Trilce

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“Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente para traerte un pescadito rojo bajo la rabia de gendarmes y niñeras.” J. Cortázar

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“Mira qué pobre amante, incapaz de meterse en una fuente

para traerte un pescadito rojo

bajo la rabia de gendarmes y niñeras.”

J. Cortázar

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César Vallejo

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Impreso en Argentina Hecho el depósito que marca la ley

Vallejo, CésarTrilce— 1a ed.— Buenos Aires, ArgentinaEl pez rojo, 2013144 págs; 130 mm x 220 mm

1. Poesía. I. Título.

Edición y maquetado: Edgardo Ruffo

Corrección y supervisión: Ana Inés López Accotto

Diseño de tapa: Mónica Núñez

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César Vallejo no está muerto(y otros imposibles)

“En suma, no poseo para expresar mi vida, sino mi muerte”. César Vallejo1

“Si va a morir gente, votemos quiénes”. Vicente Luy2

“Si hubiera sospechado lo que se oye después de muerto, no me suicido”.

Oliverio Girondo3

La muerte no es un acontecimiento más: es el aconte-cimiento por definición. Siempre sucede de repente, por más que se la espere, y siempre deja la terrible sensación de la inexperiencia: no se puede tener una experiencia de la muerte porque la muerte es su lógico fin. No habría, no hay una forma de experiencia posible de la muerte, no hay formalización, conceptualización de la muerte. Lo único que nos queda, de este lado de la barrera, es poder –ligeramente, humildemente- observar, presentir o directamente atestiguar una muerte, pero eso no nos hace mucho más experimentados en el tema. El propio

1 Vallejo, César. Poemas humanos. Buenos Aires: La Página, 2006. p. 922 Luy Vicente. Poesía popular argentina. Buenos Aires: CILC, 2009. p. 813 Girondo, Oliverio. Espantapájaros (al alcance de todos). Buenos Aires: Losada, 2009. p. 45

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Martin Heidegger, filósofo de la muerte si los habrá, es más que claro al respecto: “[…] permaneciendo dentro de la caracterizada certidumbre empírica, no puede en absolu-to el ´ser ahí´ llegar a ser cierto de la muerte tal como ésta es”1. La obra del poeta peruano César Vallejo, en alguna medida, siempre ha recibido una caracterización a par-tir de la muerte, como si fuese una unidad fundamental para entender su trabajo. Catalogado como parco, difícil, sombrío, no sólo se ha tratado a la “muerte” como unidad fundamental de su producción sino que, también, se le ha destinado el terrible lugar de la lectura aburrida, una que, como bien señala el crítico argentino Nicolás Rosa, también puede invocar a la muerte como un efecto2.

Pese a cierto lugar común crítico que considera cen-tral el tratamiento de la muerte en la obra de Vallejo, basta una rápida lectura para notar que su escritura es sumamente vital, atrevida, movilizadora, y si la muerte como tema o concepto toma un lugar de relevancia en tal o cual poema, siempre es a partir de un tratamiento que no la deja intacta y que, inclusive, la subordina a una operatividad mayor: la de la denuncia (“Estáis muer-tos. / Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis muertos” [Tril-

1 Heidegger, Martin. Ser y tiempo. Tr. José Gaos. Buenos Aires: FCE, 2006. p. 2812 Si bien escueto, el catálogo de muertes provocadas por un libro es sinte-tizado en la siguiente cita de Rosa:

La tradición señala que existía una venerable manera de asesinar a los aventurados lectores, o por exceso de lectura aburrida –se dice morir de aburrimiento- o materialmente, por el método de envenenar las páginas del libro para que, al pasarlas, una a una con los dedos, mojados previamente en el ápice de la lengua, el lector muriese envenenado.

Rosa, Nicolás. “Borges/Lamborghini: la discordia de los linajes” en: La letra argentina. Crítica 1970-2002. Buenos Aires: Santiago Arcos, 2003. p. 188

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ce, LXXV]1). Seamos más específicos: ¿cuáles son esas formas de la muerte tratadas en los poemas de Vallejo? Relevaremos tres: la muerte como momento dialéctico-trascendente, la muerte como desvinculación inmanente y la muerte como trasfondo de la experimentación (poé-tica, sí, pero también de cualquier orden). Nos limitare-mos a revisar estos tres tratamientos en Trilce de César Vallejo, aunque haremos mención de trabajos críticos que se ocupan de otros libros del mismo autor. Nuestro objetivo: mostrar cómo la idea de un estatismo mortal, de una muerte tomada como parte de una melancolía general en los poemas del ya citado no concuerdan efec-tivamente con la operatividad de su obra.

En “La hermenéutica vallejiana y el hablar materno”, Julio Ortega -partiendo de una observación hecha sobre Los heraldos negros- sostiene que en Trilce el “cuestiona-miento del nombre es más sistemático y radical, al punto de negar la validez pacificada de la designación”2. Esta caí-da de la designación en tanto discusión con la realidad extra-estética tendría un carácter progresivo que finali-zaría en España, aparta de mí este cáliz y Poemas humanos, dos textos en donde la designación volvería pero como parte de una poética que invoca todas las estrategias del decir para conjurar la muerte:

[…] el cuerpo es capaz de perpetuarse en el libro, sobre la muerte y desde el origen, en el horizonte de un alfabeto que no reconoce pérdida porque transpone un signo en otro en una economía de transmutación y acopio. Contra la muerte, el libro es la cultura solidaria encarnada.3

1Para una mejor y más rápida referencia, a la hora de citar la presente edición de Trilce colocaremos sólo el número del poema correspondiente.2Ortega, Julio. “La hermenéutica vallejiana y el hablar materno” en: Amé-rico Ferrari (coord.) César Vallejo, obra poética. México: Colección Ar-chivos, 1984. p. 6073Ibid. p. 620

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La muerte aparece entonces como una instancia tras-cendente que obliga al desarrollo de características in-manentes: la “muerte” que circunda al poeta (por caso, la Guerra Civil Española) obliga a una transformación de la poética que explora costados propios que hasta el momento no habían sido desarrollados. Todo se da en una suerte de dialéctica sin momento sintético: la poesía de Vallejo partiría de un momento no-designativo has-ta deshacer la propia lengua en busca de esta discusión en torno a la preeminencia de lo nominativo (el “piso” de este movimiento sería Trilce) para alcanzar luego un momento en donde se reincorpora lo designativo puesto al lado de lo connotativo en función de operar en un contexto determinado (el “techo” pasaría a ser España, aparta de mí este cáliz). Esa dialéctica, entonces, se da en-tre la obra y su “exterior”: el “hermetismo vallejiano” sería, en alguna medida, permeable, siempre y cuando com-prendamos que cada obra debe entenderse en relación al movimiento del que forma parte junto con las demás.

La perspectiva de la muerte como desvinculación in-manente implica una constante desmembración corpo-ral en pos de estar a la altura de la novedosa experiencia del shock para las poéticas del siglo XX. Así, al menos, lo caracteriza Delfina Muschietti en su artículo “El sujeto como cuerpo en dos poetas de vanguardia (César Vallejo, Oliverio Girondo)”. Si para Ortega el libro se levantaba como límite corporal contra la muerte, para Muschietti el texto aparece como operación de subjetivación que in-corpora a la muerte como disolución, recordando, claro, la definición psicoanalítica de la “pulsión de muerte” que

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esta relación propuesta por nosotros supone1. Leemos en Muschietti:

Puedo decir, a partir de mi lectura de Vallejo y Girondo, la manera en que se constituye un sujeto en esos textos: desaparece o se pone en crisis la dualidad razón-alma/cuerpo y se habla espectacularmente desde el cuerpo. Este se expone como una nueva forma de subjetivación: en el cuerpo se traba la relación con uno mismo; allí se da el pliegue de las relaciones de poder y saber; allí se da también la posibilidad de resistir a los códigos y a los poderes.2

El cuerpo pasa a convertirse en el territorio de batalla de la subjetividad en contra de los mandatos del mundo circundante. Es también, a su manera, un espacio de re-sistencia, o mejor, el lugar de despliegue de una estrate-gia de resistencia que implica participar de la desmem-bración: “el texto se organiza como un cuerpo. El lenguaje es ojo, boca, mano, sexo: miembros solitarios que sufren cor-tes, choques, chispazos; un cuerpo que se des-compone”3. Ese cuerpo desmembrado es, en definitiva, un cuerpo que se vacía, un sujeto que se pierde, un vínculo que se descom-pone: el cuerpo es un “puro vacío”4. En alguna medida, y

1Leemos en Más allá del principio del placer: Si como experiencia, sin excepción alguna, tenemos que acep-tar que todo lo viviente muere por fundamentos internos, vol-viendo a lo anorgánico, podemos decir: la meta de toda vida es la muerte. Y con igual fundamento: lo inanimado era antes que lo animado. […] La tensión, entonces generada en la antes inanimada materia, intentó nivelarse, apareciendo así la pri-mera pulsión, volver a lo inanimado.

Freud, Sigmund. “Más allá del principio de placer” en: Los textos fun-damentales del psicoanálisis. Tr.Luis López Ballesteros et al. Barcelona: Altaya, 1993. p. 3062 Muschietti, Delfina. “El sujeto como cuerpo en dos poetas de vanguardia (Cesar Vallejo, Oliverio Girondo)” en: Filología, vol. 23, núm. 1. Buenos Aires: UBA, 1988. p. 1283 Ibid. p. 1284 Ibid. p. 132

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siguiendo a Nicolás Rosa, encontramos aquí una “locu-ra lingüística”1 que se adueña de la obra y se despliega como enfermedad, la enfermedad de una lengua que se reconoce sin referente y que expone, exhibe el síntoma.

¿Se puede contraponer, entonces, al cuerpo vacío, el cuerpo que exhibe el síntoma (de su época, de su enfer-medad, de una o la locura), que despliega el fantasma, un cuerpo lleno? Para abordar la última caracterización de la muerte en la obra de Vallejo recurriremos al planteo teórico de Gilles Deleuze y Félix Guattari en su ciclo Capitalismo y esquizofrenia, particularmente en Mil me-setas, a los fines de establecer una alternativa al cuerpo vacío-fantasmal del sujeto vaciado en el poema sin caer en el sujeto lleno y totémico de Ortega.

En Deleuze y Guattari, la muerte aparece como tras-fondo de la experimentación, la cara de muerte que pue-de ofrecernos el ya mentado CsO2: ese rostro de muerte es entonces el resultado de una experimentación fallida, una posibilidad antes que una constante, un movimiento que “a veces roza la muerte”3. El cuerpo lleno del CsO en Vallejo presenta las características de un viaje hacia el nacimiento, una forma de muerte invertida que anhe-la la pérdida de la individualidad no como progresión putrefacta-anorgánica sino como regresión vital, plena. Así, encontramos personajes ancianos recién venidos a la existencia (“A la mesa de un buen amigo he almorzado / con su padre recién llegado del mundo” [Trilce, XXVIII]) o claras rupturas con la idea de causalidad que conec-

1 Rosa, Nicolás. “Borges/Lamborghini: la discordia de los linajes” en: La letra argentina: crítica 1970-2002. Buenos Aires: Santiago Arcos, 2003. p. 1902 CsO: cuerpo sin órganos (N del E)3 Deleuze Gilles y Félix Guattari. “28 de noviembre de 1947: ¿cómo hacer-se un cuerpo sin órganos” en: Mil mesetas. Valencia: Pre-Textos, 2006. p. 165

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ta esta caracterización de la muerte con la disolutoria-inmanente (“y nuestro haber nacido así sin causa” [Trilce, XXXIV]). El viaje regresivo hacia el nacimiento es una forma de experimentación: los “juegos del lenguaje” de Vallejo no serían estrictamente ni pérdida de lo desig-nativo ni disolución inmanente sino efectiva producción de real, digamos, la perspectiva del huevo como plano de inmanencia desde donde emergen las estratificacio-nes obstructoras que se deshacen o se planea deshacer: “Espero, espero, el corazón / un huevo en su momento que se obstruye” [Trilce, LXI]. A partir de esta evidencia, cabe una reformulación: el “regreso” al huevo no es regreso, sino contemporaneidad experimental: “El CsO es el hue-vo. Pero el huevo no es regresivo: al contrario, es contempo-ráneo por excelencia, uno siempre lo arrastra consigo como su propio medio de experimentación, su medio asociado”1.

Estos tres tratamientos de la muerte en Vallejo que escapan a la doxa crítica pueden ser parte de un mismo movimiento de desestratificación, aunque somos parti-darios de relevar la importancia productora de Vallejo antes que la disolutoria o totémica. Esa es la inserción política de su poesía: Vallejo no metaforiza o alude, sino que plantea, propone estrategias, da consignas2. En este sentido, hay una línea probable, una línea de herencia –quebrada, lateral- que va de César Vallejo, pasa por Juan Larrea y termina en Vicente Luy: si bien los da-tos son certeros en la conexión (Larrea fue amigo de Vallejo y trabajó teóricamente su poesía, Luy es el nieto del poeta español), la propia poética de los tres marca un destino que resulta relevante para entender la actua-lidad literaria latinoamericana y la posibilidad de abrir

1Ibid. p. 1682“La unidad elemental del lenguaje –el enunciado- es la consigna”. Ibid. p. 81

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una perspectiva crítica que supere las comunes trabas de la mera divulgación. Vallejo no es el poeta de la melan-colía ni un enquistado en la muerte como inmovilidad, sino el poeta de la acción política, radical que en última instancia tiene a la muerte como alternativa de un hacer, digamos, subordinada al intento, al atrevimiento. Tam-poco es el vanguardista que dio un giro a lo social por el contexto histórico, sino una voz que ya desde el comien-zo es coherente y consistente en su rebelión, ya es social desde el primer verso tal como es social cualquier hacer del deseo, cualquier búsqueda del CsO “personal”. Vale la pena no perderlo de vista, no perder de vista el verda-dero potencial subversivo de sus trabajos ni catalogar sus planteos –poéticos y políticos, suponiendo que ambos son dos órdenes estrictamente diferentes- como meros imposibles. Lo dijo Larrea: lo imposible se vuelve, muy poco a poco, inevitable.

Fernando Emmanuel Bogado

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Nota introductoria

Dice Julio Ortega que quienes creen conocer a Vallejo porque han leído sus poemas no tienen idea de quién fue Vallejo. Pero también dice que él, después de mucho in-vestigar, de charlar con sus amigos, con la viuda, con sus biógrafos, tampoco lo sabe. Cada descripción del poeta, según con quién se esté hablando, parece contradecir a la anterior. Es decir que trazar un perfil humano para intentar explicar su poesía parece una tarea absurda, un juego ficcional en torno a retazos de conversaciones, la impronta de ciertas posturas, el sonido de una queja (decía Vallejo, “me han confundido con mi llanto”). Aun-que posiblemente, la verdadera dificultad de dar con la dimensión del hombre esté en la dimensión de su obra. Una obra que, a un siglo de su escritura, sigue siendo vital, y por lo tanto muda y cambia como todo lo que está vivo; crece, se desarrolla, quizá en algunos aspectos envejece, en tanto en otros renace con el advenimiento de nuevas épocas. Dice al respecto Ortega:

“La obra poética de Vallejo, como la de algunos pocos poetas de esta lengua, no se resigna a su lugar en las bibliotecas y en la literatura. El lugar que ocupa es uno de zozobra, exigencia y urgencia. No forma parte del archivo de la cultura procesada y, más bien, sale de los archivos y apunta hacia un espacio no cartografiado, donde nos cita a poner en duda los sistemas dados”1.

¿Quiere decir esto que es inútil cualquier esfuerzo por comprender lo que parece por momentos una poesía

1 Ortega, Julio. Prólogo a las Obras Escogidas. Caracas, Biblioteca Ayacu-cho, 1991

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hermética, un juego de adivinanzas sin solución posible? La verdad es que no. Si bien debemos olvidar en tor-no de los poemas de Trilce el terreno de las certezas sin vacilación, el trabajo realizado en todos estos años por la crítica nos acerca sentidos posibles y rutas de acceso, aunque una vez abordado el verso quizá perdamos de vista en la navegación la costa de la que hemos partido. Trilce no es la circunstancia de su creación; Trilce no es Vallejo.

Hay temas que se repiten a lo largo de toda la crea-ción vallejiana, desde Los Heraldos Negros hasta los pós-tumos Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, que ponen de manifiesto las preocupaciones esenciales del poeta. Otros, en cambio surgen y desaparecen en-tre unos y otros poemarios y responden, más bien, a las experiencias vividas en un momento determinado de su vida. Entre los primeros, la figura de la madre, que fa-llece en 1918 y se convierte así en la “muerta inmortal”, y la infancia y los hermanos, son algunos de los temas a los que Vallejo volverá hasta el fin de su vida. Aquí, en los primeros versos del poema 23, la figura de la madre aparece redondeada de dulzura:

Tahona estuosa de aquellos mis bizcochospura yema infantil innumerable, madre.

Y el recuerdo de la madre y los hermanos, en el tercer poema, se se entretejen con el misterio y el temor:

Madre dijo que no demoraría. Aguedita, Nativa, Miguel,cuidado con ir por ahí, por dondeacaban de pasar gangueando sus memoriasdobladoras penas,hacia el silencioso corral, y por dondelas gallinas que se están acostando todavía,se han espantado tanto.Mejor estemos aquí no más.Madre dijo que no demoraría.

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Su pueblo natal es también una horma en la cual el poeta dará forma no solo a su mundo afectivo, sino tam-bién al ideológico y político. Vallejo nace en un pueblo andino, Santiago de Chuco, a 3500 metros de altura, cercano a la ciudad costera de Trujillo, a la que emigra en 1910 (cuatro días a caballo). Sus años de infancia en la sierra andina serán la matriz en la cual el poeta conce-birá la américa india gestada en sus años de exilio euro-peo, tal como se refleja en sus poemarios póstumos. Dice Arguedas que es también la matriz desde donde Vallejo aprende la lengua: al haber nacido en una zona de habla quechua, el español tendría algunas de las características de una segunda lengua, lo que de algún modo explicaría la libertad con la que Vallejo opera sobre la estructura sintáctica y sobre la fonética para alcanzar los ritmos que se propone. Son innumerables los ejemplos de esto, ele-gimos el poema 32:

Remeda al cuco; Roooooooeeeis......tierno autocarril, móvil de sed,que corre hasta la playa.

Aire, aire! Hielo!Si al menos el calor (—— Mejor no digo nada.

Pero su infancia estuvo signada también por una fuer-te formación religiosa. En el poema 58, en la soledad de la cárcel dirá:

Ya no reiré cuando mi madre rece en infancia y en domingo, a las cuatro de la madrugada, por los caminantes, encarcelados,enfermosy pobres.

De allí que aparezcan en sus textos, a lo largo de toda su vida, imágenes y conceptos ligados a la mística cris-tiana. El ascetismo en el que elige llevar su vida también

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podría tener su origen en un peculiar sentido religioso, al que Ortega define como una religiosidad típicamente americana. El peso de esta formación se hace presente ya en el acápite evangélico que precede a la primera edi-ción de Los heraldos negros: “Qui potest capere capiat”, que molestó a más de un crítico de la época.

Y el amor, no ese amor que Vallejo podía expresar has-ta por un insecto, el amor apasionado que se hace visible en Los herlados negros con su amada Mirtho también re-aparece en Trilce, aunque el tono es otro, y el conflicto amoroso domina ampliamente los poemas dedicados, en esta ocasión, a su enamorada Otilia Villanueva. Am-bas relaciones fueron igualmente apasionadas, y ambas fueron escandalosas (la pasión suele despertar el mayor rechazo), pero es en Trilce en donde el tema se hace vi-brante y se carga de erotismo. En sus poemarios póstu-mos no se hallan referencias a la pasión sexual, tal como aparece, por ejemplo, en el poema 13:

Pienso en tu sexo, surco más prolíficoy armonioso que el vientre de la Sombra,aunque la Muerte concibe y parede Dios mismo.Oh Conciencia,pienso, sí, en el bruto libreque goza donde quiere, donde puede.

Pero en la voz del poeta de Trilce están presentes, además del compromiso extraordinario de Vallejo con el quehacer poético, las difíciles vicisitudes que atraviesa en los años de composición de la mayoría de los poemas. Trilce se publica en Lima, en 1922, pero la composición de la mayoría de los poemas data de entre 1918 y 1920. En 1918 el poeta vivía en Lima, estudiaba Derecho y Letras, y había obtenido el puesto de director de un ins-tituto educativo. En ese año se suceden tres muertes que conmoverán al poeta hasta las raíces: la de su madre, la de su amigo Abraham Valdelomar, “hermano en el dolor

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y en la belleza” “hermano en Dios” y la de su amiga María Rosa Sandoval. En el poema 66 hace referencia a la tris-teza de estas desapariciones doblando el dos de noviem-bre, día de todos los difuntos:

Dobla triste el dos de Noviembre. Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientesabolidos, repasando ciegos nervios,sin recordar la dura fibraque cantores obreros redondos remiendan (...)

En enero de 1920 se produce también la ruptura con su amante Otilia, de 19 años, que al quedar embarazada, le exige casamiento, al que Vallejo no accede. Las difi-cultades de la relación y el dolor y la angustia que este distanciamiento produjeron en el poeta se encuentran reflejados en muchos poemas. Por ejemplo, en el 34:

Se acabó el extraño, con quien, tardela noche, regresabas parla y parla.Ya no habrá quien me aguarde, dispuesto mi lugar, bueno lo malo.

O en el 19:Mas si se ha de sufrir de mito a mito,y a hablarme llegas masticando hielo,mastiquemos brasas, (...)

Pero además, en 1921 Vallejo es encarcelado. Varios poemas de Trilce fueron escritos en la cárcel. El motivo por el cual fue procesado no está del todo claro. Se lo acusó de haber participado en una protesta que terminó en desmanes e incendios, aunque muchos aseguran que él solo estuvo allí como mediador entre los manifestan-tes y la policía. Sin embargo, este proceso lo marcará de por vida, y lo preocupará por muchos años. Pesa, tam-bién, en la decisión del poeta de emigrar a París.

¿Alcanza lo dicho a explicar, al menos parcialmente, la poesía de Trilce? No. Como decíamos en un comienzo, la poesía de Vallejo no se agota en la persona de Vallejo,

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pero sin duda el desconocimiento de estas breves cla-ves hace más difícil su lectura. La decisión de Vallejo de llevar la experiencia poética hasta sus límites; la ruptura drástica con las formas de escritura de la época; la expe-rimentación con el lenguaje, la tipografía, los espacios en blanco; la violación de la gramática y de la prosodia poética en vigencia durante la eclosión del modernismo en América no se explican ni por la cárcel ni por nin-guna otra experiencia. Es la peculiar condición de este poeta, su intransigente compromiso con la poesía, lo que dio lugar al poemario más singular de nuestra literatura americana. Puede echar luz sobre esto citar un párrafo de la carta que le escribe Vallejo a su amigo Antenor Orrego tras la publicación de Trilce:

“El libro ha caído en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizá, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora obligación sacratísima, de hombre y de artista ¡La de ser libre! Si no he de ser libre, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente con su más imperativa curva de heroicidad, me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mayor cosecha artística. ¡Dios sabe hasta dónde es cierta y verdadera m libertad! ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo vaya a morir a fondo para que mi pobre alma viva”.1

Y este compromiso será el que guiará al poeta hasta sus últimos momentos. Ya no publicará un nuevo poemario, pese a que en sus años en Europa se vio permanente-mente afectado por las estrecheces económicas y las di-ficultades de todo tipo que esto le acarreaba, al punto de poner en jaque su salud, que se quiebra prematuramente

1 Recogida por Américo Ferrari (coord.) en Cesar Vallejo, obra poética. Madrid, Colección Archivos, 1988

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como consecuencia de un estado de “debilidad general”. Pero Vallejo se consideraba una “artista independiente” y no concebía la publicación sino era consecuencia de una necesidad personal “tan entrañable como extraliteraria”. De hecho, los dos poemarios que lo harán famoso en todo el mundo, Poemas humanos y España, aparta de mí ese cáliz, son publicados después de su muerte.

Edgardo Ruffo

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Sobre esta edición: No ha sido la intención de los editores hacer de ésta una edición crítica, razón por la que hemos obviado los co-mentarios e interpretaciones que han acompañado muchas buenas ediciones del poemario. Creemos, como decía Pezzoni, que cada lector es un crítico, y es en el lector en donde el poemario adquiere su forma precisa, su alcance semántico pleno y toda su potencial vitalidad. Como excepción, hemos incluido algunas notas cuando consideramos que el poema es demasiado hermético, o bien, en el caso en que las interpretaciones críticas han sido especialmente es-clarecedoras. En tal oportunidad, hacemos referencia generalmente a los comentarios de los amigos y editores del poeta que marcaron la huella en el trabajo interpretativo: Juan Larrea, Espejo Asturriza-ga y Meo Zilio. Citamos también a Víctor de Lama, eventualmente a Coyné1, y, en algún caso, la nota es de los editores, y así aparece indicada. Por otra parte, para la edición del texto hemos respetado la edición príncipe (Lima, Talleres Tipográficos de la Penitenciaría, 1922), prologada por Antenor Orrego, amigo y defensor del poeta. Hemos tomado en cuenta las correcciones y revisiones realizadas por Gon-zález Vigil (Lima, 1991), y hemos cotejado las ediciones de Julio Ortega para la editorial Ayacucho (Caracas, 1991) y la de Víctor de Lama (Madrid, Ed. Castalia, 1991). Como se verá, Vallejo violen-ta normas gramaticales y ortográficas, por lo que a veces es difícil saber si se trata de una errata (la segunda edición de Trilce hecha en vida del poeta no presenta mayores diferencias con la primera edición) o de un acto voluntario del poeta. Salvo en los casos en los que la crítica coincidió en señalar una errata, respetamos el texto original.

1Coyné, André. César Vallejo. Buenos Aires, Nueva Visión, 1968

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I

Quién hace tánta bulla, y ni dejatestar las islas que van quedando.

Un poco más de consideraciónen cuanto será tarde, temprano,y se aquilatará mejorel guano, la simple calabrina1 tesóreaque brinda sin querer,en el insular corazón,salobre alcatraz2, a cada hialóidea3 grupada4.

Un poco más de consideración,y el mantillo5 líquido, seis de la tarde DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES

Y la península párasepor la espalda, abozaleada6, impertérritaen la línea mortal del equilibrio.

1calabrina: (arcaísmo) mal olor; hedor de cadáver2alcatraz: ave marina parecida al pelícano3hialóidea: que parece vidrio, o tiene sus características4 grupada: golpe de grupa con que defecan las aves5mantillo: capa de fermentación orgánica que cubre el suelo6abozaleada: ¿con bozal? ¿muda?

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II

Tiempo Tiempo.

Mediodía estancado entre relentes.1

Bomba aburrida del cuartel achicatiempo tiempo tiempo tiempo.

Era Era.

Gallos cancionan escarbando en vano.Boca del claro día que conjugaera era era era.

Mañana Mañana.

El reposo caliente aún de ser.Piensa el presente guárdame paramañana mañana mañana mañana.

Nombre Nombre.

¿Qué se llama cuanto heriza2 nos?Se llama Lomismo que padecenombre nombre nombre nombrE.

1relentes: humedad que en las noches serenas se nota en la atmósfera.2heriza: posiblemente de erizar, inquietarse; según Cayné, podría ser la fusión de eriza y hiere.

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III

Las personas mayores¿a qué hora volverán?Da las seis el ciego Santiago,y ya está muy oscuro.

Madre dijo que no demoraría.

Aguedita, Nativa, Miguel1,cuidado con ir por ahí, por dondeacaban de pasar gangueando sus memoriasdobladoras2 penas3,hacia el silencioso corral, y por dondelas gallinas que se están acostando todavía,se han espantado tanto.Mejor estemos aquí no más.Madre dijo que no demoraría.

Ya no tengamos pena. Vamos viendolos barcos ¡el mío es más bonito de todos!con los cuales jugamos todo el santo día,sin pelearnos, como debe de ser:han quedado en el pozo de agua, listos,fletados de dulces para mañana.

Aguardemos así, obedientes y sin más

1Aguedita, Nativa, Miguel: los tres hermanos mayores del poeta. 2dobladoras: causarle a uno un quebranto o desmayo; toque de campana por los difuntos; el diccionario Durvan de americanismos consigna que puede significar el roce de un ánima (espíritu) en pena.3 penas: ánimas en pena

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remedio, la vuelta, el desagraviode los mayores siempre delanterosdejándonos en casa a los pequeños,como si también nosotros no pudiésemos partir. Aguedita, Nativa, Miguel?Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.No me vayan a haber dejado solo,y el único recluso sea yo.

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IV

Rechinan dos carretas contra los martillos1

hasta los lagrimales trifurcas2,cuando nunca las hicimos nada.A aquella otra sí, desamada,amargurada bajo túnel camperopor lo uno, y sobre duras áljidas3

pruebas espiritivas.

Tendime en són de tercera parte,mas la tarde –qué la bamos a hhazer–se anilla en mi cabeza, furiosamentea no querer dosificarse en madre. Son los anillos4.Son los nupciales trópicos ya tascados5.El alejarse, mejor que todo,rompe a Crisol.

Aquel no haber descolorado por nada. Lado al lado al destino y lloray llora. Toda la cancióncuadrada en tres silencios.

Calor. Ovario. Casi transparencia.Háse llorado todo. Háse entero veladoen plena izquierda.

1 martillos: huesecillos de la parte media del oído humano.2 trifurcas: de trifurcado, dividido en tres partes.3aljidas: De Lama, siguiendo a Ferrari, edita álgidas.4 anillos: según Coyné, los círculos de un tiempo abochornado, que vuelve verano tras verano. 5 tascados: de tascar, quebrantar con los dientes.

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V

Grupo dicotiledón1. Oberturandesde él petreles2, propensiones de trinidad,finales que comienzan, ohs de ayescreyérase avaloriados3 de heterogeneidad.¡Grupo de los dos cotiledones!

A ver. Aquello sea sin ser más.A ver. No transcienda hacia afuera,y piense en són de no ser escuchado,y crome4 y no sea visto.Y no glise5 en el gran colapso.

La creada voz rebélase y no quiere ser malla, ni amor.Los novios sean novios en eternidad.Pues no deis 1, que resonará al infinito.Y no deis 0, que callará tánto,hasta despertar y poner de pie al 1.

Ah grupo bicardiaco.

1dicotiledón: de dos cavidades.2petreles: aves marinas similares a las palomas.3avaloriado: posible síntesis de “sin valor” y “abalorio”. 4crome: de bañar en cromo; cromar.5glise: forma verbal derivada del francés, glisser, resbalar, término que se utiliza para indicar en el canto la caída en escala de dos notas ligadas.

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VI

El traje que vestí mañana no lo ha lavado mi lavandera:lo lavaba en sus venas otilinas1,en el chorro de su corazón, y hoy no hede preguntarme si yo dejabael traje turbio de injusticia.

A hora que no hay quien vaya a las aguas,en mis falsillas2 encañona3

el lienzo para emplumar, y todas las cosasdel velador de tánto qué será de mí,todas no están míasa mi lado. Quedaron de su propiedad,fratesadas, selladas con su trigueña bondad.

Y si supiera si ha de volver;y si supiera qué mañana entraráa entregarme las ropas lavadas, mi aquella lavandera del alma. Qué mañana entrará satisfecha, capulí de obrería, dichosade probar que sí sabe, que sí puede ¡CÓMO NO VA A PODER!azular y planchar todos los caos.

1otilinas: en relación a Otilia, joven amante limeña del poeta.2falsillas: hojas rayadas que se ponen debajo del papel en el que se va a escribir para que sirvan de guía.3encañona: de encañonar, planchar una prenda formando cañones; echar cañones se dice también de la primera vez que un ave cría plumas.

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VII

Rumbé sin novedad por la veteada calleque yo me sé. Todo sin novedad,de veras. Y fondeé hacia cosas así,y fui pasado.

Doblé la calle por la que rarasveces se pasa con bien, salidaheroica por la herida de aquellaesquina viva, nada a medias.

Son los grandores,el grito aquel, la claridad de careo,1

la barreta2 sumersa en su función de ¡ya!

Cuando la calle está ojerosa de puertas,y pregona desde descalzos atriles trasmañanar3 las salvas4 en los dobles.5

Ahora hormigas minuteras6

se adentran dulzoradas, dormitadas, apenas

1careo: confrontación de dos sujetos para que surja la verdad.2barreta: gorra; barra corta de hierro que utilizan albañiles y mineros.3trasmañanar: trasnochar, avanzada la mañana.4salvas: saludo militar.5dobles: toque de campanas.6hormigas minuteras: para Meo Zilio, prostitutas, miden los minutos de placer. Esta interpretación coincide con la de Ferrari, que entiende que el poema refiere a un incidente ocurrido en la calle en donde vivía Otilia Villanueva.

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dispuestas, y se baldan1,quemadas pólvoras, altos de a 1921.2

1baldan: de baldar, anular, inutilizar (un miembro o parte del cuerpo).2Espejo Asturrizaga cree recordar que este poema fue escrito en marzo de 1921, de donde altos podría interpretarse como “a la altura de 1921”. (De Lama)

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VIII

Mañana esotro día, algunavez hallaría para el hifalto1 poder,entrada eternal.

Mañana algún día,sería la tienda chapada2

con un par de pericardios,3 parejade carnívoros en celo.

Bien puede afincar todo eso.Pero una mañana sin mañana,entre los aros de que enviudemos,margen de espejo habrádonde traspasaré mi propio frentehasta perder el ecoy quedar con el frente hacia la espalda.

1hiflato: voz técnica, muy poco usada, de la ornitología, que significa que “anda a los saltos”, como los gorriones. Larrea lo asocia con el andar a los saltos del corazón. 2chapada: de chapar, cubrir con chapa.3pericardios: membrana que recubre el corazón.

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IX

Vusco volvvver de golpe el golpe.Sus dos hojas anchas, su válvulaque se abre en suculenta recepciónde multiplicando a multiplicador,su condición excelente para el placer,todo avía verdad.

Busco volvver de golpe el golpe.A su halago, enveto1 bolivarianas2 fragosidadesa treintidós cables y sus múltiples,se arrequintan3 pelo por pelosoberanos belfos4, los dos tomos de la Obra,y no vivo entonces ausencia, ni al tacto.

Fallo bolver de golpe el golpe.No ensillaremos jamás el toroso Vaveode egoísmo y de aquel ludir5 mortalde sábana, desque la mujer esta ¡cuánto pesa de general!

Y hembra es el alma de la ausente. Y hembra es el alma mía.

1enveto: según Neale-Silva, contengo, domeño. 2bolivarianas: más que referirse al prócer americano, parece aprovechar la sonoridad genital de la palabra.3arrequintan: de arrequintar, atar fuertemente; tensar.4belfos: labios del caballo y otros animales.5ludir: frotar un a cosa con otra.

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X

Prístina y última piedra de infundadaventura, acaba de morircon alma y todo, octubre habitación y encinta.De tres meses de ausente y diez de dulce.Cómo el destino, mitrado1 monodáctilo2, ríe.

Cómo detrás desahucian juntasde contrarios. Cómo siempre asoma el guarismobajo la línea de todo avatar.

Cómo escotan las ballenas a palomas.Cómo a su vez éstas dejan el picocubicado en tercera ala.Cómo arzonamos3, cara a monótonas ancas.

Se remolca diez meses hacia la decena,hacia otro más allá.Dos quedan por lo menos todavía en pañales.Y los tres meses de ausencia.Y los nueve de gestación.

No hay una violencia.El paciente incorpórase,y sentado empavona tranquilas misturas4.5

1mitrado: que lleva mitra (tocado propio de obispos y arzobispos).2monodáctilo: de un solo dedo.3arzonamos: cabalgar de cara hacia las ancas del animal.4mistura: mixto, mezclado.5Según Espejo, Otilia quedó embarazada, pero el poeta no accedió a casar-se, lo que precipitó la ruptura. El poema reflejaría esa circunstancia.

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XI

He encontrado a una niñaen la calle, y me ha abrazado.Equis1, disertada, quien la halló y la hallé,no la va a recordar.

Esta niña es mi prima. Hoy, al tocarleel talle, mis manos han entrado en su edadcomo en par de mal rebocados sepulcros.Y por la misma desolación marchóse, delta2 al sol tenebloso, trina entre los dos.

“Me he casado”,me dice. Cuando lo que hicimos de niños en casa de la tía difunta. Se ha casado. Se ha casado.

Tardes años latitudinales, qué verdaderas ganas nos ha dadode jugar a los toros, a las yuntas, pero todo de engaños, de candor, como fue.

1Equis: en matemáticas, incógnita. 2delta: cuarta letra del alfabeto griego, que semeja un triángulo. En mate-mática simboliza la diferencia entre dos valores próximos.

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XII

Escapo de una finta, peluza a peluza1.Un proyectil que no sé dónde irá a caer.Incertidumbre. Tramonto2. Cervical coyuntura.

Chasquido de moscón que muerea mitad de su vuelo y cae a tierra.¿Qué dice ahora Newton?Pero, naturalmente, vosotros sois hijos.

Incertidumbre. Talones que no giran.Carilla3 en nudo, fabrida4

cinco espinas por un ladoy cinco por el otro: Chit! Ya sale.

1peluza: Ferrari (Madrid, Archivos, 1988) edita pelusa a pelusa2Tramonto: (del ital. tramontar), escapar de un peligro o amenaza; en una primera versión del poema publicada en 1921 figura Ocaso, término al que parece traducir y precisar.3Carilla: parece referirse a página.4fabrida: (arcaísmo) hecha, fabricada.

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XIII

Pienso en tu sexo.Simplificado el corazón, pienso en tu sexo,ante el hijar1 maduro del día.Palpo el botón de dicha, está en sazón.Y muere un sentimiento antiguodegenerado en seso.

Pienso en tu sexo, surco más prolíficoy armonioso que el vientre de la Sombra,aunque la Muerte concibe y parede Dios mismo.Oh Conciencia,pienso, sí, en el bruto libreque goza donde quiere, donde puede.

Oh, escándalo de miel de los crepúsculos.Oh estruendo mudo.

¡Odumodneurtse!2

1hijar: en muchas ediciones póstumas, los críticos han preferido ijar, ca-vidad situada entre las costillas y la cadera, al entender la h como una errata involuntaria. 2Odumodneurtse: estruendomudo; Meo Zilio interpreta que escándalo de miel de los crepúsculos y estruendo mudo refieren al orgasmo.

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XIV

Cual mi explicación.Esto me lacera de tempranía.

Esa manera de caminar por los trapecios.

Esos corajosos brutos como postizos.

Esa goma que pega el azogue al adentro.

Esas posaderas sentadas para arriba.

Ese no puede ser, sido.

Absurdo.

Demencia.

Pero he venido de Trujillo a Lima.Pero gano un sueldo de cinco soles. 1

1Espejo cree que este poema fue escrito en Lima en 1921, tras salir el poeta de la cárcel.

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XV

En el rincón aquel, donde dormimos juntostantas noches, ahora me he sentadoa caminar. La cuja1 de los novios difuntosfue sacada, o talvez qué habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos,y ya no estás. Es el rincóndonde a tu lado, leí una noche,entre tus tiernos puntos,un cuento de Daudet. Es el rincónamado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los díasde verano idos, tu entrar y salir,poca y harta y pálida por los cuartos.

En esta noche pluviosa,ya lejos de ambos dos, salto de pronto...Son dos puertas abriéndose cerrándose,dos puertas que al viento van y vienensombra a sombra. 2

1cuja: cama (o armazón de la misma).2 Una versión anterior de este poema se titula “Sombra”, soneto que publi-camos en el anexo, junto a otras primeras versiones, siguiendo la edición de Víctor de Lama. (Madrid, ed. Castalia, 1991)

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XVI

Tengo fe en ser fuerte.Dame, aire manco, dame irgaloneándome1 de ceros a la izquierda.Y tú, sueño, dame tu diamante implacable,tu tiempo de deshora.

Tengo fe en ser fuerte.Por allí avanza cóncava mujer,cantidad incolora, cuyagracia se cierra donde me abro.

Al aire, fray pasado. Cangrejos, zote2!Avístase la verde bandera presidencial,arriando las seis banderas restantes,todas las colgaduras de la vuelta. Tengo fe en que soy,y en que he sido menos.

Ea! Buen primero!

1galoneándome: adornarse con galones.2zote: ignorante; torpe y muy tardo en aprender.

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XVII

Destílase este 2 en una sola tanda,y entrambos lo apuramos.Nadie me hubo oído. Estría urente1

abracadabra civil.

La mañana no palpa cual la primera,cual la última piedra ovulandasa fuerza de secreto. La mañana descalza.El barro a mediasentre sustancias gris, más y menos.

Caras no saben de la cara, ni de lamarcha a los encuentros.Y sin hacia cabecee el exergo2.Yerra la punta del afán.

Junio, eres nuestro. Junio, y en tus hombrosme paro a carcajear, secandomi metro y mis bolsillosen tus 21 uñas de estación.

Buena! Buena!

1urente: quemante, abrasador.2exergo: parte de una medalla o moneda, bajo la figura, donde se inscribe una leyenda.

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XVIII

Oh las cuatro paredes de la celda.Ah las cuatro paredes albicantes1

que sin remedio dan al mismo número.

Criadero de nervios, mala brecha,por sus cuatro rincones cómo arrancalas diarias aherrojadas2 extremidades.

Amorosa llavera de innumerables llaves,si estuvieras aquí, si vieras hasta qué hora son cuatro estas paredes.Contra ellas seríamos contigo, los dos,más dos que nunca. Y ni lloraras,di, libertadora!

Ah las paredes de la celda.De ellas me duelen entre tanto, más las dos largas que tienen esta nochealgo de madres que ya muertas llevan por bromurados declives,a un niño de la mano cada una.

Y sólo yo me voy quedando,con la diestra, que hace por ambas manos,

1albicantes: blancas, que blanquean.2aherrojadas: (de ferrojar) poner prisiones de hierro; oprimir.

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en alto, en busca de terciario brazo1

que ha de pupilar2, entre mi donde y mi cuando,esta mayoría inválida de hombre.

1 terciario brazo: según Coyré, puede tratarse de un brazo ajeno que desde arriba “pupile” la orfandad, o de un brazo propio, desconocido, el que le falta precisamente para lograr una auténtica mayoría de edad.2pupilar: se dice de la guarda del menor.

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XIX

A trastear, Hélpide1 dulce, escampas,cómo quedamos de tan quedarnos.

Hoy vienes apenas me he levantado.El establo está divinamente meadoy excrementado por la vaca inocentey el inocente asno y el gallo inocente.

Penetra en la maría ecuménica.Oh sangabriel, haz que conciba el alma,el sin luz amor, el sin cielo,lo más piedra, lo más nada, hasta la ilusión monarca.

Quemaremos todas las naves!Quemaremos la última esencia!

Mas si se ha de sufrir de mito a mito,y a hablarme llegas masticando hielo,mastiquemos brasas,ya no hay donde bajar,ya no hay donde subir.

Se ha puesto el gallo incierto, hombre.

1Hélpide: (del gr. helpis) esperanza.

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XX

Al ras de batiente nata blindadade piedra ideal. Pues apenasacerco el 1 al 1 para no caer.

Ese hombre mostachoso. Sol,herrada su única rueda, quinta y perfecta,y desde ella para arriba.Bulla de botones de bragueta, libres,bulla que reprende A1 vertical subordinada.El desagüe jurídico. La chirota2 grata.

Mas sufro. Allende sufro. Aquende sufro.

Y he aquí se me cae la baba, soyuna bella persona, cuando el hombre guillermosecundariopuja y suda felicidada chorros, al dar lustre al calzadode su pequeña de tres años.

1La A puede representar al hombre, visto desde atrás, con sus piernas abiertas, en posición de orinar (en la cárcel, contra la pared). (De Lama)2El chirote es un pájaro parduzco que en Perú suele domesticarse. En for-ma figurativa, se utiliza para designar a la persona corta de luces.

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Engállase el barbado y frota un lado.La niña1 en tanto pónese el índiceen la lengua que empieza a deletrearlos enredos de enredos de los enredos,y unta el otro zapato, a escondidas,con un poquito de saliba y tierra, pero con un poquito, no má- .s.

1La imagen de la niña contrasta con la rudeza del hombre mostachoso. Vallejo pudo haberla visto en los horarios de visita, el padre dando lustre al calzado, la niña colaborando a escondidas. (De Lama)

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XXI

En un auto arteriado de círculos viciosos,torna diciembre qué cambiado,con su oro en desgracia. Quién le viera:diciembre con sus 31 pieles rotas, el pobre diablo.

Yo le recuerdo. Hubimos de esplendor,bocas ensortijadas de mal engreimiento,todas arrastrando recelos infinitos.Cómo no voy a recordarleal magro señor Doce.

Yo le recuerdo. Y hoy diciembre tornaqué cambiado, el aliento a infortunio,helado, moqueando humillación.

Y a la ternurosa avestruzcomo que la ha querido, como que la ha adorado.Pero1 ella se ha calzado todas sus diferencias. 2

1En una primera edición, figura por en lugar de pero.2Nuevamente, el poema parece hacer referencia a la ruptura con Otilia. (N del E)

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XXII

Es posible me persigan hasta cuatromagistrados vuelto. Es posible me juzguen pedro.¡Cuatro humanidades justas juntas!Don Juan Jacobo está en hacerio1,y las burlas le tiran de su soledad,como a un tonto. Bien hecho.

Farol rotoso, el día induce a darle algo, y pendea modo de asterisco que se mendigaa sí propio quizás qué enmendaturas.

Ahora que chirapa2 tan bonitoen esta paz de una sola línea,aquí me tienes,aquí me tienes, de quien yo penda,para que sacies mis esquinas.Y si, éstas colmadas,te derramases de mayor bondad,sacaré de donde no haya,forjaré de locura otros posillos,insaciables ganasde nivel y amor.

Si pues siempre salimos al encuentro

1hacerio: arcaísmo; del verbo hacerir proviene zaherir (amonestar, re-prender).2chirapa: de la voz quichua chirapani, el lloviznar con sol.

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de cuanto entra por otro lado,ahora, chirapado eterno y todo,heme, de quien yo penda,estoy de filo todavía. Heme!1

1Espejo entiende que el poema fue escrito en la casa de campo de Ante-nor Orrego, en Mansiche, en donde el poeta estuvo escondido un mes, de agosto a septiembre de 1920, antes de ser apresado. El poema reflejaría la angustia por el juicio en ciernes, pero también su disposición, sus “insa-ciables ganas”, de otilino amor.

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XXIII

Tahona1 estuosa2 de aquellos mis bizcochospura yema infantil innumerable, madre.

Oh tus cuatro gorgas3, asombrosamentemal plañidas4, madre: tus mendigos.Las dos hermanas últimas5, Miguel que ha muertoy yo arrastrando todavíauna trenza por cada letra del abecedario.

En la sala de arriba nos repartíasde mañana, de tarde, de dual estiba,aquellas ricas hostias de tiempo, para que ahora nos sobrasen cáscaras de relojes en flexión de las 24en puntos parados.

Madre, y ahora! Ahora, en cuál alvéoloquedaría, en qué retoño capilar,cierta migaja que hoy se me ata al cuello y no quiere pasar. Hoy que hastatus puros huesos estarán harina que no habrá en qué amasar¡tierna dulcera de amor,

1Tahona: molino; casa en donde se hacen y venden panes, masas, bizco-chos. 2estuosa: calurosa, ardiente3gorgas: gargantas4plañidas: lloradas5Referencia a las hermanas menores del poeta, Aguedita y Nativa.

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hasta en la cruda sombra, hasta en el gran molarcuya encía late en aquel lácteo hoyueloque inadvertido lábrase y pulula ¡tú lo viste tánto!en las cerradas manos recién nacidas.

Tal la tierra oirá en tu silenciar,cómo nos van cobrando todosel alquiler del mundo donde nos dejasy el valor de aquel pan inacabable.Y nos lo cobran, cuando, siendo nosotrospequeños entonces, como tú verías, no se lo podíamos haber arrebatadoa nadie; cuando tú nos lo diste, ¿di, mamá?

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XXIV

Al borde de un sepulcro florecidotranscurren dos marías llorando,llorando a mares.

El ñandú desplumado del recuerdoalarga su postrera pluma,y con ella la mano negativa de Pedrograba en un domingo de ramosresonancias de exequias y de piedras.

Del borde de un sepulcro removidose alejan dos marías cantando.

Lunes.

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XXV

Alfan1 alfiles2 a adherirsea las junturas, al fondo, a los testuces,al sobrelecho de los numeradores a pie.Alfiles y cadillos3 de lupinas4 parvas.

Al rebufar el socaire5 de cada caraveladeshilada sin ameracanizar6, ceden las estevas7 en espasmo de infortunio, con pulso párvulo mal habituado a sonarse en el dorso de la muñeca.Y la más aguda tiplisonancia8

se tonsura9 y apeálase10, y largamente

1Alfan: forma verbal de alfar, levantar un caballo demasiado el cuarto de-lantero, al galopar, sin doblar los corvejones ni bajar las ancas. 2alfil: seguramente en el sentido arcaico del término, como agüero, pro-verbio.3cadillos: plantas muy comunes en los campos sembrados, de hojas an-chas, flores en umbela y fruto elipsoidal. En la segunda edición, hecha en vida del poeta, figura caudillos.4lupinas: altramuces, plantas de grano que se utilizan para alimentar ga-nado. 5 rebufar al socaire: resoplar en lugar resguardado.6ameracanizar: inundar lentamente un lugar, humedecer. Sin embargo, Ferrari y otros lo consideran una errata y editan americanizar.7esteva: pieza trasera del arado sobre la cual lleva la mano el que ara.8tiplisonancia: con sonido de tiple, la voz más aguda en el registro huma-no, propia de mujeres y de niños.9tonsura: rito preparatorio que precedía a la recepción de las antiguas ór-denes menores; de tonsurar, cortar el pelo en la coronilla.10apeálase: de apealar, echar un lazo a las manos del animal en carrera.

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se ennazala1 hacia carámbanos2

de lástima infinita. Soberbios lomos resoplanal portar, pendientes de mustios petrales3

las escarapelas con sus siete coloresbajo cero, desde las islas guanerashasta las islas guaneras.Tal los escarzos4 a la intemperie de pobrefe.Tal el tiempo de las rondas. Tal el del rodeopara los planos futuros, cuando innánima grifalda5 relata sólofallidas callandas6 cruzadas.

Vienen entonces alfiles a adherirsehasta en las puertas falsas y en los borradores.

1ennazala: para Larrea, neologismo que hace referencia a nasa, vacija pe-ruana; para Meo Zilio haría referenecia a la nariz.2carámbano: pedazo de hielo largo y puntiagudo. 3petrales: faja o correa que ciñe y rodea el pecho de la cabalgadura.4escarzos: trozos de árbol o madera seca y podrida. 5grifalda: ¿del grifo, el animal mítico con cabeza de águila y cuerpo de león? Ferrari lo relaciona con grifa, letra bastardilla.6callandas: a las calladas; según Neale-Silva, “que debe ser callado”.

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XXVI

El verano echa nudo a tres añosque, encintados de cárdenas cintas, a todo sollozo,aurigan1 orinientos2 índicesde moribundas alejandrías,de cuzcos moribundos.

Nudo alvino3 deshecho, una pierna por allí,más allá todavía la otra, desgajadas, péndulas.Deshecho nudo de lácteas glándulasde la sinamayera4,bueno para alpacas brillantes,para abrigo de pluma inservible¡más piernas los brazos que brazos!

Así envérase5 el fin, como todo, como polluelo adormido saltónde la hendida cáscara,a luz eternamente polla.Y así, desde el óvalo, con cuatros al hombro, ya para qué tristura.

1aurigan: neologismo derivado de auriga, el que guía.2orinientos: podría ser una derivación de orina, orín. 3alvino: en zoología, perteneciente o relativo al bajo vientre.4sinamayera: vendedora de sinamay, delicada tela de las Filipinas; en for-ma figurativa, mujer atractiva.5envérase: madura; se dice cuando la fruta toma color.

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Las uñas aquellas dolían retesando1 los propios dedos hospicios.De entonces crecen ellas para adentro, mueren para afuera, y al medio ni van ni vienen, ni van ni vienen.

Las uñas. Apeona2 ardiente avestruz coja,desde perdidos sures,flecha hasta el estrecho ciego de senos aunados.

Al calor de una puntade pobre sesgo ESFORZADO,la griega sota de oros tórnasemorena sota de islas, cobriza sota de lagosen frente a moribunda alejandría,a cuzco moribundo.

1retesando: endureciendo2apeona: andar a pie aceleradamente; se aplica generalmente a las aves.

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XXVII

Me da miedo ese chorro,buen recuerdo, señor fuerte, implacablecruel dulzor. Me da miedo.Esta casa me da entero bien, enterolugar para este no saber dónde estar.

No entremos. Me da miedo este favorde tornar por minutos, por puentes volados.Yo no avanzo, señor dulce,recuerdo valeroso, tristeesqueleto cantor.

Qué contenido, el de esta casa encantada,me da muertes de azogue, y obturacon plomo mis tomasa la seca actualidad.

El chorro que no sabe a cómo vamos,dame miedo, pavor.Recuerdo valeroso, yo no avanzo.Rubio y triste esqueleto, silba, silba.

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XXVIII

He almorzado solo ahora, y no he tenidomadre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,ni padre que, en el facundo1 ofertoriode los choclos, pregunte para su tardanzade imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servirde tales platos distantes esas cosas,cuando habráse quebrado el propio hogar,cuando no asoma ni madre a los labios.Cómo iba yo a almorzar nonada2.

A la mesa de un buen amigo he almorzadocon su padre recién llegado del mundo,con sus canas tías que hablanen tordillo3 retinte de porcelana,bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;y con cubiertos francos de alegres tiroriros4,porque estánse en su casa. Así, qué gracia!Y me han dolido los cuchillosde esta mesa en todo el paladar.

El yantar de estas mesas así, en que se pruebaamor ajeno en vez del propio amor,

1facundo: fácil y desenvuelto en el hablar.2nonada: poco o muy poco; nada.3tordillo: animal de pelo mezclado, negro y blanco.4tiroriros: onomatopeyas; sonidos que se hacen con instrumentos de boca.

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torna tierra el bocado que no brinda la MADRE,hace golpe la dura deglusión; el dulce,hiel; aceite funéreo1, el café.

Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,y el sírvete materno no sale de la tumba,la cocina a oscuras, la miseria de amor.

1funéreo: relativo a los difuntos.

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XXIX

Zumba el tedio enfrascadobajo el momento improducido y caña.

Pasa una paralela aingrata línea quebrada de felicidad.Me extraña cada firmeza, junto a esa aguaque se aleja, que ríe acero, caña.

Hilo retemplado, hilo, hilo binómico1

¿por dónde romperás, nudo de guerra?

Acoraza2 este ecuador, Luna.

1binómico: relativo a los términos algebraicos.2Acoraza: de acorazar, proteger, defender.

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XXX

Quemadura del segundoen toda la tierna carnecilla del deseo,picadura de ají vagoroso,a las dos de la tarde inmoral.

Guante de los bordes borde a borde.Olorosa verdad tocada en vivo, al conectarla antena del sexocon lo que estamos siendo sin saberlo.

Lavaza1 de máxima ablución2.Calderas viajerasque se chocan y salpican de fresca sombraunánime, el color, la fracción, la dura vida, la dura vida eterna.No temamos. La muerte es así.

El sexo sangre de la amada que se quejadulzorada, de portar tántopor tan punto ridículo.Y el circuitoentre nuestro pobre día y la noche grande,a las dos de la tarde inmoral.

1lavaza: agua sucia o mezclada con las impurezas de lo que se lavó con ella.2ablución: acción de purificarse por medio del agua.

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XXXI

Esperanza plañe entre algodones.

Aristas roncas uniformadasde amenazas tejidas de esporas magníficas y con porteros botones innatos.¿Se luden seis de sol?Natividad. Cállate, miedo.

Cristiano espero, espero siemprede hinojos en la piedra circular que estáen las cien esquinas de esta suertetan vaga a donde asomo.

Y Dios sobresaltado nos oprimeel pulso, grave, mudo,y como padre a su pequeña, apenas,pero apenas, entreabre los sangrientos algodonesy entre sus dedos toma a la esperanza.

Señor, lo quiero yo...Y basta!

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XXXII

999 caloríasRumbbb... Trrraprrrr rrach... chazSerpentínica u del bizcocheroengirafada1 al tímpano.

Quién como los hielos. Pero no.Quién como lo que va ni más ni menos.Quién como el justo medio.

1,000 calorías.Azulea y ríe su gran cachazael firmamento gringo. Bajael sol empavado y le alborota los cascosal más frío.

Remeda al cuco; Roooooooeeeis......tierno autocarril, móvil de sed,que corre hasta la playa.

Aire, aire! Hielo!Si al menos el calor (—— Mejor no digo nada.

Y hasta la misma plumacon que escribo por último se troncha.

1engirafa: neologismo relativo a la jirafa, significaría que llega alto.

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Treinta y seis trillones trescientos treintay tres calorías. 1

1Según Haya de la Torre, el poema hace referencia a las molestias genera-das por el pregón del bizcochero en un día de calor sofocante. (De Lama)

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XXXIII

Si lloviera esta noche, retiraríamede aquí a mil años.Mejor a cien no más.Como si nada hubiese ocurrido, haríala cuenta de que vengo todavía.

O sin madre, sin amada, sin porfíade agacharme a aguaitar1 al fondo, a puropulso, esta noche así, estaría escarmenando2

la fibra védica,la lana védica de mi fin final, hilodel diantre3, traza de haber tenidopor las narices a dos badajos4 inacordes de tiempo en una misma campana.

Haga la cuenta de mi vidao haga la cuenta de no haber aún nacidono alcanzaré a librarme.

No será lo que aún no haya venido, sinolo que ha llegado y ya se ha ido,sino lo que ha llegado y ya se ha ido.

1aguaitar: acechar2escarmenando: desenredando3diantre: eufemismo por diablo.4badajos: pieza interior de las campanas, que las hacen sonar.

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XXXIV

Se acabó el extraño, con quien, tardela noche, regresabas parla y parla.Ya no habrá quien me aguarde, dispuesto mi lugar, bueno lo malo.

Se acabó la calurosa tarde;tu gran bahía y tu clamor; la charlacon tu madre acabadaque nos brindaba un té lleno de tarde.

Se acabó todo al fin: las vacaciones,tu obediencia de pechos, tu manerade pedirme que no me vaya fuera.

Y se acabó el diminutivo, parami mayoría en el dolor sin fin,y nuestro haber nacido así sin causa.

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XXXV

El encuentro con la amadatánto alguna vez, es un simple detalle,casi un programa hípico en violado1,que de tan largo no se puede doblar bien.

El almuerzo con ella que estaríaponiendo el plato que nos gustara ayery se repite ahora, pero con algo más de mostaza;el tenedor absorto, su doneo2 radiantede pistilo en mayo, y su verecundia3

de a centavito, por quítame allá esa paja.4

Y la cerveza lírica y nerviosaa la que celan sus dos pezones sin lúpulo,y que no se debe tomar mucho!

Y los demás encantos de la mesa que aquella núbil campaña bordacon sus propias baterías germinalesque han operado toda la mañana,según me consta, a mí,amoroso notario de sus intimidades,

1en violado: Espejo Asturrizaga justifica esta expresión en que los progra-mas de las carreras se imprimían en papel violeta.2doneo: galanteo3verecundia: (cultismo latino) vergüenza4por quítame de allá... : expresión coloquial que se usa par decir que algo es poca cosa, que no se le de importancia.

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y con las diez varillas mágicasde sus dedos pancreáticos1.

Mujer que, sin pensar en nada más allá,suelta el mirlo2 y se pone a conversarnossus palabras tiernascomo lancinantes3 lechugas recién cortadas.

Otro vaso, y me voy. Y nos marchamos,ahora sí, a trabajar.

Entre tanto, ella se internaentre los cortinajes y ¡oh aguja de mis díasdesgarrados! se sienta a la orilla de una costura, a coserme el costadoa su costado, a pegar el botón de esa camisa, que se ha vuelto a caer. Pero hase visto!

1pancreáticos: ¿que todo lo crean?2suelta el mirlo: expresión coloquial que significa que habla irrelexiva-mente. 3lancinantes: dícese de un dolor muy agudo.

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XXXVI

Pugnamos ensartarnos por un ojo de aguja,enfrentados, a las ganadas.Amoniácase1 casi el cuarto ángulo del círculo.¡Hembra se continúa el macho, a raíz de probables senos, y precisamentea raíz de cuanto no florece.

¿Por ahí estás, Venus de Milo?Tú manqueas2 apenas, pululandoentrañada en los brazos plenariosde la existencia,de esta existencia que todaviiza perenne imperfección.Venus de Milo, cuyo cercenado, increadobrazo revuélvese y trata de encodarse a través de verdeantes guijarros gagos3,ortivos4 nautilos5, aunes6 que gatean recién, vísperas inmortales.Laceadora de inminencias, laceadora del paréntesis.

1amoniácase: neologismo relativo al amoníaco, que tiene la propiedad de despertar, despavilar. (Meo Zilio)2manqueas: del verbo manquear, moverse con la torpeza del manco. Pue-de referirse a que la Venus de Milo carece de brazos.3gagos: tartamudos4ortivos: relativos al orto, la salida del sol u otro astro en el horizonte5nautilos: moluscos con numerosos tentáculos sin ventosa.6 aunes: plural de aun.

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Rehusad, y vosotros, a posar las plantasen la seguridad dupla de la Armonía.Rehusad la simetría a buen seguro.Intervenid en el conflictode puntas que se disputanen la más torionda de las justasel salto por el ojo de la aguja!

Tal siento ahora al meñiquedemás en la siniestra. Lo veo y creono debe serme, o por lo menos que estáen sitio donde no debe.Y me inspira rabia y me azarea1

y no hay cómo salir de él, sino haciendola cuenta de que hoy es jueves.

¡Ceded al nuevo impar potente de orfandad!

1me azarea: me irrita, turba o avergüenza.

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XXXVII

He conocido a una pobre muchachaa quien conduje hasta la escena.La madre, sus hermanas qué amables y tambiénaquel su infortunado “tú no vas a volver”.

Como en cierto negocio me iba admirablemente, me rodeaban de un aire de dinasta1 florido.La novia se volvía agua,y cuán bien me solía llorarsu amor mal aprendido.

Me gustaba su tímida marinera2

de humildes aderezos al dar las vueltas,y cómo su pañuelo trazaba puntos,tildes, a la melografía3 de su bailar de juncia4.

Y cuando ambos burlamos al párroco,quebróse mi negocio y el suyoy la esfera barrida.

1dinasta: príncipe o señor que reina bajo consentimiento de otro soberano.2marinera: baile popular de la costa de Perú.3melografía: escritura de música o melodía. Es contamporánea de Trilce la obra en prosa de Vallejo Escalas Melografiadas.4juncia: planta herbácea que el aire mueve con vivacidad. De ella toma el nombre el baile.

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XXXVIII

Este cristal aguarda ser sorbidoen bruto por boca venidera sin dientes. No desdentada.Este cristal es pan no venido todavía.

Hiere cuando lo fuerzany ya no tiene cariños animales.Mas si se le apasiona, se melaría1

y tomaría la horma de los sustantivosque se adjetivan de brindarse.

Quienes lo ven allí triste individuoincoloro, lo enviarían por amor,por pasado y a lo más por futuro:si él no dase por ninguno de sus costados;si él espera ser sorbido de golpey en cuanto transparencia, por boca ve-nidera que ya no tendrá dientes.

Este cristal ha pasado de animal,y márchase ahora a formar las izquierdas,los nuevos Menos.Déjenlo solo no más.2

1se melaría: referente al hacer melaza con el azucar de caña.2 Hay distintas interpretaciones de este poema. Creemos sin embargo que habla del embarazo perdido: el cuerpo de la mujer, vaso de cristal del no venido, pan (alimento) de la boca sin dientes (la del bebé). El cristal que ha pasado de animal haría referencia al niño abortado antes de nacer (el alma no ha encarnado animal), que así se suma a los Menos. (N del E)

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XXXIX

Quién ha encendido fósforo!Mésome1. Sonríoa columpio por motivo.Sonrío aún más, si llegan todosa ver las guías sin colory a mí siempre en punto. Qué me importa.

Ni ese bueno del Sol que, al morirse de gusto,lo desposta2 todo para distribuirloentre las sombras, el pródigo,ni él me esperaría a la otra banda.Ni los demás que paran soloentrando y saliendo.

Llama con toque de retina el gran panadero. Y pagamos en señascuriosísimas el tibio valor innegablehorneado, trascendiente.Y tomamos el café, ya tarde,con deficiente azúcar que ha faltado,y pan sin mantequilla. Qué se va a hacer.

Pero, eso sí, los aros receñidos, barreados3.La salud va en un pie. De frente: marchen!

1Mésome: de mesarse, tironearse de las barbas o el pelo.2desposta: de despostar, cortar en partes una res u otro animal.3barreados: cerrados

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XL

Quién nos hubiera dicho que en domingoasí, sobre arácnidas cuestasse encabritaría la sombra de puro frontal.(Un molusco ataca yermos ojos encallados,a razón de dos o más posibilidades tantálicas1

contra medio estertor de sangre remordida).

Entonces, ni el propio revés de la pantalla deshabitada enjugaría las arterias trasdoseadas2 de dobles todavías.Como si nos hubiesen dejado salir! Comosi no estuviésemos embrazados3 siemprea los dos flancos diarios de la fatalidad!

Y cuánto nos habríamos ofendido.Y aún lo que nos habríamos enojado y peleado y amistado otra vez y otra vez.

Quién hubiera pensado en tal domingo, cuando, a rastras, seis codos lamen de esta manera, hueras4 yemas lunesentes5.

1tantálica: referente a Tántalo; hijo de Zeus, fue castigado por robar el néctar de los dioses.2 trasdoseadas: recubiertas3 embrazados: abrazados4hueras: vacías5lunescentes: referente a la luna, “fosforescente”; según Coyné, promisoria de lunes, de un día distinto, con su carga de aurora.

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Habríamos sacado contra él, de bajode las dos alas del Amor, lustrales1 plumas terceras, puñales, nuevos pasajes de papel de oriente.Para hoy que probamos si aún vivimos,casi un frente no más.

1lustrales: purificadas

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XLI

La Muerte de rodillas manasu sangre blanca que no es sangre.Se huele a garantía.Pero ya me quiero reír.

Murmúrase algo por allí. Callan. Alguien silba valor de lado,y hasta se contaría en parveintitrés costillas que se echan de menosentre sí, a ambos costados; se contaríaen par también, toda la filade trapecios escoltas.

En tanto, el redoblante policial1

(otra vez me quiero reír)se desquita y nos tunde2 a palos,dale y dale,de membrana a membrana,tascontas.

1redoblante policial: según Espejo, hace referencia al redoble de tambor en el patio de la cárcel.2tunde: de tundear, dar una tunda (paliza).

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XLII

Esperaos. Ya os voy a narrartodo. Esperaos sossiegueeste dolor de cabeza. Esperaos.

¿Dónde os habéis dejado vosotros que no hacéis falta jamás?

Nadie hace falta! Muy bien.

Rosa, entra del último piso.Estoy niño. Y otra vez rosa:ni sabes a dónde voy.

¿Aspa1 la estrella de la muerte?O son extrañas máquinas cosedorasdentro del costado izquierdo.Esperaos otro momento.

No nos ha visto nadie. Pura búscate el talle.¡A dónde se han saltado tus ojos!

Penetra reencarnada en los salonesde ponentino2 cristal. Suenamúsica exacta casi lástima.

1Aspa: de aspar, mortificar, mostrar con quejidos y gestos dolor o enojo. 2ponentino: relativo al poniente.

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Me siento mejor. Sin fiebre, y ferviente.Primavera. Perú. Abro los ojos.Ave! No salgas. Dios, como si sospechasealgún flujo sin reflujo ay.

Paletada facial, resbala el telóncabe las conchas.

Acrisis1. Tilia, acuéstate.

1Acrisis: término médico que hace referencia a una enfermedad sin crisis aparente; puede hacer referencia al estado intermedio entre la salud y la enfermedad. Vallejo estudió medicina en Lima, y de allí su apego a térmi-nos médicos-científicos.

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XLIII

Quién sabe se va a ti. No le ocultes.Quién sabe madrugada.Acaríciale. No le digas nada. Está duro de lo que se ahuyenta.Acaríciale. Anda! Cómo le tendrías pena.

Narra que no es posibletodos digan que bueno,cuando ves que se vuelve y revuelve,animal que ha aprendido a irse... No?Sí! Acaríciale. No le arguyas.

Quién sabe se va a ti madrugada.¿Has contado qué poros dan salida solamente, y cuáles dan entrada?Acaríciale. Anda! Pero no vaya a saberque lo haces porque yo te lo ruego.Anda!

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XLIV

Este piano viaja para adentro,viaja a saltos alegres.Luego medita en ferrado reposo,clavado con diez horizontes.

Adelanta. Arrástrase bajo túneles, más allá, bajo túneles de dolor,bajo vértebras que fugan naturalmente.

Otras veces van sus trompas,lentas asias amarillas de vivir,van de eclipse,y se espulgan pesadillas insectiles,ya muertas para el trueno, heraldo de los génesis.

Piano oscuro ¿a quién atisbascon tu sordera que me oye,con tu mudez que me asorda?

Oh pulso misterioso.

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XLV

Me desvinculo del marcuando vienen las aguas a mí.

Salgamos siempre. Saboreemosla canción estupenda, la canción dichapor los labios inferiores del deseo.Oh prodigiosa doncellez.Pasa la brisa sin sal.

A lo lejos husmeo los tuétanosoyendo el tanteo profundo, a la caza de teclas de resaca.

Y si así diéramos las naricesen el absurdo,nos cubriremos con el oro de no tener nada,y empollaremos el ala aún no nacidade la noche, hermanade esta ala huérfana del día,que a fuerza de ser una ya no es ala.

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XLVI

La tarde cocinera se detieneante la mesa donde tu comiste;y muerta de hambre tu memoria vienesin probar ni agua, de lo puro triste.

Mas, como siempre, tu humildad se avienea que le brinden la bondad más triste.Y no quieres gustar, que ves quien vienefilialmente a la mesa en que comiste.

La tarde cocinera te suplicay te llora en su delantal que aún sórdidonos empieza a querer de oírnos tánto.

Yo hago esfuerzos también; porque no hayvalor para servirse de estas aves.Ah! que nos vamos a servir ya nada.1

1En el anexo publicamos una primera versión de este soneto, titulada “La tarde”. Allí se hace referencia a los problemas en la relación con Otilia, a la que se menciona en el primer verso del poema. Sin embargo, puede en-tenderse que en la versión final, el sentido del poema se ha abierto adrede, ampliando sus posibles interpretaciones. (N del E)

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XLVII

Ciliado1 arrecife donde nací,según refieren cronicones y pliegosde labios familiares historiadosen segunda gracia.

Ciliado archipiélago, te desislas a fondo, a fondo, archipiélago mío!

Duras todavía las articulacionesal camino, como cuando nos instan,y nosotros no cedemos por nada.

Al ver los párpados cerrados,implumes mayorcitos, devorando azules bombones, se carcajean pericotes2 viejos.Los párpados cerrados, como si, cuando nacemos,siempre no fuese tiempo todavía.

Se va el altar, el cirio paraque no le pasase nada a mi madre,y por mí que sería con los años, si Diosquería, Obispo, Papa, Santo, o talvezsólo un columnario dolor de cabeza.

1ciliado: que tiene cilios, filamentos. Para Larrea, ciliado arrecife se refiere a la sierra de Santiago de Chuco, lugar de nacimiento del poeta.2pericotes: en Perú, ratas grandes de campo. Hay un dicho popular que dice que “mientras los gatos duermen, los pericotes se pasean”, en referen-cia a que mientras no está el patrón, los dependientes se distraen.

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Y las manitas que se abarquillanasiéndose de algo flotante,a no querer quedarse.Y siendo ya la 1.

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XLVIII

Tengo ahora 70 soles peruanos.Cojo la penúltima moneda, la que suena 69 veces púnicas1.Y he aquí, al finalizar su rol,quémase toda y arde llameante, llameante,redonda entre mis tímpanos alucinados.

Ella, siendo 69, dase contra 70;luego escala 71, rebota en 72.Y así se multiplica y espejea impertérritaen todos los demás piñones.

Ella, vibrando y forcejeando,pegando grittttos,soltando arduos, chisporroteantes silencios,orinándose de natural grandor, en unánimes postes surgentes,acaba por ser todos los guarismos, la vida entera.

1púnicas: mercantiles; Ortega entiende que puede hacer referencia tam-bién al color rojo.

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XLIX

Murmurado en inquietud, cruzo,el traje largo de sentir, los lunes de la verdad.Nadie me busca ni me reconoce,y hasta yo he olvidado de quién seré.

Cierta guardarropía, sólo ella, nos sabráa todos en las blancas hojas de las partidas.Esa guardarropía, ella sola,al volver de cada facción, de cada candelabro ciego de nacimiento. Tampoco yo descubro a nadie, bajoeste mantillo que iridice1 los lunes de la razón;y no hago más que sonreír a cada púade las verjas, en la loca búsqueda del conocido.

Buena guardarropía, ábreme tus blancas hojas:quiero reconocer siquiera al 1,

1iridice: neologismo de iride, flor de color violáceo, o bien, según Ferrari, podría ser un neologismo de iris o iridiscente. (De Lama)

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quiero el punto de apoyo, quiero saber de estar siquiera.

En los bastidores donde nos vestimos,no hay, no Hay nadie: hojas tan sólo de par en par. Y siempre los trajes descolgándosepor sí propios, de perchascomo ductores1 índices grotescos,y partiendo sin cuerpos, vacantes, hasta el matiz prudentede un gran caldo de alas con causas2

y lindes fritas.Y hasta el hueso!

1ductores: guías, caudillos.2causa: (de la voz quechua causay, el sustento de la vida) plato a base de puré de papas, con lechuga, queso, aceitunas, choclos y ají.

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L

El cancerbero cuatro veces al día maneja su candado, abriéndonoscerrándonos los esternones, en guiñosque entendemos perfectamente.

Con los fundillos1 lelos melancólicos,amuchachado de trascendental desaliño,parado, es adorable el pobre viejo.Chancea con los presos, hasta el topelos puños en las ingles. Y hasta mojarrilla2 les roe algún mendrugo; pero siemprecumpliendo su deber.

Por entre los barrotes pone el puntofiscal, inadvertido, izándose en la falangitadel meñique, a la pista de lo que hablo,lo que como,lo que sueño.Quiere el corvino3 ya no hayan adentros,y cómo nos duele esto que quiere el cancerbero.

Por un sistema de relojería, juegael viejo inminente, pitagórico!a lo ancho de las aortas. Y sólo

1 fundillos: trasero o entrepierna de los pantalones.2mojarrilla: persona alegre y bromista.3corvino: del cuervo.

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de tarde en noche, con noche soslaya alguna su excepción de metal.Pero, naturalmente, siempre cumpliendo su deber.

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LI

Mentira. Si lo hacía de engaños,y nada más. Ya está. De otro modo,también tú vas a vercuánto va a dolerme el haber sido así.

Mentira. Calla. Ya está bien.Como otras veces tú me haces esto mismo,por eso yo también he sido así.

A mí, que había tánto atisbado si de verasllorabas,ya que otras veces sólo te quedaste en tus dulces pucheros,a mí, que ni soñé que los creyeses, me ganaron tus lágrimas.Ya está.

Mas ya lo sabes: todo fue mentira.Y si sigues llorando, bueno, pues!Otra vez ni he de verte cuando juegues.

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LII

Y nos levantaremos cuando se nos déla gana, aunque mamá toda clarornos despierte con cantora y linda cólera materna.Nosotros reiremos a hurtadillas de esto,mordiendo el canto de las tibias colchasde vicuña ¡y no me vayas a hacer cosas!

Los humos de los bohíos1 ¡ah golfillosen rama! madrugarían a jugar a las cometas azulinas, azulantes, y, apañuscando2 alfarjes3 y piedras, nos darían su estímulo fragante de boñiga4, para sacarnos al aire nene que no conoce aún las letras,a pelearles los hilos.

Otro día querrás pastorear entre tus huecos onfalóideos5 ávidas cavernas, meses nonos, mis telones.O querrás acompañar a la ancianía

1bohíos: casas rústicas, sencillas, con techos de paja.2apañuzcando: de apañar; agarrar, guardar.3alfarje: piedra del molino.4boñiga: bosta5onfalóideos: del ombligo, omphalós, en griego.

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a destapar la toma de un crepúsculo,para que de día surja toda el agua que pasa de noche.

Y llegas muriéndote de risa,y en el almuerzo musical,cancha reventada1, harina con manteca,con manteca, le tomas el pelo al peón decúbito2 que hoy otra vez olvida dar los buenos días,esos sus días, buenos con b de baldío,que insisten en salirle al pobrepor la culata de la v dentilabial que vela en él.

1cancha reventada: croqueta de maíz tostado.2decúbito: postrado, acostado.

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LIII

Quién clama las once no son doce!Como si las hubiesen pujado, se afrontande dos en dos las once veces.

Cabezazo brutal. Asomanlas coronas a oír,Pero sin traspasar los eternostrescientos sesenta grados, asomany exploran en balde, dónde ambas manosocultan el otro puente que les naceentre veras y litúrgicas bromas.

Vuelve la frontera a probarlas dos piedras que no alcanzan a ocuparuna misma posada a un mismo tiempo.La frontera, la ambulante batuta, que sigueinmutable, igual, sólomás ella a cada esguince1 en alto.

Veis lo que es sin poder ser negado,veis lo que tenemos que aguantar,mal que nos pese.¡Cuánto se aceita en codosque llegan hasta la boca!

1esguince: movimiento o gesto de disgusto o desdén.

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LIV

Forajido tormento, entra, salpor un mismo forado1 cuadrangular.Duda. El balance punza y punzahasta las cachas2.

A veces doyme contra todas las contras,y por ratos soy el alto más negro de los ápices3

en la fatalidad de la Armonía.Entonces las ojeras se irritan divinamente,y solloza la sierra del alma4,se violentan oxígenos de buena voluntad,arde cuanto no arde y hasta el dolor dobla el pico en risa

Pero un día no podrás entrarni salir, con el puñado de tierra que te echaré a los ojos, forajido!

1forado: horadado; agujero hecho en una pared.2hasta las cachas: hasta el mango, hasta el fondo.3ápices: extremo superior o punta de algo; parte más ardua y delicada de una cuestión; acento o cualquier otro de los signos ortográficos que se ponen en las letras.4sierra del alma: la sierra andina donde nació el poeta.

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LV

Samain1 diría el aire es quieto y de una contenidatristeza.

Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cadalindero a cada hebra de cabello perdido, desde la cu-beta de un frontal, donde hay algas, toronjiles quecantan divinos almácigos en guardia, y versos anti-sépticos sin dueño.

El miércoles, con uñas destronadas se abre laspropias uñas de alcanfor, e instila por polvorientos harneros2, ecos, páginas vueltas, sarros, zumbidos de moscascuando hay muerto, y pena clara esponjosa y ciertaesperanza.

Un enfermo lee La Prensa, como en facistol3.Otro está tendido palpitante, longirrostro,cerca de estarlo sepulto.Y yo advierto un hombro está en su sitiotodavía y casi queda listo tras de éste, el otro lado.

Ya la tarde pasó diez y seis veces por el subsue-

1Samain: poeta postsimbolista belga (1858-1900). De Lama sostiene que Vallejo lo habría leído en una antología de poesía francesa publicada en 1913.2harneros: criba que sirve para limpiar el alpiste y otras semillas.3facistol: atril grande que se utiliza en el coro de las iglesias.

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lo empatrullado,y se está casi ausenteen el número de madera amarillade la cama que está desocupada tanto tiempo allá................................................. enfrente.

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LVI

Todos los días amanezco a ciegasa trabajar para vivir; y tomo el desayuno,sin probar ni gota de él, todas las mañanas.Sin saber si he logrado, o más nunca,algo que brinca del saboro es sólo corazón y que ya vuelto, lamentaráhasta dónde esto es lo menos.

El niño crecería ahito de felicidad oh albas,ante el pesar de los padres de no poder dejarnosde arrancar de sus sueños de amor a este mundo;ante ellos que, como Dios, de tanto amorse comprendieron hasta creadores y nos quisieron hasta hacernos daño.

Flecos de invisible trama,dientes que huronean1 desde la neutra emoción, pilareslibres de base y coronación,en la gran boca que ha perdido el habla.

Fósforo y fósforo en la oscuridad,lágrima y lágrima en la polvareda.

1huronean: que buscan como el hurón; puede referirse a que buscan saber todo lo que pasa.

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LVII

Craterizados1 los puntos más altos, los puntos del amor, de ser mayúsculo, bebo, ayuno, ab-sorbo heroína para la pena, para el latido lacio y contra toda corrección.

¿Puedo decir que nos han traicionado? No.¿Qué todos fueron buenos? Tampoco. Peroallí está una buena voluntad, sin duda,y sobre todo, el ser así.

Y qué quien se ame mucho! Yo me busco en mi propio designio que debió ser obra mía, en vano: nada alcanzó a ser libre.

Y sin embargo, quién me empuja.A que no me atrevo a cerrar la quinta ventana.Y el papel de amarse y persistir, junto a las horas y a lo indebido.

Y el éste y el aquél.

1Craterizados: neologismo de cráter.

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LVIII

En la celda, en lo sólido, también se acurrucan los rincones.

Arreglo los desnudos que se ajan,se doblan, se harapan.

Apéome del caballo jadeante, bufando líneas de bofetadas y de horizontes;espumoso pie contra tres cascos.Y le ayudo: Anda, animal!

Se tomaría menos, siempre menos, de loque me tocase erogar,en la celda, en lo líquido.

El compañero de prisión comía el trigode las lomas, con mi propia cuchara, cuando, a la mesa de mis padres, niño, que me quedaba dormido masticando.

Le soplo al otro:Vuelve, sal por la otra esquina;apura... aprisa... apronta!

E inadvertido aduzco, planeo,cabe1 camastro desvencijado, piadoso:

1cabe: en lenguaje poético significa “junto a”, “cerca de”.

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No creas. Aquel médico era un hombre sano.

Ya no reiré cuando mi madre rece en infancia y en domingo, a las cuatro de la madrugada, por los caminantes, encarcelados,enfermosy pobres.

En el redil de niños, ya no le asestarépuñetazos a ninguno de ellos, quien, después, todavía sangrando, lloraría: El otro sábadote daré mi fiambre, pero no me pegues!Ya no le diré que bueno.

En la celda, en el gas ilimitadohasta redondearse en la condensación, ¿quién tropieza por afuera?1

1Sostiene Espejo que el poema refiere a una conversación de Vallejo con su compañero de celda.

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LIX

La esfera terrestre del amorque rezagóse abajo, da vueltay vuelta sin parar segundo, y nosotros estamos condenados a sufrir como un centro su girar.

Pacífico inmóvil, vidrio, preñado de todos los posibles.Andes frío, inhumanable, puro.Acaso. Acaso.

Gira la esfera en el pedernal del tiempo, y se afila,y se afila hasta querer perderse;gira forjando, ante los desertados flancos,aquel punto tal espantablemente conocido,porque él ha gestado, vueltay vuelta,el corralito consabido.

Centrífuga que sí, que sí,que Sí,que sí, que sí, que sí, que sí: NO!Y me retiro hasta azular, y retrayéndomeendurezco, hasta apretarme el alma!

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LX

Es de madera mi paciencia,sorda, vejetal.

Día que has sido puro, niño, inútil,que naciste desnudo, las leguasde tu marcha, van corriendo sobretus doce extremidades1, ese doblez ceñudo que después deshiláchaseen no se sabe qué últimos pañales.

Constelado de hemisferios de grumo,bajo eternas américas inéditas, tu gran plumaje, te partes y me dejas, sin tu emoción ambigua, sin tu nudo de sueños, domingo.

Y se apolilla mi paciencia, y me vuelvo a exclamar: ¡Cuándo vendráel domingo bocón y mudo del sepulcro; cuándo vendrá a cargar este sábadode harapos, esta horrible sutura del placer que nos engendra sin querer,y el placer que nos DestieRRa!

1doce extremidades: en referencia, posiblemente, a las doce horas del reloj.

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LXI

Esta noche desciendo del caballo,ante la puerta de la casa, donde me despedí con el cantar del gallo.Está cerrada y nadie responde.

El poyo1 en que mamá alumbróal hermano mayor, para que ensillelomos que había yo montado en pelo,por rúas y por cercas, niño aldeano;el poyo en que dejé que se amarille al sol mi adolorida infancia... ¿Y este duelo que enmarca la portada?

Dios en la paz foránea, estornuda, cual llamando también, el bruto; husmea, golpeando el empedrado. Luego duda, relincha, orejea a viva oreja.

Ha de velar papá rezando, y quizás pensará se me hizo tarde.Las hermanas, canturreando sus ilusiones sencillas, bullosas2, en la labor para la fiesta que se acerca, y ya no falta casi nada.

1poyo: banco de piedra o madera que suele haber en galerías y zaguanes del Perú.2bullosas: bulliciosas

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Espero, espero, el corazón un huevo en su momento, que se obstruye.

Numerosa familia que dejamos no ha mucho, hoy nadie en vela, y ni una cera1 puso en el ara2 para que volviéramos.

Llamo de nuevo, y nada.Callamos y nos ponemos a sollozar, y el animal relincha, relincha más todavía.

Todos están durmiendo para siempre, y tan de lo más bien, que por fin mi caballo acaba fatigado por cabecear a su vez, y entre sueños, a cada venia3, dice que está bien, que todo está muy bien.

1cera: vela2ara: altar3venia: inclinación de la cabeza; saludo.

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LXII

AlfombraCuando vayas al cuarto que tú sabes, entra en él, pero entorna con tiento la mampara que tánto se entreabre, cása bien los cerrojos, para que ya no puedan volverse otras espaldas.

CortezaY cuando salgas, di que no tardarás a llamar al canal que nos separa: fuertemente cojido de un canto de tu suerte, te soy inseparable, y me arrastras de borde de tu alma.

AlmohadaY sólo cuando hayamos muerto ¡quién sabe! Oh nó. Quién sabe!entonces nos habremos separado.Mas si, al cambiar el paso, me tocase a mí la desconocida bandera, te he de esperar allá;en la confluencia del soplo y el hueso, como antaño, como antaño en la esquina de los novios ponientes de la tierra.

Y desde allí te seguiré a lo largo de otros mundos, y siquiera podrán

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servirte mis nós musgosos y arrecidos1, para que en ellos poses las rodillas en las siete caídas de esa cuesta infinita, y así te duelan menos.

1arrecidos: entumecidos por el frío.

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LXIII

Amanece lloviendo. Bien peinada la mañana chorrea el pelo fino.Melancolía está amarrada; y en mal asfaltado oxidente1 de muebles hindúes, vira, se asienta apenas el destino.

Cielos de puna descorazonadapor gran amor, los cielos de platino, torvos de imposible.

Rumia la majada y se subraya de un relincho andino.

Me acuerdo de mí mismo. Pero bastan las astas del viento, los timones quietos hasta hacerse uno, y el grillo del tedio y el jiboso2 codo inquebrantable.

Basta la mañana de libres crinejas de brea preciosa, serrana, cuando salgo y busco las once y no son más que las doce deshoras.

1oxidente: neologismo formado por los términos occidente y oxidado; ya en “Los Heraldos Negros”, en el poema “Los arrieros”, aparece oxidentales.2jiboso: de giba, que tiene giba o que es molesto.

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LXIV

Hitos vagarosos1 enamoran, desde el minuto montuo-so2 que obstetriza y fécha los amotinados nichos de la [atmósfera.

Verde está el corazón de tánto esperar; y en elcanal de Panamá3 ¡hablo con vosotros, mitades, ba-ses, cúspides! retoñan los peldaños, pasos que suben,pasos que baja-n.Y yo que pervivo,y yo que sé plantarme.

Oh valle sin altura madre, donde todo duerme horrible mediatinta, sin ríos frescos, sin entradas de amor. Oh voces y ciudades que pasan cabalgando en un dedo tendido que señala a calva Unidad. Mientras pasan, de mucho en mucho, gañanes4 de gran costado sabio, detrás de las tres tardas dimensiones.Hoy Mañana Ayer(No, hombre!)

1vagarosos: que andan vagando.2montuoso: perteneciente o relativo a los montes.3canal de Panamá: simboliza límite, frontera.4gañanes: mozos de labranza.

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LXV

Madre, me voy mañana a Santiago1,a mojarme en tu bendición y en tu llanto.Acomodando estoy mis desengaños y el rosadode llaga de mis falsos trajines.

Me esperará tu arco de asombro,las tonsuradas2 columnas de tus ansiasque se acaban la vida. Me esperará el patio,el corredor de abajo con sus tondos3 y repulgos4

de fiesta. Me esperará mi sillón ayo5, aquel buen quijarudo6 trasto de dinásticocuero, que pára no más rezongando a las nalgastataranietas, de correa a correhuela7.

Estoy cribando mis cariños más puros.Estoy ejeando8 ¿no oyes jadear la sonda? ¿no oyes tascar dianas?estoy plasmando tu fórmula de amor

1Santiago: Santiago de Chuco, ciudad natal del poeta.2tonsuradas: tonsurar es cortar el pelo a un animal; por extensión, se utili-za para designar el grado preparatorio para recibir órdenes menores, que confiere el prelado en una ceremonia en la que corta al aspirante un poco de cabello, la llamada coronilla o tonsura.3tondo: adorno circular; en Perú llaman así a los pasteles redondos de ha-rina de maíz.4repulgos: empanadillas5ayo: persona encargada del cuidado de los niños.6quirajudo: de grandes quijadas.7correhuela: juego que se hace con un correa con las puntas cosidas.8ejeando: neologismo de eje. (Larrea)

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para todos los huecos de este suelo.Oh si se dispusieran los tácitos volantes para todas las cintas más distantes,para todas las citas más distintas.

Así, muerta inmortal. Así.Bajo los dobles arcos de tu sangre, por dondehay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padrepara ir por allí, humildóse hasta menos de la mitad del hombre,hasta ser el primer pequeño que tuviste.

Así, muerta inmortal.Entre la columnata de tus huesosque no puede caer ni a lloros,y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometerni un solo dedo suyo.

Así, muerta inmortal.Así.

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LXVI

Dobla el dos de Noviembre1.

Estas sillas son buenas acojidas.La rama del presentimientova, viene, sube, ondea sudorosa,fatigada en esta sala.Dobla triste el dos de Noviembre.

Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientesabolidos, repasando ciegos nervios,sin recordar la dura fibraque cantores obreros redondos remiendancon cáñamo inacabable, de innumerables nudoslatientes de encrucijada.

Vosotros, difuntos, de las nítidas rodillaspuras a fuerza de entregaros,cómo aserráis el otro corazóncon vuestras blancas coronas, ralasde cordialidad. Sí. Vosotros, difuntos.

Dobla triste el dos de Noviembre.Y la rama del presentimientose la muerde un carro que simplementerueda por la calle. 2

1dos de Noviembre: día de los difuntos.2 Con el doble 2 de noviembre Larrea entiende que el poeta se refiere a la muerte reciente de su madre y de su amiga María Rosa Sandoval.

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LXVII

Canta cerca el verano, y ambos diversos erramos, al hombrorecodos, cedros, compases unípedos,espatarrados en la sola recta inevitable.

Canta el verano y en aquellas paredesendulzadas de marzo,lloriquea, gusanea la arácnida acuarela de la melancolía.

Cuadro enmarcado de trisado1 anélido2, cuadroque faltó en ese sitio para dondepensamos que vendría el gran espejo ausente.Amor, éste es el cuadro que faltó.

Mas, para qué me esforzaríapor dorar pajilla para tal encantada aurícula,si, a espaldas de astros queridos,se consiente el vacío, a pesar de todo.

Cuánta madre quedábase adentradasiempre, en tenaz atavío de carbón, cuandoel cuadro faltaba, y para lo que crecería al pie de ardua quebrada de mujer.

1trisado: del verbo trisar, el cantar o chirriar de los pájaros. Larrea lo aso-cia a lo que se divide en tres, y Meo Zilio a frisado.2anélido: gusano; podría referirse al anillo, por su raíz etimológica.

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Así yo me decía: Si vendrá aquel espejoque de tan esperado, ya pasa de cristal.Me acababa la vida, ¿para qué?Me acababa la vida, para alzarnos

sólo de espejo a espejo.

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LXVIII

Estamos a catorce de Julio.Son las cinco de la tarde. Llueve en todauna tercera esquina de papel secante.Y llueve más de abajo ay para arriba.

Dos lagunas las manos avanzande diez en fondo,desde un martes cenagoso que ha seis días está en los lagrimales helado.

Se ha degollado una semanacon las más agudas caídas; hase hechotodo lo que puede hacer miserable genialen gran taberna sin rieles. Ahora estamosbien, con esta lluvia que nos lavay nos alegra y nos hace gracia suave.

Hemos a peso bruto caminado, y, de un solo desafío,blanqueó nuestra pureza de animales.Y preguntamos por el eterno amor,por el encuentro absoluto,por cuanto pasa de aquí para allá.Y respondimos desde dónde los míos no son los tuyosdesde qué hora el bordón1, al ser portado,sustenta y no es sustentado. (Neto.)

1bordón: bastón muy alto.

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Y era negro, colgado en un rincón,sin proferir ni jota, mi paletó1,atodastA2

1paletó: gabán de paño grueso.2Víctor de Lama sostiene que los ocho versos de una sola letra con que concluye el poema pueden leerse en sentido vertical como “a toda asta”, e interpreta que el poeta está representando así gráficamente la estre-chez de su paletó colgado en una percha de pie (representada por la A mayúscula); las letras, como el paletó, son negras, y están colgadas “en un rincón” y no profieren ni jota (la jota no está entre ellas), al igual que el paletó.

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LXIX

Qué nos buscas, oh mar, con tus volúmenesdocentes! Qué inconsolable, qué atrozestás en la febril solana.

Con tus azadones saltas,con tus hojas saltas, hachando, hachando en loco sésamo,mientras tornan llorando las olas, despuésde descalcar1 los cuatro vientosy todos los recuerdos, en labiados plateles2

de tungsteno, contractos de colmillosy estáticas eles quelonias3.

Filosofía de alas negras que vibranal medroso temblor de los hombros del día. El mar, y una edición en pie,en su única hoja el anversode cara al reverso.

1descalcar: término marino que significa “sacar las estopas viejas de las costuras de un buque”.2plateles: platos o bandejas.3quelonias: tortugas

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LXX

Todos sonríen del desgaire con que voy-me a fondo, celular de comer bien y bien be-ber.

Los soles andan sin yantar? O hay quienles da granos como pajarillos? Francamente,yo no sé de esto casi nada.

Oh piedra, almohada bienfaciente al fin. Amémonos los vivos a los vivos, que a las buenas cosas muertasserá después. Cuánto tenemos que quererlasy estrecharlas, cuánto. Amemos las actuali-dades, que siempre no estaremos como estamos.Que interinos Barrancos1 no hay en los esencialescementerios.

El porteo va en el alfar2, a pico. La jornada nos da en el cogollo, con su docena de escaleras, escala-das, en horizontizante3 frustración de pies, por pávi-das sandalias vacantes. Y temblamos avanzar el paso, que no sabemos si damos con el péndulo, o ya lo hemos cruzado.

1Barrancos: balneario próximo a Lima.2alfar: lugar donde trabaja el alfarero.3horizontizante: neologismo de horizonte.

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LXXI

Serpea el sol en tu mano fresca,y se derrama cauteloso en tu curiosidad.

Cállate. Nadie sabe que estás en mí, toda entera. Cállate. No respires. Nadie sabe mi merienda suculenta de unidad:legión de oscuridades, amazonas de lloro.

Vanse los carros flajelados por la tarde,y entre ellos los míos, cara atrás, a las riendas fatales de tus dedos.Tus manos y mis manos recíprocas se tiendenpolos en guardia, practicando depresiones,y sienes y costados.

Calla también, crepúsculo futuro,y recógete a reír en lo íntimo, de este celode gallos ajisecos1 soberbiamente,soberbiamente ennavajados2

de cúpulas, de viudas mitades cerúleas3.Regocíjate, huérfano; bebe tu copa de aguadesde la pulpería de una esquina cualquiera.

1gallo ajiseco: de plumaje colorado, color ají. El gallo ajiseco es figura cen-tral en el relato “El caballero Carmelo”, de Valdeomar, escritor amigo de Vallejo.2ennavajados: provisto de navajas en forma de medialuna, que llevan en los espolones los gallos de riña.3cerúleas: el color celeste del cielo despejado.

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LXXII

Lento salón1 en cono, te cerraron, te cerré,aunque te quise, tú lo sabes,y hoy de qué manos perderán tus llaves.

Desde estos muros derribamos los últimosescasos pabellones que cantaban.Los verdes han crecido. Veo labriegos trabajando,los cerros llenos de triunfo.Y el mes y medio transcurrido alcanzapara una mortaja, hasta demás.

Salón de cuatro entradas y sin una salida,hoy que has honda murria2, te hablopor tus seis dialectos enteros.Ya ni he de violentarte a que me seas,de para nunca; ya no saltaremosningún otro portillo querido.

Julio estaba entonces de nueve3. Amorcontó en sonido impar. Y la dulzuradió para toda la mortaja, hasta demás.

1Lento salón: Ferrari entiende que se refiere al Instituto Nacional donde el poeta se encontraba con Otilia.2 murria: tristeza3Fue un 9 de julio cuando el poeta dejó de trabajar en el instituto educa-tivo en donde conoció a Otilia, hermana de un compañero de trabajo.

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LXXIII

Ha triunfado otro ay. La verdad está allí.Y quien tal actúa ¿no va a saberamaestrar excelentes dijitígrados1

para el ratón Sí... No…?

Ha triunfado otro ay y contra nadie.Oh exósmosis2 de agua químicamente pura.Ah míos australes. Oh nuestros divinos. Tengo pues derechoa estar verde y contento y peligroso, y a ser el cincel, miedo del bloque basto y vasto; a meter la pata y a la risa.

Absurdo, sólo tú eres puro.Absurdo, este exceso sólo ante ti sesuda de dorado placer.

1dijitigrados: de digitigrado, dícese del animal que camina sobre sus de-dos, como los gatos.2exósmosis: la corriente hacia fuera de un líquido; endósmosis es la co-rriente que ingresa.

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LXXIV

Hubo un día tan rico el año pasado...!que ya ni sé qué hacer con él.

Severas madres guías al colegio,asedian las reflexiones, y nosotros enflechamos1

la cara apenas. Para ya tarde saberque en aquello gozna la travesuray se rompe la sien.Qué día el del año pasado, que ya ni sé qué hacer con él,rota la sien y todo.

Por eso nos separarán,por eso y para ya no hagamos mal.Y las reflexiones técnicas aún dicen¿no las vas a oír?que dentro de dos gráfilas2 oscuras y aparte,por haber sido niños y también por habernos juntado mucho en la vida,reclusos para siempre nos irán a encerrar. Para que te compongas.

1enflechamos: de enflechar, orientar el rostro, la vista, rápidamente hacia un punto2gráfilas: orla, generalmente de puntos, que tienen las monedas.

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LXXV

Estáis muertos. Qué extraña manera de estarse muertos. Quien-quiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáismuertos.

Flotáis nadamente detrás de aquesa membranaque, péndula del zenit al nadir, viene y va de cre-púsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora cajade una herida que a vosotros no os duele. Os digo,pues, que la vida está en el espejo, y que vosotrossois el original, la muerte.

Mientras la onda va, mientras la onda viene,cuán impunemente se está uno muerto. Sólo cuandolas aguas se quebrantan en los bordes enfrentados, yse doblan y doblan, entonces os transfiguráis y cre-yendo morir, percibís la sexta cuerda que ya no esvuestra.

Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás.Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiem-po fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáve-res de una vida que nunca fue. Triste destino. Elno haber sido sino muertos siempre. El ser hoja seca,sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades.

Y sin embargo, los muertos no son, no pueden sercadáveres de una vida que todavía no han vivido.

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Ellos murieron siempre de vida.

Estáis muertos.1

1Espejo Asturrizaga, citado por De Lama, sostiene que este poema fue escrito en mayo de 1920, cuando el poeta regresa de Lima a Trujillo y nota que sus amigos del grupo “El Norte” han perdido la pujanza y el brío de otro tiempo. Señala, entonces, el contraste entre vida consciente y vida vegetativa.

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LXXVI

De la noche a la mañana voysacando lengua a las más mudas equis.

En nombre de esa puraque sabía mirar hasta ser 2.

En nombre de que la fui extraño,llave y chapa muy diferentes.

En nombre della que no tuvo voz ni voto, cuando se dispusoesta su suerte de hacer.

Ebullición de cuernos, sinembargo,aptos; ebullición que siempre tan sólo estuvo a 99 burbujas.

¡Remates, esposados en naturaleza, de dos días que no se juntan,que no se alcanzan jamás.

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LXXVII

Graniza tánto, como para que yo recuerdey acreciente las perlasque he recogido del hocico mismode cada tempestad.

No se vaya a secar esta lluvia.A menos que me fuese dado caer ahora para ella, o que me enterrasenmojado en el aguaque surtiera de todos los fuegos.

¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia?Temo me quede con algún flanco seco;temo que ella se vaya, sin haberme probadoen las sequías de increíbles cuerdas vocales,por las que, para dar armonía,hay siempre que subir ¡nunca bajar!¿No subimos acaso para abajo?

Canta, lluvia, en la costa aún sin mar!1

1¿No subimos acaso para abajo? En el momento de la muerte, cuando el cuerpo es enterrado, el alma sube al cielo. De allí que la armonía se obtenga también subiendo (¡nunca bajar! ). En este poema, como en otros muchos de Vallejo, los elementos naturales adquieren un fuerte carácter simbólico. La crítica coincide en ver en la lluvia la representación de la inspiración poética. (N del E)

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Versiones anteriores de cuatro poemas de Trilce

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Sombras

En el rincón aquel donde dormimos juntostantas noches. Otilia, ahora me he sentadoa caminar. La cuja de los novios difuntosfue sacada. Y me digo: tal vez qué habrá pasado.

Has venido temprano a distintos asuntosY ya no estás. Es el rincón donde a tu ladoLeí una noche, alegre entre tus tiernos puntos, Un cuento de Daudet. Es el rincón amado.

No lo olvides. Me he puestoa a recordar los díasDe aquel verano, sidos en tu entrar y salirPoca y harta y qué pálida por las salas umbrías.

Y esta noche, ya lejos de ambos, salto de pronto.¡Son dos puertas abriéndose, cerrándose, al huirsombra a sombra en mitad de este tramonto!

(Pasó a Trilce con el número XV)

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Escena

He conocido a una pobre muchacha a quienconduje hasta la escena de un noviazgo sabido.La madre, sus hermanas qué buenas y también aquél su infortunado corazón dolorido.

Como un cierto negocio que tuve me iba bien, me rodeaban de un aire de príncipe florido.La novia se volvía agua porque ¡Oh cuán bienme solía llorar su amor mal aprendido!

Me gustaba su tímida marinera de humildes adornos al dar vueltas en esguince y huida,y cómo su pañuelo trazaba puntos, tildes

al graficado mélico de su bailar sin goce.Y cuando ambos burlamos al párroco, quebraseMi negocio y el suyo y la esfera barrida,

(Pasó a Trilce con el número XXXVII)

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La Tarde

La tarde cocinera se detieneante la mesa donde tu comiste;y muerta de hambre tu memoria vienesin probar ni agua del azul más triste.

Y como siempre tu humildad se avienea que te brinden cuanto no quisiste.Mas no gustas sentarte ante quien vienefilialmente a la mesa en que comiste.

La tarde cocinera que te auxiliade amor amor, tras su mandil de tintes suaveste llora, y come en cena ya acabada,

cuanto más te ama por ausente. Otilia,no podremos servirnos de estas aves.¡Ah! qué nos vamos a servir ya nada.

(Pasó a Trilce con el número XLVI)

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La espera

Esta noche desciendo del caballoante la puerta de la casa dondeme despedí con el cantar del gallo.Está cerrada y nadie responde.

El apoyo en que mamá alumbró al hermanoMayor para que ensilleLomos que había yo montado en peloPor rúas y cercas, niño aldeano;el apoyo en que dejé que se amarilleal sol mi triste infancia… ¿Y este dueloque enmarca la portada?

¡Dios en la paz foránea! Estornuda,cual llamando también, el bruto; husmea,golpeando el empedrado. Luego duda,relincha y orejea.

Rezando ha de velar a papá. Quién sabeSi al bisbiseo de sus oracionesPiense se me hizo tarde. ¿Pero dónde, dónde estará la llavedel ojoso portón? Nadie responde.Tal vez el keroseneSe haya acabado. Así sus ilusionesCanturreando en la sombra, las hermanasSencillas y bullosas, ¡palanganas!,hacen labor para la fiesta que se viene

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y ya no falta nada. Hay un lamento que pecho y alma obstruye.

Espero, espero, y hoy el corazónes un tambor violentoque a redoblar empieza y no concluye.

Numerosa familia que no ha mucho dejamos, nadie en vela. ¡Cuántos éramosentonces! Era… era…y ahora nada. Sólo yo me escuchoy nadie ha habido acaso que una ceraponga en el ara para que volviéramos.

Llamo de nuevo, y nada.Callamos y mi alma, y nos ponemosa sollozar, así, llenos de luto hasta que venga el día. En tanto, el pobre brutorelincha más, relincha todavía.

Todos están durmiendo para siempre,y la paz de la sombra los bendice.Duermen de lo más bien, y mi caballocansado empieza a cabecear, tambiéna cabecear; y así entre sueños halloque el animal, a cada venia, diceque todo está muy bien, ¡pero qué bien!

(Pasó a Trilce con el número LXI)

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Indice de primeros versos

I Quién hace tánta bulla, y ni deja /27II Tiempo Tiempo. /28III Las personas mayores /29IV Rechinan dos carretas contra los martillos /31V Grupo dicotiledón. Oberturan /32 VI El traje que vestí mañana /33VII Rumbé sin novedad por la veteada calle /34 VIII Mañana esotro día, alguna /36IX Vusco volvvver de golpe el golpe. /37X Prístina y última piedra de infundada /38XI He encontrado a una niña /39XII Escapo de una finta, peluza a peluza /40XIII Pienso en tu sexo. /41XIV Cual mi explicación. /42XV En el rincón aquel, donde dormimos juntos /43XVI Tengo fe en ser fuerte. /44XVII Destílase este 2 en una sola tanda, /45XVIII Oh las cuatro paredes de la celda. /46XIX A trastear, Hélpide dulce, escampas, /48XX Al ras de batiente nata blindada /49XXI En un auto arteriado de círculos viciosos, /51XXII Es posible me persigan hasta cuatro /52XXIII Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos /54XXIV Al borde de un sepulcro florecido /56XXV Alfan alfiles a adherirse /57XXVI El verano echa nudo a tres años /59XXVII Me da miedo ese chorro, /61XXVIII He almorzado solo ahora, y no he tenido /62XXIX Zumba el tedio enfrascado /64XXX Quemadura del segundo /65XXXI Esperanza plañe entre algodones. /66XXXII 999 calorías /67

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XXXIII Si lloviera esta noche, retiraríame /69XXXIV Se acabó el extraño, con quien, tarde /70XXXV El encuentro con la amada /71XXXVI Pugnamos ensartarnos por un ojo de aguja, /73XXXVII He conocido a una pobre muchacha /75XXXVIII Este cristal aguarda ser sorbido /76XXXIX Quién ha encendido fósforo! /77XL Quién nos hubiera dicho que en domingo /78XLI La Muerte de rodillas mana /80XLII Esperaos. Ya os voy a narrar /81XLIII Quién sabe se va a ti. No le ocultes. /83XLIV Este piano viaja para adentro, /84XLV Me desvinculo del mar /85XLVI La tarde cocinera se detiene /86XLVII Ciliado arrecife donde nací, /87XLVIII Tengo ahora 70 soles peruanos. /89XLIX Murmurado en inquietud, cruzo, /90L El cancerbero cuatro veces /92LI Mentira. Si lo hacía de engaños, /94LII Y nos levantaremos cuando se nos dé /95LIII Quién clama las once no son doce! /97LIV Forajido tormento, entra, sal /98LV Samain diría el aire es quieto y de una contenida /99LVI Todos los días amanezco a ciegas /101LVII Craterizados los puntos más altos, los puntos /102LVIII En la celda, en lo sólido, también /103LIX La esfera terrestre del amor /105LX Es de madera mi paciencia, /106LXI Esta noche desciendo del caballo, /107LXII Alfombra /109LXIII Amanece lloviendo. Bien peinada /111LXIV Hitos vagarosos enamoran, desde el minuto montuoso /112LXV Madre, me voy mañana a Santiago, /113LXVI Dobla el dos de Noviembre. /115LXVII Canta cerca el verano, y ambos /116LXVIII Estamos a catorce de Julio. /118LXIX Qué nos buscas, oh mar, con tus volúmenes /120LXX Todos sonríen del desgaire con que voy- /121

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LXXI Serpea el sol en tu mano fresca, /122LXXII Lento salón en cono, te cerraron, te cerré, /123LXXIII Ha triunfado otro ay. La verdad está allí. /124LXXIV Hubo un día tan rico el año pasado...! /125LXXV Estáis muertos. /126LXXVI De la noche a la mañana voy /128LXXVII Graniza tánto, como para que yo recuerde /129

Versiones anteriores de algunos poemas

Sombras /133Escena /134La Tarde /135La espera /136

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Este libro se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Tecnooffset en el mes de abril de 2013

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