Una carta con sorpresa

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UNA CARTA CON SORPRESA

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Texto de Laura para concurso de Stilton

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UNA CARTA CON SORPRESA

AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIAS:

Les agradezco mucho a todas las personas que me han ayudado haciendo posible terminar este libro.

Y se lo dedico con todo mi corazón a el mejor maestro que he tenido en toda mi vida, y el año que viene no podré estar con él.

UNA CARTA CON SORPRESA

Era sábado por la mañana, un gran sol brillaba en el cielo y los pájaros cantaban con alegría. Yo estaba viendo la

televisión, cuando, de pronto, sonó el timbre de mi casa. Fui a abrir y me sorprendió ver al cartero con un sobre para mí; cuando lo abrí, casi me desmayo…¡Era una carta de las Tea sister!

Fui leyendo poco a poco y me alegró mucho saber, que

estaban buscando a una chica nueva para trabajar en el eco del roedor, y formar parte del club de Tea. Cogí con mucha emoción el teléfono y marqué el número que ponía en la carta. Me llevé una gran sorpresa al saber que la que me había contestado era Colette. Yo le dije que en seguida cogería un avión e iría hacia la Isla de los Ratones.

El martes por la tarde mi avión por fin aterrizó y una alegría recorrió mi cuerpo al encontrarme a Nicky, Colette, Violet, Paulina y Pamela esperándome. Estuvimos conversando durante mucho tiempo y, cuando llegó la hora de irse a la

cama, me alojé en la Universidad de Ratford, donde las chicas conocieron a Tea, la fundadora del grupo.

La mañana del miércoles fue muy movida porque me ayudaron a poner la ropa en su sitio, los cosméticos en el cuarto de baño…etc. Yo tenía muchas ganas de ayudar en alguna de sus aventuras como por ejemplo la de la ciudad secreta, ¡Que fue alucinante! Estaba un poco triste, porque mi familia, se encontraba en la otra punta del mapa. De repente, las lágrimas corrían por mi cara, y, Violet me hizo un té, de esos que te dejan sin palabras. Sonó el teléfono….¡ Era Tea! Llamaba para comunicarnos de que en New York, un diseñador de moda, quería conocernos.

Todas nos pusimos muy contentas y cogimos el primer barco. Cuando me bajé de él, empecé a hacer fotos…¡Todo aquello era tan alucinante! Fuimos a la casa del queridísimo y conocido diseñador de moda, llamado Sam. Colette estaba alucinando, porque su pintalabios rosa pegaba un montón con uno de los trajes del diseñador Sam. Gracias a la astuta Paulina, Colette consiguió ese traje.

Cuando acabamos la visita, volvimos a la universidad. Todos nos estaban esperando para que contáramos nuestra aventura. Para las Tea sister, esto sería indiferente, pero para mí, era una experiencia totalmente nueva. Estaba deseando llamar a mi casa, solo había un problema, y era que no tenía móvil. Pamela me dejó el suyo y yo muy emocionada marqué el número.

Después de varios días con las Tea Sister, Sam volvió a llamar, esta vez, quería que ayudáramos a diseñar la nueva

colección y nosotras aceptamos. Pedimos ayuda a Gerónimo

Stilton, el hermano mayor de Tea.

Él, con mucho ánimo decidió ayudarnos y cuando todo estuvo listo, mandamos la colección a Sam. Nos alegró mucho saber que le gustó, y decidió ponerle nuestro nombre.

Cuando íbamos por la calle, todo el mundo nos paraba y nos preguntaba que se sentía al saber que una ropa llevaba tú nombre. Nosotras no les dimos importancia, pero, realmente éramos como una especie de divas.

Cuando llegamos a Ratford, encendimos la televisión, pero como no había nada interesante, empezamos a hacer zapping.

Después de mucho cambiar pusimos el canal de la Universidad y salía un reportero diciendo:

-¡LAS TEA SISTER TRIUNFAN!

Qué emoción la nuestra, si hasta salíamos por la televisión. María, que era la hermana pequeña de Paulina, nos había estado viendo y le había encantado. En cuestión de muy poco tiempo y esfuerzo, habíamos subido a lo más alto en nuestra carrera, y todo gracias a Sam.

Como no sabíamos como agradecérselo, nos ofrecimos voluntarias para ayudar con el desfile de moda y ponernos nosotras los vestidos. Nuestro buen amigo Sam aceptó encantado. Pasaron varios días, y llegó el momento. Nos

empezamos a vestir, y, cuando quisimos acordar, ya había llegado la hora de salir a desfilar.

Nicky lucía un bonito traje azul, Colette uno rosa…¡Como no!, Violet uno precioso con lentejuelas, Paulina uno rojo con volantes, Pamela uno amarillo y yo, una falda verde pistacho con una blusa a juego. Todos hacían fotos como locos y las colgaban en Internet.

Sin darnos cuenta nos habíamos hecho famosas en todo el mundo. No tardamos mucho en bajar de la cima, porque un chico nos había robado el puesto.

Nicky no se podía creer que ya no fuéramos las número 1. Pero entre todas, la convencimos para que entrara en razón. No nos costó mucho, ya que Nicky no era muy cabezota. También sentimos un poco de pena, de saber que nuestra fama había acabado. Al fin, volvíamos a ser las chicas de las que todos pasan desapercibidos. Nos sentíamos bien, porque estábamos contentas de volver a ser las de antes. De todos modos, todas las chicas no tienen la suerte de poder ser famosas por un poco de tiempo. Estábamos a gusto con nosotras mismas, y habíamos tenido una experiencia difícil de olvidar.

Mi madre, estaba un poco triste porque toda mi familia me echaba de menos. Yo tomé la decisión, que creo que fue la correcta, y aunque me costó mucho asumirla, la creí necesaria. La despedida fue muy dolorosa, ya que nos habíamos hecho muy buenas amigas. Hicimos un pacto, era el siguiente:

Seguiríamos teniendo una conversación por carta, hasta que me compraran un teléfono nuevo.

Cuando llegué a mi casa, me dí cuenta de que todavía tenía unos fans, que nunca me cambiarían por nada del mundo, ¡mi familia! Estaba feliz y fui a contárselo a mi amigas, a las que les gustó mucho la historia.

LAURA PÉREZ GISBERT