¿Turista o Viajero? El turista alternativo.

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FACULTAD DE TURISMO Y FINANZAS GRADO EN TURISMO ¿Turista o Viajero? El turista alternativo Trabajo Fin de Grado presentado por Carlota Morón Ortiz, siendo la tutora del mismo la profesora Alicia Reigada Olaizola. Vº. Bº. del Tutora: Alumna: D. D. Sevilla. Mayo de 2015

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AUTOR:CARLOTA MORON ORTIZTUTOR:DRA. ALICIA REIGADA OLAIZOLADEPARTAMENTO:ANTROPOLOGÍA SOCIALÁREA DE CONOCIMIENTO:ANTROPOLOGÍA SOCIALRESUMEN:Este trabajo analiza las formas de turismo alternativo y la problemática que supone la definición de este tipo de turismo, así como la complejidad que en ocasiones conlleva la denominación de este individuo que muy a menudo niega ser un turista, a pesar de comportase como tal. Por otro lado, se analizan las rutas y actividades que el sujeto alternativo realiza en la ciudad de Sevilla, contrastando con las actividades tradicionales y prácticas propias de la población autóctona. Se desarrolla una noción dinámica acerca de lo que supone la masificación del turismo en Sevilla y las alternativas que los propios turistas buscan para completar su viaje y no limitarse a los circuitos institucionalizados. De este modo, el trabajo contribuye a profundizar en el al debate sobre el turismo institucionalizado y el no institucionalizado, reflexionando sobre si realmente existe una dicotomía a la hora de definir, practicar y comprender ambas formas de turismo.PALABRAS CLAVE:Turista alternativo; turismo institucionalizado; autenticidad; pseudoeventos.

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FACULTAD DE TURISMO Y FINANZAS

GRADO EN TURISMO

¿Turista o Viajero?

El turista alternativo

Trabajo Fin de Grado presentado por Carlota Morón Ortiz, siendo la tutora del mismo la profesora Alicia Reigada Olaizola.

Vº. Bº. del Tutora: Alumna:

D. D.

Sevilla. Mayo de 2015

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GRADO EN TURISMO

FACULTAD DE TURISMO Y FINANZAS

TRABAJO FIN DE GRADO

CURSO ACADÉMICO [2014-2015]

TÍTULO:

¿TURISTA O VIAJERO? EL TURISTA ALTERNATIVO.

AUTOR:

CARLOTA MORON ORTIZ

TUTOR:

DRA. ALICIA REIGADA OLAIZOLA

DEPARTAMENTO:

ANTROPOLOGÍA SOCIAL

ÁREA DE CONOCIMIENTO:

ANTROPOLOGÍA SOCIAL

RESUMEN:

Este trabajo analiza las formas de turismo alternativo y la problemática que supone la definición de este tipo de turismo, así como la complejidad que en ocasiones conlleva la denominación de este individuo que muy a menudo niega ser un turista, a pesar de comportase como tal. Por otro lado, se analizan las rutas y actividades que el sujeto alternativo realiza en la ciudad de Sevilla, contrastando con las actividades tradicionales y prácticas propias de la población autóctona. Se desarrolla una noción dinámica acerca de lo que supone la masificación del turismo en Sevilla y las alternativas que los propios turistas buscan para completar su viaje y no limitarse a los circuitos institucionalizados. De este modo, el trabajo contribuye a profundizar en el al debate sobre el turismo institucionalizado y el no institucionalizado, reflexionando sobre si realmente existe una dicotomía a la hora de definir, practicar y comprender ambas formas de turismo.

PALABRAS CLAVE:

Turista alternativo; turismo institucionalizado; autenticidad; pseudoeventos.

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN............................................................................................................................................................................................................................... 3

1.1. Presentación y justificación del tema .......................................................................................................................... 3

1.2. Delimitaciones del objeto de estudio ............................................................................................................................ 4

1.3. Objetivos generales y específicos ................................................................................................................................................ 4

1.4 Metodología y unidad de observación ......................................................................................................................... 5

2. MARCO TEÓRICO-CONTEXTUAL ................................................................................................................................................................... 7

2.1. Una mirada al viajes desde la historia ....................................................................................................................... 7

2.2. Tipos de turismo y clasificaciones de turistas. ........................................................................................ 10

2.3. Historia del turismo en la ciudad de Sevilla ................................................................................................. 12

3. CARACTERÍSTICAS, PARADOJAS Y PRÁCTICAS DEL TURISMO ALTERNATIVO

.......................................................................................................................................................................................................................................................................................... 16

3.1. ¿Quiénes son los turistas alternativos? ............................................................................................................. 16

3.2. Complejidad del fenómeno ¿Turismo de masas vs. Turismo alternativo?

........................................................................................................................................................................................................................................... 19

3.3. Prácticas, rutas y lugares de los circuitos del turismo alternativo .......................... 21

4. CONCLUSIONES ........................................................................................................................................................................................................................ 28

5. BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................................................................................................................................ 30

6. ANEXOS ..................................................................................................................................................................................................................................................... 32

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CAPÍTULO 1.

INTRODUCCIÓN

1.1. PRESENTACIÓN Y JUSTIFICACIÓN DEL TEMA.

Sevilla es uno de los principales destinos turísticos de España, debido a su gran atractivo y belleza, al valor histórico y patrimonial de la ciudad y a su gran riqueza cultural. Pero también, y no lo podemos olvidar, debido a que la propia ciudad ha sido orientada al turismo, como fuente de desarrollo económico y como vía para proyectar Sevilla en el panorama internacional. De ahí el interés de realizar un estudio sobre la capital Andaluza. Cada año vienen millones de turistas (2.891.756 en 2013, según datos del Ayuntamiento de Sevilla) de todo el mundo a visitar el maravilloso legado que árabes, judíos y cristianos han dejado a su paso por la ciudad sureña.

La Unesco declaró La Catedral, La Giralda y El Archivo de Indias Patrimonio de la Humanidad en 1987. Estos tres edificios se han convertido en los monumentos más visitados por los turistas. Tapas en el barrio de Santa Cruz, un paseo por la calle Betis, un circuito en los autobuses turísticos rojos o verdes o subir a La Giralda son las actividades más populares para aquellos que vienen a disfrutar de la capital de Andalucía.

No obstante, hay un pequeño colectivo que se sale de estas pautas establecidas, un colectivo que lejos de sentirse atraído por la majestuosidad de La Catedral prefiere ir a Doñana a observar aves, o al cerro del hierro a practicar deporte, o perderse en los bohemios bares de la Alameda conversando con locales o “anfitriones” (V. Smith, en “Host and Guest”). Estos turistas de gustos excéntricos y especial desinterés por las tapas del barrio de Santa Cruz, son objetivamente interesantes desde un punto de vista antropológico. A medida que avanzan los años es más difícil definir un turista “típico”. Los gustos cada vez son más diferenciados. El turismo fordista de la modernidad en la que los trabajadores iban cada verano al mismo sitio, con todo planeado, ha dejado de existir, dando paso a lo que hoy en día entendemos como turismo postfordista.

A pesar de esta gran variedad de tipologías turísticas, han dominado los análisis sobre el turismo de masas, existiendo una escasez de estudios que se aproximen a otras formas de turismo, como la ya mencionada anteriormente, que en buena medida se alejan de los circuitos y modelos propios del turismo de masas. De ahí la relevancia de estudios como este, centrado en turistas alternativos o no institucionalizados (Cohen, 1972, citado en Santana 1997). En el trabajo que nos ocupa nos proponemos estudiar las características, perfiles, rutas, prácticas y preferencias del tipo de turismo alternativo o no institucionalizado que escoge como destino la ciudad de Sevilla y que unas veces intenta alejarse del denominado turismo de masas, mientras que otras persigue combinar ambos tipos de turismo.

Por último, desde una perspectiva personal, el haber trabajado con turistas y tener un trato cercano y diario con ellos aumenta mi interés a la hora de estudiar y definir esta tipología minoritaria, tan diferente del resto, sus motivaciones y sus gustos.

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El trabajo se estructura en tres capítulos. El capítulo 1 está destinado a la introducción del trabajo. Tras esta primera presentación y justificación del tema elegido pasaremos a definir con mayor precisión el objeto de estudio y los objetivos perseguidos en este estudio, así como la metodología empleada y la unidad de observación escogida. En el capítulo 2, a modo de marco teórico-contextual, se intenta explicar y definir la historia del turismo, las tipologías de turistas y más específicamente el turismo en la ciudad de Sevilla. Por último, en el capítulo tres se responderá a las cuestiones planteadas en los objetivos, analizando para ello quiénes son los turistas alternativos, las rutas y lugares que visitan. Finalmente, estas reflexiones se desarrollarán en el marco de la discusión más amplia sobre el modo en que las rutas alternativas se mezclan y articulan con las rutas institucionalizadas. 1.2. DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO. Tal y como se ha explicado anteriormente, la demanda turística está cada vez más diversificada y esto afecta también a la ciudad de Sevilla. A pesar de encontrar una tendencia clara de los turistas hacia el turismo de masas, existe un nicho de mercado al que, tal y como señala Steen Jacobsen (2000) no le gusta ser considerado como turista. Cohen (1972, citado en Santana 1997) lo describirá como turista no institucionalizado en una de sus tipologías y cada autor lo nombrará de una manera diferente.

Para definir y delimitar el objeto de estudio nos hemos planteado preguntas tales como: ¿qué significa ser turista alternativo?, ¿qué motivaciones tiene este tipo de turistas?, ¿se consideran a ellos mismos como turistas? Tal y como se explica en la tipología de Cohen de 1972 (citado en Santana 1997), el turista drifter o mochilero no se considera a sí mismo turista, a pesar de ser un turista, este considera al turista un ser “idiota” y despistado que se deja guiar por modas superficiales. Sin embargo, existe un nicho de mercado, el mercado conoce que hay turistas a los que no les gusta ser llamados turistas, y estos venden sus productos con eslóganes como: “viaja con nosotros, te llevaremos a lugares que el turista no ha visitado nunca”.

¿Qué perfil sociológico tienen estas personas?, ¿qué lugares visitan?, ¿qué hacen cuándo vienen a Sevilla?, ¿por qué están interesados en Sevilla?, ¿cuál es su nivel económico? ¿son beneficiosos o, por el contrario, perjudiciales para la ciudad? El artículo “Turistas y Trogloditas, negociando la sostenibilidad” (Tucker, 2001) plantea una discusión entre quienes opinan que este turismo afecta de manera positiva a los anfitriones, y quienes opinan que, lejos de ser beneficiosos, este tipo de turismo impide a la ciudad desarrollarse, pues si esta evoluciona dejará de ser “auténtica”.

¿Genera clasismo este tipo de turismo? En ocasiones se podrá comprobar que este turismo puede llegar a ser más caro que comprar un paquete turístico con todo incluido. ¿Pecan de clasistas aquellos que buscan la “autenticidad”?, ¿se reserva este nicho de mercado para los más afortunados? Estas serían las principales preguntas que se pretenden responder en el estudio y que pasamos a delimitar en los objetivos principales y específicos que se definen a continuación. 1.3. OBJETIVOS PRINCIPALES Y ESPECÍFICOS. Como objetivo principal el trabajo que nos ocupa se propone abordar el fenómeno del turismo alternativo o no institucionalizado, siguiendo la tipología de (1972 y 1979, citado en Santana 1997), que se dirige en el contexto actual a la ciudad de Sevilla. Para ello nos detendremos en los siguientes objetivos específicos:

a) Explicar quiénes son los turistas alternativos, hacer una caracterización de este perfil o tipo específico de turismo.

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b) Aproximarnos a la complejidad del fenómeno turismo de masas vs. turismo alternativo: ¿existe realmente tal dicotomía?

c) Atender a sus prácticas, a lo que hacen cuando visitan Sevilla, las rutas, circuitos, lugares y actividades en las que participan.

Estos objetivos específicos nos ayudarán, no sólo a comprender las características de este tipo de turismo, sino también a observar algunas de las principales diferencias pero también vinculaciones con el llamado turismo de masas del que quieren alejarse.

1.4. METODOLOGÍA Y UNIDAD DE OBSERVACIÓN.

La metodología utilizada en el presente trabajo se basa en el uso de las siguientes técnicas y fuentes de información:

- En primer lugar, hemos recurrido a la revisión de bibliografía específica sobre el objeto de estudio del presente trabajo, en concreto artículos y libros que tratan sobre: las críticas al turismo de masas, evaluando si aquellos que desarrollan estas críticas lo hacen de manera elitista; las tipologías turísticas a lo largo de la historia y aquellas que más han influido en la antropología; las actitudes anti-turísticas.

- En segundo lugar, hemos utilizado los apuntes del Dr. Javier Hernández Ramírez para el apartado de la evolución del viaje a lo largo de la historia. Del mismo modo, para el análisis de la historia del turismo en la ciudad de Sevilla nos hemos basado en los apuntes de clase del Dr. Arsenio Villar Lama.

- En segundo lugar, para la aproximación al caso empírico que nos ocupa hemos consultado diferentes páginas webs acerca del turismo más institucionalizado en la ciudad de Sevilla y las rutas y espacios alternativos existente en esta. La información contenida en ellas nos ha permitido aproximarnos a aspectos como el perfil de la persona que practica este turismo, la forma en la que la información ha llegado hasta ellos o el perfil de este turista alternativo.

- En tercer lugar, hemos complementado la información extraída de las fuentes citadas con entrevistas en profundidad realizadas a informantes claves. Se han realizado entrevistas a: turistas considerados alternativos, este perfil incluye a todo aquel que por el motivo que sea ha decidido salirse de las rutas institucionalizadas y gerentes de comercio considerados alternativos, en la medida de estar enfocados al turismo, pero sin ser la típica tienda de souvenir, los cuales nos han permitido acceder al tipo de perfil de este turista alternativo ya mencionado anteriormente, conocer sus gustos y sus comportamientos más habituales.

- Asimismo, hemos realizado visitas a los lugares y espacios vinculados a las formas de turismo alternativo, con el objetivo de conocer las características de estos lugares, el perfil de los turistas y visitantes, mantener conversaciones informales con diferentes informantes.

- Por último, cabe destacar la información extraída de mi propia experiencia como informadora turística en una oficina de turismo, guía turística especializada en estadounidenses de 20 a 30 años y en la recepción de turistas que se alojan en apartamentos turísticos, esta forma de hospedaje es considerada una de las opciones alternativas de alojamiento.

Como unidad de observación se han escogido determinados barrios, lugares y actividades de la ciudad de Sevilla, en concreto de su centro histórico, que es el que

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supone el principal atractivo para los turistas debido a su historia y a la heterogeneidad de actividades que este ofrece, ya sean institucionalizadas o no. Entre estos espacios se encuentran bares, alojamientos y comercios ubicados en la Alameda, la que es considerada el núcleo de esta oferta alternativa, pues ofrece infinidad de opciones para estos turistas que buscan algo diferente.

Con el objetivo de preservar el anonimato de los entrevistados se hará uso de nombres ficticios a lo largo del trabajo.

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CAPÍTULO 2.

MARCO TEÓRICO-CONTEXTUAL

El hombre ha estado desde sus inicios en continuo movimiento. En la prehistoria el hombre era nómada y se desplazaban de un lugar hacia otro en función de sus necesidades, del clima o de la caza, entre otras razones. Desde la prehistoria hasta la actualidad los movimientos humanos se han entendido de diversas formas. El viaje ha sido contemplado como una obligación y en muchos casos el viajero ha sido rechazado y mal considerado por el resto de la población. Sin embargo, en la actualidad el viajero o turista goza de un reconocimiento, viajar aporta cultura y estatus. 2.1. Una mirada al viaje desde la historia. ¿Cómo ha ido evolucionando la idea del viaje en las distintas etapas del ser humano? En esta breve introducción se va a intentar explicar la evolución del viaje y su consideración a lo largo de la historia, hasta convertirse en lo que hoy en día se considera Turismo. Con la ayuda del profesor Javier Hernández, y los conocimientos que ha compartido en clase de “Antropología del Turismo”, se redacta y recoge la siguiente información.

La antigüedad es la época que sucede al neolítico, entendiendo que en esta época anterior todos los movimientos estaban motivados por la búsqueda de satisfacer sus necesidades más básicas, es decir, dónde podrían cazar o dónde encontrarían buen clima, por ejemplo. En la antigüedad aparece el estado, y aunque aún no se habla de turismo, sí tienen lugar viajes y desplazamientos. En la Grecia clásica era muy popular desplazarse para las olimpiadas, o realizar viajes para visitar oráculos, ir a termas o baños públicos, además también existían mercaderes o desplazamientos por motivos militares. Los fenicios o los romanos también fueron unos grandes viajeros, estos últimos llegaron a Egipto, donde podemos encontrar los primeros grafitis “yo estuve aquí”.

En definitiva, el Mediterráneo ha sido un mar muy frecuentado y transitado. Pero el viaje como una práctica de consumo y de ocio es algo actual, todos estos viajes o desplazamientos no tienen nada que ver con el ocio como hoy lo entendemos. Viajar en la antigüedad no se consideraba algo importante, era indeseado y objetivamente peligroso, además de la incomodidad de los medios de transportes de la época.

Cae el imperio Romano y comienza la Edad Media. La idea es la estabilidad, aunque en realidad se siguen produciendo muchos movimientos, como son, por ejemplo, las enormes migraciones de los campesinos. El hombre medieval campesino no quiere moverse, en la actualidad somos tremendamente individualistas, sin embargo, el hombre medieval quiere vivir en comunidad, con su familia y con una cierta estabilidad. El hombre medieval fuera de la aldea estaba “muerto”.

También existían peligros objetivos al viaje, además, como resultado del cristianismo, el hombre medieval estaba convencido de que el mal existía y adquiría formas. El mundo es contemplado desde una visión dicotómica, por un lado el mundo de la comunidad, la ecúmene, el mundo social. Por otro lado el resto del mundo, la naturaleza como una verdadera amenaza. El viaje no era solo algo indeseado, además el viajero era una persona de la que desconfiar, como por ejemplo los comerciantes, estos “no eran de fiar”. Estaba mal visto todo lo que se salía del orden estamental (el que reza, el que labora y el que manda). Aunque existe una excepción,

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el Homo Viato o peregrino, pues se entendía que todo el que podía debía hacer una peregrinación a tierra santa.

Comienza un proceso de “mundialización”, un proceso de expansión de occidente por el mundo. Se inicia con una primera exploración y concluye esta en la fase actual de globalización en la que los occidentales se han expandido por todo el mundo. El proceso de mundialización alcanza su momento cumbre cuando Colón llega a las Antillas y Sebastián El Cano da la vuelta al mundo y aparecen importantes avances tecnológicos como la brújula.

El mundo se hace cada vez más pequeño y es a mediados del siglo XVII y hasta finales del XVIII cuando aparece un fenómeno conocido como el Grand Tour. Los jóvenes más ricos de Inglaterra, con el fin de completar su educación, emprenden un viaje que comprendía a Francia e Italia como sitios imprescindibles que visitar. Los jóvenes más pudientes iban acompañados por un tutor o persona de confianza. Este momento es entendido por algunos autores como el predecesor del turismo moderno. Luis A. Garay Tamajón afirma que el Grand Tour “fue el fenómeno precursor del turismo”.

El Grand Tour duraba más de dos años y los jóvenes solo se relacionaban con gente de su misma clase, todo aquel que emprendía el viaje gozaba de un gran reconocimiento social. Aunque aún no se habla plenamente de turismo, podemos hablar de viajero ilustrado, este ha dejado a un lado las ideas religiosas para dar lugar a la razón. Además posee una visión tripartita del mundo: Ciudad, es el lugar de la civilización; Campo, es un espacio fuera de la ciudad domesticada por el hombre; Naturaleza, es un espacio desaprovechado por el hombre, esta solo tiene sentido si se explota. La naturaleza pasa de ser algo que, en época medieval era temida y respetada, a ser algo que hay que dominar, pues esta era inútil si no se aprovechaba.

A la ilustración le sigue la modernidad, en este punto se producen ciertos cambios de régimen político en el que el burgués sucede al aristócrata. También tiene lugar una intensificación de la producción fruto de la revolución industrial y con ello el trabajo asalariado, todo esto desemboca en un crecimiento de las ciudades, pues la gente deja de querer trabaja en el campo y aparece el proletariado industrial. Se empieza a construir por toda Europa una red de ferrocarriles y comunicaciones que además de empequeñecer aún más el mundo se convertirá en una tecnología que potenciará la idea del ocio y las vacaciones.

Tal y como señalan Lash y Urry se puede decir que la sociedad moderna se convierte en una sociedad móvil en la que el viaje toma un papel primordial. Para estos viajes se inventan sitios míticos o “mitos de lugar” (Lash y Urry: 1994) que se convierten en imprescindibles para ser visitados. Además, la literatura de viaje se convierte en lo más leído, por lo que conviene destacar que en 1823, aproximadamente, se escribe la primera guía turística, y es en 1845 cuando aparece el turismo como hoy lo entendemos. Además es de gran relevancia que se edita por primera vez un horario de trenes, esto, junto a los factores ya mencionados, permite hablar de una movilidad organizada. Por su parte, en Nueva York se inaugura el primer hotel en este mismo periodo. Esto consolida la utilización del ferrocarril como un instrumento al servicio del turista.

Tras este breve recorrido histórico es imprescindible atender a la organización social del viaje, cuyas consecuencias son las ya enunciadas.

A finales del siglo XIX empieza a crecer el turismo organizado (Lash y Urry: 1994) o turismo de masas, el cual solo fue posible debido a una seria de factores económicos, entre los cuales están la rápida urbanización con pronunciados perfiles de segregación de clases, las nuevas tecnologías del transporte, la sistematización del trabajo y la mayor regulación de horarios y, por último, esos mitos de lugar ya anteriormente mencionados. Fue tras estos factores cuando el viaje se vuelve organizativamente posible y deseado, según Lash y Urry.

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Al principio solo los sectores más acomodados de la clase obrera tenían vacaciones, pero en la segunda mitad del siglo XIX se desarrolla de manera importante el hábito de tomar vacaciones en la costa, el primer lugar popular fue Lancashire. Se llegaron a establecer distinciones de mercado según el tono social del lugar de vacaciones.

La democratización del viaje es posible a partir de que la clase obrera empieza a exigir tiempo para descansar. Aparece la Semana Inglesa (“weekendismo”, viajes de fin de semana) y las vacaciones pagadas. En 1868 Thomas Cook organizó el viaje de, aproximadamente, dos millones de personas. Para Lash y Urry “existe alguna justificación para sostener que el capitalismo organizado del siglo XX se definiría mejor como cookismo en vez de fordismo”.

Aunque el momento más importante de la democratización del turismo se alcanza tras la Segunda Guerra Mundial. Las tres décadas gloriosas de este crecimiento turístico enorme se dan ente 1945 y 1975. En este periodo convergen cuatro elementos: el primero es que el trabajo se racionaliza, lo que permite producir cantidades enormes de lo mismo. En segundo lugar, el pacto entre empresarios y trabajadores, ambas posiciones reconocen que tienen intereses enfrentados y crean un pacto, el trabajador produce sin cesar a cambio de una paga “alta”. En tercer lugar, aparece el estado como un organismo que interviene en la economía, este saca del mercado muchas actividades, tales como la sanidad o la educación. El estado se convierte en el “guardián” de los intereses colectivos. En último lugar, la sociedad de consumo se generaliza, aparece el crédito, el dinero de plástico, se crean nuevas necesidades para que crezca el consumo. En definitiva, el incremento de la renta media doméstica, la capacidad de ahorrar, el aumento del tiempo libre y la generalización de que viajar es bueno y recomendable contribuyen a una expansión del turismo fordista o turismo organizado.

A partir de los 80 la venta de viajes organizados empieza a caer, y aparece una movilidad mucho más fragmentada y diferenciada. Lash y Urry plantean la idea de “fin del turismo”. Para entender esta idea definen tres relaciones principales de intercambio: la primera es el intercambio de financiación por ocupar una propiedad móvil, es decir comprar temporalmente un espacio, por ejemplo un asiento de autobús, adquiriendo el derecho de ocuparlo. La segunda es el intercambio de financiación por derechos temporales de posesión de espacios fuera de la casa propia, como por ejemplo la cama de un hotel. Y el tercer intercambio es el de la propiedad visual, es decir, el derecho de mirar.

Tras explicar estos tres tipos de intercambio se explica por qué, según Lash y Urry (1994), se ha llegado al “fin del turismo”. El primer intercambio es cada vez más frecuente, aumentándose en gran medida el número de viajes que realizan las personas. Como consecuencia de todo esto, el viaje por vacaciones ha perdido gran importancia. La segunda clase de intercambio se ha vuelto un poco más común, sobre todo con el crecimiento de las visitas de negocios, la asistencia a congresos y las residencias académicas. Por último, la tercera clase de intercambio ha experimentado una asombrosa transformación, citando literalmente a Lash y Urry “el consumo visual ha alcanzado una difusión y omnipresencia excepcionales” (1994:363).

Estos autores caracterizan la etapa posmoderna por una des-diferenciación, quieren decir que lo distintivo de cada esfera y los criterios que legislan cada dimensión vertical se confunden (los turistas se confunden con los paisanos, visten igual, actúan de manera parecida en muchas ocasiones). Otra característica significativa es la penetración de los medios, como señala David Herrer “la posmodernidad reduce en esencia la relación espacio-tiempo… los medios de comunicación, como las tecnologías, contribuyen directamente a este proceso de comprensión espacio-temporal” (Lash y Urri, 1994). Se da también una estetización de la vida cotidiana, ya no solo se encuentra belleza en el arte o la filosofía, también está

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presente en lo diario, lo cotidiano. Y por último la oferta se amplía significativamente, el turista tiene más opciones, más hoteles, más restaurantes etc.

Esta amplia oferta da lugar a una diferenciación de los gustos, el consumidor tiene más alternativas y nace así una innovación que Lash y Urry definen como “turismo de alternativa”, los consumidores de este tipo de turismo renuncian a todo tipo de desarrollo turístico de alto volumen, ejemplo de ello es el desarrollo de las casas de huéspedes en Papúa Nueva Guinea.

A modo de conclusión, y con la finalidad de aclarar esta última idea de modernidad y posmodernidad (fordismo y posfordismo), el siguiente cuadro explica las características fundamentales de cada una de ellas. Es en la etapa actual postfordista en la que se enmarca el tipo de turismo objeto de estudio en el trabajo que nos ocupa.

FORDISMO POSFORDISMO

Estandarización de la oferta.

Paquete de viajes.

Traslados masivos.

Destinos fijos.

Estacionalidad.

Actividades fijas y predeterminadas.

Oferta muy plural.

Flexibilidad.

Movilidad personalizada.

Destinos plurales.

Tiempo indeterminado.

Actividades diversas.

1. Tabla del fordismo y posfordismo. Fuente: de elaboración propia a partir de las clases

impartidas por el profesor Javier Hernández (curso académico 2014/2015).

Tras entender la diferencia entre estas dos etapas se enfocará especial interés en un tipo específico de turismo, al que se puede denominar “turismo alternativo” o “turismo no institucionalizado” según Cohen. Este tipo de turismo nace fruto de la diversificación de los gustos de los consumidores y, por ende, de la oferta. Algunos autores, como el ya nombrado, Cohen o Plog vuelcan sus esfuerzos en definir los distintos tipos de turismo. 2.2. Tipos de turismo y clasificaciones de turistas. Cohen en una primera tipología descrita en 1972 (citado en Santana 1997) divide a los turistas en no institucionalizados e institucionalizados. Los primeros a su vez los divide en drifter y excursionista, y los segundos en individuo de masas y turismo de masas. El drifter o mochilero se caracteriza por auto planificar su viaje sin recurrir a agencias de viaje, evitando siempre destinos de masas e intentando no ser confundido con un “turista”. Esta tipología está interesada en destinos exóticos en los que poder interactuar con los anfitriones, aceptando normas locales, aprendiendo el idioma o vistiendo como el nativo. Para ello se hospedan en las casas de los paisanos, haciendo muy difícil contabilizar el número de mochileros que practican este tipo de turismo, pues no utilizan los servicios de la industria turística.

Desde el punto de vista de algunos autores estos supuestos turistas puros, son la vanguardia del turismo de masas en otras zonas, existen dos interpretaciones respecto a esto. La primera es que este tipo de turistas favorecen un turismo comunitario, en el que las poblaciones nativas son las principales beneficiarias de este tipo de turismo y favorecen la comunicación intercultural. La segunda es que este tipo de turistas refuerza las visiones negativas sobre las poblaciones del tercer mundo, porque estos buscan y desean que estos pueblos no cambien, y por ende no se desarrollen. Existen dos teorías que explican de manera clara y concisa estas dos

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perspectivas: Por un lado está la teoría de la modernización, esta defiende que para llegar al desarrollo hay que dejar los valores tradicionales y adaptarse a los países avanzados, no existen países pobres y ricos, sino países avanzados y atrasados, estos últimos tienen unas costumbres y culturas colectivas que frenan la iniciativa individual, impidiendo que el país atrasado avance. Por otra parte existe la teoría del desarrollo, está rechaza la idea de alcanzar el desarrollo rehusando los valores tradicionales, frente a la teoría de la modernización, esta entiende que hay países desarrollados y países subdesarrollados, y los segundos existen por culpa de los primeros. Esta teoría defiende que el turismo no es más que una forma de neocolonialismo, que pretende que los países subdesarrollados dependan de los desarrollados. Por supuesto ninguna de las dos teorías alcanza una verdad absoluta, pues como se explicará en la parte aplicada, todo encuentra un término intermedio entre extremos.

La otra forma de turista no institucionalizado es el explorador. Al igual que el anterior este planifica su propio viaje y trata de alejarse de la multitud de turistas, buscando el contacto con los nativos pero sin alcanzar el grado de los drifters. Estos no necesitan alojamientos muy sofisticados, pero dependen de una base estable que contenga todo los servicios. Por último, decir que su impacto es básicamente nulo y que se acomodan fácilmente a las situaciones locales.

Dentro de la otra caracterización de Cohen, que denomina como turistas institucionalizados encontramos, por un lado, el individuo del turismo de masas, este está motivado por la necesidad de escapar en busca de un viaje hedonista. Para ello se desplazan a destinos conocidos y seguros, que ha encontrado mediante una agencia de viaje, pero esta no lo organiza todo, pues deja cierta libertad de decisión al turista una vez llegado al destino. Por otro lado, está el turista de masas, que a diferencia del anterior, contrata una experiencia totalmente programada, estandarizada y homogeneizada, sin que el individuo tenga ninguna autonomía sobre el viaje. El turista de masas se desplaza a destinos muy conocidos, en busca de un entorno nuevo, pero familiar y relativamente barato. Al contrario que los turistas no institucionalizados, rara vez participan en la vida de la sociedad residente.

Plog (en Agustín Santana: 1997) realiza otra caracterización diferente de la anterior, definiendo dos tipologías de turistas: los alocéntricos y los psicocéntricos. La primera tipología la conforma un turista aventurero, que busca variedad y prefiere las zonas lejanas y ajenas a los principales circuitos. La segunda tipología la integran turistas que buscan seguridad y ambientes familiares, que no estén demasiado lejos y normalmente contratan paquetes turísticos.

Plog parte de la idea de que en la sociedad existen unos valores que son socialmente aceptados, los primeros quieren cambiarlos y están disconformes, y los segundos, por el contrario, están de acuerdo con estos valores.

En 1979 Cohen (citado en Santana 1997) realiza una nueva tipología basada en Boorstin y MacCannell, por lo que antes de explicar esta nueva tipología es interesante definir los puntos de vistas de ambos autores. Para Daniel Boorstin la principal motivación del turista es la búsqueda del placer, el turista es un sujeto superficial que va buscando el placer y que se conforma con “pseudoeventos”, es decir, con ideales, estereotipos, atracciones superficiales. Por su parte MacCannell, en su libro El turista, plantea que el turista es un hombre moderno que vive en un mundo contaminado y cargado de obligaciones, deshumanizado, y necesita salir de él para encontrar la “autenticidad”, el turista quiere encontrar lugares puros y no contaminados.

Una vez explicado el punto de vista de ambos autores, resulta más fácil comprender la nueva tipología de Cohen basada en turistas hedonistas (buscan pseudoeventos) y turistas peregrinos (buscan la autenticidad). El turista hedonista puede ser recreacional, este entiende la vida como un juego, y viaja para ver algo que hay que ver, o perturbador, este turista busca el placer alterando el equilibrio y la

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armonía del destino. Por su parte, el turista peregrino puede ser experimental, pues busca experimentar con otra sociedad, comprender la autenticidad de la otra cultura y salir de su cultura contaminada, o existencial, este entiende el viaje como una experiencia personal en la que se encuentra a sí mismo.

La última tipología interesante de describir es la que realiza Erik Cohen (2005) sobre las principales tendencias en el turismo contemporáneo, en la que los turistas responden de tres maneras distintas a la visión posmoderna del mundo, dando lugar cada una de ella a las tendencias actuales de turismo. Estas tendencias actuales están muy influenciadas por la continua globalización del mundo y homogeneización de este.

La primera tendencia lleva a la búsqueda de la distinción por parte del posturista. Este disfruta las cosas de una manera superficial, prefiriendo el sucedáneo que lo autentico, si este es más cómodo, bonito o agradable. Al contrario que el turista moderno que, según MacCannell, buscaba la autenticidad, el posturista preferirá la imitación a la realidad, por ejemplo la piscina al mar. Aunque lo que detalla al turista posmoderno en mayor grado es la búsqueda de distinción, la diferencia, viajan para encontrar una experiencia distinta pero familiar, centrándose en el turismo cultural. Son consumidores de un sinfín de productos de la cultura contemporánea como espectáculos, festivales culturales o exhibiciones entre otros.

La segunda tendencia trata de una búsqueda de la fantasía por parte del turista de masas. Cohen sostiene que la fantasía por definición es una esfera de la experiencia fuera del mundo. Mientras que la búsqueda de la autenticidad (MacCannell) era la típica respuesta turística de los descontentos de la modernidad, la búsqueda de lo fantástico es la típica respuesta a la homogeneización posmoderna del mundo. Al hablar de fantasía Cohen se refiere a los grandes parques temáticos multiusos y empresas similares de enorme sofisticación tecnológica.

La tercera tendencia que explica Cohen habla de una autenticidad en los márgenes. En un mundo cada vez más homogeneizado es difícil confirmar que aún exista algún rincón a los márgenes de este gigante al que se conoce como globalización. La actividad humana afecta, en distintos grados de intensidad, a las zonas más remotas de la tierra. A pesar de ello aun quedan lugares poco afectados como zonas de Asia central o África, solo accesible para una pequeña elite que invierte tiempo y dinero en entrenarse y equiparse para planear viajes a los sitios más inhóspitos. Este pequeño colectivo es denominado por Cohen como turista extremo.

Con esta última tipología más actual de Cohen concluye la tipificación de los turistas. Entendiendo que en función del autor y de la época han existido muchísimas tipologías, eligiendo las más relevantes para nuestro objeto de estudio.

2.3. Historia del turismo en la ciudad de Sevilla. Para concluir el marco teórico-contextual conviene hacer una breve descripción de cómo ha afectado el turismo a la ciudad de Sevilla a lo largo de la historia, teniendo esta dos momento claves en el siglo XX que han influido de manera indispensable en el desarrollo turístico de la ciudad. Estos dos momentos corresponden a las dos exposiciones que tuvieron lugar en la ciudad en el siglo XX. Esta información ha sido obtenida en la clase de sistemas turísticos impartidas por el profesor Arsenio en la Universidad de Sevilla.

El turismo moderno tiene sus antecedentes más claros en el siglo XIX, cuando el Grand Tour encuentra un nuevo ramal que se dirige hacia España y, especialmente, hacia Andalucía. La Guerra de la Independencia actuó, a la larga, como una propaganda en el resto de Europa de las bondades y la riqueza cultural de España y, especialmente, de Andalucía. La Andalucía (y Sevilla) de inicios del siglo XX se sitúan

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en un momento de progresivo cambio en el paradigma turístico entre las tendencias del turismo cultural asociadas al Grand Tour y el progresivo éxito del turismo litoral de salud en invierno.

A finales del siglo XIX y principios del XX Sevilla encuentra en la primera tendencia cierto éxito como receptora de viajeros extranjeros, junto a Granada, Córdoba y Ronda entre otros. Aquellos viajeros llegaban en barco al puerto de Sevilla, normalmente con escala previa en Cádiz, por caminos o a través del ferrocarril desde Córdoba o Madrid a la Estación de Córdoba o de Cádiz. Los coches de caballo, expectantes a la llegada de buques o trenes, desplazaban a estos viajeros a las diversas casas de huéspedes existentes en la ciudad o a los primeros hoteles creados a lo largo del siglo XIX. Estos hoteles se ubicaban en lo que hoy es la Sevilla más comercial, en torno a la Plaza de la Magdalena, la Plaza del Duque y la Plaza Nueva. Para estos turistas la Catedral y el Alcázar conformaban el epicentro de interés turístico.

En 1905, conocido este año como año de la hambruna, Sevilla estaba inmersa en una profunda crisis agrícola fruto de una terrible sequia, lo que provocó que la gente huyese del campo a la ciudad, creciendo esta de una forma alucinantemente rápida entre los años 1900 y 1930. La Expo de 1929, conocida como la Exposición Iberoamericana, era la esperanza de la hambrienta Sevilla. Esta fue impulsada por Primo de Rivera, con la finalidad de hacer propaganda de la ciudad y lo hace a través de la Comisaria Regia de Turismo, institución fundada en 1911 para el fomento y la ordenación de esta incipiente actividad. Con motivo de la exposición se construyeron nuevos edificios y espacios de gran significación turística, se amplió la ciudad hacia el sur a través del eje de la Avenida de la Palmera incluyendo construcciones como el parque de María Luisa, la Plaza de España, la Plaza de América y sus edificios, Casino, Teatro Lope de Vega, Pabellones, Heliópolis. Además se construyen hoteles para esta exposición como el Hotel Alfonso XIII, Hotel Cristina y algunos “hotelitos” como el de Heliópolis. Otras zonas de Sevilla y edificios se regeneraron, como el Barrio de Santa Cruz, el cual es remodelado casi por completo, otorgándole su aspecto actual, en este son destacables plazas como la de Doña Elvira y Santa Cruz. A la postre se convierte en el epicentro turístico de la ciudad. Por su parte, el Parque de María Luisa es un gran espacio verde de índole privada, que es donado para la Exposición del 29 por la familia Montpensier, y este se remodela internamente para adecuarlo a su nueva función pública. Por último se destruyen algunos edificios o espacios de interés como el antiguo entramado urbano que conforma hoy por hoy la avenida de la constitución, o la plaza de toros conocida como “La Monumental de Sevilla” que se construyó en 1918 entre otros.

El periodo que va de 1930 a 1975 está marcado por la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo. Esta etapa se conoce como el periodo oscuro del turismo pues el carácter tan cerrado del Franquismo endurece las fronteras y dificulta la entrada de visitantes y en definitiva de los flujos turísticos, además la situación socioeconómica tampoco propicia los viajes de los españoles. Esta etapa culmina con la apertura del Régimen Franquista, que facilita la entrada del turismo extranjero, y la mejora de las condiciones económicas de los españoles, que favorecen el turismo nacional.

En este periodo el transporte sevillano empieza a desarrollarse, no sin dificultad, a través del tranvía y el autobús. A partir de la década de los 50 el vehículo privado empezara a colonizar la ciudad y convertirse en la prioridad. En cuanto a las conexiones con el extranjero, Iberia se va desarrollando como gran compañía nacional y establece las líneas con Victoria, Salamanca, Gran Canaria y Tetuán. En 1941 nace RENFE y se intensifica la radialidad de Madrid, reforzándose por tanto el vínculo con la capital y cuatro años más tarde se construye el nuevo aeropuerto. Por otra parte, Sevilla se convierte en una de las paradas de los viajes organizados por el Servicio Nacional de Turismo dentro de la ruta “Andalucía”, esta es una de las cuatro grandes rutas de guerra. El Régimen de Franco establece una Orden en 1939 para el

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hospedaje, estableciendo categorías de hoteles, la hoja de reclamación o una fijación de precios entre otras actividades.

Por último, en este periodo se materializa el amplio abanico de películas que se ruedan en Sevilla a lo largo de esta etapa. En ellas se ensalzan los tópicos de Sevilla y Andalucía. La estancia de los actores y de los equipos de rodaje, además de ser un evento para los sevillanos, suponía una buena cantidad de ingresos.

A partir de los 80 las costas se convierten prácticamente en los únicos escenarios turísticos, se puede decir que en los 80 Sevilla se llevaba las “migajas de la Costa del Sol”, era una ciudad básicamente de excursionismo para los turistas que de la Costa del Sol. De hecho, después de las fiestas de abril, julio y agosto completaban la temporada alta. Las cortas estancias condicionaban un espacio turístico bastante pequeño y que se centraba en la visita de la Catedral, el Alcázar y el Barrio de Santa Cruz. Con una noche de estancia aparecía la Sevilla del 29, la Basílica de la Macarena o el Hospital de la Caridad. Además, en los años 80 el sistema de trasporte de Sevilla era un desastre: el aeropuerto se encuentra desfasado, los enlaces ferroviarios apenas acortaban la distancia con el resto de España y, además, suponían un caos en la ciudad. A esto se le une la consolidación del vehículo privado y la adaptación de la ciudad al tráfico rodado. No existía ronda de circunvalación, por lo que todo el tráfico urbano, metropolitano y nacional discurría por los mismos cauces. Por su parte, se hablaba de metro y de su inauguración, algo que quedará totalmente paralizado. Los coches de caballo viven un punto de crisis e inflexión y poco a poco se irán adaptando a su nuevo rol turístico. Por último el aeropuerto de Sevilla no termina de turistificarse.

Todo esto empieza cambiar con las fuertes inversiones realizadas para la Expo: se establece la primera línea de AVE que nos acerca a Madrid y al resto del país; el aeropuerto se moderniza y acomete la gran ampliación de su historia; se anula o soterran líneas ferroviarias canalizándose el tráfico ferroviario a través de una nueva y gran estación, conocida como Santa Justa; y, finalmente se mejoran los accesos a la ciudad y se crea una gran circunvalación, la SE-30, que aleja el tráfico de grandes mercancías de la ciudad.

En esta década el río había caído en el olvido, la ciudad vivía a espaldas del Guadalquivir. La parte más histórica sí tenía alguna explotación turística, por ejemplo a través de algunos cruceros, incluso nocturnos. Por otra parte, la inseguridad sevillana es la gran lacra de Sevilla, pues dañaba considerablemente la imagen turística de Sevilla, estando completamente desaparecido del mapa el casco norte de la ciudad. Por último, destacamos de esta etapa que el turismo de congresos se convierte en una gran tipología turística y el de naturaleza pone en punto de mira a otros ámbitos de la provincia de Sevilla, destacando por encima de todos la Sierra norte de Sevilla, aunque este último se trata más de un turismo para los sevillanos que para los extranjeros.

Con vistas al 92 Sevilla se transforma por completo, se construyen nuevas autovías que acercan la ciudad al resto de Andalucía y de España, entre estas podemos nombrar la A4 Madrid- Sevilla, o la A92 que atraviesa prácticamente toda Andalucía y, por último, la que irá de Sevilla a Huelva, la A49. La construcción de las nuevas carreteras mejora enormemente la accesibilidad a Sevilla e influye el desarrollo de esta como un destino metropolitano. Por su parte el río comienza a cobrar mayor importancia, llegando a convertirse en la imagen de la ciudad. Respecto al aeropuerto, se reconstruyó, con una capacidad por encima del uso que tenía, por lo que se establecen distintas estrategias para darle uso, la primera era convertir el aeropuerto de Sevilla en un nudo de conexión entre Europa y América Latina, pero se construyó la T4 de Madrid y esta iniciativa fallo. La segunda era establecer conexiones directas con las principales capitales Europeas, lo que se convertirá en esencial para el turismo de congresos, en la actualidad esta iniciativa se ha reforzado con las compañías de Low-Cost. Otro de los grandes cambios que vivió Sevilla fue la construcción de 6 nuevos

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puentes que unían Sevilla con Triana, Los Remedios y La Cartuja, siendo este último el lugar donde se celebrará la Expo.

Con la finalización de la Exposición Universal Sevilla vuelve a sufrir una crisis, conocida como la crisis postexpo. Desde entonces hasta la actualidad la capital Andaluza ha sufrido muchas variaciones, encontrando su máximo de pernoctaciones turísticas en 2011, aunque parezca paradójico que en plena crisis Sevilla alcanzara sus máximos tras la depresión de la Expo, la razón se encuentra en que muchos países Europeos, como Alemania, ya se han recuperado, y además la inestabilidad de los países árabes influyen muy positivamente a esta situación.

Respecto al tema a tratar, puede decirse que en Sevilla no puede hablarse de un turista alternativo hasta mediado de los 90. Si bien en el resto de Europa el posfordismo había llegado ya en la década de los 80, en la tradicional ciudad Andaluza aparecerá más tarde. Mientras los gustos de los europeos cambiaban y se diversificaban, Sevilla seguía viviendo de “las migajas de la Costa del Sol”, siendo aún por esa época un simple destino para excursionistas. Además el conservador régimen autoritario vigente hasta 1975 influyó en la tardanza de este nuevo fenómeno.

A partir de mediados de los 90 es cuándo se puede hablar de una verdadera diversificación de los gustos turísticos de aquellos que visitaban Sevilla. Los turistas ya no solo venían un día para ver lo más típico de la ciudad, además los barrios céntricos Sevillanos que habían sido peligroso y evitados por los visitantes, se habían convertido en unos lugares seguros. Los turistas ahora venían y lo más importante, pernoctaban.

El capítulo que sigue, correspondiente a la parte aplicada vuelca sus líneas en la explicación de este fenómeno llamado “turista alternativo” y los gustos y peculiaridades propias de este sujeto.

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CAPÍTULO 3.

CARACTERÍSTICAS, PARADOJAS Y PRACTICAS DEL ‘TURISMO ALTERNATIVO’

“Tales cuestiones impulsaron el proceso, continuado hasta el momento, de búsqueda y desarrollo de nuevos y diferenciados productos turísticos que pudieran ser aceptados por la fuerte demanda de ocio occidental. Esos nuevos productos debían poseer la cualidad específica de ser ofertados – aparentemente – a una minoría (el tan nombrado turismo de calidad), ser económicamente viables, además de que en su presentación no pesaran los profundos efectos causados por los que anteriormente se vendieron al turista de masas y que aún saturaban el mercado. Este proceso, enmarcado históricamente a finales de los años ochenta e inicios de la siguiente década, coincide con un momento de preocupación y crisis medioambiental, económica e ideológica, que impulsa a muchos en un movimiento colectivo de diferenciación e individualización. Nace lo que algunos denominaron el post-turista(Galani-Moutafi, 2000; Harkin, 1995; Jules-Rosette, 1994; Nuryanti, 1996; Pretes, 1995; Selwyn, 1990; Tucker, 2001; Wang, 1999), de gustos sofisticados y de eufemística calidad, buscando cubrir, en el mejor de los casos, los segmentos ocultos y poco explotados del mercado, pero también ocupar los resquicios que los turismos clásicos iban dejando.” (Santana: 2003).

La parte última del anterior apartado hablaba precisamente de la diversificación de los gustos a partir de los años 80, en ese nuevo periodo llamado posfordismo que no llegó a Sevilla hasta bien entrado los años 90. Si se tuviese que encasillar el turismo alternativo en algún lugar, quizás esta nueva tipología de “nuevos productos que tenían que ser ofertados –aparentemente– a una minoría” sería la más próxima a la aquí estudiada.

Es interesante el uso de la palabra “aparentemente”, pues este sujeto que va buscando algo único, en algunas ocasiones no es más que un antecesor de algo que será finalmente institucionalizado y masificado. Cohen (1972, citado en Santana 1997), al hablar de la tipología drifter, abordaba este tema, pues a veces, paradójicamente, el drifter solo se adelantaba a lo que posteriormente significará un destino turístico de masas.

A continuación se procede a explicar e intentar entender quiénes son los turistas alternativos, qué hacen en Sevilla y la gran paradoja que se da entre el turismo de masas y el turismo alternativo.

3.1. ¿Quiénes son los turistas alternativos?

En el apartado segundo del marco conceptual ya se clasificaban los tipos de turistas desde el punto de vista de varios autores, mostrándose un especial énfasis en la tipología de Cohen del año 1972. Este los clasificaba en un primer momento como turistas institucionalizados y turistas no institucionalizados, refiriéndose el primero a un turismo de masas y el segundo a un turismo más específico, y a veces elitista. De otra parte, un poco más adelante, en el año 1979 Cohen realiza una nueva tipología basándose en Daniel Boorstin y Dean McCannell. Boorstin opina que la principal motivación del turista es la búsqueda del placer, el turista es un sujeto superficial que va buscando diversión y que se conforma con pseudoeventos, entendiendo por pseudoeventos un escenario turístico, si trasladamos la idea a la actualidad y a la ciudad de Sevilla este pseudoevento podría referirse a los espectáculos flamencos que transcurren en la Avenida de la Constitución, es habitual ver a montones de turistas haciendo fotos a esa chica con ropaje negro y rojo que baila flamenco, o al menos eso es lo que vende. El turista tiene una idea preconcebida en la cabeza, ha visto videos,

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publicidad, le han vendido Andalucía como un lugar pasional y con arte, donde todos los habitantes saben bailar y cantar flamenco, y este individuo viene buscando eso, estos pseudoeventos que previamente ha visto u oído. Este individuo es “el itinerante que sale en busca de los signos tópicos de un País, que acepta sin parpadear que le den gato por liebre” (Jean-Didier: 1992). En definitiva, puede decirse que para Boorstin el turista no es más que un individuo superficial que se conforma con realidades escenificadas.

Por su parte, McCannell tiene una opinión menos crítica del turista. Plantea que este individuo es un hombre moderno que vive atrapado en una cotidianidad de la que necesita escapar, pues su mundo está lleno de obligaciones y deshumanizado, lo que le lleva a buscar la autenticidad en el turismo, convirtiéndose este viaje en su válvula de escape. Aplicándolo a la actualidad y a la ciudad de Sevilla, para McCannell esta persona viaja a la ciudad para ver un mundo no contaminado, un mundo tradicional y de costumbres que aún no se han extinguido, como puede ser el flamenco, la personalidad alegre de los andaluces, determinados espacios de socialización tradicionales, la comida vernácula o las artes. En definitiva, para McCannell el turista viaja con la motivación de encontrar la autenticidad fuera de su lugar de origen, pues en este ya no existe. Contrastando ambas tipologías con las empleadas por Cohen en 1979, la tipología de turista como alguien hedonista que busca recreo y que en muchas ocasiones puede incluso perturbar el orden de la ciudad coincidiría con la propuesta de Boorstin. La otra tipología trata al turista como un peregrino que busca la autenticidad, coincidiendo con McCannell. Ambas tipologías fueron ya descritas en el marco teórico, motivo por el cual no van a definirse de nuevo.

Existen cuantiosas tipologías turísticas, sin embargo, a la hora de aplicarlas a la realidad se observa que la totalidad de los turistas no pertenece únicamente a un tipo u a otro, en muchas ocasiones existe un punto intermedio, un gris que mezcla actividades institucionalizadas con otras menos comercializadas o institucionalizadas. Un mismo individuo puede actuar como un explorador (siguiendo la tipología de Cohen, 1972, citado en Santana 1997) y horas más tardes ser partícipe de una actividad institucionalizada, actuando como un individuo del turismo de masas (Cohen, 1972, citado en Santana 1997). Aunque en este tema se profundizará más adelante, es necesario aclararlo antes de entrar en una caracterización concreta del perfil y patrones del turista alternativo.

Teniendo en cuenta todo lo ya mencionado, el turista alternativo es aquel que a pesar de que dedique parte de su tiempo a actividades institucionalizadas o de masas, también pone empeño en conocer la „auténtica Sevilla‟, o, mejor dicho una Sevilla diferente que incluye más actividades que las principalmente ofrecidas en las oficinas de turismo. Este individuo tiene que preocuparse de buscar estas actividades en blogs, revistas culturales o guías muy especificas entre otros canales, y es está preocupación la que le distingue del resto de turistas.

A modo de aclaración, es necesario explicar que en la categoría de turista alternativo tiene cabida un perfil muy variado. Un turista alternativo puede ser aquel que va a Doñana a ver aves, o aquel que va buscando actividades de riesgos, a pesar de todas las interpretaciones que pueden hacerse del turista alternativo, para este estudio el turista alternativo limita su actividad a la ciudad de Sevilla, desplazándose casi exclusivamente por el casco histórico y Triana, excluyendo todo tipo de actividades deportivas extremas, etc. Partiendo de esta base el turista alternativo es aquel que hace todo lo posible por integrarse en la cultura local, conocer los lugares a los que los sevillanos suelen ir, acuden a los eventos alternativos de la ciudad que tienen lugar en la fecha en la que el visitante esta aquí, en definitiva hacen actividades extras a las que se suponen que son las imprescindibles (visita a la La Catedral, La Giralda, etc.).

Este sujeto, al que denominamos turista alternativo, vuelca todos sus esfuerzos por conocer la ciudad con el objetivo de conocer la realidad de la ciudad, de integrarse con

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el anfitrión y vivir su pequeña estancia en la ciudad como un sevillano más. A pesar de formar parte del turismo de masas ocasionalmente, no se limita a este, pues no se conforma con pseudoeventos, si no que busca también la autenticidad de Sevilla. Varios dueños de pequeños negocios de la calle Regina coinciden en que muchos de los turistas que practican estas actividades alternativas proceden de Europa, particularmente de Francia. Estos franceses tienen una especial sensibilidad hacia estas rutas que se salen de lo establecido: El «buen turista» es aquel que sabe identificar los signos de lo falso, descifrarlos y esquivar los lugares, los objetos, y los hombres falseados por el mercantilismo (Jean-Didier, 1992)

Paradójicamente, lo que estos turistas consideran auténtico es en muchos casos desconocido por los autóctonos de la ciudad. El sevillano, sumido en su cotidianidad, desconoce muchos de estos lugares que son considerados como auténticos. Un buen ejemplo de ello es la librería Un Gato en Bicicleta, este espacio no es tan solo una librería, es también un lugar donde varios artistas exponen su arte, un arte contemporáneo que no es del todo aceptado por el público mayoritario. El dueño asegura que abrió el local con intención de cubrir un nicho de mercado no cubierto en la ciudad de Sevilla, consideró que en la calle Regina la idea sería bien aceptada y acogida por los vecinos, pero para su sorpresa el público local no entendía o no se identificaba con el arte moderno, no aceptaba esta novedad, le resultaba extraña. Este lugar actualmente vive del turismo, son estos turistas alternativos, en su mayoría franceses o alemanes, quienes más compran, incluso compran poesía en español extranjeros que desconocen el idioma completamente. Esta paradoja no se da únicamente en El Gato en Bicicleta, otros comercios como Verde Moscú o el restaurante Habanita coinciden con el dueño de esta librería:

“Quería cubrir un mercado inexistente en Sevilla, creía que sería bien aceptado, pues no existe nada parecido en la ciudad, por el contrario me encontré con un público que no entiende mi producto. Si no fuese por los turistas el negocio no habría sobrevivido” (Antonio, dueño de Un Gato en Bicicleta).

Esta paradoja tiene su razón de ser en que el turista al venir tan solo unos días a la ciudad se convierte en un mini especialista de la zona, investiga todo los eventos, los lugares de interés, quiere conocer el lugar a fondo porque quizás no vuelva a venir. Sin embargo, el sevillano vive aquí, está inmerso en su rutina. Es real que muchas veces el motivo sea el rechazo a la novedad, pero en otros casos ni si quiera sabe que esta novedad existe. Un claro ejemplo de ello es el sevillano que vive en Los Remedios o Triana, aquel que tiene que cruzar el río para ir a Sevilla. La realidad del individuo que vive en estas zonas, a pesar de estar a escasos minutos del casco histórico, es completamente distinta a la realidad de individuo que vive en la Calle Feria. Algunos turistas alternativos tendrán la suerte de vivir la „auténtica Sevilla‟, de „vivir como un sevillano‟, pero como un sevillano que vive en la Calle Feria, Regina o la zona de la Alameda, es decir, buscan la „auténtica‟ Sevilla en el sentido de que es la Sevilla que vive la población local, pero a su vez es una Sevilla que representa o quiere representar la Sevilla moderna, aunque combinada con elementos de la vuelta a lo tradicional y artesanal: tiendas de ropa ecológica, comida vegetariana, librería con objetos de arte etc. Este sevillano lleva muchas veces una realidad paralela a aquel que vive en Sevilla Este, en Los Remedios o en El Cerro del Águila.

En el marco teórico se ha hablado también de elitismo, de que este turista alternativo en muchas ocasiones posee de más recursos económicos que el que viaja a Sevilla en un grupo organizado y pasa 7 días en Andalucía por 200€. En muchas ocasiones, la “auténtica”, pero a la vez moderna. Sevilla no está al alcance del propio autóctono. Por ejemplo, una camiseta en Verde Moscú ronda los 40€, precio por el que puedes comprarte 5 camisetas en el mercadillo del Charco de la Pava, o un jersey puede llegar a costar 70€. Es decir, que la paradoja puede derivar de muchos motivos, bien la naturaleza elitista del producto, bien que este no es aceptado por la cultura sevillana o bien que simplemente el ciudadano no conoce la existencia del producto,

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pues este vive su rutina, conociendo en muchas ocasiones mejor las grande capitales de Europa que su propia ciudad. Estos son tan solo unos pocos motivos a grandes rasgos entre los miles que pueden existir, pues cada individuo es diferente y es necesario hacer una caracterización general ante la imposibilidad de definir la infinidad de motivos de por qué el autóctono del lugar no comprende o no participa de muchas de estas actividades que combinan elementos „modernos‟ y „tradicionales o artesanales‟.

Al reflexionar sobre esta „autenticidad‟ tan entrecomillada, puede entenderse que el motivo final del turista alternativo sea más una mera forma de distinción, de hacer algo diferente a lo que hace la mayoría, de no limitarse a los circuitos institucionalizados con la intención de vivir una experiencia más completa, de una mera búsqueda de autenticidad. Por supuesto no existen extremos, tal y como se mencionó anteriormente, existe un gris. El turista puede ser partícipe de actividades propias de los locales, este puede salir un día por la Alameda y comprar un libro en Un Gato en Bicicleta, ir al día siguiente a un bar de Triana dónde solo hay vecinos del barrio y finalizar su viaje con unas tapas o incluso comprando un recuerdo en el Barrio de Santa Cruz. Todo debe mirarse desde una perspectiva intermedia sin caer en visones u opiniones extremas. Este párrafo es simplemente citado, no a modo de crítica, si no con el objetivo de evidenciar cómo la „autenticidad‟ entendida en esos términos no suele corresponderse con la experiencia práctica. Por otro lado, nos gustaría dejar abiertas las siguientes preguntas con el fin de mostrar la complejidad y el carácter paradójico de este fenómeno: ¿qué contenidos definen esa supuesta „vida auténtica de los sevillanos‟?, ¿desde dónde se definen?, ¿es auténtica para quién?, ¿para los propios sevillanos?, ¿para estos turistas?.

El siguiente apartado enfatiza en este término intermedio, en el que el visitante no tiene que hacer una cosa u otra, si no que puede formar parte de muchas actividades.

3.2. Complejidad del fenómeno: ¿turismo de masas vs. turismo alternativo?

“La primera vez que estuve aquí hice las cosas típicas. Visité La Giralda, La Catedral, Los Reales Alcázares, La Plaza de España, El Barrio de Santa Cruz. Me encantó, tenéis una ciudad maravillosa, y me quedé con ganas de vivirla, de conocer gente de aquí, de perderme por las calles y los bares, es por ello que he vuelto, pero esta vez no he hecho ninguna actividad turística, simplemente he vuelto para conoce lo que me falta, para perderme por las callejuelas, hacer

amigos y descubrir todo lo que esta ciudad tiene para ofrecerme” (Ana, 26 años,

turista italiana).

Se tiende a encasillar al turista en una tipología, este tiene que pertenecer a un grupo u otro, sin embargo, en la práctica se dan términos intermedios, personas que participan del llamado turismo de masas y también del turismo alternativo. Muchas veces esto va en función del tiempo que pasan en Sevilla o el número de veces que visitan la ciudad. Mientras más tiempo pasan en Sevilla, más tiempo tienen para conocer la ciudad e integrarse con locales.

Si nos remontamos a las tipologías turísticas ya explicadas, puede comprobarse que los distintos autores dan definiciones muy específicas de los tipos de turistas, haciendo siempre división en grandes grupos. Sin embargo, a la hora de identificar a un turista con las distintas tipologías existentes es fácil observar que este no encaja al cien por cien en ninguna de ellas, y esto tiene una explicación muy sencilla, no existen dicotomías de ese estilo en la vida real. El mismo individuo que por la mañana ha participado de un tour guiado por los lugares más institucionalizados de la ciudad, puede ir por la noche al lugar más recóndito de Sevilla, difícil de conocer si no vives en la ciudad o tienes amigos aquí.

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Además, no solo se tiende a encasillar al turista en una tipología, si no que este es también martirizado y machacado en muchas ocasiones. Viajar pasa de ser algo positivo y bien visto (como ocurría con el Grand Tour) a convertirse en algo molesto e indeseado, “donde el viajero era curioso, el turista es hoy indiscreto” (Jean-Didier, 1992). Es por ello que el propio turista a veces se auto-encasilla, sin reconocer que también participa ocasionalmente de las actividades de masas, e incluso a veces, llegando a rechazarlas. Anécdota curiosa es la de Javier, un chico ibicenco que vino a conocer la ciudad, el primer día salió con su amigo también ibicenco y tomaron unas tapas por el barrio de Santa Cruz, según este le estafaron, la comida estaba mala y era muy cara, al día siguiente fueron con un sevillano de tapas a Viapol, a un bar que al anfitrión le gustaba mucho, y me dijeron que la comida estaba muchísimo más rica y a mejor precio. Mi curiosidad me llevó a preguntarle el nombre de los bares, y tras investigar un poco descubrí que el bar tenía el mismo dueño, pero diferentes nombres, y por supuesto mismos proveedores. Lo curioso de la anécdota es como cambia la percepción de un producto que es el mismo, pero el primero se localiza en una zona turística y el segundo se encuentra en un barrio no muy conocido por los extranjeros. El turista es rechazado, y es el propio turista el que rechaza definirse como tal. Esto ocurre de manera más incipiente en el caso de turistas alternativos, los cuales no quieren ser confundidos con torpes extranjeros que pasean con su cámara de foto conformándose con pseudoeventos. Además, el turista “ya no es solamente tonto o estúpido: ahora resulta voraz, molesta a todo el mundo con su curiosidad, lo compra todo, ocupa todos los espacios y siembra destrucción a su paso. Este animal se vuelve realmente inoportuno” (Jean-Didier Urbain: 1992) Muchas personas desean separarse y distinguirse de lo que se percibe como el típico o común rol turístico (Steen Jacobsen: 2000), atendiendo a este nuevo demandante tan exquisito está emergiendo en la ciudad de Sevilla un mercado enfocado al turista alternativo, cayendo de nuevo en la paradoja de que aquel que, a pesar de no querer ser confundido con un turista, se comporta como tal, pues al fin y al cabo está consumiendo un producto turístico. Es el caso de Antonio, quién organiza rutas alternativas para aquellos visitantes que no quieren ser confundidos con turistas. En su página web vende su producto como sigue:

“¿Quieres conocer la Sevilla que no visitan los turistas? No siempre es fácil ser un turista y que no se note, por eso te llevaremos a sitios en los que te sientas como uno más, sin que nadie te mire o te trate como un forastero. Una Sevilla alternativa llena de bares, tiendas, librerías, galerías de arte y rincones en los que disfrutar de la ciudad desde otro punto de vista”.

En estas líneas se expresa de manera clara y objetiva el deseo del turista de no ser considerado como tal, llegando incluso a creer que por contratar este tour dejará de serlo o parecerlo, y está dispuesto a pagar un alto precio por ello, pues este tour se ofrece por el “módico” precio de 25 euros: “este turista, para escapar a las ilusiones de la falsedad, evitará por tanto y antes que nada, las baratijas, toda esa pacotilla que son a sus ojos el preludio de la falsificación” (Jean-Didier 1992).

Por otra parte, encontramos que existen Free Tours por el casco antiguo de la ciudad, este consiste en un tour por los lugares de masas con explicaciones y al finalizar se le da una propina al guía, la cual suele rondar entre 3 y 5 euros. Aquí puede observarse de nuevo ese elitismo que anteriormente se mencionaba. El primer sujeto puede permitirse la compra de este producto tan caro, mientras que el segundo opta por algo más barato. Este segundo sujeto no es necesariamente más idiota o molesto, simplemente prefiere conocer estos lugares institucionalizados, que posiblemente sean también visitados por aquellos que realizan el primer tour de 25 euros de una manera más económica. No se intenta mostrar una visión crítica de unos o de otros, sino más bien la finalidad de la comparación es demostrar que no existe “el idiota que viaja” (Jean-Didier,1992), sino una persona con determinadas motivaciones que pueden encajar perfectamente en cualquier tipología. A veces también ocurre que el mismo individuo que participa del tour más costoso ha participado anteriormente en

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el Free Tour, y he aquí de nuevo la contradicción, aquel que no quiere ser identificado como turista participa en un tour dirigido a las masas.

En el primer párrafo correspondiente a la definición de quiénes son los turistas alternativos se define la idea que Boorstin tiene de los turistas, posteriormente, en este apartado se exponen diferentes puntos de vistas y paradojas, todo con la finalidad de explicar que no existen las posiciones extremas. Esta divertida cita de Boorstin da que pensar acerca de este tema: “nunca se separan, se pueden ver hasta cuarenta de ellos circulando a todo lo largo de una calle con su jefe de filas que, tan pronto delante, tan pronto detrás, dando vueltas alrededor como el perro del pastor, parece realmente estar cuidándolos”. Tras leer esta frase se nos viene de manera inevitable ese grupo de 30 personas, rubias con mejillas rosadas, que calzan sandalias con calcetines blancos y visten camisa de manga corta y pantalones cortos, y por supuesto todos ellos con sus cámaras en el cuello y siguiendo a un guía que les explica y muestra la ciudad. Pero este grupo tan aparentemente homogéneo, pues en ocasiones nos resulta imposible diferenciar a unos de otros, no es más que un grupo conformado de personas, y no hay nada más heterogéneo que las personas. Es bastante probable que ese grupo formado por 30 individuos se divida en algún momento, y es probable que alguno de ellos termine convirtiendo parte de su viaje en un turista alternativo. Esto es tan probable como el caso de Adeline, quién quiso compartir su historia:

“Por la mañana mis padres y yo contratamos un tour guiado por la ciudad, nos enseñaron las maravillas que esconde esta ciudad, nos explicaron la historia y la influencia árabe, a mi madre le encanta la arquitectura así que era cuestión obligatoria realizar ese tour. Por supuesto el tour me ha encantado, pero no estoy en Sevilla y no me conformo con un simple tour turístico. Es por ello que esta noche he decidido venir a

la Casa de Max¹ a ver una película, una amiga que estuvo el año pasado de Erasmus

aquí y que es también amante del cine me recomendó este lugar, junto a otros muchos, pero no creo que me dé tiempo de experimentarlos todos.” (Adeline, 21 años, turista francesa).

Este es un claro ejemplo de ese gris al que nos hemos referido antes, a la posibilidad de practicar distintas tipologías de turismo en un mismo viaje, en este caso Adeline y su familia disfrutarán 6 días de la ciudad de Sevilla, contando con las recomendaciones y ayuda de su amiga, quien ha compartido con ella sitios interesantes.

Pero no es necesario tener una amiga o conocer a alguien que pueda llevarte a estos lugares, pues algunos más orientados a turistas se pueden encontrar fácilmente en guías especificas y blogs, mientras que otros, como es el caso de la Casa de Max, están más orientados al sevillano, pero no por ello es de imposible acceso al turista. La programación de las actividades puede encontrarse en la agenda cultural Yuzin, la cuál es también distribuida gratuitamente por las propias oficinas de turismo de Sevilla. En el siguiente epígrafe se definen los lugares institucionalizados y los que aún no lo están, y cómo llegan estos últimos a ser conocidos por los extranjeros.

3. 3. Prácticas, rutas y lugares de los circuitos del turismo alternativo.

Tras haber leído las guías ofrecidas gratuitamente en el Consorcio de Turismo, haber entrevistado y hablado con varios profesionales del sector, y contando con mi propia experiencia como Informadora Turística en el Costurero de la Reina, se comienza el apartado analizando las rutas turísticas más institucionalizas, aquellas que son promovidas en mayor medida por la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Estas rutas son de especial interés para estos organismos debido a su interés cultural y patrimonial.

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En 1987 el conjunto histórico de la Catedral, el Archivo de Indias y la Giralda fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, estos tres edificios situados en pleno co1razón de Sevilla gozan de una singular belleza, y son, junto a la Torre del Oro y el Río Guadalquivir, la imagen de Sevilla. Difícilmente encontraremos a alguien que venga a la ciudad y no visite los citados lugares. Estos edificios, además de por su belleza, son de especial interés para aquellos amantes de la historia. De otro lado está el legado de la Exposición Iberoamericana de 1929. A diferencia de la EXPO del 92, la exposición del 29 ha disfrutado de una gran promoción y esfuerzo por parte de las entidades públicas para su promoción en el contexto actual. El Costurero de la Reina, edificio situado a escasos metros de los Jardines de María Luisa, es en la actualidad un punto de información turística, este está especializado en la exposición de 29. Tienen mapas que guiarán al turista hacia la Plaza de España, haciendo un recorrido por los pabellones y edificios que fueron construidos con motivo de la exposición. Innumerables turistas se acercan cada día a este punto de información con el objeto de obtener información acerca de estos edificios y construcciones, según nos comenta la Informadora Turística Ana.

Además de los edificios históricos, el Consorcio de Turismo de Sevilla ofrece una información precisa sobre Las Setas de la Encarnación, haciendo énfasis en la problemática que en su día supuso el construir un edificio de características modernas en pleno casco histórico de Sevilla:

“Se gastaron un dineral en construirlo y ahora tienen que gastarse un dineral en promocionarlo, es la única manera de hacerlo rentable.”

Con estas líneas bromea María, una de las Informadoras que presta su servicio en el Castillo de San Jorge, el cual fue una vez sede de la Inquisición Española y hoy no es más que otro punto de información turística. Para ella, Sevilla tiene que “sacar dinero de alguna parte”.

El Barrio de Santa Cruz forma, indiscutiblemente, parte de estos productos y servicios más institucionalizados. Este laberinto de calles estrechas tiene sus orígenes en la judería de Sevilla y es actualmente uno de los sitios más solicitados por los turistas. Abarrotado por tiendas de souvenir y bares, el barrio se convierte en una parada obligatoria para el visitante.

No debemos olvidar el Museo de Bellas Artes, este es considerado el mejor museo de arte de España, solo mejorado por el Museo del Prado. Sus magníficos Murillos lo convierten en un lugar de interés para los amantes del arte, y los Informadores Turísticos nunca olvidan recomendarlo a todo aquel que pide información general sobre Sevilla.

De la mano de las visitas guiadas son cada vez más populares aquellas que se realizan en bicicleta, Sevilla es una ciudad plana lo que favorece la venta de este servicio. Tanto en la web “visita Sevilla” como en las distintas oficinas de turismo puedes conseguir una lista de todas las empresas que organizan este tipo de visita guiada. Además de conocer Sevilla en bicicleta, desde hace muchos años se ofrece la posibilidad de montarte en un autobús con la parte superior al descubierto que te mostrará y explicará los lugares más importantes de la ciudad. Pero la oferta no se limita a bicicletas y autobuses, pues el visitante también tiene la opción de conocer el Guadalquivir y su historia mediante un paseo en barco a lo largo del río.

Sevilla es una ciudad que está bien organizada desde una perspectiva turística, en las líneas anteriores se analizan algunos de los lugares y actividades más promovidos por los responsables del sector. Sin embargo, existe una zona de Sevilla, que comienza en la parte posterior de Las Setas de la Encarnación, y que comprende la

1 Casa de Max es una propiedad privada en la que el propietario, Max, comparte sus gustos

cinéfilos y pasión por la música con todo el que comparta estas aficiones y de forma gratuita.

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Calle Regina, la Alameda de Hércules, Calle Feria, Calle San Luis o Barrio de la Macarena, entre otras zonas, que ha sido olvidada por la promoción turística de la ciudad y que sin embargo es solicitada y de interés para muchos visitantes. Aquellos que quieren ampliar sus horizontes y que no se conforman con las rutas turísticas institucionalizadas tienen que buscar fuentes alternativas e información. El Consorcio de Turismo, a pesar de no ofrecer personalmente este tipo de información, tiene en sus oficinas una revista cultural llamada Yuzin, parecida al Giraldillo pero especializada en la zona de La Alameda y La Macarena. Aquí pueden encontrarse todos los eventos alternativos que tienen lugar en Sevilla, muchos de ellos son gratuitos. También existen blogs tales como “Sevilla is different”, que ofrece al turista una perspectiva un poco diferente de la ciudad.

Pero lo que no debemos olvidar es que donde hay demanda no tarda en crearse una oferta. Ya existen empresas que prometen enseñar la Sevilla escondida, “aquella a la que no llegan los turistas”. Es el caso de Antonio, ya nombrado anteriormente, quien promete enseñar una Sevilla donde no te tratarán como a un “forastero”. Existe también una empresa llamada “Not just a Tourist” con el mismo objetivo que Antonio, enseñar una ciudad diferente y “auténtica”, pero con la pequeña particularidad de que te permite solicitar una ruta a medida, es decir, la opción de comentarles tus gustos y crear una ruta en función de estos.

Se vuelve a plantear aquí la problemática anteriormente mencionada de aquellos individuos que no quieren ser confundidos con “simples turistas” y que necesitan salir de ese circuito tan institucionalizado. “Es habitualmente reconocido que muchas actitudes anti turísticas creen que la posibilidad de experimentar algo auténtico es inversamente proporcional al número de turistas presentes en esa área” (Steen Jacobsen, 2000) es quizás por este motivo que busquen alejarse de las masas, prefiriendo contratar servicios más especializados y diferentes.

A continuación se exponen algunas de estas opciones alternativas que son practicadas por el visitante, estas se explicarán a partir de tres grupos: aquellos lugares en los que tienen lugar actividades culturales y lúdicas, políticas o simplemente de intercambio cultural; aquellos lugares donde poder disfrutar de arte contemporáneo, considerándolo una actividad alternativa debido a la poca promoción que recibe por parte de las oficinas de turismo, a pesar de contar con lugares institucionalizados que ofrecen este tipo de arte; y, por último, lugares de gastronomía y sociabilización, es decir, comercios considerados típicos, mercados, etc.

a) Actividades culturales, sociales, lúdicas y políticas:

En el espacio comprendido entre la Alameda y la Macarena existen un sinfín de espacios que ofrecen actividades culturales y talleres para todo aquel que esté interesado en estos. La mayoría pueden encontrarse en Yuzin, la revista mencionada ya numerosas veces en líneas anteriores. Todo aquel que quiera disfrutar de un concierto gratuito, una Jam Session, una buena película sin tener que ir al cine, disfrutar de espacios verdes al aire libre, o acudir a talleres puede hacerlo a través de dicha revista o del blog ya citado “Sevilla is different”. Un ejemplo de estos lugares y de las actividades que tienen lugar en ellos son:

Casa de Max: la Casa de Max no es más que un garaje donde tienen lugar diversas actividades. Los martes y miércoles Max comparte sus gustos cinéfilos con todo aquel que esté interesado, proyectando películas de forma gratuita y ofreciendo picoteo y bebidas a precios muy baratos. Anteriormente contábamos la historia de Adeline, una chica francesa que había venido de viaje con sus padres a Sevilla a quién le gustaba disfrutar de un plan tranquilo y diferente después de una larga jornada de turisteo. En el caso de esta chica, la información del lugar llegó hasta sus oídos gracias a una amiga que había estado viviendo en la ciudad de Sevilla. La

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Casa de Max no está únicamente operativa los martes y miércoles, sino que los jueves abre sus puertas a los músicos, quienes pueden llevar sus instrumentos y tocar libremente. Aaron es un chico australiano que había decidido dedicarse 5 meses de su vida a viajar, su intención era recorrerse Europa. Cuenta que el mes pasado haciendo turismo por Barcelona conoció a unas chicas estadounidenses que viven en Sevilla, y estas le advirtieron que no podía volver a Australia sin antes conocer Sevilla. Entonces, a través de un sitio web llamado CouchSurfing contactó con un local que ofrece, de forma gratuita, su sofá a todo aquel que quiera visitar Sevilla. Aaron, amante de la música, acompañó a su anfitrión a este evento que tiene lugar todos los jueves en Casa de Max. Además nos contó su aventura en el Barrio de Santa Cruz, y lo denomina aventura porque afirma haber tenido que preguntar más de 10 veces cómo podía llegar a la Avenida de la Constitución:

“Gracias a Dios estaba en una zona llena de turistas, y pude encontrar a alguien que me explicara en inglés como salir de aquel laberinto” (Aaron, 26 años,

australiano).

Esta última experiencia vivida por Aaron demuestra la teoría que incluso la persona más “alternativa” forma parte a veces de los circuitos institucionalizados, apoyando nuevamente esa postura “gris” ante la dicotomía presentada por Cohen (1972, citado en Santana 1997) entre turistas no institucionalizados y turistas institucionalizados.

La Trompeta Verde: este lugar se define en su sitio web como una Asociación Cultural, basada en principios de autogestión y autonomía con la misión de ofrecer tanto a autóctonos como extranjeros una programación continua de actividades culturales, además de una oportunidad para la creatividad y la expresión. La programación de las actividades se encuentra, al igual que La Casa de Max, en la Agenda Cultural Yuzin. Te invitan a sus ciclos de cine, a las grabaciones del programa de radio “Verde Entre Amigos”, a Jam Sessions o incluso a conocer la gastronomía cubana. Ana nos cuenta que es la segunda vez que visita Sevilla, que la primera realizó los circuitos turísticos más típicos, y que está vez ha venido con la lección bien aprendida, ha leído todo lo que tenía que leer, ha sacado información de blogs, revistas y foros, con la intención de conocer la otra cara de Sevilla, de saber qué puede ofrecerle la ciudad:

“Si se nos ofrece la oportunidad de disfrutar de manera gratuita de algo, ¿por qué no aprovecharlo?, sería como rechazar un regalo que te gusta mucho” (Ana, 26 años, turista italiana).

Huerto del Rey Moro: ¿Qué es el Huerto del Rey Moro? Ellos mismos se definen como el mayor espacio público del casco histórico que no ha sido urbanizado ni mercantilizado, una parcela verde y auto-gestionada, que fue recuperada en 2004 por un grupo vecinal y que está abierta a todo aquel con interés en visitarla. La idea es que las personas intercambien ideas y conocimientos en lo que al cuidado del huerto refiere. Cada uno puede aportar su granito de arena y aprender agricultura, aquel que aún no conozca los secretos que esta escode. Este lugar, aparentemente destinado a los vecinos, es lugar de interés para un tipo específico de turista que viaja en busca de jardines y huertos urbanos. María, una bióloga de Madrid ha venido hasta la capital andaluza para conocer este huerto y la labor social que en él se desempeña. El lugar llegó a sus oídos por medio de un chat en el que los amantes de las zonas verdes comparten sus experiencias alrededor del mundo.

“Es increíble como un grupo de vecino a recuperado este lugar que había sido

abandonado y olvidado por el Ayuntamiento de Sevilla” (María, 35 años. Madrid).

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Estos lugares son ejemplos de los muchos espacios alternativos que existen en la ciudad de Sevilla. Estos tres ejemplos precisamente dictan mucho de ese turismo alternativo elitista que se mencionaba con anterioridad, pues son actividades con una misión social y de difícil acceso a turistas, solo aquel que pone especial empeño llega a estos lugares. A pesar de que el acceso sea difícil, esto no significa que sea imposible, pues como comentábamos antes muchos de esto espacio pueden encontrarse en Yuzin.

b) Arte contemporáneo:

Este tipo de arte, a pesar de ser algo muy popular en otras ciudades europeas como Berlín o Barcelona, en Sevilla no ha encajado aún del todo. En la capital andaluza todo lo moderno supone un debate, ejemplo de ello son Las Setas o la Torre Pelli por un lado el arte contemporáneo sigue provocando reacciones encontradas porque importantes sectores de la población no entienden los códigos o no se identifican con ellos. En segundo lugar se sitúa el debate relacionado con el coste económico que supone este tipo de construcciones modernas de carácter monumental y vinculadas muchas veces a procesos de especulación urbanística, respecto a las prioridades que los distintos sectores de la población consideran que deberían establecerse en la agenda política municipal. El tercer debate se plantea desde el punto de vista del patrimonio cultural de la ciudad, y en qué medida estas construcciones lo ponen en peligro, como es el caso de la Torre Pelli. Antes mencionábamos El Museo de Bellas artes como lugar imprescindible para los amantes de la pintura y, efectivamente, este lugar posee obras de incalculable valor artístico. Pero ocasionalmente una parte de la población local se olvida del CAAC, que a pesar de ser un lugar institucionalizado, no forma parte de las rutas turísticas de masas. A continuación se nombran algunos de estos lugares más solicitados por los turistas alternativos y de una pobre promoción turística.

CAAC: El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo tiene una intención educativa y trata de fomentar el estudio y la creación artística contemporánea internacional. Además, el lugar disfruta de muchas exposiciones temporales al alcance de todos.

“Fui a la oficina de turismo para preguntar dónde podía ver arte moderno y me mandaron aquí, cuando llegué me sorprendió los pocos turistas que visitan el lugar, quizás he tenido suerte y hoy es el día que menos gente viene” (Alice, 40 años, turista alemana).

Teatro Central: Junto con el CAAC, ese es otro lugar institucionalizado que, por diversos motivos, se escapa a las rutas turísticas de masas.

El Gato en Bicicleta: Una librería en la que además de de comprar un libro o participar en sus talleres, el turista puede disfrutar de maravillosas obras de arte contemporáneo. En epígrafes anteriores ya se contaba la historia de Antonio, quién con la intención de abrir un negocio para el sevillano tuvo que termina enfocándolo al turismo, pues según él, “el autóctono no entiende el arte moderno”.

Anteriormente mencionábamos la cotidianidad en la que está inmersa el individuo que vive en la ciudad, en muchas ocasiones este puede ser el motivo por el que el sujeto no se esfuerza en conocer o comprender nuevas artes o lugares, pues este tiene su rutina conformada. Esto a veces es confundido con “incultura”, pero es un tema a discutir, pues quizás el mismo turista que compra arte en Un Gato en Bicicleta desconoce los lugares parecidos que alberga su ciudad, pues este en su ciudad está también inmerso en su rutina, lo que le impide en muchas ocasiones poder conocerla a la perfección:

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“El Sevillano es demasiado tradicional e inculto, por eso he tenido que cambiar la orientación de mi negocio” (Antonio, propietario de Un Gato en Bicicleta).

Este prejuicio ha de ser valorado, pues quizás el turista es también un “inculto” en su ciudad. Cuando el visitante viene a Sevilla se convierte en un pequeño experto de la ciudad, la intenta conocer a la perfección, pues no quiere perderse nada de lo que Sevilla puede ofrecerle, este tema fue también discutido anteriormente, pero es importante aclarar que muchas veces que el producto no tenga éxito entre los autóctonos tiene más que ver con otras cuestiones que con las de “incultura”.

c) Por último quedaría nombrar aquellos comercios considerados típicos por los turistas.

Existen una serie de lugares visitados por este turista alternativo, que considera típicos, y que efectivamente en unos casos lo son, pero en otros, curiosamente, no son sino establecimientos relativamente „nuevos‟ y „modernos‟ en Sevilla, y en otros más que negocios que viven básicamente del turismo. Estos comercios incluyen tiendas de ropa, de alimentación o mercados, entre otros.

Verde Moscú: es una tienda de ropa situada en la calle Regina, este lugar no vende ropa normal, sino que esta es 100% ecológica y de comercio justo. Esto último aporta la certeza de que no ha habido explotación o salarios por debajo de los mínimos en los lugares donde se han confeccionado los tejidos. Este comercio sevillano, al igual que muchos otros, nació con la intención de ofrecer al ciudadano un producto difícil de encontrar, pues solo hay 2 lugares en la ciudad donde poder obtener ropa ecológica y vinculada al comercio justo. Pero estas prendas tienen la peculiaridad de tener un coste elevado, una camiseta básica puede costar 40 euros, precio por el cual el autóctono puede conseguir 5 camisetas en cualquier otra tienda o mercadillo. Esta idea de ropa ecológica no está aún muy asentada en la capital andaluza, y es por este motivo que el principal consumidor de este producto son extranjeros, normalmente del perfil que nosotros hemos denominado turistas alternativos.

“La mayoría de mis clientes son turistas, franceses en su mayoría. Vienen buscando algo original y típico de la ciudad, quiere comprar algo y tener la certeza de que nadie más tendrá la misma camiseta o pantalón que él o ella” (Macarena, dependienta de Verde Moscú).

Cerámicas Nazaret: este pequeño negocio tradicional, ubicado en la calle Feria pertenece a Álvaro, quien de adolescente empezó a trabajar en la cerámica y hasta la actualidad ha seguido conservando y cuidando el negocio. Al igual que Macarena, Álvaro encuentra un buen nicho de mercado entre los turistas que quieren comprar algo diferente a lo ofrecido en las tiendas de souvenir del Barrio de Santa Cruz.

El Mercado de la Calle Feria es el más antiguo de toda Sevilla. Este, junto al mercado de Triana, son considerados los mercados más típicos de la ciudad. Es habitual para el autóctono ir por la mañana al mercado a comprar la carne, el pescado o frutas y verduras. Pero también hay curiosos turistas que pasean por los pasillos de los mercados con la intención de comer la fruta más sabrosa y local o comprar el pescado más fresco, además de conocer la estructura arquitectónica propia, en este caso, de los mercados andaluces. Cada vez es más habitual ver a turistas haciendo la compra en mercados y supermercados, y esto es debido a la incipiente popularidad que los apartamentos turísticos están tomando en el sector. Si bien antes el turista se hospedaba en hoteles y hostales, cada vez son más aclamados estos apartamentos, pues además de ser más económicos, cuentan con la comodidad de que el turista puede sentirse como en casa en una ciudad

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extranjera. Paginas como Airbnb o Wimdu están influyendo positivamente en este factor. Es tan fácil como un particular que tiene una segunda residencia o una habitación de sobra y quiere alquilar esta a un extranjero que venga a pasar unos días a la ciudad. El turista contará con todas las comodidades propias de una casa, como es por ejemplo la cocina.

“Desde hace tiempo, cada vez que viajo busco quedarme en un apartamento, es más barato y no tengo que gastar tanto dinero en comer en la calle” (Emily, 32 años, estadounidense).

“Me gusta comprar en los mercados, es mi tercera vez que estoy en Andalucía y la comida aquí es mucho más sabrosa que en los supermercados, además en Estados Unidos no existe nada parecido, o al menos yo no lo conozco, y es toda una aventura ver que los peces tienen cara y ojos, creo que eso es lo único que me gusta más de la sesión de congelados del supermercado, que el pescado esta ya troceado y sin cabeza” (Sean, 42 años, estadounidense.)

Estos turistas alternativos gustan de comer comida fresca y consumir productos típicos, pero ¿son realmente todos estos productos típicos? Si bien lo más normal del mundo es ir a comprar al mercado hay otras actividades que se alejan de la cotidianidad sevillana, y es por ejemplo el consumir productos ecológicos. El sevillano opta, por lo general, por las cosas más económicas, pues es bien sabido que al sur le azota una crisis casi perene. Esto da lugar a varias conclusiones que son definidas en el siguiente punto.

Aunque antes de pasar a las conclusiones es preciso aclarar que estos lugares son considerados turísticos, a pesar de convivir algunos de ellos con los propios ciudadanos, por el hecho de aparecer en su mayoría en revistas que son distribuidas por el Consorcio de Turismo, otros lugares se pueden encontrar en blogs destinados expresamente a turistas y algunos negocios viven, sin ir más lejos, de este tipo de turismo. Es el caso de las guías que ofrecen rutas alternativas o de negocios que no han encontrado aceptación por parte del sevillano.

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CAPÍTULO 4.

CONCLUSIONES

Al inicio del trabajo se hablaba de que el viaje ha pasado de ser algo mal visto y que el sujeto hacía por obligación, a convertirse en un derecho humano. Todo aquel que puede permitírselo viaja, ya sea de manera más lujosa o de forma algo más asequible. El individuo necesita salir de su cotidianidad, ya sea en busca de pseudoeventos (Boorstin) o en busca de autenticidad (McCannell), pero lo que es cierto es que, ya sea de una forma u otra, ambos coinciden en el deseo de viajar. Este hecho turístico, relativamente reciente, ha sido objeto de estudio desde el punto de vista antropológico a lo largo de los años, y muchos autores han volcado sus esfuerzos en buscarle una explicación a las motivaciones de este “Homo Turisticus”2 encasillándole en función de

estas en un tipo de turista u en otro.

A medida que el estudio va avanzando se percibe la dificultad, en la vida real, de encasillar a un sujeto en las tipologías descritas por los autores. Si bien es verdad que algunas personas coinciden más con una tipología que con otra, es también cierto que ninguna cumple los requisitos al completo. Por lo que es fácil advertir que la primera conclusión clara a sacar a partir de nuestro análisis aplicado del caso de Sevilla es que no existen dos rutas alternativas paralelas, sino que estas se cruzan en muchas ocasiones, de tal modo que el turista peregrino (Cohen: 1979, citado en Santana 1997) puede ser en ocasiones un turista hedonista (Cohen 1979, citado en Santana 1997). Es decir el turista recreacional (V. Smith, 1997 c: 2-3), en el sentido de que va a la playa a disfrutar del mar durante el día y de las atracciones de la noche cuando cae el sol, puede perfectamente participar del turismo histórico (V. Smith, 1997 c: 2-3) al día siguiente, ya que hay muchos cascos históricos que tienen la playa cerca y una vida nocturna activa, como puede ser el caso de Lisboa o Cádiz.

Una vez comentada esta problemática, habría que plantearse que estos autores definen de manera acertada las distintas tipologías de turismo, sin embargo consideramos que es difícil aplicar en la práctica, y de forma estricta, esas clasificaciones, pues el turista en gran medida participa de diferentes tipos de turismo en un mismo viaje. Como hemos intentado mostrar a partir del caso a Sevilla, se comprueba que el mismo turista que por la mañana ha participado en actividades masificadas e institucionalizadas está alojado en un apartamento turístico y se dispone a hacer la compra en el mercado de la Calle Feria, con la intención de ir después de cenar a una Jam Session a La Trompeta Verde y al día siguiente continuar con el recorrido turístico masificado de “cosas que hay que ver”.

Por otra parte, se comentaba anteriormente la paradoja de que aquello que el turista percibe como típico, auténtico y tradicional de la ciudad de Sevilla es puede ser, sin embargo, un producto desconocido por el propio autóctono. En relación con este aspecto nos referimos a un tipo concreto de establecimientos y de espacios lúdicos y culturales analizados en el apartado anterior. Esto puede ser debido a muchos motivos: uno podría ser el carácter novedoso de los gustos y hábitos de este tipo de turista para la ciudad, pues lo que grandes capitales europeas como Paris, Berlín o Barcelona conciben como normal, es para nosotros muchas veces desconocido, poco extendido y/o poco aceptado. Si un berlinés viene a la ciudad en busca de arte contemporáneo va a encontrarse con la dificultad de que, al contrario de en la capital alemana, este tipo de arte no está del todo extendido aún en Sevilla. Por otra parte, el motivo de que estos circuitos alternativos no sean conocidos por la población

2 Siguiendo la expresión empleada en un documental emitido en TV2 en 2014 y titulado Homo

Turisticus.

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autóctona se debe también a que esta está inmersa en su rutina, no busca cosas nuevas porque ya tiene sus planes y sus horas cubiertas. Muchas veces el propio sevillano necesita salir de la ciudad para conocer algo que le gusta y es entonces cuando se preocupa de buscarlo en su ciudad.

Tampoco se debe olvidar el contrasentido de que, en muchas ocasiones, existen individuos que se niegan a ser tratados y reconocidos como turistas, haciendo todo lo posible para camuflarse, aunque esto conlleve un precio elevado. Sin embargo, de lo que no es consciente el individuo es de que forma parte de otro tipo de mercado, que no esta tan masificado como las rutas tradicionales de la ciudad, pero que a pesar de ello cuenta con una oferta y una demanda, y esta puede que sea, quizás, la llave que en un futuro próximo abre las puertas a la masificación de este tipo de turismo considerado hoy en día como alternativo o moderno.

En definitiva, y a modo de síntesis, concluimos que: no existen dicotomías al hablar de tipologías de turistas, pues un mismo individuo, a pesar de negarlo en ocasiones, termina participando en rutas institucionalizadas; que los productos y lugares que estos turistas consideran típicos son, sin embargo, muchas veces desconocidos, difícilmente accesibles (por cuestiones económicas o de falta de información), poco transitados e incluso poco valorados por la población local; y que aquel, que a pesar de huir de esta definición, no se considera como turista es, sin ir más lejos, un turista, en la medida que consume productos destinados a estos y que participa en el nicho de mercado orientado a este turista alternativo.

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Bibliografía

Referencias bibliográficas:

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Jean-Didier Urbain (1992): El Idiota que Viaja. Madrid: Endymion.

Lash, S. & Urry, J. (1994): " Movilidad, modernidad y lugar”, en Economías de signos y espacios. Sobre el capitalismo de la pos organización. Buenos Aires: Amorrortu editores, pp. 339-371

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Santana, A. (2003): “ Turismo cultural, culturas turísticas”. Revista Horizontes Antropológicos, vol. 9, nº 20 [Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-71832003000200003&script=sci_arttext (Consultado: 12/05/2015).

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Centro Andaluz de Arte contemporáneo: http://www.caac.es/inf/caac.htm

Huerto del Rey Moro: http://www.huertodelreymoro.org/historia-del-huerto-del-rey-moro/

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La trompeta verde: www.latrompetaverge.org

Not Just a Tourist: http://notjustatourist.com/es/

Retablo Cerámico: http://www.retabloceramico.net/articulo0390.htm

Sevilla is different: http://www.expedia.es/vc/pioneer/anapioneer/2015/01/14/sevilla-is-different-una-mini-guia-de-sevilla-alternativa/

Trip 4 real: http://es.trip4real.com/actividad/sevilla-alternativa-ruta-a-pie/

Un Gato en Bicicleta: http://ungatoenbicicleta.blogspot.com.es/

Unesco: http://whc.unesco.org/en/list/383

Visita Sevilla: http://www.visitasevilla.es/

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Anexos

1. Circuitos turísticos alternativos.

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2. Circuitos turísticos institucionalizados: