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  • Una antologa comentada del debate contemporneo

    ECONOMALAEN SUS VNCULOS ACTUALES

    GEOGRAFA LAY

  • Comit Editorial dEl Crim

    Dra. Margarita Velzquez GutirrezPresidenta

    Dra. Adriana Ortiz OrtegaProfesora

    Facultad de Ciencias Polticas y Sociales de la unam

    Dra. Elaine Levine LeiterInvestigadora

    Centro de Investigaciones sobre Amrica del Norte de la unam

    Dra. Elsa Mara Cross y AnzaldaProfesora

    Facultad de Filosofa y Letras de la unam

    Dr. Carlos Javier Echarri CnovasProfesor e investigador

    Centro de Estudios Demogrficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de Mxico, A.C.

    Dra. Maribel Ros EverardoInvitada permanente

    Lic. Mercedes Gallardo GutirrezInvitada permanente

    Mtra. Yuriria Snchez Castaeda

    Invitada permanente

    CEntro rEgional dE invEstigaCionEs multidisCiplinarias

    Dra. Margarita Velzquez GutirrezDirectora

    Dra. Maribel Ros EverardoSecretaria acadmica

    Lic. Mercedes Gallardo GutirrezSecretaria tcnica

    Mtra. Yuriria Snchez Castaeda Jefa del Departamento de Publicaciones

    instituto dE invEstigaCionEs EConmiCas

    Dra. Vernica Villarespe ReyesDirectora

    Mtro. Gustavo Lpez PardoSecretario acadmico

    Sr. Aristeo Tovas GarcaSecretario tcnico

    Lic. Roberto Guerra Milligan Jefe del Departamento de Ediciones

  • Universidad Nacional Autnoma de MxicoCentro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias

    Instituto de Investigaciones Econmicas

    Cuernavaca 2013

    Una antologa comentada del debate contemporneo

    ECONOMALAEN SUS VNCULOS ACTUALES

    GEOGRAFA LAY

    Marcos ValdiVia lpezJaVier delgadillo Macas

    (coordinadores)

  • Primera edicin: 15 de octubre de 2013 D.R. 2013 Universidad Nacional Autnoma de Mxico Ciudad Universitaria, delegacin Coyoacn, 04510, Mxico, D.F.

    Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias Av. Universidad s/n, Circuito 2, colonia Chamilpa 62210, Cuernavaca, Morelos www.crim.unam.mx Instituto de Investigaciones Econmicas Circuito Mario de la Cueva, Ciudad de la Investigacin en Humanidades Ciudad Universitaria, delegacin Coyoacn, 04510, Mxico, D.F. www.iiec.unam.mx

    isbn: 978-607-02-4780-4

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacin escrita del titular de los derechos patrimoniales

    Impreso y hecho en Mxico

    La geografa y la economa en sus vnculos actuales: una antologa comentada del debate contemporneo/ Marcos Valdivia Lpez, Javier Delgadillo Macas (coordinadores). -- Primera edicin609 pginas: ilustracionesisbn: 978-607-02-4780-41. Geografa econmica. I. Valdivia Lpez, Marcos, editor de la compilacin. II. Delgadillo Macas, Javier, editor de la compilacinHF1025.G4527 2013

    Este libro fue sometido a un proceso de dictaminacin por pares acadmicos externos al Crim, de acuerdo con las normas establecidas en los Lineamientos Generales de Poltica Editorial del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico y con la contribucin para su edicin del Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovacin y Mejoramiento de la Enseanza (papimE PE305207)

    Portada: Representacin del mundo geogrfico actual mediante la sobreposicin de un autmata celular en un mapamundi antiguoDiseo de forros: Margen Creativo

  • Presentacin 11 Prembulo Es tan nueva la Nueva Geografa Econmica? Reflexiones sobre sus aportaciones, sus lmites y sus implicaciones para las polticas Juan R. Cuadrado Roura 25 primEra partE la nuEva gEografa EConmiCa 49 La Nueva Geografa Econmica: pasado, presente y futuro Entrevista a Masahisa Fujita y Paul Krugman 51 Rendimientos crecientes y Geografa Econmica Paul Krugman 77 Los modelos de la Nueva Geografa Econmica en su origen Luis Quintana Romero y Manuel Lecumberri 91 La evolucin en la distribucin del tamao de la ciudad Xavier Gabaix y Yannis M. Ioannides 125 Una ruta metodolgica para la evaluacin emprica de la distribucin del tamao de las ciudades: el caso de las zonas metropolitanas de Mxico Marcos Valdivia Lpez y Nancy Hernndez Casas 159 Externalidades del capital humano en las ciudades Enrico Moretti 175 Externalidades del capital humano y espaciales Su influencia en el crecimiento econmico de las ciudades de Mxico Miguel ngel Mendoza Gonzlez 221

    Contenido

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  • sEgunda partE posiCionEs CrtiCas sobrE la nuEva gEografa EConmiCa 233

    El nuevo giro geogrfico en Economa Algunas reflexiones crticas Ron Martin 235

    La Nueva Geografa Econmica a discusin Una mirada crtica desde la Geografa Econmica angloamericana Julio Guadarrama Garca 265

    Por qu la Geografa Econmica no es una ciencia evolutiva? Hacia una Geografa Econmica Evolutiva Ron A. Boschma y Koen Frenken 285

    Comentarios al trabajo de Ron A. Boschma y Koen Frenken Por qu la Geografa Econmica no es una ciencia evolutiva? Hacia una Geografa Econmica Evolutiva Arturo Ranfla Gonzlez 317

    Economa regional: una perspectiva de la Nueva Geografa Econmica Kristian Behrens y Jacques-Franois Thisse 323

    Comentarios al trabajo de Kristian Behrens y Jacques-Franois Thisse Economa regional: una perspectiva de la Nueva Geografa Econmica Hctor M. Cortez Yacila 333

    Geografa socioeconmica o Economa geogrfica? Georges Benko y Alain Lipietz 341

    Los procesos socioculturales y econmicos, sustento de la conformacin de los espacios geogrfico-econmicos Hctor vila Snchez 355

    tErCEra partE otros EnfoquEs dE la gEografa EConmiCa 361

    Regiones, globalizacin, desarrollo Allen Scott y Michael Storper 363

    ContEnido8

  • ContEnido 9

    Comentarios al texto y contexto de Regiones, globalizacin, desarrollo de Allen Scott y Michael Storper Guillermo Olivera 385

    Instituciones, poder y espacio Evaluando los lmites del institucionalismo en la Geografa Econmica Andrew Cumbers, Danny MacKinnon y Robert McMaster 407

    Comentarios al trabajo de Andrew Cumbers, Danny MacKinnon y Robert Mcmaster, Instituciones, poder y espacio: evaluando los lmites del institucionalismo en la Geografa Econmica Federico Morales Barragn 431

    Modelos territoriales de innovacin: una revisin crtica Frank Moulaert y Sekia Farid 439

    Comentarios al trabajo de Frank Moulaert y Sekia Farid Modelos territoriales de innovacin: una revisin crtica Ryszard E. Rzga Luter y Celia Hernndez Diego 461

    Hacia una teora de la competencia regional Clive Lawson 477

    Teora de la competencia regional. Una revisin a partir de Clive Lawson Felipe Torres Torres y Javier Delgadillo Macas 495

    Ni lo global ni lo local. La glocalizacin y las polticas de escala Eric Swyngedouw 503

    La poltica de escalas y el espacio local en el anlisis geogrfico Flor M. Lpez y Adrin Guillermo Aguilar 527

    Geografa Econmica y evolucin de redes Johannes Glckler 539

    Comentarios al trabajo de Johannes Glckler Geografa Econmica y evolucin de redes Emilio Hernndez Gmez 557

    Justicia social: nueva revisin David M. Smith 563

  • Comentarios al trabajo de David M. Smith Justicia social: nueva revisin Francisco Rodrguez Hernndez 579

    El simbolismo de los lugares: una geografa de las relaciones entre espacio, poder e identidad Jrme Monnet 589

    Comentario crtico a El simbolismo de los lugares: una geografa de las relaciones entre espacio, poder e identidad de Jrme Monnet Margarita Camarena Luhrs 599

    10 ContEnido

  • Este libro tiene su origen en una serie de seminarios realizados durante el ao 2008 y 2009 en el Institu-to de Investigaciones Econmicas de la unam, que reunieron en diversos momentos a una veintena de investigadores de diversos centros y universida- des del pas, para discutir lo que podra conside-rarse como el estado del arte en las discusiones tericas contemporneas de la Geografa Econmi-ca. Las motivaciones que dieron pauta para realizar estos seminarios provinieron de una serie de dis-cusiones entre los coordinadores de este libro, en su calidad de miembros activos del Programa de Estudios Regionales del Centro Regional de Inves-tigaciones Multidisciplinarias de la unam. En estas conversaciones se argumentaba que a pesar de que en diversos mbitos de la academia mexicana de las ciencias regionales podan encontrarse grupos vincu- lados con tradiciones de investigacin-enseanza asociadas a la Geografa Econmica (y en donde des- tacan figuras como Bassols, Unikel-Chapeto-Garza, Barkin, Carrillo Arronte), hoy en da prevaleca un vaco en el inters sobre las discusiones tericas que

    Presentacin

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    vincularan a la Geografa y a la Economa como campos de conocimiento de las Ciencias Sociales. En particular, sobresala en nuestras conversaciones que, tanto gegrafos como economistas, a pesar de estar discutiendo e investigando temas semejantes desde una perspectiva regional, mostraban en lo general poco inters en discutir entre ellos mismos sobre qu los podra identificar como investigado-res sociales. Y en ese sentido, coincidimos que qui-z se requera de una provocacin mayor para en-contrar los motivos que posiblemente reunieran a gegrafos y economistas en Mxico; tal provocacin finalmente la encontramos en la llamada Nueva Geografa Econmica (NGE) que surgi a finales de los aos ochenta y es abanderada por el economista Paul Krugman y otros asociados.

    De esta manera, nos dimos a la tarea de reunir a un grupo de colegas de la ciencia regional (ge-grafos, economistas y urbanlogos) para discutir sus implicaciones para la enseanza e investigacin de la Geografa Econmica en Mxico. La reaccin del colectivo no se hizo esperar, y rpidamente no slo

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    aparecieron posiciones contrapuestas sobre su re-levancia, sino que adems sobresalieron posiciona-mientos, sealando la existencia de otros enfoques tericos contemporneos de la Geografa Econmi-ca, que muy bien podran rivalizar con la NGE. El debate fue intenso, pero todos coincidimos en que ventilar estas discusiones podra ser de mucha utili- dad para aquellos estudiantes y acadmicos univer-sitarios que estuvieran trabajando en el rea de la economa urbana y regional. De ah la concepcin de disear la presente obra, que rene y traduce una serie de ensayos tericos contemporneos de la Geografa Econmica, y que adems tiene el atracti-vo de que cada ensayo seleccionado est comentado a travs de otro ensayo original, escrito ex profeso para esta obra por colaboradores del proyecto. Una ancdota digna de ser comentada al margen de esta Presentacin es el hecho de que, meses despus de haber iniciado estos seminarios de discusin, se otor- gaba el Premio Nobel de Economa 2008 a Paul Krugman por, entre otras cosas, sus contribuciones al mbito de la Geografa Econmica.

    Es conveniente sealar el carcter didctico que propone este libro. Adems de la seleccin ri-gurosa de textos clave publicados en prestigiadas editoriales internacionales y redactados por los ms reconocidos especialistas de temas y enfoques geogrfico-regionales, econmico-espaciales y de orientaciones diversas derivadas de la Geografa y la Economa en los ltimos aos, y cuya seleccin fue hecha por los participantes de las diversas uni-versidades e instituciones mexicanas que intervi-nieron en nuestros seminarios, debemos destacar el esfuerzo que implic la traduccin de dichos textos, para que su lectura alcance a un pblico ms am-plio; en varios casos, las traducciones representan la primera edicin publicada en espaol. Cada uno de los autores mexicanos escribi un ensayo, a ma-nera de dilogo, con los enfoques y contenidos de los artculos y captulos de los libros seleccionados. As, los comentarios crticos que acompaan a cada texto internacional representan tambin un impor-tante aporte cientfico de esta obra.

    El libro consta de tres partes, precedido por una Presentacin temtica escrita ex profeso por Juan Ramn Cuadrado Roura, una de las figuras ms destacadas de la economa regional en Espaa y reconocido en toda Europa como uno de los pen-sadores clave en el pensamiento territorial y en las polticas regionales contemporneas.

    En la primera parte se abordan los fundamen-tos de la Nueva Geografa Econmica; en la segunda, se compilan artculos que son las reacciones a esta co-rriente del pensamiento; y la tercera rene diversos enfoques contemporneos de la Geografa Econmica.

    La Geografa y la Economa en sus vnculos actua-les inicia con un trabajo original de Juan Ramn Cuadrado Roura y ofrece una reflexin sobre las aportaciones, limitaciones e implicaciones que tiene la Nueva Geografa Econmica (NGE) en las pol-ticas pblicas. Esta corriente del pensamiento con-temporneo est asociada a Paul Krugman y a otros connotados economistas. El tema es central para es- te libro, ya que una parte importante de la discusin entre los vnculos de la Geografa y la Economa contempornea gira en torno al debate desatado entre los especialistas y tericos de la Geografa Econmica precisamente ante el arribo de la NGE durante los aos noventa. Tal es la importancia de este debate, que la primera y segunda partes estn dedicadas a textos que presentan los fundamentos tericos de la NGE y algunos temas vinculantes (los enfoques sobre externalidades y la Ley de Zipf), as como las reacciones crticas desde otros posi-cionamientos metodolgicos. Cuadrado Roura re-flexiona en torno a cuatro interrogantes: Qu tan Nueva es la Geografa Econmica? Cules son sus puntos de partida? Ha alcanzado los objetivos que persegua desde un inicio? y finalmente, ha apor-tado o est aportando algo relevante en materia de polticas pblicas regionales o urbanas? Respecto a la primera pregunta, y como veremos a lo largo de varios de los textos seleccionados, a la Nueva Geo-grafa Econmica se le ha criticado de manera feha-ciente su connotacin de Nueva, porque muchas de sus aportaciones descansan en planteamien-

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    tos ya elaborados mucho tiempo atrs por, entre otros, las teoras alemanas de localizacin del siglo xix (Von Thnen, Christaller y Lsch), las tesis de causalidad acumulativa (Myrdal, Hirschman), por la visin marshalliana de las economas externas y por los pioneros del anlisis regional norteameri-cano (Hoover, Isard y Alonso). Sin embargo, el tex-to de Cuadrado deja en claro que, si bien esto es cierto lo cual no es cabalmente reconocido por los propios precursores de la NGE esta corriente de pensamiento econmico tiene el mrito de ha-ber enmarcado dichas ideas (viejas) dentro de un modelo de equilibrio general. Este elemento es central, a decir de Cuadrado, para saber por qu el espacio pudo entrar finalmente a la corriente principal de la teora econmica (el mainstream); es decir la NGE permiti entender las relaciones dinmicas de una ciudad o de una aglomeracin econmica, pero en el contexto de toda la economa (en un marco de equilibrio general). En este sentido, las fuerzas de atraccin y repulsin que operan en la actividad econmica (y que explican su concentracin y des-concentracin espacial) entre las regiones deben, desde la perspectiva de la Nueva Geografa Econ-mica, ser analizadas de manera simultnea; y esto, adems, dentro de un marco explcito de bienestar, que es microfundamentado a travs de decisiones racionales de los agentes econmicos.

    La NGE pudo arribar desde sus inicios a un modelo cannico que recogiera los elementos provenientes de la tradicin de la economa y cien-cia regional, y que tambin dejara explcitos los nuevos rasgos de su agenda a travs del uso de nue-vos componentes analticos, como la competencia imperfecta y los rendimientos crecientes. El modelo centro-periferia de Paul Krugman (1991) reprodu-cido y comentado en la primera parte de este libro es propiamente el inicio de esta agenda de investi-gacin que aporta la NGE. Al respecto, Cuadrado nos indica en su texto que sus diversos modelos, derivados del modelo cannico centro-periferia, comparten los siguientes rasgos bsicos: operan en un contexto de competencia imperfecta; los costos

    estn directamente asociados al comercio y al trans-porte; e intervienen fuerzas que impulsan la aglo-meracin o la dispersin de la actividad econmica.

    Al ser la NGE una derivacin intrnseca de la tradicin del pensamiento econmico (neoclsico) dominante, no debe sorprendernos entonces el tratamiento formalizado del modelo centro-peri-feria y de su consecuente tratamiento analtico (as como del recurso de los supuestos de microfunda-mentacin a los que alude). sta es una de las ra-zones por las que Cuadrado Roura seala que la NGE se convirti en un importante revulsivo para la Economa, pues pudo finalmente incorporar al espacio dentro del pensamiento econmico; pero, por otro lado, es precisamente esta aproximacin metodolgica deductiva, que por definicin gene-raliza los efectos del espacio en la actividad econ-mica, la que ha generado mayor reaccin negativa entre sus detractores y crticos, sobre todo en el pensamiento de la Geografa Econmica conven-cional (vanse en general los textos seleccionados de la segunda parte de este libro). Esta reaccin crtica a la NGE es parte de la discusin y del deba-te de este libro, aunque Cuadrado Roura no duda en sealar que la NGE constituy una rica alter-nativa a las investigaciones empricas y descripti-vas que predominaban en el rea de la Geografa tradicional. Dicho lo anterior, podemos sealar que Cuadrado Roura responde en su texto con una valoracin positiva sobre dos de las preguntas que plantea como hiptesis de trabajo (Qu tan Nueva es la Geografa Econmica? y ha alcanza-do los objetivos que persegua desde un inicio?) A esto indica que, en el marco de la incorporacin de la dimensin espacial al anlisis econmico, su en-foque bsico es absolutamente correcto y se inscribe en una lnea que es comn al avance cientfico que tiene lugar en otras reas del conocimiento. Sin embargo, Cuadrado deja en claro que se debera ser cuidadoso en considerar la NGE como una revolu- cin cientfica ( la Kuhn); ms aun, deja entrever que posiblemente ha entrado en una fase de decli-ve durante los ltimos aos, tal como fue insinuado

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    por el propio Krugman hace ya ms de 10 aos. Y esto, decimos nosotros, debido a los problemas (analticos) que ha enfrentado la Nueva Geografa Econmica en su transicin de modelos bi-regio-nales a modelos multi-regin, por tratar de involu-crar elementos que no haban sido considerados en los modelos originales, como pueden ser las exter-nalidades no pecuniarias, y por desarrollar vncu-los empricos para validar los modelos.

    Esto finalmente nos lleva a la ltima de las preguntas planteadas por Cuadrado Roura en re-lacin con la utilidad prctica de los modelos tipo NGE y con las implicaciones en materia de pol-tica pblica y regional. Por supuesto la respuesta no puede ser positiva, pues el nivel de discusin abstracta de los modelos no da (y adems no es el objetivo) para generar, de manera directa, poltica econmica general o poltica regional o urbana es-pecfica. Sin embargo, Cuadrado Roura s sugiere que la NGE tiene elementos potenciales que per-miten orientar las polticas pblicas, pues al tener un marco analtico que explica el porqu surgen regiones ganadoras y perdedoras, tambin puede dar elementos para sealar cmo salir de esos ma-los equilibrios (espaciales) o arribar a los mismos, o reequilibrar las relaciones entre centro-perife-ria. Al respecto Cuadrado, a partir de un reciente trabajo de Martin y Sunley (2011), seala que los modelos tipo NGE permiten realizar un anlisis contractual, por ejemplo a partir de la manipula-cin de los parmetros de los modelos e introduc-cin de shocks; y entonces pueden generar diversas implicaciones de poltica regional que estn resu-midas en el cuadro 1 del texto de Cuadrado Roura.

    A. la nuEva gEografa EConmiCa

    En una entrevista a Paul Krugman y a Masahisa Fu- jita en 2002, se discuten de manera general las im-plicaciones ms importantes que desarroll y des- at el arribo de la Nueva Geografa Econmica, en particular en la ciencia econmica, y en general

    en la ciencia regional. Muchos de los temas discu-tidos en esa entrevista fueron ya puestos en pers- pectiva crtica en el texto de Cuadrado Roura, por lo que invitamos al lector a considerar la entrevista ms bien como un testimonio de los propios pre-cursores de la NGE sobre las fortalezas, debilida-des y futuro de esta nueva rea del conocimiento. Queda al lector realizar una valoracin crtica de dicho testimonial en el marco de discusin que el presente libro ofrece, a travs de sus diferentes ca-ptulos, sobre los vnculos actuales entre la Geogra-fa y la Economa.

    El segundo texto de la primera parte es un trabajo del Premio Nobel de Economa, Paul Krug- man, cuya traduccin, para los fines de esta obra, representa tambin la oportunidad de aparecer en idioma espaol. En nuestra opinin, Rendi-mientos crecientes y Geografa Econmica, pu-blicado en 1991, puede catalogarse como el que inaugura la era de la Nueva Geografa Econ-mica, y su relevancia radica en que por primera vez un trabajo de geografa econmica es reco-nocido por el mainstream de la Economa debido a que el tratamiento analtico y terico responde a los fundamentos y preceptos metodolgicos que imperan precisamente en el paradigma econmico neoclsico moderno (Krugman, 1999). El modelo de Krugman provee microfundamentos (a partir de un marco de maximizacin de utilidad entre agen-tes econmicos en un marco de equilibrio general) al comportamiento macro regional, que ya era de algn modo conocido en la Ciencia Regional. La peculiaridad metodolgica y central del texto de Krugman reside en que formul un modelo de economa espacial (centro-periferia) basado en el de competencia monopolstica publicado en 1977 por Dixit-Stiglitz, con el propsito de esterilizar los problemas analticos que la competencia im-perfecta (rendimientos crecientes) acarreaba en modelos tradicionales neoclsicos.1 Si bien una de

    1 Sin embargo, la obra de Krugman no es nece-sariamente la primera o nica en tratar el asunto de

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    * Fujita, M., P. Krugman y A. Venables (1999), The Spatial Economy: Cities, Regions and International Trade, Cam- bridge, The MIT Press.

    las crticas centrales al trabajo de Krugman seala que lo dicho por l ya haba sido adelantado mu-chas dcadas atrs por otros autores de la ciencia regional como Christaller, Lsch y Myrdal, habra que reconocer que a ms de veinte aos de la pre-sentacin de su modelo centro-periferia, los libros de texto actuales sobre economa geogrfica lo pre-sentan como el modelo bsico del rea.

    Otro trabajo corresponde a una revisin de la literatura contempornea sobre la dinmica y evo-lucin del tamao de las ciudades, realizado por Xavier Gabaix y Yannis Ioannides, La evolucin en la distribucin del tamao de la ciudad, que habla por s mismo sobre el inters por la economa urbana y regional. En particular se discute cmo las principales corrientes neoclsicas contempor-neas de la economa urbana y regional (la Nueva Geografa Econmica y la teora de los sistemas de ciudades) enfrentan la explicacin del tamao de las ciudades, su distribucin y la dinmica de la misma. Empiezan por reconocer que las ciu-dades tienen una fuerte regularidad emprica, la cual indica que su distribucin reproduce una ley de Zipf. Este punto tiene una fuerte relevancia en la discusin de los vnculos entre la Geografa y la Economa modernas, ya que uno de los aspectos centrales que comnmente se critican a la NGE es su elevado nivel de abstraccin y su desvinculacin emprica con los espacios reales. El hecho estilizado que ofrece la distribucin Zipf acerca del tamao de las ciudades es central para validar o poner a prueba cualquier teora moderna de la Geografa

    los rendimientos crecientes de manera exitosa en un modelo formal (neoclsico), pues Arthur, W. (1989), Competing Technologies, Increasing Returns, and Lock-in by Historical Events, Economic Journal, nm. 99, marzo, pp. 116-131, ya haba analizado analtica-mente los rendimientos crecientes y los pequeos even-tos histricos para explicar la concentracin en el uso de tecnologas (aunque stas no fueran necesariamen- te las ms eficientes). Incluso, varias de las implicaciones del modelo centro-periferia de Krugman equilibro mltiple y concentracin espacial estn presentes en el trabajo mencionado de Arthur.

    Econmica y/o Economa Geogrfica. Por ello, no es de extraar que el libro seminal sobre Economa Espacial de Fujita-Krugman-Venables (1999)* dedi-que uno de sus captulos a esta discusin, donde se reconoce que la NGE (y otras teoras competitivas) no hayan desarollado todava una explicacin cabal para esclarecer esa sorprendente regularidad en la distribucin y en el tamao de las ciudades. Una de las tensiones centrales que propicia este debate es que los modelos empricos exitosos que se han usado para explicar la ley de Zipf en el tamao de las ciu-dades (ley de Gibrat) tienen un supuesto implcito de retornos constantes; pero ste, paradjicamen-te, va contra corriente del supuesto de los rendi-mientos crecientes que es comn en los modelos econmicos urbanos que explican el crecimiento de las ciudades a nivel micro, como es el caso del modelo centro-periferia en la NGE. Es decir existe una tensin entre una estabilidad a nivel macro de las ciudades y el dinamismo que producen las fuer-zas centrpetas y centrfugas a nivel micro, y que cualquier teora debera ser capaz de conciliar. Es-tos elementos adems de otros colaterales son cui-dadosamente discutidos en la revisin que realizan Gabaix y Ioannides, por lo que el texto se convierte en una excelente revisin de los principales mode-los urbanos que se tenan a la fecha de la publica-cin de su artculo, en 2004.

    Enrico Moretti, en Externalidades de capital humano en las ciudades, pone su atencin en uno de los temas centrales de discusin sobre ciudades y sistema urbano que la economa espacial hoy en da contempla como un campo importante de estu-dio y que de igual manera debe considerarse como una pieza central para discutir los vnculos entre la Geografa y la Economa. Como en el caso del ar- tculo de Gabaix-Ioannides, debe quedar claro al lector que cuerpos tericos como la Nueva Geo-grafa Econmica o el sistema de ciudades ( la

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    Henderson) deben ser capaces de otorgar una ex-plicacin terica de por qu las ciudades nacen, cmo evolucionan y por qu se convierten en los espacios centrales de la actividad econmica mo-derna. Quizs la economa de las ciudades debe-ra ser en s un campo distinto al de la Geografa Econmica (tal como sugiere Edward Glaeser), sin embargo es difcil disociar el tema de las ciudades al de la Geografa Econmica, pues muchos de los conceptos utilizados para explicar la concentra-cin econmica de las actividades tambin lo son para explicar la dinmica de crecimiento de las ciudades; tal es el caso de la nocin de externali-dades. La NGE ha formalizado y tratado analtica-mente las economas externas marshalianas, y en particular ha puesto su atencin en las externali-dades pecuniarias derivadas principalmente de la concentracin-atraccin (y pooling) de mano de obra calificada que producen las fuerzas de aglo-meracin. Por el contrario, la NGE en general, no ha hecho mucho nfasis en el papel que tendran en particular las externalidades no pecuniarias, es decir las derramas econmicas positivas que puede producir la concentracin e interaccin de perso-nas calificadas en un espacio geogrfico (procesos de aprendizaje, transmisin de ideas y conocimien-to). Esto contrasta con la postura de las llamadas nuevas teoras de crecimiento endgeno, que han puesto en un primersimo plano el papel que las externalidades no pecuniarias pueden tener en el crecimiento econmico, sobre todo las derivadas del capital humano. En especial, el texto de Moretti discute por qu la inversin en capital humano (in-versin en educacin) adems de generar un be- neficio individual (en mayores salarios) puede a su vez producir un retorno o beneficio social. La lite-ratura tradicional (beckeriana) del capital humano se ha concentrado en los beneficios individuales que conlleva la inversin en educacin (principal-mente en los salarios individuales) y en la estima-cin emprica (economtrica) que se ha realizado a travs del enfoque minceriano y sus derivaciones. Pero es realmente hasta hace poco cuando se ha

    tratado de medir si la acumulacin o stock de capi-tal humano en un espacio o territorio (una ciudad) propicia tambin beneficios colectivos tanto en la productividad como en los salarios de los otros trabajadores. El texto de Moretti ofrece una exce-lente introduccin al tema de las externalidades no pecuniarias que desarrolla el capital humano (en las ciudades), de cmo han sido tratadas analtica-mente y cules son las dificultades en su identifica-cin y medicin.

    B. posiCionEs CrtiCas sobrE la

    nuEva gEografa EConmiCa

    Ya en la segunda parte del libro, el texto de Ron Martin, Nuevo giro geogrfico en economa es uno de los primeros textos crticos que reacciona-ron contra la Nueva Geografa Econmica, y que a la postre se ha convertido en un referente impor-tante para el campo de los gegrafos que han visto con escepticismo el arribo y consolidacin de la NGE durante los ltimos aos. Este ensayo tiene casi quince aos de haberse escrito, pero mantiene una vigencia importante en varios de los elementos crticos que fueron desarrollados entonces, princi-palmente hacia Paul Krugman. Un elemento cen-tral en el texto de Ron Martin es que es una crtica metodolgica sobre la pertinencia de teorizar el componente geogrfico y/o espacial en la actividad econmica desde el paradigma neoclsico. sta es una crtica que hoy en da pasa desapercibida in-cluso para el rea de la Ciencia Regional y para el campo de la Geografa Econmica, ya que la Econo-ma, para muchos, tiende a verse como si fuera una ciencia unificada en la cual slo operan y son vli-dos los principios metodolgicos del pensamiento ortodoxo neoclsico. Para Ron Martin no basta que el involucramiento del componente espacial en los modelos de la NGE derive en un reconocimiento de la competencia imperfecta, de los rendimientos

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    crecientes y de la presencia de equilibrio mltiple, si sigue fundamentando sus modelos bajo un indi-vidualismo metodolgico en el que agentes maxi-mizadores de utilidad toman decisiones raciona-les de manera atomizada. Desde la perspectiva de Martin, la principal objecin no es con los princi-pios neoclsicos per se, sino que stos son utilizados para elaborar modelos (de geografa econmica) deductivos y formalizados (matemticamente) que por definicin generalizan procesos regionales y/o espaciales en detrimento de la riqueza y compleji-dad de los elementos particulares que son precisa-mente, a decir de Martin, la fuente de los procesos espacio-regionales, lo cual precisamente va contra corriente a la forma como los estudiosos realizan economa geogrfica (en vez de geografa econ-mica), y reconocen la importancia de los lugares reales, al hacer investigacin regional; ya desde hace varias dcadas, y mucho antes del arribo de la NGE, los gegrafos econmicos tomaron distancia de la pretensin formal-deductiva de la ciencia re-gional (Weber, Lsch, Christaller, Alonso e Isard) asociada a cinco tradiciones de investigacin: la teora alemana de localizacin, los modelos gra-vitacionales (fsica social), la causalidad acumulada, los modelos de uso y renta del suelo, y las econo- mas marshallianas externas. Martin es explcito en su diagnstico: Krugman y asociados hacen (Nue-va) Geografa Econmica retomando estas cinco tradiciones; mientras que la versin moderna de los gegrafos econmicos (Economa geogrfica) rechazan los principios epistemlogicos de estas cinco tradiciones y toman distancia de sus objetivos de investigacin, pues no son las adecuadas para es-tudiar escenarios reales de economa regional con toda la riqueza y complejidad histrica-institucio-nal que stos conllevan. Sin duda que el artculo de Martin es seminal porque es el primero en poner en relieve que cualquier anlisis serio que trate el tema de los vnculos entre la Geografa y la Eco-noma contempornea no debe pasar por alto que existe una tensin epistmica entre la economa geogrfica y la geografa econmica.

    Una reflexin sobre la geografa econmi-ca evolucionaria escrita en 2006 por dos de sus principales exponentes: Ron A. Boschma y Koen Frenken, analiza los diversos cuerpos tericos que actualmente caracterizan la diversidad en el campo de la geografa econmica, y es un trabajo repre-sentativo del tipo de debate que abri el escrito de Ron Martin. Los autores argumentan claramente la idea de que el debate en la Geografa Econmica se dirime entre tres enfoques tericos: el neoclsico (cuyo principal exponente es la NGE); el institu-cional y el evolucionario. El texto de Boschma y Frenken est diseado para mostrar las fuertes tensiones e inconmensurabilidades terico-meto-dolgicas que existen entre estos tres enfoques; pero a nuestro juicio, el trabajo tiene un mensaje central en relacin con que la Geografa Econmi-ca Evolucionaria puede convertirse en el cuerpo terico con mejor posicin para mediar las fuer-tes tensiones que prevalecen entre un enfoque deductivo-analtico como la NGE y uno de corte inductivo-cualitativo, como el institucionalista; ten-siones que por cierto estaban ya fuertemente de-lineadas en el propio artculo de Martin (1999). Un elemento importante a destacar en la tipologa que hacen Boschma y Frenken sobre la Geografa Econmica es dejar en claro que mucho antes del arribo de la NGE (y del giro neoclsico que pro-voc), ya se haba dado un giro institucional de la Geografa Econmica (analizado en detalle por Guadarrama en su respuesta crtica al artculo de Martin). Los autores sealan que ese giro insti-tucional sobre-socializ el aparato explicativo en la Geografa Econmica, al considerar a las institu-ciones y a los contextos como los mecanismos regu-ladores de la conducta de los individuos; mientras que el giro econmico sub-socializ el marco ana-ltico de la Geografa Econmica, al darle primaca al componente de decisin (racional) econmica de los agentes. Estas diferencias finalmente se reflejan en un tipo de metodologa que est asociada a cada uno de los enfoques, y en consecuencia al rechazo de la visin institucional por la modelacin formal

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    y cuantitativa que caracteriza al enfoque neoclsico. Para Boschma y Frenken sera incorrecto concluir que este dualismo (metodolgico) en la Geografa Econmica haya provocado una bifurcacin en la que slo hay dos trayectos posibles para realizar anlisis espacial; y es aqu donde se justifica la im-portancia de la Geografa Econmica Evoluciona-ria como un campo que podra tomar una posicin intermedia entre las otras dos tradiciones metodo-lgicas, por lo que Boschma y Frenken discuten tres elementos clave para entender la disputa: me- todologa, concepto de tiempo y supuestos de com- portamiento individual, con los cuales se proponen justificar por qu la Geografa Econmica Evolu- cionaria podra convertirse en un mejor cuerpo terico que la Nueva Geografa Econmica o que la Institucionalista. Al final los autores son caute- losos sobre la madurez de la Evolucionaria, advier- ten que est en proceso de consolidacin, y que a la postre podra convertirse en un nuevo paradigma de la Geografa Econmica con la solidez necesaria para convertirse en una tercera va.

    Kristian Behrens y Jacques-Franois Thisse, en Economa regional: una perspectiva de la nueva geografa econmica discuten por qu la NGE ha llevado a replantear algunos aspectos centrales de la economa regional. En particular se preguntan cmo a la luz del arribo de la NGE el concepto de regin puede ahora redefinirse, cules son las inte- racciones espaciales entre regiones que deben ser consideradas y cmo stas son modeladas. Respec- to a la definicin de regin sealan que son bien conocidos los problemas que existen al respecto; la regin debe tener una nocin interna de equivalen- cia, para que pueda ser comparada con otra regin, y entonces empiezan a derivarse los problemas cen-trales, ya que existe un gran nmero de equivalen-cias que podran ser parte de una regin, adems de que tales relaciones son contingentes a los aspec-tos de escala y agregacin para hacer una regin medible (por ejemplo el MAUP, Movable Areal Unit Problem). Segn los autores, la economa regional, cuando ha analizado los sistemas regionales, ha

    optado de manera ms natural por considerar las regiones como un conjunto discreto en vez de un conjunto continuo, a lo que la NGE ha dado elemen-tos para justificar el seguir hacindolo de esa ma- nera, ya que ha mostrado formalmente que aun cuando el espacio de localizacin es continuo, la acti-vidad econmica se concentra en pocos lugares. En nuestra opinin, la NGE ha podido justificar esto porque permiti introducir un marco de equilibrio general en un terreno donde la economa neocl-sica tradicional nunca pudo penetrar debido a los problemas asociados al involucramiento espacial de mltiples regiones dentro de un modelo competiti-vo. La Nueva Geografa Econmica pudo realizar tal cometido porque deliberadamente asumi a priori la heterogeneidad espacial al utilizar el marco de competencia monopolstica ( la Dixit-Stiglitz) y de los rendimientos crecientes. Un segundo aspecto sobre el que los autores llaman la atencin es cmo la Economa Regional ha empezado a tratar el an-lisis multi-regional. Es conocido que los modelos originales en la NGE consideran slo dos regiones, y no es sino hasta aos recientes cuando se han tra-tado de desarrollar modelos multi-regin, pero con las consecuentes complicaciones analticas que con-llevan dichos intentos. El reto de la NGE a futuro es desarrollar dichos modelos, pero tambin realizar las conexiones empricas necesarias que los vali-den. En este ltimo punto, Behrens y Thisse indican que la NGE motiv a que se rediscutieran las meto-dologas para analizar la interaccin espacial en sis- temas multi-regionales; por ejemplo, llaman la atencin sobre la pertinencia de utilizar la teora de grafos para analizar la interaccin (espacial) de agen- tes/nodos que interactan a travs de conexiones (links). Tambin destacan que las metodologas tra-dicionales a-tericas (para medir la accesibilidad a los mercados), como las ecuaciones de potencial de mercado ( la Harris) y los modelos gravitacionales, pueden ser ahora utilizadas y rediscutidas a la luz de los modelos desarrollados por la NGE. En par-ticular, es interesante que los autores reconozcan el posible potencial de la econometra espacial para

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    evaluar las cadenas indirectas de los efectos espa-ciales que producen la interaccin entre regiones; incluso sealan que hay una relacin natural entre las matrices de peso espacial (usadas en econome-tra espacial) y el grafo subyacente de un sistema econmico regional. Esto llama la atencin porque es conocido el escepticismo entre ciertos adeptos de la NGE al considerar la econometra espacial como herramienta adecuada para conectar los modelos tericos y su especificacin economtrica (as como controlar los problemas de identificacin asociados a este tipo de modelos).

    Geografa socioeconmica o economa geo-grfica?, de Georges Benko y Alain Lipietz, fue es-crito como introduccin del libro La riqueza de las regiones: la nueva geografa socioeconmica (2001). Es una posicin de la Geografa Socioeconmica (fran-cesa) a la luz y como respuesta de la NGE durante los noventa. Los autores conocidos por su libro Las Regiones que Ganan y por erigirse como los prin-cipales exponentes de la corriente aludida rea-lizan una crtica a la NGE, en especial a Paul Krugman, muy en la lnea con Ron Martin. Criti-can que parta de un concepto neutral del espacio (homogneo e istropo) y, en su rechazo, abogan por una nocin concreta del espacio que respon- da al pasado socio-econmico de la regin en cuestin.

    Los autores realizan una interesante concesin al arribo de la NGE, y reconocen que ante el replie-gue que tuvo la geografa crtica (anglosajona) hacia el deconstructivismo, se abon el camino para que finalmente la economa neoclsica entrara al terre-no de las regiones; al decir esto, reconocen que la geografa crtica (cultural) no slo haba abandona-do los determinantes econmicos, sino interesan-tes posicionamientos estructuralistas y heterodoxos (como las relaciones centro-periferia y la causalidad acumulativa a la Kaldor) que finalmente fueron subsumidos bajo un enfoque neoclsico. Benko y Lipietz tambin hacen una crtica a la geografa cr-tica y humanista, en el sentido de que los tericos de este pensamiento no fueron capaces de llevar a

    cabo una agenda de investigacin posfordista que respondiera a los nuevos arreglos econmicos te-rritorializados del nuevo mundo globalizado. Pero hasta ah radica su concesin, pues Benko y Lipietz estn convencidos de que bajo este enfoque eco-nomicista no se puede concebir el espacio como la dimensin material de las relaciones sociales. Este elemento es central pues permite entender el espa-cio regional como un tejido de relaciones sociales pasadas, y que a su vez constituyen las causas cen-trales por las cuales una regin merece ser ganado-ra o perdedora y/o puede ofrecer oportunidades de localizacin. Por lo tanto, el porqu una regin es ganadora (perdedora) y atractiva no puede redu-cirse slo a las economas externas (pecuniarias) y a los efectos de aglomeracin, como lo pretende el enfoque de la NGE. En este punto, los autores criti-can que la nocin de proximidad (espacial) a la que alude la NGE est restringida slo para analizar ex-ternalidades pecuniarias, pues se descarta toda una serie de mecanismos asociados a las externalidades no pecuniarias asociadas a los spillovers, a los proce-sos de difusin, a la transmisin de ideas y a la re-produccin de costumbres que forman parte de lo que las relaciones sociales originan en el marco de la proximidad.

    El texto de Benko y Lipietz, en tanto intro-duccin a un libro colectivo sobre trabajos de geo-grafa socioeconmica, ofrece a su vez una visin rpida sobre el tipo de investigaciones que compi-laron y que responden a esta perspectiva: se dis-cuten las megalpolis y las ciudades globales en los pases en desarrollo y desarrollados; tambin por qu una ciudad dinmica como Frankfurt (y que representa el corazn financiero de Europa) no es de gran tamao como Londres, Pars o Nueva York; se analiza el xito de los distritos en la perife-ria (el caso de Gamarra en Per) y de cmo pudie-ron surgir bajo condiciones socialmente precarias; asimismo se reflexiona sobre cmo las antiguas regiones industriales del medio oeste norteameri- cano tienen la capacidad para renacer bajo un nue-vo escenario de reconversin.

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    C. otros EnfoquEs dE la gEografa EConmiCa

    La tercera parte de este libro est integrada por ocho textos de autores diversos que abordan la perspectiva de la Geografa Econmica y el anlisis regional desde otros enfoques muy diversos a los del anlisis econmico espacial. En su contenido todos estos trabajos dan cuenta de modelos de in- terpretacin sobre la realidad, de la organizacin y las dinmicas sociales y espaciales en pases, ciuda-des y casos empricos diversos pero, sobre todo, su importancia estriba en las distantes conceptualiza- ciones tericas de la tradicin de la ciencia regional que an perdura. La riqueza de este tercer apar-tado se evidencia al reconocer la amplitud de en-foques y pticas analticas que permitirn al lector ampliar el conocimiento de lo que en la actualidad se escribe acerca de la relacin disciplinaria entre la geografa y la economa actual.

    La teora del desarrollo econmico ha tenido una larga tradicin que pasa por la economa clsica, recorre la escuela histrica alemana, se encuentra en los postulados de las escuelas surgidas despus de la Segunda Guerra Mundial, sustenta conceptos que ataen a las economas de los pases que en su momento se denominaron Tercer Mundo o del subdesarrollo, y que en la actualidad forman par- te del discurso de los pases emergentes. El texto de Allen Scott y Michael Storper Regiones, globa- lizacin y territorio destaca la importancia de esta teora y seala que un elemento general en estos enfoques es su clara tendencia a ubicar, de mane- ra principal, variables y procesos macroeconmicos que van, desde los ms ortodoxos, como los mone- taristas, hasta los que incluyen elementos del Estado de Bienestar, como el desarrollo social y la calidad de vida. Aun cuando estas consideraciones de amplio rango son vitales para entender los fenmenos eco- nmicos, es necesario reconocer que el desarrollo como concepto general no depende exclusivamen- te de estos procesos macroeconmicos, sino que el desarrollo econmico, en mayor medida, depende

    de la forma como dichos procesos son moldeados en los lugares mismos, en regiones especficas que, por tanto, es necesario definir. Scott y Allen re-fuerzan la idea, ya generalizada por diversos auto-res, de la importancia que tienen, como factores del desarrollo, el lugar, el tamao y los procesos que se generan al interior de las regiones; el enfoque de aglomeracin es un elemento fundamental en el desarrollo exitoso de los sistemas econmicos. Destacan el papel de las aglomeraciones econmi-cas como fuentes principales de crecimiento en el contexto de la globalizacin mundial, e incorporan el concepto de ciudades-regin como nodos de des- arrollo territorial de los pases, los cuales se han convertido en la locomotora de las economas na-cionales tanto en los pases desarrollados como en los subdesarrollados. En suma, la aglomeracin a gran escala y su contraparte la especializacin econmica regional son un fenmeno histrico persistente que se est intensificando ampliamente en la actualidad como consecuencia de las fuerzas liberadas por la globalizacin.

    La importancia de los enfoques institucio- nales y el desarrollo de teoras y aproximaciones metodolgicas para su conocimiento representan reas relativamente novedosas del quehacer cien-tfico, que han influido en diversidad de discipli- nas a nivel mundial. En aos recientes, la Geografa Econmica se ha apoyado en estos conceptos para comprender los procesos que involucran el des-arrollo regional dentro de un contexto cada vez ms globalizado. Los autores Andrew Cumbers, Danny MacKinnon y Robert McMaster presentan el texto Instituciones, poder y espacio: evaluando los lmi-tes del institucionalismo en la geografa econmica. Sealan cmo la economa institucional enfatiza el contexto social de la vida econmica y la naturaleza dinmica evolucionista del crecimiento econmico, proporcionando elementos importantes a los inte-resados acerca de cmo las condiciones sociales e institucionales dan forma a las posibilidades de des- arrollo regional. Las perspectivas institucionalistas enfatizan la importancia de las condiciones sociales

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    y culturales dentro de las regiones, al moldear las trayectorias del desarrollo econmico, y considerar a las localidades y las regiones como participantes activos en el desarrollo econmico, en lugar de in- terpretarlas como arenas pasivas para la acumula-cin del capital.

    Los autores centran su atencin en la geo- grafa y resaltan con insistencia la importancia de el viraje en la Geografa Econmica que por tra-dicin ha descansado sobre concepciones escasa-mente desarrolladas acerca de las instituciones, del poder y de su relacin con el espacio; en este sen-tido, el texto es sin duda un aporte a las formas de estudiar estas relaciones de poder, cuyo estudio re-presenta en s mismo un modelo de interpretacin desde la geografa, basado en enfoques del nuevo institucionalismo y la sociologa regional. Uno de estos enfoques se da en trminos de la poltica del desarrollo regional, donde el institucionalismo ha sido empleado por la geografa para abrir una nueva ruta frente al determinismo del mercado neoclsico. La adopcin de ideas institucionalistas puede entenderse como parte de un cambio ms pronunciado en la Geografa Econmica, la cual ha puesto un nfasis en las dimensiones sociales y culturales de la vida econmica de pases, regiones, ciudades y territorios; en particular el argumento clave se sustenta en la idea de que la transmisin de formas tcitas de conocimiento requiere de una frecuente interaccin social y, por lo tanto, de una proximidad geogrfica entre las firmas comercia-les, lo que resulta en nuevas formas de agrupacin de las industrias basadas en conocimientos, lo que ha conducido a un renovado enfoque hacia la es-cala regional como el sitio clave de la interaccin social y la creacin del conocimiento.

    El anlisis espacial ha dedicado parte consi- derable de su tiempo a la bsqueda de nuevos mo- delos de desarrollo regional y en este camino surgen los llamados modelos territoriales de innovacin. La literatura seala que hay dos posibilidades para el mejoramiento epistemolgico de los modelos te-rritoriales de innovacin; la primera consiste en

    admitir que hay ambigedad, tanto en la definicin de los modelos, como en los resultados que prevn; la segunda supone proporcionar las definiciones cientficamente aceptables de las diferentes dimen-siones de la innovacin dirigida por el mercado en el nivel local y regional. En este foco de anlisis el trabajo de Frank Moulaert y Farid Sekia, Modelos territoriales de innovacin: una revisin crtica, se aboca a analizar el papel de economistas regionales, gegrafos y planificadores en las nuevas propues- tas metodolgicas para comprender el impacto que han tenido los modelos territoriales de innovacin en los territorios desde el enfoque de un desarro-llo endgeno. El enfoque territorial de innovacin surge como alternativa para planificar el espacio y reconoce dos factores importantes: por un lado, el peso que tiene la infraestructura y las medidas subsidiarias de los costos que incentivaron nuevos empleos en las firmas locales, y que atrajeron la inversin extranjera directa a las regiones, recom-pensando, por lo menos parcialmente, las prdi- das de empleo en las industrias tradicionales; por otro, el reconocimiento de que en muchas regiones hubo una debilidad de vnculos estructurales entre las nuevas inversiones y la tradicin econmica de la regin. Los autores sealan que es en este cli-ma de crisis de la poltica regional tradicionalque empez en los aos ochenta una tendencia hacia las iniciativas regionales y locales (endgenas) del des-arrollo; que influy en las formas de organizacin de las pequeas y medianas empresas, e impact en los crculos acadmicos con fuertes voces que lla-maban a re-evaluar el potencial del desarrollo local y regional como una alternativa a las polticas eco-nmicas realizadas en el nivel nacional-estatal. As, algunos factores de crecimiento y desarrollo, tales como el capital humano, una cultura de negocios local, el sistema educativo, la infraestructura, la ca-lidad de los aspectos y sistemas de produccin y de aprendizaje provenientes de la experiencia regio-nal que llevaron a un desarrollo renovado, fueron puestos en el contexto de la dinmica de innova-cin territorial.

  • 22 marCos valdivia lpEz y JaviEr dElgadillo maCas

    Otros enfoques surgen desde la investigacin econmica con propuestas de modelos para medir el grado de participacin y los niveles de compe-tencia regional-empresarial; destaca un creciente nmero de intentos que buscan reconceptualizar, tanto la regin como la empresa desde la ptica es-pacial. Genricamente estas investigaciones parten de la observacin de que, a pesar de la cada en los costos del transporte y de la comunicacin, ha ha-bido un aumento en la importancia de la formacin de racimos empresariales, en especial en el sector de alta tecnologa y de la informacin intensiva. Clive Lawson, en Hacia una teora de la compe-tencia regional, centra la atencin en los vnculos que tienen las empresas de nueva tecnologa con los factores de localizacin y plantea la hiptesis de que no obstante los enormes desarrollos recientes en las tecnologas de la informacin, podra haberse espe-rado que fueran lo menos sensibles a la necesidad de la proximidad geogrfica. En la explicacin de estos fenmenos, la atencin se ha desplazado, des-de el enfoque de las empresas individuales, hasta el de una preocupacin por el sistema producti-vo. Lawson da cuenta de cmo la literatura sobre la empresa exhibe una uniformidad mayor en su terminologa y en su orientacin general; coheren-cia que deviene de una compartida y subyacente perspectiva de la competencia y de una teora de la competencia de la empresa. Su tesis central es que es muy valioso extender la perspectiva de la competencia al anlisis de la regin o, ms correc-tamente, al sistema productivo regional, y entonces hace un repaso de las principales ideas sobre la teo-ra de la competencia, con base en lo que ha sido publicado acerca de la empresa, e investigando las razones de su popularidad o resonancia, entre la comunidad acadmica y la de los negocios. Llega a la tesis de que la bondad principal de la literatura especializada radica en que presta atencin a una nocin estratificada o estructurada de causalidad, que identifica las capacidades y las competencias como diferentes tipos de objetos, as como los even-tos y la situacin de los negocios que las generan;

    tambin se seala que al desarrollar el concepto de competencia, se vuelve cada vez ms arbitrario no extender el concepto a los sistemas productivos en general.

    El tema de las escalas espaciales ha estado sub- yacente en las reflexiones de la Geografa y la Eco- noma Regional. En particular, la geografa social irrumpe en esta discusin con una serie de even- tos acaecidos en la dcada de los noventa, hacien-do ver la importante interrelacin que existe en-tre las escalas geogrficas, las cuales dan origen a la posibilidad de estructurar los procesos socioes-paciales que permiten explicar sucesos particula-res en diversas dimensiones territoriales. En Ni lo global, ni lo local. La glocalizacin y las polticas de escala, Eric Swyngedouw resalta esta impor-tancia de las escalas en cuanto a las relaciones so-ciales y las relaciones de poder, en analoga con las relaciones que tienen los territorios y las regiones con la dimensin global. Entonces la escala espa-cial es resultado de la lucha social por el poder y el control. Los procesos polticos y las decisiones estn vinculados con el control que se tiene sobre el poder social y sobre la escala a la que estn re- feridos. Por tanto, el origen de la teora socioes- pacial surge de los procesos que se refieren a los mecanismos de transformacin y transgresin de una escala a raz del conflicto social. Las diversas escalas operan simultneamente y su configuracin cambia. La teora socioespacial considera las escalas como sitios para el anlisis de una estructura que se extiende sobre un espacio discursivo, material y social. Una sociedad en conflicto se organiza en un conjunto de formas institucionales-regulatorias que atienden diversas escalas, en las que se invo-lucran el capital y el factor trabajo, las formas de competencia, la regulacin monetaria y financiera, la configuracin internacional, as como las formas que adquiere el Estado. Dichas formas regulatorias se reconfiguran de acuerdo con las dinmicas del cambio socioespacial, especficamente en el campo de la economa poltica. Por tanto, las polticas de escala resultan en nuevas formas de negociacin,

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    es decir en diferencias y similitudes en cuanto a la formulacin de las estrategias colectivas.

    Si se reconocen las limitaciones que tiene la teora neoclsica para atender problemas como la desigualdad en el crecimiento regional y la aglo-meracin geogrfica de la innovacin, Johannes Glckler en Geografa econmica y evolucin de redes aborda esta problemtica desde diferentes aportes de la geografa y del desarrollo econmico regional, considerando que la economa se concibe como interacciones entre redes. La teora de las re-des sociales frecuentemente se refiere a los clusters regionales para estudiar las condiciones, resultados y dinmicas de la estructura de la red, mientras que los elementos de una trayectoria de redes geo- grficas consisten en la evolucin, la definicin de red social y el papel que juega la geografa. As, la trayectoria se configura como un concepto propio del anlisis de la evolucin de redes, cuya unidad de anlisis son los eslabones que la componen. El inters del trabajo de Glckler estriba en destacar los factores que hacen posible la construccin de re-des regionales. Seala que en el proceso evolutivo de una red deben ser considerados los factores de seleccin de lazos y la retencin sobre elecciones pasadas para decidir el rumbo de los lazos de la red; adems de la variacin, que es resultado de los mecanismos endgenos de la formacin y disolu-cin de las redes, en los que, desde una perspectiva geogrfica, existen tres diferentes conceptos de lu-gar (estable), y un concepto de lugar temporal con oportunidades especficas para desarrollar la varia-cin durante la evolucin de la red, que son respec- tivamente, la vinculacin global, la vinculacin local, la intermediacin local y por ltimo la interme- diacin mvil. La ubicacin geogrfica es relevante para la evolucin de la red, que a su vez incluye dos clases de procesos: las externalidades locales de comunicacin y la inercia organizacional. El ob-jetivo de Glckler es incorporar esta propuesta de la evolucin de las redes a la Geografa Econmica.

    Un tema sustancial de las investigaciones eco- nmicas y socioespaciales tiene que ver con el des-

    arrollo y la justicia social. Justicia social: nueva re-visin, de David Smith, recorre una semblanza de las tres ltimas dcadas sobre lo que ha acontecido en ese mbito. Se definen la semejanza, necesidades y los derechos humanos de las personas as como el proceso de dotacin irregular de los recursos y las implicaciones de la justicia en cuanto a su carcter territorial. Mediante enfoques como el de Yi-Fu-Tuan, entre otros autores citados, Smith reconoce que existe una variacin del significado de bienes-tar (buena vida) entre las culturas; sin embargo, las cualidades comunes son el cuidado materno, el or-gullo paternal, y en especial la calidez entre camara-das comprometidos en una tarea necesaria pero re-tributiva. Desde una perspectiva ms universal de la semejanza humana, se tiene tambin en cuenta la particularidad de las personas y los lugares. Por lo tanto, se requiere de estndares capaces de trascen-der el aqu y el ahora de los individuos especficos, grupos o prcticas locales. En la definicin de las necesidades de las personas, resulta ms complejo considerar una visin universal; no obstante ciertas cosas son necesarias para la vida humana, puede argumentarse que toda la gente en cualquier lugar debera tenerlas por derecho. En este sentido se implican cuestiones de determinacin respecto a su definicin, prioridad y de quin depende apoyarlas y asegurarlas. La dotacin irregular de los recursos para las necesidades humanas y los derechos a su acceso reflejan las fronteras de los estados-nacin, cuya fuente de injusticia est fundada en la geo-grafa poltica. Respecto a la justicia social, son tan poderosos los argumentos para la igualdad que la justicia alude a las relaciones desiguales que hay en-tre la gente, pretendindose que estas ltimas sean empleadas para la ventaja de todos, especialmente de los desfavorecidos. En una reflexin acerca del porqu este tema es consistente con una propuesta que rebasa la tica o la utopa, el texto de Smith involucra el concepto de solidaridad humana y em-pata, los cuales tambin estn relacionados con la justicia y el sentido que adquiere entre la especie humana. Pese a que el concepto de justicia social se

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    ha desarrollado de manera amplia, carece an de un aterrizaje concreto para la conformacin de una respuesta poltica que considere como base institu-cional fundamentos morales.

    El ltimo texto de la tercera parte de este li-bro corresponde a Jrme Monnet (El simbolismo de los lugares: una geografa de las relaciones en-tre espacio, poder e identidad) quien, con base en ejemplos del Continente Americano, aborda la ac-tuacin de los smbolos como parte de las relaciones que se establecen en el espacio, los cuales adquie-ren una significacin otorgada por un individuo o un grupo y que se manifiestan como realidades concretas. De esta forma el espacio geogrfico re-cibe un proceso de simbolizacin como una con-versin de smbolos, cuyos elementos se integran a la vida humana, y se diferencian por su carga y por su poder. Dejando de lado la funcin que cum- plen, la forma y el uso de un smbolo en un lu- gar adquieren un contenido social compuesto que se expresa en diferencias jerrquicas. Los lugares se identifican a travs de un determinado nmero de personas, donde stas mismas tambin adquie-ren una identidad. La dimensin simblica del espa-cio es al mismo tiempo un desafo y un instrumento de poder, que puede tener un carcter distinto de acuerdo con la perspectiva con que fue definido y

    con la posicin que tiene en la temporalidad. Los lugares simblicos caracterizados por las autorida-des pblicas se ubican como los ms comunes de una sociedad determinada, lo cual identifica y legi-tima el poder de las autoridades e instituciones; as tambin las sociedades civiles y los actores econmi-cos, en un ejercicio similar del poder. A lo largo del tiempo, los espacios simblicos han estado a cargo de los gobiernos, las instituciones religiosas y, en la poca contempornea, de las autoridades econmi- cas primordialmente; todos han creado identidades que han establecido vnculos y han dado sentido al entorno.

    Por ltimo, es importante resaltar que esta obra cont con el respaldo del Programa de Apo-yo a Proyectos para la Innovacin y Mejoramiento de la Enseanza (papimE) de la unam, y su produc-cin se inscribe dentro de las actividades de apoyo a la docencia que tanto el Centro Regional de In-vestigaciones Multidisciplinarias como el Instituto de Investigaciones Econmicas de la unam se han propuesto respaldar, como parte de sus acciones de vinculacin interinstitucional. A ellos expresamos nuestro agradecimiento.

    Cuernavaca, Morelos, enero de 2013Marcos Valdivia Lpez

    Javier Delgadillo Macas

  • posible, sin embargo, que todava sea necesaria una perspectiva temporal ms extensa para efectuar, de forma adecuada y objetiva, dicha valoracin. Al fin y al cabo, hay que reconocer que si bien algunos autores incluido el propio Paul Krugman, uno de los fundadores consideran que la Nueva Geo-grafa Econmica se encuentra ya en una etapa de madurez, suele ser precisamente a partir de enton-ces cuando bastantes de los nuevos planteamien-tos analticos se consolidan y ofrecen sus mejores frutos. Aunque tambin se ha afirmado que la fase de madurez de cualquier movimiento cientfico re-novador coincide, a veces, con una decreciente ca- pacidad de innovacin.

    Prembulo

    Es tan nueva la Nueva Geografa Econmica? Reflexiones sobre sus aportaciones, sus lmites

    y sus implicaciones para las polticas

    Juan r. Cuadrado roura*

    introduCCin1

    No cabe duda de que la Nueva Geografa Econmi-ca (ngE) ocupa hoy un lugar relevante en el mbito de los anlisis territoriales. Irrumpi con enorme fuerza a principios de los noventa, y se ha ido con-solidando como un enfoque robusto e innovador sobre las relaciones entre el espacio y los procesos econmicos.

    Las tres dcadas que han transcurrido desde que sus ideas germinales vieron la luz constituyen un tiempo suficiente para poder efectuar algn tipo de valoracin sobre lo que esta corriente ana-ltica ha aportado y sus eventuales limitaciones. Es

    * Juan R. Cuadrado Roura es catedrtico de Eco-noma Aplicada en la Universidad de Alcal, Madrid y director fundador del Instituto de Anlisis Econmico y Social (IAES). Ha sido presidente de la European Regio-nal Science Association.

    1 Agradezco los comentarios de varios compaeros del Departamento a quienes somet una primera versin de este texto. Las sugerencias de la profesora Mara Te-

    resa Gallo me han permitido, en particular, matizar y completar algunas de las ideas que se exponen. Los co-mentarios de los participantes en el Seminario Interna-cional celebrado en el Crim (unam) de Cuernavaca el 7 de octubre de 2011 tambin me han permitido completar y matizar algunas ideas. En todo caso, la responsabilidad de este texto final es exclusivamente del autor.

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    Universidad de Alcal, Madrid

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    Que ste sea o no el caso, queda como una cuestin abierta. Pero lo que s cabe a estas alturas es plantearse algunas preguntas sobre lo que ha significado la Nueva Geografa Econmica en los estudios regionales y urbanos. La primera de tales preguntas debe ser, indudablemente, si el adjeti-vo nueva, que desde un principio se incorpor al sustantivo Geografa Econmica, es o no adecuado y pertinente. En otras palabras es tan nueva la Nueva Geografa Econmica? Otras tres cuestiones pueden, o quizs, deben plantearse. La primera se-ra cules son sus puntos de partida y qu es lo que ha marcado su desarrollo? La segunda, derivada de la anterior, es si ha alcanzado o no los objetivos que persegua en sus inicios. Y, por ltimo, si se acepta la idea de que las ciencias sociales tienen una clara vocacin a la accin, es decir a no quedarse slo en el mbito de lo abstracto o de los anlisis de cor-te acadmico,2 la tercera cuestin a plantearse es cmo se ha posicionado la Nueva Geografa Eco-nmica frente a las posibles acciones, medidas o po- lticas que necesariamente deben adoptar los policy makers para suavizar o resolver los problemas en este caso territoriales que muestra la realidad? En otras palabras: est aportando ideas y propues-tas de poltica regional, urbana o, si se quiere, de poltica econmico-social?

    El objetivo de este artculo es, precisamente, tratar de ofrecer algn tipo de respuesta a estas cuatro preguntas. Por supuesto que el autor dejar entrever su posicin personal, pero al mismo tiem-po se acudir a lo que han expuesto algunos auto-res muy solventes integrados en la propia corriente de la Nueva Geografa Econmica y a otros que son externos a la misma.

    2 W. Pareto (1920) subray que la prctica va con frecuencia por delante de la teora. La obra de Adam Smith ha tratado de proporcionar investigaciones sobre cuestiones prcticas de economa, y las obras de Walras y Edgeworth sobre economa pura han venido despus de una infinidad de obras de economa prctica y teri-

    El artculo se organiza en varias secciones que siguen a esta introduccin. La seccin 2 se dedica a comentar un hecho bastante conocido, como el olvido del espacio, del territorio, que los econo-mistas practicaron durante casi dos siglos, y la expli- cacin que puede ofrecerse a este hecho. La seccin 3 describe la entrada en escena de la Nueva Geo-grafa Econmica y se plantea ofrecer una primera respuesta a si el adjetivo nueva es o no aceptable. La seccin 4 se centra en definir sus puntos de par- tida y la direccin de los progresos que esta corrien- te ha impulsado, lo que siquiera de forma muy sinttica permitir responder a la segunda de las preguntas que anteriormente nos hemos plan-teado. En la seccin 5 trataremos de responder si la Nueva Geografa Econmica ha alcanzado o no los objetivos que se haba planteado. Y, por ltimo, en la seccin 6, clarificar cmo se ha posicionado la Nueva Geografa Econmica, o quizs mejor, cmo lo han hecho sus principales protagonistas, ante la demanda de propuestas de medidas y/o polticas re- lativas a los problemas territoriales y econmicos.

    El texto concluye con unas breves notas finales que intentarn destacar las principales ideas que se ofrecen. No se trata, evidentemente, de conclusiones porque entendemos que este trmino es demasiado rotundo y se utiliza, en muchos casos, como el pun-to final de un anlisis que se ha llevado a cabo. Aqu no caben, todava, conclusiones, al menos de carc-ter definitivo, porque la Nueva Geografa Econmi-ca est todava, en alguna medida, in fieri, es decir en proceso de desarrollo. No cabe pues confundir lo que son las apreciaciones de un autor, con lo que podran ser unas conclusiones cerradas. El lector de este trabajo podr extraer, en todo caso, sus propias consecuencias y aceptar o no todo lo que el artculo incluye.

    ca. Pueden consultarse sobre este tema los trabajos de W.L. David (1988), M. Duverger (1964) o M. Bunge (1997), T.S. Kuhn (1962).

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    1. El olvido dE los EConomistas dEl tErritorio

    Los economistas han tendido histricamente a me-nospreciar, o quizs mejor a olvidar, o a no prestar casi ninguna atencin, al territorio y su relacin con las actividades econmicas. Esta actitud ha cambia-do sustancialmente en las cuatro ltimas dcadas pero, aunque sin duda son ms variadas, hay cuan-do menos dos razones que contribuyeron a dicho olvido. La primera guarda relacin con el enfo-que que fue adoptando la Economa como ciencia en su propio proceso de desarrollo. La segunda tie-ne que ver con el divorcio que generalmente existi entre economistas y gegrafos.

    1.1 El desarrollo de la Ciencia Econmica y el casi general olvido del espacio

    y de las cuestiones territoriales y su influencia

    La primera de las dos razones citadas se evidencia cuando se revisa la trayectoria que ha seguido la Ciencia Econmica en su desarrollo. Uno de los ras-gos ms claros es que, a diferencia de otras ciencias sociales, la Economa tendi casi desde un principio a minimizar el papel y la influencia del espacio en los procesos econmicos, entendiendo por ste el te- rritorio que soporta la actividad econmica y que influye en y se ve influido por los procesos de produc-cin, circulacin y distribucin de bienes, factores y rentas. Actualmente, una buena parte de la literatu-ra econmica reconoce que el territorio y sus impli-caciones no pueden quedar al margen de cualquier anlisis de los hechos econmicos y sociales, porque evidentemente el territorio no es neutral. No slo dificulta o facilita los movimientos de los factores de produccin y de los bienes producidos, sino que to-dos los agentes econmicos ya sean empresarios dispuestos a invertir o simples consumidores que demandan bienes y servicios lo tienen en cuenta en sus decisiones. Pero sta no fue en absoluto la postura dominante en las sucesivas corrientes que

    fueron dando forma al anlisis econmico hasta confluir en lo que hoy es la Ciencia Econmica, di-vidida ya en numerosas especialidades (teora, eco-nometra, hacienda pblica, poltica econmica).

    Si dejamos a salvo las aportaciones de Von Thnen3 y de algunos economistas alemanes y es-candinavos que se preocuparon por la localizacin de las actividades econmicas,4 hay que reconocer que durante bastantes aos ni stos ni otros temas relacionados con el territorio fueron objeto de par-ticular atencin para los economistas.5 Los mercan-tilistas desde E. Misselden, A. Serra y T. Mun, hasta J.B. Colbert y, aunque en menor medida, algunos fisicratas F. Quesnay, A.R.J. Turgot, R. Cantillon6 s que tuvieron en cuenta los as-pectos geogrficos de la circulacin econmica y concedieron importancia a las infraestructuras, a los puertos y a la distribucin espacial de la po-blacin, pero tampoco puede afirmarse que dieran al tema un tratamiento sistemtico. Por otra parte, esta limitada presencia de los aspectos territoriales en algunos textos pre-clsicos qued muy pronto ahogada por la prioridad que los clsicos desde

    3 Aclaremos que la aportacin de J.E. von Thnen (1783-1850) ha sido siempre particularmente apreciada y que constituye una excepcin muy importante. Mark Blaug (1986) seala que en l hay dos o incluso tres eco-nomistas en uno solo: para los gegrafos econmicos, es el padre de la teora de la localizacin; para los eco-nomistas tericos, es uno de los descubridores indepen-dientes de la llamada teora de la distribucin a partir de la productividad marginal; y para los economistas mate-mticos y econmetras Von Thnen es un pionero en la utilizacin del clculo y la obtencin de soluciones a los problemas de la maximizacin.

    4 Entre ellos, los alemanes W. Launhardt y A. Schaffle, O. Englander y A. Predhl, o el sueco T. Palander.

    5 Un texto realmente original sobre las relaciones entre el espacio en la historia del pensamiento econmico es el de P. Docks (1969).

    6 Algunos sitan a este autor fuera de la corriente fisiocrtica, que era esencialmente francesa, pero su Essai sur la nature du commerce en gnral, editado en 1755, aun-que ya era conocido desde 1730, relaciona de forma muy clara la produccin primaria con la circulacin de los bie-nes a travs del comercio y el papel del territorio.

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    A. Smith hasta J.S. Mill otorgaron a los proble-mas y cuestiones macroeconmicas.

    Como es bien conocido, los economistas cl-sicos escribieron ampliamente sobre el crecimiento econmico y sus causas, sobre el comercio exterior, y sobre la distribucin de la renta y los problemas fiscales, entre otros. Pero, salvo muy contadas ex-cepciones, lo hicieron dejando claramente a un la- do la dimensin territorial y sus implicaciones, considerando a las economas nacionales como un todo, y al espacio internacional como una constela-cin de puntos que se correspondan con los pases que desarrollaban algn tipo de intercambio.

    Por su parte, un gran nmero de las aporta-ciones de la corriente neoclsica y muy particular-mente quienes se centraron en el campo del anlisis microeconmico (Menger, Jevons, Walras) se apoya- ron en el anlisis marginal, en el cual la incorpora-cin de la dimensin espacial planteaba importantes dificultades. Las funciones de distancia y otros pa-rmetros espaciales suponan tener que admitir la existencia de discontinuidades (en las posibilidades de transporte; en la concentracin de recursos y factores, en relacin con las aglomeraciones urba-nas y sus redes) que resultaban bastante incmodas para poder razonar en trminos de clculo diferen-cial. El anlisis del comportamiento de las unidades de produccin desde el punto de vista individual permite estudiar con precisin al menos desde un punto de vista terico el posible equilibrio entre las curvas de preferencias y de balance del consumidor, hasta las de costos e ingresos medios y marginales de una empresa. Las materias primas se considera que estn ya localizadas. Los costos de transporte ni siquiera figuran, en muchos casos, como un elemento dentro de la funcin de pro-duccin. Y tiene escasa o nula importancia si los demandantes o consumidores estn dispersos o concentrados en el territorio; si existen centros no-dales, concentraciones de poblacin y puntos de in-tercambio y/o de ruptura del transporte.

    Al considerar lo anterior, el hecho de que nu- merosos economistas omitieran toda referencia a los

    aspectos espaciales, o que los considerasen sim-plemente como un factor neutro, no resulta un hecho excesivamente extrao. El anlisis econmi-co general avanz, sin embargo, en amplios frentes, aunque la mayor parte de las teoras pueden ser calificadas como a-espaciales. En el caso de algunas cuestiones, la no consideracin del territorio no su- pone una grave debilidad terica, ya que el proble- ma analizado tiene objetivos y caractersticas predo-minantemente macroeconmicas.7 Pero, en otros claramente s. Sorprende, por ejemplo, que incluso en un campo tan ligado a lo espacial como es el del comercio internacional se desarrollaran modelos en los que las distancias, los costos de transportes o las ventajas ofrecidas en determinadas zonas o pun- tos geogrficos, simplemente no figurasen en los modelos explicativos, o que en todo caso se infrava- lorasen absolutamente. Algo que las nuevas teoras del comercio internacional y de ah su vincula- cin con la tambin llamada Nueva Geografa Eco-nmica han tratado ya de corregir.

    Por supuesto que hay excepciones a lo que acabamos de sealar. Baste citar como referencia, dentro de la primera fase de la teora neoclsica, el hecho de que Alfred Marshall (1890) concediera especial importancia a las concentraciones indus-triales, a las economas externas y de aglomeracin, que ms tarde han sido el germen del anlisis de los distritos industriales. Y habra que citar, asimismo los casos de Von Thnen y de quienes exploraron los problemas de la localizacin industrial. Pero estas excepciones no cambian la regla general: el territorio ha constituido, durante dcadas, un fac-tor o una variable que no se toma en consideracin dentro del anlisis econmico o que, en todo caso, no form parte de la mainstream (corriente domi-nante) de la Ciencia Econmica.

    7 Pinsese en las cuestiones monetarias y financie-ras a nivel macroeconmico, aunque las polticas aplica-das a dicho nivel tienen siempre efectos diferenciados a nivel territorial.

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    1.2 Los economistas y los gegrafos

    Pero, como se ha indicado anteriormente, la re-ducida atencin de los economistas a los proble-mas espaciales o territoriales tiene una explicacin complementaria que tampoco puede pasar desa-percibida. Durante muchos aos, el estudio de la distribucin de las personas sobre el territorio, las diferencias espaciales y la descripcin de los condi- cionantes geogrficos naturales se consider como el campo propio y prcticamente exclusivo de los gegrafos. Una casta de profesionales por la que los economistas como seal Richardson (1975) jams sintieron una gran estimacin, postura que sin duda fue cierta, aunque tambin ha ido cam-biando en las ltimas dcadas; en todo caso, una postura muy injusta si se analizan las aportaciones desarrolladas por quienes durante dcadas han tra-bajado en los campos de la Geografa Econmica y la Geografa Regional.

    No es menos cierto que slo unos pocos y oscu- ros economistas, en su mayora germanos y algunos escandinavos, se preocuparon por los problemas de la localizacin de las unidades de produccin, se- guidos bastante ms tarde por algunos economistas norteamericanos que, si bien se les considera pio- neros dentro del anlisis regional, como Hoover (1959), Alonso (1964) o el propio Isard (1956), tam- poco figuran en posiciones acadmicas y profesio- nales muy destacadas o reconocidas. Algo que, afortunadamente, ha empezado a cambiar en los ltimos aos, cuando economistas contemporneos de prestigio (desde Robert Barro y sus anlisis so- bre la convergencia, hasta Paul Krugman, Robert Lucas y Danny Quah, entre otros) han irrumpido con fuerza en el campo de los estudios regionales, en no pocos casos como innovadores e ignoran-do casi absolutamente los trabajos desarrollados con anterioridad, adems de otros autores y, por supuesto, de muchsimos gegrafos.

    Hay que reconocer, sin embargo, que la Nue-va Geografa Econmica ha contribuido claramen-te, como tratar de mostrar en este mismo texto,

    a vincular Economa y Geografa, e incluso, como sealaron K. Behrens y J.F. Thisse (2007), algunos conceptos desarrollados en la Nueva Geografa Eco- nmica pueden servir para revisar varios aspectos en los que la Economa Regional ha tratado de avan-zar, aunque no siempre con claridad. ste sera el caso, por ejemplo, de qu entendemos realmente como regin y qu tipo de interrelaciones entre re-giones resulta interesante estudiar, a cuyo efecto la Nueva Geografa Econmica abre a economistas y gegrafos una va sobre cmo cabe hacerlo.

    2. la irrupCin dE la nuEva gEografa EConmiCa

    La entrada en escena de la Nueva Geografa Eco-nmica a principios de la dcada de los noventa hay que relacionarla, sin duda, con la revisin que algu-nos aos antes se haba hecho de la teora del co-mercio internacional, que supuso la incorporacin de los rendimientos crecientes, la competencia im-perfecta y la posibilidad de alcanzar al menos te-ricamente diversas posiciones de equilibrio, en lo que hasta entonces haban sido los planteamientos ms convencionales de la teora del comercio inter-nacional. A pesar de todo, como seal Krugman (2000), uno de los protagonistas ms destacados del replanteamiento de dicha teora: sorprendente-mente, todava tom un largo tiempo hasta que los nuevos tericos del comercio se dieran cuenta de las posibilidades de que la revolucin en el campo de la teora del comercio (internacional) posibilita-ba hablar de cuestiones relacionadas con la Geogra-fa Econmica. El resultado fue lo que se califica a veces (as, en sus propias palabras) como la Nueva Geografa Econmica.

    Este calificativo nueva que fue asignado por los propios lderes de esta corriente cientfica y que se ha acabado imponiendo para referirse a cuantos siguen sus enfoques ha generado muchas reacciones crticas entre quienes se consideran los herederos de esa importante corriente analtica, que

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    es la Geografa Econmica, y tambin de bastan- tes estudiosos de los problemas regionales que ha-ban surgido en el mbito de la Economa desde mediados de los cincuenta del pasado siglo.8

    Inconscientemente, o quizs de manera muy consciente, quienes se han considerado como sus padres, esencialmente, Krugman, Fujita y Venables, ignoraron lo que muchos gegrafos y bastantes e-conomistas haban aportado al anlisis regional o territorial con anterioridad. El propio P. Krugman ha reconocido ms tarde que esto ocurri y en al-guna medida ha pedido disculpas. Soy consciente afirma en Krugman (2000) de que la denomi-nacin (Nueva Geografa Econmica) puede enojar a los gegrafos que tradicionalmente han trabajado duro en el estudio de la geografa econmica, los cuales consideran, por una parte, que muchas de las cosas de los nuevos gegrafos son ya muy anti-guas y, por otra, que ignora casi totalmente la rea-lidad de los estudios realizados, como tambin lo hizo la teora del comercio. De ah la pregunta: es tan nueva la Nueva Geografa Econmica?; o esta otra quizs menos belicosa: en qu se basa su no-vedad y qu es lo que ha aportado al conocimiento ya disponible desde antes?

    La respuesta a ambas cuestiones puede adop-tar distintos perfiles. Realmente, lo que ha hecho, hay que reconocerlo, es rescatar algunas viejas ideas espaciales de la economa y la geografa ale-manas, particularmente las que se relacionan con la localizacin de las industrias y la distribucin de las aglomeraciones urbanas e industriales (Von Thnen, Christaller, Lsch). Asimismo, ha incor-porado, aun sin reconocerlo abiertamente, algunos planteamientos posteriores a los citados en los cuales los problemas del crecimiento, del desarro-llo econmico y su tendencia a la concentracin se relacionaban directamente con el territorio, como

    8 Me refiero, en particular, a W. Isard y quienes le acompaaron en el desarrollo de lo que ms tarde se ha calificado como Ciencia Regional.

    la tesis de la causacin circular acumulativa (Myr-dal, Hirschman), las teoras sobre la aglomeracin y las economas que ello genera (Rojas Lpez, 2009) y las aportaciones de quienes trabajan en el mbito de la llamada Ciencia Regional.

    Como sealaron Ottaviano y Thisse (2004, cap. 58), muchas de las ideas de la Nueva Geogra-fa Econmica haban estado presentes desde hace mucho tiempo en los trabajos de los gegrafos eco-nmicos y en los tericos de la localizacin. R.L. Martin (2010) ha subrayado tambin este hecho desde una posicin crtica hacia el alcance de las aportaciones de la Nueva Geografa Econmica, algo que l mismo y Sunley ya haban subrayado con anterioridad (Martin y Sunley, 1996). El prin-cipal mrito de la nueva aproximacin a las re-laciones entre procesos econmicos y geografa es, posiblemente, haber enmarcado dichas ideas dentro de un modelo de equilibrio general y esto ha conducido a la Geografa Econmica y a la teo-ra de la localizacin de la periferia al centro de la corriente principal (mainstream) de la teora eco-nmica.

    En efecto, la principal novedad es, en mi opi- nin, que la Nueva Geografa Econmica ha pro-porcionado muchas aportaciones e ideas que estaban ya en circulacin desde haca varias d-cadas, un soporte analtico-matemtico que les da mayor solidez y que las aproxima a los criterios analticos y cientficos actualmente dominantes. Gracias a ello, los modelos y planteamientos de la Nueva Geografa Econmica han encontrado fcil acomodo en el Anlisis Econmico, al proporcio-nar una mayor respetabilidad y aproximaciones formalmente ms rigurosas a temas como el de las relaciones centro-periferia, por ejemplo; o sobre cmo explicar que las industrias puedan tender a localizarse en un determinado punto geogrfico; o cul es la influencia que pueden ejercer determina-dos centros (un puerto, un nodo ferroviario, una gran rea metropolitana) como foco de atraccin y de acumulacin de ms y ms actividades producti-vas en un determinado lugar.

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    Sin embargo, algo que sorprende, cuando me- nos, es que la corriente de la Nueva Geografa Eco-nmica apenas ha hecho referencia alguna a esos antecedentes que ya he citado.9 Como tampoco lo ha hecho en relacin con las economas de escala, los costos de transporte y la movilidad de los fac-tores y sus consecuencias, conceptos bsicos de la teora neoclsica de los equilibrios econmicos, que haban sido ya estudiados por la geografa teor-tico-cuantitativa anglosajona de las dcadas de los sesenta y setenta del siglo xx (Haggett, 1965; Bun-ge, 1966; Morril, 1970; Lloyd y Dicken, 1972). Ni estas aportaciones ni otras de la escuela francesa (la teora de los polos de F. Perroux, y los desarrollos que J. Boudeville hizo sobre la polarizacin) son ci-tados por los principales autores que impulsaron el desarrollo de la Nueva Geografa Econmica en el panorama cientfico internacional.1