Un día normal en familia
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Un día normal en familia.
(Saga Lobo)
Leila Milà
El sol entraba despiadado por la ventana a pesar de la temprana hora.
Kyla guardo el último sandwich dentro de la bolsa pertinente pasándose la mano por frente y se
encamino hacía las escaleras dejando la puerta de la cocina abierta.
La luz incidía sobre los cuadrados cristalitos creando falsos arco iris sobre la madera del parqué y la
pared color melocotón, apoyó una mano sobre la barandilla mientras que la otra la posó sobre su
abultado vientre que parecía crecer por minutos.
Se sentía pesada e hinchada como un globo, apenas se podía ver los pies y aún así era feliz.
—Venga chicos, llegaréis tarde— gritó a los niños desde abajo.
Como siempre el primero en bajar corriendo fue Víctor segundo de Terence que lo perseguía
tratando de quitarle la gorra que el otro le había quitado.
Víctor reía ignorando los gritos del otro y Kyla se apartó para que pudiera pasar, mientras desde
arriba Thya se los miraba con cara de “siempre lo mismo, críos”. Bajo con elegancia las escaleras y
dio un beso en la mejilla a su madre.
—Buenos días cariño, ya tienes el zumo en la cocina.
—Gracias mamá y por favor, prométeme que lo que llevas ahí dentro no es otro niño. ¿Por
qué hacen siempre lo mismo? Son escandalosos, marrulleros y brutos.
Kyla rió de buena gana pasándole la mano por el pelo a su hija y volvió a llamar al resto regañando
a los gemelos por saltar desde la escalera a la parte de abajo.
Elle, toda pequeñita se había plantado en el centro del pasillo, puesto los brazos en jarras y
pescando a Dennis de la oreja lo arrastro hasta la cocina haciéndolo sentar en su sitio.
—¡Jo mamá! ¡Me hace daño, dile que pare!
—Entonces estate quieto y haz caso a tu hermana.
—Eso no es justo— se cruzó de brazos hinchando los mofletes —todo es culpa tuya Dennis.
Este rió despreocupado y empezó a lanzar trozos de magdalena empapada en leche, propulsadas con
la cuchara a su gemelo.
—¡Mamá!— protestaron a dúo las chicas.
—Dennis Lunitari, haz el favor de para antes de que me enfade o no habrá parque para ti
luego.
—Mamá ¿cuando vamos de caza?— preguntó Terence metiendo la cabeza en el frigorífico.
—Pues...—se quedó pensativa viendo con el mayor de sus hijos se apoyaba en la puerta
abierta de la nevera bebiendo directamente de la botella de zumo —Terence, haz el favor de cerrar
la nevera y no beber de la botella ¿Cuantas veces te lo he dicho? Eres mayorcito y yo no puedo
estar por todos a todas horas, échame una mano hijo.
Este puso los ojos en blanco con un resoplido y dejo el zumo en su sitió cerrando el frigo.
—A ver panda de lobeznos, ya habéis oído a mamá comportaos.
Kyla meneó la cabeza exasperada y miro a Jasper que acababa de aparecer en la cocina. Este estaba
apoyado en el marco de la puerta frotándose uno de esos intensos ojos dorados, las largas pestañas
negras se le pegaban y el pijama que antes le quedaba tres tallas grandes empezaba a quedarle a la
medida.
—¿Que haces aún en pijama? Anda, corre a vestirte— se agachó como pudo.
Jasper abrió los brazos envolviendo el cuello de su madre y se abrazó a ella.
—Buenos días mami— le dio un beso en la mejilla.
Sonrió haciendo que se le crease un pequeño hoyuelo y salió disparado escaleras arribar tras lanzar
una mirada asesina al resto de sus hermanos que había dejado de hacer ruido.
Kyla sonrió ante esa muestra y despacio se alzo sosteniéndose la barriga. Por cosas como aquellas
era que todo valía la pena se recordó. Terminó de repartir desayunos y le guiño el ojo al pequeño
que regresaba cambiado y se sentaba solo a la mesa alcanzando el bizcocho casero.
—Mamá, la cacería ¿cuando? Necesitan salir a desquitarse y mejorar sus técnicas— insistió
Terence.
—El fin de semana.
—¿Y papá?— preguntó Thya.
—Salió temprano a trabajar cielo.
—¡Pero prometió llevarme primero a casa de Meisy!
—Ya te acerco yo— suspiró Terence al ver la cara de su madre.
—¡¿Si?! Gracias, voy a por mis cosas— se levantó corriendo escaleras arriba.
A la que Te la vio dirigirse hacia la puerta de salida miró a su madre moviendo las llaves entre los
dedos y la siguió.
—¡¿No olvidáis algo?!
—¡Hasta luego mamá!— gritaron los dos desde el porche.
—Estos niños...
—¡Mamá el tío ya esta aquí!— gritó Dennis una y otra vez sin dejar de saltar.
—Esta bien, corred tomad, vuestros desayunos— les entregó las bolsas de papel marrón.
—Hasta luego mamá— saltó Connor para darle un beso casi fugaz y Kyla se volvió para ver
como Jeremy la saludaba desde el camino de la finca con la mano, tenía medio cuerpo fuera de la
furgoneta y los dos gemelos ya salían corriendo chocando el puño con su tío subiendo uno detrás de
otro al vehículo.
Kyla se echo el pelo atrás y observó como Elle se ponía de puntillas para dejar su plato dentro del
fregadero, sonrió viendo como había dispuesto el vaso en cima con los cubiertos y esperó a que
terminase.
—Gracias cariño.
Elle sonrió haciendo que su cara se iluminase y le dio el beso de despedida a su madre cogiendo la
bolsa del almuerzo de encima del mármol.
—Hasta luego mamá— movió la manita andando hacía fuera desde donde la la llamaban los
otros tres, pues Víctor también esperaba ya fuera.
Elle resopló por su impaciencia pero se paro a esperar a Jasper que miraba serio a su madre parado
junto a la silla.
—Venga corre— sonrió Kyla
Jasper asintió y fue con su hermana aceptándole la mano, esta lo ayudó a subir y abrocharse el
cinturón, una vez todos estuvieron a bordo, Jeremy volvió a despedirse y arrancó activando la
apertura de la puerta de la finca.
Por fin a solas y con la casa completamente en silencio Kyla suspiró, se pasó la mano por la sudada
frente y miró la batalla campal en que se había convertido la cocina como cada mañana.
La mesa estaba llena de migas, platos, vasos y zumo vertido, por supuesto el suelo no corría mejor
suerte. Empezó a retirar los platos y pasó la bayeta por la superficie pulida. Dio el agua y comenzó
a fregar los platos mirando por la ventana.
Las flores resplandecían entre los visillos con sus morados, fucsias y demás, sonrió terminando de
enjuagar el último plato y fue a pro la fregona.
Se acarició la barriga y mirando la estancia dejo escapar un lánguido suspiro.
—Esto es lo que te espera pequeña, esos son tus hermanos. Espero vengas preparada por que
hace falta un poco de orden.
Y como si la vida que crecía en su interior y que en unos meses llegaría a aquella casa, la pequeña
le respondió con una patada.
—Ya veo que me vas a dar faena también, menudo carácter chica.
Terminó de fregar y sentándose en el sofá con una taza de hierbas entre las manos sonrió al sentir la
presencia de su marido.
—Todavía no entiendo como consigues llevar las riendas de esta casa— la beso sentándose
a su lado envolviéndola de la cintura.
—¿No tenías que estar fuera?
—Pero regrese, he decidido tomarme el día libre para estar contigo.
Kyla sonrió apoyando la cabeza en el pecho de su marido y entrelazó su mano con la de él.
—Me voy a perder la cacería, otra vez.
—Habrá otras, no te preocupes— le beso la sien —Déjame a mí, necesitas ayuda con estas
fieras.
—Te recuerdo estas fieras son nuestros, cariño.
Heising sonrió asintiendo y miró la foto de todos que descansaba en la mesilla, sin duda una gran
familia que tenía mucha faena por delante.
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(Saga Lobo)