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CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 69, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2014 87 CiENCiAUANL ACUSE DE RECIBO Los nazis en México (edición corregida y aumentada) Juan Alberto Cedillo Random House Mondadori México, 2010 Los nazis en México, del periodista Juan Alberto Cedillo, narra las historias de intrigas y espionaje ocu- rridas en el territorio nacional entre 1938 y 1945. El libro exhibe los niveles de infiltración de los servicios de espionaje nazis en las esferas de la política mexica- na, sobre todo durante los primeros años de la presi- dencia de Manuel Ávila Camacho. El tema ha sido tratado con anterioridad por va- rios autores, entre los que destacan Friedrich Katz, con su libro La guerra secreta en México, y Ricardo Pérez Monftfort y Brigida Von Mentz. El estudio más re- ciente es la tesis de licenciatura de Carlos Inclán Fuen- tes, ganadora del premio Genaro Estrada 2012, titu- lada Perote y los nazis, las políticas de control y vigilancia del Estado mexicano a los ciudadanos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, 1939-1946. En este tra- bajo, presentado en el Colegio de Historia de la UNAM, se revisan críticamente todos los estudios sobre el tema realizados hasta entonces. 1-3 La originalidad y relevancia del libro que comen- tamos, que lo hicieron acreedor al Primer Premio Debate de Libro Reportaje, en 2007, radican en su habilidad para combinar una prosa ágil y una narrati- va fácil y envolvente, con información bien sustenta- da extraída de documentos del Archivo Nacional de Washington, del Archivo General de la Nación, el Ar- chivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Archivo Histórico de la Una historia de intrigas y espionaje MARCO MILLER * Secretaría de la De- fensa Nacional. Los nazis en Méxi- co, en seis capítulos, de manera lineal y con un desarrollo cronoló- gico, nos informa, en apenas doscientas pá- ginas, de la presencia nazi en nuestro país. Comienza con la lle- gada a México de es- pías alemanes, como Georg Nicolaus, Wal- ter Baker e Hilda Kruger, apoyados por importantes personalidades americanas, como Errol Flynn y mag- nates de la época: Jean Paul Getty y Axel Wenner, los cuales conspiraron y actuaron en beneficio de la Ale- mania nazi. Según intenta mostrar el autor, periodista de pro- fesión, México fue considerado por los nazis una pie- za clave en su estrategia mundial; primero por su cer- canía con los Estados Unidos, un país cuyo potencial bélico los nazis querían investigar; y luego porque les permitía vigilar los movimientos de la flota americana para, en caso necesario, utilizarlo como plataforma de sus sabotajes. En segundo lugar, México les importó a los nazis porque sus materias primas, mercurio, alu- minio y petróleo, entre otras, eran vitales para la fa- * [email protected]

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CIENCIA UANL / AÑO 17, No. 69, SEPTIEMBRE-OCTUBRE 2014 87

CiENCiAUANL ACUSE DE RECIBO

Los nazis en México (edición corregida y aumentada)Juan Alberto CedilloRandom House MondadoriMéxico, 2010

Los nazis en México, del periodista Juan AlbertoCedillo, narra las historias de intrigas y espionaje ocu-rridas en el territorio nacional entre 1938 y 1945. Ellibro exhibe los niveles de infiltración de los serviciosde espionaje nazis en las esferas de la política mexica-na, sobre todo durante los primeros años de la presi-dencia de Manuel Ávila Camacho.

El tema ha sido tratado con anterioridad por va-rios autores, entre los que destacan Friedrich Katz, consu libro La guerra secreta en México, y Ricardo PérezMonftfort y Brigida Von Mentz. El estudio más re-ciente es la tesis de licenciatura de Carlos Inclán Fuen-tes, ganadora del premio Genaro Estrada 2012, titu-lada Perote y los nazis, las políticas de control y vigilanciadel Estado mexicano a los ciudadanos alemanes durantela Segunda Guerra Mundial, 1939-1946. En este tra-bajo, presentado en el Colegio de Historia de laUNAM, se revisan críticamente todos los estudiossobre el tema realizados hasta entonces.1-3

La originalidad y relevancia del libro que comen-tamos, que lo hicieron acreedor al Primer PremioDebate de Libro Reportaje, en 2007, radican en suhabilidad para combinar una prosa ágil y una narrati-va fácil y envolvente, con información bien sustenta-da extraída de documentos del Archivo Nacional deWashington, del Archivo General de la Nación, el Ar-chivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría deRelaciones Exteriores y del Archivo Histórico de la

Una historia de intrigas y espionaje

MARCO MILLER*

Secretaría de la De-fensa Nacional.

Los nazis en Méxi-co, en seis capítulos,de manera lineal y conun desarrollo cronoló-gico, nos informa, enapenas doscientas pá-ginas, de la presencianazi en nuestro país.Comienza con la lle-gada a México de es-pías alemanes, comoGeorg Nicolaus, Wal-ter Baker e Hilda Kruger, apoyados por importantespersonalidades americanas, como Errol Flynn y mag-nates de la época: Jean Paul Getty y Axel Wenner, loscuales conspiraron y actuaron en beneficio de la Ale-mania nazi.

Según intenta mostrar el autor, periodista de pro-fesión, México fue considerado por los nazis una pie-za clave en su estrategia mundial; primero por su cer-canía con los Estados Unidos, un país cuyo potencialbélico los nazis querían investigar; y luego porque lespermitía vigilar los movimientos de la flota americanapara, en caso necesario, utilizarlo como plataforma desus sabotajes. En segundo lugar, México les importó alos nazis porque sus materias primas, mercurio, alu-minio y petróleo, entre otras, eran vitales para la fa-

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bricación de armas y otros pertrechos indispensablespara la guerra.

A lo largo del libro, Cedillo descubre cómo el plande Alemania fue convertir a México en el centro másimportante de espionaje nazi en el continente ameri-cano, utilizando diferentes estrategias: corromper ajefes militares y diplomáticos mexicanos, crear carte-les de droga para debilitar a los Estados Unidos, fi-nanciar organizaciones fascistas nacionales como laUnión Sinarquista Nacional y la Acción Revoluciona-ria Mexicanista, adoctrinar ideológicamente a casi todaLatinoamérica mediante las transmisiones de la estaciónde radio XEW y planear incluso un golpe de Estado.

La historia comienza cuando Lázaro Cárdenasnacionalizó el petróleo el 18 de marzo de 1938, loque ocasionó bloqueos económicos de los EUA paraque ningún país le comprara este combustible a Méxi-co, quedando casi como sus únicos clientes la Alema-nia nazi y la Italia de Mussolini. Cuando terminó elgobierno de Cárdenas, estos países buscaron renovarlos contratos petroleros con nuestro país, pero Ma-nuel Ávila Camacho, el nuevo presidente, los recha-zó. Después del ataque japonés a Pearl Harbor, bajola presión de los Estado Unidos, el 8 de diciembre de1941, México rompió relaciones con Japón y tres díasdespués con Alemania e Italia. Es entonces cuando lared de espionaje, creada por Georg Nicolaus, WalterBaker e Hilda Kruger, empezó a concretar distintasestrategias para lograr que el petróleo llegara a Ale-mania y para agredir a los Estados Unidos. La actriz

Hilda Kruger, una hermosa espía enviada por Alema-nia, fue un personaje clave para la infiltración nazi enla élite política mexicana, y pronto contó entre susamantes a muy altos funcionarios del gobierno, entrelos que destacan Miguel Alemán, secretario de Go-bernación, y Mario Ramón Beteta, subsecretario deHacienda.

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Una de las estrategias seguidas por los nazis paragarantizar los suministros para su maquinaria bélicafue triangular los cargamentos de materias primas entreMéxico, Panamá y Alemania o Japón, y contrabandearminerales (aluminio, tungsteno y mercurio, entreotros) trasportándolos desde las minas hacia playasdeshabitadas, donde sus submarinos la recogían.Cedillo nos cuenta cómo la corrupción que privabaen el aparato gubernamental mexicano y en diversosniveles del ejército permitió que se sacaran del paíscientos de toneladas de estos minerales, trasportadospor el ferrocarril del sureste a la bahía de Dos Bocas,en Tabasco, una de las principales bases de operacio-nes. En Monterrey, la Casa Holck, dirigida por PetzoldKurt, y la Química Apolo, de Guido Otto Moebius,ambos miembros del partido nazi, participaron acti-vamente en estos negocios.4

Para cubrir las actividades de sus espías en Méxi-co, las compañías alemanas en nuestro país les pro-porcionaban empleos ficticios en empresas alemanascomo la Casa Bayer, en Agfa o en la Unión Química,subsidiaria en México de la IG Farben, y en otrasempresas trasnacionales como la Compañía de Telé-fonos Ericsson (de origen sueco). También trabaja-ban en empresas mexicanas de origen alemán como lafarmacéutica Beik Felix y Cía., la naviera HeynenEverbusch y Cía., la Casa Holck, las Fábricas Apolo y

en Jabones La Reinera (esta última también con pre-sencia en Monterrey). Según los informes consulta-dos por Cedillo, al terminar la guerra los servicios deinteligencia norteamericanos tenían detectados 150espías y encubridores que operaban aquí.

La neutralidad de México ante el conflicto inter-nacional terminó con el ataque a los barcos petrolerosmexicanos Potrero del Llano y Faja de Oro, por lo quenuestro país se unió a la guerra el 21 de mayo de 1942,al lado de los Aliados. Según Cedillo, los espías nazistambién se radicalizaron y su presencia fue objeto demayor vigilancia y persecución. Según informes en-viados desde Monterrey al Ministerio del Interior, OttoMoebius actuaba como jefe de una organización nazilocal “que incluye a 150 soldados perfectamente en-trenados” y “recibía órdenes desde Berlín a través deuna poderosa antena de radio que tenía ubicada en sufábrica de la calle de Pino Suárez 538 norte”. Presiona-das por los EUA, las autoridades mexicanas comenzaronlas deportaciones, los encarcelamientos y las confinacionestanto de alemanes como de italianos y japoneses.

Ante esta situación, el aumento del tráfico de dro-ga fue “un arma secreta” –como la llama Cedillo– quelos agentes alemanes y japoneses utilizaron contraEstados Unidos, con eso buscaban “debilitar la mo-ral” de los soldados que vigilaban las bases navales enla costa del Pacífico. El Porvenir de Monterrey repor-

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tó: “Japón y Alemania tratan de envenenar con opio ala juventud de los Estados Unidos”. Según Cedillo,los oficiales de la Abwehr y de la Gestapo fueron losencargados de llevar a cabo esta operación que termi-nó por crear el primer gran cartel del narcotráfico ennuestro país, en el que participaban militares y políti-cos mexicanos.5

El cartel era dirigido por el general Francisco Ja-vier Aguilar González, quien fue diplomático en Italiay Washington, y embajador en Japón, China, Fran-cia, Portugal y Argentina. Sus principales cómpliceseran gobernadores de varios estados: Gonzalo N. San-tos, de San Luis Potosí; Donato Bravo, de Puebla;Miguel Alemán, de Veracruz, y Maximino Ávila Ca-macho, exgobernador de Puebla. Este capítulo ofreceuna de las aportaciones más novedosas del libro y esuno de los más entretenidos, pues muestra el modusoperandi del primer cartel mexicano dedicado al tráfi-co internacional de heroína, opio y oro, al cobijo de laconflictiva situación internacional y con el apoyo delas potencias del Eje.

A medida que la guerra avanzaba, se acrecentabael miedo estadounidense a la apertura de un supuestoFrente Sur, una posible fuerza militar que estaría com-puesta, tanto por alemanes que vivían en nuestro país(64000) como por mexicanos militantes de organiza-ciones fascistas, como el Movimiento Sinarquista y losCamisas Doradas (cuyos miembros se calcularon en11000). Cedillo muestra que estas organizaciones eranfinanciadas por la red de espionaje alemán y entrena-das por agentes de la Gestapo y el cartel de Aguilar. Enun capítulo especial, Cedillo explica la aparición de

estos grupos derechistas que surgieron en oposición alrégimen de Cárdenas y a la expropiación petrolera, yque en las elecciones de 1940 se habían unificado entorno a la candidatura presidencial de Juan AndreuAlmazán. Los nazis financiaron su campaña y habíanplaneado un golpe de Estado en caso de que salieraderrotado. Cabe destacar que antes de ser candidato,Almazán había sido jefe de operaciones militares enNuevo León, en donde construyó la Ciudad Militar yla carretera a Chipinque, y se había convertido ya enuno de los principales colaboradores de los agentesalemanes en México. Su candidatura fue apoyada portodos los sectores de la ultraderecha mexicana, entrelos que destacan la Cámara de Comercio de Monte-rrey, empresarios como Salinas y Rocha, LazcanoMuguerza y otros capitalistas de la Cervecería y laVidriera.

El proceso electoral de 1940 estuvo plagado deirregularidades y fue apoyado por los agentes alema-nes y Jean Paul Getty, un petrolero millonario.Almazán desconoció los resultados en las urnas y sealzó en armas contra el gobierno, el 1 de octubre de1940 en Monterrey, en donde el general AndrésZarzoza Berástegui, jefe de su Estado Mayor, intentótomar la plaza, siendo derrotado algunas horas des-pués. Otros levantamientos se intentaron en diversosestados de la república, pero en pocos días tambiénfueron sofocados. Los sinarquistas, que supuestamen-te serían la base popular que sostendría la revuelta,finalmente no participaron, aunque muchos de susintegrantes habían sido entrenados en la clandestini-dad por agentes de la Abwehr y la Gestapo.

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Otro plan impulsado por la Alemania nazi enMéxico, que trata Cedillo en su libro, fue encabeza-do por el magnate sueco Axel Wenner, quien a fina-les de 1940 anunció la creación de un consorciodispuesto a invertir 100 millones de dólares en va-rios proyectos que pretendían controlar diversasmaterias primas mexicanas para producir materia-les de guerra. Aunque Wenner aprovechó su rela-ción con Maximino Ávila Camacho, hermano delpresidente y secretario de Comunicaciones en elperiodo de 1941-1945, su proyecto fracasó, puesno logró conseguir los permisos de extracción ytransporte de las materias primas deseadas.

No obstante, con el aval de Maximino, los nazislograron vincularse a la prensa y a la radio del país.Debido a la importancia de la radio y las posibili-dades que tenía este medio para generar simpatíasen nuestro continente, el aparato de inteligencia nazitomó la decisión de utilizar a México como plata-forma para la penetración ideológica a Latinoamé-rica. Nuestro país tenía la ventaja de que sus esta-ciones de radio cubrían casi todo el territorio, enespecial la XEW, con 200,000 vatios de potencia.

El principal responsable de esta campaña fueArthur Dietrich, quien llegó a México en 1924 y yapara 1935 era el agregado de prensa de la embajadaalemana. Entre los periodistas e intelectuales másimportantes que trabajaron con él figuraron RubénSalazar Mallén, Juan Zubarán y José Vasconcelos,quien era ministro de Educación. Este último llegóa ser el director del mejor instrumento escrito depropaganda nazi: la revista Timón. Muy pronto losagentes norteamericanos descubrieron que los jefesde la XEW no sólo apoyaban a los fascistas en susespacios noticiosos, sino que los nazis utilizaban lainfraestructura de la estación para enlazar a la em-bajada alemana y los altos mandos de Berlín. Hasta1942, la XEW trasmitió las noticias de la guerra apartir de los boletines de la agencia alemanaTransocean, que estaba bajo la supervisión directade Joseph Göbbels, ministro de propaganda nazi.

Ya para finalizar, y a manera de epílogo, Cedilloofrece algunos datos sugerentes de la complicidadentre los servicios de inteligencia rusos y los alema-nes en México para asesinar a León Trotsky, funda-dor del Ejército Rojo. Un año antes del crimen, el23 de agosto de 1939, se había firmado el pacto

Hitler-Stalin, que permitía colaborar a los agentes se-cretos de ambos países. Aunque el autor reconoce quetodavía existen muchas lagunas sobre la participaciónde los nazis en el asesinato de Trotsky, reconstruye cui-dadosamente el magnicidio y concluye que por lo me-nos los agentes nazis en México estuvieron siempre altanto de sus preparativos, y colaboraron para facilitarla huida de los responsables.

Los nazis en México es un libro breve, de fácil lec-tura y no por ello menos importante. En sus páginasse entrecruzan seis historias impactantes: la formaciónde la red de espionaje nazi en México y su injerenciaen la política interna de México, en los medios de di-fusión masivos más importantes de la época, en el es-tablecimiento del primer cartel mexicano dedicado alnarcotráfico internacional y en un magnicidio de al-cance internacional. El libro nos muestra un macabrocarnaval en el que circulan agentes secretos, políticos,empresarios, narcotraficantes y terroristas, fuertes in-tereses económicos y corrupción, todo ello en un es-cenario de guerra. Cedillo nos ofrece además una ga-lería fotográfica y un útil cuadro de las redes nazis enMéxico; pese a todo, el libro revela apenas la puntadel iceberg. Nuevas investigaciones serán necesariaspara aclarar mejor este oscuro y difícil periodo de lahistoria mundial.

Referencias

1. Friedrich Katz (1982). La guerra secreta en México,

México, Editorial Era.

2. Brigida Von Mentz y Ricardo Pérez Montfort (1984).

Fascismo y antifascismo en América Latina y México:

Apuntes históricos, México, SEP-Cultura.

3. Brigida Von Mentz y Ricardo Pérez Montfort (1988).

Los empresarios alemanes, el Tercer Reich y la oposición

de derecha a Cárdenas, Centro de Investigaciones y

Estudios Superiores en Antropología Social, México,

Ediciones La Casa Chata, 1988.

4. Juan Alberto Cedillo (2010). La operación Pastorius:

la historia del espionaje nazi desde Monterrey, México,

Universidad Autónoma de Nuevo León, 2010.

5. La Abwehr era la sección de inteligencia militar del

Estado Mayor de las Fuerzas Armadas alemanas; y la

Gestapo, la policía secreta oficial de la Alemania nazi.