Un Viaje Sin Distancia

144

Transcript of Un Viaje Sin Distancia

  • Violeta Zurkanwww.altaeducacion.org

  • VIAJE SIN DISTANCIA

    La historia detrs deUN CURSO DE MILAGROS:

    sus protagonistas, cmo ocurri larevelacin y el desarrollo de todo

    , el proceso

    Robert Skutch

  • Es sta la tan largamente esperada obra que relata cmo vio la luz UN CURSO DE MILAGROS, ese valiossimo material de autoestudio catalogado como la Biblia del Tercer Milenio y que alcanza ya su trigsimosegunda edicin, con ms de un milln de ejemplares vendidos hasta la fecha.

    En Viaje sin distancia Robert Skutch, cofun-dador y director de la FOUNDATION FOR INNER PEACE, fundacin editora del Curso, nos conduce por un viaje fascinante de ms de setenta aos de duracin en el que nos desvela el escenario donde se produjeron los aconteci-mientos y los desafos a los que se vieron enfrentados sus principales protagonistas: Helen Schucman, una respetada psicloga que se autodeclaraba atea y que, a travs de un largo proceso de inspiracin (siete aos), escuch una Voz que le iba dictando su contenido; y William N. Thetford, director del departamento de Psicologa en el que ella trabajaba y su principal colaborador y apoyo en tan inusitado caso de revelacin.Es ste un libro que ser vidamente ledo no solo por personas ya familiarizadas con el Curso, sino por todas aquellas a quienes fascine conocer historias extraordinarias acaecidas real-mente y que estn interesadas en su propio desarrollo personal y espiritual.

    Neo Person

  • El viaje hacia

    Dioses meramente

    redespertar

    a la conciencia

    de lo que siempre has sido,

    del lugar donde siempre

    ests.

    Es un viaje sin

    distancia

    hacia un destino que

    nunca ha cambiado.

  • UN CURSO DE MILAGROS

    En nombre de todos aquellos que han sacado provecho de estudiar Un curso de milagros, este libro est cariosamente dedicado a Helen, Ken y Judy.

  • Indice

    Pags.PRLOGO 9CAPITULO 1 13CAPITULO 2 23CAPITULO 3 41CAPITULO 4 66CAPITULO 5 84CAPITULO 6 90CAPITULO 7 101CAPITULO 8 120CAPITULO 9 135EPLOGO 141

  • PRLOGO

    HACE un par de aos coment de forma espontnea a una persona que me estaba entrevistando que el conjunto de libros titulados Un curso de milagros constituyen el escrito ms importante en lengua inglesa desde la traduccin de la Biblia. Continu explicndola mis razonamientos diciendo que aunque el Curso trata de los mismas verdades psicolgicas y espirituales que el Nuevo Testamento, las presenta de una forma que hace que sean ms difciles de evadir, porque es ms especfico y menos dado a interpretaciones diversas, y tambin porque los ejercicios psicoespirituales empleados son muy eficaces para ayudamos a eludir nuestras defensas ha-bituales contra el descubrimiento de nosotros mismos. No esperaba que aquella impulsiva afirmacin apareciera impresa, pero as ocurri; y mirando ahora hacia atrs puedo afirmar que aunque entonces fue espontnea, sigo mantenindola.Mi propia introduccin al Curso sucedi tras un cuarto de siglo de bsqueda. Debido a que soy fsico e ingeniero elctrico de profesin, y a que siempre me ha impresionado el poder de la ciencia, dudaba de la mayora de los sistemas religiosos que encontraba porque parecan necesitar una dosis de saludable escepticismo cientfico. En 1954, a la edad de 36 aos, en medio de un curso, de dos semanas que estaba realizando tuve una experiencia definitiva, dando comienzo a partir de entonces a una bsqueda que hasta la edad de 59 aos me llev a entrar en contacto con diversas vas, desde el zen al sufismo, y desde el vedanta hasta el cristianismo mstico. Asimismo viv una serie de experiencias que me resultaron totalmente asombrosas ya que mi marco conceptual no tena con qu comparadas. Sent que aquellas experiencias eran vlidas y que las filosofas espirituales tenan el toque de la verdad; y sin embargo faltaba algo. Adems, era vagamente consciente de que si las experiencias fueran tan reales como yo senta que eran y las filosofas fueran verdaderas, hu-bieran afectado mi vida ms de lo que lo hacan. En aquel momento haba pasado de trabajar en el anlisis de sistemas y la teora estadstica de las comunicaciones a encabezar

    9

  • un pequeo grupo de investigacin dentro del Instituto de Investigacin de Stanford, en el que nos dedicbamos a estudiar los cambios sociales y la planificacin orientada al futuro. Despus de investigar el futuro durante diez aos, publiqu un pequeo libro titulado Gua incompleta del futuro, cuya existencia ha sido uno de los secretos mejor guardados en la historia de las publicaciones. Para entonces yo tena claro que los Estados Unidos, y evidentemente el mundo industrializado, haba entrado en un perodo de transicin de relevancia histrica, que implicaba cambios al nivel ms funda-mental. A saber: el de las premisas tcitas de base sobre la naturaleza de la vida y la realidad sobre las que descansa toda la estructura social en ltimo trmino. Pareca que mientras que hace medio siglo el avance de la ciencia positiva haca que las premisas religiosas y espirituales fueran cada vez menos plausibles, la situacin actual era muy diferente. Ya en 1977, y a partir de entonces cada vez ms, las investigaciones que tienen como objeto la conciencia humana, los procesos inconscientes, la intuicin, la creatividad, etc... estn haciendo cada vez ms manifiesta la espiritualidad esencial de la existencia. Impresionado por la importancia que estaba adquiriendo esta forma de desarrollarse los acontecimientos, acced a hacerme miembro de la junta rectora del Instituto de Ciencias Noticas que haba sido fundado unos aos antes por el astronauta del Apolo 14, Edgar Mitchell, quien haba llegado a las mismas conclusiones que yo a travs de experiencias muy diferentes. Una de mis compaeras en la junta era Judy Skutch. La primera vez que coincidimos estbamos esperando mesa en un restaurante y pregunt a Judy la inevitable pregunta de presentacin: A qu te dedicas?. Disfrut de mi asombro cuando me dijo: Un curso de milagros. Las dos horas siguientes me qued hechizado escuchndole contar la historia que se relata en este libro. Estaba ansioso por leer los libros que forman la triloga de Un curso de milagros. Tena mucho que aprender sobre la ambivalencia con la que nosotros, los seres humanos, nos orientamos hacia el conocimiento de nuestro ser profundo. Los ejercicios diarios del segundo volumen del libro, que afirman un nuevo sistema de creencias, parecan simples y un poco intrigantes. En aquel momento no entenda el efecto subterrneo que estaban teniendo. El Texto, el primer volumen, pareca-difcil de entender, pero segu con l a fuerza de voluntad (eso crea). Seis meses despus me di cuenta de que a pesar de que abra el Texto cada da, no poda recordar uno solo que hubiera acabado de leer una pgina completa: me entraba sueo, mi mente vagaba sin propsito, o recordaba que haba dejado cosas por hacer y por

    10

  • tanto me levantaba para acabadas. Mi mente era muy ingeniosa a la hora de evitar lo que yo pensaba que quera, es decir, entender los contenidos del Texto.Con el tiempo, la atencin consciente le gan la partida a las resistencias inconscientes. Mi conciencia de este hecho fue llegando poco a poco. Un da me daba cuenta de que una situacin que me hubiera provocado miedo u hostilidad ya no lo haca, y sin embargo no tena conciencia de los profundos cambios que estaban teniendo lugar. Encontr que mi confianza en la intuicin profunda, una parte sabia y compasiva de m mismo, se haba fortalecido notablemente, de nuevo sin que yo conscientemente me diera cuenta del cambio en mi inconsciente. La tensin y el dolor iban desapareciendo. Mi vida era ms activa que en ningn otro perodo anterior, y esto estaba ocurriendo sin esfuerzo; algo que no hubiera credo posible unos aos atrs. Haba aspectos de mi vida que se ponan en su lugar de forma misteriosa. Lo que ms me impresionaba de la transformacin que senta era la absoluta simplicidad de lo nuevo. Una parte ms profunda de m mismo, un Maestro Interior, guiaba mi accin y apartaba los obstculos, y la mente consciente (el ego-mente analtico y racional que antes supona mi asidero ms firme a algn tipo de seguridad) se hizo de forma natural y confortable el servidor de esa parte ms profunda. Todo esto puede parecer una enorme simplificacin, pero la conclusin profundamente sentida a la que llegu era que todos los problemas que encontramos en nuestra vida son ilusorios. Slo hay un problema: nuestra resistencia a ver las cosas como realmente son, o ms precisamente, a ver la totalidad tal como es.Un curso de milagros ya ha influenciado cientos de miles de vidas. Me siento privilegiado por haber conocido a Helen Shucman, a Bill Thetford, as como a los dems actores de esta obra. No llegu a conocer bien a algunos de estos pero s lo suficiente para haber sentido una profunda sensacin de misterio no slo acerca de la eficacia del Curso mismo, sino tambin respecto a la forma en que vino a la existencia y su supuesto origen. Me acuerdo especialmente de un da en que estaba hablando sobre el Curso con Helen, la cual segua sintindose ambivalente al respecto y no pareca capaz de adaptar las propuestas del Curso a su propia vida. Repentinamente pareci transformarse en otra persona, no fsicamente sino a nivel de su personalidad. Durante uno o dos minutos, a lo largo de unas pocas frases, esta otra Helen habl del significado real del Curso con una autenticidad y profunda sabidura que me dejaron pasmado. Entonces, como si hubiera ocurrido otro click en su interruptor interno, volvi a ser de nuevo la Helen habitual.

    11

    ---_

  • Helen casi nunca encarnaba el ideal del Curso, la paz interior. Encontraba muchas cosas de las que quejarse y pareca soportar en su vida una dosis de dolor mayor de lo normal. Una vez le pregunt cmo era que este notable documento del que ella era responsable haba podido traer paz y sabidura a tanta gente y sin embargo pareca inoperante para ella. Nunca olvidar su respuesta: S que el Curso es verdad, Bill -dijo; y despus de una pausa aadi: Pero no creo en l. Cuando se confirm que el Curso se estaba extendiendo rpidamente, incluso a otros pases, sent claramente la necesidad de que hubiera un relato preciso sobre su origen para todos aquellos que iban a querer conocerlo. Pareca probable que circularan mitos y que Helen acabara siendo la herona de un culto personal. Presion para que se hiciera una relato preciso cuando an las memorias estaban recientes, y que fuera hecho por alguien cercano a los hechos pero no demasiado. Sent que Bob Skutch era el candidato ideal: haba estado presente en el desarrollo de la ltima parte de los acontecimientos, conoca personalmente a todos los personajes y los tena cerca para posibles entrevistas; de esta forma podra narrar la historia con fidelidad en lo relativo a las personas y los hechos implicados. Adems, ya haba escrito a nivel profesional con anterioridad. No hace falta decir que cuando se le propuso el trabajo, acept. Aunque nosiempre se haya sentido agradecido por mi sugerencia, ha tenido la amabilidad de invitarme a escribir este prlogo. Agradezco este honor porque creo que algn da Un curso de milagros ser apreciado de forma mucho ms general, al igual que la historia de su notable gnesis.

    Willis W. Harman Regent, Estado de California

    Noviembre de 1983 Standford, California

    12

  • CAPTULO 1

    EL manuscrito de Un curso de milagros se termin de escribir en 1973, pero para entender como lleg a realizarse y porqu, debemos volver a mediados de los aos sesenta y familiarizamos con dos doctores en Psicologa: William N. Thetford, de cuarenta y dos aos, profesor de Psicologa Mdica en la Escuela de Mdicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, Nueva York, y director del departamento de Psicologa del Hospital Presbiteriano, y Helen Schucman, de 56 aos, psicloga del mismo departamento. Aparentemente dos personas con pocas probabilidades de estar implicadas en el nacimiento de Un curso de milagros...

    En junio de 1965, Bill Thetford se sent en su despacho muy de-sanimado. Acababa de llegar de una reunin de directores de depar-tamentos convocada para discutir cmo llegar a un acuerdo sobre un asunto administrativo que haba estado causando problemas al profesorado desde haca tres meses. La reunin comenz en un ambiente tranquilo, pero a medida que se iban expresando los distintos puntos de vista y se defendan los diferentes intereses, los nervios se fueron crispando, las voces se hicieron cada vez ms altas, y lo que haba comenzado como un intento de encontrar puntos de encuentro, acab en una serie de ataques personales y amargas recriminaciones. Para el doctor Thetford, no era la primera reunin de este tipo; de hecho, desde que era director de departamento haba tenido que tratar con colegas que constantemente estaban batallando con los mismos problemas bsicos de defender sus intereses contra lo que parecan ser incursiones de la administracin, de sus compaeros de otros departamentos e incluso de los asociados del suyo propio. Sin embargo, de alguna manera en esta ocasin las tensiones de la reunin le haban cargado ms que otras veces. No le importaba saber porqu, lo que le importaba era saber cmo haba acabado en este trabajo cuando, en principio, nunca haba querido tener nada

    13

  • que ver con la universidad. Cmo haba llegado a esta situacin?, se preguntaba....

    * * *

    Bill Thetford naci en Chicago. Era el menor de tres hermanos; el mayor haba muerto cuando era pequeo, pero le quedaba su hermana que le llevaba dos aos. Su padre trabajaba de supervisor en la seccin de construcciones en la compaa telefnica de Illinois. La familia viva en un vecindario de clase media, en la zona sur de la ciudad. La madre de Bill asista a la iglesia de la Ciencia Cristiana; su padre, cuando le preguntaban, responda que l tambin era "cientfico, aunque sus visitas a la iglesia eran muy irregulares. En cuanto a Bill, su educacin religiosa fue interrumpida por una tragedia familiar.Bill tena siete aos, cuando su hermana contrajo una infeccin vrica, y aunque la familia solicit los servicios de diversos mdicos y curanderos de la Ciencia Cristiana, muri en dos semanas. Los padres de Bill se sintieron abrumados por el dolor; se quedaban en casa juntos cada noche, negndose a aceptar las invitaciones que les hacan sus amigos y vecinos. Renunciaron a su religin y jams volvieron a poner los pies en una iglesia de la Ciencia Cristiana. An se encontraban muy abatidos cuando Bill enferm de una grave escarlatina, la cual le debilit mucho y propici que acabase por contraer tambin fiebres reumticas. Mientras luchaba por recobrarse sufri un infarto, por lo que los doctores no confiaban en que sobreviviera. Sin embargo, despus de varios meses de cuidados intensivos, se recuper lo suficiente para salir del peligro inmediato, aunque tuvo que guardar cama durante los dos aos siguientes. Pasaba el tiempo leyendo con voracidad, lea de todo, desde Dickens hasta Dumas o Mark Twain, y entre libro y libro su madre le enseaba aritmtica. Bill estuvo ausente de la escuela durante tres aos, antes de sentirse lo bastante fuerte para volver. Al caer enfermo estaba en segundo grado y cuando volvi le colocaron en la clase de cuarto. Dos aos ms tarde acab octavo y continu en el Instituto, donde se gradu con honores siendo aceptada su solicitud de ingreso en la Universidad de DePaw, Indiana. En su segundo ao universitario tuvo que elegir una especialidad en la que graduarse, y eligi la de Psicologa aunque sin saber muy bien porqu, pues ignoraba el trabajo que desarrollaban los psiclogos. No se qued muy convencido de su eleccin.

    14

  • Al fin se matricul tambin en el curso de estudios premdicos (s que conoca el cometido de los mdicos), y en su cuarto ao solicit la admisin en la Escuela Mdica de la Universidad de Chicago, donde fue aceptado para comenzar el otoo siguiente. Al haber obtenido una prrroga del servicio militar debido a su enfermedad infantil pudo graduarse en la Universidad de DePauw en febrero de 1944. A pesar de que an tena dudas sobre la carrera profesional que seguira, haba algo que s estaba muy claro: necesitaba un trabajo para mantenerse, al menos hasta que empezara a estudiar medicina en otoo.

    Como haba sido aceptado en la Escuela de Medicina pens que lo mejor sera solicitar un empleo en la Universidad. Pregunt en la oficina de empleo y me remitieron al Laboratorio Metalrgico de la Universidad. No saba nada del tipo de trabajo que me podran ofrecer ni si estaba cualificado para realizarlo, pero a lo largo de la entrevista que me hicieron me enter de que en aquel centro se desarrollaba un programa secreto de investigacin. Como el pas estaba en plena Segunda Guerra Mundial, exista una gran demanda de personal civil como yo en el mercado de trabajo. As aunque furamos inexpertos y poco cualificados, estbamos muy solicitados y a menudo se nos ofrecan trabajos y responsabilidades que hubieran sido impensables en otras circunstancias. En mi caso, poco despus de empezar a trabajar fui incluido en nmina como oficial administrativo responsable de supervisar una serie de edificios que constituan las reas de trabajo para lo que ms tarde sera la investigacin atmica. Entre ellos estaba el Laboratorio de Biologa, la zona del estadio de ftbol de West Stands y el nuevo edificio de Qumica donde el Dr. Glenn Seaborg estaba desarrollando su original investigacin que ms adelante le valdra el Premio Nobel. Una de mis tareas era la de supervisar' un equipo especial de hombres que trabajaban en diversas reas radioactivas con la intencin de descontaminarlas. Se me pidi que llevara un contador Geiger desde el momento en que llegaba por la maana hasta que me iba por la noche. Mirando hacia: atrs, una de las cosas ms curiosas era que esta investigacin tena lugar debajo de un estadio de ftbol. Robert Maynard Hutchens, Presidente de la Universidad, haba decidido prohibir la liga de ftbol porque interfera en la bsqueda de las grandes ideas y los

    15

  • grandes libros, y como consecuencia el estadio de ftbol haba sido puesto a disposicin de la investigacin atmica. De esta forma la primera reaccin en cadena de la historia del mundo tuvo lugar all en diciembre de 1942. El doctor Enrico Fermi que estaba al cargo de la operacin, fue capaz de comenzar la reaccin y, lo que es ms importante, detenerla. Si no hubiera sido capaz de pararla quiz nos hubiera ahorrado a todos los horribles problemas que introdujo la Era Atmica. Por aquel tiempo, el ambiente en nuestro departamento era de gran actividad; reinaba una sensacin de urgencia absoluta y un sentido de prioridad nacional en relacin con el trabajo que desarrollbamos en el programa atmico. La comunidad cientfica crea que los nazis estaban muy avanzados en el desarrollo de la energa atmica, por lo que competamos contra ellos en una carrera a vida o muerte. De hecho, la sensacin general era que no desarrollar la energa atmica antes que ellos podra suponer el final de la civilizacin occidental tal como la conocamos. A lo largo de este tiempo aument mi ambigedad respecto a mis estudios mdicos y, en otoo de 1944, decid que el proyecto en que estaba participando era prioritario a la medicina. Inform, por tanto, a la Escuela de Mdicos de que no me matriculara aquel otoo y continu en mi puesto de trabajo dentro del programa de investigacin atmica. En agosto de 1945 se lanz sobre Hiroshima la primera bomba atmica. Creo que todos nos quedamos aterrados por la magnitud de la destruccin que produjo y yo sent con claridad que mi participacin en el proyecto haba llegado a su fin. No senta ningn deber moral de continuar y renunci aquel mismo mes. Pocas semanas despus el doctor Carl Rogers lleg al campus universitario. Era, incluso entonces, uno de los nombres ms eminentes en el campo de la Psicologa, y aunque no saba nada de l, me matricul en el primer curso de psicoterapia centrada en el cliente por recomendacin expresa de algunos compaeros. El inters que despertaba el trabajo de Rogers era tremendo y debieron ser ms de cien los licenciados que se inscribieron en aquel primer curso. Por alguna razn desconocida para m tanto entonces como ahora, Rogers decidi que yo era un estudiante aventajado y no slo me hizo instructor de su curso sino que antes de

    16

  • acabar el semestre me propuso ser su ayudante en el centro teraputico que acababa de crear. Aquello supuso para m un gran honor y una oportunidad; yo no entenda porque me haba elegido, incluso trat de decirle que no estaba capacitado, pero no hizo el menor caso y, con cierto asombro, en breve me encontr investigando y practicando la terapia centrada en el cliente. Para m lo ms irnico era que las premisas profesionales de Rogers estaban basadas en su teora de la visin incondicionalmente positiva, o amor perfecto. El hecho de haber pasado de estar implicado en la aniquilacin total a una prctica profesional basada en el amor perfecto me pareci, por lo menos, irnico. Mi tesis doctoral estaba relacionada con un primer intento de algo parecido a la bioretroalimentacin. Me intrigaba la posibilidad de medir las reacciones del sistema nervioso autnomo antes y despus de la terapia rogeriana. Supuse que si a la gente le serva la terapia, su recuperacin ante un estmulo estresante inducido experimentalmente sera ms rpida. as que form un grupo de control con personas que esperaban ser admitidas en el centro para recibir terapia y otro grupo con personas que estaban en tratamiento. De alguna manera, las medi-ciones que realic revelaron una diferencia significativa entre el grupo experimental y el grupo de control en cuanto a la rapidez de recuperacin frente al estrs inducido. Rogers se sinti impresionado por mi trabajo y yo me qued bastante sorprendido de haber obtenido algn resultado significativo. En marzo de 1944, para sorpresa ma, recib el ttulo de doctor en Medicina. Sin embargo, senta que an me faltaban muchos conocimientos no slo en el campo de la Psicologa sino en general; pareca faltarme algo pero no saba que. Aunque haba conocido personas eminentes a lo largo de mis estudios, autnticas autoridades en sus campos respectivos, nadie pareca tener conciencia de cmo estas reas especializadas del conocimiento podan sintetizarse. Como consecuencia, cuando recib el doctorado no me senta preparado para hacer nada, no saba que hacer con aquel ttulo. Afortunadamente, un amigo me sugiri que me presentara a un puesto en el hospital Michel Reese de Chicago, donde haba una vacante en un puesto relacionado con el estudio de los rasgos de personalidad de los enfermos esquizofrnicos y el test de Rorschach.

    17

  • El estudio estaba dirigido por el doctor Samuel J. Beck, una autoridad en el test Rorschach en el pas y autor de una serie de libros pioneros en relacin con el test. Por una serie de razones que me parecan muy vlidas, me senta remiso a solicitar el puesto. La primera era que no haba hecho ningn curso sobre el test Rorschach en toda mi vida, no saba absolutamente nada de l; tampoco haba trabajado en un departamento de Psiquiatra, y en particular, en uno en que el trabajo estuviera basado en el psicoanlisis, una filosofa totalmente contraria a la de Rogers y a mi propia formacin. Sin embargo me present, y el doctor Beck que me entrevist pareci estar muy contento de mi ausencia de conocimientos previos: se mostr entusiasmado con el hecho de que no supiera nada del Rorschach, de que no estuviera contaminado con otras enseanzas. Adems, se qued muy impresionado por lo cientfico que sonaba el ttulo de mi tesis doctoral en la rama de la psicologa fisiolgica: como l no saba nada de esa especialidad de la psicologa, la consider muy cientfica; en consecuencia, yo constitua el candidato perfecto. Fui contratado por el departamento de Psiquiatra y permanec dos aos y medio en aquel hospital, durante los cuales publiqu algunos trabajos de investigacin incluyendo algunos de los que fui coautor con el Dr. Beck. Lo que senta de manera muy clara, tanto durante mi formacin universitaria como ms tarde en el hospital Michael Reese, era que no quera ser profesor universitario. Haba hecho conmigo mismo el voto secreto de hacer todo lo posible para evitar aceptar un puesto docente, y de hecho ya haba rechazado varias propuestas. Una de las principales razones era que senta que no tena nada que ensear, y quera evitar aceptar una posicin en que esto fuera evidente tambin para los dems. Tambin dudaba que pudiera adaptarme fcilmente a la vida universitaria. Cuando sent que era el momento de dejar el hospital, decid que me sera instructivo y de ayuda en mi formacin matricularme en la Escuela Psiquitrica de Washigton, en Washigton D.C., cuya filosofa esencial era la de centrarse en las relaciones interpersonales ms que en los diversos componentes psicodinmicos de la psicologa freudiana. Este enfoque me atraa mucho por que haba cierta cualidad en el psicoanlisis con la que no me poda identificar, aunque respetaba muchas de las percepciones de Freud y de algunos de sus seguidores.

    18

  • Cuando acab mis estudios en la Escuela de Washington, no saba muy bien que hacer despus. Me senta atrado por la ciudad de Nueva York desde haca mucho tiempo, y decid ir all y buscar trabajo. El director del Servicio de Asignacin Psicolgica del Servicio de Empleo del estado de Nueva York, me dijo que tena un trabajo perfecto para m y que no tena sentido que pensara en ninguna otra posibilidad. Tena en mente proponerme para la direccin del departamento de Psicologa del Instituto de la Vida en Hartford, Conneticut. Acud a una entrevista y fui contratado. Despus de un ao en Hartford, recib una llamada del doctor Harold G. Wolff, que era uno de los fundadores de la medicina psicosomtica, una autoridad en el rea de los desordenes nerviosos y, tambin por aquel tiempo, presidente del departamento de Neurologa de la Escuela Mdica de la Universidad de Cornwell en la ciudad de Nueva York. El doctor Wolff me ofreci el puesto de psiclogo jefe en un programa de estudios sobre ecologa humana que l diriga. Mi rechazo a implicarme en un puesto universitario haba disminuido algo para entonces, y decid considerar la posibilidad de un puesto acadmico. Acab aceptando la oferta del doctor Wolff, y antes de que me diera cuenta ya era instructor, siendo promocionado un ao ms tarde al puesto de profesor ayudante.Un da de otoo de 1957, mientras asista a una conferencia anual de psicologa, un viejo amigo mo se me acerc en un descanso y despus de intercambiar saludos me pregunt si me interesara ir a la Escuela de Mdicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia como director de un programa educativo en psicologa clnica. Me coment que el comit encargado no haba dado an con la persona que pudiera enfrentar el enorme desafo que supona el puesto: a pesar de haber evaluado a mu-chos candidatos, todos haban sido vetados por uno u otro de los miembros del comit, y el puesto segua vacante. Aadi que como ninguno de los miembros del comit me conoca lo suficiente para llegar a resultarles desagradable, constitua el candidato ideal. Le contest a mi amigo que no me interesaba irme de Cornwell, ya que estaba fascinado con el trabajo que haca y el ambiente era agradable. Pero l me apremi para que al menos hablara con el presidente del departamento de Psiquiatra de Columbia; la oportunidad era demasiado importante para ignorarla.

  • 19

  • Habl con el presidente y con otros miembros del comit y en el curso de estas conversaciones me pareci que me ofrecan una posicin de gran responsabilidad. Al darme cuenta de ello, les dije que no crea posible asumir las responsabilidades del puesto siendo slo profesor ayudante y que tendra que ser ascendido a la categora de profesor adjunto. Al decirlo, estaba convencido de que de acuerdo a la jerarqua mdica, que es muy lenta, era muy improbable que alguien como yo, que haba sido instructor haca tan slo uno o dos aos, subiera de escalafn tan rpidamente. Sin embargo, dos meses ms tarde recib una carta del presidente del departamento de Psiquiatra dicindome que haba podido conseguir que el Decanato aprobara mi ascenso. Me sent moralmente obligado a aceptar el puesto y fui a Columbia en febrero de 1958 como profesor adjunto de Psicologa Mdica en el departamento de Psiquiatra de la Escuela de Mdicos y Cirujanos.

    Bill Thetford esperaba el desafo que supona su nuevo puesto con mucho entusiasmo. Sinti que podra introducir una serie de ideas innovadoras en el programa de educacin predoctoral del que sera presidente, y asumi su tarea lleno de expectativas sobre lo que podra lograr en los prximos meses y aos. Sin embargo, pocos das despus de comenzar su labor, Bill se dio cuenta de que su trabajo no sera tan fcil de poner en prctica como en un principio pens. Tuvo el primer indicio de ello al darse cuenta de que todas las conversaciones con los miembros del comit no le haban preparado para asumir la amplitud y la naturaleza de sus nuevas responsabilidades. Aunque haba credo que dedicara la mayor parte de su tiempo a los cursos predoctorales, ahora descubra que el ttulo que se le haba asignado como mera formalidad cuando acept el puesto, el de director del departamento de Psicologa del Hospital Presbiteriano, le iba a suponer mucha ms dedicacin de lo que le haban hecho creer. El Hospital Presbiteriano era una parte esencial del centro mdico y Bill pronto se dio cuenta de que con el ttulo venan un montn de problemas que no haban sido tratados durante aos. Mientras intentaba hacer su asignacin de prioridades, Bill fue avisado por el Decanato de que la universidad haba aceptado una gran suma de dinero del Instituto Nacional de Enfermedades Neurolgicas para realizar un curso de estudio cooperativo sobre las carencias sensoriales en recin nacidos y nios pequeos. Este curso

  • 20

  • cooperativo tena un protocolo obligatorio por el que se requeran los servicios de un psiclogo investigador experimentado que hubiera recibido formacin especializada para trabajar con nios pequeos. Bill era responsable de encontrar a la persona adecuada para este puesto y, adems, deba hacerlo con rapidez pues el Decanato haba dejado muy claro que el proyecto haba de comenzar de forma inmediata. Al no tener experiencia en esta rea, Bill visit a un colega de un hospital cercano que era una autoridad en este materia, le describi la situacin y le pidi ayuda para encontrar a una persona adecuada para el puesto. Su colega le asegur que confiaba en poder encontrar a la persona justa y que hara que sta se pusiera en contacto con l. Bill se sinti agradecido de quitarse un problema de encima, pues ya los tena en abundancia. As, comenz a formular planes y preparar procedimientos que ayudaran a que el curso tuviera un comienzo rodado, confiando simplemente en que su amigo encontrara a la persona adecuada para ocupar el puesto clave. Dos semanas ms tarde, son el telfono de su oficina y, despus de asegurarse de que hablaba con el doctor Thetford, la voz al otro lado de la lnea dijo: Mi nombre es Helen Shucman, y se me ha dicho que le diga que soy la persona que est buscando, De esta forma se conocieron Helen y Bill, quienes ms tarde trabajaran juntos en la transcripcin de los singulares volmenes de Un curso de milagros. Bill concert una cita con Helen para verse a la maana siguiente en el centro mdico. A las diez, una mujer pequea pero dinmica se present en su oficina; deba tener ms de cuarenta y cinco aos. Helen, que apenas meda un metro y medio, iba elegantemente vestida con una falda y una blusa bastante conservadoras, y su pelo corto, rizado y rubio estaba cuidadosamente arreglado. Sus rasgos eran ms bien afilados, tena una nariz pequea y recta, y en general mostraba una actitud de no andarse por las ramas que Bill inmediatamente valor de forma muy positiva y pens que le sera de gran ayuda en caso de que ocupara el puesto que l intentaba cubrir. . En slo unos minutos Bill supo que era la persona adecuada para aquel trabajo: su formacin profesional pareca estar hecha a la medida del puesto que se le ofreca y s qued especialmente impresionado por su rapidez mental y su habilidad intelectual. Al mismo tiempo mantena sus reservas en ofrecerle el puesto a ella o a cualquier otra persona porque el programa de trabajo estaba todava sin especificar en absoluto. An no se haba tomado ninguna de-

    21

  • cisin acerca de los medios de que dispondran ni respecto al espacio fsico que les sera asignado. Su sueldo tampoco estaba fijado y las responsabilidades del puesto no estaban claramente definidas. Todo ello haca que Bill no pudiera ser muy concreto al discutir el programa con Helen, pero a pesar de todo y al hecho de que Bill no se lo presentara con mucha conviccin, Helen acept el puesto y se dispuso para comenzar el lunes siguiente.

    22

  • CAPTULO 2 HELEN Schucman naci en 1909 y su nombre de soltera era Helen Cohn. Creci en Nueva York, donde su padre, qumico de gran xito profesional, pudo proporcionar a su familia una vida muy acomodada. Tenan a su servicio a una cocinera y una doncella que les ayudaban en el cuidado de su enorme piso de diez habitaciones; contrataron asimismo a una institutriz que se ocup de Relen hasta que tuvo seis aos de edad. La institutriz y Helen ocupaban un extremo del piso, donde compartan habitacin, saln y aseo. En el otro extremo viva el resto de la familia, es decir su madre, su padre y un hermano catorce aos mayor que ella con el que tena muy poco en comn. Como el resto de la familia pareca hacer su vida, Helen pasaba casi todo el tiempo antes de ir al colegio, as como su tiempo libre una vez empez a asistir a clase, con su institutriz, una mujer inglesa de mediana edad a quien conoca simplemente como la seorita Richardson; aunque la relacin entre ellas era amistosa, no tena nada de ntima. Lo que ms le gustaba a Helen de la seorita Richardson era su acento ingls. Por la noche, la institutriz acababa oficialmente de trabajar una vez que acostaba a Helen y era libre de salir si lo deseaba, aunque la mayora de las veces se quedaba en la sala hasta la hora de acostarse. Cuando la seorita Richardson sala, Helen se quedaba despierta hasta que hubiera vuelto, no slo para asegurarse de no estar sola, sino tambin porque le fascinaba el ritual que realizaba cada noche.

    Antes de acostarse, la seorita Richardson, se arrodillaba y susurraba algo para s misma durante un rato. Desde mi primer recuerdo, siempre haca lo mismo. Siempre quise preguntarle que haca, pero tard muchos aos en reunir el valor suficiente. La seorita Richardson me explic que era catlica y que cada noche antes de acostarse rezaba el rosario. Le pregunt que era un rosario y me mostr el suyo. Estaba hecho de

    23

  • hermosas cuentas azules y me gust. Pens que estara bien tener uno, incluso podra tener algo de mgico. Le pregunt a la seorita Richardson si poda tener uno pero me respondi que era slo para catlicos. Le suger que quiz mi madre me podra comprar uno, pero ella pens que sera mejor dejar el tema a un lado. De hecho, me propuso que fuera nuestro secreto, y yo le promet no decir nada al respecto. Tambin tenamos otro secreto, relacionado con el lugar al que bamos los domingos por la maana. En vez de ir al parque como los dems das, nos bamos al otro extremo de la ciudad donde nadie pudiera vemos. All llegbamos a uno de los lugares ms bellos que yo hubiera visto nunca. La seorita Richardson me dijo que era una iglesia catlica, pero como yo no era catlica, no poda entrar. Tena que prometerle que no me marchara muy lejos, y me quedaba en la entrada hasta que ella volva a salir. Mientras esperaba poda ver las flores, las velas y las estatuas a travs de las rendijas de las grandes puertas que se abran hacia el interior de la iglesia. A veces escuchaba la msica y la voz de un hombre diciendo cosas que no poda entender. Una vez me col en una de las capillas laterales. Haba una estatua de una seora muy hermosa con luz alrededor de la cabeza, y velas y flores dispuestas en un pequeo jardn a sus pies. Todo el mundo tena rosarios como el de la seorita Richardson y decid que de mayor sera catlica para poder entrar y participar en lo que ella haca. Entre semana, cuando la seorita Richardson me llevaba al parque a jugar, siempre nos juntbamos con una amiga suya que tambin era institutriz y cuidaba a una nia de mi edad. Nosotras jugbamos mientras la seorita Richardson y su amiga se sentaban en un banco del parque y hablaban. Descubr que la nia era catlica y tena un rosario y se sorprendi mucho cuando le dije que yo no lo tena y que no saba para qu serva. Me explico con condescendencia que serva para rezar a la madre de Dios. Le pregunt sobre Dios y se sorprendi mucho de mi ignorancia, ya que no saba casi nada de l. Me dijo que Dios es nuestro padre, que le podamos pedir cosas y l nos las conceda. Esto me pareci maravilloso y me pregunt porqu nadie me haba hablado antes de ello. Le pregunt a la nia donde estaba Dios, porque haba unas cuantas cosas que quera, y me dijo que todo lo que haba que hacer para verle

    24

  • era cerrar los ojos. As lo hice, pero no vi nada. Ella lo entendi en seguida: yo no era catlica, as que qu poda esperar? Me sugiri que probase con la Virgen que era muy bondadosa y escuchaba prcticamente a todo el mundo. Tambin me cont que llevaba un vestido azul y un velo blanco, y pens en esa preciosa estatua que haba visto en la iglesia de la seorita Richardson. Cerr los ojos de nuevo y esta vez pude ver algo ms, cre ver el velo blanco. La nia me dijo que estaba muy bien para una principiante y que deba seguir intentndolo. Despus de todo -me dijo-, a menos que lo hagas irs al infierno y te quemars durante toda la eternidad. Estaba tan contenta por haber visto el velo blanco que no hice caso de su comentario hasta que me acost aquella noche. Entonces comenc a gritar. La seorita Richardson me pregunt qu pasaba y le dije que tena miedo del infierno... que me quemara para siempre a menos que fuera catlica y tuviera un rosario. La seorita Richardson estaba muy preocupada pero no saba que decir. Me dijo por fin que era mejor que hablara de religin con mis padres, explicndome que la gente sola tener la misma religin que sus padres y que probablemente ellos podran contarme cosas. Pero aadi que no debera tener miedo del infierno porque ella rezara por m. Se lo agradec mucho prometindole que no lo olvidara y decid preguntar a mis padres acerca de la religin de inmediato. Me deslic silenciosamente por el pasillo hasta el comedor donde se encontraba mi padre solo leyendo el peridico. Le observ desde la puerta un buen rato antes de entrar; l levant la vista sorprendido. Qu pasa? -pregunt-. No est la seorita Richardson contigo? Cuando le dije que s, respondi: Ah, bien, tu madre no est y creo que no volver en un buen rato, retom el peridico y pareci pensar que la conversacin haba concluido. Yo me qued por all, no le conoca muy bien y dudaba de cmo empezar pero saba que tena que averiguar cosas sobre mi religin. Por fin empec: Padre, t que eres? le pregunt. Creo que no te entiendo me contest muy perplejo .Te refieres a qu me dedico? Pens que quiz era eso, mi padre me dijo que era qumico y cuando le ped que me lo explicara no entend lo que deca pero supe que no era la respuesta que esperaba. Luego le pregunt si crea en Dios y si tena

    25

  • una religin, y me dijo que no crea en Dios y no estaba particularmente interesado en la religin. Le pregunt si eso significaba que yo tampoco tena religin, y contest que la gente debe decidir eso por s misma. Volv a preguntar cual habla sido la decisin de mi madre y me contest que no estaba seguro de cual era su religin en aquel momento; estaba muy claro que no estaba particularmente interesado en el tema. A pesar de todo me qued por all. Por fin, cuando se dio cuenta de que realmente quera algo, dej el peridico, me pidi que me sentara y entonces tuvimos la nica conversacin real que hayamos tenido nunca. Comenc por decirle que quera ser catlica a causa del infierno y me respondi que l no crea en el infierno y que no deba preocuparme; incluso afirm que se puede ser religioso sin creer en el infierno, lo que supuso un gran alivio para m. Dijo que l haba sido judo de nio porque su padre era judo, y aunque su madre no lo era, a ella no le haba importado. Le pregunt esperanzada si eso haca que yo tambin fuera juda pero me contest que debera pensrmelo algo ms de tiempo. Entonces le pregunt si conoca alguna plegaria juda y despus de pensar durante varios minutos, me recit una que haba aprendido cuando era nio. Comenzaba as: Seor Dios de Israel; me pareci impresionante. Dijo algo ms de la plegaria pero eso fue todo lo que pude recordar. Le ped que me contara algo ms acerca de la religin de mi madre pero me dijo que l no poda creer en lo que ella crea y que habla dejado de intentarlo haca mucho tiempo. Cuando le pregunt si ella decidira hacerse juda tambin, mi padre solt la mayor carcajada que yo le hubiera odo; me dijo que eso no era probable y despus volvi a su peridico. Yo volv a mi habitacin y le dije a la seorita Richardson que habla hablado con mi padre y haba averiguado que era juda. Ella no dijo nada. Aquella noche, mientras rezaba su rosario yo repeta Seor Dios de Israel una y otra vez para m misma. Estaba contenta de ser juda, durante largo tiempo me habla faltado algo y ahora que saba que era juda, estaba convencida de que todo ira bien. Sin embargo, no mencion nada a mi madre sobre el tema de la religin; de alguna forma senta que poda no gustarle. La seorita Richardson se fue un ao despus y mi madre decidi que ya no necesitaba una institutriz. Yo ya habla estado yendo a la escuela

    26

  • durante un ao y mi madre me dijo que ella me llevara por las maanas y otra seora me recogera por la tarde para llevarme al parque, aunque no se quedara a dormir conmigo. Por la noche me senta sola sin la seorita Richardson. Sola tumbarme a oscuras y repeta mi oracin especial, pero no me era de gran ayuda. Pens que funcionara mejor si la supiera entera pero no quera volver a preguntarle a mi padre: podra pensar que debera haberla memorizado la primera vez despus de que le cost tanto acordarse de ella. Entonces el Seor de Israel me fall de una forma terrible. Tena mucho miedo de dormir sola, especialmente cuando salan mis padres, y como nunca se me ocurri ir a hablar con mi hermano, busqu la forma de hacer que mi madre se quedara en casa. Si me daba cuenta de que se estaba preparando para salir, comenzaba a sentir un terrible dolor de estmago. La primera vez que ocurri era de verdad y as descubr que mi madre no sala cuando yo estaba enferma; naturalmente empec a te-ner muchos dolores de estmago. El nico problema era que mi madre me llev al mdico para averiguar lo que me ocurra. Despus de que el primer mdico no encontrara nada, prob con otro y luego con otro ms. A m no me importaba porque as consegua pasar tiempo con ella. Pero un da cuando me llev a ver a otro mdico por lo de mi estmago me di cuenta de que llevaba una pequea maleta. Cuando le pregunt para que era, me dijo que me iba a llevar a un hospital donde un doctor me podra curar de mis dolores. Tuve el presentimiento de que las cosas no iban como yo quera, pero como no estaba muy segura, me call. Despus de registramos en el hospital, Madre me dijo que pasara la noche all y que ella se quedara conmigo. Esa es la parte que me gust.A la maana siguiente, Madre y el doctor comenzaron a explicarme lo que me iban a hacer y tuve un ataque de pnico. Entre gritos, les dije que nunca haba tenido realmente dolores de estmago, pero evidentemente pensaban que lo deca porque tena miedo de lo que nos pudiera ocurrir a mi apndice y a m. Hicieron falta dos hombres vestidos de blanco para mantenerme tumbada en la camilla mientras me llevaban a la sala de operaciones donde otros tres hombres de blanco estaban esperando. Dos de ellos me sujetaron mientras un tercero me puso una mascarilla en la cara. Grit

    27

  • Seor Dios de Israel a la vez que intentaba no respirar. Cuando despert, me hallaba de nuevo en la habitacin del hospital y me senta terriblemente. Durante unos das tuve un dolor de estmago real pero poco despus me puse mejor y empec a disfrutar. Madre se qued conmigo todo el tiempo e incluso Padre vino a visitarme. Madre y yo hablamos de todo tipo de cosas mientras estuvimos juntas y la noche antes de irnos del hospital le pregunt por su religin. Me dijo que haba probado muchas religiones desde pequea, que ahora era tesofa pero que an continuaba buscando. Me sorprendi mucho que tambin hubiera sido juda porque los judos no parecan gustarle mucho. Me cont que su padre era rabino en Inglaterra pero que en todo caso era de muy buena familia. Tambin me dijo que tena algunos parientes que no eran judos, yeso pareca aliviarla. Entretanto, yo haba decidido no seguir siendo juda despus de lo ocurrido. Probablemente no haba un Seor Dios de Israel despus de todo y esa era la razn por la que mi padre haba dejado de creer en l. Nunca volv a creer en Dios aunque lo intent denodadamente durante largo tiempo.

    Helen no se inquiet por la religin ni se interes en ella durante los siguientes cinco o seis aos. Lo que pareca intrigarle mucho ms eran las imgenes mentales que visualizaba a menudo, unas veces con los ojos cerrados y otras con ojos abiertos. Podan ocurrir casi en cualquier momento pero nunca interrumpan ni molestaban de forma alguna a sus dems actividades. Simplemente era como si hubiera una actividad mental constante en el fondo de su mente que poda ser trada a la superficie si elega hacerlo. Las imgenes podan ser de cualquier cosa: una mujer con un perro, rboles bajo la lluvia, un escaparate lleno de zapatos, un pastel de cumpleaos repleto de velas... No tenan movimiento y eran en blanco y negro. Se parecan mucho a una serie de instantneas no relacionadas entre s. A veces las imgenes eran completamente nuevas para ella, escenas irreconocibles, mientras que otras veces reconoca parte de los cuadros relacionndolos con cosas que haba visto realmente, aunque incluso en esos casos haba detalles que no recordaba haber visto originalmente. Helen haba tenido imgenes mentales de este tipo desde siempre, hasta donde le alcanzaba la memoria, y no se le ocurri que no todo el mundo poda disfrutar de esa misma experiencia. De hecho fue a la edad de once28

  • aos, al preguntar a una amiga por sus imgenes mentales, cuando se dio cuenta de que sta no tena ni idea de lo que le estaba hablando. Helen pens que su amiga estaba de broma y no fue hasta que prob con otras compaeras que aprendi que su habilidad era nica. Aunque se sorprendi mucho por ello, no pareci molestarle esta revelacin y sigui disfrutando las imgenes cuando aparecan. El inters que senta por Dios se reaviv a los doce aos. Sus padres planearon pasar el verano en Europa y decidieron llevarla con ellos. El viaje transcurri sin incidentes para Helen hasta la ltima visita de sus vacaciones: Lourdes. La gruta le caus una profunda impresin as como la estatua de la Virgen y los montones de muletas y aparatos dejados all por quienes se haban curado milagrosamente.

    Desde nuestra habitacin del hotel poda ver la estatua de la Virgen. Cada noche sala a mirar la figura, la roca sobre la que se levantaba y aquella agua especial que sala de un costado de la roca, el agua que curaba a la gente. Pensaba en las sillas de ruedas y en las muletas y en los miles de personas que haban venido aqu y haban credo. Podran estar todos equivocados? Repentinamente me acord de la seorita Richardson y de su rosario. Seguramente este era el mejor lugar del mundo para comprar un rosario y probarlo. Cuando volv al hotel aquella noche encontr a mi padre solo en su habitacin leyendo un libro. Me qued junto a l unos momentos, y como segua leyendo, le dije que quera comprar un rosario. Se meti la mano en el bolsillo y me dio algo de dinero sin levantar siquiera la vista del libro. Pens en preguntarle si le importaba pero simplemente le di las gracias y sal de la habitacin. Al da siguiente por la maana ped a Madre que viniera conmigo para comprar el rosario; compr tambin una medallita de la Virgen y llevamos ambas cosas a que fueran bendecidas por un sacerdote. Nos quedamos en la gruta para asistir a misa y a la preciosa ceremonia religiosa posterior. Era sbado, y haba incluso ms flores y procesiones con msica que en un da normal. La gente rezaba por todas partes, todo era muy, muy hermoso. Pregunt a mi madre si haba sido catlica y me dijo que no, pero sent que haba comenzado a pensrselo. Aquella noche en mi habitacin, me qued despierta con el rosario en la mano y la medalla alrededor del cuello y pens en Dios, en la seorita

  • 29

  • Richardson y en la Virgen. De pronto tuve una idea: este era un lugar con mucho poder y quiz si peda un milagro para m misma, lo conseguira. Entonces creera en Dios y me hara catlica. Sal al balcn y mir a la roca. Por favor, Dios dije en voz alta, no soy catlica pero si todo esto es verdad, me enviars un milagro para que pueda creer en ti? Ya haba decidido en que consistira el milagro. Cerrara los ojos y dira tres avemaras; si al abrirlos encontraba una estrella fugaz en el cielo, ese sera mi milagro. No esperaba realmente encontrarla pero cerr los ojos y rec las tres avemaras de todos modos. Cuando los abr, el cielo estaba lleno de estrellas fugaces. Las mir en silencio, asombrada y entonces susurr: Es un milagro. Dios me lo ha enviado realmente. Mira! mira! es un milagro. Me qued muy quieta hasta que las estrellas desaparecieron y el cielo se oscureci de nuevo. Y entonces me acord: nuestro gua nos haba dicho que en este momento del ao haba lluvias de meteoritos en esta parte del mundo y que apareceran con mucha frecuencia. En realidad no era milagro en absoluto, nunca antes haba visto una lluvia de meteoritos y por eso no la haba reconocido. Entonces tuve otro pensamiento: No es un milagro que pensase en pedir ver un meteorito justo cuando iba a haber una lluvia de ellos? Despus de todo, no poda saber que la lluvia iba a ocurrir en aquel preciso momento, quiz era un autntico milagro despus de todo. Pero ya no pude convencerme de ello realmente, me senta muy suspicaz con todo aquel tema, incluso me

    enfad un poco. Quiz, pens para m misma, el agua y las curaciones y las muletas

    sean todos como la lluvia de meteoritos. La gente slo cree que son milagros, todo podra suceder simplemente as. Estaba a punto de dejar el tema zanjado en mi mente de esta forma cuando tuve otro pensamiento que me hizo sentirme muy incmoda: dije a Dios que si vea un meteorito cuando abriera los ojos, sera un milagro. Si haba un Dios, podra no gustarle mi forma de considerar su milagro. Si l se haba molestado en enviarme un milagro especial para m, podra no gustarle mi escepticismo. Y si haba un Dios, tambin habra un infierno para la gente que no le reconoca y apreciaba. Por fin fui resolviendo aquella situacin con diferentes argumentos aunque me qued un poco incmoda al respecto. Me persuad de que

    30

  • si Dios se hubiera molestado en enviarme un milagro tendra el suficiente sentido para hacerme creer en l. Como no crea realmente en ste, no poda haber sido un milagro genuino. Decid que de todos modos no tena que tomar una decisin definitiva en aquel mismo momento y que volvera sobre ello ms adelante, cuando no estuviera tan cansada.

    Un ao despus de volver de su viaje por Europa, el hermano de Helen se cas, y la familia se traslad a un piso ms pequeo. Idabel, la sirvienta que haba estado con la familia desde el nacimiento de Helen, sigui con ellos. Helen y ella eran buenas amigas desde haca aos, pero la nueva situacin les ayud a intimar ms y pasaban mucho tiempo hablando de cosas. Una de las cosas de las que hablaban era de religin. Idabel era baptista y dijo a Helen que aunque su iglesia creyera oficialmente en el infierno, ella senta que Dios era muy bondadoso y preparaba las cosas para que al final todo saliera bien. Esto dio confianza a Helen que empez a leer la Biblia cada noche con Idabel. Un domingo, Idabel pregunt a Helen si quera acompaada a su iglesia que estaba en las afueras, bastante lejos de donde vivan. A Helen le entusiasm la idea y cuando llegaron estaba ansiosa por que empezara la ceremonia religiosa. La gente de la iglesia de Idabel no slo tena un color de piel diferente del de Helen, sino que tambin cantaban canciones muy diferentes de cualquier otra que ella hubiera escuchado antes. Las cantaban una y otra vez, empezando suave y poco a poco iban subiendo de tono. Cuando la gente comenz a dar palmadas y a seguir el ritmo con los pies, Helen se dio cuenta de lo bien que se sentan, pero lo que ms le impresion fue .la deduccin de que por la forma en que cantaban y se movan, obviamente tenan una relacin muy amistosa con Dios.

    Siempre me diriga a Dios formalmente, con mucho respeto, y no saba como abordar este nuevo tipo de relacin con l, pero a medida que las canciones se hacan ms emocionales, me encontr dando palmadas y cantando con todos los dems. El pastor en su sermn habl de Dios, del cielo y de la salvacin, y repeta una y otra vez que todo lo que necesitamos es fe. Despus del sermn volvimos a cantar y a la hora de irnos, el pastor nos esperaba fuera para damos la mano. Al llegar mi turno me pregunt si me haba gustado y cuando le respond, me dio unas palmaditas en el hombro y me dijo que debera volver ms por all. 31

  • Como haba recibido una invitacin especial del pastor mismo, comenc a ir a la iglesia con Idabel tan a menudo como poda. Dentro de la iglesia rezaba y cantaba con los dems, pero fuera, cuando intentaba hablar con Dios nunca estaba segura de que hubiera alguien all para escucharme. Me faltaba algo, y por fin un da descubr lo que era. Idabel me llev un domingo a un bautizo. Mi amigo el pastor dijo: A menos que os bauticis no podis ser puros de corazn y si no sois puros de corazn no podis ver a Dios. Eso es -pens-. Hay que bautizarse para poder ver a Dios, esto es lo que me faltaba. Le dije a Idabel que tena que ser bautizada y me respondi que hablara con el pastor cuando acabara la ceremonia. Fue muy amable, l tambin pensaba que deba bautizarme pero no tena claro quin debera hacerla. Al preguntarle porqu, me dijo que cuando un pastor te bautiza espera que te unas a su congregacin y l haba pensado que sera mejor para m bautizarme en otra iglesia ms cerca de mi casa. No me haba dado cuenta de que afiliarse a una iglesia era parte del bautizo y cuando llegu a casa me lo estuve pensando mucho. Sent que uno debe al menos creer en Dios antes de dar un gran paso como ste de afiliarse a una iglesia. Cuando le cont todo esto a Idabel, me dijo que ella conoca a un pastor que me bautizara sin necesidad de hacerme miembro de su iglesia, as que al domingo siguiente fuimos a ver a aquel pastor a quin Idabel llamaba un Evangelista del Seor. Me dijo que, desde luego, me bautizara, pero que debera preguntar antes a mis padres, sobre todo a mi padre que, al ser judo, podra no gustarle mucho la idea. No esperaba ninguna oposicin de mi madre y efectivamente le gust mucho la idea, prometindome el misal que haba estado pidiendo como regalo especial para la ocasin. Me preocupaba ms mi padre, siempre era difcil averiguar lo que senta respecto a las cosas. Al verle en su silln leyendo el peridico despus de la cena, me deslic en la habitacin e intent encontrar una buena forma de empezar. No se me ocurra nada, as que simplemente dije: Padre, he decidido bautizarme. Padre gir la cabeza y me mir sin bajar el peridico: Si eso es lo que quieres hacer, hazlo me dijo dndolo por hecho. Pero, no te importa? pregunt. A m? Por qu habra de importarme? respondi.

    32

  • An no estaba satisfecha:Ests seguro? Mi padre me confirm que estaba muy seguro de que no le importaba. Supongo que me debera haber sentido contenta, haba conseguido lo que quera, pero no poda entender porque me senta tan desgraciada. Padre obviamente no tena nada que aadir y me fui enseguida porque no quera que se diera cuenta de mis lgrimas. Al da siguiente volv y le dije al pastor que mis padres no se oponan a que me bautizara y propuso incluirme en la ceremonia bautismal programada para el domingo siguiente. Me dijo que deba rezar entretanto y le contest que lo hara lo mejor que pudiera. Eso es todo lo que hace falta respondi. ldabel asisti a mi bautismo como testigo y como amiga, ayudndome a preparar la tnica blanca y a ponrmela. Estaba muy contenta y me repeta que iba a ser la mejor experiencia de mi vida. Yo tena la esperanza de que as fuera. Despus de la ceremonia, fui a la oficina del pastor para recoger mi certificado de bautismo mientras ldabel recoga mi ropa mojada y la pona en una bolsa que habamos llevado. Cuando el pastor me pidi que deletreara mi apellido, deletre el apellido de mi madre. Sent el rubor en mi rostro y no poda entender lo ocurrido pero estaba demasiado avergonzada para corregir el error. Al recibir el certificado, lo guard en mi bolso y volv junto a ldabel. Nunca se lo ense a nadie. Cuando llegu a casa me senta triste. Haba sido bautizada pero nada haba cambiado, an no poda ver a Dios, nada era distinto. Continu yendo a la iglesia con ldabel algn tiempo ms, por si acaso mi bautismo no haba tenido tiempo de surtir efecto. Ms adelante comenc a ir con menos frecuencia hasta que lo dej del todo. Dije a ldabel que simplemente no tena fe y me respondi que posiblemente era una obra del diablo y prometi rezar por m. Se lo agradec y ya no volv a pensar ms en el bautismo. No habiendo encontrado la fe necesaria para creer en Dios, Helen decidi que la nica verdad en la que poda creer era la racional, la lgica, y por tanto decidi convertirse en una intelectual y comenz a leer todo lo que se publicaba. Dispona de mucho tiempo para ello porque haba engordado mucho en su preadolescencia y los muchachos de su clase no parecan estar particularmente interesados en llamarla para salir.

  • 33

  • Al ingresar en la Universidad de Nueva York, Helen ya haba perdido su exceso de peso, pero haba pasado por el instituto sin apenas contactos sociales con sus compaeros, por lo que se senta particularmente fuera de sitio en las reuniones sociales y pareca tener poco que decirse con sus conocidos a nivel acadmico. Por otro lado, sus profesores encontraron en ella una estudiante excepcionalmente dotada. Era raro encontrar una estudiante que hubiera ledo tanto o que pudiera discutir sobre un abanico tan amplio de temas acadmicos de forma tan inteligente. En la universidad. Helen se gradu en ingls lo que agrad mucho a su madre, especialmente ante su anuncio de que se hara profesora de ingls como lo haba sido ella antes de casarse. Sin embargo, su ambicin real, que slo ella conoca, era la de convertirse en escritora de renombre, ms especficamente en una novelista de fama internacional. Este pareca ser un objetivo muy peculiar para Helen, pues escribir le resultaba muy dificultoso, y adems se senta tan vulnerable respecto a lo que escriba que, an cuando lograba poner algo sobre el papel, era muy probable que lo escondiera y se negase a enserselo a nadie, ni siquiera a su profesor de escritura creativa. Entretanto continu leyendo mucho sobre diversos temas de filosofa y literatura penetrando en los sistemas de pensamiento, en las leyes del razonamiento y en particular de la lgica. Al asunto de vivir le prestaba la menor atencin posible. En su segundo ao universitario conoci a un joven, Louis Schucman, que trabajaba en la biblioteca universitaria. Tambin l era un intelectual, y pronto comenzaron a discutir extensamente sobre libros y filosofa. Louis era tan slo unos pocos centmetros ms alto que el metro y medio de Helen y siempre se haba sentido incmodo con las mujeres, por lo que estaba encantado de haber encontrado a alguien que no le hiciera sentirse incmodo. Louis y Helen comenzaron a comer juntos todos los das y en tres meses Louis le pidi que se casara con l. Era la nica proposicin que ella haba recibido y tambin la nica que l haba hecho. La madre de Helen, aunque algo indecisa porque Louis era judo, estaba encantada con la idea de que su hija contrajera matrimonio. Su padre, por otro lado, manifest que apenas conoca al muchacho y por ello no poda forjar una opinin. Para contentar a los padres de Louis, acordaron celebrar la ceremonia en una sinagoga. Helen estaba demasiado nerviosa para querer un ritual muy elaborado y pidi al rabino que hiciera una ceremonia breve. 34

  • La boda se celebr en diez minutos y al acabar Helen y Louis se fueron cada uno a su casa para seguir preparando lo exmenes finales. En un principio, el hecho de casarse no tuvo mucho efecto en la vida de Helen. Le quedaban an dos aos de universidad y cuando Louis se gradu, a las dos semanas de la boda, se mud a vivir con Helen y sus padres. No tena dinero suficiente para mantener una esposa y un piso porque lo haba invertido todo en una librera que haba abierto en el centro de Manhattan. Aquella situacin funcion bien para Helen; su marido estaba ocupado con el negocio de los libros, y ella lo estaba con sus estudios. Las comidas que Idabel preparaba estaban siempre a su hora y su padre jugaba al ajedrez con Louis por las noches. Helen probablemente hubiera estado encantada de seguir as in-definidamente pero poco despus de graduarse en la universidad, ella y Louis tuvieron que alquilar un pequeo apartamento propio porque su madre enferm y el mdico le prescribi que evitara los esfuerzos propios del ama de casa. Los padres de Helen fueron a vivir a un hotel por lo que ya no necesitaban los servicios de Idabel, pero como haba estado con ellos veinte aos se sentan responsables de ella. Decidieron seguir contratndola para que cuidara del apartamento de Helen y sta, que literalmente no saba ni frer un huevo, estaba encantada de la generosidad de sus padres. Despus de la graduacin, Helen intent trabajar en la librera pero al cabo de slo una semana se hizo evidente que el trabajo de librera era para ella particularmente desagradable, carente de alicientes y agotador. Sin embargo sigui yendo a la librera durante casi un ao hasta que se vio aquejada por una grave enfermedad y el mdico le dijo que deba ser operada. Se asust tanto que comenz a sufrir pesadillas en las que se vea sujetada por la fuerza a una mesa mientras le ponan una mascarilla en la cara. Estuvo resistindose a la operacin hasta que se sinti tan enferma que no pudo posponerlo ms. Volvi entonces a hablar con el mdico que le asegur que era una operacin sencilla y que en una semana estara plenamente recuperada. Haba llegado al punto de estar tan enferma que no poda ponerse ms excusas e hizo los preparativos para ingresar en el hospital al da siguiente.

    35

    _

  • Aquella noche me sent sola e intent organizarme. Sera mucho ms fcil, pens, si creyera que Dios me iba a cuidar. Haba una que yo creyera en l no haca ms probable que existiera o dejara de hacerla. En cualquier caso no me causara ningn dao el tratar de llegar a un acuerdo razonable. Pona la operacin en manos de Dios por si acaso exista, y si todo sala bien podra incluso volver a creer en l. No tena nada que perder. Rec el Padre Nuestro, puse mi operacin en manos de Dios y fui al hospital al da siguiente con la medalla de la Virgen colgada alrededor del cuello. Todo sali mal. Estuve mucho tiempo inconsciente y no pude abandonar el hospital hasta varios meses despus. Una de las enfermeras que me cuidaban era una catlica ferviente. Al ver mi medalla, pens que yo tambin lo era; me coment que habla rezado cada da por m y que habla ofrecido una misa en accin de gracias cuando recuper la conciencia. Me dijo que Dios habla sido muy bueno conmigo y que era un milagro que hubiera superado aquel trance. Yo no lo vela as, estaba muy enfadada por como habla ocurrido todo y segu enfadada durante aos: si sta era la manera que tenia Dios de hacer que todo saliera bien, pens, tenia un psimo sentido del humor. La enfermera no aprob mi actitud y me dijo, bastante secamente, que seguira rezando por m de todos modos. Le contest que yo no poda detener sus rezos, pero aad que le agradecera que no pidiera a Dios otro milagro hasta que hubiera salido de ste. De hecho, estaba dispuesta a esperar el siguiente milagro todo el tiempo que hiciera falta y le suger que le dijera a Dios que no tena prisa. Lo que realmente necesitaba era salir del hospital y sentirme mejor, y no me pareca probable que las plegarias me ayudaran a lograrlo. Durante toda mi estancia en el hospital me encontraba ansiosa por salir, pero cuando por fin fui a casa no me sent muy entusiasmada. Me senta ms bien abandonada por el Cielo y por la Tierra. Segu sintindome enferma durante mucho tiempo y finalmente me vi forzada a reconocer que estaba mejor fsicamente y declar una moratoria sobre mi invalidez; una decisin que el mdico pensaba que debla haber tomado hada mucho tiempo. Sin embargo, esta decisin me pona en una posicin difcil: la enfermedad habla supuesto unas vacaciones de mis problemas, pero stos seguan all y sentirme enfadada no me ayudaba a resolverlos.

  • 36 Por fin se me ocurri la posibilidad de que hubiera estado mirando las cosas desde un ngulo equivocado. Despus de admitirlo, comenc a revisar mi vida hasta entonces y entre otras cosas volv sobre mi larga y errtica bsqueda de Dios. Estaba claro que no haba hecho progresos en ese tema. Admita que la culpa poda ser ma; quiz, como deca la enfermera del hospital, no apreciaba todo lo que Dios haba hecho por m. Record la dificultad que haba tenido para aceptar aquel milagro anterior en mi infancia. A pesar de todo, pens, lo nico que la gente puede hacer es preparar su proyecto lo mejor posible, y yo, a mi manera, senta que lo haba hecho. No tena sentido especular sobre cual hubiera sido el resultado de la bsqueda si la hubiera emprendido de forma diferente. Si Dios exista, lo que yo pona en duda, l mismo podra resolver la cuestin de la religin; si no exista, bueno, las cosas eran simplemente as. Para m haba acabado la bsqueda. Me di cuenta de que adems de la cuestin de Dios, haba otros asuntos que haba pospuesto tomar en consideracin. En primer lugar el asunto de mi marido; despus de todo estaba casada y ya era hora de que empezase a pensar en l. l podra ser muy amable, decid. No era Dios, por supuesto, pero teniendo todo en cuenta, casi era mejor as. Pens que era el tipo de persona con la que se puede desarrollar una buena relacin. Naturalmente tomara tiempo, y a veces sera muy difcil, pero reconoc que ya era hora de que empezara con ello. Saba que ste era tan slo uno de los pasos a dar, ya que empezaba adarme cuenta de que necesitaba encontrar una buena forma de pasar el resto de mi vida en la Tierra. Tena claro que podra resultarme difcil porque an saba muy poco del mundo, y tambin saba que ser nicamente una esposa no era la respuesta para m, especialmente porque Idabel se encargaba de la casa y no tenamos nios que me ocuparan el tiempo. Al principio volv a hacer un intento en el negocio de los libros. Mi marido, que haba pasado la mayor parte de sus aos escolares haciendo novillos para ir a la biblioteca pblica a leer, haba reunido una excelente coleccin pero bajo mi punto de vista segua ms interesado en comprar y leer libros que en venderlos. A pesar de todo y a base de luchar, fuimos saliendo adelante y el dinero no constitua un problema serio; generalmente, mi padre estaba dispuesto a ayudamos si realmente necesitbamos

  • 37

    algo. Aunque el negocio de los libros era claramente el lugar adecuado para mi marido, estaba tambin muy claro que no lo era para m. Iba a la librera cada vez con menos frecuencia y cuando lo haca, generalmente discuta con l. Parecamos incompatibles en los negocios y empec a sentirme atrapada en una situacin crtica, sin tener una idea clara de cmo salir de ella. Durante algn tiempo pareca como si mi bsqueda terrenal fuera a acabar igual que la celestial, y sin embargo, a pesar de mi depresin, me daba cuenta de que era muy libre de hacer lo que quisiera. Mi marido me apoy activamente, animndome a que planificara mi carrera profesional independiente y mi padre me indic que correra con los gastos que supusiera mi formacin. Mi problema pareca ser que no poda tomar una decisin sobre lo que quera hacer. Era evidente que no iba a ser la gran novelista que de joven haba visualizado. Segu considerando una serie de caminos profesionales, principalmente en mi fantasa y sin tomar en serio la posibilidad de emprender una formacin realista. De hecho, en aquellos momentos, haca ya diez aos que haba dejado la universidad y me daba mucho miedo volver. La verdad es que le tena pnico al fracaso. Mi marido hizo gala de una paciencia excepcional a lo largo de nuestras largas y frecuentes discusiones acerca de mi posible actividad profesional, pero estaba tan indecisa que tard diez aos en tomar una decisin. Incluso despus de decidirme a hacerme psicloga, mis esfuerzos se limitaban a discutir con m marido, solicitar programas de cursos, y hablar sobre posibilidades de formacin con consejeros universitarios. Realmente no saba de que iba la psicologa, tena slo una vaga nocin de que contendra algunas de las respuestas que yo necesitaba. Por fin me decid a superar mis miedos e ingresar en la escuela para graduados pagando el precio de no tener una perspectiva clara sobre aquella iniciativa. Volv a estudiar decidida a sacar las mejores notas. Despus de haber fracasado en la bsqueda del Cielo estaba absolutamente determinada a triunfar en la Tierra.

    Aunque Helen consideraba concluida su bsqueda de Dios, el tema de

  • 38la religin segua siendo importante en su vida. A medida que se fue implicando ms en sus estudios de psicologa, se fue armando de hechos y herramientas cientficas que resultaron ser los argumentos que necesitaba para superar los ltimos restos de supersticin que le quedaban. Senta que ahora poda encarar las cosas de forma muy realista. Estos mismos hechos fueron la base sobre la que fue cambiando, lenta y progresivamente, su sistema de creencias pasando de un agnosticismo desimplicado a un atesmo iracundo. De hecho, incluso antes de obtener el doctorado, estaba no slo preparada, sino ansiosa de pelearse con cualquiera que tuviera pensamientos que estuvieran, aunque slo fuera remotamente, teidos de ideas religiosas. A pesar de, o quizs debido a su actitud, comenzaron a ocurrirle una serie de sucesos sorprendentes. El primero de ellos ocurri una fra tarde de invierno cuando Louis y ella iban en metro a visitar a unos amigos. Helen detestaba el metro, y el hecho de tener que esperar al tren durante un cuarto de hora en medio del intenso fro no le haca sentirse muy animada. Cuando por fin lleg, estaba abarrotado de gente y no haba sitio donde sentarse. Una vez que consiguieron asiento, se sinti particularmente enfadada y victimizada porque Louis se sumergi en su peridico, olvidndose por completo de su sufrimiento. Cuando mir a su alrededor, todo lo que vea era gente sucia y andrajosa; al otro lado del pasillo, un nio con una barra de caramelo en la mano pringaba la cara de su madre, dejndole la mejilla manchada de chocolate. Otro nio, unos lugares ms adelante, recoga un chicle del suelo y se lo meta en la boca, mientras que al final del vagn un grupo de ancianos medio borrachos discutan en voz alta. Helen cerr los ojos asqueada y sintiendo dolor de estmago. Entonces ocurri algo sorprendente. Una luz cegadora pareci encenderse detrs de sus ojos y llenarcompletamente su mente. Sin abrir los ojos le pareci ver una figura,que supo que era ella misma, entrar en la luz. La figura pareca saber con exactitud lo que haca; se par y se arrodill tocando el suelo con los codos, las muecas y la frente en lo que pareca ser una expresin oriental de profunda adoracin. Ms tarde, la figura se levant, se puso a un lado y se arrodill de nuevo, haciendo esta vez descansar su cabeza como si la apoyase en una rodilla gigante. Pareci ser rodeada

  • 39por el perfil de un enorme brazo y desapareci. La luz se hizo an ms brillante y Helen sinti que el amor ms intenso flua a travs de ella, era un sentimiento tan poderoso que se qued boquiabierta y abri los ojos. Vio la luz tan slo un segundo ms en el que sinti aquella misma intensidad de amor por todos los pasajeros. Despus, la luz desapareci y Helen volvi a la vieja realidad fea y sucia. El contraste le conmocion y tard varios minutos en recuperar la compostura. Despus cogi dubitativamente la mano de Louis. No se como explicarlo dijo con voz temblorosa, es muy difcil de describir... pero, bueno. Dud un momento sin saber qu decir. Bien ... he visto una gran luz y muchas olas de amor que salan de ella, y al abrir los ojos senta amor por todos. Despus desapareci todo... el sentimiento, todo. No entiendo lo que me ha pasado. Louis que haba estado en contacto con escritos msticos durante aos no pareci sorprenderse mucho. No te preocupes -le dijo re-confortante-. Es una experiencia mstica muy comn, no vuelvas a pensar en ella, y volvi a su peridico. Helen sigui su consejo pero sin conseguirlo del todo. Aunque no volvi a pensar en ello seriamente durante aos, la experiencia per-maneci en algn lugar de su mente, esperando captar su atencin cuando le volviera a pasar algo parecido. Entretanto continu con sus estudios y su atesmo permaneci inalterable. Helen recibi el doctorado en 1957 y fue elegida como miembro honorario por Sigma XI, la Sociedad Cientfica Nacional. Inmediata-mente le fueron ofrecidas una serie de oportunidades sin haberlas buscado. La universidad remiti una solicitud de beca para ella basada en su tesis doctoral, y su financiacin fue aprobada. El proyecto funcion y el director del departamento le propuso un puesto de pro-fesora. Entonces ella volvi a remitir nuevas propuestas con lo que su suerte cambi, y al ser rechazadas se encontr sin trabajo. Helen saba que con los excelentes contactos de que dispona, no le costara mucho que le ofrecieran otro puesto. Sin embargo estuvo varias semanas sin hacer nada recriminndose amargamente su mala suerte y sintindose cada vez ms miserable entre tanto. Finalmente reconoci que no estaba manteniendo una posicin muy razonable y cogi el telfono para llamar a uno de aquellos amigos que pensaba

  • 40que podran ayudarle. ste inmediatamente le proporcion una lista de posibilidades prometedoras. Helen iba a intentar contactar con el primer nombre de la lista cuando su amigo volvi a llamar: Olvdate de la lista que te di -dijo enfticamente-. Conoces a Bill Thetford? Nunca he odo hablar de l contest Helen. Llmale ahora mismo continu su amigo; es el director del departamento de Psicologa del Hospital Presbiteriano.Este es su nmero, y cuando hables con l, dile que eres la persona que estaba buscando. Helen no tena ningn deseo especial de trabajar en un entorno mdico y lo que le haban dicho acerca del trabajo no era muy atra-yente. A pesar de todo, cogi el telfono y llam a Bill Thetford.A la maana siguiente, a las diez, se present en el hospital para asistir a la entrevista que haba concertado con Bill, y cuando entr en su despacho, la primera vez que lo vio, hizo para s misma un comentario silencioso que no pudo comprender: Ah est -se dijo-. Ese es el hombre al que tengo que ayudar.

  • 41

    CAPTULO 3

    EL siguiente lunes, cuando Helen lleg al hospital para comenzar a trabajar, Bill no saba muy bien qu hacer con ella. El programa an no tena asignado un espacio de trabajo y l ni siquiera saba cmo ponerlo en funcionamiento. Logr encargar un escritorio para ella y colocarlo en una esquina dentro de un espacio libre que haba junto a su oficina. Este sera el cuartel general de Helen durante los dos meses siguientes. Si Bill no dispona de espacio adicional para Helen y el resto del personal contratado, no era porque no lo hubiera solicitado; lo haba intentado por todos los medios pero simplemente no consegua que, desde el Decanato hacia abajo, nadie tomase una decisin. Si hubiera sabido que esa forma de pasarse la pelota "unos a otros era tpica de lo que iba a encontrarse en casi todos los aspectos de su trabajo en el Centro Mdico, probablemente hubiera dimitido de inmediato. Sin embargo, no saba que este tipo de comportamiento era el habitual, as que decidi abrirse camino hasta encontrar a alguien con la autoridad necesaria para aprobar al menos uno de los dos planes que haba diseado. Una de las razones por las que Bill se encontraba con tantos problemas frustrantes era la de que era responsable ante cinco di-rectores especficos diferentes: el presidente del departamento de Psiquiatra, el presidente del Hospital, el vicepresidente encargado de asuntos profesionales, el decano del Colegio de Mdicos y Cirujanos y el presidente de la Universidad de Columbia, as como ante otros varios vicepresidentes de servicios especiales. Como resultado de esta situacin era casi imposible terminar los trabajos, por no hablar de concluirlos de forma expeditiva. Sin embargo, uno de sus trabajos era precisamente el de hacer los cambios necesarios para resolver muchos de los problemas que se haban ido multiplicando a lo largo de los aos. A cada paso que daba, sin importar lo que tratara de conseguir, encontraba una enorme oposicin de los profesionales mdicos y del personal administrativo que siempre estaban luchando por preservar y ampliar sus propios dominios.

  • 41

  • Adems, el departamento de Psicologa, una seccin del de Psiquiatra, era uno de los que menos prioridad tena en todo el hospital ya que era un departamento que despertaba muy poco inters antes de la llegada de Bill y los salarios del personal profesional de aquel departamento era menores que los de las secretarias. Aunque Bill sinti que sera importante reemplazar a diversas personas que no tenan la formacin adecuada, era virtualmente imposible encontrar personal cualificado que los reemplazara con el nivel salarial que el hospital ofreca. Estos eran algunos de los problemas que Bill tena cuando Helen entr en el departamento, y en poco tiempo se hizo una idea precisa de cual era situacin. Pasaron dos meses antes de que al proyecto le fuera fijado un espacio de trabajo y para entonces, Helen, que an segua en el rincn que Billle haba asignado temporalmente el primer da, estaba a punto de dimitir. Sin embargo, en vista de cmo se desarrollaron posteriormente los acontecimientos parece que la eleccin no le corresponda tomarla a ella; este era el lugar donde deba permanecer. En un principio, incluso en el nuevo espacio, Helen encontr el trabajo horrible. La situaron en un edificio diferente al de Bill, con quien colaboraba muy estrechamente, y encima el trabajo era aburridsimo y se senta en la peor situacin de su vida. Adems de lo rutinario del trabajo, Helen sinti enseguida a su alrededor una atmsfera de sospecha y ambicin a la que no se haba enfrentado anteriormente. Adems, Helen y Bill tenan un problema an ms serio: aunque se respetaban profundamente, cada uno de ellos provocaba lo peor del otro. Esto se hizo ms evidente a medida que fueron pasando los meses y no hizo sino aadir ms tensin a sus vidas respectivas. Pareca que hicieran lo que hicieran, trabajar juntos en la propuesta de una beca o decidir donde ir a comer, no haba manera de llegar a alcanzar acuerdos fcilmente. A pesar de ello, o quizs debido a ello, ambos saban que necesitaban la ayuda y el apoyo del otro para arreglrselas con la multitud de problemas que juntos deban enfrentar en el campo profesional. Era evidente para los dos que deban intentar hacer algo para cambiar los sentimientos de hostilidad y resentimiento que parecan estar grabados en toda la gente con la que tenan que tratar. Si no hubieran tenido la esperanza de cambiar el entorno, ambos hubieran buscado otro lugar de trabajo ms pacfico. Acordaron intentar resolver juntos los problemas del departamento. En un principio dedicaron sus esfuerzos a hacer propuestas de concesin de becas para intentar atraer recursos financieros a muchas de las reas que esta42

  • ban bajo la responsabilidad de su departamento, pero el resultado fue descorazonador. Aunque no ponan en duda su objetivo comn, pareca que Bill no poda escribir un prrafo que Helen no quisiera cambiar ni Helen poda hacer una sugerencia sin que Bill la cuestionase con determinacin. El trabajo mismo era agotador y sus actitudes conflictivas lo hacan an ms extenuante. Trabajaban por la noche y los fines de semana, y cuando no estaban juntos, discutan por telfono. A medida que pasaba el tiempo, pareca que los avances producidos por sus esfuerzos eran muy pequeos; seguan discrepando respecto a la poltica a seguir y su relacin personal no mejoraba. El volumen de personal era enorme, con lo que Bill estaba sometido a una tremenda presin tan slo para que las cosas no funcionaran peor que antes. A pesar de sus concentrados esfuerzos por trabajar en pro de un objetivo comn, su relacin personal reflejaba la tensin a que se hallaban sometidos. Para empezar tenan poco en comn: Bill, catorce aos ms joven que Helen, era bsicamente una persona optimista que a pesar de los formidables obstculos que enfrentaba, mantena la creencia subyacente de que exista una salida ante cualquier situacin difcil y que con perseverancia siempre se poda hallar. Por otro lado, Helen era una persona ansiosa casi hasta el paroxismo y aunque intentaba mantener una fachada de alegra, su pesimismo subyacente y su inseguridad siempre acababan por aflorar. Adems, ambos trataban sus problemas interpersonales de forma diferente: Bill tenda ms a retirarse cuando perciba que una situacin se volva absorbente o forzada, mientras que Helen tenda a implicarse totalmente y como resultado acababa sintindose atrapada, resentida y obligada. De esta forma, a medida que su interdependencia haba ido en aumento, tambin cada uno de ellos tena ms ira contenida hacia el otro porque ninguno de ellos ceda en su actitud y los genuinos intentos de cooperacin que a veces surgan por parte de uno o de otro, eran dificultados por el rencor mutuo que sentan. A pesar de que sus sentimientos personales fueran de este tipo, compartan una sensacin de compromiso comn que impeda la renuncia de Helen e impulsaba a Bill a proteger su futuro. Cuando al proyecto original por el que Helen pudo ser contratada se le retir la prioridad, reducindose su volumen, Bill asign a Helen el nico puesto vacante que estaba bajo su control directo, asegurndole de esta forma la continuidad laboral.

    En 1963, el presidente del departamento design a Bill para el comit de planificacin de las investigaciones, un grupo cuya responsabilidad era la asignacin del espacio en el nuevo edificio de investigacin que iba a ser 43

  • construido. Este fue un honor especial para Bill, algo que no se le haba ofrecido nunca con anterioridad ni se le volvera a ofrecer. Al tener por primera vez la oportunidad de crear espacio de oficinas para su propio uso, Bill planific la creacin de dos despachos y una secretara en una remota seccin del edificio, lejos de las zonas de mayor trnsito. En un principio, no supo porque haba ordenado crear dos despachos pues no haba razn para ello. Como dira aos despus: No me daba cuenta de lo necesario que era que Helen y yo estuviramos juntos. En verano de 1965 se termin de construir el nuevo edificio y estaba listo para ser ocupado. En medio de las luchas personales y profesionales, Bill se las arregl para trasladarse al nuevo edificio e hizo que Helen se trasladara al despacho contiguo al suyo. Aunque sus dificultades a nivel psicolgico se mantenan, los obstculos fsicos a su trabajo en comn haban sido eliminados. Una tarde, justo antes de la reunin semanal del equipo de investigacin a la que ninguno de ellos quera asistir debido a la competencia salvaje que sola aflorar en aquellas reuniones, ocurri algo: Bill entr en el despacho de Helen, y obviamente quera decir algo que le costaba expresar. Al fin respir profundo, se ruboriz ligeramente, y solt su discurso. Ms adelante admiti que sus palabras sonaban triviales y sentimentales y que no esperaba una res-puesta favorable de Helen, pero a pesar de todo dijo lo que senta que tena que decir: haba estado dando vueltas a las cosas y haba llegado a la conclusin de que sus actitudes estaban equivocadas. Y continu: Debe haber otra forma de hacer las cosas. Nuestras actitudes son tan negativas que no podemos resolver ningn problema, y concluy diciendo que haba decidido intentar mirar las cosas desde otro punto de vista. Muy en concreto propuso intentar mostrar una actitud diferente aquel mismo da en la reunin. l no se enfadara, y estaba determinado a contemplar al lado constructivo de lo que la gente deca y haca. Estaba determinado a cooperar en vez de competir y aadi que obviamente haban estado llevando una direccin equivocada y que era el momento de encontrar una nueva. Fue un discurso largo y adems se expres con una vehemencia fuera de lo comn. Al acabar, esper con cierta incomodidad la respuesta de Helen pero sta no fue la que esperaba: se puso de pie de un salto diciendo a Bill