Una luz en el camino

4
22 | Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina una Luz enel camino En la Obra de San José brindan atención psicosocial y espiritual a personas en situación de calle. Más de 150 hombres y mujeres reciben todas las mañanas contención primaria y muchos de ellos participan también de distintos talleres de capacitación. Una de las primeras cosas que les buscan inculcar, es que traten de recuperar la esperanza. página 22 SOLIDARIDAD!

Transcript of Una luz en el camino

22 | Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina

una Luz enel camino

En la Obra de San José brindan atención psicosocial y espiritual a personas en situación de calle. Más de 150 hombres y mujeres reciben todas las mañanas contención primaria y muchos de ellos participan también de distintos talleres de capacitación. Una de las primeras cosas que les buscan inculcar, es que

traten de recuperar la esperanza.

página

22—

SOLIDARIDAD!

a! - 23

“La persona entra en

situación de calle por un tema

psicológico… por un quiebre”,

comienza a explicar Araceli

Baenninger, coordinadora gene-

ral de la Obra de San José.

La llegada suele ser por una

pérdida familiar, un conflicto

fuerte con el entorno derivado

del abuso de drogas y alcohol, o

una situación límite de stress la-

boral. Luego de eso, las cosas se

van dando solas. Como la misma

Araceli se encarga de contar:

“La calle te lleva un día, te lleva

dos… y después ya entrás en

esa situación en la que todo se

retroalimenta”.

El desayuno

Todas las mañanas aproximada-mente 150 personas llegan a la puerta de Rincón 675 luego de haber pasado la noche en la calle. Frío, llu-via, violencia, maltrato, robos. Solo ellos saben lo que les tocó vivir antes de llegar a este remodelado galpón del barrio porteño de Balvanera. Pero una vez que cruzan la puerta de la Obra de San José, los códigos pasan a ser otros.

“La idea es que puedan compartir

una mesa y estar tranquilos. Acá den-

tro el trato tiene que ser diferente,

por eso no permitimos ningún tipo

de actitud que genere disturbios. Los

que valoran el espacio y nos saludan

todos los días son normalmente

los que nos piden que controlemos

eso”, continúa la coordinadora.

Los voluntarios de la ONG esperan allí a los “usuarios” (así los llaman) con el desayuno listo. Mate cocido, leche caliente y el pan de todos los días que se hace ahí mismo. Una vez satisfecha la demanda más impor-tante, lo que sigue para el que así lo desee es el momento de la ducha. Los hombres hacen uso de los ves-tuarios lunes, miércoles y viernes; mientras que a las mujeres les toca los martes, jueves y sábados. Antes de ingresar todos pasan por el “kios-ko” donde les entregan shampoo, jabón, toalla, cepillo de dientes, den-tífrico y todo lo que necesiten para el baño.

“Actualmente contamos con 60 vo-luntarios y realmente el trabajo que hace cada uno de ellos es valiosísimo”

El que quiere luego de eso puede anotarse y pasar a hablar con alguno de los trabajadores sociales. Los representantes de la organización toman nota de cuáles son las distin-tas problemáticas que tienen y los derivan, según corresponda, al res-to de los profesionales. “Tenemos

una psicóloga, un psiquiatra, dos

abogados… La idea es conocer un

poco más de esa persona para ver

desde qué lado la podemos ayudar

y orientar. Las necesidades pueden

ir desde la realización de un trámite

habitacional o la generación del

documento, hasta la posibilidad de

tener un problema de salud o el de-

seo de volver a encontrarse con un

pariente”.

Los talleres

Desde que se mudó en agosto de 2001 a la calle Rincón, la Obra de San José cuenta con un espacio muy grande en el que hay lugar para la realización de distintos tipos de talleres. Panadería, Electricidad, Computación, Juegos en madera, Dibujo y pintura, Yoga. En algunos casos el capacitador viene del go-bierno de la ciudad y la organización aporta los insumos, y en otros di-rectamente la Obra se hace cargo de todo. Araceli cuenta que la práctica de pa-nadería ha derivado en la realización de un emprendimiento propio de un grupo de usuarios que todos los domingos vende pan en la Iglesia del Salvador. “Es algo muy lindo en lo

que hay que acompañarlos mucho

para que puedan manejar bien la

problemática de la distribución de

la venta y los horarios de cada uno”, agrega.

Por otro lado, gracias a la ayuda de los voluntarios, hacen su propia re-vista llamada “El faro del rincón”, y tienen también un taller de “Biblia y espiritualidad”.

La parte espiritual

La Obra de San José nació en 1990 por iniciativa del sacerdote Ángel Rossi y un grupo de exalumnos del [+]

24 | Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina

Colegio del Salvador. Siendo precisamente la Iglesia del Salvador, el lugar previo en el que se sirvieron los desayunos durante más de diez años. De modo que la espiritualidad siempre estuvo presente en la orga-nización bajo el sello característico de la comunidad jesuita.

“Acá llega gente de cualquier religión. Tocan la

puerta, pasan y se sientan a tomar la leche. Nadie

se queda sin desayunar. Nosotros hacemos una misa

optativa el primer sábado de cada mes y durante la

semana siempre está uno de los dos jesuitas acompa-

ñando por si alguien necesita de pronto confesarse o

simplemente charlar. Las problemáticas de la vida con

las que llegan son muy fuertes y muy duras, entonces

las charlas que pueden llegar a tener con los Padres

Víctor Pacharoni o Beto Michelena desde el lado de la

paz, pueden ser muy importantes para tranquilizar un

poco el corazón y brindar algo más de contención”.

Los sábados, además del desayuno y la misa, se lleva a cabo también un almuerzo en el que se juntan al-rededor de 120 personas. “Es una jornada dedicada

más a la recreación y a compartir, porque la idea es

que en la semana busquen sus changas. Entonces ese

día juegan al truco, hacen peñas, vienen chicos de la

carrera de pedagogía que les pasan cine, organizan

debates. Es todo más relajado”.

-DONACIONES-Una forma de colaborar con la Obra

de San José es donar $60 a través de la tarjeta de crédito o débito, que es el equivalente al desayuno que reci-be una persona en situación de calle a lo largo de un mes. Para hacerlo deben ingresar a la página:

www.obrasdesanjose.org.ar

Por otra parte, el equipo de panade-ría ha puesto a la venta nuevamente este año para las fiestas, unos ricos pan dulces de distintos tamaños que pueden ser adquiridos por particu-lares y todo tipo de organizaciones y empresas.

Liniers

SOLIDARIDAD! | Una luz en el camino

a! - 25

No callemos a la calle

Sobre el final Araceli hace referencia al prejuicio que normalmente existe acerca de la persona que se encuen-tra en situación de calle. “Todos

tendemos a pensar que es un vago

que se la pasa tomando y que está

ahí porque quiere. Pero la situación

de calle viene por problemas psico-

lógicos y psiquiátricos complejos. A

muchas de estas personas sus fami-

lias no los quieren ver más y ellos se

sienten avergonzados. Su autoestima

está quebrada, no confían más en sí

mismos y piensan que ya no pueden

-LA ESTADÍSTICA -

“No hay una estadística

de cuanta gente logra

salir. Pero esta semana,

por ejemplo, José

consiguió trabajo, se

reencontró con su hija y

se lo ve muy bien. Solo

por eso ya vale la pena”

volver a hacer nada”, explica.

Por eso, antes de terminar invita a todos aquellos que quieran hacer algo por la gente que se encuentra en esta difícil situación, o que deseen conocer más acerca del tema, a que se acerquen de una u otra manera a la organización.

“En la Obra de San José buscamos

que las personas que están en la

calle tengan nuevamente una es-

peranza, y las acompañamos para

que el camino les sea -al menos- un

poquito más fácil”. Ø

-EL CASO DE JOSÉ-

José era un electricista que trabajaba muy bien hasta que entró en situación de calle por problemas de alcohol y peleas familiares. A partir de eso se quebró anímicamente muy mal y entró en un estado de depresión del que le costó mucho salir. Pero de a poco se fue acercando a la Obra y comenzó a colaborar en la preparación del desayuno. Paralelamente terminó el taller de computación y se hizo muy querido, al punto que decidió reencontrarse con su hija para contarle orgulloso todo lo que estaba haciendo. Ahora no solo ve a su hija todos los fines de semana, sino que finalmente también consiguió trabajó como electricista en una cooperativa. “Lo que a mí me ayudó fue venir acá. Si no nunca podría haber salido. Por eso es una gran responsabilidad para mí seguir haciendo las cosas bien. La mala noticia es que ya no voy a poder venir todas las mañanas”, cuenta el propio protagonista.