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ORACIÓN A MARCELINO CHAMPAGNAT Marcelino, que a lo largo de tu vida fuiste un hombre fiel a tus raíces, a tu tierra, a tu familia, a la sociedad, ayúdanos a convertirnos en personas útiles a nuestra tierra y a nuestra gente. Ilumina con tu ejemplo nuestra sensibilidad y respuesta. Que, como tú, descubramos lo que nuestros familiares, los miembros de nuestra comunidad, nuestros vecinos y amigos desean y necesitan. Ayúdanos a ser decididos, generosos en la entrega y profundos en imaginación, para bien de nuestro pueblo, en fidelidad al Evangelio de Jesús. Marcelino, que como tú, sepamos ser universales en el afán y concretos en el servicio. SOÑEMOS Revista Marista de Pastoral Vocacional Hno. Carlos Vélez [email protected] CONTÁCTANOS... COORDINDADOR PROVINCIAL NICARAGUA COSTA RICA PUERTO RICO Hno. Alejandro Herrera [email protected] Hno. Omar Peña [email protected] Hno. José Antonio Gónzález [email protected] CUBA Hno. Héctor Ávalos [email protected] EL SALVADOR Hno. René Montes [email protected] GUATEMALA Hno. Edgardo López [email protected] j untos La Valla, aquí comienza la aventura del corazón n o 40 - noviembre - DICIEMBRE - 2016 e-mail: [email protected] Twitter: @PVMaristaAC Facebook:Pastoral Vocacional Marista América Central La mesa de La Valla, como se conoce entre nosotros, nos evoca las vivencias de los primeros her- manos, tan bien narradas por el Hermano Laurent. Y se ha convertido en una invitación perma- nente a vivir el don de la fraternidad de manera sencilla, pero profunda. San Gregorio de Niza (siglo IV), decía que en la vida cristiana vamos de comienzo en comienzo, a través de comienzos sin fin. Eso significa que nuestra vida, como cristianos, es un recomenzar perpetuo, por el cual nos ponemos siempre de nuevo a la escucha del Espíritu, y nos preparamos continuamente para poner en práctica su voluntad. Un nuevo La Valla, pues, no es una llamada a reproducir, nostálgica y románticamente, la prime- ra comunidad marista. De lo que se trata es de actualizar La Valla en estos inicios del siglo XXI, cuando un nuevo mundo está emergiendo. El Instituto marista no nació de una vez por todas el 2 de enero de 1817, sino que sigue naciedo. ¡Qué maravillosa tarea, la de colaborar al nacimiento del Instituto, siempre incompleto! Un nuevo La Valla (Convocatoria del XXII Capítulo General) Hno. Emili Turú 8 de septiembre de 2016 Te invitamos a ver el video: BICENTENARIO MARISTA: GRACIAS, PERDÓN Y COMPROMISO. Lo puedes encontrar en YouTube, en la dirección que te señalamos aquí. En él, el Hno. Emili Turú nos invita a formar parte de esta celebración. https://www.youtube.com/watch?v=oA73f1PG- c9I Envía tu felicitación a los maristas por los 200 años de nuestra fundación a través de nuestras redes sociales. La Valla en Gier, Francia.

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ORACIÓN A MARCELINO CHAMPAGNATMarcelino, que a lo largo de tu vida

fuiste un hombre fiel a tus raíces, a tu tierra, a tu familia, a la sociedad, ayúdanos a convertirnos

en personas útiles a nuestra tierra y a nuestra gente.

Ilumina con tu ejemplo nuestra sensibilidad y respuesta.Que, como tú, descubramos lo que nuestros familiares,

los miembros de nuestra comunidad,nuestros vecinos y amigos desean y necesitan.

Ayúdanos a ser decididos, generosos en la entregay profundos en imaginación, para bien de nuestro pueblo,

en fidelidad al Evangelio de Jesús.

Marcelino, que como tú, sepamos ser universales en el afán

y concretos en el servicio.

S O Ñ E M O SRevista Marista de Pastoral Vocacional

Hno. Carlos Vé[email protected]

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La Valla,aquí comienza la aventura del corazón

#no 40 - noviembre - DICIEMBRE - 2016

e-mail: [email protected]: @PVMaristaAC

Facebook:Pastoral Vocacional Marista América Central

La mesa de La Valla, como se conoce entre nosotros, nos evoca las vivencias de los primeros her-manos, tan bien narradas por el Hermano Laurent. Y se ha convertido en una invitación perma-nente a vivir el don de la fraternidad de manera sencilla, pero profunda.

San Gregorio de Niza (siglo IV), decía que en la vida cristiana vamos de comienzo en comienzo, a través de comienzos sin fin. Eso significa que nuestra vida, como cristianos, es un recomenzar perpetuo, por el cual nos ponemos siempre de nuevo a la escucha del Espíritu, y nos preparamos continuamente para poner en práctica su voluntad.

Un nuevo La Valla, pues, no es una llamada a reproducir, nostálgica y románticamente, la prime-ra comunidad marista. De lo que se trata es de actualizar La Valla en estos inicios del siglo XXI, cuando un nuevo mundo está emergiendo.

El Instituto marista no nació de una vez por todas el 2 de enero de 1817, sino que sigue naciedo.

¡Qué maravillosa tarea, la de colaborar al nacimiento del Instituto, siempre incompleto!

Un nuevo La Valla (Convocatoria del XXII Capítulo General)Hno. Emili Turú

8 de septiembre de 2016

Te invitamos a ver el video: BICENTENARIO MARISTA: GRACIAS, PERDÓN Y COMPROMISO. Lo puedes encontrar en YouTube, en la dirección que te señalamos aquí. En él, el Hno. Emili Turú nos invita a formar parte de esta celebración.

https://www.youtube.com/watch?v=oA73f1PG-c9I

Envía tu felicitación a los maristas por los 200 años de nuestra fundación a través de nuestras redes sociales.

La Valla en Gier, Francia.

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Con motivo del Bicentenario del Instituto de los Hermanos Marista, en este trienio de prepa-ración en que hemos vivido y reflexionado los dos primeros años en torno a los iconos de Mon-tagne y Fourvière, y en este último año pondre-mos nuestros ojos en la mesa de La Valla.

El Hno. Emili Turú, Superior General, en una car-ta a toda la familia marista, nos invita a prepa-rarnos para este acontecimiento que además vendrá consumado con el XXII Capítulo Gene-ral de los Hermanos Maristas a celebrarse en Colombia, cuna de la presencia marista en América.

A continuación, presentamos alguna selección del texto de la carta del Hno. Emili Turú con la que te invitamos a la reflexión y a compartir nuestra fiesta.

“La mesa conservada en la casa de los orí-genes, en La Valla, se ha convertido en un sím-bolo de la comunidad que se sentó a su alre-dedor. Como todos los objetos vinculados a vivencias concretas de nuestra propia historia, esta mesa conecta con narraciones que nos han sido transmitidas, y despierta en nosotros muchas emociones.

No podía haber una imagen mejor para sugerir aquel 2 de enero de 1817, cuando el P. Champagnat convoca a sus primeros dis-cípulos, y los invita a vivir como una familia de hermanos.

Desde aquel momento, alrededor de esa mesa compartirán el pan y la palabra, alegrías y penas, sueños y frustraciones. Es muy hermo-so, el testimonio del H. Laurent (Jean Claude Audras):

La Valla, un nuevo comienzo

El P. Champagnat compró una casita más arriba de la casa parroquial y puso en ella, al inicio, a un joven muy virtuoso. Mi hermano fue el segundo y yo el tercero, Couturier o Hno. Antonio, el cuarto; luego el Hno. Bartolomé y el querido Hno. Francisco. Durante un período de tiempo fuimos seis.

En los comienzos éramos muy pobres. El pan era de color de tierra, pero teníamos siempre lo nece-sario. Nuestro buen Superior, como el más cariñoso de los padres, tenía gran cuidado de nosotros. Por ejemplo, yo me acordaré siempre de la molestia que se daba cuando hallándome enfermo en La Valla, venía a visitarme todos los días; aprovechaba para llevarme siempre alguna cosita que me sirviera de alivio y alguna palabra de consuelo que me animara a sufrir con paciencia todo por amor a Dios.

Nos hablaba a menudo

del cuidado que la Divina

Providencia tiene de aquellos que co

n-

fían en ella, y en particular por l

o que

se refiere a nosotros. Y cuando nos

hablaba de la bondad de Dios y de su

amor por nosotros, nos comunicaba ese

fuego divino del cual él estaba lle

no, en

tal medida que los trabajos de la vid

a

y todas sus miserias no hubieran sido

capaces de hacernos vacilar. Tenía tan

grande devoción a la Santísima Virgen

que él la inspiraba a todos.

Una madre no tiene másternura con sus hijos quela que él nos prodigaba. La comparación ciertamente no es exacta, pues con fre-cuencia las madres aman a sus hijos con un amor sólo carnal. Él, en cambio, nos amaba verdaderamente en Dios.

Él era de un carácter alegre y suave, pero firme. Sabía entremezclar en la con-versación palabras divertidas a fin de amenizar la compañía. No se sentía nunca incómodo entre los Hermanos. Le hacíamos las preguntas más embara-zosas; jamás se lo vio en dificultades para contestarlas, y de una manera tan precisa que dejaba a todos los Hermanos satisfechos.