Trinidad

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SEMINARIO MAYOR SANTIAGO APÓSTOL La pregunta por Dios en el contexto histórico cultural de occidente: Antropocentrismo y Ateísmo Docente: Pbro. Pedro Sergio Sabrían Asignatura: Dios Uno y Trino Integrantes: José Misales Díaz Ayala Lucas Roberto López Mejía

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SEMINARIO MAYOR SANTIAGO APSTOL

La pregunta por Dios en el contexto histrico cultural de occidente: Antropocentrismo y Atesmo

Docente: Pbro. Pedro Sergio Sabran

Asignatura: Dios Uno y Trino

Integrantes: Jos Misales Daz Ayala Lucas Roberto Lpez Meja

California, Usulutn, 3 de Febrero de 2015

ITRODUCCIN

En este tiempo actual, en el cual, la tecnologa, el progreso, los avances cientficos, en fin la globalizacin estn muy latentes, se plantea este problema de nunca terminar: Quien es Dios? Existe? Estas preguntas se hacen a menudo, no solo por los no creyentes, sino tambin, por los cristianos. En efecto, uno de los ms grandes problemas y desafos para la iglesia, es enfrentar el atesmo en todas sus manifestaciones. Cabe sealar que este fenmeno no es nuevo, pues desde la antigedad han existido seres humanos que niegan la existencia de la divinidad, la diferencia radica ahora en que, esta negacin de Dios es sistemtica y ha crecido, especialmente en la poca del renacimiento, donde comenz a decaer el teocentrismo para dar paso al antropocentrismo, una importancia al hombre no es daina, el problema radica cuando se le llega a absolutizar y al ponerlo como medida de todo, como lo que realmente existe, quitndole el lugar al Creador y poniendo al hombre como el creador y dueo de todo.

Justamente este es la problemtica que nos planteamos en esta investigacin la cual desarrollaremos de una forma sinttica, partiendo desde su gnesis, hasta sus efectos arribando as, a lo que la iglesia ha propuesto como solucin, no como una respuesta perfecta y nica, sino, progresiva, pues para desvelar el verdadero rostros de Dios hay que haber tenido un encuentro real con El, solo as, nosotros los cristianos podremos hablar con autoridad sobre quien es Dios y porque existe de una forma mas convincente.

El contexto histrico-cultural de occidente como desafo al rostro cristiano de Dios. Antropocentrismo y atesmo

Vivimos en el rea geogrfico-cultural del Occidente europeo, por eso ahora trataremos de darnos cuenta del desafo fundamental que se plantea en este contexto a la revelacin del rostro de Dios en Jesucristo: el desafo del atesmo.

Para hacer una exposicin sinttica tomaremos un texto autorizado: el breve pero lcido anlisis en la constitucin Gaudium et spes, nn. 19-21.

1. Formas y causas del atesmo (GS 19)[footnoteRef:2] [2: Coda Piero, Dios libertad del hombre, Encontrar y conocer a Dios-Trinidad, Ciudad Nueva, Madrid, 1996. p. 14-15. ]

a)Ante todo, se hacen tres afirmaciones de carcter ge neral, que ofrecen como el fondo o planteamiento del problema:

I. Se afirma que la relacin entre el hombre y Dios es originaria y esencial al ser mismo del hombre.II. Luego, se subraya que, fundamentalmente, el atesmo nace o del hecho de que algunos no logran percibir la presencia de Dios (conocimiento) o del hecho de que con un acto libre lo rechazan (re-conocimiento).III. Por ello se concluye que el atesmo es uno de los fenmenos ms graves de nuestro tiempo.

b)Se pasa luego a una fenomenologa del atesmo moderno en sus principales manifestaciones:

I. La negacin explcita de Dios (consciente y elaborada tericamente): Dios no existe!II. El agnosticismo (presupone un determinado tipo de teora general del conocimiento, del tipo de la elaborada por Kant): no podemos decir si Dios existe o no (nuestro conocimiento se limita a lo que experimentamos), y por lo dems -si existe- no podemos conocerlo en absoluto.III. El neopositivismo lgico (anlisis del lenguaje): las afirmaciones que hacemos respecto a Dios no son verificables, no se pueden comprobar mediante la experiencia, y por tanto carecen de sentido.IV. El cientismo: la ciencia lo explica todo; Dios es una hiptesis intil.V. El relativismo (historicismo y nihilismo): la verdad es hija del tiempo; por tanto, toda afirmacin humana -aun cuando se tratase de la relativa a la existencia de un principio absoluto- no es universal, sino relativa (historicismo); el existir no tiene un sentido fuerte, ni hace falta un principio que lo garantice (nihilismo).VI. Antropocentrismo: el hombre, y no Dios, es el valor absoluto; negacin de un Dios que no es el evanglico: un Dios juez, padre-amo, etc.VII. La indiferencia religiosa.VIII. La protesta violenta contra el mal: si Dios existe, por qu no interviene contra el mal? Es posible creer en un Dios bueno y omnipotente despus de Auschwitz?IX. La idolatra: los valores (o contravalores) terrestres lo son todo, son el fin nico y real del hombre.

c) En fin, se propone una clave de lectura de la gnesis del atesmo, con la conviccin de que no es un dato originario de la experiencia humana, y se explicitan tres causas fundamentales:

1. La causa moral, es decir, el rechazo de un Dios que crea y juzga con una medida definitiva de verdad y de bien la vida del hombre;

2. La reaccin crtica contra las religiones, tambin contra la cristiana, que no presentan un rostro de Dios suficientemente verdadero y significativo para el hombre, y/o no dan testimonio de un estilo de vida consecuente con el rostro de Dios que anuncian.

3. El contexto socio-cultural moderno que, al estar centrado en el valor de la inmanencia histrica, oscurece la percepcin del misterio trascendente de Dios.

2. El estrechamiento de la imagen de Dios en la modernidad: el atesmo sistemticoEn la etapa de la modernidad se llega a concebir a Dios como insuficiente e innecesario y tal parece, que hay un consenso histrico en afirmar que fue a R. Descartes (1596 1650), sin habrselo propuesto, el iniciador de tal pensamiento[footnoteRef:3]. [3: Cf. Maximino Arias Reyero, El Dios de nuestra fe. Dios Uno y Trino, CELAM, Bogot Colombia, 1991, p. 28]

Descartes hace un gran intento por pensar la verdad, pero una verdad que tenga absoluta certeza, sin lugar a duda. Para alcanzar su objetivo parte dudando de todo, y encuentra esa verdad en el pienso. Hasta entonces la filosofa se haba planteado el existo y luego pienso. Fue con Descartes que se plantea el pienso, luego existo. Todo lo que puede ser pensado, es porque existe. Si puedo pensar a Dios, existe, si puedo pensar a un ser perfecto, existe[footnoteRef:4] [4: Ibidem.]

En su reflexin sobre Dios, Descartes se plantea dos aspectos. Por una parte, Dios es una idea del pensamiento que tiene que existir realmente, es decir, que Dios es una idea que tiene que existir fuera del pensamiento. Por otro lado, a Dios se le concibe como el garante del recto pensar. Al mismo tiempo, se concibe a un Dios que est fuera de y por encima de la mente.Esto nos plantea un problema: al mismo tiempo que pienso a Dios, es decir un Dios creado por mi pensamiento, me considero una creatura suya. Hara falta muy poco para que todo se viniera abajo.Este desequilibro se dio con E. Kant (1724 1808) cuando desmitifica ese infinito encontrado en la mente. El hombre solo puede pensar las cosas que solo pueden ser pensadas con un pensamiento finito[footnoteRef:5]. [5: Ibid. P. 29]

Por el hecho de que nuestra mente es finita, slo pueden ser pensadas cosas finitas. Es ilcito pensar algo infinito con una mente finita, entere una idea y la otra, hay un abismo enorme. Dios no es pensable, porque no hay categoras humanas que lo puedan pensar. Sin embargo, Dios debe existir como un postulado de la moralidad humana, ya que es Dios la regla para que el hombre acte conforme a una norma moral. Por ello es moralmente necesario admitir la existencia de Dios[footnoteRef:6]. En este sentido se puede afirmar que Dios, por el hecho de ser un postulado de la mente humana, y necesario para la norma moral, Est en funcin del hombre. Con este pensamiento se hace una separacin entre el ser ontolgico y el ser moral. Dios no existe ontolgicamente y tendra que actuar moralmente porque Dios se lo exige. Es un dualismo imposible de mantener. [6: Ibid.]

La superacin de este dualismo se da con F. Hegel (1770 1831). Dios y el mundo son una sola unidad. Dios es presupuesto del mundo; pero el mundo es prepuesto de Dios. El sujeto pensante y el objeto pensado, el espritu y la materia, Dios y el mundo encuentran en el pensamiento de Hegel una unidad y diferencia que sern superadas en sntesis amplias[footnoteRef:7]. [7: Ibid.]

EL sujeto se reconoce en los objetos, para ello necesita afirmarlos; pero a la vez necesita negarlos para ser consciente de que es diferente a ellos. En este sentido, Dios como Espritu tiene que manifestarse en el mundo para reconocerse como sujeto y distinguirse del mundo, para realizarse en una sntesis cada vez ms amplia.La dialctica interna de Dios se asemeja a la del mundo, de la humanidad y del sujeto. Dios desde toda la eternidad se diferencia en s, se manifiesta y reconoce en otro diverso de s (el Hijo). De la oposicin entre Dios-Padre y Dios-Hijo surge el Espritu Santo, que es como la perfeccin siempre nueva de lo que es Dios.

Con esto es evidente ver un estrechamiento en la manera de concebir a Dios. Se nota con claridad una distancia entre las verdades del NT y se puede caer en un pantesmo, lo que ocasiona una distorsin del pensamiento cristiano.Hemos visto, pues cmo los tiempos van cambiando, se pasa de una aceptacin de Dios (filsofos antiguos) a una negacin de Dios (Hegel: Dios es una proyeccin del Hombre). Para Feuerbach (1804 -1872), Dios es una idea del hombre y nada ms, por eso se sita como un atesta declarado.Ahora solo falta dar a este pensamiento una dimensin social, para encontrarnos con un atesmo social y poltico. Este es el paso que da K. Max (1818 -1883) aceptando la crtica de Feuerbach a la religin y dndole una dimensin social. La religin como, como toda otra ideologa, es un producto de la sociedad todava mal constituida. Esta sociedad enferma produce fantasmas, que, por otra parte son verdaderos signos de su enfermedad.[footnoteRef:8] [8: Ibid. p. 32]

Pero, de los pensadores, uno de los que lleg a hacer afirmaciones ms fuertes fue F. Nietzche (1844 1900). Nietzche pone al hombre como centro de todo incluso en lugar de Dios. El hombre viene situado por Nietzche por encima de toda moral, del bien y del mal y por tanto debe vivir su vida en plenitud, guiado por los instintos.Dentro de esta historia del pensamiento occidental se puede pensar, hablar y sentir la muerte de Dios, pero hay an otros elementos importantes que es necesario resaltar.

3. La existencia del mal y el testimonio de los creyentesEl mal acecha la vida de la humanidad y esto se ve reflejado, por ejemplo en el mal de los nios, el mal sin causa y sin sentido. Esto nos hace plantearnos una pregunta puede este mal vivirse y confesar la existencia de un Dios bueno todopoderoso? Nos hemos encontrado con la verdadera piedra de escndalo para el creyente que no tropieza y cae, sino que la convierte como piedra sobre la que edifica su fe.Es ya bastante conocida la argumentacin sobre la no existencia de Dios a partir del mal existente: Existe el mal, luego no existe Dios. Porque si Dios existiera y no quitara el mal sera porque no querra o porque no podra. Pero si no quiere, es un Dios malo. Y si no puede, cmo puede ser Dios?[footnoteRef:9] [9: Ibid. p. 36]

La solucin de A. Camus, la da cuando expone con claridad y teatralmente el problema. El hombre no puede negar que existe el mal. No se puede hacer creer que el mal no existe o que es un bien. Pero tampoco se puede recurrir para explicarlo a una construccin ms o menos engaosa, como sera el recurso a lo trascendente.[footnoteRef:10] Es decir que el mal no se puede justificar. No podemos utilizar ningn medio malo aunque los fines sean buenos. [10: Ibid. p. 37]

Lo que nos corresponde hacer es: mirar a los ojos al mal, ganarle el terreno, conformarse con lo poco que se puede hacer cada da, no descorazonarse. En una palabra, acostumbrarse a vivir en el absurdo, en el sentido de lo pequeo.[footnoteRef:11] [11: Ibid.]

Sobre el testimonio de los creyentes, el Concilio Vaticano II, habla sobre el silencio de los cristianos. Un silencio no solo de palabras, sino con actitudes. Ya no se atreven a hablar de Dios en sus hogares, en sus negocios, los mismos cristianos han hecho de esta palabra un hecho personal, privado.Sin embargo, no se puede ser demasiado pesimista, ya que durante todas las pocas, an en las peores, han surgido verdaderos testigos, mrtires y confesores cristianos, que han hecho de toda su vida una palabra de Dios viva y pronunciada en la sociedad, aunque no siempre con gran eco social, no deja de producir frutos abundantes. 4. Actitudes de la Iglesia frente al atesmo (GS 21)[footnoteRef:12] [12: Coda Piero. Op. Cit. P. 20-22.]

Despus de haber afirmado que el error contenido en el atesmo ( la negacin de Dios) ha de ser rechazado inequvocamente, y que, por otra parte, hay que descubrir las razones que lo originan, la respuesta conciliar se articula segn las dos caractersticas fundamentales del atesmo que hemos determinado antes: Dios no se opone a la dignidad-libertad del hombre; y la esperanza en Dios no se opone al compromiso por la liberacin en la historia. Y esto porque el hombre es un interrogante-misterio que remite radical mente ms all de s mismo: por lo mismo, la dignidad y la libertad del hombre, para verse plenamente fundadas y realizadas, exigen la existencia de Dios. En efecto, l es la condicin para que el hombre sea hombre: Dios es -lo diremos con una expresin del filsofo N. Berdiaev- la libertad del hombre!Dicho con otras palabras, el Concilio da un vuelco a la crtica del atesmo postulatorio, aunque es verdad que, ms que demostrar, simplemente afirma. Sera cometido nuestro, al examinar la revelacin del rostro de Dios, comprobar si la respuesta conciliar es fundada y aceptable, y en qu medida lo es.

Como actitud de los cristianos y remedio del atesmo, la GS apunta algunas pistas fundamentales:

a) la profundizacin en la doctrina cristiana sobre Dios (para mostrar su verdadero rostro, capaz de responder al desafo del tiempo presente); b) la coherencia de la vida y del testimonio: porque la ortodoxia (= el autntico anuncio del Dios de Jesucristo) tiene su verificacin en la ortopraxis (= la autntica existencia personal y comunitaria que es reflejo de la fe); c) la madurez de una fe que sabe mirar de frente con lucidez a las dificultades que se plantean a la fe cristiana y las crticas que se vierten contra ella; d) la fecundidad social de la fe en Dios como fuente de liberacin integral del hombre; e) la caridad fraterna que genera la comunin eclesial y revela la presencia del Dios Amor trinitario en la historia (recurdese 1 ]n y san Agustn: Vides Trinitatem, si carita-tem vides); f) la colaboracin y el dilogo con los no-creyentes, porque en el corazn de todos los que siguen su recta conciencia obra la gracia de Cristo (cf. GS 22; cf. tambin la declaracin conciliar Dignitatis humanae, en la que se afirma el principio de la libertad religiosa, segn el cual la verdad no se impone ms que en virtud de la verdad misma); g) la invitacin a cristianos y a no-cristianos a tomar en consideracin el evangelio de Jesucristo como revelador de Dios.

CONCLUSIN

La respuesta al atesmo moderno, ya sea para los creyentes como para los no-creyentes, nace de un acercamiento libre de prejuicios a la persona y al mensaje de Jesucristo: l -como ya hemos dicho- el nuevo Adn, en la misma revelacin del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocacin (GS 22).

Comentando este pasaje decisivo de la GS, que es el centro inspirador de nuestra investigacin, ha escrito Juan Pablo II: Cuanto ms se centre en el hombre la misin desarrollada por la Iglesia; cuanto ms sea, por decirlo as, an-tropocntrica, tanto ms debe corroborarse y realizarse teo-cntricamente, esto es, orientarse al Padre en Cristo Jess. Mientras las diversas corrientes del pasado y presente del pensamiento humano han sido y siguen siendo propensas a dividir e incluso contraponer el teocentrismo y el antropo-centrismo, la Iglesia en cambio, siguiendo a Cristo, trata de unirlas en la historia del hombre de manera orgnica y profunda. Este es tambin uno de los principios fundamenta les, y quizs tambin el ms importante, del Magisterio del ltimo Concilio (Dives in misericordia, 1). Y esto, en el fondo, porque Dios es en s mismo eterno intercambio de libre amor, a cuya imagen es creado el hombre, como explica GS 24: El Seor, cuando ruega al Padre que "todos sean uno, como nosotros tambin somos uno" {Jn 17, 21-22), abriendo perspectivas cerradas a la razn humana, sugiere una cierta semejanza entre la unin de las personas divinas y la unin de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, nica criatura terrestre a la que Dios ha amado por s misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de s mismo a los dems.

Es precisamente abrindose a esta lgica del don como el hombre puede establecer una relacin autntica con Dios y con el otro hombre. Cristo Jess, verdadero Dios y verdadero hombre, es el lugar personal y escatolgico (definitivo ya en la historia) para penetrar en la revelacin autntica y definitiva de Dios como Aquel que, en una lgica de amor, funda y salva la dignidad-libertad del hombre. En esta perspectiva como afirma Clmente quizs el atesmo contemporneo, cuando no es cerrazn sino rebelin purificadora, podra ser aprovechado y transformado en un camino hacia el conocimiento, purificado, del verdadero rostro de Dios.

En efecto, a nosotros los cristianos y en especial a los que nos estamos preparando para una vida de servicio a Dios y a la humidad, nos es menester encarnar la propuesta de la Iglesia, mostrar al mundo una coherencia de vida y desvelar el verdadero rostro de Dios, el cual no aliena, sino, libera ntegramente al hombre. Y si, somos conscientes de que es un Dios que nunca dejara de ser un misterio, pero que por la Revelacin, por la Economa de la Salvacin, la Tradicin y el Magisterio, hemos comprendido que es un Dios justo y clemente, es nuestro Abba. Dios que cre al hombre y luego de haberle creado vio que todo lo que haba creado era bueno (Gen 1,31). Es all, que el hombre recuerda su origen y su grandeza, pues fue el ltimo y la ms excelsa creacin y solo a la cual la hizo a su imagen y semejanza. Es as, pues, que El Creador est continuamente invitando a su creatura predilecta, a los suyos hacia S, y aquellos que ya le escucharon no pueden hacer otra cosa ms que invitar, antes que con palabras, con su vida a los que aun no lo han hecho, ya sean creyentes o no creyentes.