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NOMBRES PROPIOS 76 - JUNIO 2013 En 2013 todo el mundo sabe que Leonard Cohen es una de las grandes figuras de la cultura occidental con- temporánea, tanto por su obra literaria como musical. Sin embargo, 25 años atrás su estatus mediático era bien diferente, y hay que situar al personaje en su con- texto histórico para darse cuenta de lo insólita que fue su actuación en Binéfar. En 1967 Leonard Cohen (Montreal, 1934) era uno de los valores consolidados de la literatura contemporánea canadiense. Sin embargo, como a duras penas podía vi- vir de ello, decidió obtener unos ingresos extra musican- do algunos de sus poemas y vendiéndolos a cantantes de la emergente escena folk y rock neoyorkina. Así, tras conseguir colocar tres o cuatro temas, un avispado ma- nager decidió grabarle un disco y lanzarlo como el nuevo Dylan canadiense. Grabó tres discos relativamente exitosos entre 1968 y 1971 (‘Songs of Leonard Cohen’, ‘Songs from a room’, y ‘Songs of love and hate’) que le situaron como un per- sonaje clave entre la beat generation y la contracultura hippy de la época. Durante la década de los 70 continuó publicando discos de notable calidad pero con cada vez menor repercusión mediática, convirtiéndose en un su- perviviente de una escena musical remota, barrida por el punk, la nueva ola, la música disco, el tecno o los nuevos románticos de los 80. En los años 80 ya nadie contaba con él, como lo demuestra el hecho de que tardara 6 años en grabar un nuevo disco (‘Various positions’, en 1984), que sólo fue comercializado en Europa porque su compañía dis- cográfica, la CBS, se negó a distribuirlo en América. En esos momentos Leonard Cohen parecía ser un outsider amortizado, que pasaba temporadas aislado en un mo- nasterio budista, y al que la propia industria discográfica daba por muerto y enterrado. Pero en febrero de 1988 publicó un nuevo disco: ‘I’m your man’. Todo parecía indicar que sería un paso más en su particular descenso hacia la irrelevancia me- diática. Además, para acabarlo de arreglar, en este ál- bum Cohen cambió su sonido típico de guitarra acústica por el de sintetizadores, con lo cual se alejó notable- mente de los gustos de su base de fans de los años 60 y 70. Cohen tenía 54 años en aquellos momentos y buena parte de sus seguidores primigenios ya ni siquiera com- praban discos. Para promocionar su nuevo disco se embarcó en una gira europea (pues los USA no estaban a su alcance) que le llevaría a dar 59 conciertos entre el 5 de abril y el 2 de julio de 1988. Es precisamente en aquel momento cuando el Ayuntamiento de Binéfar decidió contratarle. Inesperadamente, ‘I’m your man’ fue un bombazo que relanzó la carrera de Cohen de manera insospechada, 11-06-1988 / 11-06-2013 25 años del concierto de Leonard Cohen en Binéfar Pepe Espluga Trenc Sociólogo Un concierto insólito y un hito histórico

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NOMBRES PROPIOS76 - JUNIO 2013

En 2013 todo el mundo sabe que Leonard Cohen es una de las grandes fi guras de la cultura occidental con-temporánea, tanto por su obra literaria como musical. Sin embargo, 25 años atrás su estatus mediático era bien diferente, y hay que situar al personaje en su con-texto histórico para darse cuenta de lo insólita que fue su actuación en Binéfar.

En 1967 Leonard Cohen (Montreal, 1934) era uno de los valores consolidados de la literatura contemporánea canadiense. Sin embargo, como a duras penas podía vi-vir de ello, decidió obtener unos ingresos extra musican-do algunos de sus poemas y vendiéndolos a cantantes de la emergente escena folk y rock neoyorkina. Así, tras conseguir colocar tres o cuatro temas, un avispado ma-nager decidió grabarle un disco y lanzarlo como el nuevo Dylan canadiense.

Grabó tres discos relativamente exitosos entre 1968 y 1971 (‘Songs of Leonard Cohen’, ‘Songs from a room’, y ‘Songs of love and hate’) que le situaron como un per-sonaje clave entre la beat generation y la contracultura hippy de la época. Durante la década de los 70 continuó publicando discos de notable calidad pero con cada vez menor repercusión mediática, convirtiéndose en un su-perviviente de una escena musical remota, barrida por el punk, la nueva ola, la música disco, el tecno o los nuevos románticos de los 80.

En los años 80 ya nadie contaba con él, como lo demuestra el hecho de que tardara 6 años en grabar un nuevo disco (‘Various positions’, en 1984), que sólo fue comercializado en Europa porque su compañía dis-cográfi ca, la CBS, se negó a distribuirlo en América. En esos momentos Leonard Cohen parecía ser un outsider amortizado, que pasaba temporadas aislado en un mo-nasterio budista, y al que la propia industria discográfi ca daba por muerto y enterrado.

Pero en febrero de 1988 publicó un nuevo disco: ‘I’m your man’. Todo parecía indicar que sería un paso más en su particular descenso hacia la irrelevancia me-diática. Además, para acabarlo de arreglar, en este ál-bum Cohen cambió su sonido típico de guitarra acústica por el de sintetizadores, con lo cual se alejó notable-mente de los gustos de su base de fans de los años 60 y 70. Cohen tenía 54 años en aquellos momentos y buena parte de sus seguidores primigenios ya ni siquiera com-praban discos.

Para promocionar su nuevo disco se embarcó en una gira europea (pues los USA no estaban a su alcance) que le llevaría a dar 59 conciertos entre el 5 de abril y el 2 de julio de 1988. Es precisamente en aquel momento cuando el Ayuntamiento de Binéfar decidió contratarle. Inesperadamente, ‘I’m your man’ fue un bombazo que relanzó la carrera de Cohen de manera insospechada,

11-06-1988 / 11-06-2013 25 años del concierto de Leonard Cohen en Binéfar

Pepe Espluga TrencSociólogo

Un concierto insólito y un hito histórico

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77 - JUNIO 2013NOMBRES PROPIOS

entrando en las listas de éxito en varios países europeos (en España estuvo varias semanas entre los diez LPs más vendidos), y desde entonces su repercusión musical y cultural no ha parado de crecer.

A la vista de lo sucedido, su contratación por par-te del Ayuntamiento de Binéfar fue providencial y tuvo lugar en el momento idóneo, pues se trataba de una estrella emergente con un enorme potencial público. Así lo vio, por ejemplo, la CBS, que a la vista de los hechos decidió promocionarlo de nuevo en América obteniendo un éxito rotundo, pues el disco se vendió por millones y la asistencia a sus conciertos creció de manera exponen-cial. Sin embargo, en Binéfar no llenó. ¿Por qué?

La repercusión del concierto de Binéfar

El concierto de Binéfar tuvo lugar en el marco de la gira europea de 1988, que en España tuvo una primera fecha en Madrid (9 de mayo) y, tras varios conciertos por Centroeuropa, regresó a fi nales de mayo para actuar en San Sebastián (20 de mayo), Palma de Mallorca (21), Se-villa (22), Almería (23) y Barcelona (24). A continuación hizo varios conciertos en París, Londres, Dublín y Lisboa, para regresar a Binéfar (11 de junio) y Bilbao (12 de junio), tras los cuales la gira continuó hasta fi nalizar en Roskilde (Dinamarca) el 2 de julio.

Aunque la plana mayor de la prensa española ofre-ció amplios reportajes de la gira, el concierto de Binéfar fue cubierto tan solo por la prensa aragonesa y catalana más cercana: La Mañana, Segre, Heraldo de Aragón, Dia-rio del Alto Aragón o El Día de Aragón dedicaron muchas páginas al evento. También las emisoras de radio de Llei-da, Huesca y Zaragoza fueron generosas. La mayoría de

las crónicas mostraban primero su perplejidad (¿cómo es posible que toque en Binéfar y no en nuestra ciudad?) y, a continuación, su admiración por el empuje de un pue-blo capaz de embarcarse en aventuras de este calado. La imagen que proyectó Binéfar esos días no pudo ser más positiva, tal como se desprende de la sana envidia expresada por numerosos periodistas, en unos elogios que iban más allá de lo puramente musical.

Lo curioso del caso es que en Binéfar el anuncio del concierto puso en marcha una extraña combinación de luchas políticas soterradas, de roces entre protagonis-tas dispares, de recelos por parte de entidades, peñas, partidos o incluso de la radio local, cosa que contribuyó a enrarecer el ambiente y a generar una cierta hostilidad al mismo. En este contexto, la concejala de festejos y principal responsable de que el concierto se celebrara lo mejor posible, Mari Carmen Pérez, tuvo que redoblar esfuerzos para vencer los recelos locales al tiempo que promocionaba el concierto a lo largo de Aragón y Catalu-ña, procurando la complicidad de otras instituciones (la DGA, Diputación de Huesca, la Coca-Cola, etc.).

A pesar de ser un acontecimiento perfectamente asumible por el Ayuntamiento, en una parte de la opi-nión pública local se instaló la idea de que el concierto de Cohen era un lujo innecesario cuyo fracaso podría dejar sin dinero a las fi estas mayores de aquel año. Es-tos temores propiciaron la ausencia de un público local que en otras circunstancias quizá hubiera acudido a la cita, por lo que, a pesar de su singularidad irrepetible, el concierto no se llenó. Ello no impide que la visita de Leonard Cohen haya quedado como un hito en la historia contemporánea de Binéfar, como muestra de arrojo e iniciativa de una localidad realmente singular.

años del concierto de Leonard Cohen en Binéfar

Foto realizada por Herminia Sirvent en el concierto de Binéfar (1988).

Publicada en el libro de Alberto Manzano,

‘Leonard Cohen en España’ (Editorial Quarentena, 2010, pág. 68).

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78 - JUNIO 2013NOMBRES PROPIOS

Yo estuve allí, de pie. A mis veintiún años, y deseoso de ver a Cohen, prefería la verticalidad antes que una de las cuatro mil sillas que sembraron el patio central del Recinto Ferial (para mí siempre La Algodonera). Uno de los múltiples re-cuerdos que mimo de aquellos días previos es, precisamente, la cuestión de las sillas. No podía entender cómo se podía disfrutar de un concierto sentado. Uno estaba viviendo por aquel entonces la cararata de conciertos que se programaban en la zona, y que nada tenían que ver con aquella dis-posición anticipada; Siniestro Total, en Alcampell, Gabinete Caligari o 091, en Esplús, Toreros Muertos, en Tamarite de Litera o Kortatu, en Almacellas. Los amigos me miraban mal, mientras sonaba en el Novecento, “Estos es un atraco nena”, a la guitarra, el gran Pepe Risi (Burning).

El concierto de Leonard Cohen en Binéfar fue un momento mágico en la historia reciente de nuestro pueblo. Poco acostumbrados a citas especia-les, singulares, únicas... uno, veinticinco años después, no puede dejar de entusiasmarse con aquellas dos horas de cielo alumbradas por un músico-poeta que forma parte de la leyenda viva de la música de nuestro tiempo, al lado de Dylan, Springsteen o los Stones. Fue la reivindicación cultural de un pequeño pueblo de España, merced a la bendita osadía de una concejal llamada Mari Carmen, de apellido Pérez.

Ella, Mari Carmen, se arrogó de una fuerza indomable frente a los hábitos, costumbres y otros varios, propios de un pueblo con tantas cosas únicas, por buenas, como ordinarias, por desazonadoras. Ahora, un cuarto de siglo más tarde, el mérito reside en aquellos que, con la concejal a la cabeza, confi aron, porfi aron y trabajaron por una cita sin igual. Ellos escri-bieron la historia, los otros la evanescencia.

Repasando la hemeroteca, corroboramos con exactitud el eco mediá-tico que proyecto el evento, y que incidía en la singularidad de la cita por mor del lugar y el protagonista. Algunos artículos y/o comentarios dejaban en el aire la idea de la idoneidad de un concierto de ese nivel en un pue-blo, más acostumbrado al Bombero Torero que a la poesía musicada de un talento mundial como Cohen. Incluso, también podemos comprobar, a posteriori, un cierto regocijo por la entrada insufi ciente de público al concierto; un “ya lo decía yo”, desde la atalaya del soberbio urbanita. Por su parte, “La Voz de Binéfar” dedicó una portada previa al concierto, con una página interior donde dejaba claro que la presencia de Leonard Cohen no infl uiria en el cartel de las Fiestas Mayores de quel año. La información posterior nos dejaba, unicamente, un emocionado artículo de Ernesto Ro-meu, “Manhattan, Berlín, Binéfar”. El resto hubo que imaginárselo.

En cualquier caso, muchas como ésta. Con orden y concierto, con rigor e imaginación, con voluntad y decisión. “¡Muévanse al ritmo del silencio!” (PVP) sin dejar escapar ocasión de movilizar el pulso supino del ritual de lo habitual. Ellos lo hicieron un 11 de junio de 1988, y hoy bien merecen el reconocimiento de una historia que es la nuestra, y la de nuestros hijos, y la de nuestros nietos...

... una historia que es la nuestra, y la de nuestros hijos, y la de nuestros nietos...

Portada de “La Voz de Binéfar”, junio 1988

Artículo de Romeu en “La Voz de Binéfar, julio-agosto 1988

Periódico El Día, 14 de junio de 1988

Diario del Altoaragón, 16 de junio de 1988

Paco Aznar M.Director de Somos Litera

Documentación: Sandra Casado Calvera Archivo municipal, Ayuntamiento de Binéfar