TRUYOL y SERRA, Antonio - El Derecho y El Estado en San Agustin

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El Derecho y el Estado en San Agustn

Resumen de

El Derecho y el Estado en San Agustn

Antonio Truyol y Serra

Toda obra especulativa es siempre fruto de un hombre concreto, inserto en una circunstancia histrica determinada, con una personalidad definida y una experiencia peculiar, que imprimen a su labor su sello caracterstico. Tal expresin es ciertamente aplicable a San Agustn.

Naci en Tagaste el 13 de noviembre de 354, era una poca difcil el Imperio Romano iba hacia su extincin. Los siglo II a V de nuestra era son un perodo de transicin, junto a la progresiva disolucin de las formas de pensamiento y de vida del paganismo nos muestra la pujante ascensin del cristianismo.

San Agustn es un smbolo viviente de esta poca de transicin. Hijo de padre gentil y madre catlica, oriundo del Africa, estaba dotado de una fuerte sensualidad. Fue educado en la fe en Cristo y formado en la retrica clsica.

Su vida es una bsqueda febril de la verdad: a los 19 aos lee el Hortensio de Cicern (obra hoy perdida) y nace en su alma el afn de la sabidura. La lectura de la Sagrada Escritura lo desilusiona.

Preocupado por el problema del mal, es seducido por el Maniquesmo. Doctrina que postulaba el antagonismo absoluto entre el bien y el mal. Luz y tinieblas producen por emanacin seres subordinados, eones, que constituyen sus respectivos reinos. De las luchas entre ambos, las potencias de las tinieblas lograron sustraer partculas de luz e incorporarlas a la materia, surgiendo de este modo el mundo material. Tambin el hombre participa de ambos principios, luchando en l cuerpo y alma. El maniquesmo opuso a la Iglesia otra iglesia visible, que rechazaba el Antiguo Testamento y parte del Nuevo admitiendo libros apcrifos. Sus miembros se dividan en electi y los simples audientes, la secta slo impona un rigor asctico a los primeros, Agustn nunca pas de pertenecer a la segunda clase.

Traslado a Roma, su crisis interior lo hace abrazar por algn tiempo el escepticismo de los acadmicos.

Solicita y obtiene una ctedra en Miln - Encuentro con San Ambrosio, de l aprendi la interpretacin alegrica de las Escrituras que ms tarde aplicara.

Lectura de los neoplatnicos, sobre todo de Plotino, le permiti superior el resto de materialismo que an conservaba. Esta filosofa le enseo el camino hacia el interior del alma, hacindole concebir a Dios como Ser Inmaterial y al mal como algo negativo (como privacin del bien).

Adhesin plena al cristianismo. Relee las Escrituras, especialmente las Epstolas de San Pablo encontrando lo que tanto haba buscado Haba considerado tus obras, y me senta fuera de m.

Conversin a principios de agosto del 386. Recibi el bautismo de manos de San Ambrosio en la Pascua del ao siguiente.

La religiosidad de San Agustn, dice Hans Eibl, pertenece a la de aquellos hombres nacidos una sola vez, que se acercan paulatinamente a Dios por un camino accidentado, pero continuo y seguro. Nos has hecho para Ti, y nuestro corazn est inquieto hasta que descanse en Ti. San Agustn puso su inteligencia al servicio de la Iglesia. Ordenado sacerdote fue elevado rpidamente a la dignidad de obispo de Hipona e intervino en luchas dogmticas importantes: controversia pelagiana sobre la gracia, donatista sobre la naturaleza de la Iglesia y la eficacia de los sacramentos. Tambin contra Fausto, maniqueo.

Muri el 28 de agosto del ao 430, en Hipona, situada por los vndalos.

Cabe destacar la universalidad de su pensamiento, ningn pensador ha ejercido sobre la posteridad un influjo comparable al suyo ni en extensin ni en profundidad. El Aguila de Hipona, dice Portali, no slo fue un gran caudillo en las luchas dogmticas sino tambin el inspirador de toda una tradicin mstica, el restaurados de la piedad cristiana.

Supuestos Teolgicos del pensamiento jurdico de San Agustn

En vano buscaremos en sus escritos una filosofa moral, jurdica y poltica sistemtica y autnoma que forme un cuerpo de doctrina.

Dios es el centro de su pensamiento, al que todo se refiere y del que todo recibe su sentido. El pensamiento jurdico y poltico de San Agustn est inmerso en su pensamiento general de tal manera que, no se podr comprender cabalmente si se mantiene una conexin con las ideas centrales de ste. De este modo es conveniente tener presente que Dios es fuente del ser de las cosas en tanto creador, tambin es fuente de la verdad de las cosas y de su bondad. Por tanto, siendo Dios el Ser Supremo y la Verdad Suprema, tambin es el Supremo Bien y como tal, fin Ultimo y felicidad del hombre.

La filosofa de San Agustn es esencialmente teolgica, as ser tambin su especulacin sobre el derecho y el estado.

Por ser el universo producto del Verbo y por estar organizado segn las ideas eternas del Verbo, es un universo ordenado. El orden, en trminos de San Agustn, es una disposicin de cosas semejantes o dispares que atribuye a cada una el lugar que le corresponde. Consecuencia del orden es la paz, la armona de las partes, su equilibrio en el conjunto.

La causa del bien es exclusivamente la bondad de Dios, mientras que la causa del mal obedece a un defecto, al apartamiento de la criatura racional del sumo bien. Si el mal es privacin, el pecado es, en la voluntad, la ausencia del amor debido a Dios. El su significacin ms honda, el pecado original implicaba una subversin del orden de la creacin, por cuanto la criatura haba pretendido igualarse a su Creador. Lejos de traer consigo menoscabo alguno a la omnipotencia de Dios, las consecuencias de la falta recayeron sobre el propio Adn y su estirpe. La idea de culpa postula necesariamente la de castigo.

Para Sto. Toms, el pecado original no trajo consigo, una mengua de la naturaleza humana como tal, suprimi en ella los dones gratuitos (o sobrenaturales), en su opinin el bien de la naturaleza humana puede entenderse en tres conceptos:

1. los mismos ppios. de la naturaleza. por los que es constituida y las propiedades por stos causadas como las potencias del alma...2. la inclinacin a la virtud, que el hombre tiene por naturaleza...

3. el don de la justicia original, que fue conferido en el primer hombre a toda la raza humana.

El primer bien de la naturaleza ni se quita ni se disminuye por el pecado; el tercero se perdi totalmente por el pecado del primer hombre; y el segundo, la inclinacin natural a la virtud, se disminuye por el pecado

En la opinin de Sto. Toms se presupone la existencia de una naturaleza cualificada ontolgicamente y fundada, con independencia del pecado, en la esencia del hombre. En San Agustn, por el contrario, falta este fundamento metafsico de un orden natural autnomo. De ah que la naturaleza posterior al pecado sea, segn San Agustn, una naturaleza corrupta. Tanto en uno como en otro, luego del pecado, el hombre ha perdido la justicia primitiva y para elevarse nuevamente a la vida sobrenatural necesita el auxilio de la gracia, concedida por lo mritos de Cristo.

San Agustn, tambin afirma la subsistencia del libre albedro, si bien debilitado, despus del pecado original.La teora agustiniana de la Ley Eterna y la Ley Natural

Si segn la definicin de San Agustn el orden es la adecuada disposicin de cosas semejantes o dispares en funcin de un fin, implica necesariamente un principio regulativo que reduzca a unidad los elementos singulares, haciendo de ellos parte de la totalidad.

El orden es la realizacin de la ley, y sta es expresin o cifra del orden. Por consiguiente la consideracin de un universo ordenado debe apuntar a la idea de un principio supremo de actividad del cosmos, de una ley universal que rige el movimiento de los seres que lo integran.

La Ley Eterna es la razn y la voluntad de Dios, en cuanto manda conservar el orden natural y prohibe perturbarlo. En San Agustn, la ley eterna es a la vez producto de la inteligencia y de la voluntad de Dios (sin entrar en disquisiciones como luego har el nominalismo). La Ley eterna se ofrece como el plan universal divino ideal y realizado en la unidad y multiplicidad de las cosas del universo.

La ley eterna es consecuencia de la accin creadora de Dios: Dios no slo dio el ser a las cosas sino tambin les asign el principio de su actividad para que no caigan en confusin y en caos.

La ley eterna es Inmutable, nota que comparte con la esencia divina. Es universal en cuanto a su vigencia, no hay nada fuera del orden establecido por Dios, sus leyes se extienden a todos los seres, animados e inanimados, racionales e irracionales. Ni siquiera el mal escapa a su imperio. En la polmica contra FAUSTO dir : el animal la realiza por impulso de la necesidad, porque no participa racionalmente de ella; el ngel, no la infringe nunca por participar en ella en grado sumo; el hombre, en cambio, situado entre el animal y el ngel, debe someter a su razn aquello que tiene en comn con el animal y someter a Dios aquello que tiene en comn con el ngel: cumple, pues la ley eterna de un modo especfico en cuanto que sta se presenta a su espritu como conjunto de exigencias racionales, que puede negarse a acatar. Esta idea de deber nos conducir al concepto de Ley Natural.

La ley eterna, es para San Agustn la ley por antonomasia, el fundamento de todas las dems: de ella reciben las leyes temporales su rectitud, y en su virtud pueden stas tambin modificarse para adaptarse a las mltiples situaciones concretas de la sociedad. Todo lo justo se deriva de la ley eterna.

Si los irracionales cumplen la ley eterna necesariamente y, de un modo pasivo, ya que obran impulsados por el instinto, el hombre, en cambio, la acata de un modo marcadamente activo, a consecuencia de la participacin que en ella tiene, gracias a su razn. Esta participacin de la ley eterna en la criatura racional es la ley natural. Segn Mausbach, el orden de las naturalezas se convierte por s mismo en orden tico... De la relacin fundamental entre la creacin y Dios dimanan reglas de justicia. El hombre aprehende la ley eterna en la intimidad de su conciencia, gracias a una iluminacin moral semejante a la que en el orden intelectual le permite aprehender las verdades teorticas. La ley natural es al ley eterna en un aspecto particular de su vigencia: el que atae a la criatura racional.

Por la ley natural tenemos un conocimiento espontneo de los supremos ppios. del obrar, mediante la luz de la razn. Esta ley est inscripta en el alma racional. Es la lex intima, ley interior, de la que el hombre trata con frecuencia de huir, teniendo por misin la ley exterior hacer volver a ella. Su carcter de inmediata evidencia explica el que sea comn al gnero humano. A pesar de ello, fue necesario dar una formulacin ms precisa a los preceptos de la ley natural por el pecado que hizo ms dbil la llamada interior de la concupiscencia (Declogo).

San Agustn no sera fiel a su concepcin del pecado original y sus consecuencias, si la ley natural fuese suficiente para que el hombre alcance la plenitud de la vida moral. La voluntad necesita, entonces, en el orden prctico, el auxilio sobrenatural de la gracia. Por ello la ley eterna halla su eco ms vivo en el corazn de los hombres piadosos.

La cualificacin ontolgica de la naturaleza tomista, tuvo en efecto, como lgica consecuencia una mayor autonoma del orden moral natural. En San Agustn, en cambio, vemos proyectarse sobre el orden natural los efectos del pecado.

Herclito y los estoicos, haban puesto de manifiesto la eminente participacin en la ley eterna de la criatura racional, que encuentra en su interior la norma del recto obrar , en virtud de la cual los legisladores pueden promulgar las leyes justas. La idea de la lex naturalis fue recogida por los juristas romanos y pas a formar parte de la jurisprudencia ya sea como jus naturale o como jus gentium . Esta creencia en una justicia natural en el corazn del hombre fue ms firme an en los Padres de la Iglesia, teniendo en cuenta la afirmacin de San Pablo en la Epstola a los Romanos, (II, 14-15): Porque cuando los gentiles, que no tienen Ley, naturalmente hacen las cosas de la Ley;... ellos son la Ley: demuestras la obra de la Ley escrita en sus corazones...

Los Padres de Oriente realizaron construcciones ms perfiladas, gracias a su tendencia especulativa (escuela catequstica de Alejandra, San Justino, Clemente de Alejandra). Si bien la profundidad filosfica es menor en los Padres Occidentales, tambin llegan a conclusiones similares, Tertuliano reconoce en la naturaleza la primera maestra del alma. Tomemos a San Ambrosio : Hay en el interior del hombre una ley, y otra fuera, grabada en tablas de piedra. La primera no se escribe, porque es innata; ni se aprende, pues brota del corazn... En un principio fue suficiente la ley natural; pero los hombres no la conservaron inclume, y ello hizo necesaria la ley mosaica. Siguiendo a Lactancio, San Ambrosio, dio una acepcin amplsima al concepto de justicia, incluyendo en ella los deberes de la piedad, con lo cual perdi autonoma el orden de la moralidad estrictamente natural.

La aportacin de San Agustn, asegur al orden natural una gravedad antes desconocida, que se manifiesta en el mayor alcance que tiene para l la infraccin a la ley eterna, esta infraccin es el pecado, definido como accin, palabra o deseo contrario a la ley eterna. Y la afirmacin del libre albedro humano acentuaba inequvocamente la responsabilidad. Al asentar la ley natural en la ley eterna, puso en conexin el orden moral natural con la totalidad del orden csmico. Fue San Agustn quien formul por primera vez la teora cristiana de la ley eterna y de la ley natural (que luego continuarn Sto. Toms y Surez). Cierto es que falta en San Agustn el rigor sistemtico y la precisin de las definiciones que existe en el Aquinate.La idea del estado en San AgustnLas modernas Interpretaciones de la poltica AgustinianaSan Agustn carece de una filosofa poltica especfica por ello su doctrina acerca de la esencia y justificacin del Estado, ha sido objeto de distintas interpretaciones, las que pueden ser divididas en:Interpretaciones pesimistas: (clsica del siglo XIX) sostiene que la sociedad poltica se deriva del pecado. La consecuencia sera la actitud negativa del cristiano con respecto al estado y a la cultura terrena. Segn Gierke otra consecuencia es la introduccin de la propiedad y la dominacin del hombre sobre el hombre,

Autores: Gregorovius, Gierke, Jellinek, Del Vecchio

Interpretaciones optimistas: Segn Reuter, el hecho que el estado sea resultado de la cada original no implica que sea obra del espritu maligno pues tambin seran obra de l la Iglesia y la redencin de los hombre efectuada por Cristo. En realidad San Agustn ve al estado como una institucin de reaccin contra el pecado. En opinin de Carlyle, el estado , en la doctrina de Agustn, sera un remedio divino.

Autores: Reuter, Carlyle, Troeltsch, Recasns Siches, Scholz

Segn Truyol y Serra: es inexacto pretender que San Agustn viera al estado como un fruto del pecado, ms bien corresponde ubicarlo entre los autores que sostienen que la sociedad poltica como el producto de una tendencia natural en el hombre. Es instinto de sociabilidad y de orden, impulsa al hombre, por ley de su naturaleza, a buscar la comunidad y la paz con los dems. El estado es, una obra puramente humana, no diablica como sostenan los donatistas.Esencia y justificacin del estadoCon acento aristotlico, San Agustn proclama la sociabilidad natural del hombre. Es propia del hombre la palabra, que le permite expresar el bien y el mal, lo justo y lo injusto: la comunidad de estas ideas fundamenta la familia y el estado

La primera sociedad natural es la familia, fundada en el matrimonio, a partir de ella nace la ciudad., definida por San Agustn, como la multitud de hombres unida por cierto vnculo de sociedad. A diferencia de la familia, la ciudad tiene una dimensin pblica que resulta de la mayor complejidad de su fin, comn a una multitud de hombres. Este fin comn se pone de manifiesto en la palabra Repblica, que designa lo comn a todos los ciudadanos.

El estado se presenta como una institucin de derecho natural, que surge de la proliferacin de la comunidad familiar y se inserta, a su vez, en una sociedad mayor: la del linaje humano. El concepto central del pensamiento de Agustn es la paz, consecuencia del orden, ste es el sustento de toda su filosofa jurdica y poltica . La paz es la tranquilidad en el orden, y el orden es la disposicin de cosas semejantes o dispares que atribuye a cada uno el lugar correspondiente. Todos los hombres buscan la paz aun los que desean la guerra , quieren vencer y llegar a una gloriosa paz. El deseo de paz de la creatura racional no es ms que un aspecto de la tendencia universal de las cosas hacia el orden. La paz de la ciudad se caracteriza por la ordenada concordia de los ciudadanos en el mando y la obediencia.

El pecado transform la ndole de las relaciones de subordinacin, la ignorancia y la concupiscencia del hombre cado hicieron necesaria la coaccin. Tambin es consecuencia del pecado el gobierno desptico y violento, fruto de las pasiones humanas. En la autoridad cabe distinguir dos aspectos: el directivo que hubiese existido aun sin la cada original y el coercitivo deriva del pecado original, as el hombre por desobedecer los preceptos suaves de Dios, ha de soportar autoridades frreas y tiranas. Lo mismo ocurri con el trabajo que slo despus del pecado original adquiri su carcter de dura necesidad generadora de fatigas.

En el orden actual de la naturaleza cada, el principal cometido del poder es asegurar la paz social. Por ello, tiene el poder a su cargo regular la vida terrena inspirndose en la ley eterna, que se manifiesta en la conciencia humana como ley natural, que debe ser adecuada a las circunstancias concretas de cada momento histrico: las leyes temporales , en la terminologa de San Agustn, significa las leyes positivas humanas, promulgadas en estas condiciones obligan a los sbditos.

Sin embargo, la paz que el estado asegura es externa e inestable, no puede haber verdadera paz fuera del orden de la vida cristiana. Slo la paz de Dios es verdadera y autntica paz.

Limitada al orden natural, la funcin del estado deber estar sometida a las exigencias del orden sobrenatural; la patria est por encima de los padres, y no ha de escucharse a stos si ordenan algo contra ella; pero Dios est por encima de la patria, por lo que no ha de prestarse odos a la patria, si contra Dios ordena algo

El estado ya no es un bien absoluto como en la antigedad sino que aparece articulado en un sistema de problemas y valores religiosos ms altos.

Relacin entre el estado y la justiciaPara Cicern la repblica es cosa del pueblo entendiendo por pueblo la reunin fundada en el consentimiento del derecho y en la utilidad comn, para Cicern no puede haber estado sin justicia. La justicia es la virtud que da a cada uno lo que es suyo. Qu clase de justicia es pues, la del hombre que al mismo hombre le quita el Dios verdadero y le sujeta a los impuros demonios? Esto es lo que ocurre en el estado pagano en general. El concepto de justicia que aplica aqu San Agustn es el propio de la patrstica, aqu justicia equivale al cumplimiento de los deberes para con Dios y el prjimo, identificndose con la prctica de la religin cristiana. Desde esta perspectiva slo el pueblo cristiano realizar verdaderamente la justicia; solo l merecer el nombre de pueblo y su organizacin poltica el nombre de Repblica. La consecuencia sera que ni Roma ni ningn estado pagano fue pueblo ni repblica. Por eso San Agustn elimina del concepto de justicia cuando define pueblo y repblica. Pueblo es la reunin de una multitud racional unida por la comunin y la conformidad de los objetos que ama, esta definicin permite reconocer al estado una justificacin natural, independiente de la que el cristiano pueda conferirle. La justicia aparecer en otra parte de la Ciudad de Dios sin la justicia que son los reinos sino grandes latrocinios Junto al concepto teolgico de justicia esbozado ms arriba aparece la justicia entendida como virtud civil o justicia natural cuyo contenido es ms restringido.Esencia y justificacin del estado a la luz de la Teologa agustiniana de la historiaLa Ciudad de Dios es un Teologa de la historia. Los sujetos de la historia universal son la Ciudad de Dios y la Ciudad Terrena, ambas son entidades msticas supratemporales, su oposicin comenz con la cada de los ngeles rebeldes antes de la creacin del mundo y durar hasta el da del Juicio Final.La Ciudad de Dios est integrada por los ngeles buenos y los hombre santos de todos los tiempos. La Ciudad Terrestre est formada por los ngeles malos y los hombres perversos de todas las pocas. Sin embargo ambas ciudades tienen una proyeccin temporal y terrena. Ambas tambin tienen por padre a Adn, la separacin se produjo con Can y Abel.Recordemos la definicin de Ciudad, congregacin de seres racionales unidos entre s por la comunin y conformidad de los objetos que aman. Lo que caracteriza a la Ciudad Celeste es el amor a Dios, mientras que la Ciudad Terrena ama los bienes perecederos y engaosos con absoluto desprecio de Dios. Ambas se hallan en lucha, en una impera la caridad en la otra la soberbia.No se deben confundir con la Iglesia y el estado. Tampoco cabe equiparar la con la Ciudad de Dios con la Iglesia catlica, puesto que sta recin aparece cuando la instituye Cristo y, anteriormente hubo santos. Pero desde el advenimiento de Cristo, la Iglesia es el ncleo en torno al cual va realizndose en la tierra la Ciudad de Dios.

Qu posicin ocupa el estado en este escenario donde ambas ciudades se enfrentan? Es en principio, neutral. Por su esencia, el estado es extrao e indiferente a los fines sobrenaturales del hombre, pero no est necesariamente opuesto a su logro. Su existencia responde a una inclinacin natural del hombre. Su funcin es hacer posible una convivencia relativamente pacfica y justa. Abarca en su seno a miembros tanto de la Ciudad Celeste como de la Terrestre. Por imperfecto que sea su orden, resulta indispensable para los miembros de la Ciudad de Dios. La Ciudad Celestial, en su peregrinacin por la tierra no duda de sujetarse a las leyes del Estado.

El estado en cuanto tal, no es fruto del pecado. Pero en sus formas histricas concretas se halla constantemente expuesto a ser presa del pecado, siempre ser muy fuerte la tentacin a abusar del poder. Sin embargo, el estado puede acercarse a la Ciudad de Dios, favoreciendo indirectamente sus fines, porque la Ciudad de Dios, lejos de implicar un menoscabo del estado, le presta la base autntica de su solidez, ya que las virtudes cristianas son infinitamente ms eficaces para asegurar la paz que el simple temor a la coaccin estatal.

El cristianismo confiere al estado y al individuo la plenitud de su dignidad tica.

La espera del reino trascendente de Dios constituy el trasfondo de la actitud espiritual de la ancianidad de Agustn: cuanto ms brillantes eran los colores con que pintaba la bienaventuranza de la contemplacin de Dios, tanto ms oscuras se hacan las sombras que cubren la existencia terrena. La misma vida de los mortales, toda ella, es pena, porque toda es tentacin .

En la Ciudad de Dios, San Agustn contempla la historia universal a la luz de la eternidad. Sum Theol. Ia. Iiae, Qu. 85 art. 1.....

De Civ. Dei , XII, 21

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