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Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO. Tomasa Báñez Tello. Diplomada en Trabajo Social. Profesora de Trabajo Social
Comunitario. Universidad de Zaragoza.
"La solidaridad es una virtud sospechosa porque es la virtud de los pobres y de los
oprimidos. Aparece la solidaridad cuando no hay justicia, luego, primero la justicia y
como complemento -no como sustitutivo- la solidaridad". Victoria Camps, Virtudes
públicas.
I) INTRODUCCION:
1) El Trabajo Social Comunitario como contenido del Trabajo Social:
La naturaleza del trabajo comunitario es compleja, lo que hace que en el momento actual exista un
debate en relación con las diferentes dimensiones y agentes presentes en el mismo: la acción política, el trabajo
voluntario y de liderazgo y el componente profesional, asumible por diferentes profesiones sociales.
Mi experiencia profesional así como el estudio y la reflexión teórica sobre este tema me han llevado a
identificar y a trabajar con las citadas dimensiones y agentes del trabajo comunitario, así como al
convencimiento de que, tanto las elaboraciones teóricas sobre trabajo social, como la formación académica de
los Diplomados en Trabajo Social, hacen que estos profesionales sean los más capacitados para diseñar y
realizar este tipo de intervenciones sociales.
Por tanto, en este trabajo me referiré a las intervenciones comunitarias como Trabajo Social
Comunitario y las consideraré como una parte integrante del Trabajo Social, como profesión y como disciplina,
sin negar, con ello, la existencia de las otras dimensiones y agentes presentes en este tipo de intervenciones.
Actualmente, superada la concepción de los diferentes métodos clásicos en Trabajo Social, se habla
del proceso de intervención del Trabajo Social, que es único en sus planteamientos teóricos y conceptuales, pero
que se aplica de forma diferente, dependiendo del tipo de "sistema cliente", ya que las características de éstos
determinan las técnicas e instrumentos a utilizar.
El Trabajo Social Comunitario, tal como se concibe en el momento actual, en tanto que disciplina y
profesión, es el resultado de un doble proceso de formación. Por una lado, su formación empírica o práctica
procede de la existencia de una serie de experiencias de ayuda que en el ámbito de la comunidad, y que
Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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superando los límites de lo individual, se han sucedido a lo largo de la historia, con diferentes grados de
formalización y organización: los pueblos cooperadores impulsados por Robert Owen, las experiencias de
organización de la caridad, el "Settlement Movement" (Movimiento de los Establecimientos), los consejos de
bienestar de la comunidad, las cajas de la comunidad y los programas de desarrollo comunitario, entre otros.
Por otro lado, su formación teórica es el resultado de las diversas elaboraciones de la organización de
la comunidad como uno de los métodos clásicos del Trabajo Social y de la introducción de los enfoques
sociológicos y psicosociales en la teoría y práctica profesional, cuyas expresiones más consolidadas se pueden
encontrar en el movimiento de la reconceptualización en Latinoamérica, en la introducción del concepto y la
teoría del cambio planificado en Estados Unidos. y en la teoría de los sistemas y sus aplicaciones al trabajo con
redes sociales.
2) El Trabajo Social Comunitario, una intervención justificada:
Este interés del Trabajo Social por las intervenciones comunitarias está justificado tanto por las
elaboraciones teóricas que se han realizado sobre nuestra disciplina, como por las características del contexto
social en el que se desarrolla la profesión.
En cuanto a las elaboraciones teóricas, en lo que se refiere a este tema es preciso destacar la cuestión
del objeto de la disciplina, en relación con la cual me parece fundamental destacar las reflexiones de Teresa
Zamanillo que le han llevado a una formulación del mismo en la que está presente la dimensión comunitaria.
"El objeto del Trabajo Social está compuesto por todos los fenómenos relacionados con el malestar
social de los individuos, ordenados según su génesis y su vivencia. Según su génesis: la estructura de los
problemas sociales de los individuos que dan lugar a situaciones de pobreza, privaciones morales, sociales y
culturales, dependencia y cualesquiera otras que bloquean su autonomía. Según su vivencia: padecimiento del
malestar que provoca perturbaciones en sus distintas esferas de relación social, familiar, laboral y comunitaria.
Esta consideración simultánea de razones objetivas y vivencia personal del malestar, en la formulación del
objeto, volvería a situarnos en el plano de lo psicosocial, punto de intersección entre el individuo y su medio, ya
destacado por Mary Richmond" (Zamanillo, T. y Gaitán, L., 1991: 71-72).
En cuanto al contexto social actual en el que se realizan nuestras intervenciones profesionales, existen
diferentes expertos que señalan la utilidad social de estas intervenciones comunitarias, como consecuencia de la
reaparición de la dimensión comunitaria en nuestra sociedad, reaparición que se manifiesta según Salvador
Giner (1983) a través de los movimientos sociales humanistas y los esfuerzos de reconstrucción de la comunidad
en forma de comunidades humanistas voluntarias
Esta reaparición se debe, según Natividad de la Red y José L. Izquieta (1987), a:
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- Los efectos de la crisis económica y social que está generando una serie de desajustes y a la
aparición de un conjunto de necesidades más amplias que las meramente económicas, cuya solución exige
estrategias políticas, sociales y culturales.
- La insuficiencia de las formas de ayuda institucional planteadas desde la administración que hace
que los esfuerzos que se realizan sean poco eficaces ante las dimensiones de las necesidades sociales.
Esta situación plantea, según estos autores, la necesidad de procesos de intervención comunitaria que
potencien actividades orientadas a la solución de los nuevos y viejos problemas a los que se enfrentan las
comunidades humanas. Procesos que conciban lo comunitario no como algo tradicional y heredado, sino como
la vinculación y relación con el territorio, una configuración próxima y común de intereses y una cohesión de
esfuerzos y voluntades que promueva la identidad social y cultural.
Desde mi punto de vista, este tipo de intervenciones comunitarias estarían justificadas, por dos tipos
de razones:
a) Razones de tipo técnico: en tanto que potenciadoras de las capacidades personales y sociales, las
intervenciones comunitarias cumplen una función preventiva, en lo que se refiere a la aparición de situaciones
de riesgo o problemas sociales, con resultados a medio y largo plazo, pero persistentes. Frente a este tipo de
intervenciones, resulta más rentable políticamente la atención directa e inmediata de las consecuencias y efectos
de los problemas sociales, que ofrece garantía de resultados a corto plazo, resultados cuantificables, pero poco
persistentes. De forma que parece que se se están atendiendo las necesidades sociales de forma adecuada cuando
se crean recursos sociales.
La atención de las situaciones de necesidad o de dificultad, no es adecuada si no se consigue la
implicación de la sociedad. Sin ésta, no es posible la integración social. El Estado no puede ni debe solucionar
todo, ya que existe un determinado tipo de necesidades humanas, que por su naturaleza requiere de la
implicación de la sociedad: por ejemplo, el papel del voluntariado, en la atención de necesidades afectivas, de
compañía, etcétera. Marco Marchioni (1987) se refiere a esta dimensión del Trabajo Social Comunitario como el
"trabajo con las gallinas", es decir con la sociedad para lograr los objetivos de integración e inserción social.
b) Razones políticas o ideológicas: en cuanto garantía de los derechos sociales de los ciudadanos,
reconocidos por los diversos textos legales en nuestro país: las intervenciones comunitarias supone un
instrumento que facilita la participación social, dotando de contenido real la democracia.
II) EL CONCEPTO DEL TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO:
Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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Voy a analizar a continuación el concepto de Trabajo Social Comunitario, como un contenido del
Trabajo Social, como profesión y como disciplina, en torno al cual no existe una concepción unívoca, sino que
la forma de entender y hacer Trabajo Social Comunitario depende de los diferentes modelos que se utilicen
como referentes a la hora de diseñar las intervenciones comunitarias. Por ello voy a exponer en primer lugar las
propuestas de diferentes autores sobre los elementos definitorios del Trabajo Social Comunitario, para analizar
posteriormente los objetivos de este tipo de intervenciones y los modelos del Trabajo Social Comunitario.
1) Elementos definitorios del Trabajo Social Comunitario:
Para acercarme a la actual concepción del Trabajo Social Comunitario y a sus elementos definitorios,
voy a partir en primer lugar de la definición de la organización comunitaria realizada por M. A. Rupp, para
analizar posteriormente las propuestas realizadas por M. Ross y Javier Pelegrí.
Mª A. Rupp (1972) destaca tres ideas claves en la organización comunitaria:
1- Cambio ordenado y planificado de las relaciones sociales.
La sociedad, en tanto que sistema dinámico presenta un proceso continuo de cambio: adaptación,
ajuste y reorganización. Tales procesos son de aprendizaje, desarrollo, maduración y crecimiento. Por otro lado,
todos los sistemas presentan un alto grado de rigidez, constancia y estabilidad, que es peligrosa e incómoda para
el sistema. Por ello, los procesos naturales de cambio no se producen a una velocidad que permita seguir el paso
de las condiciones rápidamente cambiantes de nuestro mundo actual, lo que hace necesaria la ayuda exterior de
un agente de cambio.
2- Intervención de un especialista:
M. G. Ross (1967) realiza una propuesta en relación con el papel profesional del trabajador social en
la organización de la comunidad. Estos papeles que pueden desempeñar los trabajadores sociales pueden
definirse como:
1- El papel de guía: es el principal papel del trabajador social en la organización de la comunidad: el
de guía que ayuda a la comunidad a establecer y a encontrar medios de conseguir sus propios fines. Puede
expresar sus puntos de vista, pero en ningún momento puede pretender llegar a imponerlos.
El papel de guía no es dejar hacer, sino que implica la iniciativa de acercamiento a una comunidad
que no ha pedido ayuda. Este es el trabajo más difícil, el que se realiza con las comunidades que presentan
actitudes de indiferencia y desorganización; aquí la tarea del trabajador social es la de estimular un sentido de
necesidad para una vida más adecuada. El trabajador social ha de ser objetivo ante los comportamientos y la
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situación de la población, ya que su interés ha de centrarse en el análisis de las causas y el tratamiento, más que
en los juicios de valor sobre las mismas.
Finalmente, el papel de guía, supone la identificación del trabajador social con la comunidad, así
como la comprensión de las situaciones que vive la misma, para lo cual es preciso que sea capaz de establecer
unas relaciones adecuadas con la población de la comunidad y sus grupos.
2- Papel de capacitador: facilitando el proceso de organización de la comunidad. Para ello en primer
lugar, debe ayudar o facilitar a despertar y enfocar el descontento, como factor que genera la motivación y
estimulo de la comunidad. Se trata de un agente catalizador, que ayuda a las personas a conocerse y
comprenderse, facilitando, también la comunicación entre las personas y grupos de la comunidad, para que
cristalicen los sentimientos y la conciencia común frente a las necesidades y aspiraciones.
Este papel de capacitador supone que gradualmente el trabajador social debe ir trasladando las
responsabilidades e iniciativas a las personas de la comunidad, a medida que éstas van desarrollando las
capacidades para hacerse cargo de las mismas.
3- Papel de experto: consistente en facilitar información y orientaciones sobre la situación de la
comunidad con la que trabaja, en los diferentes momentos del proceso: investigación, diagnóstico de la
comunidad, manejo de métodos, información técnica, valoración y datos sobre otras comunidades.
4- Papel de terapeuta: este papel implica la actuación como terapeutas sociales, realizando un
diagnóstico y tratamiento de la comunidad, a través de sus grupos representativos. Para ello tiene que descubrir
las ideas y actitudes que crean tensión y que generan la desintegración en la comunidad, para hacer que los
grupos de esta las reconozcan y acoten, para posteriormente desarrollar sus capacidades de funcionamiento
social.
Los roles descritos pueden desempeñarse simultáneamente, es decir no son excluyentes, y la adopción
de los mismos dependerá de diferentes variables, entre las que destacan: en relación con la comunidad: las
características de la misma, su nivel de motivación y su experiencia de organización; y en relación con el agente:
la perspectiva teórica de su intervención, su preparación y conocimientos y sus características personales.
En conclusión se puede afirmar que el Trabajador Social que interviene con la comunidad ofrece
ayuda en el área de las relaciones humanas y sociales; actuando como orientador de recursos y agente
catalizador. Enseña técnicas de resolución de problemas e intenta interesar a la comunidad en el uso de éstas; no
permite que surja una relación de dependencia y no trata de imponer sus propios objetivos. Trata de crear
situaciones en las que la comunidad aprenda a través de la acción, tratando de fomentar dentro de la comunidad
una independencia creadora que conduzca a la consecución de los objetivos propuestos.
3- Participación comunitaria:
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La participación es un concepto que ha estado presente en el Trabajo Social desde sus inicios como
profesión. Se reconoce la necesidad de la participación e implicación de las personas en los procesos de ayuda
profesional, para garantizar el éxito de las intervenciones profesionales.
La participación es tenida en cuenta y analizada por diversos autores en Trabajo Social:
- Mary Richmond destaca la importancia de la participación de los clientes en los procesos de ayuda,
desde una perspectiva epistemológica influenciada por el interaccionismo simbólico de G. H. Mead.
- Gordon Hamilton plantea la necesidad de la participación desde una posición de eficacia práctica:
"La ayuda es más efectiva si quien la recibe participa activamente y de una manera responsable en la ejecución
del procedimiento" (cit. por Zamanillo, T., 1993: 227).
- T. R. Batten (1974) y M. G. Ross (1967) señalan la importancia de la participación en sus escritos
sobre desarrollo comunitario y organización comunitaria, a partir de una perspectiva de eficacia práctica. Si
bien, M. G. Ross amplía estos motivos prácticos para destacar la existencia de una serie de supuestos en los que
descansa la organización comunitaria; esos supuestos aportan una serie de razones políticas para justificar la
importancia de la participación; de una política basada en la democracia y el liberalismo.
- Los autores del movimiento de la reconceptualización plantean la necesidad de la participación en el
Trabajo Social, desde una perspectiva dialéctica, es decir, concibiendo la participación como un proceso de toma
de responsabilidad por el individuo sobre su propio destino. En esta concepción existe un planteamiento
ideológico y político, que se deriva de la idea de Trabajo Social elaborada y desarrollada por estos autores,
frente al discurso funcional y liberal del Trabajo Social norteamericano.
Puede observarse la existencia de dos planteamientos diferentes en el Trabajo Social en relación con
la participación. En un primer momento ésta se plantea como un requisito metodológico de cara a la eficacia
práctica de las intervenciones y posteriormente, existe un análisis de la importancia de la participación desde el
punto de vista ideológico o político, es decir desde dos perspectivas diferentes: la democrática y liberal de M. G.
Ross y la dialéctica o crítica de los autores de la reconceptualización.
Estos dos planteamientos se pueden encontrar en el momento actual en diferentes modelos de
intervención social. En el modelo de planificación social, cuyo sustrato teórico estaría en la teoría del cambio
planificado, el objetivo del trabajo comunitario es resolver los problemas relacionados con las necesidades
sociales desde una orientación en la que la participación tiene un valor instrumental, es decir es concebida como
un medio al servicio del objetivo de resolución de los problemas sociales. Esta concepción de la intervención
social contiene una representación de los individuos necesitados como seres pasivos e incapaces de modificar
sus circunstancias.
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Por el contrario en el modelo crítico o dialéctico, dentro del cual se encuadra la investigación-acción
participativa, la participación es una fin en si misma, ya que es concebida como un proceso de toma de
responsabilidad por el individuo sobre su propio destino, consecuencia de una determinada visión de la realidad,
determinada por los componentes ideológicos del modelo de referencia. En este planteamiento, la participación
favorecerá la autonomía y emancipación de las personas. Este modelo tiene un amplio desarrollo ideológico,
pero carece del necesario desarrollo teórico, constituyendo la investigación-acción participativa el
procedimiento metodológico de este enfoque (Zamanillo, T., 1993).
Por su parte, M. G. Ross (1967) diferencia dos aspectos en el proceso de la organización de la
comunidad:
1) Planificación social:
De los recursos existentes, para atender las necesidades sociales de la comunidad. Se entiende por
planificación todo el proceso de intervención, no solamente el momento de la búsqueda de soluciones. Las fases
de este proceso son la siguientes: definición del problema, implicaciones del problema, solución del problema y
acción. Este aspecto es necesario, pero no suficiente para que se de un proceso de organización de la
comunidad, tal como lo define Murray G. Ross (1967). Esta es la dimensión que contienen todas las definiciones
realizadas con anterioridad a la este autor.
2) Integración comunitaria:
El ejercicio de actitudes y prácticas de cooperación y colaboración lleva a una mayor identificación
con la comunidad, a un mayor interés y participación en los asuntos de la comunidad y a compartir valores y
medios comunes. No se trata de establecer un estilo de vida standarizado, sino que se busca una compensación
de las diferencias entre los diversos grupos, la aceptación de las mismas y la creación de una estructura en la que
puedan trabajar con unos objetivos comunes.
Se trata de dos aspectos integrantes del mismo proceso. Pero el segundo de ellos no surge solo, sino
que surge de la acción; cuando las personas comparten tareas comunes, cuando más importan esas tareas a las
personas, mayor es su nivel de integración, por ello, es preciso que la planificación se realice sobre los
problemas sentidos por la comunidad.
Otra propuesta de elementos definitorios del Trabajo Social Comunitario es la que realiza J. Pelegrí
(1990), después de analizar diferentes definiciones del mismo. Según su propuesta una intervención de Trabajo
Social Comunitario supone:
1) La intervención en la comunidad:
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A través de servicios descentralizados, en un intento de acercar los recursos a los ciudadanos. Por ello
los ámbitos de trabajo más adecuados para la realización de este tipo de experiencias son los servicios de
atención primaria: de Servicios Sociales (Centros de Servicios Sociales o Servicios Sociales de Base),de salud
(Centros de Salud), de educación (Equipos de Apoyo a la Educación, Educación de Adultos, Centros de
Educación Especial), etcétera
2) La intervención para la comunidad:
Dirigida a toda la población y con un carácter polivalente que pretende el incremento de las
competencias de la población, la mejora de sus estilos de vida. Se trata de una intervención a nivel microsocial,
es decir, su capacidad técnica le permite incidir sobre situaciones sociales delimitadas y restringidas, por lo que
sus efectos son limitados.
3) La intervención con la comunidad:
Con la implicación y participación de la población. Este requisito es imprescindible para llegar a
considerar una intervención social como intervención comunitaria. Según esta idea de Trabajo Social
Comunitario, lo importante no es el contenido de la intervención, es decir lo que se hace, sino la manera de
hacerlo, el cómo se hace.
2) Objetivos del Trabajo Social Comunitario:
El Trabajo Social Comunitario, así concebido se convierte en un instrumento de capacitación y
educación de la población, proceso en el que podemos distinguir dos tipos de objetivos:
1) El incremento de la autonomía personal, es decir de la capacidad individual para enfrentarse a las
relaciones, situaciones y problemas particulares. Actuaciones de este tipo serían aquellas que suponen la
realización de Grupos de habilidades educativas para padres, Grupos de Habilidades Sociales, Grupos de
Asertividad para mujeres, Actividades formativas, etcétera
2) El incremento de la organización y autogestión, es decir de la capacidad de organización y gestión
ante los problemas, planteando alternativas y diseñando las acciones que posibiliten la puesta en marcha de
soluciones. Actuaciones de este tipo serían todas aquellas que potencien formas asociativas, grupos de auto
ayuda, grupos de acción social, etcétera
3) Modelos de intervención en el Trabajo Social Comunitario:
Lutz define los modelos en las ciencias sociales como un "Conjunto de principios de acción relativos
a un campo definido de fenómenos o de experiencia. Es la inclusión en un todo de los aspectos: filosófico,
teóricos, funcionales y metodológicos, de una forma determinada de práctica" (Lutz, cit. por Hill, R., 1979).
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Jack Rothman (1970) sistematiza las diferentes prácticas y enfoques teóricos del trabajo comunitario,
a partir de los siguientes modelos, cuyo análisis comparativo aparece en el Cuadro nº 1.
1.- Desarrollo de la comunidad:
Trata de potenciar como valores la participación y el liderazgo, utilizando como principal instrumento
de intervención el trabajo con grupos de la comunidad. Existen experiencias de aplicación en los "settlement
houses" (movimiento de los establecimientos) y en programas de desarrollo comunitario, realizados en colonias
en proceso de independencia. Se centra en el proceso de construcción de la comunidad; se trata de capacitar a la
misma para establecer el consenso por la vía de la identificación de los intereses comunes, el desarrollo del
liderazgo y la educación.
2.- Acción social:
La participación es el valor más invocado por este modelo, que trabaja con grupos y organizaciones
que tratan de modificar las políticas institucionales e introducir cambios en la distribución del poder. Los
trabajadores comunitarios actúan como organizadores, dirigiendo a la gente para que trabajen en una
determinada dirección.
3.- Planificación social:
Es un modelo que recoge el contenido tradicional de la organización comunitaria como método del
Trabajo Social. Este modelo puso el acento inicialmente en la coordinación de los servicios sociales de una
determinada zona, para introducir posteriormente el desarrollo de programas y la planificación en bienestar
social: vivienda, salud pública y educación. Se trataba de buscar y poner en marcha soluciones técnicas y
racionales a los problemas, por lo que la trabajador comunitario asume un papel de experto y no tanto de lider u
organizador. El objetivo de este modelo es la realización de tareas y la asignación y distribución de los recursos
necesarios para la atención de las necesidades sociales de una determinada zona. En este modelo la estrategia
utilizada para conseguir ese objetivo, no es la confrontación, como en otros modelos de trabajo comunitario,
sino la colaboración con la administración pública.
Cuadro nº 1: Modelos de intervención en Trabajo Social Comunitario según Jack Rothman (1970).
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Modelos Acción social Planificación social Desarrollo de la Comunidad
Objetivos Centrados en el proceso y en la tarea.
Centrados en la tarea. Centrados en el proceso.
Concepto de población y papel asignado a los miembros de la comunidad.
Concibe a los usuarios como víctimas. Los líderes de la comunidad determinan los objetivos y las formas de actuación
Los clientes son considerados como receptores de servicios, son activos consumidores, pero no participan en la determinación de la política y de la acción.
Considera a los clientes como ciudadanos, participantes activos en un proceso interactivo entre ellos y el profesional.
Estructura de la comunidad y sus problemas.
Ve a la comunidad como una jerarquía de privilegios y de poder, como islas de población oprimida, sufriendo injusticia social.
La comunidad es vista como organizada y con problemas particulares que solo la afectan a ella.
Es considerada como una unidad geográfica, eclipsada respecto al resto de la sociedad, como aisladas.
Orientación hacia la estructura de poder.
Es considerada como un objetivo externo de acción, como oposicional y opresora hacia el grupo de clientes.
Está presente como patrocinador o controlador del profesional. Los técnicos y las instituciones no son percibidas por la comunidad como integrantes de ella.
Es considerada dentro de la comunidad que lo comprende todo, los miembros de la estructura son considerados como colaboradores de una empresa en común.
Papel de los profesionales y medios de cambio.
Activista. Experto. Capacitador y facilitador.
Estrategias de intervención. Tácticas de conflicto. Tácticas de conflicto o de consenso, de acuerdo con el análisis del profesional.
Tácticas de consenso.
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Teresa Zamanillo (1992) realiza una propuesta en relación con la elección de los diferentes modelos a
la hora de diseñar una intervención social, esta elección estará determinada por la ideología personal, el tipo de
objeto sobre el que se va a intervenir, el tipo de objetivos que se quieren alcanzar y los procedimientos
metodológicos que se pueden utilizar. En la práctica muchas veces estos modelos enfoques se presentan
entremezclados. Los profesionales deben tener la suficiente flexibilidad para diseñar y realizar intervenciones
técnicas en las que se combinen estos modelos.
Por tanto, se puede concluir en relación con los elementos definitorios del Trabajo Social Comunitario
que la existencia de participación o implicación de la comunidad es un elemento definitorio fundamental para
diferenciar las intervenciones comunitarias de aquellas que se realizan con enfoque comunitario, pero que no lo
son.
Por otro lado, el Trabajo Social Comunitario, es una forma de intervención comunitaria, aquella
realizada por los diplomados en Trabajo Social, pero que existen otros agentes profesionales (animadores,
educadores, etcétera) y sociales (líderes, políticos, etcétera) que pueden estimular y realizar intervenciones
comunitarias.
Y finalmente, el Trabajo Social Comunitario, en tanto que una forma de intervención social, no existe
una única forma de intervenir, sino que sus prácticas concretas están determinadas por la perspectiva o el
enfoque teórico en el que se encuadre la misma.
III) SITUACIONES OBJETO DE INTERVENCION POR PARTE DEL TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO
Tradicionalmente la comunidad ha sido el objeto de intervención del Trabajo Social Comunitario y
entre los esfuerzos realizados desde el Trabajo Social para conceptualizar la comunidad como objeto de
intervención, destaca el de M. G. Ross (1967), quién afirma que para diseñar y realizar intervenciones de
organización de la comunidad, es preciso conocer el funcionamiento de las comunidades, así como los factores
que favorecen o limitan la integración comunitaria. Este conocimiento siempre estará en función del diseño de la
intervención, es decir no será un conocimiento elucubrativo. Este conocimiento y los valores del Trabajo Social
son los que orientarán la intervención en sus objetivos y aspectos metodológicos.
Son diversos los factores que influyen en la integración comunitaria, los más importantes, según las
conclusiones de los estudios llevados a cabo sobre la integración moral en ciudades norteamericanas, por Robert
Angell, son los siguientes: la estructura social de la comunidad, las costumbres y hábitos que se manifiestan en
sistemas de creencias y valores, los sistemas socioculturales: determinados por las diversas formas tradicionales
de comportamientos, las relaciones entre los diferentes subgrupos de la comunidad, la jefatura y el liderazgo, los
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símbolos y ritos, la apatía, la discriminación y los prejuicios y finalmente, la predisposición del individuo: que
depende de diversos factores de índole personal: edad, ingresos económicos, ocupación, nivel educativo,
intención de voto, etcétera.
Otros esfuerzos tendentes a sistematizar el conocimiento de la comunidad como objeto de
intervención, proceden de Lippit, R., Watson, J. y Westley, B. (1980), quienes han identificado algunos de los
supuestos que orientan el diagnóstico de los profesionales en las intervenciones comunitarias.
El primero de los supuestos diagnósticos es el que se refiere a los problemas originados por un
conflicto de poder, es decir, la dificultad del sistema comunitario surge de defectos en la distribución interna del
poder, porque pueda estar muy concentrado o demasiado repartido; o bien pueda ejercerse de maneras
perjudiciales o ineficaces. El profesional que parte de esta premisa, tratará de ayudar al sistema a desarrollar una
estructura de poder nueva y más apropiada, ya sea agregando nuevos elementos a la estructura existente o
corrigiendo la relación entre ella y el sistema global. Entre los modelos que propugnan desarrollar un nuevo
foco de poder, se encuentran dos enfoques diferentes:
1) En primer lugar se pretende la creación de otro centro de poder antagónico con los existentes. Su
representante más destacado es Saúl Alinsky, quien parte de premisas tales como: los pobres demuestran a veces
lo que aparentemente es apatía y dependencia, pero ello no quiere decir que no quieran cambiar, sino que
reprimen sus resentimientos como consecuencia de su impotencia. Por ello, es necesario movilizar esos
resentimientos y hacer que afloren a la superficie. Define el poder como "la capacidad de actuar a favor de
metas" y dice que en el caso de los pobres no tienen otro poder más que su número. Ser conscientes de lo
numerosos que son, les hará ver que deben organizarse para lograr su dignidad. Por ello, concibe las
organizaciones populares como representativas de las clases oprimidas, nunca de los grupos de intereses de la
comunidad.
2) En segundo lugar, se concibe la creación de los centros de poder como complementaria con los ya
existentes. Como ejemplo de este enfoque se puede citar a Reid, autor que informa de una experiencia realizada
en Taos, un distrito de Nueva México, en la que se llevó a cabo un proyecto de movilización de poder en una
comunidad.
El segundo de los supuestos diagnósticos se refiere a la existencia de problemas en la comunicación
entre las diferentes subpartes de un sistema comunitario. Basados en esta orientación, Thelen y Sarchet
realizaron una experiencia que contribuyera a superar la desorganización comunitaria. Estos autores trabajaron
en el "South Sice" de Chicago, donde, a causa de la presión demográfica hubo asentamientos de negros en un
barrio poblado hasta entonces solo por blancos. Las reacciones ante los nuevos pobladores fueron de franca
hostilidad, expresiones desunión y conflictos en general.
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El supuesto básico de Thelen es que la comunicación se deriva de percepciones compartidas y de
significados, y que la mezcla de gente que no comparte los mismos significados, porque proviene de culturas
diferentes, lleva al estrangulamiento de la comunicación. Al mismo tiempo, el cambio externo aumenta la
necesidad de comunicarse. Por lo tanto, en comunidades desunidas, la comunicación tiende a tomar la forma de
rumores furtivos o de expresiones de hostilidad abierta.
El tercer supuesto diagnóstico, parte de la idea de que la comunidad enfrenta una serie interminable
de desafíos y problemas que les impide generar recursos para resolverlos. Así, las dificultades de relación entre
el sistema comunitario y su ambiente surgen cuando aquél carece de los recursos que le permitan llevar a cabo
una acción eficaz para enfrentar los problemas. Este enfoque pone el acento en una forma de ayuda a la
comunidad consistente en la mejora de sus relaciones externas, ayudándole a desarrollar nuevos recursos que le
sirvan para solucionar problemas o mejorar las relaciones humanas.
Este enfoque es denominado por M. G. Ross (1967) como de recursos internos y consiste en alentar a
las comunidades a identificar sus propias necesidades y trabajar en equipo para satisfacerlas. Los proyectos no
están predeterminados, sino que se desarrollan a medida que se estimula la discusión en los grupos de la
comunidad y se canalizan así las verdaderas preocupaciones de las personas. La dirección se marca desde dentro
más que desde fuera. El rol del profesional consiste en aportar su experiencia para enfrentar los problemas de
funcionamiento. Es un especialista en materia de procedimiento y un orientador de recursos.
A estos supuestos diagnósticos se puede añadir un cuarto que ha sido propuesto por Herbert Gans
(1970), quien plantea que las condiciones de vida de la clase baja: inestabilidad, crisis y frustración
permanentes, producen falta de motivación para generar aspiraciones de movilidad. A la vez, la falta de
oportunidades ocupacionales y de acceso a la educación y a las instituciones sociales, son privaciones que crean
pautas socio-estructurales y culturales que inhiben el desarrollo de los valores y las capacidades necesarias para
aprovechar las oportunidades cuando éstas son posibles. Según este supuesto, los programas de acción deberán
tener como objetivos el aumento de oportunidades de trabajo y de capacitación educativa: mayores ingresos,
reducción de la discriminación racial, acceso a los servicios sociales y soluciones a los problemas sociales y
psicológicos básicos.
Los tres primeros enfoques descritos tienen en común un principio básico en Trabajo Social: la
autodeterminación de las personas. En la comunidad este principio toma forma mediante la no imposición de
nuevas normas o desafío a las costumbres de la población; se respeta también el ritmo del proceso, porque se
reconoce, como dice M. G. Ross, que la gente solamente cambiará cuando se encuentre dispuesta al cambio.
Se puede observar, además la existencia en estos enfoques de una estimación de valor hacia el
consenso. Todos los autores, excepto R. Alinsky, subrayan el valor de los acuerdos mutuos o zonas de
preocupación compartida, como las denomina M. G. Ross, para solucionar los problemas de la comunidad. No
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es extraño que este autor defina la organización comunitaria como "el arte de construir consensos dentro de un
sistema democrático" (Ross, M. 1967: 140).
El papel del trabajador social que ofrece ayuda en el área de las relaciones humanas de la comunidad,
consiste en actuar como orientador de recursos y agente catalítico. El profesional enseña técnicas de resolución
de problemas e intenta interesar a la comunidad en el uso de éstas; no permite que surja una relación de
dependencia y no trata de imponer sus propias metas de cambio. Desde el principio trata de crear situaciones en
las que la comunidad aprenda a través de la acción. Trata de fomentar dentro del sistema una independencia
creadora que conduzca al éxito.
En el marco del supuesto de la existencia de conflictos en la estructura de poder, el rol del profesional
consiste en desarrollar nuevos centros de poder o de lograr que los anteriores sean más representativos. Por lo
general, su tarea consiste en buscar nuevas fuentes de liderazgo o fuerzas dentro del sistema y ofrecer el
entrenamiento que permita manifestarse a ese poder potencial.
En el caso en que la desorganización de la comunidad se deba a problemas de la comunicación, el
papel del trabajador social es el de servir como intermediario neutral entre los distintos subsistemas del sistema
global, preparándoles para la intercomunicación. No se ocupa tanto de la eliminación de barreras como de
estimular un creciente flujo de información.
Cuando el supuesto se refiere a las dificultades que muchas comunidades tienen en enfrentarse a los
problemas y desafíos del exterior, la tarea consiste en un entrenamiento para identificar, discutir y resolver los
problemas comunitarios, recalcando los procedimientos democráticos. Es el traspaso de ciertas habilidades a la
comunidad, lo que caracteriza su quehacer profesional.
El cuarto supuesto exige una coordinación de esfuerzos desde todos los sectores de la planificación
social, ya que los organismos responsables de las áreas comunitarias, por sí solos, poco pueden hacer para
modificar las deficiencias estructurales básicas de la sociedad. No obstante, el pensamiento innovador en este
campo, comienza a hacerse eco en los últimos tiempos, y cada vez más, se observan en estos programas
esfuerzos que apuntan a lograr algunas de esas metas. De hecho, la organización comunitaria, la psicología
comunitaria y los programas de salud pública han conseguido grandes avances en las metas de facilitar el acceso
a los servicios y recursos sociales
Estas orientaciones diagnósticas no se excluyen entre sí; en realidad los trabajadores sociales
comunitarios prestan atención a varias de ellas, siendo la tercera la que más aplicación tiene. Los trabajadores
sociales comunitarios concentran sus esfuerzos en la ayuda que pueden prestar al sistema para aumentar su
participación en los servicios que le ofrecen las instituciones. Se ponen a disposición del cliente como un agente
de enlace entre él y los organismos de asistencia.
Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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Tratan de que las personas aumenten su capacidad de dar solución a los problemas que hasta el
momento habían vivido como irresolubles o irremediables. Provocan en ellas la necesidad de canalizar las
demandas para dar respuestas a sus dificultades. En definitiva, tratan de generar en las personas de la comunidad
mecanismos de decisión sobre su propia vida, con el objeto de que se conviertan en sujetos activos de ella.
Estas definiciones y análisis de la comunidad como objeto de intervención del Trabajo Social
Comunitario, han de ser revisadas a la luz de una serie de críticas en relación con la crisis de los valores
comunitarios y con el cuestionamiento de la validez operativa del concepto de comunidad (S. Giner, 1983, J. L.
Malagón, 1992, J. Canals, 1991, C. Robertis, 1994, etcétera).
Lo comunitario en la sociedad actual es un valor en crisis, ya que las corporaciones han superado a las
comunidades por su eficacia en la solución de los problemas. Posibilitando que la competitividad y el
individualismo se constituyan como valores en alza, frente a la solidaridad y la ayuda mutua, características de
las comunidades tradicionales. Avanzamos hacia el mayor predomino de las relaciones societarias, que son la
base de la modernización y del progreso, en detrimento de las relaciones comunitarias que son la base de la
moralidad.
Sin embargo, a pesar de los muchos estudios que tratan de demostrar la creciente tendencia de la
sociedad a la disolución de los vínculos naturales de pertenencia, producida por el proceso de modernización,
Salvador Giner (1983) señala que ante la crisis de las comunidades naturales, tradicionales existen dos
tendencias de reavivamiento de lo comunitario.
El segundo tipo de críticas cuestiona la validez operativa del concepto de comunidad. Las imágenes
espontáneas de la comunidad comportan la idealización de las relaciones sociales que se producen en la misma y
la simplificación de la realidad; ocultando la complejidad del mundo social actual. Este término presenta, pues
una serie de carencias conceptuales para abordar y analizar la realidad social.
Ante esta falta de validez, se plantean una serie de conceptos alternativos que permitan el
acercamiento operativo a la realidad social. Dos de ellos destacan por su importancia: grupo y red social.
La profesora Teresa Rossell (1994) plantea la existencia de tres tipos de grupos especialmente
importantes para el Trabajo Social: los grupos socioterapéuticos y socioeducativos, los grupos de ayuda mutua y
los grupos de acción social. Este último tipo de grupos tiene un papel fundamental en el trabajo comunitario, ya
que a través de ellos sus miembros aprenden a relacionarse, a organizarse y a participar, con un objetivo de
carácter social, externo al propio grupo, si bien, trabajando en grupo, las personas mejoran aspectos referidos a
sus relaciones, sus capacidades, su nivel de participación, etcétera.
Las redes sociales están formadas por las series de relaciones con otras personas que un individuo
configura en torno suyo, y que no tienen necesariamente como referente espacial o territorial, el lugar de
Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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residencia. La red social tiene siempre a un individuo como centro, lo que hace de ella un instrumento concreto
y operativo para la intervención social y supone un cierto grado de pertenencia. Es un excelente medio de
desarrollo de lo que se sigue denominando comunitario.
Las intervenciones comunitarias utilizan las redes sociales de individuos concretos, pretendiendo
reforzarlas o crearlas si no existían. El concepto de red social ha dado lugar a una línea de trabajo comunitario
centrada en las personas y sus familias como principales recursos naturales para la continuación de la atención
profesional, denominada trabajo o terapia de redes. Esta línea de trabajo práctico tiene como refrentes teóricos
las teorías sistémica y ecológica.
IV) EL METODO DEL TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO:
Hablar de método en el Trabajo Social Comunitario no significa limitarse a las fases o procedimientos
metodológicos concretos, sino que, de acuerdo con los criterios epistemológicos, conlleva hablar de una
concepción de la realidad, un enfoque teórico, un objeto y unos procedimientos metodológicos.
La disciplina del Trabajo Social ha definido tradicionalmente las cuestiones relacionadas con el
último de éstos puntos; prestando escasa atención al conocimiento teórico que ha de fundamentar la acción y a la
necesidad de relacionar ambos (teoría y técnicas) con el objeto de estudio. Se puede afirmar que no hay método
sin enfoque teórico (Zamanillo, T., 1992: 71).
El análisis realizado por T. Zamanillo sobre estos criterios epistemológicos, señala el carácter de
subordinación de los procedimientos metodológicos a los enfoques teóricos, que se utilicen para orientar la
práctica.
He planteado a modo de conclusión en el apartado de la formación teórica del Trabajo Social
Comunitario que en éste, en tanto que una forma de intervención social, no existe una única forma de intervenir,
sino que sus prácticas concretas están determinadas por la perspectiva o el enfoque en el que se encuadren la
mismas. Es preciso partir de este planteamiento previo, a la hora de abordar los procedimientos metodológicos
del Trabajo Social Comunitario, ya que éstos están en función del enfoque teórico en el que se encuadre la
intervención.
Voy a exponer a continuación las distintas fases del procedimiento metodológico del Trabajo Social
aplicadas al sistema cliente comunidad y las técnicas más utilizadas en cada una de ellas.
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Cuadro nº 2: Procedimiento metodológico del Trabajo Social Comunitario: Fases y Técnicas. FASES
TECNICAS
Contacto: 1) Desarrollo de la necesidad de cambio. 2) Establecimiento de la necesidad de cambio.
- Disponibilidad para la ayuda: difusión de la información. - Estimulación del deseo de mejora: técnicas de sensibilización y animación y demostración. - Aumento de la sensibilidad ante los problemas: técnicas de sensibilización y animación, técnicas de shock, observador-cuestionador, redes de colaboración, censo de problemas, enfocar el descontento. - Ofrecimiento de la ayuda profesional para la resolución de problemas: contacto con grupos. - Evaluación de fuerzas. - Persuadir. - No propiciar cambios rápidos.
Análisis y diagnóstico: 1) Obtención de la información. 2) Procesamiento de la información. 3) Estimulación de la compresión y aceptación del diagnóstico.
- Análisis de contenido de documentación. - Observación participante. - Interrogatorio directo: encuesta por muestreo, autoencuesta, entrevistas en profundidad, grupos de discusión, coloquios familiares, etcétera. - Mostrar el problema: desempeño de roles, psicodrama en grupos. - Supuesto de generalidad del problema. - Independiente. - En cooperación: autoencuestas, cuestionarios, discusión de grupos. - Todas las anteriores.
Planificación. - Diseño de Programas sociales. - Ampliación de horizontes: "brainstorming". - Demostración de éxito. - Intervención de voluntarios. - Matriz de toma de decisiones.
Acción. - Transferencia a la comunidad de las prácticas que se han desarrollado conjuntamente:
- Integración del profesional en equipos de la comunidad. - Consulta. - Técnicas de trabajo con grupo, trabajo en equipo, administración y gestión, documentación y coordinación.
Terminación. - Transferencia al cliente de técnicas para evaluar sus propios logros: autoencuestas, discusión de grupos, cuestionario de reacciones, evocación de estados anteriores como comparación.
Evaluación. - Informes pre-test y post-test sobre indicadores de calidad de vida.
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VI) A MODO DE CONCLUSIONES:
En el momento actual en nuestro país, nos encontramos con que los presupuestos del cambio
planificado son los que están guiando las intervenciones profesionales realizadas por los trabajadores sociales
integrados en equipos interprofesionales y en el marco del modelo de planificación social.
El análisis de ésta práctica profesional lleva a la constatación de la realización de un Trabajo Social
con enfoque comunitario, es decir, realizado descentralizadamente y dirigido a la población de una zona o
territorio, pero en el que está ausente la característica definitoria más importante del Trabajo Social
Comunitario: la participación o implicación de la población. Esta realidad es una consecuencia de la
consideración de los recursos como elementos en el proceso de planificación social, consideración que deja de
lado la concepción de los recursos como medios, oportunidades y capacidades de los sistemas clientes a los que
se ayuda y del propio trabajador social; consecuentemente son escasas las intervenciones de Trabajo Social
Comunitario, tal como se han definido en este trabajo.
Desde mi punto de vista, es urgente la realización de un replanteamiento de la práctica profesional
reduccionista que se está realizando en el marco del modelo de planificación social, recuperando los elementos
definitorios del Trabajo Social que estaban en las primeras concepciones teóricas del mismo. Estas concepciones
situaban la relación de ayuda al sistema cliente a partir de la idea de recurso definida anteriormente. La
utilización de esta idea de recurso lleva a plantear el Trabajo Social Comunitario como un contenido
fundamental en el Trabajo Social, ya que sus objetivos van dirigidos al incremento de las capacidades y
competencias de la población de un determinado territorio, al objeto de que puedan dirigir sus destinos,
mediante la participación comunitaria.
Quiero finalizar este trabajo reflexionando sobre el importante camino hacia la profesionalización y la
consolidación como disciplina que ha recorrido el Trabajo Social. Potenciar este avance supone no solo la
realización de experiencias rigurosas desde le punto de vista metodológico, sino también el análisis y
sistematización de las mismas desde el punto de vista epistemológico y de formalización de conocimientos, un
análisis que precisa de la colaboración entre docentes y profesionales del Trabajo Social.
Trabajo Social Comunitario. Tomasa Báñez Tello.
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