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6 29 de septiembre de 2017 E SCULPIR grandes figuras fue uno de los sueæos de JosØ De- larra, desde que a sus 20 aæos tuvo la oportunidad de contemplar la monumentaria europea renacen- tista y moderna. Un periplo en auto- stop por las principales ciudades de ese continente, dejó trazas perdura- bles en su talento creativo. Pero fue casi un par de dØcadas mÆs tarde, en 1976, cuando le llegó por primera vez la oportunidad de ati- zar ese deseo. Con una escultura de MÆximo Gómez, de cuatro metros de alto por tres de ancho, inauguró una de las mÆs prominentes etapas de su vida artística. En los aæos anteriores, Delarra estuvo enfrascado en una profusión de labores organizativas de la Cul- tura en el país. Y, aunque no detuvo COMPLEJO ESCULTÓRICO AL CHE Una historia compartida Una historia compartida El conjunto monumentario en homenaje al Guerrillero Heroico, de Santa Clara, arriba el próximo aæo a sus tres dØcadas de existencia. Hijo de un proyecto original y realización artística del escultor JosØ Delarra. ¿Cómo fue construido y quiØnes participaron? ¿CuÆntas personas lo visitan hoy? ¿En quØ consistió su reciente restauración? Por FLOR DE PAZ su quehacer en la plÆstica, trabajó en obras de pequeæo y mediano tamaæos. Personajes históricos y sus proe- zas fueron inspiración recurrente para el creador, pero entre quienes mÆs llevó a sus esculturas estuvo el Che Guevara, incluso antes de que cayera en Bolivia. Delarra ya había modelado varias veces la imagen del Guerrillero cuan- do, a mediados de 1982, mientras daba los toques finales a la Plaza de la Pa- tria, en Bayamo, Víctor Bordón (com- paæero del Che), le hizo llegar la en- comienda de hacer un monumento al hØroe en la Ciudad de Santa Clara. Y Delarra, que tantas veces tuvo la oportunidad de observar en Florencia al David de Miguel `ngel Buonarotti, se sintió honrado por el acierto de llegar a esculpir en gran formato la figura de un hombre cuyo espíritu e ideas revolucionarias compartió. Entonces, ya contaba con la experiencia de cuatro gran- des monumentos: dos en MØxico, la Plaza de Holguín y la de Bayamo. La escultura del Che de cuerpo entero tomó forma pocos meses despuØs en plastilina, en el estudio del artista, en La Habana Vieja; un boceto de mediano formato y 2.25 me- tros de altura, luego vaciado en yeso. En ejercicio simultÆneo, Delarra ela- boró una maqueta del futuro monu- mento. Al taller de la calle OReilly no fal- taron en aquellos días visitas impres- cindibles: Ernesto Guevara Lynch, Aleida March, y algunos compaæeros del Che; entre ellos, Harry Villegas y el Comandante de la Revolución Ramiro ValdØs. Una nueva etapa, la de esculpir con el mismo material dœctil la figu- ra de 6.80 metros que hoy preside la Plaza, comenzó el 9 de mayo de 1985, en una nave del barrio Manuelita, en las afueras de Santa Clara. La mano de Gloria Delarra comenzó a modelar la es- cultura por la cara, escribió su es- posa Gloria Leal Oliva, con su letra pequeæa y diligente, en una libreta de notas donde dejó constancia de detalles, inØditos hasta ahora. Tra- GIZÉH RANGEL

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E SCULPIR grandes figuras fue uno de los sueños de José De- larra, desde que a sus 20 años

tuvo la oportunidad de contemplar lamonumentaria europea renacen-tista y moderna. Un periplo en auto-stop por las principales ciudades deese continente, dejó trazas perdura-bles en su talento creativo.

Pero fue casi un par de décadasmás tarde, en 1976, cuando le llegópor primera vez la oportunidad de ati-zar ese deseo. Con una escultura deMáximo Gómez, de cuatro metros dealto por tres de ancho, inauguró unade las más prominentes etapas de suvida artística.

En los años anteriores, Delarraestuvo enfrascado en una profusiónde labores organizativas de la Cul-tura en el país. Y, aunque no detuvo

COMPLEJO ESCULTÓRICO AL CHE

Una historia compartidaUna historia compartidaEl conjunto monumentario en homenaje al GuerrilleroHeroico, de Santa Clara, arriba el próximo año a sus tresdécadas de existencia. Hijo de un proyecto originaly realización artística del escultor José Delarra. ¿Cómo fueconstruido y quiénes participaron? ¿Cuántas personaslo visitan hoy? ¿En qué consistió su reciente restauración?Por FLOR DE PAZ

su quehacer en la plástica, trabajóen obras de pequeño y medianotamaños.

Personajes históricos y sus proe-zas fueron inspiración recurrentepara el creador, pero entre quienesmás llevó a sus esculturas estuvo elChe Guevara, incluso antes de quecayera en Bolivia.

Delarra ya había modelado variasveces la imagen del Guerrillero cuan-do, a mediados de 1982, mientras dabalos toques finales a la Plaza de la Pa-tria, en Bayamo, Víctor Bordón (com-pañero del Che), le hizo llegar la en-comienda de hacer un monumentoal héroe en la Ciudad de Santa Clara.

Y Delarra, que tantas veces tuvola oportunidad de observar enFlorencia al David de Miguel ÁngelBuonarotti, se sintió honrado por el

acierto de llegar a esculpir en granformato la figura de un hombre cuyoespíritu e ideas revolucionariascompartió. Entonces, ya contabacon la experiencia de cuatro gran-des monumentos: dos en México, laPlaza de Holguín y la de Bayamo.

La escultura del Che de cuerpoentero tomó forma pocos mesesdespués en plastilina, en el estudiodel artista, en La Habana Vieja; unboceto de mediano formato y 2.25 me-tros de altura, luego vaciado en yeso.En ejercicio simultáneo, Delarra ela-boró una maqueta del futuro monu-mento.

Al taller de la calle O�Reilly no fal-taron en aquellos días visitas impres-cindibles: Ernesto Guevara Lynch,Aleida March, y algunos compañerosdel Che; entre ellos, Harry Villegasy el Comandante de la RevoluciónRamiro Valdés.

Una nueva etapa, la de esculpircon el mismo material dúctil la figu-ra de 6.80 metros que hoy preside laPlaza, comenzó el 9 de mayo de 1985,en una nave del barrio Manuelita, enlas afueras de Santa Clara.

La mano de Gloria

�Delarra comenzó a modelar la es-cultura por la cara�, escribió su es-posa Gloria Leal Oliva, con su letrapequeña y diligente, en una libretade notas donde dejó constancia dedetalles, inéditos hasta ahora. �Tra-

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José Delarra, durante el proceso de vaciado en yeso de la maquetade la escultura del Che emplazada en Santa Clara. Estudiode La Habana Vieja, finales de 1982.

Estructura de acero de la figura. Encima de ella fue colocadala plastilina sobre la cual Delarra modeló (Taller de Manuelita,septiembre de 1984).

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baja en las manos y el torso. En lacara, falta darle un toque a la narizy la boca, pues los ojos ya están�.

Días más tarde, apuntó: �A pesarde no estar terminada, la figura ya esuna realidad, y parece que camina.Es impresionante y majestuosa.Todos los trabajadores detuvimosnuestra labor para ir a verla. Nos sen-timos contentos, aunque Delarratodavía no está satisfecho�.

Siempre al tanto del resguardo dela memoria, Gloria también plasmóen sus textos que el día 20 del mismomes se comenzó a vaciar el primertramo de la escultura y que unasemana después quedó totalmentehecho el molde.

�¡Así de intenso fue el trabajo!�,agregó al explicar que el lunes 27,fueron retirados los moldes de la ca-beza. �Están con Delarra Chiquitico,Vikiko, Echemendía, Prado, Macha-do, Corrales y Pancho�.

Una jornada después, relata que,�al no haber compresor para prepa-rar los moldes, Wichi (el soldador)resolvió el problema con un balón deoxígeno y una manguerita. Despuésse les untó grasa y ¡a vaciar!�.

Y el 29 de mayo refiere: �Se estátrabajando duro. Todavía quedan losmoldes más difíciles porque son losque tienen mayor profundidad. En lamañana se vaciaron 16 y por la tarde20. La tarea de bajarlos de la figura esmás lenta, pues hay que cortar conla antorcha las cabillas que aprisio-nan al molde�.

Transcurrido un mes, Gloria dacuenta de la unión y retoque de losmoldes de la escultura del Che paraenviarlos en huacales a la fundiciónde Guanabacoa.

Fue en aquella nave del barrioManuelita, donde se ejecutarontodos los objetos escultóricos quehoy componen el Complejo, incluidos

los frisos. Las labores comenzaron el9 de agosto de 1984 y se extendieron16 largos meses.

Un proyecto y maqueta que incluíalas esculturas en la Plaza, el vial, mu-seo, salón de protocolo y centro de in-formación, con memoria descriptivade los detalles y símbolos, los mismosque estaban en el monumento inau-gurado en 1988, habían sido presenta-dos por Delarra previamente a lasautoridades villaclareñas.

El 25 de diciembre de 1985 �es-cribió el artista en una cronologíade fechas y hechos relacionadoscon la ejecución de dicho monu-mento� ya estaba concluido todo eltrabajo de taller y el proyecto eje-cutivo de la obra civil, la esculturadel Che lista para fundir y las pie-zas de relieve fundidas en hormi-gón. Las letras del monumento sehallaban en Placetas para ser ela-boradas con la misma aleación me-

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Foto tomada el 28 de diciembre de 1984. Blanca Hernández explica la formay estructura que iban a darle al monumento, a través de una maqueta que ella hizopara estudiarlo.

Primeras fasesdel modelado

de la cara del Che.Escultura de 6.80

metros de altura(mayo de 1985).

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tálica. Faltaba entonces iniciar lasconstrucciones civiles.

Pero el movimiento de tierra enla Loma de la Tenería, el lugar deemplazamiento, no comenzó hastael 6 de abril de 1987, tras un períodode aparente calma en el que el artis-ta no cejó en gestiones impulsorasdel avance de la obra y en la realiza-ción de otros dos de sus grandesmonumentos: el dedicado al generalAntonio Maceo, en la finca San Pe-dro, y la escultura ecuestre de Máxi-mo Gómez, en bronce, emplazada enla Academia de las FAR del mismonombre. También concluyó el de laToma del tren blindado.

Once meses de ese mismo añocostó la fundición de la esculturadel Che en bronce, así como su tras-lado en partes a Santa Clara parasu ensamblaje y soldaduras, anotóDelarra en una de sus agendas. Fueen la fábrica de herrajes del muni-cipio habanero de Guanabacoa. Allí,el periodista Heriberto Rosabal,encontró fortuitamente al escultor,�junto a un grupo de otros obreros�,publica Tribuna de La Habana el 8de abril de 1988.

Y, �digo grupo de otros obreros�porque el artista, respondiendo auna de mis preguntas, me dijo:

�No es que me sienta bien traba-jando con ellos, como muchas vecesantes ha ocurrido; es que yo tambiénsoy un obrero. Además, este tipo deobras no puede hacerlas uno solo.

¿Ni aun Miguel Ángel pudo hacersus famosas esculturas sin ayuda deotros?, inquirió Rosabal.

�Creo que no. Creo que es un mito.La escultura requiere un esfuerzo físi-co muy grande para una sola persona.

Ese fue el año en que José Delarrallegó a sus cinco décadas de vida y suenergía vital le impelía al trabajoconstante. Es bastante probable queno imaginara que su existencia solose extendería tres lustros más, peroal observar su crecido currículo y lamultiplicidad de acciones que desa-rrollaba al mismo tiempo, puedeevocarse a un hombre de gran fuer-za creativa movido por un talentoimpetuoso.

Quizás así pueda explicarse cómoel escultor, junto a la terminación dela obra civil y el montaje de las piezasy textos del monumento, pudo hacer,además, otros 11 (de mediano forma-to) en cada uno de los pueblos queliberó el Che y sus compañeros du-rante la campaña de Las Villas, ycrear, de ese modo, un sistema de cienkilómetros cuadrados de homenaje.

El proyecto de Delarra

Versado en la ejecución de monu-mentos de grandes dimensiones, Jo-sé Delarra siempre concedió granimportancia al equipo multidiscipli-nario asociado a estos proyectos. Y,asimismo ponderó y reconoció el tra-bajo de sus integrantes.

Lo confirma Blanca Hernández,arquitecta, cercana colaboradora delescultor entre agosto de 1984 y di-ciembre de 1988, quien entregó a estetrabajo todos sus conocimientos y

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La escultura lista para fundir.

TOMfuerzas. Llegó cuando ya había sido

decidida la zona de emplazamiento,la construcción de la Plaza y de laAvenida de los Desfiles. Y Delarra yaestaba modelando la figura y losmurales en plastilina en el taller deManuelita. Entre ambos �asegura�siempre hubo una relación de respe-to mutuo.

�Como arquitecta decidí aceptarel desafío de hacer edificable el pro-yecto que él había ideado, y nuncame he arrepentido, dice Blanca sinsueños frustrados ni aprensionesque la inquieten.

�Él concibió todo el exterior delmonumento, incluso las formasque iba a tener la base; no solo losmurales y la figura. En este caso, hayun trabajo avanzado del escultor,muy poco frecuente.

�Acordamos que yo laboraría en eltaller de Manuelita, para facilitar elintercambio entre los dos. Allí per-manecí desde los primeros días denoviembre de 1984 hasta la mitadde enero del siguiente año. Me creóun espacio dentro de la nave y recibíde sus manos una maqueta de made-ra, pequeña, con escalonamientos,elaborada por él y también unos di-bujos que hizo del proyecto. Además,tenía entonces un criterio de la di-mensión que quería darle a la obra.

�Como a los 15 días, llevé conmigoa Abilio Martín, ingeniero estructu-ral, quien realizó todos los cálculos�,añade Blanca. �Al pasar del tiempo,fue premiada la combinación cons-tructiva que creamos entre los dos.Y se halla entre las siete mejoresobras de ingeniería en Villa Clara�.

Cuenta la arquitecta que en aque-lla etapa ella le hizo a Delarra algu-nas propuestas de cambios que élaceptó. La primera, elevar la base delterreno para ventilar las locacionesde abajo (el museo y la sala de proto-colo) y retirar hacia el interior lasvigas y estructuras de esta. Otras dosfueron: añadir el pretil que rodea almonumento para dar unidad a la basey tapar la estructura y, además, agre-gar una tercera escalera en la partede atrás, que da acceso al monumen-to y al actual Memorial.

�Luego le planteé la idea de redu-cir la base del monumento, pero élno estuvo de acuerdo�. Posterior-mente, el proyecto sufrió otras varia-ciones a partir de decisiones directi-vas: la disminución de la altura delpedestal (de 18 a 10 metros), la elimi-nación de una torre y del poliedro�

(esfera de tres metros de diámetroque giraría sobre su eje); sin contarque en sus orígenes se contempló laposibilidad de colocar la esculturaen la Loma del Capiro y de hacer unparque en vez de una plaza, dada lascaracterísticas del terreno.

En cuanto al área de la Plaza, agre-ga Blanca, �Delarra había previstouna dimensión general de ese espa-cio y algunas características, pero elproyecto arquitectónico fue diseña-do por Jorge Cao, de la Emproy 9. Y el

escultor estuvo de acuerdo con dichapropuesta�.

Una escultura osada

Seis años de labor intensa y de ten-siones concluyeron el 28 de diciem-bre de 1988, con la inauguración hacecasi 30 años del entonces llamadoConjunto Monumentario, hoy Com-plejo Escultórico Comandante Er-nesto Che Guevara.

Ochenta cumpliría José Delarraen esta tercera década de su obra ma-

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El 15 de julio de 1988 la escultura de bronce fue emplazada en su pedestal.

TOMyor: no solo en dimensiones, sino en

trascendencia. Un monumento quetuvo en sus orígenes numerosascríticas en el entorno gremial, y quetodavía padece, con marcada re-currencia, de omisiones mediáticasen relación a su autoría, entre otrosdescuidos y miradas encogidas.

Y puede ser lícito este parpadeode larga pertinacia, si de discerni-mientos estéticos o preferenciascreativas se trata. Lo cierto es queDelarra obró al héroe universal ensu existencia imperecedera, másallá de conceptualismos y miradasprejuiciosas, en una imagen vital delDavid de los pensamientos progre-sistas del mundo.

Además, la oportunidad de poneren ese lugar de memoria los restosdel Che y sus compañeros (casi 10años después de su inauguración), diototal sentido a todo aquel trabajo deseis años, dijo el escultor al periodis-ta Carlos Rafael Jiménez, de RadioRebelde.

La obra, sin embargo, también tras-ciende por sus valores artísticos.Como monumento a un personajehistórico, esta escultura del Che esatrevida. Su presentación es informal:tiene el brazo enyesado y un gesto delandar cotidiano. Se torna místicadebido al tratamiento del modelado,que exhibe un cierto estilo expresio-nista, apreciable desde varios ángu-los; y por el alma que le puso el artista.Al observarse desde abajo, parece queal mismo tiempo levita y se conectacon la realidad. La proyección de laescultura en el espacio transmite unafuerza y energía que cautiva. Su fac-tura no es, en consecuencia, portado-ra del realismo frío de una estatuaconmemorativa, como algunos hanquerido estigmatizarla.

El Memorial, sitio donde desde 1997reposan los restos de los guerrilleros,tomó su área de aquel enorme salónde protocolo concebido en la segun-da fase del proyecto presentado porel escultor.

Los arquitectos Blanca Hernán-dez y Jorge Cao fueron los proyec-tistas de la nueva ocupación delespacio; Delarra concordó con el plan-teo y, además, modeló los 38 rostrosde los héroes que están en los nichos,aunque no estaba previsto en la con-cepción de dichos especialistas.

El inolvidable Tom

Desde aquellos días en que se les lla-mó a requisar sus estantes hogareños

en busca de cualquier objeto de bron-ce que pudieran donar para fundir laimagen tridimensional del Guerrille-ro, hasta las horas de trabajo volunta-rio que muchos entregaron en los pre-dios de la Loma de la Tenería, sabenlos santaclareños que esta obra, enbuena medida, les pertenece. No fuecasual entonces que, el 15 de julio de1988, cuando la escultura del Che enbronce, de 20 toneladas de peso, fuesubida a su pedestal, mientras Delarravelaba en la cima por su asiento preci-so en cuatro pernos, se aglomeraranallí, sin previa concertación o cita.

Son pasajes inolvidables de los queTom, el fotógrafo del Poder Popular,desde el helicóptero, el andamio o elpiso, no perdió un detalle en los másde 70 meses que duró el proceso. Esedía, también tomó instantáneasmemorables. Por eso, en las últimashoras de 1988, Delarra le escribióestas palabras:

�El cariño más duradero nacecon el trabajo, con el bregar cotidia-no, con el desinterés. Tú, dueño detodas estas cosas y algunas más, nosobligas a tenerte siempre presente encada foto que merece un comentario

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La restauración.

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por su calidad y por la anécdota delo que aquel u otro día aconteció ycuánto reímos o cuánta preocupaciónnos causó a todos la posibilidad delfracaso. Creo que lo más importanteque hemos realizado no es solo quelas obras sean más bellas o no, sinoque al fin las realizamos y han sidoaceptadas por el pueblo. Tú has deja-do constancia con tu cámara, con tutrabajo y tu paciencia, pero lo que nohas podido fotografiar es cuánto tequeremos Gloria y yo�.

Testimonio inestimable (y desco-nocido para muchos) el que dejó Tom,aquel hombre de baja estatura y sen-cillez profusa, para que esa historiapudiera ser contada desde el ardorde la imagen. El escultor las agrupótodas en un álbum de gran grosor ytamaño que no se halla donde debe:en el Complejo Escultórico Coman-dante Ernesto Che Guevara, en San-ta Clara. Porque de allí es patrimo-nio documental.

Treinta días a la alturadel Che

Una reciente restauración del monu-mento no pudo contar con la miradacelosa de su creador, fallecido hace14 años. Pero, en el desarrollo del pro-ceso tecnológico ejecutado, la direc-ción del lugar y otros implicados delterritorio, defendieron la permanen-cia de las manchas verdes que elbronce, por su oxidación, ha provo-cado en las losas de Jaimanitas,cubierta del pedestal. Entre esaspersonas, estuvo Blanca:

�Delarra las simbolizó como lasraíces que está echando el Che enla ciudad de Santa Clara y hemoshecho nuestra esa dilucidación delescultor.

Preservar las huellas del metalsobre la piedra fue una labor ardua,

cuentan los que allí estuvieron.Más fácil hubiera sido quitarlas,aseguran.

Pero, ¿quién y por qué hizo estarestauración? Las respuestas llegande su protagonista, el alemán MichaelDiegman, propietario y presidentede MD Projektmanagement GmbH,quien ha realizado varios trabajos enla Isla.

Michael, con su habitual pantalónblanco y pulóver azul, al pie de lasparedes del Palacio de los CapitanesGenerales, en La Habana Vieja, don-de dirige una limpieza de la piedra,explica:

�Fui de visita al Monumento delChe en Santa Clara y vi cuanto ne-cesitaba de una restauración dealta calidad, especialidad a la queme dedico.

Entonces propuso hacer el tra-bajo y asumir todos los gastos demateriales, herramientas y manode obra, ascendente a unos 70 000euros, informa Sofía Martínez, de ladirección de Inversiones de la Ofi-cina del Historiador de la Ciudad.Un mes de labor intensa, devolvióal conjunto el esplendor de sus pri-meros tiempos.

�Con agua y arena de vidrio a pre-sión quitamos toda la suciedad delos últimos 30 años en bajorrelievesy jardineras. Luego hicimos unarestauración y completamiento dediferentes morteros que habían su-frido pérdidas con materiales muyparecidos a todo el sistema de pie-dra existente en el lugar. Asimismo,limpiamos las letras y las superficiesque las soportan. Después, para qui-tar la corrosión y la suciedad de laescultura del Che, utilizamos are-na de vidrio y poca presión, nuncaabrasivos ni decapantes. Conserva-mos así el color verde sin brillo, pro-

pio del metal envejecido. Al final, leaplicamos cera microcristalina, quepermitirá mantener el efecto de lalimpieza realizada.

�Y, ¿por qué lo hizo?�En agradecimiento por la vida

del Che, por lo que él hizo por Cuba.Él era un extranjero como yo y viviócomo un cubano. El Che para mí sig-nifica muchas cosas. Y también lohice por Fidel. Yo soy un fanático deFidel y el Che era su amigo, dijoMichael con su español dificultoso,pero en claras palabras.

Por su parte, Dignober Nogueras,restaurador de la Oficina del Histo-riador de La Habana y miembro delequipo encabezado por Diegman,añadió que en el área del friso dondeestá la ruta de la invasión que condu-jo el Che, había partes en que la con-junción del metal, el hormigón y lapiedra provocó importantes ruptu-ras. �Tuvimos que pegar los pedazosy anclarlos sobre la misma basede hormigón. Fue como una especiede rompecabezas�. También, agregó,impermeabilizamos la base dondedescansa la escultura del Che paraque no continuaran las filtracioneshacia el interior del pedestal, e incre-mentamos el número de pernos quesujetan la figura.

Cuatro millones de miradas

El Complejo Escultórico dedicadoal Che, según expresión de BlancaHernández, ha colocado a Santa Cla-ra en el mapa del mundo. Y, tanto esasí que, desde 1988 hasta julio de 2017,cuatro millones 735 800 personas hanestado en el lugar, según datos ofre-cidos por Maira Romero Bermúdez,su directora.

Como evidencia de algunas de es-tas visitas, el pañuelo de las madresde la Plaza de Mayo, un manojo dellaves de las cárceles de Pinochet queun recluso juró llevar, cuando fueralibre, a donde estuviera el Che, y lacharretera de una camilita cubana,están entre los innumerables obje-tos que aquí han dejado y que hemosagrupado en la denominada Colec-ción Tributo.

Ha sido un modo de honrar al re-volucionario, desde la experiencia deotras vidas. Porque es este un lugarde memoria. Un monumento evoca-dor del pensamiento y la acción delhéroe. No un mausoleo. Aunque ensus podios se hallen los restos de unhombre excepcional y de sus compa-ñeros de la guerrilla boliviana.