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Una megafauna caminó por Cojedes , se encontraron 200 fósiles del Pleistoceno Enviado por Admin el Dom, 03/05/2009 - 02:06. Nacionales JAVIER GRATEROL GARCÍA COJEDES- EL NACIONAL Perezosos gigantes, mastodontes, grandes cachicamos y armadillos de más de 2 toneladas de peso recorrieron el territorio de Venezuela hace más de 12.000 años. Cinco investigadores de la Fundación La Salle, de la UCV y del IVIC hallaron en abril pasado los restos de herbívoros y carnívoros en la zona Zanja de Lira, en el sur del estado Cojedes. Este descubrimiento, afirman, es el primero en los llanos venezolanos Han hallado más de 200 fósiles entre 2008 y 2009, y una punta de lanza de los primeros habitantes del continente Herbívoros y carnívoros de más de 6 metros de altura recorrieron el territorio de Venezuela hace 12.000 a 25.000 años atrás, durante el período del Pleistoceno tardío. Los 200 restos de perezosos gigantes, mastodontes, grandes cachicamos y armadillos de más de 2 toneladas de peso, encontrados en el estado Cojedes a principios de abril, tienen cómo demostrarlo.

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Una megafauna caminó por Cojedes , se encontraron 200 fósiles del PleistocenoEnviado por Admin el Dom, 03/05/2009 - 02:06.

Nacionales

JAVIER GRATEROL GARCÍA COJEDES- EL NACIONAL

Perezosos gigantes, mastodontes, grandes cachicamos y armadillos de más de 2 toneladas de peso recorrieron el territorio de Venezuela hace más de 12.000 años. Cinco investigadores de la Fundación La Salle, de la UCV y del IVIC hallaron en abril pasado los restos de herbívoros y carnívoros en la zona Zanja de Lira, en el sur del estado Cojedes. Este descubrimiento, afirman, es el primero en los llanos venezolanos

Han hallado más de 200 fósiles entre 2008 y 2009, y una punta de lanza de los primeros habitantes del continente

Herbívoros y carnívoros de más de 6 metros de altura recorrieron el territorio de Venezuela hace 12.000 a 25.000 años atrás, durante el período del Pleistoceno tardío. Los 200 restos de perezosos gigantes, mastodontes, grandes cachicamos y armadillos de más de 2 toneladas de peso, encontrados en el estado Cojedes a principios de abril, tienen cómo demostrarlo.

Un grupo de cinco investigadores: antropólogos, geólogos, biólogos y paleontólogos de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, de la Universidad Central de Venezuela y del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas hallaron fósiles de esta megafauna prehistórica en el territorio de Zanja de Lira, al sur del estado Cojedes, en lo que aseguran son los primeros descubrimientos de este tipo en los llanos venezolanos.

Los estudios en el lugar comenzaron en 2001, cuando los expertos colectaron varias muestras de estos animales.

En 2008 iniciaron la primera excavación paleontológica realizada en el país, asegura Argenis Agüero, antropólogo de la Fundación La Salle y líder del equipo.

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"Nos dimos cuenta de que había mucho más por encontrar, pero en esa zona las condiciones climáticas nos permiten sólo un mes y medio para trabajar porque es cuando el río llega a su máximo nivel de sequía y deja aflorado el estrato donde se encuentran los fósiles", explica. La falta de agua sólo les dejó desde marzo hasta abril para excavar y extraer los restos.

A principios de abril de 2009, hallaron dientes, vértebras, costillas y otros restos de huesos de mastodontes y perezosos gigantes. Además, durante un recorrido por el caño Igües, cerca de la excavación, también encontraron restos de un cachicamo gigante, de un armadillo del tamaño de un vehículo pequeño, de un animal parecido a un camello con la cabeza semejante a una danta y parte del colmillo de un cocodrilo que aún no han identificado.

En total, en el último año, han recolectado más de 200 piezas.

El paleontólogo del IVIC, Ascanio Rincón, coincide con Agüero en que con este hallazgo cambian las teorías paleontológicas hasta ahora predominantes en América. "Estos descubrimientos echan por el suelo la teoría del desierto en el Pleistoceno tardío para los llanos de Venezuela, que sostenían que allí no podía habitar este tipo de animales", dijo.

La megafauna que se encontró en Cojedes vivió en paisajes semejantes a los de la sabana de África: con abundante agua y vegetación para sobrevivir, y no en una zona desértica, explicaron.

"Se abre una nueva dimensión para los llanos de Venezuela y para el norte de Suramérica, desde el punto de vista paleontológico", agrega.

A partir de ahora, comenzarán a realizar la limpieza de todas las piezas. "No es extraño que en alguno de los bloques que no hemos limpiado encontremos cosas nuevas.

En el despeje aparecen muchas cosas. Todavía falta mucho por descubrir y puede haber sorpresas", agrega Agüero. El proceso, dice, les tomará más de un año.

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Para marzo de 2010 está previsto iniciar la excavación de un tramo del caño Igües para buscar más huesos.

El arma del crimen. Una punta de lanza forma parte de los hallazgos en la región de Zanja de Lira. Es una pieza con forma de pedúnculo parecida a la que desarrollaron los miembros de la cultura Clovis de Norteamérica, que vivieron hace unos 13.500 años.

"La tipología de la lanza es única, con un acabado muy tecnológico de la punta. Eso demuestra que el hombre prehistórico de Venezuela tenía una cultura mucho más avanzada de la que conocíamos", indica Rincón.

Señala que puede tratarse del "arma del crimen" responsable de la desaparición de la megafauna que habitó la zona,

Zanja de Lira, paraíso paleontológico jueves, 06 de marzo de 2008

Un investigador acaba de extraer de la barranca del río Portuguesa restos fosilizados de un megaterio y de un mastodonte

El caserío de Zanja de Lira, a unos 50 kilómetros al sureste de El Baúl, en el estado Cojedes, se ha transformado en los últimos años en un centro de interés científico

paleontológico por los continuos hallazgos de restos de grandes animales desaparecidos hace diez o 12 mil años. Recientemente el investigador de la Fundación La Salle antropólogo Argenis Agüero, extrajo de la barranca del río Portuguesa parte de los huesos fosilizados de un megaterio (pereza gigante) y de un mastodonte. Ambas osamentas estaban juntas y en un increíble buen estado de conservación.

Una de las unidades molares del mastodonte, antepasado llanero de los elefantes, pesó casi dos kilogramos. Los  pescadores del río Portuguesa y del caño Igües ya superaron el estado de estupor que les embargó en los primeros años, cuando contemplaban asombrados los enormes huesos que, de cuando en cuando, se enredaban en sus redes.

Al principio le atribuían el mote de “bichos” a tales piezas que desbordaban su noción de lo conocido y en no pocos casos, adjudicándoles señales de mal agüero, las arrojaban a las barrosas aguas profiriendo frases de conjuro “¡Ave María Purísima!”. Los comentarios de los misteriosos hallazgos se extendieron a lo largo de las rancherías asentadas en la ribera del río Portuguesa hasta que llegaron a oídos de Argenis Agüero.

Otros más vivos, cazadores de huesos prehistóricos, se aprovecharon de la inocencia y la ignorancia de los pescadores para ponerse en valiosas piezas pagadas a precios irrisorios. Las incursiones del investigador en esta remota zona cojedeña, asolada por la pobreza y los latifundios, se iniciaron en el año 2001 cuando tuvo noticias del

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hallazgo, por parte de los pescadores, de fragmentos óseos fosilizados de grandes animales.

Luego, el doctor Mario Sanoja, quien no es paleontólogo pero es el arqueólogo de mayor reputación en el país, determinó que el hueso pertenecía a un megaterio, o herbívoro gigante, especie que medía entre cuatro y seis metros de largo, su altura superaba los tres metros y pesaba entre seis y siete toneladas. Pero a Agüero, oriundo de Tinaquillo y graduado de antropólogo en la UCV en 1981, le esperaban más noticias.

Después del primer hallazgo, otra sorpresa aguardaba en el patio de la casa de un pescador llamado Ramón Sulbarán. Allí el antropólogo recogió un gran hueso entero de 85  centímetros de largo y 35 centímetros de ancho, perteneciente a un animal de inmensas proporciones. La valiosa pieza estaba en la tierra expuesta a las inclemencias del tiempo y al peligro que representaban las patas y los picos de animales y aves de corral.

Al ser examinada y realizar varias consultas (vía Internet) con expertos paleontólogos de la Universidad de Florida, en Estados Unidos, se comprobó que el fósil correspondía al húmero (hueso superior de la pata delantera) de un mastodonte. Durante sus continuos viajes a la zona y las excavaciones periódicas en el verano de cada año, el investigador obtuvo otras muestras que estaban en poder de campesinos. Una de ellas resultó ser uno de los molares de un mastodonte.

Otro de los huesos mineralizados se presume que pertenece a un gliptodonte, o cachicamo gigante, parecido a un volkswagen, que medía entre uno y dos metros de largo por uno a uno con 20 metros de alto. Las piezas paleontológicas colectadas por el  investigador de La Fundación La Salle (Campus San Carlos), fueron halladas por los pescadores en los niveles inferiores de la barranca del caño Igües y del río Portuguesa, a unos diez metros bajo el nivel superficial, durante la época de verano, en momentos en que el caudal de agua disminuye considerablemente.

Los restos, que permanecieron ocultos por miles de años a una considerable profundidad en el subsuelo, afloraron por efecto de la acción erosiva del agua sobre el perfil de la barranca durante el período de invierno. En una de esas barrancas en el río Portuguesa, en el sector de El Polvero, José Salomón Lamas “Chalo” mientras navegaba avistó los huesos que luego Agüero extrajo en los primeros días de

febrero de este año, ayudado por el propio Chalo y Rafael Lorenzo Mendoza. Los molares del mastodonte fueron encontrados en la orilla del río.

Chalo y Mendoza tumbaron a pico y pala la porción de la barranca. Los restos de la cabeza del megatherium y los demás huesos y molares del mastodonte afloraron luego de un cuidadoso proceso de aparte de la tierra. “Se planeó una excavación de emergencia para rescatar los fósiles. Se hizo un corte en la  barranca de unos cinco metros de largo y de uno con 50 hacia adentro

Yo pensaba que, como en otros casos, se trataba de fósiles aislados arrastrados por la corriente del río, pero cuando se excavó no sólo afloró la osamenta de un megaterio sino

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que estaban los molares de un mastodonte. Se rescató el cráneo completo del megaterio, las vértebras superiores, algunas extremidades delanteras y una parte de los molares, pero toda la gran estructura ósea de los dos animales quedó sepultada; hay que seguir cavando.

 Los huesos están bien preservados gracias a la alcalinidad de la zona. Es posible que esta zona hasta los confines con el río Apure haya sido un gran hábitat de la megafauna llanera”, señala Agüero. De las especies halladas al sureste de El Baúl, Agüero explica que el megatherium es el más grande de todos los xenartros conocidos. Su cabeza era relativamente pequeña en relación con su  tamaño corporal y tenía un corto cuello. Su cuerpo era muy voluminoso. Sus miembros posteriores eran mucho más fuertes que los anteriores, pero no más largos; su cola era robusta.

Superar la pobreza

La riqueza paleontológica, arqueológica y las características culturales de la zona, llevaron a la Fundación La Salle a diseñar un programa de carácter interdisciplinario que promueva el desarrollo sustentable del sur del estado Cojedes, y ayude a las comunidades a superar el estado de pobreza, esto último, una meta cuesta arriba hasta tanto no se solucione el grave problema del latifundio y de la tenencia de la tierra.

El proyecto llamado Guamontey contempla crear un museo con los huesos y fósiles, y las piezas prehispánicas. El proyecto fue estructurado inicialmente por Mario Sanoja, quien es un antropólogo venezolano de altísimas credenciales académicas y de ganado prestigio   internacional. En San Carlos está coordinado por Argenis Agüero.

El museo fue inaugurado en la sede de La Salle, en San Carlos, mientras que el programa de ayuda a las comunidades avanza entre los altibajos de todo proyecto quijotesco. Por lo pronto, con la ayuda de los sociólogos Magali Núñez y Anival Rivas, se formaron dos Consejos Comunales en la zona, los cuales ya concretaron su primer logro: llevar agua a las casas gracias a la perforación de pozos e instalación de la red de suministro. Así que Zanja de Lira, luego de más de 200 años, recibe agua bebible por primera vez en su historia.

Vida precaria

del Pleistoceno, hace aproximadamente unos diez mil años. El mastodonte pertenece a la misma familia de mamíferos que los elefantes: la orden de los proboscideos. Era un animal grande con capas de piel gruesas y pesadas, y los colmillos largos de la quijada superior curvados hacia arriba. Pesaba entre cuatro y seis toneladas, con una altura de hasta cuatro metros, alcanzaba a vivir más de 60años. La hembra sólo podía tener un hijo en cada parto; la gestación duraba 22 meses.

Para Agüero es obvio que queda superada la teoría de la aridez y adversidad climática, condiciones que se cree predominaban en los llanos venezolanos impidiendo el

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desarrollo de la vida animal. Pero Zanja de Lira no sólo representa interés por la megafauna llanera. Allí en la zona de El Tiestal y otras  localidades se encuentran vestigios de las culturas indígenas, o de los antiguos guamonteyes que habitaron este territorio.

En el período hispánico y luego hasta mediados del siglo XX, el río Portuguesa, como parte del eje Orinoco-Apure, fue una importante vía de comunicación que  empalmaba los llanos y la zona norte del país. Los empobrecidos habitantes de Zanja de Lira viven a orillas del río Portuguesa entre dos latifundios: el Hato Piñero, por la margen izquierda, y El Amparo, por el costado derecho. Las 60 familias habitan en ranchos precarios, entre el calor y el polvero del verano y el barro y los zancudos del invierno.

Subsisten de las aves del patio, de las pocas reses que sobreviven al ardiente verano, de los cerdos flacuchentos que comen en las sabanas, o siembran en la poca tierra a salvo de las inundaciones. El río Portuguesa provee el pescado y facilita las  comunicaciones entre los poblados vecinos y El Baúl, ubicado a hora y media remontando las aguas. Los vómitos y las diarreas asolan a la población infantil. La pesca se efectúa con atarrayas, con anzuelos, o utilizando una técnica ancestral: el pescador se lanza al agua, a tientas localiza al pez oculto en las cuevas, le clava un gancho en la boca, y luego la presa es halada hacia la superficie.

Con frecuencia el animal avistado no es una cachama, un bagre o una palometa, sino un caimán   hambriento. En Zanja de Lira no hay servicio eléctrico. Sus moradores, sin tierras propias, sin crédito, sin servicio médico, disfrutan en compensación de las bellezas de un paisaje y una tierra llanera rica en fauna y vegetación.

Un viaje en bote por el río Portuguesa permite apreciar la exhuberancia de la vegetación ribereña y la diversidad de la fauna: guacharacas, gavilanes (más de nueve especies), garzas, babas, galápagos, venados, monos, araguatos, arrendajos y chenchenas que es un ave  prehistórica. Milangela Oliveros Muñoz, la única maestra en la zona, se encarga de enseñar con pocos recursos a unos 28 niños de los cinco caseríos cercanos. La escuelita, donde se imparte todos los grados, carece de comedor. Los desnutridos niños viajan a clases por el río, sin chalecos, en una pequeña lancha que hace las veces de transporte escolar.

  

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Entre todos: Fundación La Salle, el IVIC, la UCV, la Gobernación del estado Cojedes y la Comunidad de Zanja de Lira

Hallazgos paleontológicos en los llanos venezolanosEntre el 26 de marzo y 02 de abril se llevó a cabo una excavación paleontológica en un trecho del caño Igües y en el sector El Polvero, ambos del municipio Girardot del estado Cojedes; la cual estuvo liderizada por el antropólogo Argenis Agüero, del Campus Cojedes de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales (FLSCN), el paleontólogo Ascanio Rincón, los geólogos Graziana Valleta y Andrés Solórzano pertenecientes al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y el biólogo Edwin Chávez por parte de la Universidad Central de Venezuela (UCV), acompañados de cuatro miembros de la comunidad de Zanja de Lira y de un personal de logística de Protección Civil del estado Cojedes.El proyecto paleontológico contó con un aporte económico de 50 mil Bs.F por parte de la Gobernación del estado Cojedes, con lo cual se lograrán importantes avances, entre los que destaca la datación con carbono 14 para determinar la antigüedad de los fósiles y de esta forma conocer con exactitud la época en la que estos animales habitaron en los llanos de Cojedes. En el trabajo científico en el caño Igües, se hallaron muestras de nuevas especies extintas de la zona, entre ellas están algunas de microfauna pleistocénica, como roedor, ave y pez cájaro. Además, se encontraron fósiles de la megafauna llanera como osteodermos de holmesina y glyptodon, lo que amplia la historia de la fauna que existieron en ésta área. Adicionalmente, se localizó el diente de un cocodrilo fósil de gran tamaño.Paralelamente, se realizaron excavaciones en El Polvero y se colectaron fósiles de mastodontes y eremoterios, entre los que se obtuvieron vértebras, costillas y dientes de estas especies que serán estudiados minuciosamente y agregados a la colección del Campus Cojedes de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales.El grupo de investigación contó con la valiosa ayuda de los habitantes de Zanja de Lira quienes a lo largo de 7 años de trabajo mancomunado con la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, protegen la riqueza paleontológica para su posterior estudio. Los integrantes de esta comunidad ubican los restos, notifican a los investigadores y realizan posteriormente las excavaciones que dirigen los paleontólogos; ampliando y consolidando así la integración y el trabajo en equipo entre la ciencia y la comunidad,

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