UN INTENTO DE EVALUACIÓN€¦ · disminuido la demanda de vacaciones invernales? o tla fami-lia...
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UN INTENTO DE EVALUACIÓN
A lo largo de la exposición realizada hasta ahora se hanido mencionando las amplias esperanzas depositadas en el De-sarrollo Rural Integrado, así como algunos de sus inconvenien-tes. Parece llegado el momento de detenernos en estos aspec-tos para intentar una evaluación de los modelos alternativosque estamos considerando.
Paradójicamente, es necesario comenzar este apartado se-ñalando la dificultad de realizarla, particularmente en térmi-
nos abstractos. Además de la gran variedad de fórmulas, hay
que tener en cuenta la diversidad de contextos locales a los
que éstas se aplican, así como la relativa juventud de los enfo-
ques modernos de este fenómeno. Todo ello conduce a apre-ciaciones muy distintas que hacen de la pluriactividad y el De-
sarrollo Rural Integrado un sistema controvertido. Pero pre-
cisamente esta situación hace todavía más necesario el esfuer-
zo de clarificación. Hemos intentado realizarlo y presento a
continuación un resumen del mismo.
Ventajas e inconvenientes
En la bibliografía existente, la referencia a los inconvenien-tes del Desarrollo Rural Integrado es menos frecuente que la
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exposición de sus ventajas. Generalmente los comentarios quese realizan sobre aquellos se hacen de forma parcial y subsi-
diaria. No es sorprendente que ésto suceda, ya que general-
mente quienes escriben sobre el Desarrollo Rural Integrado
lo hacen porque en conjunto lo consideran como una estrate-
gia útil y adecuada. Ya hemos dicho también que se carecede aproximaciones más analíticas, metódicas y rigurosas so-
bre el tema que conduzcan a una evaluación más ponderada,
y hemos señalado que este trabajo pretende ser un primer pa-
so en esta dirección. Esto nos obliga a revisar con detenimien-
to los posibles aspectos negativos de estos modelos, con objetode obtener una visión más equilibrada que permita una eva-
luación general de su potencialidad y sus limitaciones.
- Respecto a la situación individual de las familias im-plicadas ya hemos visto que el elemento positivo principal loconstituye la mejora en los ingresos, nivel de vida, consumoy ahorro que esta modalidad hace posible. Aspecto cuya granimportancia no se debe subvalorar. Asf mismo, es importantela oportunidad de permanecer en sus lugares de origen o devivir en el campo (según se sea de origen rural o urbano), lahipotética libertad de elección personal de organización deltrabajo y del tiempo, además de la oportunidad que propor-ciona de relacionarse con personas de otros ambientes y la devivir en comunidades localmente activas.
A estas ventajas hay que contraponer la fuerte carga de
trabajo para toda la familia que este sistema supone. Las fa-milias pluriactivas tienen que combinar muy diversas activi-
dades durante un mismo período o tienén que concentrar sus
tareas externas en períodos punta. En muy pocas ocasiones la
combinación de actividades se reali,^ aprovechando huecos en-
tre éstas, ya que las tareas a realizar y las demandas externasimponen su propia dinámica-. No es realista considerar que la
múltiple combinación de aĉtividades puede tener lugar con
horarios de trabajo de extensión similar o aproximada a los
horarios de los empleos urbanos. Tanto los datos de Paci que
se han mencionado, como la situación española confirman es-
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ta impresión. A. Cavazzani refeja de forma extraordinariamen-te adecuada lo que implica:
^Temo a la idea de que la agricultura a tiempo parcial combinada conel trabajo industrial es algo suave, agradable, bueno. Quizá es buenopara la economía, pero no para la gente que tiene que duplicar su tiem-po de trabajo... En la llamada 'Tercera Italia' donde esta combina-ción se ha desarrollado más, el exceso de trabajo para la familia es evi-dente. Esto es especialmente verdad para las mujeres que trabajan enla agricultura y algunas para la industria en forma de trabajo a domi-cilio. El trabajo de esta gente llega hasta las 16/18 horas al día... Porlo tanto, creo que hay que tener mucho cuidado con esta polftica deintegración entre las actividades agrarias e industriales, sin compro-bar que ésto no se convierta en una auto-explotación de una casa queinvierte el mayor recurso que tiene, su trabajo^ (168).
A estas prolongadas jornadas hay que añadir la posibili-
dad de condiciones laborales muy deficientes respecto a sala-
rios, seguridad social, relación laboral y condiciones de tra-
bajo. Así mismo, el carácter autónomo de muchas de las acti-
vidades de los pluriactivos ha conducido a otro elemento ne-gativo para éstos, consistente en la mayor incertidumbre e irre-
gularidad de los ingresos obtenidos con las actividades exter-
nas. En la pluriactividad en que se combina un empleo regu-
lar industrial con la agricultura, los ingresos externos tienen
un carácter de permanencia y regularidad. No es así en lasactividades autónomas en que los ingresos dependen de la de-
manda de bienes o servicios que el pluriactivo tiene que ofre-
cer en el mercado. Esta puede o no producirse y en la mayoría
de los casos el pluriactivo poco puede hacer para estimularla.
^Qué decir, por ejemplo, del monitor de ski que está paradopor falta de nieve o porque las dificultades económicas han
disminuido la demanda de vacaciones invernales? o tla fami-
lia que habiendo invertido en adecuar su granja para recibir
(168) A. Cavazzani.- Part-time farmers and their adjustment to pluriac-tivity, Preceedings of the Seminar on Part-time Farming, Ljubljana, 1982,p. 112.
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visitantes externos ve que éstos no acuden? Estas situacionespueden darse en muchos casos, destrozando los proyectos ba-sados en la pluriactividad.
A nivel de sector agrario, ya se ha indicado que los nivelesde eficiencia productiva son análogos al del resto de la peque-ña agricultura familiar; que a través de la pluriactividad sepueden impulsar las inversiones y la innovación tecnológicaal disponer de mayores fondos para su financiación y que, lamayor formación que las actividades externas pueden supo-ner, impulsarán una mejora en las técnicas de gestión. Frentea estos aspectos hay que tener en cuenta que generalmente esla agricultura la que ha de adaptarse a las exigencias de lasactividades externas, por lo que una profundización de la plu-riactividad puede conducir al debilitamiento de aquella, a unafalta de interés en la mejora de la productividad agraria, asu estancamiento sin que las explotaciones sean abandonadas.Se acusa a los pluriactivos de un menor interés frente a la pro-blemática del mundo agrario y rural, al disponer de otros in-gresos complementarios. Este aspecto, sin embargo, no pare-ce estar confirmado, ya que otros autores consideran que lospluriactivos muestran una mayor firmeza en las actividades cor-porativas profesionales.
Es difícil juzgar la bondad o desventajas de la pluriactivi-dad respecto a la producción agraria. Si la eficiencia de lasexplotaciones pluriactivas es la misma que la de las de tiempocompleto, su existencia no supone diferencia acerca de las de-más pequeñas explotaciones familiares. Pero aquí es necesa-rio introducir otro elemento: Si las explotaciones pluriactivasofrecen una mayor rigidez estructural, ^estarán impidiendo laformación de unidades productivas mayores y más eficientes?La evaluación requiere aquí una hipótesis acerca de los obje-tivos de la política agraria: Para muchos autores, la alta pro-ducción agraria existente, que entre otras cosas ha motivadoel oneroso problema de los excedentes agrarios, hace que elobjetivo de la producción agraria haya perdido importanciacediendo los lugares prioritarios a otros objetivos más vincula-
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dos a los problemas del empleo y los equilibrios territoriales.Si así fuera, la pluriactividad presentaría aspectos altamente
positivos.
No me parece que un examen atento de la política agraria
permite generalizar esta afirmación. La disminución de la im-
portancia de la producción aparece únicamente a partir decierto puñto del nivel de producción y nunca ignorando la cues-
tión de la necesidad de los bajos costos de la producción agra-
ria. Ni la división internacional del trabajo, ni la situación del
comercio mundial, ni la intensa competencia internacional para
los productos agrarios, ni la composición de fuerzas entre laagricultura y la industria pueden permitir que se ignore la ne-
cesidad de obtener los productos agrarios con los mínimos cos-
tos. Con la tecnología actual ésto supone producciones masi-
vas o remuneraciones extremadamente bajas para los produc-
tores con técnicas tradicionales. El grueso de la producciónagraria continuará siendo producida por empresas agrarias al-
tamente eficientes y de muy bajos costos unitarios en forma
creciente. Es solamente en tanto en cuanto los esquemas de
Desarrollo Rural Integrado corresponden a una parte reduci-
da de la producción agraria que se permitirá que este objetivono sea el principal. De hecho, la mayoría de las medidas de
política estructural de la CEE se mueve todavía en el sentido
de potenciar una agricultura de alta productividad, y las trans-
formaciones que se anuncian en la agricultura española como
imprescindibles para la plena incorporación en la CEE van poreste camino. Es difícil conjugar con otra idea la racionaliza-
ción que se impone en la producción de leche, aceite y vino,
por ejemplo. Es importante tener en cuenta los espacios en los
que se puede mover el Desarrollo Rural Integrado y no igno-
rar las leyes de la dinámica de las fuerzas hegemónicas del sis-
tema.
En esta linea de argumentación es necesario, también, men-cionar que la disminución de importancia de la producciónagraria a que se hace referencia para legitimar los esquemasdel Desarrollo Rural Integrado, está estrechamente relacionada
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con el grado de desarrollo generál de un país. Para que aque-
lla sea relevante es necesario, no solamente que el suministro
de alimentos esté plenamente asegurado^ a todos los niveles,
sino también que la alimentación sea una parte reducida del
gasto total y no haya expectativas de crecimiento sustancialde la demanda. Solamente a partir de un alto nivel de bienes-
tar y sin que éste peligre, puede comenzar a considerarse la
producción como algo subsidiario.Uno de los elementos más importantes a evaluar respecto
a la potenciación de la pluriactividad reside en la incidenciaque ésta puede tener en la conformación del sector agrario:
Por un lado, la dinámica de la producción agraria impone una
lógica de explotaciones cada vez mayores y más capitalizadas,
con muy poca absorción de mano de obra. Por el contrario,
para evitar que la mano de obra desplazada abandone el cam-
po, se potencia la pluriactividad basada en pequeñas activi-
dades, de limitada capacidad productiva, que complementa-
rán sus ingresos ejerciendo otras tareas. Se consolida así uria
estructura dual del sector, en la que las pequeñas explotacio-
nes se mantienen no por su capacidad de competir en térmi-nos agrarios sino por otras múltiples razones (no pudiendo ig-
norar entre ellas la incidencia de los subsidios). Estas explota-
ciones se encontrarán con crecientes diiicultades para su re-
producción por sí mismas: para absorber la nueva tecnología,
mantener su producción, mantener un ágil contacto con mer-
cados cada día más centralizados... Este subsector puede con-
vertirse gradualmente en un reducto económicamente margi-
nal, en el sentido de constituir unidades productivas que se
mantienen por razones distintas a los cálculos y motivaciones
de una economía de mercado. Si la tendencia a la pluriactivi-
dad. continua, puede ser cuantitativamente importante (tén-
gase en cuenta que aproximadamente la mitad de las explo-
taciones agrarias en España son ya hoy explotaciones a tiem-
po parcial) y mostrar dificultades crecientes para proporcio-
nar el nivel de vida que se esperaba alcanzar a través de lapluriactividad. En este caso, dado que las subvenciones gene-
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ralizadas son cada vez más duramente cuestionadas, las fami-
lias pluriactivas habrán de resignarse a precarias condiciones
de vida y se podrían generar graves problemas políticos y so-
ciales, que la política económica podría tener grandes dificul-tades en resolver.
Esto nos conduce a una nueva consideración. A1 referirse
al Desarrollo Rural Integrado y el nuevo papel del sector agrario
se suele producir a menudo una grave confusión entre los ám-
bitos de la política agraria y la política social. Los pluriactivosparece que se desarrollarían más en la órbita de la segunda,
ya que su nivel de ingresos y de vida no puede depender ex-
clusivamente de su capacidad productiva agraria -no serían
pluriactivos entonces-. Esta política social tendrá que incluir
algunos aspectos de política agraria, para que dentro de susposibilidades sean lo más productivos posibles, pero tiene que
situarse desde la óptica de la primera. Actualmente no parece
estar nada clara la diferenciación entre agricultura como ac-
tividad productiva y sector rural como refugio de los que no
tienen otra alternativa. Esta confusión tiene consecuencias ne-gativas. Puede frenar medidas dirigidas a potenciar la eficiencia
agrícola en las explotaciones que pueden alcanzarla, mientras
que, por otra parte, pone todo el peso de ajuste de los peque-
ños agricultores en sí mismos, obligándoles a condiciones de
vida muy difíciles. No se puede considerar a éstos como uni-dades productivas viables, sino que están ahí porque la orga-
nización económica no les ofrece otra alternativa. Son a mo-
do de `parados-parciales' que debieran disfrutar de la aten-
ción social por lo menos en los mismos términos que los para-
dos en otros ámbitos. Sus ingresos agrarios son insuficientesy no existen actividades alternativas, ni en muchos casos si-
quiera complementarias que puedan aumentarlos. La políti-
ca agraria no puede resolver sus problemas. Es necesario si-
tuarlos en el territorio de la política social.
A nivel social, probablemente la mayor ventaja de este sis-tema consiste en que facilita la permanencia en el sector rural
de una parte de su población que de otra manera hubiera emi-
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grado. Incluso se espera que pueda absorber parte de la po-
blación parada de las ciudades y atraer al medio rural a fami-
lias acomodadas. Aspectos muy positivos tanto desde la ópti-
ca del empleo como desde la de los equilibrios regionales. Se
ha destacado, también la importancia de estos sistemas res-
pecto a una mayor aceptación social de salarios más bajos, y
relaciones laborales más flexibles y/o más precarias, así como
el interés de estos aspectos en la situación económico-social ac-tual de las sociedades industrializadas. Entre otros elementos
positivos destacables se puede señalar que la permanencia de
la población en el ámbito rural puede permitir cierto ahorro
en infraestructura al no ser necesario ampliarlas en los ámbi-
tos urbanos para percibir a nueva población, y que puede con-ducir a la mejor conservación de los recursos naturales, etc,
etc.No se puede ignorar, sin embargo, que la mayor perma-
nencia en las áreas rurales no asegura la vitalidad de las mis-
mas; ayudados por el avance en los medios de transporte, seva observando un gradual abandono de la vida social en las
áreas rurales, relacionándose sus pobladores de forma creciente
con los ámbitos urbanos, convirtiendo las primeras en aldeas-
dormitorio; el ahorro de infraestructuras puede no ser tal si
los niveles de aprovisionamiento de la población rural han de
conservarse y mejorarse; la conservación de los recursos natu-
rales no siempre se sigue de las actividades agrarias si se tiene
en cuenta que la agricultura moderna impulsa técnicas duras
de producción y puede ser intensamente depredadora de aqué-
llos... Está también todavía por realizar un análisis minucioso
de las relaciones entre pluriactividad, trabajo negro y econo-
mía sumergida, con todos los problemas que los mismos com-
portan. Habría que asegurarse que la pluriactividad no se con-
vierta en un sistema de potenciación y legitimación de estos
sistemas de trabajo irregulares, tarea que parece harto difícil.Las opiniones de los estudiosos de estos modelos acerca del
papel que la pluriactividad puede jugar para resolver los pro-blemas de los agricultores y el mundo rural pueden agruparse
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en tres grandes líneas (169): los que rechazan el considerar la
pluriactividad como una solución para los problemas de lospequeños agricultores, incluso en las zonas de montaña, apo-
yándose en el hecho de que ésta supone actividades margina-
les y no se puede sostener una economía vigorosa sobre la base
de la misma. Afirman que la existencia de un fenómeno no
supone su bondad normativa y consideran que deben de to-marse medidas que faciliten las transformaciones estructura-
les que permitan resolver los problemas del mundo rural so-
bre una base sólida y no conformarse con sistemas precarios
como ellos consideran la pluriactividad. Frente a ellos pode-
mos encontrar a los realistas. Parten de que la pluriactividad
existe y es un fenómeno creciente, importante en algunas zo-
nas, particularmente de montaña. En algunas zonas de esta
última las alternativas se consideran así: o pluriactividad o de-
sertización. Por lo tanto, hay que procurar un desarrollo sa-
tisfactorio y armónico de la pluriactividad. Finalmente, el tercer
grupo está constituido por los teóricos de la pluriactividad. Con-
sideran que ésta es no solamente la única respuesta válida pa-
ra las pequeñas explotaciones o las zonas difíciles, sino una for-
ma de vida que enriquece a los individuos y a las familias y
de la que debe esperarse una intensa revitalización del medio
rural:
«... asistimos a una explosión de imaginación y de invención de carác-ter social más que estrictamente económico, a un cambio estructuralen un mundo rural más y más integrado en la sociedad global= (170).
«La creciente flexibilidad y pluralidad de las ocupaciones rurales ejem-plificadas por la importancia cada vez mayor de la ATP, podrían in-cluso proporcionar lecciones al conjunto de la sociedad, al señalar el
(169) Recogemos esta clarificadora clasificación de Remy, P., en «Lapluriactivité en montagne=, Paysans, n° 130, 22 année, juin-juillet, 1978.
(170) Pingaud M.C., La pluriactivité des familles agricoles, est-elle unecondition de survie pour le monde rural? Etudes Rurales, n° 84, oct.-dcbr.,
1981.
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camino hacia las necesarias nuevas definiciones de lo que constituyeel empleo útil y satisfactoriop (171).
La controveisia está lejos de ser zanjada. No obstante, de
cuanto se ha señalado hasta ahora parece que se pueden des-
prender algunos elementos de interés para aproximarnos a una
evaluación de estos esquemas: ,
- la pluriactividad parece capaz de aliviar situaciones di-fíciles en el ámbito rural y paliar en algunos casos el paro ur-
bano. Esto puede ser considerado suficiente para justificar es-
te tipo de esquemas en circunstancias concretas. En épocas de
graves dificultades no debe despreciarse ninguna fórmula pa-
ra resolverlas. Todas las oportunidades para paliar los proble-mas existentes deben explorarse. De aquí el interés y oportu-
nidad de.estos esquemas.
- la pluriactividad constituye un sistema que facilita la
conducción de la economía y la vida social por los cauces esta-
blecidos sin incurrir en conflictos sociales o por lo menos con-tribuyendo a paliar los mismos. Es un sistema globalmente po-
sitivo para el proceso de acumulación y el status quo social.
- el sistema implica, sin embargo, un considerable coste
para las familias implicadas en estos esquemas, en términos
de mayor aportación de trabajo y condiciones laborales másdeficientes e inestabilidad de los ingresos. Hasta ahora esta si-
tuación no parece ser fuertemente resentida por sus propios
agentes, lo que facilita su práctica. Pero el dilema planteado
por autores como Paci, Cavazzani, Bartola y otros no ha sido
resuelto. El problema generado por una determinada organi-zación social, si se resuelve, es a expensas de determinados gru-
pos sociales. Parece lógico preguntarse hasta donde tiene sen-
tido, en una época histórica en que el problema lo constituye
la abundancia de mano de obra que busca empleo, proponer
sistemas sociales que exijan largas jornadas de trabajo. Pare-
ce que deberían existir otras soluciones más racionales y equi-
(171) Arkleton Trust.- Part-time farming..., op. cit.
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tativas. A menos que la sociedad actual haya renunciado a to-
da pretensión de una vida en la que el ser humano pueda rea-
lizar mejor su potencial de desarrollo, parece grave que se pla-
nifique y considere muy conveniente una forma de organiza-
ción social que suponga jornadas y condiciones de trabajo to-
talmente reñidas con las posibilidades que plantea una mo-
derna organización industrial y social.
Es compleja la evaluación del coste social del Desarrollo
Rural Integrado. Las consideraciones que surgen al respectoson múltiples. Por un lado, el coste social puede ser elevado.
Ya nos hemos referido a las consecuencias de estos modelos
al consolidar una estructura dual para el sector agrario. A ellas,
hay que añadir el coste directo de operación de estos esque-
mas, que, como hemos señalado al referirnos a la interven-ción pública, puede ser considerable. Es verdad que éstos po-
drían justificarse en función de los empleos que se generan,
pero habría que plantearse si no existen otras formas alterna-
tivas de resolver éstos problemas a un menor coste social.
En este contexto aparece, además, un importante proble-ma de fondo: trepresenta el Desarrollo Rural Integrado un
cambio radical en la política agraria, concretamente de la CEE,
o supone únicamente una forma de paliar algunas de las dis-
funcionalidades que se concretan en el ámbito rural? La re-
flexión puede desarrollarse a lo largo de las siguientes líneas:en los últimos años la política agraria comunitaria tiene un
coste tan elevado que es necesario plantearse un freno al mis-
mo. Si, en lugar de considerar, como se hacía hasta muy re-
cientemente, que la solución a los problemas de bajos ingre-
sos de los pequeños agricultores del medio rural tiene que pro-ducirse mediante un aumento de producción o de márgenes
netos se logra que éstos se completen por medio de activida-
des en otros ámbitos, pudiera ser factible disminuir el nivel
de precios garantizados a la agricultura europea y, por lo tan-
to, obtener una disminución drástica del presupuesto comu-nitario dedicado a la agricultura... Esto nos llevaría a tener
que comparar el ahorro en este concepto con el coste de ope-
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ración de los nuevos esquemas antes de emitir una opinión.
El cálculo se presenta complejo, sin embargo. zHasta dónde
pueden disminuir los precios agrarios sin poner en peligro el
desarrollo de la producción agraria mayoritaria y, otro factor
importante, hasta donde sin que las fuerzas sociales tras ésta
no se rebelen? El sector agrario a pesar de su reducida impor-
tancia cuantitativa en Europa Occidental está mostrando serel más sensible a la defensa de su situación y el más intratable
en cuanto a modificaciones significativas en la misma. Si por
razones políticas los precios no pueden disminuir por debajo
de cierto nivel continuará el problema de los excedentes a pe-
sar de la operación de esquemas de Desarrollo Rural Integra-
do para la pequeña agricultura.
Mi evaluación sobre el tema sería que el Desarrollo Rural
Integrado está mucho más conectado al intento de resolver pro-
blemas referentes al empleo y al desarrollo regional y a la le-
gitimación ideológica de ciertas transformaciones del merca-
do laboral, que a producir una aportación significativa pararesolver el problema de los excedentes agrarios y el coste de
las subvenciones dedicadas a absorberlos. No obstante, es un
tema que merece seguir con atención.
Hay, todavía más elementos a considerar: independiente-
mente de la evaluación que se realice de los esquemas del De-sarrollo Rural Integrado es necesario analizar el alcance que
este tipo de modelos pueden tener en la sociedades industria-
lizadas. En ocasiones, ciertas lecturas dan la impresión que la
capacidad de estos modelos es ilimitada, pero, como todo mo-
delo de organización social, éste se encuentra también con al-gunos importantes límites que es imprescindible mencionar en
un trabajo que pretende revisar sus elementos fundamenta-
les. Siguiendo un esquema ya familiar en este trabajo, estu-
diaremos primero los límites que surgen del sector agrario, pa-
saremos a los generados en la órbita de las actividades exter-nas y terminaremos con algunos problemas que surgen desde
el conjunto de la organización social.
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