coyhaique queda más al sur… y traerlo doscientos y tantos kilómetros de vuelta uno tiene que arrendar un camión grande que le sale por lo menos unas 300 lucas más… eso dificulta el desarrollo porque el camión que nos abastece es una vez a la semana y abastece La Junta, Puyuhuapi y las Termas y las pesqueras que están aquí en el contorno instaladas ya, ese camión no puede traer mucho material de construcción es imposible ni siquiera puede traer la mercadería que se necesita, en el verano sobre todo estamos cortos con todo aquí… un día no hay ningún tomate en todo el pueblo o no hay ni una cebolla o no hay azúcar qué sé yo porque es tanta gente que viene Puyuhuapi, tiene 600 habitantes y tiene 400 camas y eso está lleno en el verano, fuera de eso hay por lo menos 6 camping alrededor que igual se llenan… entonces el camión no da abasto y viene una vez a la semana y necesita embarque, fuera de esto se supone que estamos trabajando el turismo y hay mucha gente que vendría por la ruta marítima porque es muy linda para el turismo y para el comercio necesitamos un barco semanal por lo menos y tenemos el tremendo muelle ahí y toda la infraestructura… y ahora dicen ellos si nosotros tenemos el privilegio de estar en la carretera, que no se justifica y a Puerto Cisnes llega y de Puerto Cisnes pacá no está po… con el barco se solucionaría mon-tón de cosas aquí y yo creo que mucha gente querría mejorar su casa pudiendo traer material de construcción directamente de Puerto Montt saldría mucho más barato…

Cuando pasó eso en Chaitén con el volcán, la barcaza no podía atracar allá y venía aquí a buscar los animales que traían de La Junta, lo más bien podían bajar por acá… ahí quedó paralizado Chaitén y los animales se bajaron aquí, aquí abajo nomás en la calle e hicieron un relleno y atracó la barcaza y se llevó los animales.

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Si hay que rescatar el puerto y hay un tremendo muelle… y la marina al lado y hay muelle de pescadores ese es un puerto aquí, el Puerto Puyuhuapi…

Yo encuentro que es indispensable que vuelvan a poner en la ruta marítima en la conexión con el barco porque mucha gente joven se iría y lo otro que encuentro pero totalmente absurdo que las empresas que hacen los transportes de Puerto Montt, que le vendan pasajes a los mochileros, esos tendrían que subirlos y bajar-los gratis esos no gastan nada y están en la cubierta y tampoco molestan, encuentro que Chile el gran problema que tiene Chile es que los chilenos no conocen su país imagínese esa gente en Santiago, tanta delincuencia, tanta cosa viven en su barrio no salen de ahí, no conocen, no saben en qué país están viviendo, si estos niños tuvieran facilidad de viajar, conocer su país, cuánto más oportunidades se le presentarían a estos chicos y los sacarían de ese ambiente nocivo en que se crecen no, encuentro que la delincuencia no hay que combatirla con carabineros sino buscar el problema de fondo… y debería haber una ley que todo hijo que nace en Chile a los 18 años tiene que haber recorrido todo su país de pies a cabeza… En la escuela pueden instalar albergues para estos niños, los aviones de la Fach vuelan y no hay guerra, los buques de la marina navegan y no hay guerra, hay una guerra interna de delincuencia y deberían dedicarse a esto y digamos de ayudar de alguna forma que la gente, que se mueva y que vea y que conozca su país, yo creo que eso cambiaría fundamentalmente también sería un medio contra la delincuencia”. (Ursula Flack)

La llegada de diversos servicios como la electricidad (1989), el teléfono (1988), el fax, la televisión y el agua potable, son posibles de relacionar con la llegada de la Carretera Austral a la zona, así como también anterior a esto a las gestiones del padre Antonio Ronchi, quien habría dado “un empujón” al desarrollo en la loca-lidad de Puyuhuapi, entregando la primera luz eléctrica (1985) generada por un motor de camión, donde el compromiso era que cada poblador no deba usar más de dos ampolletas34. Hoy en día la comunidad posee telefonía celular desde 2007 y por ende internet (2008) y en su caso doña Úrsula además de correo electrónico, mantiene una cuenta en Facebook y una página web de su hostería.

“Mira había un equipo habían 2 o 3 personas que tenían un motor y eso daba para 3 o 4 kilowatts una cosa así, entonces toda la potencia se convidaba ahí en el vecin-dario y ahí la fábrica tenía para la fábrica misma y todos los vecinos de alrededor tenían luz ciertas horas en el día y aquí en ese lado igual, el resto a la antigua, qué sé yo… El agua potable, yo no tengo que defender ni enfalsar a Pinochet, pero él para Puyuhuapi y para todos los lugares de aquí formó una infraestructura tanto del agua potable como la luz eléctrica y la comunicación, la posta, la escuela todo eso llegó ahí y tenemos una muy buena posta aquí y una excelente escuela… Aquí

34 Puyuhuapi, Curanto y Kuhen, Historia Oral de un Pueblo de Aysén. Luisa Ludwig, 2011.

todos los niños tienen Facebook, correo electrónico, en la escuela ya no usan tiza es todo así proyectado y cosas…

Le pusimos una dedicatoria al padre Ronchi y él hizo hartas cosas y gracias a este hombre mucha gente sobre todo los colonos nuevos que andaban por la costa se pudieron afirmar gracias a él, porque él manejaba una tremenda bodega con víve-res en su lanchita y cuando el tiempo se ponía así (con lluvia) él les iba a dejar en su lanchita harina y azúcar a la gente, ellos no tenían botes a motor en ese tiempo y con un tiempo así no se puede salir a la mar y ahí estaba el curita mojado como sapo pero feliz… ese andaba donde nadie quería ir… me da la impresión como Dios se conforma con el esfuerzo que hace el ser humano porque por donde andu-vo ahí anda la Carretera ahora y aparte donde él cruzó un río para bautizar niños que habían nacido, él mismo niño grande hizo un tremendo puente, ahora pasan los camiones pesados con animales por el puente que hizo y cosas así, él instaló la primera luz eléctrica aquí y cada casita tenía una ampolleta de 30 watts, una cosa así, una sola más no alcanzaba pero con eso puso en vergüenza al gobierno e instalaron luz eléctrica, en el fondo él dio un empujón al desarrollo, él instalo la primera antena de televisión aquí en casete”. (Úrsula Flack)

Mientras conversamos, doña Úrsula nos invita a probar un exquisito kuchen acompañado de una reconfortante taza de café, con esto recuperamos energía y seguimos en busca de nuestra siguiente conversación. Al caminar por la avenida Otto Uebel, calle principal de Puyuhuapi, en un paradero vemos sentados a un grupo de niños, todos concentrados en sus computadores portátiles, una imagen simbólica de la democratización e impacto de las tecnologías y el avance que ésta ha tenido en la ruralidad regional.

Bernarda Cumín

La señora Bernarda, nació en Chiloé específicamente en Quellón, localidad cos-tera desde la cual en 1960 se embarcaría hacia Puyuhuapi junto a su familia, ya que su padre quien se encontraba trabajando en la zona, “las habría mandado a buscar”. Al poco tiempo desde su llegada comienza a trabajar en las alfombras de Puyuhuapi, empresa que hasta hoy en día se ha reconocido y formado parte de la identidad local.

“No había pueblo, era un campo esto por acá, era una pampa con matorrales sí, solamente existían las casas de los trabajadores, no había ningún viviente que vive solo, sino que todo es apatronado… (Trabajaban) para don Otto que era el jefe mayor del fundo y don Walter el de la fábrica de alfombras y don Ernesto del ase-rradero, ellos eran los trabajadores y de ahí partieron varios trabajadores que están aquí, otros se fueron ya, algunos están todavía… Todos de Chiloé, venía gente del

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norte igual, estaban haciendo un camino que le decían la Senda de los Curas por acá, para ir al lago… al Risopatrón… ese camino le decían la Senda de los Curas y ahí trabajaban varios, gente del norte… nosotros no lo conocíamos…

Pero ya estamos jubilás no trabajamos en la fábrica, la fabrica sigue con poco… Siempre fue el trabajo de la fábrica… harto trabajo… buenos jefes, pero el sueldo no era mucho, no era muy bueno pero siempre era mejor que por allá, por eso me quedé acá porque el trabajo me gustó, pero el lugar no… estaban los cerros pam-pas, no habían hasta después que año que fue el pueblo estos fueron donados por el gringo, por el patrón don Otto, el terreno este él lo donó y después ahí nos tocó sitio, este sitio actual… fue un regalo, y después se formó el pueblo, no me acuerdo en qué fecha se formó… toda la gente trabajaba con don Otto y don Walter… don Walter las mandaban pa’ Alemania y todas esas partes y Portugal, Francia, por to-das partes, por todas partes lo despatriaba esas alfombras… la cosa es que vi todo el año redondo trabajando… ya después empezaron a venir las alfombras sintéticas… esa le mató la venta un poco”. (Bernarda Cumín)

En 1970, se constituye el Comité Pro Adelanto de Puyuhuapi liderado por Hel-mut Hopperdietzel, un año después llegan las primeras maquinarias que en coope-ración con Vialidad, permitirían construir las calles del pueblo, el aeródromo y el camino hacia el lago Risopatrón en 1975, este último beneficiaría inmensamente tanto a localidad recién fundada, como a quienes tropeaban sus animales hacia la zona o viajaban en busca de víveres a la localidad.

“De ahí bajaba la gente con tropa, de Lago Verde, de todas partes bajaban de ahí, había una huella creo que en la costa del lago porque aquí pasaban a cargar los barcos los animales y venía gente de otras partes pa’ arriba de los pobladores pa’ bajar animales… nosotros llegamos a conocer el lago hasta mucho después, no conocíamos el lago, lo sentíamos nombrar nomás… En ese tiempo trabajaba harta gente de acá trabajaban en la Senda de los Curas… y la gente se iba en bote para el otro lado y cuando traían animales los traían de a caballo con pilchero, yo no sé cuánto tiempo duraban para venir a caballo tremendo tropel de animales… venían montones de animales y los cargaban acá. El barco pasaba a buscar, eso es lo que vi yo en Puyuhuapi, de todas maneras fue hermoso”. (Bernarda Cumín)

Como nos comentó doña Úrsula, el barco habría eliminado de su itinerario a Puyuhuapi y al igual que ella, doña Bernarda lamenta la decisión ya que gran parte de su familia, al igual que muchos otros habitantes en la zona, se encuentra en Chiloé. Ella nos explica que viajar está muy a “trasmano”, siendo necesario trasladarse en bus hacia Puerto Cisnes, para luego desde ahí tomar la barcaza, de esta manera se estaría viajando al sur para nuevamente trasladarse hacia el norte, aunque existe la opción de viajar hasta Chaitén y desde ahí a Quellón. A pesar de

todo, hoy los buses se presentan diariamente, permitiendo el traslado de pasajeros con itinerario hacia ambos lados de la región. Una de estas empresas es Becker, la cual habría sido la pionera en el recorrido desde Coyhaique a Chaitén, pasando por Puyuhuapi desde 198235, año en que Pinochet inaugura la Carretera Austral.

“Antes no, pescábamos de acá nomás y nos íbamos a Quellón, iba siempre, ahora ya no voy porque… es muy trasmano, y no sé por qué no pasa el barco ahora, ahora que debería pasar el barco, ahora hay muchos más negocios, todo ya es pueblecito, no sé, no entiendo… Cuando nosotros llegamos acá el año 60 pasaba cada 15 días el barco… aquí no había negocio, tenía negocio el que tenían los patrones nomás, no había negocio… un boliche le nombraban ellos, el boliche le nombraban ahí había de todo si po, después vino la ECA, después en ese tiempo todavía no estaba el pueblo cuando vino la ECA, después la ECA no le gustó parece, se fue, después siempre quedó el patrón con su negocio y así eso fue el destino de Puyuhuapi y hasta hoy que estamos un pueblo, pero estamos bien, los buses vienen y van, pero lo único que para ir a Quellón donde a mí me gustaba no tenemos en qué ir…

(El bus)Viene todos los días y después viene en la tarde recala a las 7:30 acá y des-pués pasa a las 6 de la mañana se va pa’ Coyhaique y de ahí hay otro, Lagos que creo que siempre anduvo también y ahora creo que empezó su recorrido otra vez, y de ahí Becker todas las semanas parece, pero yo cuando viajo a Coyhaique viajo en el Terra Austral nomás… tengo un hijo en Coyhaique… tengo un hijo en Punta Arenas, otro en Santiago y otro en Puerto Montt”. (Bernarda Cumín)

Mientras conversamos, doña Bernarda nos da a conocer un pequeño telar que cuelga en una de sus paredes, es un regalo que simboliza su vida en Puyuhuapi y todo un arte desarrollado a través de sus manos. Le damos las gracias por permitir-nos conocer su experiencia y a continuación visitamos a doña Luisa Ludwig, auto-ra del libro “Puyuhuapi, Curanto y Kuchen”, quien para nosotros es una experta en lo que concierne a historia local.

La encontramos en la Casa Ludwig36, Monumento Histórico construido por su padre Ernesto Ludwig, uno de los primeros colonos de la zona. Hoy en día es un Hotel, el cual es posible visitar entre los meses de octubre y marzo.

Después de dar cuenta de los objetivos de nuestro viaje, doña Luisa nos plantea su interés y bien de muchas otras personas, sobre el controversial tramo que conecta-ra a la región de Aysén con el resto del país. El problema residiría en la ubicación de esta ruta caminera, teniendo en cuenta que la opción sustentada por el Estado es la que va por el Parque Pumalín, del multimillonario empresario Douglas Tomp-

35 Puyuhuapi, Curanto y Kuchen, Historia Oral de un Pueblo de Aysén. Luisa Ludwig, 2011.36 www.casaludwig.cl

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kins, mientras tanto la alternativa que se plantea es por la costa de Chaitén. Nos explica que esta última beneficiaría a muchas más familias al contrario de la op-ción principal.

Sustentando la opción por la costa existe la Agrupación de Comunidades Pro Ca-mino Costero, la cual plantea que su opción de camino sería mucho más económi-ca y más rápida en relación al camino interior, ya que esta se podría llevar a cabo en el plazo de 2 a 3 años, beneficiando a 13 localidades repartidas entre los sectores de Santa Bárbara, Chana, Bahía Pumalin, Refugio, Casa de Pesca, Chumeldén, Loyola y Península de Comau. Esta agrupación no se negaría a la construcción del camino interior sino que busca una conectividad más inmediata para su zona, que les permita formar parte del aumento en la calidad de vida que se ha estado desarrollando en la región, la que apenas llegaría a estos lugares.

“El camino costero no cierra ninguna opción, ya que consideramos que ambos, costero e interior, son necesarios. Sin embargo, tienen distintos tiempos de cons-trucción. Es necesario contar con un camino AHORA mientras se construye el otro”.37

Este camino por la costa partiría desde Chaitén, pasando por Chana, Refugio, Casa de Pesca, Chumeldén (35km), y la puesta de dos barcazas con un tiempo estimado de 20 a 30 minutos cada una, una entre Chumildén y Buill, y la otra entre Poyo y Puerto Hualaihué. El camino completamente terrestre que plantea el Estado, se podría llegar a realizar en una mayor cantidad de años, construyéndose puentes, túneles y la complicada apertura del camino a lo largo del fiordo Comau. Hoy en día provisionalmente se deben tomar dos barcazas, una es la que cruza el Fiordo Comau (Pichanco - Leptepú), y la otra en el Fiordo Reñihué (Fiordo Largo - Caleta Gonzalo).

Entendemos la preocupación existente sobre esta problemática que principalmen-te nos la hemos topado en esta zona del territorio (Puyuhuapi y La Junta), espe-ramos que en un futuro próximo la situación mejore tanto para las familias de la costa como para toda la región.

Existen diversos planteamientos con respecto a la conectividad caminera, te-nemos claro que es necesaria y que en algún momento se va realizar, al igual que muchos otros caminos dentro de la región, creemos que el dilema ahí es en cómo se hacen las cosas y es sumamente necesario cuestionar el concep-to de desarrollo que se plantea desde arriba. Damos las gracias a doña Luisa por reiterarnos esta esta problemática y nos retiramos a descansar para re-cuperar fuerzas de un día un tanto agotador y partir mañana hacía La Junta.

37 www.conectividadparapalena.cl

CAMINO A LA JUNTA

25 de Marzo

Son las 9 de la mañana y nos despedimos de la agradable Hostería Alemana y su dueña doña Úrsula Flack, quien amablemente nos invita a visitarla a nuestro regreso.

A unos 7 kilómetros saliendo desde Puyuhuapi hacia el norte, nos encontramos a un costado de la Carretera con el majestuoso paisaje del lago Risopatrón; lo que alguna vez fue una barrera natural que fragmentaba esta parte del territorio con sus 11 kilómetros de largo, hoy forma parte de los diversos atractivos turísticos de la zona. En esta parte del Parque, se ofrecen distintos lugares para visitar, casi en la mitad del lago en su angostura existe un espacio de uso público, con sitios para acampar, cobertizos, fogones, agua potable y ducha. Aquí también se inicia un sendero de 2.500 metros a través del bosque siempre verde, el cual lleva a la laguna “Los Pumas”, que se encuentra rodeada de un bello bosque de lenga.

Volviendo un poco en la historia, la senda desde La Junta a Puyuhuapi habría co-menzado a desarrollarse hacia fines de los años 50, siendo una alternativa a la vía fluvial por el río Palena que conectaba a la localidad de La Junta con el mar. Para 1958 la senda comenzó a ser utilizada por arrieros que llevaban tropas hacia Puyu-huapi, las cuales eran embarcadas con destino a Puerto Montt, luego estos mismos pobladores regresaban con víveres adquiridos en la localidad costera. La dificultad de esta senda la imponía el lago Risopatrón, ya que debía ser navegado en bote.

“Si el bote no estaba en el lado donde los viajeros se encontraban, éstos se veían obligados a esperar que alguien desde el otro lado se embarcara para cruzar el lago y así poder reutilizar la embarcación para seguir camino. Se acampaba entonces en El Pangue si se estaba al lado norte o el Puerto Casa Fósforo si los viajeros se encontraban al sur del lago”. (La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008: 28)

Un 21 de octubre de 1976, Antonio Horvath escribe en un estudio preliminar de la Carretera Austral, que en la faena de construcción en el sector de la costa oeste del lago Risopatrón, se puede apreciar la dificultad del terreno para la con-fección de un estrecho paso, donde se observan avances en la tronadura de la roca y complicaciones en su movimiento por la falta de maquinarias, las existentes como ya fue mencionado, pertenecían al Comité Pro Adelanto de la localidad de Puyuhuapi.

“Al contarse con algunos fondos provenientes del Ministerio del Interior, se con-trató personal del PEM efectuándose labores de despeje y limpieza del bosque en

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los tramos del lago Risopatrón hacia Las Juntas y desde el aeródromo de Puyuhua-pi hacia el seno Queulat”. (CMT, 2003: 288)

Para 1978, a los trabajos en la ribera del lago Risopatrón y al mismo tiempo la Zaranda a Cisne Medio, se les agregaron las faenas hacia La Junta y desde el aeró-dromo de Puyuhuapi hacia el sur del Fiordo. Un año más tarde se terminarían los trabajos del camino a La Junta, proyectándose hacia la décima región.

Hoy en día, unos meses después de haber recorrido este tramo de la Carretera Austral, a principios de noviembre de 2013, se han comenzado a pavimentar de-terminados kilómetros entre el puente La Cascada y el sector El Pangue o sea entre el lago Risopatrón hasta 15 kilómetros antes de llegar a La Junta, según indicaron las autoridades correspondientes, este tramo debería estar terminado para junio de 2014. “Es muy importante, porque cambiará la vida de toda la gente que vive en nuestra región. El avance de la carretera y la disminución en los tiempos de traslado hará que podamos conocer nuestro territorio con tiempos más cortos. Podremos salir, estaremos menos aislados y desconectados. Los productos podrán desplazarse con mayor facilidad. Además, los turistas tendrán mejores accesos y la vida útil de nues-tros vehículos también aumentará por las mejores condiciones de los caminos”. (Verónica Gallardo, presidente de la Cámara de Turismo de Puyuhuapi)38

LA JUNTA

Después de avanzar 44 kilómetros desde Puyuhuapi hemos llegado a La Junta; poblado que lleva su nombre en relación a la ubicación geográfica de su empla-zamiento, ya que se encuentra en la confluencia de los valles del río Rosselot y el Palena.

Nos instalamos en una cabaña, (escasas por la cantidad de constructoras traba-jando en la localidad) preparamos el equipo necesario y nos contactamos con la señora Luzmira Lagos, con quien tendremos nuestra primera conversación en La Junta.

Luzmira Lagos

Los padres de doña Luzmira fueron pioneros en la zona, en su caso ella nació enrío Frío en la región de Los Lagos y habría llegado a La Junta desde Puerto Varas el año 1971.

38 www.surnoticias.cl

Junto a su esposo construiría uno de los primeros negocios del pueblo, que con gran esfuerzo era abastecido desde Puerto Montt, a través del barco que llegaba a las costas de Raúl Marín Balmaceda (Bajo Palena), desde donde la mercadería era trasladada por “lancheros” que navegaban unos 80 km aguas arriba del río Palena hasta la junta de los ríos, donde se desembarcaba la carga. “Mis papás fueron muy andantes, no se establecían en una parte, se iba a otro lado y así… Había harta gente, pero era toda del campo. Aquí todavía no se había formado, porque cuando yo llegué había 5 casas, que era mi papá, un tal Canicura, después un cuñado mío tenía otra casa y un hermano que se vino junto con mis papás… entonces y ahí empezó de a poquito a crecer esto…

Por el río, una lancha con uno de esos motores centrados, demorábamos dos días… De ahí del río para acá mi papi había hecho un viloche con una yunta de bueyes… Esos son los que van arrastrando, que tienen dos patas así y les ponen tablitas encima y se arrastran por el suelo. Y así traíamos la mercadería hasta aquí hasta la casa… Lo único penca era que para ir a buscar las cosas, se demoraba tan-to... entonces no podía usted surtir tan grandemente porque era sacrificado traer las cosas, muy sacrificado…

Cuando yo llegué se estaba iniciando una escuela aquí. Al lado de la sede comuni-taria… ahí había un profesor… Fernando Sotomayor que es uno de los antiguos, hizo escuela, hizo internado y escuela… le entregaban me acuerdo la alimentación para su internado desde Aysén y también llegaban en lancha y subían por el río 80 kilómetros hasta acá… me acuerdo que él empezó como con diez niños, ocho o diez niños y esos niños él los arreglaba en la mañana, les ponía su ponchito, sus botitas y todo, les ponía 5 kilos al hombro (risas) por ejemplo un saco de porotos, los repartía no sé en cuántos kilos, les ponía a todos 5 kilos a cada uno (risas)… Pal’ internado, para su alimentación… si era bonito esos tiempos”. (Luzmira Lagos)

El río Palena39, desde 1930 fue la principal vía de comunicación y movilidad en lazona para quienes se aventuraban en busca de campos y se fueran asentando en el valle medio de este río.

39 El gran río Palena nace en el extremo oriental del lago binacional llamado así en Chile, y Vintter o General Paz en Argentina. Su cuenca cubre 12.887 km2, con un 56,5 por ciento en territorio chileno. El río Palena es de origen glacial… Tras un recorrido de 240 kilómetros desemboca cerca de Puerto Raúl Marín Balmaceda. En balsa, el Palena es navegable en toda su extensión -de cordillera a mar- y su último tramo de 80 kilómetros también puede ser recorrido en kayak de mar... Con el objetivo de proteger la flora y la fauna nativas, más de 12 mil hectáreas del entorno del lago Rosselot y cerca de 50 mil hectáreas del lago Palena han sido declaradas Áreas Silvestres Protegidas. Allí encuentran refugio el puma, el huemul y el pudú, así como cóndores, bandurrias y traros, entre otras aves. La Compañía Chilena de Electricidad, Chilectra, (filial de Enersis, igual que Endesa) tiene solicitudes de derechos de agua en trámite por 819 m3/s en el río Palena que tiene como dueño a Aes Gener (EEUU) (www.patagoniasinrepresas.cl)

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Éstos se comunicaban regularmente con Bajo Palena (Raúl Marín Balmaceda) ya que por años el abastecimiento de alimentos, transporte de carga, enseres y anima-les se hacía desde allí. También se remontaba el río en su curso medio y superior por parte de pobladores y pobladoras que se habían ubicado en el territorio de Alto Palena y Río Frío40.

Para 1954, el río Palena fue limpiado y despejado por el Servicio Militar del Tra-bajo (SMT), a través de una solicitud de los pobladores al Ministerio de Obras Públicas; se pedía la limpieza y despeje de empalizadas y troncos de árboles exis-tentes en el curso medio e inferior del afluente, permitiendo de esta manera el mejoramiento de la conectividad en la zona.

“A finales del mes de junio de 1955, embarcan en la barcaza Llanos de la Armada, llevando elementos explosivos y otros implementos de vida y trabajo. Desembar-cados en Puerto Palena (hoy Raúl Marín) se le asignaron para las faenas a dos ba-queanos y un bote a motor… fue una faena agotadora y peligrosa, dada la velocidad y gran caudal del río, sumado a ello las intensas lluvias y el equipo de trabajo no del todo adecuado para las circunstancias”. (Historia del CMT, 2003: 229)

Doña Luzmira, nos plantea que antes de la construcción de la Carretera en la zona existían tres principales vías de comunicación con el exterior, una era en dirección hacia el sur, cruzando el complicado sector del lago Risopatrón para llegar a Puyu-huapi, donde era posible abastecerse de víveres así como también embarcarse ya sea hacia el sur como al norte de la región, algo similar ocurría hacia Raúl Marín Balmaceda (Bajo Palena), que ya mencionamos, y por último la aeronavegación, donde se recuerda a don Federico Führer, como uno de los primeros pilotos en ofrecer el servicio chárter, con su hidroavión Grumman que aterrizaba en los lagos del territorio.

En 1959, el doctor Juan Hepp, dueño del Fundo Rosselot, construyó una pista de aterrizaje de 600 metros de la que se hizo cargo don Osvaldo Siebert, aquí aterrizarían avionetas que traían víveres para otros pobladores del sector quienes con pilcheros y carretas viajaban hacia el Rosselot a esperar la llegada del avión. En dicha época existían vuelos comerciales regulares desde y hacia Puerto Mon-tt, donde se recuerdan a las empresas de transportes aéreos Chana de Raúl Gar-cía que hacía el recorrido entre Chaitén, Llanada Grande, La Junta, Transportes Aéreos Coyhaique (TAC), que hacía la ruta Coyhaique-La Junta-Chaitén-Puerto Montt. Transportes Aéreos Panguipulli (TAP), cuya ruta era Puerto Montt-Alto Palena-Chaitén-La Junta, lo que se complementaba con los vuelos charter. Uno de los pilotos más recordados en la zona es Ulises Martínez Mera, por su voluntad y

40 La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008.

cercanía con los juntinos y su responsabilidad con el itinerario de vuelos. La pista de aterrizaje fue mejorada en 1982 y se reconoció oficialmente por la Aeronáutica Civil41.

“Le diré que irse de aquí a Puyuhuapi a tomar el barco, porque ahí pasaba, de-morábamos un día en caballo y las huellas malas. Un quilantal… Todo eso era un quilantal, un barrial, unos esteros que había que pasar, yo lo hice un sola vez en mi vida de a caballo, porque nunca más quise saber, salía por acá mejor por el río… Llegábamos en bote y lo cruzábamos (lago Risopatron), andábamos como dos horas en bote y de ahí caminábamos a pata hasta Puyuhuapi… La costa del lago era mala, yo nunca la pasé, porque mis hermanos me decían te vas a pasar a caer tú (risas) así que yo cruzaba en bote y ellos pasaban a veces sus pilcheros para allá pa’ que traigan cosas de Puyuhuapi, porque Puyuhuapi es más antiguo que esto… Estaban esos los alemanes… Estaban los viejitos antes, tan trabajadora esa gente, esos alemanes tenían huerta me acuerdo y ellos abastecían a la gente porque tenían harta harina, harto abarrote en esos años… transportaban las cosas por ejemplo vendían unas ollas preciosas… Vendían cosas de importación igual, unas cosas de buenas… bueno mis hermanos eran curiosos para el caballo, llevaban sus pilcheros (llevaban cinco), los traían cargados, pero eso significaba que iban dos días para allá y dos días para volver, eso era el trayecto, no ibas a decir nah voy a ir y vuelvo en el día (risas)…

No era nada fácil aquí había que programarse, yo salía muy poco, yo llegué con mis niños chicos, mi guagua la traje de siete meses… Le traje de todo. Le traje hartos remedios, su coche, en el río venía ahí en el coche instalado (risas)… entrábamos nosotros y más o menos como 500 kilos, más no se le podía poner… ahora que entró el camino, es más fácil traer las cosas, imagínese uno aquí, el camión llega y le trae sus abarrotes…

Ahora ya no vienen porque el camino echó a perder la cuestión del avión… una vez que tuvimos camino íbamos a Chaitén y de ahí tomábamos el avión pallá… es necesario, sí en un ratito está en Puerto Montt uno… la posta tiene contratos con los aviones de Coyhaique y entonces la posta se preocupa, si hay uno grave que hay que sacar, ellos llaman y eso responde a nivel del hospital de Coyhaique”. (Luzmira Lagos)

El uso de la vía fluvial del Palena se ha ido transformando con el pasar de los años principalmente hacia fines turísticos, teniendo en cuenta que la conectividad con Bajo Palena o Raúl Marín Balmaceda, se ha mejorado considerablemente con la construcción de un camino de ripio, que va paralelo al río y llega hasta el kilóme-

41 La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008.

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tro 65 en su delta, donde es necesario abordar una barcaza estatal que permite cruzar el río en unos 10 minutos de navegación, para luego avanzar por un camino de 10 kilómetros que lleva al pueblo. Se recomienda consultar con Carabineros de Raúl Marín el horario de funcionamiento de la barcaza42.

“La navegación fluvial comenzó a decrecer hacia mediados de los setenta. Muchos pobladores preferían la alternativa que ofrecía la ruta hacia Puyuhuapi, no porque fuese más expedita, sino porque al parecer presentaba más seguridad y sólo había que navegar el lago Risopatrón, lo que demoraba unas 4 horas más o menos. Por otra parte, la convicción acerca de la efectiva construcción del tramo norte de la carretera, contribuyó a que los habitantes pusieran sus expectativas de conectivi-dad en la ruta terrestre. Pero en honor a la verdad, debemos decir que el paulatino abandono de la ruta fluvial se relaciona también con la fuerza que tomaría entre los setenta y ochenta, la conectividad aérea en la localidad”. (La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008)

La localidad de La Junta hoy en día posee diversos servicios para el beneficio de su población y para quienes la visitan, así son el internet, la telefonía celular, venta de combustibles, mecánicos, vulcanizadora, como también algunos servicios públicos que se han instalado últimamente.

Como nos explica doña Luzmira, a La Junta es posible llegar desde el norte a través de la ruta Bimodal, la cual presenta diversos trasbordos y recorridos; comienza en Puerto Montt hasta Caleta La Arena, separados por 45 kilómetros de los cuales 40 están pavimentados, desde aquí es necesario embarcarse hacia Caleta Puelche, con un tiempo estimado de 40 minutos, para luego seguir viaje a Hornopirén, desde donde se cruza a Leptepu y desde ahí a Fiordo Largo, por una ruta terrestre de unos 10 kilómetros, estando allí se debe navegar hacia Caleta Gonzalo, para recorrer 60 kilómetros a Chaitén y luego 148 hacia La Junta43.

Otra de las rutas para llegar a la localidad por vía terrestre, es por Argentina cruzan-do desde Osorno por el paso Puyehue a Bariloche, por un camino pavimentado que va hacia Esquel, desde donde es necesario seguir rumbo hacia Trevelin, la frontera, Futaleufú, Villa Santa Lucía y luego La Junta, en total se recorren 800 kilómetros en más o menos 11 horas de viaje.

En el caso de la vía marítima, existe la opción desde Puerto Montt – Chaitén, en 9 o 10 horas de navegación así como también Quellón – Chaitén o Raúl Marín Balmaceda.

42 http://www.cuencadelpalena-queulat.cl43 http://www.recorreaysen.cl/ruta-bimodal/

“Estamos creciendo en cuanto a turismo, estamos más organizados igual, la aten-ción, habíamos hartas residenciales, hartas cabañas, hay como 50 cabañas y a veces estamos todos completos, entonces eso me da confianza… Hay proyecto para un hospital, y así se va a ir mejorando… ahora se va a instalar una oficina de Registro Civil, que eso es bueno para nosotros igual porque si un certificado había que ir a buscarlo a Coyhaique (risas) y se va a poder sacar acá y así se están instalando hartas oficinas, el INP igual está pidiendo casas que arrendemos pa’ que se vengan, entonces todo eso uno va viendo que vamos creciendo”. (Luzmira Lagos)

Daniel Huaiquilaf

Daniel Huaiquilaf, posee un pequeño museo improvisado ubicado en la entrada sur del pueblo, junto a su vulcanizadora. Lamentablemente para nosotros durante la temporada de verano el espacio donde se encontraba habría sido utilizado para otros fines.

Él es oriundo del lago Ranco y llegó el año 1996 a La Junta, después de pasar largos años como pescador artesanal, se instaló en la localidad aprovechando la oportunidad de negocio que se estaba presentando, ya que recién se había abierto la Carretera y aún no existía nadie que reparara los neumáticos dañados.

“La provincia de Ranco, esa es mi tierra de origen, ahí nací, me crié en Ranco y a los 18 años me fui como todos, digamos la gente del campo, no sé si todos pero la gran mayoría… Lo primero es Santiago, a las grandes ciudades… así que me pre-senté al servicio militar, de mi casa a Santiago, ahí estuve trabajando en Santiago hartos años… y de ahí me vine a Quellón y de ahí de Quellón vine a rebotar aquí al litoral a Gaviota y ahí me quedé acá… La pesca en un cierto tiempo empezó a bajar y había que buscar otra fuente laboral para establecerse porque ya había formado una familia y con un amigo de acá que es transportista ahora, él me dijo oye, arri-ba en La Junta no hay ni un taller donde soldar, quien parche un neumático… ya había carretera y de ahí vinimos una vez acá, vinimos a sondear el tema… llegamos junto con otro caballero que se instaló con el recorrido a Chaitén, una micrito chica ahí, llegamos juntos con el caballero, también trabajando en lo mismo… él se instaló en la Copec y yo me instalé acá atrasito en un lugar donde una señora muy conocida… Cuando yo vine a ver me volví a la pesca otra vez tiene que haber sido como un año a juntar el billete exclusivamente pa’ comprar materiales pa’ la vulca-nización… Hoy día estamos sobrepasados, no damos abasto”. (Daniel Huaiquilaf)

La Carretera Austral en la zona de La Junta, terminó de construirse en 1980 y tanto los caminos como los medios de transporte no eran de lo mejor, el viaje en esa época podía durar entre 8 y 12 horas hasta Coyhaique. A pesar de esto, la unificación del territorio habría permitido acelerar el crecimiento del pueblo,

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aumentando la población y haciendo más eficiente el transporte de materiales de construcción, incentivando obras de adelanto por parte de los servicios públicos en la zona. La población ya se sentía conectada y el acceso a los víveres y productos para el hogar ya estaba regularizado. La Junta comenzaría a transformarse rápida-mente escapando a cualquier proyección de crecimiento conocida44.

El tramo se habría inaugurado el 25 de febrero de 1982, con la presencia de Au-gusto Pinochet quien junto a su comitiva recorrerían simbólicamente la ruta entre Chaitén y Coyhaique.

“Ese día 25 todo el pueblo estuvo presente en la ceremonia pues se trataba del primer presidente que llegaba a la localidad. El pueblo completo fue embanderado para la ocasión y desde Coyhaique llegaron casi todas las autoridades regionales. La señora Eugenia Pirzio Biroli también estuvo”. (La Junta El Pueblo del Encuen-tro, 2008: 39)

“Cuando vinimos por primera vez a Puyuhuapi, era la novedad porque se veía la Carretera por la orilla del mar, del canal, era una novedad… la gente llegaba allá y veía la Carretera… Me acuerdo cuando fui a conocer mi hijita a Coyhaique, cuan-do tocó de venirme de allá pa’ acá, salimos como a las 8 de la mañana llegamos a las 4 de la tarde aquí”. (Daniel Huaiquilaf)

Para 1981 se comienzan a unir los diversos tramos entre Coyhaique y el límite con la Región de Los Lagos, con una longitud de 420 kilómetros. Primero se habría terminado el tramo entre el Portezuelo Queulat hacia La Junta, desde donde se continuó hacia la confluencia de los ríos Frío y Palena, luego se terminarían los trabajos en la Piedra del Gato con lo que se conectaría completamente la ruta.

“Fue inaugurada y entregada al uso público en el poblado de Santa Lucía, por S. E. el Presidente de la República en febrero de 1982”. (CMT, 2003: 291)

Hoy en día la conexión es directa hacia Coyhaique, pero los servicios de transporte público, como nos explica Daniel, no están dando abasto ya que colapsan con la cantidad de usuarios, sobre todo durante las temporadas de verano donde al igual que otros pueblos que presentan diversos servicios turísticos la necesidad por trasladarse aumenta significativamente. En el caso de la conectividad con Puerto Montt, el servicio de transporte de pasajeros desde Chaitén hacia la ciudad cos-tera sería propio de la región de Los Lagos, lo cual dificultaría la conexión de La Junta hacia el norte, sobre todo para quienes principalmente utilizan este tipo de transporte.

44 La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008.

“Nosotros no tenemos un bus hasta Chaitén, no tenemos, hubo pero tuvo que retirarse porque como la otra región tiene subvencionado ese recorrido y de Fu- taleufú - Palena también está subvencionado, entonces ese bus se larga de arriba de Palena y pasa aquí a 70 kilómetros que es aquí a Villa Santa Lucía hacia Chaitén, entonces esa gente de ahí ellos esperan ese recorrido porque ese recorrido es sub-vencionado entonces le cobran como mil pesos, dos mil pesos, de la Villa Santa Lucía a Chaitén, en cambio el de acá como no es subvencionado tienen que co-brar más caro… entonces como los de acá somos pocos, no pudo… Prácticamente nosotros no tenemos el transporte de pasajeros pa’ la salida a Puerto Montt, para que se haga esa conectividad… La idea sería que de La Junta hubiera un medio de transportes hacia la Villa Santa Lucía pa’ que coincida con el otro medio que viene de Futaleufú-Palena que va a Chaitén… entonces La Junta coincida con este otro bus y ahí seguimos la conectividad… si yo quiero ir a Puerto Montt tengo que buscarme por mis propios medios poder llegar a la Villa (Santa Lucía), para poder tomar el bus que viene de arriba, el de Futaleufú - Palena”. (Daniel Huaiquilaf)

CAMINO A LAGO VERDE

26 de Marzo

Saliendo desde La Junta hacia el norte se ubica el cruce que lleva a Raúl Marín al oeste, Palena, Chaitén y la ruta Bimodal al norte y hacia el este a Lago Verde. Al inicio del desvío existe un letrero que indica el principio de La Huella de los Troperos, la cual es una ruta turística que se basa en las sendas utilizadas por quie-nes se trasladaban arreando ganado desde Lago Verde a La Junta, demorándose alrededor de 15 días.

Lago Verde, se encuentra a unos 75 kilómetros de La Junta y a cinco kilómetros de la frontera con Argentina. El camino es completamente de ripio y va acom-pañando en su trayecto, por valles y cañadones, al Río Figueroa, el cual nace en el Río Pico en Argentina y recibe las aguas del Lago Verde, desembocando en el Lago Rosselot, por lo que forma parte de la cuenca del Palena. Lamentablemente este río tiene como dueños a las transnacionales de Endesa España y Aes Gener en EEUU.

Unos 8 kilómetros adelante se encuentra el Desagüe del Lago Rosselot y sobre éste un puente que nos permite continuar el trayecto. Anterior al puente, una de las formas de cruzar el río era a través de una balsa que trasladaba los vehículos de una orilla a otra, con horarios definidos y muy bien respetados por los funcionarios de Vialidad a cargo del servicio. El puente se encontraba proyectado desde los primeros diseños de la ruta, pero pasarían 10 años antes de que se hiciera realidad, inaugurándose el año 1997.

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“El camino hacia Lago Verde se inició poco antes que se inaugurara el tramo norte de la carretera. Se abrieron los 8 km que hay desde el cruce hasta el desagüe del lago Rosselot. Desde Lago Verde se habían iniciado faenas en 1978, pero la inmi-nencia de un conflicto bélico con Argentina las frenó por unos años, retomándose a inicios de los ochenta”. (La Junta el Pueblo del Encuentro, 2008: 40)

Avanzando hacia Lago Verde; después de recorrer el Lago Negro, el cruce que da al Valle Quinto, Valle Cuarto y el Valle Mirta, comenzamos a bordear el río Figueroa, que en ciertos tramos se pierde para luego volver a aparecer un poco más allá de la laguna San Carlos en el valle del río. Aparte de la palizada muerta, vestigio de los incendios hechos para abrir campos, se puede apreciar el bosque siempre verde partiendo desde el oeste, en el cual se observan coigües, mañíos, tepa, ciruelillo y maqui.

En este trayecto se halla otro letrero de La Huella de los Troperos, la cual indica que nos encontramos en el sector denominado La Isla, que habría sido uno de los más difíciles de cruzar ya que las huellas eran angostas y la geografía muy acciden-tada, lo que se complementaba a lo pantanoso del terreno que hacía peligrar las tropas de animales.

La lluvia y el viento nos han acompañado en gran parte del trayecto y puede que por los efectos de ésta, en el camino se encuentre la mitad de un gran árbol, al parecer obstruyó el tránsito por un rato pero los vestigios dan cuenta que una motosierra habría ayudado a despejar la ruta.

Antes de llegar al pueblo y pasar el puente del río Figueroa, el cual también se debió cruzar por años en una balsa, se encuentra otro de los letreros de La Huella de los Troperos que indica que en ese sector a la izquierda del camino, es posible divisar entre el bosque de coigües y mañíos, una huella utilizada por los antiguos pobladores de la zona.

El Lago Verde, a unos kilómetros del pueblo, se encuentra rodeado de cerros cu-biertos de vegetación que se proyectan en el color turquesa de sus aguas; lo que es un regalo después de un largo viaje, sobre todo para quienes gustan de la pesca deportiva, que en el sector del Cacique Blanco pueden disfrutar de un lugar privi-legiado para su práctica. Además es posible visitar en esta zona la desembocadura del río Turbio y el Cacique Blanco, así como también el nacimiento del río Figue-roa en el desagüe del lago, pudiéndose recorrer a través de cabalgatas, caminatas, salidas en bote o descensos en balsa.

Llegando a la localidad de Lago Verde, nos dirigimos a la cabaña en la cual nos hospedaremos durante nuestra estadía; instalados tomamos nuestro equipo y co-

menzamos a recorrer el pueblo. La siguiente conversación es con Margarita Saave-dra a quien ubicamos en Coyhaique antes de emprender el viaje, ella aunque hoy en día no vive en Lago Verde, gran parte de su experiencia de vida se involucra con el territorio.

Margarita Saavedra

Nació en la comuna de Quinta Normal en 1958, vivió parte de su juventud en la ciudad porteña de Cartagena para luego trasladarse a San Antonio y posterior-mente terminar sus estudios en Santiago, donde viviría hasta 1983, año en que decide viajar a la región de Aysén.

“Me vine para Coyhaique porque conocí en una conversación en un dentista una señora hablando de Coyhaique… que era tan lindo que tenía una hermana acá… con la Lufi… le conté y me dijo ‘vámonos a Coyhaique’; nos queríamos venir a al-gún lado… Averigüemos dónde queda esto y trabajamos, vendimos todas las cues-tiones que pudimos pa’ juntar la plata y nos vinimos… nos vinimos en bus hasta Puerto Montt de Puerto Montt a Quellón y de ahí tomamos el Colono hasta Cha-cabuco… y de Chacabuco nos vinimos en un camión, un camionero nos trajo… presenté Curriculum en todos lados y me llamaron del supermercado Brautigam… estuve como cinco años y después postulé a la municipalidad de Lago Verde…

Me fui en una avioneta… y llego allá, una cuestión, un cerro, una pista así de puro pasto, un campo, no había nada y una señora me dijo ‘yo voy pal´ pueblo, vamos’ y yo le dije ‘no, como voy a llevar todas estas maletas’… después llegó una camioneta, una camioneta azul, la única que había en el pueblo que era de la municipalidad, me habían ido a buscar… y entramos a la municipalidad, me dejaron las maletas ahí. Ya me dijo, ‘aquí es tu puesto de trabajo ponte altiro en onda’, altiro traba-jando…

Habían pocas casas… era un cerro en realidad no tenía calles delimitadas, no tenía veredas, nada, o sea era un cerro, lo único que estaba delimitado era la plaza y la plaza era cercada para que no entraran los caballos porque todo el mundo andaba con sus caballos sueltos y en la esquina tenía como en forma de cruz así, giratoria (risas) que tu entrabas a la plaza.

No había caminos… el camino no sé hasta dónde llegaría, yo sabía que hasta Villa Amengual había camino ese tiempo de ahí para allá no había. Para salir era sub-vencionada por ejemplo si el pasaje costaba 10 mil nosotros pagábamos menos, 5 mil por decirte algo, era subvencionada por el Estado…

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Totalmente aislados sí, porque si tenías que salir para La Junta no había caminos, hacia la Argentina tenías que pasar tres ríos… el río Pampa, el río Pico, el río Píldo-ra, para llegar al pueblito Las Pampas.

Una huella no más (para Tapera) ahora quieren hacer el camino que una la comu-na porque la comuna de Lago Verde es la capital Lago Verde y resulta que para ir a esos otros poblados que pertenecen a la comuna que es Villa Amengual, La Tapera y Río Cisnes tiene que atravesar por otra comuna… mala distribución no más…”. (Margarita Saavedra)

El año 1992 Lago Verde, se conecta finalmente a la Carretera Austral a través de la construcción del puente sobre el río Figueroa, permitiendo un acceso más fluido a diversos recursos y servicios. En un principio no eran muchos los que viajaban, ya que los costos del pasaje eran muy elevados, por lo que quienes lo llevaban a cabo lo hacían principalmente por asuntos específicos, como era dar a luz o a un trámite urgente, nadie salía por salir a pasear. El primer bus habría sido el de la empresa Becker, que demoraba aproximadamente 12 horas desde Coyhaique; tiempo que en la actualidad se ha reducido a 8. A pesar de todo, en la localidad el que se quedaba aislado no era quien vivía allí, sino quien iba desde afuera a Lago Verde, nos comenta Margarita.

“El año 87 cuando yo me fui a Lago Verde ya había camino hasta La Junta… pero pa’ Lago Verde no se podía pasar estaba en proyecto el camino y de ahí empezaron hacer el camino de aquí para allá y de allá para acá… Estaba el río Figueroa que cortaba el tráfico por decirlo de alguna forma, entonces ahí tenían que hacer un puente, ahí les costó más cuando estaban haciendo el camino… Teníamos esa alternativa de salir nosotros, venía un vehículo de La Junta hasta el puente y ahí pasábamos por las balsas del puente y una vez saqué a los niños enfermos una vez no me acuerdo cual y caminábamos por ahí, barro pero era puro barro esa cuestión y al otro lado tomábamos el vehículo para irnos pa’ La Junta…

Teníamos algunas frecuencias claves por ejemplo con un bus que empezó a ir a Lago Verde que yo fui la primera que tuve la agencia del bus de Becker, que cuan-do él no podía pasar por la balsa él me llamaba por radio y ahí me avisaban y me llamaban a la posta por ejemplo. Allá todos tenían radio, la posta, carabineros la municipalidad, y ahí me decía que llegaba hasta tal parte porque no se podía pasar, porque el río estaba muy crecido en invierno o en verano estaba muy bajo, la balsa no pasaba, claro eran 2 problemas y cuando no pasaba había que hacer transbordo y había que subir un cerro y ahí llegar hasta el lago Rosselot y ahí pasar en bote el lago hasta el camino; claro era todo un show una vez venía con Andresito guagüita y era tanto el barro porque era un camino donde pasaban vacas, animales y saltaba el barro que hasta la guagua llegaba llena de barro, era una odisea… o quedabas

aislado a veces en La Junta; una vez yo fui al dentista y quedé como 10 días en La Junta porque no tenía cómo irme, aparte que en La Junta llueve mucho, era súper arriesgado.

Una vez nos fuimos con mi marido… Él me vino a buscar hasta donde estaba el enlace del puente, que no estaba hecho el puente y con caballo y pilcheros claro y yo llevaba un pedido de cosas, de víveres para el mes y tuvimos que cargar los pilcheros a este otro lado; él pasó por el cerro y pasaba por el río y después un cerro y llegaba hasta este otro lado y yo iba pituquita con pantalones de tela, zapatitos fi-nos y arriba de un caballo y estaban haciendo una alcantarilla y tuvimos que pasar por una maquinita de esas retroexcavadoras chiquititas abrazados del mango así sin mirar para abajo porque abajo estaba el río, toda una odisea, sí y al otro lado él tenía los caballos, pilcheros y todo y de ahí nos íbamos por el cerro puro barro y salíamos. Allá había que pasar el río que no era muy hondo… creo que una hora hasta Lago Verde, sipo son como 20 kilómetros hasta ahí quizás más 2 horas… a caballo, si era la única forma.

El avión siempre tenía itinerarios, tenía 2 vuelos a la semana una cosa así, cuando en invierno caía mucha nieve tampoco iba el avión, quedábamos aislados y la gente como no había maquinaria en ese tiempo, había un tractor de la municipalidad, ideaban con lata como una tipo pala entonces iba todo el pueblo, colaboraba, to-dos se iban a la pista aérea con palas y cuestiones a sacar la nieve para que el avión llegara, porque si no llegaba el avión faltaba todo, empezaba a faltar y se pisaban en esa lata pa’ hacer peso y con eso sacaban la nieve, si era como todo así…

Estábamos acostumbrados claro, una vez fue el banco y estuvieron una semana que no pudieron venirse… después tirando el avión pa’ que partiera y lo más diver-tido que cuando llegaba el avión iba todo el pueblo a la pista aunque no te llegara nada, pero era la novedad de ver el avión que llegara, a qué llegaba no sé po, todos corriendo por el campo…

(Construido el puente) empezó a llegar de todo, hasta helado… la frutas frescas claro que antes era por ejemplo para criar las guaguas tenías que tener zapallo cosas frescas, tenías que encargar en el avión que te salía como el doble, era muy caro… pura carne y papas y por eso allá pagan un porcentaje de zona más alto… la vida era muy cara allá, pero con el camino después llegaron camiones con frutas, con todo o sea ya se abarataron los costos… llegó por ejemplo un comerciante que llenaba un gimnasio con muebles, televisores, refrigeradores y la gente empezó a comprarse sus cosas, empezó a cambiar el estilo de vida de la gente… fue bueno porque la gente vio otras cosas”. (Margarita Saavedra)

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Margarita recuerda que el primer sistema de televisión en la localidad era un circui-to cerrado que funcionaba en base a cintas pregrabadas con diversos contenidos, los cuales eran grabados en Coyhaique y trasladadas en avión hacia Lago Verde. Después de un tiempo el padre Antonio Ronchi, gestionaría la instalación del ca-nal de televisión de la Red Madipro (Madre de la Divina Providencia), el cual por diversas dificultades burocráticas sólo podía transmitir el Canal de las Estrellas de México, situación que quizás tenga influencia en la cultura regional y su simpatía por algunas costumbres mexicanas como la música.

“Teníamos un sistema de circuito cerrado en el pueblo… había un comité de cir-cuito cerrado un grupo de personas que se preocupaban de eso y acá (Coyhaique) alguien les grababa las películas y le mandaban el casete y una vez a la semana mandaban el maletín para allá y de allá se venía de vuelta con las películas para ver televisión en la semana… lo que grababan eran películas, no habían noticias, no teníamos noticias… y después el padre Ronchi puso el canal de la Madre de la Divina Providencia y ahí veíamos televisión mexicana pero era bonito igual la historia… La radio tomaba radios argentinas… era re poca la información que llegaba, más encima estaban todos emparentados con los argentinos entonces más comunicación con la Argentina que con Chile”. (Margarita Saavedra)

Hasta hace pocos años atrás, antes de que se instalara la antena de celular, el sis-tema telefónico estaba administrado, al igual que en otras localidades de la región de Aysén, por uno o dos privados que se hacían cargo del servicio en la localidad. Era el teléfono del pueblo, si a alguien lo llamaban éste debía ser ubicado por la telefonista para que estuviera atento a recibir el próximo llamado; este sistema debe estar volviéndose obsoleto ya que hoy en día gran parte de la población debe poseer un teléfono celular, cambiando enormemente la forma de comunicarse entre pobladores y pobladoras de gran parte de los pueblos de la región de Aysén. A diferencia de la radio comunicación que sigue siendo un medio importante para la entrega de información en los lugares más recónditos de la Patagonia.

“Fue la telefónica allá y dieron la posibilidad de instalar un teléfono… porque no había cómo comunicarse y pusieron un transmisor y un receptor de radio, entonces tu hablabas y tenías que terminar de hablar para que la otra recibiera el mensaje… de repente se acababan las baterías y había que conseguirse un motor pa’ cargar las baterías porque aparte que no había luz todo el día, había luz 5 horas, de las 7 a las 12 así que era todo un lío y llegaban mensajes y había un mensajero que iba a las casas a dar el mensaje… iba yo misma o mandaba un chiquillo no sé po como era todo chiquitito no era difícil… antes el teléfono público te salía re caro porque te llamaban y si a mí me llamaban tenía que pagar derecho a cabina para hablar así que salía recibir llamadas como hacer llamadas… vivíamos desco-nectados del mundo en realidad…

Todo era por radio, me acuerdo una vez que se perdió un avión y todos comuni-cados con una frecuencia que era de emergencia de la Onemi y hasta nosotros dábamos indicaciones si lo habíamos visto pasar, te preguntaban o hacíamos en-laces por ejemplo la lancha cuanto, una que anda en el lago O’Higgins llamaba para que yo le haga enlace con otra estación, así era todo, si era bonito eso de la radio; o barcos que andaban en el mar de repente y se comunicaban y más que si del Estado, cuestiones del Estado para que hagamos enlaces de llamados, yo quería saber de mi familia por ejemplo y la señora que estaba a cargo de la radio estación yo le decía así que después me mandaba el valor, ella llamaba por teléfono de acá (Coyhaique) y me decía están bien no te preocupes…

Me acuerdo que el alcalde Arsenio Valdés creó la radio, postularon a un proyecto y se lo ganaron y compraron un equipo de radio para transmitir no sé hasta qué frecuencia hasta cuántos kilómetros, 20 parece una cosa así y creó la primera radio municipal… como el 98 más o menos creó la radio y ahí la gente que quería hacía programa, la radio primero funcionó en la municipalidad en una oficina chiquiti-ta y después ya se creó una oficina especial para la radio y se hacían programas de diferentes tipos… Después antes que llegara el internet me acuerdo que la radio Santa María parece que pusieron una antena allá, que captaba las noticias parece, no me acuerdo muy bien ese periodo pero me parece que fue así… también fui corresponsal de la Santa María… en Lago Verde, si cuando había alguna noticia yo llamaba para acá (Coyhaique) y salían las noticias”. (Margarita Saavedra)

La electricidad, durante años fue suministrada por medio de un motor que en-tregaba luz por 5 horas al día y en complemento a este sistema se instalaría una turbina donada por la alcaldesa de Puerto Cisnes, doña Eugenia Pirzio Biroli, la cual habría sido transportada en tractor desde la localidad costera, a través de Ar-gentina. Hoy la comunidad cuenta con electricidad durante las 24 horas del día a través de postes que recorren el trayecto desde La Junta.

“Después cuando hicieron la turbina que les regaló la alcaldesa de Puerto Cisnes Doña Eugenia Pirzio Biroli… ella por radio hablaba con el ministro, uno por radio escuchaba todo, hablaba con el ministro y los mandaba a la punta del cerro, si que-ría claro y tenía una personalidad sí. Bueno vino el tractor municipal, se demoró 20 días en venir a Puerto Cisnes y volver porque tuvo que venir por Argentina, entrar por Villa La Tapera hasta Puerto Cisnes y después llevarse la turbina por el mismo camino… porque no había carretera, no estaba para allá, no sé si hasta Puyuhuapi quizás llegaría, quizás llegaría a Puyuhuapi, hasta Amengual yo creo sí y se demoró como 20 días el tractor… se demoraron mucho en hacerla e instalarla y la cuestión no funcionó, si había poca agua no funcionaba, era todo un lío al final nunca funcionó muy bien pero de ahí empezaron hacer los estudios para el tendi-do eléctrico, vinieron de Santiago unos tipos que tuvieron que recorrer el camino

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de Lago Verde a La Junta a caballo, contrataron gente para que los llevaran y llovía, llovía, llovía los pobres la tienen que haber pasado re mal claro y de ahí empezó después de a poco a llegar el tendido eléctrico que costó para que tengan luz las 24 horas del día… como el 2003 más o menos…

Se unió la gente y pidió a la municipalidad que dieran la luz en la mañana para que puedan lavar las dueñas de casa así que lavaban dos horas en la mañana, estaban todos lavando a esa hora y lo otro era con vela y en la calle todo el mundo andaba con linterna, se usaba mucho la linterna para andar, porque las calles eran oscuras no habían calles tampoco… fue como bonito porque estaba todo por hacer, era como un desafío para uno que era de afuera”. (Margarita Saavedra)

Eduardo Solís

Don Eduardo Solís, es nacido en Lago Verde y forma parte de las primeras familias colonas del territorio, sus padres habrían llegado desde la localidad de Río Bueno en la provincia de Ranco, ingresando a la zona desde Argentina.

“Ellos llegaron acá… primeros pobladores de acá de Lago Verde, entraron por lado argentino, porque primero tuvieron campo en la Argentina… entraron por la Ar-gentina, mi abuelo Claudio… todavía lo tienen los parientes acá cerca de río Pico… y ahí entraron pacá explorando los campos, primero a la siga de los mismos anima-les dicen, como había mucho animal, los animales empezaron a desparramarse y ahí descubrieron los campos y empezaron a poblarse… Los campos eran vírgenes, llegaban por lado argentino y se metían pacá y después de aquí se fueron a poblar a Coyhaique, Mano Negra igual, otros Solices que hay en Mano Negra, se fueron con carro pallá dicen, no sé cuántos meses demoraron pa’ llegar ahí donde están poblados (risas)… los viejos se instalaban y empezaban a explorar y se posesionaban ahí, después mensuraron”. (Eduardo Solís)

La formalización de los campos, al igual que en gran parte de la región, obliga-toriamente se llevaba a cabo en Puerto Aysén, debiéndose realizar un largo viaje para aquella diligencia que muchas veces no fue beneficiosa para el poblador y que hasta los días de hoy es una problemática que no se ha solucionado, existiendo experiencias de personas que han fallecido sin poder formalizar las tierras en que vivieron gran parte de sus vidas. Teniendo en cuenta que en la actualidad vivimos en un contexto donde se ha enaltecido la “cultura patagona”, olvidando muchas veces o no tomando en cuenta este aspecto estructural que permite que continúe el desarrollo de la identidad campesina en esta parte del país. De esta manera se concibe la cultura también desde un aspecto político y no tan sólo pintoresco, como muchas veces es abordada.

“De aquí, a veces por la Argentina otras veces había que irse a caballo por acá por la cordillera, no había otro medio… Hay solicitudes pero no están regularizados por-que no le dan la propiedad… Siempre se ha planteado ese problema pero no dan la solución… El otro día nomás… vino un funcionario de Bienes Nacionales, yo fui a hablar con él, yo no más tengo un problema de esos… yo tengo una solicitud cuántos años y no… fui a hablar con ellos y no ves que están con el problema de la Ley del Sur que hubo, pero yo no sé qué requisitos tenía la Ley del Sur, entonces a mí no me favoreció y ahora cuando uno habla con ellos bueno, ‘quedó fuera de la Ley del Sur, la documentación se fue al archivo’ dice, no sé el archivo, qué pasará ahí po”. (Eduardo Solís)

Antes de que la Carretera uniera Lago Verde con el resto del territorio y se instala-ra la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), el abastecimiento en la zona se llevaba a cabo principalmente en las localidades argentinas aledañas al pueblo. En el caso del arreo de animales, don Eduardo recuerda que en un principio las tropas se tras-ladaban por el vecino país hacia el norte, ingresando a Chile a la altura de Osorno. Esta ruta se habría dejado de utilizar desde el momento que la frontera se volvió más compleja y no se pudo seguir transitando con tal libertad. Dicho contexto, complementado con la curiosidad del tropero, fue generando el reconocimiento de nuevas rutas que conecten el territorio con el resto de la región y el país.

“De la Argentina se traía, pero había mucha libertad de frontera sipo, uno iba con un carro dos yuntas de bueyes y traía por carrás las cosas pal’ año… íbamos una vez al año y después se traficaba a caballo… Los animales se vendían, los sacaban por arreo, igual los sacaban por Argentina a Osorno… Don Eduardo sacaba sus tropas por la Argentina pa’ Osorno, el que era dueño de la estancia ahí… en esos años ha-bía mucha cantidad de animales... Como un mes y tanto dicen que demoraban…

Empezó la fiebre aftosa por ahí ya tuvo problemas igual, una tropa que se enfermó una vez que la llevaron de acá, llegó a Osorno y se enfermaron con la fiebre afto-sa… algunos morían y otros que se salvaban poniéndole medicamentos… Ya se em-pezaron a poner mañosos, empezaron a poner tramitadores, esa vez Don Eduardo (Simon) compró el avión, porque ya se enojó con los gendarmes de la pasá, pa’ no estar molestándolos todos los días se compró un avión (risas)… un avión chico pa’ mover pasajeros, pal’ servicio de él, la lana la sacaba en el avión, un avión Cessna, mandó hacer una enfardadora chiquita así, manual con esa hacía los fardos y los metía al avión y los acarreaba hasta la Estancia Cisnes y de ahí dicen que los sacaba en avión pallá, pero ese hombre antes que aclare ya empezaba a volar con su avión acarreando lana, todo el día… él mismo era el piloto… Don Eduardo siempre fue un hombre muy servicial, caso de enfermedad, mover estudiante, cualquier cosa, ahí estaba él y nunca cobró un peso, lo hacía por voluntad no más y ayudó a la gente”. (Eduardo Solís)

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Otro de los primeros aviones que aterrizaban en la zona era el anfibio de Federico Führer, quien también es recordado en La Junta, Puyuhuapi, Puerto Cisnes y has-ta Villa O´Higgins, donde fallecería en el lago del mismo nombre. Don Eduardo Simon (1923), colono de la zona, llegaría en 1948 a Puerto Aysén y tras 13 días de cabalgata arribaría a la zona de Lago Verde instalándose en el fundo Cacique Blanco. Para 1957, importaría desde Estados Unidos su primer avión, formando parte junto a don Ernesto Hein y Federico Führer de la primera generación de aviadores patagónicos45.

“Durante muchos años dedicó innumerables esfuerzos en trasladar de manera gratuita a enfermos y mujeres embarazadas al hospital de Coyhaique, además de prestar servicio a las rondas médicas y de trasladar a los colonos en caso de emer-gencia o para realizar sus controles de salud. Del mismo modo trasladaba a los niños desde Lago Verde y La Tapera al internado de la escuela El Balseo, cerca de Puerto Aysén, debiendo atravesar cientos de kilómetros de cordillera” 46.

“(Federico Führer) Ese bajaba en el lago, había una cancha aquí pero muy mala… De la estancia Rubio, ahí se hizo la primera cancha aquí al otro ladito no más del pueblo… Se hacía entre los vecinos y él también. Y después empezaron a bajar aviones C3, que tenían los mismos hijos de él (Rubio), tenían dos aviones C3 y esos aterrizaban ahí… Me acuerdo que una vez bajó pa’ un 18 de septiembre, lo agarró una nevazón (a Federico Führer), él no podía despegar, una mañana fui a verlo che, había de punta a punta la cancha marcando la nieve, se le salió la rueda al avión, se bajó, la echó adentro y siguió hasta que pudo despegar (risas)… él no tenía problema, no le tenía miedo que le pase ningún accidente… Nacen con ese espíritu”. (Eduardo Solís)

Con respecto a las nuevas rutas que se fueron recorriendo para el arreo de ani-males, le mencionamos a don Eduardo la existente entre Lago Verde y Palena, la cual según don Mateo Coronado (entrevistado en Campo Grande, Mañihuales), él habría sido el descubridor. Don Eduardo, nos ratifica la información comentán-donos lo siguiente.

“Por él descubrieron el camino, porque él les cobraba no sé cuanto pa’ mostrarles el camino, ¿les conversó eso o no?… (Risas)… hay un poblador ahí en el azul que le llaman una veraná y el camino pasaba cerquita de ahí y entonces no les quiso mos-trar porque tenían que pagarle y lo estaban ahuaitando cuando pasó pacá, estaban medios preparados y lo siguieron, pero se perdieron, acá arriba hay una parte que son puros mallines, entonces ahí se perdieron y fueron a caer allá afuera a la aldea,

45 Informe de la Comisión de Derechos Humanos, Nacionalidad y Ciudadanía recaído en el Proyecto de Ley que concede, por especial gracia, la Nacionalidad Chilena al señor Eduardo Simon Bernheim, 20 de abril de 2011.46 Ídem.

Las Pampas, Argentina. Mi tío Florentino los vino a dejar aquí esa vez… No si jué cierto, porque un tío por Argentina los vino a dejar ahí… y ahí descubrieron el ca-mino… sacaban animales por arreo pallá, unos lanares igual, cuando ya hubieron hartos lanares”. (Eduardo Solís)

Este tramo de Lago Verde a Palena, hoy en día forma parte de las Rutas Patrimo-niales y Senderos de Chile, denominado en esta zona como la Huella de los Tro-peros, su recorrido de a caballo tiene una duración de 7 días por un sendero de 55 kilómetros hasta llegar al Lago Palena, se cruzan varios campos y se bandean cauda-losos ríos como el río Pico y el Quinto, que se atraviesa varias veces entre montañas cargadas de bosques, siendo una experiencia única donde es posible conocer parte de las vivencias en las rutas de quienes esforzadamente recorrían la zona47.

Otra de las rutas históricas existentes en esta parte del territorio, es la que se re-corría desde Lago Verde hacia la localidad costera de Puyuhuapi, desde donde los animales eran embarcados y transportados para su posterior venta en Puerto Montt. En la misma línea se encuentra la ruta cordillerana que une Lago Verde con Tapera, la cual hoy en día aún es utilizada.

“Pa’ Puyuhuapi, iba puro vacuno no más pallá, el camino era más malo… Casi más por El Quinto (sector cercano a Lago Verde) porque este camino del Figueroa (ac-tual Carretera) siempre era más malo, barro raíces… Se estropeaban (los animales) sí y se embarcaban en barcaza, ahí la barcaza tiraba la rampla en la playa y ahí había que echar los animales arriba…

(La ruta Lago Verde - Tapera)Pasa por los campos de nosotros por aquí pa’ arriba. Pa’ Tapera antiguamente era por arriba de esa cordillera de ahí y bajaba al cañadón del Poncho allá daba la vuelta por el Píldora, que ese es un lugar argentino, pero igual ya después le pusieron trabas los gendarmes una vez que vinieron a sacar una tropa de aquí, avisaron que no vayan porque estaban esperando los gendarmes allá en la parte del Píldora ahí, pa’ detenerlo, así que tuvieron que tirarse pacá, bajar a las Mellizas, ahí fue a salir esa tropa esa vez, la primera que pasó por ahí… Esa es la que se siguió ocupando, don Eduardo sacaba a veranear allá al Carlota, esa veranada que hay cerca de Tapera y él empezó a trabajar pa’ abrir la senda después, porque era una inmensidad de tupiciones, de palos, donde se habían quemado los campos, así que ahí se empezó a abrir el camino… Don Eduardo fue un hombre que ha hecho mucho acá en Lago Verde hay que reconocerle y lo sigue haciendo mientras viva dice”. (Eduardo Solís)

47 Andes Patagónicos, Circuito Lago Verde – Palena, Huella de los Troperos. Gobierno de Chile, Mi-

nisterio de Bienes Nacionales, 2006.

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Con la llegada de la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), el abastecimiento de víveres en Argentina disminuyó considerablemente, con lo que ya no fue necesario recorrer grandes distancias para la compra de éstos. Esta situación no generó que las relaciones sociales con el vecino país se terminaran, ya que existía y existe una amplia y fuerte trama de amistad y parentesco con los habitantes de los campos y pueblos cercanos a la frontera.

“Después con la ECA ya no fue necesario salir a buscar víveres, ya se empezó a terminar el problema del acarreo de víveres… Tres días con carro hasta río Pico de aquí, tres días pa’ ir, tres días pa’ volver… Con dos yuntas de bueyes… Cualquier carga que llegaba de Coyhaique, ya se empezó a acercar el camino, llegaba aquí a la aldea Las Pampas (Argentina) que se llama y ahí venía el camión que tenía don Eduardo Simon, ellos traían carga y nosotros la íbamos a buscar… De todo, cons-trucción, víveres, herramientas… Después se empezó a arreglar el camino, vinieron unas máquinas del CEA, se arreglaron un poco el camino de la Argentina, hicie-ron el aeropuerto aquí, caminos vecinales igual trabajaron harto”. (Eduardo Solís)

Silvia Cárcamo

La señora Silvia Cárcamo, aunque se considera lagoverdina es nacida en el sector del cerro La Virgen. Llegó a la localidad a los 9 años en 1952, junto a su padre don Julio Cárcamo oriundo de Chiloé y su madre Leontina Mora de la zona de Puerto Ibáñez.

“Mis papás vivían acá, ellos ya estaban acá trabajando y me trajeron porque a mí me tenían interna un tiempo en el kilómetro 10, ahí me fueron a dejar, soy hija única como usted sabe, mis papás hicieron tremenda cosa conmigo que todavía estoy picá con ellos… yo era hija única y vivíamos en el campo en el cerro La Virgen en la casa de mis abuelos, por parte de mi mamá y a ellos se les ocurrió irme a inter-nar al kilómetro 10 para salir a trabajar a otro lado en ese minuto no lo entendí, lo entendí menos porque era niña, me dejaron en un internado y yo no había salido nunca, nunca jamás de mi casa, conocía el puro entorno, mis primos, mis abuelos y eso, ni a Coyhaique creo que me habían llevado con suerte un par de veces… Yo un mes lo pasé pésimo, lo que me acuerdo después me acostumbré, porque uno como es niño se empieza acostumbrar… tres años estuve ahí interna en ese colegio… Después al final me trajeron para acá porque yo hice pataleta, show y toda la cosa, porque en ese tiempo cuando me trajeron ya había escuela… de allá de Cisne después se vinieron a río Cisne y después se vinieron acá (Lago Verde) con un carabinero que se vino trasladado acá que tenía un pedazo de tierra y ahí se vinieron con él… no había nada, no había nada… era un campo aquí donde está la plaza habían puras matas de caña, de calafate…

Uno tenía que venirse por Argentina y en esos tiempos entraban por El Mirador que le dicen… por Mañihuales entraban, nosotros no nos vinimos por ahí porque el camino era muy malo, estaba la famosa Zaranda, que todavía está el nombre La Zaranda, ahora ni se nota en el camino la Zaranda y era muy fea así que ahí los caballos se caían o las tropas porque la gente sacaba sus tropas de animales, animal que caía ahí no salía nunca más porque era un sólo fango, se enterraban y no lo veíamos más… más cerca de Amengual, si la verdadera Zaranda se nota todavía pasa el camino al lado de un cerro y para allá hay como un mallín… por ahí dicen que era muy feo el que caía ahí no salía, y nosotros nos vinimos por Coyhaique Alto, nosotros salimos a Coyhaique Alto y de ahí salimos a Puesto Viejo, porque en Coyhaique alto no nos dejaron… porque más encima no nos dejaron pasar los argentinos para acá, si pasamos a escondías… no dejaban pasar a nadie… el 52… en el mes de octubre y nosotros yo me acuerdo que alojábamos llegamos ahí al retén y de ahí mi papá vino a gendarmería a ver si nos dejaban y le dijeron que no que por ahí no había paso que teníamos que volvernos por Ñireguao, no sé por dónde más que teníamos que era muy lejos por ahí aparte que mi papá no conocía por ahí, así que le dijo ya que él no se iba a volver porque no se podía po cómo se iba a volver porque no conocía y estaba muy malo el camino y la pasá por Argentina era muy poquita la que teníamos que hacer así que la gendarmería le dijeron a mi papá que pase pero que si encontraban a alguien en el camino algún jefe de ellos, ellos iban a decir que no saben nada… así que así lo hicimos po, nos metimos… de a caballo, era pura pampa por ahí, así que nos metimos y por desgracia nuestra nos pillaron… nos pillaron los gendarmes y nos llevaron al campamento como le dicen ellos a la gendarmería… ahí alojamos una noche, ahí nos tuvieron presos, yo era una niña… tendría nueve años, que me importaba a mí que esté presa po (risas)… la cosa es que estuvimos mucho ahí, a mi papá lo tuvieron mucho adentro de gendarmería así que al final los gendarme se portaron bien con nosotros nos dijeron ‘ya ustedes van a alojar aquí esta noche porque donde van a ir ya no llegan a ninguna parte’ así que nos pasaron un fogón la cosa es que lo pasamos bien, nos dieron pan, nos invitaron carne un montón de cosas, nos hicieron dormir en una especie de calabozo pero habían camas ahí, pasamos bien la noche y al otro día salimos de ahí y pasamos a un negocio que se llama La Estrella allá en Argentina entrando por Puesto Viejo, pero ahí nosotros nos teníamos que tomar la cordillera hacia acá po, por ArroyoVerde por esos lugares y vinimos a salir aquí al Frida… al río Cisnes ahí al cruce con río Cisnes no ve que Frida se llama esa gendarmería… ahí salimos… y ahí pasamos a escondidas igual… teníamos que venirnos por río Cisnes, pero ahí pasamos lejos de la gendarmería no ve que eso es pampa, no habían alambres ni nada en esos años, ahora cuando he andado por ahí se ven alambres ahora, he andado por ahí un par de veces hace poco tiempo, no es ni pa-recía, así que ahí mi papá pasó lejos de la gendarmería y si nos veían con pilcheros pensaron que éramos estancieros o peones de las estancias, no ve que está lleno… así que salimos a río Cisnes de ahí nos vinimos por Argentina igual, tuvimos que

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entrar aquí, una parte que uno pasa por Argentina igual... pero no nos pasó nada ahí llegamos, pero nos demoramos nueve días yo me acuerdo muy bien cuando llegamos… por aquí arriba pasamos a la gendarmería esa que hay acá cerca…

Bueno yo era niña para mí fue lindo (el viaje), qué problema me iba a hacer si tenía que comer y esas cosas… al anca del caballo todo el viaje, nueve días a caballo al anca… los 3 (Padre, madre e hija)… los tres con pilchero con las cosas y eso y veníamos alojando donde nos pillaba la noche, si nos demoramos nueve días… veníamos en el mes de octubre que no era tan malo ya po… buscábamos donde había un montecito había agua y ahí se quedaba uno… comíamos de lo que traía-mos pasamos a Arroyo Verde que ahí había un negocio y ahí pasaron a comprar, compraron cosas y seguimos el viaje, llegamos acá el doce de octubre…

Aquí demoramos dos días y ahí hay ríos entre Cisnes y acá Lago Verde hay ríos que pasar en esos tiempos cuando uno pasaba por Argentina, el Nilsón, río Pico, estos ríos que están aquí el Píldora llegamos aquí lloviendo estaba malo el día que llegamos acá y entraban unos por allá bien allá el camino… llegaba primero al re-tén… esto ya estaba nombrado pueblo, ya había sido decretado que se iba hacer un pueblo en este lugar… había una escuelita, era lo único que había y retén, escuelita y retén”. (Silvia Carcamo)

Como ya sabemos el abastecimiento de víveres, antes de que Lago Verde se conec-tara a la Carretera Austral, se llevaba a cabo principalmente en Argentina, específi-camente en Aldea Las Pampas y Río Pico. Luego se abriría una sucursal de INACO (Industria Nacional de Comercio), la cual en un principio era abastecida a través de avión, pero cuando la demanda aumentó fue necesario transportar la carga en camión, el cual transitaba por territorio argentino sin poder ingresar a Lago Verde por la calidad de los caminos, de esta manera desde aquí era necesario trasladar los productos en un tractor, capaz de bandear los ríos que aún fragmentan la ruta.

“Todo el mundo iba a comprar sus cosas a la Argentina, porque acá no había nada, no había dónde comprar… toda la gente aquí vivía del animal, la ganadería la crianza, así que vendían sus animales una vez al año e iban a comprar al lado, los que podían iban en carreta, carreta con bueyes, los que no con pilcheros nomás… también venía gente a comprar de Palena… traían plata argentina, compraban ani-males con plata argentina, porque acá no servía la plata chilena… hasta que llegó la ECA, Inaco que era en esos tiempos… Inaco llegó entre el 54 - 55 una cosa así…

En vehículo ahora está como a media hora, pasando los ríos estando el camino malo y todo… Después era Río Pico, la mayoría iba a Río Pico porque era más grande, habían más cosas, le queda un poco más lejos pero ni tanto tampoco, ahora que llegan vehículos hasta ahí, ya no es lejos pero en ese tiempo iba a caballo

se demoraban como una semana para ir a buscar las cosas… la gente que no vivió en ese tiempo dicen que debe haber sido terrible, uno que lo vivió no lo encontró terrible, yo no lo encontré terrible porque era lo que había, así vivíamos todos, si a uno le faltaba algo antes que pueda ir a comprar le iba a pedir al vecino… era muy común eso…

Venían los camiones de Roberto Recabal , venían a dejar los víveres hasta ahí hasta la aldea y de ahí en tractor… a veces con esos tiempos horribles llegaba todo moja-do eso, no podía pasar el tractor a veces por el río… feo los caminos y con el tractor ese se pone peor, donde es camino blando de tierra nomás, después no pasa nadie más po… y la ECA cuando llegó la primera carga la dejaron en el retén, en la pieza donde dormían los carabineros, tuvieron que desocupar y hacer espacio para dejar la mercadería. Todo en sacos iba a comprar uno, igual era una maravilla pa’ uno porque antes le faltaba a uno y le faltaba, no había nomás pero ya ahí fue más fácil, iba a comprar uno lo que necesitaba”. (Silvia Cárcamo)

Ya conectado Lago Verde a la Carretera Austral ahora faltaban los puentes, por lo que como mencionamos con anterioridad, las balsas cumplían la función de transportar a las personas de una orilla a la otra, tanto en el Desagüe del río Ros-selot como en el río Figueroa, afluentes que hacían de barreras naturales para la conectividad caminera del pueblo.

“De primera cuando recién empezamos a ir nosotros, cuando ya hubo camino ahí no había puente, el puente se hizo después ahí había balsa, había que pasar en balsa uno tenía que estar en el horario o si no, no pasaba y si llegaba tarde no pasaba y era un desastre, si estaba muy crecido el río no pasaba si estaba muy bajo tampoco… eso nos controlaba… ahora cuando se hizo el puente eso fue lo mejor, eso ya fue… porque ya andábamos expedito podíamos andar a la hora que quisié-ramos, teníamos puente ahí…

Aunque le hubiera rogado al balsero no pasaba a nadie así que había que ser pun-tual pa’ llegar ahí, no sé si era hasta las ocho en el invierno, en el invierno tiene que haber sido más temprano que se cortaba las ocho en la tarde… era cortito pero se demoraba mucho, demasiados vehículos parece… Pero el problema eran los ríos, las crecidas, si estaba muy bajo no pasaba y si estaba muy crecido tampoco, así que había una marca donde tenía que estar el agua, así con esta lluvia de ahora íbamos a estar aislados no íbamos a poder pasar… ahí quedábamos aislados no sacábamos na’ con ir hasta ahí muchas veces hubo gente que pasó en bote ahí y pasar en bote con ese río crecido igual es muy peligroso pero había que hacerlo… mientras no hubo el puente era un lío salir para allá, si no estaban las condiciones mejor no ir…

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(Con Carretera) salían los que tenían vehículo… el avión igual funcionó harto tiempo incluso con el camino... (La Carretera) fue la última maravilla pa’ nosotros, tener una carretera pa’ salir a La Junta, claro que de primera los buses demoraban como 14 horas a Coyhaique y ahora se demoran 7 u 8… es que de primera los caminos eran muy malos porque allá por esa costa de Puyuhuapi para allá era muy angostito, después enancharon harto la carretera si ahora hay pavimento hasta el cruce de Puerto Cisnes”. (Silvia Cárcamo)

Hoy en día la localidad cuenta con un suministro eléctrico permanente, la gran mayoría de sus habitantes posee celular y la televisión abierta es continua, y como nos plantea doña Silvia ha quedado en la historia del pueblo las gestiones del padre Antonio Ronchi, en su búsqueda por aumentar la conectividad y por ende el desarrollo en Lago Verde.

“El padre a dónde no llegó… hizo muchas cosas aquí en este pueblo… la primera antena que tuvimos que todavía está ese plato arriba esa la trajo el padre Ronchi… veíamos tele mexicana, tele o sea veíamos tele envasada porque se mandaba el bolsito que iba y venía a Balmaceda, iban y venían esos casete grabados, eso todo grabado… el canal 7 ese fue el primero que se vino a colocar en directo, está ahí pero también tiene sus años eso… en ese tiempo teníamos luz más estable porque ya en ese tiempo funcionó la turbina que funcionaba más estable, un motor que después ya era más horas de luz, claro que siempre se cortaba nunca era tan segu-ro… Era un cura entregado, misionero, ahora ya no hay misioneros, ahora a los misioneros hay que tenerlos buena cama buena comida, sino no van, él no po, el dormía donde lo pillaba la noche, comía lo que encontraba...

Ahora tenemos también que llegó la antena de celulares hace poquito cuanto tenemos un año, dos años más no será eso… la cosa cambió po, ahora uno se pue-de comunicar fácil con su familia antes se imagina, ahora salen los chicos salen a estudiar, ya que se va a ir el niño a estudiar no es ni una cosa, va a estudiar y uno está todo el día conectado con ellos, viaja cuando quiere, hay dos buses que van y vienen… no sé cuántas veces a la semana, por ejemplo se fue uno hoy día mañana se va el otro, vuelven el martes y se va el miércoles el otro, vuelve el jueves y el otro, no sé si va el jueves también pero el domingo es seguro que va”. (Silvia Cárcamo)

Le damos las gracias a doña Silvia por permitirnos ingresar en su historia y nos retiramos a nuestra cabaña. Ha sido la última conversación del viaje, por lo que hoy descansaremos y mañana regresaremos a Coyhaique después de casi un mes en terreno por los pueblos de la Carretera Austral.

Reflexiones Finales

27 de marzo

En este viaje “Tras las Huellas de la Carretera Austral”, hemos podido conocer diversos procesos de conectividad que han ido viviendo gran parte de los pueblos de la región, ya sea desde su historia como desde lo que acontece hoy en día.

La persistencia de la conectividad en el devenir histórico, la hemos conocido prin-cipalmente desde las primeras sendas que permitieron el movimiento de familias completas en busca de un mejor y propio lugar donde asentarse, muchas veces sin importar estar cerca o no de centros poblados, terminando en un terreno ignoto, entre cerros, bosques y ríos que dificultaron el paso. Estando allí, se hizo campo, se quemó, se rozó, se trabajó apatronado en estancias; todo para vivir, para subsis-tir en familia. El padre continuaba en el movimiento, abasteciendo el hogar que requería un ir y venir en busca de trabajo y víveres, mientras la mujer, con su rol definido, se hacía cargo del campo y los hijos/as.

En general, salvo en la costa y litoral, el abastecimiento se llevaba a cabo en pobla-dos argentinos, forjando desde un principio fuertes relaciones con el vecino país, en tiempos en que la frontera era más libre y menos burocrática. Este sistema de vida, y de peligro a la soberanía chilena, habría comenzado a declinar con la llega-da de la Industria Nacional de Comercio (INACO - ECA y EMAZA), que permitió el aprovisionamiento de la mayor parte de las zonas aisladas, disminuyendo las relaciones con Argentina, pero no terminándolas.

En algunos sectores el establecimiento de escuelas y centros de abastecimiento, fueron facilitando la formación de pueblos y desde ahí nuevas necesidades comen-zaron a alojarse en la trama social y cultural. Y en complemento a la dificultad geopolítica de transitar por Argentina, se fueron mejorando y reconociendo nue-vas rutas de comunicación, nuevos pasos para unir territorios y por ende el movi-miento de los capitales aumentó, no solo desde lo local sino que a nivel nacional y transnacional.

La búsqueda de caminos primeramente fue hacia el mar, sin concebir un camino longitudinal, que con el paso del tiempo uniría los pueblos del territorio continen-tal, surgiendo de esta manera la Carretera Austral, sistema caminero que permi-

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tiría movilizar un mayor flujo de bienes, servicios, información y personas entre distintos puntos del territorio.

Hemos dado cuenta que aunque hoy las sendas forman parte de la historia ca-minera de la Patagonia, éstas se han activado y mantenido a través de otros usos que el turismo ha definido. Tendencia similar a lo que ocurre con las tradiciones campesinas que se niegan a desaparecer, las cuales han seguido reproduciéndose y adaptándose a este modelo de desarrollo, que aunque active a conveniencia, ha generado que algunas prácticas y conocimientos se mantengan presentes, en un contexto en el que ya han dejado de ser necesarios utilitariamente pero no simbó-licamente.

Por otra parte nos encontramos con los cambios en los ritmos de vida, donde de vivir en una Patagonia en “el que se apura pierde el tiempo”, se ha pasado a una donde el uso del reloj es más eficiente, aumentando la calidad de vida y la gene-ración de nuevas necesidades, así como también el asentamiento de nuevas ideas, formas y métodos. Todo esto repercutiendo de una u otra manera en las relaciones sociales, en las maneras de convivir y en general en los sistemas de vida de las fami-lias rurales y urbanas, donde el comunitarismo necesario para la supervivencia de las primeras familias pasó a transformarse en un individualismo necesario para la reproducción del actual modelo de desarrollo que va de la mano con los procesos de conectividad.

Hasta la década de 1930, no existía ningún vehículo motorizado en la región de Aysén1, por lo que el caballo y los diversos tipos de carro, eran el principal medio de transporte que permitían abarcar largas distancias, sin olvidar las primeras ca-noas y botes que disminuyeron la fragmentación del territorio así como también la aeronavegación y la navegación marítima que han conectado la región dentro y fuera de la zona, que al igual que la radio, el teléfono y el internet han permitido un mayor flujo de información. Pero a pesar de todo, la conectividad en general es frágil frente a la naturaleza que domina y ha dominado la acción de los pueblos, por lo menos durante algunas temporadas del año.

Para finalizar queremos recalcar que tanto la Carretera Austral, como las caracte-rísticas de lejanía y aislamiento, interior y exterior, se han ido configurando como símbolos identitarios de la región de Aysén, así como también podemos plantear que a mayor conectividad, en todos sus ámbitos, mayor es el distanciamiento en las relaciones sociales de quienes la reproducen.

1 Galindo, Leonel (1996) Aisén, Voces y Costumbres.

Mapa región de Aysén, zona norte.

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1 Carmen Foitzick - Campo Grande, Mañihuales / 2 Mateo Coronado - Campo Grande, Mañihuales / 3 Sara Poblete - Alto Mañihuales / 4 Adelina Mayorga - Puerto Cisnes / 5 Fer-mina Sánchez - Puerto Cisnes / 6 Úrsula Flack - Puyuhuapi / 7 Bernarda Cumín - Puyuhuapi / 8 Daniel Huaiquilaf - La Junta / 9 Luzmira Lagos - La Junta / 10 Margarita Saavedra - Lago Verde / 11 Eduardo Solís - Lago Verde / 12 Silvia Carcamo - Lago Verde.

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4 5

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8

10

Calle principal Mañihuales.

Calle principal, Puente Ñirehuao, Mañihuales.

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Camino Mañihuales - Puerto Cisnes, sector Piedra el Gato.

Camino Mañihuales - Puerto Cisnes, sector Piedra el Gato.

Puerto Cisnes.

Camino Puerto Cisnes - Puyuhuapi, sector Queulat.

Page 101: Tras las Huellas de la Carretera Austral

Puyuhuapi.

Puyuhuapi.

Camino Puyuhuapi - La Junta.

Camino Puyuhuapi - La Junta.

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La Junta.

Camino La Junta - Lago Verde.

Camino La Junta - Lago Verde.

Camino La Junta - Lago Verde.

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Primer puente río Ñirehuao, 1961.

Balsa río Mañihuales, pasarela Turbio 1955.

Sector Puerto Cisnes, Biblioteca Puerto Cisnes.

Sector el Pedregoso 1966, Biblioteca Puerto Cisnes.

Sector Puerto Cisnes, Biblioteca Puerto Cisnes.

Sector Puerto Cisnes, Biblioteca Puerto Cisnes.

Page 104: Tras las Huellas de la Carretera Austral

Sector Puerto Cisnes, Biblioteca Puerto Cisnes.

Sector Puerto Cisnes, Biblioteca Puerto Cisnes.

Pasarela río Figueroa, Madre Profi, Silvia Cárcamo, Lago Verde.

Construcción puente Figueroa, padre Aldo Lazzarin, Silvia Cárcamo, Lago Verde.

Page 105: Tras las Huellas de la Carretera Austral

Balsa Rosselot, Silvia Cárcamo, Lago Verde.

Lancha Madipro 1986, Silvia Cárcamo, Lago Verde.

Inauguración antena canal 7, Silvia Cárcamo, Lago Verde.

Archivo familia Oyarzo, Lago Verde.

Archivo Eduardo Solís, Lago Verde.

Page 106: Tras las Huellas de la Carretera Austral

BIBLIOGRAFÍA

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Glosario

Nota: Este glosario está elaborado principalmente en base a los textos “Aisén, Vo-ces y Costumbres”, de Leonel Galindo e “Hijo de Juana y José”, de Miguel Peña “Trovero Sur” (Q.E.P.D).

Arriar: Conducir una tropa de ganado.

Arriero: Persona que conduce el ganado, que trajina con bestias de carga.

Bandear o “Badear”: Atravesar de parte en parte, de un lado a otro, en este caso de un lado a otro del río.

Bagual: Animal salvaje, rebelde, arisco. Fue domestico y se convirtió en salvaje al enmontañarse.

Bagualear: Capturar animales salvajes, baguales.

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Balsa: (Principalmente para la localidad de Tortel) Medio utilizado para transpor-tar postes de ciprés a través del agua, confeccionado con un conjunto de cien o más postes atados con cuerda, antiguamente se utilizaban lazos para atar las balsas. (Astorga y Uribe, 2008)

Baquiano: Ducho, conocedor de un lugar, hábil en un oficio.

Bongo: Canoa excavada de un tronco.

Canoga: Palo acanalado que se utiliza como techumbre construcciones menores.

Chata: Carro tirado por diez a doce caballos.

Chiguas: Envoltorio de alambre forrado en cuero, utilizado para proteger la carga.

Endilgar: Indicar la ruta o camino, acompañar un tiempo por el camino entregan-do indicaciones. Encaminar, dirigir, acomodar, facilitar.

Envaralado: “Esto es troncos o rollizos atravesados sobre la vía para hacer firme y practicable el paso por mallines y tembladerales” (Martinic, 2005: 134). Senda sobre troncos atravesados, uno paralelo a otro.

Gaucho: Hombre de campo, persona servicial y hábil en trabajos ganaderos, buen jinete, experto en arreos de ganado.

Hacienda: Masa ganadera que posee un campesino.

Junquilllo: Junco, totora, hierba que crece en sitios pantanosos.

Mallín: Pantanos. Suelos constituidos por turbales o turberas, suelos de muy poca firmeza.

Ñadis: Ciénagas.

Población: Se refiere a la casa o casas construidas por un poblador o pobladora en el campo.

Pilchas: Ropa de vestir o de cama.

Pilchero: Caballo que porta el equipaje, que transporta la carga.

Rancho: Casa de poblador o pobladora.

Tamango: Calzado rústico que se hace de cuero crudo, con el pelo hacia adentro, confeccionado con cuero de vacuno o potro, apto para el frío.

Traficar: Comerciar, negociar con el dinero y las mercancías, andar o errar por varios lugares.

Tropero: Arriero, conductor de ganado.

Vicios: Alimento o provisiones. Yerba mate y tabaco.

Yunta: Par de bueyes unidos al yugo, que sirven en la labor del campo o en los acarreos.

Yuyo: Planta medicinal que se toma en infusión.

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Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes.FONDART REGIONAL

“El texto, logra invitar al viaje desde la mirada etnográfica, tiene unos giros interesantes al lenguaje del turismo y eso lo hace un texto innovador, pues sin abandonar la travesía que observa las huellas de la carretera, invita al lector a recorrerla, ahora con más profundidad histórica. Aquel que lea el texto ya podrá observar la carretera en una dimensión translon-gitudinal, adentrar la mirada a trazos de la antigüedad de esta ruta y a los pobladores que la “habitan” que la han visto surgir y que han debido transformar sus vidas en relación a ella”

Mauricio Osorio Pefaur