Tripticomitos y leyendas

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Las leyendas encierran mitos y creencias sobre orígenes y costumbre de los pueblos mitos y leyendas chilenas El mito y la leyenda son rela- tos que se divulgan en forma oral, de una generación a otra. Son narraciones que nacen es- pontáneamente como una ex- presión colectiva de una raza o pueblo, debido a una necesidad de crear una imagen del mundo y una necesidad de manifestar una fe. En ellos participan seres y hechos sobrenaturales Leyenda chilena Licarayen Ruiz Avila Pos titulo en Lenguaje y comunicación Profesora Cristina Sanchez. mitos y leyendas chilenas

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Las leyendas encierranmitos y creencias sobreorígenes y costumbrede los pueblos

mitos y leyendas chilenas

Elmito y la leyenda son rela-tos que se divulgan en formaoral, de una generación a otra.Son narraciones que nacen es-pontáneamente como una ex-presión colectiva de una raza opueblo, debido a una necesidadde crear una imagen del mundoy una necesidad de manifestaruna fe. En ellos participan seresy hechos sobrenaturales

Leyenda chilena

Licarayen Ruiz AvilaPos titulo en Lenguaje y comunicaciónProfesora Cristina Sanchez.

mitos y leyendas chilenas

Para los huilliches no hay nada más

perverso que el demonio Pillán. Odia

a los seres humanos. Desde el Peri

Pillán los espía incesantemente por-

que no puede soportar verlos felices,

gozando de una vida que, como ente

maligno, el jamás podría tener. Co-

rroído por el odio, habita las tinieblas

en la sole-

dad más

espantosa.

Así las co-

sas, refiere

la leyenda

que en una

apacible

aldea huilli-

che vivía

Licarayén,

la hija del cacique. Y ella no era solo

la más hermosa por fuera, sino tam-

bién lo era por dentro; y todos la

amaban por su gran bondad. La joven

estaba lista para casarse con Quiltral-

pique, joven gallardo y noble que

había ganado su corazón. Esperaban

para ello que la luna les diera la señal

propicia. El pueblo se aprestaba para

la feliz boda. Según la machi, nacer-

ían de ambos hijos buenos y hermosos

que como ellos traerían bendiciones a

todos.

Sin embargo, el ojo del Pillán se posó en

aquella región y al punto descargó sobre

ella toda suerte de calamidades: el

volcán comenzó a expulsar fuego y lava

por todos lados, arrasando sembradíos,

bestias, rucas y gentes:

el mar se salió de madre,

la tierra tembló con vio-

lencia. La peste se en-

sañó con los que habían

logrado escapar con vida.

Entre estos últimos el

cacique, si hija y su pro-

metido. En vano todos

elevaban sus clamores en

ritos y machitunes y pa-

recía que la raza huilliche desaparecía

de la faz de la tierra.

Entonces se presentó ante ellos un an-

ciano quien les dijo que lo que había

que hacer para derrotar al Pillán era

sacrificar a la doncella mas hermosa,

pura y buena de la región, arrancándole

el corazón del pecho y depositándolo en

la cima del cerro más elevado.

Pronto los huilliches descubrieron que

¡La única doncella que reunía todas

estas cualidades era Licarayén!

De nuevo la princesita demostró su

grandeza de espíritu: si la paz y el

bienestar de su pueblo dependían de

ella, ella ofrendaba su vida con alegr-

ía.

Y así, le fue preparado un lecho donde

se tendió plácidamente y pidió que

Quitralpique fuese quien le arrancara

el corazón. Este traspasó con su

lanza el pecho de su bien amada y

después su propio pecho, para se-

guir así unidos en la muerte.

El pillán y el sacrificio de Licarayén