Un proyecto memorable

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UN PROYECTO MEMORABLE Alfonso ese día había explicado a sus alumnos de formación profesional el complejo tema de la inducción electromagnética y había sido un auténtico fiasco. Los chicos no le habían prestado atención y hasta los mejores alumnos de las primeras filas se habían pasado más tiempo hablando con sus compañeros de detrás que atendiendo la explicación magistral de Alfonso. Pero en su irreductible afán vocacional, Alfonso no desistiría en hacer ver a sus alumnos lo interesante que puede llegar a ser el tema de la inducción magnética. Esa misma lluviosa y sombría tarde de invierno, Alfonso ideó varios proyectos que podrían realizar sus alumnos para entender fácilmente cómo una corriente induce un campo magnético y como todo campo magnético induce una corriente eléctrica cuando se sitúa cerca de un circuito eléctrico. A la mañana siguiente llevó a sus alumnos al taller y les agrupó de 4 en 4. Cada grupo haría un montaje, un informe donde recogerían sus conclusiones y una “video-memoria” donde expondrían a los demás grupos cómo realizaron el proyecto y qué conclusiones obtuvieron. Dicho y hecho, sus muchachos, los mismos que el día antes casi no le prestaban atención, se prestaron voluntariosos y animados en la realización de cada proyecto. Incluso el día que hubo que exponer, todos querían escuchar y atender a las explicaciones de sus propios alumnos para, con increíble expectación, ver los resultados de sus propios compañeros. Alfonso atónito pero lleno de orgullo comprendió lo mucho que habían aprendido sus chicos trabajando por ellos mismos pero también comprendió lo mucho que había aprendido él.

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UN PROYECTO MEMORABLE

Alfonso ese día había explicado a sus alumnos de formación profesional el complejo tema de la inducción electromagnética y había sido un auténtico fiasco. Los chicos no le habían prestado atención y hasta los mejores alumnos de las primeras filas se habían pasado más tiempo hablando con sus compañeros de detrás que atendiendo la explicación magistral de Alfonso. Pero en su irreductible afán vocacional, Alfonso no desistiría en hacer ver a sus alumnos lo interesante que puede llegar a ser el tema de la inducción magnética.Esa misma lluviosa y sombría tarde de invierno, Alfonso ideó varios proyectos que podrían realizar sus alumnos para entender fácilmente cómo una corriente induce un campo magnético y como todo campo magnético induce una corriente eléctrica cuando se sitúa cerca de un circuito eléctrico. A la mañana siguiente llevó a sus alumnos al taller y les agrupó de 4 en 4. Cada grupo haría un montaje, un informe donde recogerían sus conclusiones y una “video-memoria” donde expondrían a los demás grupos cómo realizaron el proyecto y qué conclusiones obtuvieron.Dicho y hecho, sus muchachos, los mismos que el día antes casi no le prestaban atención, se prestaron voluntariosos y animados en la realización de cada proyecto.Incluso el día que hubo que exponer, todos querían escuchar y atender a las explicaciones de sus propios alumnos para, con increíble expectación, ver los resultados de sus propios compañeros.Alfonso atónito pero lleno de orgullo comprendió lo mucho que habían aprendido sus chicos trabajando por ellos mismos pero también comprendió lo mucho que había aprendido él.