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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA
DE BAJA CALIFORNIA SUR Área de conocimiento de Ciencias Sociales y Humanidades
Departamento de Humanidades
UNA MIRADA HACIA EL ENCIERRO EN LA OBRA
NARRATIVA DE JOSÉ REVUELTAS
TESIS
Que como requisito para obtener el título de:
LICENCIADO EN LENGUA Y LITERATURA
Presenta:
TONATIUH MORGAN HERNANDEZ
Director de tesis:
Dr. DANTE ARTURO SALGADO
La Paz, Baja California Sur, septiembre de 2012
2
ÍNDICE
Introducción …................................................................................... 1
1 - El Origen ………………………………………. 8 1.1 - Mito …………………………………………………………….. 8
1.2 - Mito poesía ……………………………………………………….. 11
1.3 - Mitos griegos …………………………………………………….. 15 1.3.1 - Teogonía ……………………………………………………….. 17
1.3.2 - Mito de Prometeo ……………………………………………... 18
1.3.3 - Mito de Sísifo ………………………………………………….. 20
1.3.4 - Mito de Tántalo ………………………………………………… 22
1.3.5 - Mito del Minotauro …………………………………………… 23
2 - El ser encerrado: algunos ejemplos …………... 25 2.1 - Jorge Luís Borges y el laberinto ….....……………………………. 25
2.1.2 - El oro de los tigres ……………………………………………… 29
2. 2 - Roberto Juarroz ……………………………………………….. 31
2.2.1 - El ojo que traza ………………………………………………... 31
2. 3 – Xavier Villaurrutia …………………………………………….. 33
2.3.1 - Nocturno preso ………………………………………………… 34
2.3.2 – Nocturno solo …………………………………………………… 35
2.3.3 – Nocturno muerto ……………………………………………….. 37
3 - José Revueltas ..................................................... 39
3.1 - Encierro Circunstancial …………………………………………… 39
3.2 – Misión literaria …………………………………………………… 44
3.3 - Materialismo – Dialéctico – Realista …………………………….. 46
4 - Espacio narrativo ………….…………………………….. 48
4.1 – El escenario narrativo ……………………………………………… 48
4.1.1- La Ciudad ……………………………………………………… 51
4.1.1.2 - Los errores …………………………………………………... 51
4.1.1.3 – Semejanzas con Crimen y Castigo …… ……………………… 66
4.1.1.4 - Una mujer en la tierra ……………………………………….. 71
4.1.2 - La prisión ……………………………………………………….. 77
4.1.2.1 - Los muros de agua ……………………………………………. 77
4.1.2.2. - El apando ……………………………………………………... 95
4.1.2.3 - El quebranto …………………………………………………... 115
4.1.3 - El campo ……………………………………………………….. 124
4.1.3.1 - El luto humano ……………………………………………….. 124
4.1.3.2 - Dios en la tierra …………………………………...................... 152
Conclusiones ……………………………………………………… 160
Bibliografía ………………………………………………………… 164
3
INTRODUCCIÓN
José Revueltas nació en el seno de una familia de artistas, sus hermanos
estuvieron ligados a distintas disciplinas artísticas, Silvestre, compositor,
Fermín, pintor, Rosaura, actriz, Eugenia, maestra. José Revueltas (1914 -
1976) eligió el camino de las letras, ámbito en el que produjo
apasionadamente un acervo ligado a su otra pasión, el activismo político y
sobre todo su relación cercana con el Partido Comunista Mexicano, misma
que queda manifiesta en su literatura.
Su militancia dentro de las filas del PCM le acarreó problemas
durante toda su vida e incluso fue a prisión en varias ocasiones por el solo
hecho de pertenecer a este partido y estar a favor de sus postulados. Fue un
luchador incansable, poseedor de una ideología infranqueable, misma que
lo llevó a romper relaciones con su partido y declararse un comunista
independiente y en contra del control ejercido por el Partido Comunista de
la ex Unión Soviética y de su líder, el dictador José Stalin quien ejerció una
política de represalias y de mano dura.
Revueltas fue una víctima de la persecución política ejercida por el
gobierno mexicano en contra de los militantes comunistas, todo debido a la
ruptura de las relaciones entre México y la URSS durante el gobierno de
Emilio Portes Gil. También estuvo relacionado con el movimiento
estudiantil de 1968, que buscaba la creación de conciencia en el pueblo, la
lucha por libertades dentro de un régimen autoritario, una “dictadura
perfecta” ejercida por los gobiernos emanados de las filas del partido
oficial (PNR-PRM-PRI) representante de los ideales procedentes de la
Revolución Mexicana.
Si bien José Revueltas expresa en su obra una marcada posición de
sus ideales políticos, la intención de esta tesis no es la de poner énfasis en
4
esta temática sino en los elementos literarios contenidos al interior de su
obra, dejando de lado a la política. El autor desarrolla una problemática que
ha acompañado al hombre a lo largo de toda su existencia y ésta es la de
una incertidumbre ante un mundo que no se logra comprender en su
totalidad y siempre representará un misterio lo que espera en el futuro; ante
esta situación se angustia y desespera. Se viene al mundo únicamente a
sufrir en la soledad y en la orfandad porque se ha sido expulsado y
confinado en un mundo al cual no se pidió venir.
Vive el hombre dentro de una pesadilla llamada realidad, está
atrapado en su propio existir, condenado a sufrir atrapado en un cuerpo y
en un mundo, por lo que se angustia a cada momento. En la obra de
Revueltas el hombre tiene que soportar lo que representa: estar confinado a
un cuerpo que no puede evitar el dolor y el sufrimiento. Transita cargando
con una condena que ha sido impuesta por un mandato divino, un castigo
impuesto por la única razón de ser humano.
El hombre viene al mundo y siente la desesperación de no poder
hacer nada ante la incertidumbre que se cierne sobre de él y le causa
angustia, misma que lo hunde en una eterna agonía, muere a cada momento
mientras está subsistiendo. Es un muerto en vida porque sufre en soledad el
dolor de estar dentro de un mundo que es complicado, tiene que enfrentar a
su destino y luchar en contra de él. Está atrapado en una realidad
complicada que le causa un constante cuestionamiento por lo que habrá de
ocurrirle. Trata de mantenerse día a día como puede.
Es prisionero dentro de su propio mundo, no puede hacer nada para
revertir esta situación, la única vía de escape de la realidad ante la cual se
planta es la muerte. Sabe que muriendo ha de terminar todo el dolor que
siente y lo sofoca a cada momento. Pide morir con la finalidad de ya no
sentir el dolor, no entiende qué hizo para merecer tal castigo, por lo cual se
5
desespera y es violento, emerge la animalidad que subyace en su interior, la
oscuridad por la cual se rige.
Otro tema en el que insiste Revueltas es la soledad. La condición del
hombre es de total aislamiento, está solo ante el mundo, ha sido expulsado
del vientre materno que lo protegía, del paraíso en donde no tenía que
preocuparse por nada. En la soledad mantiene un diálogo consigo mismo,
encerrado dentro de su propio cuerpo, prisionero de sí mismo.
Está condenado a la soledad, es un desdichado que deambula por los
oscuros pasillos que lo llevan a callejones sin salida, a ninguna parte, carga
siempre consigo una oscuridad interior que lo enferma y lo hiere a cada
momento. La oscuridad en la que habita le hiere mortalmente de manera
interior como un metal que atraviesa sus entrañas, al interior de sí mismo y
que nunca deja de causarle un dolor, lo acompaña a todas partes a donde
vaya, sufre una lenta agonía, muere poco a poco.
Nunca deja de sufrir la agonía que le carcome y desespera ante la
situación deprimente de su realidad, no hay expectativas a futuro, carece de
una visión optimista y cae en lo profundo de un oscuro abismo que lo
atrapa y del cual ya no puede escapar, se desea el final de la existencia. El
hombre es un animal salvaje que vive aislado. Aún en medio de una
multitud se tiene este sentimiento negativo de la orfandad, oscuridad y
soledad, es un desgraciado que recorre los senderos del encierro en una
prisión tanto real y psicológica.
Ha perdido el sentido, desea morir, todo es oscuro, se perdió la luz y
se hundió en el abismo de la soledad y la desesperación, no hay salvación
alguna a su condición de marginación. Está condenado a sufrir y traer
consigo un sentimiento de tristeza, la desgracia de la humanidad, la barrera
que lo separa y lo confina. Encerrado en su propia esencia, su cuerpo, la
prisión que le proporciona ese único sentir de los humanos, el dolor, mismo
que le recuerda a cada momento que únicamente es parte de un complicado
6
sistema que sobrepasa a su entender, el cosmos y sus infinitos y oscuros
misterios.
Es prisionero de su propia circunstancia, el destino lo asfixia y lo
obliga a penar dentro de un cuerpo que no puede ignorar su situación. No
puede librarse del cuerpo al cual ha sido condenado, está dentro de un
círculo, la circunstancia que lo ha atrapado y va cerrando su ciclo y lo
lleva a estar en una lenta agonía, un sufrimiento innegable y lacerante.
Siente que el dolor lo quema desde el interior y no hay nada para
remediarlo conforme se cierra el círculo, su circunstancia.
Lamenta su soledad en medio de un ambiente oscuro, las tinieblas
que se proyectan en contra de la humanidad. Desde esta visión fatalista
nadie puede ayudar al hombre, no hay un medio o proceso que le salve de
morir en medio de ese inmenso océano que ha de terminar por tragárselo.
La marginación lo hunde constantemente en un estado de angustia, misma
que lo conduce a una densa y lenta fase agónica.
El hombre encara un mundo tenebroso que le hostiga, siente miedo
porque teme a la oscuridad y a la soledad, sabe que le aguarda un mal
dentro de esa densa masa oscura que lo rodea. La vida es únicamente una
muerte que está siendo aplazada constantemente mientras se le niegue y no
se le reconozca.
Revueltas también escribe sobre el horror del confinamiento en una
prisión en donde el sentimiento de soledad conduce a un estado de
oscuridad interna, en donde el ser vive angustiado y clama su estado
agónico y desesperante en que está atrapado en medio de la inmensidad de
un océano que lo arrastra hacia sus aguas profundas y desconocidas; es un
autor que supo reflejar el vacío de la vida del hombre, el sinsentido de la
humanidad que ha perdido su rumbo y navega hacia su propio naufragio en
medio del sentimiento de orfandad y soledad, etapas agónicas angustiantes
del ser que impotentemente muere mientras contempla a su vacía realidad.
7
La impotencia de la humanidad ante el oscuro universo que la circunda y la
conduce a una lenta agonía, el horror de la vida, prisionero en una
existencia que contiene al hombre y no le permite liberarse si no es por
medio del dolor y sufrimiento, ansiando su condición de hombres libres.
En el capítulo 1 titulado “El origen”, se aborda el concepto de mito,
la naturaleza de su creación, el hombre que no comprende a su mundo y
que por medio del mito logra darle una explicación a su universo, y logra
una conexión con el cosmos, entra en consonancia con él. Nace un relato de
tipo poético que utiliza al lenguaje como herramienta con la cual construye
este mundo de carácter imaginativo dentro del cual habitan seres con
poderes extraordinarios, muy superiores a los del hombre. Los dioses
representan a las fuerzas que gobiernan a su mundo y ante los cuales debe
de someterse y rendir reverencia e implorar piedad ante su furia. Dentro del
mismo capítulo se pone un énfasis especial por los mitos pertenecientes a la
cultura griega, dado que representan con claridad esta constante
preocupación del hombre que vive atrapado dentro de una realidad que es
adversa pero que debe de aceptar, vive en vida un castigo impuesto por un
mandato superior. Se desarrollan brevemente los mitos de Prometeo, Sísifo,
Tántalo, Minotauro y de la creación del universo, es decir, La Teogonía.
En el capítulo 2 Titulado “El ser encerrado”, se hace mención del
tema del encierro y del ser que vive dentro de un mundo dominado por la
oscuridad interior que es propia de todos los hombres, una oscuridad que le
angustia y le lleva a vivir dentro de una atmósfera de enfermedad, la
tristeza de estar con vida, la melancolía de la existencia. Por medio de la
expresión poética se abordan distintas obras en las que distintos autores,
tanto hispanoamericanos como mexicanos, han plasmado ese sentimiento
de encierro metafórico, el lenguaje poético ayuda a construir ese espacio
lleno de oscuridad en la cual habita el ser que vive atrapado y condenado a
8
sufrir y que únicamente por medio de la muerte puede encontrar una salida
a tan adversa situación.
He revisado los poemas “Laberinto” y “El oro de los tigres” de
Jorge Luís Borges. De Roberto Juarroz, el poema “El ojo que traza”. De
Xavier Villaurrutia los poemas “Nocturno preso”, “Nocturno solo” y
“Nocturno muerto”. Poemas en general que nos hablan de este ser que sufre
y que vive angustiado en una lenta agonía en un mundo lleno de oscuridad.
El capítulo 3 se titula “José Revueltas” y en él aludo cómo el autor
concibe este tema de forma especifica; Revueltas construye mundos en los
cuales el hombre vive dentro de una constante situación adversa, la
existencia que lo atrapa y ante la cual ya nada puede hacer. Revueltas
define su tarea como escritor, la encomienda que tiene como un luchador
social que busca despertar la conciencia a través de su literatura y para tal
sentido da vida a un tipo de lenguaje que él mismo denomina
“Materialismo-Dialéctico-Realista”, lenguaje por medio del cual busca
lograr la verdadera expresión de lo que es en realidad el estar muerto en
vida, el sufrimiento de los inocentes ante un Dios que es despiadado y
cruel, no hace nada por revertir tal situación, la humanidad es víctima de un
Dios brutal, atroz e intolerante. El hombre vive en vida el dolor lo que le
lleva a estar dentro de un estado de completo aislamiento, emerge la
oscuridad que finalmente lo conducirá a su destino final.
El capítulo 4 versa sobre cómo el autor se da a la tarea de construir
un espacio narrativo en el cual ocurren sus distintas historias, crea espacios
con características particulares que le dan un ambiente de oscuridad,
encierro y aislamiento, en donde el hombre vive prisionero en mundos que
están regidos por la penumbra creada a partir del dolor y sufrimiento en el
cual están encerrados sus personajes. Crea un escenario que se repite de
forma constante, sus personajes son parte de un mundo especial que ha
denominado como el “lumpenproletariado”, lugar en donde habita la
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escoria de la sociedad, los muertos en vida que viven en una angustia
constante que los hunde en la agonía, el dolor en vida que nunca
desaparece y que desespera, se desea la muerte. Me he servido de los
siguientes textos: El apando, Los muros de agua, “El quebranto”, El luto
humano, “Dios en la tierra”, Los errores, “Una mujer en la tierra”.
El análisis de las obras en su conjunto busca crear un acercamiento del
lector de la obra literaria de Revueltas a los tópicos que el autor maneja de
manera reiterada como lo son: el sufrimiento, la angustia, el encierro, la
agonía y la soledad.
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1. El ORIGEN
1. 1 MITO
El hombre en su constante interrogación acerca de cuál es su relación con
el mundo que lo rodea y en el que se encuentra inserto, busca dar una
explicación a los fenómenos naturales que lo aquejan en forma constante y
que constituyen el mundo en el que vive, fenómenos como: las lluvias, las
sequías, los truenos, las crecidas de los ríos, y otros, manifestaciones de la
naturaleza que convergen dentro del mundo del hombre y a las que no
puede ignorar.
Las distintas fuerzas de la naturaleza modifican la forma de vida de
las comunidades y es, entonces, cuando el hombre siente la necesidad de
establecer una explicación acerca de cuál es el origen de todo cuanto le
rodea, establecer un primer origen del mundo y del universo en el que se
desarrolla como persona. ¿De dónde viene todo lo existente? ¿Por qué en
ocasiones la naturaleza es benigna y en otras ocasiones se comporta de
forma agresiva y destructora? ¿En dónde radica la razón de todo este
comportamiento que el hombre no logra comprender? ¿Por qué tienen que
ocurrir estos fenómenos que afectan y destruyen todo lo construido a base
de mucho esfuerzo a lo largo de los años?
Algo que es incierto y desconocido, que escapa a su entender. No
encuentra explicación alguna ante tales fenómenos destructores que dan
noción de poseer un poder muy por encima de su esencia como humanos,
no se puede concebir cómo la naturaleza reúne tanta fuerza destructora.
Tiene, entonces, el hombre que someterse a estas fuerzas naturales, debe
aceptar el orden impuesto por la naturaleza si desea continuar con vida
dentro de este mundo en el cual habita y se desarrolla.
11
Surge la necesidad de dar una explicación a todos estos fenómenos
destructores y desconocidos que asolan y frecuentan a su mundo, mismos
que dan muestra de poseer un poder superior, la fuerza de la naturaleza que
se manifiesta y arrasa con todo a su paso destructor de manera contundente.
Es inminente la necesidad de establecer un principio que explique
toda esta problemática que lo aqueja, además de fincarse dentro de las
bases de una relación de unión sujeción con un mundo que le es
desconocido y misterioso a la vez, el más allá ubicado dentro de los
márgenes de su propia imaginación; el mundo mítico de los dioses que
controlan todas las fuerzas de la naturaleza, lugar que se ubica en la
eternidad del pensamiento del hombre, zona establecida en un lugar fuera
de la realidad, en donde la fantasía alcanza límites impensables.
Este mundo se explica gracias a una herramienta fundamental en la
vida y desarrollo de toda la humanidad, el lenguaje, cualidad que hace del
hombre una especie diferente y superior, muy por encima de las demás:
Es del lenguaje del que procede de algún modo la actividad de los
hombres, y del lenguaje recibe orientación. A través del lenguaje se
puede deducir el carácter de un pueblo. El mito se origina en una
suerte de “enfermedad del lenguaje”, surgida de la incapacidad que
los hombres tienen de acoplar sus emociones en relación a la
naturaleza dentro de los límites dados por la lengua que hablan. Es
así que el recurso de la metáfora es inevitable para el hombre
primitivo como único modo de conciliar sus emociones con la
expresión y representación de las mismas1
Es por medio del lenguaje y en concreto, por medio de la palabra, que el
hombre hace una interpretación de todo el comportamiento de esta
naturaleza; el hombre tiene la necesidad de la creación de un relato que
establezca una explicación concreta a toda esta incertidumbre en la cual se
encuentra y que le preocupa constantemente. Se le da vida al relato mítico
1 Alonso Alcina, El mito ante la Antropología y la Historia, Madrid, S. XXI, 1984, p. 5.
12
en donde el hombre finca las bases de su presencia en el mundo, le da un
sentido a su existencia estableciendo una relación mutua con un mundo de
carácter imaginario, situado fuera de la realidad palpable de su mundo.
El lenguaje es utilizado por el hombre, que vive agrupado en una
comunidad con la finalidad de autoprotegerse a sí mismo, para establecer
una vía de comunicación con sus semejantes, por medio de él se expresan
los diferentes estados emocionales y anímicos que le aquejan, además de
comunicar las diferentes necesidades que se le presentan, las cuales debe de
satisfacer. El hombre siempre anda en la búsqueda de su propio bienestar.
La tendencia general en los estudiosos a los que alojamos bajo esta
amplia calificación de “simbolistas” es la de indicar que el mito es,
ante todo, una forma de expresar, comprender y sentir el mundo y la
vida, diversa de la representación lógica. Se trata, dirán, de otro tipo
de lenguaje, más emotivo y colectivo, pletórico de imágenes y
símbolos, que expresan algo que no puede traducirse en los signos
arbitrarios de la lengua corriente. En los mitos queda reflejada de
manera intraducible una experiencia primordial y religiosa de la
existencia; en los mitos se nos presenta con forma poética una
intuición esencial del mundo de lo eterno, lo divino y lo sagrado. El
pensamiento mítico nos propone una serie de imágenes que no sólo
se dirigen al entendimiento, sino también a la fantasía y la
sensibilidad.2
El relato mítico utiliza un lenguaje de tipo poético y por medio de éste el
hombre establece un vínculo y un diálogo con el mundo divino de los
dioses. Nace una nueva realidad y un nuevo espacio en el cual se logra una
conexión entre el hombre, la naturaleza y la divinidad que controla todo lo
existente. El hombre edifica mediante su pensamiento, que utiliza como
base el lenguaje, un nuevo sentido de la percepción del mundo, ahora ya no
siente temor ante los embates violentos de la naturaleza en la cual se
encuentra inserto, vive en consonancia con su mundo, se integra al ritmo
2 Carlos García Gual, Introducción a la mitología griega, Madrid, Alianza, 1992, p. 223.
13
cósmico del mismo y pasa a ser un elemento más que integra la grandeza
infinita del universo en el cual habita y se desarrolla continuamente.
El relato mítico tiene un carácter dramático y ejemplar. Se trata
siempre de acciones de excepcional interés para la comunidad,
porque explican aspectos importantes de la vida social mediante la
narración de cómo se produjeron por primera vez tales o cuales
hechos.3
El mito sienta las bases sobre las cuales el hombre comienza a desarrollar
su cultura, establece el origen de la identidad de los pueblos antiguos. Se
erige el cimiento sobre el cual se sostiene toda la estructura que da vida al
carácter complejo de la especie humana a su continua lucha en contra de las
fuerzas de la naturaleza, así como a la búsqueda de autosastifacción, y a la
posición que juega ante el orden del cosmos. El hombre introduce un
sentido de orientación dentro del orden de su mundo.
1.2 MITOPOESIS
A partir del lenguaje poético se le da un nuevo sentido a la vida de las
comunidades en las cuales se agrupa el hombre. Por medio de la poesía se
establece un diálogo con el mundo que está más allá, un mundo que no es
visible y la palabra es la mediadora de este diálogo de tipo metafórico.
El hombre perteneciente a las antiguas culturas establece una
relación de respeto y de mutua retribución con sus dioses que representan a
lo que él no encuentra explicación alguna. Expresa su temor ante lo que
escapa fuera de su raciocinio.
3 Ibidem, p. 18.
14
En el ámbito narrativo desfilan fulgurantes actores y allí se cumplen
las acciones más extraordinarias: creación y destrucción de mundos,
aparición de dioses y héroes, terribles encuentros con los monstruos,
etc.; todo es posible en ese mundo coloreado y mágico del mito.4
El hombre es el único ser dentro de la naturaleza que posee una cualidad
única que lo hace sobresalir por encima de las demás especies, esta
cualidad es el lenguaje, mismo que lo hace superior. El hombre es la casa
del lenguaje y por medio de él se logran expresar los distintos estados
anímicos que agobian al ser que habita interiormente, siente la necesidad de
expresar las distintas exigencias de su ser interno.
Tuvo la necesidad de crear un lenguaje de tipo imaginativo, mito-
poético, para formarse a sí mismo un espacio en este mundo y establecer
una relación con los creadores y destructores de su mundo, los dioses,
mismos que establecen y controlan el ciclo de vida y muerte. Desde una
antigua perspectiva humana, los dioses poseen cualidades extraordinarias
muy superiores a las del hombre, se edifica una nueva realidad de tipo
imaginativa sobre la cual se sostienen los cimientos de la humanidad.
Tan pronto como fue imaginando el hombre mitopoyético, su
existencia se convirtió en dogma […] Afirman que era aficionado a
componer poesías sobre el sol, la luna y los amaneceres; que tenía
una curiosa tendencia a esconder los hechos más banales bajo
montones de metáforas; que para él el cielo era “no una bóveda
etérea, infinita y radiante, sino una persona y con toda probabilidad
una persona salvaje”.5
Por medio de la palabra se establece el diálogo que el hombre sostiene con
su mundo y sus divinidades, y es la metáfora el artífice del establecimiento
de este lenguaje de tipo mágico y a la vez misterioso. El lenguaje
metafórico eleva y conecta al diálogo que el hombre sostiene con sus
divinidades con un mundo que es incierto y desconocido para todo ser
4 Idem.
5 Arthur M. Hocart, et al., Mito, ritual y costumbre, ensayos heterodoxos, Madrid, S. XXI, 1975, p. 54.
15
mortal, un mundo en el cual se revelan situaciones que son de índole
profunda, el lenguaje adquiere un nuevo sentido de significación y se
sumerge en el mar profundo de la trascendencia.
Mediante los relatos mito-poéticos el hombre no solamente hace
referencia a su origen y al mundo de los dioses, sino que refiere también a
situaciones que lo aquejan y que están presentes en su diario acontecer de
forma continua. Situaciones que forman parte de su mundo y que
difícilmente puede desprenderse de ellas, y es por medio de la
representación de las personificaciones divinas que se expresa ese profundo
sentir interno, los dioses, al igual que los humanos, son víctimas de
circunstancias semejantes.
El lenguaje poético no sólo rebasa los límites del texto, sino del
tiempo y del espacio, trasciende más allá de los límites del relato mítico y se
arraiga en los rincones más profundos de la esencia del ser humano.
Ahora bien, en cuanto que se trata de narraciones míticas, de leyendas orales
y de los tiempos remotos, entra en juego un interés distinto por lo narrado,
no sólo la ampliación del propio conocimiento del mundo, sino un interés
“trascendental” que está por encima de todo lo experimentable. Es cierto
que lo narrado es tratado siempre como algo que ha acontecido y, en esa
medida, es algo pasado. Pero al mismo tiempo la referencia al presente y a
los oyentes del mensaje mítico tiene un carácter constitutivo.6
La circunstancia que subyace en los cimientos del mundo mítico, el mundo
de los dioses, no es distinta a la de los mortales, al igual que los hombres
viven y sufren. Los dioses dentro de los relatos míticos viven en carne
propia situaciones de índole similar. Son objeto de pasiones que se arraigan
en su alma y cometen actos en los que lo complejo de la existencia marca
indeleblemente a quien comete tales atrocidades, ya sea un asesinato,
adulterio, engaño, robo, etc. Los mitos presentan características emanadas
del propio hombre, hasta los peores personajes, monstruos, son blanco de la
6 Hans – Georg Gadamer, Mito y razón, Barcelona, Paidós, 1997, p. 34.
16
sensibilidad interna propia del hombre, ellos también sufren y son objeto de
situaciones injustas, viven dentro de un estado de sufrimiento y dolor
interno, a pesar de ser seres abominables que aparentan no poseer
sentimientos.
Los hechos narrados por los mitos revisten una forma dramática y
humanizada, de modo que sus actores pueden tener forma humana, un
tanto magnificada, como los dioses y héroes griegos, por ejemplo; o
no, como los seres monstruosos primigenios de muchas mitologías,
pero actúan y se mueven animados por impulsos como los de los
humanos.7
La problemática de los dioses adquiere características similares a las de la
humanidad, su acontecer divino, aunque distante al devenir del hombre,
presenta una familiaridad con el mundo del hombre que bajo una atmósfera
de lucha continua libra una batalla en contra de su propio destino.
Mediante la poesía se le da una significación interior al mito que es de
forma profunda y trascendental, el lenguaje poético ayuda al poeta a
construir ese relato que llega hasta lo más profundo del alma. La metáfora es
la protagonista de esa expresión lingüística, el lenguaje mito-poético, mismo
que narra todo lo acontecido dentro de los límites del mundo divino y que
sirvió de base para la expresión poética, construyó toda una nueva realidad a
partir de la constante ansia por el saber del hombre, el tratar de explicarse
por qué ocurrían determinados eventos que escapaban a todo lo concebido
por su lógica racional.
Tienen los mitos el don de darnos las ideas religiosas de los pueblos,
por bajas y aun degeneradas que parezcan en muchas ocasiones.
Son indicio de cómo ideaban y creaban los poetas de antaño. La
sustitución del poema en la antigüedad, o lo que es mejor, la
incorporación del poema a la historia, es una de las mejores
aportaciones. No sabemos quién crea el mito, pero sí sabemos de qué
pueblo procede. Y en esto vemos los juegos de las fantasías
individuales y colectivas, que dan fruto de creación. Individuales,
7 Carlos García Gual, Introducción a la mitología griega, Opus Citatum, p. 19.
17
porque cada mito es creación de un hombre, y colectivas, porque
cuando el hombre ha forjado su poema, lo da a los demás y ellos lo
rehacen, lo modifican y al correr por bocas y memorias, son como los
ríos: al correr crecen. Se enriquecen a veces, se empobrecen otras.8
A través del lenguaje mito-poético nace la identidad de los pueblos antiguos.
El mito sirvió para crear un vínculo de unión al interior de una comunidad,
el hombre entabla una relación entre iguales con su Dios supremo, se da el
diálogo de yo-tú, el mito cosmogónico del origen de su cultura. El mundo
divino, en el cual fueron engendrados los humanos a partir de un creador que
controla y gobierna el universo en el cual se encuentran insertos.
1.3 MITOS GRIEGOS
Una cultura peculiar y grandiosa por su esencia con un origen mítico
demasiado arraigado al interior de sí misma, es la helenística, la Antigua
Grecia. Mundo que nos legó mitos de carácter cosmogónico, religioso,
moral, etc. El mundo griego posee relatos míticos que nos transportan a
escenarios en donde conviven tanto dioses como mortales, además de que
también existen entes que presentan una mezcla de características entre
divinas y mortales, los semidioses, engendrados a partir del odio generado
por Zeus hacia sus súbditos.
Los héroes emanados de estos relatos libran batallas de carácter abierto
en contra de sus dioses que controlan todas las fuerzas supremas de su
mundo. Los dioses buscan castigar y establecer un escarmiento y, a la vez,
un ejemplo a quien se atreva a desafiarlos. Aquél que ose mostrar signos de
rebeldía en contra del dios supremo, Zeus, será blanco de un castigo eterno.
Únicamente por medio de la muerte se logra encontrar una salida o
8 Ángel María Garibay, Mitología griega, dioses y héroes, México, Porrúa, 1986, p. X.
18
escapatoria a tan atroz sufrimiento, este castigo es impuesto para establecer
un orden y una armonía al interior de su universo, gobernado bajo tiránicas
leyes que controlan todo.
La epopeya griega refiere las leyendas de los orígenes de los distintos
pueblos y ciudades, de sus luchas, de sus héroes. Adquirió a partir de
un momento, sin embargo, un carácter internacional: signó con ello la
comunidad de los griegos, su descendencia de una misma raza heroica,
la participación en unos mismos ideales. Seleccionó, efectivamente,
dentro de los temas míticos aquellos que se refieren a la fidelidad y el
valor, esto es, lo que llamamos propiamente heroicos. Todos los
griegos los sintieron como propios.9
Mediante esta lucha establecida en el mundo mítico de la eternidad, los
héroes inculcan a su pueblo un espíritu de lucha y valores como: la
perseverancia, la justicia, la fraternidad, la fatalidad, etc., valores que
adquieren nuevas características conforme el mito va siendo renovado. Se
renueva a sí mismo conforme va siendo relatado de generación en
generación, trasciende a través del tiempo y el espacio gracias a la memoria
oral de los antiguos sabios que conservaron y heredaron estos relatos a sus
descendientes. El mito refleja la eterna búsqueda de la humanidad por
establecer una justificación a su propia existencia.
Lo que caracteriza al mito griego, tanto a este mito inventado, de
segundo grado diríamos, pero inventado sobre esquemas
tradicionales, como al mito propiamente dicho, es su plasticidad, su
capacidad de renovarse y ejemplificar nuevas situaciones, dar nuevas
lecciones.10
Las distintas culturas de la humanidad se han encargado de atribuirle esa
individualidad única y distintiva de la reinvención a sí mismo, adquiere
nuevas significaciones conforme se difunde. Se le atribuyen características
distintas de acuerdo a las necesidades de la sociedad en que es transmitido,
9 Alcina, Alonso, et al., El mito ante la Antropología y la Historia, Opus Citatum, p. 61.
10 Ibidem, p. 64.
19
hay un interés colectivo detrás, por eso de su naturaleza. Va, el mito, de la
mano con el continuo trascender del hombre dentro de su mundo, son parte
integrante de esa compleja maraña infinita que da vida al cosmos. La vía
por la cual se logra este cometido de una renovación continua es por medio
del lenguaje, que le permite al hombre mantener un canal de comunicación
permanente dentro de su mundo para con sus semejantes.
1.3.1 TEOGONÍA
Un primer referente y posiblemente uno de los más antiguos de los que se
tiene conocimiento es la Teogonía de Hesíodo, en ese documento se hace
referencia al mundo más allá de la realidad, el mundo en el cual se llevó a
cabo una lucha de carácter interno entre las distintas fuerzas del universo,
los dioses. Hesíodo emplea un lenguaje mito-poético para recrear esta lucha
entre las distintas fuerzas divinas.
El gran sentido de la Teogonía es su divinización del mundo que nos
rodea, la personificación de los fenómenos y actividades que
implican el éxito y el fracaso, la alegría y el dolor, en una palabra, la
vida humana. Hesíodo se impone la tarea de convertir en entidades
eternas todas las circunstancias pasajeras de esa vida y tal proceso de
personificación sólo culmina cuando el fenómeno o potencia en
cuestión recibe un nombre que le individualiza.
Pero su objetivo no es sólo exponer, como poeta-profeta su
interpretación de esas realidades humanas, sino explicar,
impresionado quizás por el estricto orden del Universo, la clave
religiosa de esa armonía.11
Lo que el autor busca expresar en realidad dentro del cuerpo de la
Teogonía es el establecimiento de un orden de carácter divino, mismo que
fue impuesto por Zeus, el gran triunfador de esta batalla divina. Zeus como
11
Aurelio Pérez Jiménez, “Introducción General” en Hesíodo, Obras y fragmentos, Madrid, Gredos,
1997, p. 65.
20
dios supremo ostenta el poder y ejerce su influencia en todos los ámbitos
del universo, es el dios supremo que controla todo lo existente, es el
creador y destructor del mundo de los mortales, sus súbditos.
La Teogonía es, pues, el poema de los dioses y en su evolución,
Hesíodo se muestra optimista. El mito de las sucesiones implica un
proceso progresivo desde el Caos hasta el orden perfecto sancionado
por la justicia de Zeus. Nos encontramos, finalmente, ante el primer
poema griego que busca una explicación divina al orden del mundo y
que basa esa explicación en el triunfo definitivo del bien sobre el
mal, la misma dualidad en suma que nos dará la clave a un nivel
humano, en los Trabajos, de la miseria y el caos que aqueja a los
hombres en sus relaciones sociales.12
Hesíodo hace una primera explicación del mundo en el cual está inmerso,
mundo en el cual se regían por leyes impuestas por un ser superior que
controlaba todos los aspectos de la vida de sus súbditos. El universo se rige
por leyes que deben de cumplirse, sino fuese así, entonces, imperaría el caos
y el desorden que llevarían a la destrucción total de todo cuanto existe,
deben de acatarse las leyes para que exista una armonía y orden en todos los
ámbitos, el hombre debe de gobernarse al igual que el universo se gobierna.
1.3.2 MITO DE PROMETEO
Este mito de Prometeo en especial nos da la idea de un castigo dentro de
una atmósfera de continuo dolor y sufrimiento. Prometeo se asemeja
mucho a lo que es considerado como un muerto en vida dentro de un
mundo de total oscuridad. Vive en un presente que nunca termina, tiene la
sensación de que se extiende y no llega nunca el final, padecerá el martirio
de la tortura a la que está siendo sometido mientras continúe dentro de la
esfera de la existencia, dentro de este mundo situado en la eternidad.
12
Ibidem, p. 66.
21
Prometeo es castigado por Zeus por haber entregado a la humanidad
el fuego sagrado, que simboliza la sabiduría. Zeus enojado quiere destruir a
la humanidad a lo que Prometeo se opone, defiende a los humanos, muestra
signos de bondad y humanidad, características propias de los hombres. En
represalia ante tal acción, es amarrado en lo alto de una cumbre con
cadenas que lo sujetan y le impiden liberarse. Es condenado a sufrir este
correctivo por la eternidad, todo por desafiar a la autoridad del dios
supremo.
Al ver Zeus frustrado su plan, mandó encadenar en las rocas del
Cáucaso a Prometeo y mandó a un buitre que le royera sin cesar las
entrañas. No había límite para cesar, porque el hígado de Prometeo
que era la parte más vulnerada, se renovaba cada noche.13
Es atacado por buitres que le infringen heridas que no dejan de causarle un
dolor interno, en las entrañas de su cuerpo. Prometeo no puede morir
porque es un semidios y por tanto está penando dentro de un estado de
padecimiento continuo y una angustia que no deja de acecharle.
Está claro que el mito simboliza la capacidad del ser humano a
anticipar el futuro, característica que es fuente de intranquilidad
constantemente renovada, día a día, porque el futuro es siempre
incierto. No sabemos hoy que va a pasar mañana, y mañana no
sabemos lo que sucederá después. La diaria incertidumbre nos vuelve
aprensivos. El futuro nos preocupa en cuanto pensamos un poco.
Pues aun cuando las cosas van bien, la experiencia nos enseña que no
hay garantía de que sigan yendo bien, y que tarde o temprano irán
mal.14
Se pregunta a sí mismo cuándo habrá de terminar este tormento a que está
siendo sometido, se angustia y se interroga por lo que va a pasar el día de
mañana. Piensa en su futuro que es de forma incierta, lo que le hace
13
Ángel María Garibay, Mitología griega, dioses y héroes, México, Porrúa, 1986, p. 211. 14
Francisco González Crussi, “El hombre y la muerte” en Ruy Pérez Tamayo, La muerte, México, El
Colegio Nacional, 2004, p. 105.
22
hundirse dentro de los ámbitos de la desesperanza, misma que está siempre
presente y lo arrastra a un ambiente de una oscuridad interna, no sabe lo
que pueda suceder después. Todo es incierto y todo puede suceder a la vez.
Desea morir para ya no sentir ese dolor que no termina por
desaparecer, bien sabe que mediante la muerte podrá obtener una vía de
escape a este mundo adverso en el que se encuentra. Vive en vida una
muerte que nunca termina por llegar, es un muerto en vida sin esperanza
alguna de salvación al castigo que le ha sido impuesto, nada hay ya por
hacer, mas que aguardar la libertad a tan adversa situación en la que está
sujeto.
Muchos de los personajes que Revueltas construye en sus historias
presentan estas características, viven dentro de una constante situación de
dolor y agonía que los angustia y hace que cada vez se hundan más en la
incertidumbre de un futuro nada promisorio. Lo único que pueden esperar
es una salida a su pésima situación y ésta es mediante la muerte que habrá
de terminar con todo el penar y sufrimiento dentro de este mundo injusto en
cual tuvieron la desventaja de nacer y vivir.
1.3.3 MITO DE SÍSIFO
El mito de Sísifo nos da una noción de lo difícil que resulta el encarar la
realidad en la cual estamos plantados, la existencia, y mucho más
complicada es hacerle frente desde una posición que es adversa como la
que enfrenta Sísifo, quien es castigado y vive en una constante de continuo
sufrimiento y desesperación por el difícil presente que debe de encarar con
todas sus fuerzas físicas.
Debido a sus faltas cometidas en contra de Zeus y por desafiar el
mandato del dios supremo que lo condenó a sufrir tormentos en el fuego
23
eterno del Hades, Sísifo recibe una condena ejemplar, pero una vez ya en
el Hades trata de engañar a todos aparentando ya estar muerto. Pidió que
sus restos no fueran quemados y por tanto no se le consideraba un muerto,
por lo que no debía de permanecer en el Hades penando un castigo.
Sísifo es condenado nuevamente por los dioses por tratar de
engañarlos y recibe como sentencia el rodar una enorme piedra cuesta
arriba, cuando llega a la cima la piedra se regresa y debe de comenzar de
nuevo, así hasta la eternidad. Un castigo que nunca tiene un fin.
El castigo de sus delitos fue penado en forma terrible. Los jueces
infernales resolvieron que estuviera dando vueltas constantemente a
fuerza de empujones a una enorme roca, haciéndole rodar hacia la
altura y que ella volvía a caer y su obra interminable era la mayor
fatiga. En esa forma dura eternamente.15
Sísifo es un ser que vive en un estado de constante desesperación por el
presente adverso que debe de encarar, debe de hacer uso de todas sus
fuerzas, ser como una bestia que no piensa y que nomás hace uso de su
físico, la animalidad interna. Él no piensa en lo que habrá de ocurrir en el
futuro, él debe de preocuparse por la problemática que se le plantea en el
plano del presente.
La enorme piedra debe de ser empujada a base de su esfuerzo
representa la dura batalla que debe de librar el hombre dentro de ambientes
adversos, debe de encarar situaciones que parecen imposibles de lograr, en
las que debe de emplear el mejor de sus ingenios para salir avante y con el
menor de los daños.
Cada vez que Sísifo comienza a rodar la piedra, representa una nueva
oportunidad, debe de usar su ingenio de la mejor manera posible para rodar
la piedra de una forma diferente a la anterior. Debe encarar la realidad con
una nueva actitud y desde una nueva perspectiva, pues siempre hay un
15
Ángel María Garibay, Mitología griega, dioses y héroes, Opus Citatum, pp. 219-220.
24
nuevo comienzo que le hace aprender de los errores cometidos
anteriormente. El presente es la única preocupación de Sísifo y es un
presente con el carácter de eterno.
1.3.4 MITO DE TÁNTALO
Otro mito que hace referencia a la idea de castigo y de encierro dentro de
un mundo lleno de dolor y sufrimiento que hacen que se cree un ambiente
de oscuridad por su esencia de eternidad, un presente adverso en el que se
desea encontrar la salida a tan agobiante situación, es el mito de Tántalo.
Por mostrar un carácter rebelde en contra de Zeus al revelar sus
secretos, pues robó el néctar de los dioses, secreto más cuidado y preciado,
Tántalo es sometido a un castigo que adquiere características únicas, pues
traicionó a quienes confiaron en él.
Está Tántalo confinado en un lugar en el que tiene a su alcance
distintos tipos de manjares que hacen que se le estimule el apetito y cuando
quiere degustar de éstos con su propio movimiento hace que se alejen de él,
así mismo, cuando siente la necesidad de saciar su sed, la bebida se aleja.
No puede poseer lo que desea aunque sienta que debe saciar sus
necesidades más elementales.
Está consumido por el hambre y la sed. Tiene a su vista manjares y
bebidas excelentes, pero no puede gustarlos, porque escapan de su
mano. Siente a veces que llegan a su boca, pero su movimiento los
aleja. En otros testimonios hallamos que hay una gran piedra que
amenaza caer sobre su cabeza. Ese es el castigo por su robo y por su
traición al divino secreto.16
16
Ibidem, pp. 221-222.
25
Este relato indica que el hombre está condenado a padecer un hambre y una
sed que son eternas, nunca podrá saciar sus necesidades, siempre tenderá a
la búsqueda de nuevos sastifactores y así se extenderá por la eternidad.
Nunca estará conforme con lo que tiene a su alcance, pero también refiere
la idea de que no se puede poseer todo cuanto se desea, esto hace que se
arraigue dentro del alma un sentimiento de sufrimiento y angustia por algo
que se desea y no se puede poseer.
El hombre sufre y se martiriza a sí mismo porque no puede obtener
eso que desea con toda su alma, sabe que está a su alcance y no lo puede
poseer, por tanto se angustia y se tortura, su misma naturaleza aleja a ese
objeto preciado. Se crea un ambiente de dolor y sufrimiento que lo hunde
en la oscuridad interior de sus pensamientos de culpa y castigo. Él mismo
se ha creado este ambiente de castigo por que sus necesidades naturales de
su cuerpo lo llevaron ante tal extremo.
1.3.5 MITO DEL MINOTAURO
Así, por medio del lenguaje mito-poético se tiene noción del antiguo mito
griego del laberinto del Minotauro, este relato ilustra uno de los primeros
referentes que expresa la idea que representa el encierro del ser dentro de un
espacio tanto físico como corporal.
El laberinto es la prisión que fue edificada con la finalidad de contener
a un ser monstruoso que actuaba fuera de toda lógica racional y que
representaba un peligro para toda la población a su alrededor. Un ser que
estaba encerrado dentro del laberinto para siempre, confinado a vivir en la
total soledad y cuya única salida de la prisión era su propia muerte; mostraba
su animalidad al devorar a todas sus víctimas que inocentemente eran
26
llevadas para ser sacrificadas por él, éstas formaban parte de un ritual de
carácter religioso. El mito relata lo siguiente:
A la muerte del rey Asterión, Minos quiso reinar solo en Creta, a lo
cual sus hermanos pusieron objeciones. Minos respondió que los
dioses le destinaban el reino y para probarlo afirmó que el cielo le
concedía cuanto pidiese; entonces pidió a Poseidón que hiciese salir un
toro del mar, prometiendo en correspondencia sacrificar al animal.
Poseidón envió al toro, lo cual valió para Minos el poder definitivo
sobre Creta, pero no cumplió su promesa de sacrificar al toro, pues le
parecía un ejemplar magnífico, de una raza digna de preservar. Como
castigo, Poseidón volvió furioso al toro e inspiró a Pasífae, esposa de
Minos, una pasión irresistible por el animal. Para satisfacer sus
apetitos, Pasífae pidió consejo al ingenioso Dédalo, quien fabricó una
ternera tan perfecta que el toro se dejó engañar y copuló con Pasífae
que se encontraba escondida adentro.
De esta pasión nació el Minotauro, monstruo que era mitad hombre y
mitad toro.
Minos ordenó al artista Dédalo que construyera un inmenso palacio, el
laberinto, y allí encerró al Minotauro.
El rey Minos, que había obtenido la victoria sobre Atenas, exigía un
tributo anual de siete jóvenes y siete doncellas destinados a ser pasto
del Minotauro.
Teseo, joven ateniense, se ofreció voluntariamente para ser enviado a
Creta. Minos había convenido que si alguien conseguía matar al
Minotauro podría regresar libremente.
Teseo fue recluido en el laberinto, que era la prisión del Minotauro;
pero antes, Ariadna, una de las hijas del rey, se había enamorado de él
y le había dado un ovillo de hilo para que pudiera encontrar la salida, a
condición de que se casara con ella y la sacara de su patria.
Teseo logró dar muerte al Minotauro y salir del laberinto, por lo que
pudo regresar a Atenas llevándose consigo a Ariadna, pero al hacer
una escala en Naxos la dejó allí abandonada.17
El laberinto es un tema que siempre resulta atractivo para la literatura porque
expresa lo complejo y difícil que resulta el recorrer los distintos senderos de
la vida. A veces, los caminos resultan ser inesperados, se crean falsas
expectativas y se llega a una encrucijada que no conduce a ningún lugar,
pero hay que continuar el camino y no detenerse porque siempre se
aprenderá de los errores cometidos anteriormente.
17
Helí Morales Ascencio, El laberinto de las estructuras, Madrid, S. XXI, 1997, pp. 14-15.
27
El mito del Minotauro es un relato que no es ajeno al mundo actual
del hombre. Se va por la vida caminando diversos caminos que conducen a
callejones sin salida o se tocan puertas que nunca se abren o llevan a falsas
salidas. El hombre anda a lo largo de su vida en una constante búsqueda que
lo lleve a una realización más plena.
Se vive encerrado en un cuerpo, una familia, una casa, una colonia,
una ciudad, un país, un mundo, un universo, etc. Desde el momento en que
una persona nace, ésta ya es víctima del encierro, se entra en el laberinto sin
darse cuenta en realidad y vive, a lo largo de los años, encerrado en una
estructura o sistema que lo contiene, se está condenado sufriendo en vida un
castigo desde el principio de la vida y no se tiene la noción de ello, se vive
confinado dentro de un cuerpo al igual que el Minotauro.
El hombre vive condenado y encerrado en una prisión que lo contiene,
conforme transcurren sus años tendrá que recorrer los distintos pasillos del
laberinto en busca de una salida que lo lleve a la libertad. Se vive la travesía
de la vida a lo largo de la laberíntica y complicada estructura de la existencia
que finalizará únicamente con la llegada de la muerte, la verdadera y no
falsa e ilusoria salida de esta prisión.
2 EL SER ENCERRADO: ALGUNOS EJEMPLOS
2.1 JORGE LUIS BORGES Y EL LABERINTO
El tema del castigo divino y del encierro ha fascinado a muchos escritores,
uno de ellos es el autor argentino Jorge Luis Borges. A lo largo de su obra
literaria ha tratado con esta temática, además de que en su vida personal fue
víctima de una infección que le causó ceguera y por lo tanto, fue condenado
a vivir en la total oscuridad, el mundo de las tinieblas. Vivió encerrado
28
dentro de su mismo cuerpo, ya no tenía la capacidad de poder percibir el
mundo exterior con su amplia gama de contrastes y matices. Estuvo
condenado a vivir dentro de una lúgubre y solitaria prisión.
El lector de Borges debe de poseer un cierto conocimiento antes de
abordar su obra. También deberá de poner mucha atención en la lectura ya
que el autor va dando diversas pistas para lograr una interpretación más
plena, para sobrevivir a su universo laberíntico se hacen referencias a
leyendas o nombres clave que descifran la maraña bajo la cual está la
verdadera intención del texto.
Borges escribió un poema titulado “Laberinto” en el que es clara la
intención que busca transmitir al lector. Es un laberinto en donde se puede
uno perder y ya no encontrar la posible salida.
Laberinto
No habrá nunca puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez. No aguardes la embestida
del toro que es un hombre y cuya extraña
forma plural da horror a la maraña
de interminable piedra entretejida.
no existe. Nada esperes. Ni siquiera
en el negro crepúsculo la fiera.18
Construye un universo dentro de la ficción, un espacio que es complejo con
rincones que no llevan a ningún lugar, un lugar incierto en donde reina la
confusión y en donde es fácil perderse por lo complejo de la construcción.
18
Jorge Luis Borges, Obras completas, 1952-1972, Buenos Aires, Emecé, 1974, p. 364.
29
La primera línea introduce al universo característico del autor, lleva a
un espacio donde el sentido que trasmite es el de un encierro total, el
enclaustramiento dentro de un mundo sin puertas en donde sólo existen las
paredes que franquean, dividen y definen al espacio, se tiene la sensación de
que se está cautivo dentro de una prisión, ya se está adentro y no hay puertas
ni ventanas que indiquen sobre una posible salida a este encierro.
Se está dentro de un universo como el mundo en el cual se encerraban
las pequeñas ciudades Estado de la época medieval, castillos amurallados
que protegían a los habitantes de esos pequeños poblados de las posibles
agresiones de enemigos venidos de más allá de las murallas que mantenían
dividido a ese mundo antiguo.
Es un universo que no tiene lados ni forma alguna que lo defina,
introduce la sensación de un sentido del infinito que a la vez lo es todo y a la
vez es nada. No hay muros ni un punto en donde se pueda tomar el sentido
de orientación, o un centro que pueda servir como un punto de apoyo a este
mundo misterioso y enigmático.
No se debe de contar con la esperanza de que el continuar con un
camino o un sentido, éste mismo se convertirá en otro camino que nos
conducirá hacia un posible final o salida de este lugar. Lugar en donde, por
cierto, los sentidos suelen perder su forma habitual y confunden al más
osado aventurero que se adentra dentro de los confines de este lugar que está
fuera de la lógica habitual.
Hace una repetición del verso para reiterar la idea de que se adquiere
otro sentido dentro del sentido que se tenía al inicio, es un juego de espejos
que reflejan una imagen que se asemeja mucho a la realidad sin serlo en
verdad. Es una ilusión creada por el mismo artefacto ilusorio que refleja la
imagen de cuanto objeto se le ponga enfrente. Se introduce un nuevo camino
o una nueva forma de andar o de entender el mundo que es el mundo en
donde no hay una aparente salida.
30
Se sigue a un futuro o destino que es duro, agresivo, que ya está
forjado, al igual que el hierro que ya adquirió una forma definida para
siempre y no hay marcha atrás, ya está hecho y hay que aceptarlo como lo
dicta el mandato de un juez. Es un mandato que se tiene que acatar porque
las leyes que nos rigen así lo indican y hay que seguir un orden que ya está
establecido, hay que obedecer a un sistema cuyas estructuras nos contienen
cautivos.
No hay que esperar a los golpes de los propios hombres, no hay que
tener temor a estos golpes que no se sabe de dónde podrán provenir ni cuál
es el objeto que golpeará. No hay que esperar nada porque aquí nada existe,
no hay formas, únicamente hay oscuridad. Ya no hay nada más que esperar
en este final.
Es un poema que puede entenderse como autobiográfico porque es el
encierro dentro del mundo de las tinieblas, la oscuridad total. Un universo
sin una aparente salida, en donde sólo queda el final, la muerte que es el
crepúsculo o el ocaso de la vida del hombre.
El laberinto es un lugar que puede ser aterrador porque en él se
pierden los sentidos y los caminos se confunden, se pierde la sensación de la
realidad y lo que se busca, es una pesadilla porque trastoca los valores del
mundo real. Dentro del laberinto siempre reinará la confusión, no hay una
lógica aparente que establezca un orden que nos pueda ayudar a guiarnos y
orientarnos.
Este poema en especial presenta una afinidad con la idea que
Revueltas busca expresar por medio de su literatura, la del sufrimiento del
ser que vive perdido y encerrado dentro de un espacio que bien puede ser
tanto físico como corporal. Vive el ser dentro de un laberinto lúgubre sin
poder encontrar un sentido que lo guíe fuera de este mundo de oscuridad en
el cual se encuentra confinado.
31
2.1.1 EL ORO DE LOS TIGRES
Otro poema paradigmático del tema del encierro en Borges es “El oro de los
tigres”, hace referencia al encierro, que fue una constante en su obra
literaria.
El oro de los tigres
Hasta la hora del ocaso amarillo
cuántas veces habré mirado
al poderoso tigre de Bengala
ir y venir por el predestinado camino
detrás de los barrotes de hierro,
sin sospechar que era su cárcel.
Después vendrían otros tigres,
el tigre de fuego de Blake;
después vendrían otros oros,
el metal amoroso que era Zeus,
el anillo que cada nueve noches
engendra nueve anillos y éstos, nueve,
y no hay un fin.
Con los años fueron dejándome
los otros hermosos colores
y ahora sólo me quedan
la vaga luz, la inextricable sombra
y el oro del principio.
Oh ponientes, oh tigres, oh fulgores
del mito y de la épica
oh un oro más precioso, tu cabello
que ansían estas manos.
East Lansing 1972.19
En este poema el autor hace referencia al ocaso o puesta del sol que es de
color amarillo como también lo es el color del tigre y el color del oro, hace
una mezcla de los tres elementos en el título del poema, el sol al igual que el
tigre enjaulado sigue una rutina, va y viene por el mismo sendero
19
Jorge Luís Borges, Obras completas 1952-1972, Opus Citatum, p. 517.
32
constantemente. Puede interpretarse como un final, por la mención del
ocaso.
Las rayas del tigre, que le sirven de camuflaje son los barrotes de
hierro de la jaula que lo mantienen prisionero. El cuerpo mismo del tigre es
la cárcel al igual que el hombre está prisionero dentro de su propio cuerpo y
en especial la mente del autor está atrapada en el espacio de su cuerpo,
mismo que está destinado a morir. El hombre es prisionero de su propia
existencia.
Después se hace referencia al dios Zeus que reinaba sobre los demás
dioses y formó parte de la batalla por el control del universo. Zeus, el que
forjaba vidas, tenía relaciones con otras diosas y engendraba a numerosos
hijos.
El nueve es el final del sistema decimal y por lo tanto se tiene que
regresar al ciclo inicial del sistema, se cierra un círculo, un espacio. El
número nueve es un número que es cabalístico porque representa el final, se
cierran los anillos o círculos que generan a otros y así sucesivamente hasta
la eternidad, una cadena que no tiene final, un universo infinito que abarca la
totalidad de la existencia, no hay una salida de este lugar.
Se habla de un final de vida, los colores que se han marchado, pero lo
que se ha quedado es el oro que es la sabiduría, se está en un espacio que es
oscuro pero dentro de esta oscuridad hay una lucidez que es la sabiduría, la
luz que ilumina todo.
La ceguera, la muerte y el yo se conjugan para recordar el amanecer
que siempre lo acompañará eternamente.
33
2.2 ROBERTO JUARROZ
Roberto Juarroz, también argentino, alude al tema del encierro en un poema
contenido en su libro Metapoesía. Una propuesta literaria que eleva a la
poesía a un nivel mucho mayor del habitual, la proyecta hacia las alturas,
hacia el horizonte, hacia el infinito, más allá del plano físico en el cual
habitan los hombres.
2.2.1 - EL OJO QUE TRAZA
El ojo que traza en el techo
El ojo que traza en el techo blanco
una pequeña raya negra.
El techo asume la ilusión del ojo
y se vuelve negro.
La raya se borra entonces
y el ojo se cierra.
Así nace la soledad.20
Desde la primera línea el autor sugiere que el ojo se refiere a una mirada:
apreciación, visión o perspectiva que tiene que ver con la imaginación
porque el techo blanco se entiende como un lienzo en blanco en donde se
pueden dibujar todo tipo de líneas y pensamientos, es el lugar en donde el
pintor expresa su arte que nace en la abstracción de su pensamiento creativo.
Dentro del lienzo en blanco se traza una línea que es de color negra
que se entiende como la línea divisoria entre dos planos dentro de un mismo
espacio que es el techo blanco o la realidad del mundo. Es la división entre
dos mundos, es el mundo interior y el exterior, el mundo real y el mundo de
la imaginación, y todo ocurre dentro de la mente del individuo que se
20
Roberto Juarroz, Poesía vertical, antología esencial, Buenos Aires, Emecé 2001, p. 54.
34
encuentra contemplando el techo blanco, proyecta su mente hacia la nada, su
pensamiento divaga en el infinito en donde no hay formas ni cuerpos
definidos.
Ocurre una ilusión y todo de repente se transporta a otro plano
existencial, se viaja al mundo interior del individuo y todo se torna en negro,
color opuesto al blanco, el techo blanco desaparece porque pertenece al
mundo del exterior y predomina el color negro que es el mundo interior del
hombre, lugar en el que habita el ser.
La raya blanca que antes dividía el plano blanco desaparece porque ya
se está dentro del interior del individuo y se recrea el efecto que ocurre
cuando una persona cierra los ojos, todo se torna negro, todo desaparece,
nomás existe la nada, un lugar que es incierto y desconocido, lugar en donde
habita el ser que vive en la soledad.
La soledad se puede entender como la nada, nace el sentimiento de
aislamiento y confinamiento que vive al interior dentro de todas las
personas, la oscuridad total se manifiesta al cerrar los ojos todas las noches
al momento de dormir o cuando se está inconsciente.
Juarroz habla de una idea del encierro que está en consonancia con el
mundo real, forma parte de él. Es el encierro del hombre que vive dentro del
cuerpo, el ser que habita interiormente en todo humano y que es parte
integrante de este mundo y universo. Una idea que es distinta a la de Borges
que habla de un encierro del cual ya no hay escapatoria alguna, se está
condenado por siempre a habitar dentro del laberinto de la oscuridad y la
única posible salida es la muerte a la que todo ser mortal está condenado, ya
que el hombre es un ser para la muerte, una realidad que no se puede negar
ni ignorar.
35
2.3 XAVIER VILLAURRUTIA
Autor mexicano que a través de su obra poética expresa la idea del ser que
vive en un estado de encierro, confinado dentro de una atmosfera de
constante angustia, soledad y oscuridad. Es precisamente en la serie de
poemas que denominó Nocturnos en donde refleja a un ser que sufre
interiormente.
Este ser vive en un estado de una angustia de tipo sofocante que lo va
matando en un largo y lento proceso de constante sufrimiento, nunca se
deja de sentir dolor mientras se esté con vida. Frente al estado de
sufrimiento lo único que ansía el ser es la libertad ante tan desventajosa
situación en la que se encuentra atrapado.
Los Nocturnos remiten a ese sufrimiento que se vive internamente,
es tanto el sufrir que por medio de un lenguaje común no se puede tener
una noción del verdadero calvario que se vive al interior del cuerpo; por
medio de las palabras que se utilizan cotidianamente es imposible expresar
este estado particular de encierro. Es por medio de la poesía que se logra
tener un acercamiento a lo que representa esta dimensión de sufrimiento, el
ser que sufre encuentra en la poesía un medio de expresión. El lenguaje
poético traslada al lector a un estado de aislamiento, encierro y
marginación, lo que se vive al interior, el verdadero estado emocional.
El ser que vive al interior del hombre se encuentra atrapado en una
prisión sin posibilidad alguna de escapatoria mientras continúe con vida, la
conciencia interna se encuentra confinada dentro de un mundo marginal, la
realidad del hombre es que es prisionero de su propio cuerpo.
36
2.3.1 NOCTURNO PRESO
El poema “Nocturno preso” hace mención de la idea de encierro y de un
castigo impuesto. Se acata el castigo de una manera injusta. Una idea de
aislamiento de la realidad, al margen de la cotidianidad en la que viven los
demás.
Nocturno preso
Prisionero de mi frente
el sueño quiere escapar
y fuera de mí probar
a todos que es inocente.
Oigo su voz impaciente,
miro su gesto y su estado
amenazador, airado.
No sabe que soy el sueño
de otro: si fuera su dueño
ya lo habría libertado.21
Desde las oscuras profundidades de la conciencia del hombre surge el
estado de constante sufrimiento interno al cual está condenado el ser. Se
tiene que cumplir con el castigo que le fue impuesto dentro de este mundo
de confinamiento y marginación. La existencia misma, el hombre y su
circunstancia.
Este ser clama por el estado de injusticia que está atravesando, no
merece ser sancionado con semejante castigo, es un ser inocente, libre de
toda culpa; no es merecedor de tal correctivo y por tanto busca
contrarrestar su desventajosa situación. La desesperanza está presente y es
tanta que se transforma en una profunda angustia ante lo adverso de la
realidad y lo incierto de su destino, no se sabe lo que puede ocurrir en un
futuro próximo.
21
Xavier Villaurrutia, Obras, México, FCE, 1953, p. 49.
37
El hombre está confinado dentro de una prisión representada por su
propia esencia, por el simple hecho de pertenecer a ese conglomerado
denominado humanidad. Es víctima de la misma circunstancia de su
existencia, condenado a sufrir el encierro dentro de un espacio que está
delimitado y representado por el cuerpo mismo.
La conciencia a través del inconsciente que está representado por el
sueño busca romper las cadenas que la sujetan a la injusta realidad en la
que tiene que penar y sufrir mientras llega la ansiada libertad y escapar de
este mundo oscuro.
La voz poética se traslada a una realidad que resulta ser incierta e
imaginaria en todos los sentidos, la conciencia adquiere otro carácter y se
plantea un nuevo escenario, se distorsionan los sentidos que rigen a la
realidad y se desplaza la conciencia a otro estado superior en donde se
forma parte de otro pensamiento formulado a partir de una perspectiva
distinta. La humanidad forma parte del sueño de Buda, nuestro entorno
forma parte de su mundo imaginario arraigado en su pensamiento.
2.3.2 NOCTURNO SOLO
El poema “Nocturno solo” reitera la idea de encierro, de soledad, de la
marginación total del ser: una realidad que lo circunda y la cual se tiene
que encarar mientras se cuente con conciencia dentro de este mundo. La
conciencia se expresa desde un estado de angustia y oscuridad.
Nocturno solo
Soledad, aburrimiento,
Vano silencio profundo,
Líquida sombra en que me hundo,
Vacío del pensamiento.
38
Y ni siquiera el acento
De una voz indefinible
Que llegue hasta el imposible
Rincón de un mar infinito
A iluminar con su grito
Este naufragio invisible.22
El aislamiento total se hace presente en este poema. Es la voz de la
conciencia que está a punto de sumergirse en el oscuro y vasto océano que
representa el pensamiento humano. Se adquiere la sensación de adentrarse
en un mar que arrastra a la conciencia a sus aguas más profundas, que
suelen tornarse en misteriosas y oscuras. La conciencia vaga por el vasto
espacio creado a partir de la nada, viaja a regiones inciertas en donde el ser
cae dentro del abismo del vacío creado a partir del mismo pensamiento.
La conciencia del hombre representa a un oscuro océano, escenario
que está lleno de misterios que aún el hombre no ha descubierto. El mar
siempre representará una incógnita para el hombre porque sabe que bajo
sus aguas se esconde un misterioso universo aun inexplorado, que siempre
adquiere el carácter de incierto.
Dentro de los límites de este mar oscuro y misterioso se está en la
completa soledad, la marginación crea a partir de un naufragio otro
sentido. Nace otra percepción de la realidad que traslada a un viaje incierto
por ámbitos desconocidos, andar a la deriva sin un rumbo fijo, no seguir un
destino previamente establecido de antemano. Navegar dentro de mares
nunca antes navegados representa un verdadero desafío, misterio e
incertidumbre a la vez, todo puede ocurrir en esta travesía establecida
dentro de los límites de este mundo marginal lleno de oscuridad y angustia.
22
Ibidem, pp. 50-51.
39
2.3.3 NOCTURNO MUERTO
Para Villaurrutia es una constante obsesiva la idea del encierro dentro de un
mundo plagado por la oscuridad y la soledad, la marginación del ser que
vive en un eterno estado de sufrimiento, condenado a padecer un castigo
que ha sido impuesto por los dioses que lo sentenciaron a padecer
semejante tipo de castigo mientras forme parte de la existencia de este
mundo en la cual plantea su realidad.
Nocturno muerto
Primero un aire tibio y lento que me ciña
como la venda al brazo enfermo de un enfermo
y que me invada luego como el silencio frío
al cuerpo desvalido y muerto de algún muerto
Después un ruido sordo, azul y numeroso,
preso en el caracol de mi oreja dormida
y mi voz que se ahogue en ese mar de miedo
cada vez más delgada y más enardecida.
¿Quién me dirá el espacio, quién me dirá el momento
en que se funda el hielo de mi cuerpo y consuma
el corazón inmóvil como una llama fría?
La tierra hecha impalpable silencioso silencio,
la soledad opaca y la sombra ceniza
caerán sobre mis ojos y afrentarán mi frente.23
El poema versa sobre la angustia interior, lo que significa la muerte y el
miedo a morir; todo ese halo de misterio que la rodea: ámbitos en el que
pocos se adentran y cuyo significado es un profundo misterio.
La muerte es representada por una constante preocupación que se
transforma en una angustia continua que está en el pensamiento del hombre
todos los días en forma insistente y que lo acecha a diario en su continuo
23
Ibidem, p. 52.
40
andar por el mundo. Vive bajo la sombra de una angustia que acecha a su
existencia, lo afecta emocionalmente transformando sus pensamientos en
esta constante preocupación, lo que implica el estar vivo y, por lo tanto,
sentir miedo a morir.
Se tiene la sensación de un constante martirio ante lo incierto que
resulta ser la vida, la preocupación de lo que ha de suceder mañana, el
hombre que se castiga a si mismo con este constante pensar por el mañana.
Vive en vida un sufrimiento que se manifiesta en forma frecuente y
que hace que el hombre cargue con este sentir a cada instante dentro de su
diario existir, su vida se torna oscura y adversa. Vive en un estado de
castigo y de sufrimiento. Se planta sólo ante el mundo y el universo, y por
tanto debe de acatar sus mandatos y leyes, mismos que fueron establecidos
con el fin de crear un orden que genere una armonía general.
La existencia se transforma en un eterno sufrimiento y en la
interrogante por lo que ha de suceder el día de mañana y por lo que ha de
venir, la incertidumbre de la vida. La angustia que se torna en una constante
que acompaña al hombre en todo momento y a todo lugar. La melancolía de
estar con vida, la tristeza de vivir sabiendo que todos han de morir tarde o
temprano, la interrogante que a todos acecha y que todos quieren negar, una
realidad que nadie quiere ver y que está presente a diario.
El hombre descubre al ser interior que habita dentro de él y que vive
en un constante drama, se autodescubre, se planta ante sí mismo, entabla un
diálogo hacia el interior de su ser. Tiene una conversación con su propia
conciencia, platica con ella, la escucha al igual que al ruido del mar que está
encerrado dentro de la concha de un caracol, el hombre escucha a su mente.
Tiene una plática con su conciencia misma que le expresa su sentir y
preocupaciones, se adentra en el misterioso laberinto que existe al interior de
su mente. Habla con ese ser que está encerrado dentro de él, al igual que el
caracol guarda dentro de sí mismo el sonido del mar. El hombre guarda
41
dentro de sí a su alma con la cual se comunica en el momento de la vigilia,
antes del sueño.
El hombre se planta frente a frente con la esencia de su alma que
habita dentro de él, el ser que finalmente es y que mantiene un enlace
constante con él mismo, un diálogo que es interior, personal.
Los temas de los tres poemas anteriores están en consonancia con los
que José Revueltas trabajó en su obra literaria: la soledad que es el
aislamiento en un mundo incierto en donde se tiene la sensación de que se
está preso, recibiendo un castigo de forma injusta y cuya única salida a tan
pésima situación es mediante la muerte, el final de toda existencia.
3 JOSÉ REVUELTAS
3.1 EL ENCIERRO CIRCUNSTANCIAL
José Revueltas (1914–1976) fue un novelista mexicano cuya vida fue
controversial debido a su activismo político dentro de las filas del Partido
Comunista Mexicano, participación que lo llevó a prisión en varias
ocasiones. La vida de la prisión lo marcó profundamente debido a que en
este lugar tuvo la oportunidad de conocer a todo tipo de personas, y en
especial a los asesinos que llamaron su atención y lo llevaron a construir el
perfil que algunos de sus personajes presentan, mismos que viven en la
desventaja de su misma condición humana en la cual están atrapados, son
seres salvajes que viven a la defensiva mostrando su animalidad que surge
instintivamente de manera espontánea.
Revueltas concibe al encierro de una manera distinta a los autores
mencionados anteriormente. Para él tanto este mundo y sobre todo las
circunstancias que rodean al hombre forman parte de su encierro. El hombre
42
mismo se va creando y cayendo dentro de su propia prisión conforme se
interrelaciona con sus semejantes.
El hombre forma parte del infierno en el cual está encerrado debido a
su comportamiento errático y negativo. Por ejemplo, una persona es nociva
debido a sus reacciones impulsivas y equivocadas que lo llevan a cometer
actos atroces carentes de civilidad, emerge la animalidad interna contenida
en todos los hombres. Se convierte en una persona marginal que ignora el
mundo en el cual se desenvuelve. Piensa que todo lo que realiza está
correcto y que el mal que causa no afecta a nadie.
El “encierro”, entendido en un sentido amplio, es uno de los grandes
ejes que estructura toda su obra –literatura y teórico política-, a tal
punto que él mismo se declaró cansado de ese tema. Encarcelado en
Lecumberri a raíz del movimiento de 1968 y poco después de redactar
El apando, sintió que tal vez era demasiado reiterativo. Revueltas no
parece consciente de que el tema de la prisión es mucho más vasto que
el encarcelamiento físico, y que su obra gira obstinadamente en torno a
la idea de encierro y de la lucha para evadirse de él. Se trata de un
tema recurrente, aun cuando ninguna prisión material (muros, rejas,
barrotes) aparezca en el horizonte. La cárcel es esencialmente interior
y esto es, desde luego, lo que va a llamar nuestra atención.24
Este tipo de persona vive dentro de un encierro, está perdida y apartada de
todo vínculo con la sociedad, vive una vida marginal, inmersa en la
oscuridad y los vicios que son característicos de toda sociedad. La sociedad
misma gesta en sus entrañas más oscuras a este engendro con características
demasiados peculiares y de distinta naturaleza. Entre ellos podemos
encontrar a la escoria de la sociedad: asesinos, ladrones, violadores,
prostitutas, drogadictos, etc., mismos que convierten sus conductas
delictivas en modos de vida. Por lo general siempre pasan a formar parte de
la población que está confinada en las prisiones que la misma sociedad
construye para alejar a este sector nocivo de la sociedad. Siempre se les
24
Philippe Cherón, El árbol de oro, José Revueltas y el pesimismo ardiente, Ciudad Juárez, Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez, 2003, p. 21.
43
considerará como algo negativo y peligroso, están condenados por la misma
sociedad a permanecer en el lado oscuro, en donde no representen un
peligro.
El encierro también es concebido por este autor como el mundo en el
que habitamos, la realidad en la cual nos ha tocado vivir. Formamos parte
del encierro sin darnos cuenta, estamos a disposición de poder ser víctimas
de seres bestiales como el Minotauro que habrá de devorarnos, o ser blanco
de castigos al igual que Prometeo, Sísifo o Tántalo, y ser confinados como
ellos hasta lo más profundo de las prisiones. Vivimos encerrados en
sociedades que nos aprisionan y en las cuales habitan seres salvajes que en
cualquier momento pueden hacer blanco en sus inocentes víctimas. El
ciudadano común y corriente puede ser susceptible de la delincuencia en
cualquier momento, nadie está a salvo.
Vimos que sus primeros textos giran en su mayoría alrededor de
experiencias carcelarias y que este tema vuelve de una manera
obsesiva y terapéutica en su obra literaria; y si se considera la cárcel
con el enfoque del aislamiento ideológico que sufrió gran parte de su
vida, esta obsesión ocupa un lugar central en sus dos novelas de
madurez. Los días terrenales (1949) y Los errores (1964), en las
cuales regresa al mismo “gran” periodo de su juventud: luchas
heroicas, huelgas, mítines, arrestos, deportaciones. Todas esas
experiencias físicas y mentales, tomadas globalmente prefiguran una
conclusión a la cual Revueltas llega en El apando (1969): la sociedad
en su conjunto no es otra cosa que una gigantesca prisión. 25
Tenemos que converger dentro de un solo espacio que está delimitado y que
aparte es vigilado en forma constante por las autoridades que ejercen un
gobierno al interior. La cuidad y sus distintas manifestaciones de autoridad,
(en ocasiones la delincuencia ostenta el monopolio del poder) se encargan
de mantener el aparente orden dentro de la complicada estructura sobre la
cual se sostiene la sociedad.
25
Ibidem, p. 53.
44
Revueltas ve al encierro en todas partes y a través de su literatura va
recreando esta idea en forma constante, sus personajes viven esta forma de
vida que puede considerarse como perdida y sin una posible forma aparente
de salir del laberinto, la prisión, la ciudad en el cual se encuentran perdidos,
confinados a vagar hasta el final de sus días por los distintos pasillos que
conducen a ningún lugar porque siempre se estará dentro de él, no hay una
escapatoria de este sitio lúgubre y desolado.
Estamos por suceder en todas las direcciones que se contienden dentro
de nuestra circunstancia, dentro de ese acontecer en el que nos estamos
aconteciendo. Sin embargo, la circunstancia no nos pertenece: no
somos libres de que nos pertenezca, ni siquiera en el caso de que
nosotros mismos podamos haberla creado. La contingencia que de aquí
pueda se derive –que de aquí pueda derivarse– será incierta, sin
contornos, una contingencia opaca. Luego, la circunstancia se
instituye, nos invade, se convierte en nuestro equívoco. Se transforma
en un verdadero crimen judicial, comprobado, reiterado por el
consenso de todos los testigos que nos rodean (no olvidemos que
también hemos sido Hitler, por mucho que nos repugne), testigos que
nos acusan y finalmente nos condenan, de igual modo si somos
culpables o inocentes aunque en realidad muy pocas veces –o jamás
culpables, pues también se nos juzgará por haber sido inocentes (y no
olvidemos que hemos sido también Cristo).26
Sus personajes forman parte de ese sector social que por lo general es el
sector bajo de la sociedad y hacia el cual nadie desea ver, pero que todos
sabemos que existe. Expresa una forma de vida sumida en la más vil miseria
e ignorancia, con todo tipo de carencias. En donde el lujo y las comodidades,
características de la vida moderna, existen sólo en la imaginación de los
protagonistas de las distintas historias que nos narra. Están dentro de una
circunstancia que es adversa y que a la vez los sujeta, los conduce hacia su
propia destrucción, condenados a penar dentro de este espacio que es
opresivo en todos los sentidos.
26
José Revueltas, Antología personal, México, FCE, 1975, pp. 9-10.
45
La misma sociedad es la culpable de esta forma de vida porque
enferma al hombre y lo convierte en un ser monstruoso que acumula un odio
interno y un vacío en lo más profundo de su alma. Este ser tiene que vivir
sus días condenado a sufrir hasta encontrar la muerte, misma que finalmente
lo llevará a la libertad de esta vida complicada en la cual tuvo la desventaja
de nacer. El sufrimiento de los inocentes que no tienen culpa de estar
atrapados dentro de un mundo lleno de una descomposición social que los
absorbe y los transforma en seres completamente enfermos, el
lumpemproletariado, la escoria de la sociedad. Son los muertos en vida,
hundidos en un mundo lleno de oscuridad.
Textos sombríos, deprimentes, en los que casi todo gira en torno al
encierro: es la impresión que resulta de una lectura rápida de la
narrativa de José Revueltas. Desde las historias, siempre tremendas,
hasta las modalidades enunciatorias, una tensión dramática máxima,
tramas asfixiantes, etc. Todo ocurre para provocar una sensación
claustrofóbica que amenaza con apoderarse del lector ante ese
universo oscuro, clausurado donde el ser humano parece condenado
sin remedio al sufrimiento y la enajenación, donde reina el fracaso de
la crítica lúcida, generosa, contra los muros del dogma y la cerrazón.27
La inmensa brecha que divide a los ricos de los pobres es la que ha creado
esta diferencia entre las personas. Los excesos de los ricos y las carencias de
los pobres es el origen de todas las enfermedades que existen dentro de las
sociedades. En las primeras sociedades el hombre solía ser un hombre fuerte
y sano que se nutría de la vitalidad emanada de la misma naturaleza, no
había cabida para el ocio. Todos los integrantes de la comunidad tenían
tareas asignadas en las cuales ocupaban la mayor parte de su tiempo, eran
tiempos felices en los cuales no existía la maldad de hoy en día. Había un
vínculo de unión interna.
27
Philippe Cherón, El árbol de oro, José Revueltas y el pesimismo ardiente, Opus Citatum, p. 151.
46
La diferencia entre las personas se decretó desde el momento en que
se estableció la primera propiedad privada y desde entonces el hombre se ha
dedicado sólo a la acumulación del capital (propiedades) y a trabajar para sí
mismo. Ya no hubo el interés de contribuir a la comunidad a la cual
pertenecía. El atesoramiento de propiedades, junto al egoísmo y la avaricia,
llevó al hombre a ejercer una nueva forma de vida, el individualismo, pensar
en su propio beneficio.
El capital le dio poder al hombre y lo convirtió en un ser inhumano
que desprecia a sus semejantes hasta el grado de odiar a los más desposeídos
y necesitados. La forma de vida capitalista y su mal necesario e
indispensable dentro de toda sociedad, el dinero, destruyeron ese vínculo de
unión y hermandad que existía en las antiguas comunidades.
Ocurre la lucha del pobre en contra del rico, la confrontación de
clases en la cual se necesita rescatar al desposeído de esa pesadilla en la cual
se encuentra inserto. La lucha del obrero en contra del burgués que controla
todos los aspectos de su vida. El hombre que controla el capital se atribuye
un poder sobre los demás, un poder que sólo le está atribuido a Dios y que el
hombre en su siempre constante sueño de grandeza se lo atribuye.
3.2 MISIÓN LITERARIA
La misión del escritor es la de mostrar ese lado complejo de la existencia en
la cual estamos insertos como humanidad, mostrarnos la realidad del mundo
y crear conciencia sobre esos aspectos negativos que nos hacen ser cada vez
más humanos porque nos muestran lo difícil y complicado que resulta el
vivir dentro de una sociedad que día a día se convierte en más cruel e
insensible ante estas problemáticas de los desposeídos y marginados. El
47
hombre se encuentra atrapado en una prisión: el laberinto de la complicada y
difícil condición humana.
Para Revueltas, el papel del artista es mostrar lo oscuro, la
degradación; abrir los ojos a la sombría realidad del mundo y de la
existencia humana, para que despierten sus contemporáneos, aunque
sólo sean unos cuantos. Su punto de partida es que el artista debe
describir la realidad tal y como la percibe para poder combatirla: “si
esa es nuestra realidad, como tal hay que reconocerla. Sólo
reconociéndola podemos empezar a luchar contra ella para
transformarla”28
Para lograr tal propósito el autor se da a la tarea de construir una estética o
estilo literario que le sean característicos. Construye su universo a partir de
una idea principal que es mostrar la realidad en su lado más crudo o cruel de
la existencia del hombre. Representar todo ese dolor y sufrimiento que viven
las personas más desposeídas de esta sociedad, que el lector vea y se dé
cuenta que existe un lado que nadie quiere ver dentro de la misma sociedad,
en él viven atrapadas y condenadas personas que son semejantes a nosotros,
son humanos que tuvieron la desdicha de caer dentro de los límites de algún
oscuro lugar.
Lo trágico de nuestro tiempo reside en que esta conciencia lúcida, que
se expresa por un signo negativo, sea precisamente la única conciencia
humana real, auténtica, indiscutible. Esto quiere decir que la
enajenación humana ha llegado a un extremo tan radical que lo
humano verdadero sólo puede realizarse con la muerte.29
Personas que han tenido que someterse a vivir una vida en condiciones
adversas, alejados de la mano bondadosa de Dios. La vida continúa y
muestra su lado inhumano, lo trágico, que se considera como algo indeseable
porque nadie quiere verse envuelto en una desgracia.
28
Ibidem, p. 23. 29
José Revueltas, Antología personal, Opus Citatum, p. 11.
48
Sin embargo, existen personas que están condenadas a sobrevivir
dentro de este submundo lleno de oscuridad, en un ambiente que está sumido
en el dolor, sufrimiento, angustia y desesperanza. Se desea encontrar una
salida a tan injusta situación porque se es víctima de un castigo impuesto por
un sistema social que no tiene compasión y que muestra su lado cruel hacia
la humanidad, carece de sentimientos. Estar con vida y condenado al
sufrimiento mientras llegue la tan ansiada y esperada libertad que en muchos
casos llegará mediante la muerte. Es la tragedia en la cual se encuentra
inmerso el hombre, se viene al mundo únicamente a sufrir, el hombre mismo
es un lobo contra sí mismo.
3.3 MATERIALISMO REALISTA DIALÉCTICO
En el prólogo de su libro Los muros de agua, Revueltas explica los motivos
por los cuales construye su intención literaria y ésta es la de mostrar el
sufrimiento en su lado más desgarrador, el horror de estar con vida; y para
lograr tal efecto busca una fuente de inspiración que lo conmueva hasta las
entrañas, hasta el fondo de su alma, lo más extremo posible, encontrar a ese
elemento primario que lo inspire a construir su obra narrativa.
Con dicho fin decide hacer una visita a un leprosario y contemplar lo
que él mismo denominó como “la realidad desnuda”, ante la cual no habría
que cerrar los ojos por más que quisiera. Lograr comprender lo que es el
verdadero sufrimiento en vida, o lo que también se considera como un
muerto en vida porque se está confinado a un mundo de dolor y oscuridad
semejante al encierro dentro de un ataúd.
La realidad de los leprosos que ven como su cuerpo se va pudriendo
poco a poco y muriendo conforme avanza la enfermedad, sin que haya una
posible salvación a su condición, es la falta total de esperanza, ya nada hay
49
por hacer más que únicamente aguardar la libertad. Lo único que les queda
es esperar a que llegue su final, seres que tuvieron la desgracia de caer en
una situación de desventaja ante su cruda verdad, un martirio que los va
comiendo internamente al igual que su cuerpo.
Una mujer, no lejos de mí, lleva a un niño entre los brazos, que trepa
por encima de su hombro, gordozuelo. Pues bien. ¡Nada de
gordozuelo! Es sólo la carita de un pequeño gatito montés, un niño con
lepra. La mujer me mira, indiferente. Indiferente al parecer, porque
algo debió notar en mi expresión y entonces sobre la máscara de su
rostro ruedan unas lágrimas, desconectadas en absoluto de lo que
acostumbramos ver como dolor, unas lágrimas ajenas, que alguien
soltó desde atrás de los ojos–no la mujer actual, enferma, sino esa otra
que tuvo alguna vez un rostro, una cara, y que podía manifestar algo.30
Revueltas se plantea la necesidad de que su literatura debe de expresar esta
realidad, el sufrimiento que viven los leprosos que no pueden hacer ya nada
por revertir su condición y su enfermedad, son blanco de un castigo por el
solo hecho de estar con vida. Revueltas se propone construir una literatura
que comunique ese dolor, pero con la diferencia de que él busca mostrar una
realidad dolorosa de forma más explícita.
Construir un nuevo tipo de realismo, no el realismo que es
conformista y superficial. Hace la propuesta de crear un nuevo tipo de
realismo que él mismo denominó “realismo-materialista-dialéctico”, éste
daría nacimiento a una nueva propuesta literaria que llegaría hasta lo más
profundo del alma del ser humano al llevar la realidad hasta zonas poco
transitadas en la literatura mexicana.
30
José Revueltas, Los muros de agua, México, Era, 1978, p. 16.
50
4 ESPACIO NARRATIVO
4.1 ESCENARIO NARRATIVO
El espacio nace a partir de la acción de la descripción o narración, es un
discurso representativo de realidades posibles, se recrean universos con
carácter ficticio. En el discurso narrativo convergen tanto el espacio y el
tiempo, todo contenido dentro de una estructura que da vida a la realidad
emitida por el narrador. Un universo construido a partir de la nada, del
vacío, de la hoja en blanco.
Haciendo uso de su capacidad imaginativa, el emisor del discurso, da
vida a mundos posibles en donde se puede advertir la existencia de lugares y
personajes que conforman este entramado complejo. A partir del uso de la
imaginación se van moldeando las distintas aristas hasta llegar a esculpir un
espacio con márgenes bien definidos y delimitados.
El espacio captado por la imaginación no puede seguir siendo el
espacio indiferente, entregado a la medida y a la reflexión del
geómetra. Es vivido. Y es vivido, no en su posibilidad, sino con todas
las parcialidades de la imaginación. En particular, atrae casi siempre.
Concentra ser en el interior de los límites que lo protegen.31
La imaginación es la artífice de estas realidades, le da existencia a ese
mundo que es recreado por medio de la narración de una realidad que es
constituida con una intención final que es la de expresar una problemática
que yace dentro del espacio de estos mundos alternos, en donde todo puede
ocurrir y todo es posible.
La proyección del espacio tiene una relación directa e inseparable con
el lenguaje, que mediante la distinta combinación de sus elementos internos
31
Gastón Bachelard, La poética del espacio, México, FCE, 1965, p. 28.
51
hace posible que emerja esta realidad de carácter ficticio. La acción del
lenguaje hace posible esta labor creativa.
Es obvio, sin embargo, que cuando hablamos del espacio en el relato,
nos referimos más bien a la “ilusión del espacio” que se produce en el
lector gracias a una serie de recursos descriptivos altamente
codificados.32
La intención del discurso emitido, a partir de una perspectiva particular del
individuo que emplea al lenguaje para lograr tal propósito, es la de crear un
efecto que envuelva al receptor y que cree un sentimiento de identidad con
las ideas expresadas al interior de la estructura que da vida al relato o
historia. La perfecta interrelación de los distintos elementos de los que se
compone el lenguaje, hace que se cree un efecto de armonía interna que
logra que el discurso sea emitido con claridad y contundencia.
Revueltas construye, a través de su narrativa, mundos en donde el
hombre es concebido como un ser que recibe un castigo por el solo hecho de
estar con vida dentro de los límites de estos espacios. Expresa la idea de un
encierro en un lugar que es adverso, agresivo e incierto, todo puede ocurrir
sin esperárselo. En la poética de Revueltas el mundo es un espacio en donde
los hombres han sido conferidos para ser objeto de un castigo por parte de
los dioses, una perspectiva que es semejante al Génesis del Antiguo
Testamento.
Dio Crisóstomo, autor del siglo I, coincide con esta idea del encierro
en un mundo que es injusto en todos sus sentidos.
El lugar que llamamos el mundo, es una prisión que los dioses
construyeron para castigarnos. La hicieron gravosa, mal ventilada,
intolerable, con partes frías, heladas, y otras asfixiantes y malsanas.
Como los hombres no soportan estas condiciones, tuvieron que
construirse otras pequeñas cárceles, que son sus casas y ciudades,
como quien construye un pequeño recinto dentro de otro más grande.
32
Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, México, S. XXI, 1998, p. 26.
52
Las plantas, los frutos de la tierra, son el rancho de la prisión. Es una
pitanza asquerosa, y si a los hombres les parece buena y apetecible, es
sólo porque un prisionero con cualquier cosa se contenta. Pero esa
comida es mala y dañina. Prueba de ello es la fragilidad de nuestros
cuerpos. Además, los presos no reciben la comida libremente: se la
tienen que ganar con arduos y fatigosos esfuerzos.
Para impartir castigos, los dioses proveyeron dos instrumentos de
tortura. Son el alma y el cuerpo. Aquélla es atormentada por deseos,
pasiones, iras, temores, ansiedades y cuitas incontables; éste, está
sujeto a dolores y enfermedades de tan variable índole y número tan
grande, que no alcanzaríamos a nombrarlos todos en un día. En esta
prisión y padeciendo estos tormentos viven los reos. Ninguno entró en
el presidio voluntariamente: todos llegaron sin haberlo pedido. Pero
sea cual sea su condición, ricos o pobres, guapos o feos, todos están
atados con las durísimas cadenas que los dioses forjaron. A los
humildes, que son flacos, los grilletes les quedan algo holgados y los
oprimen menos. Pero a los ricos y poderosos, inflados de alma y
robustos de cuerpo, las cadenas los ciñen con dolorosa apretura.
Las cadenas de los dioses no son ni de acero ni de hierro, como las
nuestras; están hechas de eslabones entrelazados de dolor y de placer,
alternando el uno con el otro. A un gran placer le sigue un gran dolor,
y asimismo, a un placer menor le sigue un dolor de menor cuantía. El
mayor placer al final es la muerte. Por eso es que el dolor mayor es el
que precede a la muerte, pues está claro que no hay mayor dolor y
sufrimiento que aquel que termina en la muerte.33
La representación del confinamiento en un lugar en donde el sentir del
hombre es de una inocencia es objeto de un odio de los dioses en contra de
la humanidad, que se han ensañado en contra de esta raza indefensa e
inocente. La esencia de este mundo se torna en algo que no puede percibirse
con facilidad, todo se vuelve opaco y difuso, no puede verse con claridad
debido a la esencia del sufrimiento que impregna todo el ambiente que hay
al interior de este deprimente mundo. Algo que es similar al infierno terrenal
que Revueltas busca construir a través de su literatura, en donde los hombres
penan sus culpas con un carácter de eterno.
33
Francisco González Crussi, “El hombre y la muerte” en Ruy Pérez Tamayo, La muerte, México, El
Colegio Nacional, 2004, pp. 121–122.
53
4.1.1 La ciudad
4.1.1.2 Los errores (1969)
En esta novela el autor expresa su idea del encierro a través de la
complicada vida que llevan los personajes que protagonizan esta historia
contenida dentro de una estructura que es laberíntica. Una historia que se
enlaza por medio del vínculo que existe entre los distintos capítulos.
La estructura que conforma a la novela también refleja la idea del
encierro dentro del laberinto, porque conforme el lector avanza en su
lectura se advierte que es una historia que no es lineal, el lector debe de
poner una especial atención y hacer un esfuerzo de su parte para poder
interpretar cuál es la intención final del autor, que es la de hilar los
distintos capítulos por medio de un recorrido dentro de su estructura.
Los distintos capítulos han sido titulados con los nombres de los
protagonistas y en ellos se va introduciendo a los personajes dentro de la
historia. El lector se va metiendo en la vida íntima de los distintos
personajes y va conociendo cuál es la problemática que los aqueja y el
motivo de su errático comportamiento dentro de su complicado mundo; el
lector recorre junto a los personajes los distintos pasillos y oscuros
rincones de este intrincado y complejo mundo. Vicente Francisco Torres
advierte que dentro de esta novela confluyen dos mundos paralelos que se
enlazan, la escoria del bajo mundo y la lucha de los comunistas.
Las dos esferas de la novela son igualmente ricas e independientes,
con sus propios problemas: el bajo mundo del Muñeco, enajenado y
degradado por la miseria y la prostitución, frente al PCM como
institución, como conciencia enajenada que enajena. Mientras que en
la historia de los militantes se plantea la inexistencia histórica del
PCM (problema que casi absorbe la segunda mitad del libro), en la
del grupo lumpenproletario sólo se maneja muy ligeramente (por
boca de Lucrecia), el recurrente asunto revueltiano de estar presos en
54
la vida, de estar en la existencia como en una cárcel dado que uno no
elige ser hombre, piedra o cualquier cosa.34
Dos historias que convergen por medio de un enlace que es el crimen y
robo a un usurero. Se une el mundo de un padrote que vive en la
indiferencia ante la realidad política por la cual luchan los comunistas
comprometidos con su causa. Dos mundos opuestos.
Un primer referente a la idea del encierro, ya dentro de la novela, se
hace en una escena en la cual Mario Cobián se contempla ante un espejo
vistiendo un disfraz, su personalidad está encerrada tras la máscara, se
transforma en otra persona y cree que ha encontrado el camino que lo habrá
de sacar del submundo en el cual se encuentra. Encontró el hilo de Ariadna
que lo de guiará fuera del laberinto en donde vive, un mundo lleno de
oscuridad y muerte. El reflejo ante el espejo crea una falsa expectativa
porque siempre se considera al espejo como un falso reflejo de la realidad y
Mario cree que está contemplando a otra persona que en este caso es el
nuevo Mario que ya está fuera del infierno en el que habita. Imagina un
nuevo mundo en el cual habrá de vivir feliz al lado de su querida, Lucrecia,
y su madre. Irán a vivir a la frontera a forjar un nuevo futuro lejos del
infierno en el que están confinados penando un castigo.
Se veía dentro del marco del espejo como si aquella imagen suya, a
la que abandonaba tan provisionalmente, no fuese sino un préstamo,
la cantidad que necesitaba para su rescate, resuelto de antemano, en
su fuero interno, como cuestión de honor, a devolverla con creces, de
mil modos, con aquella nueva vida que se proponía llevar, con
aquella ruptura consigo mismo, con su pasado, con todo el infierno.
A la luz de estos propósitos, el sobrenombre con el que se le conocía
en su mundo era lo que cobraba ante sus ojos un sentido más insólito
y más aparte de su ser. Reflejado en el espejo como un simple agente
de ventas, pero también de este lado, donde estaba el Mario Cobián
real, irreflejable y secreto, aquel conjunto de hechos, situaciones y
relaciones que era El Muñeco, como lo llamaban, se había
34
Vicente Francisco Torres, “Los errores. Un sistema de vasos comunicantes” en Edith Negrín, Nocturno
en que todo se oye, José revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, p. 139.
55
transformado en un noción distante, casi inverosímil, que no podía
ver sino con una extrañeza llena de admiración.35
Esta es una escena que refleja la ignorancia en la cual está hundido Mario,
que cree haber encontrado la solución a toda la problemática en la que se
hallaba. Cree haber encontrado la varita mágica que vendrá a solucionar
todo. Lo que en realidad ocurrió era que nada más se creó una falsa ilusión,
pensó haber encontrado la solución a todo. Únicamente es una solución
momentánea y no perenne como él lo pensaba, su felicidad solamente
durará mientras se le acababa el dinero que obtendrá de manera fácil e
ilícita.
Mario planea dar un golpe, robar el dinero a un usurero del barrio de
la merced. Éste ha levantado todo un imperio a su alrededor con base en la
miseria y la carencia de la gente pobre. Los pobres siempre andan en busca
de un aliento, dinero, que los ayude a continuar la pesadilla de vivir en una
vida hundida en la carencia. El usurero se vale de cobrar intereses sobre el
préstamo, no le importa en lo más mínimo la problemática de los que van
en busca de su ayuda; lo único que le importa es el dinero que obtendrá y
cómo aumentarán sus ganancias.
Para realizar el robo Mario actúa en complicidad con Elena, un
enano que es su compañero, casi su hermano. Han vivido y trabajado juntos
en actos circenses, se puede considerar que son personas marginales por su
deformidad y pobreza. Se hace una descripción del acto circense que
realizan juntos, un acto que está lleno de crueldad, característico de un
mundo lleno de oscuridad y de gente hundida en la ignorancia. El acto es
sobre todo un acto denigrante en contra del mismo enano, él no importa, ya
que es considerado como un monstruo oriundo de este infierno en el que
35
José Revueltas, Los errores, México, Era, 1979, p. 16.
56
están condenados, y por tanto, éste no puede tener sentimientos, soporta
cualquier tipo de humillación y dolor. El enano no le interesa a nadie.
Aquello resultaba de un efecto único, magnifico, maravilloso que no
tenía comparación con nada. Un circo romano de víboras. Ese súbito
y descomunal alarido de Elena al descubrirse entre los reptiles, ese
terror increíble y sin mente que recordaba de un modo vago al
hombre, al mono humanizado por el miedo y la impotencia. Corría y
tropezaba, intentaba trepar por las paredes desnudas del cubo,
suplicaba con los bracitos en alto hacia el trapecio que Mario hacía
subir y bajar para que no pudiera alcanzarlo, saltaba e intentaba
inútilmente desprenderse de las serpientes enroscadas a su cuerpo, el
rostro bañado en lágrimas inexpresivo de pavor.36
El enano es introducido dentro de un veliz por Mario con la finalidad de
dejarlo dentro del local del prestamista para que salga en cuanto el
prestamista se vaya y robe todo lo que pueda de valor. El enano accede,
pero a fuerzas, Mario forcejea con él y finalmente logra introducirlo dentro
del veliz. Una vez dentro del veliz el enano contempla una rara experiencia,
un encierro lleno de oscuridad que el autor describe y compara como la
oscuridad que domina en todo el universo. El encierro lo hace sentirse aún
más solo y extraño, desconocido para sí mismo
Miró en torno suyo. Trataba de definir estas tinieblas intrauterinas
del veliz, sus dimensiones, su acomodo. Lo mismo que deben de
mirar las gentes después de haber muerto, se dijo. Ciertas formas
vistas a través de la ceguera. La memoria del vaivén del veliz, que
conservaba como cuando se baja a tierra después de un largo viaje
por mar, hacía que las formas oscilaran, unidas a sus movimientos en
una yuxtaposición alterna y cambiante de negro sobre negro. Quería
comprender este mundo, este principio del hombre. Un tiradero
sideral lleno de antiguos desperdicios cósmicos, cuerpos
extrañamente rectangulares, en un universo sin sol, orlados por un
resplandor espectral que no salía, no dimanaba de ellos, sino de las
cintilaciones de los propios ojos que los miraban, una memoria de la
luz, pero una luz no vista, sino oída, un luz para el tacto. El
abandono completo en una noche de planetas sordos, donde éstos
eran cajas, techos, pedazos de muelle, la esquina de una nube que los
36
Ibidem, pp. 41-42.
57
habían quedado aprisionados entre los fiordos de un océano de hielo
negro, abismal y único, sin puntos cardinales dentro de un espacio
obsesivo, quieto y puro hasta la muerte. Un ajuste de densidades
destinado a la soberanía del ojo, a su encerrada soledad sin párpados,
antes de los sistemas solares conocidos, en que no había lo próximo
ni lo lejano, sino tan sólo una depuración de los negro, un avance
inconcluso de oleadas de sombra que el ojo limitaba y construía,
para volver a construir y limitar otra vez por los siglos de los siglos,
a cuestas la solitaria maldición de un Sísifo del ver.37
El autor hace una descripción de este raro tipo de encierro a que es
sometido el enano dentro del veliz, hace una descripción como de un viaje
a otra dimensión en donde el infinito abarca toda la existencia, donde reina
la oscuridad total. Hay una oscuridad dentro de otra oscuridad. Se viaja al
más allá, a un lugar en donde no existen las formas comunes y habituales
del mundo cotidiano en el que solemos vivir. Se crea la ilusión de una
realidad inexistente, se viaja a los más profundos confines de la mente
humana, una contundente expresión de la nada, el encierro dentro de un
cuerpo que contiene a la esencia del ser, no existe nada, sólo el
pensamiento que domina a la conciencia del hombre. El enano experimenta
una vivencia extraña, es como estar contenido dentro de un ataúd, como un
muerto en vida que contempla maravillado la inmensidad infinita que
abarca la nada.
En otro pasaje de la novela se refiere al encierro y en concreto a la
estancia en prisión. Se hace una descripción de cómo es la vida dentro de la
prisión. Jacobo Ponce, que se encuentra en su apartamento escribiendo un
ensayo sobre el concepto del hombre erróneo, en un momento de reflexión
recuerda los tiempos pasados y sobre todo recuerda a Emilio, su
compañero. Los camaradas comunistas Olegario y Emilio que estuvieron
presos juntos y por tanto se conocen a fondo ya que compartieron
37
Ibidem, p, 44.
58
experiencias muy duras dentro de su vida dentro de ese lugar reformatorio
de individuos que no son aptos para vivir en la sociedad.
Ahí la vida condensa su significado, lo multiplica hasta la desnudez
más perfecta, se bestializa sin rodeos, sin asombro, idéntica a la
confiada naturalidad con que se usa el W. C. El que es bestia, ahí
está, sin rubor, sin alma, encantado de poderlo hacer, con los
cigarrillos que fuma a escondidas para no compartirlos con sus
compañeros, la comida especial que se hace servir furtivamente en
las cocinas, por obra de algún soborno, la vileza con que disimula–
cuando hay algo por lo que se debe protestar–el miedo que le brota
por los poros de la piel como si sudara excremento. Ahí está
agradecido a los jefes por una abyección que le permite no sufrir con
exceso ni arriesgarse más de la cuenta, si ya es bastante con lo que
padece como para que aún pretendiera añadirle complicaciones
morales. Uno sabe con quien trata, con qué clase de tipo, si conoce
su comportamiento en la cárcel, y mucho mejor si ha estado preso
junto a él. Sabrá desde luego si es un canalla.38
La figura de Emilio pesa mucho dentro del mismo partido y a su alrededor
se han construido muchas historias que refieren a su muerte, pero igual,
éste continuaba con la lucha por los ideales del comunismo, al igual que
Olegario, dos camaradas comprometidos con su lucha ideológica.
Jacobo escribe un ensayo y es interrumpido por un ruido infernal que
proviene de la calle, mismo que va aumentando cada vez hasta llegar a
hacerse insoportable, lo que interfiere con su prolífica actividad. Jacobo es
considerado como un personaje intelectual que está al lado de la verdadera
lucha comunista, la lucha del obrero y del pueblo, no la lucha de los
dirigentes que ignoran cuál es la verdadera causa del movimiento unido del
pueblo.
La ciudad y sus habitantes son vistos como prisioneros dentro de un
laberinto en donde se carece de un orden racional, lógico, únicamente
38
Ibidem, p. 70.
59
impera el caos que surge a partir del confinamiento en un solo espacio que
resulta insuficiente para tantos elementos, en este caso los vehículos.
Gigantescos camiones y transportes, tranvías y automóviles de
alquiler, habían formado, inopinadamente, un laberinto del cual no
acertaban a salir, y entonces su único recurso era chillar, chillar
como cerdos a los que condujesen al matadero, cada uno preso en la
red del otro, cada un inconsciente y culpable, y cada uno, también
rabioso y soberano. Había en aquello algo infernal, de pesadilla
viviente, al margen de no ser sino un simple embotellamiento de
transito.
Los policías pitaban, en el colmo de la desesperación, con los
silbatos incrustados en los dientes, igual que los labios artificiales,
como si tuvieran otros órganos del habla, a tiempo que ejecutaban
extraordinarios aspavientos histéricos, yendo de un lado a otro, en
esa fantástica interlocución de monos que era aquel lenguaje del
ruido, del caos puro y deshumanizado. Los conductores de vehículos
respondían a los agentes con idénticos ademanes, ya hacia un punto,
ya hacia el opuesto, en un desvarío lleno de tercas incoherencias,
pero de modo preferente hacia el minotauro, hacia el abominable
camión de mudanzas, desproporcionado y antinatural como un barco
terrestre ( sobre el que todos parecían convenir, con un odio supremo
y agitado, en que era el verdadero y único causante del conflicto ), y
también, de igual modo que los agentes, sin palabras, con las mismas
angustiosas gesticulaciones mímicas y el chillar enloquecido,
desenfrenadamente múltiple de bocinas.39
Aquí el autor concibe el encierro de una forma imaginaria, ve a la ciudad
en su totalidad como un laberinto problemático. Ve este encierro en un acto
que se puede considerar cotidiano y propio de las grandes ciudades. Los
embotellamientos que se generan por la incapacidad de las avenidas de
soportar tanta carga vehicular. Las avenidas colapsan y ocurre el evento.
Una desorganización derivada por la falta de coordinación entre distintos
elementos que buscan a la avenida como una vía de escape, que los lleve a
otro punto dentro de esta maraña en la cual se encuentran cautivos. La vida
moderna obliga al hombre a ser presa de los fenómenos artificiales creados
39
Ibidem, pp. 73-74.
60
por él mismo, fenómenos que alteran y afectan su vida cotidiana,
transformándolo en un ser enfermizo.
Jacobo siente que está, de repente, dentro de otra dimensión y que la
estancia de su apartamento se transforma también en una prisión. Ve cómo
todo se transforma, todos los objetos cambian de apariencia y adquieren
otra esencia. Tiene pensamientos de forma abstracta en un momento de
reflexión, piensa en las diversas situaciones que lo aquejan en ese
momento.
Al mirar las paredes de libros, que lo bloqueaban por los cuatro
costados, se le ocurrió que bien podían ser las murallas de una inútil
ciudadela del espíritu donde, en fin de cuentas, él no era sino la
imagen grotesca de un combatiente indefenso, solitario, sin escudo, a
quien la gente del mejor sentido común, sin excluir a la mayoría de
sus camaradas, apenas consideraría, a lo más, como a un ser
lastimoso e incomprensible, gratuitamente complicado y
atormentado.40
Se ve al encierro desde la misma mente del personaje, éste vive un encierro
de carácter psicológico, ya que está por cometer un acto del cual no podrá
salir con vida y todo por defender los ideales de la verdadera lucha de los
comunistas. Atacarán al frente de los fascistas que están en su contra.
Jacobo está preocupado por lo que sucederá en el futuro, se siente
angustiado ante la incertidumbre de su propia existencia.
Los errores ha sido escrita porque el comunista que es Revueltas se
encuentra de pronto al borde del abismo. Ese abismo es la
inexistencia del socialismo; ese abismo es la usurpación del hombre
del socialismo por modernos estados despóticos que perpetúan, en el
momento en que dicen abolirla, la añeja opresión del hombre por el
hombre.41
40
Ibidem, p. 85. 41
Evodio Escalante, “Los laberintos de la dialéctica en las novelas de Revueltas” en Edith Negrín,
Nocturno en que todo se oye, José Revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, p.133.
61
Jacobo al igual que Revueltas, se encuentra frente una situación que le
preocupa y por la cual se angustia ante la incertidumbre que se plantea ante
él. No sabe si habrá de salir avante de la misión que está por realizar al lado
de sus camaradas comunistas, todo es posible en esta lucha. Olegario y
Emilio platican acerca de cómo fue la fuga de la cárcel por parte de
Olegario. Olegario hace una descripción detallada de cómo fue cortando
cada barrote con una segueta, de cómo tuvo que soportar estar dentro de un
caño por tres días y sentir como las ratas caminaban por su cuerpo,
mordiéndolo y peleándose entre ellas mismas por morder un pedazo de su
cuerpo. Tenía que estar en silencio, sin realizar movimientos violentos,
temía ser descubierto. Se fuga a través del drenaje y, en especial, se hace
una descripción del momento más crítico, el momento en el cual llegó a
pensar que nunca saldría con vida de ese infierno.
No se habían dado cuenta de que lloraba; que lloraba desamparado,
solitario, abandonado y que, con todo, sus lágrimas no eran por él
sino por este hombre escarnecido, y por la derrota, la humillación, la
impotencia y la soledad de este hombre vivo y sangrante, disputado
por las ratas. La piedad imposible que sentiría Gabriela, el dolor, el
amor tremendo. Lo asaltaban unos deseos bárbaros, impiadosos, de
renunciar, de no proseguir la lucha, de abandonarse a la muerte.42
Momentos difíciles en los que nada vale nada, no hay motivos por qué
luchar, lo único que mueve al cuerpo son los instintos de supervivencia.
Las fuerzas abandonan al cuerpo y lo único de lo que se nutre el cuerpo es
la voluntad de volver a ver con vida a sus seres amados que no se apartan
de su mente, porque el hombre se nutre de sus recuerdos. Se hace una
descripción de la lucha por liberarse del encierro, destruir los barrotes que
contienen y separan a los hombres, y sobre todo, de la fuerza de voluntad
con la que cuenta el hombre.
42
José Revueltas, Los errores, Opus Citatum p. 106.
62
Aparece el personaje de Lucrecia Luque que posiblemente sea el
personaje más hundido en el infierno del submundo caótico en que le tocó
haber nacido. Es víctima de circunstancias adversas desde el momento
mismo en que nació. Vive encerrada en un lugar que está lleno de
desgracia.
En un momento de soledad, Lucrecia se contempla ante el espejo y
comienza a recordar momentos pasados, sus amores con Ralph, un gringo
con el que iba a casarse. Recuerda el momento en que acudió en busca de
su padre para comunicarle que se casaba, pero lo único que encuentra es su
triste realidad, el mundo en el que estaba encerrada desde hacía bastante
tiempo y no se daba cuenta de ello o quería ignorarlo simplemente. Entra
en el consultorio de su padre que era un dentista y lo encuentra muerto,
muerto de una posible congestión alcohólica, el cuerpo ya se encontraba en
estado de putrefacción. Lucrecia se da cuenta entonces de que por siempre
estaría cautiva en este mundo infernal.
Ahora estaba presa, un rostro preso tras de las rejas de sombras que
proyectaba la persiana. Pero esto venía a ser, no un capricho de la
luz, sino la verdad de su vida: una prisionera de todo lo existente.
Siempre encerrada en la cárcel de las cosas y de sus absurdas
relaciones, víctima de una maldición que la hacía convertir en cárcel
todo aquello a donde iba o a donde se encontraba, como si alguien la
siguiera invisible a sus espaldas para cerrar con llave cada vez una
puerta tras de ella.43
Se hace una descripción de la cadena de desgracias que acompañan a
Lucrecia. La desgracia la acompaña siempre desde el momento en que fue
concebida por sus padres, Lucrecia Luque ya es objeto de este tipo de
maldición desde antes de nacer. Su madre luchó e hizo todo lo posible para
que no naciera ya que esto la ataría a una vida que ella no deseaba, pero al
43
Ibidem, p. 132.
63
fin de cuentas la niña nació, una hija que no fue deseada. Su madre la odió
desde siempre, esto afectó de forma significativa la vida futura de Lucrecia.
Cuando Lucrecia le preguntó cual era el nombre de su madre, a lo
mejor el de Lucrecia también, el padre había respondido con un
destello de vengativa y alegre ruindad en la mirada: llámala Lilí. El
nombre de una sucia y vieja perra que tuvieron en otros tiempos y
que siempre estaba embarazada. A cambio de quedarse con su propia
libertad (huyó de la casa apenas repuesta del parto y sin cuidar
siquiera de la lactancia de la abominable hija que había parido), su
madre la condujo a esta prisión perpetua de la que Lucrecia siempre
estaba huyendo, pero de la que jamás salía. El padre borracho;
Ralph, la miseria, otros hombres, prostíbulos: distintas celdas de esa
única larga cárcel que era el haber nacido a la vida, que era el que su
madre no la hubiese podido abortar: tenía razón la pobre.44
Lucrecia entendió desde un principio que su existencia estaba
completamente devastada, no había esperanzas de ningún tipo a las que
pudiera aferrarse, el recuerdo de su madre es comparado al igual que el
recuerdo de un animal, una perra, y su padre que murió a causa del
alcoholismo, un enfermo. Afectivamente su realidad es concebida como un
lugar de sufrimiento, está atrapada en un submundo al margen de la
sociedad, el dolor del recuerdo de sus padres la lleva a vivir un estado de
continua tortura interna, vive en carne propia el castigo de permanecer aún
en este mundo, lo que la hace estar aislada de la realidad en la que se
mueve.
Otro personaje que vive dentro de una tortura, un sufrimiento de
carácter interno que es constante porque no deja de pensar en sus
problemas personales, es Olenka Delnova, una secretaria del partido
comunista en la URSS, misma que ha trabado amistad con Jacobo y Eladio
Pintos porque coincide con sus ideales de lucha política, ellos forman parte
de un sector que no coincide con las ideas de Stalin, el sector opositor y
crítico. Olenka está encerrada dentro de un infierno personal y la mayor
44
Ibidem, p. 133.
64
parte del tiempo está ausente de la realidad porque se la pasa pensando en
sus problemas que la aquejan y no la dejan ni un solo instante, la persiguen
a todas partes. Olenka desaparece de repente, sin dejar rastro alguno, pasa a
formar parte de las estadísticas de muertos a manos del comunismo, se
convierte en una víctima más del sistema opresor liderado por la mano dura
del dictador Stalin.
Detrás de la vida exterior de Olenka Delnova se desarrollaba una
existencia sórdida. El empeño de no romper el secreto de una
enfermedad familiar y un sometimiento acrítico a una imposición
afectuosa a la que Olenka había estado sujeta en los últimos meses y
de la que no acertaba a liberarse. Su madre, enferma de alcoholismo
crónico, logró encontrar a Olenka, a quien acudiera en busca de
refugio después de haber podido escapar del sanatorio donde se
hallaba internada, y ya no quiso separarse de su hija desde entonces,
sin que hubiera recurso persuasivo alguno capaz de disuadirla de su
monstruoso empeño.45
Jacobo Ponce visita a Magdalena, una amiga, y ésta le platica que tiene una
pesadilla de forma frecuente. Magdalena le dice que siente miedo de Vittorio
Amino, un raro personaje que aparece poco en la novela, pero que ejerce un
papel clave dentro de la estructura del partido. Dice que no quiere nada con
él porque siente que la está acosando a cada momento, no la deja en paz. Le
tiene pavor y pide a Jacobo que no la deje sola ni por un instante porque
siempre se le aparece este sujeto acosador de mujeres. Magdalena cree ver a
Vittorio por todas partes, como si la siguiera al igual que una sombra que no
la deja en paz. Siente su presencia en todas partes, incluso cree ya estarse
volviendo loca por este pensamiento obsesivo que no la abandona. Piensa
que está conectada por medio de un hilo con Vittorio y que éste la escucha
hasta cuando ella respira, como si estuviesen unidos al igual que unos
siameses. Describe la pesadilla a Jacobo. Una pesadilla en la cual está
atrapada dentro de un mundo marginal lleno de oscuridad, un sector que está
45
Ibidem, p. 145.
65
oculto a la luz de la sociedad, un lugar que es regido por el caos impuesto
por el mismo lumpenproletariado.
Estoy en un barrio sórdido de lumpenproletarios, rodeada de
maleantes solícitos y engañosos; me cercan, sonríen, tratan de
conducirme, saben que el barrio no tiene salidas para nadie que no
sea de ahí ni pertenezca a esa cofradía siniestra donde están
conjurados todos sus habitantes, incluso los perversos niños
hipócritas, sonsacadores y llenos de maldad. Intento salir, evadirme,
cada vez con mayor angustia, pero ante todo sé que no debo
demostrar el miedo, el miedo enloquecedor que me domina, pues al
menor síntoma, al más pequeño descuido, se desatará sobre mí, en
las formas más abyectas, la cínica, la inmunda agresión de una
canalla delirante, hombres, mujeres, niños y ancianos, ebrios de
obscenidad. Pues bien; de pronto descubro en el sueño una cosa
todavía más aterradora: todo aquello, el barrio tenebroso, los
hampones que se aproximan, furtivos e inaparentes, con una sonrisa
sibilina en los labios, los callejones sombríos que a la vuelta de una
cuadra cuando creo encontrar la salida, están cerrados por una pared
impávida; todo ese encontrarme atenazada por la zozobra, todo ese
ciego delirio de escapar, no es sino Vittorio, una forma de su imagen,
una forma de oscuro significado donde las cosas aparecen como el
desdoblamiento antropomórfico de Vittorio, pero del que también
Vittorio podría no ser sino el pretexto, la excusa.46
Vittorio forma parte de todo el universo soñado por Magdalena, él lo ocupa
todo, como si se hubiera adentrado en un mundo conformado dentro del
interior del cuerpo de Vittorio y Magdalena estuviese prisionera en él. Un
encierro en un mundo imaginario creado a partir de una idea obsesiva que la
persigue y no la deja descansar a esta atormentada mujer. Vittorio es visto
como un espíritu que ocupa todo el espacio en el que se desenvuelve
Magdalena, su esencia está regada por todas partes, hasta en los más
mínimos rincones de este mundo tenebroso y lúgubre.
Mario Cobián es detenido e interrogado por agentes judiciales que
emplean el ya conocido y demasiado arraigado método de la tortura, le
hacen un sondeo para que hable y confiese que ha matado al usurero, al
46
Ibidem, pp. 202-203.
66
contrario de lo esperado, Mario confiesa haber matado a su novia Lucrecia,
pero el crimen del usurero él no lo acepta, dice que quien mató al usurero
fue el enano, que también ya está muerto. Comenta que la intención fue
robarle el dinero y como se sentía perseguido a cada momento, en un acto
de desesperación, cuando se le acercan dos individuos, cerca del local del
prestamista, a pedirle fuego para encender un cigarro, los confunde con
agentes y les entrega el dinero producto del robo. Hacen un careo con la
intención de que identifique a estos sujetos que dice haber visto cerca del
lugar del crimen. Una vez hecho el careo, el comandante de la judicial le
hace una propuesta a Mario, una propuesta de trabajo que no puede rechazar
por lo atractivo que resulta.
-Mira muchacho–le dijo el comandante, mira y entiende bien lo que
voy a proponerte. Vas a cooperar con nosotros. Olvidemos lo del
enano; en fin de cuentas se sacó su merecido. Desde hoy tendrás una
credencial de agente, nomás te nos portas derechito. Cuando te citen
a comparecer en el juzgado como testigo de cargo, tienes que repetir
con las mismas palabras, las cosas que has confesado aquí, delante
de todos nosotros y sin presión de ninguna clase, pues yo no te he
tocado un cabello. Tu Lucrecia, Luque, como la llamas, está
hospitalizada en la Cruz Roja. Puedes ir a verla cuando gustes. Éstas
en libertad. Tienes la ciudad por cárcel.47
Mario pasa a formar parte de esos personajes oscuros y que todos saben que
existen dentro del submundo de la justicia mexicana. Se convierte en una
“Madrina”, una persona que trabaja bajo las ordenes de los judiciales, ésta
siempre actúa fuera de la ley y por lo regular es utilizada para cometer
ilícitos en donde la autoridad no quiere verse involucrada. La Madrina
comete delitos con el apoyo de la misma justicia, es un delincuente que
cuenta con una charola que lo ampara y lo convierte en una persona que es
intocable. Mario está condenado a formar parte de este submundo como un
victimario de gente inocente, se convierte en una lacra social generada por
47
Ibidem, p. 267.
67
las mismas autoridades corruptas. Al final de cuentas quedan atrapados en
un submundo que se mueve al margen de la sociedad, el medio en el que
viven les sirve como su propia prisión, Mario tiene a la ciudad como su
cárcel, no puede salir de ella pero cuenta con la ventaja de que puede
cometer toda clase de ilícitos bajo el amparo de la ley y la autoridad.
Mario va en busca de Lucrecia, se siente feliz porque se ha convertido
en algo importante, ya no tendrá que preocuparse por el futuro ni pensar en
cómo ganarse la vida. Ahora él es un agente que puede actuar impunemente
al margen de la ley, ya nunca más será el padrote que solía ser antes. Ha
subido de nivel, ya no es un pobre diablo que anda penando por la vida
pensando en cómo ganarse el alimento. Lucrecia piensa que ya no puede
evitar a su trágico destino que no la deja en paz ni por un solo instante, ya
nada importa. Acepta a Mario a pesar de que éste casi la mata a golpes.
Pensó Lucrecia que aquello era ya lo último a que podía llegar, pero
que también era imposible sustraerse a una maldición cuyo origen
ignoraba y que había pesado sobre cada minuto de su vida, desde que
su madre la parió sin deseos de que viviera. –Ya no importaba lo que
seas, Muñeco –dijo con una voz que la desesperación hacía delicada
y quebradiza como el más fino cristal-. Puedes hacer de mí lo que
quieras. Pegarme, maltratarme, humillarme. Sé que no puedo escapar
de ti –Lucrecia hablaba ya casi en sollozos-. Viviré a tu lado para
sufrir todo eso hasta que llegue el momento en que me mates, porque
eso es lo que va a suceder. Entonces será el momento en que salga de
mis penas. Es mi destino de pinché puta desdichada.48
Un destino trágico que se sella. Ambos, Mario y Lucrecia, pactan no
separarse, al cabo que para Lucrecia ya nada importa en este mundo, está
condenada a ser una mujer hundida en lo más profundo del infierno. No hay
una aparente salida a este encierro, se convierten en personajes
característicos de este mundo, obtienen un grado otorgado por el mismo
destino que los unió y condenó para siempre; ambos pertenecen a un
48
Ibidem, pp. 277-278.
68
ambiente en donde se ha perdido toda esperanza por un futuro en donde todo
pueda ser mejor, se preocupan solo por el momento, el instante, mismo que
los encadena a este mundo lleno de oscuridad, perdiendo el don más
preciado que es la libertad, quedan confinados dentro de los límites de un
mundo marginal.
4.1.1.3 Semejanzas con Crimen y Castigo
La influencia del autor ruso es evidente en la novela Los errores de José
Revueltas. Los personajes de Los errores presentan ciertas semejanzas con
la temática manejada dentro de Crimen y Castigo de Fiodor Dostoievski.
Ocurren situaciones similares, pero no son del todo idénticas porque el autor
mexicano le añade un toque personal y éste es el mundo del grupo de los
comunistas que luchan por ideales del comunismo. En Los errores se
enlazan dos mundos, el de la lucha de los comunistas y el submundo en que
viven las prostitutas que son regenteadas por gente que las controla y
manipula a su antojo.
Hace una dura crítica hacia el comunismo ejercido por Stalin y la
cruenta persecución política que desató en contra de todos sus opositores y
críticos a su gobierno. Dostoievski, en su época, también fue un duro crítico
del gobierno ejercido por el Zar, y al igual que Revueltas, fue encarcelado.
Pasó una temporada nada agradable en Siberia, lugar que recrea en su libro
La casa de los muertos. Narra el infierno a que son sometidos todos los
presos que purgan condenas en ese distintivo sitio, emblema del castigo
infringido por el gobierno.
Dostoievski en Crimen y Castigo refleja el submundo en el cual se
encuentra atrapado Raskolnikov, protagonista atormentado por su pobreza.
Éste busca la forma de cómo poder hacerse de algo de dinero que le permita
69
continuar con su pesadilla humana en la cual estaba enclaustrado. Se refleja
la realidad de la sociedad rusa sometida por los gobiernos tiránicos del los
zares, una sociedad con marcadas diferencias sociales, en donde la injusticia
y la pobreza eran constantes, en contraposición con la vida de lujo y
elegancia que llevaban sus gobernantes, mundos que estaban separados
totalmente, pero que convergían dentro de una misma sociedad.
Una vieja y odiosa usurera a la que se compara repetidamente con un
piojo, un joven alucinado nihilista que se erige en teórico del crimen
para contribuir a la felicidad de la Humanidad, una madre tísica y
medio loca, la prostituta sublime que tiene que alimentar a sus
hambrientos hermanitos, un borrachín místico y clownesco, la
inocente Lizaveta, mártir absurda que muere a hachazos por puro
azar.49
Revueltas ve en Dostoievski a un escritor que expresa una realidad que muy
pocos escritores pueden reflejar, sus ambientes sombríos y deprimentes en
los que vagan sus personajes sin una solución aparente a su problemática.
Este universo lleno de oscuridad es el que influye de manera significativa
en la idea de la realidad que busca reflejar Revueltas a través de su realismo-
materialista-dialéctico. Dostoievski ve ese lado atormentado de la condición
humana, el calvario por el que tiene que atravesar el hombre en su paso por
este mundo, un sufrimiento que es comparable con el que tuvo Cristo antes
de morir crucificado a manos de la propia humanidad.
A partir del momento en que Revueltas penetró al universo
dostoievskiano, se inició un diálogo y una relación muy intensa que,
como toda relación cuyo núcleo es el amor, estará signada por la
aceptación y el rechazo; tamizada de acuerdos y desacuerdos, pues lo
que rechaza el intelecto y con él, la posición ideológica, lo acepta sin
cortapisas la intuición, pues José sabía que hay en Dostoievski una–
digámoslo con el viejo término-“sabiduría del corazón” que va más
allá de toda consigna, para rescatar a partir de la comprensión y el
49
Carlos Pujol, “Introducción General” en Dostoievski, Crimen y Castigo, Barcelona, RBA , 1995, p.
XIX.
70
conocimiento a ese animal sufriente, agónico, miserable, heroico,
grotesco y sublime que es el hombre.50
Jacobo Ponce, comunista y escritor, maneja en su ensayo la idea del ser
erróneo, el hombre es erróneo porque no se da cuenta del mal que está
causando y dentro de las leyes del universo un pequeño error puede causar
una catástrofe de magnitudes inmensas. La humanidad se ve afectada por
distintos errores causados por los mismos hombres.
Al igual que lo hace Raskolnikov en Crimen y Castigo, éste escribe un
ensayo en donde maneja la idea del ser que se atribuye el derecho de matar
buscando causar un bien a la humanidad, sacrificar una vida con la finalidad
de lograr un bien mayor, una idea de origen maquiavélico, el fin justifica los
medios. Ambos personajes son considerados como intelectuales, ideólogos
que sostienen su tesis acerca de la realidad en la que viven, el mundo del
hombre y de la humanidad.
Raskolnikov, el protagonista, está ahí, en primer lugar, para encarnar
una tesis que combata la idea de los exorbitantes privilegios que se
atribuye el hombre que se considera superior; éste juzgándose por
encima de las leyes, se arroga el derecho de segar una vida nociva
para salvar otras muchas, de matar para introducir un cambio que
empuje la historia. Y el ejemplo al que se alude una y otra vez es el
de Napoleón. “Eso son matemáticas”, leemos en el libro, eliminar
una vida queda justificado por el bien de la humanidad.51
Otros personajes que también muestran similitudes son el usurero que es
asesinado (Los errores) con la finalidad de robarle y la vieja usurera
(Crimen y Castigo), una mujer avara y cruel con la gente que acudía en
busca de su ayuda. Personajes que son considerados como seres que guardan
un odio profundo hacia la humanidad. El usurero de Los errores muestra su
odio contra todos los pobres y desposeídos del sistema, y en especial tiene
50
Eugenia Revueltas, “Dostoievski y Revueltas” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye, José
Revueltas ante la crítica, Opus Citatum, p. 241. 51
Carlos Pujol, “Introducción General” en Dostoievski, Crimen y Castigo, Opus Citatum, p. XX.
71
un odio profundo hacia los indígenas que le recuerdan su pasado. El usurero
fue un combatiente del lado del gobierno federal durante la Revolución
Mexicana, participa en la campaña en contra de los indígenas zapatistas.
Tuvo que ser cruel y despiadado en contra de estas personas que buscaban
cambiar las condiciones injustas en las cuales se encontraban. Trata a los
zapatistas peor que a los animales, como a unos perros que no merecían
piedad alguna. Un odio hacia una raza que por lo general conforma la clase
baja de nuestra sociedad.
Los protagonistas de ambas novelas, Mario, Los errores, y
Raskolnikov, Crimen y castigo, son presas de un infierno psicológico una
vez ya cometido el crimen. Su propia mente los tortura a cada instante con
pensamientos de culpa y arrepentimiento por el acto realizado, cada persona
que ven en la calle creen que los descubren en su ilícito. Son unos asesinos
que no pueden con la carga de su propia conciencia.
Mario, después de golpear hasta dejar inconsciente a Lucrecia es
blanco de su propia mente, cree que cuanta persona lo mira lo juzga
culpable. Cree haber matado a Lucrecia.
Ambos protagonistas pagan el crimen que han cometido, Raskolnikov
va a la cárcel y sale con la conciencia limpia porque ya ha dejado atrás todo
los errores cometidos, en cambio, Mario queda confinado dentro de los
márgenes de la ciudad penando sus errores, la ciudad es su prisión
“No lo niegues, Muñeco, mataste a la pobre Lucrecia”. Mario sintió
ganas inmensas de reír a carcajadas al recordar las conjeturas de la
Jaiba, horas antes de que las cosas ocurrieran. “Mataste a Luque,
Muñeco, a lo que más amabas en la vida”, pero ahora éstas eran sus
propias palabras, las que se decía a sí mismo, aunque casi sin
comprender su significado real, siempre como si otro hubiera sido el
asesino.52
52
José Revueltas, Los errores, Opus Citatum, p. 176.
72
Ambos delitos tienen a su testigo y en ambos casos son pintores que se
encontraban cerca del lugar de los hechos. En Crimen y Castigo, Rodion
tiene que esperar a una distracción de los pintores que se encontraban cerca
del lugar del doble crimen para poder escapar sin ser visto. En Los errores,
un pintor contempla los hechos, estaba en un edificio cercano al lugar en
donde Mario golpea sin piedad a Lucrecia. Irónicamente después le sirve un
trago en la cantina a la que Mario acude acorralado por los pensamientos de
culpa que no lo dejan en paz. El pintor tenía un empleo doble, es un obrero
que trabaja sin descanso alguno por muy poco dinero.
Las parejas sentimentales de ambos protagonistas son prostitutas que
se encuentran encerradas en el más bajo nivel del submundo de la miseria
económica y moral. Dunia de Crimen y Castigo tiene que prostituirse para
poder alimentar a su familia, además de que su padre era un alcohólico
desobligado. Lucrecia en Los errores ya no tiene a nadie por quien vivir y
vive encerrada en sus recuerdos que la atormentan a cada momento, además
de que también su padre era un alcohólico. Ambas mujeres terminan atando
su destino al lado del protagonista, lo siguen no importando lo que venga en
el futuro, juntos lucharan en contra del mismo destino.
Una vez ya confesos de sus crímenes, los protagonistas de ambas
novelas empiezan una nueva vida al lado de sus parejas dentro de los
márgenes del laberinto de la pobreza, la circunstancia de la miseria moral.
Emerge un nuevo ser después de pagar sus culpas ante la autoridad, el
hombre es liberado de sus pecados mediante el arrepentimiento. Son
personajes que se consideran como más humanos después de haber
atravesado una vida de constante sufrimiento. La libertad les concede una
oportunidad de un nuevo comienzo al igual que Sísifo tiene la oportunidad
de encarar con una nueva actitud su castigo.
73
4.1.1.4 “Una mujer en la tierra” (1944)
Relato contenido dentro del libro de cuentos Dios en la tierra, en él se
hace referencia a la desesperante situación por la que atraviesa una mujer
que ha quedado sola e indefensa ante lo caótico que suele resultar en
ocasiones la vida. Su pareja ha muerto de forma repentina, algo que ha
llegado por sorpresa y que no era esperado. Además, para hacer más
angustiosa e incierta la situación por la que atraviesa esta mujer, ésta carga
consigo la responsabilidad de un hijo que es producto de su unión con el
hombre ahora ya muerto.
Tiene, la mujer, que hacerse responsable de sacar adelante ella sola a
su hijo, tenerlo presente por encima de todo lo demás, lo principal es el
niño y su salud, además de que debe ver por la alimentación de ambos, lo
demás no importa, ya verá cómo se las arreglará en un futuro.
Una primera escena se desarrolla durante el funeral en donde la viuda es el
personaje central, todas las miradas se posan sobre su persona, acapara la
atención de los presentes en el entierro. Ella es protagonista de una tragedia
humana, es un ser doliente que llora a su muerto. Se lamenta por la perdida
de su amado, mismo que ya no podrá revivir para ayudarla ante el incierto
destino que se cierne por encima de su humanidad, está en medio de una
situación angustiante y desesperante.
Se encuentra en un estado de negación total, no ve realmente la
magnitud de lo acontecido porque el dolor la ciega ante lo injusto de la
circunstancia en la que se encuentra y que se ha posesionado de ella.
Además de no poder tolerar el dolor por la muerte que se ha hecho presente
y se ha llevado a lo que más quería, la incertidumbre hace presa de ella y
siente que se la come viva.
74
Tuvo esa voz y hoy estaba encerrada dentro de su pecho de arenas y
sombras, como si hubiera caído en el fondo de un oscuro mar
inmóvil. Encerrada ahí, guardaba en lo más negro de la tierra.53
La mujer nunca imaginaría que tendría que enfrentar una situación de
índole similar, toda su feliz existencia giraba en torno al amor que sentía
hacia la persona de su pareja, no se preocupaba por la complejidad y juegos
crueles que el destino suele jugar en veces con los hombres. Vivía dentro
de un mundo de fantasía y de ensueño, en donde todo era perfecto.
En el momento menos esperado se presenta la muerte y no hay
marcha atrás ante esta situación adversa de la vida. La muerte corta de tajo
y de forma violenta todo el bello mundo en el cual se solía desenvolver la
vida, todo lo cambia para siempre y hay que aceptar lo crudo y cruel que
suele ser en veces la naturaleza de la existencia.
Hay una descripción del cadáver, se le ve como a un objeto que
ahora ya es inútil. No tiene vida, perdió su esencia vital que lo hacía tener
un propósito en esta vida.
Aquello que estaba ahí, tendido, era un monstruo, era algo
simplemente demoniaco, un ser innoble, ruin, brutal, traído por
alguien sin conciencia, por una fuerza negra desquiciada. Ella no
podía tener el menor cariño por aquel cuerpo, Aquel cuerpo que
pretendía ser su cuerpo, el cuerpo de él. Nunca había tenido la menor
relación con esa masa llena de espanto; la aborrecía, la odiaba con
toda el alma. ¡Si tenía el pecho duro! ¡Si no respiraba! ¡Si no volvía
el rostro para sonreír! El hombre había respirado toda la vida: por las
mañanas, en las noches, entibiando y humedeciendo la almohada. Y
ahora el pecho era una caja, un costal relleno de objetos angulosos e
inmóviles. Se podía tocar sin que cediera ante la presión de los dedos,
blanda y muellemente, sino de una manera rígida, dejando ahí una
hondura fría, una huella imborrable. Además no hay nada tan
aborrecible, tan odioso y enloquecedor como los ojos. Son secos y
dejan de brillar. Ahí cae el polvo: hilillos finos que vuelan por el aire
y se quedan en la córnea pegados, muertos, mientras los ojos miran y
dejan hacer, sin un solo parpadeo. La nariz en su parte inferior se
torna blanca. ¡Oh, nunca había amado esa nariz y esos labios de
ceniza! ¿Dónde estaba él? ¿A dónde había ido para regresar luego,
53
José Revueltas, Dios en la tierra, México, Era, 1979, p. 75.
75
afectuoso y desenvuelto? ¿Quién había traído a este hombre muerto,
a este hombre extranjero, a este ser frío sin nombre y sin palabras.54
Esta descripción representa el rostro de la muerte, lo que antes fue querido
y amado, ahora se ha convertido en un objeto frío e inmóvil. Lo que antes
irradiaba calor, ahora irradia frío, se ha apagado la luz que iluminaba a este
ser. Una sombra oscura se cierne sobre él y cubre todo su cuerpo; es un
objeto que ahora resulta inútil cuando antes representaba todo lo contrario.
Se hace una comparación de dos elementos que se complementan a
sí mismos y que están contenidos dentro de la naturaleza del universo en el
cual habita la humanidad; todo lo que representa vida ha de fenecer en
cualquier momento, una realidad que nadie quiere aceptar por lo horroroso
que resulta esta afirmación. La muerte está presente en todo lo vivo y está
en todas partes.
La muerte es natural. No obstante, se presenta como una agresión: se
vive o se percibe como un accidente arbitrario y brutal que nos toma
desprevenidos. La muerte es “inhumana, irracional, insensata como
la naturaleza no domesticada” […] La muerte sigue siendo
indeterminable. A la certidumbre del morir se opone la incertidumbre
del acontecimiento. La muerte, nunca prevista, siempre de más,
procede de lo aleatorio, de lo imprevisible […] La muerte es
universal. Todo lo que vive, todo lo que es, está destinado a perecer,
lo que de alguna manera trivializa el acto de morir.55
La muerte vino a cambiarlo todo, ha destruido el mundo de ensueño de esta
mujer que ha quedado en total desamparo, ha quedado sola. Se hace una
comparación entre lo que es la vida y la muerte, complementos que son
inseparables. Bien se sabe que todo tiene que acabarse en algún momento.
El ser humano tiene que acabar con su andar dentro de este mundo,
se tiene que morir y acatar las tiránicas leyes por las cuales se rige el
cosmos, las leyes de la creación y la destrucción. Son leyes que tienen que
54
Ibidem., p. 77. 55
Louis Vincent Thomas, La muerte, Barcelona, Paidos, 1991, p. 23.
76
cumplirse para establecer un orden de carácter universal. Esta es la forma
de cómo el cosmos establece la armonía entre sus distintos elementos y de
los cuales se compone, si no fuese así, únicamente imperaría el caos y el
desorden.
La mujer que ahora está sola, tendrá que echar mano de todos los
recursos que tenga a su disposición: su juventud y su cuerpo que es lo
único con lo que cuenta por el momento y de lo que puede valerse para
defenderse ante los violentos golpes de la vida. Tendrá que humillarse a sí
misma y vender su cuerpo al mejor postor para asegurar el alimento de ella
y de su hijo, no será dueña ni de su propio cuerpo, ni de su voluntad ni de
su destino. Está a merced de un sendero incierto y desconocido que se
planta frente a ella, no tiene otra opción y tiene que recorrer este oscuro
camino a ciegas, sin un rumbo fijo. Tiene que vivir dentro de una realidad
injusta que la lleva a estar dentro de un lugar oscuro, está encerrada en un
mundo de oscuridad en donde no hay una posible salida aparente o visible
que la salve de este encierro. Está sola y es presa de su futuro. Presa y sola
ante el mundo.
Para sostenerse y asegurar su incierto destino tiene que salir a la caza
de clientes bajo el amparo de la oscuridad de la noche, se desenvuelve
como un ser nocturno que tiene que interactuar con toda clase de peligros
que guarda la oscuridad. Se convierte en un personaje oscuro que está
encerrado y condenado a permanecer en las sombras, alejado de toda clase
de felicidad y de beneficios por parte de la sociedad.
Es una muerta en vida. Siente que está muriendo a cada momento. Se
asfixia cada vez que debe de realizar este tipo de actividad que la orilla a
ver todo desde otra perspectiva ante la vida. Ya no pertenece a aquel bello
mundo de ensueño en el que solía vivir y pensar que todo era eterno porque
todo era perfecto. Se ha convertido en otra persona con un dolor interno
que la va destruyendo poco a poco. Ya nunca más en esta vida podrá tener
77
la oportunidad de volver a aquel idílico mundo en el que solía vivir sin
preocupación alguna.
A este tipo de personajes por lo regular se le señala y se le condena
sin tener un conocimiento pleno de cuáles fueron las causas reales que la
llevan a realizar tal comportamiento que se considera como errático y
nocivo. Este tipo de actividad por lo general es mal vista por gran parte de
la sociedad, es por eso que tienen que salir al amparo de la oscuridad y
operar desde la clandestinidad. No puede frecuentar sitios a los cuales
acude la mayor parte de las personas. A estas personas se les aísla y
margina siempre, viven dentro de un encierro que es impuesto por las
mismas personas que dan vida y conforman el grueso de la sociedad.
La madre miró al hombre de la noche. ¡Fue todo aquello tan triste,
tan marchito! Bajo las cobijas sudorosas sentía el cuerpo suciamente
cálido del hombre, su respirar profundo, pegajoso, de borracho harto.
Una relación viva, lacerante, se establecía entre aquel hombre y el
billete colocado por él en la mesa de noche, para que de ahí lo tomase
ella, sin despertarlo.56
Nunca se sabe en qué momento habrán de acontecer las tragedias que
tornan la vida en una constante cuesta arriba por la que hay que ascender
eternamente, todo el horizonte es adverso y no hay una aparente solución.
La mujer pasa a convertirse en una prostituta a causa de fuerzas
mayores a la suya que la obligaron a tomar esa determinación en su vida.
Todo con la finalidad de obtener algo de dinero que le permita, por lo
pronto, sobrellevar la vida y no sucumbir ante ella de forma abrupta. Se
muere conforme pasan los días en una lenta agonía que finalmente
conducirá a la muerte.
Salió sigilosamente del cuarto del hotel, abandonando todo. Había
retado a su destino más ignorado, más interior. Se levantaba contra el
56
José Revueltas, Dios en la tierra, Opus Citatum, p. 80
78
cielo del que provenía y he aquí que de pronto le quemaban las
manos, las uñas, los dientes, todo el cuerpo puro y noble, santo y
culpable. Ahora sí podían morir ella y su hijo, enteramente, como en
otras épocas ella y el amado lo hubiesen podido hacer para que su
cielo no quedase trunco y roto y negro. Su hijo y ella podían morir.57
Carga con una culpa que habrá de ser eterna, se flaquea ante el gran poder
de un Dios que es pasivo y no hace nada por detener el sufrimiento de
personas inocentes, Dios en ocasiones suele mostrar su lado cruel y no hace
nada por revertir estas adversas circunstancias en las que han caído algunos
de sus hijos. Se carga con el sentimiento de culpa esperando obtener el
poder de redención por parte del creador, mismo que habrá de salvar en un
futuro a toda la humanidad de su constante estado de sufrimiento.
La mujer se convierte en un muerto en vida, vive encerrada dentro de
un estado de constante castigo y de dolor de estar con vida, el destino se ha
ensañado con ella. No encuentra la salida de este mundo adverso lleno de
castigo, sufrimiento y oscuridad, el presente se convierte en eterno y parece
nunca llegar a su fin. Desea que todo el dolor acabe en algún momento para
tener algo de paz al interior de su ser, y ya no tener que preocuparse ni
cargar con este sentimiento de impotencia y de culpa, algo que únicamente
podrá solucionarse con la llegada de la muerte.
Al igual que los otros personajes de Revueltas, la mujer es víctima
de un castigo de orden divino y debe de acatar el mandato del Dios
supremo, que es padecer un martirio en vida: el sufrimiento de los
inocentes a los cuales Dios no mira y los confina dentro de un mundo de
oscuridad.
57
Ibidem., p. 81.
79
4.1.2 La prisión
4.1.2.1 Los muros de agua (1941)
Novela que desde su mismo título simboliza la idea del encierro, los muros
de agua son la línea divisoria entre la libertad y el encierro. La intención
del autor es la de mostrar lo que ocurre al interior de ese mundo que para el
resto de la sociedad representa un enigma. Un penal que ha sido construido
en una isla con la finalidad de aislar del resto de la sociedad a la colonia de
reclusos que ahí vive, personas que representan un eminente y constante
peligro. Penal cuyos muros están compuestos por el océano mismo, el mar
representa la barrera natural que separa a los hombres de su libertad.
El hombre, un ser cien por ciento terrenal siempre tendrá en cuenta
que el mar representa para él un terreno misterioso e inhóspito porque es un
ser débil dentro de los confines marítimos, un espacio que representa lo
desconocido e incierto por su misma naturaleza. Un mar enigmático, que a
veces puede ser apacible, en ocasiones se puede tornar en todo lo contrario,
se convertirte en un mar de muerte.
Los muros de agua es la primera novela escrita por Revueltas que
puede decirse, contiene una carga autobiográfica porque el autor fue
encarcelado dos veces en este penal debido a su ideología y activismo
político. El penal de Las Islas Marías es un símbolo de la represión del
gobierno, allí van a parar los delincuentes que son considerados peligrosos.
Es importante considerar que la prisión actúa como una directriz de
las vidas de los reclusos y lo cierto es que hay en ella una serie de
fuerzas centrífugas y centrípetas que se disputan el espacio
carcelario. Éste se refleja en varias direcciones. La prisión se maneja
narrativamente en una dialéctica entre sus contornos físicos y el
80
exterior imaginado, creando así las coordenadas espacio-temporales
de la escritura carcelaria.58
Todo individuo que es enviado al penal de inmediato pierde sus garantías
individuales. El recluso pasa a formar parte del inventario del gobierno, el
hombre se convierte en un objeto con un número que le es asignado, es una
cifra más que forma parte del mismo sistema. Se pierde la identidad y las
autoridades se encargan de someterlo dentro de una disciplina que lo
llevará a una supuesta readaptación, misma que lo reintegrará de nuevo a la
sociedad. El delincuente debe pagar todas las faltas en las que incurrió en
contra de la sociedad, y a la cual dañó para reinsertarse de nuevo al
sistema.
En esta novela se representa lo que es un primer intento del autor por
poner en práctica lo que él considera el eje rector de su literatura, “el
realismo-materialista-dialéctico”. El escritor busca representar y expresar
todo ese sufrimiento y angustia que vive el hombre al interior de estos
sitios de confinamiento. Álvaro Ruiz Abreu considera que Revueltas, desde
un inicio, ya buscaba expresar este mundo infernal en el que viven y están
encerrados sus personajes.
Revueltas siempre aceptó que Los muros de agua podía considerarse
una “aproximación” a su literatura, un primer intento de poner en
práctica un “realismo dialéctico” capaz de aprehender el movimiento
de la realidad. “Los muros de agua recogen algunas de mis
impresiones durante dos forzadas estancias que hube de pasar en las
Islas Marías, la primera en 1932 y la segunda en 1934”. Pero esta
declaración de su autor no indica que la novela sea una copia fiel de
las Islas Marías, sino tan sólo una referencia obligada. Centrada en el
tema de la cárcel, esa obra penetra en el mundo en descomposición
que promueve la misma sociedad ahí representada. La cárcel, como
símbolo, destruye toda humanidad y, como apunta Eugenia
Revueltas, “no sólo es un cuerpo enfermo, es un compendio, una
condensación de las sociedades. Tiene sus clases sociales, sus
tiranos, sus opresores, constituye entonces una revisión de la
58
Javier Durán, José Revueltas: Una poética de la disidencia, México, Universidad Veracruzana, 2002, p.
150.
81
sociedad externa a los límites de una geometría enajenada”. Los
muros de agua permite asomarse a ese “cuerpo enfermo” que se
manifiesta a través de los bajos fondos de donde provienen los
presos, la preceptiva socialista encarnada por los comunistas y el
ambiente que reina entre estos humillados y ofendidos. Son asuntos
esbozados apenas pero que anuncian ya lo que Revueltas escribiría
posteriormente.59
Esta novela es considerada como una primera aproximación a esta
ideología que después el mismo autor desarrollará magistralmente en El
apando (1969), considerada como la obra cumbre de Revueltas. En ésta se
expresa la idea de que todos lo hombres formamos parte del encierro, tanto
la sociedad en general como los mismos reclusos que están enclaustrados
en un mundo sórdido y lúgubre.
En Los muros de agua la idea del encierro se expresa desde el inicio
de la novela, los comunistas que ya están detenidos y confinados dentro de
un vehículo, son conducidos a lo que será su destino final, el penal a donde
el gobierno los ha condenado. Van dentro de un espacio reducido que está
en total oscuridad porque la escena se desarrolla durante una noche que es
lluviosa y los detenidos van con la incertidumbre que los agobia y martiriza
conforme pasa el tiempo y el vehículo va en un continuo avance. No se
sabe cuál será el destino final de su viaje.
Dentro del carro, por eso, el rumor no podía tomarse hoy sino como
un invento, como una fantasía, como algo que estaba ahí
contrariando al destino, desafiando a la fatalidad, oponiéndose a la
ya prevista trayectoria. Una trayectoria de postigos cerrados, de
horizontes prisioneros, donde no se imaginaba siquiera la esperanza,
el anhelo no tenía sitio, y únicamente, latiendo estaban el miedo y el
rencor.
La realidad como un fardo pesado, era más violenta que cualquier
ensueño: de pronto el rumor suave, el rumor tranquilo, monótono, se
transformó: ya por la estrecha claraboya podía verse sólo una
mancha inexpresiva y sin estrellas, y abajo, en los neumáticos, había
nacido un tacto misterioso que palpaba la superficie brusca y
59
Alvaro Ruiz Abreu, “Génesis de Los muros de agua” en Edith, Negrín, Nocturno en que todo se oye,
José Revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, p. 95.
82
desconocida, el agua espesa, el sitio desolado por el fango hollado
por la soledad de las cosas lejanas.
¿Dónde se encontraban? ¿Habían dejado la ciudad? ¿Estaban fuera
de dónde y en qué sitio?60
La incertidumbre está presente y agobia a los comunistas que van con
destino al mismo infierno, van a purgar sus culpas, van a ver en persona el
mismo horror y tener un encuentro cara a cara con él. Cargan con un
castigo impuesto por el gobierno que los condenó por su ideología y lucha
a favor del mismo pueblo. Los comunistas son mal vistos y son
considerados como una amenaza en contra de las buenas costumbres de la
sociedad. Vienen a romper e imponer una nueva ideología y pensamiento
acerca de lo que es el Estado y sus formas de gobierno. Son personas
rijosas que vienen a destruir todo el orden imperante y que difícilmente el
pueblo mexicano ha establecido. México es un país demasiado complejo y
a veces los usos y costumbres del pueblo se imponen por encima de las
leyes del mismo gobierno. El pueblo siempre tendrá la última palabra.
Al salir del vehículo en el que estaban, del mundo de oscuridad en
que se encontraban confinados los comunistas, contemplan un ambiente
que bien se puede considerar emanado de otra dimensión. Tienen un
encuentro con unos seres extraños y oscuros que los escoltan y conducen a
un destino que es incierto, aún desconocido para ellos. Están bajo el
resguardo de las autoridades del Estado.
Afuera llovía, en efecto, Una lluvia pareja y penetrante, como
cortina. El paisaje era de tinieblas que se superponen unas sobre de
otras, como escalones a cuyo pie estallaba, de sangre amarilla un
farol. Y en torno del farol –de los faroles– una caravana harapienta,
sucia, como si las tinieblas fuesen, en realidad, de pasta negra, y los
hombres se encontraban cubiertos por materias oscuramente
impermeables y sombrías. Alrededor de las caravanas, las tinieblas,
como un océano, eran capaces de movimiento, y en el fondo de ellas,
como en una bodega de cadáveres, había rostros centenares, miles de
60
José Revueltas, Los muros de agua, México, Era, 1978, p. 26.
83
rostros femeninos que gemían, que estaban ahí, en un ritual extraño
en donde el dolor era primitivo e impotente.61
El grupo de comunistas tiene una primera impresión del futuro que les
aguarda, serán confinados a un mundo de oscuridad que está resguardado y
escoltado por seres provenientes fuera de esta realidad, verdaderos
monstruos que vienen de abismos desconocidos para el hombre citadino y
la sociedad en general.
Son conducidos hacia un vagón de ferrocarril, los comunistas son
separados del resto de los reos que esperan órdenes de las autoridades. Los
comunistas reciben un trato especial por ser presos políticos. El gobierno
les desea un castigo ejemplar a este grupo de luchadores sociales.
El vagón de ferrocarril donde fueron arrojados no tenía límites, no
tenía dimensión alguna. Porque durante aquella noche todo sucedía
como en el infinito, sin paredes y sin estrellas. En el interior del
vagón se podía caminar, a la ventura, durante un siglo entero, ya que
no existe nada más vacío y eterno que la ceguera. Y el mundo estaba
ciego, ausente de los ojos, mientras la lluvia, golpeando, batiendo,
era llorada ¡quien sabe! por fuerzas inconmensurables, acaso por
turbios ojos celestes de ángeles allá arriba.62
Abordar el tren significa que su destino final se encuentra aún en una
región distante y que el viaje será una larga travesía que se tornará
angustiosa y desesperante dentro de un vagón poblado por una oscuridad
total que asemeja al infinito y vacío del universo, se encuentran ante su
realidad, viven un encierro marginal que los aparta de la realidad en la que
se plantan los demás.
Un encierro semejante experimenta El Enano en Los errores, cuando
es encerrado dentro del veliz con la finalidad de robar al prestamista, siente
que está ante la oscuridad de la nada, como si estuviera ya muerto.
61
Ibidem. p. 29. 62
Ibidem. p. 34.
84
Rosario está como muerta en vida sufriendo este aislamiento, es
víctima de un castigo por el solo hecho de contar con vida en medio de una
desventajosa situación, ha perdido su libertad y se dirige a una prisión en
donde habrá de purgar una pena impuesta por el Estado. Dentro del vagón
del tren, Rosario, mujer que forma parte del grupo de los comunistas, es
víctima de su propia conciencia e inundan a su mente recuerdos que habían
sido enterrados. Rememora momentos ya acontecidos de su infancia,
cuando fue objeto de un castigo. La desesperación hace presa de ella y la
martiriza.
Rosario permanecía callada, o si no, balbucía, ahogando el pecho por
la convicción de la terrible injusticia: -¡si no he hecho nada malo…!
¡nada!
Lo cual hacía que a Clotilde se le ensangrentaran los ojos y la
histeria desenfrenada de su voz estallaría en gritos, como herida en
todos los costales por lebreles con rabia.
Después de un centenar de insultos, la letanía de lamentos, quejas y
reproches, para rematar: -¡Pues te me estarás ahí encerrada!
“¡Ahí encerrada!”, en aquel sitio sin medida, en el “cuarto de las
monjas”. Ahí donde el olor era de agua sucia, de agua vieja, y donde
las tinieblas estaban pobladas de seres antiguos, de diablejos, de
mujeres enloquecidas y de respiraciones frías.
Rosario escuchaba cómo del otro lado de la puerta los pasos de
Clotilde se alejaban satisfechos, alegres, pausados. Cuando esto
ocurría, se arrepentía de su orgullo y valor insensatos; hubiese
querido llamar, entonces, para grajearse el perdón ya que sólo así la
librarían del encarcelamiento. Mas ya era tarde; ya era terriblemente
tarde y Clotilde, con su voz y sus ojos de sangre, había
desaparecido.63
Rosario se hunde en sus recuerdos pasados, viene a su mente aquel primer
espacio que nunca podrá abandonar jamás, su mente se quedó para siempre
atrapada en ese primer entorno de su niñez, el espacio en donde formó la
personalidad de la mujer adulta que es hoy en día y que se encuentra en una
situación bastante crítica, porque no sabe el futuro que le espera por
delante, todo el panorama es incierto. Emerge la incertidumbre que se
63
Ibidem, p. 35.
85
apodera de ella y se posesiona de su mente, vive en un infierno al interior
de su persona porque bien sabe lo que le espera llegando al destino al que
se dirigen, un futuro adverso lleno de oscuridad, soledad y desesperación.
El personaje de Cecilia, en El luto humano, también es víctima de
un encierro parecido mientras se dirige a su muerte durante el éxodo y la
inundación. Se hunde en el mundo interior de sus recuerdos y viaja al
pasado, hasta el momento en que es concebida por sus padres.
El autor vislumbra el encierro a través de los recuerdos de Rosario,
su pasado oscuro que quedó encerrado en lo más profundo de su mente,
momentos que no quiere volver a recordar por lo tortuoso que le resultan.
Revueltas aprovecha la oportunidad de explorar en el pasado de
Rosario para ampliar la ya referida noción de cárcel. Rosario había
sufrido la clausura y había conocido incluso otra forma de la
represión: “el cuarto de las monjas, la cárcel familiar, donde la
colérica tía le daba encierro como respuesta a sus dudosos
pecados”.64
El pensamiento del castigo y encierro emergen ahora precisamente que
sabe que se dirige a un sitio similar al que recuerda, un lugar lleno de
soledad y desesperación, en donde la angustia por continuar en esta vida
inunda toda la atmósfera. Una vida detrás de los muros es la que ahora va a
percibir, va a entrar en otra realidad bastante complicada en donde la
condición humana queda atrapada en un espacio asignado para el castigo y
la represión.
Un espacio en donde el sufrimiento del ser se manifiesta de distintas
formas, sufrimiento que lo lleva a desear encontrar la forma de salir de esta
situación agobiante. Muchas veces se piensa en el suicidio como un medio
para evadir a la prisión, o la fuga que por lo general lleva a la muerte, vías,
64
Jorge Ruffinelli, “José Revueltas: Política y literatura (1941-1944)” en Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, Año 2, No. 4 (1976), p. 68.
86
ambas, por las cuales el alma se liberará finalmente de la prisión tanto
física como corporal.
¡Hoy, las Islas Marías! Pero ¿qué son las Islas Marías? ¿Quién sabe
nada de ellas? Las Islas Marías son, a lo más, una idea, un concepto,
nunca un lugar situado en el tiempo y en el espacio. Acaso alguna
playa de arena hirviendo, blanca, sin color, donde el sol bebe tierra.
Alguna tierra de hombres vencidos, cuyas cabezas se inclinan sobre
el tiempo, abarcando en los brazos, sin contener, toda la condena.
¿Qué pueden ser las Islas? No una tierra sino un gesto; escena pura,
drama monstruosamente simple y apagado, sin recurso hacia la vida,
como un golpe pequeño y débil que se diera en lo más hondo del
mar. Algo lejano y amarillo, sin referencia. ¿Qué podían ser esos tres
cuerpos que en el mapa, como látigos sutiles, están envueltos en las
líneas con que geógrafos y navegantes figuran corrientes marinas?65
Rosario sabe que se dirige a Las Islas Marías, uno de los máximos iconos
del aislamiento por parte del Estado mexicano, lugar en donde confluyen
todos los condenados por diversos delitos. Toda la escoria y pudedumbre
de la sociedad tiene encuentro en este lugar tan peculiar y especial, los
marginados y alienados de la sociedad son confinados en un espacio que
les ha sido acondicionado especialmente para que encuentren una
readaptación conforme a las normas establecidas, pero por lo general
ocurre lo contrario, las cárceles son las universidades del crimen y la
readaptación queda de lado, impera el poder de los mismos reclusos al
interior de estos centro penitenciarios.
A bordo del Progreso, embarcación que los conduce a su destino
final que son las Islas Marías, el grupo de reos va en condiciones
infrahumanas, están hacinados dentro de un espacio, una bodega para la
carga, que es insuficiente para albergar a un número tan grande de
personas.
Algo que en realidad es característico e incluso puede considerarse
que ya es una costumbre que está demasiado arraigada por parte de
65
José Revueltas, Los muros de agua, p. 38.
87
nuestras autoridades. Nunca hay el espacio suficiente para albergar a tanto
preso, la infraestructura carcelaria que nunca es suficiente y que no da para
más. Se hacina al preso en condiciones infrahumanas, propias de los
animales y no hay nada de civilidad en el proceso de readaptación del
individuo. Las cárceles siempre son consideradas como las escuelas del
crimen y de la delincuencia, el reo se gradúa con grados honoríficos dentro
de las normas por las cuales se rigen los propios delincuentes. Cuando se
libera al reo, emerge un ser enfermo con un odio profundo hacia la
sociedad que de readaptado no tiene ni el menor indicio. Una problemática
que ya Revueltas denuncia desde esa época y que en la actualidad tiene una
vigencia insultante.
El recuerdo de la bodega, en efecto, no podía ser la más terrible. Era
una bodega estrecha, con cabida natural para unos noventa hombres
y donde, sin embargo, habían aglomerado a más de doscientos. El
espectáculo parecía como el de un infierno. Hombres tirados en el
suelo, con los ojos muy abiertos, acezaban fuertemente, a punto de
ahogarse; otros daban alaridos sin principio ni fin, en los que no se
decía nada. Y rodeándolos a todos, penetrándolos, había una
atmosfera espesa y llena de vapor humano. Esto del vapor humano
fue una cosa extraordinariamente simple: primero –cuando los
“políticos” entraron, antes que nadie, debido a órdenes especiales-,
sólo la humedad pegajosa y salada que hay en todo el barco y un
cierto calor que despedían todas las máquinas, ahí junto, del otro
lado. Después, a medida que iban entrando los deportados y tomaban
sitio, un transformarse de la humedad y el calor inorgánicos, en
humedad y calor de hombre, algo completamente distinto a lo
anterior y que provocaba la angustia, la desesperación más terrible.66
Dentro del hacinamiento de reos en la bodega, comienza una lucha feroz
entre los mismos por acaparar los espacios por donde aún se puede respirar
algo de aire fresco, es tan feroz la lucha que sale a relucir una punta que es
empuñada por un reo, mismo que después de respirar un poco de aire
fresco se desmaya, le cae de golpe el respirar el aire y no resiste, porque el
66
Ibidem. p. 53.
88
ambiente sofocante debilita hasta al reo más fuerte y violento. Nadie se
escapa de este hacinamiento denigrante y atroz.
Los reos claman piedad ante los guardias que los custodian, gritan
desesperados en medio de este infierno. Claman por un poco de aire fresco
porque sienten que se ahogan y ya no aguantan más esta situación
agobiante en la que se encuentran, se sienten morir. Los guardias hacen
oídos sordos ante estos estridentes y calurosos reclamos por parte de la
población de reos, como si no escucharan nada. Hacen como si los reos que
custodian no existieran. Acto seguido, un reo intrépido, enojado y a la vez
con cierta malicia por esta situación en la cual nadie los escucha, realiza un
acto lleno de ingenio y osadía, y a la vez de cierta burla hacia los custodios
que los vigilaban, acto que por cierto es ya tradicional en estos ambientes
carcelarios.
El reo constantemente hace uso de todos los medios con los que
cuenta a su alrededor, utiliza su ingenio para confeccionar herramientas y
armas que le sirven para defenderse dentro de este ambiente hostil en el
cual se está siempre bajo la amenaza de ser víctima de alguna desgracia. Se
vive bajo el ambiente de un temor continuo dentro de este infierno terrenal
en donde el castigo es eterno, no hay descanso alguno y el dormirse
significa distraerse, bajar la guardia, siempre se tiene que estar alerta ante
una posible agresión. Un reo hace gala de su ingenio para atacar a los
crueles guardias que los custodian, Revueltas da vida a un acto lleno de
odio y rebeldía en contra del sistema que los oprime y los trata como
animales.
-¿No se puede? ¡Ya verán si no…!
Se trataba de un hombre robusto, grosero, de grandes dientes y labios
espantosamente gruesos, incapaces de cerrarse por completo, lo cual
le daba una expresión permanentemente de risa, de idiotez o de
ambas cosas juntas. El hombre dirigió rápidamente una mirada a los
“políticos”, como si le hiciera gracia que estuvieran ahí, y, en
89
seguida, después de bajarse los pantalones, se puso en cuclillas sobre
un papel periódico, a tiempo que enrojecía por el esfuerzo. Cuando
hubo terminado, envolvió con cuidado, para no mancharse, el
contenido del periódico y prorrumpiendo en una indecente carcajada
arrojó el proyectil con destino a la escalera.
Los marineros retrocedieron un paso y el grupo que esperaba a sus
pies se contrajo como si lo hubiesen herido. El paquete había
estallado, brincando en varias direcciones y manchando de pringas
sucias a los más próximos. Un rugido unánime se levantó de la
bodega. Por un lado se maldecía rabiosamente, y por el otro se
comentaba en medio de grandes risas.
-¡A la guerra, a la guerra!67
Se desarrolla una escena que está cargada de ironía, se desata una guerra de
mierda, una batalla campal de todos contra todos, reina el caos. Se inicia
una lucha de carácter infantil, todos ríen y todos son embarrados de
excrementos, nadie tiene escapatoria alguna. El reo por lo general realiza
actos de carácter infantil, por su desesperación nunca mide las
consecuencias que puede acarrear tal comportamiento, lo que busca en
realidad es liberarse un poco del mundo adverso en el que se encuentra,
sacar la tensión, olvidarse de los problemas.
Evade la realidad del mundo oscuro en el que se encuentra y trata de
pasar momentos agradables en donde la burla y la ironía se manifiestan de
diversas formas, como puede ser el hostigamiento hacia ciertos reos que
son objeto de actos de burla por parte de los demás o la confrontación
directa hacia la autoridad, aprovechando el anonimato que otorgan las
multitudes como en este caso. Los custodios no se percatan quién fue el
autor de este acto subversivo lleno de burla y confrontación.
También en Los muros de agua se funda otro de los motivos
recurrentes de la literatura de Revueltas: la representación
escatológica por la cual la realidad se mezcla audazmente con las
imágenes grotescas de la deyección, la mugre, los excrementos y
todo lo que en contraste con los valores superiores del hombre, están
maculando su entidad aunque al mismo tiempo lo “definen” (al
punto de que en Los días terrenales Revueltas dará esta variante de
67
Ibidem. p. 55.
90
la proposición cartesiana: “Defeco, luego existo” I:447). Así debe
leerse el episodio que escribe la defecación y narra la guerrilla
infame de proyectiles pútridos (I: 59), del mismo modo que pasajes
semejantes en Los errores (1964), En algún valle de lágrimas, El
apando, “Cama 11”, relatos de diversas épocas. 68
Hay que olvidarse de la amargura y reírse un poco. Ocurre un acto de
liberación, un último ritual antes de descender al infierno a donde habrán
de ser confinados. También puede considerarse que este acto tiene un
carácter simbólico porque los reos condenados son considerados como la
mierda de la sociedad, son el desecho que debe de irse al drenaje.
Rosario, mujer del grupo de los comunistas, va en un camarote
especial para las mujeres y siente que se sofoca porque sus recuerdos la
siguen atormentando a cada instante, siente que se desmaya. Sale del
camarote, pero de inmediato es detenida por un guardia que le indica que
no puede salir, lo que en realidad busca Rosario es un poco de aire fresco
para aliviar su mareo. Acto seguido se desvanece. El autor refiere una idea
de encierro psicológico, algo que ocurre en la mente del personaje.
La mente es algo curiosa y casi inverosímil. Tiene una extraordinaria
semejanza con un escenario de esos muy profundos –tanto que se
sentiría vértigo- , que tuviese una serie de sucesivas decoraciones
imprevistas. Primero una, después otra y otra, sin acabar jamás,
porque la mente, en el fondo, es insondable. También se parece a dos
grandes y descomunales espejos encontrados, que se reprodujeran a
sí mismos sin cansancio y de una manera tan infinita como en las
pesadillas, con la diferencia que a medida en que apareciesen nuevos
espejos –espejos y espejos como una torre de Babel– las figuras
reproducidas fueran siendo otras o, con mayor exactitud, las mismas,
pero vistas en aspectos desconocidos, como si a cada nueva
aparición se descompusieran sus elementos integrantes creando la
falsa idea de que, después de algún tiempo, en el más lejano y último
de los espejos, acabaría por encontrárselas, simples ya, y como quien
dice “monocelulares”, poniendo al descubierto su origen y con ello
el origen de todas las cosas, el secreto del universo y el principio de
lo que existe. Pero ya se ha dicho que, en todo caso –y aun dejándose
llevar por ilusiones ópticas-, se trata de una falsa idea o si se quiere,
68
Jorge Ruffinelli, “José Revueltas: Política y literatura (1941-1944)” en Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, Opus Citatum, p. 70.
91
de un “espejismo”. La mente, no obstante, es así. Nosotros tenemos
un pensamiento, una emoción, un instinto. Más todos ellos –y cada
uno en lo particular– se puede descomponer en mil pedazos y no
encontraremos jamás el camino, no encontraremos jamás lo simple
ni lo primario.69
Una idea del encierro que se concibe dentro de la mente del personaje.
Rosario se encuentra encerrada en sus recuerdos que la persiguen y la
atormentan, no la dejan en paz.
Lucrecia en Los errores, también es perseguida por sus recuerdos
llenos de oscuridad, la atormentan a cada instante, sobre todo el recuerdo
de sus padres que no se ocuparon de ella, es un personaje con un vacío
interior.
La mente es vista como un universo en donde se pueden perder los
pensamientos y no ser encontrados jamás, un laberinto infinito que no tiene
salida alguna, es un universo lleno de misterios que el mismo hombre no
puede llegar a comprender a pesar de que forma parte de él mismo.
Rosario, al igual que otros personajes de Revueltas vive dentro de un
mundo marginal, vive en vida el encierro dentro del mismo encierro, el
encierro físico y mental, se pierde en el universo interior de su mente, sus
recuerdos la atormentan a cada instante, vive dentro de una realidad
distinta, vive en carne propia un castigo de carácter infernal.
En el momento en que atraca el Progreso, el barco, los reos son
recibidos por las autoridades de la colonia penal de la isla. Se hace una
primera descripción de la isla que se puede comparar como una impresión
inicial del futuro que les aguardaba en ese lugar, una impresión de un
ambiente que es tenso y pesado, algo que siempre impera y reina dentro de
toda prisión. Un ambiente de confinamiento dentro de los márgenes de la
isla que los habrá de albergar durante la larga estadía que les espera.
69
José Revueltas, Los muros de agua, pp. 64–65.
92
¡He aquí que estaban en las Islas Marías! Una protesta ahogada
espesa, se agolpó en la garganta de Ernesto. Todo lo que se ofrecía a
sus ojos era tristísimo y brutal, como si la gente de ahí estuviese un
poco ciega o loca. La mezclilla parda o el traje rayado de los colonos
daba a éstos un ligero aire de monstruosidad al que contribuían las
cabezas grandes y rapadas. Examinaban de lejos a la “cuerda”,
buscando gente conocida, algún “valedor”, o procurando, sin ser
vistos, que de algunos de ellos les arrojara la mariguana que trajera
antes que los funcionarios del penal hicieran el examen.70
La primera impresión que tienen de la isla y de sus habitantes es
impactante, todo tiene un aspecto de monstruosidad, tanto los reos como
sus autoridades, y en especial el aspecto físico del teniente Smith, que
parece un engendro emanado de otra dimensión. Su semblante es
impactante, un personaje en el que converge todo ese ambiente infernal que
predomina en la isla; un ser originario de ese submundo enclavado en ese
lado oscuro de la sociedad.
El grupo de comunistas es recibido con un trato especial por parte de
las autoridades, vienen muy bien recomendados por parte del gobierno y
por tanto éstos tendrán una atención más personalizada con ellos. Reciben
un trato distinto en comparación con el resto de la comunidad. Son
conducidos de inmediato a la zona de castigo conocida como Arroyo
Hondo, lugar en donde se realizan los trabajos forzados y a donde se
asignan a los reos más problemáticos y peligrosos, algo parecido a un
encierro dentro del mismo encierro, el lugar más oscuro y profundo dentro
de la misma prisión, una zona llena de dolor y sufrimiento.
Lugar que puede ser comparado como la celda de castigo en El
apando, espacio en donde son confinados los tres reos problemáticos que
ejercían un control al interior del penal. En El luto humano también se
recrea este sitio marginal dentro del mismo encierro, los protagonistas
viven al otro lado del río, lado del pueblo en donde se creía que ya nadie
vivía y que ellos se negaban a abandonar. También puede compararse con
70
Ibidem. p. 75.
93
el confinamiento de que son víctimas tanto Sísifo como Tántalo, que son
castigados y enviados hasta lo más profundo del Hades a penar un castigo
eterno, sin olvidar el laberinto al que fue confinado el Minotauro.
Los comunistas, mi jefe –explico Ramón.
El hombre miró a los presos de arriba abajo con muestras de infinito
desprecio.
-¡Peores que los rateros y los asesinos! – exclamó picando espuelas y
echando a caminar, casi encima de los “políticos”.
Sin embargo, se detuvo algunos pasos adelante: Mira –dijo
Ramón- , ya “telefonié” a Arroyo Hondo, pero me le dices tú mismo
a Maciel que estos hombres van con tarea doble, que me los ponga
luego a trabajar… Sacudió las riendas del caballo y una nube de
polvo lo hizo desaparecer porque corría ya a galope.
Ramón meneó la cabeza con lástima y sin ser oído: “No tienen
piedad”, musitó refiriéndose a los verdugos. Sentía él mismo cómo
el hombre puede ser juguete de fuerzas superiores y cómo un destino
maléfico, turbio, le niega todas sus alegrías y en el momento menos
pensado pierde su libertad y tiene que someterse a ruindades, a
humillaciones, y lo que es peor, a la sujeción desconsiderada y
abominable de otros hombres, que no tienen sentido ni saben nada de
amor. Recordaba su propia vida dentro de la cual no cabía ninguna
esperanza (aunque el hado terrible, para que el hombre siga viviendo
y sufriendo, le pone por enfrente una esperanza, y siempre la hay,
aún en las peores oscuridades). ¡Veinte años de condena! Una cifra
inmensa colocada encima de la vida como una pesada lápida de
piedra; una cantidad desprovista de alegría, de sueño, insomne, de
desvelo sin cauce.71
Ramón, un reo condenado por un asesinato que está encargado de la
zona de castigo dentro del penal (Arroyo Hondo, área de trabajos forzados),
ve con cierta lástima y coraje a la vez cómo las autoridades del gobierno
asignaron a este grupo de presos un castigo excesivo que no se merece
ningún ser con vida. Recuerda su condena por un crimen que no pudo
evitar, era morir o matar, pura defensa personal, el hombre que se defiende
ante una posible amenaza que lo acecha de forma constante. Ve lo injusto
que es la autoridad al someter a los hombres a sus atroces e inhumanas
políticas y normas de conducta, considera que el hombre es como un títere
71
Ibidem. pp. 82-83.
94
que puede ser manipulado al antojo de la autoridad. Entiende lo injusto que
es la autoridad y se solidariza con el sufrimiento del grupo de los
comunistas, su condena por asesinato puede considerarse como algo ligero
en comparación a lo que le espera a este grupo tan especial.
Aun en los peores lugares brilla la esperanza, siempre habrá un mejor
futuro, por más oscuro que sea el panorama que hay por delante siempre
habrá una pequeña luz que resalte en la oscuridad. El grupo de los
comunistas es asignado a trabajar el doble que el resto, es condenado a
sufrir el doble. Reciben un trato peor que los asesinos y violadores, son
considerados como lo más odiado, como la escoria más putrefacta de la
sociedad.
La novela alcanza una formulación más original en el análisis del
“odio de clase”, un odio histórico que se revela en la amenaza,
dirigida a los presos comunistas, de que iban a sufrir “todo el rigor
de la colonia”. Esa expresión desencadena un brillante y apasionado
análisis textual del narrador: “Esta breve frase”, dice, “abría un
mundo inimaginable para los cuatro camaradas. Entonces pensaban,
se va a desatar todo el odio sobre nosotros. El odio del hombre, el
odio de la clase. Porque se odia históricamente, se odia como una
función abstracta, impersonal, pero alguna vez ese odio se vuelve
concreto y encarna en seres vivos, que caminan y comen, se vengan
y torturan porque así lo ordena la clase, así se lo ordena un dios
misterioso que gobierna”.72
Son blanco de un trato específico por parte del gobierno. Y no es de
esperarse que las autoridades del penal pasen desapercibida la indicación
de sus superiores para ejercer tal castigo a este grupo de luchadores
políticos. Los reos que purgan sus condenas ven con angustia y tristeza el
castigo ejemplar que va a recibir este grupo de jóvenes cuyo único error es
el de coincidir con una ideología que es distinta a la del gobierno.
72
Jorge Ruffinelli, “José Revueltas: Política y literatura (1941-1944)” en Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, Opus Citatum, p. 71.
95
Otro referente del encierro se aprecia cuando en la historia aparece el
personaje de Prudencio, una persona que vive atormentada, la angustia y la
desesperación hacen presa de él. Ha dejado a su mujer embarazada, además
de que ha sido condenado a las islas injustamente, sólo porque participó en
una huelga y se solidarizaba con la lucha eterna del obrero en contra de sus
patrones capitalistas explotadores del la clase trabajadora, misma que tiene
la necesidad de trabajar para llevar un poco de pan a sus hogares con el
cual alimentar a sus familias. Coincide, Prudencio, con las ideas en favor
de la clase obrera. Busca liberarse del encierro al cual está sometido con un
intento de suicidio, todo eso en medio de su situación angustiante y
desesperante.
¡Si! –dijo- . ¡Intento suicidarse…! Eran espantosas esas palabras no
sólo por su significación específica, sino por el dolor y la angustia
colectivas que representaban. Prudencio no había querido soportar la
pesadilla de las Islas, el trabajo enloquecedor, aquella fatiga
inhumana que caía como una maldición de plomo sobre el cuerpo en
el vacío, rodando.
Estaban ambos tirados en el pasillo, con la cara al cielo. Prudencio
acezaba con violencia y los latidos de su corazón eran tan fuertes que
el Miles podía oírlos. “¡Qué cansancio tiene el pobre!”, pensó.
Prudencio se estremecía como si sollozase, aunque sus ojos eran
claros, limpios, únicamente lastimeros.
-¿Nunca has embarazado a una mujer? –preguntó con húmeda voz.
El Miles se encogió de hombros:
-¡Es probable! – dijo, no sin cierto espontáneo cinismo.
Entonces Prudencio cambió inopinadamente de expresión
tornándose tierno, agitado por una vivísima nostalgia.
-¡Por estos días ha de haber dado a luz…! –suspiró.
Hablaba en un tono como si las cosas irrevocablemente estuvieran
perdidas; como si de volver atrás fuera de todo punto imposible.73
La desesperación agobió a Prudencio y éste busco la forma más fácil de
liberarse del encierro en la prisión de las islas. La muerte es una posible
salida de este lugar lleno de oscuridad y sufrimiento. El cuerpo
73
José Revueltas, Los muros de agua, p. 98.
96
posiblemente está prisionero, pero jamás la mente porque es libre de viajar
a donde desee. El suicidio es muy común en los presos que desesperan ante
la larga condena que les espera por cumplir dentro de estos sitios, no
pueden cargar con una losa tan pesada y flaquean ante esta dura y difícil
situación en la que están inmersos. Son momentos de debilidad y de
angustia por el sufrimiento continuo al que se está sujeto. En el mito,
Prometeo busca morir porque ya no quiere seguir sufriendo en vida el
castigo eterno al que fue condenado y vive encerrado en la angustia
preguntándose a sí mismo por lo que ha de ocurrir el día de mañana. ¿Qué
sufrimiento habrá de venir? ¿Será igual de largo e intenso?
El Miles, probablemente el personaje más noble dentro de la colonia
de reclusos, un sujeto que siempre es solidario con todos, el verdadero
camarada que lucha codo a codo en defensa del bien común, aparenta no
sufrir con las tareas asignadas en Arroyo Hondo, sino al contrario, su
cuerpo se nutre a base del trabajo forzado al que es sometido, un hombre al
que se puede considerar en su estado natural, un hombre que no está
contaminado con la maldad de la sociedad que enferma y debilita. Sueña
con evadirse del encierro, todas las noches practica su fuga, va a nadar
durante horas seguidas sin parar. Cree poder nadar más de veinticuatro
horas seguidas y hasta cuarenta si se lo propone. El puerto de San Blas no
está a más de doce horas en barco. No hay duda de que llega nadando hasta
el litoral del continente. Todo puede ser posible y no hay tiempo que
esperar. Una noche se adentra en el mar y se pierde entre las olas.
El cuerpo de El Miles hendió el agua, casi sin ruido,
acariciadoramente. ¡Qué ruido extraordinario, sencillo, como si fuera
una palabra! Parecía que una piedra muy fina hubiese caído sin
aliento, llena de humildad, hasta con fervor, para hundirse salvando
los tropiezos.
Ernesto permaneció largo tiempo en la playa, sin apartar los ojos del
mar. Veía aquella negrura movediza e imaginaba las brazadas
enérgicas de El Miles en osado viaje a San Blas. ¿No habría sido
97
insensato? ¿Y aquel sonido largo, lastimero, que en esos momentos
se escuchaba, no habría sido un grito? ¿O serían las olas? ¿O la
propia inquietud de Ernesto que no soportaba la pena, la angustia y
los presentimientos dentro del corazón?
Haciendo los mayores esfuerzos, sin respirar, escuchó el rumor de
las olas. No. Nada había ocurrido.74
Desafiando al mar El Miles busca la libertad a su encierro. Encara a las
fuerzas de la naturaleza y lucha por sobrevivir dentro de un espacio ajeno a
la constitución natural de su cuerpo, ya que el cuerpo humano está
constituido para desarrollarse dentro de un ambiente cien por ciento
terrestre. El Miles se adentra en terrenos desconocidos y en donde el
hombre se considera como un ser débil por no estar en su ambiente natural
que es el terrestre. Bien es sabido que las aguas de los océanos siempre
guardan misterios debajo de su superficie, el mar profundo siempre
representará un enigma para el propio hombre, mismo que no ha logrado
explorarlo en su totalidad.
Lo único que encontró El Miles fue su libertad y muerte, su alma se
liberó de la prisión del penal y de la prisión de su cuerpo. Su cuerpo es
arrojado por el propio mar que lo acogió, un mar de muerte que regresa su
cuerpo todo mutilado y con un aspecto de deformidad debido a las
mordeduras hechas por los tiburones. Fue víctima de un ataque despiadado
por parte de la misma naturaleza que lo acogió en su seno y después lo
expulsó como un desperdicio.
4.1.2.2 El apando (1969)
El título del libro indica el lugar en donde son confinados los presos que
reciben un castigo por su mal comportamiento dentro de la misma prisión,
74
Ibidem. p. 149.
98
es el encierro dentro del mismo encierro. Se aísla al preso de todo contacto
con el mundo exterior, e incluso se le llega a privar de la iluminación en
algunos casos, se le confina dentro de un espacio que es de total oscuridad.
El preso tiene la sensación de estar en otro tipo de realidad porque está
consigo mismo, está en la completa soledad. Una experiencia que se puede
comparar con algo parecido a la muerte, se está en medio de una ambiente
totalmente oscuro y desconocido, el mundo de las tinieblas.
El apando (1969) es una novela corta que refleja la idea del encierro
desde su misma constitución estructural, es un solo párrafo que contiene y
retiene a la sintaxis, hay un hacinamiento de los distintos elementos
lingüísticos, las oraciones están atrapadas dentro de los márgenes del
párrafo, mismas que reflejan la idea de una tensión, hay un confinamiento
de los distintos elementos. Se expresa la idea de un espacio en donde es
difícil respirar y moverse, por tanto, no hay libertad de ningún tipo. Debido
a su forma estructural y extensión puede llegar, en veces, a confundirse con
un cuento. Al respecto Publio Octavio Romero aclara lo siguiente:
No es El apando lo que genéricamente consideraríamos un cuento,
sino más bien una novela corta, ese género “a caballo entre el cuento
y la novela propiamente dicha”. La densidad de la prosa y la
univocidad temática, asimilan El apando a la poética del cuento,
mientras que su extensión textual lo acerca a la novela.75
En El apando se refleja lo que es en realidad el hombre, un ser que
contiene en su interior una animalidad y violencia propias de las especies
salvajes que habitan en medio de junglas o selvas, el reino salvaje en donde
prevalece la ley del más fuerte o del más astuto.
El hombre vive y está confinado dentro de un espacio que él mismo
se ha construido, las ciudades. Busca que su existencia sea lo más
75
Publio Octavio Romero, José Revueltas: la poética del cuento (una mirada a través de los personajes),
México, Universidad Autónoma de Baja California Sur, 2009, p. 99.
99
placenteramente posible, alejado del salvajismo imperante en el mundo de
la naturaleza, ha constituido un espacio que es únicamente exclusivo para
los humanos. Las distintas sociedades han sido edificadas con base en este
principio, pero en realidad de lo que no se ha dado cuenta el hombre es de
que está prisionero dentro de su propio reino en donde el salvajismo y la
violencia de los animales no dejan mucho a la imaginación y son superadas
por los actos atroces y enfermizos del hombre y la sociedad. Al respecto
Juan García Ponce afirma:
Lo que pasa en El apando no tiene nombre, es innombrable, se
coloca en esa zona que ya no es humana o que todavía no es humana
y que precisamente por eso, enseñándonoslo en toda su
inhumanidad, nos muestra al hombre. Esa zona está fuera de la
moral, fuera de la civilización. Es una pura desnudez; está en el
ámbito de la vida como una fuerza sin ropajes que sólo puede, que
tiene que vivirse a sí misma.76
Esta novela refleja el mundo interior de la prisión, ese espacio de
confinamiento que el propio hombre ha construido para alejar a los
elementos nocivos de su sociedad. Está ambientada en la prisión de
Lecumberri, lugar al que fue confinado el autor a raíz de los sucesos
ocurridos durante 1968 y la matanza de estudiantes llevada a cabo en
Tlatelolco durante una manifestación en la que intervinieron las fuerzas
armadas del Estado con la finalidad de disolver el movimiento estudiantil.
La constante, dentro del universo de la novela, es la búsqueda por parte de
los personajes de esa ansiada libertad de la cual han sido privados
Pero el hecho es que Lecumberri en 1968-1971, sigue igual de
fascinado por el mundo de la cárcel que no había visto desde tiempo
atrás, y prueba de ello son los textos literarios que redacta ahí como
El apando o “Hegel y yo” (cuento de Material de los sueños, 1947).
76
Juan García Ponce, “La voz de la novela: El apando” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye,
José revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, p. 149.
100
Revueltas siempre reconoció la importancia de su vivencia carcelaria
para su doble experiencia, política y literaria. Consideraba a la
prisión, sobre todo como un símbolo, un microcosmos representativo
en el que se encuentran, concentradas, las características de la
sociedad en general; como una especie de laboratorio, una fuente de
inspiración y de conocimiento, al igual que las huelgas y las
situaciones límites.77
La prisión representa la fuente de inspiración que nutre la imaginación del
autor, en ella siempre se encontrarán historias de tragedias que llevan al
hombre hasta situaciones límite en donde ya no hay razón alguna que
gobierne al individuo, reina únicamente la animalidad que emerge desde la
profundidad de su ser interno para posesionarse de su mente. Se actúa
únicamente por medio de los instintos que lo llevan a cometer actos dignos
del más cruel y salvaje de los animales. Se llega a situaciones límite en
donde nada vale nada y no hay otra opción más que matar o morir, es el
instinto de sobrevivencia, conservar la vida, el bien más preciado. En la
prisión se concentra a todos estos personajes emanados de los más pútridos
rincones y espacios perdidos de la sociedad, personas que están llenas de
una oscuridad y un odio interior que las hace merecedores del castigo al
que son sometidas. El encierro siempre conducirá a la eterna búsqueda de
la libertad, encontrar la salida de este mundo infernal en donde están
enclaustrados los hombres sufriendo un castigo.
El apando constituye una especie de síntesis de la poética
revueltiana, tanto desde el punto de vista estilístico como temático e
ideológico. Los grandes escritores escriben de lo que más saben. No
nos sorprende, pues, que en este libro el escritor aborde, hasta sus
últimas consecuencias éticas y estéticas, el tema de la libertad:
problema existencial que llegó a ser una de sus mayores
preocupaciones: El concepto de libertad, en nuestro tiempo –y
precisamente en nuestro tiempo- ha conquistado ya un sentido
77
Phillippe Cherón, El árbol de oro, José revueltas y el pesimismo ardiente, Ciudad Juárez, Universidad
Autónoma de Ciudad Juárez, 2003. pp. 33-34.
101
univoco e incuestionable. No existe sino una sola libertad, la libertad
humana.78
El primer referente al encierro en la novela se encuentra desde la primera
línea, es la voz del narrador omnisciente que describe la situación en la cual
se encuentra el universo que busca describir. Es el interior de la prisión que
está vigilada constantemente por diversos custodios, mismos que buscan
mantener y ejercer un gobierno al interior de este mundo carcelario que
siempre representará un desafío para todo tipo de autoridad. Es la
descripción de un espacio reducido y de confinamiento en donde surge la
animalidad propia del hombre que ha olvidado todo lo referente a su
mundo civilizado lleno de normas y obligaciones.
Estaban presos ahí los monos, nada menos que ellos, mona y mono;
bien, mono y mono, los dos, en su jaula, todavía sin desesperación,
sin desesperarse del todo, con sus pasos de extremo a extremo,
detenidos pero en movimiento, atrapados por la escala zoológica
como si alguien, los demás, la humanidad, impiadosamente ya no
quisiera ocuparse de su asunto, de ese asunto de ser monos, del que
por otra parte ellos tampoco querían enterarse, monos al fin, o no
sabían ni querían, presos en cualquier sentido que se los mirara,
enjaulados dentro del cajón de altas rejas de dos pisos, dentro del
traje azul de paño y la escarapelada brillante encima de la cabeza,
dentro de su ir y venir sin amaestramiento, natural, sin embargo fijo,
que no acertaba a dar paso que pudiera hacerlos salir de la
interespecie donde se movían, caminaban, copulaban, crueles y sin
memoria, mona y mono dentro del Paraíso, idénticos, de la misma
pelambre y del mismo sexo, pero mono y mona encarcelados,
jodidos.79
Ocurre una antropormofizacion del hombre y se ve a la sociedad y a la
humanidad en general como unos monos salvajes que están encerrados
dentro de jaulas, seres violentos que actúan conforme lo da a entender el
momento y las circunstancias que rodean a la situación, se carece de todo
78
Publio, Octavio Romero, José Revueltas: la poética del cuento (una mirada a través de los personajes),
Opus Citatum, p. 100. 79
José Revueltas, El apando, México, Era, 1969, p. 11.
102
tipo de razonamiento. El hombre no se da cuenta de que es prisionero de su
propio mundo, está contenido dentro de su propio sistema que lo retiene y
oprime, porque ya no puede dejar de formar parte de él, sino al contrario,
necesita de él para poder sobrevivir, es un ser que es dependiente de la
misma sociedad en la cual está inserto. Los individuos necesariamente
dependen de la sociedad, porque fuera de ella son seres vulnerables e
indefensos, el hombre ya no puede regresar al mundo natural del cual
emergió alguna vez. Se es parte de la estructura de este universo zoológico,
en donde mono, hombres, y mona, mujeres, se desenvuelven naturalmente
ignorando la realidad en la cual están inmersos. El autor aquí hace una
aplicación metonímica al discurso que está emitiendo, utiliza al lenguaje
para expresar la idea de que el mundo interior de la cárcel puede
compararse con la sociedad y la humanidad en general. Todos somos
prisioneros, en alguna forma, sin darnos cuenta, somos monos viviendo en
su propia ignorancia. Evodio Escalante considera que los monos forman
parte del pasado olvidado del hombre.
En efecto “estaban presos ahí los monos” evoca una situación que
remite a un pasado sin memoria, que se perdería en la nube de los
orígenes. Están perdidos en su soledad de monos, entrampados en
una “interespecie” de la que no logran salir y de la que, por principio
de cuentas, no son ni siquiera conscientes. Atrapados por la fuerza
del “sido”, de un pasado sin huellas que se impone a su existencia y
que la determina, estos monos no son sólo la encarnación de la
alienación, sino la prueba palmaria de que la humanidad en cuanto
tal, la humanidad del hombre, es algo que no ha logrado surgir.80
Se ve al hombre como a ese mono que vive en un estado salvaje y que se
rige únicamente por medio de sus instintos que lo llevan a vivir en un
mundo incierto y carente de sentido. Se cree que el hombre desciende del
mono porque es el animal con el que guarda un parecido más cercano e
80
Evodio Escalante, “Preposteración y alienación generalizada en El apando de José Revueltas” en Edith
Negrín, Nocturno en que todo se oye, José Revueltas ante la crítica, Opus Citatum, p. 155.
103
incluso de acuerdo a la teoría darwiniana desciende de este animal. Los
hombres son prisioneros de su propia ignorancia, al igual que los monos no
se dan cuenta de la realidad en que viven, no ven ni piensan acerca de las
situaciones que los aquejan constantemente en su diario vivir. Únicamente
se actúa por puro instinto, los hombres copulan, comen y duermen al igual
que los animales.
Los presos dentro del apando, la celda de castigo dentro de la cárcel,
vigilan a los custodios, ven todos sus movimientos, los custodios son los
vigilantes que son vigilados por los propios presos, éstos ejercen una forma
de autogobierno dentro de la misma cárcel, los reos son las verdaderas
autoridades, conocen como la palma de su mano, la rutina que realizan a
diario sus vigilantes.
“Esos putos monos hijos de su pinche madre”. Estaban presos. Más
presos que Polonio, más presos que Albino, más presos que El
Carajo. Durante algunos segundos el cajón rectangular quedaba
vacío, como si ahí no hubiera monos, al ir y venir de cada uno de
ellos, cuyos pasos los habían llevado, en sentido opuesto, a los
extremos de su jaula, treinta metros más o menos, sesenta de ida y
vuelta, y aquel espacio virgen, adimensional, se convertía en el
territorio soberano, inalienable, del ojo derecho, terco, que vigilaba
milímetro a milímetro todo cuanto pudiera acontecer en esa parte de
la Crujía.81
Los monos, los custodios, son observados constantemente, tanto, que se
resalta la medida de los milímetros, lo que da una idea de lo preciso que era
la vigilancia por parte de los reos (Apolonio, Albino y El Carajo). A pesar
de estar en el encierro del apando, los reos tienen el control porque realizan
una actividad que le está conferida únicamente a las autoridades, vigilan
porque buscan ejercer un poder de control al interior del penal con la venta
de droga, la droga es la llave que abre las puertas hacia la libertad. Por
medio de ella se obtiene el dinero que sirve para corromper a la misma
81
José Revueltas, El apando, p. 13.
104
autoridad y por tanto, también se obtienen privilegios que los demás reos
no tienen al interior del penal. Por medio de la droga también se evade la
realidad, la conciencia se traslada a otro estado mental en donde no existe
el encierro, la mente se libera del las cadenas opresoras del castigo
impuesto por las autoridades. Los reos dan muestra del poder que ejercen al
interior, viven bajo un autogobierno impuesto por ellos mismos. Evodio
Escalante afirma:
Ataviados con su uniforme, y cumpliendo con las labores de
vigilancia por las que reciben un pago, los carceleros son en realidad
los prisioneros. Podría decirse que están más presos que los propios
presos, pues estos últimos al menos tienen conciencia de lo que son,
lo que les otorga ya un rasgo de superioridad que no tienen los
celadores.82
Los custodios se convierten en los verdaderos presos porque están
enganchados al mismo sistema y del cual dependen para poder sobrevivir.
Tienen un carácter anónimo, todos son lo mismo, carecen de un rostro y de
una identidad porque su función únicamente es la de vigilar, observar y
observar, y no más, no cuentan con personalidad alguna. Están más presos
que los mismos presos porque su trabajo los obliga a permanecer dentro del
penal por largas jornadas, son tan largas estas jornadas que los custodios ya
forman parte del mismo ambiente del penal. Están esclavizados y no se dan
cuenta de la situación en la que están inmersos. La única diferencia que
media entre los reos y los vigilantes es la del pago que reciben por parte del
gobierno por vigilar el interior y exterior del penal.
Se sabían hechos para vigilar, espiar y mirar en su derredor, con el
fin de que nadie pudiera salir de sus manos, ni de aquella ciudad y
aquellas calles con rejas, estas barras multiplicadas por todas partes,
estos rincones, y su cara estúpida era nada más la forma de cierta
82
Evodio Escalante, “Preposteración y alienación generalizada en El apando de José Revueltas” en Edith
Negrín, Nocturno en que todo se oye, José Revueltas ante la crítica, Opus Citatum, p. 157.
105
nostalgia imprecisa acerca de otras facultades imposibles de ejercer
por ellos, cierto tartamudeo del alma, los rostros de mico en el fondo
más bien tristes por una pérdida irreparable e ignorada, cubiertos de
ojos de la cabeza a los pies, una malla de ojos por todo el cuerpo, un
río de pupilas recorriéndoles cada parte, la nuca, el cuello, los
brazos, el tórax, lo güevos, decían y pensaban ellos que para comer y
para que comieran en sus hogares donde la familia de monos bailaba,
chillaba, los niños y las niñas y la mujer, peludos por dentro con las
veinticuatro horas de tener ahí al mono en casa, después de las
veinticuatro horas de su turno en la Preventiva, tirado en la cama,
sucio y pegajoso, con los billetes de los ínfimos sobornos, llenos de
mugre, encima de la mesita de noche, que tampoco salían nunca de
la cárcel, infames, presos dentro de una circulación sin fin, billetes
de mono, que la mujer restiraba y planchaba en la palma,
largamente, terriblemente sin darse cuenta. Todo era un no darse
cuenta de nada. De la vida. Sin darse cuenta estaban ahí dentro de su
cajón, marido y mujer, marido y marido, mujer e hijos, padre y
padre, hijos y padres, monos aterrados y universales.83
Inmersos en una situación de mutua dependencia, los custodios son
únicamente un pequeño sector que integra a toda esta maraña que es la
sociedad, el mundo del hombre que se mueve con base en una dependencia
de él mismo con él mismo. Los obreros dependen del patrón y el patrón
depende de los obreros. Una sociedad que ha sido conformada de forma
artificial de acuerdo a las necesidades, también artificiales de los propios
hombres, algo que es demasiado complejo, todos dependemos de otros para
poder sobrevivir y realizar nuestras actividades a diario. Una maraña de
relaciones mutuas que da vida a la realidad en la cual vivimos y estamos
conferidos.
El Carajo, personaje oriundo de estos mundos infernales, una
persona que no sirve para nada, “valía un reverendo carajo para todo”, vive
una situación de encierro interior. Está atrapado en un cuerpo que no le
sirve para nada, está tuerto y tiene una pierna tullida que le impide caminar
con normalidad, su cuerpo sirve a un único propósito que es conseguir lo
83
José Revueltas, El apando, pp. 13-14.
106
que más aprecia y valora, librarse del encierro del apando y conseguir la
droga a la cual es adicto.
Sin importarle nada de su persona, de ese cuerpo que parecía no
pertenecerle, pero del que disfrutaba, se resguardaba, se escondía,
apropiándoselo encarnizadamente, con el más apremiante y ansioso
de los fervores, cuando lograba poseerlo, meterse en él, acostarse en
su abismo, al fondo, inundado de una felicidad viscosa y tibia,
meterse dentro de su propia caja corporal, con la droga como un
ángel blanco y sin rostro que lo conduciría de la mano a través de los
ríos de la sangre, igual que si recorriera un largo palacio sin
habitaciones y sin ecos.84
El Carajo utiliza su cuerpo para obtener la libertad y la droga, un personaje
que es libre dentro del mismo encierro de la prisión, algo contradictorio
dentro de este mundo de enclaustramiento. Cuando El Carajo es encerrado
en el apando, se corta las venas con la intención de que lo liberen porque lo
creen en peligro de morir por lo aparatoso y escandaloso de la sangre que
fluye como un río por debajo de la puerta. Ya una vez dentro de la
enfermería, se las ingenia para tener acceso a lo más preciado dentro del
mundo de la cárcel, la droga que es igual de valiosa que el mismo oro. Ésta
es exclusivamente para uso médico, pero no importa, al fin y al cabo es
droga. Este reo es una persona que utiliza su ingenio y los medios con los
que cuenta a su alcance para encontrar la forma de cómo sobrevivir dentro
de este submundo lleno de carencias.
El personaje de el Carajo es un ser monstruoso comparable al Enano
de Los errores y a Adán del El luto humano, animales salvajes propios de
un submundo infernal que Revueltas recrea en sus distintas obras
añadiéndoles características diferentes, mismos que cumplen la función de
recrear ese mundo infernal en el que se encuentran atrapados.
84
Ibidem., pp. 15-16.
107
Al Carajo lo une un vínculo con su madre del cual no puede
separarse, entre ambos hay como un vinculo de amor–odio, una
dependencia mutua, algo así como si la madre no hubiese terminado de
parirlo, como si todavía estuviese dentro de su vientre.
Aún no terminaba de parir a este hijo que se asía a sus entrañas
mirándola con su ojo criminal, sin querer salirse del claustro
materno, metido en el saco placentario, en la celda rodeado de rejas,
de monos, él también otro mono, dando vueltas sobre sí mismo a
patadas, sin poderse levantar del piso, igual que un pájaro al que le
faltaran un ala, con un solo ojo, sin poder salir del vientre de su
madre, apandado ahí dentro de su madre.85
Vive en una situación de total dependencia hacia su madre, El Carajo aun
no termina de nacer, está encerrado dentro del vientre de su madre y ésta a
pesar de todo sigue cargando con semejante problema, una carga de la cual
no puede deshacerse. Un hijo que no sirve para nada y que es dependiente
en todos los aspectos, y al cual lo une el amor de madre, no más, porque en
realidad lo odia a fondo por inútil.
Polonio elabora un plan para pasar droga al interior del penal, debido
a que su novia, la Chata, es revisada exhaustivamente, tanto que la misma
celadora encargada de tal revisión se excede hasta el grado de llegar a actos
de lesbianismo. Se tiene que buscar otro medio por el cual pasar la
mercancía y por tanto la mamá de El Carajo que es una mujer de respeto,
no será revisada con tanto empeño por las celadoras. Es algo sencillo y
fácil, todo consiste en meterse un tapón confeccionado de gasa, el cual en
su interior llevará unos treinta gramos de droga. El tapón contará con un
hilo para que pueda ser extraído con facilidad una vez dentro del penal. La
Meche y la Chata le mostrarán cómo hacerlo, todo será sencillo sin
complicaciones.
85
Ibidem. p. 20.
108
La madre de El Carajo llevaría allí dentro el paquetito de droga-
aunque los planes se hubieran frustrado inesperadamente por culpa
de esto del apando no se alteraban por lo que se refería al papel que
la madre iba a desempeñar-, el paquetito para alimentar el vicio a su
hijo, como antes en el vientre, también dentro de ella, lo había
nutrido de vida, del horrible vicio de vivir, de arrastrarse, de
desmoronarse como El Carajo se desmoronaba, gozando hasta lo
indecible cada pedazo de vida que se le caía.86
La madre de El Carajo sigue teniendo encerrado dentro de su vientre a su
horripilante hijo, un drogadicto con el cual aún tiene que cargar y
alimentar, saciar sus necesidades más elementales y en este caso la
necesidad más urgente es la de proporcionarle la droga para que pueda
seguir con su autodestructiva existencia. El paquete de droga escondido al
interior de la vagina es visto como a un hijo el cual va a ser expulsado
hacia la vida. Le va a llevar un aliento de vida a su hijo, pero a la vez ese
aliento de vida es una vía que lo conducirá a su propia muerte. Se le
concede el bien de la vida pero también el de la muerte.
El Carajo carga en su conciencia un pensamiento que lo atormenta y
persigue a cada momento, piensa en confesarle a su madre todo lo referente
a su dependencia a la droga, el placer que le causa el drogarse. No lo ha
hecho porque aún no se anima por el respeto que le infunde su figura de
madre.
Nomás en cuanto el plan se llevara a cabo y la situación tomara otro
curso, pensaba en contárselo a su madre, decirle de los sinsabores
espantosos que padecía, y cómo ya no le importaba nada de nada
sino nada más el pequeño y efímero goce, la tranquilidad que le
producía la droga, y cómo le era preciso librar un combate sin
escapatoria, minuto a minuto y segundo a segundo, para obtener ese
descanso, que era lo único que él amaba en la vida, esa evasión de
los tormentos sin nombre a que estaba sometido y, literalmente,
cómo debía vender el dolor de su cuerpo, pedazo a pedazo de la piel,
a cambio de un lapso indefinido y sin contornos de esa libertad en
que naufragaba, a cada nuevo suplicio, más feliz.87
86
Ibidem., p. 23. 87
Ibidem., p. 34.
109
Revueltas expresa la idea de un encierro dentro de la propia conciencia del
personaje, El Carajo vive encerrado en su dependencia a la droga, es
prisionero de él mismo, de su adicción a una sustancia que lo evade de la
realidad y le cura de todos los males que aquejan a su cuerpo. Obtiene una
libertad, aunque momentánea, pero es libre y esa es su constante búsqueda
por medio del uso de la droga. Busca llegar a un estado en donde no existan
ni el dolor ni el sufrimiento del mundo real. El hombre es prisionero de sus
propios actos, mismos que lo conducen a una aparente vida de placer, pero
en realidad a la única parte a donde realmente se irá es hacia el sendero de
la muerte.
Dentro del apando, el encierro dentro del encierro, idea que se recrea
continuamente en las otras obras del autor, es el nivel más profundo del
infierno. Albino flaquea ante la carencia de droga, es un dependiente al
igual que Polonio y El Carajo; están prisioneros dentro de sí mismos y
experimentan en vida lo que es el dolor de vivir enganchados a la droga,
una dependencia que arrastra consigo el hombre para toda su vida y de la
cual no hay cura alguna que se conozca aún. Más encerrados no pueden
estar, están hundidos en un hoyo, en lo más profundo de este mundo
oscuro. Viven confinados en un espacio que no tiene salida, la única
posible vía de escape de este lugar es la muerte.
El que se desesperaba más en el apando era Albino, tal vez por ser el
más fuerte, hasta llorar por falta de droga, pero sin recurrir a cortarse
las venas aunque todos los viciosos lo hacían cuando ya la angustia
era insoportable.88
Viven condenados a un infierno terrenal, son dependientes al cien por
ciento. Están atados a unas cadenas que los sujetan y obligan a permanecer
dentro de los márgenes de este submundo, cada acto que realizan los hunde
88
Ibidem., p. 24.
110
más en esta pésima realidad en la cual sobreviven como pueden y
entienden. Viven de milagro porque la vida se porta de manera generosa
con ellos, pero en realidad ellos ya están del otro lado, son unos muertos en
vida, verdaderos candidatos para la muerte, una realidad que nadie puede
negar, pero que ninguno quiere aceptar.
Pero hasta El Carajo tiene un último derecho, una misma última
libertad que Polonio y Albino: tiene el derecho a morir y busca con
Polonio y Albino ejercer esa libertad, llegar a esa muerte cuya
posibilidad sólo da el hecho de estar vivo entregándose a ella a
través de la droga. Con la droga, nos dice el relato, se recorre ese
“largo palacio sin habitaciones y sin ecos”; esto es, se toca, se
conoce, el supremo aniquilamiento en este terreno absolutamente
libre, aislado, de la mera posibilidad, desde el que siempre se puede
volver a la vida para tener el derecho a la muerte, desde el que se
toca la vida de la muerte.89
Encerrados en su mundo de ignorancia transcurren sus días, son víctimas
del mismo sistema que los ha creado, los ha hecho dependientes a
necesidades innecesarias porque lo más elemental para el hombre es el
alimento y no la droga como en este caso en concreto. La sociedad creada
desde su constitución como tal, ha sido concebida de forma artificial y por
tanto ésta también crea necesidades artificiales en los hombres que en vez
de progresar parece que van en un continuo retroceso. Se ha creado a un
hombre que es débil y enfermizo, y que a la vez es dependiente de
sustancias, en vez de constituir a un hombre que sea mucho más resistente
ante los embates del destino y de la vida misma.
Cuando los tres protagonistas están confinados dentro del apando,
para observar los movimientos del exterior tienen que sacar la cabeza a
través de un hueco que está en la puerta, mismo que sirve para tener un
contacto visual con los reos y para pasar los alimentos a través de él.
89
Juan García Ponce, “La voz de la novela: El apando” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye,
José Revueltas ante la crítica, Opus Citatum, P. 150.
111
Introducir –o sacar- la cabeza en este rectángulo de hierro, en esta
guillotina, trasladarse, trasladar el cráneo con todas sus partes, la
nuca, la frente, la nariz, las orejas, al mundo exterior de la celda,
colocarlo ahí del mismo modo que la cabeza de un ajusticiado, irreal
a fuerza de ser viva, requería un empeño cuidadoso, minucioso, de la
misma manera en que se extrae un feto de las entrañas maternas, un
tenaz y deliberado, autoparirse con forceps que arrancan mechones
de cabello y que arañaban la piel. Ayudado por Polonio, Albino
terminó por colocar la cabeza ladeada encima de la plancha. Allá
abajo estaban los monos, en el cajón, con su antigua presencia
inexplicable y vacía de monos prisioneros.90
Semejante a un parto o a un decapitado es la apariencia física que da el reo
que saca la cabeza por el hueco que hay en la puerta del apando. Una
descripción algo extraña y propia de la puerta de la celda vista desde un
punto exterior. Ocurre una lucha encarnizada al interior del apando, el reo
que lucha por el privilegio de asomar la cabeza por el hueco con la
finalidad de observar qué pasa al exterior de la celda. Una idea del encierro
que se maneja como una lucha de carácter interno por observar el mundo
del exterior, ver qué es lo que ocurre, salir de la oscuridad y contemplar la
luminosidad del mundo.
Puede compararse con el mito de la caverna de Platón, que relata la
historia de los hombres que estaban encerrados en un mundo de oscuridad
y que creían que toda la realidad era tal y como la contemplaban. El
hombre en su constante búsqueda quiso ver más allá e ir más allá y salió de
su mundo de oscuridad y contempló lo que ocurría en el mundo exterior, un
mundo lleno de luz y formas distintas a las que estaba acostumbrado a
contemplar. Fue de regreso a la caverna y contó a los demás el mundo que
había contemplado al exterior. Hay que sacar a los hombres del mundo de
oscuridad en el que viven, están encerrados en la ignorancia, y llevarlos
hacia la luz del mundo, el conocimiento.
90
José Revueltas, El apando, pp. 34-35.
112
Al interior del apando la lucha por observar el exterior es continua, la
droga estaba por llegar y la desesperación ya es insoportable, la necesidad
de la droga hace que la espera parezca un infierno porque el cuerpo
necesita algo que contenga los dolores y que el ansia desaparezca, el
malestar corporal se manifiesta y no se curará hasta que se reciba algo de
droga.
Con gran esfuerzo Albino sacó la mano por el postigo, pegada al
rostro y encima de la nariz, con el propósito de estar listo a recibir la
droga en el momento en que las mujeres se aproximaran a la puerta
de la celda. De pronto una espantosa rabia le cegó la vista: esa
pequeña costra húmeda, no endurecida todavía, el pus, el pus de la
herida abierta de El Carajo que éste le dejara adherido a la mano
durante el forcejeo y que Albino estuvo a punto de untarse en los
labios.91
La droga es la causante de esta lucha encarnizada que ocurre al interior de
la celda, los reos se comportan como unas fieras hambrientas que se
disputan el alimento a base de la fuerza en donde el vencedor será el que
obtenga lo más preciado, los treinta gramos para él solo. Los detalles más
mínimos desatan cualquier pretexto para dar vida a una discusión que
después se transformará en pelea. En los momentos de ansia y
desesperación todo causa molestia, algo que se olvida cuando se obtiene lo
buscado.
Polonio y Albino hacen una alianza con la finalidad de matar al El
Carajo una vez ya obtenida la droga, no podían matarlo antes porque es una
pieza clave, es importante en el plan de introducir la droga a través de su
madre. No lo soportan en realidad y menos en estos momentos de
desesperación, su fealdad y comportamiento hace que todo al interior de la
celda se convierta en un verdadero infierno, no pueden más, la situación no
91
Ibidem., p. 37.
113
puede continuar así. Se necesita que la droga llegue, no importa cómo, pero
que llegue de inmediato.
Las mujeres ingresan al penal y comienza a desarrollarse un
ambiente de tensión y desesperación, El Carajo pide que lo dejen asomarse
para que su madre le entregue la droga a él, porque su madre no le va a
entregar a nadie más, más que a él, su hijo.
Su mamá no iba a ser tan tonta como para darles la droga a otros,
terqueaba El Carajo. Puras mentiras. Tanto como deseaba ver a su
madre ahora mismo, aquí, necesitándola tan desesperadamente. Le
contaría todo, sin quedarse callado como otras veces. Todo. Las
inmensas noches en vela de la enfermería, sujeto dentro de la camisa
de fuerza, los baños de agua helada, lo de las venas: por supuesto
que no quería morir, pero quería morir de todos modos; la forma de
abandonarse, de abandonar su cuerpo como un hilacho, a la deriva,
la infinita impiedad de los seres humanos, la infinita impiedad de él
mismo, las maldiciones de que estaba hecha su alma.92
El Carajo se tortura a sí mismo con los pensamientos de amor hacia su
madre, piensa en confesarle todas sus faltas y sufrimientos a causa de la
droga, toda una vida encadenado a este hábito que lo está llevando hacia la
tumba; carga con una enorme culpa con la que ya no puede, desea
deshacerse de ella pues ya no puede más. Vive encerrado en los
remordimientos por su comportamiento a lo largo de toda su vida, vive un
infierno interior en su mente al no atreverse a confesar esa carga de culpas.
Quiere obtener el perdón por parte de su madre, él no es culpable de nada,
no es culpable de llevar una vida en esa forma, la culpable es la droga que
lo ha transformado en la persona que es. Su cuerpo ya no le sirve para nada,
únicamente para obtener la droga cortándose las venas. Desea obtener la
absolución total a todos sus pecados, limpiar su alma antes de morir, él no
es culpable de nada y merece el perdón de su madre.
92
Ibidem., p. 44.
114
La madre de El Carajo se acerca a la celda de acuerdo a todo lo
planeado, pero ocurre que únicamente quiere entregar la droga a su hijo, a
su amado hijo del cual no puede separarse, aunque lo odie por estar en la
cárcel y ser un drogadicto que no sirve para nada, un parásito que no se
vale por sí mismo y que depende de ella y del cual no puede desprenderse
tan fácilmente a pesar de que es una persona adulta.
“¡Mijo! ¿On tá mijo?”, exclamaba la madre de El Carajo con una
voz cavernosa y como sin sentido, pues parecía estar segura que
desde el primer momento iba a toparse cara a cara con su hijo y al no
ser así se mostraba extraviada y confusa, con una expresión llena de
miedo y desconfianza hacia las otras dos mujeres. “¿On tá, on tá?”93
La señora también vive encerrada por medio de ese vínculo de amor–odio
que la mantiene junto a su hijo, considerado como una escoria de la
sociedad, una persona que ya no sirve para nada, que no es productiva y
representa una carga tanto para ella como para la sociedad en general
porque ya no puede reintegrarse a la vida misma. Es una persona que ya no
es productiva en ningún aspecto, siempre representará una carga en donde
quiera que se encuentre. La misma sociedad es la que se ha encargado de
generar a este tipo de personas que están acostumbradas a obtener lo que
desean a través de terceros, ya sea robándoles o manipulándolos para
obtener dinero que por lo regular siempre lo utilizarán en la droga.
Albino asoma la cabeza con la intención de que la madre de El
Carajo le entregue la droga que ansiosamente están esperando. La señora
no le responde, se queda como petrificada, quieta sin expresar algún gesto
en su rostro, parece una estatua. Es firme en su intención de entregar el
paquete de droga únicamente a su hijo.
93
Ibidem., p. 45.
115
“¡Sal pues, pinche Carajo!” No entendía. “¡Tú, que salgas tú!” La
cabeza de Albino se sumió trabajosamente en la celda y la madre
pudo ver, casi en seguida, al igual que si mirara en un espejo, cómo
paría de nueva cuenta a su hijo, primero la pelambre húmeda y en
desorden y luego, hueso por hueso, la frente, los pómulos, el
maxilar, carne de su carne y sangre de su sangre, marchitas, amargas
y vencidas. Colocó la mano trémula y tosca sobre la frente del hijo
como si quisiera proteger al ojo ciego de los rayos vivos del sol. “El
paquete mamacita linda, el paquetito que tráis”, pedía el hombre en
un tono quejumbroso y desolado. Aterrada, aturdida, sonámbula de
sufrimiento, con aquella mano que se posaba, sin conciencia alguna,
sobre la frente del hijo, tenía, de súbito, un poco el aspecto
alucinante y sobrecogedor de una Dolorosa bárbara, sin desbaratar,
hecha de barro y piedras y de adobes, un ídolo viejo y roto.94
Comienza un alboroto creado por la Meche y la Chata que claman la
liberación de sus hombres del apando. En medio de todo este ambiente de
revuelta se encuentra la madre de El Carajo, la mujer cae y queda colgando
del tubo de un barandal, todos enmudecen y causa que el comandante de
custodios haga que los apandados sean liberados de su encierro.
Todo es una trampa maquinada por el comandante que busca dar un
pequeño recordatorio a los reos de quién es el que manda realmente dentro
de la cárcel, busca ejercer la disciplina de los golpes, para que recuerden
quién es en verdad la autoridad y quién manda al interior de la cárcel. Hace
que el grupo de los apandados pase a una celda en donde planea encerrarlos
para cometer su plan. Los confina dentro de un espacio en donde se
desarrolla una lucha encarnizada, pelean como animales a muerte.
Con un solo y brusco ademán Albino cerró el candado de la puerta
que comunicaba con la Crujía. Ahora estaban solos con el
Comandante y los tres celadores, encerrados en la misma jaula de
monos. Cuatro contra tres; no, dos contra cuatro, habida nota de la
nulidad absoluta de El Carajo. “Ora vamos a ver de a cómo nos toca,
monos hijos de su puta madre”, bramó Albino a tiempo que se
despojaba de su cinturón de baqueta para blandirlo en la pelea.95
94
Ibidem., pp. 48-49. 95
Ibidem., p. 53.
116
Inicia una pelea a muerte entre los reos y los custodios, emerge la
animalidad del hombre, una pelea que es a muerte, en donde no queda otra
opción más que defenderse como se pueda. El Carajo no participa en la
pelea porque es una persona que “vale un reverendo carajo”. En la batalla
entre Polonio y Albino en contra de los custodios la autoridad se ve
derrotada debido a que en realidad los reos son unas verdaderas bestias
salvajes y no tienen piedad alguna, muestran esa crueldad exacerbada
propia del hombre, el más cruel de los animales. Juan García Ponce
comenta al respecto sobre esta lucha a muerte:
Albino y Polonio luchan contra los celadores, como animales, como
bestias de presa que buscan ciegamente destruir y que los destruyan,
y en la lucha los celadores, los que tienen que negar esa última
libertad, también se hacen animales, se niegan a sí mismos.96
Dentro de esta encarnizada batalla los custodios son derrotados y al ver
esto sus compañeros que se encuentran en el exterior de la crujía socorren a
sus compinches introduciendo unos tubos que atraviesan de lado a lado la
celda, realizan esta acción con la intención de ir mermando la capacidad de
movimiento dentro de la celda.
Polonio y Albino se ven derrotados por la acción inteligente de los
custodios, son derrotados por la lógica de la geometría, los espacios se van
cerrando conforme un nuevo tubo es introducido. Quedan crucificados en
medio de un mar de tubos que los dejan en posiciones inimaginables, sin
capacidad de movimiento alguno, la rebelión ha terminado y la
emancipación ha sido apagada.
Han sido encerrados entre tubos a los que se agregan nuevos tubos,
limitando cada vez más el espacio disponible. La narración habla de
“un diabólico sucederse de mutilaciones del espacio, triángulos,
96
Juan García Ponce, “La voz de la novela: El apando” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye,
José revueltas ante la crítica, Opus Citatum, p. 151.
117
trapecios, paralelas, segmentos oblicuos o perpendiculares, líneas y
más líneas”. Esta racionalidad matemático-geométrica puesta en
acción, no obstante tratarse de una de las formas más “puras”, y por
lo tanto más “inocentes” de la racionalidad (¿o quizás por esto
mismo?), acaba por “impedir cualquier movimiento de los
gladiadores”, los cuales han quedado reducidos a trapos
sanguinolentos, crucificados, como están, “sobre el esquema
monstruoso de esa gigantesca derrota de la libertad a manos de la
geometría”.97
En medio de esta derrota a manos de la autoridad interna del penal, Polonio
y Albino son sacados como muñecos de trapo, sus mujeres son retiradas a
rastras. El Carajo también se ve derrotado ante la superioridad de los
custodios y no le queda otra opción más que delatar a su madre. Dice a un
oficial que “su madre es la que trae la droga metida en las verijas”, una
confesión que nadie escucha y el único que le presta atención es el oficial.
Todo se ha perdido, la droga y la batalla, del plan para matar al El Carajo
una vez obtenida la mercancía ya mejor ni acordarse. “Ya para qué” si todo
se perdió y El Carajo valía un reverendo carajo.
4.1.2.3 “El quebranto” (1944)
Cuento perteneciente al libro Dios en la tierra, en donde se hace
manifiesto el sufrimiento terrenal de los hombres dentro de un mundo que
está bajo la mirada de un Dios contemplativo que no hace nada por detener
esta lenta agonía por parte de los inocentes que están atrapados en
situaciones de índole adversa.
Este cuento o relato corto tiene una importante carga autobiográfica.
El protagonista, Cristóbal, es un adolescente que muestra su lado ingenuo
ante lo caótico y peligroso que representa cada acción en la vida.
97
Evodio Escalante, “preposteración y alienación generalizada en El apando de José Revueltas”, Opus
Citatum, p. 159.
118
Hay un acto cuyas consecuencias son desastrosas e inesperadas dada
a la ingenuidad e inocencia manifiestas. Cristóbal es víctima de
circunstancias negativas que lo atraparon y lo enviaron a prisión, en este
caso el reformatorio, para que se corrigiera su comportamiento que era
considerado como nocivo para la sociedad.
Cristóbal tiene que darse cuenta de lo duro, cruel y despiadado que
resulta ser en realidad el mundo en el que se desenvuelve. Por lo general es
durante el periodo de la adolescencia en que ocurre el despertar de la
conciencia del hombre que antes solía no darse cuenta de lo complejo y
difícil que pueden llegar a resultar ciertas circunstancias que conforman la
vida y la realidad.
Hay ciertas situaciones que son inherentes al hombre, forman parte
de él y muy difícilmente puede desprenderse de ellas. Se tiene, en
ocasiones, que nadar a contracorriente ante los furiosos embates que se
presentan en la constante de la vida, hay que encarar los problemas,
atacarlos de frente y tratar de sobrellevar todo en completa armonía.
El adolescente va descubriendo poco a poco su mundo, mira cómo es
en verdad todo cuanto le rodea, ya no hay lugar para los engaños y mentiras
que pintan todo bonito y color de rosa; se tiene que aceptar lo que es y
tratar de comprender al mundo y la realidad a la cual se pertenece, y en la
cual se está inserto.
Entre 1941 y 1944, la literatura de Revueltas se inscribe en un marco
de referencia que no sólo es personal, autobiográfico en sentido
individualista. Muchas veces se ha mencionado que desde los catorce
años Revueltas conoció reformatorios y prisiones y que sus libros
expresan más o menos fielmente dichas experiencias. “El
quebranto”, relato de 1937 ó 1938 que aparece en Dios en la tierra y
que según el autor es el primer capítulo de una novela extraviada, se
corresponde con su internación en un reformatorio, hacia 1929,
acusado de “rebelión, sedición y motín”. 98
98
Jorge Ruffinelli, “José Revueltas: Política y Literatura (1941-1944)” en Revista de Critica Literaria
Latinoamericana, Año 2, No. 4 (1976), P. 62.
119
“El quebranto” es el testimonio fiel de una narrativa de lo que representa el
momento previo antes de pasar a formar parte de lo que es considerado
como la colonia de internos. Es durante el desarrollo de la lectura del
cuento que el lector va adquiriendo una noción de angustia y de
desesperación por la que atraviesa el sujeto protagonista, quien ya nada
puede hacer para revertir la situación adversa por la cual está atravesando y
en la cual está atrapado. Ya no hay una solución ni marcha atrás a sus
problemas, más que aceptar la realidad de las cosas y esperar a que el
tiempo borre todo lo negativo.
Es este cuento reflejo fiel del estado angustiante siempre presente en
los momentos previos al encierro. La prisión como penitencia, se carga con
una culpa que habrá de pagarse dentro de los límites de este
enclaustramiento. El individuo pierde todo menos la vida, es un condenado
por la autoridad que dispone de los sujetos en forma tiránica y hace de ellos
lo que mejor considera. Los convierte en fieras que al salir del mundo de la
prisión vienen a devorar a la sociedad porque ya nunca más se logran
reintegrar a ella.
Narra la llegada a la prisión del personaje central, Cristóbal, su
entrevista con el primer burócrata carcelario y el encuentro
desagradable, ominoso, con quienes van a ser sus compañeros de
infortunio. Después de desaparecer tras la sucia puerta blanca, nada
sabremos ya del personaje cuya suerte sólo ha quedado sugerida por
su temor explícito a un destino de degradación, la degradación de
quienes apenas sobreviven a ese infierno.99
Se refleja ese primer contacto con el mundo de la cárcel, cómo una persona
con pensamientos aún ingenuos e inocentes con respecto a lo que
99
Ibidem, p. 64.
120
representa la vida y en este caso es la vida dentro de la prisión, vive y
concibe el encierro dentro de un espacio reducido que es flanqueado por
muros y centinelas.
Cristóbal lleva cargando consigo sentimientos encontrados, de vacío
y de culpa a la vez; es un adolescente que está totalmente confundido y que
necesita orientación, requiere que se le conduzca por el sendero correcto.
Necesita a unos padres que le corrijan su comportamiento y le infundan
respeto. Cristóbal va por la vida a la deriva sin un rumbo fijo y sin que
nadie vea por él, no tiene objetivos a futuro, nadie se preocupa por su
persona. Carga dentro de sí un odio y una oscuridad interna que habitan en
lo más profundo de su ser, sentimientos que le ciegan ante la realidad
negativa en la que vive, no le importa la situación por la que está
atravesando que es considerada como grave. Está ante una realidad
demasiado adversa que tendrá que enfrentar cuando pase a formar parte del
grueso de la población del interior del centro reformatorio, el submundo
lúgubre e incierto de la cárcel.
Cristóbal es un personaje extraordinariamente sensitivo, existencial,
consciente de su circunstancia inmediata. Su actual falta de libertad
lo lleva a reflexionar acerca del sentido del tiempo y de la muerte,
pero sobre todo: “Son particularmente notables en este relato los
sentimientos de culpa y de martirio, expresados con intenso
patetismo.100
Desde las primeras líneas del relato se expresan las ideas del encierro y de
una oscuridad interna, tanto del centro reformatorio como de Cristóbal, el
personaje central de esta historia plagada de sufrimiento y angustia.
Se alude al espacio interior del mundo del centro penitenciario, lugar
en donde se valen de luz artificial, focos, para iluminar el espacio en el
cual se encuentran porque la luz natural no llega hasta esos rincones, no
100
Publio Octavio Romero: La poética del cuento (una mirada a través de los personajes), México,
Universidad Autónoma de Baja California Sur, 2009, p. 43.
121
tienen la bendición de la naturaleza que los beneficie con algunos rayos de
luz.
Dentro de este ambiente que es iluminado artificialmente se crea una
atmósfera lúgubre que impera en todo el ambiente interior, se está en otro
mundo que es distinto a la realidad del mundo exterior en donde reina la
luminosidad y libertad del hombre. Cristóbal está a punto de entrar al
infierno en donde tendrá que valerse de lo que encuentre a mano para poder
sobrellevar la vida y no perder la esperanza de obtener su libertad de
nuevo.
Los focos permanecen encendidos, encerrado a la noche dentro de los
límites exactos de las cuatro paredes. Nadie podría decirnos si afuera
anima aún la luz del sol, aunque apenas apuntaba el crepúsculo hace
unos momentos. Nadie podría decirnos si de pronto terminó el día y
ha principiado la verdadera noche.101
La luz artificial, los focos con los que se iluminan dan el sentido de estar
dentro de una eternidad, se pierde la noción del mundo exterior y del
tiempo, crea el efecto de una realidad que es permanente y en donde no hay
lugar para el descanso. Se crea el ambiente de un lugar en donde el castigo
es de forma continua y permanente. Es un lugar en donde reina la
animalidad y se carece por completo de los beneficios de la luz emanada de
la misma naturaleza que ilumina al hombre civilizado y su pensamiento
racional.
Cristóbal es revisado en la aduana a la entrada del centro
reformatorio y está interactuando con un custodio, éste le comenta que el
centro en realidad no es un lugar tan feo, que no es como lo imagina la
mayoría de las personas. No por ser un reformatorio tiene que ser un lugar
deprimente, sucio y feo.
101
José Revueltas, Dios en la tierra, México, Era, 1979, p. 57.
122
Siente que el mundo se le viene encima y se angustia ante la
incertidumbre que se le pone delante de su vida y a la cual tiene que hacer
frente, no puede evitarlo, ya no hay marcha atrás. Refleja el temor que
siente el hombre ante el encierro en el inmenso abismo del vacío, va hacia
un lugar en donde predomina el caos y la destrucción, en donde reina la
animalidad que es propia de la naturaleza del mundo salvaje. La
desesperación se manifiesta porque se está a merced de lo turbulento y por
lo impredecibles que pueden llegar a ser las leyes que rigen el destino
inherente a todos los humanos.
Cristóbal presentía que el mundo al cual estaba penetrando: un
mundo de humillación, de descarada tristeza, de desorden y
abatimiento.
Los focos seguían obstinadamente encendidos dejando caer su pobre
luz sobre las cabezas rapadas, las cuales se perdían cada vez más,
cada vez más cobraban un tono difuso, irreal y tonto.102
Sus pensamientos vagan e inundan su aturdida conciencia, y es en ese
preciso momento de angustia ante el destino incierto que le espera que su
mente viaja al pasado, recuerda los momentos en los cuales fue objeto de
abuso por parte de uno de sus compañeros de clases, éste le quita un
trompo que ya no le regresa, el clásico abusivo que se aprovecha de los más
débiles.
Sus pensamientos deambulan por su mente y están entre el presente y
el pasado sabiendo que cuando pase al interior del centro habrá de encarar
situaciones de índole similar, pero con la única desventaja de que ahora sus
compañeros son considerados como la escoria de la sociedad, lo peor y más
bajo que puede llegar a imaginarse.
“El quebranto”. En esa pieza existen dos hilos temporales; uno lineal,
el del presente, donde aparece Cristóbal, un muchacho que ingresa al
102
Ibidem, p. 64.
123
penal un día de abril; otro quebrado, fragmentario, el del pasado, que
salpica el curso del presente con los recuerdos de la vida del
personaje; todo se expone desde la perspectiva de Cristóbal, cuya
mente progresa gradualmente hacia la conciencia de la degradación;
hay otros personajes, naturalmente, pero el narrador sólo habita en el
protagonista.103
Hay una constante introspección de Cristóbal quien se angustia ante el
mundo que tiene que encarar, tiene pensamientos llenos de desesperación y
de impotencia, además de mostrar un odio interno hacia todo cuanto le
rodea.
Emerge de su conciencia la oscuridad que habita en lo profundo de
sus pensamientos justo en el momento en que el custodio le pregunta por el
nombre de su madre. Sentimientos de tristeza, impotencia y soledad
emergen e inundan su conciencia al recordar esos momentos que desea ya
no volver a vivir de nuevo, desea enterrarlos para siempre y no volver a
saber de ellos. Son recuerdos que le duelen y lo lastiman porque vivió
momentos llenos de angustia, soledad, dolor, odio y oscuridad.
Lo único que bien sabe es que su mamá se fue con un hombre que no
era su padre y que lo abandonó, lo dejó a merced del propio destino, andar
por la vida sin un rumbo fijo, a merced de la corriente caótica de la vida
que lo puede llevar al lugar menos imaginado.
Cristóbal está en completa soledad, es un ser desamparado por obra
del destino que lo llevó a convertirse en un inocente que constantemente
está en un estado de sufrimiento.
Cristóbal se sintió extrañamente ofendido por aquel espectáculo.
Sobre todo porque su madre se mostraba alegre en un trance que era
pura violencia, crueldad y fuerza. Una sombra de porfiado y
silencioso rencor se anidó en el corazón de Cristóbal. Por rencor puro
había dicho aquellas palabras ante la abuela; por rencor puro, por
puro deseo de hacer sufrir y al mismo tiempo de ser compadecido
103
Jorge Von Ziegler, “El cuento–límite de José Revueltas” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se
oye, José Revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, pp. 229-230.
124
había llorado tanto. ¿Por rencor había olvidado ahora el nombre de su
madre?104
Este odio que siente por su madre y por la vida hace que se aísle a de todo
cuanto le rodea, ya está solo y ahora ya nada importa porque ya no hay
nadie quien se preocupe por él y vea por su bien, está en la total soledad.
Pasa a convertirse en una persona que vive al margen de la sociedad, no
forma parte de ella porque el odio que siente en su interior lo lleva a vivir
una realidad que es distinta a la de las demás personas. Vive en un mundo
en donde el sufrimiento y la autodestrucción nunca acaban, están presentes
a cada instante. Se aleja de la luz que ilumina a toda persona y permanece
al margen de ella dentro de un mundo lleno de odio, dolor y oscuridad ante
la vida.
No podría recordar el nombre de su madre porque la había
traicionado. La había traicionado cuando dijo aquellas palabras frente
a la abuela; la había traicionado cuando pensaba en cosas ruines y
bajas; la había traicionado aquí, en el Reformatorio, cuando
descubría su complicidad con los muchachos feos y rapados. Ése
había sido precisamente su castigo: olvidarla. El castigo del hijo
desnaturalizado.105
Ante su desventajosa situación, Cristóbal tendrá que hacerse el fuerte y
aceptar la realidad, tendrá que valerse de sí mismo para no flaquear y
mostrar su debilidad y sensibilidad, tendrá que ser una persona despiadada
y cruel, actuar como una fiera que no perdona a nadie. Ese mismo dolor,
desesperación, angustia y tristeza hace que el hombre manifieste su
animalidad interior y reprima todos sus sentimientos porque no hay lugar
para ellos; tiene que soportar los golpes que el destino le depara.
Pero aún así siente que la angustia no lo abandona y se interroga
constantemente sobre lo que habrá de venir en el futuro, ¿Qué habrá de
104
José Revueltas, Dios en la tierra, p. 68. 105
Idem.,
125
ocurrir después cuando traspase la frontera que divide a ambos mundos y
se adentre en las oscuras entrañas del mundo de la prisión?, un pensamiento
que no abandona su mente y está presente a cada instante.
¡Dios mío! Cristóbal nacía a una nueva vida. Su pasado, tan pequeño
y de poco relieve, había sido borrado de una sola plumada. Ya no
tenía pasado. Lo anterior no había sido nunca una cosa viviente; era
una ficción, un sueño. Sólo el presente eterno, agrandado y sin
misericordia se habría ante sus ojos.
Pasaron todavía unos cuantos minutos. Cristóbal sentía exactamente
cómo iba a dejar de estar solo. Cómo su vida iba a ser un fragmento
de una vida general, unánime, gris y sorda, desnuda y baja. ¿Habría
escapatoria posible? ¿Podría sustraerse, ocultarse, pasar inadvertido,
no llorar?106
Vivirá dentro de un presente eterno, tendrá que preocuparse por el
momento en que está viviendo, el presente será la constante que lo
acompañará. Habrá de sortear las distintas barreras de la adversidad de la
mejor forma sin mostrar su debilidad ante los demás internos. Tendrá que
sobrevivir dentro de un mundo infernal en donde la degradación del
hombre es la constante porque se está en un lugar de castigo y de encierro,
de total aislamiento, excluido y marginado de todo contacto con la sociedad
exterior. Asumirá el carácter de una persona que está enterrada en vida,
atrapada dentro de los confines de una prisión establecida en la oscuridad,
al margen de la bondad de la luz.
Este relato refleja la idea obsesiva del castigo y confinamiento en un
mundo lleno de oscuridad. La angustia que expresa el personaje, Cristóbal,
ante su futuro incierto, también puede verse expresada en el personaje de
Rosario, en Los muros de agua, pues no sabe lo que le espera en la prisión,
lo que hace que se encuentre en un estado de constante desesperación y
angustia ante la pésima realidad que tiene que encarar. Ambos están
106
Ibidem, p. 70.
126
atrapados sin posibilidad alguna de liberarse; tienen que sufrir en vida el
dolor de estar penando un castigo impuesto por una autoridad superior.
4.1.3 - El campo
4.1.3.1 - El luto humano (1943)
Novela que rebela el lado oscuro y agónico del campo mexicano: una dura
realidad que se plantea desde un punto en donde todo es adverso. La
percepción de la realidad se distorsiona y da nacimiento a una atmósfera
extraña, en donde se pasa a otro espacio distinto. Los sentidos adquieren
otra esencia y ésta es de un carácter lúgubre y de encierro, todo está
franqueado por la barrera de la vida y la muerte, misma que divide al
hombre: la muerte es una constante dentro de este universo. El ambiente
recrea y refleja una realidad en la que vive y se encuentra atrapado el
campesino mexicano, el indígena que habita y forma parte de ese México
oscuro, profundo e ignorado por el resto de la sociedad. Un mundo al
margen y que mantiene su carácter sacro y de unicidad. Muchos grupos
indígenas han logrado conservar sus costumbres a pesar de la agresiva
transculturación.
Si bien en el campo, un lugar abierto, no existen barreras que sean
físicas y visibles, las hay de otro tipo. Este lugar está franqueado por los
muros de la miseria, el olvido, el abandono y el aislamiento en el que se
encuentran algunas comunidades situadas en lo profundo de las sierras. Ese
México desconocido que no forma parte de las políticas de atención a la
comunidad. Este mundo no figura en las estadísticas del gobierno, no es
tomado en cuenta a cabalidad porque exhibe la corrupción y el doble
discurso de los políticos.
127
Mientras en las grandes ciudades se concentra y se da el desarrollo
impuesto por el capital que mueve a las industrias generadoras de miles de
empleos, en el campo, al contrario, no se genera ese tipo de desarrollo. Las
distintas políticas agrarias que buscan la optimización de los productos
agrícolas han fracasado y padecido una constante crisis continua desde la
institucionalización de la Revolución Mexicana y parece no haber una
aparente solución a esta problemática.
Una eterna crisis aquejará al campo y a sus distintas políticas
agrarias y, por consiguiente, a sus habitantes, el campesino indígena, quien
no posee posibilidad alguna de desarrollo; vive aislado y no es tomado en
cuenta por los gobiernos.
En la mayoría de las ocasiones es objeto de manipulaciones por
personas que sin escrúpulos los utilizan como símbolo de lucha política y
sobre todo por partidos políticos de tendencia socialista. También, en
ocasiones, es utilizado por gobiernos como referente de sus políticas, nunca
le han cumplido y nunca han podido solucionar su problemática. Ocurre
que no se han tomado el tiempo en realidad de atender esta constante lucha
que mantiene el indígena por no fenecer, víctima del desarrollo del mundo
moderno, lugar en donde por cierto no figura, no forma parte de él ni
formará parte en algún futuro próximo.
El indígena, el verdadero dueño de la nación, el habitante original ha
sido una víctima ingenua que constantemente ve cómo su mundo se
destruye. Primeramente vió cómo un extraño venido de tierras lejanas vino
a destruir su cultura, acabó, saqueó y sometió a toda su civilización.
El conquistador español lo venció y lo esclavizó, arrasaron con la
mayor parte de sus ciudades y monumentos en honor a sus dioses. Sus
edificios fueron destruidos para erigir nuevos iconos representantes de otra
cultura ajena a ellos, venida desde regiones desconocidas para ellos.
128
Ocurre el choque de dos culturas, el encuentro de dos mundos
diferentes y por consiguiente la cultura predominante somete a la más
débil. Se destruyen los templos de culto y adoración a los dioses indígenas
que regían espiritualmente su mundo, para construir catedrales e iglesias,
símbolos de la nueva cultura que le fue impuesta a la fuerza, se establece
una nueva religión, el catolicismo.
En la época colonial el indígena es blanco de todo tipo de abusos. Lo
único que conserva es el recuerdo de su antiguo mundo, ahora ya destruido.
Conserva su cultura por medio de la tradición oral, hace la transmutación
de sus antiguas tradiciones de culto autóctono a las nuevas tradiciones
católicas. Se impone una nueva religión, lenguaje y costumbres mediante el
sometimiento y en ocasiones con el uso de la fuerza. Se adopta una nueva
perspectiva del mundo y una nueva concepción del universo.
Aun así, el indígena nunca deja de ser objeto de la injusticia y de los
malos gobiernos que no ven el verdadero problema que los aqueja, no lo
comprenden, porque él mismo no pertenece a la modernidad y a su
constante evolución que no se detiene.
Durante el periodo del Porfiriato, el indígena sigue siendo
perjudicado, es objeto de persecución y foco del despojo por parte de las
políticas del gobierno. Comienza el verdadero saqueo de lo poco que aún
poseía, sus tierras. Nuevamente su mundo se ve afectado.
Es desplazado mediante el uso de la fuerza del Estado para entregar
sus posesiones a las clases privilegiadas, mismas que explotarán sus
predios para llevarse y saquear sus riquezas. Todo bajo el disfraz de las
ideas del positivismo europeo del orden y el progreso. Se institucionaliza
la forma de producción de la hacienda, en donde el indígena pasa de ser el
dueño de la tierra a ser un simple labrador al servicio de su despiadado
amo.
129
Muchos […] piensan de buena fe que el régimen de Díaz prepara el
tránsito entre el pasado feudal y la sociedad moderna. En realidad, el
porfirismo es el heredero del feudalismo colonial: la propiedad de la
tierra se concentra en unas cuantas manos y la clase terrateniente se
fortalece. Enmascarado, ataviado con los ropajes del progreso, la
ciencia y la legalidad republicana, el pasado vuelve, pero ya
desprovisto de fecundidad. Nada puede producir, excepto la
rebelión.107
El peón indígena, trabaja jornadas de sol a sol, sin descanso. Toda la
ganancia obtenida con la fuerza de su trabajo va a parar a unas cuantas
manos, se concentra la riqueza en la clase de aristócratas cercanos al
presidente Díaz. Aparte de que también el peón tiene que vivir encerrado,
dentro de los límites de la hacienda, está obligado a gastar el poco dinero
que tiene en la misma tienda que el hacendado le ha puesto para que cubra
sus necesidades más elementales, la famosa tienda de raya, en donde el
único beneficiado es el hacendado dueño de las tierras y también de la vida
de los peones. Toda la ganancia generada va a parar en unas solas manos,
en la de los aristócratas, ahora dueños de la tierra, que saquean al pueblo y
al país.
El campesino no tiene otra opción, su mundo es controlado
totalmente, nunca tendrá la posibilidad de traspasar las barreras de ese
mundo que lo contiene. Está atrapado en un mundo que es injusto en todos
los sentidos e incierto dado lo complejo que es, los dioses se ensañan con
él.
Comunidades enteras son desplazadas, se desata la guerra en contra
de los indios de la región del noroeste mexicano, la campaña en contra de
los yaquis, todas sus tierras son entregadas a los hacendados y ellos, los
indios, desplazados a otra región del país. Son considerados como animales
salvajes que no forman parte del progreso del país, por la naturaleza de su
107
Octavio Paz, El laberinto de la soledad, México, F.C.E., 1981, p. 142.
130
cultura que es una concepción del mundo muy distinta a la de la cultura
occidental impuesta por los conquistadores europeos.
El indígena campesino pasa nuevamente a ser objeto de la esclavitud,
pero ésta en una nueva modalidad, es ahora un peón al servicio de su amo,
el señor terrateniente, ahora dueño de lo que antes le pertenecía.
Está condenado a trabajar extenuantes jornadas en el campo sin
descanso alguno, tiene que soportar este castigo únicamente por ser un
indígena, una persona distinta que vive encerrado en la memoria ancestral
de sus antepasados, esa raza gloriosa que habitó y dominó grandes regiones
del México antiguo.
Los indígenas siempre serán un sector de mexicanos explotados,
manipulados, humillados y marginados. El campesino indígena, el
verdadero dueño de la tierra, es una persona que vive en el olvido y la
marginación, nunca es tomada en cuenta.
La recreación del pasado histórico […] y mitológico constituye una
forma de interpretar la contradictoria, hermética y trágica vivencia de
ese “México profundo, sin superficie de tan interior, subterráneo y
lleno de lágrimas desconocidas”. […] Revueltas entiende que el ser
humano, y concretamente el mexicano está anclado a un pasado y
determinado por un complejo de desposesión al que compulsiva,
periódicamente, vuelve a través de su historia.108
El luto humano refleja este duro tránsito que ha recorrido el indígena
mexicano, atrapado en un encierro marginal, excluido de los beneficios del
mundo moderno, condenado a un mundo trágico, crudo y cruel, un lugar
enclavado en alejadas regiones aisladas de la modernidad de la vida actual.
Sus comunidades son pueblos atrapados en una lenta agonía y sus
habitantes parecen como muertos en vida debido a la miseria, marginación
y soledad en la que viven. Son habitantes de un mundo distinto que forma
108
José Ortega, “José Revueltas: dos aproximaciones” en Edith Negrín, Nocturno en que todo se oye,
José Revueltas ante la crítica, México, Era, 1999, p. 106.
131
parte de otra realidad, su tierra es agreste y seca al igual que el alma de sus
habitantes, es un mundo que está muriendo poco a poco en una lenta
agonía.
La miseria domina todo el ambiente, sus comunidades están en el
olvido, aisladas y abandonadas, no forman parte de las deslumbrantes
políticas gubernamentales, que únicamente reflejan el fracaso de la
implementación de fallidas políticas agrarias, elaboradas e impuestas por
personas que desconocen la realidad de la problemática del campo y su
gente. Las necesidades de la comunidad no se toman nunca en
consideración.
No se ha logrado, hasta el momento, vislumbrar la verdadera
dimensión de lo complejo de esta problemática que atañe al campo y a su
eterno habitante, el campesino indígena.
Este tipo de mexicano es una persona sin la oportunidad de tener un
grado de desarrollo pleno, pues si aspira a él, tiene que abandonar su
comunidad e integrarse a la vida moderna, migrar a la ciudad con la
esperanza de alcanzar un mejor nivel de vida, aunque lo único que suele
encontrar es la pobreza asentada en los márgenes o periferias de las grandes
ciudades. Ahí el indígena es parte de la miseria humana que vaga por los
más oscuros y bajos rincones del complejo sistema urbano.
Es preciso entender el pasado para esclarecer el presente. En suma,
Revueltas recurre a un trabajo constante de la memoria, no por razones
estetizantes gratuitas, sino para nombrar ese pasado enterrado, para
darle la palabra y así traerlo hasta nosotros sus lectores, además de
tratar de iluminar el porvenir con la fuerza del deseo.109
Mientras en las ciudades del México moderno se da un desarrollo tanto
industrial como urbano, que se refleja en el nivel de vida de sus habitantes,
109
Philippe Cherón, El árbol de oro, José Revueltas y el pesimismo ardiente, Ciudad Juárez, Universidad
de Ciudad Juárez, 2003, p. 270.
132
en el campo no hay desarrollo debido al continuo fracaso de las malas
políticas aplicadas por gobernantes incapaces que le mienten al pueblo y al
país en general.
El campo y el campesino mueren lentamente en silencio, el sonido de
su lamento es tragado por las agrestes y lejanas montañas en las cuales
habita y por la constante de los ríos de los cuales se nutre. Está en un
mundo donde se obtiene tanto la vida como la muerte, todo muere en la
soledad de un aislamiento, hundido en lo más profundo de la miseria
humana. Ocurre algo contradictorio porque en el campo, si bien se
producen los frutos de los cuales se alimentan los hombres y es un lugar
cien por ciento lleno de fertilidad y vida, el abandono, la sobreexplotación
y la mala planeación hacen que la tierra se vuelva árida y agreste y ya no
sirva para el cultivo porque ya no produce nada. Todo muere en una lenta
agonía, primero la tierra y por consecuencia su habitante, el campesino.
El indígena siempre ha sido sometido, primero por el conquistador
español, luego por el hacendado terrateniente y por último por los grandes
capitales extranjeros que lo obligan a hundirse en lo más profundo del
abismo de su existencia y lo tienen sin opción alguna de escapatoria. Es
una víctima pasiva que siempre será sometido a intereses ajenos a él y a su
mundo.
La raza mexicana es enigmática y oscura, el dolor siempre la
acompañará al igual que la tragedia, sufre en silencio y muere lentamente
viendo que no hay nada que se pueda hacer por revertir su pésima
situación, no hay una aparente solución a su problemática. Los indígenas
siempre mueren en la miseria y el abandono, mueren a causa de la pobreza
y del hambre. Sus tierras ya no producen, están secas y por consecuencia
deben de padecer una vida llena de carencias hasta que la muerte los
alcanza y los libera del sufrimiento y penar por este mundo.
133
El luto humano de José Revueltas representa una importante fase en
la carrera de este autor mexicano preocupado por la elaboración de
un realismo dialéctico o “totalizante”. Es decir de un realismo donde
los planos de la interioridad y la exterioridad, la pesadilla y el mundo
concreto, el mito y la historia se integran para ofrecernos una visión
del hombre a partir del específico contexto mexicano. Esta realidad
se caracteriza, entre otras cosas, por el enclaustramiento, o la
aparente falta de salida en un mundo dominado por la idea de la
muerte.110
La única solución para el mexicano atrapado en esta apremiante situación
es esperar a que llegue el momento de morir, a que la muerte lo bendiga y
le conceda la libertad del sufrimiento y marginación en los que vive. La
miseria predominante en el mundo del indígena lo lacera a cada instante
por lo que está en un estado de constante angustia y sufrimiento, al igual
que Prometeo que se interroga a sí mismo ¿cuándo habrá de llegar la tan
ansiada muerte que me libere de tal sufrimiento en este mundo?
El campo mexicano está en el olvido y la marginación, vive una
lenta agonía. En este espacio está presente la muerte, forma parte de él, un
lugar lleno de oscuridad y animalidad, emerge el salvajismo oculto en toda
persona, se actúa por instinto y no se hace uso del pensamiento racional
que es propio del mundo civilizado. El habitante de este lugar es una fiera
salvaje sin control alguno debido a la situación desesperante por la que está
atravesando, parece que nunca superará las barreras que lo mantienen
encerrado dentro de este mundo opaco.
El campesino es víctima de un castigo eterno impuesto por los
crueles dioses que controlan el destino de los hombres y habita un mundo
caótico por impredecible. El hombre está a merced de las misteriosas leyes
por las cuales se rige el cosmos, todo obedece a un orden de creación y
destrucción, y el hombre únicamente es un pequeño eslabón que da vida a
esta cadena infinita de elementos de los cuales se conforma el universo en
110
José Ortega, “José Revueltas: dos aproximaciones”, en Edith Negrín , Nocturno en que todo se oye,
José Revueltas ante la crítica, Opus Citatum, p. 103.
134
su totalidad. La muerte siempre está al acecho, toma forma humana, tiene
un cuerpo y adquiere personificación.
En la primera escena de la novela se introduce a unos de los peores
sufrimientos del hombre, está por ocurrir una tragedia. Chonita, una niña,
está atravesando por una lenta agonía, se encuentra ante el umbral de la
muerte. La muerte se hace presente y se personifica, adquiere forma
humana y se sienta a esperar a que escape el último aliento de vida de la
niña moribunda, la muerte está a la espera para posesionarse de su débil
cuerpo.
La muerte estaba ahí, blanca, en la silla, con su rostro. El aire de
campanas con fiebre, de penetrantes inyecciones, del alcohol
quemado y arsénico, movíase como la llama de una vela con los
golpes de aquella respiración última –y tan tierna, tan querida- que se
oía. Que se oía de un lado para otro, de uno a otro rincón, del
mosquitero a las sábanas, del quinqué opaco a la vidriera gris, como
un péndulo. La muerte estaba ahí en la silla.
-¡Dios mío, y sí! ¡Va a morir!111
Desde las primeras líneas el autor construye un ambiente trágico en donde
la muerte es la protagonista central porque gobierna y tiene presencia en
todos los rincones de este característico espacio. Los personajes habitan en
un mundo regido por la oscuridad tanto interior como exterior, las tinieblas
predominan todo el ambiente en donde se desarrolla la historia, puesto que
velan a la niña en medio de una noche que precede a la tormenta.
La muerte ronda por todas partes, hace acto de presencia
continuamente debido a lo incierto y complejo de este espacio, todo puede
ocurrir y la tragedia humana es la constante. La muerte acecha a cada
momento a sus habitantes, quienes no tienen escapatoria: están condenados
por el destino que los atrapó y los retiene en esta desventajosa
circunstancia
111
José Revueltas, El luto humano, México, Era, 1980, p. 11.
135
El destino de esta gente es trágico y fatalista. Están encerrados en un
mundo oscuro que muere lentamente al igual que todo a su alrededor, todo
está inmerso en un ambiente agónico que se sostiene en pie de puro
milagro. La única posible salida de este encierro es por medio de la muerte.
Viven una lenta agonía esperando a que llegue el final porque en vida no
ven oportunidad alguna de lograr alcanzar la puerta que los libere de tan
desventajosa situación.
Pero sobre todo, el moribundo es alguien por quien nada podemos
hacer para impedir que muera: alguien que entra en una zona de no
intervención o de insignificancia y obstaculiza nuestro impulso de
obrar. Se encuentra doblemente excluido: “no pudiendo hacer ya
nada, no existe para sí mismo y existe menos aún para los demás,
puesto que les obliga a enfrentarse con su imposibilidad de
actuar”.112
Los personajes son muertos vivientes que deambulan por la vida sin un
rumbo fijo, andan perdidos dentro del intrincado y complicado laberinto de
la vida, la muerte es inminente para ellos, los acompaña paso a paso dentro
de este complejo encierro que carece de muros, pero que los mantiene
cautivos y los asfixia lentamente, sufren el dolor de estar con vida.
Son prisioneros de un mundo marginal lleno de carencias,
condenados a padecer el castigo de vivir. Esta es la agónica tragedia del
campesino mexicano y su mundo ya casi acabado en su totalidad. Nada se
puede hacer por evitar su extinción y futura muerte, no hay una posible
solución a sus problemas, desde la perspectiva de la novela.
Revueltas hace evidente esta tragedia en la que se encuentra atrapado
el campesino indígena, narra esa lenta agonía por la que atraviesa este
habitante de regiones oscuras y alejadas. A través de sus personajes se
recrea el drama del dolor y la angustia en la cual viven atrapados en un
112
Louis Vincent Thomas, La muerte, Barcelona, Paidós, 1991, p. 66.
136
lugar marginal, condenados a sufrir en vida el castigo de continuar en este
mundo, testimonio fiel de la fatalidad de la existencia.
Muchas políticas han fracasado y fracasarán en un futuro, pues no
hay una aparente salida a este complicado problema, que parece tener el
carácter de eterno dada a su complejidad. Hay una deuda histórica con el
campesino indígena, pero nadie se ha preocupado en realidad por tratar de
saldarla. Mientras tanto su mundo es condenado morir lentamente hasta
llegar a la extinción total.
Encerrados en la prisión de su mundo contemplarán cómo su vida y
su cultura se van perdiendo lentamente, poco a poco a medida que el
progreso de la vida moderna los absorba.
Percibir el mundo como una cárcel implica que los personajes vean
coartadas sus posibilidades de acción y de elección. El tiempo se
distiende, dentro de un espacio amurallado la percepción temporal se
dificulta y las posibilidades de movimiento se minimizan. Los
personajes de El luto humano experimentan un encierro interior que
afecta su percepción del tiempo y del espacio, que a su vez se han
tornado en prisiones simultáneas. Los muros no necesitan ser de
concreto, pueden construirse con otros materiales, como las ideas y la
fragmentación de las relaciones interpersonales. Los cautivos sufren
una degradación, ya no son dueños de sí mismos, pierden la posesión
de sus vidas y de su destino dominado por una visión negativa,
fatalista.113
Muere Chonita y sus padres se disponen a velar sus restos. La muerte de un
hijo siempre resultará dolorosa y más aún cuando es un infante, un
inocente. El dolor que representa este acto nos da una idea de lo trágico que
resulta estar enclavado dentro de los confines de este mundo marginal.
Tienen que velar los restos de la niña. Úrsulo, su padre, sale en
busca del cura del pueblo para que le dé la bendición a su hija ya muerta,
con la finalidad de que su alma no ande penando por este mundo y Dios
113
Elba Sánchez Rolón, Cautiverio y religiosidad en El luto humano de José Revueltas, México, Tierra
Adentro, 2005, pp. 21–22.
137
vea el sufrimiento del mundo en el cual se encuentran y se apiade del alma
de su pequeña hija inocente, un alma libre de pecado. La única posesión
con la que cuentan es el temor a Dios, que representa a todo lo que hay en
el mundo, Dios está presente en todas sus creaciones, e incluso en las
grandes catástrofes se logra ver la mano de Dios que castiga al hombre al
mostrar el poder destructor de su furia.
Pues la muerte sólo existe sin Dios, cuando Dios no nos ve morir.
Pero cuando llega un sacerdote, Dios nos ve morir y nos perdona, nos
perdona la vida, la que iba a arrebatarnos. Estas palabras, que eran
una brasa, ya habían sido dichas por los ojos de Cecilia, cuando la
muerte estaba ahí, blanca, y una respiración invadía el cuarto,
moviendo sus paredes y las paredes de todo. “Verdad que ha
muerto”, repitió, sin dejar por un instante de ver el cuerpo de su hija,
y lleno de asombro por la fijeza brutal de sus pensamientos.114
El acto del duelo representa el dolor más profundo al que se enfrenta el
hombre ante la muerte de un ser amado. Se pone en duda el verdadero
sentido de la vida, el hombre se interroga a sí mismo sobre lo que
representa el acto de la muerte. Adquiere el hombre, entonces, el sentido
de lo frágil y fugaz que puede llegar a resultar la vida en ciertas ocasiones.
El hombre es un ser débil que sufre continuamente y que está a
merced de las grandes fuerzas que gobiernan al universo. Mientras esté con
vida, el hombre está viviendo una muerte que es aplazada continuamente
porque bien sabe que ha de morir en algún momento de su existencia al
igual que esa persona muerta y que están velando. Esa realidad se refleja en
su persona, porque al fin y al cabo el hombre calcula que algún día ocupará
el lugar del muerto.
Enajenado y encerrado en sí mismo, confiado en su epidermis, en su
jaula corporal, el hombre busca “evadirse”, comunicar, vincularse a
los demás. Revueltas se remite al cristianismo, y en especial al
114
José Revueltas, El luto humano, p. 15.
138
catolicismo, sencillamente porque lo encuentra en su camino, muy
vivo, enraizado en lo más hondo de las creencias del pueblo
mexicano. De cierto modo, él asumió su vida como una especie de
vía crucis materialista: para él la religión es inmanente, y no
trascendente; si hay deseo de evasión, es horizontal y no vertical,
concierne al autor y a sus semejantes, a su pueblo y, por extensión, a
toda la humanidad.115
El sufrimiento y la angustia son constantes que el hombre enfrenta ante lo
incierto de su destino que no puede predecir. El hombre es una pequeña
pieza que forma parte de una inmensa totalidad que nunca podrá llegar a
ser entendida y descifrada por mente humana alguna, pues el universo es
infinito y sus grandes misterios aquejan y afectan a la humanidad mediante
su constante ley de creación y destrucción.
El indígena adoptó al catolicismo como su religión, si bien fue
impuesta mediante el uso de la fuerza, y la adoptó como su asidero que lo
conecta con una entidad superior y lo plante en el mundo. Su existencia
adquiere un nuevo sentido dentro de los ámbitos terrenales, puesto que sus
antiguas creencias fueron borradas de su mente y memoria de su pueblo
mediante la fuerza. Toda conexión con su antiguo pasado fue exterminada
y se impuso una nueva concepción del mundo que es la religión de Cristo,
el Salvador.
Por la fe católica los indios, en situación de orfandad, rotos los lazos
con sus antiguas culturas, muertos sus dioses tanto como sus
ciudades, encuentran un lugar en el mundo […] Se olvida con
frecuencia que pertenecer a la fe católica significaba encontrar un
sitio en el Cosmos. La huida de los dioses y la muerte de los jefes
habían dejado al indígena en una soledad tan completa como difícil
de imaginar para un hombre moderno. El catolicismo lo hace
reanudar sus lazos con el mundo y el trasmundo. Devuelve sentido a
su presencia en la tierra, alimenta sus esperanzas y justifica su vida y
su muerte.116
115
Philippe Cherón, El árbol de oro, José Revueltas y el pesimismo ardiente, Opus Citatum, p. 294. 116
Octavio Paz, El laberinto de la soledad, Opus Citatum, p. 112.
139
El hombre siente la necesidad de un Dios que lo proteja y lo ayude ante lo
complejo y misterioso que resultar ser el vacío que se proyecta sobre todo
este espacio. Se necesita de un Dios que limpie el sendero de adversidades,
que proteja de los males del mundo terrenal y asegure la vida eterna en el
reino de los cielos, donde no existe lugar para el dolor y el sufrimiento
humano. En el paraíso celestial todo será placer, Dios compensará a la
humanidad por el sufrimiento vivido dentro de los límites del mundo
terrenal.
Ante el cura del pueblo se presentan Úrsulo y Adán, vienen con la
intención de que los acompañe para que le dé la bendición de Dios a
Chonita, la niña que ha muerto.
El cura observa el aspecto de ambos y se da cuenta de que provienen
de un mundo oscuro y enigmático a la vez, pertenecen a una realidad que
escapa de su mente debido a la oscuridad interna que los acompaña. Al
pensar en ellos y tratar de imaginar su realidad todo se torna borroso y no
logra comprender su mundo.
Ambos pertenecen a la tierra misma, su origen se remonta a los
primeros andares del hombre por el mundo. Son hijos de la tierra, forman
parte de la misma naturaleza del mundo. Se desenvuelven como animales
salvajes que viven aislados en pequeñas comunidades, enclavados en
pequeños edenes terrenales. Forman parte del mismo entorno, la madre
naturaleza los parió y les concedió el don de obtener el beneficio de su
tierra, son descendientes de una dinastía antigua que brotó de forma
espontánea de la tierra misma.
Un pasado histórico los acompaña en su andar por el mundo, se
dibuja en su semblante. Pertenecen a una raza antigua que dominó gran
parte de un mundo que ahora ya se encuentra destruido. Una raza que aún
persiste a pesar de que ha sido sometida, perseguida y desplazada de su
140
esencia original por un invasor extranjero que trajo la desgracia a su pueblo
y a su tierra.
Desean la ayuda del cura porque representa a la iglesia, la palabra de
Dios lo acompaña a todas partes y por lo tanto es esencial su presencia ante
la niña muerta. Deben trasladarse en medio de la oscuridad, con un rumbo
que es incierto a mitad de la noche, se adentran en las tinieblas que
dominan todo el horizonte. Caminan hacia un mundo regido por la
oscuridad.
Ellos vienen del otro lado del río, el lugar más aislado y marginado
del pueblo. En ese lado viven en medio de la nada, rodeados por la miseria,
de por sí el pueblo se encuentra abandonado, ellos están en peor situación
de abandono debido a la pobreza en la que se encuentran, son los más
pobres de entre los pobres. El cura interroga a los hombres.
-¿Es muy lejos? –preguntó.
- Al otro lado del río…
Esperaba tal respuesta. Tenía miedo del río, del diluvio. Tenía miedo
de los elementos. Del fuego y del aire.
-¿Aún vive gente ahí? –dijo entonces con asombro involuntariamente
fingido.
No ignoraba que viviese gente al otro lado de río, pero cuando hoy se
lo recordaban, sentía pena y una especie de remordimiento. Él no era
nadie ni nada junto a la gente aquella. Allá vivían como perros
famélicos, después de que la presa se echó a perder y vino la sequía.
Vivían obstinadamente, sin querer abandonar la tierra.117
Vienen del otro lado de río, en esa parte del pueblo únicamente unas
cuantas familias decidieron soportar el aislamiento que el río les impone,
una barrera propia de la naturaleza que los divide y aísla de los demás.
Están encerrados por la misma naturaleza del entorno de su mundo, el río
simboliza al muro que los separa del resto de la comunidad.
117
José Revueltas, El luto humano, p. 26.
141
Viven en la soledad y la marginación, forman parte de un sector que
es diferente al resto del pueblo. Se resisten a morir, muestran su férrea
defensa al igual que sus antepasados los guerreros sagrados de aquel mítico
pueblo que luchó hasta morir y que fue vencido, aparte de ser humillado
por el invasor extranjero.
Úrsulo y Adán vienen de un lugar enigmático que está situado al otro
lado del río, vienen de la nada, Emergen de lo más profundo del abismo en
el que se encuentra hundido el pueblo. Pertenecen al último nivel que se
puede llegar a concebir, un lugar en el que están encerrados penando un
castigo que ha sido impuesto por la misma vida y existencia que los
circunda y sujeta a la vez.
Una tormenta castiga a la comunidad, la furia de la madre naturaleza
castiga a la humanidad, Dios está enfurecido con los hombres y descarga su
ira sobre ellos. Se desata el diluvio celestial que ha de exterminar a todo
ser humano sobre la faz de la tierra. Dios hace manifiesto su poder
destructor sobre el mundo, un poder absoluto, muy por encima de cualquier
otro tipo de poder. Posee la cualidad de controlar todo lo referente a la
creación y destrucción.
Revueltas compara a este diluvio que arrastra todo a su paso con el
diluvio bíblico contenido en el Génesis, en donde un Dios iracundo, Yahvé;
hace gala de su poder destructor sobre los hombres, un Dios que es cruel e
intolerante.
Un ciclo de la existencia está por concluir, se cierra el círculo de la
vida. Se extingue la flama de la existencia y por tanto, la llegada de la
muerte es inevitable porque a ella le pertenecen estos ámbitos. La eterna
ley de la creación y la destrucción que lo domina todo.
Pensó el cura que era necesario rezar, bajo la tormenta. Nuevamente
se miró los pies, ahora en movimiento sobre el lodo. Pies
fundamentales, sustantivos. Sobre ellos se levanta la estatua del
142
hombre, pero en las manos fue también herido Jesús. Y de las manos
sale el trabajo, la dura azada, el varonil martillo. Era preciso rezar.
Eran precisos el gemido o la palabra para rezar, mas su corazón
estaba turbado y sus manos permanecían impotentes bajo el mar
embravecido del cielo.118
El río aumenta su cauce y comienza a manifestar su naturaleza salvaje que
antes había sido controlada y contenida mediante la presa que lo mantenía
sujeto a una custodia constante, su comportamiento era vigilado. El río
también es un prisionero, se trata de mantener bajo un control su cauce con
la finalidad de sacar provecho de sus aguas, utilizarlas para el riego de los
campos de la comunidad.
La naturaleza hace sentir al hombre lo pequeño que es en realidad y
le muestra la magnitud de un mundo que no ha logrado comprender. El
hombre no representa nada en contra del poder destructor de la tierra,
nunca ha podido controlar a esa fuerza y no logra concebir en realidad la
esencia del universo en el cual habita. No entra en consonancia con su
ambiente ni establece una armonía con el espacio que suele frecuentemente
alterar.
La humanidad siempre estará regida por su tendencia agresiva y
destructiva en todos sus aspectos, agrede a su mundo y a su fauna. Suele,
en ocasiones, jugar el papel de Dios. Su orgullo intelectual lo lleva a tratar
de representar este acto. Manipula a su mundo, juega a controlar las
distintas fuerzas de la naturaleza, atenta en contra del orden instituido.
Un halo de misterio acompaña a Úrsulo y Adán constantemente
porque representan a un pasado que se niega a morir, a pesar de todas las
adversidades que el destino ha puesto en su camino. Son huérfanos cuya
madre fue violentada, ultrajada y destruida. Vagan por la vida sin un rumbo
fijo, carecen de una figura paterna a la cual tengan que rendir cuentas de
sus actos. Están en la completa soledad, sin nadie que vea por ellos y se
118
Ibidem, p. 27.
143
preocupe por su situación, no tienen madre que los ampare bajo el manto
de su protección. El indígena mexicano no ocupa un lugar dentro de la
sociedad, no se le considera como parte de la nación o no se le quiere
reconocer y aceptar su realidad de mexicano atrapado en un mundo de
soledad y aislamiento.
No eran, por cierto, ellos dos, Úrsulo y Adán, quienes lo habían
llamado. Lo llamaban, mejor, las sombras, el abismo, la tristeza, todo
aquello sin amanecer y sin aurora que latía tan fuertemente en el aire,
en su iglesia, en el río, en el secreto de la confesión. El paisaje era el
mismo, ahí dentro del pecho de cada hombre y dentro de la historia.
Y por eso iba con los sacramentos; para compartir la revelación
siniestra del naufragio, del permanente naufragio en el que se
vivía.119
Las mujeres que velan el cadáver de Chonita entonan un rezo de alabanza a
Dios en el cual imploran piedad y perdón por su presencia en este mundo,
piden perdón por sus pecados y por no ser dignas del sufrimiento que están
viviendo enclaustradas dentro de un mundo gobernado por las tinieblas sin
una posible salida a no ser de que sea por medio de la muerte. Piden a Dios
que libere sus almas del sufrimiento terrenal y vea por su salvación. Están
penando un castigo dentro de una prisión infernal que es propia de la
humanidad.
La Calixta dijo que había que entonar un alabado. Y todos feos y
flacos, respondieron que sí.
-Perdón, oh Dios mío– Empezaron entonces.
Era un canto pavoroso y sin solemnidad, lleno de terror ante Dios.
Cantaban con toda su alma, recordando, intuyendo un castigo
infinito. De ser posible hubiesen sacrificado a un ser humano
sacándole el corazón para ofrecerlo a la Divinidad vengativa.
-Perdón y clemencia…
Clemencia para sus vidas sin abrigo, para su soledad, para sus
cuerpos flacos y feos.
-Perdón, indulgencia, perdón y piedad.120
119
Ibidem, p. 29. 120
Ibidem, p. 35.
144
Las mujeres expresan a través de su rezo el sufrimiento de la humanidad,
una expresión que sale de lo más profundo de su ser, un ser que está
encerrado padeciendo una existencia llena de carencias y adversidades,
sufriendo en vida el dolor de llevar una carga que ya no se puede llevar, ya
no se puede cargar ni con la vida misma. Imploran a Dios para que termine
con su largo penar y para que les conceda la gracia de ser consideradas
dentro de todas las almas que han sido liberadas de toda carga mundana. Se
busca la esperanza de un futuro promisorio, la vida eterna en el paraíso
bajo la protección de Dios.
Se reza a Dios buscando darle un sentido al sufrimiento, el hombre
se angustia porque bien sabe que la muerte lo acecha constantemente. La
muerte no perdona, es una realidad que no puede negarse y que está
presente siempre en la mente de todo ser con vida. Es el miedo a la nada
que se manifiesta en todo humano. El abismo de la nada se materializa ante
su humanidad indefensa, se siente la necesidad de un Dios que los proteja y
limpie de pecados.
La religión es el vínculo del hombre con su mundo, no logra
explicarlo y comprenderlo de otra forma que no sea mediante esta
concepción, que lo sitúa en medio de una naturaleza que muchas veces es
impredecible. Se le da un sentido al continuo andar de la humanidad.
El río comienza a asolar la casa donde se encuentran velando el
cadáver de Chonita. Úrsulo contempla el panorama, todo está oscuro y el
agua ya comienza a ser una amenaza, el presagio de una futura tragedia en
la cual se verán envueltos, es inminente. El cauce ha aumentado
considerablemente, además de mostrar signos de vida, el río emite un
estruendoso sonido, brama al igual que un animal salvaje, trae consigo la
destrucción y muerte. El elemento agua siempre representará un misterio
para el hombre, simboliza tanto a la vida como a la muerte. Siempre se
145
luchará por no ser asfixiado por el cuerpo acuático que amenaza con
extinguir todo signo de vida, arrebatándole hasta el último aliento.
Caminó unos cuantos pasos lejos de la casa, bajo el aguacero.
Percibía con claridad el correr firme del agua. No cantaba, no, como
la de los arroyos, que juega, que danza; algo había de ronco, algo de
colérico en su irse deslizando arteramente sobre las piedras. ¿Si no
tendría razón Jerónimo y el río se saliese de madre, arrasándolo
todo?121
Finalmente el río logra mostrar su furia y se desborda, queda el hombre a
merced de las fuerzas caóticas que gobiernan a todo poder destructor. La
naturaleza se ensaña con la humanidad, Dios está enojado y lo muestra
lanzando un castigo del cual no habrá salvación alguna, no hay escapatoria
alguna.
Y con forma de agua se oyó cómo la muerte iba caminando del otro
lado del muro.122
Ahora que el río se ha desbordado, ya saben lo que han de enfrentar, están
ante la presencia de la muerte. Han entrado en los misteriosos terrenos y
dominios nunca antes explorados por persona alguna. Pasan a un espacio
que es diferente a la realidad, se posan ante el umbral de la muerte. Saben
bien que formarán parte de la nada, no tienen otra opción, más que esperar
a que el momento final llegue. Hay que aceptar a la muerte y no darle la
espalda. Ya no hay nada que negar. Se debe de entender a la naturaleza del
mundo y de la cual forman parte. El hombre es un ser que vaga por las
llanuras de la existencia negando siempre su realidad y esta realidad se
llama la muerte.
121
Ibidem, p. 41. 122
Ibidem, p. 44.
146
Comienza la crecida del río, el agua llega hasta adentro de las
habitaciones de la casa, tienen que abandonar el sitio y buscar un refugio
que los aleje del peligro de morir. Buscan evitar lo inevitable, pero aún así
les nace el instinto de conservación, se pelea por sobrevivir y no morir a
causa de la inundación, se cierran los espacios, se entra en la circularidad
que encierra a la nada, ya no hay oportunidad de escapar de las garras del
vacío que es la muerte.
Están atrapados y saben que se dirigen con rumbo a regiones nunca
antes andadas. La circunstancia los encierra en un espacio que es reducido,
están dentro de una celda en donde la única salida posible es perdiendo la
vida. El río terminará por ahogarlos, las aguas van anegando todos los
espacios, las tinieblas se proyectan sobre ellos.
Era incomprensible todo en ese momento final en que se preparaban
para la huida, para una emigración extraña, sin sentido. Se cree a
veces que huir de la muerte es mudar de sitio, alejarse de la casa o no
frecuentar el recuerdo; no puede comprenderse que la muerte es la
sombra del cuerpo, el país, la patria, la sombra, adelante o atrás o
debajo de los pasos.
Aquellos seres entendían, sin embargo, que de pronto los destinos de
todos estaban unidos y eran la misma cosa solidaria y oscura.
Comunidad súbita de ambiciones, de sufrimientos, de esperanzas.
Iban a morir juntos, uno al lado del otro, y esta circunstancia les
hacía amar como por instinto la relación última que ya los unificaba
encerrando dentro de un círculo los ojos, las manos, las piernas, el
recuerdo.123
Comienza el éxodo, tienen que abandonar su lugar de origen, la casa donde
habitan. Huyen de la muerte que los acecha, buscan la salvación, aunque
sólo logran prolongar más su angustia y sufrimiento. La incertidumbre los
gobierna porque salen en medio de la noche, en la oscuridad total y con el
río ya crecido. Todo el panorama es adverso, no cuentan con un punto fijo
al cual puedan dirigirse y que sirva de orientación en medio de las tinieblas
123
José Revueltas, El luto humano, p. 46.
147
y la inundación. Se dirigen a un destino incierto, van hacia la nada. Están
encerrados dentro de un mundo que está dominado por la oscuridad, todo el
campo visual es adverso, todo es oscuro, están condenados a caminar en
medio de la noche a tientas.
Preparábanse para el éxodo, para la palabra bíblica que expresa
búsqueda de nuevas tierras. Palabra con esperanza, aunque remota,
en los bárbaros y alentadores libros del Viejo Testamento, pero fría,
muerta, aquí, en este naufragio sin remedio de hoy. […] Pero, ¿a
dónde iban? Comenzaban a entrar ya en la etapa postrera. Sus vidas
tenían ahora una sola dimensión terminal. De ahí en adelante, los
minutos iban a ser tan sólo una preparación. Su viejo pasado, rico o
pobre, recomenzaría en el recuerdo: la niñez, la juventud, el amor, el
sufrimiento, los anhelos, todo lo que había sido la vida, prepara
ríanse desde hoy para la muerte.124
Ahora que ya saben su destino ocurre que se aferran a la vida mediante sus
recuerdos, que es lo único que poseen en estos difíciles momentos en los
que la vida se les extingue.
Ocurre un retroceso, se rompe con el tiempo lineal de la narración,
se viaja al mundo del pasado a través de lo pensamientos de los personajes,
se introducen distintos tipos de analépsis. Los personajes viajan al pasado,
al mundo de los recuerdos porque es ahí en donde la mente del hombre
vive en un tiempo que se considera como eterno. A través de la
imaginación se logra dar vida a ese primer espacio en donde se formó la
personalidad de nuestros personajes. Un oscuro pasado los persigue sin
piedad alguna, la tragedia está presente en su origen, además de ser la
constante de su dura y adversa realidad. Se viaja hacia el vientre materno,
hacia el origen de toda existencia, al primer momento.
Ante la amenaza inminente de la muerte y la irrupción de la angustia,
“el inconsciente disocia el cuerpo de la conciencia de sí, lo que
produce esa impresión de desprendimiento del cuerpo. Igualmente
124
Ibidem. p 47.
148
dilata el tiempo y pone distancia con el medio, que parece lejano. Se
produce una verdadera fuga espacio-temporal; gracias a este proceso,
la realidad de la muerte es expulsada fuera de la conciencia. En los
confines de la muerte el sujeto recibe un mensaje de vida. La
percepción del ser luminoso representa un arquetipo de la vida que
simboliza a la vez imágenes paternas y maternas, pero también la
matriz de la conciencia y la fuente del deseo”. El éxtasis que se
experimenta remite al sentimiento oceánico de la etapa fetal; de ahí el
sentimiento de regresión al mundo originario, reforzado por las
imágenes vívidas en que se encarnan los recuerdos de la primera
infancia.125
En medio del peregrinaje los náufragos de la vida van en busca de un
refugio seguro en donde guarnecerse de la embestida de las aguas que van
subiendo su nivel lentamente. Cecilia se aferra a sus recuerdos para sentirse
con un poco de vida y de esperanza a la vez, porque bien sabe su destino,
pero aun así no pierde el paso en este pequeño éxodo. Andan perdidos
dentro de un mundo adverso y oscuro, los dioses muestran su poder
destructor, el hombre es un ser débil que lucha por sobrevivir.
Cecilia se aferra a conservar y llevar con ella algunos objetos
personales que le intentan arrebatar a la fuerza, no tenía caso llevarlos si de
todos modos iban a morir, pero ella se aferra a ellos. Son sus recuerdos,
mismos que aún la conservan con vida porque está en medio de un mundo
completamente devastado, hasta la misma madre naturaleza se ensaña con
ellos.
-Son recuerdos míos…
Nadie le podía arrebatar aquellas cosas. Ni siquiera esta muerte de
este día, que iba a acabar con todo.
Como sonámbula, preparábase para dejar la tierra. La vida, al
transcurrir, abandona objetos en el camino: un libro, un haz de
cabellos. Tocando hoy los cabellos de su madre, Cecilia se
estremecía extrañamente, como si tocara algo muy fino, sensible,
dentro de sí misma, algo como el paladar más interno o la víscera.
Recordaba que estuvo a punto de morir cuando aún se encontraba en
el vientre de su madre, y al imaginarlo, sentía como una impresión
cóncava, un raro vagar. Pudo morir: su madre y su padre huían por el
125
Louis Vincent Thomas, La muerte, Opus Citatum, p. 76.
149
monte. Morir como dentro de una nave cálida. Embarazada, pesada,
bestial, su madre no soportó: se recostó entonces bajo los árboles,
bajo la naturaleza. […] Pero no fueron los árboles ni los barrancos,
sino los hombres mismos, los perseguidores, que encontraron a la
pareja y dieron caza al prófugo, al padre de Cecilia. Podían haber
muerto a su madre también, pero aquellas membranas, aquella cosa
que no respiraba aún sino alimentándose de tejidos, aquel corazón,
ese misterio, el cuerpo, Cecilia, santa Cecilia, los consternó
infundiéndoles ese respeto mezclado de repugnancia que un gran
vientre encinta provoca siempre.
Había una memoria, en Cecilia, una memoria táctil, del suceso:
recuerdo casi vegetal de emociones reflejas, el miedo, por ejemplo, o
el dolor. Memoria como luces con sangre, cual si se golpeara los ojos
cerrados. Misterio prodigioso de la placenta y del noble,
denominador, cordón umbilical.126
Cecilia se adentra en el mundo de sus pensamientos, vive un encierro
interno, sus recuerdos la hacen sentir que todavía cuenta con algo de vida
porque va en medio de un peregrinaje en donde todos van como muertos en
vida, únicamente caminan por inercia. Van en busca de una posible
salvación en medio de la oscuridad total, la oscuridad de la nada domina
todo.
Cecilia regresa a ese primer momento en el que tuvo presencia
dentro de este mundo. Sus padres huyen de su cruel circunstancia, a su
padre lo matan y su madre se salva debido a que estaba embarazada,
cargaba a un ser con vida dentro de su cuerpo, un ser inocente totalmente
libre de culpa alguna que no tiene nada que ver con el mundo de los
adultos. La madre naturaleza la amparó bajo su manto protector, la
naturaleza del cuerpo de su madre la salvó de morir antes de nacer.
Los pensamientos siempre estarán ubicados dentro del mundo de los
recuerdos, el primer momento dentro de este mundo. Todo ser se desarrolla
bajo el cobijo de la matriz, del vientre materno, la madre, que lo cuida y
protege porque es un ser débil que necesita de protección dado a los
impredecibles peligros que acechan en todo momento.
126
José Revueltas, El luto humano, pp. 51-52.
150
Esos son los recuerdos de Cecilia ahora que su hija ha muerto y va
con un rumbo desconocido en medio de un peregrinaje en busca de una
posible salida de este mundo adverso. No cuentan con una referencia a la
cual puedan dirigirse en forma segura, van a la deriva en medio de la
oscuridad y la total soledad, sin nadie que les pueda prestar algún tipo de
auxilio.
Otro personaje que vive este tipo de encierro interior es Úrsulo. Sus
pensamientos viajan al mundo de los recuerdos, a ese primer momento de
existencia dentro de este mundo. Su mente viaja a través del tiempo, al
momento de su nacimiento, al mundo de sus antepasados, la antigua raza
guerrera que pobló y dominó esta región de México, al pasado glorioso del
mundo de la raza indígena.
Su madre murió al darlo a luz y una antigua leyenda del país contaba
de la diosa indígena que pariera desde el cielo un cuchillo de
obsidiana. Al estrellarse, de las astillas negras y relucientes de
cuchillo había nacido la primera pareja humana, y de la primera la
segunda, y de la segunda la tercera, hasta hoy […] Úrsulo era hijo del
cuchillo de obsidiana y su madre la diosa misma, una joven diosa.
Extraño que nada más se llamase Antonia, sin otro nombre. Antonia
a secas, como un animal que pareciera no tener origen. Antonia
porque era indígena, algo así, evidentemente, como un animal, pues
ni español sabía. […] La existencia de Antonia estaba rodeada por la
muerte, hecha por la muerte. […] Cuando el día de santa Úrsula
murió Antonia al brotar de su vientre la obsidiana, don Vicente
hízose cargo del entierro y al niño lo llevó a la casa grande, para
educarlo.
Catorce años más tarde Úrsulo veía a don Vicente pendiendo de un
árbol, descompuesto, mientras la noche se iba dejando caer sobre La
Abeja. Aquél era su padre, pero una emoción dura le dominó el
pecho: “Está muy bien”, dijo, sintiendo su corazón como un cuchillo
inamoroso, él, hijo del cuchillo primero.127
Hay un doble retroceso del tiempo lineal de la historia narrada. Primero
Úrsulo viaja al momento en que nace y su madre muere al parirlo. Luego
127
Ibidem., pp. 61-64.
151
hay otro retroceso del tiempo lineal, la narración se traslada al momento en
que su madre, Antonia, ve cómo a sus padres el gobierno les quita sus
tierras y los manda a una región lejana, al otro extremo del país.
Se desata la guerra en contra de los yaquis en el noroeste del país,
una campaña en contra de la insurgencia indígena. Su padre marcha junto
con los otros indígenas de su comunidad a pelear por la defensa de sus
tierras, pero el gobierno los derrota. Su madre ve que su mundo se
desmorona, la tragedia está presente y afecta a su mundo.
No puede concebir vida en otra región y da muerte a su pequeño hijo,
lo arroja al paso del tren al momento de abordar. A la madre de Antonia la
matan de inmediato por tan cruel acto en contra de su mismo hijo, lleno de
salvajismo. Antonia queda sola en la vida, anda vagando por el monte sin
un rumbo fijo, hasta que es rescatada por gente de una hacienda, La Abeja,
lugar en donde le prestan ayuda, le dan un espacio en donde vivir. Con don
Antonio, dueño de la hacienda, procrea un hijo, Úrsulo.
El pasado de Úrsulo está lleno de tragedia, la muerte está presente
constantemente. Está solo en el mundo sin nadie que vea por él. La
oscuridad es natural en su ser, pertenece a un mundo lleno de devastación.
El grupo de peregrinos van en medio de un éxodo, orillados por la crecida
del río, van perdidos en medio de un universo que parece no tener final, sin
una aparente salida.
Eran ataúdes sus cuerpos, de madera corriente, árboles muertos, sin
capacidad alguna para florecer. Un sepulturero extraño los conducía
por le mundo seguido de sorda multitud.128
Los peregrinos adquieren el carácter de muertos en vida, van encerrados
dentro de sí mismos, dentro del mundo interior de su mente. No hablan
entre ellos, nomás caminan en una atmosfera de silencio total, dado lo
128
Ibidem, p. 83.
152
grave de la situación por la que están atravesando. Tratan de encontrar un
lugar en donde refugiarse. Caminan en busca de una posible salida de este
lugar, están sufriendo en vida el dolor, la angustia y la desesperación de
estar con vida, no pueden hacer nada por revertir su pésima situación en la
que están encerrados.
Están pagando un castigo impuesto por los dioses. Cargan la culpa de
ser humanos y sufren la angustia de un futuro incierto. Saben que han de
morir, pero no en qué momento, eso los angustia aún más y les produce
una lenta agonía.
Se abandona la vida y un sentimiento indefinible de resignación
ansiosa impulsa a mirar todo con ojos detenidos y fervientes, y
cobran las cosas su humanidad y un calor de pasos, de huellas
habitadas. No está solo el mundo, sino que lo ocupa el hombre. […]
Existo y me lo comunica mi cuerpo y mi espiritu, que van a dejar de
existir; he participado del milagro indecible, he pertenecido. Fui parte
y factor, y el vivir me otorgó una dignidad inmaculada, semejante a
la que puede tener la estrella, el mar o la nebulosa. Si tarde lo
entiendo, este minuto en que se me ha revelado es lo más solemne y
lo más grande; inclino la cabeza sobre mi pecho: mi corazón es una
bandera purísima.129
Antes del momento final ocurre una revelación, se descubren los misterios
de la vida y de la existencia del hombre dentro del universo.
La humanidad es solamente una pequeña pieza que da forma a la
totalidad del universo, el hombre es un insignificante eslabón que conforma
a la totalidad que se rige bajo la dialéctica vida-muerte.
Todo lo que tiene vida dentro de este mundo habrá de morir en algún
momento. Si se cuenta con una vida plena, bien se sabe que se está
destinado a la muerte, a la nada, pieza importante en la concepción del
universo. El hombre vive encerrado en la mentira de sentirse con vida, bien
sabe que es un ser débil que sufre y que está destinado a la muerte.
129
Ibidem., p. 91.
153
El río también es víctima del encierro, su cauce es contenido por
medio de la presa cuya finalidad es el aprovechamiento de sus aguas para el
riego de los campos, pero la naturaleza es impredecible y a veces muestra
su lado salvaje, ocurren las catástrofes que afectan a la humanidad.
El río maldito, inconstante, fue hecho prisionero. Sus aguas fueron
encerradas, y calculando aun la misma irregularidad de las lluvias,
según decían los ingenieros, el depósito tenía una capacidad para
cinco años de riego.
No contaron, desde luego con las cuarteaduras de la cortina […] ¡Río
taimado, vencedor al fin! Nada pudo el hombre contra su voluntad
terca, nada contra sus aguas, nada contra sus caprichos, río
maldito.130
El río muestra su poder destructor y se desborda, arrasando con todo lo que
encuentra a su paso, y en su camino se encuentra el pueblo. La fuerza de la
naturaleza muestra su furia. El río es un animal salvaje que no entiende de
razones, destruye todo lo construido por el hombre, es el diluvio que Dios
ha desatado sobre los hombres para destruir todo lo referente a su mundo,
está enfurecido con la humanidad. La fuerza de la naturaleza es un misterio
para el hombre, quien no logra concebir la grandeza de su esencia, la tierra
misma es un enigma.
La tierra es una diosa sombría. Hay un origen cósmico que viene
desde la nebulosa, antes de la condesación y antes del fuego, hasta
este día. La tierra demanda el esfuerzo, la dignidad y la esperanza del
hombre.131
La muerte se cierne sobre este mundo lleno de oscuridad y cuyo origen se
remonta a los primeros momentos de la creación del universo mismo, antes
de que ocurriera la gran explosión que hizo posible que se creara la vida de
130
Ibidem. p. 168. 131
Ibidem, p. 186.
154
las distintas galaxias que conforman al universo. La muerte siempre
representará un misterio que acompaña a la humanidad en esta travesía de
la existencia. El caos gobernaba en un principio a todo el universo.
En esta novela el autor hace evidente el calvario por el que tienen
que transitar sus personajes que viven un castigo que ha sido impuesto por
el solo hecho de estar con vida sufren un encierro que los margina y los
arrastra a un estado de constante angustia y oscuridad interior, una parte de
ellos clama por encontrar una posible salida a este mundo lleno de dolor y
otra parte pide aferrarse a la vida, imploran a Dios que se apiade de ellos.
Viven en vida encerrados en una prisión penando un castigo impuesto por
la misma circunstancia en la cual tuvieron la desventaja de quedar
atrapados.
4.1.3.2 – “Dios en la tierra” (1944)
Cuento cuyo título nos refiere de inmediato a la figura de Dios dentro del
mundo terrenal, la encarnación de Dios, mismo que ha venido al mundo de
los hombres tomando forma humana. Es la representación de la
humanización de Dios. Al inicio del cuento aparece un epígrafe de
Dostoievski que hace referencia al sufrimiento del hombre, en especial a la
destrucción y al caos, dándonos una idea de que la temática del cuento
girará en torno a esa idea de caos y destrucción así como de dolor y
sufrimiento humano. Todo esto confluye dentro del espacio del mundo
terrenal del hombre, el hombre es víctima de las distintas fuerzas que
gobiernan al universo.
Es un mundo hundido en un conflicto armado, dos bandos se
disputan el control y entre ambos han creado este ambiente de constante
caos, muerte y destrucción: es la lucha entre los federales y los cristeros. La
155
vida en medio de este conflicto está llena de sufrimiento y dolor. Es un
mundo en constante guerra, en donde únicamente reina el caos, todo puede
ocurrir y por tanto hay que luchar por evitar la muerte. El hombre es
victima de un encierro circunstancial por el solo hecho de vivir y existir. La
muerte y la destrucción dominan todo el escenario, están presentes por
todos lados.
Al inicio del cuento se hace una referencia al periodo histórico en
donde se desarrolla la historia narrada. Todo ocurre durante el periodo de la
guerra cristera, una guerra donde el exacerbado fanatismo religioso por
parte de un sector de la población degeneró en este movimiento armado
ocurrido poco después de la Revolución Mexicana. Una guerra que se
desarrolló en la zona del bajío de la República Mexicana, en especial en los
Estados de Jalisco, Nayarit, Michoacán, Colima, parte de Guerrero y parte
de Aguascalientes y Guanajuato, así como de Zacatecas también.
La población estaba cerrada con odio y con piedras. Cerrada
completamente como si sobre sus puertas y ventanas se hubieran
colocado lápidas enormes, sin dimensión de tan profundas, de tan
gruesas, de tan de Dios. Jamás un empecinamiento semejante, hecho
de entidades incomprensibles, inabarcables, que venían… ¿de
dónde? De la Biblia, del Génesis, de las tinieblas, antes de la luz.132
Se concibe una idea del encierro en forma demasiado compleja, tanto así
que se puede comparar con lo profundo y complejo que resultan los
alcances del dogma religioso del cristianismo. Algo que es demasiado
enorme, de grandes dimensiones, que no pueden ser delimitadas por la
mente del hombre. Se hace una referencia a algo que está más allá de la
comprensión de la mente humana, algo que es demasiado poderoso y
abarca la inmensidad del infinito, está presente por todas partes. Dios está
en todas partes, lo sabe todo, además de que Él lo es todo.
132
José Revueltas, Dios en la tierra, México, Era, 1979, p. 11.
156
Se habla de un Dios que es todopoderoso, un Dios enorme que es
creador de todas las cosas, del universo, del mundo y de todo lo visible e
invisible, de todo cuanto existe, pero a la vez, es también un dios que es
malo, que castiga a los hombres. Un Dios furioso que desata su ira en
contra de sus enemigos, que castiga a la humanidad. Un Dios que es
iracundo, intolerante cuando se le contradice en algo. Un todopoderoso que
influye de manera significativa en la vida del hombre, el hombre muestra
su temor ante el inmenso poder destructor de Dios.
Dios fuerte y terrible, hostil y sordo, de piedra ardiendo, de sangre
helada. Y eso era ahí y en todo lugar porque Él, según una vieja y
enloquecedora maldición, está en todo lugar: en el silencio siniestro
de la calle; en el colérico trabajo; en la sorprendida alcoba
matrimonial; en los oídos nupciales y en las iglesias, subiendo en
anatemas por encima del pavor y de la consternación.133
El hombre está encerrado en el mundo de Dios Yahvé, un Dios maligno e
iracundo que da muestras de su poder destructor en contra de la propia
humanidad. El hombre es víctima de sus atroces actos, actos llenos de odio
y confrontación en contra de la propia humanidad. No muestra piedad
alguna, es contundente, es un dios cruel en todos los sentidos. El hombre
está a merced de sus designios y es manipulado al igual que un títere al
gusto y antojo de este Dios que lo abarca todo.
El hombre es una víctima inocente que ha caído dentro de este
escenario adverso en todos los sentidos. Vive encerrado dentro de un
mundo lleno de ignorancia, manipulación y contradicción al confiar y
seguir al pie de la letra las doctrinas de una religión que se contradice a sí
misma. ¿Cómo un Dios que muestra su lado piadoso y benévolo para con la
humanidad puede tornarse de repente en todo lo contrario y mostrar su lado
133
Idem.
157
oscuro? Jorge Ruffinelli ve una negación de la propia iglesia y expresa su
postura de la idea del Dios al que busca referirse Revueltas en este cuento.
En Dios en la tierra (1944) Revueltas toma textualmente el dogma
cristiano cuando éste señala que Cristo vino a la tierra a adoptar la
forma de los hombres y a salvarlos, pero niega el origen supremo del
mito, así como su esencia divina. Cristo, creado por los hombres, no
es otra cosa que una necesidad hecha realidad, una expresión
humana. El Cristo de Dios en la tierra no es piadoso ni está lleno de
misericordia, como nos enseñan los Evangelios; al contrario, es el
mismo Cristo que preside el mundo lúgubre de Los muros de agua y
El luto humano, un Cristo violento que ha traído definitivamente la
espada.134
El cristianismo como religión se contradice a sí mismo. La iglesia como
institución busca ver por el bien de los hombres, tanto dentro de su
comunidad como a nivel personal. Los sacerdotes se encargan de dar
buenos y sabios consejos al pueblo a través de su sermón dominical,
consejos que ayuden al hombre a tomar las decisiones más correctas en
cuanto a su diario acontecer. Se vive regido por la palabra de Dios que
lleva al hombre por la senda correcta del buen comportamiento.
“!Cristo Rey¡” Era otra vez Dios, cuyos brazos apretaban la tierra
como dos tenazas de cólera. Dios vivo y enojado, iracundo, ciego
como Él mismo, como no puede ser más que Dios, que cuando baja
tiene un solo ojo en mitad de la frente, no para ver sino para arrojar
rayos e incendiar, castigar y vencer.135
Después de terminada La Revolución Mexicana. la iglesia se ve afectada
por las ideas marxistas imperantes en el gobierno. Se ve a la iglesia como
un mal para la comunidad, ya que únicamente mantiene a los hombres
sumidos en la total ignorancia, los mantiene encadenados a su dogma, en el
cual confían ciegamente. “La religión es el opio del hombre”, es la
consigna en contra de la iglesia por parte de los comunistas.
134
Jorge Ruffinelli , “José Revueltas: Política y literatura (1941 – 1944)” en Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana, año 2 No. 4 (1976), p. 76. 135
José Revueltas, Dios en la tierra, p. 15.
158
Aprovechándose de la ignorancia de los campesinos, jornaleros de
las haciendas, gente que está apegada a sus iglesias y a la religión por su
tradición cultural, la iglesia los arma y los manda a matar en nombre de
Dios. La religión fue impuesta a base de la fuerza en la población indígena
durante la época de La Colonia por el reino español y por lo tanto es algo
que ya está arraigado dentro de las comunidades. Es como referirse al
origen de la nación como tal, algo que es muy complejo porque tiene que
ver con la forma de vida y creencias prehispánicas, que es el pasado
indígena de México. El mexicano es una rara mezcla de religiones y
culturas, es la historia de un vencido.
Los sacerdotes ven afectados sus intereses como institución ante el
avance de la ideología marxista y se dedican a armar a la gente que está de
su lado, hay que defender a la religión con la vida misma, es matar o morir.
Se llega al extremo de ser intolerante ante otra postura distinta. La
institución religiosa fue la culpable de este conflicto armado, manipuló al
sector campesino para defender sus intereses. Se fija una postura que es
cerrada ante todo lo que represente algo distinto. Se exacerba el fanatismo
hasta el grado de nombrar rey a Cristo, y el “viva Cristo Rey” sería la
consigna por parte de los cristeros, su grito de guerra.
La población vive encerrada en su propia ignorancia, se es
intransigente ante todo lo distinto y todo lo que afecte a su comunidad, al
igual que Dios Yahvé, se vive la cerrazón de una religión que únicamente
castiga y destruye vidas de hombres que son contrarios a sus dogmas.
Negarse. Negarse siempre, por encima de todas las cosas, aunque se
cayera el mundo, aunque de pronto el universo se paralizase y los
planetas y las estrellas se elevaran en el aire.
Los hombres entraban en sus casas con un delirio de eternidad, para
no salir ya nunca y tras de las puertas aglomeraban impenetrables
159
cantidades de odio seco, sin saliva, donde no cabían ni un alfiler ni
un gemido.136
Un grupo de federales viene hambriento y sobre todo sediento, ve en el
pueblo una esperanza para saciar sus necesidades de alimento y bebida,
pero se encuentran con un pueblo que está encerrado en todos los sentidos.
Los pobladores ven a la fuerza federal como al enemigo que viene a causar
un mal a su comunidad y a su Dios. Viven encerrados en su propio espacio,
sus casas y en su ideología cristera que los ha llevado a un enfrentamiento
armado en contra de la autoridad que gobierna al país, no hay marcha atrás.
El odio y la intransigencia que deriva en la cerrazón ideológica, gobiernan
esta zona del país.
Los oficiales rabiaban ante el silencio; los desenfrenaba el mutismo
hostil, la piedra enfrente, y tenían que ordenar, entonces, el saqueo,
pues los pueblos estaban cerrados con odio, con láminas de odio, con
mares petrificados. Odio y sólo odio, como montañas.137
Todo el pueblo estaba cerrado ante la presencia de los extraños, los
federales. Los odiaban porque representaban una postura distinta a su
religión y su iglesia. Dios odia a quien busca destruir su comunidad y su
casa, así mismo el pueblo se encierra en un odio en contra de quien atente
en contra de ellos y su comunidad. Todos se protegen a sí mismos como
hermanos y vecinos.
Una turba enardecida de pobladores vestidos de manta blanca
persigue al profesor del pueblo, porque éste les facilitó agua a los federales,
a las fuerzas del mal que venían a destruir a Dios y a su casa, así como de
también matar a su representante, el cura. La gente se aglutina en torno del
traidor y recibe un castigo ejemplar, tal y como lo hiciera Dios mismo, sin
136
José Revueltas, Dios en la tierra, p. 12. 137
Idem.
160
mostrar piedad alguna ante tal acto. No hay perdón ante un
comportamiento de esa naturaleza, es una traición directa en contra del
creador del mundo.
¡Ay de los vencidos! Aquí no habrá nadie ya, sino el castigo. La Ley
Terrible que no perdona ni a la vigésima generación, ni a la
centésima, ni al género humano. Que no perdona. Que juró vengarse.
Que juró no dar punto de reposo. Que juró cerrar todas las puertas,
tapiar las ventanas, oscurecer el cielo y sobre su azul de lago
superior, de agua aérea, colocar un manto púrpura e impenetrable.
Dios está aquí de nuevo, para que tiemblen los pecadores. Dios está
defendiendo su iglesia, su gran iglesia sin agua, su iglesia de piedra,
su iglesia de siglos.138
Lo que realizó el profesor fue un acto de bondad al igual que lo hizo Cristo;
al saciar la sed de un sediento se le brinda ayuda a un necesitado. El
profesor adquiere la figura de Cristo y es conducido por los pobladores
hacia su propia muerte, ha traicionado al pueblo y a la iglesia y por lo tanto,
a Dios mismo.
Algo que es contradictorio, la misma ideología religiosa que es
intransigente y cerrada, no acepta otra postura distinta y es quien condena
a muerte al profesor, éste vive un calvario en vida, parecido al que vivió
Cristo antes de morir crucificado. El profesor es golpeado y humillado por
una turba que está enojada con él, vive el dolor y sufrimiento que Cristo
vivió en vida para salvar a la humanidad del mundo del pecado en el que
estaba. Al final del cuento el profesor es empalado y éste se agita como un
espantapájaros, da muestras de estar en un estado de completo dolor y
agonía, algo parecido a lo que le sucedió a Cristo que no murió de
inmediato sino que su muerte fue una lenta agonía llena de dolor.
Revueltas recrea una atmósfera de dolor en vida sufrido por la
persona del profesor que representa al bando del gobierno, los comunistas
138
Ibidem., p. 16.
161
que están en contra de la religión, es por eso de que los pobladores lo
lincharon. Los pobladores aparecen sin un rostro, son vistos como una
masa que es intransigente que muestra una postura de cerrazón, al igual que
Dios, Cristo Rey, su consigna y estandarte de lucha, todo confluye en un
mundo plagado de injusticia e incierto, encerrados en una ideología de
lucha y enfrentamiento contra todo lo que represente una postura distinta a
la de ellos.
162
CONCLUSIONES
Después del análisis realizado a un corpus altamente representativo de la
narrativa de José Revueltas, en primer lugar puedo constatar que es un fiel
reflejo de una ideología del encierro y sufrimiento flanqueada por los
márgenes de un universo que ha sido constituido para castigar al hombre,
quien es merecedor de este castigo impuesto por mandato divino por el solo
hecho de ser una persona susceptible de sentimientos.
Este corpus narrativo se finca en premisas constantes: que el hombre
está prisionero en su propio cuerpo y únicamente mediante la muerte puede
liberarse de ese cuerpo que lo contiene y lo castiga porque lo hace
merecedor de sufrimientos que nunca dejan de cesar.
También se puede constatar que esta idea viene acompañando al
hombre desde épocas antiguas, como una especie de destino fatal, desde el
establecimiento de las primeras civilizaciones. El hombre se angustia ante
la presencia de la muerte, un fenómeno que escapa de su comprensión y
que siempre trata de evadir, nadie desea morir. Aunque en apariencia
algunos personajes sí prefieren la muerte, José Revueltas centra su prosa en
el proceso de agonía, de pérdida de las razones vitales y desmoronamiento
psicológico prolongado como reflejo de ese terno sufrir
Este novelista mexicano desarrolla la idea de la vida como castigo
que se padece en un espacio confinado, es decir, en el encierro. Por medio
de la literatura de Revueltas el lector puede percibir cuál es la problemática
que subyace en los mundos creados con la intención de mostrar una
realidad en su propia naturaleza, el mundo en el que están hundidos sus
personajes, o más bien, como él llamaba a ese sector de la sociedad, el
lumpemproletariado. Lo peor de la sociedad, la clase baja, el sector de los
obreros que desafortunadamente tienen que subsistir en el nivel más bajo
de la sociedad que está compuesto por la escoria de la sociedad, personajes
163
oscuros y violentos como los asesinos, prostitutas, rateros, adictos,
víctimas de la descomposición social. Estos personajes padecen un doble
encierro, el físico y el psicológico.
En el prólogo contenido en su primera novela, Los muros de agua,
hace mención de cuál es la finalidad y objetivo de su literatura, mostrar una
realidad que esté más allá de lo real, la naturaleza del mundo, el hombre en
su verdadero estado natural. Un hombre que enferma y que debe de morir,
ante lo cual se angustia, está atrapado en una circunstancia que poco a poco
lo va asfixiando, el alma que sufre una lenta agonía.
Los leprosos representan una perspectiva de lo que realmente es el
estar muriendo en vida sin poder hacer nada al respecto, se sufre de una
verdadera agonía en vida y se desea la muerte para lograr liberarse del
sufrimiento terrenal. La muerte ronda por todos los rincones de su obra,
está presente en todo momento, es la naturaleza del hombre, el ciclo de
vida y muerte, algo que no se puede evitar.
El hombre vive encerrado en un mundo al cual solamente vino a
sufrir y a deambular por todos los rincones de su universo en una constante
búsqueda de solución a sus problemas, sufre en vida el dolor porque es un
huérfano que ha sido expulsado del paraíso en el cual fue concebido. El
hombre es prisionero de su propio cuerpo y de su mundo.
En realidad el hombre cree haber encontrado mediante la civilización
la solución a todos sus problemas, ha construido un mundo artificial a partir
de su propio raciocinio, las ciudades, en donde en vez de ser libre se es
prisionero, el hombre es dependiente de ese mundo artificial, requiere del
lujo y la comodidad, alejado de todo lo salvaje porque representa un
peligro. Este ejercicio de reflexión sobre la crueldad debe motivar a los
lectores a actuar de otra forma, a pensar en otras opciones de reacomodo y
justicia social.
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Los personajes pertenecientes al lumpemproletariado son personas
débiles que mueren lentamente en una agonía que carcome sus entrañas,
están atrapados en ese mundo y no hay una posible salida del laberinto en
el que han caído, se encuentran en un terrible infierno, al igual que Sísifo y
Tántalo quienes son confinados hasta lo más profundo del Hades.
De esta forma, insisto, Revueltas reconstruye en su mundo literario
ese lugar de encierro y castigo, algunos ejemplos son: la celda de castigo
dentro de la propia prisión en El apando, la zona de Arroyo Hondo en la
prisión de las Islas Marías en Los muros de agua, el sector marginal que se
niega a morir ubicado al otro lado del río, en El luto humano, o el sector
bajo de la sociedad, el lumpenproletariado, la verdadera descomposición
social dentro de la ciudad en Los errores.
La obra de Revueltas refleja ese bajo sector en el cual están
atrapados sus personajes, que por cierto son semejantes en lo basto de su
obra literaria, atrapados en sus distintos mundos creados a partir de su
imaginación, mundos que son concebidos como prisiones que contienen al
hombre. La ciudad como prisión en Los errores, La prisión de Lecumberri
en El apando, o la de las Islas Marías en Los muros de agua o el sector
marginal en el que está prisionero el campesino indígena que muere en
silencio, un espacio abierto contenido en El luto humano.
Tal vez José Revueltas sea uno de los poquísimos escritores que
siendo comunista y buscando comprometerse con las causas comunes,
logra trascender el panfleto político y alcanza niveles literarios de altos
vuelos.
Su narrativa es desgarradora y no pocas veces esperpéntica, pero, por
desgracia, próxima a una realidad que busca cambiar exhibiéndola,
denunciándola. Uno de sus recursos recurrentes es el que se desarrolló en el
presente trabajo: la idea del encierro y la angustia de existir; metáforas
165
obsesivas que mucho le deben a las experiencias personales que acumuló el
propio autor en su larga vida de disidente.
Los ambientes creados en la obra de Revueltas están siempre
enmarcados por la carencia, el hambre, el abandono y la marginación;
mundos imaginarios pero reales, plagados de personajes oscuros,
monstruos como El Carajo (El apando) o el teniente Smith (Los muros de
agua), o el Enano (Los errores), o Adán (El luto humano), personajes que
son prisioneros de un infierno en la propia tierra.
Estos personajes encarnan la desesperación más absoluta que obliga
a pensar al hombre en la muerte antes que en la vida y este mensaje o
enseñanza de Revueltas es la que forzosamente debe motivar a todos sus
lectores a un replanteamiento de la estructura social y su jerarquización. La
voz de los oprimidos, de los desamparados, de todos aquellos marcados
para vivir en la desgracia infinita tiene nombre y apellido: José Revueltas.
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