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VENTANA POR STEVE LOHR Mountain View, California E n la UnivErsidad de Har- vard, Carrie Grimes se graduó de arqueóloga y viajó a lugares como Hon- duras, donde estudió los modelos de asen- tamiento de los mayas trazando mapas de los lugares donde se hallaban objetos. sin embargo, lo que más la atrajo fue, en sus propias palabras, “todo lo relacionado con la computación y la matemática” que implicó el trabajo. “la gente cree que la arqueología de campo es indiana Jones, pero mucho de lo que se hace tiene que ver con el análisis de datos”, dijo. En la actualidad, Grimes realiza exca- vaciones de otro tipo. Trabaja en Google, donde emplea el análisis estadístico de montones de datos para encontrar formas de mejorar el motor de búsqueda. Grimes es una estadística de la era de internet, una entre muchos estadísticos que están cambiando la imagen de la pro- fesión, considerada en su momento como un lugar reservado para aburridos tablas de números. Cada vez son más requeridos – y hasta indispensables. “no me canso de decir que la profesión más sexy en los próximos 10 años será la de estadístico”, dijo Hal varian, jefe econ- omista en Google. “Y no es una broma”. El estatus en alza de los estadísticos profesionales que, a un año de doctorarse, sus subordinados –tanto hombres como mujeres- van a debatir ese tema mientras existan oficinas y chismes en los lugares de trabajo. Pero algunas eje- cutivas no pierden tiempo con ese tipo de opiniones. “las mujeres que ponen manos a la obra son mejo- res. no hay punto de comparación”, le dijo Carol smi- th, vicepresidenta del grupo Elle, a adam Bryant, del New York Times. “Mi experiencia es que las mujeres que son jefas tienden a ser mejores administradoras, mejores asesoras, mentoras y pensadoras raciona- les.” Para demostrarlo, smith menciona la inferior capacidad ejecutiva de sus colegas masculinos. “de pronto se ponen a hablar de fútbol”, dice. “luego, se ponen a ver videos del equipo de fútbol de su hijo. luego, cuentan un par de chistes. a mí no me da por contar chistes en las reuniones. Estoy concentrada en lo que hago”. Hablar de fútbol y contar chistes no son causales de despido. En EE. UU.; sin embargo, los despidos producto de la recesión actual afectaron más a los hombres. El invierno pasado, el New York Times informó que el 82 por ciento de las personas que ha- bían perdido el empleo eran hombres, lo que dejaba a sus esposas como las aportantes del ingreso principal de la familia. Por otra parte, si bien la recesión puede haber acele- rado la tendencia, las mujeres simplemente pueden empezar a trabajar más que los hombres a partir de los años escolares. Tamar lewin, del New York Times, informó que no sólo es menos probable que los hombres estadounidenses obtengan su título universitario en un plazo de cuatro años, sino que también tienen notas más bajas. “los hombres están igual que hace treinta años, pero a las mujeres les va mucho mejor”, le dijo a lewin Tom Mortenson, investigador del instituto Pell para el Estudio de lasOportuni- dades en la Educación superior. “a menudo se cuestiona la competencia de las mujeres en puestos que tradicionalmente ocuparon los hombres”, es- Un toque femenino en el campo ejecutivo Cómo darle darle sentido a la “catarata” digital Sigue en la página III IV V RETRATO DE EE. UU. Enfermos, por vivir en casas contaminadas. ARTE Y ESTILO Habrá comida real en filmes de Hollywood. Un océano de datos SUZANNE DECHILLO/THE NEW YORK TIMES INTELIgENcIA: El “poder inteligente” tendrá que cumplir. Página II. Sigue en la página III Una selección semanal ofrecida por Copyright © 2009 The new York Times LUNES, 10 DE AGOSTO DE 2009

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VENTANA

POR STEVE LOHR

Mountain View, California

En la UnivErsidad de Har-vard, Carrie Grimes se graduó de

arqueóloga y viajó a lugares como Hon-duras, donde estudió los modelos de asen-tamiento de los mayas trazando mapas de los lugares donde se hallaban objetos. sin embargo, lo que más la atrajo fue, en

sus propias palabras, “todo lo relacionado con la computación y la matemática” que implicó el trabajo.

“la gente cree que la arqueología de campo es indiana Jones, pero mucho de lo que se hace tiene que ver con el análisis de datos”, dijo.

En la actualidad, Grimes realiza exca-vaciones de otro tipo. Trabaja en Google,

donde emplea el análisis estadístico de montones de datos para encontrar formas de mejorar el motor de búsqueda.

Grimes es una estadística de la era de internet, una entre muchos estadísticos que están cambiando la imagen de la pro-fesión, considerada en su momento como un lugar reservado para aburridos tablas de números. Cada vez son más requeridos

– y hasta indispensables.“no me canso de decir que la profesión

más sexy en los próximos 10 años será la de estadístico”, dijo Hal varian, jefe econ-omista en Google. “Y no es una broma”.

El estatus en alza de los estadísticos profesionales que, a un año de doctorarse,

sus subordinados –tanto hombres como mujeres- van a debatir ese tema mientras existan oficinas y chismes en los lugares de trabajo. Pero algunas eje-cutivas no pierden tiempo con ese tipo de opiniones.

“las mujeres que ponen manos a la obra son mejo-res. no hay punto de comparación”, le dijo Carol smi-th, vicepresidenta del grupo Elle, a adam Bryant, del New York Times. “Mi experiencia es que las mujeres que son jefas tienden a ser mejores administradoras, mejores asesoras, mentoras y pensadoras raciona-les.”

Para demostrarlo, smith menciona la inferior capacidad ejecutiva de sus colegas masculinos. “de pronto se ponen a

hablar de fútbol”, dice. “luego, se ponen a ver videos del equipo de fútbol de su hijo. luego, cuentan un par de chistes. a mí no me da por contar chistes en las reuniones. Estoy concentrada en lo que hago”.

Hablar de fútbol y contar chistes no son causales de despido. En EE. UU.; sin embargo, los despidos producto de la recesión actual afectaron más a los hombres. El invierno pasado, el New York Times informó que el 82 por ciento de las personas que ha-bían perdido el empleo eran hombres, lo que dejaba

a sus esposas como las aportantes del ingreso principal de la familia. Por otra parte, si bien la recesión puede haber acele-rado la tendencia, las mujeres simplemente pueden empezar

a trabajar más que los hombres a partir de los años escolares. Tamar lewin, del New York Times, informó que no sólo es menos probable que los hombres estadounidenses obtengan su título universitario en un plazo de cuatro años, sino que también tienen notas más bajas.

“los hombres están igual que hace treinta años, pero a las mujeres les va mucho mejor”, le dijo a lewin Tom Mortenson, investigador del instituto Pell para el Estudio de lasOportuni-dades en la Educación superior.

“a menudo se cuestiona la competencia de las mujeres en puestos que tradicionalmente ocuparon los hombres”, es-

Un toque femenino en el campo ejecutivo

Cómo darle darle sentido a la “catarata” digital

Sigue en la página III

IV VRETRATO DE EE. UU.

Enfermos, por vivir en casas contaminadas.

ARTE Y ESTILO

Habrá comida real en filmes de Hollywood.

Un océanode datos

Suzanne DeChillo/The new York TimeS

INTELIgENcIA: El “poder intel igente” tendrá que cumplir. Página II.

Sigue en la página III

Una selección semanal ofrecida porCopyright © 2009 The new York TimesLUnes, 10 De Agosto De 2009

POR STEPHANIE CLIFFORD

A pesar de la importancia que se da a la privacidad online, los marke-ters y las empresas de información saben cada vez más sobre la vida offline de los consumidores y ma-nejan datos como ingresos, nivel de crédito, propiedades y hasta qué auto tienen y si les gustan las activi-dades al aire libre.

Hace poco, algunas de esas com-pañías empezaron a conectar esa montaña de información a navega-dores de consumidores.

El resultado es un gran cambio en la forma en que los consumidores abordan la Red. La gente no sólo va a ver publicidad personalizada, si-no que verá diferentes versiones de sitios web según qué tipo de consu-midor sea y hasta recibirá distintas ofertas de descuento cuando haga compras, todo lo cual se basa en in-formación de su historia offline.

Dos mujeres de oficinas contiguas podrían entrar al mismo sitio de cos-méticos, pero una podría ver un per-fume Missoni de US$300, mientras que la otra vería un lápiz labial local en oferta a US$2.

La tecnología que establece la co-nexión no es nada nuevo: se trata de un pequeño código llamado cookie, que se coloca en un disco rígido. La información que proporciona, en cambio, es muy nueva. Todo se hace de forma invisible. “Ahora se navega por Internet con una cookie que in-dica qué tipo de consumidor es cada uno: grupo etario, nivel de ingresos,

área urbana o rural, presencia de chicos en la casa”, dice Trey Barrett, un jefe de producto de Acxiom, una de las compañías que ofrece ese tipo de link a los marketers.

Los avisadores y marketers dicen que esa especificidad es útil porque se presentan los productos a las per-sonas que con más seguridad van a estar interesadas en los mismos. Gap y Victoria’s Secret usan esa táctica.

Sin embargo, los grupos de defen-sa del consumidor sostienen que se trata de un seguimiento preocupan-te. En la vieja Internet, nadie sabía si uno era un perro. En la nueva Inter-net, se sabe qué tipo de perro somos, qué color de correa preferimos, la última vez que tuvimos pulgas y la fecha en que nos castraron.

“El romance del sector con las coo kies hace virtualmente imposi-ble que los usuarios naveguen por la Red sin que se los siga y estudie”, declara Marc Rotenberg, director ejecutivo del Centro Electrónico de Información de Privacidad, en un mensaje por e-mail. Si bien el Con-greso realiza audiencias sobre la privacidad online, las sesiones se concentran en el estudio de la con-ducta online. El sector sostiene que no hace falta intervención guberna-mental alguna, argumento que has-ta ahora acepta la Comisión Federal de Comercio.

Los consumidores pueden evi-tar el seguimiento con cookies me-diante el recurso de borrarlas de

Adiós a la vida privada y datos confidenciales

Rodale, una editorial, usa información offline para mandar diferentes avisos por e-mail a una mujer, como parte de una promoción por el Día del Padre; un hombre interesado en salud y nutrición, y un joven que compró artículos de “salud sexual”.

Ellos “conocen” a los usuarios de Internet.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo el mes pasado al final de un discurso una frase importan-te que brindó el mejor resumen de la nueva política exterior del gobierno de Obama basada en el compromi-so: “Ahora todo lo que tenemos que hacer es cumplir.”

Los primeros seis meses de ges-tión del presidente Obama esta-blecieron un cambio drástico en la política exterior de los EE. UU. Desaparecieron los elementos cla-ve del léxico de Bush, entre ellos “la guerra contra el terrorismo”. En buena medida, se reemplazó a los terroristas por los “extremistas”. Un abordaje ideológico y moralista del mundo cedió paso a un sobrio realismo.

“No vamos a poner a nuestros socios entre la espada y la pared; tampoco insistiremos en que están con nosotros o contra nosotros”, di-

jo Clinton. “En el mundo actual, eso es un abuso global”.

La secretaria de Estado planteó una estrategia de acercamiento al mundo musulmán pensada para aislar la amenaza jihadista islá-mica, así como la cooperación con aliados y grandes potencias para impulsar los intereses estadouni-denses en un mundo interconecta-do.

“Vamos a liderar mediante la in-ducción de una mayor cooperación entre un número más amplio de actores y la disminución de la com-petencia”, dijo, “así como el despla-zamiento de un mundo multipolar a un mundo de múltiples socios”.

Obama está llamado a impulsar una fuerte “multiplicidad de so-cios” desde que entró en funciones y hace todo lo posible por cortejar a los rusos y los chinos. Hizo gestos de apertura a Siria, ofreció dialogar con Irán, tuvo palabras amistosas para Cuba, trató de detectar tali-banes moderados que estuvieran

abiertos a colaborar y respondió a las provocaciones de Corea del Norte de manera firme pero mesu-rada.

¿Qué concluir de ese ejercicio de “poder inteligente”? No cabe duda de que ya mejoró la imagen de EE. UU., un cambio cuya verdadera importancia estratégica es difícil de cuantificar, pero que tiende a re-nunciar a otros poderes para impul-sar a EE. UU. en lugar de para per-judicarlos. El miedo, que era algo tan omnipresente –y que se mani-puló con tanta frecuencia– durante la gestión de Bush, desapareció.

Hasta ahora, esas transforma-ciones se llevaron a cabo sin conse-cuencias negativas para la seguri-dad estadounidense. Pienso que los Estados Unidos están más seguros cuando, según palabras de Clinton, no se los ve como “una potencia soberbia”. Me parece que Obama pone a los enemigos de los Estados Unidos en una posición muy incó-moda por medio de su propia popu-

laridad. No hay duda, por ejemplo, de que su acercamiento inquietó al régimen iraní.

Sin embargo, el jurado todavía no emitió su veredicto en relación con la múltiple sociedad de Obama. Si-gue sin haber grandes avances en lo relativo a los temas más espinosos. Ni siquiera una visita presidencial a Arabia Saudita pudo inducir a los sauditas a hacer a Israel gestos que pudieran alentar la paz.

La mayor imparcialidad estado-unidense –que comprendió la crí-tica a la política de asentamientos israelí– irritó a Israel y no acercó a judíos y árabes a un acuerdo sobre temas que frustraron a generacio-nes de diplomáticos.

El principal desafío que ahora enfrenta Obama es la relación con un Irán casi nuclear, donde la bru-talidad del régimen respecto de los manifestantes luego de una elec-ción dudosa complicó la ya ardua tarea de superar décadas de des-confianza. Hasta ahora, el acerca-

miento estadounidense no produjo resultados.

El plazo de septiembre que fijó Obama para que Teherán dé una respuesta sobre las conversacio-nes, se va acercando. Si no pasa nada grave, el presidente tendrá que demostrar que su política de múltiples sociedades puede llevar a los rusos y los chinos a cooperar en sanciones efectivas. Para que eso pase, es necesario persuadir a Moscú y a Pekín de hacer a un lado sus intereses comerciales y su in-clinación estratégica a usar a Irán contra Washington. Esa va a ser una prueba de fuego para “la nueva era del compromiso”.

“Todo lo que tenemos que hacer es cumplir”, dijo Clinton. Pasaron veinte años desde el magistral ma-nejo estadounidense del final de la Guerra Fría y quince desde que una brillante diplomacia estadouniden-se puso fin a la guerra bosnia. Ya es hora de que Estados Unidos tenga otro éxito diplomático.

INTELIGENCIA/ROGER COHEN

Los límites del “poder inteligente”

Envíe comentarios a [email protected].

sus computadoras o de configurar sus browsers de tal modo que no las acepten. Sin embargo, pocos lo ha-cen, y los defensores de la privacidad dicen que a las empresas les resulta fácil incorporar cookies sin que los usuarios lo noten.

Desde hace décadas, compañías de datos como Experian y Acxiom compilan información sobre cada uno de los estadounidenses: Acxiom estima que tiene mil 500 datos de cada persona sobre la base de in-

formación procedente de tarjetas de garantía, registros de matrimo-nios y nacimientos, suscripciones a revistas, datos públicos y hasta ins-cripciones de perros en el American Kennel Club.

Patrick Williams, editor de la revista de finanzas Worth, le pidió hace poco a Acxiom que buscara los nombres y direcciones de diez mil estadounidenses de cada una de once ciudades que tuvieran casas de más de US$1 millón, un patrimonio neto de más de US$2 millones, que vivieran en un radio de pocos kiló-

metros de otras personas ricas y es-tuvieran suscritos a publicaciones de negocios. “Son la empresa más increíble de investigación de datos; saben demasiado”, dice Williams, quien agrega que se sintió muy con-tento con la cantidad de información que la compañía le proporcionó.

Empresas como Acxiom y una de sus rivales, Datran Media, estable-cen la conexión entre los datos onli-ne y offline cuando una persona se registra en un sitio o abre un e-mail de un marketer.

Las cookies de Datra comprenden entre cincuenta y cien datos. Ambas compañías dicen que la información de las cookies es anónima y genera-lizada. Datran y Acxiom luego ven-den publicidad en sitios como NBC.com, Facebook y Yahoo a compañías que usan sus datos, como la editorial Rodale.

La empresa de audífonos Beltone New England le pidió a Datran que buscara gente online que tuviera más de 65 años, que fuera propieta-ria de una casa, cabeza de familia, que ganara más de US$35 mil al año y viviera en Nueva Inglaterra, para mostrarle avisos. Datran también probó los mismos avisos con un gru-po de gente más amplio.

“Lo sorprendente fue que la ma-yor parte de los que respondieron fueron mujeres de entre 35 y 40 años que tenían a sus padres mayores en la casa”, señala Perry Ebel, director de mercadeo y desarrollo de nego-cios de Beltone, que agrega que se

dispone a modificar su marketing offline con el objeto de incluir a ese grupo.

Al usar información online real, los marketers pueden personalizar aún más los mensajes y mostrar productos diferentes a personas con distintos hábitos de consumo, ya sea en avisos, mensajes por e-mail o pá-ginas web semipersonalizadas.

Rodale, que publica libros ade-más de revistas como Men’s Health y Prevention, usa datos de Acxiom para determinar qué e-mails pro-mocionales mandar a qué clientes. Las ofertas que apuntan a mujeres pueden acompañarse de un men-saje vía e-mail que ofrezca una sus-cripción del Día del Padre a Men’s Health, para ellos, y un libro gratis sobre cómo perder grasa abdomi-nal, para ellas. Los hombres jóvenes podrían recibir otra oferta: un libro sobre posiciones sexuales.

“La gente que compra con menos frecuencia y se fija más en precios puede recibir una oferta más conve-niente que quien compra más a me-nudo”, dice Christopher S. Marriott, director global de Acxiom Digital, una división de Acxiom.

Paul M. Schwartz, profesor de de-recho y especialista en privacidad de la Facultad de Derecho de la Uni-versidad de California en Berkeley, señala que la participación incons-ciente de los consumidores hace que el mercadeo online difiera del offline. “Los medios interactivos entran en una cosa orwelliana en la que regis-tran lo que pensamos cuando toma-mos una decisión”, dice. “Ahora so-mos como empleados que ingresan información para la industria”.

ThE NEw York TImEs sE pubLICA sEmANALmENTE EN Los sIGuIENTEs dIArIos: sÜddEuTsChE zEITuNG, ALEmANIA ● CLAríN, ArGENTINA ● dEr sTANdArd, AusTrIA ● LA rAzóN, boLIvIA ● foLhA, brAsIL ● LA sEGuNdA, ChILE ● EL EspECTAdor, CoLombIA ● dELo, EsLovENIA ● EL pAís, EspAñA ● ThE korEA TImEs, EsTAdos uNIdos ● NovoYE russkoYE sLovo, EsTAdos uNIdos ● mANILA buLLETIN, fILIpINAs ● LE moNdE, frANCIA 24 sAATI, GEorGIA ● ELEfThEroTYpIA, GrECIA ● prENsA LIbrE, GuATEmALA ● ThE AsIAN AGE, INdIA ● LA rEpubbLICA, ITALIA ● AsAhI shImbuN, jApóN ● suNdAY NATIoN, kENIA ● kohA dITorE, kosovo ● EL NorTE, murAL Y rEformA, méxICo ● LA prENsA, pANAmá ● ThE obsErvEr, rEINo uNIdo ● LIsTIN dIArIo, rEpúbLICA domINICANA ● rumANIA LIbErA, rumANIA ● uNITEd dAILY NEws, TAIwáN ● suNdAY moNITor, uGANdA

E L m u N d o

II Lunes, 10 De Agosto De 2009

pueden llegar a ganar US$ 125 mil en empresas top, es fruto de la reciente explosión de la información digital. En un área tras otra, la Informática y la Red están creando nuevos ámbitos de datos para analizar, tan diversos como las señales de los sensores y las grabaciones de los sistemas de vigilancia o las conversaciones en las redes sociales y los registros públicos. Y según una proyección de la investigadora de mercado IDC, el incremento de la información digital está destinado a acelerarse, aumentando cinco veces para 2012.

De todos modos, los datos no son más que la materia prima del conocimiento. “Estamos entrando rápidamente en un mundo donde todo puede ser monitoreado y medido”, dijo Erik Brynjolfs hijo, director del Centro de Actividades Digitales del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Pero el gran problema será la capacidad de los humanos para utilizar, analizar y entender la información”.

La nueva raza de estadísticos aborda esos problemas. Utilizan computadoras poderosas y modelos matemáticos sofisticados para buscar perspectivas y patrones significativos en enormes cantidades de datos. Las aplicaciones son diversas; van desde mejorar la búsqueda en Internet y la publicidad online, hasta seleccionar información

sobre la secuenci de los genes para la investigación sobre el cáncer.

Los conocimientos informáticos y numéricos, dicen los expertos, importan más que los títulos universitarios. Por eso los detectives de datos vienen de carreras como economía, informática y matemática. Los expertos que manejan datos son tan apreciados en este momento que se acuñó una nueva palabra para describirlos, “datarati” – la nueva generación de gurús de los datos. El incremento de la información está transformando una profesión que tradicionalmente se ocupó de una tarea menos lucrativa

y de perfil más bajo, como por ejemplo averiguar las tasas de la expectativa de vida para compañías de seguros y calcular el rendimiento de las cosechas en la agricultura.

Grimes, 32, terminó su doctorado en estadística en 2003, en la Universidad de Stanford, California, y ese mismo año entró a trabajar en Google. Ella utiliza la creación de modelos y la predicción estadística para ayudar a la empresa a mejorar la

tecnología de búsqueda.Por ejemplo, Grimes trabajó

en un algoritmo estadístico para afinar el software del buscador, que deambula por la Red para actualizar constantemente su índice temático de búsqueda. El objetivo, explicó, es obtener pequeñas ganancias de eficiencia en el uso de la Red y la computadora. “Una mejora, aunque sea de un uno o dos por ciento, puede resultar enorme cuando las cosas se hacen las millones y miles de millones de veces que las hacemos en Google”, dijo.

Lo que abre nuevos universos de información y descubrimiento es la magnitud de las baterías de datos. “La Web aporta este recurso increíble para observar cómo interactúan millones de personas”, dijo Jon Kleinberg, experto informático e investigador de redes sociales de la Universidad Cornell, en el estado de Nueva York.

Sin embargo, el rico filón de los datos en la Red tiene sus peligros, advierten los expertos. Su mero volumen puede desconcertar fácilmente a los modelos estadísticos. Los estadísticos también advierten que fuertes correlaciones

de datos no necesariamente prueban un vínculo de causa-efecto. Por ejemplo, a finales de la década de 1940, antes de que existiera la vacuna de la polio, los especialistas en salud pública de EE. UU. observaron que los casos de polio aumentaban al mismo ritmo que el consumo de helados y de gaseosas. Se recomendó incluso eliminar esos productos como parte de una dieta antipolio. Pero la verdadera relación era que los brotes de polio eran más comunes en los calurosos meses de verano.

Si bien la explosión de datos amplía cuestiones existentes desde hace tiempo en la estadística, también abre nuevas fronteras. “La clave está en dejar que las computadoras hagan lo que hacen bien, o sea, rastrear esas inmensas baterías de datos, para algo que sea matemáticamente extraño”, dijo Daniel Gruhl, investigador de IBM cuyo trabajo más reciente está dedicado a explorar datos médicos para descubrir pistas que permitan mejorar el tratamiento de enfermedades. “De esa manera es más fácil para los humanos hacer lo que hacen bien – es decir, explicar esas anomalías–”.

James Yang

Viene de la página 1

Cómo darle sentido a la “catarata” digital

Ser estadístico será un “trabajo sexy”, dice un economista.

¡Hemos ganado tanto en la era digital! Tenemos más opciones de entretenimiento, y encontrar lo que buscamos ciertamente es más rápido. Y lo mejor: mucho de todo

eso es gratis. Pero también hemos perdido algo: el afortunado descubrimiento de lo que no sabíamos que queríamos

encontrar. En otras palabras, la era digital está extinguiendo el hallazgo accidental.

Cuando entramos en la casa de otras personas, recorremos sus bibliotecas, miramos sus estuches de CD y espiamos sus colecciones de videos (mucho mejor que sus botiquines).

Eso nos da una idea de los gustos extraños del propietario y, en la mayoría de los casos, encontramos a un cantante, un músico o un documental que no conocíamos.

Pero los CD desaparecieron dentro del iPod. Y ya es raro que veamos estantes con videos ahora que Netflix nos manda los discos por correo o que los descargamos de Vudu. Y, algún día cercano, es probable que las colecciones de libros terminen dentro de Kindle. Con un lector e-book, la persona que viaje en el asiento de enfrente en el subte nunca se enterará de lo que estamos leyendo. Tenemos Facebook y Twitter, vomitando un torrente de sugerencias de cosas para leer, escuchar, ver y hacer.

Ahora dependemos de ellos como orientadores para llegar al sitio Web satírico o al puesto ambulante que sirve cabrito al curry. Es útil.

Pero eso no tiene nada que ver con el hallazgo fortuito. Es más bien pensamiento grupal. Todo lo que necesitamos saber viene filtrado y examinado. Estamos descubriendo lo mismo que todos los demás, y en general nos llega de gente que hemos elegido porque comparte nuestros gustos. Nada de eso nos ofrecerá ese momento mágico de descubrimiento providencial que nos imaginamos que se habrá producido cuando Elvis Presley oyó por primera vez un blues, o cuando Michael Jackson siguió las polainas blancas de Fred Astaire en la pista de baile.

Y hay demasiada información. Cada día, miles de personas pueden llegar a enviarnos sugerencias – algunas útiles, otras no. Tenemos que leerlas, clasificarlas y sobre esa base, actuar.

Como las pagamos con nuestro tiempo, la necesidad humana de sorpresa abre una oportunidad para nuevos negocios. ¿Acaso alguien puede clasificar la información y proponer las ideas que corresponden a la persona específica que no sabe que la necesita? Facebook ofrece algunas herramientas para subdividir las listas de amigos, de manera que los mensajes de la

camarilla de los videos de gatos no interfieran cuando estamos debatiendo con los fanáticos de las noticias políticas.

Se ha desarrollado un ecosistema alrededor de Twitter en un intento por obtener ganancias gracias a su popularidad. Han proliferado servicios como TweetRiver, Tweepular, TweetSum, TwitZap, TwitHive, Tweenky, Tweetree, Splitweet y COTweet para manejar la información entrante.

Twitter incluso compró algunos. Hace poco rediseñó su sitio en función del motor de búsqueda de una de esas empresas. Y la razón para el rediseño fue principalmente dar a sus usuarios herramientas que alientan el

hallazgo casual. StumbleUpon es un servicio

Web que orienta a los usuarios hacia contenidos que pueden llegar a resultarles interesantes. Los lectores informan al servicio cuáles son sus intereses profesionales o sus hobbies, y éste ofrece sitios para satisfacerlos. Es un buen intento, pero sigue siendo decirles a los lectores lo que quieren saber.

UrbanSpoon, una de las aplicaciones más populares para el iPhone, se esfuerza por recrear el azar con un widget de máquina expendedora. Sacudiendo el teléfono, tres marcadores – por el lugar, la cocina y el precio – giran para encontrar un restaurante al azar. Recibe alrededor de un

millón de sacudidas por día, dijo Ethan Lowry, uno de los cofundadores de la empresa, que está domiciliada en Seattle y actualmente es propiedad de IAC/InterActiveCorp. “Fue diseñado con la mente puesta en un verdadero problema de hallazgo providencial”, dijo, recordando que sus amigos una vez se dirigían al viejo lugar de siempre para almorzar cuando él sacó su celular y dijo, “Qué tal si lo sacudiéramos como un Bola 8 Mágica y nos

diera la respuesta”.Pero con los usuarios frecuentes

de la aplicación sucede algo gracioso. Empiezan a confiar en su motor de búsqueda o en la función “En boca de todos”, un algoritmo que genera sugerencias que, curiosamente, reflejan el sentimiento local.

El algoritmo es crowdsourcing (una de las aplicaciones de la innovación abierta que consiste en proponer problemas y dar recompensas a quienes encuentren la solución) de alta tecnología, que reemplaza el hallazgo casual que los clientes están buscando. Tendremos que seguir esperando que alguien encuentre por casualidad la solución.

En busca del hallazgo casual

damon darlinENSAYO

tHOR sWIFt PaRa tHe neW YORk tImes

Sus comentarios son bienvenidos en [email protected].

cribe Alice Eagly, presidenta del Departamento de Psicología Social de la Universidad del Noroeste . “En esas situaciones, las ejecutivas pueden verse obligadas a ser mu-cho más competentes para que se reconozca que son eficaces”.

Joanna Barsch, una de las au-toras de How remarkable women lead (Cómo conducen las mujeres notables), advirtió en el blog que las ejecutivas deben evitar que las afecten las presiones en conflicto de su vida personal y profesional, sobre todo cuando muchas siguen teniendo a su cargo la mayor parte del trabajo doméstico.

“Energizarse es algo clave para los líderes”, escribió Barsh, quien agregó: “Algo en lo que las mujeres pueden mejorar es en dejar (sí) de abarcar múltiples tareas cuando se nos exige una completa concen-tración”.

Sin embargo, hasta las habilida-des domésticas pueden proporcio-nar una ventaja competitiva. Smith sostiene que las mujeres que tienen puestos ejecutivos son mejores en lo que respecta a organizar prio-ridades. “Hacen listas de tareas a realizar”, dice, “y establecen prio-ridades. Luego, ponen manos a la obra. Tal vez sea porque hacemos listas de compras”.

Un toque femenino

en el campo ejecutivoViene de la página 1

Crece la demanda de estadísticos como Carrie grimes, quien trabaja en google, para analizar la masa de datos de la Red.

E l m u N d O

LUnEs, 10 DE Agosto DE 2009 III

R E T R AT O D E E S TA D O S U N I D O S

TENNESSEEWinchester

POR SHAILA DEWAN y ROBBIE BROWN

WINCHESTER, Tenesí — La es-paciosa casa donde Rhonda y Jason Holt iniciaron su vida familiar como recién casados, en el 2005, estaba plagada de enfermedades miste-

riosas. Los tres bebés de los Holt tenían una apariencia páli-da, carecían de energía y lucha-ban para respi-rar, al grado de

que necesitaban respiradores, repe-tidos viajes a la sala de urgencias, y para Anna, la segunda hija, la dosis más fuerte de esteroides que un niño pequeño puede soportar.

Rhonda, enfermera de profesión, comenzó a padecer migrañas, y tanto ella como su esposotenían problemas renales.

No fue hasta febrero último, más de cinco años después de haberse mudado a esa casa, que la pareja descubrió la raíz de sus malesta-res: el espacio estaba contaminado con altos niveles de metanfetamina dejados por el ocupante anterior, quien había sido sacado del ático por la Policía.

Luego, los Holt se enteraron de algo casi igual de devastador: les correspondía a ellos gastar los US$30 mil o más que requeriría la limpieza.

Con el aumento en la incautación de laboratorios de metanfetamina en todo EE. UU., ahora se ven casos similares en varios estados, lo que llama la atención al problema de la contaminación por metanfetamina, que se puede impregnar en tablaye-so, alfombras, aislante y ductos de

aire, provocando enfermedades respiratorias y otros problemas de salud.

Los datos federales acerca de la confiscación de laboratorios de me-tanfetamina indican que hay dece-nas de miles de residencias conta-minadas en EE. UU. Entre las víc-timas se cuentan adultos mayores de bajos ingresos, cuyas casas son usadas de forma clandestina por parientes para fabricar metanfeta-mina, y dueños cuyos inquilinos les dejan un desastre tóxico.

Algunos estados han intentado arreglar el problema al exigir una limpieza y la divulgación del histo-rial de la casa al momento de su ven-ta. Sin embargo, el alto costo de la limpieza (entre US$5 mil y US$100 mil, según el tamaño de la casa, lo estricto de los requisitos y el grado de contaminación) ha dejado a cien-tos de propiedades desocupadas y en cuarentena, particularmente en los estados del oeste y el sur de EE. UU. afectados por el uso de metan-fetaminas.

La contaminación por metan-fetamina puede llevar a la ruina económica a familias como la de Francisca Rodríguez. El perro de la familia comenzó a sufrir convulsio-nes nueve días después de que los Rodríguez se mudaron a su casa, en Grapevine, Texas, cerca de Dallas, y su hijo de 6 años desarrolló un pro-blema respiratorio similar al asma,

afirmó Rodríguez, de 35 años y ama de casa con tres hijos.

Tras enterarse por sus vecinos de que la casa había sido una “casa de drogas” conocida, la familia la hizo examinar. Los ductos de aire pre-sentaban niveles de metanfetami-na más de cien veces superiores al límite más comúnmente menciona-do después del cual normalmente se requiere una limpieza.

El dueño anterior había marcado “No” en un formulario de divulga-ción que preguntaba si la casa había sido laboratorio de metanfetamina, afirmó Rodríguez. Abandonaron la casa y se deshicieron de la mayoría

de sus cosas, porque no se podían limpiar.

“Te vuelve loca”, dijo Rodríguez. “Nuestro crédito está arruinado, no podremos comprar otra casa, alguien expuso a mis hijos a la metanfetamina, y mi perro se mu-rió”.

Los efectos de la contaminación por metanfetamina sobre la salud frecuentemente son difíciles de de-mostrar y hay poca investigación al respecto. Sin embargo, John W. Martyny, experto en metanfetami-nas del Centro Médico y de Investi-gación Judío Nacional, en Denver, dijo que vivir en un ex laboratorio

de metanfetamina incrementaba la probabilidad de que los niños desa-rrollaran discapacidad de aprendi-zaje, y a largo plazo provocaba pro-blemas respiratorios y de la piel.

Incluso una exposición breve puede tener efectos serios, afirmó Martyny. Un estudio del 2007 rea-lizado por el Centro descubrió que más del 70 por ciento de los policías que habían inspeccionado laborato-rios de metanfetamina reportaron problemas de salud.

Una vez que los Holt dejaron la casa, sus problemas de salud dis-minuyeron en gran medida, pero dejaron secuelas.

Se enferman, por vivir en casas contaminadas

josh anderson para The new York Times

rhonda holt y su hijo ethan consuelan a anna, de 2 años, quien sufre un mal provocado por su casa, contaminada por metanfetamina, en Tenesí.

Por JENNIFER STEINHAUER

LOS ANGELES — California fue tradicionalmente un muy buen negocio, ya que tenía un sistema de educación superior envidiable, energía subsidiada y abundancia de servicios para los necesitados.

Sin embargo, treinta años de cre-cimiento demográfico combinado con tres importantes recesiones, presupuestos electorales, man-datos federales y una estructura impositiva poco común, así como el creciente costo de los servicios sociales, terminaron por producir resultados desastrosos cuyas ra-mificaciones se sienten en todos los aspectos de la vida del estado.

El sueño californiano quedó sus-pendido por el momento, tal como lo demostraron los legisladores del área de presupuesto y como coinci-dió el lunes el gobernador. El estado abordó sus problemas fiscales efec-tuando una profunda retirada en lo relativo a servicios.

Empezó esta primavera con una serie de recortes presupues-tarios de varios miles de millones de dólares y siguió con un total de 30.000 millones de dólares de reducciones en dos años fiscales en escuelas, universidades, salud, bienestar social, correcciones, re-creación, etc.

“Ahora somos el estado que no puede”, dice Stephen Levy, direc-tor del Centro para el Estudio de la Economía de California, una orga-

nización privada de investigación de Palo Alto.

“No puede ponerse de acuerdo en relación con su problema de agua. No puede equilibrar su presupues-to. No puede decidir qué hacer con los presos y sigue sin saber qué ha-cer respecto de sus inmigrantes. Y ese no es el final de nuestros pro-blemas económicos. Es apenas el principio.”

La prolongada recesión nacional asestó un gran golpe a la principal

fuente de ingresos del estado, el im-puesto a las ganancias de los ricos. Por otra parte, el déficit estructural del estado aumentó mucho como consecuencia de años de crédito y trucos contables.

El resultado es que los california-nos comprobarán que las oficinas estatales permanecerán cerradas tres días por mes. Los pobres ca-recerán de atención médica en un estado que prácticamente inventó la red de seguridad de salud de los

Estados Unidos.Las aulas están a punto de explo-

tar, las universidades estatales dan licencia a sus profesores, reducen la oferta académica y evalúan si pue-de seguir existiendo un sistema de excelencia.

La población del estado, que en la actualidad es de más de 38 millo-nes mientras que era de 23,6 millo-nes en 1980, también significó una creciente necesidad de servicios caros para los pobres, sobre todo en momentos en que declinan los ingresos.

Si bien los impuestos estatales a la propiedad están por debajo del promedio, sus impuestos a los in-gresos personales y a las ganancias de capital se encuentran entre los más altos, de modo que, a diferencia de estados que pueden distribuir la carga impositiva, California puede llegar a un desequilibrio desastro-so.

“La volatilidad constituye un desafío al presupuesto”, dice Jed Kolko, director del Instituto de Po-líticas Públicas de California, una organización de investigación in-dependiente de San Francisco.

Ahora los organismos estatales no están en condiciones de propor-cionar los servicios que la población está habituada a recibir.

“En comparación con la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, un inmigrante a Califor-nia ahora tiene mayores costos de

vivienda, menor calidad escolar y una educación superior más ca-ra”, declara Daniel J. B. Mitchell, profesor de asuntos públicos de la Universidad de California en Los Angeles.

La caída ya es evidente.En muchos distritos se canceló

la escuela de verano. En Eureka, cerca de la frontera de Oregón, el Centro Odontológico Old Town está a punto de cerrar. La mayor parte de sus pacientes es de bajos ingresos, y el programa del estado ahora pagará sólo las extracciones dentales.

Nicole Eleck, la recepcionista del centro, señala: “La mitad de nuestros pacientes dice: ‘Si siento alguna molestia, esperaré hasta que sea necesario hacer una ex-tracción.’”

Nadie sabe qué pasará de ahora en más, pero es posible que el paraí-so californiano llegue a su fin.

“No sabemos con certeza si la po-blación de California quiere que el sueño californiano perdure”, indica Bruce E. Cain, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Cali-fornia en Berkeley.

“La población es demasiado di-versa como para tener una visión común de lo que quiere que se brinde a todos. Algunos quieren el sueño tradicional; otros quieren la versión privatizada cerrada, mien-tras que a otros les gustaría sepa-rarse y olvidarse de todo.”

ANálISIS

California: al final, fue sólo un sueño

reed saxon/associaTed press

Una manifestación en contra de los aumentos de matrícula en la universidad estatal de california, en Long Beach.

iv Lunes, 10 De Agosto De 2009

a r t e y e s t i l o

Por KIM SEVERSON

Durante mucho tiempo en las películas se usaron pavos a medio cocinar coloreados con aceite para autos, frutas de plástico y helados tallados en grasa, pero lo cierto es que la comida en el cine va siendo cada vez más comestible e incluso deliciosa.

“Generalmente creen que es todo de goma laca”, dijo Colin Flynn, una chef y estilista culinaria de Nueva York que trabajó en el nuevo film “Julie & Julia”. En los años ’70 y ’80 realmente era así. La comida pare-cía de plastilina. Ahora, casi siem-pre es comida de verdad. Para los estilistas culinarios o ecónomos, la mayoría de los cuales se iniciaron como cocineros, es un cambio po-sitivo. Y los directores consideran que una comida bien preparada puede llegar a mejorar las interpre-taciones de los actores y la aparien-cia de la totalidad de la escena.

No obstante, cuando la directora Nora Ephron comenzó a filmar una escena decisiva de “Julie & Julia”, fue obvio de inmediato que el len-guado Meunière podía significar la ruina para su estilista culinaria.

El primer almuerzo de Julia Child en París se centraba en el lenguado a la Dover chisporroteando en sal-sa de manteca. Era, escribió en su autobiografía, “la comida más exci-tante de mi vida”. Para esa escena, Ephron – una cocinera avezada que escribió el guión, dirigió la película y probó personalmente cada receta en el film, salvo el aspic – no acep-taba nada por debajo de la perfec-ción.

“Quería que el lenguado le pare-ciera al público tal como le había parecido a Julia cuando tuvo su fa-mosa iluminación”, dijo.

Susan Spungen, la estilista culi-naria de la película, que trabajaba con Flynn, supo que estaba en pro-blemas apenas llegó a un restau-rante de Manhattan para filmar la escena. Por empezar, al chef que Eprhon había contratado para co-cinar el lenguado lo habían forzado a atender como mozo de la escena. Eso dejó a Spungen inusitadamente desprevenida.

Más aún, tenía apenas unos 10 de los costosos filetes para trabajar. No había mucho margen de error.

“No sé cómo, pero finalmente conseguimos que uno no se pega-ra”, dijo. El lenguado se convirtió en el momento favorito de Ephron en la película, estrenada el 7 de agosto en los Estados Unidos.

Para Spungen, es nada más que uno de los varios milagros ligados a la comida en una película donde lo que comen los actores es tan importante como los actores mis-mos. Para los estilistas culinarios, el juego consiste en interpretar los apetitos de los actores y saber cuándo emplear unos cuantos tru-cos. Pero en realidad, el diseño de la comida se reduce a un trabajo previo intenso.

Flynn deshuesó 60 patos durante “Julie & Julia”. Pero el pato en croû-te se convierte en el máximo atrac-tivo para Julie Powell, la secreta-ria neoyorquina cuyo blog de 2003 sobre el esfuerzo que hizo durante todo un año para cocinar todas las recetas del primer volumen de “Mastering the Art of French Coo-king” inspiró el film.

Aun en los casos en que se ven obligados a utilizar un poco de la magia de Hollywood, los estilis-tas tratan de hacer que por lo me-nos parezca real. Dos actrices del

thriller policial de 2008 “Pride and Glory” eran vegetarianas. Por esa razón, Ruth DiPasquale, asistente de producción de la película, llamó a un chef vegetariano para pedirle que organizara una gran escena de cena de Navidad que tenía un ja-món como pieza central. Terminó apilando fetas de jamón falso hecho con soja junto al de verdad

Por supuesto, muchísimas veces el estilista tiene que emplear trucos. Las tartas de cereza se rellenan con puré de papas, las aves se asan parcialmente y se pintan con con-dimento para carnes, la glicerina y el agua forman gotas de transpira-ción en las copas y el helado se en-vuelve alrededor de trozos de hielo seco para que no se derrita. Por otra parte, en un set de rodaje tam-

bién hay criaturas vivas que deben ser tratadas como corresponde. En “Titanic”, que se filmó en México, la comida se rociaba constantemente con pesticida para mantener aleja-das a las moscas.

“Puede ser muy poco glamoroso, realmente”, dijo Alison Attenbo-rough, estilista de Nueva York que trabajó en la película. “Muchas ve-ces los utileros se roban las almen-dras azucaradas, aun después de decirles que han sido fumigadas”.

Pero en “Julie & Julia”, sin em-bargo, el esfuerzo valió la pena, dijo Powell. “La comida es mucho más linda que todo lo que había hecho hasta ahora”, dijo. “En la película, se ven otros aspectos de lo que ha-go. Todo es mucho más lindo que yo”.

Por SABRINA TAVERNISE

MUEENABAD, Pakistán — Bajo el calor húmedo de Pakistán central, existe un mundo oculto donde los sirvientes y sus amos feudales se mezclan con la impo-tencia de la pobreza y la corrup-ción que lo aglutina todo.

Estas vidas, apartadas en grandes propiedades y en aldeas cercadas con murallas de barro en el Pakistán rural, rara vez son vistas por extraños. Pero Daniyal Mueenuddin, paquistaní-estado-unidense que vive aquí, las puso en el centro de la escena en una colección de cuentos, “In Other Rooms, Other Wonders”.

Son retratos íntimos que plan-tean algunos de los mayores in-terrogantes en Pakistán en este momento. ¿Por qué una pequeña elite sigue controlando grandes franjas de tierra cuando ya hace más de 60 años que Pakistán se convirtió en una nación? ¿Cuán-to tiempo más continuarán sus terratenientes controlando la ley y las vidas de los campesinos en su tierra como lo hicieron los go-bernantes británicos antes que ellos?

Mueenuddin, de 46 años, des-cribe un paisaje observado con mucha sutileza. La propiedad donde vive Mueenuddin en el sur de Punjab, la provincia más gran-de de Pakistán, perteneció a su padre, un destacado funcionario paquistaní, y él solía ir allí cuando era pequeño.

Sus padres se conocieron en los Estados Unidos en la década de 1950. Su padre estaba negociando un acuerdo y su madre era una jo-ven periodista de The Washing-ton Post. Se mudaron a Pakistán, pero ella regresó con sus hijos a los Estados Unidos cuando Muee-nuddin tenía 13 años.

Los recuerdos de ese lugar no lo abandonaron nunca y por eso vol-vió en 1987 después de terminar la universidad y con aspiraciones de ser escritor.

Al llegar se encontró con un sistema decadente de la era co-lonial, del que sus propietarios –su familia– habían dejado hacía tiempo de ocuparse. Los admi-nistradores se apropiaban las tierras y sembraban sus propios cultivos.

“Se habían tragado todo”, dijo Mueenuddin, hablando de la pro-piedad rural donde vive actual-mente con su esposa.

Mueenuddin fue adentrándose

poco a poco en el Pakistán cam-biante que quería capturar en la ficción. Los administradores de la propiedad eran poderosos cuan-do él llegó y retirarlos del manejo de la propiedad rural fue un pro-ceso muy delicado.

Dormía con un arma y temía que le envenenaran la comida. “Pensaba que podían matarme”, dijo.

Lentamente, recuperó el es-tablecimiento, que actualmente está en plena actividad produ-ciendo mangos, caña de azúcar y algodón.

Los personajes locales de su ficción resultan convincentes: ad-ministradores corruptos; hijos de ricos terratenientes malcriados; y sirvientas desesperadas por mejorar su paso por la vida.

Los relatos analizan la diná-mica del poder entre los siervos y sus amos.

Mueenuddin sostiene que él es un administrador cuyo negocio prospera porque trata bien a sus empleados. Les paga US$ 84 por mes, el triple de la tarifa habitual. En Pakistán, los terratenientes rara vez se meten a fondo en la actividad de sus propiedades y a los trabajadores se les paga alre-dedor de US$ 25 mensuales.

“No entienden a su propia gen-te”, dijo Mueenuddin refiriéndose a esa clase. “La jerarquía está tan arraigada en ellos que se sienten superiores”.

Sin embargo, el reparto de per-sonajes va modificándose, un cambio que la prosa de Mueenu-ddin registra. Los administrado-res de campos, los más poderosos de los siervos, ahora son parte de la política en algunos lugares. Pe-ro en vez de propiciar un sistema más justo aprovecharon la oca-sión para enriquecerse.

Mientras tanto, la pobreza se agudizó. Y los mullahs y la escue-la fundamentalista Deobandi se han vuelto poderosos en el sur de Punjab, difundiendo un mensaje agresivo en contra del Estado y de los chiítas

Esta propagación afectó a Mueenuddin. Un grupo religioso comenzó a construir una mezqui-ta al borde de su propiedad y un día un hombre joven le gritó, “Ya te vas a enterar cuando la bala te dé en la frente”.

Él ordenó erigir un muro sobre el límite de la propiedad. “La gen-te está cada vez más desespera-da”, dijo.

arriba y a la izquierda, Jonathan Wenk/Columbia PiCtures; assoCiated Press

Efectos especiales en una cocina de película

Relatos compartidos sobre un mundo oculto

zaCkary CanePari Para the neW york times

en el rodaje de ‘‘Julie & Julia,’’ una estilista culinaria combinó comida real con trucos del oficio para que el plato de Julia Child tuviera un aspecto delicioso. a la izquierda, susan spungen ayuda a amy adams, quien hizo el papel de Julie Powell en la película. arriba, meryl streep hace el papel protagónico de Julia Child.

“Estos tipos no entienden a su

gente. La jerarquía está tan arraigada

en ellos que se sienten

superiores.” DaNiyal

MUeeNUDDiNescritor paquistaní-

estadounidense.

Lunes, 10 De Agosto De 2009 V