Un cuento muy especial

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Un cuento muy especial Rosarito está escribiendo muy entretenida un cuento y llega Ramiro a molestarla. - ¿Qué haces Rosarito? - Pues no lo ves. Estoy escribiendo un cuento. Así que no me molestes. (sigue escribiendo) - ¿Y no podrías decirme de qué va ese cuento? - Bueno, si insistes. Había una vez una niña llamada Caperucita Roja. Un Día fue a casa de su abuelita a llevarle una cestita con…. - ¡Ah no, eso sí que no! - ¿Cómo que eso sí que no? - Ese cuento ya está inventado - Ah sí, y ¿cómo sigue? Y cuentan el cuento entre los tres desde que Caperucita se encontró al lobo en el bosque. - Vale, vale, ya veo que está escrito. - Empiezas mal Rosarito. Tienes que escribir otro cuentito. - Pues no importa. Ahora mismo empiezo otro: en un pueblo italiano vivía un carpintero llamado Guepetto que fabricó un muñeco de madera al que llamó Pinocho. Una noche… - Espera, espera. - ¿Cómo que espera? - Ese cuento ya está escrito - Ah sí, y ¿cómo sigue? Y cuentan el cuento entre los dos desde que Pinocho habló y Guepetto dijo que era un fuerte mentiroso - Vale, vale , ya veo que está escrito - Rosarito, se va poniendo difícil tu cuento… - Yo tengo imaginación para rato, no te preocupes tanto. Voy a empezar otro: en un pequeño parque de una gran ciudad habitaba un tímido erizo. Una tarde una niña… - ¡Un momento por favor! - ¿También está este cuento escrito?

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Un cuento muy especial

Rosarito está escribiendo muy entretenida un cuento y llega Ramiro a molestarla.

- ¿Qué haces Rosarito?

- Pues no lo ves. Estoy escribiendo un cuento. Así que no me molestes. (sigue escribiendo)

- ¿Y no podrías decirme de qué va ese cuento?

- Bueno, si insistes. Había una vez una niña llamada Caperucita Roja. Un Día fue a casa de su abuelita a llevarle una cestita con….

- ¡Ah no, eso sí que no!- ¿Cómo que eso sí que no?- Ese cuento ya está inventado- Ah sí, y ¿cómo sigue?Y cuentan el cuento entre los tres desde que Caperucita se encontró al lobo en el bosque.

- Vale, vale, ya veo que está escrito.- Empiezas mal Rosarito. Tienes que escribir otro cuentito.- Pues no importa. Ahora mismo empiezo otro: en un pueblo italiano vivía un carpintero llamado

Guepetto que fabricó un muñeco de madera al que llamó Pinocho. Una noche…- Espera, espera.- ¿Cómo que espera?- Ese cuento ya está escrito- Ah sí, y ¿cómo sigue?

Y cuentan el cuento entre los dos desde que Pinocho habló y Guepetto dijo que era un fuerte mentiroso

- Vale, vale , ya veo que está escrito- Rosarito, se va poniendo difícil tu cuento…- Yo tengo imaginación para rato, no te preocupes tanto. Voy a empezar otro: en un pequeño

parque de una gran ciudad habitaba un tímido erizo. Una tarde una niña…- ¡Un momento por favor!- ¿También está este cuento escrito?- Pues sí, ese cuento ya está escrito- ¿Y cómo sigue?

Y Lidia cuenta el cuento desde que la niña vio las huellas del erizo en el parque…

- Vale, vale ya veo que también está escrito- ¡Uy, uy, uy! ¡Qué complicado lo tienes Rosarito…- No seas gafe y cállate de una vez. Me pongo a escribir otro: hace muchísimo tiempo vivían en sus

moradas dos malvadas y horripilantes brujas. Una noche de tormenta…- Para ya, para ya…

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- Para ya , para ya . ¿También está escrito? ¿Y cómo sigue?

Y las brujas cuentan sus cuentos: Hansel y Gretel y Blancanieves.

- Vale, vale, vale. Ya veo que está escrito- Yo no te digo nada Rosarito. Pero me parece…- Cállate, por favor. Me sobra imaginación. Sigo escribiendo ahora mismito: érase una vez una

rana que vivía en un estanque. Un día estaba cantando fuera del agua croac croac…- Eh, no sigas. Eh, no sigas…- ¿Qué no siga? ¿por qué no sigo?- Porque ese cuento ya está escrito.- Ah, sí. ¿Y cómo sigue?

Y la rana cuenta el cuento bien contado

- Vale, vale. Ya veo que está escrito.- ¡Ay, Rosarito, creo que vas a tener que dejarlo- Ni lo sueñes, mal amigo. Ya tengo pensado otro: el rey Neptuno vivía en el fondo del mar con su

hija Ariel. Un día se enfadó mucho con ella porque era una loca playa.- Perdona. Eso no es así.- ¿Pero éste quién es?- Ese cuento ya está escrito y yo soy Sebastian. Si quieres te cuento el cuento…

Y Sebastian cuenta desde: Ariel estaba loca pero de amor por Erik

- ¿Y quién es ese tal Erik?- Un príncipe muy apuesto que no le hacía caso. Y yo la ayudé a que se enamorara de ella- ¿Y lo conseguiste?- Por supuesto. Y se casaron y fueron felices y comieron perdices, pero yo no fui a la boda.- ¿No quisiste ir?- No, porque no me invitaron los muy malagradecidos…- Vale, vale, ya veo que este cuento también está ya escrito- Pero qué mala suerte tienes Rosarito. Todos tus cuentos ya están escritos- ¡Cállate, pájaro de mal agüero! Pienso escribir otro: en medio del bosque vivían los tres cerditos

que querían construirse cada uno su casita. Pero…- ¡Eso es un plagio, eso es un plagio!- ¿Es un plagio? Uds. Están chiflados. ¿Por qué es un plagio?- Porque ese cuento ya está escrito- Ah, sí ¿y cómo sigue?

Y cuentan el cuento desde que cuentan cómo eran sus casas y aparece el lobo …

- ¿Pero éste no es el lobo de Caperucita Roja?- No. Ése es un colega mío.

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Y continúan el cuento…al final cantan los 3: “No temo al lobo feroz, al lobo, al lobo…”

- Ríndete Rosarito, ríndete sin remedio- ¡Jamás me rendiré! Gafe, más que gafe. Observa con atención: hace pocos años había un barrio

de una pequeña ciudad llamada Barrio Sésamo. Cada tarde se encontraban tres amigos…- Ni hablar, ni hablar- ¡Cómo que ni hablar!- Ese cuento también está escrito ya- No puedo creerlo. ¿Y cómo sigue?

Y cuentan empezando por el monstruo de las galletas…al final se pelean Epi y Blas.

- Me rindo, me rindo. No soy capaz de escribir un cuento que no esté escrito ya.- No te rindas nunca. Rosarito- ¿Y ahora me dices eso? Si has estado mortificándome todo el tiempo.- Claro tontita, para que pudieras terminar tu cuento- No entiendo…- ¿No te das cuenta que ya has inventado tu cuento?- ¿Mi cuento? Empiezo de nuevo. Érase una vez una niña que quería escribir un cuento y poco a

poco fueron saliendo todos los personajes de su cuento porque querían que les escribieran cuentos nuevos. Pero esos cuentos los dejamos para otros tiempos…

Ana Delia López García. Marzo 2015