Un Brillo Dorado en El Pasto
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Ingrato
Un brillo dorado en el pasto. ¿Una sortija, un reloj, un anillo? No, una esclava. No pesa
tanto como para ser de oro. ¿Bronce o cobre pintado? De quién será. Puede ser de hombre o de
mujer, y aquí en el parque mucha gente viene a correr. El circuito de grava no está lejos, se le pudo
escapar del brazo a cualquiera.
¿Será de Carlos? ¿Lo había visto o soñó que traía una pulsera igual? Está enamorada y
quiere recordar cosas que no hay. La recogerá y esperará que Carlos venga.
Cinthya es una joven de diecinueve años. De pelo castaño oscuro, ojos negros, boca
pequeña y piel clara. Viene a correr todos los días media hora después de la seis la tarde. Carlos
tiene veinte años, alto, delgado, de ojos azules y piel apiñonada. Fanático del fútbol viene a correr
con el balón a las seis treinta. Ella siempre lo saluda con una sonrisa. ¿Será que algún día le
invitara a salir?
Son las seis veinte y todavía no llegará. Se sienta en una banca; pasan dos hombres
corriendo. ¿Cómo responderá al regresarle su esclava, y… si no es de él? Seguro sonreirá, porque
se dará cuenta que piensa en él, que le tiene cariño y que le gusta. Ella es bajita, le llega al cuello,
pero no es fea. Su madre siempre le dice que es hermosa y su abuela que debe sonreír con
cautela, pues su coquetería volvería loco a los hombres. ¿La invitará a salir? Le sudan las manos,
tiembla todo su cuerpo y su voz la escucha afónica cuando le habla. Cree que es engreído a veces,
y que se obsesiona con el fútbol. ¿No se dará cuenta de cómo lo sigue con la mirada? ¿No verá las
mejillas sonrosadas al pasar cerca de ella? Es un niño todavía. Dicen que vino de Guadalajara y que
era el jugador más importante de su equipo; ha de sentirse solo. ¿Sería una amiga nada más para
él?
Pasan de nuevo frente a ella los corredores. Carlos acaba de entrar al circuito. Está en el
otro extremo. Alza la mano, lo saluda. No le contesta, no la ve o no le importa. ¿La habrá
ignorado? Es un patán. Está ciego. No ve a la pequeña Cinthya desde aquí. Lo esperará sentada se
detendrá a saludar. Pasa jugando con el balón y le dice hola. Ella no dijo nada, fue tan rápido.
Deberá pararlo de su jueguito.
De pie se mueve en dirección contraria; lo espera. Patearle el balón ¿servirá? Aquí viene;
respira agitado y mueve rápido los pies. Ella se mueve frente a él y le da un puntapié al balón. Sale
disparado al pasto. Oye qué te pasa, dice Carlos. Van por la pelota ambos. Ella lo saluda y le da la
mano, ella se sonroja ¿Sabrá que le gusta? Las mejillas rosadas no le mienten. Él con la frente
perlada, le preguntaba que por qué hizo eso. Ella da explicaciones vagas; olvida su cometido. Él
recoge el balón y se despide. ¿La creerá una fácil o una aprovechada? Espera, le dice a Carlos. Le
explica por qué actúo así y qué encontró. Le muestra la esclava. Toma de su brazo, observa y ve
que tiene una semejante. Es de plata le dice Carlos.
Es un regalo. No pienses mal del presente, no significa que se rinda a tus pies. Caminan dos
vueltas por el circuito. Hablan, se preguntan cosas y se conocen entre ellos. ¿Será su tipo? Seguro
le gustan las mujeres altas y de piel apiñonada: atléticas, pues ella era rechoncha y venía a correr
para bajar de peso. Le costaba mucho comer sano y ejercitarse. Le fascinaban los postres. Si tenía
novia, y ésta era delgada su corazón se quebraría. Por qué tuvo esperanzas con él. No iban en la
misma escuela ni tenían los mismos gustos. Ella detestaba el fútbol porque no le veía sentido
patear un balón. No tenía esperanzas con él.
Gracias por la esclava, pero no necesito otra. Le apretó la mano, y se fue. No la volteara a
ver ni tampoco preguntara si a ella le gusta. Desesperada cerró la mano con la joya y la aventó. No
le importaba de quién era.
Al siguiente día Cinthya regresa. Da tres vueltas. Un hombre maduro está buscando algo
en el suelo. Una pulsera de imitación de oro, eso es lo que busca: oropel ¿qué sentido tiene ese
artefacto?
¿Señorita ha visto una esclava? No era de oro puro o de plata, sino de adorno, pero fue un
regalo que le di a mi hijo. Él tiene diez años y es muy juguetón; ayer vino con sus amigos.
¿Por qué será importante tremenda baratija? No parece pobre. Seguro es un tipo
sentimental que le guarda cosas sin valor sólo por habérselas regalado.
Era importante para mí porque le quería mostrar mi hijo el valor de la vida, que no todo
es lo que parece y que lo importante son las intenciones. ¿Lo has visto? Si la encuentras o conoces
de alguien me la podrías regresar.
A Cinthya ni le interesa ni le importa.