ESTEBAN ECHEVERRÍA ESCUELA ESPECIAL N° 503 TRASTORNOS EMOCIONALES SEVEROS
Trastornos Emocionales de La Infancia
-
Upload
lissett-arocha -
Category
Documents
-
view
8 -
download
0
description
Transcript of Trastornos Emocionales de La Infancia
UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUAVICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y SOCIALESESCUELA DE PSICOLOGIA
MARACAY-VENEZUELA
TRASTORNOS EMOCIONALES DE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA
Estudiantes: Lugo, Maricruz C.I 24433217Pacheco, Rafael C.I 20818335
Angela Pavon C.ILissett Arocha C.I
Profesor: Nelson Avelino RodríguezSección T
SAN JOAQUIN DE TURMERO, JUNIO 2015
Trastornos Emocionales de la Infancia
Es bastante difícil definir el término de "trastornos emocionales" o afectivos, ya
que es un fenómeno que está interrelacionado con muchos otros trastornos; del
carácter, de conducta y dificultades de aprendizaje. En este sentido, existe cierta
confusión entre sus causas, sus efectos y los efectos asociados a él.
Un trastorno emocional es una condición que exhibe una o más de las siguientes
características a través de un periodo de tiempo prolongado y hasta un grado
marcado que afecta adversamente el rendimiento académico del niño.
1. Una inhabilidad de aprender que no puede explicarse por factores
intelectuales, sensoriales o de la salud.
2. Una inhabilidad de formar o mantener relaciones interpersonales
satisfactorias con sus pares y maestros.
3. Conducta o sentimientos inapropiados bajo circunstancias normales.
4. Un humor general de tristeza o depresión.
5. Una tendencia a desarrollar síntomas físicos o temores asociados con
problemas personales o escolares
En estos trastornos puede haber características de agresión, hiperactividad, falta
de atención, retraimiento e inmadurez. Muchos niños que no tienen un trastorno
emocional pueden experimentar algunos de estos comportamientos durante
diferentes etapas de su desarrollo. Sin embargo, cuando los niños tienen
trastornos emocionales, este tipo de comportamiento continúa a través de largos
períodos de tiempo. Su comportamiento nos indica que no están bien dentro de su
ambiente o entre sus compañeros.
Etiología de los trastornos emocionales de la Infancia
Hasta el momento, las causas de los trastornos emocionales no han sido
adecuadamente determinadas. Son muchas las investigaciones que plantean las
posibles causas de esta problemática, sin embargo, ningún estudio ha podido
demostrar que alguno de estos factores sea la causa directa de los trastornos
emocionales. Entre las causas hereditarias encontramos cierta predisposición a
desarrollar un trastorno si en sus antecedentes familiares ha habido incidencia de
este. Se asocian estos resultados con las circunstancias socioeconómicas y
sociales contemporáneas, los nuevos estilos y estructuras de la familia actual,
enumerando algunas que resultan coincidentes con nuestra realidad:
1. La estructura familiar: aumentan las separaciones, los divorcios, familias
reconstituidas, más variedades y tipologías de familias.
2. Las normas, los códigos de conducta y las costumbres sociales: la
influencia mediática, y la dificultad de las familias en el establecimiento de
límites que los reafirmen como figuras de autoridad y los validen para
propiciar y aplicar una disciplina adecuada.
3. El culto al cuerpo: y a los modelos femeninos de mujer delgada y esbelta
aumentan las patologías por desagrado externo, como la anorexia mental y
la bulimia, y la contrapartida masculina de fuerza física y violencia.
4. La mayor competitividad: generadora de conflictos, especialmente en los
niños más frágiles y vulnerables.
Las relaciones familiares y parentales, así como los tipos de crianza juegan un
papel importante en estos trastornos. Las principales relaciones familiares
disfuncionales:
1. Los patrones rígidos, inflexibles, incapaces de adaptarse a los cambios y
condiciones de la familia moderna.
2. Familias que niegan y evitan sistemáticamente el conflicto (siempre todo va
bien).
3. Relaciones familiares muy invasivas. No hay límites claros entre sus
miembros, no queda espacio para la intimidad y la individualización de cada
uno.
4. Relaciones sobreprotectoras: los padres no se adaptan a los progresos del
desarrollo de sus hijos, ni a las demandas de independencia. Se les priva
de comportamientos autónomos y se les mantiene infantilizados.
Conductas Ansiosas y Fobias
La característica esencial de los trastornos de ansiedad son la presencia de
ansiedad y la preocupación excesivas (expectación aprensiva) que se observan
durante un período superior a 6 meses y que se centran en una amplia gama de
acontecimientos y situaciones. Aunque en ocasiones el individuo puede o no
reconocer que su preocupación es excesiva, tienen dificultades para controlar este
estado de constante preocupación.
Dentro de las conductas usuales en infantes con trastornos de ansiedad se
encuentran
Aprensión
Preocupaciones acerca de calamidades venideras, sentirse "al límite", dificultades
de concentración.
Tensión muscular
Agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores e incapacidad
de relajarse.
Hiperactividad vegetativa
Mareos, sudoración, taquicardia o taquipnea, molestias epigástricas, vértigo y
sequedad de boca.
(En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las
quejas somáticas recurrentes.)
Fobias
La característica esencial de la fobia es un miedo intenso y persistente a objetos o
situaciones claramente discernibles y circunscritos. Estos síntomas se originan a
partir de la exposición a un evento traumático o un objeto que cause una
sensación de riesgo extremo para el individuo y la posterior exposición al estímulo
fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad.
Esta respuesta puede adquirir la forma de una crisis de angustia situacional o más
o menos relacionada con una situación determinada. Aunque los adolescentes y
adultos con este trastorno reconocen que este temor es excesivo e irracional, esto
no sucede a veces en el caso de los niños. El diagnóstico es correcto sólo si este
comportamiento de evitación, miedo o ansiedad de anticipación en relación con el
estímulo fóbico interfiere significativamente con las actividades cotidianas del
paciente. La fobia específica es la única diagnosticable en infantes.
Los criterios diagnósticos de la Fobia Especifica [300.29] son:
A. Temor acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado
por la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos (p. ej.,
volar, precipicios, animales).
B. La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una
respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis
de angustia situacional. (En los niños la ansiedad puede traducirse en
lloros, berrinches, inhibición o abrazos).
C. La persona reconoce que este miedo es excesivo o irracional. (En los niños
este reconocimiento puede faltar).
D. La situación fóbica se evita o se soporta a costa de una intensa ansiedad o
malestar.
E. En niños la duración de estos síntomas debe haber sido de 6 meses como
mínimo.
F. La ansiedad, las crisis de angustia o los comportamientos de evitación
fóbica asociados a objetos o situaciones específicos no pueden explicarse
mejor por la presencia de otro trastorno mental.
Los subtipos del objeto del miedo o evitación en la fobia específica
desencadenantes de la respuesta fóbica son:
Tipo animal. (El miedo hace referencia a animales o insectos. Este subtipo es el
más común durante la infancia).
Tipo ambiental. (El miedo hace referencia a situaciones relacionadas con la
naturaleza y los fenómenos atmosféricos como tormentas, precipicios o agua. Este
subtipo suele iniciarse en la infancia).
Tipo sangre-inyecciones-daño. (El miedo hace referencia a la visión de sangre o
heridas, o a recibir inyecciones u otras intervenciones médicas de carácter
invasivo).
Tipo situacional. (El miedo hace referencia a situaciones específicas como
transportes públicos, túneles, puentes, ascensores, aviones, autos o recintos
cerrados.
Otros tipos. (El miedo hace referencia a otro tipo de estímulos, por ejemplo, miedo
de caerse si no hay paredes, a los sonidos altos o a las personas disfrazadas)
Entre las fobias más comunes se encuentran:
Aracnofobia: Miedo a las arañas. (En los casos más serios, el pánico puede ser
detonado incluso al ver una fotografía).
Claustrofobia: Temor a quedar confinado a espacios cerrados.
Emetofobia: Se trata de la fobia al vómito o a vomitar
Necrofobia: El miedo irracional y constante a la muerte y a los seres muertos
Temores y Depresión Infantil
La Depresión Infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza
mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión
mayor cuando los síntomas son mayores de dos semanas y de trastornos
distimico cuando pasan de un mes.
La depresión no es estar triste o reaccionar con tristeza a una situación grave.
Como los adultos, los niños se sienten profundamente tristes cuando hay cambios
que alteran la “normalidad” en su vida. La muerte de un ser querido, el divorcio de
sus padres, el diagnóstico de una enfermedad crónica, los problemas económicos
de la familia, el fracaso escolar o el rechazo de un amigo
Tipos de Depresión Infantil
Los tres tipos de depresión más comunes son: Trastorno depresivo mayor,
Trastorno distimico y Trastorno Bipolar. En cada uno de estos tres tipos de
depresión, el número, la gravedad y la persistencia varían.
1. Trastorno depresivo mayor: se manifiesta por una combinación de síntomas
que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y
disfrutar de actividades que antes eran placenteras.
2. Trastorno distimico: es un tipo de depresión menos grave, incluyen
síntomas crónicos (a largo plazo) que no incapacitan tanto, pero interfieren
con el funcionamiento y el bienestar de la persona. La característica de este
trastorno es un estado de aniño crónicamente depresivo que esté presente
la mayor parte del día de la mayoría de los días durante al menos 2 años.
Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios
depresivos severas en algún momento de su vida.
3. Trastorno bipolar: este no es frecuente como los otros trastornos
depresivos. Este se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo:
fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo
(depresión). Los cambios de estados de ánimo pueden ser dramáticos y
rápidos, pero más a menudo son graduales. Cuenta esta en la fase
maniaca, la persona puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y tener
una gran cantidad de energía. La manía a menudo afecta la manera de
pensar, el juicio y la manera de comportarse con relación a otros.
Síntomas de depresión en la infancia
Los síntomas de la depresión en la infancia y en la adolescencia tienen puntos en
común con los del adulto, pero también síntomas específicos que pueden
manifestarse de forma distinta en cada edad.
1. síntomas “emocionales”:
• el niño está triste muy a menudo
• puede tener episodios de llanto excesivo
• dice sentirse desesperanzado o vacío
• está siempre enfadado o irritable
• puede mostrar ira o agresividad extrema
• no se valora adecuadamente, su autoestima es baja
• se siente responsable e incluso culpable de las cosas malas que
suceden
2. en cuanto a su actividad o intereses:
• poco activo
• se siente falto de energía o manifiesta a menudo que está cansado
• no se divierte con las cosas que antes le motivaban y eran sus favoritas
• cuando explica cuentos, dibuja o representa elige finales tristes y colores
negros
• aburrimiento por todo
• prefiere estar solo y rehuye las conversaciones
• habla de escaparse de casa
• tiene pensamientos o habla sobre la muerte
• expresa deseo de morirse o de matarse
3. hábitos higiénicos:
• insomnio, tanto porque le cuesta mucho dormirse o porque se despierta
a menudo
• hipersomnia, duerme en exceso
• disminución del apetito, con o sin ganancia de peso adecuada o incluso
pérdida
• come demasiado y gana peso concesiva facilidad
• ha perdido interés por su aspecto físico y el cuidado de su persona
4. rendimiento escolar:
• dificultades para concentrarse y completar sus tareas
• le cuesta en exceso tomar decisiones
• siempre está inseguro en sus respuestas, aún cuando están bien
• muy sensible al fracaso y al rechazo
• absentismo escolar frecuente
• peleas con sus compañeros
• no participa del juego en el patio
5. molestias físicas frecuentes sin causa clara:
• dolores de cabeza
• dolores de estómago
• mareos, náuseas o vómitos
• refiere cansancio e incluso su actividad física ha disminuido
Temores infantiles
Recogiendo las aportaciones de diferentes autores se puede definir el temor como
un conjunto de sensaciones, normalmente desagradables, que se ponen en
marcha ante peligros que se viven como reales, originando respuestas de tipo
defensivo o protector. Estas respuestas se manifiestan en un conjunto de
reacciones fisiológicas, motoras-comportamentales y manifestaciones cognitivo-
subjetivas.
Origen de los Temores infantiles
A partir de los seis meses de vida, según los expertos, el niño comienza a
desarrollar sus temores o miedos ante determinadas situaciones de su vida diaria.
Estos miedos tienen algunos factores de origen.
Aunque la genética de cada individuo influye a la hora de comenzar a desarrollar
los miedos y temores a edad temprana, pueden existir otros componentes que
puedan tener una incidencia también importante en ellos.
Los patrones familiares son uno de ellos. El niño imita los comportamientos de su
entorno, en este caso del padre y la madre, incluyendo las reacciones ante
determinadas situaciones. Un niño de padres miedosos, tiende a serlo también,
debido a este planteamiento.
La información verbal negativa. Los padres pueden transmitir a sus hijos
determinados mensajes en base a la situación. Dependiendo del tipo de mensaje
que el niño reciba, puede influir o no en la aparición de un temor o miedo ante esa
situación que se ha desarrollado. A determinadas edades, como la adolescencia,
es más aceptable levantar estos temores de cara a evitar posibles situaciones
conflictivas.
Adquisición por aprendizaje directo. Basado en hechos que le han ocurrido al niño
y que quedan en su mente como algo temeroso. Un niño que ha sufrido algún
problema al respirar por la noche, puede adquirir el miedo a no poder respirar. O
adquisición por condicionamiento. Por ejemplo, el haberse levantado de la cama
de noche y caerse. El miedo a volver a hacerlo comienza a invadirle.
Cualquier situación que sólo presencien, como una pelea, o algún programa o
película en televisión con escenas que le impacten por su violencia o terror,
pueden también originar esos miedos o temores que, a veces, se tardan tiempo en
superar.
Tipos de temores infantiles
1. Temor a los cambios: un cambio en la rutina del niño (cambio de
colegio, de vivienda, de comida, de amigos, de cultura, etc.) provoca
como reacción natural una situación de inseguridad, que genera Temor.
En este momento, es importante explicar al niño lo más claramente
posible el cambio que se ha producido o se va a producir, para que
pueda prepararse a él.
2. Temor a las personas desconocidas: es necesario enseñar a tu hijo el
peligro que comporta hablar con personas que no conoce, pero sin
aumentar sus Temores. Edúcale para que sea precavido y no acepte
caramelos, ni regalos, ni vaya a pasear con un desconocido, pero
transmitiendole siempre confianza y seguridad. Recuérdale que en caso
de problemas con personas desconocidas, siempre puede recurrir a un
policía o a un adulto que se encuentre cerca.
3. Temor a la oscuridad: uno de cada tres niños pequeños teme a la
oscuridad. Este Temor puede surgir a partir una mala explicación de
cuentos de monstruos, o a partir de pesadillas y situaciones imaginarias.
Hay niños que se sienten más seguros si tienen cerca una pequeña luz
encendida. Los pilotos luminosos pueden ser una buena solución
temporal al problema.
4. Temor a los animales: acostumbra a tu hijo a tratar con animales desde
una edad temprana, también a través de fotografías, documentales,
cuentos… Edúcale en el respeto a los animales e infórmale de los
peligros que puede correr si se acerca a un animal desconocido, pero
sin crear alarma.
5. Temor a los truenos y a las tormentas: acostumbra desde pequeño a tu
hijo a la lluvia y a no temer los relámpagos. Para ello, es importante que
le expliques que se trata de un fenómeno natural pasajero, que no le
hará ningún daño.
6. Temores nocturnos: algunos niños tienen problemas para dormirse si no
tienen a sus padres al lado. El Temor nocturno puede estar relacionado
con el Temor a la oscuridad, las pesadillas, etc. En este caso, transmite
seguridad a tu hijo y trata de que se relaje antes de ir a dormir.
7. Temor a la separación: dentro de su instinto natural, el niño sufre
cuando lo separan de las personas a las que está afectivamente unido,
sobre todo, de su madre. Durante la infancia se presentan diferentes
situaciones en las que se puede produce una separación involuntaria,
como la escolarización, una hospitalización, el divorcio o separación de
los padres, la muerte de familiares, etc. Trata de preverlas e informa a tu
hijo, le ayudará a enfrentarse a ellas con más tranquilidad.
8. Temores escolares: el colegio es el lugar donde los niños pasan la
mayor parte de su tiempo, por eso los temores escolares son muy
comunes.
Trastorno de hipersensibilidad social de la infancia
La desconfianza ante extraños es un fenómeno normal en la segunda mitad del
primer año de la vida y es normal durante la primera infancia, un cierto grado de
aprehensión social o ansiedad, cuando los niños se encuentran en situaciones
nuevas, extrañas o amenazantes. Esta categoría deberá ser usada sólo para
trastornos que se presentan antes de los seis años, que son de una intensidad
poco frecuente, que se acompañan de dificultades sociales y que no forman parte
de un trastorno de las emociones más amplio.
Los afectados por este trastorno presentan ante los extraños un temor persistente
o recurrente o un comportamiento de evitación. El temor puede aparecer
principalmente ante adultos o ante compañeros. El temor se acompaña de un
grado normal de dependencia selectiva de los padres o de otros familiares. La
evitación o el temor a encuentros sociales es de tal grado que desborda los límites
normales para la edad del chico y se acompaña de una incapacidad social
claramente significativa.
Trastorno de rivalidad entre hermanos
La mayoría de niños menores presentan alteraciones emocionales tras el
nacimiento del hermano que les sigue. En la mayoría de los casos el trastorno es
leve, pero la rivalidad o los celos surgidos tras el nacimiento del hermano menor
pueden persistir marcadamente en algunos casos.
Pautas para el diagnóstico
a. Presencia de rivalidad o celos fraternos.
b. Comienzo durante los meses siguientes al nacimiento del hermano menor
generalmente inmediato.
c. Trastorno de las emociones en grado y persistencia anormales y
acompañado de problemas psicosociales.
La rivalidad o celos entre hermanos puede manifestarse por una competitividad
marcada con los hermanos para lograr la atención y el afecto de los padres. Por
esto, para ser considerados como anormales deben acompañarse de un grado
poco frecuente de sentimientos negativos. En casos graves, puede acompañarse
de hostilidad y agresiones físicas o maldad e infamias hacia el hermano. En los
casos menos graves, puede manifestarse por un rechazo a compartir objetos, una
falta de consideración y relaciones amistosas empobrecidas.
El trastorno de las emociones puede adoptar formas muy variadas con frecuencia
se acompaña además de alguna regresión con pérdida de capacidades
previamente adquiridas (tal como control anal o vesical) y una predisposición a un
comportamiento pueril. A menudo, el enfermo quiere imitar al bebé en actividades
que le proporcionan atención de los progenitores, como la alimentación. Suele
haber un aumento de las confrontaciones o un comportamiento oposicionista con
los padres, rabietas acompañadas de agitación y trastornos de las emociones
como ansiedad, tristeza o aislamiento social. El sueño puede estar alterado y con
frecuencia hay un aumento de la actividad dirigida hacia la búsqueda de atención
de los padres, como en los momentos de ir a la cama.
Mutismo Selectivo
El mutismo selectivo es más común en niños menores de cinco años y su causa o
causas se desconocen. La mayoría de los expertos cree que los niños con esta
afección heredan una tendencia a ser ansiosos e inhibidos. La mayoría de los
niños con esta afección tienen cierta forma de miedo (fobia) extrema.
Los padres con frecuencia piensan que el niño ha optado por no hablar, pero
generalmente el niño en realidad es incapaz de hablar en ciertos contextos.
Algunos niños afectados tienen una historia familiar de mutismo selectivo, timidez
extrema o trastornos de ansiedad, lo cual puede aumentar el riesgo de sufrir
problemas similares.
Este síndrome no es lo mismo que mutismo, en el cual los niños nunca hablan. En
el caso del mutismo selectivo, el niño tiene la capacidad tanto de entender como
de hablar, pero es incapaz de hablar en ciertos contextos o ambientes.
Diagnóstico de los distintos trastornos emocionales
Para realizar el diagnóstico de cualquiera de estas condiciones o trastornos
emocionales en niños primero se hace necesario la recolección de todos los datos
relevantes del niño mediante una historia clínica infantil. Entre estos datos
encontramos: desarrollo evolutivo, características pre-post y para- natales,
antecedentes familiares y personales, situación actual, descripción de su contexto
y descripción de las diferentes áreas. Todo esto acompañado de la aplicación de
pruebas e instrumentos de recolección de datos y de la observación.
Para el diagnostico de estos trastornos, se seguirán además criterios expuestos
en el CIE-10 y el DSM-IV. Para el diagnostico deberán ser tomados en cuenta la
duración de los síntomas, la intensidad con la que se presenta y la discriminación
de las conductas anormales que puede presentar un niño a las conductas que
pueden ser consideradas parte de un trastorno.
Estrategias de intervención
Las técnicas de modificación de conducta suelen ser las más eficaces para
tratamiento de problemas emocionales en niños, sin embargo, las técnicas
cognitivos conductuales han tomado parte importante en dicho tratamiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
DSM-5. Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5 (Brevario). 2013
Editorial Médica Panamericana