“Un enfoque metodológico en las historias de vida”, de Jorge E. Aceves Lozano
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Pablo Gustavo Rendón Albarrán
“Un enfoque metodológico en las historias de vida”, de Jorge E. Aceves Lozano
Producto de distintos métodos de análisis y herramientas para la investigación, la
historia oral se ha consolidado como una práctica de investigación científica.
Diversas disciplinas sociales confluyen en la historia oral, tales como la
antropología, la psicología, la antropología, entre otras, haciendo de ella una
práctica de investigación sociohistórica.
Es por ello que resulta tan importante un método cualitativo específico, como lo es
La historia de vida, que curiosamente no se encontraba ligada a una disciplina
como la historia, pero sí a la antropología, sociología y psicología. Se trata de un
recurso que ha desarrollado diversos enfoques cualitativos desde la década de los
60’s, sensibilizando y facilitando la intercomunicación de los diversos agentes de
la investigación sociohistórica. Las historias de vida consideran el ámbito subjetivo
de la experiencia humana concreta y del acontecer sociohistórico. El investigador,
por su parte, debe destacar y centrar su análisis en la visión y versión de
experiencia los sujetos de estudio.
Las fuentes orales se componen de dos tipos:
Las historias o relatos de vida.
Los testimonios orales.
A su vez, se puede optar por dos caminos complementarios, dependiendo de lo
que nos interese conocer, por qué hacerlo y cómo, dónde, y cuándo es posible
hacerlo:
Producir historias de vida.
Realizar una historia oral de carácter temático.
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Por ello, resultan vitales para la construcción de historias de vida elementos como
los testimonios personales, trayectorias personales y familiares, estudios de caso
de historias de vida Son de un rango más acotado y cuentan con un menor
número de narradores potenciales. En caso de construir una historia oral temática,
es importante recabar evidencia de carácter testimonial del ámbito personal, así
como la evidencia perteneciente al ámbito colectivo, habiendo más campo para
reconstruir la memoria colectiva de la comunidad del informante; el tipo temático
suele ser más amplio y requiere de una muestra cualitativa extensa, diversa y
significativa del contexto sociohistórico en el que se inscribe.
Los tres tipos de historias de vida
Historia de vida completa: El informante abarca toda la existencia
memorable y comunicable en la situación de investigación. La visión
autobiográfica del narrador se complementa con otros documentos
secundarios y personales, así como fuentes orales y testimonios de otras
personas.
Historias de vida focales o temáticas: Construidas de igual manera, pero
enfatizan un solo aspecto problemático de la vida del informante. Permite,
además, realizar historias de vida cruzadas o múltiples.
Historias de vida completas o parciales armadas o editadas: El entrevistado
intercala el texto autobiográfico del narrador y se hace presente en las
aclaraciones, explicaciones, comentarios, citas, interrogantes y/o
referencias cruzadas.
Para realizar una historia de vida, el investigador social se vale de ciertas
herramientas como lo son la interacción empática, la observación etnográfica y, de
modo central, la entrevista en profundidad. El análisis ha de realizarse a partir de
los relatos de vida autobiográfica, con el fin de situarse en el lugar del informante.
Es importante, además, que el investigador pregunte y escuche de manera
adecuada los cómos y porqués de las trayectorias personales.
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Para su elaboración, debemos tener en cuenta que al pedirle al informante que
expliquen lo que hacen y lo que son, entran al terreno de la etnografía. Es por ello
que debemos acudir a la información previamente seleccionada, obtenida a partir
de un cuestionario codificado por categorías socioprofesionales. La entrevista es,
por tanto, un diálogo en que se estudia lo que se desconoce.
Es importante entender, mediante la conversación, los acontecimientos biográficos
como desplazamientos en el espacio social. El investigador social debe descubrir
cómo el informante aprovecha sus redes sociales, su poder y capitales sociales,
económicos y culturales para decidir y promover su desplazamiento entre los
distintos campos.
Para su estructuración, el autor sugiera una secuencia cronológica. No obstante, si
se trata de una historia de vida profesional o de una historia de vida ligada a un
evento en particular, recomienda plantear preguntas en torno a un tema
específico. En cuanto a la interpretación, puede ser tanto hermenéutica
(desciframiento de los textos) o etnosociológica.
Se concluye, por tanto, que las representaciones sociales son imágenes
complejas que reúnen un conjunto de significados. Se trata de sistemas de
referencia que nos ayudan a interpretar lo que nos sucede y que nos permiten,
señala el autor, entender lo inesperado. La historia de vida es un instrumento
indispensable para llegar a la subjetividad y para encontrar sus relaciones en el
mundo objetivo de lo social.