Una mirada sobre el debate actual acerca de la legalización de las drogas

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Ponencia presentada en el VII Coloquio “Nueva era… nuevas dimensiones en Psiquiatría” en el marco de la Mesa Panel: Legalización y regulación de drogas legales e ilegales. Hotel Reef Telchac, Yucatán, México - Junio 2013 Una mirada sobre el debate actual acerca de la legalización de las drogas Antrop. Hiram Jesús Ventura Borges* Junio 2013 ¿Cómo empezar? Cuando recibí la invitación para venir a platicar con ustedes acerca del debate sobre la legalización de las drogas lo primero que hice fue preguntar a algunos conocidos qué opinaban al respecto. Las respuestas casi siempre fueron en ambas direcciones: a favor y en contra, pero todas hablaban de las drogas en general (desde las llamadas blandas hasta las duras, indistintamente). Hablaban de los pros de legalizar todas las drogas y los contras de este hecho, pero nadie me podía decir con claridad una postura y defenderla. Me di cuenta que había un desconocimiento del debate mismo y de los conceptos, de las experiencias en otros países y de la dimensión de la problemática que representan las drogas, desde su producción, distribución, consumo y los aspectos políticos, económicos, judiciales, sociales y de salud que representan. Así pues, me di a la tarea de informarme con un poco más de detalle al respecto antes de venir a ofrecerles un punto de vista más. Lo primero con lo que me tope fueron con tres conceptos diferentes: Legalización, Descriminalización y Regulación. Pero ¿Qué se entiende por cada una de ellos? Aquí lo que pude rescatar: Legalización: Es la descriminalización y despenalización de todos los delitos atribuidos a las drogas (tanto sintéticas como vegetales) a partir del respeto irrestricto a la libertad que ejerce el consumidor. Se establece un marco legal donde el gobierno es el que pone las reglas de juego con el afán de erradicar el mercado negro y dar marcha atrás a la violencia que éste genera. La principal bandera de la legalización es acabar con la violencia que produce el narcotráfico e incrementar la recaudación de impuestos a través de esta mercancía. Descriminalización: Consiste en despenalizar al consumidor, proponen verlo como un enfermo y reemplazar la prisión por multas y rehabilitación. El tema central es la reducción del daño, aunque no se consideran aspectos claros acerca de la venta ilegal ni los problemas asociados a la clandestinidad. Regulación: Crea un sistema de control desde el Estado donde se limita la edad de consumo, se etiquetan dosis con advertencias médicas, se supervisa la calidad del producto, se restringe la cantidad a comprar, así como la publicidad y se expiden licencias para algunas drogas en particular. Esto sugiere que llegaría el fin de los problemas de narcotráfico. Al respecto de estas tres formas legales al trato de las drogas, en varios países se han dado algunas experiencias, por ejemplo, en la mayoría de los países de Latinoamérica (Argentina, Brasil, México, Uruguay, Chile, Perú y Venezuela) está permitida la tenencia para consumo personal, obvio en cierta y mínima cantidad. En México específicamente es a través del Decreto de Narcomenudeo adoptado en 2009 por el Congreso de la Unión. En Europa, países como España, Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, Francia y Grecia, la tenencia en pequeñas cantidades para uso personal es

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Ponencia presentada en el VII Coloquio “Nueva era… nuevas dimensiones en Psiquiatría” en el marco de la Mesa Panel: Legalización y regulación de drogas legales e ilegales. Hotel Reef Telchac, Yucatán, México - Junio 2013 Antrop. Hiram Jesús Ventura Borges

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Ponencia presentada en el VII Coloquio “Nueva era… nuevas dimensiones en Psiquiatría” en el marco de la Mesa Panel: Legalización y regulación de drogas legales e ilegales.

Hotel Reef Telchac, Yucatán, México - Junio 2013

Una mirada sobre el debate actual acerca de la legalización de las drogas

Antrop. Hiram Jesús Ventura Borges*Junio 2013

¿Cómo empezar?

Cuando recibí la invitación para venir a platicar con ustedes acerca del debate sobre la legalización de las drogas lo primero que hice fue preguntar a algunos conocidos qué opinaban al respecto. Las respuestas casi siempre fueron en ambas direcciones: a favor y en contra, pero todas hablaban de las drogas en general (desde las llamadas blandas hasta las duras, indistintamente). Hablaban de los pros de legalizar todas las drogas y los contras de este hecho, pero nadie me podía decir con claridad una postura y defenderla. Me di cuenta que había un desconocimiento del debate mismo y de los conceptos, de las experiencias en otros países y de la dimensión de la problemática que representan las drogas, desde su producción, distribución, consumo y los aspectos políticos, económicos, judiciales, sociales y de salud que representan.Así pues, me di a la tarea de informarme con un poco más de detalle al respecto antes de venir a ofrecerles un punto de vista más.

Lo primero con lo que me tope fueron con tres conceptos diferentes: Legalización, Descriminalización y Regulación. Pero ¿Qué se entiende por cada una de ellos? Aquí lo que pude rescatar:Legalización: Es la descriminalización y despenalización de todos los delitos atribuidos a las drogas (tanto sintéticas como vegetales) a partir del respeto irrestricto a la libertad que ejerce el consumidor. Se establece un marco legal donde el gobierno es el que pone las reglas de juego con el afán de erradicar el mercado negro y dar marcha atrás a la violencia que éste genera. La principal bandera de la legalización es acabar con la violencia que produce el narcotráfico e incrementar la recaudación de impuestos a través de esta mercancía.Descriminalización: Consiste en despenalizar al consumidor, proponen verlo como un enfermo y reemplazar la prisión por multas y rehabilitación. El tema central es la reducción del daño, aunque no se consideran aspectos claros acerca de la venta ilegal ni los problemas asociados a la clandestinidad.Regulación: Crea un sistema de control desde el Estado donde se limita la edad de consumo, se etiquetan dosis con advertencias médicas, se supervisa la calidad del producto, se restringe la cantidad a comprar, así como la publicidad y se expiden licencias para algunas drogas en particular. Esto sugiere que llegaría el fin de los problemas de narcotráfico.

Al respecto de estas tres formas legales al trato de las drogas, en varios países se han dado algunas experiencias, por ejemplo, en la mayoría de los países de Latinoamérica (Argentina, Brasil, México, Uruguay, Chile, Perú y Venezuela) está permitida la tenencia para consumo personal, obvio en cierta y mínima cantidad. En México específicamente es a través del Decreto de Narcomenudeo adoptado en 2009 por el Congreso de la Unión. En Europa, países como España, Alemania, Austria, Bélgica, Eslovenia, Francia y Grecia, la tenencia en pequeñas cantidades para uso personal es

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castigado únicamente con sanciones administrativas o bien con tratamiento para el consumidor. Aunque si es reincidente proceden sanciones más duras como la prisión.

Es decir, poco a poco se empiezan a experimentar intentos por no ser tan duros en lo referente al consumo de sustancias de este tipo. Sin embargo, existen vacíos legales que han dado al traste con estos intentos, por ejemplo en España y Perú es legal la posesión del cannabis para consumo pero no transportarlo en vía pública, o por ejemplo en Argentina no se criminaliza al consumidor pero sí al vendedor, lo cual es incongruente pues hay oferta porque hay demanda. Lo cual deriva después en abusos policiales cuando se detiene al consumidor para poder obtener información acerca de sus contactos, y que además la mayoría de las veces estos vendedores no son conocidos más que por la transacción por parte del consumidor.

Alrededor del mundo mucho se habla sobre el caso de Holanda como el único país que ha logrado de manera directa la despenalización y legalización del consumo de la marihuana y el hashis. En 1976, ante el alto consumo de drogas en el país, el gobierno de Holanda optó por despenalizar el consumo de la mariguana (5 gramos por persona que luego subieron a 30 gramos) y después pasó a su legalización. La medida pretendía reducir la demanda y la oferta, y minimizar los riesgos para los consumidores y la sociedad. La situación que permitió la flexibilidad para las drogas “blandas” fue la presencia de una gran cantidad de adictos, escenario considerado por la autoridades como un problema de salud pública. Y si bien se encuentra controlada la estadística del consumo de la marihuana, lo que ha aumentado es el llamado turismo de consumo de drogas y a su vez la cannabis ha sufrido modificaciones genéticas y tiene ahora más de 15% de Tetrahidro Cannabico (THC), convirtiéndola así, según el gobierno, en una droga dura y por lo mismo puede causar algún daño al nivel de la cocaína y heroína. Otro problema que se ha presentado es que el trafico no ha desaparecido pues aun se venden drogas de baja calidad (no aptas para vender legalmente) alrededor de los coffeshops. Así mismo se reporta que un porcentaje de los consumidores de marihuana están migrando su consumo a drogas más duras (Fernández, 2011).

Los argumentos

Ahora bien, ¿Cuáles son los argumentos que actualmente se dan tanto a favor como en contra en este debate acerca de la legalización de las drogas?Revisando los argumentos a favor, encontramos:1. Pondría fin a la parte lucrativa del negocio del narcotráfico disminuyendo la presencia

de cárteles y la violencia que esto representa.2. Reduciría dramáticamente el precio de las drogas, eso significa que disminuirán los

delitos por el afán de adquirir estas sustancias por parte de los consumidores (robos, asesinatos, secuestros, etc).

3. Se fabricarían dentro de un marco de regulación con controles de calidad y dosis estandarizadas.

4. Acabaría con la alianza del narcotráfico y el poder político5. Acabaría con la corrupción entre las autoridades y los narcotraficantes6. Los recursos del gobierno no se invertirían en perseguir al narcotráfico sino en

combatir a otros criminales.7. Se respetarían los derechos de los ciudadanos a su libertad de consumo.8. Disminuiría la violencia y los abusos de la autoridad hacia los consumidores.9. Se recaudarían impuestos provenientes de todo el mecanismo de producción,

distribución y venta de las drogas.

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10.El tratamiento médico a los adictos tendría el mismo carácter social que hoy tienen el de los adictos al alcohol (de manera personal no entiendo mucho sobre este “carácter social” que mencionan).

Es decir, los que están a favor de la legalización de las drogas, engloban los aspectos positivos en cuestiones que tienen que ver con la economía de estado, regulación judicial y disminución de la violencia y problemas sociales asociados a la delincuencia.

En el caso de los argumentos para oponerse a esta legalización, encontramos:1.- De entrada, si algo es ilegal es porque daña al individuo y a la sociedad.2.- Todo negocio lícito importante origina un mercado negro también importante (petróleo, armas, obras de arte, metales preciosos, tabaco, etc).3.- La legalización no supondría la desaparición de los actuales capos productores, estos tienen los medios para organizarse como oferentes legales para bajar precios que compensarían con un mayor volumen de venta-consumo. Seguirán habiendo disputas sobre zonas de venta legal.4.- La legalización es una medida que no puede llevarse a cabo de manera unilateral, debe de tratarse de forma multinacional pues el impacto político y social es de esa manera.5.- Legalizar las drogas supone una permisividad a la autodestrucción del individuo (y el Estado tiene la obligación de velar por el bienestar de sus ciudadanos).6.- El abaratamiento y acceso a las drogas no supone una erradicación de la delincuencia.7.- El coste económico de las drogas legales deberá sufragarlo el contribuyente (por ejemplo implementar programas y servicios de salud públicos para los consumidores)8.- El consumo de sustancias tóxicas tiene efectos secundario o colaterales a nivel individual, familiar y social.9.- Surgen dudas como ¿Qué drogas se pueden legalizar?, ¿Para quién se legaliza, para los mayores de edad, para los que ya son drogadictos, para los que quieren ser consumidores?, ¿Cómo evitar que las drogas lleguen a los menores de edad?, ¿Cómo se impedirá un mercado ilegal?, ¿Como controlará el estado los riesgos sociales y sanitarios como accidentes, sobredosis, sida, riesgos respiratorios y cardiovasculares?10.- Si no han funcionado programas de prevención del consumo del alcohol y el tabaco ¿Cómo se podrá evitar el consumo de las nuevas drogas legales?11.- Está científicamente comprobado que la marihuana es conocida como una droga puente a otras más dañinas y adictivas, y si la marihuana dejara de ser un negocio, siempre existen otro tipo de drogas como las químicas que podrán sustituirla.12.- El narcotráfico de las drogas “legales” se sustituirá por narcotráfico de drogas que no alcancen los estándares de calidad que el gobierno exige, o bien se concentrará en generar el consumo en el nicho que no esta permitido su consumo, es decir, los menores.

Vamos para atrás: Un poco de historia.

Antes de continuar, hay que recordar que todo lo referente al consumo de estas sustancias tóxicas está íntimamente ligado al aspecto social, es decir, a la historia, al contexto de cada grupo humano. Las plantas de donde provienen la mayoría de las drogas siempre han existido y se han utilizado, ya sea en costumbres, rituales (paganos y religiosos) e inclusive de manera lúdica y/o como parte de aspectos de oposición ideológica. Es de conocimiento histórico que toda sustancia natural que contiene elementos químicos que alteran el organismo humano en el ámbito psíquico, como también aquellas que sirven para efectos curativos, han estado asociadas con

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determinadas culturas. Por ejemplo, civilizaciones de la India, África, Asia y Mesopotamia han estado asociadas a los cultivos de cannabis y opiáceos desde milenios antes de nuestra era. Para el caso de América, las civilizaciones de los sioux, aztecas, mayas, toltecas, tihanakotas e incas, han utilizado diferentes cultivos psicotrópicos de los cuales uno de los más importantes hasta ahora es la coca (Escohotado, 1995). En el caso particular de México y parte del Norte de América, la cactaceae conocida como Peyote, es comúnmente utilizada tanto de manera ritual como de manera medicinal por los navajos y los huicholes.

Es decir, existe un gran número de sustancias que alteran las funciones psíquicas del ser humano y que han estado asociadas al desarrollo cultural de muchas civilizaciones a través de una estructura natural de la medicina y del ritual magico-religioso. Sin embargo, el uso indiscriminado de estas sustancias surgió con el desarrollo de las sociedades de consumo como parte de la cultura capitalista. Se dice que la irrupción de la droga de masas en occidente se da en los años sesenta como una expresión de cambio de la sensibilidad colectiva, es decir, el consumo de drogas es parte de una rebelión contra la sociedad burocrática, capitalista, uniformante y convencional, es una búsqueda de otras maneras de vivir que rompen con la sociedad normal (Mazzoti s/f).

Nuestro presente

Teniendo en cuenta que el consumo de drogas tiene que ver con la historia, el contexto y sobre todo con los valores de la sociedad, entonces es prioritario visualizar las consecuencias sociales que significaría la legalidad de estas sustancias.

Pongámonos en contexto, se fuman cigarros para quitar inhibiciones, para creer que a través de ellos se obtiene seguridad y estatus; se toma café para esperar a una persona o para abrir una conversación; se bebe alcohol para acompañar, festejar o expresar alegrías y tristezas; se consumen píldoras para dormir, adelgazar, para no estar deprimido; es decir, las drogas legales forman parte de nuestra sociedad y contexto. La pregunta es ¿Cuáles son los efectos secundarios de estos consumos? La mayoría de nosotros los sabemos.

Para el caso de las llamadas drogas ilegales, suponemos que a mayor disponibilidad, mayor consumo y a mayor consumo, mayor adicción. Teniendo en cuenta esto, sabemos que las drogas forman parte de la vida del adicto y producen consecuencias negativas para su vida, tanto individual como familiar, laboral y social. Hay una marginación, aislamiento y una situación de degradación familiar y social debido a la dependencia a estas sustancias y a la frecuentación misma al mercado ilegal para conseguirlas; en la familia se genera una descomposición y sentimientos de culpa, angustias y tensiones. El adicto a menudo carece de perspectiva referida al trabajo, ocupación útil de tiempo libre, convivencia sana, vivienda, educación, instrucción y posibilidades creativas de todo tipo (Neuman s/f).

¿Y cómo hacer para que estos efectos secundarios tengan un menor impacto en la sociedad? La despenalización del consumo de la marihuana u otras drogas ilegales debe de partir de un proceso de sensibilización, información, consenso, aplicación y seguimiento que se gesta en y con la comunidad, no sólo desde los intereses y necesidades del consumidor o ciertos grupos sociales, sino también desde aquellos sectores de la población que no consumen estas sustancias.

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El reto de cualquier gobierno y sociedad es proponer y fortalecer programas de prevención mas efectivos y eficaces orientados a la reducción de la demanda en los cuales se fortalezcan acciones especificas centradas en los recursos de afrontamiento de los adolescentes y los jóvenes, la detección temprana y la derivación oportuna. La meta central debe ser siempre preservar la salud integral de la sociedad. Se deberán crear programas integrales a problemas complejos, no habrá una única solución pues dependerá de la situación económica y social particular de cada país, no es lo mismo lo que pasa en Colombia, que lo que pasa en México y lo que pasa en Estados Unidos. Aunado a los programas de prevención se deberá pugnar programas de rehabilitación, inclusión, regularización y combate a la criminalidad. Los programas preventivos deben contemplar conductas hacia la salud, información sobre las drogas, ejercicio de la libertad y responsabilidad, deberá ser una política preventiva que sea clarificadora, liberadora del lenguaje, desmitificadora y científica con el fin de evitar los estereotipos y las dramatizaciones. Además, se deberá visualizar de manera global partiendo desde el mismo productor, ese campesino que no tiene opción de diversificar sus cultivos (ya sea por cuestiones económicas o por cuestiones de presión criminal), habrá que ofrecerles diferentes formas de economía, fomentar cultivos igual de redituables ya que se supone que las drogas no lo serán. Asimismo se deberá de tener un claro y fuerte programa de seguridad social y de salud tanto para los no consumidores (afectados por los efectos secundarios) como para los consumidores. Es decir, no es sólo una cuestión judicial o económica, es una cuestión de salud pública, educación e inclusión social.

Consideraciones finales.

Un país que hace apología de las drogas; una sociedad que ensalza al narco, que lo muestra como una persona poderosa, con dinero, con mujeres, con poder sobre las autoridades; una sociedad que ve de esta manera a los delincuentes; una juventud que quiere ser como ellos, aun sabiendas que están fuera de la ley porque de otra manera no pueden obtener esos beneficios, beneficios que son inalcanzables para el resto de la población dentro de un marco legal; una sociedad donde las oportunidades laborales y de educación no representan oportunidades reales para obtener o llegar a alcanzar beneficios mínimos por no decir de la magnitud que lo hace el narcotráfico; un país donde para sobresalir necesitas ser político (ladrón), empresario (corrupto), artista (cara bonita) o narco (ilegal), no es un país suficientemente maduro para dar el paso a la legalización total de las drogas. Sólo hasta que se ofrezcan oportunidades de estudio y trabajo que aseguren la seguridad social, económica y de salud, con programas de prevención y educación, sólo entonces podremos empezar a pensar en dar ese salto cualitativo para legalizar no sólo la marihuana sino cualquier otro tipo de estupefaciente. Mientras tanto podemos pensar sólo en la regulación.

Antrop. Hiram Jesús Ventura Borges Junio de 2013

* Antropólogo Social egresado de la UADY, actualmente se desempeña como Asesor del Departamento de Desarrollo Humano de la Coordinación de Programas Estratégicos de la Secretaría de Educación del Estado de Yucatán, ha sido coordinador de diversos proyectos educativos a nivel estatal en la línea de prevención de las adicciones, equidad de género y violencia, evaluador de proyectos sobre derechos humanos y ha investigado sobre educación superior y la inserción de profesionistas al campo laboral. Ha sido tesorero y secretario del Colegio de Antropólogos de Yucatán A.C. y desde el año 2006 ha incursionado en el ámbito empresarial.

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Bibliografía

Fernández Cáceres, Carmen (2011) ¿Por qué no se debe legalizar la mariguana?, Centros de Integración Juvenil. En: www.cij.gob.mx

Escohotado, Antonio (1995) Aprendiendo de las drogas: usos y abusos, prejuicios y desafios. Edit. Anagrama, Barcelona.

Mazzoti, Paola (s/f) Las drogas, sus implicaciones culturales, políticas y económicas, Universidad Jaume, Castellón, España. En: www.uji.es, Junio 2013.

Neuman, Elias (s/f) La legalización de las drogas. Una visión latinoamericana. En: Revista Jurídica de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Ecuador. En: www.revistajuridica.com, junio 2013.