Una novela de romance histórico escocés

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Una novela de romance histórico escocés

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1º Edición Diciembre 2020

©Matie Cole

EL ÁNGEL DEL HIGHLANDER

Título original: Highlander´s Angel

©2020 GRUPO ROMANCE EDITORIAL

©Editora: Teresa Cabañas

[email protected]

Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, algunos lugares y situaciones son producto de la imaginación de

la autora, y cualquier parecido con personas, hechos o situaciones son pura coincidencia.

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sinautorización escrita del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o

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ÍndiceCapítulo 1Capítulo 2Capítulo 3Capítulo 4Capítulo 5Capítulo 6Capítulo 7Capítulo 8Capítulo 9Capítulo 10Capítulo 11Capítulo 12Capítulo 13Capítulo 14Capítulo 15Capítulo 16Capítulo 17Capítulo 18Capítulo 19Capítulo 20Capítulo 21Capítulo 22Capítulo 23Capítulo 24EpílogoSi te ha gustado este libro también te gustará

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Capítulo 1

TIERRAS ALTAS DE ESCOCESA, 1545

—¿Asesinato? —Maisie agarró el medallón de su madre cerca de su corazón, preguntándose quéestaba pasando. Hacía un momento, estaba teniendo el sueño más feliz de su vida, estaba de vueltacon su madre, abrazada a ella como si fuera una niña pequeña una vez más, y nadie habíafallecido. Había sido un momento de alegría y resplandor del que no quería que la arrancaran. Ymenos por una noticia así—. Pero, mi padre... no ha sido asesinado. Hemos estado juntos no hacemucho tiempo. Él estaba bien. Muy bien.

Los labios de lady Lauren Nauthdon se torcieron en una sonrisa muy desagradable. Unasonrisa que la hizo sentir que estaba en medio de una terrible pesadilla.

—Bueno, soy su mujer, no lo olvides —le gruñó Lauren a Maisie—. Entiendo que puedeque no te guste. Probablemente, nunca te haya gustado, pero tu padre y yo llevamos casados másde un año y si te digo que lo han matado, es que lo han asesinado. No te mentiría.

—Pero... pero ¿quién? —Maisie se alejó tambaleándose de Lauren, incapaz de procesar loque le decía. —¿Quién le haría eso a mi padre? Todos lo aman, todos lo adoran...

La mente entumecida por el sueño y el desconcierto le impedían pensar con claridad, másaun cuando la mirada fría y calculadora de su madrastra la estaba taladrando.

—Sí, todos amaban a tu padre, estoy de acuerdo.

Lauren se acercó de manera intimidatoria a Maisie. Puede que solo fuera una década mayorque ella, tenía treinta y un años, pero tenía una confianza y un comportamiento que siempreasustaba a Maisie. Había algo casi malvado en ella.

No se parecía en nada a la maravillosa madre de Maisie, de buen corazón, que se habíavisto arrastrada por una rápida enfermedad, pero Maisie nunca se sintió capaz de enfrentarse a supadre por la extraña elección de Lauren. Era demasiado tímida e introvertida.

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—No hay nadie que quiera hacerle daño, ni hay forma de que un extraño entre en el castillo.Es absolutamente imposible, lo que significa que el asesino debe de estar entre estos muros. —Maisie sacudió la cabeza con fuerza.

—No. Nadie haría eso. No puedo creerlo.

Estaba en shock. Era una terrible tragedia ser tan joven y haber perdido a sus dosprogenitores, a los que siempre había cuidado mucho. Era horrible hacer frente al conocimiento deque ahora estaba sola. Por mucho que Lauren fuera su madrastra, ninguna de ellas se considerabafamilia.

Puede que vivieran bajo un mismo techo y actuaran como si las cosas estuvieran bien, perono había verdadero amor ahí. Maisie siempre tuvo la impresión de que Lauren amaba su riquezamás que a su padre, y que Duncan Ferguson se merecía algo mejor. Pero ahora... bueno, ahoraempezaba a parecer que todo eso estaba perdido.

—Creo que solo hay una persona que dañaría a mi encantador marido —continuó Lauren—.Y esa es su amarga y retorcida hija que quiere poner sus manos en la herencia familiar.

—¿Qué? —Maisie casi se cayó al suelo del shock—. ¿Qué estás diciendo? Yo nunca...

—Tú lo mataste. —Lauren le clavó el dedo con fuerza a Maisie, casi haciéndola caer deespaldas—. No querías que siguiera viviendo porque crees que es demasiado viejo para tenertodo lo que tiene. Lo has querido para ti durante mucho tiempo. Pude ver eso en ti desde elmomento en que te conocí. Intenté advertir a tu pobre padre, pero no quiso verlo. Bueno, mira adónde lo ha llevado. Lo has apuñalado por la espalda. Está muerto, su pobre corazón ya no late ytodo es por tu culpa. Has destruido a ese pobre hombre.

—No. —Maisie prácticamente gritó—. No, yo no haría eso. Mi padre... Lo amaba. Hemossido él y yo durante años. Me ha criado él solo desde que mi madre murió. Yo no haría...

—Entonces, ¿los celos te llevaron a ello? —A Lauren le gustaba torturar a la joven. Noparecía estar sufriendo porque acabase de perder a su marido. Es más, parecía estar en la cimadel mundo. Si Maisie pudiera encontrar algo de fuerza, pero estaba abatida—. No te gustó que meeligiera para casarse conmigo. Siempre lo quisiste para ti sola, así que cualquier otra persona quellamara su atención era demasiado para ti. ¿Es eso lo que sucedió? ¿No podías soportar que fuerafeliz con otra mujer y por eso lo mataste?

—No, no, yo nunca... —Maisie no podía soportar esto. ¿Cómo podía ser tan retorcida?—.Nunca mataría a mi padre. Nunca le haría daño. Nunca haría nada...

—Pero lo hiciste —declaró Lauren en voz alta—. Y por la mañana, todo el mundo sabrá lo

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que has hecho. Me aseguraré de que no haya una sola persona que no lo sepa. No conseguirás todolo que quieres. Me aseguraré de que ningún botín de tu padre vaya a ti. La mujer que ha matado asu padre no merece nada. Estarás encerrada en la cárcel para el resto de tu vida.

—No quiero... No quiero... No necesito nada... —Maisie tartamudeó—. Solo quiero a mipadre. Necesito verlo. Quiero asegurarme de que está bien. No puedo soportar esto...

Lauren echó la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas.

—Nunca podrás ver de nuevo a tu padre. Él se ha ido. Tú lo mataste. ¿No lo entiendes?¿Tienes tan poca inteligencia que no lo entiendes?

Maisie no respondió. Todo lo que podía hacer era llorar. Todo esto era demasiado para ella.No lo entendía, no podía funcionar, no le importaba lo que Lauren le decía. Estaba demasiadoconsumida por el dolor como para pensar en otra cosa.

—Y antes de que intentes actuar como si no hubieras sido tú —continuó Lauren,aprovechando al máximo el silencio de Maisie—, tengo pruebas que lo demuestran. Tengo untestigo.

—Tú... no puedes —tartamudeó Maisie—. Yo no lo hice. No puede haber ninguna prueba...

Pero las palabras se desmoronaron en sus labios cuando vio entrar por la puerta a lapersona de quién hablaba Lauren. Ray, su ayudante, al que todo el clan parecía tener un extrañorespeto, a pesar de que a Maisie le daba miedo.

Siempre había pensado que estaba demasiado cerca de Lauren y que podía haber algúnsecreto oscuro bajo la superficie de su relación, pero nunca lo había expresado en voz alta porpuro terror. Ahora, deseaba haber dicho tantas cosas. El silencio no le había funcionado enabsoluto.

—Te vi —gruñó Ray—. Te vi saliendo de la habitación de tu padre con un cuchilloensangrentado en la mano. —Mientras miraba sus dedos, Maisie se dio cuenta de que aún estabatan aferrada al medallón de su madre que sus nudillos se habían empezado a volver de un extrañotono blanco—. Y entonces lo dejaste caer en el pasillo. Por supuesto, todo lo que podía hacer erarecogerlo y llevárselo a nuestra señora para que supiera la verdad...

El cuchillo ensangrentado apareció como por arte de magia en la mano de Ray y Maisiecayó al suelo en estado de shock, golpeándose con tanta fuerza que sabía que se haría un moretón,pero el dolor no era nada comparado con la agonía de su corazón.

Era la sangre de su padre. Estaba realmente muerto. Y ella iba a ser culpada por ello. No

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había hecho nada. Había estado durmiendo durante el crimen, pero no importaba. Podíadefenderse durante el resto de su vida, pero lo haría en la cárcel. Lauren ganaría. De hecho, ladyLauren Nauthdon parecía ser el tipo de persona que siempre ganaba, que triunfaba sin importar loque la vida le deparara.

Parecía tener el don de ponerse siempre de pie. A diferencia de Maisie, que se enfrentaba aeste gran reto sabiendo que acabaría con su vida, con solo veintiún años.

—Tú... tú hiciste esto —jadeó. Comentó en voz baja, pero era la primera vez que hablabade verdad desde que empezó esta situación tan complicada, así que no fue nada fácil para ella—.Tú lo hiciste. Los dos. Matasteis a mi padre y queréis culparme a mí. Vosotros sois los que loqueréis todo, no yo.

—Entonces, es perfecto que no quieras nada —se burló Lauren—. Porque no lo conseguirás.¿Me oyes? No hay ninguna posibilidad en el infierno de que consigas nada. No importa cuál sea laverdad y cuál no. Lo que importa es que yo ganaré. —Contempló a Maisie—. Mírate. Erespatética. Un guiñapo en el suelo. Levántate y duerme un poco, porque esta será la última noche quepases en un castillo. Más vale que la disfrutes mientras dure. Vamos, Ray. Debemos ir a la camatambién. Nos espera un día duro lidiando con un asesinato y una traición. —Le guiñó un ojo a Ray,casi burlándose de Maisie—. Será un día intenso.

Dejaron a Maisie sola y con un reguero de risas siguiéndoles, rompiendo el corazón de lapobre Maisie. Ahora lo había perdido todo, no quedaba nada para ella. No tenía nada más quemiseria y un futuro desolador por delante, uno que no merecía. Una persona que mata a sus padrespara obtener un beneficio económico nunca podría acabar bien. Era un destino que Maisie noquería.

—Debo irme —se susurró a sí misma—. Debo irme. No puedo quedarme aquí. Estaré mejorsola ahí fuera.

Nunca antes había estado fuera. Su padre siempre la había protegido del mundo exterior,pero se olvidó de protegerla del monstruo dentro del castillo. Pero ya no estaba para salvarla denada, así que iba a tener que esforzarse mucho para salvarse a sí misma.

Maisie Ferguson volvió a levantarse porque lo que tenía por delante le exigiría usar todo suingenio e inteligencia. Iba a tener que llevar su dolor como un equipaje en lugar de lidiar con éladecuadamente, pero esa era la única manera en la que podría mantenerse con vida. Era la únicamanera de evitar lo que Lauren tenía preparado para ella.

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Capítulo 2

Pum, pum, pum. El intenso martilleo del corazón de Maisie era abrumador mientras se escabullíapor la casa que siempre había sido un consuelo para ella hasta esa noche. Pum, pum, pum. Nopodía negar que el miedo a ser atrapada por Lauren y Ray era abrumador, así como el terror dehacerse camino en un mundo que no conocía, pero intentó aferrarse a cada pizca de fuerza interiorque tenía para salir adelante. Pum, pum, pum.

Su corazón estaba empezando a convertirse en un problema. Latía tan fuerte que temía queestuviera sacudiendo todos los muros del castillo. Temía que pudiera despertar a todos, lo que lallevaría a muchos más problemas de los que tenía antes. Pero necesitaba seguir adelante.

—Ayúdame, madre —susurró en voz baja mientras se aferraba a su medallón, como siemprehacía cuando la vida era dura. Tenía la sensación de que iba a necesitar su medallón más quenunca—. Te necesito. Me gustaría que me guiaras por la vida, como lo has hecho siempre. Nopuedo hacer esto sola.

Pero la habitual sensación de calidez que Maisie encontraba cuando intentaba comunicarsecon su madre desde la tumba a través de su medallón, no llegó. Puede que no fuera una sensaciónreal, simplemente, algo a lo que Maisie se aferraba para que la ayudara en los momentos másdifíciles, pero ahora no funcionó.

—Supongo que estoy sola —se recordó a sí misma—. Estoy sola. Y ahora tengo queaveriguar cómo sobrevivir.

Tenía ropa en el cuerpo, por lo que no necesitaba llevar con ella nada más. Pero la comida...Una vez que dejara la seguridad de su casa, no sabía cuánto tiempo pasaría antes de que pudieracomer de nuevo. A los cocineros siempre les había caído bien, así que pensó que querríanayudarla en su viaje... aunque, una vez que escuchasen lo que se suponía que había hecho, todocambiaría.

A Maisie le dolía saber que nunca podría volver, que nadie aquí la querría, que su vida ibaa cambiar para siempre. Pero era mucho mejor huir de todo lo que había conocido que dejar sudestino en manos de Lauren.

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Nunca le había gustado Lauren, pero nunca imaginó lo malvada que podía ser. Jamás se lepasó por la cabeza que su madrastra y Ray fueran unos asesinos. Que el segundo matrimonio de supadre lo llevaría a la muerte. Lamentó cada momento que pasó en silencio, permitiendo queLauren se saliera con la suya.

Las lágrimas corrían dolorosamente por su cara mientras llenaba su bolsa con suficientecomida para sobrevivir, al menos, por un tiempo. Odiaba que Lauren lo hubiera destruidoabsolutamente todo en tan poco tiempo. Llevaba casada con su padre algo más de un año, y habíadestrozado su vida en pedazos.

Maisie seguía llorando cuando llegó a la puerta principal. Se deslizó fuera y logró escapar.El mundo exterior le ofreció consuelo por la acusación de Lauren, pero por nada más. No lequedaba más remedio que despedirse de su vida sin saber si sobreviviría.

—Te quiero —le susurró a su padre—. No quiero dejarte, pero debo hacerlo.

Corrió hacia el bosque, hacia lo desconocido, y se alegró de tener el medallón de su madrecon ella. Al menos, era un trocito de su hogar que podía llevarse. Maisie lo necesitaba pararecordar de dónde venía y por qué tenía que salir corriendo.

—No tengo ni idea de dónde terminaré —susurró mientras corría a través de los árboles—.Ni siquiera sé si mi huida me llevará a alguna parte. Pero tengo que continuar. No tengo otraopción.

Miró hacia atrás, viendo su casa por última vez antes de que se desvaneciera en la nadapara siempre, y luego se concentró en el futuro. Mientras caminaba intentaba planear su nuevavida. Necesitaba un hogar para mantenerse protegida, pero para conseguirlo antes debía encontraralguna clase de trabajo que le diera dinero o un marido que le diera su protección y una vidaamorosa. Quizás amigos. Todas esas cosas que nunca le habían preocupado.

—¿Quién voy a ser? —se preguntaba mientras continuaba moviéndose—. Ya no puedo serlady Maisie Ferguson. Tendré que ser otra persona. Alguien que no sea conocida por habermatado a su padre.

Nada iba a ser igual, todo cambiaría, pero mientras ella fuera la que tuviera el control detodo lo que le pasaba, todo estaría bien.

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—¿Señorita? —La luz de la mañana trajo consigo una cruel sacudida a su hombro,arrancándola de su sueño—. Señorita, ¿se encuentra bien? Me temo que debo pedirle que semueva, ya que está en medio de mi camino...

—Hmmm —refunfuñó Maisie mientras forzaba sus ojos a abrirse. El aire soplabademasiado fuerte y frio para ser un dormitorio, y el lecho era demasiado doloroso para ser sucama. ¿Qué demonios había pasado mientras soñaba?—. Lo siento, yo...

De repente, la realidad la golpeó como una tonelada de ladrillos. El asesinato de su padre,la acusación de Lauren, el hecho de que se había escapado de casa y que, en algún momento de lanoche, se había acurrucado en una calle del pueblo más cercano que pudo encontrar, ya que elcansancio se había apoderado de ella.

—Oh... lo siento. —Maisie se echó hacia atrás, intentando enroscarse aún más para noestorbar a nadie—. No quise decir... Estoy en una situación... Lo siento.

La mujer se agachó para ver los ojos de Maisie. Maisie se sorprendió al ver que alguien lamiraba como si le importara. Era una extraña con más simpatía por ella de la que Lauren jamás letuvo, y ni siquiera sabía la precaria situación en la que se encontraba.

—Oh, querida, estás en un estado terrible. Creo que es mejor que vengas conmigo —declaróla mujer—. No te dejaré aquí sabiendo que estás en problemas.

—Tú... ¿me ayudarás? —Maisie se puso de pie tambaleándose, sorprendida de haberencontrado a alguien agradable—. Gracias. —Tal vez, huir no iba a ser tan aterrador después detodo—. Muchas gracias.

La mujer cogió el brazo de Maisie y la llevó en su dirección, mientras tiraba de un remolquelleno de comida. Maisie no tenía ni idea de quién era ni de lo que hacía, pero estaba feliz deaveriguarlo. Ahora mismo, necesitaba más que nunca la amabilidad.

—Este es mi hogar —declaró finalmente la mujer mientras llevaba a Maisie dentro—.Siéntete libre de desnudarte y cambiarte, o de hacer lo que necesites hacer. Prepararé algocaliente para beber.

Maisie echó un vistazo a su ropa. Estaba mucho más desaliñada de lo que le hubieragustado, así que pensó que ya era hora de cambiarse. Esperaba que esa amable desconocida lallevara a un lugar con agua donde pudiera lavar su ropa todo lo mejor que pudiera, algo quetendría que aprender para causar una mejor impresión en la gente.

—Eso que veo es un medallón muy interesante —comentó la mujer mientras Maisie se loquitaba para cambiarse—. Parece que viene de una familia muy buena. ¿Cómo lo has conseguido?

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Maisie no respondió. No podía revelar su verdadera identidad por miedo a que la genteoyera los rumores sobre ella y la despreciara por ello. En cambio, emitió una especie demurmullo, pero no dijo nada. Desde ese momento, supo que llevarlo era una temeridad si queríapasar desapercibida.

Así que, mientras se vestía rápidamente, escondió el medallón metiéndolo dentro de sumedia, y de vuelta a su bota. No le gustaba esconder a su madre, pero era lo mejor paramantenerse a salvo.

—Aquí está la bebida. —La mujer se la dio, y Maisie se encontró inmediatamenteembriagada por el olor. No se parecía a nada que hubiera bebido antes—. Espero que la disfrutes.Por favor, mientras bebemos, cuéntame más sobre ti. Me encantaría poder ayudarte tanto comopueda.

Maisie quería abrirse a su nueva amiga, pero no estaba segura de hasta dónde debía revelar.Había crecido demasiado protegida y esta extraña poseía mucha sabiduría callejera. Fue obviopara ella al instante.

—Bueno, me llamo Maisie. —Empezó a beber, estaba más sedienta de lo que pensaba. Y labebida era buena. Tenía mejor sabor del que esperaba—. Y he viajado lejos. Tuve que irme de micasa, ya no era viable para mí quedarme allí...

—¿Y el medallón? —La desconocida estaba sospechosamente interesada en él.

—No es valioso ni nada de eso. —Maisie se rio torpemente—. Mi padre, simplemente, lohizo para mí cuando era joven... —Todavía estaba demasiado cansada. Tal vez, incluso un pocomareada—. Para... para hacerme sentir como una princesa...

—Y, sin embargo, se te ve preciosa. —La mujer se acercó más a Maisie mientras ellaluchaba por mantener los ojos abiertos—. Tienes lo que necesito, así que, desafortunadamente,voy a…

Y ese fue el momento en que Maisie notó un dolor cegador en el lado derecho de su cabeza.Uno que sintió más de una vez. Demasiadas veces para contarlas. Parecía como si le estuvierandestrozando el cerebro, destruyendo todo su cuerpo, y el mundo se volvió negro.

La primera amiga que había hecho desde que había huido la estaba matando, y no había nadaque pudiera hacer para detenerla.

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Capítulo 3

La serpiente se acercaba sigilosamente. Ella lo sabía, pero estaba como congelada, incapaz demoverse y mucho menos de escapar. No importaba cuánto le gritara su cerebro para que semoviera, no podía. Algo la tenía inmovilizada, esperando que los colmillos venenosos laagarraran.

—¡Argh! —De repente, un grito surgió como de la nada, sacudiendo su pecho en un chillidodoloroso. Abrió los ojos y permitió que el mundo se filtrara en su visión, permitiéndole apreciarel exuberante bosque verde que la rodeaba.

—Estoy herida —murmuró mientras se examinaba los brazos, viendo los moretones quecomenzaban a formarse en ellos—. ¿Qué me ha pasado? ¿Cómo he terminado aquí en medio de lanada? Sin nada…

Observó fijamente el entorno, deseando que un recuerdo volviera a ella, pero no había nadaen su mente. Era como un gran agujero negro.

—¿Quién soy? —Se tambaleó hasta ponerse de pie, sintiendo un dolor que le atravesaba elcuerpo mientras lo hacía—. ¿Cómo me llamo? ¿De dónde vengo? ¿Alguien me ha robado todo loque tengo?

Mientras intentaba caminar, algo afilado se le clavó en el pie causando que se detuviera.Con cuidado se sentó en el suave suelo del bosque y se quitó la bota. Dentro de su media encontróun medallón de oro. Una joya que parecía valer mucho dinero, pero quienquiera que fuera ella,sabía que no debía venderlo, quizás porque estaba demasiado apegada al medallón como parahacerlo.

Darse cuenta de ello hizo que se fijara detenidamente en el medallón. Seguro que tenía unvalor significativo para ella. Podía sentirlo, pero por mucho que lo intentaba, no podía hacermemoria.

—¿Quién será esta mujer? —se preguntó mientras acariciaba la cara tallada en el metal—.Ella es... importante para mí. Puedo sentirlo. Tal vez, sea un miembro de mi familia. Mi madre,

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quizás.

Sí, debía de ser una mujer especial. Alguien que necesitaba ser encontrada.

—Este medallón... Necesito encontrarla. Me recordará quién soy.

Se levantó una vez más decidida a alejarse del bosque, tenía que volver a la civilizaciónpara que alguien pudiera ayudarla. Dado que no sabía quién era y el fuerte dolor de cabeza soloempeoraba, no tenía otra opción que buscar ayuda.

—No recuerdo nada de lo que me ha sucedido, pero ha tenido que ser algo malo para haberacabado sola y magullada en medio del bosque. Alguien ha debido hacérmelo. ¿Pero quién? ¿Enquién puedo confiar si no recuerdo nada? —se dijo mientras miraba a su alrededor asustada.

Se tambaleó, ya que el dolor era demasiado fuerte. Encontró lo que parecía un cruce decaminos. No podía explicarlo, pero sintió que tomar el camino de la izquierda la metería enproblemas. Puede que no recordase nada, pero sabía que escoger esa dirección la llevaría alpeligro.

—No conozco el camino de la derecha —murmuró—, pero creo que es más seguro.

Mientras echaba a andar, trató de averiguar quién era y por qué la tranquilidad del bosque leparecía espeluznante. Cualquier ruido la asustaba. No era normal despertarse sin recuerdos. Noera agradable no tener nada dentro de la cabeza. Pero lo más aterrador de todo era no saber nisiquiera su propio nombre...

—¿Qué me ha pasado? ¿Mi familia me está buscando? Debería quedarme en algún lugarcerca de aquí, porque aquí es donde me he despertado. Alguien de estos alrededores tiene quereconocerme…

Una mujer no podía ir por la vida sin conocer a nadie, sin tener a alguien cerca paracuidarla. Eso no era vida en absoluto. Quizás tuviera a la mujer del medallón. Si no, ¿por quétendría algo tan valioso?

—Podría ser alguien importante —se dijo a sí misma con esperanza—. Tal vez, pertenezcoa una familia rica o noble. O Quizás soy la hija de una familia humilde. De lo único que puedoestar segura es de que no me gusta estar aquí y menos aún estar sola. —Rio entre dientes, unsonido sin alegría que había forzado en un intento de sentirse mejor—. Bueno, puede que no sepami nombre, pero sé que no me gusta estar sola. —No era mucha información, pero era preferible ala nada—. Un río... —Se sentó en la orilla y se perdió en la melodía de la corriente—. No séquién soy, no tengo ni idea de adónde voy ni de a quién podría estar buscando, y el dolor en micabeza y en el resto de mi cuerpo es insoportable —suspiró pesadamente—. Tengo la sensación

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de que he pasado por algo terrible. Pero ¿por qué no puedo recordarlo?

Las emociones le comenzaron a llegar. Apenas podía manejarlas. Se inclinó hacia adelante ymiró su reflejo. La superficie del agua le mostró la imagen de una mujer que no reconocía enabsoluto. No saber quién era le dolía tanto, que no pudo evitar que las lágrimas cayeran por sucara.

—¿Qué... qué me ha pasado? —se preguntó—. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué no sé nada?

Su cabeza cayó en sus manos y los sollozos sacudieron su cuerpo. Las puertas del llanto sehabían abierto y no había forma de cerrarlas. Si era el tipo de persona que lloraba mucho o no...bueno, no tenía ni idea.

—¿Quién eres? —gritó al medallón, a la mujer que aparecía en la foto—. Por favor,cerebro, por favor, dime quién es esta mujer. Necesito saberlo, tengo que averiguarlo. ¿Y quésignifica la rosa que sostiene? ¿Tiene algún significado? No lo sé. No puedo seguir luchandocuando no sé qué camino tomar.

Se desplomó en el suelo. Apoyó la cabeza en el lecho y se golpeó la frente para ver si eso letraía algo de vuelta, pero lo único que trajo fue más dolor y más sueño. Por un momento, sepreguntó si era una sensación que hubiera experimentado antes, pues se sentía como si le hubieraninducido a estar mareada de forma antinatural… No obstante, antes de que pudiera aferrarse a eserecuerdo y convertirlo en algo real, se deslizó de su alcance como granos de arena.

—No puedo seguir luchando esta batalla —murmuró en voz baja—. No puedo ganarla.

Sus ojos se cerraron una vez más y su cuerpo se rindió. Sin ningún lugar a donde ir, prefiriópermanecer en el río donde se sentía segura. El agua la protegería de alguna manera y cuandodespertara todo sería mejor que antes. El río la salvaría de cualquier peligro...

Cuando se volvió a dormir se sintió más vulnerable. No volvió a ver a la serpiente, peropudo sentirla. Estaba cerca de ella. La serpiente la quería muerta, quería comérsela viva. Laserpiente era su enemiga.

—No me mates. —Escuchó su propia voz gritando en su sueño, pero no parecía salir de suslabios—. No sé quién soy, y mucho menos por qué merezco que me maten. Por favor, detente.

—Oh, te lo mereces —le respondió la serpiente con un silbido—. Lo has olvidado todoporque no quieres aceptar quién eres, qué clase de persona eres, pero eso no significa que puedasescapar de ello.

—¿Soy mala? —preguntó ella—. Pero... pero no siento que sea mala. Siento que soy una

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buena persona.

—Entonces, ¿por qué estás sola? —continuó el silbido—. ¿Por qué no tienes a nadie? Lagente que no hace nada malo está rodeada de gente, cuidada por la familia, pero tú estás sola.

La serpiente silbaba las palabras de sus miedos más profundos. Su subconsciente no ladejaba escapar de ellos.

—Sabes que las cosas no están bien —continuó la serpiente—. Deseas ser salvada, quieresque un caballero en un caballo blanco te rescate, pero eso no sucederá. Solo se salvan los dignos,no los que no tienen nombre porque han destruido todo lo que les rodea...

—¿Destruido? —murmuró, aterrorizada—. ¿Qué es lo que he hecho? ¿A quién he hechodaño? ¿Por qué necesito escapar? —La serpiente no se lo dijo, disfrutando de la tortura—. ¿Quéestá pasando aquí?

Se acurrucó sollozando mientras dormía, tenía miedo de que todo lo que su mente le decíafuera verdad, de que la serpiente con sus colmillos venenosos fuera, en realidad, la verdad de supasado que venía a atraparla. ¿Estaba huyendo de algo? ¿Y cómo sobreviviría?

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Capítulo 4

—Anice —murmuró Bryson mientras se sentaba encima de su glorioso corcel gris, llamadoFaraón, para trotar por el bosque en un agradable y tranquilo paseo. Se suponía que este era sumomento de relajación, no era fácil ser un MacGregor a cargo de un clan muy grande, pero nopodía evitar que su mente zumbara—. ¿Qué puedo hacer por ti, Anice? Con solo cinco años tienesel peso del mundo sobre tus hombros.

Tal vez eso no era del todo exacto. A lo mejor se trataba de él proyectando sus propiaspreocupaciones sobre su hija, pero no podía imaginar que ella no extrañara todos los días a sumadre. Puede que nunca la conociera porque Jane murió cuando nació ella, pero Bryson creía queAnice sabía que había un agujero en su vida. Entendía que algo le faltaba. Cuanto mayor era suquerida hija, más empezaba a entender que no era como los demás.

No estaban solos, ya que todo el clan lo había ayudado a criarla, pero ninguna de lasmujeres era su madre. Ese era un papel que nunca podría ser reemplazado. Fue una tragedia.Ningún niño debería crecer sin su madre, pero el destino los había puesto a prueba. Dependía deél asegurarse de que Anice fuera tan feliz como pudiera.

Muchas veces la vida era normal. Bryson y Anice estaban acostumbrados a vivir sin Jane. Aél lo apenaba, pues era terrible no tener a la madre de su hija a su lado, pero se llevaban bien conla vida. Sin embargo, había momentos, como este, en los que el dolor y la culpa lo afectaban tantoque le costaba mucho respirar. Esos eran los momentos en los que necesitaba alejarse, pensar.

—Pero no hay solución, ¿verdad? —continuó hablando con tristeza, contento de que nadieestuviera cerca para escucharlo. Esa era otra razón por la que le gustaba cabalgar solo en elbosque, porque no había nada más que árboles para absorber sus palabras. Podía elevarlas aluniverso y esperar que las cosas cambiaran—. No puedo traer a Jane de vuelta a la vida. Nopuedo darle a Anice la figura materna que creo que necesita, así que, ¿qué puedo hacer? Soy uninútil. Solo puedo ser un padre para ella, lo cual podría no ser suficiente.

Algunos habían sugerido que se volviera a casar, que empezara a buscar a otra persona paraque fuera su esposa, pero Bryson no estaba seguro de que fuera el camino correcto para él. No

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podía imaginarse enamorándose de otra mujer. No podía casarse con cualquiera. Tendría que seralguien increíblemente maravilloso, y también alguien de quien Anice se enamorara tanto como él.

Una nueva esposa tendría que encajar en su familia y no estaba seguro de que fuera elmomento adecuado para hacerlo. Ciertamente, no se casaría con alguien solo porque se sintieraculpable. Se tomaba la idea del matrimonio demasiado en serio para eso.

—¿Qué es eso? —De repente, fue arrastrado de sus pensamientos por una figura blanca ybrillante junto al río. Al menos, parecía una figura brillante por la forma en que el sol brillaba ensu cuerpo. Y estaba bastante seguro de que era un cuerpo el que estaba mirando. Era una persona—. Oh, Dios mío.

Guio a su caballo hacia la figura y saltó tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca. Seacercó con cautela al cuerpo, con el corazón acelerado por los nervios, preguntándose qué iba aencontrar. No le gustaba la idea de encontrar a alguien que había fallecido, no estaba seguro de loque haría con el cuerpo considerando que había unos pocos pueblos alrededor de esta tierraboscosa, muchos clanes a los que esta persona podría pertenecer, y Bryson no quería interferir enla vida de otros...

—Oh... —Era una hermosa y joven mujer tendida junto al río, como un ángel que había sidoenviado desde los cielos para él—. ¿Hola?

No se movió. No parecía estar muerta, pero tampoco se despertó. Bryson no quería pasarsede la raya acercándose a ella, pero no podía dejarla como estaba. Tenía miedo de que cayera alagua si la dejaba.

—Vaya. —Ella era tan hermosa que le quitaba el aliento.

Era pequeña, rubia, de ojos azules y cuerpo delgado pero curvilíneo. Su rostro tenía formade corazón y de él emanaba una dulzura tan embriagadora, que la hacía parecer un ángel.

Era joven, un poco más joven que él, lo que le daba un toque de inocencia que hizo queBryson se acercara un poco más a ella. Se encontró intoxicado, fascinado, absolutamente aturdidopor la mujer. No podía apartar los ojos de ella, sin importar lo que pasara.

—Discúlpeme. —La sacudió suavemente pensando que necesitaba despertarla. Tenía quehacerlo. Tanto por su propia cordura como por la seguridad de ella—. Disculpe, señorita. Creoque es mejor que se despierte.

Ella se agitó un par de veces, pero parecía como si le costara salir del sueño. Mientrasagitaba sus pestañas, Bryson se sentó en el suelo, pues era extraño estar de pie ante ella. Perocomo ella no se despertaba del todo, se acercó una vez más para ver si había alguna razón por la

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que no podía despertar.

—¿Me conoce? —Finalmente las palabras salieron de la boca de la mujer, mientras seesforzaba por abrir los ojos y se sentaba—. ¿Ha venido a buscarme? No sé lo que ha pasado, yaque he perdido la memoria.

—Oh... —Bryson no estaba seguro de cómo responder a eso. No era lo que esperaba enabsoluto—. Ya veo. Lo siento, no la conozco. Estaba montando mi caballo y la encontrédurmiendo junto al río.

Ella hizo un gesto de dolor al tratar de levantarse, por lo que permaneció sentada. Bryson sesintió mal por la pobre desconocida. Parecía estar pasando por muchos problemas.

—¿Recuerda lo que le pasó? —Bryson le preguntó en voz baja, con cautela, sin estar segurode cómo reaccionaría—. ¿O no recuerda nada? Trato de averiguar qué puedo hacer para ayudarla.

—No recuerdo nada. —Ella se encogió de hombros—. Simplemente, me desperté... —Miróa su alrededor—. Tengo la vaga sensación de que me han robado, quizás me han atacado, aunqueno estoy segura. Ni siquiera sé mi propio nombre. Tengo miedo porque no recuerdo quién soy.

Al intentar levantarse por segunda vez, cayó contra el cuerpo de Bryson, que no pudo hacernada más que sostenerla. La culpa y el dolor a los que se había aferrado ese día no parecían sernada comparados con lo que esta pobre y hermosa mujer estaba sufriendo. Bryson,inmediatamente, decidió que era su deber hacerla sentir mejor.

Al menos, para este problema podía encontrar una solución, ya que sus propios problemasparecían no tener respuesta. En este momento, la joven necesitaba un lugar donde quedarsemientras se recuperaba de lo que le había pasado y a él no le supondría ningún sacrificio aceptarlaen su clan y en su castillo.

—Lamento no poder ayudarla con su identidad —dijo con tristeza—. Pero no me gusta laidea de que duerma en el peligro del bosque, donde puede encontrarse con gente inapropiada.Tengo un castillo cerca y me gustaría ofrecerle un lugar para dormir hasta que se recupere.Después, cuando empiece a recordar quién es, la llevaré a su casa. Si eso es lo que quiere, porsupuesto.

—¿Usted... haría eso? —Miró a Bryson con ojos llorosos, conmovida por su ofrecimiento.No podía creer que un héroe hubiera venido a salvarla. Era lo que había deseado, pero no sabíaque los deseos podían hacerse realidad—. ¿Se ocuparía de mí, a pesar de no saber quién soy?

Sus labios se curvaron en una sonrisa feliz. Era cierto que no sabía nada de ella, exceptoque poseía una refinada dicción y tanto sus manos como su rostro estaban bien cuidadas, sin

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ampollas, cortes o quemaduras. Todo ello indicaba que era de buena familia y no una simplecampesina o criada, por lo que no podía dejar a una dama en medio del bosque sin ofrecer suayuda.

—Por supuesto. No puedo esperar saber nada de usted cuando no sabe nada de sí misma.Pero si eso la ayuda, puedo contarle más sobre mí. —Le extendió una mano para que la estrechara—. Soy laird Bryson MacGregor, y mi castillo está sobre la colina en esa dirección. Vivo allí conmi hija y tenemos mucho espacio por lo que no será un inconveniente que se quede. No sé quénecesitará para recuperarse, pero me aseguraré de hacer todo lo necesario para ayudarla aconseguirlo. —Ladeó la cabeza y sonrió, sintiendo un estallido de felicidad al mirar al ángel quetenía delante—. Y también tengo gente en mi clan que son expertos en necesidades medicinales.Ellos pueden ayudarla.

—Estoy muy agradecida. —La mujer por fin consiguió ponerse en pie, aunque parecíainestable, pero enseguida recuperó el equilibrio—. Me encantaría tener un lugar seguro dondequedarme mientras descubro mi identidad. Y ¿quién sabe?, tal vez alguien dentro de su clan sepaquién soy. Podrían ser capaces de ayudarme.

Bryson le sonrió como si eso fuera posible, pero estaba seguro de que, si ella hubieraestado antes en su clan, la habría recordado. Había algo tan chispeante en ella, algo tancautivador, que la habría reconocido enseguida.

Ahora mismo, estaba convencido de que ella no podía recordar quién era porque, realmente,era un ángel enviado del cielo solo para él. Tal vez, enviado por su esposa como solución a todossus problemas... por supuesto, eso era más un pensamiento que otra cosa, pero era divertidoimaginarlo.

—Le preguntaría si sabe montar a caballo, pero supongo que no lo recuerda. —Ella sacudióla cabeza en gesto negativo—. Está bien, solo tiene que subirse al lomo de Faraón y agarrarse ami cintura. Cuidaremos de usted.

—Tengo un poco de miedo —admitió la mujer—. Pero lo intentaré. No quiero estar sola.

—No tiene que estar sola —le aseguró—. Yo estaré a su lado para ayudarla en lo quenecesite.

La mujer angelical parecía nerviosa cuando subió a los lomos del caballo, pero Brysonsabía que estaría bien. Confiaba en que este iba a ser el comienzo de una hermosa amistad y quetodos en su clan se llevarían bien con ella. Tal vez incluso su querida hija, Anice.

Si esta joven podía ayudarlo a hacer feliz a Anice, entonces todo sería perfecto. Al menos

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por un tiempo.

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Capítulo 5

Ella no estaba segura de si seguía soñando o estaba despierta mientras se aferraba a la espalda deese hombre que la llevaba a su casa para cuidarla. Se sintió protegida con él, como el río la habíaprotegido antes. No sabía nada de él, aparte de su nombre, pero había algo reconfortante en supresencia.

«Estaré a salvo con él», pensó felizmente mientras cabalgaban. «Hasta que averigüe quiénes la mujer del medallón. Hasta que pueda ir a casa y volver a mi vida real, sea la que sea».

Mientras el caballo cabalgaba, se sorprendió al notar lo natural que era estar encima de unanimal como ese. Dentro de su cuerpo sabía que no era la primera vez que montaba. Cerró losojos e intentó con todas sus fuerzas recordar la última vez que había montado, esperando que esola llevara a más recuerdos, pero fue inútil. Esta dificultad para recordar era algo muy frustrante.

—Ya estamos aquí —declaró, finalmente, Bryson, haciendo que ella se echara hacia atráspara ver de qué estaba hablando—. Mi casa, el castillo de Goraidh. Espero que sea losuficientemente agradable para que se quede en él.

La mujer jadeó ante el poder de la belleza de lo que tenía ante ella. El castillo y la tierraque lo rodeaba le quitaba el aliento. Los muros de piedra parecían reventar la línea del cieloporque eran muy altos, y el exuberante verdor que lo rodeaba era impresionante al albergar florestan coloridas que la dejaron boquiabierta.

¿Aquí era donde vivía el hombre? ¿Aquí era donde ella podría recuperarse? Esto tenía queser un sueño. Puede que no supiera mucho sobre la vida en ese momento, pero se dio cuenta deque tenía suerte.

—Tiene un hogar hermoso —le dijo a Bryson con asombro mientras se adentraban en elpatio—. Debe de ser el hombre más afortunado del mundo.

—Ciertamente, me siento así ahora mismo —admitió—. Me alegra que piense así.

A su paso más de uno alzó la vista para observarlos, al ser algo completamente nuevo que

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su laird cabalgara con una mujer. Pero sobre todo se preguntaban de donde podría haber sacado aesa extraña, que parecía aferrar con fuerza sobre su montura.

Sin hacer caso a las murmuraciones y especulaciones ambos continuaron su camino, hastaque llegaron al pie de las escaleras de entrada al castillo. Una vez aquí Bryson apeó a Maisie consumo cuidado, como si fuera una flor delicada que debía preservar.

Conmovida por su consideración Maisie se ruborizó, no solo por su galantería, sino porqueal alzar la vista para mirarle se percató que la estaba mirando fijamente.

Por suerte este momento no se prolongó por mucho tiempo, pues en seguida llegó unmuchacho que se llevó el caballo al establo. Solo entonces Maisie se dio cuenta de su cansancio,ya que le costaba mantener los ojos abiertos. Todo ello a pesar de que había dormido como unángel en la orilla del río, y de haberse sentido relajada durante su cabalgata hasta el castillo deGoraidh.

Bryson no tardó en percatarse también de este detalle, y antes de que su gente se empezara areunir a su alrededor y a preguntar sobre su invitada, la llevó a hasta la recámara que reservabanpara los huéspedes. Eso sí, sin que pudiera evitar que un buen número de sirvientes les siguierancon la mirada y de que sus pasos fueran acompañados de alguna que otra exclamación de sorpresao sonrisa maliciosa.

—Esta es una de mis habitaciones de huéspedes. —Señaló sin atreverse a entrar en larecámara al no querer provocar más comentarios—. Espero que sea de su agrado. Si hay algo quenecesite, no dude en pedirlo.

Ella no podía pensar en nada más que pudiera necesitar. Esta cama le daba la bienvenida,era un lugar cómodo para que descansara su cansada cabeza, y estaba casi en la cima de una de lastorres más altas del castillo. No podía pedir estar más segura, que era todo lo que necesitaba. Eraun sueño hecho realidad.

—No necesito nada más, laird Bryson MacGregor. Gracias por su hospitalidad. Espero que,con el tiempo, recuerde quién soy y ya no sea un problema para usted. Ya ha hecho mucho por mí.

Bryson casi le dijo que nunca podría ser un problema para él, pero se detuvo en el últimomomento. No podía empezar a decirle cosas que más tarde podrían ser tomadas de maneraequivocada, una vez que ella se diera cuenta de quién era. Necesitaba ser cuidadoso y profesionalen todo momento. Pero cuando ya estaba a punto de salir de la habitación, giró sobre sus talones ylo dejó salir todo.

—Buenas noches, dulce ángel. Estoy seguro de que será un auténtico placer tenerla con

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nosotros. De hecho… siento me traerá a mi vida algo que creí haber perdido.

Bryson se sorprendió al darse cuenta de cuántos años había pasado totalmente aislado delmundo y de sus sentimientos. Era como si hubiera estado caminando dormido y ahora el dulceángel sin nombre lo había despertado. Se sentía revitalizado, emocionado al tenerla frente a élaunque no podía decir que le hacía sentirse de esa manera.

Era como si la conociera de antes o como si hubiera una conexión entre ellos que le hacíasentirse completo. Como si por fin un círculo inacabado se cerrara.

Ante el asombro en la cara de Maisie, Bryson sitió que debía marcharse. Estaba convencidode que sus palabras la habían confundido, pues ahora él también se sentía de esa manera. Pero apesar de ello, no se arrepentía de haberse abierto a ella.

Y sin más la observó por última vez, de pie frente a él, con la cara sonrosada y los ojos sinatreverse a mirarlo fijamente, y se marchó.

Ella esperó hasta que escuchó los pasos de Bryson desvanecerse, y entonces se quitó elcalzado y se subió a la suave y cómoda cama. Se aferró al medallón, agradecida de seguirconservándolo. Si le habían robado o dañado, los villanos lo habían pasado por alto.

Necesitaba aferrarse a una parte de sí misma en ese momento, pues si antes se sentíaperdida al no saber dónde estaba ni quien era, ante la declaración de Bryson y lo que le hacíasentir al estar a su lado, ahora se sentía más confundida aún.

Pero en ese momento no podía pensar en Bryson y en lo que le hacía sentir. Antes tendríaque averiguar quién era y algo le decía que la clave de todo ello estaba en el medallón.

Debía significar algo. Debía ser importante.

—La dama y la rosa —susurró somnolienta—. ¿Quién eres y qué significas para mí? Quizássi te abrazo fuerte mientras duermo soñaré contigo en vez de con esa terrible serpiente. Con lossueños, los recuerdos de mi identidad seguramente volverán y podré volver a ser yo.

El medallón estaba caliente al tenerlo tan apretado y estaba segura de que podía sentir lasemociones conectadas a él. Estaba convencida de que cuando despertara todo lo vería con másclaridad.

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El brillo del sol perturbó su paz. No es que le importara, porque al abrir los ojos sintió laabrumadora necesidad de sonreír. Este iba a ser un buen día, podía sentirlo. Se levantó y se estiró,bostezando felizmente a la mañana.

—Oh, lo siento mucho, milady —gritó una extraña voz, haciendo que ella saltara desorpresa—. No quise despertarla. Solo estoy preparando la ropa que laird MacGregor me hapedido para usted. Le preocupaba que viniera aquí sin nada y no quiere que se sienta incómoda.

Laird MacGregor. El hombre que la había salvado. Que la había sacado de la orilla del ríoy la había llevado a su casa sin saber su nombre. Tenía que tener el corazón más bondadoso queella había conocido.

—Es muy amable de su parte. Tendré que hacerle saber que estoy agradecida por esto.

—No sé si este es su estilo normal... —La criada se detuvo un segundo—. Lo siento, milady,no sé cómo llamarla. Laird MacGregor me informó que no recuerda su nombre.

Ella forzó la memoria una vez más. El sueño debería haberla rejuvenecido y haberladevuelto a ella misma... pero no había nada. Estaba tan en blanco y vacía como lo había estadoantes. Todo lo que sabía de sí misma era que tenía un medallón.

—Rose —susurró en voz baja, su pulgar pasando por encima de la imagen del medallón—.Necesito un nombre por el momento, y Rose me gusta. Rosalyn. Ese podría ser mi nombre.

—Es un nombre hermoso. —La criada sonrió—. Le queda muy bien.

—¿Puedo saber tu nombre también? —preguntó a la mujer—. Solo sé que laird MacGregorme dijo que puedo quedarme hasta que mis recuerdos regresen, y como no sé cuánto tiempopermaneceré aquí hasta que eso suceda, me gustaría conocerte.

—Por supuesto. Me llamo June. Estoy aquí para usted siempre que me necesite. ¿Le gustaríaque la ayudase?

Mientras June señalaba la ropa, Rosalyn se encontró aceptando la ayuda. Probablemente, nola necesitara, pero tampoco le gustaba la idea de quedarse sola. Había algo en la idea de estarsola que le preocupaba mucho. Era casi como si la hubieran dejado en la oscuridad, sola duranteaños, y ahora necesitaba rodearse de gente en todo momento.

—Muchas gracias, June. Me gustaría tener algo de ayuda.

—Una vez que esté vestida, puedo llevarla a laird MacGregor para que hable con él, opuedo llevarla a la cocina y prepararle algo de comida. Debe de estar terriblemente hambrienta.

Con solo pensar en la comida el estómago la traicionó y June se dio cuenta de cómo se

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sentía. El gruñido fue tan profundo que las dos se preguntaron cuándo había comido por últimavez.

—La llevaré a las cocinas. —June rio con entusiasmo—. Será bueno para usted conocer alpersonal de la cocina. La aceptarán, estoy segura, y siempre es mejor que le guste a la gente acargo de la comida. Es la mejor manera de asegurarse de que la cuiden bien.

Rosalyn se rio con June. El castillo de Goraidh estaba lleno de la gente más maravillosa quehabía conocido. Era casi como un cuento de hadas que no quería que terminase. Sentía unaconexión con el lugar, como si fuera el lugar al que pertenecía.

«Pero, ahora mismo, no pertenezco a ningún sitio», se recordó a sí misma. «Eso es algo quedebo averiguar».

Cuando Bryson le habló a June sobre la extraña mujer en el bosque, a June le habíaconsumido las dudas. No se lo dijo a su laird porque nunca lo había visto tan feliz y lleno de vida,y porque ella no era quien para interferir en su vida.

Había temido que se tratara de una estafadora que quería engatusarlo para casarse con él, alser un viudo muy cotizado. Pero ahora que había conocido a la dama, podía entender por quéBryson estaba tan interesado en ella.

Rosalyn era hermosa, impresionante y alegre. Tenía un aura embriagadora, amigable, con unbuen corazón. June se enorgullecía de su habilidad para percibir el bien y el mal en las personas,y Rosalyn, inmediatamente, le pareció maravillosa. Alguien con un corazón de oro.

June ya no creía que quisiera engañar a Bryson. Parecía tener una necesidad genuina deaveriguar quién era y de dónde venía. June creía que todos los que estaban en el castillo deGoraidh podían ayudarla con eso. Pero cuando recordase quién era, June estaba segura de quenadie querría que Rosalyn se fuera. Y menos aún Bryson.

June tuvo la extraña sensación de que su laird tenía sentimientos por Rosalyn. Unossentimientos que no había experimentado por ninguna mujer en mucho tiempo. Todo el clan queríaque fuera feliz y que encontrara el amor, así que, si esto terminaba en un feliz para siempre,entonces todos estarían muy contentos por él. Por Anice también. Esa dulce niña de cinco añosmerecía una encantadora figura materna en su vida. Tal vez Rosalyn podría serlo…

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Capítulo 6

—¡Rosalyn, Rosalyn, necesito que vengas conmigo! —gritó Anice demasiado fuerte, pues ella erabastante tranquila—. Tengo algo que mostrarte, Rosalyn. —Tiró de su mano—. Por favor, esimportante.

Bryson sonrió, abrumado por la alegría. No podía creer lo mucho que le gustaba Rosalyn aAnice. Había estado nervioso cuando las presentó hacía más de un mes, después de haber llevadoa Rosalyn al castillo de Goraidh tras encontrarla sola y durmiendo en el bosque. La ansiedadhabía sido completamente innecesaria porque se llevaban bien, como si se conocieran de siempre.

Rosalyn todavía no tenía ni idea de quién era. Sus recuerdos no regresaban, lo que soloreforzaba lo que él había pensado inicialmente de ella. Que era su ángel.

Rosalyn se fue de buena gana con Anice porque adoraba a su joven hija, le encantaba jugarcon ella y le seguía la corriente durante horas. También pasaban mucho tiempo abrazándose ycontándose historias. Era el tipo de vínculo que Bryson nunca pensó que tendría Anice con unamujer. Hizo que su corazón se hinchara de felicidad, que todo su cuerpo estuviera vivo de alegría.

—Ella sería una muy buena esposa, ya sabe —comentó June ociosamente desde atrás, casicomo si estuviera hablando consigo misma. No es que Bryson se dejara engañar por ese truco—.Para alguien, quiero decir. Una gran esposa y una madre encantadora. Me sorprende que nadie selo haya pedido ya.

June le echó a Bryson una mirada juguetona y sabia. No era la primera vez que mencionabaalgo así, y no sería la última. Era casi como si June pudiera ver en su corazón y supiera lo que élpensaba de Rosalyn. Sabía que se había enamorado de ella desde que la conoció.

Bryson supo que Rosalyn era diferente en el momento en que puso sus ojos en ella. Podíasentir los cambios que ella provocaba en él. Esos cambios habían crecido y florecidocontinuamente, cada día se encontraba cayendo en sentimientos más profundos por ella.

—No sé lo que estás tratando de sugerir —respondió con orgullo. No quería que los demás

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supieran de estos sentimientos—. Ella está aquí para recuperarse, no para encontrar un marido.

—Sí, pero no hay razón para que no pueda hacer ambas cosas —continuó June, diciendoesto como si se le hubiera ocurrido de repente, como si no hubiera estado pensando en lamaravillosa pareja que ambos hacían—. Creo que lo que Rosalyn está buscando, realmente, es unlugar donde ser feliz.

Bryson lo consideró por un momento, sabiendo que Rosalyn podría ser feliz en el castillo deGoraidh y con él, si eso era lo que ella elegía hacer. Claramente, había disfrutado mucho de sutiempo y se llevaba bien con todos. Nadie tenía una mala palabra que decir sobre ella, y no habíadado ninguna queja...

—Pero digamos que un hombre ha estado casado antes —le comentó a June, actuando comosi no fuera una pregunta directamente relacionada con él—, y le sucedió algo tan trágico que juróno volver a casarse nunca más.

—Le diría al hombre que el dolor nos hace creer muchas cosas —respondió June al instante—. Pero que nuestras mentes pueden ser influenciadas y cambiadas. Solo porque un hombre hayaencontrado el amor y la felicidad una vez, no significa que no pueda volver a suceder.Particularmente, si se encuentra con alguien especial...

No había forma de negar que Rosalyn era una mujer especial. Ella había capturado a todosde una manera maravillosa e inesperada, especialmente, a él, pero no podía negar que seguíateniendo miedo de sobrepasar esa línea y de ver lo que ella sentía por él. Se interponían muchasbarreras en su camino.

—¿Puede un hombre amar a una mujer que no sabe su nombre? —se preguntó, más para símismo que para June—. ¿Puede enamorarse de ella completamente y pedirle que sea su esposacuando no conoce su pasado? ¿Y si hay un hombre por ahí con el que ya está casada o prometida?¿Y si ella tiene una familia?

June dejó de fingir que no tenía una conversación con su laird y se puso a su lado.

—Pero si tiene un marido o una familia, entonces, ¿por qué nadie ha venido a buscarla? Ellano puede venir de muy lejos de aquí o no la hubiera encontrado donde lo hizo. No podría llegarlejos sola y sin nada. Un marido o una familia que deja a Rosalyn como lo hizo, seguramente, nomerece a alguien tan maravilloso como ella.

Bryson se volvió para mirar a June con sorpresa. No lo había pensado así.

—Sí, eso es cierto, June. Tienes razón. Rosalyn es demasiado maravillosa para que la hayandescuidado. Necesita una familia que la quiera.

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—Lo que podría suceder aquí mismo. —June terminó por él—. Anice está muyentusiasmada con ella y creo que su padre también podría estarlo. Ya que todos en el clan le tienentanto cariño a Rosalyn, estoy segura de que todos serían felices si se quedara y se casara con ellaird. Sería un momento muy feliz para todos nosotros.

Bryson sabía que June hablaba en nombre de todos porque era amiga de todo el clan.Siempre había sido una mujer muy perceptiva, así que su opinión significaba mucho. No estabadel todo seguro de lo que iba a hacer todavía, no se sentía preparado para hablar directamente conRosalyn, pero era agradable saber que tenía a su clan de su lado, queriendo que encontrara lafelicidad de nuevo...

Bryson sabía que debería estar durmiendo. Se había retirado a sus aposentos hacía horas, peroestaba demasiado inquieto para acostarse después de la conversación que había mantenido conJune.

Sabía que amaba a Rosalyn, en el fondo lo sabía desde el primer segundo en que la viotumbada junto al río, y que había querido casarse con ella desde hacía el mismo tiempo, pero elmiedo seguía existiendo. No podía soportar la idea de casarse con ella y perderla en el momentoen que apareciera el marido de su vida pasada. Pero June lo había hecho reflexionar. Si había otromarido, entonces ya debería haber encontrado a Rosalyn. Si Bryson hubiera estado casado conella y hubiera desaparecido, entonces no habría descansado hasta encontrarla. No se habríadetenido hasta que ella volviera a sus brazos.

De hecho, lo haría incluso ahora y ella no era su esposa. Él sentía tanto por ella que siemprenecesitaba saber dónde estaba. No sería capaz de soportar que ella se desvaneciera en el aire.Seguramente, un marido se sentiría de la misma manera. Rosalyn era tan perfecta que cualquierhombre sería afortunado de tenerla.

—No puede estar casada —murmuró para sí mismo—. No puede tener una familia. No creoque nadie la eche de menos.

Bryson todavía quería que recordara su antigua vida, sabía que no se sentiría una personacompleta hasta que tuviera todo en su mente. Pero si no había nada en su antigua vida que valierala pena recordar, ¿importaba lo que hiciera ahora? ¿Había alguna razón para posponer lapropuesta?

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—¿Y si no quisiera casarse conmigo? —De repente, se desplomó a un lado de su camacuando se le ocurrió este pensamiento—. He estado tan concentrado en mi deseo de casarme conella que no lo he considerado.

A Rosalyn parecía gustarle mucho y él sentía una química entre ellos siempre que estabancerca el uno del otro, pero eso no garantizaba que ella quisiera quedarse en su castillo parasiempre, viviendo con su clan, abandonando su oportunidad de volver a casa tan pronto como lorecordara todo. Bryson no podía seguir haciendo planes para Rosalyn sin conocer los deseos deella.

Sabía que era tarde y que ella, probablemente, estaría durmiendo, pero como él no podíadescansar, pensó en ir a comprobarlo para quedarse tranquilo. Decidió dar un paseo por elcastillo y pasar por delante de su dormitorio. Si estaba oscuro y no escuchaba ruidos en suhabitación, es que estaba durmiendo, de lo contrario, tal vez podrían tener la tan necesariaconversación sobre los sentimientos para que él pudiera planear su próximo movimiento.

—Me he enamorado de ti —se susurró a sí mismo, practicando lo que le diría a Rosalyncuando finalmente la viera. Necesitaba que las palabras fueran absolutamente perfectas—. Y megustaría que fueras mi esposa. Sin embargo, entiendo que, debido a las complicaciones de tusituación actual, no te será fácil aceptar. Sin tus recuerdos debe de ser muy difícil para ti. Por lotanto, me gustaría saber qué piensas de todo esto.

¿Sonaba demasiado formal? No se trataba de un acuerdo de matrimonio para crear paz entredos clanes o para hacer que las cosas funcionasen mejor. Era amor y él quería transmitírselo. Elúnico problema era que Bryson no había amado desde hacía mucho tiempo.

—¿Qué es ese ruido? —Cuanto más se acercaba a donde Rosalyn dormía, más fuertes eranlos gritos de angustia. Instantáneamente, entró en pánico y aceleró el paso, preguntándose quépodría haberle pasado a su hermoso ángel. No le gustaban nada esos sonidos dolorosos quevenían de ella.

—¿Rosalyn? —Normalmente, no entraría en la habitación de una mujer sin una invitación,pero no era una situación normal. Su pobre ángel sonaba como si la arrastraran por las fosas delinfierno y todo lo que quería era liberarla de lo que le causaba tanto dolor—. ¿Rosalyn? ¿Quépasa?

Se sorprendió al encontrarla durmiendo, luchando con un asaltante desconocido mientrasdescansaba, golpeando las sábanas como si estuvieran tratando de estrangularla. Este no era eltranquilo angelito durmiente que había encontrado junto al río, era una mujer poseída por algo quequería matarla. A Bryson le dolía verla así y saber que estaba sufriendo.

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Quería terminar con ello, pero no estaba seguro de cómo. ¿Cómo podía sacudirla de unsueño tan aterrador sin asustarla aún más? No quería que tuviera miedo, no quería que corriera. Supobre ángel. Estaba luchando contra algo doloroso, posiblemente, algo de su pasado.

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Capítulo 7

—¡No, por favor! —Rosalyn gritó mientras una figura sombría la perseguía. Esto le ocurría cadavez que se dormía, por lo que sabía que era poco probable que la persona con un cuchillo laatrapara, pero eso no impidió que el terror la hiciera gritar—. Por favor, déjame en paz.

Su corazón palpitaba, se disparaba tan fuerte contra su caja torácica que temía que pudierasalir de su pecho en cualquier momento. Apenas podía respirar porque había estado corriendodurante mucho tiempo, sus pulmones estaban destrozados y doloridos, pero no podía permitir queeso le afectara. Si había algo de lo que estaba realmente segura era de no rendirse. No podíaparar. Parar significaba la muerte. Significaba que el cuchillo se clavaría en su cuerpo y learrebataría la vida.

—No quiero morir —gritó Rosalyn, usando un poco de su energía para intentar salvarse unavez más—. No quiero que me maten. No he hecho nada malo. Nada...

—Sí lo has hecho —le respondió la serpiente con un silbido de voz. Ya no era unaserpiente, la cosa que la perseguía había tomado forma humana. Parecía más un hombre que unabestia. Pero el silbido no había parado—. Sabes que estás equivocada, que has hecho mal. Tienesque recordar lo que has hecho...

—No puedo recordar —sollozó ella—. No tengo memoria. Ni siquiera sé mi propionombre.

Ella continuó corriendo. Sus pies golpeaban el suelo. A veces era el suelo blando delbosque debajo de ella, otras veces era más duro, como un camino. El dolor le subía hasta lasrodillas, pero siguió adelante. Cada centímetro de su cuerpo le dolía, pero seguía avanzando.

—Vas a morir —continuó la voz—. Mereces morir. Tienes que morir.

¿Por qué merecía morir? Rosalyn no lo entendía. Alguien la odiaba tanto como para querermatarla. Se consideraba una persona bastante agradable, a todos les gustaba en el castillo deGoraidh, así que, ¿por qué esta sombra quería matarla? No había hecho nada malo.

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«¿Y si esta sombra soy yo misma?», pensó mientras corría. «¿Y si es mi identidad la que mepersigue y yo no la quiero?

El temor de que ella misma la alcanzara fue horrible. Era tan feliz en el castillo de Goraidh,con toda la gente a la que había llegado a amar rápidamente, incluyendo a la pequeña Anice, queno estaba segura de querer irse nunca. ¿Era esa la razón por la que no quería que la atraparan? Nopodía correr para siempre. Posiblemente, era el momento de abandonar la carrera y ver quésucedía.

Rosalyn se detuvo y se inclinó hacia adelante para agarrarse a sus rodillas, esperandorecuperar el aliento. La figura se acercaba, la figura sombría la estaba alcanzando. Estabaasustada, helada hasta los huesos, pero no podía seguir corriendo y luchando. No funcionaba.

—Ya te tengo. —La hoja del cuchillo le pinchó la piel—. Ya eres mía.

—Rosalyn. —Una nueva voz la llamó. Una voz amistosa que se sentía mucho másbienvenida—. Rosalyn.

—¿Quién es? —le gritó—. ¿Quién es usted? ¿Qué está haciendo aquí?

—Ignóralo —siseó la serpiente justo en su oreja, rogándole que no prestara atención alextraño que hablaba—. No escuches. Necesitas enfocarte en mí. En el hecho de que necesitasmorir.

—Rosalyn, ¿qué está pasando? Rosalyn, vuelve a mí. Te necesito.

A Rosalyn le gustó el sonido de esa voz, era mucho más acogedora que la serpiente. Noparecía odiarla como lo hacía ella. Quería encontrar la fuente de esa voz, inclinarse hacia ella, sersalvada por quienquiera que fuera, incluso aunque eso implicara escapar de su verdadero yo.

—No puedes huir —continuó la serpiente—. No puedes escapar de tu muerte para siempre.Debes morir...

—Rosalyn, vuelve a mí. Detén esto, tengo miedo. Por favor, Rosalyn.

Esa voz hizo que todo lo demás se desvaneciera y arrastró a Rosalyn lejos del peligro de laserpiente. Incluso la frialdad de la hoja se calentó y se transformó en una sensación más amable.La voz la estaba salvando, arrastrándola del infierno, alejándola de la verdad de sí misma. YRosalyn se sintió feliz. Cuanto más se desvanecía la oscura pesadilla negra, más fácil le resultórespirar. Sus pulmones florecieron como flores, se abrieron y dejaron entrar el aire, y el rápidoritmo de su pulso se redujo.

—Rosalyn. Oh, Dios mío. —Tan pronto como sus ojos se abrieron, Bryson jadeó con alivio.

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Verla agitarse de esa manera tan dolorosa fue demasiado para él. Le había llevado mucho tiempodespertarla—. ¿Estás bien?

Sin pensar en sus acciones, Bryson tiró de Rosalyn hacia él y la abrazó. Sintió que ellanecesitaba algo de calor y algo de consuelo. Pudo ver que ella no se sentía segura en ese momentoy necesitaba recordarle que lo estaba.

—Ya todo pasó —le susurró en voz baja al oído—. Estás despierta. Lejos del peligro.

—Alguien viene por mí. —Sollozó en su pecho—. Alguien quiere matarme. Puedo sentirlo.Hay alguien ahí fuera buscándome, intentando encontrarme, con malas intenciones.

Estas palabras asustaron a Bryson tanto como a Rosalyn. Él temía su pasado casi tanto comoella. Pero no había considerado la idea de que alguien quisiera encontrarla para hacerle daño,hasta ahora. Aquello era preocupante. Había una posibilidad de que su subconsciente quisiera querecordara el peligro que podría venir a por ella.

—No hay ningún peligro aquí. —La tranquilizó—. No hay nada de lo que tengas quepreocuparte esta noche. Estoy aquí contigo. Yo siempre te protegeré. Me aseguraré de que nadiellegue a ti.

Rosalyn se retiró para mirar a Bryson con gratitud.

—Eres tú quien me ha salvado de mi sueño. También eres el que me salvó en el bosque. Escomo si fueras mi héroe y te necesitara.

Bryson sintió un calor acogedor viajando por su cuerpo al escuchar esas palabras. Nuncaantes se había considerado un héroe. Mientras él la consideraba su ángel, ella lo consideraba suhéroe. Disfrutó de esa idea.

—Bueno, si lo que buscas es un héroe, entonces yo estaré ahí para ti siempre. Nunca mástendrás que preocuparte.

—Lo sé. —Rosalyn se echó hacia atrás un poco, pero no lo suficiente como para dejar ir aBryson. No estaba preparada para que se fuera todavía y tampoco él. Él nunca la había tocado asíantes y se sentía maravilloso—. Me has cuidado durante mucho tiempo y estoy muy agradecidapor ello.

Una sensación de espesor invadió el aire mientras Rosalyn y Bryson se miraban el uno alotro. Se habían mirado antes, pero nunca de una forma tan intensa, y eso los afectó a ambos.

Bryson sabía con absoluta certeza que la amaba, no había duda. Rosalyn había tenido miedode enamorarse de Bryson, su héroe, mientras no supiera cuál era su pasado, pero, ahora, mientras

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él mantenía su mirada, eso ya no le importaba.

Estaban encerrados en una burbuja maravillosa, solos los dos experimentando susemociones, y no había nada más que pudiera interponerse. Ni siquiera sus miedos o las pesadillasque había estado teniendo, ni siquiera su nombre real.

Rosalyn no pensaba en sus acciones, simplemente, se dejaba llevar. Se inclinó haciaadelante con los labios fruncidos, necesitando besarlo más de lo que nunca antes había necesitadonada en toda su vida. Estaba segura de que nunca había sido besada antes, y de que, si no besaba aBryson ahora mismo, moriría.

Tal vez, se sentía así porque todavía estaba en un ligero estado de somnolencia y nada leparecía real. Aunque fue muy real el momento en que sus labios se rozaron y los fuegos artificialesexplotaron en la boca del estómago. Rosalyn fue arrastrada a la realidad de la manera másmaravillosa. Cada célula dentro de su cuerpo reaccionó, y fue increíble. No podía creer que no sehubieran besado antes.

Bryson quedó impresionado por el beso. No solo fue todo lo que había deseado, sino quetambién respondió a su pregunta sin que él tuviera que preguntarlo de forma forzada. Desde queencontró a su ángel había querido besarla, pero nunca pudo imaginar que fuera tan bueno alhacerlo realidad.

Besar a Rosalyn llevó sus sentimientos a un nuevo lugar, llevó su cuerpo a otro plano deexistencia, se sintió de maravilla. Ahora ya no importaba lo que había sucedido en su pasado, noimportaba quién era, él necesitaba que fuera su esposa. El destino los había unido y ella estabadestinada a él.

June tenía razón. No había razón para que no encontrara la felicidad y el amor por segundavez. Y Rosalyn era maravillosa tanto para Anice como para él.

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Capítulo 8

Rosalyn no se cansaba de Bryson. Sus manos recorrieron sus hombros y su pecho sin darse cuentade lo que estaba haciendo. No había actuado así con Bryson antes, ni con ningún otro hombre queella recordara. Normalmente, era tímida ante otras personas, pero él le daba una confianzaespecial. Quería sentirlo en todas partes.

En la oscuridad de la noche, Rosalyn sentía que todo era posible. Nada le impedía besar aese hombre maravilloso como si no hubiera un mañana.

—¿Puedo quitarte la camisola? —le preguntó Bryson en voz baja, con los dedosacariciando sus mejillas con amor—. No quiero empujarte a hacer nada si no estás lista...

Rosalyn hizo una pausa, retrocediendo solo un poco mientras pensaba en la pregunta deBryson. Él apoyó la frente en la de ella y miró fijamente sus amorosos ojos danzantes. No podíacreer que estuviera aquí, que ambos estuvieran en ese momento, que se hubieran besadosalvajemente. Él esperaba una conversación, no besos, no sus manos corriendo por todo su pecho.Era perfecto.

—Estoy lista —declaró finalmente. El pasado podría haber estado tratando de alcanzarlapara hacerle saber quién era, pero no estaba interesada en eso ahora. En el calor del momento,quería que ese hombre maravilloso la viera de verdad—. Te quiero a ti, Bryson.

Le quitó la camisola con cuidado, rozando sus dedos por toda su piel. Ella se estremeciócon emoción y necesidad cuando él la tocó, amando los rayos eléctricos del deseo que corrían porsus venas. La forma en que Bryson la miraba con deseo, con lujuria, como si fuera la mujer máshermosa del planeta, la hacía sentirse increíblemente especial.

Le encantaba que la mirara así, le hacía sentirse ella misma. Tal vez, no era consciente dequién era, pero Bryson podía ver en lo más profundo de su alma y le gustaba lo que veía. Ella legustaba, lo que le permitía gustarse a sí misma.

—Eres tan hermosa —murmuró tan pronto como la desnudó por completo—. Como un

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ángel. Mi ángel.

Rosalyn echó la cabeza hacia atrás con deseo mientras él le decía esas delicadas palabras.Él era su héroe y ella su ángel. Era la mezcla perfecta. Sintió que estaban destinados a estarjuntos, como si se hubieran encontrado por una razón. Para una mujer que no tenía muchospropósitos ahora mismo, eran noticias maravillosas. Le dio algo sólido en lo que concentrarse. Lonecesitaba más de lo que pensaba.

Después de que las manos de Bryson exploraran su cuerpo, continuó viajando por él con susdientes y su lengua, haciéndole sentir una inesperada ráfaga de sensaciones que ella no sabía queeran posibles.

Rosalyn se echó hacia atrás, cayendo sobre las sábanas de la cama, entregándosecompletamente a él. No tenía ningún control sobre sí misma, pero era un poder al que no leimportaba renunciar. Lo anhelaba.

—Oh, vaya. —Rosalyn jadeó mientras el placer se disparaba a través de ella—. Bryson, oh,Dios mío...

Las palabras seguían cayendo de su boca. Lo que Bryson le estaba haciendo era de talintensidad que era demasiado para ella. Parecía conocer su cuerpo mejor de lo que ella misma loconocía, lo cual era maravilloso.

—Bryson, yo... oh, vaya. —Estalló cuando el placer la golpeó—. Bryson, quiero verte.

—¿Quieres? De acuerdo.

Él se alejó rápidamente y Rosalyn se apoyó en los codos y asintió con la cabeza unascuantas veces. Se tragó la excitación nerviosa cuando él se alejó de ella y empezó a desnudarse.Estaba emocionada por verlo desnudo, pero también ansiosa. Esta iba a ser una nueva experienciapara ella, estaba bastante segura de que sería algo nuevo porque no podía imaginar haber vividoesto antes.

Mientras se desnudaba comenzó a darse cuenta de lo musculoso que era. Su cuerpo eraincreíble, como si hubiera sido esculpido en piedra. Estaba impresionada por la visión, no podíaesperar a poner sus manos sobre él una vez más. Tenía ganas de tocarlo, de sentirlo, de agarrarse aél mientras no tenía nada puesto. Era delicioso en todos los sentidos.

—Vaya. —No podía evitar que las palabras pasaran por sus labios—. Eres tan guapo.

Bryson se quedó atónito. Lo sorprendió que fuera tan abierta con sus sentimientos, pero legustó mucho. Se subió de nuevo encima de ella como un depredador que viene por su presa, y no

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pasó mucho tiempo antes de que sus cuerpos conectaran y experimentaran una sensación de placermaravillosa.

Para ambos, esta conexión era una prueba más de que estaban juntos, de que el destino loshabía traído a la vida del otro por una razón. Nada más importaba. Tenían suficiente amor paratoda la vida.

—Tienes la piel más hermosa y suave que he visto nunca —le dijo Bryson a Rosalyn mientras leacariciaba el brazo—. Realmente, eres como un ángel, ¿sabes? —Hizo una pausa por un segundo,antes de seguir hablando. Ya no había vuelta atrás. Ya habían tenido sexo, ella tenía que sentir algopor él también, ¿no?—. En realidad, Rosalyn, vine aquí para hablarte de algo. Quiero hacertesaber que te amo.

Ella giró la cabeza para mirarlo. Bryson no era el tipo de hombre que decía algo tan serio sino lo sentía, pero esta confesión era tan grande que necesitaba comprobarlo. Su cara lo decíatodo, pues estaba inundada de amor.

—¿Tú... me amas? —jadeó, adorando la forma en que esas palabras la hacían sentir—. ¿Enserio?

—Sí, te amo. —Él la agarró de las manos y las sostuvo con fuerza—. Te quiero de veras.Deseo que seas mi esposa.

Rosalyn se incorporó.

—Creo que yo también podría estar enamorándome de ti. Mi única duda es que no sé quiénsoy. No quiero preocuparme por eso, porque me encantaría permanecer en este glorioso momentopara siempre, pero es algo que me preocupa.

Bryson entendió exactamente lo que quería decir. Por mucho que quisiera ignorar el pasadode Rosalyn, no podían hacerlo para siempre. Fuera bueno o malo, necesitaban saberlo. Si eso eralo que ella quería, entonces él haría lo que fuera necesario para que ocurriera, aunque tuviera quebuscar por sí mismo para averiguar de dónde había salido Rosalyn. Cualquier cosa para hacerlafeliz.

Entonces, una vez que supieran quién era ella y nada se interpusiera en su camino, le pediríaque se casara con él, y podrían ser felices para siempre sin preocuparse por nada.

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—Ese asunto no te preocupará para siempre —le prometió—. Encontraremos una manera

No pasó mucho tiempo antes de que Bryson se durmiera, incapaz de permanecer despiertopor más tiempo, pero Rosalyn encontró mucho más difícil apagar su cerebro. Los pensamientoscorrían por su mente, la tensión inundaba su cuerpo, se sentía atascada y congelada en el momento.

Ahora que había cedido en su deseo por Bryson y había una confesión de amor de ambaspartes, todo era mucho más serio. La intensa serpiente de su pasado que la consumía durante elsueño, necesitaba ser tratada de alguna manera.

—¿Quién soy? —susurró mientras se aferraba a su medallón una vez más—. ¿Qué meespera?

Si descubrían que ella era una persona terrible, le preocuparía arrastrar a Bryson acualquier lío que hubiera hecho antes de conocerlo. Él no había hecho nada más que cuidarla. Encaso contrario, por fin podría avanzar.

No sería capaz de disfrutar plenamente de su matrimonio sin conocer la verdad. Así que,por muy aterrador que fuera ahondar en lo desconocido, no tenía otra opción.

—Madre, espero que seas tú la de mi medallón —susurró a la joya, esperando que suspalabras llegaran al universo y que su madre pudiera sentirla—. Espero encontrarte y que measegures que soy una buena persona. Que soy digna de este hombre maravilloso.

Mientras Rosalyn miraba a Bryson reconoció que no se trataba solo de él, sino también desu querida hija. Anice también se sentiría herida si resultara ser una mala persona. Anice ya habíaperdido a su madre, no necesitaba más dolor en su vida, por lo que Rosalyn tenía que abordar esteasunto ahora. Tenía que descubrir quién era más pronto que tarde. Cuantos más sentimientosdesarrollara cada uno, más difícil sería si todo saliera mal.

—Por favor, no te equivoques. —Acarició con los dedos algunos mechones oscuros deBryson—. Nunca he sido tan feliz como me siento con este hombre. Nunca me he sentido tansegura como con mi héroe. Me gustaría quedarme aquí con él para siempre. Me gustaría ser suesposa. —Nunca había dicho una palabra más verdadera—. Lo amo.

No le había dicho exactamente que lo amaba, pero esa era la verdad. Sin embargo, ella nopodía aceptarlo completamente hasta que no supiera su nombre y su verdad.

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Capítulo 9

—Este es un lugar tan hermoso —murmuró Rosalyn mientras deambulaba por los terrenos delcastillo de Goraidh—. Me encanta este lugar. Cuanto más tiempo paso aquí, más me gusta.

Para ser totalmente honesta, ella habría sido feliz olvidando el pasado por completo. Sehabría contentado con quedarse en el castillo de Goraidh para vivir la vida que se le ofrecía aquí.Quería establecerse como esposa de Bryson, como madrastra de Anice, y quedarse aquí para vivirsus días.

Pero el medallón le recordaba constantemente que podía haber alguien fuera buscándola,alguien a quien también necesitaba encontrar. Esa era la única manera de que las pesadillasterminaran.

—Necesito que las pesadillas terminen —le susurró al viento—. Desearía recordarabsolutamente todo o no recordar nada en absoluto.

Suspiró y se detuvo, y cerró los ojos con la esperanza de que la brisa que la acariciaba laayudara un poco. Bryson estaba dispuesto a ayudarla a desentrañar quién era, pero no podía evitartener miedo. Ella no sabía lo que él encontraría. Sabía que tendría que aceptar su ayuda, pero sihabía alguna posibilidad de que lo resolviera sola, lo preferiría. Rezó para recordar algo mientrasesperaba en silencio.

—¡Milady! —Un grito fuerte y temeroso sacó a Rosalyn de su momento de paz. No estabasegura de cuánto tiempo había estado reflexionando, pero parecía haber sido demasiado. Algomalo estaba pasando—. Milady, debe moverse. Milady, he perdido todo el control, no sé quéhacer.

Rosalyn se giró rápidamente en dirección a la voz, pero no fue lo suficientemente rápido. Uncaballo venía arando hacia ella y lo hacía a tal velocidad que supo instantáneamente que no podíaretirarse a tiempo. Lo intentó, no se quedó paralizada, pero no hubo diferencia. El caballo sehabía asustado y no sabía lo que hacía. Estaba en estado de pánico y no podía parar.

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Golpeó a Rosalyn con fuerza, tanto, que sintió su cuerpo lanzarse al aire como una muñecade trapo. El hombre aulló de miedo y dolor mientras veía a Rosalyn volar hacia arriba y caer alsuelo, golpeándose la cabeza. Todos en el clan sabían que, probablemente, había sufrido unalesión en la cabeza que había causado la pérdida de memoria. El hombre estaba terriblementeasustado de haberla dañado más.

—¡Milady! —gritó mientras corría hacia ella—. Rosalyn. Oh, Dios mío, ¿qué ha pasado?

El hombre corrió hacia la mujer. Sintió que se le rompía el corazón al ver que sus ojos seponían en blanco. El caballo corría hacia el bosque, todavía asustado, pero el hombre sabía queRosalyn era más importante ahora. Su salud estaba en peligro.

—Necesitamos a Bryson —gritó. Bryson era un bien hombre, pero también estaba muyapegado a Rosalyn. Tenía miedo de cómo reaccionaría al verla así—. ¡Lo necesitamos ahora!

Rosalyn se alejó de la voz del hombre, estaba perdiendo la conciencia. La oscuridad venía apor ella tragándosela entera, y no había nada que pudiera hacer.

Padre. De repente, en la oscuridad, un hombre apareció ante Rosalyn. Ella no podía vermucho de él, pero instintivamente sabía que era su padre. Ahora sabía con total certeza que habíamiembros de su familia esperándola. Por supuesto, era obvio que había un hombre en el mundoque la había engendrado, pero ahora podía verlo... bueno, algo así.

Estaba borroso y no tenía ni idea de cómo eran sus rasgos faciales, pero se sentía segura conél, quería acercarse a él, aferrarse a él, pero cuanto más se acercaba más se desvanecía. Erairritante, molesto, quería correr hacia él y reclamar todos sus recuerdos, pero no podía. Y, detodos modos, ahora podía oír una voz femenina detrás de ella.

Una voz acogedora y feliz. Pero no había ningún rostro unido a esa voz. Era más bien unsentimiento. Un sentimiento que la unió a su medallón una vez más. El medallón y la verdad a laque se aferraba...

Mientras se estiraba tratando de localizar a la nueva persona, ya que su padre habíadesaparecido por completo, tuvo vagos flashes de lo que parecían ser recuerdos de su vida.Desafortunadamente para Rosalyn, eran flashes demasiado rápidos para que pudiera captarlos.

No podía detenerse en ninguna de las imágenes lo suficiente como para agarrarlas yaveriguar algo sobre su vida. Estiró los brazos como si pudiera agarrar las imágenes y sujetarlas,pero seguían deslizándose entre sus dedos como granos de arena.

—Esta soy yo —murmuró mientras daba vueltas, tratando de alcanzar más—. Esta soy yo.Necesito saberlo.

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Finalmente, las fotos se convirtieron en la imagen del medallón. El maldito medallón que latorturaría hasta que supiera toda la verdad. Algo que, de momento, no iba a suceder.

Rosalyn no tenía ni idea de cuánto tiempo había estado inconsciente, pero cuando volvió en sítenía un dolor de cabeza muy familiar. Ya se había sentido así una vez, cuando tuvo la lesión quele hizo perder la memoria, estaba segura.

—¿Ho-hola? —tartamudeó mientras se apoyaba para mirar a su alrededor—. Hola...

Pero su voz no salía lo suficientemente fuerte porque nadie le prestaba atención. Finalmente,se dio cuenta de lo que estaba pasando porque las palabras comenzaron a llegarle.

Era evidente que las voces venían de un lugar que no estaba muy lejos de ella, y en cuantopudo abrir sus ojos y supo que estaba tumbada sobre su cama, supo sin ninguna duda de dondeprocedían.

Tanto la voz de Bryson como las demás voces, procedían del salón de la planta baja.Mientras las escuchaba, se bajó de la cama, se quitó de la frente el paño mojado en agua fría ysalió de su recámara en dirección a las voces.

—Estoy enamorado de Rosalyn —declaró Bryson en un tono de voz audaz, fuerte y seguro—. He querido guardarme esta información para mí mismo mientras resuelvo lo que quiero hacer,pero el haber estado a punto de perderla de esta manera ha hecho que me dé cuenta de quenecesito que sea mi esposa. Espero que todos puedan apoyarme con esta decisión.

Rosalyn contuvo la respiración mientras seguía bajando por las escaleras, a la espera de susreacciones. A pesar de que se llevaba bien con todos en el clan, no estaba segura de que quisieranque se quedara, que se alegraran de que se casara con su líder. Pero los vítores estallaroninundándola de alivio.

—Vino al castillo como una extraña para todos nosotros, la encontré herida en el bosque ysin saber quién era, todo lo que quería era ayudarla. No esperaba enamorarme de ella. Pero me heenamorado y quiero que sea mi esposa. —Rosalyn sonrió al escuchar las dulces palabras deBryson. Sonrió aún más fuerte cuando escuchó a Anice chillar con deleite—. Pero como todossaben, ella no recuerda de dónde vino. Este es un misterio que me gustaría desentrañar. A Rosalyntambién le gustaría, pero para eso necesitaremos ayuda. ¿Hay alguien aquí que nos pueda ayudar?

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Más vítores y gritos de júbilo. Rosalyn se sorprendió al oír a tanta gente que no conocíahasta hacía poco queriendo que fuera feliz. Aun así, tenía miedo de lo que se iba a encontrar alllegar al salón, aunque después de lo que había experimentado al ser noqueada, tenía la sensaciónde que cualquier cosa que se encontrara sería agradable.

Sus recuerdos parecían ser agradables y cálidos, sin importar lo rápido que pasaran ante susojos, así que, tal vez, todo estaría bien.

Decidida a enfrentarse a su destino con valentía bajó los pocos escalones que le faltaban yapareció ante todos en el gran salón.

—Gracias —dijo en voz baja mientras se acercaba unos pasos más, tambaleándose un pocoporque todavía estaba un poco mareada—. Aprecio que todos estén dispuestos a ayudarme adescubrir quién soy. Me he convertido en un misterio para mí misma y como también me gustaríacasarme con Bryson, necesito saber quién soy.

Ella le sonrió tímidamente a Bryson con un calor que ardía en sus mejillas, y él le devolvióla sonrisa con la misma alegría.

Fue más que evidente la sorpresa de todos al verla aparecer, pero el más conmovido sinlugar a dudas fue Bryson. Aunque la sanadora le había asegurado que estaba bien no podía evitarsentirse inquieto, y solo cuando se aseguró que no corría ningún riesgo y estaba dormida, habíaconvocado a su clan para comunicarles sus pretensiones.

Por eso al verla levantada y acercándose a él se había sentido pletórico de felicidad, puestras el accidente de Rosalyn con el caballo, había pensado que tal vez podría haber muerto.

Eso le hizo preguntarse por qué no habría gritado ya su amor por Rosalyn desde los tejados.Quería que todo el mundo supiera lo que sentía por ella, no quería ocultarlo por más tiempo. Tal ycomo él pensaba que sería, todos se alegraron por él. Apoyaron el matrimonio completamente, loque significaba que solo quedaba una cosa por hacer.

Necesitaban averiguar quién era ella, ya no tenían otra opción.

Feliz de verla pero algo preocupado de que estuviera de pie tras el accidente, Bryson notardó en colocarse a su lado y en cogerla de la mano. Solo entonces pudo respirar más tranquilo ypensar con más claridad.

—¿Te encuentras bien como para permanecer de pie?

—Estoy bien, Bryson. En realidad mejor que nunca. —Ante la mueca de desconfianza de él,Rosalyn sonrió, y continuó hablando—. Bueno, quizás haya exagerado un poco y me duela algo la

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cabeza. Pero estoy bien y quiero estar a tu lado en un momento así.

Bryson asintió y se contuvo al no poder abrazarla delante de todos. Le hubiera gustado nadamás verla alzarla entre sus brazos y recibirla con un gran beso, pero solo le quedó el consuelo deestrechar con más fuerza su mano.

—En ese caso permanece a mi lado, mi ángel, y en cuanto termine de exponer mi idea anteel clan te llevaré a la recámara.

Rosalyn asintió, para después recibir a Anice que se había acercado a ella nada más verla.Cerca de las personas que amaba, rodeada de un clan que la querían y estaban dispuestos aayudarle, se sintió la mujer más afortunada del mundo y dejó de tener miedo. En ese momento nole importó lo que podrían descubrir de su pasado, porque nada podría separarla de esas personasa las que amaba.

Mientras, Bryson continuó hablando, aunque Rosalyn solo empezó a escuchar con másinterés cuando se refirió a algo que la atañía a ella.

—Así que tengo un plan —dijo Bryson a todo el mundo en voz alta—. He estado pensandoen ello durante un tiempo, y creo que tenemos que buscar a cualquiera que pueda estar conectadocon Rosalyn...

—¿Es ese, definitivamente, su nombre? —le preguntó uno de los hombres—. ¿Está segurode eso?

—No lo estoy. —Ella sacudió la cabeza con fuerza—. No sé nada de mí misma. Soy,simplemente, una mujer sin memoria. No sé si vengo de una familia rica o pobre, ya que no sé dedónde vengo. Solo puedo suponer que soy de un pueblo cercano porque no me imagino caminandotan lejos. Estaba muy herida y me dolía mucho la cabeza... es lo único que sé. Siento mucho notener mucha información. No soy tan útil como me gustaría.

—Por eso me gustaría que algunos de mis hombres se dirigieran a los pueblos cercanos —continuó Bryson felizmente—, para ver si hay alguien que haya perdido a un familiar. Una mujerde la edad de Rosalyn. Alguien debe de conocerla, no puedo imaginar que haya pasadodesapercibida tanto tiempo. —Un murmullo de acuerdo surgió de la multitud. Todos encontrabanimpactante a Rosalyn. Su forma de ser destacaba dondequiera que estuviera y su belleza cautivabaa todos—. Podríamos encontrar a alguien, y después planearíamos la boda.

La emoción se desató. A todos les encantaba la idea de una boda. Particularmente, una entreBryson y Rosalyn, quienquiera que fuera. Era popular y encantadora. No era posible queencontraran algo malo en su pasado. Era demasiado dulce para eso.

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La única persona que se preocupaba era Rosalyn, pero ya no estaba en sus manos. Brysonestaba a cargo, los hombres se dirigían a buscar su historia, así que ya no había vuelta atrás.

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Capítulo 10

—Buenos días, Rosalyn —dijo June en el momento en que sus ojos se abrieron y dejó entrar la luzde la mañana—. Lo siento, espero no haberla despertado. Es que tengo noticias que queríacompartir con usted.

—¿En serio? —Rosalyn extendió sus brazos y bostezó en voz alta—. No me handespertado...

—Algunos de los hombres han regresado por fin de los pueblos cercanos con noticias sobreusted.

El corazón de Rosalyn dejó de latir. Había pasado mucho tiempo desde que se fueron parasaber más sobre ella, y había perdido la capacidad de seguir preocupándose por su regresoporque este nunca llegaba. Justo en el momento en que por fin había encontrado una forma derelajarse, habían vuelto.

—¿Han dicho algo? —le preguntó a June desesperadamente, con miedo—. ¿Sabes lo quehan encontrado?

—No sé nada. —June sacudió la cabeza con pesar—. Intenté escucharlos, pero me resultómuy difícil oír algo. Han hablado con el laird, así que él debe de saberlo todo.

—Oh, Dios mío. —La sangre de Rosalyn estaba helada. No pudo llevar aire a sus pulmonespor más que lo intentó. Este era el momento que había estado esperando y temiendo en igualmedida. La serpiente de la verdad había venido por fin a por ella y se iba a ver a sí misma porprimera vez—. No sé cómo tomarme esto. Me encantaría prepararme para saber qué tipo depasado he dejado atrás.

June tomó las manos de Rosalyn y le sonrió cálidamente.

—No puedo imaginar que tenga algo malo en su pasado, Rosalyn. Es una persona tanmaravillosa y de tan buen corazón… Debe haber sido así siempre.

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A Rosalyn le habría encantado estar de acuerdo con June, pero Bryson era la única personaque sabía de las pesadillas que sufría, e incluso él no conocía todos los detalles. No sabía loasustada que estaba. Pero si Bryson ya sabía que sus pesadillas eran reales, entonces ella tambiénnecesitaba descubrir la verdad.

—¿Sabe si alguien regresó con los hombres, June? —preguntó ansiosamente—. ¿Tengofamilia?

—No vi a nadie, pero no puedo estar totalmente segura —admitió June—. No estoy segurade nada.

Rosalyn no sabía a lo que se iba a enfrentar, pero no podía esconderse en su habitación parasiempre. No podía correr y escapar durante el resto de su vida. No cuando la verdad estaba en lapuerta del castillo de Goraidh.

—¿Me ayudas a vestirme? —susurró Rosalyn—. No sé qué ponerme.

June pudo ver los nervios de su amiga y quiso ayudar a aliviar su ansiedad, así que asintió yaceptó hacer lo que necesitara.

—Por supuesto. Escogeremos el vestido perfecto.

Mientras June ayudaba a Rosalyn a prepararse para las noticias que se avecinaban, Brysonrecorría de arriba a abajo el salón principal de su castillo, preguntándose cómo tomar la noticiaque acababa de recibir. No esperaba escuchar lo que le habían dicho y le estaba llevando unosmomentos asimilarlo.

—¿Nada? —preguntó una vez más—. ¿Ninguna información sobre Rosalyn? ¿Nadie la estábuscando? Pero eso no tiene sentido…

—¿No es una buena noticia? —le preguntó uno de los hombres a Bryson—. Si no hay nadieahí fuera buscando a Rosalyn, ¿no le deja libre para casarse con ella?

Eso era cierto, y Bryson lo sabía, pero aun así lo puso un poco nervioso. Rosalyn necesitabasaber quién era, así que no estaba seguro de cómo se tomaría esa información.

—Sí, creo que sí —asintió con la cabeza a sus hombres. Sabía que habían trabajado duropara él y que habían estado fuera por mucho tiempo, así que no quería parecer desagradecido porsu trabajo—. Gracias.

Finalmente, todos dejaron la habitación y Bryson se quedó solo con ese enigma. Si elsegundo golpe en la cabeza que se había dado en el accidente con el caballo no le había traído susrecuerdos y ningún hombre había regresado con información, entonces, quizás, no había nada que

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recordar. Al menos, no por ahora.

—Me casaré con ella —susurró Bryson—. Y la amaré pase lo que pase. Cuando susrecuerdos regresen ya nos ocuparemos de eso. Si es que llega ese momento.

Se sonrió a sí mismo una vez que tomó la decisión. Ahora se sentía increíblemente bien y nopodía esperar a encontrar a Rosalyn para contárselo todo. Este era el día en que haría supropuesta oficial y le pediría a Rosalyn que fuera su esposa. Y empezarían con la planificación dela boda.

—Anice estará encantada —se dijo a sí mismo.

Salió de la habitación y comenzó a buscar a Rosalyn, sin saber que ella también lo buscabaa él. Cuando se encontraron, Bryson estaba listo para gritar su amor...

—¿Los hombres han regresado? —le preguntó ella ansiosamente, antes de que él pudieraabrir la boca—. ¿Quién soy, Bryson?

—Lo siento —respondió con la cabeza baja. Por muy feliz que estuviera sabía que ella nose tomaría bien las noticias. Iba a ser un desafío para ella escuchar lo que él tenía que decirle—.No pudieron encontrar nada sobre ti. Nadie de los pueblos cercanos tiene información.

—¿Nada? —jadeó desinflándose con sus palabras—. ¿No hay nada sobre mí? Pero debo detener una familia, ¿no crees? —Bryson no estaba seguro de qué decir—. Tal vez han muerto…

Eso no era algo que Bryson hubiera considerado, pero quizás ella tenía razón. Tal vez nohabía nadie buscando a Rosalyn porque no quedaba nadie vivo. Eso era muy trágico. Pero ella erasu ángel y él era su héroe. No necesitaban preocuparse por otras personas cuando se tenían el unoal otro.

—Puedo ser tu familia —le dijo seriamente mientras daba un paso más cerca de ella—. Séque ya hemos hablado de ello antes, pero si no hay nada en tu pasado que pueda interponerse ennuestro camino, sabes que me encantaría casarme contigo. —Él tomó las manos de ella entre lassuyas—. Me encantaría que fueras mi esposa. Si todavía quieres serlo...

Rosalyn miró fijamente a Bryson con lágrimas en los ojos. Sabía que ella había tenido unafamilia, ya que tuvo recuerdos cuando fue golpeada, pero si no habían encontrado a nadie…entonces, ¿por qué no casarse con Bryson? Él la amaba, ella lo amaba, y él quería hacer lo quefuera necesario para hacerla feliz...

—Me encantaría casarme contigo —susurró feliz, aceptando finalmente que era hora decentrarse en el futuro en lugar de en el pasado—. Si no te importa casarte con alguien sin pasado...

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—No me preocupa tu pasado —le aseguró Bryson—. Es más, me emociona la idea deplanear un futuro contigo. Empezando por el día de nuestra boda. Deberíamos ir y decírselo aAnice.

—¡Anice, sí! —Rosalyn sabía que hablar con la querida hija de Bryson la animaría y no lepermitiría centrarse en ninguna preocupación sobre su pasado aún desconocido—. ¿Crees queserá feliz?

—Oh, sí. —Bryson acarició a Rosalyn por las mejillas y acercó sus labios a los suyos—.Ella será feliz.

La besó suavemente, con cariño, disfrutando de la sensación de su boca y sabiendo queestaban enamorados el uno del otro, completa y verdaderamente, y que iban a casarse por fin.Sabía que eso era lo que quería desde el primer momento en que la encontró en el bosque junto alrío y ahora iba a suceder.

Iba a tener una segunda oportunidad de felicidad y amor, y se sentía el hombre másafortunado del mundo. Rosalyn no pertenecía a ningún otro hombre, no tenía un marido que vinieraa buscarla, así que le pertenecía a él. Y emprenderían su aventura juntos.

—Oh, vaya —murmuró Bryson para sí mismo cuando regresó a la habitación de Anice y encontróa su hija acurrucada en los brazos de Rosalyn, las dos durmiendo juntas—. Se os ve tan hermosasasí.

Se apoyó en la pared de piedra y las observó durante un rato, sonriendo para sí mismo.Había tratado de convencerse de que Anice no necesitaba una figura materna porque tenía a todoel clan a su alrededor, pero la forma en que se había encariñado con Rosalyn sugería algodiferente.

Se aferraba a ella como si fuera la mujer más importante de su vida, y era encantador verlo.Hizo que su corazón se hinchara de amor y su pecho se calentó con la sensación familiar de que lanecesitaba más de lo que sabía.

—Creo que Jane me envió a Rosalyn —comentó mientras las observaba a ambas—. Es laúnica explicación. Ella quería que Anice y yo fuéramos felices. Sabía que esto funcionaría paranosotros.

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Él y Jane eran jóvenes cuando se enamoraron, estaban locos el uno por el otro y asumieronque así sería el resto de sus vidas. Habían sido tan felices al saber que iban a tener un bebé…pero, todo se truncó. El día que Anice vino al mundo, Jane desapareció. No pudo sobrevivir aldolor.

Fue una tragedia, un día dulce y amargo para él. Se le dio el mayor regalo de su vida, peroperdió a la mujer a la que amaba. Pensó que desde ese momento no volvería a enamorarse, y sesentía a gusto así. Pero Jane no quería que pasara el resto de su vida sin amor.

No quería que se sintiera solo e infeliz. Enviarle a otra mujer perfecta a la que amar erajusto el tipo de cosa que Jane haría. Enviar a alguien para que llenase el hueco que su muertehabía dejado en la vida de Anice y en la suya.

Anice ya había aceptado a Rosalyn en su corazón, y él también lo había hecho. Esto eracomo un segundo capítulo de su vida, otra oportunidad de hacerla maravillosa, y no podía esperara empezar.

Bryson se escabulló de la habitación dejando a Anice y Rosalyn para que durmieran en paz.Ese era un momento de unión entre las dos y no quería entrometerse.

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Capítulo 11

—Está tan hermosa —susurró June mientras observaba a Rosalyn ante ella—. He visto noviasantes, pero ninguna de ellas tan impresionante. El vestido es precioso.

Rosalyn soltó una pequeña risa mientras se giraba, permitiendo que el hermoso material decolor marfil fluyera a su alrededor. Se sintió como una princesa. Su vida real era esta, su únicavida. Que su mente estuviera bloqueada por la pérdida de memoria ya no le importaba. Esto era loúnico importante. Esta vida, con Bryson.

Por mucho que la hiciera feliz lucir tan bella y recibir el cumplido de su amiga, lo que másansiaba era poder llamar esposo al hombre del que estaba perdidamente enamorada. Él sería suyopara siempre y serían felices. Ahora que ella y Bryson se habían comprometido y Anice no podíaestar más feliz de tenerla como parte de la familia, todo lo que podía ver era la alegría que seavecinaba.

—¿Crees que laird Bryson MacGregor querrá casarse conmigo cuando me vea así? —Riomientras tocaba su vestido. Había sido un regalo de Bryson y nada más verlo Rosalyn no pudohacer nada más que admirarlo.

—Oh, Dios mío, nunca he visto a un hombre tan feliz y enamorado. —June también rio a lavez que retocaba su peinado, finamente recogido y adornado con perlas.

—Yo también le amo. —Afirmó categórica Rosabyn—. No sé cómo ha podido ocurrir tanrápido, pero lo cierto es que le amo.

—Todo el clan lo sabe, milady, y nos alegramos por los dos. El laird llevaba demasiadosaños consumido por su tristeza y eso no debe ser bueno.

Rosalyn asintió. Conocía la triste historia de como Bryson había perdido a su esposa en elparto. Había entendido esa soledad y ese dolor, pues ella también sentía como si recientementehubiera perdido a su familia, al no poder recordarlos. Pero ahora su familia sería el clanMacGregor, y más concretamente Bryson y Anice,

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Al recordarles la sonrisa volvió a su rostro y juró, que haría todo lo que estuviera en sumano para hacer feliz a ese padre y a esa hija que tanto habían sufrido.

Ajena a estos pensamientos June continuó hablando.

—Es más que evidente que el laird está obsesionado con usted y verla así hará que lo estémás. Parece un auténtico ángel.

Un ángel. Esas palabras significaban mucho para ella porque era como Bryson la describía.Se lo decía una y otra vez, haciéndola sentir así. Tal vez era una especie de ángel, y eso explicabaque no recordara lo que había en su pasado. Aunque no fuera verdad, le gustaba la idea de ser unángel.

—Deberíamos bajar ya —dijo June repentinamente al haber terminado de peinarla—.Bryson la estará esperando.

Rosalyn afirmó con fuerza. No quería hacer esperar a su marido más de lo que ya lo habíahecho. Ambos estaban ansiosos por casarse.

—Tienes razón, será mejor que baje cuanto antes —respondió con una sonrisa—. No puedoesperar a casarme con él.

Nada más bajar las escaleras Rosalyn se quedó maravillada ante lo que vio. Todo erahermoso, tal como Rosalyn quería que fuera. No llevaba mucho tiempo planeando la boda, peroera todo lo que había deseado, incluso mucho más.

Habían acordado que se celebraría en el gran salón para que más gente pudiera verla. Perojamás habría podido imaginar que ese lugar se pudiera transformar en la visión que tenía ante ella.

Cientos de flores, guirnaldas de mil colores y estandartes ondeando en cada esquina, sebañaban con el olor a brezo fresco y se impregnaban de la luz que entraba a raudales por lasvitrinas de colores. Todo ello lo hacía parecer como un sueño.

Pero lo mejor era lo feliz que todos parecían. Era un evento para que todo el clan lodisfrutara. Desde el más joven al más anciano, todos ellos vestían sus mejores galas mostrandoorgullosos el tartán de los MacGregor.

—Oh, Dios mío —murmuró para sí misma al ver que su futuro marido la estaba esperandofrente el altar improvisado. Era el hombre más guapo del mundo y no podía creer lo afortunadaque era—. Está espléndido.

No pudo evitar agarrarse a June porque estaba demasiado nerviosa y emocionada. Tenía quecaminar hacia Bryson frente a toda esa gente y no estaba segura de poder hacerlo. Sus rodillas se

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habían vuelto gelatinosas.

—Va a estar bien —le susurró June para tranquilizarla—. No se preocupe.

—Pero todo esto es tan abrumador y él es tan perfecto, que me está poniendo un poconerviosa. No sé qué hacer, June.

June se rio juguetonamente.

—Bueno, parece que él también está nervioso. Apuesto a que no puede creer lo afortunadoque es al casarse con una mujer tan hermosa.

Tan pronto como se armó de valor empezó el largo paseo hasta su marido. Su corazónpalpitaba con una profunda emoción, cada paso era más excitante. En cualquier momento estaríacon él, él sostendría sus manos, y todo sería maravilloso.

Todos los MacGregor se callaron a la vez en cuando la vieron caminar hacía su laird. Lafelicidad que rodeaba a todos era palpable, y más cuando Rosalyn y Bryson se miraron y el restodel mundo desapareció.

Ese era su momento, el momento en que pronunciarían sus votos y nada ni nadie lessepararía. Un anhelo de emoción recorrió el cuerpo de Rosalyn, y deseó que ese pasillo seestrechara para poder estar junto al hombre que amaba y que pronto sería suyo.

—¡Esperen, deténganse todos! —se escuchó decir a un hombre que se encontraba tras ellaentre la multitud de asistentes.

Al escuchar la profunda voz del hombre Rosalyn se detuvo. Por un segundo creyó que solohabía sido producto de su imaginación, pero al ver como la cara de Bryson cambiaba y losmurmullos se alzaban, se dio cuenta que había sido real.

—Oh, Dios mío, te he estado buscando, mi amor, y aquí estás al fin. —Volvió a decir esehombre que comenzó a acercarse a Rosalyn—. Tan pronto como escuché que había hombresenviando mensajes sobre una mujer que había perdido la memoria, supe que tenías que ser tú. Losupe y tenía razón. Oh, Dios mío, mi amor, estás aquí.

Rosalyn miró a ese hombre en estado de shock mientras él llegaba a su lado y la tomaba ensus brazos, con la familiaridad de alguien que lo había hecho un millón de veces.

La sostuvo cerca de él, mientras ella era incapaz de moverse al ser consciente de que lafelicidad se le escapaba en oleadas. Ese hombre parecía que la conocía, y lo que era peor, parecíaque era su prometido o su… esposo. Al darse cuenta de ello se puso rígida, insegura de cómodebía reaccionar ante esta locura.

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—He estado tan alterado desde que te perdí —continuó sin importarle que Rosalyn actuarade forma extraña—. No podía entender lo que podía haberte pasado. Imaginaba que habrías tenidoun accidente y que te alejaste cuando tu memoria se desvaneció. Oh, estoy tan feliz de haberteencontrado. Empezaba a pensar que no te volvería a ver, y eso es algo que no podría habersoportado.

—Eh... —Rosalyn no sabía qué decir a eso. Todo era una locura. Se suponía que se iba acasar ahora mismo, seguir adelante con el futuro, pero parecía que tenía un pasado después detodo. No era un ángel, y la gente que había dejado atrás, finalmente, la había alcanzado.

Lo peor de todo era que había algo familiar en ese apuesto joven. No podía recordar quefuera exactamente una historia de amor, pero él estaba sacudiendo ciertos recuerdos en lo másprofundo de su cerebro. Unos recuerdos que podían indicar que él no estaba mintiendo.

—Oh, pero ¿qué está pasando aquí? —preguntó el joven mientras miraba a su alrededor yveía a todo el clan reunido con sus mejores ropas para lo que parecía una boda—. Heinterrumpido algo...

Rosalyn miró fijamente a Bryson. Ella lo amaba, era el hombre con el que quería casarse,pero si este otro sabía quién era y de dónde venía, ¿no debía averiguarlo?

—¿Quién es usted? —Bryson preguntó enojado, dando pasos agigantados para acercarse ala pareja. Rosalyn era su prometida y no le gustaba ver a otro hombre tocándola—. ¿Y por quéestá aquí en mi boda?

—¿Su boda? —El hombre echó la cabeza hacia atrás y se rio a carcajadas—. No puedecasarse con ella porque es mi prometida. Por eso he estado tratando de encontrarla todo estetiempo. Me casaré con ella. Me llamo Ray Thompson y soy su prometido desde hace muchotiempo. Y eso no va a cambiar...

Bryson retrocedió en estado de shock. Esto era exactamente lo que había estado temiendo,por eso no había querido enamorarse de Rosalyn. Pero lo había hecho, y la estaban arrancando desu vida justo cuando estaba a punto de casarse.

—¿Lo conoces? —le preguntó Bryson—. ¿Es todo esto cierto?

—No... no lo sé —admitió ella con tristeza—. Sé que me resulta familiar, pero no recuerdolo suficiente como para estar segura. Lo siento mucho, sé que es un terrible inconveniente...

Rosalyn se sentía fatal. Esto no era lo que ella quería. Nunca quiso hacer daño a nadie, peroahora parecía que estaba en medio de dos hombres que parecían preocuparse mucho por ella. Losmiró a los dos. Deseaba que nada de esto estuviera pasando.

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—Yo... no sé qué decir —admitió tristemente—. Me siento muy confundida en estemomento.

—¡La has encontrado! —Otra voz aguda rompió la tensión del momento. Esta vez proveníade una mujer sorprendentemente hermosa cuyo rostro se inundó de alivio al ver a Rosalyn—. Oh,gracias a Dios, Ray. Hemos estado buscándola durante mucho tiempo y por fin la hemosencontrado.

—¿Y quién es usted? —preguntó Bryson cansado—. ¿Hay más gente que venga ainterrumpir mi día?

—Soy Lauren, la hermana de Ray —dijo con una sonrisa encantadora. Lauren extendió lamano para que Bryson se la besara, lo que él hizo con cansancio—. Me alegro de conocerle.Muchas gracias por cuidar de mi cuñada.

Bryson se quedó en silencio durante mucho tiempo mientras trataba de asimilarlo todo. Eramás una pesadilla que la vida real, pero como era la verdad, tenía que hacer algo al respecto. Losmiró a todos, pero los invitados a su boda apenas podían mantener sus ojos en él. La únicapersona que lo miraba era Anice, y su pobre hija parecía aterrorizada. Ya había pasado por muchoen su vida. No podía hacerla testigo de esto también.

—Detengamos la boda —declaró finalmente en voz baja—. Debemos ir y discutir esto enotra habitación.

Esas palabras hicieron que Rosalyn se pusiera muy tensa. Tenía la terrible sensación de que,si esta boda se detenía ahora para que pudieran arreglar este lío, entonces nunca sucedería... perono podía negarse a hablar con este hombre y su hermana que la habían buscado durante muchotiempo.

—Sí, es una buena idea —declaró Lauren mientras hacía un extraño gesto de barrido con lasmanos—. Deberíamos arreglar todo este lío para que los tres podamos volver a casa.

Tres. Rosalyn respiró profundamente y con pánico. Ella no quería dejar este castillo, estelugar, este clan... Intentó captar los ojos de Bryson para ver si él estaba dispuesto a ayudarla aquedarse, pero sus ojos estaban firmemente fijos en el suelo como si no pudiera soportar mirarlapor más tiempo. Parecía como si se hubiera rendido incluso antes de saber toda la verdad y eso lahizo sentirse despreciada.

Había pensado que Bryson lucharía por ella al ser su ángel, pero parecía dispuesto aolvidarla y seguir con su vida, como si nunca la hubiera conocido.

Ray sonreía contento de haberla encontrado. Decía que la había extrañado como un loco,

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que la quería de vuelta. Debería haberse sentido emocionada, pero no fue así porque tenía miedode dejar atrás la única vida que conocía.

Estaba vestida como una novia, como una princesa, pero parecía que su felicidad no iba aocurrir de la manera que ella quería.

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Capítulo 12

—Oh, ha sido un momento tan terrible para nosotros. —Lauren comenzó tan pronto como loscuatro estuvieron solos en una sala donde Anice y Rosalyn solían permanecer. —La hemos echadode menos durante mucho tiempo. Especialmente, mi hermano Ray. Él se quedó sin el amor de suvida.

—Mis hombres salieron a buscar —gruñó Bryson, su ira por lo injusto de la situación—.Buscaron por todos los pueblos cercanos y nadie conocía a una mujer que hubiera desaparecido.

—Claramente, no llegaron hasta nosotros —respondió Lauren—. No tuvimos ningúnvisitante en nuestro clan. La encontramos porque mi hermano ha estado buscándola tan ferozmenteque se enteró de los rumores. No puedo expresar lo preocupados que hemos estado.

El estómago de Rosalyn se revolvió. Temía vomitar en cualquier momento. El vestido quese había puesto con tanta emoción esta mañana, orgullosa de hacer finalmente realidad todos sussueños románticos, se estaba convirtiendo poco a poco en un símbolo de fracaso. Iba a ser unrecordatorio de que lo había perdido todo.

—Mi querida Maisie ha sido una gran pérdida para mí y para nuestro clan —intervino Ray—. Todo el mundo la ha echado de menos. Se pondrán tan contentos al saber que regresaremoscon ella…

—Espera, ¿Maisie? —De repente, el nombre de Rosalyn se le escapó como un abrigo quenunca le había quedado bien—. ¿Soy yo?

—Oh, querida. —Ray ladeó la cabeza y le lanzó una mirada compasiva. Parecía ver sudolor—. ¿Ni siquiera recuerdas tu propio nombre? No es de extrañar que hayas luchado paraencontrar el camino a casa. Tú eres lady Maisie Ferguson. Hija de laird Duncan Ferguson y ladyTara Ferguson...

—Aunque, desafortunadamente, la pareja murió en un accidente hace años —soltó Lauren através de los dientes apretados. Era obvio que no quería que Maisie se enterara de lo de sus

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padres de una forma tan brutal—. Por eso ha sido tan duro para la gente que tú también hayasdesaparecido.

Maisie... se sentía bien. Sabía instintivamente que ese nombre le pertenecía. También sentíaun vago reconocimiento de los nombres de sus padres. Le pertenecían y ella lo sabía. Fue terriblesaber que ya no estaban vivos. Ella quería tanto verlos, abrazarlos.

—No puedo encontrar recuerdos de mi madre —admitió, hablando más consigo misma—.Pero mi padre... me amaba. Puedo sentirlo en lo más profundo de mi ser. Me quería mucho yquería lo mejor para mí...

—Por eso estaba feliz de que te casaras con Ray —insistió Lauren—. Fue elegido para tiporque tu padre sabía que podía cuidarte. Quería lo mejor para ti.

Las palabras de Lauren empeoraban la situación con cada segundo que pasaba. Maisie nosabía cómo tomarlas. Si Ray era con quien su padre, que claramente la adoraba, quería que secasara y ella lo había aceptado, ¿cómo podía ignorarlo ahora? ¿Cómo podía ignorar su deseo?Claro, se había enamorado de Bryson mientras estaba con él, pero esa no era la vida real. Brysonni siquiera sabía su verdadero nombre. Habían estado jugando a un juego en el que ella era unángel y él era su héroe. Pero nada de eso era real.

Ahora, él ni siquiera podía mirarla. Bryson estaba disgustado con ella.

—Es terrible saber que no recuerdas nada. —Lauren se acercó a Maisie y la miró fijamentea los ojos. La reacción inicial de Maisie fue apartarse porque para ella era una extraña, pero notuvo elección—. Pero está claro que te han cuidado muy bien. Estoy segura de que mi hermano ytodos en nuestro clan estarán encantados de saberlo. Sin embargo, es hora de que nos vayamos. Sesupone que ya estás prometida con mi hermano. No queremos retrasarlo más. Estoy segura de quetú sientes lo mismo, ¿no es así?

Maisie no sabía qué decir. No estaba ni cerca de querer casarse con ese hombre que noconocía, pero tampoco podía seguir con su plan de casarse con Bryson. No cuando él no la quería.

—No puedo irme inmediatamente. Tengo gente aquí de la que debo despedirme...

—No te conocen realmente, Maisie. —Lauren estaba empezando a irritarse visiblemente—.No quieren despedirse de una mujer que no existe. Creo que ya te has impuesto a esta amablegente durante demasiado tiempo. Empiezas a aprovecharte de su hospitalidad...

Lauren intentó agarrar el brazo de Maisie para acelerar el proceso de su partida, peroMaisie tenía demasiado miedo. Se soltó sabiendo que, aunque debía confiar en esta gente, nopodía. Tenía algo en la boca del estómago que le gritaba que no lo hiciera. Probablemente, su

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amor por Bryson.

Estaba destrozada. Quería quedarse y vivir la fantasía que había creado para sí misma conBryson. Quería ser su esposa, pasar más tiempo con Anice, ser feliz aquí, pero ¿cómo podría serlosi lo que esta gente sabía de ella era una mentira?

—He tenido pesadillas ¿Sabéis el motivo? —declaró en voz baja.

—Oh, Maisie, mi amor. —Ray agarró sus manos—. Has estado sufriendo pesadillas desdeque tus padres murieron en el accidente. Te sientes culpable por eso.

—¿Por qué? —balbuceó, aterrorizada por la respuesta—. ¿Fue mi culpa?

—Nadie más cree que fue tu culpa. Solo tú. Todos creemos que eres inocente...

—Mejor que no la molestes —saltó Lauren una vez más, controlando la conversación—.Eso es algo que no tenemos que discutir aquí. Podemos cuidar de Maisie cuando lleguemos acasa...

Mientras los tres hablaban Bryson recorría la habitación de arriba a abajo como un animalenjaulado. Se sentía un poco como un tigre que quería escapar de su trampa, pero no podía.

Había algo anormal en toda esta situación, pero no sabía qué. Ray y Lauren parecíanconocer a Rosalyn —o Maisie, como ahora parecía que se llamaba—, y tenían mucha informaciónsobre ella, pero había algo raro. ¿Le estarían diciendo tonterías y ella estaba tan desesperada portener algún recuerdo que aceptaría cualquier cosa? ¿Incluso que la alejaran de él y de su amor eldía de su boda?

Su llegada no le habría sorprendido, pues desde hacía días tenía un mal presentimiento.Pero jamás se hubiera imaginado a otro prometido que viniera a llevársela. Además, esa pareja nole gustaba. Lauren era mandona y desagradable. Y en cuanto a Ray... era pomposo y estúpido.Bryson no podía imaginar que a Rosa... Maisie, le gustara un poco. No obstante, si le habíaprometido a su padre que se casaría con él, tal vez se sintiese obligada a hacerlo.

Muchas familias arreglaban maridos para sus hijos, incluso desde su nacimiento, por eso nole resultaba algo inaudito. Y saber esto hacía que Bryson se sintiera como si se estuviera haciendopedazos.

«¿Qué debo hacer?», se preguntó ansiosamente. «Todavía la amo y quiero casarme con ella,no importa su nombre o de dónde venga... pero ¿con quién quiere casarse ella?».

Necesitaba tomar medidas, hacer algo. Después de todo, este era su castillo, su reino. Teníatodos los derechos sobre este lugar, así que, si quería echar a esta gente, lo haría y podría

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continuar con el día de su boda, pero no quería hacer pasar al amor de su vida por nada que ellano quisiera.

Si ella deseaba irse con esa gente para volver a la vida que tenía, entonces no tenía otraopción que despedirse de su segunda oportunidad de ser feliz. Podría no estar destinado a lafelicidad. Ese pensamiento lo aplastó.

—¿Necesitas tiempo? —La voz de Bryson retumbó, causando que todos dejaran de hablarpor un momento, incluso Lauren—. ¿Necesitas tiempo para tomar una decisión sobre lo quedeseas hacer? No tienes que hacerlo ahora mismo.

—Pero tenemos una vida a la que volver. —Lauren apoyó las manos en sus caderas—. Mihermano lleva deseando que su prometida vuelva a casa desde que desapareció. No podemosesperar más tiempo.

—Pero todo esto es nuevo para Rosalyn... Para Maisie. —Bryson notó cómo Lauren rio conasco cuando se equivocó de nombre—. Puede que esté abrumada y necesite tiempo paraadaptarse. Y como ella misma ha expresado, desea despedirse de la gente...

—No permitiré que intente secuestrarla —gruñó Lauren—. Quiere reclamarla para usted,¿no? ¿No es por eso por lo que intentaba casarse con ella hoy? Bueno, está prometida a Ray y escon quien se casará. No hay nada que pueda hacer para evitar que eso suceda. Le sugiero que seaparte de inmediato.

—Solo quiero lo mejor para todos los involucrados —replicó Bryson—. Es un momentomuy extraño y quiero saber qué desea Maisie.

Todos se volvieron hacia Maisie, ya que estaba demasiado callada. No sabía ni por dóndeempezar. Sentía como si tiraran de ella en cien direcciones diferentes y no estaba segura de quécamino tomar. Por mucho que le hubiera gustado permanecer en su fantasía con Bryson, tambiénestaba un poco intrigada por la vida que había tenido antes, por quién era. No podía imaginarseamando a Ray, se sentía rara en su presencia, pero él sí que parecía amarla.

—No sé lo que quiero —admitió en voz baja—. Estoy muy confundida en este momento.

Bryson no quería dejarla ir. Quería aferrarse a ella para siempre. Lauren estaba decidida aarrastrarla con ella sin importar lo que pasara, y Ray parecía necesitar a su prometida a cualquierprecio.

Maisie, simplemente, deseaba que estas personas hubieran aparecido un poco más tarde,cuando ella ya hubiera estado casada, pues así no habría tenido que plantearse el ir con ellos.

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Capítulo 13

—Creo que voy a necesitar pruebas —gritó Bryson de repente, como un último intentodesesperado de evitar que esta gente le quitara al amor de su vida—. Necesito saber que conocenbien a Maisie.

—Le hemos dado todas las pruebas que tenemos. —Ray se encogió de hombros sin poderhacer nada—. Ha visto que Maisie nos conoce. Tan pronto como se mencionó su verdaderonombre se despertaron los recuerdos. Sabe que su padre la quería más que a nada en el mundo,nos reconoce, puede verlo.

Bryson dirigió sus ojos a Maisie, pero lo destrozó verla con lágrimas brillantes en sumirada. Sabía que era por su confusión, porque tenía mucho miedo de conocer a estas personas.Pero ella los conocía. Sin embargo, no podía dejar de pensar que las pesadillas parecían muchomás significativas. Maisie estaba traumatizada por esos sueños. Venían del miedo, no de la culpa.

—Bueno, espere un minuto. —Lauren apoyó su mano en el hombro de su hermano paraempujarlo detrás de ella. Bryson no podía soportar verla empujar a todos como si fuera la reinadel mundo. No sabía cómo lo soportaban—. Tenemos pruebas. El regalo de compromiso que Rayle dio a Maisie.

Todos parecían un poco confundidos en ese momento. Maisie había sido encontrada sinnada, no había rastro de un anillo o Bryson habría sabido inmediatamente que pertenecía a otrapersona...

—Un medallón —continuó Lauren—. Un medallón de oro que Maisie siempre ha llevadoalrededor de su cuello, aunque no lo veo ahora mismo. —Entrecerró los ojos—. Pero estágrabado con una foto de tu madre y una flor. Debes de saber de qué estoy hablando, es muyimportante para ti.

Maisie se agachó lentamente y se metió los dedos en el zapato para recuperar el medallón.A veces lo llevaba al cuello, pero como la habían encontrado con él en el zapato, le reconfortabatenerlo en el pie. Lo quería allí el día de su boda como un recordatorio de cómo había sido

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encontrada. Necesitaba el recuerdo de cómo Bryson la había conocido. Pero ahora... bueno, ahorael medallón había tomado un nuevo significado para ella. En realidad, la vinculaba con el hombrecon el que estaba comprometida. El hombre que la miraba expectante, necesitando algo de ella.

—Siempre sentí que esta foto era de mi madre —susurró mientras miraba la imagen grabadauna vez más—. Siempre ha sido importante para mí. Lo supe cuando lo vi por primera vez.

Los ojos de Lauren se iluminaron con deleite al ver el medallón. Sabía que había hecho queMaisie viera por fin todo lo que intentaba decirle. El medallón era la clave de todo, era larespuesta.

—¡Ah, sabía que lo tendrías! —Lauren aplaudió con emoción—. Te ha encantado desde quemi hermano lo hizo especialmente para ti. Creo que ese fue el momento en que te permitiste seramada por él. Antes de eso, la culpa que experimentabas te frenó y te hizo sentir que no valías lapena.

Maisie no podía ignorar el hecho de que se sentía un poco así, incluso con Bryson. Porincreíble que la hiciera sentir, siempre había una pequeña parte de ella que no estaba segura demerecerlo. Siempre le había preocupado que ella fuera una mala persona y que él mereciera algomejor.

—Es una lástima —dijo Ray—, que no pasara mucho tiempo desde que aceptaste mi amor aque te desvanecieras en el aire dejándome con el corazón roto. Pero ahora estás aquí. Puedotenerte de nuevo.

Maisie pasó los dedos por el medallón una y otra vez, deseando poder recordar a su madre.Claramente, era una mujer muy importante para ella, tan importante que su prometido la habíagrabado en un medallón, aunque no la recordaba en absoluto. Era muy frustrante. Todo esto de lapérdida de memoria era muy molesto.

—Sé que esto debe de ser muy duro para ti —continuó Lauren, todavía en la misión dehacer que Maisie lo comprendiera todo—. Pero creo que tus recuerdos no volverán del todomientras estés en un entorno extraño. Una vez que te llevemos a casa todo volverá a ti. Quizásentonces podamos incluso desentrañar el misterio de lo que te pasó. No queremos que vuelvas adesaparecer.

Maisie asintió ligeramente porque sabía que Lauren tenía razón. Pero si se iba con ella ycon Ray, había una gran posibilidad de que no volviera a ver a Bryson en toda su vida. Suprometido no iba a dejarla venir a visitar al hombre con el que casi se había casado. Tampocovolvería a ver a sus amigos y Anice terminaría olvidándose de ella.

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No solo volvería a su casa, sino que también le diría adiós a la maravillosa fantasía en laque había estado viviendo. Lo perdería todo.

—El honor siempre ha sido muy importante en tu familia —le recordó Ray con una cejaalzada. Fue casi como una advertencia en lugar de un simple recordatorio—. Y dije que sería unhonor para mí tomarte como mi esposa. No quiero decepcionarlos y estoy seguro de que tú sienteslo mismo.

Maisie sabía que su padre la quería mucho, esa era una sensación real a la que podíaaferrarse, y estaba segura de que debía cumplir con sus deseos, incluyendo esto. Intentó contenerlas lágrimas mientras asentía con la cabeza, pero no lo consiguió. Sus mejillas estaban húmedas.

—Lo siento —le dijo con gran pesar a Bryson—. Si esto es lo que le he prometido a mipadre...

—Lo entiendo —respondió instantáneamente. Si esa afirmación era cierta o no, no lo sabía,pero tampoco importaba. Había elegido lo que quería hacer. Había elegido a Ray y no había nadaque él pudiera hacer al respecto. Por mucho que quisiera—. Te has prometido a este hombre... —Bryson no pudo decir su nombre en voz alta—. No hay nada que pueda hacerse al respecto.Entiendo que debes irte.

Esas palabras destrozaron aún más a Maisie. Había una parte de ella que quería que Brysonluchara por ella, que se negara a dejarla ir. Pero él se estaba rindiendo. Era lo más noble y, porsupuesto, era por nobleza por lo que lo hacía, pero aun así le dolía.

Lauren ya había tomado el control de la situación e insistía en que era hora de que los tresse pusieran en marcha para que Maisie se casara con Ray. Todo iba demasiado rápido.

Estaba dando vueltas, el mundo se retorcía y giraba demasiado deprisa, y no podía bajarse.Bryson se deslizaba entre sus dedos como granos de arena y no podía agarrarse a él por muchoque quisiera. Se estaba alejando de ella, separándose, porque él lo necesitaba. Por su propio bien.No podía estar cerca de Maisie sabiendo que la estaba perdiendo.

—Necesito mis cosas —susurró Maisie.

—Esas cosas no son tuyas —respondió Lauren con una voz dulce y enfermiza. Estaba claroque había empezado a perder la paciencia—. Te han sido prestadas mientras has estado aquí, perono son para que te las quedes. Tienes tus propias cosas en casa.

—Pero este vestido —insistió, no estaba lista para dejar su vida aquí—. No puedo volver acasa con un vestido de novia. El clan no estará contento al saber que estaba a punto de casarmecon otro hombre.

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—No necesitas preocuparte por esas cosas. —La mano de Lauren se enroscó alrededor desu brazo con fuerza—. Si mi querido hermano puede perdonarte lo que has hecho mientras notienes memoria, todos los demás también. Además, si es tanto problema, puedo prestarte algo míopara que lo uses. Pero no debemos quedarnos aquí ni un segundo más porque empezaremos a seruna molestia. ¿Es eso lo que deseas? ¿Que el laird Bryson MacGregor, que ha sido tan amablecontigo, te recuerde como una molestia?

Por supuesto que eso no era lo que Maisie quería. Ella solo tendría buenos recuerdos deBryson y de todos los demás, así que deseaba que ellos también.

—Sí, por supuesto —respondió mansamente—. Vámonos ahora antes de que todo puedaempeorar.

June fue la única persona de la que Maisie tuvo la oportunidad de despedirse. Bryson noparecía soportar la idea de estar cerca de ella, y Anice no estaba en ningún sitio. Maisie imaginóque la mantenían alejada del caos, y con razón.

La pobre niña solo tenía cinco años y no era justo que le rompieran el corazón. Maisie noestaba segura de lo que le habría dicho de todas formas. No había forma de explicar que, aunquetenían un vínculo maravilloso, ella debía irse.

—Siento mucho que se vaya, Rosalyn —susurró June con lágrimas en los ojos—. Echarétanto de menos tenerla cerca. Estaba deseando tener una amiga para siempre. Hemos compartidoalgunos momentos encantadores.

—Ahora soy Maisie —respondió con tristeza—. Puedo sentir que soy Maisie, aunque nadade esto me parece real. No puedo explicarlo, es todo tan extraño, ni siguiera puedo entenderlo. Mesiento rara al saber que estoy prometida a Ray.

June no se lo dijo en voz alta, pero tampoco podía creerlo. Ray y Lauren le dabanescalofríos. Eran el tipo de personas de las que ella, personalmente, elegiría mantenerse alejada.No le gustaba la idea de enviar a su Rosalyn con ellos. Pero era una humilde doncella que nopodía opinar sobre esos asuntos. No parecía tener derecho a involucrarse en nada de esto.

Por supuesto, June también sentía la culpa añadida de haber empujado a Bryson hacia lamujer que él amaba. Le había dicho que era lo correcto y, claramente, se equivocó en eso.

Su corazón se rompió porque lo había enviado en dirección a Rosalyn y ahora había unagran posibilidad de que se desmoronara por su culpa.

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Capítulo 14

—Te amo, mi dulce Maisie —dijo Ray con un susurro. Los puños de Bryson se cerraron conrabia. No podía soportar escuchar a alguien más diciéndole a su mujer que la amaba. Él era el quela amaba, nadie más podía amarla como él, pero era él el que salía perdiendo. Era completamenteexasperante—. Te amo y no puedo esperar a llevarte a casa.

—Tengo que respetar su decisión —le dijo Bryson a June—. No me gusta, pero debohacerlo. Es lo que Maisie ha elegido ya que quiere respetar los deseos de su padre.

—Siento mucho que se sienta así —respondió June con tristeza—. Me siento terriblementemal porque le hayan roto el corazón una vez más. Un hombre como usted no merece este tipo detragedia.

Bryson sintió que se estaba muriendo por dentro. Cada segundo que pasaba era másdoloroso que el anterior. Las palabras de June aún se lo pusieron más difícil, pero no teníaelección en el asunto. A su hija también se le iba a romper el corazón. Pronto tendría queexplicárselo todo.

El carruaje de Maisie esperaba fuera de los muros del castillo. Bryson lo siguió. No porquequisiera verla marchar, sino porque lo necesitaba. No tenía más remedio que verla marcharporque tenía que comprobar que era real y no una pesadilla.

—Bueno, supongo que esto es un adiós —dijo Lauren con una sonrisa tan amplia queparecía casi siniestra—. Gracias de nuevo por cuidar de nuestra muchacha. Se lo apreciamos. Séque debe de ser un poco decepcionante para ustedes, pero les agradará saber que mi hermanocuidará muy bien de su prometida. Su matrimonio será bueno.

Tal vez quiso decir esas palabras para ser amable, pero a Bryson le parecieron malvadas,como si quisiera enfermarlo. Bryson casi se las arregló para asentir, pero no pudo decir ningunapalabra. Temía que, si empezaba a hablar, todos sus sentimientos hacia Maisie se desbordarían yno sería capaz de detenerlos. Desafortunadamente, ya no tenía sentido decir nada.

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—Sí, tendremos un matrimonio increíble, Maisie. —Tiró de ella un poco demasiado cercade él. Obviamente, ella no se sentía cómoda con él, pero no se quejó—. El mejor. Voy a tratartecomo la princesa que eres y si tus recuerdos regresan... entonces todo será mejor.

—Estar en mi casa me ayudará —murmuró Maisie sin poder hacer nada—. Estoy segura deque lo recordaré todo.

Pero no creía que todos los recuerdos del mundo borrarían lo que había compartido conBryson. No podía imaginar algo tan fuerte y poderoso. Decirle adiós en silencio, ya que no se lehabía dado la oportunidad de expresárselo adecuadamente, iba a matarla.

—Subamos al carruaje —insistió Ray, que ahora necesitaba acelerar las cosas aún más—.Hay tanta gente que quiere verte, Maisie, que no debemos hacerles esperar más.

Una ola de culpa se abalanzó sobre Maisie. Aquí estaba, deseando egoístamente no tenerque volver a casa cuando había gente que la echaba de menos y quería saber qué le había pasado.No podía seguir pensando solo en sí misma, así que permitió que Ray la ayudara mientras subía alcarruaje. En silencio, se despidió de la única persona que había conocido.

Ray y Lauren estaban ansiosos por ponerse en marcha, así que Maisie no tuvo mucho tiempopara girar en su asiento y despedirse de Bryson. Pero tuvo un momento, y fue suficiente paradestrozar su corazón. El mejor día de su vida se había convertido demasiado rápido en el peor yMaisie estaba destrozada, incapaz de recuperarse.

Una lágrima perdida se deslizó por su mejilla. Ahora no se casaría con el hombre quequería. En vez de eso, se iba a casar con un extraño por el que no sentía nada.

«No, debo amarlo», pensó para sí misma mientras trataba de aceptar su realidad. «Debí desentir por él lo mismo que por Bryson o nunca habría aceptado ser su esposa».

La idea de besar a Ray era abrumadora para ella. Ciertamente, no podía imaginar formaruna familia con Ray... pero tenía que confiar en lo que su padre había propuesto para ella. Teníaque creer que él querría lo mejor para ella. Quién sabe, tal vez se enamoraría de nuevo de Ray ytodo terminaría siendo perfecto, después de todo.

Suspiró pesadamente y se apoyó en el asiento con los ojos parpadeando de tristeza. Ellaesperaba que Ray continuara con la simpatía que le había ofrecido por su compleja situación, perono dijo nada. Maisie no esperaba nada de Lauren porque estaba claramente irritada con ella, peroterminó hablándole.

—Maisie, no puedes estar triste por ese hombre. No se preocupó por ti, te lo aseguro.

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Los ojos de Maisie se abrieron de golpe.

—¿Qué quieres decir? ¿Dijo algo sobre mí?

—No era necesario. Lo pude ver. Siempre he sido muy buena juzgando el carácter. Creo queBryson sabía quién eras todo el tiempo. Estaba tratando de casarse contigo por tu herencia. Elnombre de Maisie Ferguson es muy conocido. Tu padre era un hombre muy conocido. Lospretendientes de todo el país querían casarse contigo, por lo que tu padre sintió la necesidad deintervenir. Eligió un hombre muy bueno para ti. Deberías estar feliz de haber terminado con Ray.

Maisie no sabía cómo tragarse esa información. Así que, ¿ahora estaba descubriendo queera rica? ¿Que su familia tenía mucho dinero? ¿Que la gente quería casarse con ella? En ese caso,era muy raro que nadie se hubiera dado cuenta de su desaparición. Ella encontró eso extraño. Amenos que...

¿Bryson le había mentido? ¿Solo pretendía enviar a hombres a buscar información porquetodo el tiempo quería casarse con ella por dinero, aunque no lo necesitara?

«No», se dijo a sí misma con firmeza. «No importa lo que Lauren piense de Bryson. Túsabes la verdad».

Bryson la amaba, no había ninguna duda al respecto. La amaba y quería casarse con ella porlo que era, nada más. Lauren, probablemente, decía cosas negativas sobre Bryson porque era elrival de su hermano. Estaba protegiendo a la familia, una familia de la que Maisie formaría partemuy pronto. Desafortunadamente, no era de esa familia de la que quisiera formar parte.

—¡Ese hombre era un completo bufón! —exclamó Ray de repente, sorprendiendo a Maisiehasta la médula—. No puedo creer que te fueras a casar con él. Qué pesadilla más absoluta,Lauren.

Lauren se unió a la risa desagradable, como si Maisie no estuviera allí. Maisie no podíacreer lo que estaba escuchando. Se removió en su asiento, intentando mirar hacia el castillo quedejaba atrás, pero ya no lo veía.

—No era tan malo. —Maisie respondió en silencio. Probablemente, no era lo correcto, peronecesitaba defender a Bryson—. Fue bueno conmigo mientras estuve allí. Me cuidó bien.

—Hmm, claro. —Lauren puso los ojos en blanco—. Porque quería tu dinero. No te dejesengañar. No puedes pensar que, realmente, le gustabas por cualquier otra cosa, ¿verdad?

—No me engañaron, estoy segura. —Le sorprendía que la mujer que antes había sido tanamable con ella ahora fuera tan fría.

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Lauren y Ray echaron la cabeza hacia atrás y se rieron más fuerte. Parecía que Maisie sehabía convertido en el blanco de las bromas. No estaba muy segura de cómo había pasado de serel centro de sus afectos a la mujer de la que se reían, y estaba molesta por ello.

—Puede que no tenga mis recuerdos, pero no soy tonta —declaró Maisie, aunque le saliómás como un patético lloriqueo que otra cosa. Se sentía tan herida que se había convertido en unaniña—. Estoy convencida de que Bryson solo se preocupaba por mis intereses.

—Pff, claro —respondió Lauren—. Si quieres creer eso, entonces que así sea.

Se inclinó y susurró algo al oído de Ray antes de que empezara a reírse una vez más. A ojosde Maisie, parecían demasiado cercanos para resultar cómodo. Pensó que como prometidadebería haber sido ella la que se sentara al lado de Ray, aunque prefería estar sola.

En lugar de centrarse en ellos porque la hacían sentirse mal, Maisie miró por la ventana delcarruaje e intentó imaginarse lo que Bryson estaba haciendo ahora mismo. Probablemente,hablando con Anice y diciéndole que no iba a volver.

Anice estaría llorando y June estaría enfadada al igual que Bryson. No le importaba lo queLauren y Ray pensaran de ella por aferrarse a sus recuerdos de Bryson. Podían reírse todo lo quequisieran. Ella sabía la verdad. La verdad era que él era mejor que ambos.

Esta no era la historia de amor que ella quería tener.

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Capítulo 15

—No me siento bien. —La sensación golpeó fuertemente a Maisie. No estaba segura de dóndevenía, pero cuando llegó supo que no tardaría en vomitar—. El movimiento del carruaje... —Sepuso la mano en la boca, sin preocuparse de actuar como una dama delante de esta gente—. Nopuedo soportarlo. Siento que voy a... vomitar. No creo que pueda aguantar.

—No seas ridícula —respondió Lauren—. El carruaje no se mueve tan rápido. No estamoslo suficientemente lejos del castillo como para detenernos. Tranquilízate, Maisie.

Maisie asintió con la cabeza como si fuera una sugerencia razonable, como si pudiera dejarde sentirse mal. Apenas se dio cuenta de la dureza del tono de Lauren porque la sensación de estarenferma era tan abrumadora que apenas podía respirar.

Notaba un intenso mareo dentro de su cerebro, una sensación de agitación en la boca delestómago. También estaba el problema de la pequeña voz en la parte posterior de su cabezagritándole que todo esto estaba mal. Cuanto más se alejaba, peor se ponía.

—Estás poniéndote gris —gruñó Ray, con la expresión retorcida. Verlo así asustó a Maisie.Parecía una serpiente... la serpiente de sus pesadillas nocturnas... pero por mucho que quisiera, nopodía dejarse atrapar por ese terror—. No me gusta esto.

—No puedo... —Ella quería defenderse, pero la sensación de enfermedad era muy fuerte.

—Uff, es repugnante —comentó Ray—. Lauren, está realmente enferma. No me gusta.

—No vamos a parar —gruñó Lauren—. Necesitamos alejarnos de ese lugar. No confío enél.

Maisie estaba aterrada y muy mareada. Se inclinó hacia adelante y puso su cabeza entre susrodillas, tratando de detener la intensidad de las mariposas dolorosas que aleteaban en la boca delestómago, pero no funcionó ni un poco.

¿Qué es lo que estaba pasando?

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—Tengo que parar. —Maisie insistió con la voz más fuerte que pudo. No importaba queapenas fuera un susurro—. No puedo seguir. Necesito parar o terminaré vomitando sobre elcarruaje, sobre vosotros.

Esas palabras fueron suficientes para asustar a Ray, que insistió en que detuvieran elcarruaje.

—No estoy de acuerdo con parar —dijo Lauren una y otra vez—. Nos causará problemas,lo sabes. Cuanto antes volvamos y nos ocupemos de ciertas cosas, mejor.

Pero ya era demasiado tarde. El carruaje se había detenido y Maisie se tambaleó allevantarse. Necesitaba pisar la tierra, tener el suelo firme debajo de ella. Ya no le importabaLauren ni su maldad, había una enfermedad dentro de ella que necesitaba salir. No había nada quepudiera hacer para detenerla.

—No tardes —gritó Lauren mientras Maisie desaparecía al otro lado del carruaje paravomitar en privado—. Tenemos que reanudar la marcha cuanto antes.

Mientras Maisie se inclinaba y se agarraba a sus rodillas para vomitar, las lágrimas rodaronpor su cara. Bryson. Cada vez que pensaba en él la tristeza la bañaba en oleadas. Deseaba podervolver a estar con él, en sus brazos, donde tenía que estar. Cuando pensaba en él, anhelaba poderdecirles a Ray y a Lauren que quería quedarse con Bryson.

Lloró mientras pensaba en todo lo que debería haber hecho. Pudo haberle dicho a Ray quecualquier promesa que le hiciera antes de perder la memoria ya no importaba. Debería haberinsistido en que se quedaba con Bryson y Anice porque los amaba. Los amaba y se sentía parte desu familia.

Finalmente, Maisie dejó de vomitar, aunque no estaba lista para volver al carruaje.Necesitaba tomar un poco de aire fresco antes de sentarse en la horrible atmósfera del carruaje.Se alejó de él y tomó todo el aire que pudo, preguntándose cómo sería su vida. Había llegado a uncruce de caminos y tenía que hacer la elección correcta.

Maisie agarró su medallón y lo sostuvo con fuerza entre sus dedos mientras intentaba elegir.No quería defraudar a su familia, pero su padre ya no estaba vivo. Algún accidente lo habíamatado, así que no podía pedirle permiso para cambiar de opinión sobre con quién quería casarse.Era una decisión que tenía que tomar ella misma.

«Podría seguir haciendo que mi padre se sintiera orgulloso», se dijo a sí misma. «Podríaseguir con lo que él quería para mí, o... bueno, podría elegir al hombre que sé que me amará parasiempre».

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Al verlo así no parecía una elección difícil. Aquí estaba, en medio de la nada, decidiendo sidejar al hombre con el que había aceptado casarse en un momento de su vida que no podíarecordar. No solo eso, también iba a tener que lidiar con la aterradora hermana de Ray, a quien,claramente, le gustaba que las cosas salieran como ella quería.

—Esto es ridículo —gritó Lauren tan fuerte que Maisie pudo oírla, como un terriblerecordatorio de que nada a partir de ahora sería sencillo—. ¿Cuánto tiempo se tarda en vomitar?Compruébalo, Ray. No me importa si te da asco ver el vómito. Tenemos que salir de aquírápidamente.

—Si no me enfrento a ellos ahora, tendré que escuchar esos gritos para siempre —murmuróMaisie.

Maisie sabía que Lauren estaba muy involucrada en la vida de Ray. Por eso parecían tanunidos. Claramente, no tenía un marido propio o habría sido muy improbable que saliera en esamisión tal y como había hecho. Maisie no quería escuchar los gritos de Lauren para siempre.

—Podría huir —susurró para sí misma—. Podría estar en el castillo de Goraidh muyrápidamente.

Sus pies querían correr. Quería despegar y salir corriendo hasta que no hubiera nada másque polvo detrás de ella. Quería perder a Lauren y Ray de vista ahora mismo, olvidándose deellos para siempre, pero incluso en su confuso estado, sabía que no funcionaría.

Si Ray había luchado tanto por encontrarla una vez, lo haría de nuevo. Necesitaba hacer lascosas bien esta vez. Maisie no quería pasar el resto de su vida mirando por encima del hombrocon miedo.

—Nunca seré libre a menos que hable con Ray ahora mismo. Tengo que decirle que me voy.

Respiró profundamente un par de veces, tratando de tragarse la intensa bola de miedo que sealojaba en su garganta. No debería ser tan difícil decir cómo se sentía. Si Ray realmente la amaba,entonces querría que fuera feliz, aunque eso significara no quedarse con él. Sin embargo, no sesentía así.

Caminó lentamente, tratando de prepararse para la incómoda conversación que seavecinaba, haciendo una pausa cada vez que oía a Lauren gritar. Los gritos eran aterradores, ysolo reforzaron su determinación. Necesitaba irse.

Estaba segura de que su padre estaría de acuerdo con que rompiera ese compromiso. Cuantomás se aferraba a su medallón más convencida estaba de que podía sentir el amor y el apoyo de sumadre. Todo iba a salir bien.

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—Estoy harta de este desastre, Ray —gruñó Lauren, un poco más calmada, aunque Maisieaún podía oírla—. No me gusta fingir. Es difícil actuar como si no la odiara.

—No estoy seguro de que estés actuando bien —dijo Ray riendo—. Creo que Maisie ya seha dado cuenta de que no te gusta demasiado. Al menos, yo sigo fingiendo que estamosenamorados.

¿Qué demonios? La sangre de Maisie se heló al oír esas palabras. ¿Qué es lo que estabapasando? ¿Por qué estaban actuando?

—Sí, eres bueno fingiendo estar enamorado, Ray. Siempre he dicho eso de ti. ¿Recuerdascuántas veces casi nos atrapan?

Sus risas eran un sonido extraño. No era el tipo de risa que un hermano y una hermanacompartirían. Pero Maisie no estaba en su sano juicio, ¿no? Se había puesto enferma, así que nopodía confiar en sus propios juicios.

Quizás esto era completamente normal en su ciudad natal. Llevaba demasiado tiempo en elcastillo de Goraidh, así que asumió que todo era normal.

Necesitaba hablar con Ray para cancelar su compromiso de una vez por todas. Queríaesperar el momento oportuno y su corazón golpeó salvajemente contra su caja torácica. Encualquier momento...

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Capítulo 16

—Eres un chico malo, Ray. —Maisie no podía ignorar el extraño tono de coqueteo en la voz deLauren. Era demasiado raro. Era asqueroso. La historia que le habían contado tenía que ser laverdad o, si no, ¿por qué se habrían molestado en buscarla?—. Un chico muy malo. No sé quéharía contigo aquí en el bosque.

—Actúa exactamente como lo harías si estuviéramos de vuelta en el castillo —ronroneóRay. Sonaba como un hombre al que le gustase su hermana—. Ella estará fuera un rato, así quetenemos un momento.

Hubo una pausa en la conversación, aparte de algunos ruidos extraños. Maisie sabía quetenía que mirar con valentía para ver qué demonios estaba pasando. Desafortunadamente, se quedócongelada, incapaz de hacer nada. Por mucho que quisiera verlo estaba demasiado asustada.

Sabía con certeza que debería haber permanecido con Bryson. Esas personas eran extrañas,aunque hubiera un parpadeo de reconocimiento en ella, no era suficiente. Eran extraños para ella yno le gustaban. No quería estar más tiempo con ellos.

—No creo que pueda desvestirte rápidamente aquí —dijo Ray de repente, sonandodemasiado decepcionado—. Me encantaría ver esa carne desnuda tuya, pero este no es el lugar.

—Puede que no sea el lugar —respondió Lauren—. Pero hay muchas otras cosas quepodemos hacer aquí. Quiero decir, echar un vistazo. Puede que no quisiera detenerme aquíinicialmente, pero ahora no me parece tan mala idea. Es un bonito claro en un bosque, losuficientemente lejos de cualquier lugar como para que nos molesten.

—Oh, me gusta cuando me susurras al oído. —Ray se rio en voz alta—. Cuéntame más.

Maisie necesitaba superar su miedo y mirar. Así que se puso a caminar lentamente, tratandode no hacer ningún tipo de sonido. No podía ser vista...

—Oh, Dios mío. —Pero su intención de ser sensata e inteligente se fue flotando en elmomento en que vio lo que estaba pasando entre Lauren y Ray. Hermano y hermana se besaban

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como si no hubiera un mañana, con una pasión similar a la que ella compartía con Bryson.

Maisie se llevó las manos a la boca con sorpresa. Esto era demasiado para ella. No podíacasarse con un hombre que se pasaba el tiempo besando a su hermana, eso era horrible. No habíaforma de que su padre quisiera que se mezclara con una familia así. No debió de saber lo quepasaba entre estos dos...

A menos que... de repente, se dio cuenta de que no eran hermanos, ni siquiera eran familia.Bryson había pedido pruebas de que conocían a Maisie, pero no pensó en preguntar por su vínculofamiliar. ¿Y por qué lo haría? A menos que pensara que la estaban engañando y claramente, esoera exactamente lo que estaban haciendo.

Querían todo el dinero y las tierras que su padre tenía antes de morir. Todo lo que Lauren lehabía dicho sobre Bryson era lo que ella y Ray querían. Ray se casaría con ella y entonces lotendrían todo.

—¿Quieres hacerlo aquí? —Maisie volvió a su escondite cuando el beso se interrumpió yRay empezó a hacer preguntas a Lauren que ella no entendía—. Supongo que...

—Es perfecto, si lo piensas bien —respondió Lauren—. Y vamos a tener que hacerlorápido. Quién sabe qué recuerdos habrás despertado al mencionar los nombres de los padres de laniña tonta delante de ella.

Maisie contuvo la respiración, ahora más aterrorizada que nunca.

—Tenía que hablar de sus padres. Necesitábamos que Bryson nos creyera, ¿no es así?

—¿Y qué hubieras hecho si ella lo hubiera recordado todo en ese momento? ¿Cómohabríamos salido de ese lío? Admitiré que tu arriesgada estrategia dio sus frutos, pero por unmomento tuve miedo.

—Así que, ¿por eso tenemos que poner nuestro plan en acción de inmediato? ¿Eso es lo quepiensas, Lauren?

Los dedos de Maisie se enroscaron alrededor de la cintura de su vestido de novia porquenecesitaba algo a lo que agarrarse. Esto era real, no estaba teniendo ninguna horrible pesadilla.Estaba pasando algo horrible y necesitaba resolverlo. Ya no necesitaba explicarle a Ray por quése iba, él no era el agradable prometido que le había dicho que era.

—No podemos permitir que recupere sus recuerdos, Ray, lo sabes tan bien como yo. Cuantomás nos acerquemos a casa, más posibilidades habrá de que lo recuerde todo. Vinimos a buscarlapara asegurarnos de que no recuerde quién es realmente, o eso nos arruinaría todo, así que, ¿por

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qué no aquí?

—¿Por qué no aquí? —repitió Ray con poca o ninguna vacilación en el tono—. Supongo quetienes razón.

—Necesitas seducirla, ya sabes, Ray —dijo Lauren con burla en su tono. El estómago deMaisie se agitó. No había forma de que permitiera que Ray se acercara a ella, y mucho menos quela sedujera—. Y cuando la llevemos lo suficientemente lejos de aquí, debes apuñalarla.

Maisie dejó escapar un jadeo audible de conmoción. Cerró los labios con fuerza, rezandopara que nadie la hubiera escuchado. Por suerte, nadie vino a por ella. Estaban planeando matarla,aunque no entendía por qué la querían muerta. No podrían acceder a su riqueza sin ella, notendrían derecho a nada.

—¿Tengo que ser yo quien la mate? —se quejó Ray—. ¿Por qué tengo que ser yo? Tú eresmucho mejor en eso. Tienes el estómago para ello, mi amor. Ya has matado antes.

La cabeza de Maisie giró salvajemente bajo este nuevo y desagradable conocimiento.Estaba entre asesinos, gente a la que no le importaba deshacerse de alguien para llegar a dondequerían, así que tenía pocas posibilidades. Si decidían matarla lo harían donde nadie pudiera oírlagritar.

—Pero sé cuánto odias a Maisie y a toda la familia Ferguson, así que el honor es tuyo.

—Los odio con una pasión intensa. —Ray estuvo de acuerdo, para consternación de Maisie.¿Qué habría hecho ella para merecer una reacción tan visceral?—. Pero no necesito ser yo quienla mate.

—Yo ya he tenido bastante. —Lauren parecía un poco más enfadada ahora. Maisie podíaver que se estaba frustrando cada vez más con Ray. Lo que no entendía era por qué no había huidotodavía—. Ya he tenido suficientes muertes en mi vida. ¿Cree que fue fácil asesinar a mi marido?

—Creo que te resultó muy fácil matar a Duncan Ferguson. —El nombre hizo que Maisie secongelara. Lauren le había dicho que así se llamaba su padre. ¿Lauren estaba casada con él? Ellaera... ¿su madrastra? Y Ray era su amante, mataron a su padre y ahora la querían muerta también.Su madre debía de haber muerto hacía mucho tiempo.

Todo eso significaba que su padre no había sufrido ningún accidente. Lauren no era lahermana de Ray, Lauren era una asesina a sangre fría y necesitaba que ella muriera antes de quesus recuerdos volvieran, así que... Dios, ¡para poder reclamar la herencia del padre de Maisie!Después de todo, Lauren tenía derecho a todo y ella era lo único que se interponía en su camino.Cuanto más rápido unía las piezas del puzle, más temía.

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Su vida estaba en peligro, esa era la verdad. Tenía que escapar.

—Mataste a ese viejo bastardo como si no significara nada para ti —continuó Ray riendo,como si todo esto fuera una broma—. Fuiste fría, Lauren, justo como yo te amo, y creo que podríasser igual de fría con esa perra también. Creo en ti.

—No la voy a matar, Ray —insistió Lauren, como si estuvieran discutiendo por una barajade cartas o algo así—. Vas a matarla porque ambos necesitamos que muera. Es la única forma enque puedo estar segura de que estamos juntos en esto. Así que, vas a tomar esta daga y te vas adeshacer de tu mujercita, ahora.

—¿Y si la encuentran? ¿A quién podemos culpar esta vez?

—No me importa. A Bryson, tal vez. Ese tipo era raro de todos modos. Si alguna vez seencuentra el cuerpo de Maisie, lo que no ocurrirá porque vas a hacer un buen trabajo, entoncespodemos echarle la culpa a él. Somos buenos para cargarle el asesinato a otra persona, ¿no crees?Hicimos un buen trabajo con Duncan.

—Maisie nos ayudó con eso porque se escapó tan pronto como se dio cuenta de que laestabas culpando, pero Bryson tendrá todo un clan de gente para apoyarlo…

—Un clan que no vive cerca de nosotros, Ray, así que deja de poner excusas, ¿quieres?Solo sal ahí fuera y mátala. Tienes que hacerlo. Aquí mismo, ahora mismo.

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Capítulo 17

«¿Asesinato?». De repente, algo golpeó duramente a Maisie.

«Lo mataste. Ray te vio con un cuchillo ensangrentado».

Apenas podía respirar cuando le vino ese horrible recuerdo. Era el primer recuerdocompleto que tenía y era espeluznante. Lauren y Ray se burlaban de ella, gritándole y haciéndolesaber que iban a culparla del asesinato de su padre.

—Oh, Dios mío —susurró con la mano en el pecho mientras su estupidez la golpeaba confuerza.

Lauren era su malvada madrastra. Su madre murió al nacer y no la conoció, y cuando supadre se enamoró de Lauren no pudo hacer nada para evitarlo, ni siquiera cuando sospechó queLauren solo quería el dinero de su padre.

Contra más recuerdos volvían a su memoria más le dolía la cabeza. Lauren habría asesinadoa su padre y también la quería muerta a ella. Todo había sido mentira y ella había caído en latrampa.

Se agarró con fuerza al medallón, permitiendo que algunas lágrimas le corrieran por lasmejillas. Se había aferrado al sueño de que volvería a ver a su madre, de que sería ella quien leexplicaría quién era, pero eso ya no sería posible. Y su padre también le había sido arrebatado.Todo lo que podía hacer era llorar por ellos.

—Bryson —susurró cuando logró alejarse del carruaje—. Quiero a Bryson. Solo quieroestar con él.

Allí era donde se dirigía ahora. No sabía la dirección en la que tenía que ir, pero de algunamanera la encontraría, lo encontraría una vez más. Esperaba que Bryson la siguiera queriendodespués de todo lo que le había hecho pasar. Especialmente, ahora que sabía la verdad.

—No debe ser difícil encontrar el camino de regreso, solo debo seguir nuestras huellas —se

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dijo a sí misma.

Cada paso la alejaba más de Lauren y de Ray, pero no era suficiente. Nada iba a sersuficiente. Saber sobre su perfidia la marcaría, como también lo harían los recuerdos que Laurenle había traído. No era de extrañar que lo hubiera bloqueado todo. Su vida pasada conteníafragmentos aterradores. Algo de lo que necesitaba escapar.

—Me quieren muerta y enterrada. —Se secó algunas de las lágrimas que empapaban su cara—. Para que puedan tener una fortuna que yo ni siquiera quiero, aunque me pertenezca.

Maisie no podía concebir que su vida tuviera un precio, ni la de nadie, pero había gentecodiciosa en el mundo que no lo veía así. Aquellos dos eran horribles y esperaba que su padre sehubiera dado cuenta. Él nunca la habría querido cerca de ese cerdo.

—Vamos —siseó mientras daba un paso atrás, tratando de no llamar la atención—. Empiezaa correr y no mires atrás.

Tan pronto como Maisie comenzó a correr hizo ruido. Por suerte en ese momento Ray yLauren discutían sobre quién la iba a asesinar, por lo que no la escucharon. Una ventaja queMaisie iba a aprovechar al máximo para alejarse todo lo que pudiera de ese lugar.

Pero su suerte no duró mucho, ya que en su empeño en alejarse lo antes posible comenzó acorrer, sin darse cuenta de que al hacerlo varias ramitas se rompieron soltando un chasquido.Asustada por si la habían descubierto Maisie escuchó atenta, al mismo tiempo que miraba haciaatrás.

Sus prisas por alejarse casi la hicieron caer, al no prestar atención al camino que tenía anteella. Pero necesitaba asegurarse de que no la perseguían al notar como el miedo la bloqueaba.

«Corre, corre» se dijo al advertir que no la habían descubierto y usó todas sus fuerzas paravolver junto a Bryson.

Con el corazón a mil por hora continuó sin mirar atrás, deseosa de alejarse. De pronto sedio cuenta de que estaba viviendo su pesadilla. Esa que la había perseguido durante todo eltiempo que había estado con Bryson, donde la serpiente que venía a por ella intentaba matarla. Laserpiente era Lauren y Ray que pretendían aplastarla hasta matarla.

La cabeza le palpitaba y le dolían las piernas, pero no se detuvo. Siguió corriendo, aunquese le hiciera difícil con el vestido de novia, que se enganchó en una rama cercana y se rompió.Pensó en quitarse el vestido y tirarlo al suelo para que le fuera más fácil correr, pero no podíaperder el tiempo.

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—¡Ah! —Tropezó de nuevo y cayó hacia adelante por culpa de sus piernas gelatinosas. Susmanos golpearon el suelo con fuerza. Gritó con temor de haberse hecho sangre y dejar un rastroque pudieran utilizar para darle alcance—. Oh, Dios mío.

Se levantó con esfuerzo y continuó corriendo, aunque se cayó una y otra vez. Lloró sin sabercuánto tiempo llevaba alejándose. Podían ser minutos o tal vez horas. Lo único de lo que estabasegura era de que debía correr más, alejarse más.

Pero estaba tan cansada que era un desastre, un verdadero desastre, lo que no la ayudaba ennada. Necesitaba aspirar un poco más de aire si quería calmarse, pero eso parecía imposible. Nopodía llevar aire a sus pulmones por mucho que lo intentara.

—Vamos... vamos, Maisie —se animó a sí misma—. Tienes que llegar a Bryson.

Pensó en Bryson mientras se ponía de pie una vez más. Recordó todos sus momentosespeciales juntos, cada beso que habían compartido, cada noche especial. Eso la ayudó, la hizosentirse mejor, más libre... tan libre que otros recuerdos volvieron a ella también. Recuerdos de suvida anterior jugando con su padre.

Él le prestaba toda su atención, riendo y riendo mientras ella corría por el castillo, sucastillo, pensando que su vida siempre estaría a salvo con su padre. Por fin tenía recuerdos que lepermitirían avanzar en la vida, siempre que pudiera escapar de esas personas.

Se sentía exactamente igual que en sus pesadillas, cuando intentaba escapar de la serpienteque venía a por ella. Cada paso era igual de doloroso, como si su cuerpo hubiera estado tratandode prepararla para este momento exacto todo el tiempo. Sus pesadillas eran premoniciones,advertencias de lo que estaba por venir. Debería haber prestado más atención.

—¡Bryson! —Maisie gritó en voz alta en el momento en que sintió que todo se estabavolviendo demasiado pesado para ella y que el cansancio estaba empezando a arrastrarla—.Bryson, por favor, ven por mí. Te necesito.

Ya fue su héroe una vez, la salvó junto al río cuando se alejaba de Lauren, de Ray y de laacusación de asesinato, así que quizás podría volver a serlo. El destino los había reunido cuandoél se encontró con ella mientras daba un paseo a caballo. Tal vez el milagro podría ocurrir denuevo.

—Bryson, ven a por mí —gimió—. No puedo hacer esto mucho más tiempo. Tengo miedode terminar muriendo porque estoy cansada...

Se tambaleó y tropezó de nuevo hacia adelante, sabiendo que si caía una vez más no selevantaría. No tenía fuerzas para seguir. Tal vez era mejor para ella encontrar un lugar donde

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esconderse hasta que Lauren y Ray se cansaran de buscarla. Tenía que llegar un momento en el queaceptaran que no podían atraparla y la dejaran ir... ¿o era una quimera?

Finalmente, Maisie encontró una roca lo suficientemente grande para esconderse detrás. Seocultó y aspiró mucho aire con la esperanza de volver a la normalidad. Necesitaba controlar surespiración o sus jadeos y silbidos harían mucho más fácil que la encontraran.

—Cálmate —susurró—. Cálmate y agárrate al medallón. Siempre te ha ayudado.

Maisie se aferró al medallón con sus temblorosas manos mientras el mundo a su alrededorse desmoronaba. El medallón era lo único que la había ayudado durante el tiempo en que no sabíaquién era. Alguien había intentado robárselo y se llevó todo lo demás, pero el medallón... Vaya,alguien había intentado robarle, alguien la había herido, y aun así se las había arreglado paraquedarse con el medallón. Un medallón que Ray no le había regalado, sino que era lo único quetenía de su madre.

El medallón la había salvado antes y lo haría de nuevo. Todo lo que necesitaba hacer eraaferrarse a él y tenerlo con ella todo el tiempo. Su madre la protegería y estaría bien. Tenía queestarlo. Era la única manera de volver a ver a Bryson.

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Capítulo 18

—¿Qué demonios ha sido eso? —preguntó Ray con enfado. A medida que Lauren comenzaba aimpacientarse, él también se irritaba más con ella. Él había asumido que ella mataría a Maisie, yaque pareció disfrutar mucho la última vez que mató. Él no estaba con Lauren por su brillantepersonalidad, sino por lo que ella podía ofrecerle.

—¿De qué te quejas ahora? No quiero oír más excusas tuyas, Ray. No podría estar másmolesta contigo si lo intentara...

—No es una excusa. —Se alejó de ella, ya que no deseaba más el cuerpo caliente deLauren. Tenía otra cosa más importante en mente—. He escuchado algo. Maisie tarda demasiado ycreo que algo ha pasado. Podría estar huyendo.

Un torrente de desagradables palabras de maldición salió de la boca de Lauren mientrascorría al otro lado del carruaje para ver si Ray tenía razón. Si la chica había huido mientrasdiscutían se iba a enfadar mucho. Si Ray hubiera hecho lo que ella le había dicho sin causarningún problema, entonces no estarían en esa posición.

Por supuesto, había un asqueroso vómito en el suelo, pero de ella no había ni rastro. Unarabia tan intensa y poderosa que temía que entrara en erupción como un volcán se apoderó de ella.

—¡Ray, mira lo que has hecho! —gritó—. Has pospuesto matarla durante tanto tiempo queella se ha ido.

—No he hecho nada malo. —Ray llegó al lado de Lauren—. No sé de qué estás hablando.

—Apuesto a que se ha ido porque mencionaste los nombres de sus padres. —Lauren echó elcodo hacia atrás y lo clavó en las costillas de Ray. Instantáneamente él se dobló hacia adelantepor el dolor—. Apuesto a que sus recuerdos regresaron...

—Si no hubiera dicho nada, no habría venido con nosotros.

—Yo soy la que habló sobre el medallón. No puedes atribuirte el mérito de eso.

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—No, pero por alguna razón crees que está bien culparme por su huida, Lauren. Estoycansado de esto. —Ray lanzó sus manos al aire en señal de frustración—. Soy como tu perrofaldero. El que se lleva todas las culpas para que tú no tengas que asumir tu responsabilidad.Siempre me eliges a mí para ser el chivo expiatorio.

—¿Qué quieres decir? —La intensa furia de Lauren crecía por momentos.

—He tenido que sentarme y esperar mientras te casabas con ese viejo, mostrándole afectodelante de mí...

—¿Crees que yo quería eso? —gritó—. ¿Crees que eso fue divertido para mí? Fue horrible.Creo que soy la única que se ha sacrificado por nosotros.

—No sé por qué actúas así, Lauren. Yo también me he sacrificado —insistió Ray.

—No como yo. —Colocó las manos sobre las caderas en postura desafiante—. Ni siquieramatarás a la chica.

—Nadie la matará si no podemos encontrarla —gruñó de nuevo—. Ella se ha desvanecido.Podría estar corriendo de vuelta a Bryson ahora mismo para decirle lo que planeamos. Tal vezincluso nos oyó hablar. No te caracterizas por tu voz tranquila, ¿verdad? —Lauren resopló, peroeligió no responder a eso—. Si Maisie recupera la memoria se lo contará, y entonces no soloempezará una guerra entre nuestros clanes, sino que nos dejará al margen. No todo el mundo lacreerá, pero algunos podrían hacerlo.

Aunque estaba irritada, Lauren entendió lo que Ray estaba diciendo. La huida de Maisie eraproblemática para ambos. Tenían que atraparla y matarla antes de que revelara algo.

—Debemos separarnos —insistió Lauren—. Ella ha huido y se mantendrá fuera de nuestravista. Querrá llegar al castillo de Bryson. —Sacó su daga del bolsillo—. ¿Tienes algún arma?

—La tengo —asintió con determinación—. Tengo mi espada conmigo. Así que, supongo quequien la encuentre primero será el que lo haga. Solo entonces estaremos a salvo. Y eso es loprincipal.

Finalmente, Ray y Lauren asintieron con determinación el uno al otro. Era hora de ir albosque tan rápido como pudieran para terminar el plan que comenzaron hacía meses, cuandoDuncan Ferguson encontró su fin. En el plan original, su hija iba a asumir la culpa y pasar su vidaen la cárcel, con Lauren contando la triste historia de sus celos y el dolor que la volvían loca,pero como las cosas habían cambiado, ahora tendrían que matarla.

—Pongámonos en marcha —declaró—. Yo tomaré ese camino y tú el otro. Podemos

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encontrarnos de nuevo aquí una vez que la hayamos matado, y continuaremos con nuestra vida.

Lauren estaba contenta de tener a Ray de vuelta a su lado. Necesitaban trabajar juntos paraasegurarse que todo funcionara. Ray podría tener que matarla después de todo. Lauren necesitabaque él la matara. Era la única manera de que ella pudiera respetarlo de verdad como hombre ycreer ciegamente en que él estaba de su lado. Ahora mismo no estaba segura de si necesitabadeshacerse de él también...

Cada ruido hacía saltar a Maisie. No estaba segura de si la perseguían o no, no sabía siLauren y Ray podrían encontrarla en el lugar donde se escondía, pero seguía enloqueciendo más ymás con cada segundo que pasaba.

Necesitaba un descanso porque correr era demasiado extenuante para ella, pero como sucuerpo, finalmente, se había calmado, no estaba segura de si haber parado era lo más sensato.Ahora no sabía si sería capaz de volver a moverse. Temía que cualquier movimiento ladescubriera y no tenía idea de durante cuánto tiempo seguirían buscándola.

«No puedo quedarme aquí para siempre. De lo contrario, moriré de todos modos, congeladao muerta de hambre». En algún momento tendría que ponerse en movimiento para continuar con suviaje al castillo de Goraidh.

Experimentó con el intento de mover sus piernas, solo un poco, pero era como si estuvieranenvueltas en plomo. No querían ir a ninguna parte. Se sentía más segura donde estaba.

—Es hora de irse —susurró.

Contó hasta diez tratando de prepararse para lo que vendría, antes de incorporarse. Se pusode pie y dejó que sus ojos se movieran ansiosamente. Gracias a Dios no había nadie. Ni un almaque la mirara, ni siquiera un pájaro. Lauren y Ray, probablemente, seguían enredados el uno en elotro.

No la habían escuchado huir y, aunque lo hubieran hecho, parecía que no se habíanmolestado en seguirla. Era libre de irse y caminar a cualquier ritmo que quisiera, aunque seríarápida porque no podía soportar estar más tiempo separada de Bryson.

—¡Ahí estás, pequeña zorra! —Las palabras le llegaron tan dolorosamente que estuvo apunto de caerse una vez más. Lauren apareció de la nada y parecía una loca. Estaba despeinada, sucara llena de furia, su ropa cubierta de barro. No es que Maisie pensara que se veía mucho mejor;peor aún, llevaba un vestido de novia—. ¿Pensaste que podías escapar de mí y de tu destino?

Intentó huir una vez más, pero Lauren había tomado una fuerza inhumana y se abalanzó sobreella tirándola al suelo. El dolor parecía venir de todos los ángulos, Maisie no podía mantener sus

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pensamientos en orden. Hacía todo lo posible por apartar las manos de Lauren cuando venían apor ella una y otra vez, para golpearla y apuñalarla, pero era imposible. La rabia y la codicia deLauren la transformaron en un monstruo.

—Te he... querido muerta... desde que te conocí —le espetó con cada ataque—. Te odio,Maisie... Ferguson. Eres... patética. Un absoluto... desperdicio de vida. Te odio tanto.

La crueldad de las palabras de Lauren solo fue superada por sus ataques. Maisie sabía queera una situación de vida o muerte, así que su principal objetivo debía ser la daga, pues si llegabaa ella, todo habría terminado. Si podía quitársela de la mano tendría una oportunidad.

—Oh, Dios mío, deja de pelear, Maisie —escupió Lauren—. Acepta tu destino ya.

Y ahí estaba. La hoja en el aire apuntando a su corazón. Era ahora o nunca. Lauren tenía laexpresión de alguien que ya pensaba que había ganado, pero Maisie alargó la mano, agarró la hojaentre sus dedos y comenzó a alejarla de ella con todas sus fuerzas. Podía sentir cómo le cortaba lapiel y la perforaba, pero era mejor lastimarse la mano que el cuerpo.

Hizo lo que pudo para bloquear la agonía y usó todas sus fuerzas para mantenerse firme. Noera fácil, pues Lauren tenía la rabia de su lado, pero Maisie pensó en Bryson, en June y Anice, entodos aquellos por los que quería seguir viviendo. Pensó en ellos y luchó por ellos también,retorciendo la muñeca de Lauren hasta que la mujer aulló y aflojó su agarre.

Maisie no se lo esperaba, pero pensar en su vida junto a Bryson y los demás le dio fuerzasy, finalmente, fue ella la que sostuvo la daga.

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Capítulo 19

—Suéltame —jadeó Maisie. Le dio la vuelta a la daga para enseñársela a Lauren. No paraamenazarla, sino para hacer que se moviera—. No voy a dejar que me mates, Lauren. ¿Quieres eldinero y la herencia de mi padre? Bien, eso no vale mi vida. Pero tampoco será tuyo ya que no telo mereces al haber sido tú quien mató a mi padre.

Lauren se levantó para poder mirarla. No le importaba lo que dijera, iba a acabar con ella.

—No confío en ti, Maisie Ferguson —se burló Lauren—. No eres digna de confianza. Nadiede tu posición lo es. No sabes nada de la vida real. No tienes ni idea de cómo alguien como yotiene que luchar para llegar a la cima. Todo lo que pasará si te dejo ir es que volverás corriendo atu novio y le contarás todo. Bryson nos hará la guerra a mí y a Ray y nunca podremos vivir en paz.

—No diré nada. —Maisie sabía que no estaba siendo sincera con Lauren, pero habría dichocualquier cosa en ese momento para poner fin a la pesadilla que estaba viviendo. En ninguno delos sueños que había tenido hasta ese momento la habían atrapado. Esto era algo nuevo para ella yno estaba muy segura de cómo negociarlo adecuadamente—. Solo le diré a Bryson que quieroestar con él, y que terminé el compromiso con Ray. No volverás a saber nada de mí. Incluso mellamaré Rosalyn porque es el nombre con el que he estado viviendo aquí.

Lauren echó la cabeza hacia atrás y se rio asquerosamente.

—Eres una mentirosa, Maisie. Deja de intentar fingir que eres mucho mejor persona que yo.Deja de actuar como si estuvieras por encima de todos nosotros. Todos somos personas terribles.Al menos, soy lo suficientemente honesta para admitirlo. No eres un ángel.

Esa palabra sorprendió a Maisie hasta la médula. Lauren no podía saber cómo se referíaBryson a ella, esto era solo una coincidencia, pero aun así se quedó congelada, con la hojaapuntando hacia arriba y Lauren mirándola con odio. Quería ser un ángel, quería ser una buenapersona, no entendía lo que Lauren quería decir con que todo el mundo era malvado...

—Oh, por el amor de Dios, no voy a tolerar esto por más tiempo. —Lauren echó un brazo

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hacia atrás para arrebatarle la daga—. Vas a morir aquí en el suelo del bosque y serás olvidadapor todos.

Pero algo sucedió. Lauren juzgó mal su propio peso y cayó sobre Maisie con todo su peso.Por un segundo ambas mujeres forcejearon para mantener el equilibrio, pero fue inútil. El empujecon que Lauren cayó sobre Maisie fue mayor y ambas acabaron en el suelo.

Nada sentir el suelo frió golpeando su espalda Maisie soltó todo el aire de sus pulmones,quedándose atontada y sin aire. Pero fue peor cuando Lauren cayó también sobre ella, impidiendoque el aire volviera a entrar en sus pulmones.

Durante una fracción de segundos Maisie se quedó paralizada, hasta que comprendió queLauren no se apartaría. Solo entonces comenzó a exasperarse, soltando un grito de dolor mientrasse sacudía y trataba de quitarse de encima a Lauren.

Pero todo fue inútil, ya que por mucho que pataleara y gritara Lauren no se movía, y Maisiesentía cada vez más que se estaba ahogando. Tuvo la sensación de que eso era precisamente lo queLauren quería. Pretendía ahogarla en un asesinato mucho más lento que una puñalada.

—Apártate de mí —le ordenó Maisie enfadada y desesperada, pero Lauren no se movió.

Usando todas las fuerzas que le quedaba Maisie empujó a Lauren hasta que la apartó de ellay por fin pudo respirar. Le extrañaba que durante todo ese tiempo Lauren no se hubiera movido nidicho nada, pero más le extrañó el líquido caliente que sentía en su pecho.

—¿Qué está pasando? ¿Qué es esto? —Se preguntó extrañada, pero no fue hasta que sesentó y bajó la cabeza cuando vio de qué se trataba. Maisie gritó al ver que tenía las manoscubiertas de sangre—. ¡Estoy sangrando!

Asustada se palpó el cuerpo en busca de alguna herida, pero no encontró nada. No sentíadolor ni nada que le indicara que estaba herida, pero esa sangre…

Entonces giró la cabeza y vio el cuerpo inerte de Lauren a su lado. Solo entoncescomprendió lo que había pasado y su angustia se acentuó.

—Oh, no. —susurró mientras el pánico se apoderaba de ella. Maisie se alejó de Lauren aúnsin poder creer lo que había sucedido—. Lauren.

Lauren estaba a su lado, inmóvil, con una mirada vidriosa en los ojos desenfocados,apuntando al cielo. Maisie no podía aceptar la visión de la daga que sobresalía de su pechoatravesando su corazón. Estaba muerta.

—Dios santo, está muerta. Le he clavado la daga.

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Se inclinó e intentó vomitar una vez más para dejar salir su angustia, pero no le quedabanada más que una amarga bilis ardiente que la enfermó aún más.

—La he matado. —Lloró sin poder dejar de mirarla—. Soy una asesina como Lauren yRay... Oh, no.

Tan pronto como recordó a Ray algo se rompió en su interior. Se incorporó de un salto yempezó a correr, y su instinto de supervivencia se hizo presente. No podía estar al lado del cuerpode Lauren cuando Ray se encontrase con ella, porque entonces moriría.

Maisie se sentía fatal al saber que corría hacia Bryson llevando en su consciencia la muertede Lauren, pero sabía que era un hombre maravilloso que entendería lo que había hecho. Él lacuidaría. La ayudaría en su momento más oscuro porque la amaba.

—Tengo que llegar —gritó mientras corría—. Tengo que luchar por lo que siempre hequerido. Después, ya me preocuparé por lo que he hecho.

Pero su consciencia no permitía que dejara atrás el recuerdo del cadáver de Lauren. Pensóque si le hubiera dicho a Lauren y Ray que no deseaba ir con ellos, entonces nadie habría muerto.Si le hubieran hablado de la fortuna de su padre les habría dicho que se la quedaran. Ella teníaamor, no necesitaba nada más.

El medallón aún estaba entre sus dedos recordándole a su madre, pero esto no era suficientepara consolarla. Maisie ya no sentía que mereciera el amor y el consuelo de su madre, porquehabía obrado mal. Su madre nunca habría apoyado que se convirtiera en una asesina.

Cuando tropezó, se quedó quieta en el suelo. Ya no tenía fuerzas para seguir adelante. Sesentía agotada, no solo por estar corriendo durante tanto tiempo, sino por el pesar de saber lo quehabía hecho. Estaba manchada por la sangre de Lauren y mucho se temía que esa mancha tardaríamucho en quitarse de su alma.

Cansada, permaneció en el frio suelo llorando, sabiendo que en cualquier momento Ray laencontraría y ya no podría hacer nada.

Era tal su debilidad, que tardó en escuchar los pasos que se le acercaban por detrás. PeroMaisie ignoró el instinto animal que llevaba dentro y que quería correr, porque no la llevaría aninguna parte. Se quedó donde estaba y esperó a que la muerte viniera a por ella.

De repente, una mano grande la cogió por el cabello y la alzó con fuerza, para despuésgolpear el suelo con la cabeza. El dolor fue insoportable. Pero fue más insoportable no poderdespedirse de Bryson.

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—¿Dónde está Lauren? —Ray volvió a tirar de su cabello y la volvió a alzar con fuerza—.¿Qué has hecho con ella?

—Yo... —Él no sabía que Lauren estaba muerta y Maisie supo que no podía decírselo o sumuerte sería más violenta—. No lo sé —tartamudeó—. No la he... no la he visto…

Ray calló sus mentiras golpeando su cara contra la tierra. Maisie tosió repetidamente,intentando sacarse el polvo antes de que sus pulmones se bloquearan... Aunque pronto dejaría derespirar igualmente.

—Te mataré —gritó Ray—. Tengo que matarte. Lauren me ha ordenado que lo haga. Ella tenecesita muerta para poder tener todo lo que cree que debe ser suyo. Quiere que te mate y nopuedo defraudarla, pero antes debes decirme donde esta Lauren y de quien es esa sangre quemancha tus ropas.

Maisie quería decirle que Lauren estaba muerta, pero él seguía golpeando su cabeza contrael suelo. No podía encontrar las palabras. En cualquier momento, moriría por esos golpes.

«Voy a morir», pensó mientras la tristeza la aplastaba dolorosamente. «Voy a morir aquímismo y mi último acto en la tierra habrá sido matar a otro ser humano».

Capítulo 20

¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué Ray no la mataba de una vez? ¿Era esto algún tipo detormento?

Había dejado de golpearla pero eso no significaba que no pensara matarla. Entonces creyóque solo le estaba dando la oportunidad de confesar y así lo hizo.

—Bien —murmuró Maisie—. La he matado accidentalmente. ¿Es eso lo que quieres oír?¿Que yo maté a Lauren? Ella me atacó, no se detenía, así que le quité la daga y ya no sé qué pasó.No tengo ninguna explicación, así que mátame ya.

Pero no pasó nada. Nada en absoluto, solo sentía su cuerpo encima del suyo.

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—¿Ray? —Ella se retorcía incómodamente pero él no se movía. Entonces le llamó laatención un extraño silbido—. Ray, ¿qué demonios está pasando? ¿Puedes, por favor...? —Se girósobre su espalda—. ¿…Soltarme?

Y lo hizo. Sorprendentemente, hizo exactamente lo que Maisie le ordenó. Solo que no semovió como una persona normal. Se desplomó a un lado, igual que Lauren cuando murió. Peroesta vez no había ninguna daga, Maisie no tenía ningún arma para defenderse.

—Ray, ¿qué sucede? —Tenía demasiado miedo de acercarse a él para ver lo que realmentehabía pasado—. Oh, no. —Se inclinó hacia adelante con la cabeza en las manos y lloró—. No, no,no…

Era tarde para luchar. Demasiado tarde para correr. Maisie no estaba segura de poder ir aningún sitio en ese momento. Las emociones la atravesaron, la impactaron, enviando rayos através de ella. Ahora parecía ser libre y su identidad había regresado, pero estaba demasiadocansada para moverse.

Por eso simplemente se quedó ahí llorando, por todo lo que pudo haber tenido y por todo loque ya no iba a tener.

—Ray, yo... No quería que tú también murieras —gritó—. No fuiste tú quien mató a mipadre. Seguro que tampoco querías matarme a mí. Solo estabas haciendo lo que Lauren te dijo quehicieras.

Se inclinó hacia adelante y se agarró a sus rodillas, sollozando sin parar. Un par de brazosla rodearon y dio por hecho que pertenecía a Ray. Ella no se resistió, se fue con él mientras lalevantaba del suelo y comenzó a darse cuenta de que su cerebro le estaba jugando una malapasada.

Bryson. Sentía esos brazos como si fueran los de él. Olía como él… Se inclinó sobre elpecho del hombre inhalando su aroma profundamente, amando cada segundo de la fantasía quehabía creado para sí misma antes de morir.

—Estoy aquí. —El susurro sonaba demasiado real y parecía provenir de Bryson. Suimaginación era increíble. No podía creer lo maravillosa que era—. Estoy aquí para ti.

Un dedo limpió lentamente las lágrimas de sus mejillas. No podía creer que Ray fuera tantierno con ella, así que asumió que eso también era fruto de su imaginación. O, a lo mejor, es quehabía muerto y estaba en el cielo. Si así era morir, entonces no le importaba haber muerto.

—Oh, Bryson. —Ella se acurrucó contra él—. Nunca debí dejarte. Nunca debí haber creídoa esa gente. Ojalá me hubiera quedado y me hubiera casado contigo. Eso es lo que quería. Solo...

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solo no quería defraudar el recuerdo de mi padre. Fui una tonta. Pero ahora puedo ser tu ángel. TuRosalyn.

—Te amaré seas quien seas —murmuró en voz baja—. Siempre te he amado y siempre teamaré. Tampoco debería haberte dejado ir nunca. Te amo.

Maisie sonrió cuando sus ojos comenzaron a cerrarse. Esto era el cielo para ella, eraabsolutamente perfecto.

—Déjame verte, Maisie —susurró Bryson—. Necesito verte para comprobar que estás bien.

Se inclinó hacia atrás sabiendo que no era a Bryson a quien iba a ver, sino a Ray... pero sumente lo creó. El hombre que le sonreía con amor era la única persona que ella quería ver. Estabaagradecida por ello. Necesitaba verlo, él lo era todo para ella...

—Estoy aquí contigo —susurró ella en voz baja, extendiendo la mano para tocar la suavepiel de su mejilla—. Estoy aquí con el hombre más maravilloso del mundo y eso es todo lo quesiempre he querido.

—Puedo llevarte de vuelta al castillo de Goraidh, si eso es lo que quieres —le dijo él—. Séque tienes otro hogar, así que te llevaré allí si lo deseas.

—Solo quiero estar contigo. Es el único lugar del mundo para mí.

—No debería haber permitido que esto te sucediera —le dijo Bryson con tristeza—. Ojaláno te hubiera dejado ir. Me disculpo. Solo después de que te fuiste me di cuenta de que no podíavivir sin ti y salí a buscarte. No me importaba que fueras la prometida de ese hombre, solo sabíaque no permitiría que te alejaran de mí.

Maisie cerró los ojos y se dejó llevar por su fantasía un poco más de tiempo. No quería queBryson desapareciera, quería tenerlo aquí con ella todo el tiempo que pudiera. Tenía mucho miedode que en cualquier momento pudiera desaparecer y que no hubiera nada que pudiera hacer alrespecto.

—Bryson, no tenías elección —susurró—. Fui una tonta por creer en lo que esa horriblegente me dijo. Debí haber escuchado mi instinto. No me buscaban porque quisieran cuidarme. Eraporque me querían muerta. Lauren me dijo que tú eras el que buscaba la fortuna de mi padre, peroyo sabía que eso no era verdad. Sabía que no eras así. Nunca harías algo así. Fueron ellos. Elloseran los que querían quitarme de en medio. Lo querían todo y me necesitaban muerta.

—No vas a morir —le aseguró Bryson, tratando de contener la cólera que sentía ante lo quesu ángel había sufrido—. Ahora estás conmigo y no voy a permitir que jamás te pase nada.

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—Pero ya estoy muerta —murmuró—. Debo de estarlo o no estaría contigo. Es la únicaexplicación posible de que estés a mi lado.

—Maisie, estoy aquí. —Bryson entrecerró los ojos, preguntándose por qué no se había dadocuenta todavía—. Estoy aquí contigo. He venido a por ti. Vine a salvarte. Vine a alejarte de esagente porque sabía que no podía confiar en ellos. Sabía que no debería haberte dejado ir, Maisie.Te quiero y te quiero conmigo en todo momento. June también te quiere, al igual que el resto delclan. Y Anice... Anice te echa de menos como una loca. Estaba enojada conmigo por dejarte ir.

Maisie extendió la mano y le acarició las mejillas, esta vez aceptando la extraña verdad deque Bryson, realmente, estaba aquí con ella. Ella no era su ángel, no en el sentido literal, pero élera su héroe. Bryson había intuido que ella lo necesitaba y había venido a rescatarla, comosiempre haría.

—Estás aquí. —Lloró ella conmovida—. Estás aquí para ayudarme. No puedo creer loafortunada que soy. No puedo creer que hayas venido por mí. No sé cómo agradecértelo…

—No necesitas agradecerme nada —declaró, empezando también a emocionarse. Toda estaexperiencia había sido más traumática para ella de lo que él se atrevía a creer. La culpa lo inundó,sabía que no debería haber permitido que esto sucediera. Maisie era su prometida y él la dejómarchar hacia el peligro. ¿En qué clase de hombre lo convertía eso?—.Haría cualquier cosa porti, Maisie. Quiero ser siempre el hombre que te salve. No quiero volver a estar lejos de ti nuncamás. Ha sido una absoluta tortura para mí.

—Yo tampoco quiero que te alejes de mí. —le confirmó Maisie—. Si realmente estás aquí yesto no es un sueño, me encantaría estar contigo para siempre. No quiero estar lejos de ti nuncamás. No sabes cuánto te he echado de menos, Bryson. Aunque solo estuvimos separados duranteunas horas, sentí como mi vida estaba incompleta sin ti. Mi mundo es un lugar mucho mejorcontigo en él.

Esto ya no era una pesadilla, sino un sueño hecho realidad.

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Capítulo 21

Seguían en el bosque, en el mismo lugar donde Ray la había atacado, cuando Maisie notó queBryson interponía su cuerpo para impedir que ella viera el cadáver de Ray.

—No tienes que mirar. —Le dijo Bryson al notar como ella se tensaba.

Pero Maisie necesitaba comprobar que Ray estaba muerto. Solo entonces dejaría de temerloy de buscarlo en cada sombra o en cada sueño.

—Maisie, para...

—¿Ray está muerto? —Ahora todo tenía sentido. Ray no habría dejado de atacarla a menosque alguien lo hubiera detenido—. ¿Qué ha pasado?

Bryson no quería responder a esa pregunta porque Maisie ya podía verlo por sí misma. Tanpronto como había visto a Ray atacándola había actuado de inmediato disparando la flecha que lohabía matado.

No se lo había pensado dos veces. Vio a la mujer que amaba siendo dañada e hizo lo quepudo para mantenerla con vida. Pero no quería que Maisie pensara que era un monstruo.

—Oh, vaya, ya veo. —Maisie tragó y asintió lentamente—. Supongo que me habría matado.

—Sí, eso era lo que quería. Quería matarte. Tuve que hacerlo para salvarte. —Ella supo quesi los papeles se invirtieran haría lo mismo por él. Haría cualquier cosa para mantenerlo con vida.Él era su héroe. Ahora y siempre—. Llegué justo a tiempo —continuó Bryson, sabiendo quenecesitaba justificarse de cualquier manera posible—. Solo tuve la oportunidad de dispararle unaflecha. Afortunadamente, lo alcanzó.

Bryson no se habría perdonado si hubiera llegado demasiado tarde. No podía dejar morir aotra mujer a la que amaba.

—Sí, gracias a Dios me salvaste, Bryson. No sabes como deseé que llegaras y me sacarasde este bosque. De toda esta pesadilla.

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—Ya no tienes de qué preocuparte, Lauren también está muerta —continuó Bryson contristeza. Sin embargo, una parte de él se alegraba porque nadie vendría a por Maisie.

Maisie bajó la cabeza, la tristeza la envolvió. No quería admitir la verdad por miedo a quela viera diferente, pero tampoco podía mentirle. Si él iba a amarla de verdad, necesitaba sabercada parte de ella, incluyendo las partes que no le gustaban tanto. Le asustaba admitirlo en vozalta, pero sabía que no tenía ninguna opción.

—Fui yo —dijo en voz baja, casi tan baja que Bryson no la escuchó—. Fui yo quien mató aLauren. —Sacudió la cabeza con tristeza—. No quise hacerlo. Sucedió en la pelea. Ella intentómatarme y yo le quité la daga para salvarme, pero ella cayó hacía delante y le atravesó el corazón.Me siento muy mal por ello. No quería que ella muriera. No quería que nadie muriera.

Sollozó fuertemente en el pecho de Bryson, temiendo que él se alejara ahora que sabía de loque era capaz. No había matado a Lauren para salvar a otra persona, solo a sí misma. Se sentíaegoísta.

—Debí haberla atacado de otra manera. Nunca debí haber usado la daga para amenazarla.No estaba pensando con claridad, tenía miedo. Solo quería que se alejara de mí. No pensé... Nisiquiera sé lo que pasó. Se cayó. Se cayó...

El recuerdo era doloroso, agonizante. Quería arrancárselo de la mente, ya que sentía lasangre de Lauren por todas partes. La veía morir sabiendo que era totalmente responsable. Maisiesabía que ese recuerdo la acompañaría para siempre. Ahora tenía los recuerdos de su pasado, susrecuerdos con Bryson, y los horribles recuerdos en medio del bosque de muerte y sangre.

—No tienes que preocuparte por lo que hiciste —le aseguró Bryson—. Yo también hicecosas malas, pero lo hicimos para salvarnos del mal. Teníamos que alejarnos de Lauren y Ray...

—Lauren no era la hermana de Ray —declaró de repente—. Ella era su amante. Los vibesándose.

Los labios de Bryson se apretaron hasta formar una fina línea.

—Tenía la sensación de que los dos estaban demasiado unidos.

—Sí, bueno, tenías razón. —Maisie asintió unas cuantas veces—. Querían matarme porquequerían la herencia de mi padre. Yo era lo único que se interponía en su camino. Yo y misrecuerdos. Asumían que los recuperaría en algún momento.

—¿Cómo es que tenían derechos sobre algo que alguna vez perteneció a tu padre? —preguntó Bryson, confundido.

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—Lauren era mi madrastra. Se casó con mi padre a quien, finalmente, asesinó. Ella queríaculparme del asesinato y creo que ese fue el momento en que decidí huir.

—¿Te contó todo eso? —Bryson no podía creerlo—. Bueno, pase lo que pase, ya puedesolvidarte de todo. No tienes que volver a preocuparte por lo que pasó aquí nunca más. Se haacabado.

—No —dijo Maisie inmediatamente—. No, no quiero olvidar nada nunca más, aunque losrecuerdos sean feos. Me ha llevado mucho tiempo recuperarlos y quiero ser yo misma. Necesitovivir.

Bryson asintió con la cabeza, y luego cayó en la cuenta de lo que le estaba diciendo.

—Espera, ¿qué estás diciendo, Maisie? —jadeó—. ¿Qué has recuperado tus recuerdos?¿Todos ellos?

—Sí. —Sonrió de oreja a oreja—. Los tengo de vuelta. Algunos vinieron de Lauren y Ray.Ellos encendieron muchas chispas, pero la mayoría vinieron cuando pensé que iba a ser el final demi vida. Nunca conocí a mi madre. Murió cuando yo era muy joven y por eso no tengo recuerdosde ella. Pero el medallón... es suyo. Por eso lo he mantenido siempre tan cerca de mí. Mi padreera un hombre maravilloso. El mejor de todos. Me crio solo e hizo un gran trabajo. —Maisiefrunció el ceño—. Entonces llegó Lauren y lo destruyó todo. Como un huracán arrasó miexistencia y lo destrozó todo. Mató a mi padre y me echó a mí la culpa. Cuando hui una mujer merobó y me atacó. Creo que fue entonces cuando perdí mis recuerdos y ahí es donde tú entraste enescena salvándome la vida.

Sonrió de oreja a oreja, sabiendo que Bryson sería su héroe para siempre.

—Me siento aturdido. —Bryson no sabía qué decir—. Me sorprende que hayas recuperadotus recuerdos. Estoy feliz, por supuesto, pero sé que esto es algo que querías, aunque... vaya... quétristes recuerdos.

—Sé que no son bonitos. —Maisie estuvo de acuerdo. —Entiendo que eso complica toda mivida. Sé que esto hace que te replantees tu opinión sobre mí y sobre volver a rescatarme. Es muyextraño, lo sé.

—No. —Bryson sacudió la cabeza demasiado fuerte—. No, no es extraño. Es solo que esmucha información que asimilar.

Maisie ladeó la cabeza y examinó a Bryson cuidadosamente. No estaba segura de lo quesignificaba todo esto. Era como si su confusión fuera porque no pudiera aceptarla ahora que sabíala verdad sobre ella. No había nada que ella pudiera hacer si ese era el caso. Entonces tendría que

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alejarse y volver a su casa.

Tenía recuerdos de su casa, pero no estaba segura de poder encajar allí ahora. No sabía loque su antiguo clan pensaba de ella, pues habrían oído que era una asesina y no la querrían cerca.Cualquiera que pudiera hacerle eso a su padre no era digno.

Por supuesto, tendría que volver y explicarles la verdad. Tratar de hacer que la gente laentendiera. Hacerles saber que Lauren y Ray eran las malas personas, aunque el hecho de queestuvieran muertos y muchas la creyeran culpable no ayudaría mucho.

No obstante, encontraría una manera. Tenía que hacerlo, aunque no quisiera. Nunca seríafeliz sin Bryson. Sobreviviría si eso era lo que la vida esperaba de ella, pero nunca sería feliz.Nunca.

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Capítulo 22

Bryson estaba enfermo de ansiedad. Apenas podía creer lo que estaba escuchando. Por supuestoque era una noticia maravillosa para Maisie tener sus recuerdos de vuelta, pero ¿qué significabaeso para ellos? Estaba casi demasiado asustado para preguntar. Claro que se habían declarado suamor y habían expresado el deseo de estar juntos para siempre, pero eso había sido en el momentoen que él le había salvado la vida. Podría haber cambiado de opinión.

—Yo... yo todavía querría que fueras mi esposa —declaró en voz baja, con cierta tristeza enel tono—. Pero entiendo que quieras esperar, darte tiempo para decidir lo que quieres para elfuturo. Puede que ahora sientas aversión hacia tu hogar por cómo te han hecho sentir esaspersonas, pero puede que llegue el momento en que quieras volver para ocupar el lugar que tecorresponde en tu propio clan.

Bryson se veía tan pisoteado que a Maisie casi se le rompió el corazón. Tomó la parteinferior de su barbilla y se la levantó para que sus ojos hicieran contacto con los de ella.

—Bryson. No necesito tiempo para pensar. A pesar de todo lo que ha pasado, ahora veo conmás claridad y sé exactamente lo que quiero. Mi única preocupación es que el equipaje que llevoconmigo podría ser demasiado para ti. Si es así, lo entendería.

Al oír que Maisie aún lo quería, Bryson le puso las manos en las mejillas y se inclinó paradarle un beso. Sus labios chocaron e hicieron que todo volviera a brillar. Bryson no podía estarmás contento de haber seguido sus instintos y rescatar a Maisie de sus captores. Ahora sabía quenunca más la dejaría ir con extraños. No importaba lo que pasara.

—Volveremos a empezar de nuevo. —le dijo suavemente—. Pero antes… me aseguraré deinformar de lo sucedido a los familiares de Lauren y Ray y de que tu nombre que de limpio. No escorrecto que la gente crea que mataste a tu padre. Aunque no quieras volver, la gente deberíasaber la verdad sobre Lauren y Ray. ¿Estás de acuerdo?

Maisie asintió con entusiasmo. Necesitaba que su nombre quedara limpio, y que la gentedejara de creer que ella le había hecho eso al hombre que la crio, al que tanto amaba. Sabía que

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muchos la conocían y sabían que sería incapaz de hacer algo así, pero otros…

—Eso suena perfecto. Gracias, Bryson. Creo que es la mejor solución para todos.

Los hombres de Bryson quemaron los cuerpos mientras ellos se alejaban. Eso marcaría elfinal de una terrible etapa que comenzó el día que Lauren se abrió camino en la vida de su padre.Ahora todo terminaría por fin.

—Estoy deseando volver a casa —musitó Maisie—. No puedo esperar a ver a toda la gentede la que pensé que me despediría para siempre. Estoy ansiosa por ver a Anice. La he echado demenos durante el tiempo que he estado fuera.

—Ella también te extraña —aseguró Bryson—. Aunque quizás tengas que prepararte. Puedeque estés en problemas. Estaba muy disgustada contigo por dejarla sin decir adiós.

Maisie soltó una pequeña risa.

—Me lo merezco. Si hubiera sido lista, nada de esto habría pasado.

—Solo espero que no vuelva a suceder. —Bryson se giró para mirar a Maisie—. Así que,ahora que has arruinado tu vestido, ¿cuándo tendrás el nuevo para poder casarnos?

Maisie se miró a sí misma. No había forma de que pudiera casarse con eso. Estaba cubiertade sangre y suciedad, era repugnante.

—Me gustaría casarme lo antes posible —aseguró Maisie—. Pero sin parecer que hepasado por un infierno. El día de nuestra boda será nuestro momento más especial y nada debeempañarlo. Si pudiera lavarme tan pronto como regresemos y encontrar algo nuevo que ponerme,aunque no sea tan elegante como era esto, me casaría contigo hoy mismo.

—No me importa lo que llevas puesto. Siempre serás mi ángel. —Sonrió feliz.

Maisie se inclinó y besó a Bryson con delicadeza, permitiendo que ambos se hincharan deamor. Sabía que Bryson estaba dispuesto a ser paciente con ella, pero estaba ansiosa y deseosa devolver a encarrilar ese día. Se suponía que iba a ser el día más feliz de sus vidas y no podíaesperar para que así fuera.

—Estoy deseando llegar a Goraidh y ser una MacGregor —le dijo—. Y no me importa sieso sucede hoy, mañana o dentro de una semana. Solo quiero vivir el día de nuestra boda como sesuponía que debía de haber sido vivido.

—Nunca he escuchado palabras más certeras —dijo Bryson riendo—. Eres lo mejor que meha pasado, mi ángel. Si deseas tener el día que estábamos destinados a tener, entonces iremos y loharemos.

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Envuelta entre sus brazos y cabalgando despacio sobre Faraón, Maisie se apoyó en laespalda de su prometido, sonriéndose a sí misma con total felicidad. Pasó todo el caminosaboreando cada parte de él.

«Él siempre será mi héroe», pensó para sí misma, amando lo que ese MacGregor le hacíasentir. «Siempre lo será».

Ella tenía amor, amor verdadero. No toda su vida había sido afortunada, como no lo habíasido Bryson, pero ahora estaban a punto de tener una verdadera felicidad, que esperaban que sequedara con ellos para siempre.

June fue la primera en saludar a Maisie a su regreso, lo que tenía sentido, ya que habían formadoun vínculo muy fuerte. A pesar de su estado, June la abrazó fuerte. Tan agradecida estaba de tenera su amiga de vuelta, que no le importaba su aspecto desastroso.

—Por favor, no vuelva a hacerme eso —suplicó June—. Tenía tanto miedo por usted. No megustaba. No me gustaba nada esa gente, así que me alegré cuando Bryson tomó la decisión de ir ensu busca.

June se echó hacia atrás para ver la apariencia de Maisie y jadeó horrorizada. Parecíaherida, tenía moretones y heridas en la cara y el cuerpo por la pelea con Lauren y Ray.

—No se preocupe —insistió Maisie inmediatamente, viendo las emociones de June—. Séque tengo un aspecto terrible, pero eso es lo que pasa cuando tienes que luchar por tu vida. Enrealidad, esperaba que me ayudase a limpiarme lo máximo posible porque todavía quiero casarmehoy.

—¿Hoy? —June se quedó en estado de shock—. ¿No cree que ya ha pasado por suficientehoy? No quiero decir que no pueda hacer que esté hermosa porque su belleza es natural, pero noquiero que se esfuerce. Estará completamente agotada. Debe descansar...

Pero los ojos de Maisie bailaban y se movían con deleite.

—Nunca me he sentido más despierta en mi vida, June. He recuperado mis recuerdos. Séexactamente quién soy y qué quiero. Quiero casarme con Bryson lo antes posible.

—Yo también he tratado de decirle que descanse. —Bryson saltó con un divertido tono de

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voz—. Pero ella es tozuda y sabe lo que quiere. ¿Quién soy yo para negarle a mi ángel su bodacuando ella la desea?

June pudo ver la intensa luz que había en él de nuevo. Se había desinflado en el momento enque Maisie se alejó de él, temía que no se recuperara nunca más, pero su amor había vuelto y éltambién.

—Entonces veré lo que puedo hacer. —Tomó la mano de su amiga y la llevó al interior delcastillo—. Debemos limpiarla antes de que Anice la vea. No entenderá su aspecto. Espero que mecuente todo lo que pasó.

Maisie sabía que podía confiar a June su historia, todo, incluso las partes que aún temía lehicieran quedar mal, así que se dispuso a contárselo todo mientras se bañaba y lavaba la pesadilladel día.

—Te lo contaré todo, pero no es la más bonita de las historias...

—Los cuentos feos son los más apasionantes. —June rio—. Pero usted está viva paracontármelo todo, así que es un buen final.

—No todos salieron vivos de esta historia —admitió Maisie, pensando más en sus padresmientras hacía esta declaración que en Lauren y Ray—. Pero estoy segura de que ya lo haadivinado.

—Estoy segura de que ha habido pérdidas. —June estuvo de acuerdo—. Pero también se haganado mucho. Hemos ganado teniéndola aquí.

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Capítulo 23

Anice no pudo esperar a que Maisie estuviera seca y vestida para verla. La pobre niña habíaestado en una absoluta montaña rusa de emociones, desde la felicidad de la boda hasta el disgustode que le quitaran a Maisie, así que necesitaba poner sus ojos en ella para saber que estaba devuelta. Maisie estaba deseando ver a Anice también.

—¡Rose! —Anice corrió hacia Maisie y saltó a sus brazos—. Te quiero, Rose.

—Señorita Anice, ¿lo ha olvidado? Se llama Maisie. Ha recuperado la memoria —dijoJune.

Pero Maisie sacudió la cabeza y se rio.

—Siempre seré Rose para Anice. No me importa —comentó Maisie.

Una lágrima corrió por su cara mientras se abrazaban con fuerza, pero por primera vez enmucho tiempo fue una lágrima de felicidad. ¿Cómo supuso que podría estar lejos de esta pequeñaprincesa para siempre? Ni aunque la historia de Lauren y Ray hubiera sido cierta habría podidomantenerse alejada de ella para siempre.

—¿Te vas a quedar ahora, Rose? —preguntó Anice con preocupación en la voz—. ¿Deverdad te vas a casar con mi padre esta vez? Porque quiero que seas mi madrastra. Lo quiero.

Para Maisie, el concepto de madrastra siempre le había sonado mal por culpa de Lauren,pero eso era lo que sería para Anice una vez que se casara con su padre. Pero ella sería lacariñosa madrastra, la que se preocuparía por Anice como si fuera su propia hija.

—Yo también lo quiero —respondió con fuerza a través de la emoción—. Así que, porsupuesto que me voy a quedar.

—Y tengo la sensación de que pronto podría haber otro niño —declaró June con un guiñomientras miraba Maisie y pensaba en la noche de bodas.

—Bueno, eso sería maravilloso —dijo Maisie con una sonrisa—. Nada me gustaría más.

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Este castillo y estas tierras son el único lugar donde me gustaría tener a mi familia, así que seríauna noticia maravillosa.

—Entonces, ¿por qué te fuiste? —preguntó Anice—. ¿Por qué te fuiste con esa gente?

Maisie no estaba segura de cómo explicar la complicada situación a una niña tan pequeña,pero tampoco quería ser deshonesta.

—Pensé que les debía algo. Intentaba hacer lo correcto, pero resultó que lo correcto mehabría hecho muy infeliz.

—Las cosas que nos hacen felices son las correctas. —Anice asintió con determinación—.Tiene sentido.

Si el mundo fuera tan sencillo… Maisie sabía que no sería capaz de proteger a Anice detodo el dolor del mundo, eso era imposible, pero le daría una vida mejor que la que había tenidoella.

—Hablando de felicidad —continuó Maisie—. ¿Crees que podrías ayudarme a elegir unvestido para la boda? El que iba a llevar se rompió cuando regresara.

—¡Oh, no! —exclamó Anice—. Estabas tan hermosa con ese vestido.

—Creo que lo estaría más con uno que eligieras tú. ¿Qué te parece?

—¿Está segura? —susurró June—. ¿Permite que una niña de cinco años elija el vestido parael día más importante de su vida?

—Estoy segura. —Maisie asintió con determinación—. No se trata de lo que lleve puesto,se trata de declarar mi amor por Bryson delante del mundo y sellarlo con él para siempre. Voy aser parte de la vida de Anice, y quiero que ella lo sienta así.

June sonrió a su amiga de buen corazón, viendo que tenía las manos descansandoprotectoras sobre su estómago. Estaba segura de que sus instintos eran correctos y que en nuevemeses habría otro miembro en el clan MacGregor. Esa sería una noticia emocionante para todos,especialmente para la familia.

—Es una mujer encantadora, Maisie —le dijo June con seriedad—. Todos somos muyafortunados de tenerla aquí y estoy muy feliz de que haya decidido volver con nosotros. Porsupuesto, lamento mucho las circunstancias que la llevaron a ello, pero la vida es mucho mejorcon usted cerca. Me encanta que ahora podamos tenerla aquí para siempre.

Maisie tomó la mano de su amiga y le devolvió la sonrisa.

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—No hay ningún otro lugar en el que quiera estar.

La boda fue hermosa. Mucho más bonita y conmovedora de lo que Maisie jamás podría haberimaginado. Con el dulce vestido verde que Anice había elegido para ella, se sentía la persona quesiempre había querido ser.

A todos los invitados les encantó también. No había un ojo seco a la vista. Todos estabancontentos de que las cosas volvieran a ser como debían ser, pues se habían quedado muy tristescuando vieron a Maisie irse. Era el rayo de sol que todos necesitaban desesperadamente.

Bryson, tan pronto como la ceremonia terminó, se sintió obligado a dar un discurso.Necesitaba que todos supieran lo mucho que esta hermosa mujer significaba para él. La ceremoniapor sí sola no era suficiente.

—Gracias a todos por acompañarme hoy. —Alzó la voz sobre el silencio haciendo quetodos lo miraran—. Sé que ha sido un día duro, porque la boda inicial que se suponía que íbamosa tener, fue cruelmente sacudida por gente que ahora sabemos que son mentirosos y asesinos... —Los jadeos se elevaron y Bryson reparó en que no todos eran conscientes de todo lo que habíapasado. Sin querer entrar en detalles, continuó hablando—. Pero hemos recuperado nuestro día ynuestro amor, y espero que les ofrezca a todos una visión de lo amable que puede ser la vida.Maisie será nuestro símbolo de esperanza.

Tomó la mano de Maisie y la levantó hacia el cielo causando que todos estallaran dealegría.

La boda pronto se convirtió en una fiesta. Todo el mundo estaba de humor para unacelebración, así que estaba claro que duraría hasta la noche. A pesar del largo y cansado día deMaisie, quería unirse de todas formas, pero llegó un momento, no mucho después de que Anice sequedara dormida, en que sintió la necesidad de descansar también.

—Lo siento —susurró al oído de su muy feliz marido—. Creo que necesito irme a la camapronto.

Ella pensó que él deseaba alargar la diversión y tener a su esposa a su lado el mayor tiempoposible, pero asintió con la cabeza y le sonrió.

—Oh, Maisie, mi ángel. He estado esperando toda la noche para oír esas palabras de ti. Es

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hora de que nos retiremos a nuestros aposentos. No creo que hayas visto antes el interior de midormitorio... —Maisie asintió con la cabeza al darse cuenta de que era la verdad. Todo lo quehabía ocurrido entre ellos había sido en la habitación de ella—. Bueno, ahora también es tudormitorio.

La emoción comenzó a gestarse dentro de Maisie mientras daban las buenas noches al restodel clan que, claramente, no tenía intención de terminar la fiesta en breve, y crecía a medida quese dirigían de vuelta al interior del castillo.

Ya no sentía el mismo cansancio que antes, era más bien un cosquilleo de emoción. Deseo,tal vez. Maisie estaba feliz de saber que, como la señora MacGregor, la vida iba a ser un pocodiferente. El sentimiento que brillaba en su interior era el intenso latido de la necesidad. Ella loquería aún más, ahora que era su marido.

—¿Sabes? June me dijo que podríamos concebir un bebé esta misma noche —le dijo paraver cómo reaccionaría Bryson—. Ella cree que es buena para intuir estas cosas.

Bryson la abrazó inmediatamente y le dio un beso en los labios. No pudo evitar reírse.Gracias a Dios que la idea de criar un niño con ella no lo asustaba.

—Espero que sí. Me encantaría tener un hijo contigo —declaró con orgullo—. Measeguraré de que lo tengamos muy pronto. Estoy listo para que esta familia crezca y se expanda.Siento que tengo tanto amor dentro de mí que necesito más niños.

La vida de Maisie, de repente, se hizo mucho más grande en su mente, y mucho másemocionante también...

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Capítulo 24

—Vaya, tu dormitorio es increíble. —Maisie jadeó en cuanto vio el interior del dormitorio—. Yya tienes mucha de mi ropa aquí. Te has estado preparando para mí.

—Por supuesto que sí. —Sus manos rodearon su cintura y la acercó a él—. Me he estadopreparando para este momento desde que te conocí. Estoy agradecido de que ahora podamos tenereste tan necesario tiempo juntos. No estaba seguro de poder volver a entrar en esta habitación sinti.

Mientras Maisie pasaba sus dedos por los suyos, la culpa recorrió su cuerpo. Lo habríadejado en un estado de desesperación si no hubiera vuelto con él. Haciendo lo que pensaba queera lo correcto, habría hecho daño a la gente que realmente se preocupaba por ella. Nunca máscometería ese error. Este era el único lugar del mundo en el que quería estar.

—Bueno, eso es algo de lo que nunca más tendrás que preocuparte.

Maisie se puso en pie y besó a su héroe una vez más, amando la forma en que sus labios sesentían presionados contra los de ella. Sus manos comenzaron a explorar los contornos de sucuerpo. Bryson también había estado cansado durante todo el día porque había sido una especiede montaña rusa, pero ya no.

No con esta hermosa mujer en sus brazos. Estaba mucho más despierto de lo que nuncahabía estado. Tenía a su ángel de vuelta, la vida era perfecta. Y la noche estaba a punto de mejorarporque su respiración se estaba volviendo dificultosa...

—Te amo —susurró mientras deslizaba el vestido por sus hermosos y lechosos hombros—.Tanto.

El vestido cayó al suelo, dejando a Maisie sin nada más. No quería llevar toda esa pesadaropa interior, por lo que solo se había cubierto con el vestido de novia. Al ver la sonrisa desatisfacción en la cara de su marido se dio cuenta de que no llevar ropa interior también tenía unbeneficio secundario.

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—Oh, vaya, soy tan afortunado. —La llevó de vuelta a él, amando cada una de sus curvas.Su cuerpo desnudo presionado contra él era intoxicante. No se cansaba de ella—. Eres hermosa.

—Bueno, tú tampoco estás tan mal, mi guapo héroe —le respondió—. Pero tú llevasdemasiada ropa.

Con esas seductoras palabras, Bryson estaba en llamas. Miró con asombro a la maravillosamujer en la que se había convertido Maisie y pudo ver un cambio en ella ahora que la conocía afondo. Le encantaba. Mientras ella se alejaba de él manteniendo sus ojos fijos todo el tiempo, sucorazón latía vigorosamente contra su pecho. Se deslizó sobre las sábanas y le indicó que sequitara la ropa.

Él sintió un poco de excitación nerviosa cuando se desnudó. La intensidad de su miradaexploradora sobre él era demasiado. Ella no era tímida en ese aspecto. La miró con la mismaintensidad con la que se quitó toda la ropa.

—Bueno, eres un espectáculo —declaró ella tan pronto como él quedó desnudo—. Tenecesito aquí conmigo porque ya extraño la sensación de tu cuerpo junto al mío. Quiero que meabraces.

Bryson hizo exactamente lo que Maisie le ordenó, notando que era la primera vez que suscuerpos conectaban sin llamarla Rosalyn. No es que hubiera tanta diferencia como él pensaba.Ella seguía siendo su ángel, y todavía le resultaba increíblemente familiar. La conocía de unamanera muy íntima y eso no iba a cambiar, fuera cual fuera el nombre con el que la llamara. Unnombre no expresaba la esencia de su esposa, y eso era lo que más le gustaba de ella.

No se cansaba del cuerpo de Maisie. Sus labios, su lengua, sus dedos, exploró cada parte deella como ella hizo con él. Era profundamente apasionado y romántico. El intenso amor quesentían el uno por el otro brillaba a cada segundo. Podían sentir el placer que corría por suscuerpos, la pasión que estaba a punto de estallar. No se cansaban de estar juntos, y sentían queesta sensación nunca terminaría. Mientras se llevaban el uno al otro a la cima de la montaña, justoantes de caer en el abismo del placer, el amor se hinchó y creció entre ellos.

Su matrimonio era su destino y duraría para siempre, lo sabían con certeza. Nada iba ainterponerse entre ellos ahora. Nada podía arruinar la maravilla que habían llegado a ser juntos. Ysi había un niño a punto de venir, entonces todo sería aún mejor.

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—¿Laird MacGregor? —La voz preocupada de June atravesó el dormitorio, despertándolo delsueño más delicioso que había experimentado nunca. Resultó que despertarse con el amor de suvida a su lado podía hacer maravillas con su estado de ánimo. No quería dejar la cama enabsoluto, pero esto sonaba urgente.

—¿Sí, June? —respondió lo suficientemente fuerte para que ella lo oyera, pero sin despertara Maisie.

—Odio molestarle tan temprano, pero Maisie tiene una visita. Alguien que dice serimportante, y creo que no aceptará un no por respuesta. Creo que sería mejor que se deshiciera deél.

Después de lo que pasó el día anterior, esto puso a Bryson al límite. No le gustaba la ideade que alguien se acercara a Maisie intentando llevársela de nuevo, así que, sin despertarla, seescabulló de la cama y se vistió rápidamente para otro enfrentamiento.

No podía entender por qué la gente de su pasado no la dejaba en paz. ¿Qué podría quereralguien más de ella? Si se trataba de otra persona que buscaba el dinero que había pertenecido asu padre, entonces habría problemas.

—Hizo lo correcto al venir a mí —aseguró Bryson—. Esta es una situación a la quedebemos ponerle fin de una vez por todas. ¿Se ha mencionado a Lauren y Ray?

—No se ha mencionado a nadie —admitió June mientras se apresuraba detrás de Bryson—.No he podido obtener ninguna información de él. No estaba segura de cuánto querría que lopresionara.

—No, en absoluto, no debe ponerse en peligro. —Los puños de Bryson se cerraron con ira—. Pondré fin a esto de una vez por todas. Maisie se queda aquí con nosotros. Ha tomado sudecisión.

El hombre no parecía una amenaza cuando Bryson puso sus ojos en él. No tenía el mismoaura de maldad que Ray y Lauren, pero eso no significaba que se pudiera confiar en él. Bryson nobajaría la guardia.

—No le permitiré ver a mi esposa —comenzó Bryson demasiado agresivo, pero necesitabaque ese extraño supiera dónde estaba—. No hasta que sepa qué está haciendo aquí.

—Lo entiendo. —El hombre le sonrió. Fue una sonrisa amistosa que desarmó un poco aBryson—. Mi nombre es Jamie Ferguso y me alegra explicarle por qué estoy aquí, especialmente,

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si es el marido de la encantadora Maisie Ferguson.

—Bien... Ya veo... aunque ya no es lady Ferguson, sino lady MacGregor.

La amabilidad del desconocido le pilló por sorpresa, aunque no le gustó que omitiera elnombre de casada de su esposa. Aún así, estaba dispuesto a darle una oportunidad a ese hombre alvenir del antiguo clan de su Maisie.

—Si desea contarme algo será mejor que empiece cuanto antes. —volviéndose hacía June ledijo—: Por favor, ¿podrías pedir algunas bebidas?

June asintió nerviosa ante el momento tenso que se estaba formando, aunque el hombrellamado Jamie parecía tranquilo. ¿Volvería a correr la sangre o sería algo mucho más cordial paravariar?

Tan pronto como June desapareció, Bryson se volvió hacia el hombre y esperó a queempezara a explicarle.

—Verá, me imagino que habrá llegado hasta usted el cruel final del padre de lady Ferguson.—Ante el asentimiento de Bryson el hombre continuó—. Pero lo que sin duda desconoce es que,cuanto esa mañana el clan despertó, se encontró con la triste noticia de que su amado laird habíamuerto asesinado y que la culpable había sido su hija.

—Eso no es cierto —saltó enfadado Bryson, al no estar dispuesto a que culparan de eseatroz crimen a su esposa.

—Si me permite acabar con mi historia, laird MacGregor, pronto sabrá que fue lo que hapasado durante este tiempo en el clan Ferguson.

Bryson suspiró y asintió con la cabeza, como señal para que continuara hablando.

—Cuando lady Lauren nos informó que la asesina era lady Maisie, a todos en el clan noscostó creerlo. No importaba las pruebas que nos mostrara, la mayoría de nosotros conocemos detoda la vida a lady Maisie y sabemos cuánto amaba a su padre, así como de su bondad. LadyLauren debió percatarse de ello, pues durante semanas insistió en la culpabilidad de su hijastra.Tal fue su ímpetu en ello, que muchos de nosotros empezamos a pensar que había mucho más de loque contaba.

—Puedo asegurarle que fue así.

—Estoy seguro de ello —le confirmó Jamie—. Si hoy estoy ante usted es porque llegaron anuestros oídos que había encontrado a una muchacha perdida y sin memoria, y aunque Lady Laureninsistió en que no era Lady Maisie, no dejamos de tener la esperanza de que fuera ella.

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—¿Lady Lauren insistió en que no era Maisie?

—Así es.

—¿Y qué me diría si le contara que estuvo aquí para llevársela de vuelta a su casa?

Al escuchar esas palabras Jamie se tensó y se acercó de una zancada a Bryson.

—No dejaría que se marchara con ella.

—Lamento decir que así fue. Y no sabe cuánto me arrepiento de ello. Creía que esa parejadecía la verdad y no tuve más opción que dejarla marchar.

—¿Pareja? ¿Qué pareja?

—Lady Lauren vino acompañada de un tal Ray. Dijeron que él era su prometido y que ellaera su hermana.

—¡Esa vulgar mentirosa! —soltó asqueado y preocupado Jamie—. Debemos ir cuanto antesen su búsqueda, no me fío de lo que esos dos podrían hacerle a lady Maisie. Incluso tengo lasospecha de que esos dos tuvieron que ver con la muerte de nuestro laird.

—Debo darle la razón de nuevo, ya que Lauren admitió ante mi esposa que ella fue laculpable de la muerte de Duncan Ferguson. Pero no debe preocuparse por Maisie. Ella ya está asalvo en Goraidh y no permitiré que vulva a partir de mi lado nunca.

La mirada que le lanzó a Jamie le dejó bien claro, que no permitiría que se la llevara aninguna parte. Ahora era su esposa, y por nada del mundo permitiría que alguien los separara.

—Me alegra saber que lady Maisie está a salvo. Y por lo que he escuchado al llegar, que seha casado con usted.

—Así es. Anoche mismo se celebró la boda —le informó feliz, para que supiera que losFerguson ya no tenían poder sobre su ángel.

—Entonces le gustara saber que el clan Ferguson la recibirá con las manos abiertas cuandolady Maisie quiera visitarnos. Ya que comprendo que ahora, al ser una MacGregor, permaneceráen las tierras de su nuevo clan.

—Exacto. En cuanto a Lauren y Ray, ya nos ocupamos de ellos, por lo que no regresarán conlos Ferguson.

Bryson no tuvo que dar más explicaciones, pues con solo mirarle a la cara Jamie supo a quése refería. Por una parte se sentía satisfecho de que todo hubiera acabado, pero por otra le hubieragustado ajusticiar a los culpables de la muerte de su laird y darle su justo merecido delante de

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todo el clan.

—En ese caso será mejor que regrese cuanto antes. En breve elegiremos a nuestro nuevolaird y debo estar presente.

—¿Tienen a alguien en mente? —Bryson ladeó la cabeza amablemente. Había relajado suira al escucharle hablar—. ¿Alguien que crea que pueda hacerlo?

—Sí, estaremos bien, los Ferguson siempre hemos sabido cómo salir adelante, y me imaginoque contamos con la amistad de los MacGregor.

Bryson sonrió ante lo diplomático que era ese tal Jamie. Estaba aprovechando laoportunidad para hacer alianzas, por lo que según su criterio sería un buen laird para su clan.

—Por supuesto, será un placer brindar nuestro apoyo a su futuro laird cuando sea elegido.

—Antes de irme, me gustaría explicarle a Lady Maisie que nadie cree que ella asesinara asu propio padre. Nunca lo hemos creído. Siempre ha sido más digna de confianza que Lauren...

—¿Qué está pasando aquí? —Como si pudiera sentir que se hablaba de ella, Maisieapareció en la sala—. Te conozco... Oh, Dios mío, eres Jamie. Qué maravilloso verte.

—Lady Maisie me alegro de verla. Nos tenía muy preocupados, pero ya puedo irmetranquilo al saber que está en buenas manos.

—En las mejores —le respondió mientras se acercaba a Bryson y este la cobijaba bajo subrazo.

Jamie solo tuvo que observarlos un par de segundos para saber que su antigua señora erafeliz. Lo notaba en el brillo de sus ojos, y en como su sonrisa marcaba su rostro. Sin lugar a dudastanto ella como ese hombre se amaban, siendo el final perfecto para una historia que había estadocargada de tragedia.

Durante las siguientes horas los tres conversaron, ya que había muchos asuntos que tratar ymuchas cosas por aclararse. Lo mejor de todo fue ver la cara de Maisie al saber que nadie en suclan la creía culpable, a pesar de lo que le había contado Lauren. Sin duda una mentira paradañarla.

Maisie se sentía feliz de que su antiguo clan saliera adelante, como ella lo había hecho conBryson.

Mientras Bryson no podía sentirse más feliz y más orgulloso de esa mujer que se atrevía amirar al futuro de frente, a pesar de toda la maldad a la que se había enfrentado.

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Se juró que su ángel siempre sería su principio y su fin, y que pasaría el resto de su vidaamándola y cuidándola como se merecía. Con todo su corazón y con toda su alma.

Su vida juntos iba a ser increíble, lo sabía.

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Epílogo

Nueve meses después...

—Ya me he olvidado del dolor —declaró Maisie mientras miraba a las profundidades de loshermosos ojos de su hijo—. Todo vale la pena por sostener a este maravilloso hombrecito en misbrazos. Él lo es todo.

Cuanto más se acercaba Maisie al final de su embarazo, más preocupado estaba Bryson.Muchas mujeres habían muerto en el parto, incluyendo la madre de Anice y la suya propia. Teníamiedo de que le pasara lo mismo, pero no fue así. Había tenido suerte una vez más y se le permitióexperimentar la felicidad.

—¿Puedes creer que este niño es mío? —Las lágrimas inundaron sus ojos. Lágrimas felices—. No puedo creerlo. No podría ser más feliz de lo que soy ahora. Mira su hermoso rostro. Es lamezcla perfecta entre nosotros.

—Es perfecto —aseguró Bryson, tan emocionado como su esposa—. Por supuesto que estuyo. Tú siempre has sido un ángel y nuestro pequeño también lo es. —Bryson acarició su cabezasuavemente, dejando que el amor lo atravesara—. ¿Cómo vamos a llamar a nuestro hijo? No lohemos decidido.

—Me gustaría ponerle el nombre de mi padre, si te parece bien. Me gustaría honrarlo y quesu nombre perpetúe.

Maisie y Bryson nunca más hablaron de Lauren y Ray, aunque los recuerdos seguían vivos.Particularmente, para Maisie. Ella nunca olvidaría porque no quería olvidar nada.

—Duncan —aceptó Bryson—. Me encanta ese nombre. Le sienta muy bien a nuestrohombrecito.

—¿Te gusta? —Maisie estaba encantada—. ¿No lo dices solo para complacerme?

Bryson echó la cabeza hacia atrás y se rio.

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—Por supuesto que no. Si no me gustara el nombre te lo diría. Pero me encanta. Creo que lequeda bien a su carita.

En ese momento, Maisie, Bryson y el pequeño Duncan fueron interrumpidos por una Anicemuy excitada que irrumpió en la habitación. Ella había intentado con todas sus fuerzas serpaciente, pero no pudo contenerse más. El bebé había tardado una eternidad en nacer y necesitabapasar cada segundo que pudiera con él.

—¿Ya ha nacido? —medio gritó—. ¿Ya puedo cogerlo? Quiero verlo.

Las palabras se desplomaron cuando Anice, finalmente, puso los ojos en su hermanopequeño. Se quedó boquiabierta por lo dulce que era, por lo pequeño y frágil que parecía. Sesentó en silencio a su lado, se acurrucó contra Maisie y miró a Duncan.

—Él es tan dulce —susurró—. No puedo creer lo pequeño que es.

Maisie sonrió.

—Y su nombre es Duncan.

—Como el abuelo. —Anice asintió con la cabeza, demostrando que sabía más de lo quenadie podía imaginar—. Me gusta. Duncan es un nombre bonito, y tú tuviste un buen padre, comoyo.

Había habido muchos gritos en la habitación donde acababa de nacer Duncan. La agoníahabía desgarrado a Maisie de una forma que la asustó de muerte. Ella realmente pensaba que esola iba a matar. Pero, ahora, sentada en la cama, agarrando a Duncan con un brazo y a Anice con elotro, se sentía invencible.

Si ella y Bryson decidían tener más hijos, pasaría por cualquier cosa por ellos. Su madre nola había abandonado, se había sacrificado para darle una oportunidad de vivir. Afortunadamente,era una vida que estaba viviendo al máximo, haciendo que el sacrificio valiera la pena.

Pero ya no había más gritos en la habitación. Nada más que una tranquilidad pacíficamientras la familia se sentaba junta, disfrutando de su momento a solas antes de que todos losdemás en el clan quisieran ver al bebé también.

—Podría quedarme aquí en esta pequeña habitación para siempre —dijo Maisie sonriente—. Es tan maravilloso estar con vosotros. Amo a mi pequeña familia más que a nada en el mundo.

—¡Pero la fiesta! —Anice lo soltó antes de darse cuenta de que se suponía que era unsecreto—. Oh, quiero decir...

—No pasa nada —respondió Bryson feliz—. Iba a informar a Maisie de la fiesta en un

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momento, de todas formas. No querríamos que no estuviera preparada. —¿Vas a hacer una fiestapara mí? —Maisie se sorprendió—. Oh, pero no sé si estoy lista para eso.

—Nadie espera que seas el alma de la fiesta —le recordó Bryson—. Solo te quieren allísentada mientras todos te demuestran sus simpatías y ven al niño. No solo es una forma decelebrar el nacimiento, sino que también sepas que todos estamos aquí para ti. Criar a un niño noes siempre la tarea más fácil, pero en este clan todos te ayudarán.

Bryson sabía que cualquiera de los suyos haría cualquier cosa por Maisie, porque laamaban. Ella había demostrado ser con todos una mujer increíble desde que Bryson la encontró enel bosque.

Pensar que aquel día había ido a dar un paseo porque estaba preocupado por Anice. Lepreocupaba que creciera sin una madre. Pero, entonces, vio a su ángel en el bosque y supo desdeese momento que Anice quería una madre como Maisie, aunque no la necesitara. El destino lollevó a montar a caballo aquel día, el destino se aseguró de que encontrara a Maisie, y el amor losmantuvo unidos.

—Tuve mucha ayuda para criar a Anice —continuó—. No habría sido capaz de hacerlo yosolo. Y tú también recibirás ayuda, aunque no creas que la necesites. Ellos estarán ahí para ti.

Maisie asintió entendiendo lo que le decía.

—Supongo que debería arreglarme para la fiesta. Haré todo lo posible por la gentemaravillosa que me rodea. Los quiero a todos... aunque, por supuesto, la gente que más quiero estáaquí conmigo en esta habitación.

Anice la miró y sonrió, Bryson la miró como siempre lo hacía, como si fuera la mujer máshermosa del planeta, y su bebé... bueno, Duncan se estaba quedando dormido, así que sus ojos secerraron. Estaba más feliz de lo que creía posible, y era perfecto.

—Estoy disfrutando de la fiesta —dijo Maisie en voz baja a June—. Estoy muy agradecida portodos los que están aquí. Todo el clan ha sido tan amable conmigo. Sin embargo, el nacimiento deun niño es agotador. No sé cuánto tiempo más podré permanecer despierta. Por favor, deme unempujón si termino durmiéndome. No me gustaría ser grosera...

June se rio y colocó el brazo sobre el hombro de su mejor amiga.

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—Si se duerme yo misma la llevaré a la cama. No puedo pedirle a Bryson que lo hagaporque tiene a los dos niños abrazados, así que depende de mí.

Maisie miró hacia donde June señalaba para ver a su familia rodeada de sus amigos. Era lavisión más hermosa que jamás había contemplado. Los amaba tanto que temía que su corazónexplotara bajo su presión. No sabía que era capaz de tanto amor.

—Soy realmente afortunada, ¿no crees? —murmuró somnolienta—. Estando aquí, lo tengotodo.

—Bueno, nosotros también tenemos suerte de tenerla —le recordó June, como lo hacía amenudo—. También es parte de nuestra felicidad tenerla aquí con nosotros. No seríamos losmismos sin usted. El momento en que se marchó fue un duro recordatorio de cómo era cuando noestaba, y a nadie le gustó.

Maisie apoyó la cabeza en el hombro de su amiga y se dejó llevar por el sueño. Necesitabauna oleada extra de energía para pasar el resto de la noche. Esta noche perfecta con la gente queno había hecho nada más que darle la bienvenida y cuidarla, incluso cuando era una extraña paratodos ellos. Ellos la habían cambiado y ella también los había cambiado a ellos, siempre paramejor.

Maisie y Bryson habían sufrido una tragedia en sus vidas padeciendo una profunda tristeza,pero habían trabajado para hacerse más fuertes, y la felicidad que tenían ahora era maravillosa.Habían trabajado para ello y se lo merecían. Por eso iban a sacarle el máximo provecho, haciendotodo lo posible para mantener a los niños felices. Realmente, podrían tenerlo todo.

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Nadie debió meterse con el laird Mason MacGregor.

Tras años de pérdidas y luchas contra los ingleses a Mason solo le queda su hijo y su clan. Yahora estaba a punto de perderlo todo.

Con su hijo secuestrado y su castillo amenazado, Mason toma el camino de la venganza ysecuestra a lady Bethany Windsor: La hija de su enemigo.

Lady Bethany vive sometida por su padre al considerarla un estorbo por ser mujer. Se siente solaen un país salvaje y con la única perfectiva de un matrimonio que no desea.

Hasta que aparece el laird MacGregor y lo cambia todo.

Rodeada de enemigos y con un hombre que debería odiarla, encuentra una felicidad que no creyóposible. Pero, ¿podrá olvidar Mason que son enemigos? ¿Podrá creer en su inocencia cuandoquieran convencerlo de que es una traidora?

Y lo más importante, ¿podrá amar este rudo Highlander?